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Las historias de la antropología de Julio Caro Baroja

1994, Cuadernos Hispanoamericanos

Las historias de io Caro Baro L a ya larga controversia por encajar la obra de Julio Caro Baroja en un marco disciplinar, dentro de la antropologia o de la historia, del lado de las ciencias sociales o de las humanidades, con independencia de que en el momento actual pueda ser pertinente, no parece haber tenido su origen en un conocimiento profundo de las líneas maestras de su pensamiento; en ocasiones, ni siquiera de su producción escrita. Pudiera parecer que aquellos empeñados en escamotearle la calificación de antropólogo o c i e n . tilico social>>no han tenido sino un trato muy somero con su bibliografía, estando los juicios apoyados en un escaso número de libros (es evidente que la extensa obra de don Julio no puede servir como excusa). Es posible que sean otras causas, y no las puramente internas de su investigación, las que hagan llevado a que el antropólogo español más conocido no sea irconocido como tal en determinados ámbitos profesionales'. Por otra parte, el alejamiento de Caro Baroja de los círculos de poder académico uninersitario ha conllevado que él mismo haya mostrado un explícito interés por evitar las clasificaciones estrictas al uso en los departamentos universitarios, en cuyas estructuras no se ha visto incluido. En último término, este interés por desciasarse es patente también en el terreno de las implicaciones políticas de sus trabajos antropológicos'. Viene esta reflexión a cuento de que, tal vez, la mejor manera de obviar esta polémica es advirtiendo que en Caro Baroja caben todas las combinaciones posibles entre historia y antropologia: historia antropológica, antro. pologia histórica y, lo que es el tema de este texto de homenaje, historia de la antropologia. Fiiii~ci;co Costilla Urba*)\ferodologia eil la obra <leluiio Caro Buroja., Revista Internacional de luí Estudios Vascos, XXXII', 2 (19891, 272-284, p. 283. 2 Davydd Green~uood,«E!nicidad, identidad cultural y conflicto social: una vi^ 5 i o i ~general del pensamieti!o de Julio Caro Baraja),, Julio Caro Baroja. Premio iio, acionai de las Letras Es- panolas 1985 (Barcelona. Anil?ropoc, 19891, 12-33, p. 19. En principio, siendo Caro Baroja un antropólogo con inclinaciones muy fuertes hacia la historia (o viceversa) no es de extrafiar que haya dirigido su atención hacia el pasado de la práctica y el pensamiento antropológicos. Ahora bien, al repasar su bibliografia no deja de sorprender la cantidad de x c e s que ha vuelto su mirada hacia este tema y la recurrencia en el tiempo de estas visiones. En efecto, desde el artículo dedicado a J. G. Frazer en 1941 hasta uno de sus últimos libros, Historia de la fisiognómica -que, a pesar de no ser exactamente antropología, presenta puntos de contacto interesantes con pensamientos y teorías que sí lo son3-, podemos contar más de veinte titulos específicos, incluyendo algunos dedicados a iia.ieers que aportaron datos etnográficos4. Dentio de este grupo de trabalos encontramos una gran amplitud temática y cronológica, que va desde el análisis de la información etnográfica y el germen de ciertas ideas antropológicas en la antigüedad clásica, al funcionalismo; así como gran diversidad de tratamientos: desde la biografía a la historia de movimientos periclitados, como la antropología criminal o el arianismo, sin faltar el abordaje de una historia general (en cuanto que in:ernacional) de la disciplina. Se trata, por tanto, de una obra que, por su intencionalidad, extensión y variedad de objetos de estudio, constiJaldiiii~,Africa. XI1, 161 mático (Bilbao Junta de Cui(1955j, 232.214. .Aben Jaldún tura de Vizcaya 1966/, 41-56, y la ciudad musulii~ana~,, aFeijoo en su medio culruAfrica, XlI, 167(1955j,486 ral, o la crisis de la supers. 4RX . l.i ~nrumeie en el Sa- ticióiz~.El ~ a d r eFeiioo y 19871 ,i Q liara>>, África, XIII, 167(1956), su sigÍo (~viedo,1966). i, 276.278 Cna irisión de Ma- 153.186 aRodríguez MoñiAntonio Re rruccus a mediados del si- no, folklotista~~, : as priizcipales obras dedicadas por Julio Caro Ba- glo X\'I (la del primer his~ driguez Moñino. Estudios roja a la historia de la an- toriador de los .xarifes,>, sobre su labor científica rropologia se relacioizai~a Diego de Torres) (Madrid: (Badajol. Instituciói~de Es. de don tudios Culrurales, 19681, 75. coniinlwcion. «l.G. Frazerm, CSIC, 1956).