SAGVNTVM (P.L.A.V.) 49, 2017: 191 - 195
ISSN: 0210-3729
ISSN online: 2174-517X
DOI: 10.7203/SAGVNTVM.49.10907
Texto recibido el 26/10/2017
Texto aceptado el 31/10/2017
UNA PRUEBA DE CUÑO EN PLOMO DE NERTOBIS
PERE PAU RIPOLLÈS ALEGRE1
, GONZALO CORES URÍA2, MANUEL GOZALBES FERNÁNDEZ DE PALENCIA3
(1) Grup d’Investigació GRAM. Dpt. Prehistòria, Arqueologia i Hª Antiga. Universitat de València. ripolles@uv.es
(2) Investigador independiente. cores.gonzalo8@gmail.com
(3) Museu de Prehistòria de València. Diputació de València. manuel.gozalbes@dival.es
La colección de G. Cores (Madrid) conserva una singular pieza numismática de procedencia desconocida. Se
trata de una placa de plomo triangular, casi isósceles, sobre la que aparece impreso el anverso de una unidad de
bronce de Nertobis del tipo ACIP 1601; dos bordes parecen los originales de la plancha (6 y 5,40 cm), mientras
que el tercero (5,60 cm) es el resultado de un recorte. Sus
medianas miden 5,4, 5 y 5,5 cm, su grosor es irregular y
oscila entre 6 y 10 mm, y su peso es de 94,12 g.
El estado de conservación es bueno, a excepción de un
golpe de unos 23 mm en la parte superior derecha que ha
deteriorado levemente la frente del retrato y ha deformado
la circularidad de la gráfila. Por lo demás, la superficie del
relieve es bastante nítida y con pocas corrosiones.
Sobre la plancha se estampó, con una presión bastante uniforme, un cuño circular de 31-32 mm de diámetro,
con borde de perfil curvo. El resultado de la impresión es
un retrato masculino imberbe, mirando a derecha, flanqueado por delfines hacia abajo y el signo ibérico N detrás. La figura está enmarcada por una gráfila que tiene
un diámetro externo de unos 24,8 mm (espacio interior
de la gráfila: 23,3 mm). Desde la gráfila al borde del cuño
la superficie se extiende unos 3 mm, aproximadamente,
aunque debido a que el cuño se estampó con un poco más
de presión por el lado de la base del retrato, el final del
cuño por esa parte es algo más amplio y queda un poco
más difuminado. Todo parece indicar que el retrato y la
gráfila estuvieron perfectamente centrados en la cara de
impresión del cuño.
Las características de la pieza permiten afirmar que
se trata de un fragmento de plancha de plomo que ha sido
acuñado; la plancha ha perdido la horizontalidad de sus
caras, pues en ambas se observa una cierta curvatura producida por la presión ejercida por el cuño, similar al que
se produce en algunas monedas y en los ejemplares contramarcados. La nitidez del retrato es excelente, a pesar
de las pequeñas concreciones y la pátina que tiene la
plancha de plomo. Los detalles que muestran los rizos del
peinado no respaldan la posibilidad de que haya sido producida a partir de una moneda.
Los elementos del diseño corresponden a la ceca de
Nertobis. El estudio de los retratos de las emisiones de
esta ceca ha permitido identificar unidades de bronce
cuyo grabado es idéntico al de la plancha, lo cual permite
plantear que esta última sea una prueba de cuño, realizada
una vez finalizó su grabado o simplemente una impresión
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PERE PAU RIPOLLÈS ALEGRE, GONZALO CORES URÍA, MANUEL GOZALBES FERNÁNDEZ DE PALENCIA
Fig. 1: Plancha de plomo con la impresión de un cuño de anverso
de una unidad de bronce de Nertobis (a. Vaciado de escayola, b.
Foto directa de la cara superior y la inferior). Fotos: M. C. Cores
y P. P. Ripollès.
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realizada con el cuño original, si se prescinde de la idea
de prueba o test. El mismo troquel que estampó el retrato
en la plancha de plomo fue utilizado para acuñar monedas de la ciudad de Nertobis, del tipo Vives 50/1 (= CNH
244/1 y ACIP 1601). De esta emisión se conocen dos cuños de anverso y seis de reverso (fig. 2). Respecto a los
anversos, uno es el de la moneda que ilustra Vives 50/1
(fig. 2, 7b) y el otro el utilizado por Villaronga para CNH
244/1 y ACIP 1601 (fig. 2, 4b); ambos están relacionados, ya que en el transcurso de la emisión utilizaron un
mismo cuño de reverso (fig. 2, 6a, 7a, 7b y 7c). El cuño
que se estampó en la plancha de plomo corresponde al de
monedas similares a CNH 244/1 y ACIP 1601 (fig. 2, 4b).
