E D I C I Ó N
A N U A L
ISSN: 2500-7793
TRANSFORMACIÓN
Militar
2016
CAEEF
Revista de difusión y análisis
del Centro de Análisis Estratégico
Ejército del Futuro
Número 1 Publicación anual
Bogotá D.C., Colombia
TRASFORMACIÓN
MILITAR
2016
EJÉRCITO NACIONAL DE COLOMBIA
COMANDO DE TRANSFORMACIÓN DEL EJÉRCITO
CENTRO DE ANÁLISIS ESTRATÉGICO EJÉRCITO DEL FUTURO
Bogotá, D.C. Agosto 2016
REVISTA DE DIFUSIÓN Y ANÁLISIS
NUMERO 1 – PUBLICACIÓN ANUAL
ISSN 2500-7793
BOGOTÁ, D.C. - COLOMBIA
DIRECCIÓN GENERAL
Comandante del Ejército Nacional de Colombia
General Alberto José Mejía Ferrero
Comandante de Trasformación del Ejército
Mayor General Fernando Pineda Solarte
TRANSFORMACIÓN MILITAR
Centro de Análisis Estratégico Ejército del Futuro (CAEEF)
Comando de Transformación Ejército del Futuro (COTEF)
MIEMBROS DEL CAEEF
Rocío Pachón Pinzón - Luis Sánchez Aldana
Capitán Javier Suarez Camacho - Tatiana Porras Leal
Andrea Ortega Torres - Katherine Andrea Pedraza Acosta
DIRECCIÓN Y EDICIÓN EDITORIAL
Rocío del Pilar Pachón Pinzón, MSc.
COMITÉ EDITORIAL
Fernando Cepeda Ulloa,
Ex Ministro de Estado y Analista Político, Bogotá, D.C, Colombia
General Nestor Ramírez Mejía
Cuerpo de Generales y Almirantes, Bogotá, D.C, Colombia
Carlos Medina Gallego, PhD. Universidad Nacional – Bogotá, D.C, Colombia
Eduardo Moreno, Master. Escuela Superior de Guerra – Bogotá, D.C, Colombia
CORRECCIÓN DE ESTILO
Gabriel Pabón Villamizar, PhD
DISEÑO GRÁFICO Y DIAGRAMACIÓN
Abel Fernando Díaz Castellanos
ISNN: 2500-7793
IMPRESIÓN
Zetta Comunicaciones S.A.
Tiraje de 100 ejemplares
Impreso en Colombia
2016, Centro de Análisis Estratégico Ejército del Futuro (CAEEF)
Derechos exclusivos de publicación y distribución de la obra
Comando de Transformación Ejército del Futuro (COTEF)
Calle 102 No. 7-80 - Teléfono: 571-7470680, extensión 107
Bogotá, D.C., Colombia.
CAEEF
Los contenidos son responsabilidad exclusiva de los autores, y estos no representan la posición oficial del Centro de Análisis Estratégicos Ejército del Futuro (CAEEF) ni de alguna otra dependencia del Ejército Nacional. Cualquier observación o
cuestionamiento puede ser notificada tanto al correo electrónico del CAEEF como al de los autores, el cual aparece al final
del pie de página de cada autor.
Edición 001 2016
PRESENTACIÓN
General Alberto Mejía Ferrero
Comandante del Ejército Nacional de Colombia
El Ejército Nacional de Colombia es una Institución victoriosa cuyo esfuerzo y
sacrificio es reconocido por la sociedad colombiana y altamente valorado a nivel
internacional. Somos una Fuerza del Estado al servicio de la sociedad de la que
hacemos parte, y consciente de grandes retos frente al futuro del país, estamos
adelantando un ambicioso y bien consolidado proceso de transformación que involucra a todos sus miembros.
Como Institución fundacional del Estado y en permanente construcción de la
historia del país, nos obliga a avanzar en el desarrollo de nuevos procesos que garanticen su evolución, pensando siempre en la responsabilidad social con el país.
En este caminar, el Ejército Nacional de Colombia es quizá una de las Instituciones que más ha evolucionado. Siempre ha entendido la transformación como
un proceso natural y necesario y es por ello, que frente a las mutaciones que
tienen las amenazas actuales y los desafíos que enfrenta el Estado y la sociedad
de hoy, ha decidido proyectar su proceso de cambio para lo cual diseñó el Plan de
Transformación desde el año 2011.
Este proceso de evolución para enfrentar los nuevos escenarios ha sido concebido por el Ejército y para el Ejército. Busca con ello fortalecer nuestras capacidades para seguir protegiendo a nuestro país y a nuestro pueblo.
En este contexto, la estrategia, la táctica, los procesos y la cultura han sido los
pilares sobre los cuales hemos basado este Plan integral, que tiene como punto
convergente la visión de una Fuerza multimisión a la altura de las necesidades
TRANSFORMACIÓN Militar
de los colombianos, pero también un Ejército que puede en cualquier momento
ser partícipe, como efectivamente lo está haciendo, en escenarios internacionales.
Este proceso de transformación ha tomado como punto de referencia el fruto
de sus grandes experiencias, de sus hazañas, de esos éxitos contundentes que nos
condujeron a la victoria, en resumen construimos sobre lo construido.
Pero además, hemos interiorizado que las amenazas latentes en un mundo globalizado nos imponen estar en este orden del día y ajustar de manera proactiva y
rápida acciones y tareas para enfrentarlas. Igualmente la excelente planificación
y la optimización de los recursos económicos y humanos, garantía de transparencia y legitimidad, han sido otros de los referentes en el diseño de este visionario
propósito.
Como centro de gravedad la transformación está direccionada por un excelente capital humano, hombres y mujeres integrales, especializados, inteligentes,
comprometidos y con una alta voluntad de desplegar no solamente su capacidad,
sino también ese entusiasmo que recogen sus corazones para hacer que su Ejército todos los días sea más grande, más fuerte, sin perder el ADN que, como todos
sabemos, es el servicio supremo e indelegable a la sociedad colombiana.
Este cambio, progresivo y firme está planeado para ser desarrollado en tres
etapas:
Una primera etapa que hemos llamado T- 1.0 que va desde el años 2014 hasta
el año 2018, la cual tiene como fin lograr la estabilización para apoyar la implementación de los acuerdos de paz.
La segunda denominada T- 2.0, que desde el año 2018 al 2022, nos permitirá
aportar de manera decisiva en la estabilización y la consolidación del país.
Y la visión en el T- 3.0, hasta el 2030, donde seremos un Ejército multimisión
con altos estándares internacionales, basados en la investigación y con una alta
tecnología de punta; que nos permite articular su acción con las Fuerzas Militares,
con la Policía Nacional, con otros actores gubernamentales, el sector privado, los
agentes de cooperación internacional y la sociedad en general. En fin, un Ejército
con capacidad para identificar las amenazas y adaptarse con tanta rapidez como
aquella con la que fluctúan las amenazas que debe enfrentar.
Esa es la Institución que estamos proyectando, la Institución que el país requiere; altamente flexible, adaptable, especializada, capaz de atender las misiones tradicionales de seguridad y defensa, así como las mutaciones que tienen las
amenazas como el narcotráfico, la minería criminal y otras manifestaciones de
crimen organizado, retos que surgen de un país que busca la paz y avanza en su
desarrollo.
7
Edición 001 2016
Somos conscientes de los retos que el futuro le depara a la nación y a nosotros
como Institución. Quisiera hacer referencia breve a los que fueron analizados y
tenidos en cuenta en la estructuración de este derrotero que marca el camino en
la proyección de la Fuerza:
• Fuerza multimisión que garantice el cumplimiento de los postulados emanados en nuestra Carta Magna.
• Altamente capacitada para contribuir en la gestión del riesgo y el desarrollo
del país.
• Referente internacional para alianzas estratégicas de alto impacto en el campo
de la seguridad y la defensa, cobijado por los estándares de la OTAN.
• Altamente capacitado y autosostenible en sus componentes: doctrina, organización, material y equipo. Con personal líder en estos campos, entrenado e
instruido, para asumir responsabilidades del más alto nivel.
• Articulado para el desarrollo de operaciones conjuntas, coordinadas e interagenciales bajo el concepto de sistema de armas combinadas y a su vez, pensando siempre en la construcción de un país estable, donde el trabajo de la
mano con la sociedad, con las instituciones del Estado y la cooperación internacional, sea su constante, su convicción y su firmeza en cada proceder.
• Transparente integralmente, donde la dignidad y el honor de soldados sigan
marcando ese camino que nos ha llevado al lugar que hoy con orgullo ocupamos en el sentimiento de nuestros compatriotas.
• Un Ejército que se ajuste a la realidad económica del país, aportando con acciones tangibles en todos los rincones de la patria posibilidades de mejorar las
condiciones de vida de nuestros ciudadanos y con ello su bienestar.
• Un Ejército con un marco jurídico que se ajuste a las nuevas responsabilidades
y tareas como Fuerza multimisión, protegiendo a los miembros de la Institución comprometidos en cada una de ellas. Ello nos permitirá, además de
establecer estándares procedimentales, fortalecer su moral combativa.
Este cambio no es el primero ni será el último. La Institución ha navegado por
cinco transformaciones, cada una ligada a una coyuntura histórica particular. La
primera fue la del General Rafael Reyes Prieto, que introdujo la profesionalización del Ejército Nacional tras la guerra de los Mil Días. Las guerras contra el Perú
y contra Corea desencadenaron la segunda y la tercera. La cuarta tuvo lugar en
la década de los noventa, con el advenimiento de los planes Colombia y Patriota.
La quinta, la actual, ha surgido a instancias de la propia Institución que pretende
afianzar su capacidad y su flexibilidad para cumplir sus funciones constitucionales en un contexto nacional y mundial que fluctúa a velocidades vertiginosas.
TRANSFORMACIÓN Militar
En ese orden de ideas, nuestro actual cambio parte de lo que somos, una Institución con una brillante historia hecha a pulso, con supremo sacrificio, a consta
de muchas vidas, pero también con innumerables y tangibles victorias que han
templado nuestro corazón y el alma de nuestros hombres y mujeres, que hoy han
puesto su visión futurista, su intelecto y su capacidad profesional al servicio de
esta transformación, para que el verdadero Ejército de los colombianos, siga siendo la Institución de confianza y el soporte fundamental del Estado colombiano.
Este es el Ejército que entre todos estamos transformando y que le entregará a
nuestra querida patria el camino definitivo del progreso, la seguridad y la estabilidad que todos merecemos.
Ejército Nacional de Colombia
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Edición 001 2016
CARTA DE INTRODUCCIÓN
Mayor General Fernando Pineda Solarte
Comandante de Transformación del Ejército Nacional
El Ejército Nacional de Colombia viene desarrollando un proceso de transformación militar desde el año 2011, soportado en la experiencia de sus integrantes
y el apoyo y asesoría de diferentes ejércitos del mundo. En este empeño, y con el
objetivo de promover la investigación y velar por el desarrollo del pensamiento
estratégico en la Institución, se ha creado el Centro de Análisis Estratégico Ejército del Futuro (CAEEF) dentro de la estructura del recientemente inaugurado
Comando de Transformación (COTEF).
Para el Ejército, el CAEEF es su tanque de pensamiento estratégico y por tanto
el canal y la multi-toma para fortalecer las redes de intercambio del conocimiento
con otras universidades, centros académicos, tanques de pensamiento de otros
ejércitos y actores relevantes en materia de seguridad y defensa en Colombia y en
el mundo, de tal manera que sea posible robustecer el nivel de los análisis realizados y facilitar la divulgación de estudios dentro de las comunidades académicas
y políticas relacionadas.
En el marco de las actividades del CAEEF, se ha propuesto el análisis del carácter cambiante de la guerra, con el fin de buscar comprender cuáles son las
principales tendencias que caracterizan las amenazas a la seguridad en el mundo
y revisar la forma en la que otros ejércitos se están transformando para enfrentar
estos desafíos.
En ese orden de ideas, el CAEEF ha decidido lanzar la primera edición de una
Revista anual especial, que lleva por nombre Transformación Militar y está orientada a la presentación de análisis breves, propositivos y otros más académicos de
la autoría de expertos militares, académicos y responsables de la elaboración de
políticas públicas de diversos países que hacen parte del trabajo de la red de transformación que se ha conformado y sigue creciendo (Reino Unido, Suiza, Estados
Unidos, España, Brasil, México, El Salvador, Italia y, por supuesto, Colombia).
Para este primer número, las temáticas propuestas se han dividido en dos
grandes secciones: una de artículos de difusión y análisis con cuatro ámbitos fundamentales: 1) cambios en la guerra del siglo XXI, 2) amenazas emergentes y
nuevos desafíos, 3) la transformación de otros Ejércitos en el mundo y 4) especial Colombia: la otra cara de la transformación militar; y otra denominada
Pensamiento académico en la que se presentan artículos productos de trabajos de
investigación científica
TRANSFORMACIÓN Militar
Teniendo en cuenta que el proceso de transformación es vital para la proyección institucional de la Fuerza, y en consecuencia, para el futuro de la Nación, es
de elevada importancia para el Ejército Nacional de Colombia poder contar con el
aporte de analistas expertos, que pueden realizar una contribución estratégica a
la reflexión de estos temas, dada su amplia experiencia académica y su relevante
trabajo práctico. De igual manera, es importante para el Ejército aportar al ejercicio de reflexión y análisis que existe en el país, en la región y en el mundo acerca
de los cambios que están teniendo las guerras, los conflictos y las amenazas. Aportar de las experiencias propias y aprender de las de otros, es uno de los principales
objetivos que tiene la Fuerza para fortalecer su proceso de transformación.
