UNIVERSIDAD SANTO TOMAS – COLOMBIA
CARTILLA
FILOSOFÍA Y CULTURA INSTITUCIONAL
VOLUMEN 1
Parte 1
¿Cuándo empezó todo esto?
1. Domingo de Guzmán y la Orden de Predicadores
Todas las instituciones tienen un origen y el de la Universidad Santo Tomás se
remonta al siglo XIII cuando Domingo de Guzmán logró reunir a 16 frailes para
crear una nueva comunidad de clérigos dentro de la Iglesia católica, a la que
denominó Orden de Predicadores, aunque también serán conocidos como
dominicos por el nombre de su fundador, y a sus miembros como frailes o
hermanos. Se caracterizará por una profunda espiritualidad determinada tanto por
el modo de relacionarse con Dios como por la forma de vida religiosa que van
asumir. Sus cuatro pilares fundamentales son: la oración, la vida en comunidad, el
estudio y la predicación. Pero también comparten otros elementos que los
identifica: la condición de ser una comunidad o “orden mendicante”, el interés
especial por la educación y en especial por la docencia, la itinerancia, el sistema
de gobierno democrático y la pluralidad, fruto del respeto por la personalidad de
cada fraile o hermano. Pero antes de continuar, es importante que nos
detengamos en quién era Domingo de Guzmán, cómo creo la Orden de
Predicadores y de ahí, cómo llegaron a la educación.
El siglo XIII nacen las ciudades, las corporaciones, las comunas, los gremios, se
inicia el proceso de profesionalización del saber, de la expansión agrícola y
comercial, de la monetización de la economía. Pero también es el siglo que se
caracteriza por un fuerte proceso de la secularización del poder, de la
humanización de la religión y de una tendencia hacia la horizontalidad en las
relaciones personales y sociales; en otras palabras, el señor feudal ya no impone
sus decisiones verticalmente, sino que ahora hay más sectores sociales que van a
participar en las decisiones a tomar para mejorar las relaciones económicas,
políticas, sociales y culturales. Es un siglo, como puede notarse, de grandes
cambios y transformaciones tanto para la sociedad en general como para el ser
humano en particular.
1
En este contexto nació, vivió y realizó su obra el fundador de la Orden de
Predicadores (O.P.). Pero ¿Quién era Domingo de Guzmán, creador de una de las
comunidades intelectuales, religiosas y espirituales de esa época y que aún
perdura en nuestros días?
1
Nace en Caleruega (provincia de Burgos, España) en el año 1170 ó 1173 y muere
en Bolonia (Italia) en 1221. Canónigo regular de Osma (España), en 1203 tuvo
que acompañar a su obispo a Dinamarca. Impresionado por la expansión de la
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herejía albigense y al no querer tomar parte en la cruzada guerrera, decidida por
el Papa, insistió en una predicación pacífica entre los albigenses. Funda un
monasterio de religiosas en Prouille (1206) que pronto se convertiría en el centro
espiritual y material de su acción evangelizadora y pacífica. Domingo inicia así la
cruzada de predicación con el fin de llevar la verdad del Evangelio y combatir la
herejía de los albigenses.
Los dominicos nacen, entonces, dentro del gran grupo de órdenes conocidas
3
como “mendicantes” . En esa época la Iglesia necesitaba una gran revitalización y
1
H.M. Vicaire, sostiene que sus padres se casaron en 1170 y que extrañamente esta fecha pasó como el nacimiento
de Domingo de Guzmán. Propone que pudo ser el nacimiento en 1173. En Historia de Santo Domingo. Primera
edición en castellano. 2003
2
Secta religiosa surgida en Albi (Francia) se convirtió en una de las herejías que mayor peligro llevó a la vida de la
Iglesia. En 1167 constituyeron su Iglesia, o mejor, una contraiglesia. Creían en la existencia de dos voluntades
supremas: el bien y el mal, las que si bien se encontraban en una lucha perpetua, reconocían sólo al principio el
bien como eterno. El bien era sinónimo del mundo espiritual e invisible, en cambio el mal –criatura de Dios,
representado por Satanás era quien había creado el mundo material y visible. Al considerar la materia un producto
del mal, el cuerpo de Cristo no era real sino aparente, como aparente habría sido su vida y pasión. Practicantes de
un riguroso ascetismo, prohibieron el matrimonio entre sus fieles por considerar un pecado grave la reproducción
del género humano al constituir éste una inadmisible colaboración con el señor del mundo, el mal. También
rechazaron la existencia del infierno bajo el argumento de que todos los espíritus, al final de los tiempos, gozarían
irremediablemente de la vida eterna. Creían en las encarnaciones sucesivas para lograr la purificación. Fomentaron
la pobreza como estilo de vida y también, la caridad y las buenas costumbres. De corte antijerárquico y
antisacramental, la doctrina albigenese censuró la riqueza del clero y negaron los principales misterios cristianos.
Conservaron cuatro sacramentos, a los que no consideraban de institución divina sino de invención humana: la
Eucaristía o cena del Señor; la confesión pública de los pecados; el bautismo para el que no se usaba el agua sino
se imponían las manos, por lo que solían denominarlo, ‘bautismo espiritual’; y por último, el orden sacerdotal.
Entre los principales hombres de la Iglesia que se opusieron a esta herejía merecen ser destacados Santo Domingo
de Guzmán, San Bernardo y el papa Inocencio III (11981216). El golpe decisivo contra los albigenses ocurrió en
el campo de batalla, y el mismo fue dado Simón de Monfort quien, al encabezar una cruzada contra ellos, los
derrotó en 1213 en la famosa batalla de Muret (España). Finalmente, durante el pontificado de Alejandro III
(11591181)) se llevó a cabo el III Concilio Ecuménico de Letrán (1179), en el que se condenó solemnemente a los
albigense de herejes.
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Una Orden mendicante (del latín mendicare, pedir limosna) es un tipo de orden religiosa católica caracterizada
por vivir de la limosna de los demás. Toda orden mendicante está conformada por hermanos (del
latín Fray, hermano) y hermanas (del latín Sor, hermana), así como por Terciarios, antiguamente llamados
hermanos de penitencia. Los frailes conforman la Primera Orden, las monjas o sores, la Segunda Orden, y los
terciarios, la Tercera Orden.
2
una reorientación para adaptarse a los nuevos tiempos. La Iglesia de las grandes
abadías en medio del campo, de párrocos incultos y obispos feudales no era
capaz de adaptarse a una Europa en la que las ciudades, las universidades y la
burguesía cada vez tenían más importancia
El 15 de agosto de 1218 dispersó a sus 16 religiosos por París, Madrid, Bolonia y
Roma y se dedicó a la predicación y a la organización de la nueva Orden, que
tomó su forma definitiva en el primer Capítulo General de Bolonia (1220), que le
dio un estatuto original de pobreza mendicante, independiente de la franciscana.
En 1221 Domingo dividió la Orden en ocho provincias. Fue canonizado en 1234
por Gregorio IX y se celebra su fiesta el 8 de agosto.
Esta intención lo llevó a comprender que era necesario generar una revolución en
la Iglesia del momento. La predicación no debía ser exclusividad de aquellos
obispos, más preocupados por las cuestiones sociop
olíticas del siglo XIII, era
necesario que otros sacerdotes se prepararan para asumirla de acuerdo al signo
de los tiempos que se vivían, con el propósito de reivindicar el papel del estudio.
Predicación y estudio, se convertirán en dos de los elementos centrales de la
esencia de la nueva Orden. A través de la predicación se pretendía extender la
enseñanza del Evangelio y la vida de Cristo. El estudio debía dirigirse “principal,
ardiente y diligentemente a esto: que podamos ser útiles a las almas de los
4
prójimos” , así que será para los frailes el llamado “a cultivar la inclinación de los
5
hombres hacia la verdad” .
En este contexto, cuando Domingo tuvo la certeza que sus frailes ya estaban listos
para combatir ideológicamente la herejía albigense, le solicitó y obtuvo del Papa
Honorio III la confirmación de la fundación de la Orden el 22 de diciembre de 1216,
junto al título propio de sus miembros como “predicadores” el 21 de enero de
1217.
El 15 de agosto de 1218, dispersó a sus frailes por París, Madrid, Bolonia y Roma,
dedicándose tanto a la predicación y al estudio como a la organización de la
Orden, que tomó forma definitiva cuando en 1220 se reunieron todos los frailes
dominicos en Bolonia (Italia) en lo que se conoce como el Primer Capítulo General
Sus miembros, frailes y sores, hacen voto de pobreza por el que renuncian a todo tipo de propiedades o bienes, ya
sean personales o comunes, poniéndolos a disposición de la comunidad religiosa a la que pertenecen. Así viven en
la pobreza, mantenidos sólo por la caridad; junto con el voto de pobreza que profesan solemnemente, también
profesan los votos de castidad y obediencia.
Las principales Órdenes mendicantes son los franciscanos, los agustinos, los capuchinos y los dominicos.
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5
Constituciones de los dominicos art. 77 § 1
Constituciones de los dominicos art. 77 § 2
3
6
e la Orden de Predicadores. El resultado de este capítulo fue el texto del
d
estatuto original o constitución en donde se plasmaron ideas como: la pobreza, la
obligación de seguir la regla de san Agustín, vivir en conventos o casas urbanas,
profesar una espiritualidad monástica y apostólica, la predicación y el estudios
constantes, entre otras. Decidieron escoger un lema que los identificara:
Contemplari et contemplata aliis tradere (‘contemplar y dar a otros lo
contemplado’). Todo esto fue novedoso para la época, pues hasta entonces, los
religiosos vivían en monasterios y no se dedicaban a la predicación, la cual era
oficio propio de los obispos dirigidos por el Papa desde el Vaticano. Pronto se
añadirán otros dos lemas: uno en el escudo que distingue a la Orden de
Predicadores: Laudare, benedicere, praedicar (‘alabar, bendecir y predicar’) y el de
Facientem Veritatem que aportará Santo Tomás de Aquino. De estos tres lemas
volveremos más adelante cuando presentemos la concepción educativa de Santo
Tomás.
2. Expansión y consolidación de los dominicos en España
El nuevo proyecto de la Orden de Predicadores (O.P.), tendrá un largo camino en
la historia de la humanidad. A Domingo de Guzmán se le van uniendo algunos
hermanos en el ministerio de la predicación y el estudio. Se va cumpliendo el
sueño de Domingo: una comunidad de hermanos predicadores, organizada
democráticamente en función de la predicación y el estudio. Que la fraternidad sea
el primer anuncio vivo del Evangelio de Jesús. Que la oración, la liturgia, el
estudio, la vida en común ayuden a mantener vivo y estable la predicación por el
mundo. De esta forma, se configura el carisma de la Orden, lo que los va a
diferenciar de las otras órdenes mendicantes.
El siglo XIII representa, entonces, la época clásica de la Orden que con sólo 16
frailes empieza a dispersarse por la Europa de ese entonces, para ya en 1221
(año en que fallece Domingo de Guzmán) sean aproximadamente unos 60
conventos repartidos en ocho provincias: España, Provenza, Francia, Lombardía,
Roma, Teutonia, Inglaterra y Hungría. Rápidamente, en 1228 se añadieron otras
cuatro: Tierra Santa, Grecia, Polonia y Dacia. En 1294 nace la de Sicilia y en 1301
la de Aragón. En 1303 eran ya 18 provincias y algo más de 10.000 frailes. La
Orden tuvo un declive en la modernidad hasta el siglo XIX, pero pudo recuperar su
influencia con el impulso de teólogos como el fray Enrique Lacordaire, participando
activamente en el Concilio Vaticano I y, desde entonces, contribuyendo al
6
Se entiende por Capítulo a la reunión de los frailes profesos para tomar decisiones deliberadas (voz y voto) en
democracia. Capítulo General se denomina a la que preside el Maestro General de la Orden, es de carácter mundial
y reúne a todas las provincias y Vicariatos. La importancia del Capítulo General de 1220 es que es el primero y dará
origen a la primera Constitución, que es el documento rector de la Orden.
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desarrollo del catolicismo contemporáneo. Actualmente, son 55 Provincias con
7.712 frailes aproximadamente.
Haciendo honor a su misión y a su nombre de predicadores, los frailes dominicos
dejaron oír su voz dentro y fuera de la cristiandad en las diversas estructuras
sociales. Contagiados del espíritu de su fundador y preparados con una formación
dirigida hacia ese objetivo, fueron los grandes predicadores del pueblo cristiano.
Así mismo, incursionan en otra actividad: universitario. Domingo de Guzmán había
enviado a sus frailes a las universidades para formarse como predicadores y muy
pronto proyectaron sobre ellas su inquietud apostólica. En las universidades de
París y Bolonia, los primeros Dominicos atraen por su estilo de vida a los jóvenes
de la época, que están en búsqueda de la autenticidad y verdad espiritual de la
vida evangélica, y encuentran en la propuesta de vida comunitaria de aquellos
hombres, un proyecto de vida distinto y modelo a seguir.
