1
EL MÉDICO-ADIVINO EN EL ÁFRICA BANTÚ
Jesús Fuentes Guerra
2
INTRODUCCIÓN
Alguien dijo una vez que para definir lo que una cultura aporta a otra, es necesario
conocer lo que porta.1 Lo que es lo mismo el contenido del sustrato, su manifestación en
la oriundez, sus transformaciones en y su intercambio con el nuevo referente deben ser
de pleno dominio para el investigador y esa es una de las principales carencias de la
antropología cultural cubana en lo referido a los estudios etno-religiosos. En otras
palabras, se pretende hacer etnología (aventurando conceptos), sin un material
etnográfico apropiado y aportador de las fuentes originales. Se enfatiza en el
paralelismo esgrimiendo un caduco evolucionismo trasnochado, se
cuestiona
el
difusionismo, y hasta se niega el sincretismo (manifestación sincrónica de la
transculturación) que es la consecuencia inevitable de ese terrible accidente histórico
que fue la trata y la introducción del negro esclavo en Cuba.
Así resulta que se pretende valorar la Regla de Ocha y la Regla de Palo Monte, por
ejemplo, y se desconoce cuáles son las características de los sustratos en el contexto
africano. Entonces, el lector cubano tiene que soportar las increíbles (y graciosas)
travesías de Orula por Egipto, Persia, La Meca y el Tíbet como un supuesto origen
(según algunos “investigadores”) del oráculo de Ifá de los yorubas y aceptar (¿con duda
kantiana?) que los congos politeístas adoran a un panteón de dioses. Las propuestas
disparatadas no escasean, tanto en el plano lingüístico como en el cultual.
La africanística, en términos generales, carece en Cuba de bibliografía.2 Por lo
tanto, ¿cómo valorar los sistemas de creencias cubanos de sustrato africano con un
mínimo de cientificidad? Resultado de esta carencia: la mayoría de los estudios están
permeados por un descriptivismo que ya agobia al público lector, donde abundan las
versiones contradictorias y localistas; y en el mejor de los casos, por abordajes
sociológicos de alcances limitados.
1
Consúltese al respecto Menéndez (1993: 49-51)
2
Una versión inicial de este artículo se escribió en 1987. Han transcurrido, por lo tanto, veinte
años. No obstante, la carencia bibliográfica sobre la africanía se mantiene aún.
3
Con La nganga africana: un tratado de magia blanca y medicina tradicional
pretendo hacer un modesto aporte a los estudios africanísticos en nuestro país. Quizás
pueda servir de punto de partida para otros empeños mayores.
Es importante que el lector tenga también algunos antecedentes para mayor
comprensión de este texto. La zona llamada bantú se caracteriza por poseer una gran
homogeneidad lingüística y cultural (donde se incluye lo religioso, y, específicamente,
lo cultual), y tiene una superficie de más de 11 millones de km², o sea que representa
una tercera parte de África, con una población aproximada de 200 millones de
habitantes. Se hablan idiomas y dialectos de esta familia de lenguas en 25 países del
África Meridional, Centroccidental, Oriental y Central.3 El sistema de creencias de
todos los grupos etnolingüísticos bantú de la zona arriba citada tiene como fundamento
el culto a entidades espirituales, quienes actúan para su proyección litúrgica sobre los
tres planos vivenciales en que se mueve el muntu u hombre Africano: la comunidad, la
familia y la periferia.
En la primera esfera aparece el conjunto de tribus, clanes o confederación tribal
agrupados en torno al mhondoro;4 el espíritu del fundador de la etnia (el hacedor de
lluvia) quien vela por el bienestar de su pueblo como un todo. Como la actividad
económica de la vida de sus hijos depende de la agricultura y la ganadería, él tiene que
proporcionar lluvia para que la cosecha y la masa ganadera prosperen. Él también
controla las plagas y las inundaciones, así como se encarga de aceptar a los nuevos
miembros que emigran hacia su “provincia”. Desde el punto de vista político, su
importancia fundamental radica en que él puede intervenir en la elección de un nuevo
3
El autor de este ensayo utiliza el término español bantú para el africano bantu, tanto en
singular como plural. No uso la forma pluralizada castellana bantúes porque considero que con
ese vocablo se comete una redundancia (pluralidad doble), ya que la voz africana bantu
‘pueblos, personas, pueblos’ ya está en plural (sing. muntu ‘persona, ser humano’).
4
Los datos para este ensayo provienen de mi labor de campo, llevado a cabo en Mashonaland
(Zimbabue) entre 1986 y 1989. La mayoría de los términos aparecen en shona una de las
lenguas nacionales de Zimbabue. Cuando sea posible, daré la variante de las voces africanas
shona en kikongo con la finalidad de acercar al lector lingüísticamente al sustrato del palero
cubano. El mhondoro shona equivale al nkuluntu (mukulu wa nsi) ‘espíritu del país’ entre lo
bakongo. La abreviatura kik. equivale a kikongo.
4
mambo5 o jefe. Este médium tribal es el que se encarga de ceremonias comunales
(rituales de los primeros frutos, ceremonia para producir la lluvia, etcétera). A él se le
dedican determinados santuarios.
En contraste con los espíritus tribales a quienes les interesa el bienestar de todo el
conjunto humano de su dominio territorial, están los espíritus de los mayores,
pertenecientes a un núcleo familiar. Los individuos de ese núcleo mantienen vínculos
con sus abuelos y padre fallecidos a través del svikiro o médium de la familia. El ente
más importante de esta unidad es el sekuru ‘abuelo’6 y, después de él, el baba o tata
‘padre’.7
Se espera, por ende, que estos muertos se ocupen de sus descendientes directos. En
otras palabras los vadzimu ‘espíritus ancestrales’8 velan por los intereses y la salud de la
progenie y de los subclanes menores. En tiempos de enfermedad y muerte de uno de sus
miembros, ellos son consultados para ver cuál de los espíritus hizo que la familia
perdiera los poderes protectores de sus entidades y permitió que algún ngozi ‘espíritu
agraviado’9 entrara en casa.
La creencias de los bantú tienden a expresarse, más que en complicadas
especulaciones metafísicas, en términos de ritual. Casi todos los aspectos de la vida se
han ritualizado de una forma u otra. Estas ceremonias pueden clasificarse en dos grupos:
“rituales relacionados con el linaje” y “rituales comunales”. Estos ritos fueron
estudiados in extenso en Fuentes Guerra (2003, capítulos III y IV).
Los bantú consideran que en los alrededores de sus aldeas existen toda una serie de
espíritus o manifestaciones sobrehumanas que no se ajustan a los dos grandes sistemas
de creencias antes descritos (muy someramente): el comunal, encabezado por el
mhondoro (espíritu del fundador, el hacedor de lluvias o “espíritu-león”) y el familiar
cuyos entes básicos son los vadzimu. Son entidades independientes, y muy temidas por
todas las personas. Cada pueblo les confiere un origen foráneo y su presencia parece
5
kik. mfumu mpu ‘jefe coronado’.
6
kik. nkayi.
7
kik. se.
8
kik. bakulu.
9
kik. kimpumbulu, nkuyu, nkuyi.
5
encaminada a esclarecer en términos mágicos ciertas características ambientales en un
lugar específico.
Por eso, abundan las montañas que caminan, los árboles que conversan, las lagunas
sagradas donde viven los nzuzu (mitad pez, mitad persona), con los cuales muchos
nganga han aprendido el método de adivinar. Otra función de los espíritus de la periferia
parece ser la de buscar un ajuste entre el colectivo humano y las fuerzas extrañas que a
menudo pugnan por imponerse y que, al mismo tiempo, constituyen un vehículo de
expresión de algunas enfermedades.
La entidad periférica más importante del África bantú son los mashavi10
—
utilizamos aquí el término shona por resultar el de mayor extensión, pero cada lengua,
por supuesto, tiene su voz específica para esta manifestación suprahumana. También
dentro de esta categoría se considera a los nativos que fallecieron sin casarse y algunos
animales; en especial, el babuino. Las ánimas de estas criaturas sin parientes a quienes
poseer, les confiere a los médiums seleccionados un talento específico: la habilidad de
cazar, bailar, curar, tocar el tambor o la mbira ‘marímbula’.
En la cultura bantú hay dos agentes -en este caso humanos que desempeñan un papel
muy importante: la muroyi ‘bruja o hechicero’,11 cuya función consiste en hacer daño,
agredir o matar, mediante operaciones mágicas y el nganga o n'anga ‘médico adivino o
curandero’,12 encargado de proteger la salud (física o espiritual) de los nativos. Las
características de la muroyi (muloyi o muloi), o brujas fueron también reseñadas en
Fuentes Guerra (2003: 73-82).
Es al n'anga a quien dedicamos este capítulo.
10
kik. simbi.
11
kik. muloki o ndoki.
12
kik. nganga.
6
I
EL NGANGA
Muchas etnias bantú del sur del Zambezi poseen en sus lenguas dos términos
relacionados con el arte de curar y de la adivinación. De la raíz protobantú *-goma
‘tambor’13 provienen el isangoma zulu, el mokome sotho, el mungome venda, el
mugome lodebu.14 Con este vocablo ellos designan al adivino puro, quien sondea en la
causa de una enfermedad o desgracia y predice el porvenir. La elección del lexema
original *-goma, se justifica en tanto que el acto adivinatorio muchas veces es precedido
o inducido por toque de tambor o de algún instrumento de similar factura.
Estas naciones también distinguen el yerbero o curandero tradicional con las voces
inyaga (zulu), nyanga (tsonga), ngaka (sotho), ngaga (lobedu), nganga (venda),
etcétera. Remontándonos más lejos de nuestra área de estudio, vemos que los congos y
muchos otros pueblos del África Centroccidental también utilizan la misma palabra,
nganga, mientras que entre los swahilis de la costa oriental existe su correspondiente
mganga. Los practicantes de la Regla de Palo, sistema de creencias cubano de oriundez
bantú (específicamente kikongo), llaman tata nganga o (n)gangulero, entre otras
denominaciones, al hechicero, curandero o adivino, ya que algunos componentes de esa
religión tuvieron sus orígenes en el África bantú (específicamente en el Bajo Congo).
El término nganga y todas sus variantes provienen (si se parte de un análisis
diacrónico o de la lingüística histórica) del protobantú *-nyanga que significa “cuerno”.
Entre los yerberos africanos es usual poseer vasijas hechas con la cornamenta de
algunas especies de cérvidos. Estos recipientes lo utilizan para guardar polvos
medicinales, ungüentos, brebajes, entre otras sustancias curativas. Los paleros cubanos
también llaman nganga a una cazuela de barro o hierro, la cual contiene el
“fundamento” de toda su actividad mágica. Curiosamente, en la Regla Conga cubana la
voz nganga (sin ningún otro complemento) no designa al practicante del credo o
sacerdote (como en África), sino al nkisi o receptáculo mágico. Es decir, en Cuba se
13
El símbolo * (asterisco) delante de un vocablo indica que ese término es una reconstrucción
lingüística o palabra hipotética.
14
kik. ngoma
7
produce otro desplazamiento semántico: del practicante a la vasija espiritual que
representa el centro de la actividad cultual de la praxis palera. La extensión del
significado se mueve, pues, desde el hombre (en África) al objeto (en Cuba).
Uno de los informantes más viejos de Lydia Cabrera enumera el contenido de esta
“prenda”:
En fin, las ngangas, nkisos, kimbisas, villumbas [sic.], macutos o boumbas, se
preparan con huesos humanos, tierra, palos, raíces y animales. Se añade una
Bola-Mundo, la bola verde y santa, de yerba, que se encuentra en el estómago
de las vacas. Una reliquia muy sagrada y de lo más milagrosa, que una vez
en el caldero le da virtud a los apreparados con que cura el Padre. (Cabrera
1954: 130)
Es importante insistir en la conclusión a la que la autora del Monte llega después de
escuchar algunas opiniones de descendientes de esclavos:
La boumba, el macuto, el sacu-sacu, el envoltorio, el saco —y el jolongo—
en una palabra —también la nganga de güiro grande y chico era cosa de
antiguos— procede, según ellos, a la kimbisa y a la vrillumba más livianas;
obra de criollos, que es nganga dentro de cazuela o de caldero. (Cabrera 1954:
129)15
Al parecer las primeras nganga construidas en Cuba tenían, lógicamente,
características muy cercanas a los nkisi congos y a las de otras zonas del África bantú;
15
El subrayado es del autor de este ensayo.
8
es decir, al tarro, al güiro, al recipiente pequeño; mientras que la actual “prenda” es ya
un producto netamente cubano.
Es necesario aclarar que los shona no discriminan terminológicamente al adivino del
yerbero. Ya realice una función específica, pronosticar o curar, o ambas a las vez, este
prácticamente se conoce con el apelativo de n'anga;16 el pueblo también le ha otorgado
el título de chiremba, término con el que se denomina al médico del hospital, y a la
corona de plumas que muchos vadzimambo (sing. mambo) usan en la cabeza durante la
celebración de algún ritual importante.17 Por otra parte, además de los nyanga
‘contenedores de una mushonga, medicina específica’,18 el n´anga shona posee la gona
(pl. makona), especie de calabaza, recipiente que contiene la medicina mágica, la
panacea africana.19 A este tipo de vasija es al que se refieren los viejos informantes de
Lydia Cabrera, cuando dicen que “la nganga de güiro grande o chico era cosa de
antiguos” y que “la nganga dentro de cazuela o de caldero era obra de criollos”.