En suma, tengo el agrado y honor de invitar a todos los interesados a que
tengan el grato placer de leer los análisis publicados en este primer número de la
Revista Transformación Militar dada su riqueza, pluralidad, pertinencia y nivel de
autores del más alto perfil académico y profesional como son Annette Idler, de la
Universidad de Oxford, Reino Unido; Mark Pieth, de la Universidad de Basilea,
Suiza; Evan Ellis, del Colegio de Guerra del Ejército de los Estados Unidos; Rafael Grasa, de la Universidad Autónoma de Barcelona; Francisco Rojas Aravena,
Rector Universidad para la Paz de las Naciones Unidas; David Spencer, del Centro
J. Perry de Estudios Hemisféricos de Defensa en Estados Unidos; Carlos Patiño,
de la Universidad Nacional de Colombia; Francesco Mancuso, de la Universidad
Jorge Tadeo Lozano de Bogotá, Colombia; Ana Luiza Bravo e Paiva y Flávia Matilde Seidel Osorio, de la Escuela de Guerra Naval de Brasil; Andrés Fernández,
del Ejército Nacional de Colombia; Humberto Corado Figueroa, Ex Ministro de
Defensa Nacional de El Salvador; Jorge Alejandro Góngora Montejano y Víctor
Manuel Saavedra Salazar, de la Universidad de Guadalajara, México; Fabricio Cabrera, Edwin Murillo Amaris, Luis Felipe Vega Diaz, Roberto García Alonso y Mario Arroyave Quintero, de la Universidad Javeriana; y Rocío Pachón, del CAEEF
del Ejército Nacional de Colombia.
Con esta breve presentación hago formalmente la apertura al diálogo abierto,
objetivo, riguroso y respetuoso sobre la Transformación del Ejército, un proceso de
todos. Bienvenidas las opiniones.
11
Edición 001 2016
EDITORIAL
Rocío del Pilar Pachón Pinzón
Directora
Si hay un rasgo que caracteriza al mundo actual es su carácter esencialmente volátil, incierto, complejo y ambiguo (VICA). En efecto, desde el punto de vista de la seguridad, el mundo no es hoy más tranquilo de lo que fue décadas o siglos anteriores;
simplemente es distinto e impredecible. Los actores con capacidad de desestabilizar
el orden nacional e internacional van más allá de ser Estados con sed de expansión y
dominio; han crecido los grupos insurgentes, de crimen organizado y, en general, una
variedad de grupos no estatales que han recurrido a la práctica de métodos irregulares
y a usar el terror para conseguir sus fines, en algunos casos políticos, étnicos, religiosos, pero en otros, simplemente económicos. Adicionalmente, se han multiplicado
otro tipo de amenazas como aquellas que provienen del cambio climático, la pobreza,
la corrupción o la debilidad institucional, entre otras.
Frente a ese contexto cambiante de la guerra, los conflictos y las amenazas, surgen
muchos interrogantes que giran en torno a uno que sin duda es ¿cómo responder ágil,
eficiente y acertadamente? Para dar solución a esta pregunta crucial desde el punto
de vista de los Estados, desde luego surgen otros interrogantes como son ¿cómo se
podría describir el contexto de (in)seguridad actual?, ¿qué es lo que está cambiando
y qué no?, ¿cuáles son las dimensiones legales, éticas, políticas, sociales y económicas
de esas guerras y conflictos?, ¿por qué las respuestas que se han dado previamente
no han logrado mitigar los riesgos y peligros? y desde luego, ¿qué nuevas estrategias
se deberían desarrollar para contener y/o reducir dicha explosión de amenazas?; esta
última pregunta incluye también ¿cómo anticiparse al carácter flexible y altamente
mutante que tienen las amenazas y los actores que las generan?
Todos estos interrogantes están presentes en el día a día de los llamados tomadores
políticos de decisión, pero sin duda, también en quienes en realidad recae el análisis
estratégico, operacional y táctico de la guerra, las amenazas y los conflictos, que son la
Fuerza Pública. Lo anterior no excluye la responsabilidad de los demás actores institucionales del Estado, de los actores sociales y, en general, de cualquier individuo comprometido con su territorio, su país y la seguridad internacional; sólo que para estos
actores no existe un mandato legal que les imparta específicamente esta gran tarea.
Frente a estos profundos interrogantes y teniendo en cuenta el proceso de transformación que desde el 2011 vive el Ejército Nacional de Colombia, el Centro de
Análisis Estratégico del Ejército del Futuro (CAEEF) se ha dado a la tarea de analizar
todos esos aspectos con el fin de comprender cuáles son las principales tendencias
que caracterizan el/los escenarios de (in)seguridad en el mundo, así como identificar
y analizar de qué manera otros Ejércitos se están transformando para atender todos
esos nuevos retos.
TRANSFORMACIÓN Militar
En ese orden, el CAEEF, a través de su Red de Transformación, conformada por
expertos militares, académicos y responsables de la elaboración de políticas públicas
nacionales e internacionales de las más altas cualidades, ha querido compilar sus
trabajos y presentar la primera edición de la Revista Anual Especial denominada
Transformación Militar, cuyo perfil es de difusión y análisis, y tiene como función,
entre otras, la de publicar una producción intelectual diversa, que va desde el artículo analítico hasta el documento que podría ser considerado en la clasificación de
Colciencias como un artículo científico, pasando por otras modalidades como reseña
de libros, estudio de caso y ensayo.
Así las cosas, este primer número está orientado al análisis de los cambios de
las guerras en el siglo XXI y al análisis de las respuestas que están dando los Estados
a través de sus Fuerzas Militares y, en particular, de sus Ejércitos. Para tal efecto,
la Revista se divide en dos grandes secciones; una llamada Artículos de Difusión y
Análisis en la que se presentan catorce (14) trabajos divididos en cuatro ámbitos
fundamentales 1) Cambios en la guerra del siglo XXI; 2) Amenazas emergentes y
nuevos desafíos; 3) La Transformación de otros Ejércitos en el mundo y 4) Especial
Colombia: la otra cara de la transformación militar); y otra denominada Pensamiento
Académico en la que se presentan dos (2) artículos de mayor rigurosidad científica.
Como se aprecia, esta edición especial ilustra el trabajo sobresaliente que el
CAEEF y la Red de Transformación del Ejército vienen realizando para contribuir a
la construcción del futuro cercano y de largo plazo del Ejército Nacional. Mediante
estas articulaciones y trabajo en red, sin duda nos acercamos aún más al objetivo de
la Institución que en palabras del Comandante del Ejército, el General Alberto Mejía
Ferrero es tener “un Ejército hábil para articular su acción con otras Fuerzas Militares,
la Policía Nacional, otros actores gubernamentales, el sector privado, los agentes de cooperación internacional y la sociedad en general. En fin, un Ejército con capacidad para
identificar las amenazas y adaptarse con tanta rapidez como aquella con la que fluctúan
las amenazas que debe enfrentar”.
13
Edición 001 2016
SUMARIO
PRESENTACIÓN
06
CARTA DE INTRODUCCIÓN
10
EDITORIAL
12
DIFUSIÓN Y ANÁLISIS
Desafíos a la seguridad en Extremo
Oriente
CAMBIOS EN LA GUERRA
DEL SIGLO XXI
El carácter cambiante de la guerra:
el mapa actual de los retos a la
seguridad
Francesco Mancuso
18
Annette Idler
El sistema internacional de Posguerra Fría, los conflictos armados
y la transformación de la seguridad: su impacto para la seguridad
regional y colombiana
24
Rafael Grasa
Reordenando el mundo: la guerra y
sus diversas formas en el siglo XXI
32
Carlos Alberto Patiño
AMENAZAS EMERGENTES
Y NUEVOS DESAFÍOS
LA TRANSFORMACIÓN DE
OTROS EJÉRCITOS
Transformación militar en el
contexto del crimen organizado
transnacional en América Latina:
los casos de Mexico, El Salvador,
Honduras y Perú
76
Las guerras híbridas y las implicaciones para el Sistema de Defensa
en Brasil
86
R. Evan Ellis
Ana Luiza Bravo
Flavia Matilde Seidel
Reforma militar en el Salvador y el
acuerdo de paz
94
Génesis, evolución y desarrollo de
las Fuerzas Armadas Mexicanas
en la consecución de los intereses
nacionales
106
Nuevos vientos del este: la transformación militar de la Federación
Rusa y sus desafíos futuros
118
Humberto Corado Figueroa
El crimen organizado: una amenaza a la paz y la democracia en el
hemisferio
42
Las amenazas convergentes:
criminalización del terrorismo y la
militarización del crimen
52
Francisco Rojas Aravena
David E. Spencer
62
Jorge Alejandro Góngora
Víctor Manuel Saavedra
Andrés Eduardo Fernández
TRASFORMACIÓN
MILITAR
2016
Revista de difusión y análisis del
Centro de Análisis Estratégico
Ejército del Futuro
Número 1 Publicación anual
Bogotá D.C. Colombia
ESPECIAL COLOMBIA: LA
OTRA CARA DE LA TRANSFORMACIÓN DEL EJÉRCITO
La lucha internacional contra la
corrupción en un mundo cambiante: recomendaciones para el
Ejército colombiano
128
Mark Pieth
La seguridad humana como complemento de la seguridad multidimensional: nueva herramienta
para la consolidación y estabilización de la paz en Colombia
136
Fabricio Cabrera Ortíz
El rol del Ejército Nacional en el
fortalecimiento de la gobernabilidad territorial
148
Rocío del Pilar Pachón
PENSAMIENTO ACADÉMICO
Reflexiones desde la reconcialición a la doctrina militar: la
construcción de paz en el proceso
de transformación del Ejército
Nacional
160
Military Transformation: It is a professional
magazine of dissemination and analysis published by the Army Strategic Analysis Center of
the Future (CAEEF), which it aims to produce
analyzes, strategic and academic studies contributing to the decision-making process of the
Transformation Command of the Colombian
Army as well as dissemination of knowledge.
The opinions expressed in this magazine do not
necessarily represent the policies or points of
view of this Center nor of any other department
of the Colombian Army.
CAEEF
@CAEEF
Edwin Murillo Amaris
Gobernabilidad, Gestión del riesgo
y seguridad humana los retos
del Ejército de Colombia para el
post-acuerdo
Transformación Militar: Es una revista profesional de difusión y análisis publicada por el
Centro de Análisis Estratégico Ejército del Futuro (CAEEF), que tiene como fin producir análisis y estudios estratégicos y académicos que
contribuyan al proceso de toma de decisión del
Comando de Transformación del Ejército y la
difusión del conocimiento fuera y dentro de la
Institución. Las opiniones expresadas en esta
revista no necesariamente representan las políticas o puntos de vista de este Centro ni de
alguna otra dependencia del Ejército Nacional.
centrodeanalisisestrategico
@gmail.com
170
Roberto García Alonso
Mario Arroyave Quintero
Luis Felipe Vega
Fotografía: Ejército Nacional
TRANSFORMACIÓN Militar
DIFUSIÓN
Y ANÁLISIS
17
Edición 001 2016
Fotografía: Ejército Nacional
CAMBIOS EN LA GUERRA DEL
SIGLO XXI
Annette Idler1
EL CARÁCTER CAMBIANTE DE LA GUERRA:
EL MAPA ACTUAL DE LOS RETOS
A LA SEGURIDAD
TRANSFORMACIÓN Militar
19
LOS RETOS A LA SEGURIDAD
E
l siglo veintiuno empezó con múltiples eventos turbulentos que
cambiaron el contexto de seguridad en el mundo: el once de septiembre del 2011 aumentó la relevancia de
operaciones contra-terroristas mientras
que nuevas intervenciones militares en
Iraq y Afganistán reafirmaron el rol de
operaciones contra-insurgentes en el
sector de defensa. La Primavera Árabe,
nuevos Estados fracasados y el ascenso
de China contribuyeron a un cambio
en el equilibrio de poder en el mundo.
Los conflictos en el Oriente Medio y
en África del Norte, el surgimiento del
denominado Estado Islámico, las operaciones rusas en el Báltico, el uso de
sistemas de armas autónomos y ciberataques, sin duda añadieron complejidad al paisaje de seguridad global.
Ante de todos estos cambios, es importante enfatizar que la naturaleza
de los conflictos armados permanece
sin cambios. En el fondo, los conflictos
armados se tornan alrededor de disputas violentas para lograr una agenda
política. En este contexto, tres aspectos que ya había resaltado Clausewitz
persisten hasta hoy en día: el carácter
letal, la presencia de una cierta motivación para el conflicto armado, y un
cálculo de costos versus beneficios del
conflicto.
Ahora bien, lo que sí está cambiando
es el carácter de los conflictos. En la
literatura sobre el carácter cambiante
de la guerra se destacan tres debates académicos: el primer debate se concentra en
una perspectiva histórica, como es el caso
en la obra seminal de Hew Strachan y Sibylle Scheipers, los editores de Changing
Character of Warfare (2011). El segundo
debate pregunta qué es nuevo en los conflictos contemporáneos. Este debate fue
iniciado en gran medida por New and Old
Wars de Mary Kaldor (2006), y por la discusión sobre cómo adaptar las respuestas
a los conflictos contemporáneos, como en
Crocker, Osler Hampson y Aall (2007).
Estos debates han sido complementados
por el trabajo más reciente de Idler (2016)
que trata de conceptualizar el cambio inherente del conflicto a través de cinco dimensiones que surgen de categorías analíticas universales: agencia, estructura,
formas, medios y consecuencias. Adaptar
estas categorías a la investigación del cambio en los conflictos armados resulta en
cinco dimensiones: actores (agencia), métodos (formas), ambientes (estructura),
recursos (medios) y los impactos en la población civil (consecuencias) (Idler 2016).
En lo siguiente, este análisis se va a ocupar
de presentar cómo estas cinco dimensiones
ayudan a explicar los retos más urgentes
para los Estados-nación que forman parte del orden internacional que se estableció después de 1945 y para las Naciones
Unidas y otras organizaciones que prestan
apoyo humanitario a los que sufren conflictos armados.
PhD en Estudios de
Desarrollo. Directora de
Estudios del Programa
Carácter Cambiante de
la Guerra del Pembroke
College, de la Universidad
de Oxford, Reino Unido.
También es Investigadora
asociada del Departamento
de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de
la Universidad de Oxford
e Investigadora asociada
del Centro sobre Conflicto,
Desarrollo Construcción de
Paz del Graduate institute
Geneve.
1
Edición 001 2016
LAS DIMENSIONES DEL
CAMBIO EN EL CONFLICTO
ARMADO
Los actores
En los años 1990s Mary Kaldor sugirió que una nueva categoría de actores
violentos estaba cambiando la guerra.
Sostuvo que los Estados perdieron importancia y que, en cambio, los actores
no estatales tomaron auge. Según Kaldor, los Estados ya no tenían la misma
motivación para iniciar guerras como
sucedía anteriormente. En cambio,
para la autora, los actores violentos
no-estatales trataban de resistir a los
efectos opresivos de la globalización.