De nuevo en Bolonia, pero en el año 1221, Domingo vuelve a reunir a todos sus
frailes en el Segundo Capítulo General y establecen la organización de la Orden:
los conventos se reunirán en Provincia con un superior al frente de cada una de
ellas con el título de prior, y un Maestro de la Orden que los presidirá a todos.
Actualmente, el Maestro de la Orden es el francés fr. Bruno Cadoré O.P. y reside
en el convento de Santa Sabina en Roma (Italia).
Jordán de Sajonia sucede a Domingo como Maestro de la Orden y el número de
frailes va creciendo poco a poco. “No obstante, por todo el mundo conocido se oye
su voz, gracias a sus múltiples misiones entre fieles e infieles, y a sus cátedras de
7
Paris, Nápoles, Bolonia y en varias ciudades más” . Entre ellos se destacan
Alberto Magno y Tomás de Aquino. Los dos se convertirán en los principales
maestros de los centros universitarios de la época y en los principales frailes
dominicos tanto por sus conocimientos como por la forma en que enseñaban.
A partir de la licencia dada a las Órdenes Mendicantes y la importancia del estudio
dentro de la orden de predicadores, se generó un vínculo estrecho con la
enseñanza y el aprendizaje con la predicación. En este contexto, nace la
8
Universidad de Salamanca en España, que de la mano de los grandes teólogos
del convento dominico de San Esteban, adquirió aquélla su máximo prestigio. El
Padre Luis F. Téllez G. O.P. Domingo de Guzmán y su obra. Editorial Centro Don Bosco. Bogotá. 2007. Pág32
En el año 1218, el rey Alfonso IX de León otorgó la categoría de Estudio General a las escuelas catedralicias, y en
especial a la del convento dominico de San Esteban, en Salamanca, con el nombre de Studii Salmantini. Este título
de Estudio General manifiesta la diversidad de las enseñanzas impartidas, su característica no privada (abierta a
todos) y la validez de sus títulos. El espaldarazo final le llegó en el año 1255 con la bula del papa Alejandro VI que
le otorgó la licentia ubique docendi, con la que se reconocía la validez de los grados otorgados por la Universidad
de Salamanca en todo el mundo.
7
8
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más sobresaliente de todos sus maestros fue el fraile Francisco de Vitoria
(14831546), padre del derecho internacional y defensor de los derechos humanos
que aplicará a los indígenas de América, contenido en sus Relecciones. Junto a él
se destaca también fray Domingo de Soto (14951560), preclara inteligencia y
teólogo principal en el Concilio de Trento. Cabe resaltar que en esta universidad
se formaron la mayoría de los dominicos que vendrán a América.
3. Los dominicos en América
Con la llegada de Cristóbal Colón en 1492 se inicia el periodo colonial en América
que se extenderá hasta 1810, cuando en la mayoría de pueblos latinoamericanos
se inician los procesos de independencia. La Iglesia durante ese periodo, se
constituyó como uno de los pilares básicos sobre el que se edificó y sostuvo la
estructura colonial hispánica.
Los dominicos llegaron a América en el año de 1510 a la isla La Española, hoy
República Dominicana y Haití, para llevar a cabo su actividad eclesial. No pasará
mucho tiempo en dejar sentir su presencia y se convertirán en uno de los actores
centrales de la vida de la Iglesia y de la sociedad. Desde su llegada a América y
de acuerdo con la misión de Domingo de Guzmán, los dominicos se van a dedicar,
sobre todo, a la predicación doctrinal, a la conversión de los herejes, a la
evangelización de los paganos, a la formación religiosa de los laicos, a la creación
de cofradías y hermandades de carácter religioso y social, al estudio de la Biblia, a
la docencia universitaria y a la elaboración sistemática de la reflexión teológica,
junto a la inquisición como a otras actividades propias del mundo clerical de la
época.
Los dominicos se van a destacar como defensores y salvaguardas de la vida de
los indígenas, denunciadores de los abusos, atropellos, violencias y homicidios de
conquistadores y encomenderos, en garantes de la protección a los indígenas y de
sus comunidades.
Muchos son los frailes que se empeñaron con esfuerzo a esta tarea, hasta el
punto que algunos fueron asesinados por orden de los conquistadores,
encomenderos y autoridades civiles. Entre los más destacados defensores se
destacan, entre otros, Pedro de Córdoba, Gil de San Nicolás, Antonio Valdivieso,
Gaspar de Carvajal, Tomás de Toro y Luis de Cáncer.
Es importante destacar especialmente a fray Antonio de Montesinos, quien ingresó
a la Orden de Predicadores en el Convento de San Esteban, se ordenó sacerdote
en 1509, y formó parte en 1510 del primer grupo de misioneros dominicos que se
embarcaron con destino al “Nuevo Mundo”. Montesinos fue un religioso
6
observante, de gran formación y virtud, así como de gran energía, como lo
demostraban sus enardecidos sermones en la isla de La Española, con los que
defendía los derechos de los indios, denunciando los abusos de los que eran
objeto por parte de los conquistadores. En 1512 regresó a España para informar al
Rey sobre la doctrina que defendían los dominicos en La Española. Regresó a la
isla y siguió trabajando allí en San Juan de Puerto Rico. En 1521 fundó, junto con
otros religiosos dominicos, un convento en la ciudad de San Juan Bautista de la
Isleta, base de la primera universidad de Puerto Rico, fundada ésta en 1532. Murió
en Venezuela el 27 de junio de 1540. Sus sermones no se conservan completos,
sólo algunos fragmentos que aparecen en el texto Sermones, de Bartolomé de las
Casas.
Otro de los grandes dominicos fue fray Bartolomé de las Casas (Sevilla, 1474
Madrid, 1566). Religioso español, defensor de los derechos de los indígenas en
los inicios de la colonización de América, tuvo una formación autodidacta,
orientada hacia la teología, la filosofía y el derecho. Pasó a las Indias diez años
después de su descubrimiento, en 1502. En la isla La Española, se ordenó como
sacerdote en 1512 (fue el primero que lo hizo en el Nuevo Mundo) y un año
después marchó como capellán en la expedición que conquistó Cuba. Conmovido
por los abusos de los colonos españoles hacia los indígenas y por la gradual
extinción de éstos, emprendió una campaña para defender los derechos de los
indios. Para dar ejemplo, en 1514, Bartolomé renunció a la encomienda que le
había concedido el gobernador de Cuba, al tiempo que denunció esta institución
ante las autoridades españolas como una forma de esclavitud encubierta de los
indios.
Insistiendo en la evangelización como única justificación de la presencia española
en América, planteó a la Corona reformar las Leyes de Indias, que en la práctica
se habían demostrado ineficaces para poner freno a los abusos. De las Casas
propuso suprimir la encomienda como forma de premiar a los colonos y replantear
la colonización del continente sobre la base de formar comunidades mixtas de
indígenas y campesinos castellanos, y establecer una economía más agrícola que
minera. Para la isla de La Española, dada la extinción de la población indígena y
su incapacidad para el trabajo, proponía una colonización enteramente castellana,
reforzada con la importación de esclavos negros africanos.
Junto a estos dos frailes, también hay que decirlo, hubo otros, en menor número,
que no entendieron el carácter de este compromiso y se alinearon al grupo de los
conquistadores y colonizadores o, simplemente, se mantuvieron al margen.
4 La Provincia de San Antonino
7
En la expedición de Gonzalo Jiménez de Quesada que llegó al altiplano
cundiboyacense procedente de Cartagena, se encontraba el dominico fray
Domingo de Las Casas. Una vez fundado Santafé de Bogotá el 6 de agosto de
1538, empezó a echar las bases de los primeros conventos de la Orden en el
actual territorio de Colombia. En Tocaima (1544), Vélez (1549), Santafé (1550) y
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Tunja (1551), primeros conventos, que unidos a los de Santa Marta y Cartagena,
permiten pensar en la nueva Provincia. En España, desde otro frente, fray
Bartolomé de Las Casas solicita al Capítulo General de la Orden reunido en
Salamanca en 1551, la conveniencia de erigir la nueva Provincia con los
conventos y doctrinas ya existentes en la Nueva Granada, a lo que los capitulares
responden positivamente. Solo hasta el 28 de julio de 1558, nace con el nombre
de “Provincia de San Antonino”. Tendrá su primer Capítulo Provincial en el
convento de Tocaima, donde se elegirá al español fray Francisco de Venegas
como superior o prior Provincial, quien lleva más de veinte años laborando en
10
estas tierras .
Estos años de labor evangélica son difíciles pero nada que la espiritualidad de los
frailes no pueda superar. Al respecto, fray Luis Téllez O.P., nos comenta las
penurias en la que realizan su labor, leámoslo:
“Los conventos y los templos, eso sí, no pasan de ser enramadas más o
menos amplias, según lo numeroso de la población del contorno. Dotación y
ajuar unos cuantos camastros colgados a los postes de los ranchos, y
alguno que otra mesa y asiente en tabla burda. Manjares, las legumbres
cultivadas por los indios; bebidas, el agua natural de los arroyos, y de vez
en cuando un jarro de chicha de maíz. Vehículos y equipaje para los
desplazamientos en su ir y venir por los pueblos y veredas, las dos piernas
de cada quien y un morral a las espaldas en donde llevan algunas prendas
de vestir, junto con un misal, un pequeño botijo de vino y un trozo de
“biscocho” (harina de trigo amasada con agua y cocida al sol) para la
11
celebración de las Misas”
Entre estos frailes desde los inicios de la Provincia, se destacan dos: fray Luis
Bertrán y fray Luis Vero. El primero, cuenta con 36 años cuando llega a la Nueva
Granada el 14 de febrero de 1562. A lo largo de 7 años es un misionero infatigable
que cautiva con el ejemplo de su vida: en más de una ocasión, con peligros y pese
a su quebradiza salud, se entrega decididamente a su labor evangélica en la costa
Este convento tiene especial deuda de gratitud con el Cacique de Turmequé Don Diego de Torres y
Mayochoque, quien se entrevistara con Felipe II buscando la defensa de los indígenas de la zona. En: fray
Carlos Mario Alzate Montes O.P, Diario de un convento. Santo Domingo de Tunja durante la independencia.
Ediciones USTA, Bogotá, 2012, pág. III
10
P. Luis F. Telléz G. O.P. Op. Cit., pág 68
11
Ibidem, pág 71
9
8
Caribe, por los lados de la actual Barranquilla. San Luis Bertrán fue un excepcional
maestro de novicios y formador de religiosos; misionero y predicador popular
abnegado; hombre de profunda cultura eclesiástica y creador de toda una escuela
de espiritualidad. Religioso recio, austero y gran penitente, encarnó
profundamente el ideal dominicano de alta contemplación. Además, se destacó
por su gran dedicación al estudio. El Papa Alejandro VIII lo nombró, en 1690,
Patrono Principal de Colombia. El segundo, fray Luis Vero también llega a la
Nueva Granada en el mismo año de 1562 y ambos fundan el convento en
Valledupar y le regalan una "preciosa imagen de la Virgen del Rosario, que fue
muy venerada en toda la región".
Durante los siglos XVII y XVIII, la Orden siguen creciendo y propagando el
Evangelio y fomentando el estudio. Los conventos de Tunja, Cartagena y Santafé,
entre otros, se convierten en centros de estudio para los frailes y escuelas de
primeras letras (lectura, escritura, números, canto, civismo, filosofía y teología)
abiertas a los muchachos criollos, mestizos y a algunos hijos de caciques
indígenas, así como ser centro de preparación para la clase dirigente de la Nueva
Granada.
Ahora las condiciones cambian sustancialmente. Se construyen templos y
conventos más grandes y confortables. Se destaca el convento de Santo
Ecce–Homo cerca a Villa de Leyva, que hoy sigue bajo la dirección de la Orden.
Se consolida la vida en comunidad y la preocupación por el estudio. En este
periodo se destaca la figura del santafereño fray Bernardo de Lugo, quien recoge y
redacta un libro que titula Gramática de la Lengua General del Nuevo Reino
llamada Mosca en 1618, con el objeto de conocer los diversos dialectos de los
nativos y poder realizar mejor la evangelización. El texto fue usado por todos los
religiosos de las órdenes presentes en el país, así como por el clero de la Iglesia
diocesana. Pero a finales del siglo XVII, ya es poco usado porque la mayoría de
los indígenas han aprendido el castellano.
Para el siglo XVIII, nos dice fray Téllez, la Provincia de San Antonino “cuenta
ahora con el mayor número de frailes de toda su historia: se habla de que para
1750, por sus claustros, doctrinas y misiones se mueven unos 240 frailes…, la
12
mayoría son criollos y mestizos, con algunos españoles” .
Las familias prestantes y los ciudadanos con poder económico, buscando la
salvación de su alma y de sus parientes, colaboran en la construcción de templos,
se hacen mejoras en los ya existentes y en los conventos, a condición de que se
les permita ser enterrados en ellos, y que los frailes les celebren misas y sufragios
semana a semana sobre sus tumbas. “En algunos casos, dice fray Téllez, incluso
12
Ibidem, pág 80
9
pasan a añadir casas y haciendas a fin de hacer más atractiva la capellanía, y con
13
ello los sufragios sean más amplios e indefinidos” .