Gona rekurapa ‘calabaza para curar’20 equivale a la nganga o “prenda cristiana” del
mayombero; es la que utilizan los n'anga; mientras que la gona rekuroya ‘calabaza para
embrujar’21 se asemeja a lo que el palero llama ‘prenda judía’, y, según los shona, de
ella se valen las varoyi ‘brujas’22 para llevar a cabo sus encantamientos malignos.
La gona del médico-adivino contiene una base oleaginosa, la que generalmente se
extrae del mapfuta (Ricinus communis).23 A ella se le añade azúcar, un poco de miel,24
pedazos pequeños de raíces y ramitas de las semillas de diferentes especies de
16
Entre los bakongo, nganga ngombo es el adivino; nganga buka le llaman al curandero, y
nganga longo, al yerbero puro (el que suministra el kilongo, pl. bilongo ‘medicina’). El ngaka
pedi es también adivino y curandero.
17
Esta “corona” se conoce entre los bakongo con el término mpu.
18
kik. mpaka.
19
kik. nkisi.
20
Aproximadamente nkisi wa buka, en kik.
21
Equivaldría en kik. a nkisi wa loka.
22
kik. ndoki, bandoki.
23
kik. mafuta.
24
kik. bwiki.
9
Loranthus (gomarara). Cuando el aceite se agota, es reemplazado; pero las raíces se
mantienen dentro de la calabaza.
Muchos n'anga afirman que su gona ha sido heredada por una larga generación de
curanderos y que, por lo tanto, su composición es secreta. Para ellos eso tiene un gran
valor, ya que su eficacia y función mágica están directamente relacionadas con su
antigüedad. Los pacientes le temen y jamás se atreverían a tocarla, incluso evitan todo
contacto visual con ella. Porciones de corazón de león han añadido algunos practicantes
a sus calabazas mágicas, ya que este felino simboliza el poder y la dignidad. El aceite de
esas makona (sing. gona), al ser frotado sobre el rostro del enfermo, le dará a éste la
fuerza necesaria para emprender determinada acción. Partes de las patas, la cabeza y el
corazón del buitre pueden estar dentro de la vasija, porque la capacidad visual del ave
hace que el n'anga pueda ver fácilmente la causa de un problema y adivinar el futuro.
Otro instrumento importante del médico tradicional es el muswe ‘rabo de cebra, buey
u otro rumiante’,25 utilizado para ahuyentar los malos espíritus y para tranquilizar a
pacientes con patología de síntomas violentos. Para ello se impregna la punta del
muswe con el aceite de la gona o con alguna otra medicina aromática y se realizan pases
o “despojos” por el cuerpo del enfermo.
Mutundu wechiremba es la cesta (hecha con hojas de la palmera murara (Hyphaene
benguellensis) en la que el oficiante transporta sus útiles de trabajo. Algunos n'anga
tocan o mandan a tocar el ngoma ‘tambor’, la mbira ‘marímbula’ y los hosho ‘maracas’
durante el trance adivinatorio. Con esos instrumentos aplacan al paciente poseído por
algún espíritu perturbador. El gano ‘hacha’ y el tsvimbo ‘bastón’ son simples atributos
del chiremba ‘médico’ y no desempeñan ningún papel práctico en el arte del pronóstico
y la cura de las enfermedades.
Para facilitar la posesión mediúmnica, ciertos n'anga huelen el bute (rapé) que
llevan en un pequeño estuche conocido con el nombre de chinu o chibako. Para obtener
el rapé se cortan hojas de fodya (Nicotiana tabacum),26 las cuales se ponen a secar al
25
kik. nkila.
26
kik. nsunga.
10
sol. Luego se machacan sobre un guyo ‘mortero de piedra’27 y se guardan en el
chibako. Posteriormente, este polvo (en baño María) se deja hervir en un hari ‘cazuela
de barro’; y por último, es colocado al sol para que se seque. El bute de los n'anga y
masvikiro difiere del que usa el consumidor común en que el de este último se mezcla
con polvos aromáticos o con tabaco quemado.
En las zonas rurales y suburbanas de Zimbabue, los adivinos usan el madhumbu28 o
vestuario tradicional, consistente en una manta de piel (de leopardo o antílope) o tela
(roja, negra o carmelita)29 que les cubre el pecho y los hombros. Llevan además collares
de cuentas blancas y negras o blancas y rojas o blancas y azules, en función de mazango
‘resguardos’;30 así como el ngundu, que puede ser un casquete o corona de plumas de
avestruz o una especie de peluca de pelo o fibra.31 Casi siempre, a los collares o
zvuma,32 el oficiante adiciona hambi ‘cintas’ y ndoro ‘caracoles’33 como elementos
mágico-protectores.
Aunque muchos bantú se han convertido en n'anga a través de la práctica luego de
ser entrenados por un experto, la mayoría de los novicios han recibido el don de
adivinar mediante la posesión de algún espíritu. Son dos las entidades que pueden
conferir esta virtud: el mudzimu34 ‘espíritu ancestral’ y el shavi35 ‘espíritu de la
periferia’.36 Entre algunos grupos ribereños (tongas y vendas, et al.) existen versiones
fantásticas sobre las artes adivinatorias, ya que, según ellos, algunos hombres adquieren
27
kik. kibuka
28
kik. nkanda a ngo.
29
kik. nlele yambwaki ‘tela roja’, kik. nlele yandombe ‘tela negra’
30
Veáse también las voces paleras makuto y (a)ndile en Cabrera (1984: 21-22).
31
kik. mpu.
32
kik. nsanga (pl. minsanga)
33
kik. nzimbu.
34
kik. nkulu o mukulu (pl. bakulu).
35
kik. simbi.
36
En Fuentes Guerra (2003: 67-84) se reseñan las características de todas estas entidades.
11
la condición de adivinos o yerberos al ser entrenados por los nzuzu ‘espíritus del agua’
durante semanas o meses, en el fondo de los ríos y lagunas.37
Una entrevista realizada por M. Gelfand (1985) a 34 n'anga residentes en los barrios
obreros y en las zonas suburbanas de Harare (Mbare, Highfield y Mufakose) arrojan los
siguientes datos: Son poseídos por espíritus, 26; de ellos, 21 por mudzimu solamente; 1
por un shavi y 4 por mudzimu y shavi a la vez. Sólo 8 adivinan sin mediación espiritual.
Entre estos últimos no hay ninguna mujer. Estos simples números confirman el peso
que tiene la mediumnidad en el sistema adivinatorio de los shona. El desbalance que
38
existe entre la posesión-mudzimu y la posesión-shavi (21-1) radica en que cuando este
último posee a una persona casi siempre se queda en el núcleo de la familia, y, al morir
el miembro poseído, el shavi se transfiere a otro(s) pariente(s) por un proceso de
herencia espiritual, dejando así de ser entidad periférica para convertirse en mudzimu.
En ocasiones sucede lo contrario, es decir, que el espíritu de un abuelo o padre n'anga
no encuentre dentro de su descendencia a alguien que pueda encarnar y se vea
precisado a buscar, en otro clan o nación, a un médium para traspasarle sus poderes,
entonces, el mudzimu se transforma en shavi. Como se aprecia, la medicina tradicional
no puede ser deslindada del sistema de creencias bantú, ya que ella se incorpora a la
esencia misma de su religión: el culto a los ancestros. Hammond-Tooke se refiere al
respecto:
Entre los nguni (abazulu, abaxhosa, etcétera) la condición de adivino está
estrechamente asociada con los espíritus ancestrales. No solamente la
37
Estos espíritus acuáticos o entidades del agua ostentan diferentes nombres (de acuerdo con la
monta del fetiche) entre los paleros cubanos: Kisimbi Masa, Mama Kalunga, Mama Umba,
Mboma, Mbumba Mamba, Nkita Kiamasa, Nkita Kuna Masa, Nkita Kuna Mamba y Pungo
Kasimba. Ver estas expresiones en Fuentes / Schwegler (2005: 131-200) y las fuentes allí
citadas. Díaz Fabelo (1998: 135) trae Yaya Lango como otra deidad acuática de los mayomberos
de Cuba.
38
Gelfand, M. y otros autores: The traditional medical practitiener in Zimbabwe. Harare, 1985,
pág. 6.
12
vocación se origina en un llamado especial de los ancestros, sino que el acto
adivinatorio en sí mismo consiste en una directa comunicación con los
muertos quienes hablan a través del adivino, convirtiéndolo de hecho en su
médium. El "llamado" se presenta en forma de una enfermedad específica,
conocida con el nombre de ukuthwasa; la cual se caracteriza por dolores en
diferentes partes del cuerpo, así como espasmos nerviosos incontrolables y
esporádicos períodos de disociación de la mente. Un informante zulu acuñó
una vez esta frase inmemorial: “El (el adivino) se convierte en una casa de
sueños”. (Hammond-Tooke, 1974: 348-349)39
La neófita (la gran mayoría de los practicantes nguni son mujeres) aprende con un
isangoma (adivino zulu) experimentando, quien la entrena durante cierto tiempo, donde
se incluye el uso de algunas medicinas y, específicamente, la realización de rituales
danzarios conocidos como ukuxhentsa, los cuales inducen el trance y la posesión
espiritual. Cualquiera puede contraer la ukuthwasa (especie de epilepsia), aunque existe
la tendencia de que este tipo de enfermedad se manifieste en determinadas familias.
Durante el adiestramiento la novicia se halla en peligro de “contaminación ritual”, y por
lo tanto, tiene que guardar la observancia de numerosos tabúes alimentarios y de diversa
índole, evitando el contacto con los demás miembros de la comunidad en la mayor
medida posible.
Para evitar el enojo de los doctores espirituales, quienes en determinados momentos
podrían obstaculizar el trance adivinatorio, el n'anga shona también está obligado a
respetar algunos tabúes; por ejemplo, no fumar, ni usar perfumes; no comer ramba
‘barbo’, ni cerdo, ni cebolla.40 Para ingerir la carne de cabra, ésta tiene que ser
sacrificada según prescribe un ritual. El adivino no puede comer en platos que hayan
sido usados por otras personas. Generalmente, él lleva sus propias vasijas cuando tiene
39
La traducción es del autor de este ensayo.
40
kik. nbizi ya masa ‘pescado’; ngulu ‘cerdo’; malala ‘cebolla’.
13
que trasladarse lejos de su aldea o de su ciudad. Es común que lo acompañe un
makumbi ‘ayudante’41 quien es el encargado de preparar sus alimentos.
Una vez asentado el espíritu tutelar de la adivinación, ya sea mudzimu o shavi, en la
cabeza de su médium, el oráculo debe llevar a cabo las ceremonias de cumplimiento,
que casi siempre tienen lugar una vez al año, para que las entidades se sientan
agradecidas por el talento conferido y no le causen problemas. Las características de
estos rituales han sido reseñadas en Fuentes Guerra (2003). Por lo común, el rito
propiciatorio consiste en el sacrificio de una res (cabra o buey) y en el ofrecimiento de
la cerveza tradicional.42
Detrás del sistema de creencias bantú y de los principios de la práctica de la
medicina africana existe un conocimiento substancial de la naturaleza y de la forma en
que ella opera. Este conocimiento es empírico y no mágico y abarca desde la siembra
de la semilla en el lugar oportuno, hasta la recogida del fruto en el momento previsto, y
la rotación de los cultivos. El africano observa las estaciones y a ellas vincula el ciclo
agrario. Es un buen agricultor y además conoce los usos prácticos y nutricionales de las
plantas y los frutos silvestres. Pero es importante destacar lo que Hammond-Tooke dice
al respecto:
Sería incorrecto describir este conocimiento como “científico”, si con ello
nos referimos a que él [el nativo] explica su dominio en términos de teorías
explícitas, las cuales postulan conexiones lógicas entre los fenómenos, sino
que este conocimiento es empírico en el sentido de que es el producto del
método de tanteo o prueba por el error y traspasado así a la tradición
tecnológica. Esto también es verdad para la cura de las dolencias menores, las
que son tratadas de la misma forma que lo hacen los blancos. Los lobedu
hacen inhalaciones de agua hervida para combatir los resfriados; tablillas de
41
pal. bakofula
42
kik. nsamba; pal. chamba. Ver capítulos dedicados al mudzimu y al shavi, en Fuentes Guerra
(2003).
14
corteza de árboles se usan para reducir fracturas; los dientes son extraídos con
un instrumento semejante a un atizador. Uso común tienen los enemas y los
eméticos, entre los nguni. Pero esas técnicas pragmáticas constituyen una
insignificante proporción del total. Llega un momento en que el conocimiento
del nativo toca a su fin, y los caprichos del tiempo, las plagas, las
enfermedades y las muertes se hacen imposibles de predecir. Ante la ausencia
de controles y conocimientos científicos, la magia se impone. (HammondTooke, 1974: 340)43
Científicamente se ha demostrado que muchas plantas usadas por estos africanos
tienen propiedades terapéuticas, pero tanto la “medicina” de origen vegetal como las
partes de los animales y otras sustancias de que se vale el n'anga para preparar sus
remedios, poseen también un alto contenido mágico. Es decir, que los africanos “no
discriminan entre la medicina pura y la medicina mágica; todo lo que podemos afirmar
es que las medidas tomadas para la protección (mazango, en shona)44 son de naturaleza
mágica desde nuestro punto de vista, mientras que los tratamientos de las enfermedades
pueden ser parcialmente terapéuticos” (Hammond-Tooke, 1974: 341). Abundan los
ejemplos en casi todas las culturas del uso de la magia vinculada a la acción curativa o a
la medicina protectora. De ella tampoco pueden prescindir las varoyi ‘brujas’ y los
hechiceros para perjudicar a sus víctimas. El n'anga la usa para curar o proteger al
paciente. En los sistemas de creencias cubanos de sustrato africano, el palero, la
iyalocha [<luc. iyá ‘madre’ + <luc. ocha ‘santo’; lit. ‘santera, madre de santo’]45 y el
babalawo [<luc. baba ‘padre’ + awó ‘secreto’; lit. ‘padre de los secretos’] utilizan las
técnicas de encantamiento en la mayoría de sus trabajos.