<<Elogio Re- 80. aMenandro y los camEscorial, IV, 9 (1941j, 141- Telesforode Aranzadi~>, ~ .;ie . . Dialectoln~a . . ~ - ~ ~v, Tra- 1 nerinos del Mediierráneon. / 150. Análisis de la cultura vkta (~tnologia-Historia-Folklore)diciones Populares, XVII Anuario de Historia Econá Jose ivli- mica y Social, 1, 1 (1968), (Barceloiza: CSlC 1949j. (196jj, 136-144. <<D. .Abeiz laldún y el ciclo cul- guel de Barandiaráiz y la 19-33. .Don Luis de Hoyos tural islámico~~, África, X, conciencia colectiva del pue- Sainz [1868-1951/,,,Publica142 (1953j, 476481. <,Lasiris- blo vascon, La Academia ciones de la Institución de titunones fundamentales de E m e . Homenaje a D. José Etnografíay Folklore Luis 10s nómadas segúiz Aben Jal- Miguel de Barandiarán. Una de Hoyos Sáinz, 111 (1971). dilii>>, Africa, X, 144 (1953). iomada cultural en compa- 7-18 .,Vicente Gar& de Be578-582. ,,Las primeras ex plci-acioiles del Africa Occideizial Espaiola,>,Africa; XI, 152-153(19541, 397-399. surrccción María de Azkue, (19761, xv-ri. <<Elmiedo al <<El poder reo. seguiz Aben lexicógrdo, folklorista y gra- »zoi~oo la cuertion univer- I Julia Caro Baroja, La cara, espejo del alma. Historia de la fisiognómica(Barcelarla: Círci~lode Lectores, J ~ 0 ~~ ~~~ ~~~~~ l ~ ~ ~ -~~ tuye una parte significativa de la producción intelectual de Caro Baroja y que ahora vamos a tratar de caracterizar, primero por suscontenidos y aportaciones y, en segundo lugar, en función de las motivaciones e intereses particulares de su autor. Historias generales de la antropología El primer texto amplio dedicado a la exposición histórica es muy temprano. Se trata del Analisis de la cultura (1949), en el que la mitad de las páginas se ocupan en hacer un repaso crítico de los principales paradigmas antropológicos, partiendo, en este caso, de la base de que <<laEtnologia es un producto genuino del siglo XIX.'. Son las ideas sobre la degeneración y el progreso universal, asi como la imposición del modelo cartesiano de las leyes constantes e inmutables, los elementos que aglutinan por primera vez una hipótesis cientifica sobre la variabilidad cultural: el evolucionismo! Sin embargo, con más detenimiento que el evolucionismo clásico -para cuya exposición de principios se usa fundamentalmente la obra de E. B. Tylor- se trata el historicismo cultural, haciendo un desarrollo extenso del sistema de los ciclos de la Escuela de Viena, e incluyendo también las criticas al excesivo determinismo de los esquemas de Schmidt y Graebner y el perfeccionamiento de los circulos por los historicistas posteriores norteamericanos como Kroeher. La muchas veces manifiesta tendencia historicista de Caro Baroja -más evidente en este período intelectual que abarcaria hasta la década de 1950'- le hace enfocar críticamente el funcionalismo y, sobre todo, la teoría sociológica de Durkheim, poniendo de manifiesto en el capítulo VI (pp. 99-113) los errores a que puede conducir un método absolutamente sociológico y sincrónico en el estudio etnológico de cualquier sociedad, pero sobre todo de los pueblos con historia. Análisis de la cultura es un libro fundamentalmente teórico que utiliza la historia de la etnología como un apoyo para introducir los problemas conceptuales de la disciplina. De esta manera, es coherente la unión con una segunda parte dedicada a los *Problemas de la etnologia euro&a y española;.) (pp. 119-246). en la que, además, tampoco se pierde de vista el silaria de 1875.. Historia 16, 1, 3 (1976). 59.67 Una imagen del mundo perdida (Saniander: Universidad Interizacioiial Meriéndez Peia)'o, 1979). .Liieraiura y ailrropologia en el panorama espaiol de fines del siglo X1X y las primeras décadas del XX., Revista de la Biblioteca, Archivo p Museo del Ayuntamiento de Madrid, 5 (1979). 9-56. La aurora del pensamiento antr~p~lógic~ {la antropologia en los clásicos griegos y latinos) (Madrid: CSIC 19831. Los fundamentos del pensamiento antroplógico moderno [Maaspecto histórico. En esta parte aparece ya claramente plasmada la idea drid CSIC, 1985j Para m)or lulio Caro Baroja, Análiinformación de las ediciode que el folklore debe ser entendido como «un orden concreto de investi ,iS de la cu~tura...1/99, nes y reediciones consultar 'gaciones etnológicas e históricas., .la Etnología de los pueblos e u r o p e o s ~ ~ . 17. Anronio Camira <BibliograEsta atención y valoración del folklore debe ponerse en relación con dos Ibfd., PP. 19-22. fía de Julio Caro Barajan, aspectos: el interés del autor por la visión histórica en toda investigación ' Casrilla, art. cit.. PP. Revista Internacional de los Estudios Vascos, XXXl y, en segundo lugar, con su objeto preferente de estudio, el propio país 274278. (19861, 247-290. o, en un sentido algo más general, lo más cercano a uno mismo. Ambos a J Caro Baroja, Análisis de la cdtura...(~~9~, ,, 141. ~ ~ s e ~ á npuntos recurrentes en otras obras posteriores dedicadas a la historia de la antropología'. Así pues, tenemos ya en 1949 un texto bastante definitorio d i lo que será la producción historiográfica de nuestro autor. Una obra de la que hay que valorar la fecha temprana en que fue escrita, que la convierte en la primera historia general de la disciplina hecha por un español". Represeiitó un hito importante en la bibliografía especializada, a pesar de que, siendo equiparable a otras historias coetáneas y posteriores debidas a autores foráneos, la mayor parte de los profesionales nacionales no la han utilizado, prefiriendo recurrir a textos extranjeros para ilustrarse ellos mismos o a sus alumnos sobre la materia. Aunque un número considerable de años las separan, hay algunos rasgos comunes entre el Análisis de la cultura y los otros dos