Después del once de septiembre, cuando la guerra global contra el terrorismo se convirtió en el paradigma de
seguridad dominante en el mundo, y
la respuesta fue que esta amenaza no
se podía combatir con métodos convencionales, esta hipótesis pareció
confirmada. Sin embargo, en los años
2010s se volvió evidente que los grupos descritos como terroristas no eran
tan nuevos en su modo operandi y su
motivación. Sería demasiado superficial explicar ese fenómeno simplemente con el término “globalización”. Más
bien, la identidad nacional, y a veces
incluso sub-nacional, un concepto antiguo que tradicionalmente ha contribuido a conflictos violentos en el mundo,
pareció ser el factor clave para explicar
el auge de este tipo de actores. Hoy en
día, podemos constatar una proliferación de actores violentos no-estatales.
Por ejemplo, existen más de 50 grupos
diferentes en la República Democrática del Congo y, según el Centro Carter
(2014), existen alrededor de 7.000
grupos en Siria (Idler 2016).
Los métodos
El aumento de insurgencias después
del año 1990, y luego la atención que
atraía el terrorismo, fueron reacciones
directas al enorme poder convencional
de las Fuerzas Armadas de muchos países desarrollados. Operaciones militares
como la de la coalición liderada por Estados Unidos en la primera guerra del Golfo
mostraron la ineficacia de combatir a las
Fuerzas Armadas estatales de manera convencional. Protestas como las de la Plaza
de Tiananmén en China, protestas en Burma o en Timor Leste han sido reprimidas
de manera brutal. Métodos guerrilleros
o terroristas se mostraron más eficientes
en estas circunstancias. Algunos ejemplos
incluyen los métodos usados por Hezbollah, varios grupos en Iraq y los Talibán
en Afganistán. A través del tiempo, métodos híbridos se volvieron cada vez más
comunes: una combinación de métodos
convencionales y no convencionales. Los
métodos híbridos no son nada nuevo,
pero la rapidez y la extensión con la cual
han sido usados sí han cambiado. Esto se
debe al fácil acceso de información y a la
rapidez con la cual las nuevas tecnologías
se volvieron prevalentes. Estos desarrollos
hacían combinar varios métodos diferentes en los conflictos armados más fáciles.
Al ocupar el ciber-espacio, los actores no
estatales lograron asumir la misma importancia como los actores estatales: el acceso fácil a la información facilita reclutar
nuevos miembros de esos grupos a través
del internet y manipular la opinión pública. Como muestra está la Crisis en la Ucrania del año 2014, una mezcla de métodos
diferentes que convirtió la guerra limitada
en algo común.
Los ambientes
Los nuevos ambientes de los conflictos se
ubican en parte en las zonas periféricas
o poco pobladas, como las montañas, los
desiertos y los bosques que han caracterizadas la resistencia no-estatal en el pasado. A esto se puede añadir las situaciones
extremamente urbanizadas y los ciberespacios. En nuestro mundo cada vez más
urbanizado, los actores de conflicto ya no
TRANSFORMACIÓN Militar
dependen del combate convencional.
En cambio, ejercen funciones de gobernanza para imponer una “ciudadanía
en la sombra” (Idler 2014b) combinada con asesinatos selectivos en medio
de población civil masiva. Las regiones
fronterizas constituyen espacios gobernados de manera ilícita, en vez de
espacios no gobernados (Idler 2014a).
Estos espacios se han vuelto en buenos puertos para terroristas, centros
de negocios para criminales organizados, y lugares de retiro para actores de
conflicto. Los espacios marítimos han
experimentado cambios con respecto
a quién los disputan. Esto incluye por
ejemplo los piratas en las costas de Somalia y las disputas interestatales en el
Mar de la China Meridional.
Los recursos
Los recursos son relevantes para el conflicto armado como motivación, causa
y fuente de ingreso. Las guerras de la
época industrial requería la movilización de las masas para poder tener las
capacidades económicas y militares necesarias para una guerra. Después del
1990, los grandes ejércitos perdieron
importancia en comparación con otras
formas de participación masiva en los
países en vía de desarrollo. Al mismo
tiempo, en los países desarrollados los
asuntos militares se volvieron un área
exclusiva de un grupo profesional de
militares y de los líderes de los Estados.
Hoy en día, los recursos de los conflictos armados oscilan entre herramientas
de alta tecnología y las armas comunes
usadas en cualquier contexto. Tener el
control sobre un territorio no solo permite el acceso a los recursos naturales,
que es clave para mantener las economías ilícitas que financian el conflicto,
por ejemplo la minería ilegal, la producción de drogas ilícitas o el tráfico
de madera. Además, permite “gobernar” a la población local a través del
cobro de impuestos, otra fuente de in-
gresos. No obstante, algunos conflictos se
adelantan con muy poco capital humano
y muy poco control territorial: varias formas de crimen organizado transnacional,
incluyendo la trata de personas, el tráfico
de fauna silvestre, el ciber-crimen y la corrupción, contribuyen a la diversificación
de las fuentes de ingreso de los conflictos
armados.
Los impactos en la población
civil
Todos los cambios descritos previamente
hacen cada vez más borrosa la diferencia
entre la población civil y los combatientes: los combatientes luchan en medio
de la población civil y al mismo tiempo
más civiles participan en conflictos armados. Esto puede ocurrir en varios niveles
de involucramiento activo, desde ofrecer
alojamiento a los combatientes hasta sembrar minas antipersonales, lo que produce
muchos dilemas legales y éticos. Al mismo
tiempo, la época de información ha llevado el conflicto armado en tiempo real a
las salas de la gente, lo que ha llevado a
una mayor atención del público a los conflictos en otras partes del mundo. Esto ha
aumentado la presión sobre los gobiernos
y las organizaciones internacionales para
que actúen de manera responsable.
CONCLUSIÓN
En conclusión, los conflictos en países
como Siria, la República Democrática de
Congo o Iraq y los recientes ataques terroristas en países como Francia y Turquía,
muestran que las políticas de seguridad
tienen que cambiar para prevenir estas
amenazas en vez de asumir medidas reactivas. Al analizar el carácter cambiante de
los conflictos armados a lo largo de estas
cinco dimensiones se concluye que no se
debería usar una dicotomía de “antiguas
y nuevas amenazas de seguridad”. Más
bien, el cambio es dinámico y constante.
Hay que tener en cuenta esta fluidez para
poder entender mejor los retos a la seguridad de hoy.
21
Edición 001 2016
REFERENCIAS
Carter Center. 2014. “Syria. Countrywide
Conflict.” 4. Atlanta: Carter Center. http://
www.cartercenter.org/resources/pdfs/peace/
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Leverhulme Programme on the Changing
Character of War. 2011. The Changing Character of War. Oxford: Oxford University Press.
TRANSFORMACIÓN Militar
23
Fotografía: Ejército Nacional
Edición 001 2016
Fotografía: Ejército Nacional
CAMBIOS EN LA GUERRA DEL
SIGLO XXI
Rafael Grasa1
EL SISTEMA INTERNACIONAL DE POSGUERRA FRÍA, LOS CONFLICTOS
ARMADOS Y LA TRANSFORMACIÓN DE LA SEGURIDAD:
SU IMPACTO PARA LA SEGURIDAD
REGIONAL Y COLOMBIANA
TRANSFORMACIÓN Militar
E
l sistema internacional está en
proceso de cambio desde el fin
de la Guerra Fría (1989). Diferentes acontecimientos, -entre los más
recientes la crisis económica y financiera iniciada en el 2007-, lo están acelerando. Dichos cambios generan nuevos
contextos y nuevos retos en el sistema
internacional; transforman las agendas, desafían a los actores, cambian las
interacciones de conflicto y de cooperación y afectan las esferas de las políticas internas. Se asiste a la progresiva
sustitución de un sistema internacional
clásico, con fronteras y reglas de funcionamiento bastante precisas, por uno
social globalizado, en la que se producen fenómenos parcialmente contradictorios a la vez: globalización, regionalización, fragmentación y localización.
Y naturalmente esos contextos y retos
afectan a la esfera de la seguridad en la
que debemos insertar el debate actual
sobre los retos de la agenda teórica y
práctica de la construcción de la paz
surgidos de los acuerdos de la Habana y los procesos de transformación de
las Fuerzas Armadas y, en general, las
Fuerzas de seguridad.
Podemos resumir los ejes básicos de
ese cambio, a efectos del presente texto, así:
• En el centro del sistema se encuentran ahora los factores económicos,
ya no los políticos;
• La concepción del poder se ha transformado, así como la distribución y
difusión del mismo, a nivel de Estados, regiones y de actores transnacionales y no gubernamentales;
• Los países emergentes, y en general
el Sur, están ganando una creciente
25
centralidad, cuantitativa y cualitativa;
• El desarrollo, entendido ya de forma
plural y no sólo como crecimiento económico, está en el centro de las preocupaciones del sistema, más que antes,
junto con los nuevos rostros de la pobreza y la desigualdad;
• ha surgido una nueva concepción de
la seguridad -entendida como proceso
multidimensional, orientada también a
las personas y no sólo a las naciones-,
que debe prestar atención a nuevos
riesgos y peligros, como las nuevas formas o rostros de la violencia. Suele aludirse a la misma, como veremos, con la
denominación de seguridad humana,
Adicionalmente, ha cambiado la concepción y la práctica del poder, así como su
difusión y las relaciones de poder entre los
actores. Por un lado, el poder fundamental procede ahora de lo que Susan Strange
ha llamado “poder estructural”, entendida
como la capacidad de conformar las reglas de juego, o, también, “poder suave”,
es decir, -la capacidad de persuadir, de
convencer (ambas expresiones han sido
popularizadas por Joseph Nye en diferentes títulos) (Nye, 2004), con una clara
erosión del poder “duro” (militar). Dicho
de otra forma, el poder no depende sólo,
o no tanto, de lo que se tiene (poder como
recursos), sino de las relaciones (poder relacional), de la capacidad de conformar el
sistema (poder estructural) y de la capacidad de ofrecer insumos y relaciones atractivas, de interés mutuo, para otros actores
(poder “suave”).
Por otro, se están alterando las estructuras del poder internacional mediante la
combinación de tres fenómenos interrelacionados: 1) la debilitación progresiva, al
menos en términos relativos, de las gran-
Profesor de Relaciones
Internacionales de la
Universidad Autónoma de
Barcelona. Fue presidente
del Instituto Catalán Internacional para la Paz desde
su creación (2008) hasta
mayo de 2016 y colaboró
en procesos de formación
de la Escuela Superior
de Guerra y la ·Escuela
de Armas y de Servicios.
Actualmente funge como
experto del PNUD para los
Diálogos Ejército-Sociedad
que organizan la Universidad Nacional y el Ejército.
Rafael.grasa@uab.cat
1
Edición 001 2016
des potencias del Norte; 2) la creciente
centralidad de potencias emergentes
(BRICS, por ejemplo), con sistemas débiles de articulación entre ellas y la reformulación regional y subregional de
las potencias regionales y de países con
“
Fotografía: Ejército Nacional
alto potencial de crecimiento; 3) la presencia de diferentes liderazgos (potencias
hegemónicas y aspirantes) en las diferentes dimensiones de la vida internacional
(política, militar, económica, financiera,
tecnológica) (Grasa, 2010, p.459-4829.
Esos cambios de la estructura del
poder internacional pueden describirse, en tanto que tendencia fuerte,
como una “des-occidentalización”
del mundo, con una presencia creciente –no sólo económica- del Sur
y del Oriente, un trasvase del eje de
gravitación de la actividad económica y del poder mundial del Atlántico al Pacífico. Existen, sin embargo, dudas acerca de si el futuro
lleva hacia una situación de reparto
del poder crecientemente multipolar, a un “G-2” (con EEUU y China
al frente) o incluso a un “G-0”, un
orden en el que ningún Estado u organismo multilateral quiera o pueda gobernar el sistema.
”
TRANSFORMACIÓN Militar
Los cambios afectan particularmente a
los dos bienes públicos básicos que deben proveer los Estados, el bienestar o
desarrollo y la seguridad, en particular
física de la ciudadanía. No nos ocuparemos en este contexto de los cambios
relativos al desarrollo, entendido como
proceso multidimensional orientado a
satisfacer necesidades humanas mediante actores privados y públicos, que
sigue ocupando una posición central en
el sistema, concebido como un derecho
humano; sí, empero, de los que tienen
que ver con la seguridad y la gestión de
la conflictividad violenta, claves para el
tema que motiva el presente número
monográfico, las transformaciones en
la seguridad y su impacto en los cuerpos de seguridad colombianos, y, en
particular, en las Fuerzas Armadas en el
contexto del pos-acuerdo con las FARC.
LA NUEVA CONCEPCIÓN
DE LA SEGURIDAD Y SUS
RASGOS DISTINTIVOS
En el nuevo contexto ha surgido una
nueva concepción de la seguridad, entendida como proceso multidimensional que afecta a actores múltiples y no
sólo a los Estados, con especial incidencia sobre personas y comunidades, y
que exige instrumentos y actores múltiples. Esta nueva concepción se puede
caracterizar rápidamente mediante diversos rasgos distintivos.
Primero, debe atender sobre todo a
amenazas, retos y peligros que afectan
a las personas, habida cuenta de la disminución de los conflictos armados y
de la violencia mortal con intencionalidad política (Grasa, 2007). Han surgido, adicionalmente, nuevas facetas o
manifestaciones de la violencia. Por un
lado, la violencia homicida sin intencionalidad política directa. Por ejemplo,
27
según datos del Informe Global Burden of
Armed Violence (Declaración de Ginebra,
2011)2, las muertes por arma de fuego suponen un promedio de 500.000 bajas al
año. Un ochenta por ciento de las mismas
no se deben a violencia intencionalmente
política (es decir, a conflictos armados de
diferente tipo y a terrorismo), sino a otras
razones (delincuencia nacional y transnacional organizada, inseguridad ciudadana,
narcotráfico, bandas juveniles….). Incluso
en países que solucionaron sus conflictos
armados internos mediante negociaciones
políticas o procesos de paz hace ya décadas, el reto que plantean estos nuevos
rostros de la violencia es muy importante,
como sucede en América Central. Se trata
de un rasgo que afecta a todos los países,
del Norte y del Sur, y, por supuesto, también a Colombia.
