Edaf
og rafía de Fusa
gasugá
Edafo
Fusag
Fusagasugá's Edaphography
Carlos Enrique Castro Méndez*
Resumen
Salvaguardada por algunos cerros tutelares, como Fusacatán y el Quinini,
florece la ciudad de Fusagasugá (Cundinamarca) bajo el influjo de una
sociedad que desde la Colonia no desconoce su proximidad con la capital
del país. Esta cercanía ha influido en el comercio de productos agrícolas,
en el movimiento de la población flotante hacia el municipio y en el uso
que se ha dado a las tierras de esta parte de Colombia. El suelo aquí se
analiza no sólo como escenario en donde confluyen las dinámicas
geológicas, climáticas y evolutivas, sino que se muestra como una
estructura física dependiente de las acciones que realiza la sociedad
durante los procesos de ocupación de su territorio. La sociedad, a través
de la valoración del espacio para la productividad, ha ocasionado
destrucción del espacio vital y la casi desaparición de la población
campesina.
Palabras ccla
la
ve: Suelos, Geografía Cultural, Fusagasugá.
lav
__________
* Agrólogo. Especialista en Ordenamiento y Gestión Integral de Cuencas Hidrográficas, candidato a magíster en Geografía. cecastro@igac.gov.co, cecastro77@gmail.com
Perspectiva Geográfica Vol. 14, 2009
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Abstract
Safeguarded by some guardian hills as Fusacatán and Quinini, the city of
Fusagasugá flourishes under the influence of a society that knows since
colonial times, its proximity to the Colombian capital. This vicinity has
influenced trade in agricultural products, in the floating population's
movement to the municipality and in the use which has been given to the
land of this part of the country. The soil here is analyzed not only as a
scenario where the geological, climatic and evolutionary dynamics
converge, but appears as a physical structure dependent on the actions
taken by the society during the process of occupation of their territory.
The society through the productivity space's valuation has caused living
space's destruction and the virtual disappearance of the rural population.
Ke
or
ds: Soils, Cultural Geography, Fusagasugá (Colombia).
Keyy w
wor
ords:
162
Carlos Enrique Castro Méndez
1. Introducción
Los levantamientos de suelos que se
realizan actualmente en Colombia tienen
como característica común la descripción detallada de la morfología de los
suelos, que consiste en identificar los
horizontes o capas diagnósticas; ello
permite conocer las huellas que dejan
los procesos genéticos, que son medidos
en términos evolutivos, para identificar
los suelos con incipiente nivel de
desarrollo (Entisoles) hasta los suelos
muy evolucionados (Oxisoles). El
concepto evolución involucra la presencia de minerales que a través del tiempo
son transformados, desde arenas hasta
arcillas, siendo los minerales laminares
responsables del intercambio nutritivo,
al igual que otros coloides, denominados
humus, que son producto de la
transformación de materiales orgánicos.
Las escalas de representación de los
suelos son variadas; sin embargo, lo
que distingue un estudio de escala
mayor de uno de escala menor son,
esencialmente, dos cosas: en primer
lugar, un elemento espacial determinado por el nivel geomorfológico, y,
en segundo lugar, el grado de especificidad determinado por el nivel
taxonómico. En contraste con lo anterior, se presenta en este artículo el concepto de edafografía, aplicado a las
huellas presentes en la morfología de
los suelos, que de alguna forma muestran evidencias del impacto ejercido
por las sociedades a través de la
implementación de varios tipos de cultivos. La información presentada aquí
hace parte de los trabajos de campo
realizados en el municipio de
Fusagasugá (Cundinamarca) y del análisis de los registros históricos geográficos y del sentir de la población, que,
durante ese tiempo, percibe la llegada
de nuevos habitantes y, con ellos, de
nuevos problemas socioambientales.
Figura 1. Cultivo tutorado de habichuela en la vereda Bochica (Castro, 2009)
Perspectiva Geográfica Vol. 14, 2009
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Siendo consecuente con lo anterior, se
muestra el estado de los suelos como
un producto de la sociedad
fusagasugueña, que a través del tiempo ha revalorado el territorio para
momentos económicos, con usos como
la caña panelera, el café y, recientemente, la habichuela (figura 1).