libros de historia de la antropologia de Caro Baroja: La aurora del pensamienro anrropológico (1983) y Los juizdamentos del pe~zsainienfoanfropológico moderno (1985); por ejemplo, y de forma significativa, que los tres son producto de cursos impartidos en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas". El primero es una inmersión en los clásicos griegos y latinos, sin la idea de buscar en ellos precursores ni orígenes: 9 F. Castilla, art. cit., pp. 282.283. '0 Evidentemente, pueden citarse precedentes más especializados, entre ellos el más destacado es la obra de Alejandro Guichot y Sierra, Noticia histórica del Folklore. Orígenes en todos los paises hasta 1890... Desarrollo en Espaga hasta 192! (Sevilla: Imp. Hijos de G. Alvarez, 1922) " J. Cam Baroja, Los fundamentos... (19851, p. 8. '2 J. Caro Baroja, La aur* ra . (1983), p. 7. :' A. Correira, .Resena de J. C. B.: La aurora del pensamiento antropoiógico», Reirista de Dialectologia y Tradiciones Populares. xxxvrir (1983j, 279-283. p. 279. No se trata de hacer una historia de los comienzos de la Antropología como ciencia, sino de las ideas que, aunque se hallen desarrolladas por los antropólogos modernos, consideradas como tales, se encuentran ya, niás clara a más oscuramente formuladas, en las obras (o en los fragmentos y referencias a ellas) de pensadores muy anteriores a la fase en que se crea la Antropología como tal ciencia". Lo que se intenta no es llevar las ideas que cimentan la investigación de hoy al más remoto pasado, ni traer al presente la autoridad de reflexio. nes arcaicas. Se trata de mostrar que en los clásicos está el origen del pensamiento occidental y que la antropología, como parte del mismo, puede encontrar útil volver a leer estas fuentes primarias para reconocer el origen de algunos supuestos básicos de lo que hoy es su ciencia. Por otra parte, en ésta como en otras obras historiográficas de Caro Baroja, se observa una motiuación personal que explica la elección del tema. La recurrencia a los clásicos, y a losorígenes en la antigüedad de pensamientos y hechos actuales, es uno de los rasgos más constantes en sus trabajos. En el caso de la antigüedad, la familiaridad puede estar directamente en relación con sus estudios universitarios, pero también es cierto que las incursiones en otras materias especializadas (filología, por ejemplo) parecen haber atraído considerablemente al autor". La trilogia dedicada a la historia de la antropologia se completa con Los jui~dameiitosdel pensainienfo antropológico inoderno (1985). que aborda el periodo que ira desde finales del siglo XVIII hasta comienzos del XX y io1.1naba parte de un proyecto, hasta hoy inconcluso, que comenzaba con Lo aurora ... y terminaría con otro estudio dedicado a las corrientes poste. riores a 1930". Aún ocupándose este nuevo libro de un momento pareci. do al de 1949, resulta totalmente original. En él se hace explícita mención de la posición de partida del autor: Es una visión producida después de haber observado a lo largo de medio siglo de exprriencias y de contactos directos, personales, el sucederse de escuelas que se exco. mulgan mutuamente y de haber asistido como espectador a ejemplares procesos de nacimiento, desarrollo y muerte (al menos aparente) de modos de pensar exclusivos : dogmáticos ". Se intenta, por tanto, hacer una historia lejos de las posturas de escuela, en la que se respete el pasado con independencia de lo que hoy pueda con. siderarse más o menos triunfante por la academia antropológica. Así, en la historia que presenta este libro no se discrimina ningún camino que en su momento tuviera interés, por el hecho de que después se viera abandonado o resultara imposible de transitar: .Hay que examinar las controver. sias en su juego dialéctico y destacar las grandezas de la Ciencia pasada tanto como sus senidumbres: no sólo éstas L.. ] La Filosofía de la Antropo. logia Cultural está en la totalidad de su Historia, no sólo en la parte final de ella>>". Meiicioua el autor otros rasgos personale es^ de su visión histórica que, además de basada en una larga reflexión, es <<solitaria>2 ya que se produce en un país donde el pensamiento teórico, aplicado a la antropología, no ha tenido una tradición relevante. El carácter esolitario~de la historia de Caro Baroja no sólo es debido a la escasa pujanza de la investigación antropológica en general en nuestro país; también se refleja en la falta de utili. zación y referencia por nuestro autor de otras exposiciones hechas por pro. fesionales de fuera. Ya en .Ariálisis de la cultura, reconoce que para su re. dacción ni siquiera tuvo a mano la clásica historia de R. H. Lowie", que si es muy utilizada en Los fundamentos..., junto a la más antigua de Haddon y algunas otras alemanas. La ausencia de citas de literatura secundaria especializada es otro rasgo común a las tres obras que estamos comentando. Por el contrario, las afirmaciones se basan en un conocimiento exhaustivo de la producción antropológica y sociológica del siglo XIX y de los clásicos que se recogen en La aurora ..., que son los textos que se relacionan a pie de página. J. Cam Bamja, Los funCon iodo, quizás el rasgo más .personal>> de Los fundamenfos... sea la damentos... (1985), p. 7, elección de los origenes para la antropología moderna y no porque se si1; !bid., p. 8. túen en el siglo XVIII, lo que es muy común en las historias generales 1' Ibídem. más famosas, sino porque se toma a Kant como preclaro precedente y no, ': J. Caro Bavoja, Análisis como es habitual, a los filósofos sociales de la Ilustración. La justificación de la cultura (19491, p. 17, de esic comienzo y de la inclusión de otros autores poco habituales pohladores de la historia de la antropologia, como Hegel -a cuya .tecría antropológim histórica. se dedica un capitulo-, obedece a un motivo personal: la influencia de Kant, reconocida por Caro: No es por casualidad por lo que en este examen de conciencia he arrancado de Kant, sino porque es el filósofo que desde un punto de vista critico, limitado, más iiic ha influido, desde los días de la juventud: el que me ha obligado a discurrir con más rigor, al tratar de temas, en apariencia lejanos a la Filosofía Pura, de Etnología e Historia: temas modestos y si11pretensiones. Pero de una forma u otra, aquí, cerca, tengo a Kant, le oigo y ahora me dice esto". Pero también, a una cuestión más general y que afecta a la concepción de la antropologia como un conocimiento que supera la especialización y el encasillamiento académico contra el que nuestro autor arremete tan a nienudo. Su práctica investigadora pluridisciplinar avala cstc concepto amPor eso: plio, lejano a la consideración como <casignatura~>. La intención fundamental [...] fue estudiar las razones que ha habido a lo largo de la Historia de Occidente, en el periodo indicado, para pensar acerca de la naturale. ia humana en su diversidad cultural y social, y los fundamentos de las hipótesis ideadas por hombres de gran potencia intelectual, en cada época y circunstancia, para explicar tal diversidad''. Por eso, se resaltan los momentos, las figuras o los discursos que tienden hacia esa perspectiva integradora en la visión del hombre y la cultura. También por eso, los libros de Caro Baroja se dirigen hacia desarrollos o momentos que no son especialmente atendidos por los historiadores de la antropología actuales: los historicistas, los clásicos, los filósofos, lus escritores, o hacia materias consideradas de menor rango científico, como el folklore, a cuyo desarrollo en Europa se dedica un capítulo en Los fundamentos... La elección de Kant como una figura importante dentro de la historia de la antropologia, debe entenderse, además, por otro principio también de orden general que explica gran parte de la obra de Caro Baroja: su visión de la antropología como algo mucho más amplio que el estudio de las culturas llamadas sencillas. La dedicación al hombre más cercano a uno mismo (que en su producción antropológica se plasma en el trabajo ' 6 1. Caro Baroja, Los fundamentos... (198% p. 19. sistemático, salvo algunas excepciones, sobre la cultura europea y españo' 9 Ibid., pp. 7-8. la) explica el interés por hacer historia de su propia disciplina, en primer F. Caslilla, art. cit., p. lugar, y, en segundo, su atención por aquellos filósofos, folkloristas o an283. C. Ouiiz, <<Reseñade J. C. B.: Los fundamentos del tropólogos que, coetáneos a las escuelas que se ocuparon de los pueblos pensamiento antropológico exóticos, incidieron en el estudio del hombre a partir de si rnismos, de moderno., Revista de Dia- su propia cultura y que, por esta razón, no aparecen en las exposiciones lectología y Tradiciones Populares, XL (19851. 279.282. históricas hechas partiendo del concepto considerado más típicamente anp. 280. tropológico'. " El influjo de Kant, tan directamente manifiesto por Caro Baroja, debe entenderse, pues, no como un rasgo de originalidad buscado, sino como una coincidencia real entre el presupuesto básico de la Antropología de Kant y el propio proyecto caroharojiano: la antropologia como estudio que parte del conocimienla interior y no de la confrontación o comparación. Así pues, el origen de la antropología como producto de la realidad colonial no es valorado. La tradición del pensamiento antropológico está en aquellos filósofos (griegos o del siglo XVIII) que, desde sí mismos, desde su propia realidad circundante, se preguntan por la esencia de los caracteres 1, comportamientos humanos. Pero, además, en la propuesta del filósofo alemán se contempla que, después de haber hecho ese examen de lo que es uno g sus allegados, el eantropólogo>>debería manejar otras fuentes para llegar a construir una ciencia antropológica verdadera: la historia universal, la biografía, el teatro, la novela y los viajes". Con sólo repasar la bibliografía de Caro Baroja (y no únicamente la que ahora se está analizando) se advierte cómo estos principios impregnan su método de trabajo; están en su elección de la biografía como enfoque para el conocimiento antropológico e histórico, en el manejo de la literatura como fuente y, prácticamente, por