Algunos casos son muy ilustrativos: El n'anga shona, para el crecimiento del pene,
suele recomendar que se corte un extremo del fruto producido por la planta mumvee
43
La traducción es nuestra.
44
pal. makuto
45
El signo < seguido de la abreviatura luc. Significa que la voz o el término proviene o se deriva del
lucumí.
15
(Kigelia africana).46 En la medida en que la parte dejada en el árbol vuelva a crecer, así
se desarrollará el órgano genital del paciente. Para que no se alargue en demasía el
miembro viril, una vez alcanzada la talla prevista, el fruto —“grande, colgante y
cilíndrico, semejante a un salchichón”47— deberá ser separado de la mata. Las mujeres
pueden reducir el tamaño de la vagina introduciéndose en ella polvo de raíces del
muwito (Gnidia buchananii). Dicen los shona que esta planta “se recoge” cuando
alguien la corta. Un potente afrodisíaco preparan los adivinos con porciones de tierra
orinada por babuinos. Parece que estos simios llevan una vida sexual muy activa. Según
Hammond Tooke, los mpondo “cierran” la tos al atarle a un niño enfermo una llavecita
en torno al cuello y un inyanga zulu conviene que contra los espasmos y convulsiones
se usan animales que se caracterizan por movimientos convulsos. El mismo informante
también refiere que si la nariz sangra, es necesario tomar la corteza de árboles que
contengan resina roja, similar a la sangre, y que para curar la ansiedad y el nerviosismo
se mezcla el corazón del león, del elefante y otro animal poderoso con las raíces de
algunos árboles.
En la santería cubana, Obi, el coco (Cocos nucifera) es uno de los frutos más
relevantes. Los babalochas lo emplean para “desbaratar” una enfermedad o la dicha de
un hogar. Es mandado a romper en una encrucijada o en la línea del ferrocarril. Quien
lleva a cabo el ebó o limpieza debe decir: “así como rompo este coco que se rompa la
enfermedad de fulano, el hogar y la fortuna de mengano”. Para desunir amantes,
matrimonios, socios, compadres o amigos, se sube a una loma, se chocan fuertemente
dos cocos y se lanzan en direcciones opuestas, de modo que caigan rodando desde la
cima y se destrocen. La importancia del Obi está amparada por una leyenda de origen
yoruba, la cual cuenta que Olofi —la deidad suprema— hizo el fruto, completamente
46
El nombre vulgar de la planta es “árbol de la salchicha” y el doctor Juan Tomás Roig lo
describe así: “Nombre vulgar traducido del inglés Sausage tree, que se aplica a una Bignonácea
introducida por la Estación Agronómica ya en el país. Es la Kigelia pinnata, D. C., árbol
grande, de hojas compuestas y foliolos coriáceos. La inflorescencia es un gran racimo colgante
de más de una vara de longitud. Las flores grandes, irregulares, de color pardo rojizo, el fruto
grande, colgante y cilíndrico. No es comestible, y por su dureza y peso —10 a 14 libras— puede
producir un grave accidente al que le cayese encima”.
47
Ver nota supra.
16
blanco, otorgándole dones como la modestia, la sencillez y la justicia, y lo elevó a gran
altura. Pero dicen que Obi se envaneció allá en la cima del cocotero y empezó a
menospreciar a los pobres, los feos, los deformes y los miserables. Un día Obi quiso dar
una fiesta y le dijo al travieso Eleguá que invitara a los amigos ricos, exclusivamente.
Eleguá hizo todo lo contrario y le llenó la casa de tullidos y andrajosos. Obi los expulsó
a todos, incluyendo a su mensajero. Pero no tardó mucho Olofi en enterarse del
incidente y decidió castigar a Obi. La condena consistió en que éste cayera de la rama y
rodara por el suelo.48
James G. Frazer, en su importante ensayo sobre la historia comparada de las
religiones primitivas, La rama dorada, nos devela de forma brillante, el secreto de la
lógica en que se apoya el pensamiento mágico:
Si analizamos los principios del pensamiento sobre los que se funda la magia,
sin duda encontraremos que se resuelven en dos: primero, que lo semejante
produce, lo semejante o que los efectos semejan a sus causas, y segundo, que
las cosas que una vez estuvieron en contacto se actúan recíprocamente a
distancia, aun después de haber sido cortado todo contacto físico. El primer
principio puede llamarse ley de semejanza y el segundo ley de contacto o
contagio. Del primero de estos principios, el denominado ley de semejanza, el
mago deduce que puede producir el efecto que desee sin más que imitarlo; del
segundo principio deduce que todo lo que haga con un objeto material afectará
de igual modo a la persona con quien este objeto estuvo en contacto, haya o no
formado parte de su propio cuerpo. Los encantamientos fundados en la ley de
semejanza pueden denominarse magia imitativa u homeopática, y los basados
sobre la ley de contacto o contagio podrán llamarse de magia contaminante o
contagiosa. (Frazer, 1972: 33-34)
48
Así me lo contó un informante, pero una versión casi idéntica a la de esta historia aparece en
Cabrera (1954: 379-404).
17
Los ejemplos citados anteriormente -el uso de la Kigelia, la Gnidia, el orine del
babuino y el coco, responden al presupuesto de la magia imitativa, de que “lo semejante
produce lo semejante”, y éste es el principio fundamental al que con más frecuencia
recurren los n'anga. Menos común es el uso de la magia contagiosa por el médico
adivino. Sin embargo, a este último proceder acuden inevitablemente todas las brujas y
vayori wemasikati ‘hechiceros’ con el objetivo de alcanzar sus propósitos perversos, así
como para satisfacer los requerimientos alevosos de sus clientes. Es decir, que en
términos generales existe una diferencia técnica —la arriba apuntada— entre el n'anga
y la muroyi, aparte de que ambos persiguen siempre —como ya es conocido—
finalidades antagónicas; como son las de curar y prevenir en el primero, y causar daño
en la segunda.
Sobre el empleo que el brujo hace de la magia contagiosa, hay en la obra de Frazer
infinidad de muestras.49 La muroyi se vale del pelo, los recortes de uñas, el cordón
umbilical, el orine y otras excrecencias para influir a distancia sobre la víctima, ya que
se cree que existe una “simpatía mágica” entre una persona y las partes separadas de
ella, o las cosas que estuvieron en contacto con ella. El n'anga que, por su parte, utiliza
las plantas y otras sustancias naturales para curar o aliviar en alguna medida el estado
infeliz de su paciente, en ciertas ocasiones se sirve de las técnicas de la magia
contaminante. Esto puede apreciarse cuando se trata de un paciente inválido que no
puede visitar; en este caso, el adivino solicita a uno de los familiares una prenda del
enfermo para poder actuar a distancia de una manera efectiva. El mismo método aplica
para adivinar la causa de un fallecimiento. También, en determinadas circunstancias, el
n'anga recomienda un mupfuhwira, filtro amoroso preparado con pelos del pubis y
excrecencias del cuerpo femenino, lo que se mezcla con algunas plantas y se le pone en
la comida del esposo. Con ello una mujer pretende lograr que su marido no se desvíe de
ella sexualmente.
En Historia de las religiones de S.A. Tokarev hay un capítulo dedicado a “los
pueblos atrasados de Afrecha”, donde, entre otros aspectos “débiles y polémicos”,
sobresale por su disparatadas simplicidad lo que a continuación se afirma:
49
Consúltese Frazer (1972: 35), edición cubana.
18
Los sacerdotes de práctica libre —hechiceros y curanderos— se dedican
preferentemente a curar enfermos, y además a todo tipo de predicciones y
vaticinios. Existió también entre ellos la ramificación de las profesiones y la
especialización estrecha. Por ejemplo, en Boma, el enfermo debía consultar
ante todo a un curandero, especialista en diagnóstico, quien determinaba la
causa de la enfermedad: si ésta se debía a una hechicería, a una trasgresión de
un tabú, o si obedecía a la voluntad de los espíritus. Una vez establecido esto,
el enfermo iba a un especialista adecuado para curarse; por lo demás, había
uno para cada órgano del enfermo. Todo ello, por supuesto, era puro embuste
y extorsión (Tokarev, 1975: 17).
Al considerarlos equivalentes, el autor de la antigua Unión Soviética ignora, en
primer lugar, que los hechiceros y curanderos no “eran” o son sacerdotes; segundo, que
los curanderos llámense n'anga, ngaga, ngaka o nganga (como en Boma) no “eran”, ni
son hechiceros; tercero, que estos últimos, ya sean muroi, muroyi, muloki o ndoki (como
en Boma) no se “dedicaban” o dedican a curar enfermos; finalmente, y lo más
alarmante, si todo ello era “puro embuste y extorsión”, ¿cómo se curaban los enfermos?
¿A qué hospital acudían? ¿En qué farmacia compraban sus remedios? Aparte de su
desconocimiento de las diferencias básicas —muy bien delimitadas por los bantú— en
lo referente a la adivinación, la cura y el daño,50 resulta increíble la desubicación
temporal del etnólogo marxista. En el capítulo mencionado desconcierta (¡confunde!) al
lector el uso del tiempo pretérito mediante el cual el ensayista intenta (des)caracterizar
el sistema de creencias de los pueblos africanos, aseverando apriorísticamente la
caducidad de estas prácticas. Las encuestas más recientes han demostrado todo lo
contrario; es decir, un alto nivel de actualidad de los cultos tradicionales. También se
equivoca Tokarev cuando apunta:
Muchos curanderos profesionales empleaban en su tratamiento métodos de
auténtico ritual shamánico, como por ejemplo provocar el éxtasis con danzas
frenéticas, acompañadas de gritos salvajes y golpes rítmicos de pandereta o
algún otro instrumento. Estos shamanes sufren desequilibrios nerviosos. Según
50
kik. ngombo ‘adivinación’, mbuka ‘cura’, ndoki ‘daño’.
19
creen los tongas, las enfermedades neuropsíquicas son causadas por los espíritus
de las tribus hostiles y tratan de curarlas con métodos rituales puramente
shamánicos; los métodos terapéuticos tienen carácter colectivo; se organizan
para ello conciertos, que a veces duran días, en los que participan quienes
padecieron igual enfermedad y fueron curados (Tokarev, 1975: 148).
Aquí el autor confunde curación shamánica con el culto a los mashavi de los tongas
–reseñado en Fuentes Guerra (2003: 67-84)- cuyo objetivo no es más que lúdico, o lo
que es lo mismo, divertir a la comunidad con graciosas “posesiones” de espíritus de
monos, aeroplanos y extranjeros. A Tokarev le han dado gato por liebre al confundir un
rito de curación con una fiesta.
En mi encuesta se refleja que en Zimbabue está muy arraigado el culto de los
mashavi de cada cien entrevistados setenta y uno tiene en su familia más de dos
mashavi hechos, y dieciséis, por lo menos uno. Si se tiene en cuenta lo expresado por el
investigador de la antigua Unión Soviética que son unos “shamanes que sufren
desequilibrios mentales”, podría llegarse, sencillamente, a la conclusión que la antigua
Rhodesia está llena de locos. Por último, el autor de marras cae en los lugares comunes
que ciertos etnólogos han utilizado para reseñar las religiones africanas: pueblos
primitivos, atrasados, que sufren desequilibrios nerviosos, que danzan frenéticamente,
que visten máscaras y trajes terroríficos, que asustan a las mujeres, que hacen sacrificios
humanos, que guerrean contra tribus hostiles; es decir, el negro visto desde la óptica de
un Tarzán blanco.
African N'anga Association, fundada en 1957, fue la primera organización que surge
en esta zona del África [al autor se refiere a la antigua Rhodesia] la cual agrupó,
oficialmente, a los n'anga y médiums espirituales, y fue presidida por K.G. Gombera.
Con posterioridad aparecieron otras sociedades de adivinos con diferentes
ramificaciones que respondían a intereses diversos dentro de la medicina tradicional.
Entre ellas, se destacan African N'anga and Herbalist Association, Central Chiremba's
Association y N'anga Burial Association. La más importante de todas, por la cantidad de
miembros y por su nivel de integración, fue la True African N'anga and Herbalist
Association of Central Africa, la cual logró afiliar a adivinos y yerberos de Rhodesia,
Malawi, Mozambique y Botswana. Pero, no es hasta el 14 de junio de 1980, unos meses
20
después de la independencia de Zimbabue, que se unifican todas las instituciones
nacionales y algunas de los países vecinos en la ZINATHA (Zimbabwe National
Traditional Healers Association). Esta institución tiene más de cien sucursales, y el
profesor G.L. Chavunduka es su actual presidente [En 1989, cuando concluyó mi
trabajo de campo en Zimbabue, aún era su presidente]. Existe un consejo (Tradicional
Medicical Practioners Council), responsabilizado con la inscripción y las disposiciones
que regulan la ZINATHA, y cuyo secretario lo nombra el Ministro de Salud Pública. La
membrecía es controlada por este consejo, y sólo él es el encargado de admitir a un
aspirante, luego que éste pueda demostrar su aptitud como n'anga. La legislación
vigente en el país prohíbe el ejercicio indiscriminado de la medicina tradicional y la
adivinación. Toda persona que las practique, sin pertenecer a la ZINATHA puede ser
multada o encarcelada.