En la actualidad, la sociedad campesina ha sido mermada por la fragmentación de los espacios productivos y la
disminución de los rendimientos; su
capacidad de generar ahorro también
disminuyó debido a la adecuación de
espacios para cultivos de ciclos cortos, en muchos casos cultivos como la
mora, que reporta ingresos fraccionados durante todo el año.
La sociedad, a través de la adecuación
de las tierras para procesos productivos, modifica los suelos cuando rompe su equilibrio natural y los somete a
una extracción selectiva de nutrientes,
en el caso de los monocultivos, y a un
corte abrupto de los aportes de materia orgánica, cuando se realiza el desmonte de las coberturas vegetales; esto
trae como consecuencias suelos
sobreexplotados
y
sociedades
insostenibles, que migran a las ciudades o presionan por tierras en los sectores más altos.
En cuanto a la representación
cartográfica de los suelos, se cuenta
con un concepto definitivo: "la fase
cartográfica", referido a la división que
se realiza al suelo clasificado
taxonómicamente, de acuerdo con la
164
Carlos Enrique Castro Méndez
pendiente, la presencia de sales, la
pedregosidad superficial y la erosión.
Durante 75 años de estudios realizados en el Instituto Geográfico Agustín
Codazzi, la ciencia del suelo ha tenido
varios enfoques; de acuerdo con el
primero de ellos, se generaron estudios dedicados a la conformación del
catastro rural, consistentes en la determinación del uso agrícola, con base en
los índices de productividad (Knox,
1975); luego, los levantamientos de
suelos fueron orientados bajo el enfoque de la agrología, que consistía en
mostrar la distribución de los suelos
con el fin de resolver los rendimientos
agrícolas. En este trabajo se hace un
análisis de la geografía de los suelos a
partir de los efectos ambientales basados en la relación sociedad-naturaleza; para ello es necesario renovar conceptos que consideraban los suelos
como producto de los factores
formadores clima, relieve, material
parental, organismos y tiempo (Jenny,
1941), y encontrar en los paisajes la
influencia de la sociedad, que a través
de la redistribución de las plantas crea
nuevos ambientes, muchos de ellos
para satisfacer los intereses económicos y dar paso, a través de los usos, a
nuevas culturas.
El café, un cultivo que con orgullo
mostramos al mundo, es una planta
originaria del continente africano; de
ella proceden dos variedades: la
Arábica, proveniente de Etiopia, y la
Robusta, que adquirió importancia
económica después de la segunda
guerra mundial (Guhl, 2008). En el año
1952, el café en Colombia ya era un
monocultivo y constituía el 92% de las
exportaciones del país (Santos, 2009).
Esto también indica el impacto que
ocasionó la apertura de las fronteras
agrícolas para el establecimiento de
dicho cultivo; sin embargo, cuando el
café tradicional, manejado con
sombrío, se cambió por el café caturra,
prácticamente llevó a la extinción de
árboles como el carbonero, el guamo
y el chocho, y entre ellos especies
como el balú, cuyo fruto hacía parte
de la dieta alimenticia en gran parte de
la población campesina en la región
del Sumapaz; de esta forma se nota
cómo una acción económica determina
el uso de los suelos, y este, a su vez,
afecta la cultura campesina.
El análisis histórico realizado para el
período 1950 y 2005 partió de entrevistas realizadas en las haciendas Novilleros y La Puerta, las cuales fueron
complementadas con registros documentales que aportaron evidencias sobre el cultivo de la caña panelera, que
fue tan próspero como pudo ser en la
Colonia el cultivo de tabaco (González,
2005). La caña panelera fue un cultivo cuyo manejo también causó serios
problemas ambientales, y en la actualidad ocupa espacios muy reducidos y
dispersos; las evidencias de trapiches
de épocas coloniales y, especialmente, de ruedas de piedra que funcionaban con mulas en las veredas Bochica,
La Puerta, Batán y Usatama muestran
la importancia que tuvo este cultivo
(figura 2).