todas partes. El resultado de esa perspectiva <<personal>> sobre la que Caro Baroja ad\.icrte a! principio del libro, es una historia mucho más global que las heen la que tienen cabida desarrollos que se suelen chas al uso <<académico>>, considerar .marginales>>en la e\~olucióndel pensamiento antropológico, como las desviaciones hacia el racismo, la antropologia criminal o el folklore (por más que hayan tenido una influencia enorme, y no sólo en el campo científico), que aparecen junto a las más areconocihlesn escuelas clásicas comprendidas en el período cronológico que se recoge (evolucionismo, historicismo alemán y norteamericano, sociología francesa, etc.). Un último comentario merece el trabajo dedicado por Caro Baroja a historiar el desarrollo internacional de la antropologia y es su entidad comparativa frente a la falta de contribuciones de autores españoles en este campo. En efecto, la muchas veces destacada ausencia de una investigación teórica de consideración en nuestra comunidad científica nacional es observable, en el tema que nos ocupa, en varios aspectos importantes. En primer lugar, los espaiioles aparecen muy poco en las historias de los autores foráneos. En segundo lugar, no contamos con aportaciones importantes a la historiografía general de nuestra disciplina y, finalmente, éstas, en su mayoría, reflejan, de una forma en exceso mimética, lo establecido por los historiadores extranjeros. En este contexto, los libros de Caro Baroja no sólo deben valorarse por ser una aportación nacional a un ámbito en el que parecen tener 2' 1 Caro Baroja, Los fun entrada exclusiva las escuelas y paises con una tradición antropológica más damentos... (1985). p. 26. ~ujante,sino porque enfocan la historia desde una perspectiva diferente i la marcada por esas tradiciones dominantes, cercana al mundo europeo :n general y a nuestro caso nacional, en particular, y, en cambio, alejada le la colonización conceptual que ha caracterizado siempre a la ciencia en España. Fuentes y orígenes de la antropología Uno de los rasgos más reconocibles en el método de trabajo de Caro Baroja es su respeto y profusa utilización de las .fuentes de la etnología., es decir, de aquellos autores e información que, no procediendo de un disiurso puramente etnológico, son fiables en las descripciones o conceptnalizaciones que hacen sobre la cultura o las pautas de comportamiento colectiiro. Este hecho está en intima relación con los aspectos teóricos que ya se han comentado antes: visión pluridisciplinar del estudio de la cultura y la sociedad, preferencia por las culturas con historia escrita, valoración del conocimiento como un proceso acumnlativo, donde el pasado tiene valor también para hoy; preferencia por la lectura directa de las obras antiguas y relativo desprecio de las interpretaciones al respecto de autores modernos, etc. Por tanto, es coherente que en su obra historiográfica haya una parte importante dedicada al estudio de algunas de estas .fuentes* fundamentales del pensamiento antropológico. En este sentido, tal vez lo más imporiante sea La aurora del peilsaniiento aantropológico, donde se analizan los textos fragmentarios o más amplios de autores griegos y, en menor medida, romanos, sean poetas, filósofos, historiadores o geógrafos (Hesíodo, Lucrecio, Demócrito, Platón, Aristóteles, Herodoto, César, Tácito, Estrabón, por ejemplo). Aunque hay que recordar también un estudio bastante anterior y monográfico dedicado a Menandrol'. La literatura y, concretamente, los relatos de viajes, han sido otra fuente reivindicada constantemente por Caro Baroja para la etnografia". ~edicadns a estos aspectos (fuentes y precedentes de la antropologiaj están una serie !! i Caro Baroja, «Menar de artículos y un libro publicados entre 1953 y 1956, que tienen como denodm 1.los campesinos del MI minador común haber sido escritos en una época muy precisa, caracterizaditerrárieo~,Anuario de Hi! da por una influencia mayor de la antropología anglosajona (producto del toria Económica y Socia 1, 1 (1968), 19-35. contacto con G. M. Foster en 1949 y de los viajes de estudio a Washington, Sobre los viajes de espi en 1951, y Oxford, en 1952), del funcionalismo como teoria aplicable a la ñoles y portugueses en 1 época de los grandes de. investigación histórica y antropológica, y determinada por el prácticamencubrirnientos nos ha dej~ te único trabajo de campo con una cultura diferente a la suya. el llevado do Una imagen del mund a cabo entre los nómadas del Sáhara Occidental en 1953. La preparación perdida (Saniander: Unive del viaje y el desarrollo de su trabajo en África acercaron a Caro Baroja sidad Internacional Menéi dez Pelayo, 1979) a unas fuentes distintas a las que habia utilizado mayoritariamente antes. Prnducto de ello es el libro Una visión de Marruecos a mediados del sigl( X1'1 (la de1 priine, historiador de los (<xarifesn,Diego de Torres) (19561, do: articulos sobre viajes en el siglo XIV y en el XIX" y, sobre todo, una seri~ de cuatro articulos sobre Ibn Jaldún, publicados en la revista África