21
II
SISTEMA DE ADIVINACIÓN
En términos generales puede decirse que el sistema de adivinación bantú se apoya en
dos técnicas adivinatorias: La primera, se basa en la posesión mediúmnica: y la
segunda, tiene su fundamento en un objeto o grupo de objetos, de los que se auxilia el
adivino para hacer pronósticos. Estos medios pueden ser tablillas, semillas, conchas,
espejos, tableros, etcétera. Los más difundidos son las
semillas del Ricinodendro
rautanenii, una especie de almendra silvestre que los shona llaman mungomo, y las
hakata o tablillas de adivinación.
Antes de describir detalladamente las características de estas técnicas es necesario
señalar que existen tres tipos de nganga según el método de trabajo. Hay un primer
grupo que consulta de manera individual; es decir, que cuando el paciente llega a la
casa del oráculo, el makumbi (ayudante o mayordomo) le ordena que espere su turno,
que se quite los zapatos y que no fume mientras se encuentre allí. Posteriormente, el
adivino lo hace entrar, le pide que deposite determinada cantidad de dinero en el ndira
(platillo de madera o barro) y le pregunta si viene a consultarse o a buscar mushonga
(medicina) solamente. Durante la consulta, el n'anga (quien lleva su vestuario típico) y
el paciente (quien puede ser acompañado por alguien) se encuentran sentados en el
suelo, sobre una estera, el uno frente al otro. Entre ambos está situada la gona (calabaza
mágica) y algunos atributos del vidente. Detrás del adivino se hallan distintas pieles de
animales, pedazos de tela de diferentes colores y muchas vasijas que contienen yerbas y
polvos medicinales, etcétera. Si el n'anga no usa ningún objeto para adivinar, como
ocurre con casi todas las mujeres practicantes, le pide al makumbi que toque la mbira,
mientras huele el rapé. A los pocos minutos cae en trance y le comunica al paciente cuál
es la causa de su enfermedad; si es un mudzimu o shavi que se siente agraviado, y qué
tiene que hacer para apaciguarlo. En el caso de que sea una muroyi el motivo del mal,
también le explica al doliente y sus familiares cómo deben proceder para neutralizarla.
Si el consultante quiere conocer la causa de una muerte, el adivino le señala el tipo de
entidad que ha sido ofendida, qué ritual fue omitido, qué tabú fue violado, etcétera.
Otros n'anga consultan de forma colectiva. Para ello se reúnen todos los pacientes de
ese día a una hora determinada en la imba yechiremba ‘casa del doctor’generalmente se
22
sientan en semicírculo, las mujeres a un lado y los hombres a otro, todos frente al
oráculo. Por espacio de unos quince minutos, una pequeña banda musical toca mbira,
ngoma y hosho. Durante el toque, el n'anga es poseído por el espíritu tutelar de la
adivinación. Al caer en trance el asistente le pone el madhumbu (vestuario tradicional).
Inmediatamente la música cesa y el ayudante saluda ritualmente al espíritu (dando
palmadas). El n'anga también saluda de la misma manera, mostrando su
agradecimiento. El makumbi, entonces, dice: Sekuru, vazukuru vangu vari pano, vanoda
kuvabatsirwai.51 El oficiante, en un aparente estado de disociación
mental, emite
rugidos o gruñe, moviendo constantemente la cabeza de un lado a otro por espacio de
unos diez minutos. Luego se tranquiliza y comienza a atender a cada cliente de la
manera que ya ha sido descrita, con la variante de que esta vez lo hace en presencia de
los demás. La sesión dura hasta que todos hayan sido consultados. Finalmente los
consultantes pueden formular preguntas y mostrar su desacuerdo o conformidad con el
diagnóstico. El mayordomo conduce a estos últimos a una habitación contigua donde les
entrega las medicinas prescritas. El tercer grupo de n'anga son los yerberos, quienes se
limitan a suministrar plantas medicinales a los pacientes ya consultados por un
chiremba que solamente se ocupa de la adivinación, o a personas que van a él por
cuenta propia en busca de algún afrodisíaco u otro remedio específico. En algunos
casos, sin llevar a cabo ningún pronóstico, los zviremba (adivinos y yerberos, a la vez)
tratan a sus clientes con yerbas, raíces, polvos u otras sustancias, las cuales según ellos,
tienen contenido terapéutico. La decisión de adivinar o no, depende hasta cierto punto
de si el paciente considera su enfermedad como normal o anormal; en otras palabras, si
la enfermedad es natural o es causada por algún agente externo (mudzimu, ngozi, shavi,
muroyi). Los bantú casi siempre suponen que su dolencia no es corriente si ésta es
prolongada y no responde a tratamientos aplicados con anterioridad. Cuando se trata de
un paciente muy grave, el n'anga determina con sus hakata o por medio del espíritu si
su intervención podría ayudarlo o no. Para corroborar esto, algunos adivinos usan
polvos de las raíces del muchenya (Zanha africana) o de las hojas del tabaco. Esto se le
da a oler al enfermo. Si estornuda es buena señal, pero si no reacciona ante este
estímulo, el n'anga considera que es un caso insalvable. En esta situación no prescribe
51
“Abuelo, tus nietos están aquí pidiendo ayuda”. Traducción literal.
23
ninguna medicina, sino que se limita a comunicarles a los familiares del doliente que no
puede hacer nada por él.
En el capítulo “Las entidades de la periferia” de mi libro Al sur del Zambezi hice
referencia al concepto bantú del origen de las enfermedades, no obstante considero
interesante reproducir lo que M. Gelfand señala sobre el fundamento de la acción
terapéutica tradicional:
Hay tres principios básicos de tratamiento: prevención, búsqueda de la causa y
cura de la enfermedad. Estos presupuestos fundamentales son precisamente los
mismos que siguen los practicantes científicos, quienes buscan una causa
objetiva, ya sea una bacteria, un virus o un tumor; los que serían los
responsables de la enfermedad hallada en el cuerpo. El n'anga, por lo contrario,
creo que la causa de la enfermedad radica frecuentemente en un origen
espiritual. La causa, trátese de una bacteria, un virus u otro agente, puede, de
acuerdo con sus creencias, ser introducida en el individuo por un espíritu dañino,
sea este un ngozi (espíritu enojado) o una muroyi (bruja), el que fue capaz de
entrar en la persona porque los vadzimu (espíritus tutelares), por determinada
razón, no proporcionaron la protección necesaria. Otro ente que puede causar
enfermedad es el shavi, espíritu de un extranjero que murió en las cercanías y no
fue enterrado de acuerdo con las prescripciones rituales (Gelfand, 1985: 35).
Es decir, que el médico científico, con el objetivo de descubrir la naturaleza de la
enfermedad, acepta solamente las evidencias objetivas. De este modo, él escucha lo que
el paciente le informa sobre sus dolencias, formula preguntas acerca de los síntomas en
relación con los diferentes órganos y sus funciones, lleva a cabo un examen físico,
ausculta el corazón y los pulmones, palpa determinadas partes del cuerpo, y por último,
si es necesario, ordena análisis especiales. Todo ello, con la finalidad de definir los
signos y los síntomas, para, finalmente, establecer un diagnóstico y prescribir el
tratamiento.
El n'anga, por otra parte, tiene siempre en cuenta, una base mística, como condición
sine qua non para el desarrollo de cualquier enfermedad. El no se limita a creer, si
acaso lo cree, que su paciente contrajo la malaria porque un mosquito le haya inoculado
un protozoo o parásito en el torrente sanguíneo, sino que fue una entidad espiritual -
24
vengativa, revanchista o envidia por un ser malévolo- la que propició la entrada del mal
en el cuerpo de la víctima. Dentro de sus concepciones terapéuticas, tampoco tiene
cabida la categoría de lo casual. La esposa del paciente no sufre de malaria, no porque
no haya sido picada por ese u otro mosquito, sino porque su mudzimu no tiene relación
consanguínea con el de su cónyuge, en el caso de que este último sea el agraviado.
En cuanto a las técnicas adivinatorias, ya se hizo referencia a la mediumnidad, la
cual tiene gran aceptación y está muy difundida entre algunas etnias. Al sur del
Limpopo muchos amathongo nguni (zulu y xhosa) se valen de la comunicación con los
ancestros para adivinar la causa de una enfermedad o muerte, pronosticar el futuro,
decidir sobre una empresa, etcétera. Ellos se diferencian de los amathambo, quienes
adivinan con huesos u otros objetos. En Zimbabue, los shona, los ndebele y los venda
recurren a ambos procedimientos, pero entre ellos, casi sin excepción, son las mujeres
las que dan sus pronósticos mediante posesión espiritual. Los tonga y los ila (de
ambas riberas del Zambezi), así como los sotho y los pedi (del sur del Limpopo)
muestran preferencia casi exclusiva por las hakata (tablillas de adivinación), las
mungomo (semillas) y los shoro (huesos).
Las semillas del Ricinodendron rautanenii, especie de almendras silvestres, se
conocen en Zimbabue con el nombre de mungomo. Ellas son cortadas en dos mitades, y
el n'anga adivina con un juego de seis. De acuerdo a como caigan al ser tiradas, con la
superficie cóncava a convexa bocarriba o bocabajo, el oráculo pronunciará su veredicto.
Como el juego consta de seis mitades, hay siete posibilidades o posiciones diferentes,
las que denominamos “letras”, como es costumbre en los llamados cultos sincréticos
afrocubanos. A continuación el nombre de cada letra:
1
Zaru (Tafara)
2.
Chirume
3.
Mabwe
4.
Mitatu
5.
Nokwara
6.
Karomo
25
7.
Mashunguro
En el esquema anteriormente presentado, el círculo blanco significa que la
semilla ha caído boca arriba (superficie cóncava), mientras que el punto negro indica
que cayó boca abajo (superficie convexa).
Aunque la interpretación de los tiros o letras es muy variable, según la provincia, la
comunidad y el practicante, resulta significativa la semejanza que se observa entre las
letras que hemos arbitrariamente ordenado con los números uno, cuatro y siete, si las
comparamos con las de los Obi o cocos de los cultos afrocubanos. La única diferencia
radica en la cantidad de piezas, ya que los bantú utilizan seis, mientras que babalochas,
iyalochas y paleros tiran cuatro pedazos de coco. Pero, en cuanto al significado,
podemos establecer una equivalencia casi absoluta entre Zaru (a) y Alafia (cuatro
pedazos de boca arriba), ambas letras son buenas y dan una respuesta positiva en
términos generales. Mitatu (4) es para los bantú signo de bienestar y felicidad, y al igual
que Eyife en los sistemas afrocubanos, puede considerarse como el mejor tiro. Sin
embargo, si cae Mashunguro (7), el n'anga shona le dice a su cliente que alguien le está
haciendo daño, que hay brujería o muerte en su camino; nada más parecido que la letra
Oyekun de los santeros. Ya más difícil de comparar se tornan los otros cuatro tiros, de
interpretaciones muy variadas, aunque hay cierta proximidad entre el Nhokwara y
Karomo de los shona (5 y 6), letras malas, y el Okana sode lucumí. También hemos
hallado alguna correspondencia entre Mabwe (3) y la significación que algunos santeros
le dan a la letra Itagua (bien, positivo, aunque dudoso). Partiendo de este análisis
podrían formular dos conclusiones que preferimos dejarlas como simples interrogantes:
¿La técnica adivinatoria del Obi es de origen bantú o fue traspasada a este grupo
etnolingüístico por los pueblos sudánicos (o kwa, según la clasificación de Greenberg)
con quienes estuvieron en contacto en el período pre-migratorio hacia el sur del
continente? Una respuesta positiva o negativa en uno u otro sentido requiere de un
estudio más específico sobre esta problemática.52
52
Es curioso, por coincidente, que la letra Zaru o Tafara significa en shona ‘alegre’, ‘contento,
saludable’, mientras que alafia quiere decir ‘paz’, ‘salud’, en lengua yoruba. Alafia kó bí?, es
26
A continuación aparece un esquema comparativo de ¿ambas? técnicas:
BANTÚ
RELIGIONES AFROCUBANAS
(MUNGOMO)53
(OBI)
1
Zaru (Tafara)
Alafia
2.
Chirume54
3.
Mabwe
Itagua
4.
Mitatu
Eyife
5.
Nokwara
Okana
6.
Karomo
Okana
7.
Mashunguro
Oyekun
No hay equivalencia
La técnica adivinatoria más universal y la más difundida por amplias zonas del
África bantú (meridional), es el uso de las tablillas de adivinación (hakata en shona;
dzikata, para los pedzo; makata las llaman los ila; los pedi, bukhacha, y los tonga las
denominan tshitangu). Parece que el nombre proviene del árbol mukata, término con el
que algunas etnias han bautizado al mungomo (árbol de las semillas de adivinación). Kata significa en protobantú “anillo” o “aro”; en shona mukati equivale a “dentro” o
“dentro de”. Hay algunos autores que acostumbran a atribuirles a casi todos los
un saludo general en este idioma que literalmente significa ‘¿hay salud?’, ‘¿hay paz?’, y que
se corresponde con el shona: munofara here? ‘¿está contento?’.
53
54
Específicamente utilizamos aquí los nombres shona de esta técnica adivinatoria bantú.
Chirume es una letra mala; indica lucha fiera, problemas serios. Lo espiritual negativo
desprovisto de toda base o fuerza mental o material, por lo tanto hay ausencia de sustancia.