Figura 2. Antigua rueda de trapiche en piedra (C. Castro, 2009)
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165
La cultura y la comunicación, en sus
expresiones antiguas, se inscriben en
los suelos de manera sui géneris; por
ello, la cultura de objetos es una forma de comunicación con los antepasados; de la misma forma que Crang
(1999) hizo alegoría al palimpsesto,
como aquella escritura en bloques tipo
medieval, que muestra una y otra vez
las huellas e inscripciones de la sociedad, en el paisaje se tiene una amalgama de escrituras y tachaduras que indican el desarrollo cultural a través del
tiempo.
Las implicaciones del desarrollo
tecnológico son a los suelos, como el
cambio climático lo es al ambiente. La
degradación del medioambiente, en
cuanto a los cambios culturales, se
analiza dentro de este contexto a través
de la relación sociedad-naturaleza y se
toma como referente el comprender
cómo se articulan históricamente la
sociedad y la naturaleza, pues las
distintas formas de organización
espacial son resultado del particular
modo en que las sociedades en
determinados momentos históricos se
relacionan con la naturaleza,
transformándola según sus necesidades
e intereses (Gurevich, 1995). El paisaje,
a su vez, guarda aspectos culturales
expresados en los niveles tecnológicos;
en la figura 3 se muestra el trapiche de
madera que tiene aproximadamente 20
años y se presenta como una reliquia en
la región.
Figura 3. Trapiche de madera localizado en la vereda Usatama Bajo. (C. Castro, 2009)
166
Carlos Enrique Castro Méndez
Por su parte, el ambiente es la continuidad entre la naturaleza y la cultura, es decir, se entiende como el resultado de las interacciones históricas
entre el "sujeto" humano y el "objeto"
naturaleza. Los problemas ambientales son vistos como un sistema, o estructura, resultante de las interacciones
entre la población humana organizada en una sociedad y los procesos
ecosistémicos (González, 2006).
La visión de la sociedad contemporánea, matizada en los usos hedónicos,
corresponde a un rompimiento de la
relación sociedad-naturaleza; el medio
biofísico es visto por la nueva cultura
del turismo como una mercancía que
adquiere valor de cambio, y el ambiente antrópico se considera cómodo
cuando se delimita el espacio para los
humanos, cuando se evita la
interacción con el ambiente natural,
cuando prima el bienestar humano y
no el del nicho ecológico y cuando se
escogen variedades vistosas para disimular la fragmentación del espacio de
vida en el cual se desarrolla la sociedad.
Entonces, la cultura, entendida como
sistema a partir de sus componentes
simbólicos, cognoscitivos, organizacionales, tecnológicos y biofísicos,
construye un ambiente, y con ello
determina una problemática ambiental.
Es necesario destacar que la cultura es
considerada un producto de la evolución
biológica de la especie humana,
mediante la cual la sociedad construye
una estrategia adaptativa para garantizar
la supervivencia (Harris, 1982). La
sociedad contemporánea, a su vez, funda
instituciones, establece pautas de
conducta y crea espacios acomodados
para su buen "vivir".
2. Metodología
El trabajo de oficina consistió en identificar los climas ambientales existentes en el municipio, con la
georreferención, en primera instancia,
de las estaciones que se encuentran
dentro y fuera del municipio, y luego
con la delimitación de los pisos térmicos mediante reclasificación del dem
Shuttle Radar Topographic Mission, que
consiste de un producto directamente
procesado por el radar interferométrico
(srtm 30 m) (Nasa, 2009). Este procedimiento permitió distinguir cinco tipos de
clima ambiental.
Luego se procedió a identificar las formas de la tierra mediante técnicas de
fotointerpretación mezcladas con la
interpretación de índices de pendiente
extraídos del modelo digital del terreno; esta geomorfología fue validada en
algunos casos en campo, y en otros se
obtuvieron cambios significativos al
verificar los contenidos pedológicos
para cada una de las unidades. Se comprobaron hipótesis mediante huellas
escritas en la morfogénesis, y a través
de ellas se hizo distinción de otras categorías basadas en los atributos del
paisaje.