Segundo, hoy la seguridad debe hacer
frente a la proliferación de lo que se ha llamado “violencia crónica” (Pearce, 2007, y
Adams, 2012), un fenómeno que describe
el hecho de que en algunos países la población se encuentra enfrascada en una espiral creciente de violencia social, que afecta
las relaciones sociales, el desempeño de
la democracia y a práctica ciudadana en
la región. Estudios recientes muestran los
mecanismos por los que una gama de fuerzas profundamente enraizadas estimulan y
reproducen la violencia crónica, destruyen
o erosionan el tejido social de comunidades y países vulnerables, hasta el punto de
correrse el riesgo de que tales tendencias
puedan devenir normas sociales de facto,
habida cuenta de que a menudo se dan casos en que tres generaciones de personas
que no han conocido otro contexto vital
que esa violencia crónica.
Tercero, se han producido cambios en la
naturaleza y ubicación de los conflictos
armados en el mundo, con una clara disminución de los conflictos armados interestatales frente a los internos, si bien un
porcentaje significativo de éstos últimos se
internacionalizan. Podemos resumir esos
En el 2014 y 2015 el
porcentaje de muertes en
conflicto armado subió en
virtud del caso de Siria,
pero ello no afecta a la
tendencia señalada.
2
Edición 001 2016
cambios así: por un lado, si bien todos
los conflictos armados han sido multicausales, en todos ellos puede singularizarse, al menos en cada etapa, un factor predominante, territorial o político.
Y en la posguerra fría se observa una
mayor presencia de factores políticos y
un descenso de los factores territoriales. Por otro lado, la ubicación geográfica de los conflictos armados, variada
y oscilatoria, ha cambiado. Hasta 1990
se destaca la continuada presencia en
grado alto en Asia y la escasa presencia, en tanto que conflicto armado, en
Europa. En la posguerra fría, lo característico es la reaparición del continente europeo como escenario importante
de conflictividad armada y la redistribución en el Sur, en particular su incremento en África y Asia y su descenso
nítido y claro en América Latina, con
excepción de Colombia.
En suma, la posguerra fría acentuó
algo que ya era visible desde los años
70: la existencia de dos zonas diferenciadas, una de paz y otra de turbulencia. Una zona de paz, nítida, formada
por unos cincuenta o sesenta países,
que no han tenido guerra alguna desde
1945 y que parece altamente improbable que la tengan a futuro (dejando
de lado la zona fronteriza a Rusia, en
particular Ucrania). La razón es simple:
son países que presentan sistemas democráticos consolidados y fuerte vinculación económica entre ellos, tanto que
probablemente si no recurren a la guerra a pesar de tener divergencias muy
fuertes es porque incluso el vencedor
saldría perdiendo dada la interpenetración existente.
Simultáneamente con la zona de paz
existe también esta una zona de turbulencia o conflictividad violenta alta,
la zona Sur, en la que suelen darse tres
características, sin establecer necesariamente relación de causalidad: 1)
sistemas democráticos dudosos, lo que
algunos politólogos denominan “democracias inciertas” o “anocracias”, es decir
países con grandes carencias democráticas
incluso en el sentido más formal de la palabra democracia; 2) economías enormemente frágiles; y 3) población con fuerte
componente de fractura étnico-cultural.
África, pese a la mejora, sigue estando,
globalmente, en la zona de turbulencia.
Podemos decir, pues, que la conflictividad armada de la posguerra fría se da, en
pequeña escala, en el Norte y en el Sur
(generalmente, Sur-Sur). A ello hay que
añadir algunos conflictos donde el factor
transnacional, muy ligado a la dimensión
económica resulta crucial, como sucede
en el caso paradigmático de la República
Democrática del Congo.
Por último, en la posguerra fría se ha
acentuado de manera muy importante
una tendencia que existía ya desde mediados de los años setenta en los conflictos
armados, perceptible tanto en su ubicación geográfica y fronteriza como en el
número de víctimas que causaban: el descenso de los conflictos interestatales y el
incremento de los internos. La primera
década de la posguerra fría agudizó dicha
tendencia, hasta el punto de que entre un
90% y un 95% de los conflictos armados,
según el registro que se use, son de tipo
interno. Todo ello marcó la reflexión teórica y dio pie a que se acuñaran diversas
denominaciones para el fenómeno, como,
sin pretensión de exhaustividad: la época
de las “guerras pequeñas” (Singer, Zartman, Bloomfield); las “guerras de tercer
tipo o de guerrillas“(Rice); las “guerras
no clausewitzianas o no trinitarias” (Kaldor, Holsti) o las “nuevas guerras”, por
usar la expresión más popular, aunque la
menos precisa.
En cuarto lugar, se ha producido una importante presencia de actores privados de
seguridad, derivada de diversos fenómenos en curso. Entre ellos, citaremos: a)
la pérdida parcial del monopolio de los
medios masivos de violencia por parte
TRANSFORMACIÓN Militar
del Estado, a manos de actores privados, en buena medida ilícitos (grupos
terroristas, narcotraficantes y grupos
de delincuencia organizada, etcétera);
b) el creciente recurso legal a actores
privados de seguridad (empresas privadas, mercenarios); y c) la presencia en
muchos conflictos armados de grupos
armados no estatales.
En resumen, y en quinto lugar, todo
ello confluye en y provoca un cambio
de la concepción de seguridad, que
ahora se entiende como un proceso
multidimensional (con dimensiones
ecológica, sociopolítica y económica,
y no sólo militar), centrado en retos,
peligros y amenazas de naturaleza muy
diversas, que afectan no sólo a los Estados sino, en particular, a comunidades,
formas de vida y personas. A menudo
la comunidad internacional y el mundo
académico se refieren a ello empleando
nociones como seguridad humana, responsabilidad de proteger y a conceptos
que explican cómo, en determinadas,
situaciones, amenazas o retos no directamente vinculados con la seguridad se
acaban “securitizando”.
En suma, estamos en una época caracterizada por conflictos
complejos y donde las interpretaciones simplistas, maniqueas
o en blanco y negro resultan
imposibles y donde las fuerzas
armadas y en general los cuerpos de seguridad deben afrontar nuevos retos, muchos de
ellos imposibles de manejar con
los métodos tradicionales, incluyendo el uso y la amenaza de
la fuerza.
29
EL IMPACTO DE LOS
CAMBIOS EN LA
SEGURIDAD REGIONAL Y
COLOMBIANA
Como hemos visto, estamos en un contexto en que las formas de violencia directa de tipo político disminuyen; con independencia de la fuente o base de datos
utilizada, la información con respecto de
la violencia directa no convencional son
escalofriantes3. Y eso tiene un enorme impacto para América Latina y el Caribe, y,
también, para Colombia.
De acuerdo con el informe del Banco Mundial de 2011 (World Bank, 2011) y datos
del mencionado informe Global Burden of
Violence, en el periodo 2004-2009 hubo
tasas anuales de muerte violenta de 7,9
por 100.000 habitantes, con cincuenta y
ocho países con tasas por encima de 10
por cada 100.000, algo más de la mitad
situados en América Latina y el Caribe.
Por si fuera poco, catorce de esos cincuenta y ocho países arrojan tasas superiores
a 30 muertes por 100 habitantes. Se trata
en su gran mayoría de países sin conflictos armados internos, por lo que las tasas
de víctimas se deben a diferentes tipos de
violencia directa, organizada y bastante
generalizada, vinculada a bandas, grupos
criminales y delincuenciales y a veces diferentes formas de protesta violenta.
Y Colombia no es ya una excepción, dado
el papel crucial de organizaciones armadas ilegales, algo que puede incrementarse cuando callen las armas al aplicar los
acuerdos de paz, como, ya ha sucedido en
el pasado. Ya ahora, recuérdese, las diferentes fuentes nacionales e internacionales de referencia limitan las muertes por
arma de fuego ocasionadas directamente
por el conflicto armado a una cifra entre
el 10% y el 15% de las muertes totales por
arma de fuego al año.
Tal como se puede ver en
los datos del Departamento
de Paz y de Conflictos de
la universidad de Upsala,
en los del Sipri (Stockholm International Peace
Research Institut) y en los
del Instituto de Estudios
Estratégicos de Londres
o, incluso, en el célebre, y
polémico, libro de Steven
Pinker (2011) The Better
Angels of Our Nature: Why
Violence Has Declined.
3
Edición 001 2016
Todo ello condiciona estructuralmente la forma de afrontar los retos del
desarme, desmovilización y reintegración, y, también, aunque no se haya
negociado ni esté directamente sobre
el tapete, la imprescindible reforma del
sector de seguridad que de facto ya se
está abordando, aunque formalmente
no se inicie hasta de aquí a dos o tres
años.
De hecho, el ejercicio del Centro de
Análisis Estratégico Ejército del Futuro
(CAEEF) y el conjunto de publicaciones
de este número monográfico se insertan en este nuevo contexto: la adecuación de las Fuerzas Armadas, en este
caso el Ejército, a los nuevos retos de la
seguridad y defensa.
Y eso hay que hacerlo de todas maneras, a como dé lugar, más allá de los
compromisos concretos que se acuerden para el caso de las FARC (de los
que ya sabemos las grandes líneas),
y a medio plazo quizás con el ELN, e,
incluso, con grupos armados de naturaleza no política sino estrictamente
delincuencial, de prosperar alguna de
las propuestas de los últimos meses de
negociación con ellos, algo que, por lo
demás y con resultados desiguales, se
ha hecho a menudo, dentro y fuera del
país.
En ese contexto y marco analítico-conceptual hay que abordar los problemas de desarme, desmovilización y
reintegración y de reforma del sector
de seguridad. Aunque eso queda más
allá del objeto del presente artículo, el
autor se permitirá unas breves observaciones sobre el contexto inmediato,
marcado por algo que marca todos los
post-acuerdos para poner fin a conflictos armados: el reto de desarmar sociedades tras los conflictos armados desde
un enfoque sistémico. Un contexto y
enfoque que considera el desarme material de los grupos y asuntos conexos
(desmovilización, reintegración y reinserción plena como ciudadanos de los combatientes), pero también la reforma integral
e integrada del sector de seguridad y de
la sociedad que sale del conflicto armado.
Sabemos que, sin un desarme más completo –moral, estructural, financiero…–
que corte lo que alimenta la cultura de las
armas, el desarme y la desmovilización no
acaban con la cultura de la violencia y, por
ende, con la reproducción de la violencia
política, el gran problema de Colombia
Cada sociedad debe responder
a tres preguntas claves: ¿por
qué y cómo las armas usadas en
conflictos armados del pasado
suponen obstáculos importantes para crear una sociedad más
segura y pacífica? ¿Qué otros
factores, de índole diversa, refuerzan o pueden reforzar los
obstáculos que crean las propias armas y su cultura de uso?
Y al mismo tiempo, ¿cómo está
haciendo el Ejército y pronto deberá abordar toda la sociedad
colombiana, los nuevos retos de
la seguridad, con esos rasgos y
características antes señalados?
Al buscar las respuestas, de forma comparada, hay que afrontar problemas de causalidad y, para acabar, conviene recordar
que en todo fenómeno social que acaba
en violencia directa hay tres causalidades
entrelazadas: causas necesarias, estructurales, de largo aliento; causas multiplicadoras o aceleradoras, que hacen probable
el recurso real a la violencia; y causas desencadenantes, “gatillos” o gotas que colman el caso y son la razón suficiente del
estallido concreto de violencias directas
específicas. Conviene recordar que en el
TRANSFORMACIÓN Militar
mundo contemporáneo, y en el actual
debate sobre los retos de seguridad en
la Colombia post-acuerdo, el éxito depende de tratar todas las causas, evitar
los desencadenantes, atajar o limitar
los aceleradores, pero, también poner
remedio a las causas estructurales.
Strange, Susan (1988). States and Markets. Londres: Pinter.
World Bank (2011). World Development Report 201:
Conflict, Security and Development. Washington.
De todo eso se va a discutir mucho en
los próximos años en Colombia, entre
expertos, practicantes, legisladores y
decisores, pero, también, en el conjunto de la sociedad, pues la seguridad en
la posguerra fría enfrenta retos que requieren del concurso de todos los colombianos.
REFERENCIAS
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Pinker. Steven (2011). The Better Angels of
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Fotografía: Ejército Nacional
31
Edición 001 2016
Fotografía: Ejército Nacional
CAMBIOS EN LA GUERRA DEL
SIGLO XXI
Carlos Alberto Patiño Villa1
REORDENANDO EL MUNDO:
LA GUERRA Y SUS DIVERSAS
FORMAS EN EL SIGLO XXI
TRANSFORMACIÓN Militar
E
n el siglo XXI se ha venido presentando una fuerte competencia
por reordenar el mundo, en medio de una tensión en la que sobresalen
por lo menos tres fuerzas diferentes:
primero, está la proyección de fuerza
que presentan los Estados occidentales
que surgieron como vencedores de la
Guerra Fría, encabezados por los EEUU
como artífice y protagonista de la victoria, que logró sobrevivir al enfrentamiento por diversos factores de poder.
Luego están los Estados que pretenden
revisar la posición de potencia hegemónica sostenida por Washington, y sostienen que por más poder convencional
y económico que acumule el primero,
la realidad de gobernar el mundo es
muy compleja y demanda diversos niveles de comprensión y acción. En esta
segunda trayectoria se ubican Estados
tales como Rusia (oficialmente denominada la Federación Rusa), y la República Popular China. En una tercera
trayectoria de tensión se ubican Estados que aspiran entrar en la escena del
poder internacional, y presionan por
diversos mecanismos para la consideración de los otros con respecto de sí
mismos como poderes de referencia,
incluso como poderes estabilizadores o
revolucionarios. Este grupo es bastante
variado, y en el mismo se incluyen Estados de reciente creación como la India,
o viejos Estados que cuentan entre sus
herencias el haber albergado imperios
ya desaparecidos: Turquía, la República
Islámica de Irán, e India2.
La tensión política que existe entre los
Estados indicados, y la agrupación de
los mismos en conjuntos diferenciados,
con intereses contrapuestos y con esquemas políticos en competencia, ocupa el escenario de debate más destaca-
do entre los políticos, los intelectuales y los
medios de comunicación de las sociedades
respectivas, junto con los asesores militares, las respectivas comunidades de inteligencia y los diversos entornos de análisis
estratégico. Estas diversas comunidades,
sociedades y conjuntos de instituciones involucradas en la competencia interestatal
y en la dirección de los asuntos globales,
asumen como real y definitiva una imagen
geopolítica del mundo que se basa en los
Estados nación como los referentes básicos de la política global contemporánea,
cimentada con firmeza desde el período
de formación de los Estados modernos,
entre los siglos XVI y XIX3. A esta imagen
acude una idea de estabilidad y seguridad
internacional que parte de la presunción
de que solo los Estados tienen la capacidad
para hacer la guerra, establecer fronteras
y estructurar las instituciones y las reglas
de los acuerdos internacionales. Para muchos esta idea está ampliamente explicada
y soportada en el trabajo de Karl von Clausewitz, De La Guerra, considerado el autor
clásico de referencia en lo que respecta al
ejercicio de la guerra y su relación con el
Estado como el actor que la ejecuta.