y, co mo los anteriores, recopilados en 1957 en Estudios mogrebies, bajo el signi ficativo tituio de eAben Jaldún antropólogo social>>".Es este estudio el qu< más nos interesa ahora porque, aunque parte de una lectura de Ibn Jaldúr como necesidad informativa para el conocimiento de los pueblos nómada: saharianos, enseguida surge un interés por el autor, no ya como .fuente> de aportes etnográficos, sino como un potente pensador, precursor de mn chas teorías y aspectos metodológicos actuales en la investigación de la! culturas: Tiempo atrás habia leido a Aben Jaldh. Pero únicamente después de la experienci; personal he llegado a comprender no sólo el alcance de su esfuerzo teórico, sino tam bién su extraordinaria capacidad de obsen~acióni6. Tras señalar la relación del pensador musulmán con los filósofos clásico: de mayor importancia (sobre todo Aristóteles), se separa de aquellos criti cos e historiadores que lo han utilizado como un buen descriptor de lo: pueblos norteafricanos de su época, o como un historiador de las razas e insiste en la modernidad no sólo de sus descripciones (que el propio Carc ha tenido la ocasión de contrastar con la obsenwión directa de los mis. mas fenómenos) sino, sobre todo, de sus enfoques tanto en asuntos parcia les como en problemas de orden general que afectan a los fundamentos de la antropologia. Así pues, el estudio parte de la consideración de Ibn Jaldún .no como filósofo de la historia, ni sociólogo general, ni siquiera historiador o etnógrafo histórico-cultural, sino lisa y llanamente como an. tropólogo social.". En el aspecto metodológico el rasgo que más se destaca en el texto es el perfecto ajuste que se da en los Prolegómenos entre la teoria y el dato c ~ n c r e t o ?y ~la presentación de un modo funcional^ del <<porqué.histó. rico y el .para qué. de las instituciones de los nómadas del desierto; aun. que en Ibn Jaldún es el l<cómonse presentan en un momento concreto, conexionadas y armónicamente organizadas, estas instituciones, lo más im. portante. En efecto, esto es considerar al autor como muy claro precedente del funcionalismo: Todos los rasgos fisicos e intelectuales del mundo islámico fueron descritos por 61 y estableció los nexos entre unos y otros mediante un procedimiento discursinc que se relaciona hasta cierto punto con el de los modernos antropólogos llamados «luncionalistas».Su funcionalismo tiene algo del utilitarismo de que se resiente el de Malino\vski y algo también del conceptualismo que se aprecia en el de R. Brou'n". 2' .Las prii!ieias exploraciones del Africa Occidei;. lo1 ~ s p u ñ o l África, ~ ~ ~ , X/, 152-153(1954J,397,199 y .Un giumete eii el Saharn>>, h. ca. Xlll, 174 11956),276.278, Los cuatro artículos so)! aAben Jaldún y e1 grai! ciclo culrurnl islámico~,aLns instiiucioi~esbndameniaies de los nómadas. según Abei~ JaldÚn,>,<cElpoder~ealse^ gun Aben laidun)>y zAben Jaldún y la ciudad niusulmana*,,Estudios mogrebies i,Uad;id: CSIC, 1957). 11-58, 3 J. Caro Baroja, Estudios rnogrebies 11957/. p. 16. Ibid., p. 15. 28 Ibid., p. 19. ' 9 Ibid., p. 20. " " 1 Pero no sólo del funcionalismo es precursor Ibn Jaldún. Su división de los regímenes de agricultores sedentarios y pastores, y la separación de los pastores de camellos del resto, según las diferencias del nomadismo originadas por la adaptación de hombres y animales al medio desértico, es para Caro Baroja el camino marcado para la definición de un gran ciclo cultural formado por pueblos que habitan, desde Asia a África, los grandes desiertos". Asimismo, la oposición que Ihn Jaldún establece entre los rasgos de la forma de vida rústica y urbana es puesta de actualidad, relacionándola con el analisis de comunidades rurales de Redfield. La solidaridad de los nómadas saharianos, esgrimida por el escritor musulmán como uno de sus rasgos sociales más .funcionalesn, es comparada a la .solidaridad mecánica. definida por Durkheim. Se destaca también la parte d e La obra del pensador medieval que relaciona cultura y personalidad3', etc. Con todo, la raloración de las aportaciones parciales o concretas de Ibn Jaldún no es lo más importante para Caro Baroja, quien, en el párrafo que, a pesar de su extensión, copiamos, le sitúa por encima de las escuelas dominantes en la antropologia del siglo XIX y primera mitad del XX, y sólo comparable a las más modernas tendencias posteriores al funcionalismo: ;-¡a ! un gremio marginal o considerado diferente por los llamados a sí iiiismos antropólogos: el folklore y los folkloristas. A los dos puntos mencionados al comentar el Análisis de la~culturav Los fundamentos..., de concepción pluridisciplinar y valoración de la propia cultura como lugar idóneo para construir un proyecto antropológico, hay que unir que el folklore constituye para el autor una materia cercana y familiar, en el sentido de que es en ella donde más encuentra el tipo de intestigación, o al menos los datos, necesarios para elaborar sus trabajos sobre las culturas hispánicas. Su apreciación del pasado, por tanto, no sólo se refiere a las grandes teorías, ni a