Para la historia de los dominicos en América Latina y el Caribe, un momento de
particular importancia fue, sin duda, la emancipación y posterior independencia de
las colonias americanas de España en el siglo XIX. La nueva situación política y el
nacimiento de nuevos países, influyeron en la vida y actividades que los dominicos
venían desarrollando desde el siglo XVI. Si a comienzos del proceso emancipador
los dominicos estaban plenamente integrados a la sociedad colonial, no sucederá
lo mismo tras las declaraciones de independencia y la formación de las actuales
repúblicas americanas y caribeñas.
Sin embargo, es importante destacar la participación activa de los frailes en el
proceso de independencia del Virreinato de la Nueva Granada. Desde la
revolución de los comuneros (1781) y el proceso anterior a la independencia, la
Universidad Tomística se torna en el escenario preferido para los debates y
encuentros, pues la mayoría de la generación criolla eran profesores o estudiantes
o egresados del claustro. Es el caso del Virrey Antonio Amar y Borbón que reunió,
en 1809, a todas las figuras civiles, políticas y eclesiásticas de Santafé para
obtener el apoyo frente a los rebeldes.
“De las 8 de la mañana a la 1:00 p.m., bajo guardia del Batallón Auxiliar, se
comentó la situación, agravada por los sucesos de Quito, del 2 de agosto.
El 11 se prosiguió la junta de 8 a 3 de la tarde. El Virrey exigió a los
eclesiásticos toda la influencia frente a la rebeldía. De los dominicos
estuvieron presentes el provincial fr. Francisco de Paula Ley, el Prior de
Santafé fr. Juan Antonio de Buenaventura, y el rector de la universidad, fr.
14
Mariano Garnica”
En esta época crucial para el país, es necesario mencionar la obra de frailes como
Ciriaco Archila (compuso el himno de la revolución de los comuneros), Ignacio
Mariño, Pablo Lobatón y Mariano Garnica. Además, junto a egresados tomasinos
independentistas como Camilo Torres, Francisco de Paula Santander, el sabio
Francisco José de Caldas, Andrés Rosillo, Atanasio Girardot y otros criollos
ilustres, el provincial, el prior y el rector de la universidad, forman parte de la Junta
de Gobierno de 1810, luego del incidente del florero de Llorente.
En 1861, el dictador Tomás Cipriano de Mosquera decreta la Ley de Bienes de
Manos Muertas y el consecuente cierre y expulsión de las órdenes religiosas, en
Ibidem, pág 83
Fray Alberto E. Ariza O.P. Los dominicos en Colombia. Tomo II. Provincia de San Luis Bertrán. Antropos.
Bogotá., pág 988.
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14
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especial la de los predicadores. Fray Benedicto Bonilla, Provincial de la época,
firma y acepta la Ley, lo que produce disputas internas y su destitución. La suerte
de los dominicos fue diversa: unos se exiliaron, otros se enclaustraron en
Chiquinquirá, a otros los expulsaron, varios volvieron a la vida laical, a pocos les
permitieron seguir con sus actividades, aunque controlados por las autoridades
gubernamentales y otro tanto se fueron exiliados a los Llanos Orientales. La suerte
del Convento de Nuestra Señora del Rosario fue otra, pasó a manos del gobierno
y se convirtió en la sede del poder legislativo y en oficinas de comunicaciones en
1866 y estuvo así hasta su demolición total en 1939, dando paso a la construcción
del edificio Murillo Toro, sede del Ministerio de Comunicaciones.
El 20 de noviembre de 1881 se inicia la restauración la Provincia de San Antonino
bajo la figura del santandereano fray Buenaventura García Saavedra, quien toma
como centro del proceso el convento de Chiquinquirá. Solo hasta 1910 el Maestro
de la Orden fray Jacinto María Cormier, expide los documentos declarando
restablecida la Provincia con todos sus privilegios. Se reabren templos, conventos
y colegios a lo largo y ancho del país. Sin embargo, a pesar de haber sido
reconocida y coronada la Virgen del Rosario de Chiquinquirá, tanto por el Papa
Pio X (1910) como por las autoridades civiles colombianas de la “insignia de
mayor categoría en la evangelización del Nuevo Reino” (1919), “se percibe
desenfoque y flojedades en el vivir de varios de sus miembros (frailes), lo cual
15
hace pensar en la necesidad de mejorar la formación” .
Hacia 1940 se encuentran dos figuras centrales de la Orden: el Provincial fray
Alberto Ariza y un grupo de cuatro frailes franceses procedentes de Lyon entre los
que se encuentra Gabriel María Blanchet; con ellos se inicia el proceso de
consolidación de la Provincia. El primero, centrado en la organización de la vida
comunitaria, en la oración y la contemplación; el segundo, además, dando un gran
impulso en la formación de los novicios y frailes. Al final de la década, los
franceses regresan a su convento, y el Padre Ariza continúa con la labor total.
En 1953, luego de obtener los permisos necesarios y requeridos, es cambiado el
nombre de la Provincia: se deja de lado el de San Antonino y se asume el de San
Luis Bertrán. En el mismo año, se traslada el centro de estudios de la Provincia,
de Chiquinquirá, que lo era desde 1861, a Bogotá. Fray Luis J. Torres asume la
idea de reabrir la Universidad Santo Tomás, que se logrará en 1965 con el apoyo
de un grupo de frailes provenientes de España. Actualmente, el Provincial es fray
Orlando Rueda Acevedo O.P.
SEGUNDA PARTE
15
Fray Luis F. Téllez G. Op cit. , pág 99
11
CÓMO NOS PENSAMOS
1 Hacía una filosofía de la USTA
La USTA al ser un proyecto dominicano retoma los ocho siglos de su tradición en
el mundo y más de cuatro de su presencia en América. Esto caracteriza a la USTA
como una institución de educación superior, diferente a las demás. Para entender
de dónde surge la filosofía de la institución debemos remitirnos a unas notas
esenciales que no son fruto del azar o una complicada red de conceptos que no
dicen nada de la realidad, sino por el contrario, ella se preocupa de orientar la
razón misma de ser de la universidad y la formación de toda la comunidad
académica. Esas notas concretizan varios siglos de tradición de los intelectuales
de la fe: la vida en comunidad, la oración, el estudio y la predicación. Estos
elementos constitutivos del carisma de los dominicos, perduran y son esenciales
en la concepción de universidad que hoy tenemos y que nos distingue de los
demás centros de educación superior.
Pero expresemos estas ideas con detenimiento. Los dominicos como ya vimos
son una orden religiosa que incursiona en el mundo de la educación universitaria.
Recordemos que lo primero que hizo Domingo de Guzmán fue enviar a sus frailes
a las universidades existentes en Europa para que realicen estudios superiores
con el fin de una predicación más contextualizada. Un caso especial lo
constituyeron los dominicos con el convento de San Esteban (España), que en
1221 fue consagrado como centro de estudio en teología y más tarde como
universidad de Estudio General, lo que dio origen a la Universidad de Salamanca,
y poder ahora sí salir a predicar. Pero ¿por qué?, ¿qué pretendía con eso?
Domingo de Guzmán había sumido una misión especial ante el Papa Honorio III:
Predicar. Como notarán, la predicación es la “última” nota esencial del carisma de
los dominicos, la que necesita de las tres acciones anteriores (vida en comunidad,
oración y estudio) y para ello requería que los frailes se formaran en todas las
ciencias y en los más altos niveles, pues como predicadores que siguen las
enseñanzas y reglas que Domingo emitió para un estilo de vida especial, debía
diferenciarse de las demás órdenes religiosas del siglo XIII.
¿Pero qué es predicar para un dominico? Predicar ha significado muchas cosas a
lo largo del tiempo, el mismo Jesucristo predicó, los apóstoles después de
pentecostés también, pero san Pablo lo hizo yendo a los no judíos y proponiendo
una manera nueva de acercar a Dios para los gentiles (filósofos árabes y, por
extensión, a todos los que profesarán la religión musulmana en la Edad Media), y
16
a los filósofos estoicos y epicúreos Así pues, la predicación de los frailes de
16
Hechos de los apóstoles c17, 18
12
Domingo tienen que hablar del reino de Dios, pero no desde lo que a cada uno se
le ocurra, sino que por el contrario, deben hacerla respondiéndose la pregunta:
¿Qué nos dice Dios aquí y ahora?. Por eso, la predicación debe surgir de la vida
misma, no de teorías complicadas y etéreas, sino de la realidad misma que nos ha
tocado vivir, por lo que deben ser siempre creativos, críticos y comprometidos
responsablemente (éticos), en su ministerio de aquí que siempre estén buscando
nuevos conocimientos que les permitan acceder a la realidad del ahora con una
mirada más totalizante de los acontecimientos del mundo. Predicar no es recitar
las palabras de la Biblia, la predicación dominicana tiene como objetivo primario,
según la constitución fundamental de la Orden de Predicadores:
§ IV. Y, puesto que nos hacemos partícipes de la misión de los
Apóstoles, imitamos también su vida según el modo ideado por
Santo Domingo, manteniéndonos unánimes en la vida común, fieles
a la profesión de los consejos evangélicos, fervorosos en la
celebración común de la liturgia, principalmente de la Eucaristía y del
oficio divino, y en la oración, asiduos en el estudio, perseverantes en
la observancia regular. Todas estas cosas no sólo contribuyen a la
gloria de Dios y a nuestra propia santificación, sino que sirven
también directamente a la salvación de los hombres, puesto que
conjuntamente preparan e impulsan a la predicación, la informan y, a
su vez, son informadas por ella. Estos elementos, sólidamente
trabados entre sí, armónicamente equilibrados y fecundándose unos
a otros, constituyen, en su síntesis, la vida propia de la Orden; una
vida apostólica en sentido pleno, en la cual la predicación y la
enseñanza deben redundar de la abundancia de la contemplación.
Cuando Domingo resumió la labor de los frailes lo sintetizó en un lema que será el
característico de los dominicos: “Contemplari et aliis tradere contemplata”
(contemplar y llevar a los demás lo contemplado). Así nos encontramos con otra
nota esencial de los dominicos en la comprensión de lo que queremos expresar: la
contemplación. Es decir, Domingo quiere compartir una experiencia de fe que
surge de la misma realidad aquí y ahora por lo que hay que ser críticos, pero para
anunciarla, debe hacerse de manera creativa y ética, siendo indispensable vivir el
17
carisma de la Orden .
Entonces, para predicar a la manera dominicana se debe haber, primero,
interiorizado la experiencia de fe, luego a través del estudio constante, de la crítica
y de la creatividad, conocer y apropiarse de la realidad concreta, es decir, es
necesario ver, observar la realidad, “rumiarla”, estudiarla para poder juzgarla y
actuar sobre ella y transformarla en la medida de lo posible. Domingo entendió
17
Santo Tomas de Aquino. Suma Teológica II – II, q. 188, art. 6.
13
que lo anterior sólo se logra con el estudio esforzado y constante y que las
nacientes universidades podían dar los insumos necesarios para hacer el ejercicio
de penetrar la realidad y poder decir algo sobre ella para cambiarla dentro del
proyecto cristiano que somos hijos de Dios. Esto es lo que se entiende por el
concepto de contemplar, que se expresar así:
No significa evasión a un mundo imaginario sino abrir los ojos para,
penetrando la capa superficial, mirar a las personas y a los
acontecimientos desde Diosamor como único centro. En otras
palabras, ir tejiendo la existencia en actitud teologal para que,
iluminados por la verdad de Dios revelada en Jesucristo, descubramos
también la verdad de nosotros mismos, la verdad del otro y la verdad
18
del mundo. Eso quiere decir contemplación con los ojos abiertos
Dicho de otra manera, contemplar es tomar una parte de la realidad y estudiarla a
fondo hasta comprenderla para poder juzgarla y actuar éticamente sobre ella.
Contemplar es comprender como totalidad una parte de la realidad; no sucede por
inspiración divina ni por poderes especiales, sino por el estudio constante de la
realidad, la reflexión. Expresémoslo con un ejemplo: ¿Usted recuerda su vida de
colegio cuando alguna vez tuvo dificultades para comprender un ejercicio de
álgebra y que después de muchos intentos algo se activó en su interior, hizo click,
y usted vio con claridad algo que antes no veía? ¡¡Eureka!!. Pues bien, dicho de un
modo especial contemplar para un dominico es fruto del estudio y el esfuerzo por
comprender la realidad en un tiempo y lugar concretos. Pero hay más: una vez
comprendido hay que “llevarlo a los demás” pues de nada sirve que alguien sepa
mucho de algo si no lo comunica a los demás. Volvamos a nuestro ejemplo. Qué
hizo usted cuando por fin comprendió el ejercicio de álgebra, muy seguramente se
lo explicó a otro o, por lo menos, le comentó al profesor para que le confirmara su
comprensión. En ambos casos, le llevó al otro lo comprendido, lo contemplado.