Conocemos nueve monedas batidas con el cuño que
fue estampado sobre la plancha de plomo. Las piezas fabricadas con este cuño tienen un diámetro que oscila entre 24 y 28 mm. Los retratos están centrados en su mayor
parte, indicando que la acuñación fue cuidadosa, no obstante los cospeles tuvieron en ocasiones un diámetro insuficiente para que pudieran grabarse el retrato y la gráfila en su integridad. En la mayor parte de las monedas la
gráfila queda totalmente fuera del cospel, en unas pocas
resulta parcialmente visible y en ninguna está completa.
Este hecho es importante tenerlo en cuenta a la hora de
valorar ante qué tipo de objeto nos encontramos. Teniendo en cuenta que en la plancha de plomo el diseño está
completo, incluyendo un espacio liso entre la gráfila y el
borde del cuño, no es probable que deba considerarse
como una fantasía generada a partir de una moneda. Hemos de admitir que se trata de una impresión hecha con
un cuño original, circunstancia que se verificaría con una
acuñación centrada sobre un cospel de 31-32 mm, algo
que no resulta posible, pues no se conocen monedas con
un diámetro mayor de 28 mm. Si se tiene en cuenta que
la gráfila tiene un diámetro de 24,8 mm y que los cospeles de las monedas documentadas miden 24-28 mm de
diámetro, se comprende la dificultad para obtener monedas
centradas que incluyesen el diseño completo y la gráfila.
Su estudio nos ha llevado a consultar la bibliografía
relacionada con este tipo de materiales, comprobando
hasta qué punto existen valoraciones diferentes de las
piezas de plomo que contienen, sobre una o dos caras,
estampaciones de tipos monetarios. Los dos trabajos más
completos y recientes que se han publicado sobre esta
cuestión (con una amplia bibliografía) corresponden a
Fischer-Bossert (2002), con motivo de la publicación de
un plomo monetiforme de Siracusa, y a de Callataÿ
(2010), quien desarrolla una revisión crítica sobre el
UNA PRUEBA DE CUÑO EN PLOMO DE NERTOBIS
Fig. 2: Catálogo de monedas de la primera emisión de Nertobis. Las piezas 1-6 han sido acuñadas con el mismo troquel aplicado sobre la
plancha de plomo. Procedencia de las piezas indicada en el catálogo.
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concepto “prueba de cuño”. Fischer-Bossert es receptivo
a la idea de que un buen número de testimonios corresponden a pruebas de los cuños originales o modelos de
diseños para uso propio del taller, obtenido a partir de
cuños originales. Por el contrario, de Callataÿ es muy crítico con la posibilidad de que estas piezas sean realmente
pruebas, rechazando las teorías de Fischer-Bossert (2002:
235-239) y otros autores, y optando por catalogar la mayor parte de ellas como fantasías. No es este el lugar para
valorar este tipo de materiales en su conjunto, aunque
somos partidarios de mantener un espíritu crítico hacia
este tipo de objetos y desde esa perspectiva hemos abordado esta nota. Como ejemplo del escepticismo frente a
este tipo de piezas cabe referir un plomo que presenta el
reverso del tipo RPC 271 de Celsa. Las significativas diferencias entre los diseños del plomo y las monedas impiden referirse a dicha pieza como una prueba de cuño
(Collado y Gozalbes 1996).
Para el presente plomo hemos optado por la hipótesis
de que se trate de una prueba de cuño. Para ello, nos apoyamos en que cumple las cuatro condiciones que debe
reunir una pieza de este tipo según de Callataÿ (2010:
232). La primera condición es que el tipo se haya impreso con cuños originales; es decir, se han de descartar las
piezas fundidas o las que hayan sido impresas con cuños
fundidos a partir de una moneda. No hay duda que esto se
cumple, pues así lo demuestran el estado de la plancha, la
centralidad del diseño y la gráfila o la corona exterior.
La segunda condición que establece de Callataÿ es
que la impresión en el plomo se corresponda con tipos
monetarios conocidos. En nuestro caso hemos demostrado que existen monedas cuyo grabado coincide con exactitud con anversos de unidades de bronce de Nertobis.