REVALORACIÓN DE LO BÉLICO EN EL SIGLO ACTUAL
Sin embargo en el siglo XXI, cuya trayectoria histórica inicial podemos ubicar en un
período que se mueve entre la revolución
islámica iraní de 19794 y la implosión de
la URRS en diciembre de 1991, la guerra
como actividad bélica con repercusiones
políticas, parece estar experimentando
una transformación clave, pues al parecer
en la actualidad no es un atributo único de
los Estados nación, y ni siquiera de los grupos insurgentes del estilo de la Guerra Fría
(1947-1991)5. De hecho el historiador in-
33
Doctor en Filosofía de
la Universidad Pontificia
Bolivariana. Profesor titular
y Director del Instituto de
Estudios Urbanos, IEU, de
la Universidad Nacional
de Colombia, sede Bogotá,
e integrante del Grupo de
investigación en Estudios
Urbanos y Regionales, IEUUN de la misma institución.
Dirección electrónica:
capatinov@unal.edu.co.
1
Una referencia clásica
para hablar de grandes
potencias es el libro de Paul
Kennedy, Auge y Caída de
las Grandes Potencias.
2
Al respecto de la imagen
geopolítica del mundo
moderno, y cómo influye
sobre la forma como es
pensado y asumido, véase
a John Agnew, en su libro
“Geopolítica. Una Re-visión
de la política mundial.”
Trama Editorial, 2005.
3
El historiador británico,
de origen escocés, Niall
Ferguson, ha afirmado que
el siglo XXI se inició con
la revolución que derrocó
al Sha de Irán, pues a
partir de ésta se generó
una transformación radical
de la política global, que
escapó además al control
de la Guerra Fría.
4
Una evaluación novedosa
de las guerras insurgentes
durante la Guerra Fría es la
que presenta Michael Burleigh, Pequeñas Guerras.
5
Edición 001 2016
Las diversas listas de grupos armados que presentan
capacidades de acción y
lucha, elaborados por los
principales gobiernos del
mundo, con el objetivo
principal de calificarlos de
grupos terroristas, es una
buena muestra de esta diversidad de orientaciones,
algo impensable durante la
Guerra Fría.
6
glés John Keegan ha deconstruido con
cuidado la afirmación conocida con respecto a Clausewitz de que “la guerra es
la continuación de la política por otros
medios“ (2014), indicando que, primero, ha habido una especie de error de
traducción del original alemán a otras
lenguas, resaltando que en el original
lo que se indica es mucho más complejo, a la vez que, segundo, se orienta por
afirmar que dicha sentencia no recoge
una observación ilógica como variable
indiscutible. Y quizá Keegan tenga ra-
zón porque en el siglo XXI se está presentando una diversidad amplia de formas de
uso de las capacidades bélicas, que no se
atribuyen o se las atribuyen únicamente
Estados, sino una amplia variedad de organizaciones, tales como grupos armados
que se presentan con discursos religiosos,
otros que se organizan alrededor de la
práctica de actividades de economías ilícitas y/o criminales, y finalmente grupos
armados que reivindican razones identitarias para la acción política y otra serie de
grupos más (ver tabla 1)6.
Tabla 1: Organizaciones de terrorismo internacional
Fecha de
designación
10/08/1997
Abu Nidal Organization (ANO)
10/08/1997
Abu Sayyaf Group (ASG)
10/08/1997
Aum Shinrikyo (AUM)
10/0 8/1997
Basque Fatherland and Liberty (ETA)
10/08/1997
Gama’a al -Islamiyya (Islamic Group) (IG)
10/08/1997
HAMAS
10/08/1997
Harakat ul -Mujahidin (HUM)
10/08/1997
Hizballah
10/08/1997
Kahane Chai (Kach)
10/08/1997
Kurdistan Workers Party (PKK) (Kongra-Gel)
10/08/1997
Liberation Tigers of Tamil Eelam (LTTE)
10/08/1997
National Liberation Army (ELN)
10/08/1997
Palestine Liberation Front (PLF)
10/08/1997
Palestinian Islamic Jihad (PIJ)
10/08/1997
Popular Front for the Liberation of Palestine (PFLF)
10/08/1997
PFLP -General Command (PFLP-GC)
10/08/1997
Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC)
10/08/1997
Revolutionary People’s Liberation Party/Front (DHKP/C)
10/08/1997
Shining Path (SL)
10/08/1999
al -Qa’ida (AQ)
Nombre
9/25/2000
Islamic Movement of Uz bekistan (IMU)
5/16/2001
Real Irish Republican Army (RIRA)
12/26/2001
Jaish -e-Mohammed (JEM)
12/26/2001
Lashkar -e Tayyiba (LeT)
3/27/2002
Al-Aqsa Martyrs Brigade (AAMB)
3/27/2002
Asbat al -Ansar (AAA)
3/27/2002
al -Qaida in the Islamic Maghreb (AQIM)
TRANSFORMACIÓN Militar
Fecha de
designación
Nombre
08/09/2002
Communist Party of the Philippines/New People's Army (CPP/NPA)
10/23/2002
Jemaah Islamiya (JI)
1/30/2003
Lashkar i Jhangvi (LJ)
3/22/2004
Ansar al -Islam (AAI)
7/13/2004
Continuity Irish Republican Army (CIRA)
12/17/2004
6/17/2005
03/05/2008
Islamic State of Ira
q and the Levant (formerly al -Qa'ida in Iraq)
Islamic Jihad Union (IJU)
Harakat ul -Jihad -i-Islami/Bangladesh (HUJI-B)
3/18/2008
al -Shabaab
5/18/2009
Revolutionary Struggle (RS)
07/02/2009
1/19/2010
Kata'ib Hizballah (KH)
al -Qa'id a in the Arabian Peninsula (AQAP)
08/06/2010
Harakat ul -Jihad -i-Islami (HUJI)
09/01/2010
Tehrik -e Taliban Pakistan (TTP)
11/04/2010
Jundallah
5/23/2011
Army of Islam (AOI)
9/19/2011
Indian Mujahedeen (IM)
3/13/2012
Jemaah Anshorut Tauhid (JAT)
5/30/ 2012
Abdallah Azzam Brigades (AAB)
9/19/2012
Haqqani Network (HQN)
3/22/2013
Ansar al -Dine (AAD)
11/14/2013
Boko Haram
11/14/2013
Ansaru
12/19/2013
al -Mulathamun Battalion
1/13/2014
Ansar al -Shari'a in Benghazi
1/13/2014
Ansar al -Shari'a in Darnah
1/13/2014
Ansar al -Shari'a in Tunisia
04/10/2014
ISIL Sinai Province (formally Ansar Bayt al -Maqdis)
5/15/2014
al -Nusrah Front
8/20/2014
Mujahidin Shura Council in the Environs of Jerusalem (MSC)
9/30/2015
Jaysh Rijal al
1/ 14/2016
ISIL -Khorasan (ISIL-K)
5/20/2016
Islamic State of Iraq and the Levant's Branch in Libya (ISIL-Libya)
-Tariq al Naqshabandi (JRTN)
Fuente: Elaboración propia del autor adaptada de Estados Unidos. Department Of State. Bureau of Public Affairs. (2016). Foreign
Terrorist Organizations.
35
Edición 001 2016
7
Un defensor de este
enfoque es el ex-asesor de
seguridad nacional de la
Casa Blanca, durante el
gobierno de Jimmy Carter,
Zbigniew Brzezinski, algo
que expresa con claridad en
su texto publicado en 1998,
El gran tablero mundial: la
supremacía estadounidense
y sus imperativos geoestratégicos. (M. Salomón,
Trad.). Barcelona: Grupo
Planeta (GBS).
Uno de los más importantes representantes de esta
posición es el exsecretario de Estado de EEUU,
Henry Kissinger, que lo ha
dejado claro en diversas
conferencias, artículos, e
intervenciones en escenarios especializados, pero
especialmente en dos libros
suyos: uno de comienzos
de la posguerra fría, escrito
con este fin específico, titulado Diplomacia, publicado
en español por el Fondo
de Cultura Económica; y
otro mucho más reciente
titulado Orden Mundial,
publicado por Editorial
Debate
8
Uno de los más importantes representantes de esta
posición es el exsecretario de Estado de EEUU,
Henry Kissinger, que lo ha
dejado claro en diversas
conferencias, artículos, e
intervenciones en escenarios especializados, pero
especialmente en dos libros
suyos: uno de comienzos
de la posguerra fría, escrito
con este fin específico, titulado Diplomacia, publicado
en español por el Fondo
de Cultura Económica; y
otro mucho más reciente
titulado Orden Mundial,
publicado por Editorial
Debate
8
En este escenario, al parecer, se ha
presentado una transición a partir de
1992, de un mundo unipolar7, gobernado por los EEUU, como ganador y
victorioso de la Guerra Fría, a uno multipolar8, en donde los Estados, señalados en los primeros párrafos, parecen
estar en una disputa clave para definir
la pervivencia o la modificación de las
actuales reglas e instituciones y mecanismos de cooperación internacionales, conformados en 1945 y en fechas
posteriores, como producto de la transformación del orden internacional que
introdujo la Segunda Guerra Mundial,
o la alteración de las mismas, buscando
como mínimo la reforma de alguna de
estas, especialmente la ONU, y específicamente la composición del Consejo de
Seguridad, que corresponde, en la imaginación geopolítica moderna, a la idea
de gobierno global, sobre todo luego de
la desaparición de la Guerra Fría.
Independiente de la opción interpretativa que se tome, entre la unipolaridad
o la multipolaridad, la guerra parece
estar tomando un protagonismo central, y aunque la mayoría de los dirigentes estatales esperan que la misma
permanezca como atributo de las instituciones que dirigen, la realidad es que
la guerra contemporánea parece escapar en diferentes regiones del mundo
al control estatal, incluso en las consecuencias imprevistas de la misma.
Dicho de forma más amplia, si bien la
guerra sirvió como el soporte para la
creación de los Estados, y sigue siéndolo, a pesar de las perspectivas en las
que se suele afirmar que las capacidades y condiciones bélicas no tiene gran
importancia a la hora de crear un Estado, esta es la que, en últimas, permite
la consolidación de las instituciones a
través de prácticas como el control territorial o la acción de las instituciones,
tanto en política interna como internacional (Patiño Villa, 2013). Charles Tilly afirmó al respecto que las guerras
hacían al Estado y viceversa (Tilly, 1992),
en la orientación de reconocer que los Estados modernos no son comunidades de
creyentes ni grupos culturales cerrados,
por lo menos en la versión occidental de
los mismos.
DOS FORMAS DE ASUMIR LA
GUERRA
En el siglo XXI, especialmente después del
11 de septiembre de 2001 cuando se presentaron los ataques contra los EEUU por
parte del grupo terrorista Al Qaeda, tanto
en Nueva York como en Washington, se
hizo evidente que la guerra se convierte
en una opción central para diversos grupos no estatales, y a su vez para Estados
que han reencontrado en la misma las
condiciones de acción directa para la recomposición geopolítica de sus territorios.
Un caso extremo de acción bélica es el que
ha emprendido el llamado Estado Islámico de Irak y el Levante, un grupo calificado como terrorista por los Estados occidentales, e igualmente por Rusia y otros
más, pero que en muchos sectores de la
sociedades musulmanas cuenta con un
gran reconocimiento para su acción bélica
en nombre de una concepción radical del
islam sunita.
El Estado Islámico9, o Dáesh, como se le
denomina en árabe, y que al parecer sus
miembros asumen como una denominación despectiva, ha cifrado su guerra en
una tradición musulmana, particularmente árabe sunita, centrada en la figura
histórica del islam radical, Ibn Taymiya10,
para desafiar el orden internacional contemporáneo al que ve como artificial, tal
y como lo dejó claro la intervención del
autoproclamado “califa Ibrahim”, en junio
de 2014, presentando al Estado Islámico
como la forma deseada de organización
islámica («Los militantes de ISIS declaran
califato en territorios que controlan en
Irak y Siria», 2014). Que Ibn Taymiya sea
la fuente ideológica más importante en el
TRANSFORMACIÓN Militar
grupo radical mencionado es algo que
ha escapado a gran parte de los analistas y estrategas occidentales, pues se le
asume solo como una fuerza disruptiva
que abandera una idea inconcebible en
la imaginación geopolítica moderna:
que una organización no estatal, que
apela a un discurso de carácter religioso, sea capaz de hacer la guerra de
forma directa, contra los Estados de la
región en la que actúa, esto es, Siria e
Irak, y que además pueda reclutar a militares retirados de ejércitos, en principio laicos y seculares, como los de estos
países.
Ibn Taymiya tiene una importancia crucial como fuente ideológica que escapa
a las nociones de las ideologías de Estado occidentales, pues resulta una referencia a un modelo de sociedad que
escapa a los Estados modernos, y que
se define más como una comunidad de
creyentes. De hecho Taymiya, que vivió
en Damasco entre el 1263 y el 1328,
apelaba a que los musulmanes deben
vivir en la forma del islam más pura a
la vez que eliminar de sus territorios a
todos aquellos que ejercían prácticas
no musulmanas, como chiítas, alauitas
y cristianos (Aguirre, 2015).
Visto así, estamos frente a
una guerra que no se justifica
por razones estatales, que no
es el medio para construir un
Estado, por lo menos en sentido moderno, y que no se limita a reconocer las reglas y las
instituciones internacionales.
Y todavía hay más: para los dirigentes del Estado Islámico, especialmente
para Abu Bakr Al Bagdadi, que además
se hace llamar Califa Ibrahim, también
se inspira en otros dos rigoristas del is-
37
lam sunita: Mohamed Ibn Abd al Wahab,
1703-1792, que siendo un predicador de
Arabia central dio forma al sunismo árabe
contemporáneo, especialmente el practicado por las monarquías del golfo Pérsico;
y Mohamed Ibn al Saud, que siendo influido por el anterior creó la casa de Saud,
la primera monarquía saudita, y luego, sus
descendientes dieron lugar a la creación
de la actual monarquía de Arabia Saudita. En este contexto el Estado Islámico no
solo retoma una tradición política y militar fuerte, sino que concibe su estructura
como una de herencia árabe sunita, rigorista y, sobre todo, construida desde la
perspectiva del salafismo (Aguirre, 2015).