Los mapas de geología publicados por
Ingeominas (1997) permitieron
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verificar la variedad de materiales
parentales que se correlacionaron o
verificaron en campo, pues con dicha
información secundaria no fue posible
definir las formaciones superficiales ni
los componentes litológicos que
afloran.
En cuanto a las labores físicas, el levantamiento fue realizado por cuatro
edafólogos, que recorrieron todas las
unidades morfogenéticas (IGAC, en
Prensa). Se describieron 58 calicatas
y se ubicaron 11 calicatas del estudio
general de suelos de Cundinamarca
(IGAC, 2000) que se encontraban dentro del territorio de Fusagasugá. Las
287 muestras de suelos obtenidas de
las calicatas fueron analizadas en el
laboratorio. El presente informe corresponde al análisis de las fases
cartográficas de suelo producto de 508
observaciones detalladas realizadas,
las cuales fueron trabajadas
estadísticamente.
En la investigación social se indagó, a
través de preguntas guía, sobre los
usos de la tierra y los conflictos que
tiene la población campesina, y se recolectó información diaria a medida
que se hacían las observaciones de los
suelos; se realizaron 25 encuestas a
pobladores de entre 60 y 86 años y se
visitaron las haciendas que han sido
íconos de los usos, así como las que se
destacan en las historias que se obtenían de sus habitantes y en los registros históricos encontrados en el archivo de la casona Balmoral; se tomaron
además registros fotográficos, como
evidencia de los cambios.
Figura 4. Patio de reuniones en la Hacienda el Novillero (C. Castro, 2009)
168
Carlos Enrique Castro Méndez
En las haciendas El novillero, La Puerta y Usatama se verificaron pruebas de
culturas definidas en el tiempo; los artefactos allí encontrados, considerados
registros de carácter histórico geográfico (Spencer y Thomas, 1969), muestran las técnicas utilizadas por la población. Los movimientos de abundantes rocas para construir las casas y las
tapias se consideran un detonante de
los actuales procesos erosivos, pues el
suelo quedó expuesto a los efectos de
la gota de lluvia y a incrementos en el
índice de escurrimiento del agua lluvia (figura 4).
3. Resultados y discusión
En forma sucinta se indican a continuación algunos aspectos generales
sobre la experiencia lograda a través
de la edafografía de la sociedad. Para
ello se plantea el reconocimiento de la
geografía física, mediante la evaluación de los relieves, unidades
climáticas y los desarrollos
pedogenéticos, y luego se explican los
usos históricos y sus efectos en el medio natural, tomando como criterio la
geografía cultural. También se presentan las posibles soluciones o formas de
mitigación para disminuir la degradación de los suelos y las tierras. Parte
de los datos aquí expresados corresponden al primer levantamiento de
suelos que realizó el Instituto Geográfico Agustín Codazzi a nivel municipal, del cual fui partícipe.
3.1 Dos realidades físicas
Dos sectores claramente contrastados
se distinguen en el municipio. El primero, de relieve quebrado y caracterizado por vertientes montañosas que
dieron origen a suelos derivados de
materiales geológicos de diferente
composición (lutitas, arcillolitas,
lodolitas, areniscas y calizas), abarca
un 45,8% del área de estudio (aproximadamente 8.316 ha) y se encuentra
cerca a los cerros orientales, dominando el horizonte del antiguo territorio
de los sutagaos, pueblo ancestral que
lo habitaba. El segundo sector muestra un relieve plano o moderadamente
inclinado, limitado por geoformas
abruptas modeladas por los cursos de
los ríos Cuja y Panches; en este sector
se encuentran materiales transportados
de diferente tamaño, acarreados y depositados por eventos glaciares o
torrenciales ocurridos a través de varios miles de años. Bajo ese historial
geológico, se originaron los suelos
residuales o transportados, cuya característica principal es una alta fragilidad erosiva resultante de la condición
suelta, poca cohesión e inestabilidad
que ofrecen los fragmentos acumulados por los flujos torrenciales. Los
suelos formados sobre estos depósitos
ocupan la mayor parte de las tierras
del municipio de Fusagasugá (9.846
ha) (veáse figura 5).