La plancha de Nertobis también supera la tercera
condición. De Callataÿ propuso que la impresión sobre
plomo debe mostrar un estado de conservación mejor que
el de las monedas acuñadas o en todo caso anterior a la
degradación que hubiera podido tener el cuño por uso. A
pesar de que el plomo es un material que se deforma con
facilidad y que el presente plomo no ha sido restaurado ni
limpiado, no cabe la menor duda que son visibles los detalles del peinado, incluso en las partes con más relieve
de la cabeza, con tanto o incluso más detalle que el que se
aprecia en las monedas mejor conservadas.
La cuarta condición establecida por de Callataÿ estipula que la prueba haya sido realizada con un cuño
en preparación (en nuestro caso terminado) y que los
relieves sean compatibles con los de un cuño, señalando
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que hay que prestar atención a todo aquello que está
más allá del tipo y de la gráfila si la hay. En nuestro
caso, los relieves de la plancha de plomo y los de las
monedas son similares y las medidas también; además,
el troquel utilizado, según se deduce de su impresión
sobre el plomo, dispone de una contorno liso de ancho
regular (3 mm).
De Callataÿ concluye que los plomos monetiformes
comentados y analizados como ejemplos de pruebas de
cuño incumplen todos los requisitos que permitirían
identificarlos como tales; en consecuencia, propone desmantelar esta opción, que en los últimos tiempos ha tenido muchos adeptos y denominarlos “piezas de fantasía”.
Si bien estamos de acuerdo en ser muy rigurosos y críticos a la hora del estudio de estos materiales, creemos que
no se debe descartar la idea de su existencia de modo
categórico, pues la pieza que ahora presentamos reúne
todas las características para considerarse como una
prueba de cuño.
Son diversas las funciones que se han atribuido a las
impresiones de cuños monetarios sobre plomo. En determinados casos pudieron servir como pruebas asequibles
para un grabador que, sin la ayuda de acuñadores, podía
comprobar el relieve y calidad de su diseño sobre un material duro antes de comenzar la producción monetaria.
El hecho de que no sean habituales permite pensar que
pudieron ser productos ocasionales. Por otro lado no se
puede descartar que sirviesen como muestrario de diseños y capacidades en algún taller, en cuyo caso el cuño
utilizado para estampar el plomo monetario pudo haber
estado ya en uso (Fischer-Bossert 2002: 8). En el caso del
plomo de Nertobis, nos inclinamos por describirlo como
una prueba de cuño del grabador para comprobar el resultado final del trabajo.
CATÁLOGO DE MONEDAS DE LA PRIMERA
EMISIÓN DE NERTOBIS
(Vives 50/1, CNH 244/1 y ACIP 1601) (fig. 2)
1. Anverso 1 - Reverso 1
a. Martí Hervera 20/12/2011, lote 2253, 12,30 g.
b. Aureo 21/10/1997, lote 496 (= Vico 8/7/1999, lote
86), 12,40 g.
2. Anverso 1 - Reverso 2
a. Aureo 21/5/1998, lote 387, 13,97 g.
b. Vidal Quadras Ramón 890 (The British Museum
cast collection).
UNA PRUEBA DE CUÑO EN PLOMO DE NERTOBIS
3. Anverso 1 - Reverso 3
a. Vico 11/6/1998, lote 32 (= Aureo 9/4/2003, lote
1145 = 21/1/2004, lote 283), 12,04 g.
4. Anverso 1 - Reverso 4
a. Madrid. Col. G. Cores (= Vico 10/11/2005, lote 1134
= Cores & Cores 2017: 228, nº 2260), 12,01 g, 27 mm.
b. Col. privada (= CNH 244/1 = ACIP 1601).
5. Anverso 1 (¿evolucionado?) - Reverso 5
a. Calicó 18-19/6/1979, lote 990, 10,65 g.
6. Anverso 1 (¿evolucionado?) - Reverso 6
a. Aureo & Calicó 26/10/2010, lote 1149, 11,24 g.
7. Anverso 2 - Reverso 6
a. Vico_2012_10_09, lote 332, ex HSA 24435, 12,39 g.
b. Ex col. Jordana (= Vives 1924: lámina 50/1).
c. París. Bibliothèque nationale de France, Fonds
général 465 (= Ripollès 2005: nº 1186 = http://catalogue.bnf.fr/ark:/12148/cb41748865c), 12,22 g.
BIBLIOGRAFÍA
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