LA GUERRA QUIZÁ REDISEÑA EL MUNDO DE HOY CON
MENOS RUIDO
En esta dirección se desvelan dos hechos
importantes para el mundo contemporáneo: de una parte lo que se suele ver como
simples grupos terroristas originados en
las versiones fundamentalistas del islam,
quizá sean mucho más que eso, y a la vez
que actúan como organizaciones militares,
las cuáles dan lugar a procesos que aspiran reordenar, inspirados en muy antiguos
pensadores, los modelos de constitución
de las sociedades islámicas11. De otra parte
estas mismas corrientes, yendo más allá de
los puntos de vista occidentales, permiten
observar que el actual conflicto entre dos
países específicos como Arabia Saudita e
Irán, que para muchos observadores terminará en una guerra inminente en los
tiempos por venir, está más inspirada en
delicadas y profundas interpretaciones del
islam, sus ritos y la validez de las distintas
formas de organización política, cultural y
étnica. La disputa entre Arabia Saudita e
Irán es mucho más que una disputa entre
Estados modernos, y mucho más aún que
entre simples corrientes políticas originadas en el occidente moderno, para convertirse en una competencia entre versiones
diferentes del islam, en donde la concep-
Una evaluación completa
del Isis se encuentra en
sus etapas de formación y
sus primeras acciones se
encuentra en The Isis Apocalypse. The history, strategy, and doomsday vision
of the Islamic state, escrito
por William McCants.
9
Véase sobre estos fundamentos ideológicos radicales a Sami Moubayed,
en el libro Bajo la Bandera
Negra del Terror. Un viaje
a las entrañas de Dáesh,
Editorial Península, 2016.
10
Sobre el papel del Estado
Islámico en el rediseño de
Oriente Medio, véase el trabajo de Loretta Napoleoni
titulado El Fenix Islamista.
El Estado Islámico y el Rediseño de Oriente Próximo,
publicado por editorial
Paidós en 2015.
11
Edición 001 2016
ción de la guerra es en sí misma mucho más que un simple escenario político, por demás laico y secular (Poole,
2016).
Lo más interesante del punto antes indicado es que este tipo de problemas
coexisten con otros ámbitos de disputa
contemporáneos, en donde una gran
potencia, que además contiene en sí
misma a una gran civilización siempre
en una ambigua relación con Occidente, ha retomado el camino de las acciones belicistas para reafirmar sus intereses, territorios y autoridad. Esta gran
potencia, Rusia, ha dejado en claro,
desde el año 2008, cuando se enfrentó a Georgia en una guerra relámpago
de menos de una semana de duración
(Asmus, 2010), que no está dispuesta
ni a seguir perdiendo territorios ni a tener a los europeos ni a EEUU cerca de
sus fronteras, mientras le da a Georgia
la importancia que siempre tuvo: de
barrera de contención de los bárbaros
meridionales. Luego Rusia, de la mano
de un presidente autoritario sin recatos, ha ido recuperando una iniciativa
clave para la recuperación no tanto del
espacio soviético sino de Rusia como
un gran Estado.
Con lo anterior, la acción rusa contra
Georgia permitía que la primera tomara confianza en la escena internacional contemporánea, en la que EEUU
se convertía en un actor cada vez más
cauteloso ante las pérdidas y desgaste
incalculado en Irak y Afganistán, pero
sobre todo por la falta de objetivos específicos asegurados en dos guerras
que en principio parecían orientadas a
asentar el poder de Washington en Asia
Central. Sobre este vacío creado por
EEUU, Rusia pudo retomar la iniciativa
en Ucrania, a la vez que pudo frenar
el avance de la Unión Europea con respecto a Kiev, restableció el proceso de
ampliación de la Comunidad de Estados Independientes.
Como resultado, Rusia ha venido actuando en diversos espacios de forma abierta;
así, mientras en Europa Central y Eurasia
se reafirma de forma directa, en América
Latina regresa a través de la reconstrucción de sus relaciones estratégicas con
países que eran viejos aliados, Cuba y Nicaragua, así como la inclusión de nuevos
jugadores, caso Venezuela («Putin’s power
play embraces Latin America», 2014).
En este contexto Rusia activó, a finales de
2013, una acción directa sobre el territorio de Ucrania, para recuperar un viejo
espacio que consideraba suyo, desde la
segunda mitad del siglo XVIII, contra lo
que por entonces eran territorios turcos,
la península de Crimea. De las cosas más
interesantes en la acción de Crimea es que
Rusia no acudió a una guerra convencional, ni a una guerra de insurgencia del tipo
de las usadas durante la Guerra Fría, sino
que acudió a una forma de acción directa,
al parecer con tropas propias pero sin insignias o distintivos, dotadas de equipos
militares suficientes, y evitando las comunicaciones por radio o por alguna vía que
pudieran ser captadas o des-encriptadas
por fuerzas enemigas.
La acción de Rusia muchos la
han denominado como de guerra híbrida, siguiendo la famosa
definición que hizo el Teniente
Coronel de EEUU, Frank Hoffman, sobre un modo de operar,
muchos más que de hacer la
guerra, que aprovecha ventajas
y desventajas, para conseguir
un mejor resultado en la búsqueda de objetivos políticos, y
que de alguna manera puede
permitir en un mismo escenario
bélico operar con tácticas insurgentes, de guerras asimétricas,
e incluso con esquemas convencionales.
TRANSFORMACIÓN Militar
En el caso de Crimea, Rusia operó con
tropas convencionales que negaba fueran suyas, a la vez que las mismas carecían de insignias, banderas o nombres,
y negaban ser rusos; se presentaron
como crimeanos milicianos, y dieron
un golpe de facto a Ucrania, que empezaba a desangrarse en una guerra de
separación hacia el territorio oriental
del país. De esta forma Moscú obtenía
de nuevo el control sobre un territorio
básico de su construcción como Estado
moderno, conseguido por primera vez
durante el reinado de la zarina Catalina la Grande, que los conquistó a través de la acción de su virrey y amante
Grigori Potemkin. Luego, en el siglo
XIX, Rusia aseguró durante una guerra
que perdió militarmente, la posesión
de la península como territorio propio,
durante la brutal guerra de Crimea de
1853 a 1856, y que hasta ese momento
había constituido la mayor y más brutal
experiencia bélica de Europa12.
UN ESCENARIO COMPLEJO
CON TENDENCIAS INCIERTAS
La gran paradoja que se desprende de
este proceso de reinterpretación del
concepto de guerra en el mundo contemporáneo, se enmarca en la defensa
o no de la centralidad del Estado como
figura indiscutible para su aplicación,
toda vez que hoy se ve desafiado por
un sinnúmero de actores emergentes
que le disputan la capacidad institucional para controlar los monopolios
inherentes e incontrovertibles del pasado. Aspectos en la agenda de seguridad a nivel global dan cuenta de la
importancia creciente de asuntos como
el Crimen Organizado Transnacional,
donde la construcción y consolidación
de redes y canales de actores que sobrepasan el marco de lo Estatal, ponen
en jaque la posibilidad de dar respuestas efectivas ante amenazas o factores
de desestabilización que se reconfigu-
39
ran bajo aspectos como la deslocalización,
disgregación y la difusa capacidad para
la aplicación de medidas de control, pero
que de manera directa impactan la dinámica de seguridad al incluir, dentro de la
perspectiva estratégica, variables que tradicionalmente no han sido contempladas
y valoradas integralmente dentro de la estructuración de los lineamientos de políticas públicas y directrices gubernamentales
para combatirlas.
De ahí que la aplicación del concepto de
convergencia (Miklaucic & Brewer, 2013)
que se viene desarrollando para explicar
los fenómenos que enfrenta el escenario
estratégico no solo en el ámbito hemisférico sino global, complejiza aún más la
lectura del panorama actual al establecer
la imposibilidad de estudiar o analizar el
terrorismo (Burleigh, 2008), la criminalidad organizada y/o los grupos armados
no estatales como elementos aislados, al
ser estos parte de una misma ecuación, a
pesar de sus diferencias respecto de motivaciones y métodos; tanto así que desde
varias perspectivas es posible caracterizar
las nuevas guerras
Desde varias perspectivas es
posible caracterizar las nuevas
guerras: primero, en la participación de actores terroristas
en actividades criminales; segundo, en la transformación
de grupos terroristas en organizaciones híbridas y viceversa; y tercero, en la simple
cooperación entre unos y otros
de manera indistinta con fines
económicos o de otra índole.
Este desconocimiento o falta de
atención a este proceso de traslapamiento en los roles de estos
actores genera una zona gris
donde se diluye la capacidad de acción de los organismos del Estado.
Para un balance completo
sobre la guerra de Crimea,
y lo que ésta ha representado no solo para Rusia
sino también para Turquía
y los principales Estados
europeos, véase el trabajo
de Orlando Figes, Crimea.
La primera gran guerra,
editorial Edhasa, 2012.
12
Edición 001 2016
Sumado a lo anterior, la explosión de
actividades de carácter transnacional,
centradas en toda una cadena de tráficos ilícitos (armas, personas, bienes,
órganos, flora y fauna, entre otros)
sustentan la capacidad y necesidades
de financiación y sostenimiento de estos agentes ilegales convergentes mediante flujos de economías ilícitas con
exacerbadas rentabilidades que las hacen más que lucrativas, lo que soporta
y complementa la tesis del desbordamiento de la competencia de lo enteramente estatal para reducir este fenómeno y su relocalización en el marco
de actuación de lo trans-estatal. Dichos
aspectos abren un debate más que relevante en la agenda tanto nacional e
internacional en la medida en que se
hace necesario reestructurar los marcos de valoración de amenazas potenciales, en el entendido que al sobreponerse actores y actividades, se genera
un aumento de sus recursos de poder
y con esto la dimensión del impacto en
su accionar, lo que determina la baja o
poca capacidad para traducir ejercicios
de control que logren contrarrestarlos
de manera definitiva.
contemporáneo limita el entendimiento
de esa transición entre un mundo unipolar y el mundo multipolar y la proyección
de sus tendencias para las generaciones
venideras.
Es en este sentido, al analizar las características principales del mundo del
siglo XXI se hace necesario detenerse y
hacer una reflexión juiciosa de verificación sobre las fuentes y la naturaleza
de las dinámicas que se desenvuelven y
que integran hoy día cuestiones que van
desde las visiones geopolíticas del sistema internacional, la revaluación de las
agendas de seguridad en lo temático en
torno a sus actores y perspectivas, las
reivindicaciones ideológicas que implican la definición de los contenidos políticos que rigen a comunidades específicas, las distintas vertientes que definen
la esfera de lo religioso alrededor del
mundo y por consiguiente su impacto
en los cambios políticos en la coyuntura de los últimos años. Desconocer esta
complejidad en el escenario estratégico
Los militantes de ISIS declaran califato en territorios que controlan en Irak y Siria. (2014, junio
29). BBC Mundo. Recuperado de http://www.bbc.
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Barcelona: Paidós.
Fotografía: Ejército Nacional
41
Edición 001 2016
Fotografía: Ejército Nacional
AMENAZAS EMERGENTES Y
NUEVOS DESAFÍOS
francisco rojas aravena1
EL CRIMEN ORGANIZADO:
UNA AMENAZA A LA PAZ Y LA
DEMOCRACIA EN EL HEMISFERIO
TRANSFORMACIÓN Militar
43
LA PAZ EN COLOMBIA
E
n la historia de Colombia, el 23
de junio de 2016 quedará marcado como el día más significativo
para alcanzar la paz, luego de más de
medio siglo de guerra. Al menos dos
generaciones de colombianos no han
conocido un solo día de paz. De allí que
con las expresiones del Presidente Juan
Manuel Santos, “Esta es la paz de los
colombianos, de todos sin excepción,
la paz que soñamos y esperamos tantos
años” y de “Hoy es el último día de la
guerra” señalada por Rodrigo Londoño, “Timochenko”, Jefe de las FARC;
se marcó un nuevo momento histórico
para Colombia y América Latina. Por su
parte, el Presidente de Cuba, Raúl Castro, destacó “La paz de Colombia es la
proclamación de esta región como zona
de paz”. El Secretario General de las
Naciones y seis presidentes – de Chile,
Cuba, El Salvador, México, República
Dominicana y Venezuela fueron testigos de la culminación de este
proceso.
Este hito histórico abre un nuevo y gran
espacio para el desarrollo de Colombia.
El proceso de ampliación de libertades
y derechos no está exento de vicisitudes, riesgos, peligros y amenazas; el
principal es el crimen organizado.
EL CRIMEN ORGANIZADO: LA PRINCIPAL AMENAZA A LA PAZ EN LA
SOCIEDAD COLOMBIANA
La violencia deteriora la integración
social; rompe el tejido social; impacta
negativamente el crecimiento y desa-
rrollo económico; ahuyenta la inversión
nacional, pero especialmente, la extranjera; erosiona la legitimidad del Estado;
aumenta la desconfianza de la ciudadanía
y reduce el apoyo a la democracia. Sin seguridad no hay predictibilidad, y las incertidumbres se agudizan. Los costos de la
seguridad individual y de las sociedades se
incrementan; con ellos, la inequidad y la
fragmentación de las ciudades. En breve,
la violencia acrecienta la ingobernabilidad, debilita la democracia, y genera las
condiciones para violaciones a los derechos humanos. La violencia inhibe el desarrollo sostenible.
La paz con las FARC y la que se deberá
concretar con el ELN no terminarán con
la violencia en Colombia. La violencia seguirá presente por el accionar del crimen
organizado en la etapa de postconflicto. Se
requerirá de voluntad política, de conocimientos, de desarrollos institucionales, de
la definición de nuevas estrategias, de un
redespliegue de las fuerzas del Estado, de
una reasignación de recursos y de un apoyo de la sociedad para aislar y vencer a los
grupos de crimen organizado y reducir de
manera sustancial su accionar violento.
En este trabajo el autor analiza las principales características del crimen organizado. Su examen y estudio, las definiciones
y los análisis permitirán mejores políticas públicas para enfrentarlo en la etapa
de post-acuerdo. Serán nuevos cursos de
acción, nuevos diseños estratégicos y decisiones sobre transformaciones institucionales los que asegurarán, en este tiempo
de transición, una paz efectiva y el disminuir la violencia generada por el crimen
organizado.