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169
Figura 5. Panorámica del abanico-terraza en Chinauta (C. Castro, 2009)
3.2 Desarrollo pedogenético
En las vertientes altas orientales aún
se conservan espacios con vegetación
nativa, lo cual permite ver suelos en
condiciones de baja intervención. En
alturas por encima de los 2.300 msnm
predominan los suelos formados a partir de cenizas volcánicas, que tienen
como característica la acumulación de
materia orgánica y una alta retención
de fósforo; estos suelos cubren aproximadamente 2.361 ha. En las vertientes medias predominan los suelos
inceptisoles, que muestran las huellas
dejadas por procesos de rejuvenecimiento debido al desgaste geológico
ocasionado por los relieves fuertes, en
su mayoría configurados por pendientes superiores al 30%; este desarrollo
genético moderado se aprecia en el
170
Carlos Enrique Castro Méndez
desarrollo de color en los horizontes
de suelo y en la presencia de minerales intemperizables, así como en la formación moderada de agregados.
En su mayoría, los depósitos recubrieron
las vertientes bajas y se fueron
acumulando por ocurrencia de varios
eventos (figura 6). Los procesos
erosivos se desencadenaron a través del
tiempo, dejando tras de sí niveles, y en
algunos casos conformaron planos de
terrazas residuales que tuvieron un
desarrollo pedogenético continuo. Dado
lo anterior, se encuentran suelos
evolucionados en los niveles altos de
terraza y cuya característica principal es
la migración de arcilla y la saturación
de bases menor del 35%. El siguiente
nivel, el más extenso, se observa en
alrededores de Chinauta, y se originó
en varios eventos, el último de los cuales,
considerado el más torrencial, acarreó
grandes bloques de rocas. Los suelos en
estas geoformas presentan alta
evolución, migración y acumulación de
arcilla, gracias a periodos alternos de
humedad y sequía. Al contrario de lo
que se observa en el nivel superior, los
suelos del nivel inferior son menos
lavados y presentan una saturación de
bases superior al 35%. La capa
impermeable formada por la migración
y acumulación de arcilla es la que ha
dado estabilidad a los suelos esqueléticos
que se encuentran en el plano del
abanico-terraza.
Figura 6. Depósitos basculados en el talud del abanico terraza (C. Castro, 2009)
3.3 Clima y usos
Fusagasugá es ante todo un municipio
con aptitud cafetera, si se le analiza
desde las unidades climáticas que están comprendidas en la zona (figura
7). El 45,9% del territorio (8.935 ha)
goza de un clima templado húmedo,
ambiente apropiado para el café; para
este mismo piso térmico (1.000 a 2.000
metros) se presenta disminución de las
lluvias hasta un 12,9 % de su extensión (2.343 ha), lo cual determina un
clima templado seco; esas tierras, sensiblemente más secas, tienen aptitud
para frutales semiperennes, como la
pitahaya. El clima frío húmedo cobija
el 23,3% del área (4.531 ha), entre las
cotas 2.000 y 3.000 metros; allí son
importantes los usos agrícolas con
papa y cultivos transitorios. De importancia regional son los cultivos de
mora, habichuela y tomate de árbol.
El sector más húmedo, localizado en
la zona noreste del municipio, abarca
una extensión de 907 ha (4,7%) del
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área rural, en el denominado clima frío
muy húmedo; en este sector se encuentran los nacimientos de los ríos Cuja y
Panches, y es un área con importantes
reservas de aguas. Un sector bajo,
entre Chinauta y El Boquerón, o la vía
a Cumaca, se localiza en clima cálido
seco y ocupa una extensión aproximada de 2.570 ha (13,2%); esta zona
climática es apetecida para establecer
sitios de veraneo, turismo regional y
lugares de paso.
Figura 7. Distribución de pisos térmicos
3.4 Distribución de fragmentos de
rocas
Como característica importante de las
tierras puede anotarse que el 41,4% del
área rural (7.524 ha) tiene pedregosidad
superficial en los suelos (figura 8); esto
indica la magnitud de los fenómenos
glaciales, aluviales y coluviales
sucedidos en relación con el
levantamiento de la cordillera Oriental
y la actividad tectónica; lo anterior
ocasionó fracturamientos, solevantamientos y procesos de remoción masiva.