27
elementos de la cultura africana un origen foráneo. Son los que plantean, por ejemplo,
que el Gran Zimbabue -principal monumento arquitectónico de los bantú- fue
construido por los árabes y que la adivinación mediante tablillas es una técnica de
origen semita porque la palabra hakata proviene del árabe haqat, “ella dice la verdad”,
“la verdad ha sido dicha”, etcétera. Lo único que se sabe con certeza, de todo esto, es
que en el lado esculpido de algunas tablillas aparecen figuras geométricas que son
idénticas a las que, vistas desde lejos, se pueden apreciar en las estructuras pétreas de
las murallas del Gran Zimbabue. Khami y otras ruinas bantú. También es conocido que
los rozvi, etnia ancestral de los actuales shona tuvieron contactos comerciales con los
árabes de la costa entre los siglos VIII y XV. El origen de las tablillas no se ha podido
dilucidar aún con elementos convincentes,
pero las evidencias lingüísticas y
arqueológicas inclinan al fiel de la balanza hacia el lado bantú. Este pueblo se
caracteriza por contar con numerosos escultores, quienes han desarrollado gran
habilidad en el arte de la talla en madera, marfil, hueso y otros materiales. De ellos se
valen algunos artesanos para producir las tablillas de adivinación. Actualmente, como el
marfil se hace cada vez más escaso, recurren con más frecuencia a la madera, la que es
extraída de los siguientes árboles: musekera (Tamaridus indica), mutobwe (Azanza
garkeana), mukomberwa (Crossopeteryx febrifuga), mukanashando (Dodonaea
viscosa), muvanga (Pericopsis angolensis), muminu (Psorospermum febrigum), mutara
(Gardenia ternifolia), mukwa (Strychnos madagaskariensis) y el mukono (Terminalia
sericea). Esta última planta pertenece a la familia de las Combretáceas, en Cuba la
llaman Chicharrón negro, muy parecida al Roble Prieto y al Quiebra Hacha. La razón
principal por la que los africanos escogen estos tipos de árboles para hacer los
instrumentos de adivinación es que todos ellos son de madera dura y muy resistente. No
hay ninguna connotación mágica o mística detrás de esta selección arbórea.55
El juego de tablillas consta de cuatro piezas, de aproximadamente diez centímetros
de largo, tres de ancho y un grosor de un centímetro. Cada una es tallada por una de sus
caras con diferentes diseños simbólicos que representan al hombre joven, al hombre
viejo, a la mujer joven y a la mujer vieja, respectivamente. Por lo tanto, al ser tiradas,
55
Ni los palos con que se confeccionan los tambores, ni el individuo que los toca, ni los
instrumentos en sí mismos, tienen carácter esotérico en esta área de la cultura bantú.
28
hay dieciséis variantes combinatorias o letras que pueden salir, ya que se toman en
cuenta las tablillas que caen bocabajo (con la cara no tallada) y las que caen bocarriba
(con la cara tallada)56
Considerando su lado esculpido, los shona denominan Chirume, Chitokwadzimu,
Nokwara y Kwami a las cuatros piezas de madera, marfil o hueso. Chirume simboliza
al hombre joven o la esencia del hombre. Se deriva del verbo kuruma, ‘morder, picar,
tener relaciones sexuales’; murume ‘hombre’ proviene del protobantú *mulume (pl. balume); su significado general: lo espiritual negativo desprovisto de toda base mental o
material, por lo tanto, ausencia de sustancia. (Chi)tokwadzimu/a es la única hakata cuyo
diseño, en algunos modelos, representa figurativamente el cocodrilo, garwe, ngwena.
Para los karanga personifica al hombre viejo, pero entre otras etnias (venda, tokolo,
pedi, etcétera.) es la mujer vieja. El nombre procede de -dzima, -dima, -lima (salir,
fenecer, expirar);57 en herero -zema; en xhosa -cima; en swahili -zima; todas estas
voces son derivaciones del protobantú -lima. Dejando a un lado la problemática mujerhombre, vemos que de hecho, la palabra es adecuada para describir a una persona
vieja,58 y el sentido más amplio de la tablilla es: la personalidad negativa; apariencia
exterior provista de materialidad, pero carente de toda base espiritual. Exégetas
freudianos apuntan hacia la connotación fálica de la cola del cocodrilo. Esto parece ser
pura especulación occidental.
56
Serían, por lo tanto, cuatro letras con una hakata bocarriba (parte tallada), seis con dos
bocarriba, cuatro con tres bocarriba, una con cuatro bocarriba (juego completo) y una con la
cara esculpida de todas las tablillas bocabajo (la totalidad de las piezas). Ver, además,
significado de cada letra.
57
Mudzimu (espíritu ancestral) es por lo tanto la nominalización shona del verbo kudzima
(fenecer, expirar).
58
Ver nota anterior. Además debe tenerse en cuenta el criterio, muy generalizado entre los
shona, de que un hombre viejo es ya casi un ancestro.
29
Nokwara es la mujer joven, también conocida como lumwe (la voz pasiva de -ruma o
-luma, es -rumwa o -lumwa;59 lo que significa, ‘ser picada, ser mordida, ser poseída’).
59
Bastante inexacta, por no decir desacertada -entre otras muchas sobre la cultura bantú-, es la
idea que expone Ferrando Ortiz en la página 76 de su obra Los negros curros (Ed. 1986), al
referirse a la jerga peculiar de ese grupo humano. Veamos lo que nos dice nuestro etnólogo
mayor; “El factor africano es más visible y asegurado. El intercambio de r por l es muy
frecuente en África. La r es enemiga de los negros (...) y a continuación justifica este criterio
citado a Sir Harry Halmiton Johnston: La l entre los bantúes es alveolar y se intercambia con la
r con tanta frecuencia que muy poca distinción puede hacerse entre ambas letras al transcribir
algunos idiomas. Una persona puede usar la l y otra la r al pronunciar la misma palabra, sin salir
del mismo clan o tribu”. La aseveración concluyente de que la r es enemiga de los negros
puede perfectamente acercarse a todo un grupo de conceptos racistas sobre la cultura africana.
Y es falsa. El autor de este ensayo vivió cerca de cuatro años en Zimbabue, donde se habla
shona -aparte de ndebele, venda y tonga-, y los karanga, manyika, korekore y zezuru no tienen l
en su lengua y pronuncian muy bien la r. Los ndebeles (etnia de origen zulu), por lo contrario,
no tienen la r en su idioma, pero realizan perfectamente la lateral l. Según las leyes de la
lingüística bantú un cambio de l por r o viceversa constituye un cambio de idioma, no es un
problema étnico, ni mucho menos tribal, aunque, en determinada aldea, pudiera haber uno o dos
negros, que por problemas en sus órganos de fonación no articulen con nitidez estos sonidos. El
kilari, modalidad dialectal del kikongo tiene la r en su carta fonética. Para la voz “piedra” los
lari tienen tari (pl. matari) en lugar de tadi o tali, como aparece en otros dialectos. La
lingüística clásica bantú y sobre todo la fonología comparada arrojan luz sobre esta
problemática. Resulta interesante consultar los siguientes autores y obras: C. Meinhof,
Grundriss einer Lautlehre der Bantusprachen (1898) e Introductión to the Phonology of the
Bantu Languages (Berlín, 1932); D. Westermann, Die westlichen Sudansprachen und ihre
Beziehungen zum Bantu (1927); Doke, Outline Grammar of Bantu (Johannesburg, 1935); M.
Bryan, The Bantu Languages of Africa (1959), M. Guthrie, Bantu Origins (1962) Finalmente
presentamos algunos ejemplos en shona y ndebele: kurara / ukulala ‘dormir, kumirira /
ukumelela ‘esperar’, vhura / vula ‘abrir’, vhara /vala ‘cerrar’, mari / mali ‘dinero’. Los venda,
en cambio, tienen ambos fonemas en su idioma: muhuluri ‘algo negro’. A ningún vendaparlante se le ocurriría decir muhuruli , muhululi o muhururi para expresar la misma idea ya
que el disparate provocaría hilaridad en el oyente. En las lenguas bantú que poseen las dos
alveolares r y l, éstas son fonemáticas, es decir que un intercambio de ambas puede constituir un
cambio de significado. Por ejemplo, en la cuenca congolesa, para acercarnos un poco origen de
30
Se dice que la parte baja de la pieza imita al órgano reproductor femenino (Tracey H.,
1934). Varios diseños enfatizan las líneas sinuosas de un reptil. Basados en este detalle.
algunos investigadores pretenden escamotearles la paternidad de las hakata a los negros
bantú, cuando aluden a pasajes bíblicos relacionados con Moisés, su hermano Aarón y
la vara que se convertía en serpiente por voluntad de este último; lo que es lo mismo,
que las tablillas son de origen hebreo -otra especulación occidental relacionada con esta
técnica adivinatoria. La letra de esta tablilla sugiere un ser orientado positivamente en el
plano físico y material, pero al mismo tiempo, espiritual y emocionalmente imperfecto.
Kwami, también conocida como gata o mabwe mabiri ‘dos piedras’ les revela a los
shona la maternidad o la mujer vieja, mientras que para los otros grupos bantú, es el
hombre viejo. Los tokolo la denominan “el rey del juego”. Los diferentes nombres que
los karanga le dan a esta pieza dejan entrever incertidumbre acerca de su connotación
original: gwama, alude a una cueva o a un bolso de piel; kugwama es alcanzar un límite,
lograr algo; kwamuka, dividir, partir, reproducir; lo que a primera vista parece justificar
el sexo femenino de la hakata shona. Gata refuerza esa impresión, porque este término
es sinónimo de hadzi, lo femenino. Ya mabwe mabiri hace la interpretación más
dudosa, puesto que las piedras pueden simbolizar tanto los senos como los testículos de
la persona. Quizás este detalle haya hecho inclinar a las demás etnias hacia la
masculinidad de la tablilla. Hwami, según los venda, es el hijo de Tshilume (Chirume),
quien, como cuenta la tradición, fue uno de los reyes del clan Lemba. Para los shona
esta hakata expresa la esencia espiritual femenina; maternidad, amor y protección.
un sistema de creencias afrocubano (Regla de Palo Monte), ikolo significa ‘yuca’ e ikoro,
‘familia’. No es lo mismo para los mboshi o para los makwa, quienes no tienen ninguna
vocación de caníbales, comerse una yuca, que comerse a una familia.
31
DIAGRAMA
DE LAS 16 COMBINACIONES POSIBLES
AL TIRAR LAS HAKATA
CHIRUME
TOKWADZIMU
NOKWARA
KWAMI
(lo masculino)
(el hombre)
(la mujer)
(lo femenino)
(el hombre joven)
(el hombre viejo)
(la mujer joven)
(negativo)
(negativo)
(la mujer vieja)
(positivo)
(positivo)
CON UNA HAKATA BOCARRIBA
1. CHIRUME
____________
___________ ____________
2. _________
TOKWADZIMU
3. _________
____________
NOKWARA
____________
4. _________
____________
____________
KWAMI
___________
____________
CON DOS HAKATA BOCARRIBA
5. CHIRUME
TOKWADZIMU
6. CHIRUME
___________
____________ ___________
NOKWARA
___________
32
7. CHIRUME
___________ ____________
8. _________
TOKWADZIMU
9. _________
TOKWADZIMU
10._________
____________
KWAMI
NOKWARA
___________
____________ KWAMI
NOKWARA
KWAMI
CON TRES HAKATA BOCARRIBA
11. CHIRUME
TOKWADZIMU
12. CHIRUME
TOKWADZIMU
13. CHIRUME
__________
14. _______
NOKWARA
TOKWADZIMU
___________
__________
NOKWARA
NOKWARA
KWAMI
KWAMI
KWAMI
CUATRO HAKATA BOCARRIBA
15. CHIRUME
TOKWADZIMU
NOKWARA
CUATRO HAKATA BOCABAJO
16.__________ ____________ ___________ ___________
KWAMI
33
III
SIGNIFICADO DE LAS LETRAS (SIGNOS) DE LAS TABLILLAS
34
35
36
37
38
39
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41
42
Por lo general son tres tiros los que realiza el n'anga cuando consulta a un paciente.
Con el primero determina la causa de la enfermedad: si es un mudzimu que está enojado
con su hijo, si es un shavi 60 que quiere poseerlo para otorgarle una virtud, si es un ngozi
que viene a buscar compensación por algún crimen cometido o que exige el pago de
alguna deuda, o si es una muroyi que por envidia o encono está arruinando la salud de
su paciente.61
Con el segundo tiro el oráculo identifica al agente causante del mal: si es el mudzimu
del padre o del abuelo, o si éste viene por línea materna. También determina, si otro es
el caso, qué tipo de shavi quiere materializarse en el enfermo, quién es el ngozi, de
dónde procede la bruja. La última letra le dice al adivino cómo apaciguar a dichas
entidades o cómo neutralizar la acción de la muroyi.
Algunos practicantes trabajan con tres juegos de hakata a la vez, con la finalidad de
ahorrar el número de tiros. Es común entre los vendas las posesión de una determinada
cantidad de huesos y otros objetos adicionales que también son tirados junto con las
tshitangu (“tablillas” en tshivenda). Algunos autores consideran que los bavenda los
usan por imitación de los ronga del sur de Mozambique. La interpretación de esos
elementos auxiliares depende exclusivamente del individuo que los trabaja. Hugh A.
Stayt describe los medios de adivinación de un maine vha mushongo (“curandero”)
llamado Mushapa:
Él tiene dos juegos de tablillas, uno de marfil y otro de una madera oscura,
similar a la de los shona. Usa ambas a la vez, por lo tanto puede tratar, dado el
caso, y de una manera satisfactoria, a consultantes vendas y shona. Además de las
tshitangu, posee los siguientes objetos auxiliares: dos huesos (astrágalos) de
babuino, uno macho, y el otro, hembra; dos pedazos de carapacho de tortuga, uno
macho, y el otro, hembra; un astrágalo de jabalí macho (dice que perdió el
femenino), dos frutas del árbol murula, femenina y masculina también; una piedra
de mar. Todos estos objetos tienen -según el practicante- un lado positivo y un
60
Cierto vadzimu también enferman a sus parientes con el objetivo de conferirles algún don.