Aquí surge un nuevo elemento fundamental que diferencia la predicación y la
contemplación dominicanas: el otro, la otredad, la alteridad. Hay varias formas
de decirlo pero el fin es el mismo: llevarle al otro lo que yo sé y/o tengo. Sin el otro,
19
yo no soy nada . La otredad se puede manifestar de muchas maneras: con uno
mismo (por ejemplo, cuando cuido mi salud, como sanamente, etc.), con otra
persona, con la sociedad, con el mundo natural y animal, con los fenómenos y con
Dios. En esta concepción es imposible el individualismo absoluto, se es persona
18
Espeja Pardo O.P., Fr. Jesús. Misión, individuo y comunidad: El dinamismo de la espiritualidad dominicana.
Recuperado el 10 septiembre de 2014 en
http://www.dominicos.org/kit_upload/file/Espiritualidad/MisionEspiritualidaddelfrailedominicoJesusEspeja.pd
f
19
Santo Tomás de Aquino. Suma Teológica II – II, q. 27, art. 2
14
en tanto el otro. Es decir, todas las personas son iguales porque participan como
hijos de Dios, en este sentido la otra persona no se presenta como un medio para
llegar a Dios, pues en él está Dios y cualquier obra que se haga en contra o favor
de otro ser humano, se revierte o refleja en el que realiza la acción. El uno y el otro
se relacionan. Si se comete un atentado contra otra persona, se está cometiendo
tanto contra sí mismo, la sociedad y la naturaleza que se comparten
conjuntamente. El resultado será entonces la deshumanización de las personas, la
sociedad y la misma naturaleza que comparten. Este carácter antropológico del
carisma dominicano, recordemos, se inspira en la persona de Cristo. Por lo tanto,
cuando alguien desconoce lo otro o al otro, se desconoce a sí mismo como
persona y se degrada, se daña y hace el mal a toda la humanidad entera.
Otro lema enunciado más arriba que debemos comprender es el de Tomás de
Aquino, el Facientem Veritatem. Yo no puedo predicar lo que no he contemplado,
ni hablar sobre lo que no conozco o tengo simples noticias. Abordar la realidad y
contarle a los demás lo que he comprendido de ella implica un compromiso
responsable por reflexionar sobre esa verdad que surge del otro, así pues, la
verdad se va haciendo a diario conjuntamente con los demás, se va haciendo
palpable, fáctica, visible para todas las personas. Buscarla y vivirla, implica hacer
partícipe al otro del proceso, más que de su obtención. No se trata de tener la
razón o más conocimientos o recitar más autores, se trata de asumirse como un
caminante que transita en una verdad y se esfuerza por discernirla, confrontarla,
criticarla, ajustarla y eso conlleva compromiso y responsabilidad, es decir lleva una
carga ética que la comporta como la manera de darnos a los demás en el
encuentro cotidiano, en el ser de una determinada manera y actuar
coherentemente de acuerdo a esa verdad que se vivencia.
Estas ideas fueron recogidas por los frailes y trabajadas por largos años, pero sin
lugar a dudas el que hizo la mejor síntesis fue Tomás de Aquino. Él toma la
espiritualidad del carisma dominicano y con ello hace sus ejercicios teológicos y
filosóficos a partir de las enseñanzas de Aristóteles, la filosofía árabe y la filosofía
judía. Muchas personas en siglo XII lo criticaron por acudir a autores no cristianos
para sus trabajos, pero si se comprende lo dicho hasta ahora, es absolutamente
natural que él lo hiciera porque es con “el otro” que se construye la verdad, pues
es más importante ser persona que árabe, judío, griego, filósofo o médico. Lo
trascendental es que por encima de muchas características, compartimos la
misma esencia: somos personas humanas, que nos comportamos de diversas
maneras. La diferencia es una bendición y es el diálogo lo que nos permite ver y
comprender la realidad para poder juzgarla y actuar sobre ella.
Esta manera dominicana de pensar y vivir la vemos claramente en Tomás. Se
dedica a la predicación, esto es, contempla y enseña a los demás lo que ha
15
contemplado convirtiéndose en hacedores de la manifestación y realización de la
verdad. ¿Cómo lo realiza? Estudiando constantemente como fraile predicador y
universitario, como alumno y profesor, como sacerdote y maestro, como filósofo y
teólogo, y realiza una síntesis del saber total de su época en la obra Suma
Teológica. Se configura así la naturaleza de nuestra universidad, que es lo que
a continuación estudiaremos.
En efecto, no se trata sólo de que nuestra institución lleve el nombre de Tomás de
Aquino, sino que dentro del dominicanismo por ser críticos, éticos y creativos,
elegimos y nos inspiramos en la forma en que Tomás de Aquino vivió el carisma
de la Orden. Sin embargo, hay que tener en cuenta dos cosas: primera, hay
diversidad de tomismos y, segundo, que el hecho de estar inspirados en el
pensamiento de Tomás no quiere decir que él sea la máxima verdad o tengamos
que pensar cómo él o repetirlo como loros sin comprender, sino es justamente por
lo que la USTA adquiere su sello diferenciador y su esencia más particular.
2 Tomás de Aquino
Tomás ingresa a la Orden desde muy joven y muere antes de cumplir los 50 años
de edad. Su obra es enciclopédica pues trató diversidad de temas y todos con
profundidad académica, rigurosidad intelectual, creatividad y compromiso ético. Su
pensamiento marcó los derroteros de la Iglesia Católica durante muchos años y
aún sigue siendo vigente hoy. De hecho, en la reciente Exhortación Apostólica del
Papa Francisco ‘evangelii gaudium (noviembre 24 de 2013) sobre el anuncio del
Evangelio en el mundo actual, se hace referencia constante a la obra de Tomás.
Su vigencia académica y el que la USTA se inspire en su pensamiento, amerita
una breve presentación para comprender mejor nuestra filosofía y la cultura
institucional.
El siglo XIII es una época de guerras, de pestes, hambrunas, de ansia
incontrolable de poder, de dinero fácil, de corrupción, de condiciones miserables
de vida para los más pobres y de enormes diferencias sociales, Tomás responde
desde diversos autores e inspirado en la persona de Cristo como modelo de
humanidad que se debe seguir, establece el “realismo tomista” como sistema
filosófico tal como lo desarrolla en la Segunda Parte de la Suma Teológica, en la
20
cuestión 47, artículo 8 en donde plantea que hay que ver la realidad tal y como
es, sin adornos ni excusas, juzgarla “acudiendo al consejo de los prudentes” y,
finalmente, proponer acciones concretas que permitan contribuir al mejoramiento
de esa realidad vista y juzgada. Esta manera de trabajar, Tomás la retoma de
20
Édgar Antonio Guarín Ramírez La responsabilidad social de las instituciones educativas en la construcción de
una sociedad auténticamente humana. Revista Magistro. Revista de la Maestría en Educación de la Vicerrectoría
de Universidad Abierta y a Distancia. Vol. 5 No. 10. 2011 pp. 47. Bogotá.
16
Aristóteles quien le sirve para dirigir las acciones que permitan contribuir al
mejoramiento de la realidad social de la época. No se trata de hacer cosas y
esperar que los otros hagan lo que se me ocurra a mí, sino que debo estudiar para
comprender esa experiencia humana del mundo que vivimos y debo tener por lo
menos claras las preguntas de qué, por qué, dónde, para qué y cómo, de lo
contrario no estaría actuando éticamente, es decir, simplemente estaría utilizando
el conocimiento para fines particulares y no para su verdadero fin: la dignificación
de la persona humana.
En este orden de ideas podemos avanzar un poco más en lo que Tomás nos
inspira como Institución, esto es, la concepción humanista que brota del tomismo.
Para nosotros la forma directa de comprender el concepto de persona es la
analogía hecha por Tomás entre Dios y el hombre. Persona, es entonces:
“La vida personal lleva consigo, por tanto, una dosis de soledad y otra de
comunicación. Cada persona tiene que mantenerse y desplegarse en el ser,
desde su propio centro, con una autonomía que le da su propio sello; pero
ese propio ser tiene una dimensión de comunicación con los sujetos
semejantes, con otras personas, con los cuales entra en relación;
substancia y relación, ser en sí, con el modo más noble de existencia, y ser
21
para otro son polos complementarios en la persona” .
Sin embargo, Tomás también afirma que la persona es cuerpo, comunicación, es
un ser político, social y, aún más, la persona no sólo es razón, también es lo que
22
alcanza por el conocimiento connatural que se refiere a lo estético, lo afectivo y a
la fe. Finalmente, la persona es trascendente. Dicho de otro modo, somos
personas humanas porque tenemos voluntad e intelecto y esta condición nos hace
libres para actuar, pero esa actuación (la acción humana) se da a partir del cultivo
de las virtudes que perfeccionan al ser humano mediante los hábitos, esto es,
mediante la manifestación de un acto: una cosa es conocer la verdad (acto) y otra
cosa conocer que conocemos la verdad (hábito que deviene en ciencia). Así pues
somos personas no sólo porque pensamos, sentimos, nos proyectamos en el
futuro, sino porque actuamos y pasamos del pensamiento a la praxis concreta.
Resumiendo, pensamos, deliberamos y actuamos en un contexto determinado con
una intencionalidad específica.
3 Las acciones humanas
Cuando pasamos de la teoría a la práctica lo que hacemos tiene más o menos la
21
Abelardo Lobato, la persona en la persona de santo Tomás de Aquino en “Actti del congress S. Tommaso”,
RomaNapoli 1974, vol. VII, 274293
22
Santo Tomás de Aquino. Suma Teológica. I – I, q. 6; II – II, q. 43, art. 2 y q. 45, art. 2
17
siguiente estructura: de la inteligencia se pasa a la deliberación sobre los medios
que han de elegirse, se continúa con el juicio sobre lo que ha de hacerse y
concluimos con el dictamen de la razón sobre lo que se debe hacer. Dicho más
técnicamente estamos en el terreno de lo factible y lo agible. Trataremos de
explicar estos dos conceptos. Lo factible son las obras corpóreas susceptibles de
ser hechas por operaciones manuales directamente o mediante instrumentos, le
corresponde lo que se puede hacer (actividad de un arquitecto, por ejemplo). Por
23
su parte, lo agible son actos que permanecen en el que obra , es la actividad que
puede ser calificada de una manera moral. Resumamos las dos: el arquitecto debe
cumplir bien con su oficio (factible) y su intención también debe ser buena (agible)
24
para que su obra también lo dignifique a él . Es el reino de las acciones humanas,
tema central de la concepción ética en Tomás de Aquino.
Es a través de las acciones humanas las que me imponen la realidad de ese ser
que es una persona humana. La acción humana tiene cuatro dimensiones:
comprender, hacer, obrar y comunicar. El comprender se caracteriza por el
conocimiento de las cosas que me rodean; el hacer, es lo que se puede realizar o
ejecutar (lo factible); el obrar, corresponde a lo que le agrego a lo que hago, es el
plus que tiene la cosa, lo que permanece para ser juzgado posteriormente; y,
finalmente, el comunicar o predicar lo conocido y realizado.
De aquí que necesariamente la forma de actuar de la persona humana lo es en
virtud de la existencia del otro. “El más digno” es persona cuyas acciones permiten
25
ir perfeccionando tanto al otro como a mí y por extensión, a la sociedad . Y es en
este contexto donde encontramos la razón de ser del modelo de educación en
Santo Tomás en la medida que la persona humana es educable y educar es
humanizar, es decir, ayudar a promocionar esa dignidad humana de
perfectibilidad. No somos perfectos, pero podemos tratar de ser mejores. Es el
Santo Tomás de Aquino. Suma Teológica II – II, q. 57, art. 4, solución 1.
Ilustremos lo anterior con un ejemplo de la Alemania nazi y el exterminio de los judíos. El teniente coronel de las
SS hitlerianas Otto Eichmann colaboró en el diseño y ejecución de la llamada solución final, específicamente se
encargó de la logística de transportes. En 1962, en medio del juicio que se le hizo en Israel, afirmó que sólo cumplía
su trabajo, que la alta dirección le había dado unas estadísticas para cumplir las metas proyectadas y él se había
empeñado responsablemente en cumplirlas. Para él los judíos, gitanos, homosexuales etc., no eran personas, eran
parte de la estadística que debía cumplir. Otto se fijó solo en lo factible, es decir, en las órdenes de sus superiores,
su trabajo fue impecable, eficiente, era una persona puntual, amable, buen esposo, padre, vecino pero cuál era su
obra: asesinar personas sistemáticamente las 24 horas de día a través de los campos de concentración, olvidando lo
agible. Eichmann olvidó que una persona, es alguien que se me impone como otro semejante a mi por el mero
hecho de existir, es un ser que actúa, que sus acciones son lo que lo hace existir, pero al mismo tiempo, las que lo
determinan y califican.