(figura 8). El 44,3% de las áreas
172
Carlos Enrique Castro Méndez
pedregosas (3.330 ha) se encuentra en
el clima templado húmedo, y el 33,8%,
en el cálido seco (2.540 ha). La
abundancia de rocas en superficie en las
áreas de Chinauta se ve representada en
la construcción de las haciendas El
Novillero y La Puerta, en donde se
observa, como rasgo cultural de la
región, la presencia de cercados de
piedra (figura 9). En las zonas de clima
templado-seco del municipio se identificaron 448 ha afectadas por piedras
en superficie; en el clima frío húmedo, 1.169 ha, y en el clima frío muy
húmedo, solo 37 ha.
Figura 8. Distribución de la pedregosidad
Figura 9. Corrales de la Hacienda La Puerta (C. Castro, 2009)
3.5 Degradación de tierras por
erosión
En el área rural de Fusagasugá se
encontró que 4.971 ha tienen procesos
erosivos activos de distinta intensidad:
en grado ligero, 1.735 ha; en grado
moderado, 1.498 ha, y en grado severo,
1.738 ha. Esto indica que las tierras,
debido al mal uso y a las prácticas
inadecuadas de suelos se encuentran en
constante desgaste con pérdida de su
productividad y reducción de los
rendimientos agrícolas (figura 10).
Perspectiva Geográfica Vol. 14, 2009
173
Figura 10. Intensidad de los procesos erosivos
Si analizamos el fenómeno erosivo por
unidad climática, se encuentra que en la
zona de clima templado la erosión
presente es, en su mayoría, de grado
ligero, debido principalmente al cultivo
del café en forma tradicional, que se
maneja bajo sombra y sotobosque. En
los climas frío y templado es común
encontrar que la erosión de los suelos
es de grado moderado, y se tienen
identificados sectores que históricamente
se encontraban sembrados con cultivos
semipermanentes y café. En los climas
templado y cálido se observa que la
erosión de los suelos tiene un grado
severo; estas áreas incluyen zonas
desprovistas de vegetación natural, con
altos índices de quemas y sectores que
fueron trabajados con cultivos
transitorios intensivos. También se
encontraron zonas en que las condiciones naturales actuales denotan
procesos de erosión geológica enmarcada en movimientos imperceptibles,
pero visibles en las cicatrices de
174
Carlos Enrique Castro Méndez
despegue de los movimientos en masa y
en la reptación observable por la
presencia de árboles inclinados en
algunos sectores.
Las tierras presentan degradación
inducida directa cuando la sociedad
interviene áreas de alta fragilidad
erosiva, que corresponden a los suelos
residuales formados a partir de
materiales poco cohesionados. Es el
caso del abanico-terraza de Chinauta,
que corresponde a una unidad
geomorfológica residual que ha sido
afectada por una falla geológica en los
predios de la Hacienda La Puerta,
fracturándola e inclinándola. Esta
geoforma ha disminuido su desmoramiento debido a la presencia
permanente de un horizonte argílico
en los suelos, que corresponde a la
migración y acumulación de partículas
de arcilla; si la sociedad afecta este
horizonte, el déficit de humedad sería
permanente, las aguas surtidas de
manera superficial para Chinauta se
perderían por percolación y los
procesos erosivos se intensificarían.
Una preocupación detectada en este
proceso de investigación es que la única área que comunica a Fusagasugá
con Girardot es la doble calzada que
cruza en toda su extensión el abanicoterraza de Chinauta, y la intervención
que se ha realizado en este sector sobre materiales poco cohesionados ha
llevado a la concesión de áreas de minería para extracción de materiales
para la construcción; también se observa una presión por espacios turísticos sobre la misma vía, lo que conduce a la densificación de la población
flotante en dichos sectores.