61
La muroyi casi siempre ataca a alguien que esté emparentada con ella.
43
lado negativo. Si los huesos del babuino caen de forma positiva, significa, en caso
de enfermedad, que esta va a ser larga y tediosa; en relación con la aldea indica
prosperidad. Si salen negativos, el cliente va a emprender un largo viaje y su
retorno será feliz. Estos huesos se llaman dzitenga. El carapacho de la tortuga
(tshibode) es una buena letra en posición positiva, pero un mal augurio si cae
negativo, tanto para el macho como para la hembra. El hueso del jabalí representa
el propio nganga, porque ese animal suele buscar yerbas y abrir agujeros en la
tierra para sacar raíces igual que hace el médico-adivino. Si cae positivo significa
que el practicante está trabajando bien, pero su lado negativo indica que alguien
va a usar magia negra contra él para que el trabajo no sea efectivo. Mufhula es la
fruta de un árbol llamado murula y está asociado con las vhaloi. Si sale positivo
quiere decir que una bruja está interfiriendo en la labor del nganga o en la vida de
su cliente; su lado negativo es bueno, no hay brujería de por medio. La piedra
marina se relaciona con los animales y augura según su posición si algún animal
enfermo va a curarse o se va a morir. (Stayt, 1968: 46)
Ningún n'anga shona fabrica su propio juego de hakata. El las obtiene mediante
herencia o comprándolas a un escultor que se dedica a tallar las tablillas. Después de
obtenerlas el experto las trata para hacerlas “ver”. Sin llevar a cabo el ritual kufurira
hakata (“escupir las tablillas”) éstas no serían capaces de adivinar correctamente. El
método de tratamiento de las tablillas varía según las costumbres de la zona. Algunos
adivinos escupen sobre ellas después de haber masticado ramitas o raíces de una planta
parásita llamada gomorara (Loranthus spp.). Otros colocan las nuevas hakata dentro de
una cazuela que contiene una mezcla de agua y de corteza de muranga (Warburgia
salutaris) y las dejan hervir durante cierto tiempo. Hay quien añade raíces del nduramo
(Pimpinella huillensis), del chifumuro (Dicoma anomala) y del katazo (Alepidea
amatymbica) a la decoción arriba descrita. Algunos suelen untar los instrumentos de
adivinación con excretas del hungwe (águila pescadora) y los exponen en el cenizal de
la aldea durante toda la noche. Dicen los shona que mientras el color negro repele, todo
lo blanco atrae y que por eso el n'anga tiene que activar la capacidad adivinatoria de sus
tablillas mediante la ceremonia kuradzira hakata, la cual consiste en dejar que los
medios de adivinación se impregnen de claridad en noches de luna nueva. Ningún
adivino consulta en cuarto menguante porque en esa fase están “ciegas” las hakata.
44
Una vez descubierto el origen del mal y la identidad del espíritu actuante, así como
la manera de propiciarlo,62
el adivino, dado el caso, procede a tratar al paciente
mediante la medicina tradicional, muti o mushonga y otros “procedimientos físicos”.
La palabra muti (pl. miti) significa “planta”, “árbol” y por extensión “medicamento”, lo
que reafirma el lugar importante que ocupa la llamada medicina verde en el sistema de
salud africana. En las obras de C. Meinhof y M. Guthrie aparece registrado el lexema *uti como una voz protobantú. Y así aparece en diferentes idiomas: mti (pl. miti) swahili,
umuthi (pl. imithi) zulu, muri (pl. miri) venda, more (pl. mere) sotho, omuti (pl. emiti)
luganda, muere (pl.miere) mbochi, etcétera.63
62
Los ritos propiciatorios generalmente consisten en el ofrecimiento de un toro, una vaca, una
cabra, un pollo o una manta, según lo requiera el espíritu. Esta ofrenda casi siempre va
acompañada de la elaboración y libación de la cerveza tradicional y de algún que otro canto y
toque de tambor o mbira.
63
Aparte del cambio consonántico típico t > r que se da al pasar de un grupo de lenguas a otro,
según las leyes de la lingüística bantú, las formas more (pl. mere) < *muti (pl. *miti) presentan
transformaciones en el timbre vocálico i > e, u > o, que también son características en los
diferentes subgrupos de esta familia de idiomas. Este fenómeno ocurre también en zulu y
ndebele, *mirira > melela ‘esperar’; en herero, *-lima > zema ‘expirar’; en sotho septentrional,
*-muntu > motho ‘persona’, etcétera. Por lo tanto convenimos con Fernando Ortiz (Estudios
etnográficos, La Habana, 1984, pág. 249) en que el famoso diablito abacuá, “íreme”, proviene
del protobantú, pero no, como dice el maestro, de la raíz -rima o rimu (?), que significa ‘arar,
cultivar’, sino de -*lima que, como ya conoce el lector, quiere decir, ‘expirar, fenecer’. Así que
íreme es lo mismo que mulimu, mudzimu, modimo, etcétera, y equivale a ‘ancestro’, ‘espíritu
ancestral’, y desde luego, poco tiene que ver con “fantasma”, “cielo” o “magia”, y muchos
menos con “leopardo”, que en Urbantu es *ingwe. Más adelante, Ortiz se equivoca de nuevo según mi criterio- al atribuirle la traducción de “fantasma” a otro vocablo bantú. Se trata de
koko, cuyo significado real, por lo menos en casi todas las lenguas de la cuenca congolesa, es
‘abuelo’, ‘abuela’ o ‘tíos de ambos padres’. Y para los congos serían una irreverencia asustar a
los niños diciéndoles: “¡Ahí viene el coco!”, lo que es lo mismo a: “ahí viene el abuelo”,
persona muy venerada en la cultura bantú.
45
La medicina es suministrada por el n'anga en forma de polvos, decoción, infusión o
pomada. Veamos lo que M. Gelfand apunta al respecto:
El polvo fino que debe ser tomado oralmente se prepara machacando raíces en
el duri (mortero). Primeramente las raíces se ponen a secar al sol por unos días y
luego se trituran para obtener pequeños pedazos, los cuales el n'anga pulveriza
utilizando piedras llamadas guyo y huyo. Esta última es más pequeña, con la
parte superior convexa, la que encaja perfectamente en la palma de la mano,
mientras que la superficie lisa golpea sobre el guyo, que es una piedra larga y
plana. El finísimo polvo así obtenido, se le indica al paciente que lo ingiera con
cualquier caldo, agua o bebida. (Gelfand, M. y otros autores: 1966: 15)
La decocción consiste en hervir la parte específica de la planta (hoja, tallo o raíz) en
un recipiente con agua durante algunos minutos, mientras que para la infusión sólo
basta sumergir el elemento vegetal en el líquido hirviente y retirarlo enseguida.
También la muti puede ser remojada en agua fresca para que después de transcurrido
cierto tiempo, el paciente la tome como una bebida común. La pomada o crema se
prepara utilizando el aceite del Recinus comunis, al que se le añade polvo de
determinadas raíces. Con el objetivo de prevenir o provocar el aborto, de dilatar o
constreñir la vagina y de acrecer el período fértil, el n'anga recomienda la aplicación
intravaginal de polvos de raíces. Tsanga (Phramites mauritanus) es un junquillo hueco
que el curandero utiliza para insertar en el recto del paciente la infusión usada como
enema. Con este método se cura la constipación y las fiebres de origen estomacal. El
líquido se echa en una jícara, y luego, con una especie de embudo, se vierte a través del
junquillo. Otras veces el n'anga llena su boca con la sustancia curativa y la sopla
directamente por la cañita hasta el intestino del enfermo. Para los desórdenes
respiratorios (asma, bronquitis, etcétera.) se prescriben inhalaciones, como suele hacerse
comúnmente en casi todos los pueblos. La única variación que se observa aquí es que,
en determinadas circunstancias, en lugar de introducirse la planta en el agua hirviente,
se pulverizan los componentes vegetales para echarlos directamente en el fuego y se le
indica al paciente que inhale el humo que de allí brote. También el elemento vegetal
curativo se consume en forma de cigarrillo o como rapé. Cuando se quiere librar una
casa de la presencia de malos espíritus el adivino prepara un brebaje y lo deposita en un
recipiente de barro; con él se introduce en las habitaciones, y utilizando el muswe, el
46
cual impregna con el líquido mágico, lo rocía por todos los rincones, mojando de paso a
todos los presentes. Para lograr el mismo propósito, otros “magos” queman diferentes
tipos de plantas aromáticas y fumigan la casa. Nyora es un método de tratamiento muy
usual entre los bantú del sur del Zambezi y consiste en cortes o incisiones que practican
el n'anga en determinadas partes del cuerpo, donde posteriormente introduce polvos de
raíces o cenizas de plantas quemadas. Se usan para curar distintas enfermedades y para
prevenir el daño que puedan causar las varoyi. Las incisiones -muy similares al
“rayamiento” de los paleros cubanos- las hace el médico-adivino con un tarrito de
punta muy afilada, aunque modernamente suelen usarse hojas de afeitar y hasta
bisturíes. El murumiko es una especie de ventosa que se aplica a las partes adoloridas o
inflamadas del cuerpo. Es un pequeño cuerno al cual se le ha cortado la punta y el
agujero que allí quedó se ha cubierto con cera. Al aplicarse sobre la zona afectada, el
murumiko deja un vacío, ya que al ser un espacio hueco, el aire se enrarece y tira de la
piel del paciente. Para ello es necesario que el n'anga extraiga la cera del extremo libre
del cuerpo y pegando sus labios al orificio succione vigorosamente, hasta que la ventosa
quede fijada con firmeza a la piel. Luego se vuelve a cerrar el orificio y se deja
impregnado el murumiko por unos veinte minutos. Mediante este procedimiento se
incrementa la circulación sanguínea, ya que se dilatan los vasos en la parte del cuerpo
en que ha sido aplicado. Con ello, según los shona, se sacan las impurezas del
organismo, así como objetos extraños que hayan sido introducidos por los hechiceros.
Nuestra encuesta realizada a estudiantes zimbabuenses arrojó un resultado muy
significativo con referencia a la necesidad que tiene el africano de recurrir al médico
tradicional.64 El 87 % de los entrevistados admite que hay enfermedades que solamente
el n'anga puede curar. Este dato demuestra la trascendencia que tiene el médico-adivino
en el contexto social bantú, ya que como muchos informantes apuntan, en África existen
muchas “enfermedades culturales” que no pueden ser tratadas por el “médico de
hospital”. Por otras razones, el 78% de los encuestados visitan indistintamente el n'anga
y al practicante científico.65 Al primero, para establecer la causa de un “daño”
determinado y eliminar sus consecuencias; al segundo, para suprimir algunos síntomas
64
Ver en la encuesta la pregunta 11.
65
Ver en la encuesta la pregunta 10.
47
o para curarse de los llamados “padecimientos naturales”. Al respecto vale la pena citar
lo que Théophile Obenga expone en su obra La cuenca congolesa, dedicada al estudio
de los mbochi:
De esta manera, todo mbochi (todo bantú) está cogido necesariamente entre dos
poderes: el poder europeo, moderno y el poder africano, tradicional. Por este
hecho hay dos mentalidades: la ancestral, arcaica, fundamental y la moderna,
con porte científico. Por desgracia conoce dos medicinas, dos médicos: el
“curandero” tradicional, que ejerce desde hace miles de años, y el “curandero”
moderno conocido hace apenas tres generaciones. Las técnicas arcaicas y
modernas coexisten igualmente, pero no sin conflictos. (Obenga: 1988: 36)
En The traditional medical practitioner in Zimbabwe, M. Gelfand y otros autores
describen las enfermedades típicas de la cultura bantú, cuyo diagnóstico y cura es del
dominio absoluto del n'anga. Estos padecimientos, que inclusive pueden tener desenlace
final, aparecen cuando un individuo comete actos antisociales, deja de llevar a cabo
algún ritual o viola ciertos tabúes. Basándose en la obra arriba citada y teniendo en
cuenta también los reportes de nuestros informantes, detallaremos a continuación
algunas de estas “patologías culturales”.
Chipande o nhova: enfermedades relacionadas con la fontanela, las cuales pueden
presentarse como depresión de dicha membrana o como debilidad en sus pulsaciones
debido a pérdida de líquido en el infante que ha presentado trastornos gastrointestinales.
Considerada como la parte más débil del cuerpo, muchos africanos creen que por ahí
penetran los maleficios que preparan los hechiceros. Con el objetivo de proteger la
fontanela, los n'anga aplican sobre ella un grueso emplasto alquitranado. Como
medicina preventiva recomiendan un zango (resguardo) conocido también con el
nombre propio de la enfermedad: chipande, que consiste en un collar con un pedazo de
hueso occipital del babuino o la oveja. Este talismán debe llevarlo el bebé alrededor de
su cuello hasta que su cráneo complete el proceso de osificación. Chitsinga y chipotswa,
enfermedad causada por la bruja, que consiste en la introducción de objetos extraños en
el cuerpo de su víctima. Chitsinga, cuando el objeto se mantiene estacionario;
chipotswa, si el objeto se traslada por distintas partes del cuerpo. Chidyiso: mal causado
por la ingestión de algún alimento, el cual ha sido “embrujado” por las varoyi. En el
48
caso de que una persona adulta hombre o mujer- demuestre, con marcada evidencia,
falta de inclinación hacia el matrimonio, se dice que él o ella está sufriendo chitsinha,
que es un mal causado por los espíritus enojados o por las varoyi. El padecimiento más
temido por los africanos es la hungomwe o infertilidad, la cual, generalmente, se cree
que es provocada por un mudzimu, un shavi o una muroyi. Cuando esta última quiere
poseer a una persona, la hace infértil. Si el yerno no le paga a su suegra la mombe
youmai (vaca incluida en la roora), un mudzimu materno impedirá que la esposa salga
embarazada. Mamhepo es otra dolencia de origen espiritual o producto de hechicería. El
individuo que la ha contraído se queja de su mala fortuna y cae, frecuentemente, en
estado de disociación mental, muy semejante a la locura.