23
24
Alberto Cárdenas Sierra. La acción humana en Tomás de Aquino: bases antropológicas del derecho del siglo
XXI. En Revista Virtual VIA INVENIENDI ET IUDICANDI, pág 8. En
http://numanterioresviei.usta.edu.co/articulos/edi4/accionhumana.pdf
25
18
papel que cumple la educación dentro del realismo tomista, pues no se trata de
ser mejor como cada quien quiera, sino que en virtud de la presencia del otro,
salta a la vista lo deseable en el marco de las cuatro dimensiones de la acción
humana que acabamos de señalar.
4 La educación y la formación integral en Tomás de Aquino. ´
La educación como proceso de humanización supone la instrucción del alma (a
través de la enseñanza de la ciencia), el cuidado del cuerpo (importancia de hacer
ejercicio) hasta alcanzar la madurez del hombre adulto cuando sea autónomo y
sus acciones sea fruto de la recta razón. Es un proceso continuo que nunca
acaba, pues la persona está siempre en camino de lograr la perfección. El proceso
educativo de Santo Tomás contiene, además, dos conceptos claves: conductio y
promotio. La “conducción” se refiere a la intención de la institución de formar a
sus estudiantes. La “promoción”, al proceso del estudiante de ir adquiriendo
autonomía a través de las cuatro dimensiones del actuar humano. Por lo tanto, en
el proceso educativo intervienen todos los actores: estudiantes, docentes,
directivos y sociedad en general, por lo que nunca acaba y siempre implica al otro
para alcanzar la dignidad humana y vivir en sana convivencia. Es un proceso
complejo al que le surgen múltiples problemas a diario, sin embargo el esfuerzo de
tratar de alcanzar la autonomía, es lo que se le trata de transmitir al estudiante en
la USTA a través de los programas académicos que ofrece, como de las
asignaturas de humanidades que imparte.
Este proceso complejo es lo que se llama formación integral y se refiere a la
auténtica capacidad humana de ordenar la vida en todas las dimensiones de la
acción humana conforme a la recta razón guiada por el ideal de las virtudes, en
donde de modo especial la virtud de la prudencia es la que permite reconocer un
hombre bueno que vive en bienestar con los otros.
Por otro lado, todo el proceso de formación integral al modo dominicano tomista
lleva en su corazón una clave fundamental: la realidad es susceptible de ser
problematizada. Es decir, a parir del estudio y del realismo tomista mediante el
ver, juzgar y el actuar, nos encontramos que por ser dialógico el proceso educativo
de formación integral implica que la realidad sea susceptible de ser
problematizada para poder encontrar soluciones de manera creativa, crítica y
ética, aunque no se trata de defender una verdad porque sí, si se busca afrontar la
realidad para encontrar las soluciones pertinentes que conduzcan y promuevan el
bien estar de las personas.
5 Universidad de Estudio General
19
Otro aspecto central de nuestra institución educativa es la de ser Universidad de
Estudio General. Con este nombre se identificaban todas las instituciones de
educación superior, lo que significaba que no solamente articulaban una visión
“general” de la realidad, sino que estaban abiertas a todas las “naciones” de la
Cristiandad. Frente a esta responsabilidad de mantener sus propios estudios
generales, los dominicos trazaron un plan de formación en 1259 por un equipo
encabezado por Alberto Magno y Tomás de Aquino. Resultado de este trabajo y a
partir del carisma dominicano, el ‘estudio general’ exige cultivar una visión
humanista propia, una cosmovisión filosóficoteológica que dé dirección y sentido
(conductio y promotio) a los programas académicos que ofrece la USTA a la
sociedad colombiana.
Una universidad de Estudios Generales no significa que se enseñe “en general”
muchas cosas, es un modelo que implica de una parte formar personas que sean
buenos profesionales y ciudadanos y, de otra, que por ser abierta a la totalidad de
los saberes, admite constantemente la posibilidad de debate, de búsqueda de la
verdad, de diálogo académico, de encuentro con la realidad misma, sin importar
asuntos como las creencias o las ideologías. En el ‘estudio general’ se forman
personas humanas que ven la realidad no sólo desde sus disciplinas
profesionales, sino que a través de un espectro más amplio: el enfoque
humanístico, les permitirá intervenirla con más elementos de juicio para actuar en
ella y cambiarla para mejorar. Es la razón de ser de las cátedras de Humanidades,
de Ciencias Básicas y del Instituto de Lenguas. En estos cursos se encuentran
estudiantes de varios programas académicos para favorecer la participación, la
confrontación y el diálogo, con igualdad de posibilidades de aprender porque es
“el otro” el que me confronta y me exige responder desde mi ciencia a problemas
comunes de la realidad que vivimos aquí y ahora.
Gracias al estudio general es posible que el estudiante tomasino pueda entender
la realidad de una manera crítica y ética más completa, pueda actuar
responsablemente y aportar soluciones que favorezcan la convivencia. En otras
26
palabras, “formar en la ciencia, en la conciencia y para la presencia” porque
somos los tomasinos líderes que piensan su ciencia, le dan sentido a sus actos y
siempre deben pensar en el bienestar de las personas y de la sociedad.
Ahora que tenemos un panorama general de por qué somos así
institucionalmente, revisemos rápidamente algunos documentos institucionales
que expresan en términos legales, administrativos y de currículo las ideas hasta
aquí plasmadas.
6 Documentos Institucionales
26
Informe Ejecutivo de Acreditación. USTA 2010, pág. 38
20
Entre los documentos que rige a la USTA, solo destacaremos tres por ser los más
importantes y en donde se plasman la ruta que la universidad establece para
cumplir con su misión, visión y objetivos institucionales. Ellos son:
1
2
3
Estatuto Orgánico de la Universidad.
PEI
Modelo Pedagógico
7 Estatuto Orgánico
El Estatuto Orgánico data de 2002 y allí se nos recordaba que la Universidad al
ser restaurada obtuvo Personería jurídica mediante Resolución del Ministerio de
Justicia No. 3645, del 6 de agosto de 1965, y fue erigida en Persona Moral
Eclesiástica mediante el Decreto 307 del Cardenal Luis Concha Córdoba,
Arzobispo de Bogotá, del 23 de septiembre de ese mismo año. Fue Reconocida
por el Decreto 1772, del 11 de julio de 1966, expedido por el Gobierno Nacional y
firmado por el Presidente de la República, Doctor Guillermo León Valencia y el
Ministro de Educación Daniel Arango, fue autorizada para conferir títulos y grados
académicos, continuando así la tradición humanística y científica de la antigua
27
Alma Mater [1].
Los emblemas de nuestra universidad son:
LA BANDERA está compuesta por franjas horizontales, tres verdes (símbolo de
esperanza) y dos blancas (símbolo de integridad) intercaladas y el escudo de la
universidad en la parte central.
EL SELLO ANTIGUO de la Universidad Tomística, que se utiliza especialmente
en los diplomas de grado, fue incorporado por fray Jacinto Antonio Buenaventura
O.P. en el año 1786; presenta en su centro a Tomás de Aquino postrado en
actitud contemplativa, en medio de Cristo crucificado y la Virgen María, rodeados
por la inscripción latina: SIGNUM HAREN. E. SS. ARIS AD
COMMEMORATIONEM MANDATI S.S. AP. (Sello de Arena de las sagradas Aras
en memoria del mandato de la Santa Sede Apostólica). Toda la escena aparece
28
rodeada por un Rosario
El HIMNO DE LA UNIVERSIDAD
27
28
Estatuto Orgánico. 2002, pág. 1011
Fray Alberto Ariza OP. Los dominicos en Colombia. Tomo II. Pág. 1479
21
Letra:
fr. Marco Antonio Peña Salinas O.P.
Música:
Marietta Sáchica Forero
Arreglo Orquestal: César Iván Ávila Baquero
CORO
Claustro glorioso, tus hijos te aclaman,
faro de ciencia, de fe y de verdad;
sol luminoso de fulgida llama,
cuna preclara de la libertad
Tomás, el Sol de Aquino,
Maestro en tu camino,
asiduo buscador;
sobre tu marcha erguido,
de la verdad testigo,
sapiente innovador.
“Alma Máter” gestora
de la Verdad, aurora y templo del saber;
crisol del artesano
que forja el sueño humano
de libertad y fe.
CORO
Claustro glorioso, tus hijos te aclaman,
faro de ciencia, de fe y de verdad;
sol luminoso de fulgida llama,
cuna preclara de la libertad
ESCUDO DE LA UNIVERSIDAD
El Escudo circular, propio de instituciones eclesiásticas, tiene cinco componentes:
Tres de simbología puramente cromática: azul, rojo y blanquinegro.
Dos icónicos: metáfora del sol de Aquino; metonimia de la Cruz de Calatrava.
El azul simboliza el círculo dinámico de las tres justicias de Tomas de Aquino: la
justicia general para construir el bien común, la justicia distributiva para habilitar a
los ciudadanos con el fin de que sean sujetos activos de justicia conmutativa.
Intercambiando bienes. Así pueden seguir aportando al bien común y, de esa
22
manera, el ciclo recomienza.
El Sol de Aquino (en la iconografía dominicana) simboliza la comprensión de
totalidad, construida en diálogo articulado e integrador de todas las formas de
conocer: fe, razón filosófica, razón científica, intuición, experiencia estética,
concurrencia de lenguajes. Como el sol de mediodía que ilumina el entorno del
hombre, esa comprensión funciona como luz de las prácticas humanas y como
mapa de la vida política justa.
La bordura roja simboliza la justicia protectora (recuerdo lascasiano), enderezada
a practicar el pensamiento y la acción incluyentes para que no haya marginados
del banquete social, económico, político, cultural... Y tantos millones de excluidos
de este banquete no solo en Colombia, sino en el resto de América Latina.
Sobre la bordura roja el lema "facientem veritatem", practicar la verdad, cultivada
en las unidades académicas de la universidad, empezando precisamente por los
más débiles. Y en el centro, el escudete dominicano blanquinegro, símbolo del
pensamiento analógico, que respeta las diferencias sin oposición ni exclusión
maniqueas. El blanco, además, alude a la transparencia de intención, el negro a la
prudencia tomista, heredera de la fronesis o sabiduría griega, que nos emancipa y
nos torna competentes para decidir en situación, estadio superior de maduración
29
humana, como lo quiere Tomás de Aquino en su idea de Educación .
Ahora bien, en lo referente a los documentos institucionales es importante
mencionar que fueron generados entre 2002 y 2004, y en la actualidad se encuentran en
proceso de revisión y actualización. Su conocimiento es importante porque:
Los documentos institucionales fundamentales garantizan que la
universidad posea carta de navegación cierta. De esa manera, la
comunidad universitaria puede hacer frente a los retos del presente y
del futuro con suficiente claridad y seguridad de principios y criterios.
Los miembros de la institución conocen el punto de llegada y el rumbo
que es preciso seguir. Documentos institucionales con esa función son,
especialmente, el Estatuto Orgánico y el Proyecto Educativo
Institucional (PEI), que desarrolla la previsión del primero acerca de la
autonomía de la universidad para “expresar su identidad” (E.O., art. 8).
El Estatuto Orgánico tiene su historia: el primero data de 1972, luego el del
2002 y, finalmente, tenemos la versión del 2010 que es el que actualmente está
vigente.
Cárdenas Alberto. Balance del Congreso. En: X Congreso Internacional de Filosofía Latinoamericana. Filosofía,
Arte y Literatura. Diálogos y debates. Pág. 324
29
23
A pesar de los cambios, necesarios todos ellos en virtud de que la universidad
debe revisarse y actualizarse constantemente, siempre ha mantenido su
identidad estatutaria, aquí señalaremos sólo algunos aspectos relevantes de
este documento en los títulos I y II:
1. La universidad se llama Universidad Santo Tomás pero podrá utilizarse, en
forma aislada, la sigla USTA (art. 1)
2. La Universidad Santo Tomás es una institución de educación superior,
privada y católica, fundada, restaurada y dirigida por los frailes
Dominicos de la Provincia de San Luis Bertrán de Colombia, con carácter
de Fundación, sin ánimo de lucro, de utilidad común, con personería
jurídica y autonomía dentro de los límites señalados por la Constitución
Política de la República de Colombia, las Leyes y el Concordato suscrito
entre el Estado Colombiano y la Santa Sede (art. 2)
3. Dentro de los Principios generales de la universidad se destacan:
a. Institución autónoma y en conformidad con los principios y leyes de
la educación superior colombiana, tiene una comprensión filosófica
propia del quehacer educativo, que le permite expresar su identidad
a través de su Proyecto Educativo Institucional.
b. Católica, la universidad Santo Tomás, para cumplir su misión, se
inspira y se ilumina en el mensaje de Cristo.
c. Como entidad sin ánimo de lucro, reinvierte sus excedentes
económicos en su propio desarrollo y en el mejoramiento de sus
recursos físicos, tecnológicos, educativos y científicos, en el
bienestar humano de la comunidad universitaria y en el
mejoramiento de la calidad en todos sus campos de acción.
d. Es propósito de la Universidad Santo Tomás brindar servicios de
calidad y articular en su plan de estudios institucionales diversas
disciplinas científicas, técnicas, tecnológicas y humanísticas, por
exigencia intrínseca de su finalidad universalista, orientada hacia
hombre y a la humanización de la vida y para responder a las
necesidades más apremiantes de su entorno social, regional
nacional e internacional.
e. La persona humana debe ser el principio estructural y la razón de
ser del quehacer universitario. Tanto la enseñanza como la
investigación y la proyección social han de encaminarse al
mejoramiento de la vida de las personas y al desarrollo armónico de
todas las dimensiones vitales y complementarias.
f. El principal agente responsable del proceso de formación integral
24
es el mismo estudiante.
g. Por actuar en el medio colombiano, la Universidad Santo Tomás
fomenta la identidad y valores nacionales y regionales, promueve
la cultura de la justicia social, la convivencia pacífica y el desarrollo
integral y solidario.