3.6 Relieve
6.536 hectáreas de la zona rural tienen
relieve entre fuertemente quebrado y
moderadamente escarpado, con pendientes de 50 a 75%; esta característica
de las tierras reduce las posibilidades de
uso agropecuario; 4.285 ha se
encuentran en relieves moderadamente
inclinados y moderadamente quebrados, con pendientes de 12 y 25%, y
posibilidades de uso agropecuario solo
bajo prácticas intensas de manejo de
suelos; 3.415 ha se encuentran en relieve
plano a moderadamente inclinado, con
pendientes menores de 12% (estas áreas
se encuentran en conflicto social, pues
son preferidas en el caso de asentamientos humanos en el sector de
Chinauta y en la vereda El Placer,
especialmente); 3.240 ha tienen relieve
moderado a fuertemente quebrado con
pendientes entre 25 y 50%, y con menor
cubrimiento se encuentran 687 ha de
relieve muy escarpado y pendientes
mayores de 75% (figura 11).
Figura 11. Distribución de los relieves
Perspectiva Geográfica Vol. 14, 2009
175
3.7 Acidez
11.752 hectáreas tienen reacción
fuerte a extremadamente ácida; de esta
extensión, en al menos 7.000 hectáreas
los suelos están afectados por el exceso
de aluminio intercambiable. En 4.813
hectáreas de la zona, los suelos tienen
reacción medianamente ácida a neutra;
estos suelos ofrecen condiciones
adecuadas para la nutrición vegetal.
En 1.598 hectáreas la reacción de los
suelos es de ligera a fuertemente
alcalina; estos suelos están formados
sobre materiales calcáreos en el talud
de terraza o en pequeños sectores
saturados de sodio en el plano
basculado de la parte baja del abanico
terraza. El predominio de suelos de
reacción ácida es atribuible a la
correspondencia que existe entre
relieves muy pronunciados (36%) y
medios edáficos bien drenados
(87,1%); el 11,8% de las tierras tienen
drenaje moderado a imperfectamente
drenado, y solo el 1,4% tienen drenaje
pobre.
Bajo estas condiciones, las necesidades
de nutrientes han llevado a un uso excesivo de fertilizantes, y es el campesino
quien decide establecer áreas para el
comercio, mientras consume otros productos como los balues, guatilas y gallinas campesinas, que hacen parte de su
dieta básica (figura 12).
Figura 12. Campesino en labores agrícolas (C. Castro, 2009)
176
Carlos Enrique Castro Méndez
3.8 Nutrición del suelo
Se presenta variedad de suelos con limitaciones o potencialidades; desde el
punto de vista del intercambio de
nutrientes entre el suelo y la planta, se
observa lo siguiente: 6.085 ha de suelo tienen alta capacidad para retener
nutrientes; 5.231 ha tienen mediana
capacidad de intercambio de cationes;
4.595 ha están en rangos normales de
capacidad de cambio catiónico; 2.252
ha tienen capacidad de cambio
catiónico baja.
De igual manera, se destaca el predominio de suelos con insuficiencia de
nutrientes: el 54,4% de las áreas rurales (9.881 hectáreas) tienen bajos a
muy bajos contenidos de nutrientes,
como calcio, magnesio y potasio; el
17,1% de los suelos (3.106 hectáreas)
tienen medianos contenidos de estas
bases, y el 28,8% (5.231 hectáreas)
tienen altos contenidos de bases.
Con todo lo anterior, el 41,2% de suelos (7.483 ha) tiene fertilidad moderada; el 35,3% (6.412 ha), fertilidad baja
a muy baja; el 16,5% (3.000 ha), alta
fertilidad, y el 7,1% (1.290 ha), fertilidad muy alta.
Los procesos de ocupación del territorio manifestados en los usos agrícolas ha llevado al agotamiento de las
reservas de nutrientes y disminución
de la productividad, como manifestaron los entrevistados en los campos:
"la tierra está cansada", especialmente en las áreas de climas templados,
mientras que las labores agrícolas en
los últimos años se han intensificado
en las áreas de climas fríos, especialmente en las veredas de Bochica, Santa Lucía y el Guavio.