Los shona creen que determinadas enfermedades aparecen si uno o ambos cónyuges
cometen adulterio, si una mujer embarazada lacta a un bebé, si un hombre lleva a cabo
relaciones sexuales con una mujer que tiene la menstruación o ya ha pasado la
menopausia,66 si una partera no recibe el pago correspondiente a su servicio,67 si un
niño ajeno es tocado por una mujer que tiene la regla. Se dice que si un hombre se
acuesta con la mujer de otro hombre puede contraer una enfermedad llamada runyoka o
rukawo. El agente de este mal ha sido colocado en la cama o en el alimento de la mujer.
El hombre padecerá de escalofrío o temblores y en ese estado será descubierto por el
marido de la adúltera. Si se trata de la variedad runyoka rweimbwa (filtro mágico
preparado con polvos de raíces y órganos genitales de perro, hembra o macho), ambos
violadores de las leyes del matrimonio tradicional no podrán separar sus órganos
sexuales después de realizar el coito, como ocurre a veces con el perro y la perra. Se
cree que si un hombre o una mujer cometen adulterio cuando su hijo aún es lactante,
éste enfermará. Muchos padecimientos infantiles se le achacan a este acto antisocial:
diarrea, vómito, depresión de la fontanela, etcétera. Confesar el hecho es una forma de
prevención para que el niño no contraiga ninguna enfermedad. En el caso específico del
esposo, éste no debe tocar al hijo, aunque esto provoque la sospecha de su cónyuge.
Usualmente el padre, en privado y en voz baja, le comunica al muchacho que ha
engañado a su esposa.
66
67
La mujer contraería una enfermedad llamada chitumbumutengu (un tipo de gota).
Contraerá matyorwa.
49
Si una mujer joven sale en estado antes de casarse, debe escapar de la aldea con su
novio, de lo contrario sus padres contraerán matyorwa (enfermedad caracterizada por
dolores reumáticos en la región lumbar). Lo mismo ocurriría, si al casarse, el esposo no
pagara al masungiro (un chivo que tiene que donar el yermo a su suegra después de
celebrada la boda). Se cree también que si alguien trabaja en el chisi (día de descanso),
esa persona corre el peligro de ser abatida por un rayo.68 Comer o matar al animal
totémico, casarse con una persona que lleva el mismo mutupo (tótem), así como
cometer makunakuna (incesto),69 son, entre otros, algunos tabúes para los bantú, los
que al violarse, pueden significar enfermedad y muerte para el culpable y su
descendencia.
Como ya se ha apuntado, muti significa “planta”, “árbol” y “medicina”. Esta última
aceptación está avalada por el uso generalizado que tiene el reino vegetal desde el punto
de vista mágico-curativo. En la obra de Gelfand y otros autores (1985) se reseña el uso
de quinientas especies, mientras que los animales utilizados con fines terapéuticos sólo
ascienden a 27, según estos investigadores. Otros materiales bibliográficos consultados
y que dan fe de este hecho (primacía de las plantas en el sistema mágico-curativo) son
los siguientes: Contribution a l'etude ethnobotanique des Wagenia de Lisangabi de J.
Bokdam y A.F. Droogers, The useful plants of west tropical Africa de J.M. Dalziel,
Some african poisonous plants and medicines of Northern Rhodesia de W. Gilges,
Mirau and his practice: a study of the ethnomedicinal repertoire of a tanzanian
herbalist de R. Harjula, Medicinan plants of East Africa de J.O. Kokwaro, Matériaux
pour l'étude des plantes médicinales indienes du Congo de P. Staner y R. B. Boutique,
Notes on the Botswana pharmacopoesia de G.H. Teichler, Useful plants of Malawi de J.
Williamson, et. al.
68
Entre 100 y 200 personas fallecen anualmente en Zimbabue producto de descargas eléctricas
de la atmósfera.
69
Se considera también incesto la relación sexual con una persona que tiene el mismo tótem
aunque no sea pariente cercano.
50
Basándome en la bibliografía arriba citada y en algunos estudios hechos en Cuba (El
monte de Lidia Cabrera, El folclor médico en Cuba de José Seoane Gallo, Plantas
medicinales, aromáticas o venenosas de Cuba de Juan Tomás Roig y Mesa), así como
en practicantes de los cultos afrocubanos, se confeccioné un cuadro comparativo de los
usos de treinta plantas medicinales, en Cuba y Zimbabue. Algunas de ellas y su
aplicación pudieron ser confrontadas con las de otras partes de África. Estos datos
pudieran ser de cierta utilidad para propósitos mayores en los estudios etnobotánicos
comparativos, ya que en la muestra hay usos terapéuticos y mágicos coincidentes,
divergentes y hasta contradictorios. Se observa también espectros amplios y estrechos
en las aplicaciones de determinada especie en una u otra zona geográfica. Así concluye
la segunda parte del ensayo con este curioso repertorio de “medicina verde”. En
algunos casos (usos de Zimbabue) fue posible consignar la parte de la mata (raíz, hoja,
semilla, etcétera) que se utiliza con fines curativos, inclusive hasta la forma de
consunción (decoción, infusión, etcétera), pero generalmente por razones de espacio no
se pudo ser más explícito. Se insiste que sólo se trata de una simple muestra, sin
propósitos científicos.
51
ANEXO I
USOS DE PLANTAS MEDICINALES70
PLANTAS
USOS EN CUBA
EN ZIMBABUE
1. Albahaca (Ocimun Insomnio
basilicum L.)
Ictericia
Vértigo
Enfermedades de la
vista
Orzuelos
Pesadillas
Tos
Diarrea
Gases intestinales
Lombrices
Gonorrea
Catarro
Dismenorrea
Estimulante
Baños lustrales
Alejar malos esp.
Atraer
buenas
influencias
Cataratas
Convulsiones
Locura
Alejar malos esp.
Repelente de insectos
Eliminar malos olores
de un cadáver
2.
Apasote Hemorroides
(Chenopodium
Cólicos
ambrosiosides L.)
Gases intestinales
Vértigo
Digestión
Desmayo
Ves. biliar
Parásitos
Epilepsia
Pérdida de peso
Purificación
Alejar malos esp.
Contra las malas
lenguas
Convulsiones
Delirium
Locura
Alimentar infantes
Repelente
de
serpiente
Alejar malos esp.
Fiebre en infantes
Dolores del útero
(Se han reportado
casos
de
envenenamiento por
consumir la infusión
de sus hojas)
3.
(Zanthoxylum
chalibeum L.)
Mordidas
de
serpientes (antídoto)
Bilis (infusión de la
raíz)
70
Ayúa Dentición
Dolor de muelas
Fiebre
Reumatismo
Sífilis
Llagas (lavar)
Asma
Borrachera (eliminar)
Talismán (resguardo)
EN OTRAS PARTES
DE ÁFRICA
África
del
Sur:
resfriados, dolor de
estómago, tos.
África Occidental.:
dolores.
Zaire: parásitos.
Malawi:
repelente
contra serpientes.
Aparecen en negritas los usos de las plantas que coinciden en Cuba y en otras partes de
África.
52
Contra el mal de ojos
4. Bleo (Amaranthus Estreñimiento
Spinosus L.)
Disentería
Depurativo
Diurético
Inflamación de la
vejiga
Reuma
Ojos de pescado
Cerebro (fortalecer)
Baños lustrales
Purificaciones
Llagas
Tumores
5.
Calabaza Parásitos
(Curcubita pepo L.)
Cataplasma
Emoliente
Bursitis
Refrescante
Calmante
Vejigas
Uretra
Irritación Intestinal
Quemaduras
Calvicie
Calambres
Dentición
Embarazo
Gonorrea
Erisipela
Flojera
Hernia
Hidropesía
Ojos de pescado
Presión
baja
Raquitismo
Reumatismo
Salpullido
Eczema
Catarro
Purificaciones
Magia blanca y negra
6. Ceibita de Patio Heridas
(Jatropha multipida Enfermedades
venéreas
L.)
Purgante
Asma
7. Chamico morado Asma
(Datura stramoniun Hemorroides
Reuma
L.)
Hidrofobia
Dolor de cabeza
(Inhalaciones
del
humo de las hojas
quemadas)
Chitsinga
o
reumatismo (infusión
de la raíz)
Neumonía
(compresas de las
hojas hervidas)
Veneno (si al ser
hervida la semilla
suelta la cáscara)
Ayuda
para
adivinación
Enfermedades
venéreas
la Malawi: asma
África
Occidental:
picaduras de insectos,
inflamaciones
53
Dolor de Muelas
Empacho
Estreñimientos
Maleficios
8.
Eucalipto Vejiga
(Eucaliptus spp.)
Diabetes
Asma
Gripe
Catarro
Tuberculosis
Angina de Pecho
Influenza
Malaria
Fiebre
Hipo
Estómago (dolor)
9.
Flor de agua Anafrodisíaco
(Nymphaea caerulea Astringente
Savigny)
Infecciones
Intestinales
Fiebre
Gonorrea
10. Fruta Bomba Enteritis
(Carica Papaya L.)
Diarrea
Acedía
Acidosis
Albúmina
Digestión
Epilepsia
Flemones
Impotencia
Intoxicaciones
Irritación intestinal
Malaria
Parásitos
Riñones
Cálculos
renales
Tifus
Tosferina
Úlcera de estómago
Locura
Dolores menstruales
Purificaciones
Dolores
abdominales
Paperas
Tos
Asma
Furúnculo (nacido)
(Se han reportado
casos
de
envenenamiento por
su consumo vía oral)
Tos (decoción de sus
hojas)
África
Oriental:
dolores de oído,
reumatismo, tiña
Zaire:
asma,
neuralgia, tos
Asma
Diarrea que contraen
los niños por ser
lactados por una
mujer preñada
Ceremonia funeraria
Depresión
de
la
fontanela (polvos de
las
raíces
suministradas por vía
oral en caldo)
África
Occidental:
diabetes, gonorrea,
canal urinario,
afrodisíaco,
tos,
disuria
África
Oriental:
parásitos,
sífilis,
bazo
Tanzania: gonorrea,
verrugas
África
Occidental:
purgativo (para los
caballos)
Ghana: hemorroides
Costa de Marfil:
heridas, úlceras
Zaire: dolores de
muela
Malawi: sífilis
54
11. Gandul (Cajanus Bronquitis
Dolor
de
oídos
(infusión de la hojas
indicus Spreng)
Tos
Cataplasma (aplicar en forma de gota)
en llagas)
Heridas
Hemorragias
Riñones
Astringente
Disentería
Laxante
Cálculos
renales
Prurito
Alejar malos espíritus
12. Grama (Cynodon Droga
Resguardo (la raíz
dactylon L.)
Refrescante
llevada en el bolsillo)
Diurético
Expectorante
Fiebre
Hemorragia
Reumatismo
Estómago
Útero
Matriz
Irritación ovárica
Magia
negra
Amuleto
Iniciación en Palo
13.
Guayaba Refriados
(Psidium guajaba L.) Hemorragias
Hemorroides
Antiséptico
Refrescante
Laxante
Acidosis
Acné
Anemia
Angurria
Apendicitis
Ceguera
Difteria
Eczema
Empeine
Erisipela
Pérdida
de
peso
Impotencia
Irritación intestinal
Lepra
Llagas
Fiebre (hojas)
Tos (hojas)
Infertilidad (raíz)
Dolores abdominales
(raíz)
Furúnculos (hojas)
Lepra (raíz)
Sarna
55
Ojos de pescado
Ombligo
Parásitos
Hipertensión
Raquitismo
Salpullido
Sarampión
Sarna
Sudor
Ulceras
vaginales
Vómitos
Purificación
14.
(Ricinus
L.)
Higuereta Lactancia
communis Diurético
Próstata
Bazo
Caspa
Catarro
Corazón
Desvelo
Fiebre
Güitos
Nervios
Difteria
Insolación
Dolor de cabeza
Magia negra
15.
Jengibre Resfriado
(Zingiger
Tos
Diarrea
officinalle Rosc)
Reuma
Gonorrea
Menstruación
Estimulante
Afrodisíaco
Gases
intestinales
Calambres
Ovarios
Dolor de muelas
Neumonía
Convulsiones
Locura
Diarrea
Constipación
Parásitos externos
Provocar aborto
Palpitaciones
Palpitaciones
Sarampión
Dolores del corazón
Depresión
de
la
fontanela
Hipo
Bilharzia
Sífilis
Esguince
Dolores de oídos
Cataratas
Dolores en los ojos
Resguardo
Veneno
Dolores
abdominales
Depresión
de
fontanela
Tos
África
Oriental:
Apetito, problemas
abdominales, diarrea
Kenia: purgante
África
del
Sur:
purgante, estómago,
enema, dolor de
muelas, furúnculos,
dolores de cabeza
Malawi: dolor de
muelas
Somalia: reumatismo,
purgante
África
Occidental:
Fiebre, cataplasma,
dolor de cabeza,
lactagogo,
emenagogo
Nigeria: chancros
Costa de Marfil:
Infección bronquial,
fiebre.
África
Occidental:
catarro, reumatismo,
la dolor de muelas,
neuralgia,
sed,
dolores de estómago
África Oriental: dolor
de
cabeza,
reumatismo, tos
56
Corazón
16. Limón
limon L.)