4. Dentro de los objetivos de la universidad encontramos:
a. Promover la formación integral de los estudiantes y su
capacitación científica, investigativa, técnica y profesional en la
perspectiva del espíritu universalista de Tomás de Aquino, de su
cosmovisión y de la concepción filosófica y cristiana del hombre,
de la ciencia y de la historia.
b. Formar líderes, con sentido crítico de la realidad y compromiso
ético, para llevar a cabo los cambios necesarios en la vida social y
promover el desarrollo integral de nuestro pueblo.
5. Para efectos de este ejercicio divulgativo, señalamos las siguientes
funciones de la universidad:
a. Formar profesionales en las diferentes modalidades académicas de
educación superior con metodologías apropiadas, en conformidad
con los planes de estudio, de modo que respondan a los
requerimientos reales de la sociedad
b. Propiciar una política investigativa que identifique y difunda las
riquezas, valores y posibilidades de las diversas regiones culturales
de Colombia.
c. Incorporar los adelantos científicos, tecnológicos y culturales,
mediante una permanente actualización de sus profesores y de los
métodos investigativos, con miras a obtener una activa y eficiente
vinculación con la sociedad contemporánea y con el mundo
empresarial.
Pero de manera especial queremos destacar el artículo 11 del capítulo V, el cual
dice:
ARTÍCULO 11. Por su índole de Universidad de Estudio General, la
Universidad Santo Tomás privilegia como campo característico la reflexión
filosóficoteológica del hombre y del mundo, a la luz de la cual cultiva
igualmente como campos de acción propios: la ciencia, la técnica, la
tecnología, las humanidades y el arte.
Los demás títulos hacen referencia a la forma en que se debe administrar y
gobernar la universidad (3), las sedes y seccionales (4), sobre la Vicerrectoria
25
Universidad Abierta y a Distancia (VUAD) (5), sobre las divisiones, decanos de
división, facultades, decanos de facultad y consejos de facultad (6), del centro de
investigaciones (7), del Departamento de Promoción y Bienestar Universitario (8),
del Centro de Pastoral Universitario (9), entre otros.
Es importante destacar aquí que en el Estatuto Orgánico aparece la misión de la
Universidad (art7), la cual vale la pena hacer una revisión especial.
Resumiendo hasta aquí. Tenemos que la universidad se caracteriza por ser una
comunidad, católica, dominica y tomista constituyen su ser institucional lo cual se
expresa en su misión. Una misión es la tarea básica que debe desarrollar la
universidad en todos los niveles para cumplir sus fines institucionales, derivados
de su filosofía y para mantener su sello distintivo frente a otras universidades. De
igual modo, la misión surge para explicitar un tipo de respuesta, una forma de
abordaje de la realidad y una intencionalidad formativa que debe evidenciarse
sobre todo en los egresados a través del proyecto educativo.
En esa medida vale la pena recordar la antigua misión de la universidad, que si
bien no se formuló oficialmente si nos permite reconocer que desde 1580 se ha
mantenido una identidad propia. La primitiva misión se podría expresar así:
Universidad “de Estudio General” para cultivar y difundir la comprensión
tomista de la realidad forma oficial de comprensión católica en tiempos
de “contrarreforma”, donde pudiesen aprender “letras y virtud” y optar
todos los grados académicos, en las facultades autorizadas, “muchas
personas de esa tierra”, particularmente hijos de caciques y
descendientes de colonizadores que no podían viajar ni a Méjico ni a
Lima, haciéndose competentes para enseñar, ejercer profesiones
liberales o acceder a cargos públicos.
Es decir, la universidad se guía por lo que la misión dice, por eso es tan
importante porque en la misión se definen aspectos como de dónde venimos,
qué hacemos, hacia dónde nos dirigimos, cómo lo hacemos y qué resultados
esperamos obtener. De aquí que toda misión debe tener formulación clara, “que
sea coherente con su naturaleza y su definición institucional y que sea de
30
conocimiento público” .
En la actualidad, la misión de la Universidad es la siguiente:
LA MISIÓN DE LA UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS,
30
Proyecto Educativo Institucional, PEI, pág. 11
26
¿En qué se inspira?
INSPIRADA EN EL PENSAMIENTO HUMANISTA
CRISTIANO DE SANTO TOMÁS DE AQUINO,
¿En qué consiste?, ¿Cuál es?
HUMANISMO CRISTIANO
TOMISTA
FORMACIÓN INTEGRAL:
CONSISTE EN PROMOVER LA FORMACIÓN
INTEGRAL DE LAS PERSONAS, EN EL CAMPO DE Misión teleológica (p. 19)
LA EDUCACIÓN SUPERIOR,
¿Mediante qué acciones?
MEDIANTE ACCIONES Y PROCESOS DE
ENSEÑANZA APRENDIZAJE,
INVESTIGACIÓN Y PROYECCIÓN SOCIAL,
¿Para qué?
FUNCIONES
SUSTANTIVAS
PARA QUE RESPONDAN DE MANERA ÉTICA,
CREATIVA Y CRÍTICA A LAS EXIGENCIAS DE LA Elemento ÉTICO
VIDA HUMANA Y ESTÉN EN CONDICIONES DE
Elemento CRÍTICO
APORTAR SOLUCIONES A LA PROBLEMÁTICA Y Elemento PROPOSITIVO
NECESIDADES DE LA SOCIEDAD Y DEL PAÍS.
Así que nuestra Misión Institucional puede clarificarse teniendo en cuenta los
31
siguientes aspectos
La USTA ha sido enviada (por la Iglesia y el Estado), con facultad (autonomía y
competencia legales), para desempeñar un cometido (educación superior) que
hace parte de la función evangelizadora de la Orden de Predicadores. Sus Sedes
(Medellín y Villavicencio) son misiones locales. La comunidad universitaria es
misión corporativa. La tarea educativa es la misiónfunción de esa comunidad.
La misión teleológica es la formación integral de toda la comunidad. Para
alcanzar las misiones, función y teleológica, se hace a través de determinadas
competencias (para el caso de las facultades y programas académicos) y en la
formación de las dimensiones de la persona humana (comprender, obrar, hacer y
comunicar), en el caso del Departamento de Humanidades y Formación Integral
Y siguiendo el PEI, podemos decir más sobre la Misión y la Universidad:
1. Universidad Santo Tomás:
31
PEI. Pág 19ss
27
Se trata de la universidad más antigua de Colombia, fundada en 1580. El
Estatuto Orgánico explicita su naturaleza de Universidad de Estudio
General, lo cual significa: como universidad, que se abre a la totalidad de lo
real para asumir toda verdad, característica de su catolicidad; como
Estudio General, se funda en el diálogo de los saberes de por sí universales
de la teología y la filosofía, para alcanzar una visión general sobre el
hombre y el mundo, con el fin de iluminar los demás saberes (E.O., 11). Y
así como el término “estudio general” indicaba, en la universidad medieval,
que no había discriminación de profesores o estudiantes por su
nacionalidad o cultura, la Universidad Santo Tomás no discrimina ni por
origen social, nacional, cultural, ni hace distinción por creencias, raza o
sexo.
Se reúnen “diversas disciplinas científicas, técnicas, tecnológicas y
humanísticas, por exigencia intrínseca de su finalidad universalista,
orientada hacia el hombre y a la humanización de la vida y para
responder a las necesidades más apremiantes de su entorno” (E.O., art. 8,
4º), y no por meras razones de conveniencia administrativa. La finalidad
universalista dinamiza el ‘estudio general’, y las necesidades apremiantes
del entorno convocan todos los saberes especializados. Los saberes
generales interactúan con los especializados de manera orgánica o
interdisciplinaria, pues éstos se guían por la comprensión de totalidad, y
ésta necesita alimentarse de las conclusiones científicas y de las
consecuencias de su aplicación tecnológica. La USTA no es, pues, una
yuxtaposición heterogénea de especialidades y unidades académicas con
orientaciones independientes, sino un organismo académicoadministrativo
unificado, cuyos componentes convergen en una Misión y una Visión
compartidas. La USTA se define como Universidad de Estudio General,
para afirmar su identidad frente a otros arquetipos universitarios
universales: la universidad laica tradicional (no inspirada en el humanismo
cristiano), la universidad puramente profesionista (sin cosmovisión definida,
con fuerte control estatal, modelo napoleónico), la universidad
prioritariamente
investigativa
(modelo humboldtiano), universidad
politécnica (que reúne ciencias o artes por razones de eficiencia
administrativa, o que reúne varias ramas de la ingeniería), la universidad
especializada (modelo medieval de Bolonia o Salerno, o modelo
norteamericano), universidad empresarial (al servicio de las misiones de
grandes empresas transnacionales), etc. La USTA, sin embargo, no se
cierra a los posibles influjos benéficos de uno u otro modelo, pero
haciéndolos compatibles con su propia misión.
2. Humanismo cristiano tomista
28
En la actualidad, el concepto de humanismo se usa en un sentido amplio
para referirse a cualquier concepción filosófica, moral o política
caracterizada por la sustentación del valor del hombre y por su optimismo
sobre las posibilidades de la realización humana. Se acepta también el uso
de la palabra humanismo para calificar toda manifestación cultural que sitúe
al hombre en un nivel de excelencia frente a todo lo existente, aun cuando
lo subordine a poderes trascendentes.
Se han presentado humanismos que conciben al hombre como valor
absoluto, afirmando el libre despliegue de lo humano como fin último, sin
otros límites que los impuestos por la naturaleza y la finitud de las
existencias. Frente a estos humanismos, el “humanismo cristiano”
afirma la dignidad humana fundada en la semejanza con Dios, la
centralidad de la existencia humana, la necesidad del desarrollo de
todas sus posibilidades; y, al mismo tiempo, enfatiza su dependencia del
Creador, su vocación trascendente, cuya realización plena ha sido indicada
por el amor universal de Cristo, “Camino, Verdad y Vida”. El humanismo
cristiano responde positivamente a las tres preguntas de todo humanismo:
de dónde venimos, quiénes somos, hacia dónde vamos.
Santo Tomás de Aquino propuso una de las formas más influyentes de
entender el humanismo cristiano: afirmó la dignidad de la persona, llamada
a la perfección, a la autonomía de lo humano y a la autarquía dialogante
de los saberes.
Naturaleza humana y razón son centrales en su pensamiento. Pero la
naturaleza y la razón se abren y ascienden hacia el principio supremo
del universo; en ese ascenso intervienen la fe y la gracia, pues el hombre
no es autosuficiente. Santo Tomás conjuga una visión antropocéntrica (la
perfección de la vida humana) con una visión teocéntrica, pues Dios es el
origen y el fin del mundo humano.
El humanismo cristiano tomista, en diálogo con todos los demás
humanismos, inspira las tareas y las funciones sustantivas de la
universidad. Pero no solamente dialoga con los humanismos, pues existen
formas de “antih
umanismo” que no se pueden desconocer, ya que
permiten descubrir cuanto resulta insuficiente o falso en los pretendidos
“humanismos”. El humanismo cristiano no puede reconocer su originalidad
ni enriquecerse si se cierra de manera excluyente ante todo lo que saben
sobre el hombre quienes lo ven en otra perspectiva, así su visión sea
negativa, pesimista o derrotista.
29
3. Promover la formación integral en la educación superior
En la definición de “educación” de Tomás de Aquino, la “promoción”
(“promotio”) es componente esencial. No basta que la educación o la
institución educativa pretendan “conducir más allá” (“traducere”) al
educando, ayudarlo a cambiar, ayudarlo a pasar de un estadio a otro,
ayudarlo a avanzar hacia las preocupaciones y saberes de su propio
tiempo. Ese “más allá” debe implicar elevación gradual, ascenso hasta el
“estado perfecto de hombre”; es decir, hasta alcanzar una capacidad
estimativa autónoma y responsabilidad habitual en el uso de la libertad,
guiada por la “prudencia” o aptitud para la acción valiosa, de cara a los
distintos desafíos situacionales. De esa manera, el saber científico y el
saber hacer profesional no quedan emancipados de la conciencia moral.
Promover es elevar hasta la armoniosa integración de ciencia y conciencia.