3.9 Aptitud de uso
El municipio de Fusagasugá cuenta en
su área rural con 3.456 ha (19%) que
tienen aptitud agrícola para cultivos
transitorios semiintensivos y cultivos
permanentes; estas tierras se encuentran principalmente en las veredas
Bethel, El Placer, Espinalito, La Vuelta y San Antonio, y también en sectores de las veredas Santa Lucía, El Carmen, La Puerta, Batán, La Palma y El
Resguardo. 7.454 ha (41%) del sector
rural tienen aptitud para agricultura
combinada en sistemas agrosilvopastoril y silvopastoril; se distinguen en
las veredas Bosachoque Cucharal, El
Jordán, Los Sauces, Pekín, Piamonte,
Resguardo y Tierranegra, con algunos
pequeños sectores en las veredas
Bochica, el Guavio, La Isla, Mosqueral
y Sardinas. 4.431 hectáreas (24%) tienen aptitud forestal con sistemas
silvoagrícola y forestal protector productor; se localizan principalmente en
las veredas La Vuelta, San Antonio,
Santa María, Viena y El Triunfo, también en las veredas La Puerta, Batán y
Bochica. Finalmente, 2.922 hectáreas
(16,1%) son tierras que deben conservarse por ser importantes nacimientos
de aguas; se localizan en las veredas
San Rafael y los Robles, El Triunfo,
El Guavio, la Palma, Sardinas y
Tierranegra.
Perspectiva Geográfica Vol. 14, 2009
177
3.10 Manejo
11.770 hectáreas requieren prácticas
de manejo intensivas, para evitar la
pérdida de productividad y garantizar
su utilización por las generaciones
futuras. Se recomienda la siembra de
cultivos resistentes a la acidez, elección
de cultivos permanentes o semipermanentes en sistema multiestrata,
mantenimiento de las coberturas
vegetales naturales y la resiembra de
especies nativas; igualmente, la
siembra de especies que requieran
poca profundidad efectiva y
preparación manual.
4. Consideraciones finales
El levantamiento de suelos es un instrumento técnico que permite tomar
decisiones. Este documento es útil para
unificar criterios, muchas veces dispersos en varios instrumentos de planificación, como son el Plan de Ordenamiento Territorial y los planes de ordenamiento de cuencas hidrográficas.
Los resultados del levantamiento permiten definir no solamente la verdadera aptitud de los suelos, sino que se
convierten en un referente de línea
básica que permite entender la relación
sociedad-naturaleza.
El suelo representa la síntesis de variables biofísicas que, estudiadas por
separado, solo sirven como elementos
descriptivos. No solo en su origen y
desarrollo, sino también en su morfología, el suelo lleva también impresas
las huellas de las generaciones que lo
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han utilizado, en las cuales se reflejan
los abusos y aciertos de que ha sido
objeto. La pérdida de suelos marca un
retroceso en los procesos evolutivos
que lo originaron; es la pérdida del
capital y, finalmente, de la existencia
humana.
Se encuentra una inquietante tendencia
a la ocupación de tierras y
sobrevaloración de predios en cercanía
a la doble calzada Bogotá-Girardot; los
nuevos ocupantes de este espacio demandan abundante cantidad de agua para
sus actividades turísticas; en algunos
sectores, como la vereda Espinalito, se
encuentran latentes algunos conflictos
sociales a causa de la proyección de sitios turísticos, que irían en detrimento
de la disponibilidad de las aguas necesarias para el riego de los cultivos. Las
mejores tierras para agricultura están
reservadas para el turismo bogotano y
para industrias avícolas, especialmente
en la vereda El Placer.
La fragmentación del paisaje y la
privatización de senderos y vías es una
constante en las veredas localizadas al
borde de la vía Panamericana. Las ferias ganaderas del municipio de
Arbeláez congestionan la única vía que
tienen los pequeños ganaderos para
desplazar sus ganados en tránsito entre veredas colindantes de los municipios de Arbeláez y Fusagasugá. La
ocupación de las mejores tierras ha
obligado al desplazamiento de la población campesina hacia los sectores
más altos, con sus consecuentes conflictos de uso.
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Fecha de recepción: 9 de marzo de 2009
Fecha de aprobación: 12 de mayo de 2009
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