las tendencias que lograron ser dominantes, acoge también los niveles más modestos de la investigación y aquellos círculos que resultan ser marginales, bien por su situación de inferioridad frente a las potencias científicas (caso de España), o bien por su consideración de relativo no reconocimiento profesional o académico (caso del folklore )- los folkloristas). Así, en 1949, escribe una frase reivindicativa que muestra muy claramente una situación aún hoy no superada por completo: Pocos aceptan hoy en términos absolutos la caracterización de los ciclos hecha por Graebner y Schmidt, a causa de la rigidez g el mecanicismo de que adolece. Bastantes son también los que no comparten ya las opiniones de uno de los más violentos debeladores del método histórico-cultural (aludo a Malinowski), que pretendió haber hallado, no por un metodo espacial y formal, pero sí por medio de otro conceptual más amplio, una especie de nexos racionales entre las funciones económicas, religiosas, sociales, artísticas, etc., llegando a un esquema utilitario de muy poca originalidad, pobre resultado para una vida en que llevó a cabo multitud de observaciones brillantísimas. Aben Jaldún, intelectual mahometano medieval, nos acerca más bien que estos autoi-cs famosos al punto de vista que preconizan los más avanzados entre los antropólogos sociales del día, a saber: que conviene explicarse y describir las sociedades y culturas que se estudien haciendo uso ante todo de los valores propios de aquellas sociedades y cultiiras mismas, dejando para después, en todo caso, el teorizar desde el punto de vista propio de nuestra sociedad. Las oscuridades, disarmonias y vaguedades que quepa hallar en él no son nada comparadas a las que se encuentran en cual. quier investigación europea del pasado siglo o de comienzos del actual''. En 13 peninsula ibérica, contra lo que comúnmente se cree, ha habido muchos folk. loi-istas. Eii cambio, son contados los etnólogos. Con frecuencia se oye decir en me. dios intelectuales que sobre tal o cual tema no hay escrito nada, que en España casi todo está por hacer; al hablar de Folklore se asegura esto más de lo que debiera. Xo, en España hay mucho hecho y escrito. Lo que ocurre es que el inmenso material acumulado está inconexo y falto de elaboración. Existen autores extranjeros a los que se deben trabajos doctrinales y, sobre todo. valiosas monografías acerca de temar hispánicos, pero muchos de los grandes teóricos de la Etnologia han desconocido o desconocen la bibliografia española casi por completo: .Hispánica non legunturn, po. dria también afirmarse con razón, como se hacia respecto a Rusia". / El foIk1ore y la etnología europea JO JJ 32 Ibíd., p. 22. Ibid., p. 44. Ibíd., pp. 38-39 La resistencia de Caro Baroja a considerar la antropología como un conocimiento exclusivamente ceñido a la profesionalización académica moderna, que le hace valorar tanto las <fuentes. de datos etnográficos procedentes de la literatura o los viajeros, así como de filósofos o historiadores, a pesar de que no construyan un discurso antropológico distintivo y especializado, se plasma también al interesarse por el desarrollo de una mate- Asi pues, otra lectura importante de la obra historiográfica de Caro Baroja está en ver que en la historia hay una búsqueda de identificación, que va desde las señas más personales del autor (la importancia atribuida a Kant en función de una influencia propia) a las más generales, de un concepto de la antropologia que se basa en sociedades complejas y con profundidad histórica y que se trabaja en un país -España- con una de. terminada tradición, que es más consonante con el folklore y lo que se hacia en Francia o Alemania, que con la antropologia concebida al modo clásico y dominante anglosajón. En el reconocimiento de esta tradición de in\,estigación aotropológica nacional (con muchas dosis de folklore) es también Caro Baroja el más directo precedente de los estudios bistoriográficos hechos por antropólogos españoles en la actualidad. " l. Curo Baroja, Análisis de la cultura (19491, pp. 73. Biografías En el intcris demostrado por Caro Baroja hacia la biografía como forma de acercamiento a la historia, la sociedad y, e~midentemente,el individuo, puede reconocerse otro elemento del mismo proyecto teórico y metodológico que estamos viendo en sus trabajos de historia de la antropología y que se trasluce en toda su obra. El género biográfico ocupa en ella un lugar importaiite y abarca desde aspectos teóricos r n torno a su validez como conocimiento científicoY, hasta la autobiografía, la semblanza necrológica o de homenaje, la biografía histórica o la historia de vida". Las dit'ereiicias entre unas y otras son grandes, y nos interesan aquí de forma especial aquellas dedicadas a antropólogos (Frazer, 1941; Aranzadi, 1961; , Rodríguez MoBarandiarán, 1963; Hoyos, 1971) y folkloristas ( ~ z k u e 1966; nino, 1968; García de Diego. 