En la definición tomista de educación, se relieva el “estado perfecto de
hombre en cuanto hombre”, es decir, en cuanto ser racional, capaz de
autodirigir la propia vida e intervenir como agente de convivencia. Lograr
esa madurez racional y esa capacidad autod
irectiva (que la definición
denomina también “estado de virtud”) es, en otras palabras, alcanzar la
“formación integral”; ésta enmarca y permea la formación profesional,
potencia el poder unificador de la inteligencia, la razón y la voluntad.
El “estado perfecto de hombre en cuanto hombre”, o estado de “formación
integral”, como manifestación final, supone una “educación superior”, es
decir, una educación que culmine la promoción de la “educación media”.
Acceder al “estado perfecto de hombre” es el propósito de toda educación
superior o educación para la plenitud humana, ascenso a las posibilidades
actuales del fenómeno humano. El artículo 1 de la Ley 30 de 1992 define
así la educación superior: “es un proceso permanente que posibilita el
desarrollo de las potencialidades del ser humano de una manera integral,
se realiza con posterioridad a la educación media o secundaria y tiene por
objeto el pleno desarrollo de los alumnos y su formación académica o
profesional”.
En la pedagogía tomista, la “educación superior” se impone como
culminación del proceso de “conducciónpromoción”, con el mismo doble
objeto de la definición legal. La diferencia está en favorecer que el alumno
(“alimentado e instruido por otro”), por su propio desarrollo, se transforme
30
en estudiante (capaz de autonomía y protagonismo en el proceso de
aprendizaje).
Superior se dice de lo que está más alto y en lugar preeminente, de lo más
excelente y digno, de lo que excede en valor o virtud; para Tomás todos
32
los individuos son personas, es decir, capaces de “destino superior” .
Todos los currículos de la educación superior deben, por tanto,
desarrollarse con alta calidad, promover la excelencia, con el fin de que
cada estudiante alcance la perfección de hombre en cuanto hombre, con
señorío ético de las posibilidades que le ofrece su propia profesión,
complejo de competencias siempre renovables y aun desechables, si
resultan incompatibles con los más altos valores humanos.
4. Acciones y procesos de enseñanza – aprendizaje, investigación y
proyección social
La docencia es concebida, en clave tomista, como acción y proceso
interactivos entre sujetos de una relación horizontal cooperativa.
Aprendizaje activo y enseñanza significativa y estimuladora. La universidad
no niega la importancia de los aprendizajes no formales o en contextos
casuales, pero prefiere los aprendizajes pautados, dirigidos, controlados,
por etapas (“curriculares”), aunque con la libertad suficiente para que los
estudiantes puedan madurar la elección de campos cognoscitivos, según
sus preferencias profesionales.
Docencia e investigación no pueden hacer caso omiso de la proyección
social, porque la universidad no forma para aislar, sino para integrar
activamente en la vida colectiva, lo que supone una inserción gradual en las
necesidades de la coexistencia. El futuro profesional será un líder social, y
mal podrá serlo si no ha sido “conducido” y “promovido” hacia la conciencia
cabal de sus responsabilidades con la sociedad a la que pertenece. La
educación es una “función social”, es decir, acción y proceso al servicio del
bien común. Por ello, la “proyección social” se convierte en fin de las otras
dos funciones universitarias.
5. Respuesta ética, creativa y crítica a las exigencias de la vida humana
Alberto Cárdenas Patiño. El personalismo tomista. En Revista Análisis No 65 – 66. Enero de 2000 – Diciembre
de 2001, pág 52.
32
31
Esta es la primera meta o término del proceso formativo universitario: la
primera manifestación de la “formación integral” o “estado perfecto de
hombre en cuanto hombre”. Los estudiantes se harán aptos y competentes
para responder a las exigencias de la vida humana, tanto personal como
colectivamente. Esa capacidad de respuesta deberá ser “ética”, es decir,
con disposición para el control reflexivo y acción valiosa frente a las
distintas propuestas morales vigentes. Tal control reflexivo o aptitud
estimativa debe fundarse en una comprensión personal del mundo de los
valores relacionados con la acción moral. No basta la “responsividad” o
competencia para dar respuesta experta o técnica (del ingeniero, del
contador, del abogado, del optómetra, del odontólogo...): se impone la
responsabilidad o capacidad de respuesta conforme al “deber ser” moral o
jurídico.
La capacidad de respuesta deberá ser igualmente “creativa”, pues la
complejidad de las exigencias de la vida humana presenta aspectos
nuevos, inciertos, que no parecen ajustarse o no se ajustan a cuanto se ha
aprendido. Creatividad equivale a lo que Tomás de Aquino denominaba
“inventio” o “invención” (tanto hallazgo como producción de novedad);
supone competencia investigativa. No se trata de crear de la nada, sino de
articular lo que ya se sabe y lo que ha hallado la investigación para producir
respuestas que guíen el uso de la libertad (obrar) y las mediaciones
instrumentales (hacer). Tomás de Aquino hablaba de “educir” para referirse
a la creación humana que saca algo de algo: una respuesta innovadora
derivada de lo que se ha aprendido y de lo recién hallado.
La aptitud para responder debe ser también “crítica”, es decir, con
capacidad de juicio. Hay tantas formas de juicio como criterios, normas o
principios de los distintos saberes especializados de la educación superior.
La manera crítica de responder desde los principios disciplinares no excluye
la manera ética, que impone sus propios principios.
La vida humana, abierta a la verdad, es el valor fundante de los demás
valores institucionales (plenitud personal, autonomía, responsabilidad,
solidaridad, justicia, bien común, paz...). Representa el valor central en
torno al cual se desarrolla la conciencia moral de los hombres de todos los
tiempos. Todas las relaciones humanas, las exigencias y obligaciones
dependen de este presupuesto fundamental, que antecede a todos los
demás valores. Sus exigencias son los retos o desafíos determinantes de
las distintas maneras de responder de los futuros profesionales. Estas
exigencias son las que señalan qué puede ser realmente ético (para el
crecimiento de la vida humana) o creativo (para el servicio de la vida
32
humana). Y no hay que olvidar que la vida humana es un fenómeno
planetario incluyente, pues sin las demás formas de vida, la vida humana
no se sostiene.
Responder de manera ética, creativa y crítica es responsividad y
responsabilidad sujetas a cuanto exige la vida humana, objeto que define y
enmarca el aprendizaje, la investigación y el desarrollo social, compatible
con la sostenibilidad de la vida. La capacidad de respuesta ética, creativa y
crítica duda del optimismo tecnológico que envolvió la mayor parte del siglo
XX, y afirma que la ciencia y la tecnología, por sí solas, no garantizan un
futuro mejor.
6. Aportar soluciones a la problemática y necesidades de la sociedad y
del país
Aun cuando no se separa u opone la formación del “hombre en cuanto
hombre” de la formación del “hombre en cuanto profesional”, esta segunda
meta enfatiza lo profesional, la aptitud para la creatividad y la crítica
científico técnica, operativa, instrumental, especialmente relacionada con
el ámbito del hacer (del saber hacer, del saber cómo, cuándo, dónde hacer,
del saber para qué hacer...). Afirmaba Tomás de Aquino: “Todas las
ciencias y artes se ordenan a algo uno, esto es, a la perfección del hombre,
33
que es su felicidad” . Precisamente para perfeccionar la vida humana y
elevar su grado de bienestar es para lo que han nacido las distintas
profesiones o actividades creativas habituales y públicas. Las profesiones
satisfacen necesidades, eliminando o disminuyendo, en lo posible, el
esfuerzo y el azar, o creando nuevas posibilidades y facilitando la
adaptación del medio al sujeto. De esa manera, el mero estar
espaciotemporal se eleva cada vez más a bienestar. El animal tiene que
adaptarse a su «biótopo». El hombre, mediante las ciencias y las artes que
fundamentan los oficios y las profesiones, adapta o transforma
continuamente su entorno.
La Universidad Santo Tomás alcanza su meta profesionalizante si sus
profesionales están en condiciones de “aportar soluciones”, es decir,
contribuir con sus saberes y su acción a resolver y satisfacer cuanto
reclama el bienestar personal o colectivo. Como enfatizaba Tomás de
Aquino en la Ética, “no es suficiente que el hombre viva: es necesario que
34
viva bien” . Y se vive cada vez mejor, si se cuenta con maneras de superar
necesidades (carencias, deficiencias, debilidades, limitaciones, riesgos,
33
34
Tomás de Aquino. Comentario a la Metafísica. L. II, lecc. 4
Tomás de Aquino. Cometario a la Ética. L. I, lecc. 1
33
peligros, molestias, ignorancias, incertidumbres). Las profesiones están
llamadas a conservar y a mejorar la vida buena, que no tienen punto de
llegada definitivo.
El profesional deberá formarse para aportar soluciones a la “problemática y
necesidades de la sociedad y del país”. El sustantivo femenino
problemática denota el conjunto de problemas o dificultades discernibles a
la luz de los distintos saberes. Las necesidades constituyen el océano de
dificultades que afectan la vida social y de las cuales el ciudadano común
puede hacerse consciente. Las “ciencias y la artes” hacen competentes a
los profesionales para definir problemáticas dentro del caos de necesidades
de la sociedad (totalidad de personas, familias, comunidades, localidades,
regiones del pueblo colombiano y del país). Una es la problemática dentro
de las necesidades internas de la sociedad; otra es la problemática dentro
de las necesidades del país en el concierto internacional, en el contexto
latinoamericano, en el contexto mundial.
El profesional tomasino deberá ser experto en definir problemáticas dentro
de las necesidades comunes. Pero como éstas no son estacionarias, sino
cambiantes, evolutivas, dinámicas, dentro de la red de necesidades
latinoamericanas y mundiales, la competencia problematizadora del
profesional se caracterizará por readecuar continuamente sus enfoques. En
su formación, deberá aprender lo que el patrimonio de saberes ofrece, pero
deberá aprender a aprender para reciclar esos saberes y asimilar otros
nuevos, siempre dispuesto a crear, a innovar a partir del cuestionamiento
permanente de teorías y realidades. Deberá graduarse convencido de que
su saber no es definitivo y que su profesión debe renovarse de continuo. No
se aprende para toda la vida, sino que toda la vida hay que aprender. Como
las “perfecciones” y “felicidades” de la persona y de las sociedades son
siempre relativas, insuficientes, inestables, inciertas, la educación de todo
ser humano, especialmente del profesional, deberá durar, según Tomás
35
de Aquino, “toda la vida” . Si definir problemáticas, como vía para hallar
soluciones, parece ser el desafío de la formación profesional, los currículos
no podrán girar en torno a disciplinas o asignaturas agregadas o
yuxtapuestas,
sino
que
deberán
activar
los
procesos
de
enseñanzaaprendizaje en torno a preguntas y problemas. Los currículos
deberán partir de núcleos problemáticos (realidades y teorías) que den
sentido a la búsqueda de respuestas y a la integración de disciplinas. Las
necesidades y sus problemáticas anteceden a las soluciones ofrecidas por
los saberes heredados, no al revés. Lo tradicional ha sido enseñar tales
soluciones antes que enseñar a problematizar. La opción tomista es, desde
35
PEI pág 32-33
34
el siglo XIII, lo contrario: cuestión o problema como motivación generadora
para servirse después de las “cajas de herramientas” de los saberes
vigentes o para completarlos, renovarlos o cambiarlos. Para aprender a
problematizar, es preciso aprender a ver y a juzgar la realidad productora
de necesidades.
A la familia de significantes derivados del término “problema”, los
pedagogos contemporáneos agregan el neologismo “problémico”, como
adjetivo de pedagogía, enseñanza o didáctica. El nuevo significante
propone un cambio en la función del docente: éste, en vez de transmitir los
saberes recibidos o heredados y las conclusiones finales de las disciplinas,
preferirá un proceso de enseñanzaaprendizaje centrado en problemas,
establecidos a partir de la problematización o cuestionamiento de las
teorías y hechos reales, vistos como inciertos, inseguros, dudosos,
inestables, a los que se refiere el adjetivo problemático (ca). La
problematización también puede tener como finalidad generar proyectos
investigativos encaminados a recuperar reconstructivamente la génesis y
los procedimientos que dieron origen a las teorías legitimadas,
consideradas como vigentes.
De esa manera, la relación interactiva de docentes y estudiantes resulta
activada y orientada de continuo por un corpus o conjunto de problemas de
un determinado campo del saber, que es lo que significa el sustantivo
femenino “problemática”. Así, pues, la opción pedagógica no puede ser sino
“problémica” (por problemas antes que por soluciones abstractas mediante
exposición magistral), pues si tal opción fuera “problemática”, no sería una
opción cierta. Lo que es “problemático, (ca)” es el objeto de enseñanza o de
conocimiento. Y lo que es “problematizador” es el método, que avanza por
conjuntos articulados de problemas (“problemáticas”), como acostumbra
hacer Tomás de Aquino con los artículos de cada “cuestión”
problematizadora de la Suma Teológica.