Rector Universidad para
la Paz. Doctor en Ciencias
Políticas, Universidad de
Utrecht. Especialista en
Negociación Internacional,
Seguridad Internacional
y Políticas Exteriores
Comparadas. Ex Secretario
General de FLACSO. Ha
participado como consultor
de gobiernos de la región
y de diferentes organismos internacionales, tales
como Naciones Unidas, en
proyectos de CEPAL, PNUD
y BID. Autor de numerosos
artículos publicados en
revistas especializadas en
América Latina, Estados
Unidos y Europa. Ha contribuido con trabajos en más
de una decena de libros y
editado otros tantos.
1
Edición 001 2016
EL CRIMEN ORGANIZADO
Definir el crimen organizado es una
tarea compleja; algunos han señalado
que este tipo de actividad existe para
proveer bienes y servicios ilegítimos
que el público demanda; otros han señalado que provee bienes y servicios
tanto lícitos como ilícitos, pero de manera ilícita; es decir, la perspectiva de
una definición comprensiva es bastante
compleja; de hecho, Naciones Unidas
tiene una importante definición pero
que mira solo una parte del problema.
Existe una considerable discusión teórica en torno a la definición de crimen
organizado; tal discusión es principalmente jurídica, amplia y compleja.
Establece que el crimen organizado se
diferencia de lo que se denomina “delincuencia común” por varios elementos, a saber: a) rebasa los controles
gubernamentales, b) establece líneas
especiales de operaciones basadas en
un sistema complejo de tipo empresarial, bien estructurado para la comisión
de hechos delictivos, c) persigue, por medio de determinadas acciones violentas,
la búsqueda y obtención de poder político, económico y social, d) la delincuencia
está muy adelante de lo que caracteriza a
la delincuencia común tradicional y convencional, e) posee una marcada dimensión transnacional y una alta capacidad de
adaptación al nuevo contexto, así como
una fuerte especialización en los ámbitos
específicos como lo son el tráfico ilegal de
estupefacientes, armas, personas, al igual
que el blanqueo de dinero asociado con
los delitos anteriores.
Podemos partir de la base que los delitos
y hechos criminales de mayor envergadura requieren “organización” y “planificación”; de hecho , cualquier acción criminal
de importancia requiere de planificación,
pero no necesariamente corresponde a acciones de lo que se entiende por “crimen
organizado”, cuyo accionar se distingue
por dos particularidad:
“
El Crimen Organizado se distingue por dos
particularidades:la primera está referida a la
amenaza o el uso de la fuerza para sus actividades; y la segunda, es el uso de la corrupción como instrumento principal para erosionar las capacidades del Estado y aumentar la
impunidad de sus acciones.
Fotografía: Ejército
Nacional
”
TRANSFORMACIÓN Militar
Las principales características que
adopta el crimen organizado son:
• No es ideológico; aunque para alcanzar sus objetivos puede perseguir algunos fines políticos; no
busca el poder político en sí; lo que
buscan es tener, en un contexto de
estabilidad, formas de influencia
que les permitan la impunidad para
desarrollar su acción. En este sentido, el crimen organizado se diferencia del terrorismo. El terrorismo
busca objetivos políticos por medio
del terror.
• Posee una estructura jerárquica y su
acción es duradera; hay una autoridad que define y planifica los objetivos. Estas estructuras de mando
han adquirido cada vez mayores
grados de flexibilidad. Los carteles
de la droga en los distintos países
de América Latina, dada su dimensión y gravitación en estos ilícitos,
se mantienen como una actividad
continua y permanente independientemente de que vayan “cayendo” distintos mandos.
• Posee una fuerte cohesión interna;
es la violencia y el uso de la fuerza
(o la amenaza de ella) uno de sus
elementos característicos; el mayor
grado de cohesión o las restricciones para romper con esta asociación ilícita se vincula a la violencia.
Entre los elementos que tienden a
otorgar un mayor grado de cohesión se encuentran los de carácter
étnico, o bien el origen de los integrantes, sea este familiar o territorial. El lugar de origen y/o étnico
genera una perspectiva de cohesión,
de complicidad, de lazos de confianza importantes en la estructura ilícita.
• Es una empresa ilegal; aunque por
lo general estas empresas o asocia-
ciones ilegales lo que hacen es penetrar
negocios legítimos. La extorsión y la
corrupción son elementos centrales
que explican este fenómeno. A la vez
es fundamental comprender la forma
en que actúa la corrupción y cómo esta
se expresa particularmente frente a la
institucionalidad del Estado y de la sociedad.
• Es crecientemente transnacional; la
transnacionalización es una consecuencia creciente de la globalización;
en este marco el crimen organizado adquiere una gran sofisticación. Uno de
los mayores ejemplos de sofisticación y
de las capacidades del crimen organizado es el caso de la construcción de un
modelo de submarino ruso – con base
en los planos de estos - en la selva colombiana que fue descubierto antes de
haber sido terminado.
• Se articula en forma jerárquica y se especializa; las redes criminales poseen
un alto grado de especialización y responden a una estructura jerárquica de
líneas de mando que poseen la flexibilidad para adaptarse muy rápidamente a las diferentes circunstancias. Por
otro parte, la especialización alcanzada
puede servir para movilizar y efectuar
procesos de diferente tipo: desde drogas a trata de personas, pasando por
armas, dinero y órganos, entre otros.
• Tiene una fuerte auto-identificación;
esta puede vincularse a la raza, la lengua o de origen, y la reputación aparece como un elemento central. Es decir,
el crimen organizado debe tener una
alta dosis de credibilidad, para poder
intimidar. La reputación y la credibilidad son centrales en las más diversas
manifestaciones sociales, lícitas e ilícitas.
• Permea la democracia a través de la
corrupción; si las leyes no se cumplen
para todos, se generan situaciones de
45
Edición 001 2016
impunidad. Si no se logra que la ley
sea aplicable a todos los habitantes,
se pierde la igualdad ante la ley y
con ello se pone en entredicho un
principio básico en los sistemas
democráticos; esto se liga directamente con los temas de corrupción
y afecta de manera directa la vida
y las instituciones democráticas, así
como la salud económica de los países latinoamericanos y caribeños.
En los Estados y sociedades de la
región existen diversos grados de
corrupción. El crimen organizado
usa la corrupción como una herramienta de penetración del Estado.
Cuando la corrupción es sistémica,
afecta al conjunto del Estado y se
transforma en un mecanismo rutinario de “cómo se hacen las cosas”
desde las más altas autoridades. La
corrupción afecta tanto al sector público como al sector privado. Y ella
está en la base de la erosión del imperio de la ley y de un tratamiento
discriminatorio a los ciudadanos.
Muchas de las medidas anticorrupción aplicadas no han dado los resultados esperados. Frente a la corrupción son pocos los ejemplos de
éxito; es una dura tarea que requerirá cambiar patrones culturales, y
procesos de formación importantes.
La lucha en contra de la corrupción
adquiere cada vez más importancia
política. Estudios académicos han
evidenciado las grandes dificultades
que posee la lucha en contra de este
flagelo. En este campo, el rol de los
medios de comunicación y de la sociedad civil son particularmente importante. Su labor de fiscalización y
de auditoría son esenciales.
• Esta llevando a que las Fuerzas Armadas combatan a la criminalidad
organizada; extender las misiones
de las Fuerzas Armadas más allá de
las tareas de la defensa e involucrarlas en forma permanente en tareas
policiales, tiende a desprofesionalizarlas. Su entrenamiento no es apto
para la seguridad pública. En América
Latina y el Caribe está surgiendo una
tendencia a involucrar a las Fuerzas
Armadas en tareas policiales. Ello, a
mediano plazo, mostrará problemas
profesionales en ambas instituciones:
las Fuerzas Armadas y la Policía. De
allí la importancia de delimitar con claridad las tareas, los mandos, el tiempo,
el re-entrenamiento y la rendición de
cuentas, para vincular y asociar a las
Fuerzas Armadas en tareas policiales.
Los tipos de daños que genera el crimen
organizado:
Daños sobre los individuos, las comunidades, los negocios, las instituciones y la
democracia. Los Estados encuentran grandes dificultades para coordinar políticas
y enfrentar de manera eficiente y mitigar
estos daños. Muchas veces esto se debe a
leyes inadecuadas, arreglos burocráticos
ineficientes, herramientas obsoletas y estrategias inefectivas. Las respuestas ante
este tipo de daños deben ser globales y
multidimensionales. Los daños, según sus
efectos, pueden ser los siguientes:
• Sobre los individuos; el tráfico de seres
humanos lo evidencia de manera irrefutable; los esclavos y particularmente mujeres y niños siguen siendo en
el siglo XXI, un problema no resuelto
por el sistema internacional, ni sus Estados. En otra área se puede destacar
el deterioro en la salud pública, expresada a través de enfermedades que se
expanden como producto de la acción
del crimen organizado y que tiene su
origen al uso de drogas intravenosas,
como la heroína.
• Sobre las comunidades; por la intimidación que sufren los individuos y
funcionarios para posibilitar su acción
TRANSFORMACIÓN Militar
y la impunidad. Este tipo de amenazas es particularmente significativo en el caso de las comunidades y
la violencia en los barrios donde la
ausencia del Estado genera vacíos y
ausencia del Estado de Derecho, tiene cada vez más importancia. Es allí
donde surgen señores de la guerra
locales.
• Sobre los negocios; se pueden citar
algunos de ellos como la piratería,
el fraude, la extorsión, el pago de
sobornos y el impacto de ello en la
competencia y oportunidades de negocios. Es muy difícil para un negocio legítimo poder competir con
precios que aparecen como “subsidiados” o bien que no tienen que
ver con la realidad de la producción.
• Sobre las Instituciones; el daño es
mayor, y posee cada vez mayores
costos. El (Banco Interamericano de
Desarrollo) BID y el Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD) señalan los altos porcentajes del PIB que debe destinar el Estado o que pierde el Estado frente
al crimen organizado, ya sea para
mitigar los efectos de éste en el ámbito de la seguridad y la economía,
o bien para recuperar personas por
medio del sistema de salud o tomar
control de áreas en las que opera.
• Sobre la democracia; el impacto de
la corrupción que corroe los sistemas políticos democráticos es otro
importante daño. El Crimen organizado coopta líderes desde el ámbito
local a aquellos ubicados en altas
posiciones a nivel nacional. En esto
se afecta de manera muy significativa a la democracia porque le produce un desprestigio sustantivo; se
reduce el apoyo, se deslegitiman los
procesos, se produce un constreñimiento a la participación política y
se incrementa la impunidad de los
actores en un contexto de una democracia debilitada.
EL CRIMEN ORGANIZADO ES ESENCIALMENTE
TRANSNACIONAL
La transnacionalización del crimen ha aumentado los problemas.
El crimen organizado cruza las
fronteras y sus acciones se relacionan con los distintos tipos de
amenazas en redes de carácter
global. Para poder enfrentar
esta nueva forma de criminalidad es necesario tener una perspectiva transnacional, lo que
significa coordinar políticas
globales y locales.
Ese es uno de los principales retos que poseen los Estados y las sociedades y todos
los actores que buscan enfrentar este flagelo.
La violencia y la intimidación ocupan un
espacio que va más allá de las fronteras.
El crimen organizado ha asesinado a funcionarios destacados a miles de kilómetros de su territorio. La sofisticación de
las operaciones se incrementa y los retos
derivados de la erosión de la soberanía y
el accionar transnacional se hacen cada
vez más evidentes. Por esto es que es necesario tener una mirada amplia sobre la
definición pero que tenga capacidad de
operacionalización, es decir, de orientar
las políticas y los cursos de acción.
Han surgido, en los últimos años, particularmente de países como Australia, nue-
47
Edición 001 2016
vas miradas que dicen que es necesario
analizar el tema desde la perspectiva
de las víctimas, vale mirar el efecto
en las: cómo ellas se ven afectadas,
presionadas por el crimen organizado, por ejemplo, en barrios periféricos. También es necesario mirar otra
posible cara de este fenómeno: cómo
las comunidades muchas veces se ven
presionadas por la acción de la Policía
que exige comportamientos comunitarios frente al crimen organizado, que la
comunidad tiene miedo de hacer y, que
le trae como consecuencia verse coaccionada por ambas partes. Es necesario
pensar este fenómeno también desde
la percepción de las víctimas.
¿Cómo es posible desarrollar una acción en este campo? Se necesita una
perspectiva sistémica; los estudios
desarrollados por Ivelaw Griffith, la
“Geopolítica de los narcóticos”, señalan que frente al tema de los narcóticos
es necesario mirar simultáneamente
la producción, el tráfico, la adicción,
el consumo y el lavado de dinero. Es
fundamental, para quienes diseñan y
operan las políticas públicas en este
campo, mirar cómo se manifiesta este
fenómeno en cada una de las dimensiones que se expresa: la dimensión militar, política, económica, medioambiental, y mirar las medidas de contención
que se deben tomar a nivel nacional e
internacional e involucrar al conjunto
de los actores en esta perspectiva; entre estas están las referidas a la coordinación internacional, tales como las
de realizar interdicción, compartir inteligencia, concordar los aspectos legales
y diferentes medidas de cooperación
técnica.
En el ámbito nacional una cuestión
central es el control nacional territorial, el imperio y la aplicación de la
ley, los controles locales, la prevención,
control y/o regulación de químicos y
otras materias primas. En la ejecución
y puesta en marcha de las diferentes políticas tendrán presencia una pluralidad de
actores nacionales e internacionales.
En breve, el control y la limitación del crimen organizado transnacional demanda
mayores niveles de coordinación interestatal, el desarrollo de una institucionalidad supranacional y principalmente superar los déficits que hoy se perciben en
estos campos, entre los que se destacan:
de información; de análisis; de capacitación y sobre los roles de los Parlamentos
o Congresos y de los aparatos de justicia.
LA COOPERACIÓN PARA
COMBATIR AL CRIMEN ORGANIZADO
La coordinación de políticas y la cooperación internacional son fundamentales
para realizar una acción eficiente y eficaz
en contra del crimen organizado. También
la cooperación es decisiva para superar los
diferentes déficits mencionados con anterioridad.
El tema de la información es crucial.
