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Ficha de observacion

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Ficha de observación: Fecha: Hora: La costumbre es una práctica social, entre la mayor parte de los integrantes de una comunidad. Es posible diferenciar entre las buenas costumbres (aprobadas por la sociedad) y las malas costumbres (consideradas como negativas). En ciertos casos, las leyes tratan de modificar las conductas que suponen una mala costumbre. Para la sociología, las costumbres son componentes de la cultura que se transmiten de generación en generación y que, por lo tanto, están relacionadas con la adaptación del individuo al grupo social. Existen distintos tipos de consideraciones sociales respecto a las costumbres. En Argentina, por ejemplo, tomar mate es una costumbre. Una persona a quien no le gusta el mate, de todas formas, no es criticada o censurada socialmente. Distinto sería el caso del sujeto que desayuna y merienda con licor o ginebra: si bien no es ilegal, la conducta recibiría la condena social. Costumbres que debemos erradicar Este concepto, así como el de tradición, debe tomarse con delicadeza. En muchas ocasiones se lo ha utilizado para justificar actitudes dañinas y para impedir que diferentes organismos puedan hacer nada por impedir tales actos, argumentando que no debemos perder la esencia de nuestra tierra. A continuación les presentamos una serie de costumbres socialmente aceptadas que generan un impacto en el medio ambiente y en la vida de los animales: *Fuegos artificiales y entretenimientos pirotécnicos: Durante las navidades y las fiestas importantes de muchos lugares del mundo los fuegos artificiales se vuelven protagonistas. Es una costumbre antigua que se mantiene, pese a que se sabe que los gases que eliminan estos “juguetes” dañan el ecosistema, más allá de que pueden ser sumamente peligrosos para aquellos que se encuentran cerca de quien los utiliza. *Corridas de toros: Pese a que en algunos países se argumenta que es imposible desprenderse de este entretenimiento satírico, probadas muestras se han dado de lo mucho que sufren estos animales y lo terrible que es que se sigan realizando esta serie de prácticas en una época en que la información llega a todos los rincones. La certeza de que los animales tienen una forma muy similar a la nuestra de sentir debería ser razón suficiente para abandonar este tipo de costumbres; no obstante, no es la única.