Como vemos el Estatuto Orgánico se materializa en el PEI. El PEI es un
documento donde se explicita el proyecto educativo Institucional. En
nuestro caso, en el año 1996 la rectoría organizó una serie de encuentros y
talleres con toda la comunidad universitaria para construir el documento
que daría razón de su ser, quehacer y su sello identitario, saliendo a la luz
en 1999. La segunda versión presentaba un auténtico documento colectivo,
36
dada la metodología participativa de su construcción que actualizaba la
universidad a los nuevos tiempos, se presentó en el 2004 y hasta ahora
sigue vigente.
36
PEI Pág. 6
35
Así pues el PEI es un documento que exige el Estado colombiano a través
de la Ley 115/94, pero más allá de eso surge de la necesidad de las
instituciones de autoc omprenderse y autop
royectarse. El PEI no sólo es lo
que hemos dicho, también es, “al mismo tiempo, una invitación a las
unidades académicas o administrativas a releer sus propios proyectos, con
el fin de establecer hasta qué punto están en consonancia con los
planteamientos de aquel. No puede haber divergencia entre la carta de
navegación de la USTA y los propósitos de los distintos componentes del
37
todo institucional. La sinergia o integración colaborativa”
A continuación presentamos la estructura general del PEI con el objetivo
que se tenga una panorámica del quehacer de la universidad, lo cual
deviene en el currículo de cada programa a nivel de pregrado y posgrado.
Tres partes
CNA PEI
Trece capítulos
LA NATURALEZA DE
1
LA UNIVERSIDAD Y SU
MISIÓN
1
La misión
2
La historia
2
3
Propósito general y objetivos estatutarios
6
4
La formación integral y el currículo
7
5
Las funciones sustantivas
4
6
La interacción con el medio externo
5
7
Comunidad educativa y académica
10
8
Estructura organizacional
11
9
Bienestar institucional y comunitario
3
10
Administración y gestión académicas
8
11
Gestión de recursos físicos y financieros
EL SUJETO
COLECTIVO
RESPONSABLE
ASPECTO
GESTIONARIO
37
PEI. Pág. 7
36
9
12
Seguimiento de las políticas de gestión
13
Visión
Por razones de extensión de este documento señalaremos otros aspectos del PEI,
los cuales lejos de ser reconocidos como los más importantes, son una invitación
al estudio de los demás capítulos con el fin que podamos conocer la universidad a
profundidad.
1. Formación integral
Pero ¿qué es la formación integral? Dicha expresión, indica que el proyecto
educativopedagógico de la USTA, se fundamenta en una visión específica y
determinada del hombre en dos direcciones: como exigencia de totalidad en su
estructura básica de persona, es decir como sujeto capaz de autodeterminarse
en libertad y responsabilidad, y como ser que trasciende todo lo finito en su
apertura al Absoluto. Totalidad de dimensiones (Ser biosíquico, históricocultural y
espiritual) y ser que se autocomprende como creatura de Dios.
En términos académicos, la formación integral la podemos traducir como la
integralidad de tres exigencias básicas: formación en las ciencias, de la conciencia
y para la presencia.
Formación en la ciencia: Apertura a la investigación en la pluralidad de métodos
y saberes, de la diversidad de lenguajes y formas culturales, exigencia de rigor y
sistematicidad en búsqueda siempre de la verdad (facientem veritatem) dentro de
la autonomía relativa y el espíritu de diálogo, comunicación, disputa y consenso de
toda la comunidad universitaria.
Formación de la conciencia: Reconocimiento y apertura al mundo de los valores
y la eticidad de las profesiones, maduración y formación en la autenticidad libertad
y autonomía, sentido de la responsabilidad y la gestación de la persona abierta a
la comunidad, a la sociedad política y a los retos y compromisos con la situación
del país.
Formación para la presencia: El saber en cuanto saber especializado y al mismo
tiempo crítico, que no elude los compromisos y las responsabilidades
sociohistóricas y que sabe estar a la altura de los nuevos cambios radicales del
mundo moderno y posmoderno, pero especialmente en proyección permanente,
en un país que exige un proceso total de reconstrucción de sus estructuras, de sus
valores básicos y de sus proyectos esenciales de justicia social, democratización y
respeto a los derechos fundamentales de la persona.
37
El esfuerzo de la USTA con su utopía de la formación integral, es orientar todos
sus proyectos y esfuerzos en la línea propulsada por la doctrina social de la
Iglesia, como imperativo de desarrollo integral, y que inspirada, en la concepción
económico humanista del dominico J. Lebret se expresó en forma clara y
contundente, en la encíclica Populorum Progressio: búsqueda del progreso social
y solidario, desarrollo de toda la persona (dimensión cualitativa) y desarrollo de
todas las personas (dimensión cuantitativa).
2. Humanismo y ciencias
Por tanto, no se contempla que haya una oposición entre humanismo y cultivo de
las ciencias. El desarrollo de éstas precisamente es uno de los fundamentos de la
formación profesional y exigencia de la renovación de aquél. “El humanismo forma
la conciencia y da norte a la ciencia, pero ésta aporta nuevos contenidos,
humanizadores por sí mismos o neutros, y refuerza las razones del humanismo. El
círculo no puede romperse desde el ámbito de lo académico: conciencia y ciencia
se interfecundan en toda la Universidad de estudio general”.
3. Modelo pedagógico.
La formación integral designa el ideal educativo y pedagógico de la USTA, señala
además la utopía formativa de la Universidad y resume al mismo tiempo lo
fundamental de su filosofía educativa inspirada en las ideas de Tomás de Aquino
En esta perspectiva, la educación es concebida como un proceso formativo,
dinámico, intencional, cuyo sujeto la persona, está orientada a realizar el ideal de
perfección y madurez humana en la mejor forma posible (teleología educativa).
En el proyecto educativo de la USTA, dicha exigencia se deriva de su carácter de
estudio general, en el cual originaria y estructuralmente se articula una visión
general de la realidad (visión filosófica y teológica) con los enfoques particulares
de las diferentes disciplinas y ciencias. Todo ello está orientado a que lo básico en
educación no es solo el énfasis en los contenidos, cuanto su orientación a servir
de base a un proceso de autoformación y búsqueda de autonomía de la persona,
es decir, en cuanto se concibe que la empresa educativa es fundamentalmente un
proceso de formación total de la persona. “En forma breve, ‘formación’ significa
ascenso a la humanidad; desarrollo del hombre en tanto hombre... una formación
integral es entonces aquella que contribuye a enriquecer el proceso de
socialización del estudiante, que afirma su sensibilidad mediante el desarrollo de
sus facultades artísticas, contribuye a su desarrollo moral y abre su espíritu al
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pensamiento crítico... la formación integral, va más allá de la capacitación
38
profesional aunque la incluye” .
Tomás, sostiene que para la adquisición de la ciencia, la causa eficiente
principalmente no es el maestro sino el discípulo. Y si bien utiliza el concepto
educación en sentido análogo (puede significar tanto la acción de desarrollar el
cuerpo como el espíritu) su sentido peculiar, se especifica como proceso de
madurez, autonomía y adultez en el campo diferenciante de lo más humano y
personal. Tal es el sentido de su definición real de la educación: “la naturaleza...
no tiende solamente a la generación de la prole, sino también a su conducción y
promoción al estado perfecto del hombre en cuanto hombre, que es el estado de
virtud”. La sola inspección de la fórmula puede bastar para convencerse de que se
39
trata de una verdadera definición real de la educación según la mente del santo” .
Las relaciones del modelo Pedagógico en la Universidad, se pueden caracterizar
de la siguiente manera:
3.1 USTA – Sociedad, lleva a formar profesionales que, asumiendo la
filosofía social y política de Tomás de Aquino, orienten su praxis hacia la
búsqueda del bien común, respeten los derechos humanos, se sientan
comprometidos con los valores democráticos y el cuidado del medio
ambiente. En esta relación se trata, entonces, de destacar el humanismo
heredado de la tradición dominicana de la Universidad de Salamanca, que
dio origen, en el contexto de la conquista, a un discurso crítico y
cuestionador de las políticas coloniales de España, cuyo fruto es el Derecho
Internacional Humanitario, basado en las enseñanzas y escritos de fr.
Francisco de Vitoria y de sus discípulos y seguidores.
3.2 USTA – Cultura, la Universidad asume y prolonga el respeto por la
pluralidad étnica y cultural de nuestro país, gracias a la herencia ideológica
y práctica de fr. Bartolomé de Las Casas, quien salió en defensa de los
pueblos indígenas de la época. De este modo, la USTA posee a través del
tomismo, contextualizado dentro de nuestras circunstancias y problemas,
un campo privilegiado para seguir profundizando en la defensa de los
derechos de los pueblos marginados y de los grupos minoritarios de nuestro
continente.
3.3 USTA – Conocimiento, se caracteriza como la “corporación de
estudiantes y profesores” que por la docencia, la investigación y la
38
39
Orozco, Enrique Luis. “La formación integral: Mito y realidad”. U. Andes, Bogotá, 1999, p. 21 y ss
Millán, Antonio. Op. cit. P. 28.
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proyección social se orienta a la búsqueda de la verdad, a la capacitación
crítica de profesionales y a la formación de ciudadanos, orientados a la
realización práctica del bien común. Es así como la USTA se
autocomprende como comunidad totalmente entregada al trabajo
intelectual, al conocimiento profundo y riguroso, al diálogo abierto y al
debate filosófico, tal como se sintetiza en su lema central: Facientem
Veritatem.
3.4 USTA – Ética y valores, se enmarca en la perspectiva del método y el
pensamiento de Tomás de Aquino, buscando la integración del saber en su
dimensión teológica y filosófica, en el diálogo permanente entre razón y fe,
en el cultivo de los saberes especializados de las ciencias naturales y
sociales, prospectando una visión amplia de la vida, de los valores y de la
responsabilidad ética, que priorice lo ético sobre lo técnico, el hombre sobre
las cosas e integre la espiritualidad con la materialidad.
4. La pedagogía problémica y la metodología problematizadora
La educación problémica es vista como una opción institucional que abarca todos
los niveles del modelo pedagógico inclusive en el campo de la investigación. Se
remite a la metodología investigativa y expositiva de Tomás de Aquino,
especialmente en la Suma Teológica. Consiste en partir de problemas enunciados
en forma clara y concisa, dividirlos en sub problemas – temas que se implican en
la investigación, desarrollo sistemático y lógico de los problemas agudizando las
opiniones contrarias, resolución argumentativa de las objeciones y dificultades y,
finalmente, dar una solución al problema central y a los sub problemas abordados.
En el campo de la docencia, esta pedagogía se expresa en los sistemas
modulares implementados en las facultades de Derecho, Comunicación Social
para la Paz, Filosofía y Letras, Estudio General de los Dominicos y en la
enseñanza de las Humanidades. Consiste en construir el currículo y los planes de
estudio, centrados en problemas. Es decir, los docentes de una misma asignatura
determinan un núcleo problémico articulador y diseñan el plan de estudio, y
aplicando la metodología general de ver, juzgar y actuar (ver críticamente la
realidad colombiana, juzgar en términos valorativos y sopesar las posibles
soluciones al problema central. Esta metodología problémica implica un diseño
curricular integrador centrado en la visión general de los problemas y sus múltiples
interacciones.
En el campo de la proyección social de la USTA, esta metodología permite
vincular la academia con la comunidad concreta, en torno a problemas y contextos
de las diferentes regiones y centros pilotos del país. Se apoyan así proyectos de
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desarrollo comunitario con la intervención de docentes y estudiantes, para poner
en práctica los conocimientos adquiridos, a partir de los problemas previamente
establecidos y estudiados.
La pedagogía problémica, como proceso y proyecto en construcción, permite la
formación de un pensamiento crítico, el ejercicio de una libertad autónoma y
responsable, la apertura de estrategias de desarrollo social y la posibilidad de un
personalismo comprometido, que configure una nueva conciencia cívica, política y
democrática.
De acuerdo la misión de la Universidad se quiere que el egresado pueda aportar
soluciones a la problemática y necesidades de la sociedad y del país desde una
postura ética, crítica y creativa. El sustantivo “problemática” denota el conjunto de
problemas o dificultades discernibles a la luz de los distintos saberes. Las
necesidades constituyen el océano de dificultades que afectan la vida social y de
las cuales el ciudadano común puede hacerse consciente. Las “ciencias y la artes”
hacen competentes a los profesionales para definir problemáticas dentro del caos
de necesidades de la sociedad (totalidad de personas, familias, comunidades,
localidades, regiones del pueblo colombiano y del país). Una es la problemática
dentro de las necesidades internas de la sociedad; otra es la problemática dentro
de las necesidades del país en el concierto internacional, en el contexto
latinoamericano, en el contexto mundial
5. Perfil del estudiante tomasino
Para finalizar, el perfil del estudiante, bajo el humanismo cristiano y con el
conocimiento de su saber disciplinar, debe:
1. Favorecer constantemente el diálogo de fe y razón
2. Practicar un humanismo incluyente
3. Expandir el humanismo integral
4. Vivir en el realismo metódico
5. Asimilar críticamente del pasado
6. Colocar especial atención a la realidad presente
7. Ser un cuestionador infatigable
8. Tener apertura interdisciplinaria y convergencia transdisciplinaria
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