1976, etc.). Un denoniinador común que cabe hallar en todas éstas es que se trata de semblanzas hechas en homenaje (póstumo o no) de personas relevantes en el ámbito científico, lo que les da una forma hasta cierto punto estereotipada y, en general, laudatoria. Sin embargo, incluso esta finalidad reivindicativa, profesional o aradimica, tiene interés (adeniás de por la información que se aporta) porque manifiesta una intencióii de identificación con determinados ámbitos y personas; en definitiva, con una profesión común. 3: J. Cniu Baroja, Género biogrjfico y conocimiento Es cierto que una característica importante de estos escritos es que están antropológico iA4adrid M , dedicados a personas con las que el autor ha tenido una relación personal 1986). directa (o iiitelrctnal en el caso del artículo dedicado a Frazer). Pero, a '; F. Casiilla Urbano, *Sobre la "A'ueva Hisroriu": pesar de que, en un principio, puedan ser catalogados como una galería Autobiogrnb biografh e hii de retratos -y así, juiito a otros, fueron recogidos en los libros Semblanrorias de vida en la obra de Julio Caro Bafoja~,,An- zas idcuíes'* y Biopi-ajías y vidas 1lurnanas"- que incluye a aquellas figuimplogÍa, 45 (1993). 163182. ras cuya relación personal e iiifluencia intelectual, y no sólo profesioilai, 0 Semblanzas ideales (Afaes significativa en la propia biografia de Caro Barojn y, por tanto, sin otro d~ld:Tauiits, 1972) recoge los ariictllos yre~iamenlepu- nexo de unión entre ellas", no debe olvidarse que las figuras escogidas blicados sobre Telesforo de para biografiar lo son tamiiiin en su papel de ~Eundadoresxde 13 disciplina Aranzadi, lose MiEuei di! Ra- antropológica en nuestro pais: Aranzadi, Hoyos, Barandiarán, tienen indui-aiidi«raii S Resurrucciúi? M V e Aikiie, como amaes- dablemente esta categoría. El ded~carlesun estudio biográfico indica una fros vascos,>. iiltención de valorar la tradición de in\,estigación antropológica que haya Eiz Biografías y vidas podido haber en España en un periodo anterior al actual; indica también humanas (San Sebetián: Txerioa. 1986) se vuelveti a una preocupación por los problemas de continuidad tradicionales en nuespublicar las seinblanzas de tra historia cientirica. A través de la exposición de las actividades profesioAnioiliu Rod,íguez Monino nalcs de las figuras de generaciones precedentes se intenta demostrar: que r Luis de Ho)'os Sáinz. ha habido investigación y apor~arioneide consideración; que éstas se han F. Cusiilla, .Sobre la desarrollado en un medio poco propicio a la institucionalización de la di "Nuri~aHistorio" (1993). ciplina; que no ha existido interés por mantener la continuidad con la obra pp. 164165. ...S de las ~eneracionesanteriores; que el autor, no obstante, se siente heredero de esta obra; y que el asumir esta herencia le identifica como investigador y como profesional. En este sentido, las biografías de profesionales heclias por caro Baroja no son simples recue~dosescritos de personas a las que quiso y admiró, o con las que se relacionó. Significan mucho más, porque en ellas conflu!:en, lógicamente adaptados al género, todos los puntos d e motivación para tarea Ilistoriográfica que se han venido señalando: abordaje de la histo. ria de la antropología partiendo de lo más cercano (el propio país, las personas que conoció); respeto por lo pasado, interés por rescatar obras y per. sanas no valoradas en la actualidad; concepto de continuidad entrr la cientia pasada 1. la actual, todo es un continuo y Caro Baroja es consciente del peso de este pasado en él mismo y en su obra; postura antc losproblemas tradicionales del desarrollo cientifico de España (desconocimiento de 10 que hay hecho, aislamiento, falta de continuidad); inteeración de historia. etnología y folklore como disciplinas que deben verse relacionadas; y, por último, óptica personalista en el enfoque de la historia de la disciplina, cercana a la heterodoxia y resistente a formar parte de escuelas definidas y con nombre de tales. Nada mejor que un texto significativo de Caro Baroja, tomado de uno de sus estudios biográficos (el dedicado a Luis de Hoyos Sáinz) para concluir esta exposición: Se habla de grandes realizaciones en el campo de la Investigación, de la Ciencia. Todo esto está muy bien. Pero hablemos ahora de continuidad. Sin del marco de las instituciones y actividades dentro de las que se desarrolló la pública de Don Luis de Hoyos, podemos preguntarnos: (Qué pasa con el antiguo Museo ~ntropo. lógico, donde trabajaron Cajal, Olórir, Aranzadi, Hoyos, etc.? ¿Qué ha sido del humil. de laboratorio de Don Santiago, de la colección de cráneos formada por Olóriz? ¿Que de parte de las colecciones de Filipinas? (Como *vive. el Museo dei Pueblo Espafioi? Sigrios graves de que la "continuidad. se ha rato los hallariamos en otras partes. Ahora bien: ¿Qué Ciencia puede hacerse sin cierto espíritu de continuidad con las instituciones? Los hombres del dia dan la callada por respuesta y hablan de lo que Carmen Ortiz García 3 .! Coro Baroj~.Do>i ljiii de Hoyos Sái~z(l86X.f951l~~, Publicaciones de la Institudón de Etnografía y Folklore Luis de Hoyos Sáinz, III (1971). pp. 17-18. Julio Caro Baroja: La melonera (Fragmento)