Afrodisíaco (infusión
(Citrus Catarro
de la raíz)
Angina
Coriza
Fiebre
Garganta
Influencia
Pulmonía
Sinusitis
Tos
Asma
Bronquitis
Acedía
Acidosis
Gases
intestinales
Diarrea
Disentería
Parásitos
Vómitos
Reuma
Riñones
Mareo
Desmayo
Borrachera
Cabellos
Cutis
Dientes manchados
Dolor
de
muela
Dolor de cabeza
Acné
Calvicie
Cáncer
Cansancio
Ceguera
Desvelo
Difteria
Eczema
Herpes
Golondrinos
Empeine
Enfermedades
venéreas
Hígado
Impotencia
Lepra
Memoria
Nervios
Oídos
Ojos
Orina
(retención)
Malaria
Pecas
57
Menstruación
Hipertensión
Quemaduras
Reumatismo
Riñones
(cálculos)
Salpullido
Sudor
Tabardillo
Tiña
Tifus
Viruela
Veneno
Magia negra
17. Malva Bruja (sida Tumores
Menorragia
cordiafolia L.)
Inflamaciones
(infusión de la raíz)
Estómago
Diabetes
Golondrinos
Ictericia
Intoxicaciones
Irritación Intestinal
Llagas
Raquitismo
Vagina
(lavados)
Sangre (purificación)
Cabeza (refrescar)
18. Maní (Arachis Tumores
hypogea L.)
Inflamaciones
Estómago
Hígado
Intoxicaciones
Calvicie
Vomitivo
Hemorroides
Afrodisíaco
19.
Marabú Antiséptico
(Dichorostachys
Astringente (llagas)
cynerea Wright)
Acnés
Eczema
Hongos de la pies
Corazón
abortivo
Dolor de los ojos
Cataratas (Infusión de
las hojas en forma de
gotas)
Infertilidad femenina
(infusión por vía oral)
Depresión
de
la
fontanela
Dolores abdominales
Anticonceptivo
Engordar infantes
Tos
Sífilis
Chitsinga
Sarna
Lepra
Neumonía
África
Oriental:
conjuntivitis, dolor de
estómago,
mordeduras
de
serpientes,
afrodisíaco, picaduras
de
escorpión,
anestésico
local,
úlceras, gonorrea
Sierra
Leona:
disentería, lombrices,
58
Sangramiento nasal
Diarrea sanguinolenta
Infertilidad
(femenina)
Dolor de espalda
Picadura de escorpión
20. Nogal (Aleurites Purgante
muloccana L.)
Úlceras vaginales
Calvicie
21.
Palito
chino Golpes
(Euphorbia tirucali Güito
L.)
Tiña
Veneno
estómagos,
uretra,
elefantiasis
Liberia:
gonorrea,
aplicar después de la
circuncisión,
mordedura
de
serpientes
Sudán: sífilis, lepra
Senegal: Diurético,
destete de niños,
purgante,
aplica
después del parto ,
dolor de garganta,
abscesos,
inflamaciones, dolor
de cabeza
Mozambique:
abscesos,
inflamaciones, dolor
de cabeza
Tanzania: Medicina
veterinaria, pies, boca
Zambia: Mordeduras
de
serpientes,
quemaduras
Veneno (si se come la
fruta)
África Oriental: dolor
de
garganta,
mordedura
de
serpiente, esterilidad
femenina
Tanzania: impotencia
sexual, repelente de
mosquitos,
veneno
para peces
Kenia: esterilidad
Dolores abdominales Nigeria: sífilis
22. Paraíso (Melia Reumatismo
(infusión
de
las
azederach L.)
Insomnio
hojas)
Resguardo
Bilis (mascar y tragar
Buena suerte
Espantar
malos las hojas)
Gonorrea (decoción
espíritus
de las hojas)
Pujos
Depresión
de
la
Piojos (matar)
fontanela (decoción
de las hojas)
Veneno (fruto)
23. Peonía (Abrus Corazón
precatorius L.)
Gases intestinales
Veneno (antídoto)
Gonorrea (raíz)
Veneno (látex)
Infertilidad femenina África
Oriental:
(raíz)
gonorrea, mordedura
59
Hernias
Conjuntivitis
Locura
Magia negra
Hemoptisis
Purificación de la
sangre (hojas)
Mantenerse
joven
(semilla)
Resguardo (semillas)
Veneno (semillas)
de
serpiente,
afrodisíaco,
orine,
estómago
África
Occidental:
convulsiones
en
niños, pecho, tos,
forúnculos
Costa de Marfil:
conjuntivitis, dolor de
garganta,
tos,
corazón, estómago,
gonorrea, mordedura
de serpiente
África
del
Sur:
dolores del pecho
Tanzania:
enfermedades de la
vista
Eritrea: infecciones
en los ojos
24. Piñón de botija Baños
(Jatropha curcas L.)
Fiebre
Purgante
Cataplasma (piel)
Tóxico
Acidosis
Albúmina
Catarro
Difteria
Garganta
Pujo
Reumatismo
Vomitivo
Resguardo
Purificación
Espantar
malos
espíritus
Tónico para infantes
((infusión de la raíz,
baños por vía oral)
Veneno (semillas)
Mauritania:
ascitis
(hidropesía)
África
Tropical:
hemostático, heridas,
parásitos de la piel,
rubefacientes,
reumatismo,
gota,
artritis, parálisis
África
Oriental:
heridas,
pecho,
riñones
Zaire:
hidropesía,
lombrices
intestinales, parálisis,
piel
Costa de Marfil:
reumatismo,
disentería
Nigeria:
piel
(parásitos),
rubefaciente (reuma),
ictericia
Camerún:
reumatismo
África
Occidental:
Gonorrea, disentería,
malestares
generales, espasmos
(tétano)
25.
Gonorrea
Quimbombó Tumores
((infusión
60
(Hibiscus
esculentus L.)
de la raíz junto con
Inflamaciones
raíces de yuca)
Riñones
Catarro
Tisis
pulmonar
Cólicos
Dolor de cabeza
Neuralgia
Ombligo
Asma
Hígado
Estreñimiento
Neutralizar hechizos
26.
Romerillo Angina
Llagas
(Bidens pilosa L.)
Bronquitis
(infusión
Garganta
hojas)
Pulmonía
Tosferina
Amigdalitis
Difteria
Sarna
Aftas
bucales
Urticaria
Sarampión
Viruela
Úlceras estomacales
Reumatismo
Calvicie
Calambres
Riñones
Bazo
Bursitis
Dolor de muela
27.
(Nicotiana
L.)
Tabaco Dolor de cabeza
tabacum Fiebre
Asma
Neuralgia
Sinusitis
Apendicitis
Columna vertebral
Sinusitis
Heridas
(hojas)
Apendicitis
Lombrices de las
ovejas
Columna
vertebral
Oftalmia en animales
Reumatismo
Heridas
Hemorragias
Eczema
bucales
de
las
Verrugas (frotar las
raíces frescas sobre
las verrugas)
Asma (infusión de la
raíz junto con raíces
de gardenias)
Heridas (hojas)
Lombrices de las
ovejas
Oftalmia en animales
61
Empeine
Herpes
Ojos de pescado
Orzuelo
Salpullido
Sarampión
Tiña
Dientes manchados
Flemones
Ofrendas
Ayuda a médium
Tanzania: Mordedura
de serpiente
África
Oriental:
diarrea,
disentería,
tos, fiebre, dolor de
garganta
Malawi:
Enfermedades
venéreas
Senegal:
fiebre,
disentería, insolación
Guinea: aplicar a la
mujer después del
parto
Sudán: tónico, pecho,
fiebre
Zaire: fiebre, laxante,
heridas
Dolor
de
oídos África
Occidental:
(infusión
de
las cataplasma, dolor de
hojas)
oídos,
aparato
Hematuria
urinario
Epilepsia (hojas)
Constipación
en
la piel rumiantes (hojas)
28.
Tamarindo Estreñimiento
(Tamarindus indica Disentería
L.)
Hígado
Parásitos
Estómago
Ictericia
Vesícula biliar
Hipertensión
Asma
Amenorrea
Insomnio
Pesadillas
Riñones
Hemorragia
Impotencia
Dolor de garganta
(raíz)
Enfermedades
venéreas
(Infusión
del fruto)
29.
Tomate Quemaduras
(Lycopersicum
Heridas
esculentum Mill)
Uñeros
Hemorroides
Golondrinos
Llagas
Hongos de
Anemia
Acedía
Dolor de muelas
Ojos
Cerebro
Difteria
Sífilis
Sudor
30. Yuca (Manihot Bronquitis
esculenta Crantz)
Cáncer
Tifus
Viruelas
Disentería
Intoxicaciones
Veneno
(se han reportado
casos
de
envenenamiento por
consumir el tubérculo
crudo)
62
Reumatismo
Fiebre
Dentición
Flojera
Torceduras
Eczema
Golondrinos
Sarna
Tabardillo
Pies
Veneno
63
ANEXO II
ENCUESTA SOBRE EL SISTEMA DE CREENCIAS BANTU
(Respuestas dadas en porcientos)
1. ¿Cuándo hay una sequía severa los jefes de sus comunidades llevan a cabo la
ceremonia mukwerere (gasva , chipwa, maranje; nd. hosana) relacionada con el
mhondoro (nd. ihosana), el espíritu del fundador del clan?
A. Sí
-
96
B. No
-
1
C. No sé -
3
2. ¿En tu comunidad este ritual se realiza anualmente antes del comienzo de las
lluvias?
A. Sí
-
57
B. No
-
12
C. A veces -
3.
31
¿Para dar gracias por la buena cosecha se celebra alguna ceremonia?
A. Siempre
-
28
B. Casi siempre -
37
C. No es necesario -
35
4. ¿Cuando una persona muere se averigua la causa de su muerte (gata, nd.
ukuhlahlula)?
A. Siempre
-
61
B. Casi siempre -
29
C. Actualmente no -
10
5. ¿Se ha realizado en tu familia el ritual que consiste en llevar el espíritu del
muerto a la casa (kutamba guva, kurova guva, kuterera mudzimu, gona, svitsa,
kugadzira mudzimu; nd. umbuyiso)?
64
A. Alguna vez
6.
-
88
B. Nunca, porque no ha muerto nadie -
6
C. Nunca, porque no creemos en eso
6
-
¿Dentro de tu parentela se ha efectuado la ceremonia kugadza gono, kudirwa
kwemombe, nd. ukubeka ukukubamkhulu enkomeni, ponerle el nombre de un
ancestro a un toro?
7.
A. Sí
-
75
B. No
-
25
¿En tu familia se le ha puesto el nombre de un ancestro muerto a una persona
(kugadzwa zita, nd. ukubekwa ukabaumkhulu emuntwini)?
A. Sí, porque él lo ha pedido
- 81
B. No, porque no lo ha pedido - 11
C. No, porque no es costumbre -
8.
8
¿Si algún hombre casado muere es necesario, según la costumbre de tu
comunidad, llevar a cabo la ceremonia kugadza nhaka, nd. ukungena lo kwaba,
que consiste en distribuir la herencia del muerto y darle un esposo a la
shirikadzi / umfelokazi (viuda)?
9.
10.
A. Sí
-
85
B. No
-
15
¿En tu núcleo familiar, actualmente, hay alguien poseído por un shavi?
A. Sí, hay varias personas
-
71
B. Sí, hay una persona
-
16
C. No, no hay nadie
-
13
Cuando en tu familia hay un enfermo acuden,
A. al hospital
-
13
B. al n'anga y al hospital
-
78
65
C. al n'anga solamente
-
3
D. Mi religión no me permite ni consultar al n'anga ni ir al hospital - 6
11. Hay enfermedades que
A. el n'anga solamente puede curar
-
B. Todas las puede curar “el médico de los hospitales” -
87
13
12. ¿Tú crees que un ngozi / ingozi (espíritu agraviado) puede llevar enfermedad o
muerte a tu familia?
A. Sí
- 86
B. No
- 14
66
NOTAS SOBRE LA ENCUESTA
Esta encueta se llevó a cabo en el Marymount Teacher's College de Mutare
(Manicaland, Zimbabue) el 20 de Junio de 1989.
En ella participaron cien alumnos que tomaban parte en un curso preparatorio del
idioma español. El 84 % de los entrevistados proceden de zonas rurales o suburbanas.
Su edad promedio es de 18,7 años, con un nivel de escolaridad medio (“O” Level). Los
resultados demuestran que el nivel de creencias en los cultos tradicionales es
actualmente bastante alto; tanto en lo referente a las ceremonias comunales
(relacionadas con el mhondoro,) como a las que se dan en la esfera de la familia o
individuo (vinculadas a los vadzimu, mashavi y ngozi).
A pesar de que el sistema de salud pública de Zimbabue fue [en la etapa en que se
llevó a cabo esta encuesta] comparativamente uno de los más desarrollados de África,
muchos nativos no pueden prescindir de los servicios del practicante tradicional
(n'anga). El 6 % que no visita ni al médico ni al n'anga, son los que practican los cultos
sincréticos apostólicos (vapostori).
Interesante resulta el arraigo que tiene en el país el culto de los mashavi. De los cien
encuestados, 71 tienen varios mashavi en su familia, y 16 poseen por lo menos uno. Un
promedio sorprendentemente alto para los que no hayan vivido en esta zona austral de
África.
No creemos necesario comentar in extenso los resultados de la encuesta, ya que
consideramos que los datos hablan por sí solos. Para evitar confusión hemos consignado
el nombre del ritual o la entidad en los diferentes dialectos shona (cuando ha sido
posible); el término final aparece en idioma ndebele (nd.).
67
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