Es necesario mejor información
sobre los delitos, junto a una
mayor eficiencia de las instituciones que los combaten. Un
control efectivo sobre las entidades encargadas de la seguridad privada es fundamental.
Se requiere mejorar el análisi
sobre las relaciones entre economía, pobreza y delito.
Es menester mejorar la forma de entender la relación entre corrupción y sistema
político con el fin de poner freno al incre-
TRANSFORMACIÓN Militar
mento de la corrupción ligada a la política y el Estado. Se requiere entender
y generar procesos de capacitación y
modernización en materias justicia, inteligencia, actividad policial, así como
el liderazgo civil en defensa y policía.
Estudiar el rol del Parlamento o el Congreso es fundamental. En la medida en
que los Parlamentarios sean capaces de
establecer leyes adecuadas se tendrá un
avance muy importante en el combate
al crimen organizado nacional y transnacional. La coordinación de figuras
legales y el establecimiento de penas
similares para los mismos delitos adquieren un gran valor en el combate a
los ilícitos internacionales. Así mismo,
es vital la oportuna ratificación de tratados internacionales y otros acuerdos
interestatales que permitan una ofensiva transnacional de carácter legal, con
la mayor legitimidad.
La cooperación interinstitucional es
fundamental.
Sin un conocimiento y un reconocimiento del problema
como un problema compartido, sin la
construcción de confianza, sin una corresponsabilidad para enfrentarlo, no
habrá estrategias eficaces, y lo que se
tendrá será una mayor frustración en
este difícil combate al crimen organizado. Es necesario mejorar los recursos
humanos, materiales e institucionales;
de igual forma es esencial perfeccionar
las capacidades de inteligencia, y esto
significa compartir información. Para
ello es fundamental crear, desarrollar
y mantener procesos de confianza mutua. Sin confianza aparecerán obstáculos importantes en el tratamiento de
este tema de alta sensibilidad. En este
caso la confianza debe abordar tanto
las relaciones interpersonales, en el
sentido de reconocer capacidades técnicas, como de las capacidades institucionales que van desde lo básico referido a la reserva como a las posibilidades
de desarrollar operaciones combinadas
tanto nacionales como internacionales.
MIRANDO AL POST-ACUERDO EN COLOMBIA
La senda de la paz que se abrió en Colombia con la firma de los Acuerdos de
la Habana y que se consolidará con la negociación con el ELN, puede verse seriamente afectada por los grupos de crimen
organizados. Ellas pueden dejar en clara
evidencia la falta de control nacional territorial, la debilidad del Estado de Derecho
y la necesidad de nuevas estrategias para
desmantelar las bases más importantes de
la criminalidad organizada.
Un aspecto importante al generar nuevos
cursos de acción en esta materia significa
establecer y definir cuáles son y cómo medimos el éxito. Esto no es evidente. Se requiere una participación de la comunidad
organizada y su respuesta en la aplicación
del imperio de la ley. El punto de partida
en esta materia es la capacidad y efectividad del control territorial soberano, pues
en muchos Estados de la región, este es
débil, tanto por razones históricas, como
por la carencia de recursos para llegar al
conjunto del territorio; o bien, por la presencia de actores no estatales de carácter
ilegal en determinados espacios nacionales que no son enfrentados. Por ello, es
crucial incrementar y mejorar las capacidades de control estatal en el conjunto del
ámbito territorial y evitar la existencia de
áreas sin ley.
El narcotráfico, como uno de los principales activos del crimen organizado, no requiere de sólo una respuesta militar, si se
demanda contar con mejores diseños de
política pública en el ámbito social y económico tendientes a producir una integración social y una cohesión de la sociedad
importante. Las fracturas en la integración social no solo debilitan a la democracia, sino que le abren oportunidades a la
acción de redes ilegales.
49
Edición 001 2016
Para lograr esto es necesario mejorar la
calidad de la democracia y la gobernabilidad.
“
La respuesta militar no resuelve por
si sola el problema,
aun cuando estén
presentes elementos de fuerza; lo
que sí se requiere
es una política integral en la cual la
cuestión esencial es
fortalecer la integración de la sociedad, robustecer los
lazos comunitarios
en el seno de cada
sociedad nacional.
”
Fotografía: Ejército Nacional
La coordinación de políticas y la cooperación internacional son esenciales para
realizar una acción eficiente y eficaz en
contra del crimen organizado y la violencia. La adopción del concepto de multidimensionalidad permitió abordar fenómenos complejos de la seguridad, en los
cuales los factores militares no son los
determinantes. De allí que en este concepto amplio se incluyen aspectos políticos,
económicos, sociales, de salud y ambientales. El control y la limitación del crimen
organizado transnacional demanda mayores niveles de coordinación interestatal, el
desarrollo de una institucionalidad supranacional y, principalmente, superar los déficits que hoy se perciben en estos campos.
Las deficiencias que deberán ser superadas se manifiestan en la necesidad de mejorar los análisis sistémicos, situacionales
y la definición de estrategias acordes. El
desarrollo de miradas comparativas permitirá avanzar en el reconocimiento de
cuáles han sido buenas prácticas y cuáles
no han dado resultados.
La cooperación internacional es esencial.
Sin ella no hay posibilidades de éxito. En
el contexto de la globalización ningún Estado por si sólo puede enfrentar los desafíos y amenazas emergentes de los procesos de globalización e interdependencia;
ellas están interconectadas y se refuerzan.
En este ámbito la tarea esencial del Estado
es fomentar el multilateralisimo regional
y global en la materia e incrementar la
cooperación interestatal y la interinstitucional. Esto permitirá una mayor coordinación y superar la fragmentación en la
respuesta.
Colombia puede avanzar y superar los
principales desafíos del post-acuerdo sobre la base del conocimiento adquirido, la
voluntad de paz y la voluntad política de
TRANSFORMACIÓN Militar
consolidar el proceso. Ello permitirá actuar con gran eficiencia sobre las bandas criminales, aislándolas y cortando
sus redes de abastecimiento.
La paz en Colombia llegó para quedarse. La voluntad de sus instituciones, de
sus representantes, de su sociedad y de
sus dirigentes apunta reducir la violencia a su mínima expresión. Ello augura
una mejor gobernabilidad democrática
y la ampliación de la amistad cívica,
para alcanzar los objetivos de desarrollo y ampliación de oportunidades y en
el ejercicio de los más amplios derechos, en particular los derechos humanos de todas y todos los colombianos.
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51
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Fotografía: Ejército Nacional
AMENAZAS EMERGENTES Y
NUEVOS DESAFÍOS
David E. Spencer1
LAS AMENAZAS CONVERGENTES:
CRIMINALIZACIÓN DEL TERRORISMO Y LA
MILITARIZACIÓN DEL CRIMEN
TRANSFORMACIÓN Militar
53
INTRODUCCIÓN
P
royectando las amenazas del futuro a corto y mediano plazo, las
podemos describir con una sola
palabra: “convergencia.” Esto quiere
decir que cada vez se observa un mayor
acercamiento entre los grupos terroristas y criminales, hasta tal punto de que
a veces se confunden, cuestión que
produce fuertes debates en los sistemas
políticos y judiciales de los gobiernos
de tradición westfaliana. Esta convergencia tiene dos ejes distintos. Por un
lado, vemos la criminalización de los
grupos terroristas, y por el otro lado,
vemos la militarización de los grupos
criminales, particularmente el crimen
organizado.
El presente ensayo propone explicar
el surgimiento de este fenómeno, describir sus características actuales, y sugerir algunas estrategias que pueden
adoptar los Estados para enfrentar estas amenazas.
INICIO Y EVOLUCIÓN DE
ESTA PRÁCTICA CONVERGENTE ENTRE TERRORISMOS Y CRIMEN ORGANIZADO
La verdad es que, como muchas cosas, este fenómeno no es nuevo; desde tiempos inmemorables, los grupos
insurgentes y terroristas han recurrido
a actividades criminales para buscar
recursos financieros. Por ejemplo, los
insurgentes chinos en la época de Mao
Tse Tung se financiaron en parte a través del negocio del opio. Sandino en
Nicaragua se financió, en alguna medida, por la explotación ilícita de minas
de oro. Durante la Guerra Fría, los grupos latinoamericanos se hicieron expertos
en los asaltos a bancos, la extorsión y el
secuestro. Sin embargo, la diferencia era
que esta actividad criminal representaba
normalmente un suplemento a sus fuentes financieras principales, producto de la
ayuda de países simpatizantes. Los comunistas chinos recibieron la mayoría de su
sustento de la Unión Soviética, Sandino
recibió ayuda sustancial del gobierno revolucionario de México y los grupos latinoamericanos fueron apoyados por el Bloque Soviético a través de Cuba.
De la misma manera se ha visto la militarización de la criminalidad en épocas pasadas. Podemos citar, por ejemplo, los piratas de los siglos XVII y XVIII. Estos grupos
operaban buques militares o militarizados
para realizar su actividad criminal. Sin
embargo, en muchos casos, los “piratas”
para unos, eran realmente ciudadanos privados quienes habían sido “comisionados”
por un país u otro para atacar el comercio
de su enemigo con el fin de afectar sus
finanzas y su logística. Se convertían en
“verdaderos” piratas cuando empezaban a
actuar más allá de su “comisión” realizando ataques a buques mercantes por razones puramente económicas para su enriquecimiento personal. De hecho varios de
los “comisionados” ingleses, se hicieron piratas y finalmente fueron capturados y ejecutados por los propios ingleses por haber
traspasado la línea entre sus comisiones y
la criminalidad pura. Desde el punto de
vista de los españoles o los franceses, victimas principales de los piratas, esa diferencia era a veces dudosa, pero lo ingleses lo
tenía claro, y actuaron decididamente de
acuerdo con este criterio.
De la misma manera, muchos de los “Señores de la Guerra chinos del fin del Si-
Ph D. en Ciencia Política.
Desde agosto de 2014 es
el responsable del Centro
sobre Colombia / América
del Sur en la Oficina del
Secretario de Defensa
Antinarcóticos y Amenazas
Globales del Pentágono de
los Estados Unidos. También sirve desde el 2011 a
la Dirección de Política sobre Colombia en la Oficina
del Secretario de Defensa
de Asuntos del Hemisferio
Occidental. Es profesor de
Contraterrorismo / Contrainsurgencia en el Centro J.
Perry Guillermo de Estudios
Hemisféricos de Defensa en
Washington.
1
Edición 001 2016
glo XIX y principios del Siglo XX, eran
esencialmente comandantes de ejércitos criminales que buscaban dominar
ciertos mercados de una cantidad de
economías licitas e ilícitas, en los que
el opio figuraba como uno de los más
importantes. Reprimir estos grupos era
a veces difícil, porque estos ejércitos
criminales a veces gozaban de mejor
entrenamiento, equipo y armamento
que los Ejércitos nacionales, fenómeno posible por el dinero disponible,
comparado con los nacionalistas. En
la historia podemos encontrar varios
ejemplos adicionales que no se alcanzan describir aquí.
Los fenómenos del crimen
organizado surgen por dos
razones fundamentales: primero, por la debilidad de
los Estados, y segundo por la
enorme cantidad de dinero
que representan los mercados ilícitos.
La debilidad de los Estados actualmente se debe a una historia que se puede
trazar por lo menos desde el fin de la
Guerra Fría. En el hemisferio occidental, casi la totalidad de los Estados se
democratizaron para finales de la Guerra Fría con la notable excepción de
Cuba. La teoría entonces prevalente
era que la democratización de los países significaba que ya no se necesitaba
grandes aparatos militares y de seguridad, ya que estos se habían mantenido para reprimir la oposición política.
Como la oposición política era ya legal
dentro del sistema democrático, paulatinamente se fueron desmantelando
los aparatos de seguridad y las Fuerzas
Armadas en los diferentes países. En
muchos países había proyectos de reforma o de reconstrucción de Fuerzas
policivas, pero si bien lograron mayor
profesionalización que las Fuerzas anteriores, los esfuerzos fueron insuficientes,
particularmente en números de efectivos.
Además de la falta de efectivos, y a pesar de las reformas en la Policía, no hubo
una correspondiente reforma del sistema
judicial, por lo menos no suficiente para
procesar la cantidad de casos pendientes
en una forma eficiente. Esto produjo dos
resultados nefastos: por un lado, una gran
injusticia, ya que alguien podría durar
años en la cárcel bajo arresto preventivo,
tratando de probar su inocencia; y por el
otro lado, grandes porcentajes de impunidad, ya que los sistemas judiciales eran
muy débiles en sus aparatos investigativos
y procesales. Aunque las Fuerzas policiales fueran más efectivas, esta ventaja era
neutralizada por su insuficiente número y
la ineficiencia de los sistemas judiciales.
Por el otro lado, la rentabilidad del crimen aumentó considerablemente. Uno
de los resultados de la democratización y
el fin de la Guerra Fría, fue un crecimiento
económico sin precedentes, no solo en la
región, sino también en casi todo el mundo. Esto significó una creciente demanda,
no solamente de productos legales, sino
también de productos ilegales. Estados
Unidos siempre fue el mercado más importante para los productos ilegales de
Latinoamérica, particularmente los estupefacientes como la marihuana y la cocaína. Con el crecimiento económico de
la pos-Guerra Fría hubo un salto en la demanda estadounidense de estos productos
ilegales, no solamente allí, sino también
en Europa, y, con la creciente prosperidad,
en Latinoamérica. Brasil y Argentina se
convirtieron en los mayores consumidores
regionales, seguidos de cerca por México,
Chile y otros países más prósperos. Esto
significó una explosión en la demanda
mundial de estupefacientes y el correspondiente crecimiento de las organizaciones
e infraestructura para sembrar, cosechar,
procesar, traficar, proteger y lavar los activos de este negocio altamente rentable.
Al crecer estos grupos criminales, creció la
TRANSFORMACIÓN Militar
violencia. Esto se da porque como la
actividad es ilegal, no está regida por
la ley, y la única manera de obligar el
cumplimiento de los contratos es mediante la fuerza. De la misma manera,
el único modo de abrir espacio como
organización competidora es mediante
el mismo medio, así que cada organización tiene que tener elementos armados para cumplir contratos y para
competir en el mercado. En muchos
casos como Colombia y México, los
Estados ignoraron este problema al
principio porque la violencia comenzó
como un fenómeno entre organizaciones criminales. Se razonaba que si los
grupos criminales se querían eliminar
entre ellos, esto no le debería importar
a los Estados. El problema es que, con
su creciente prosperidad, estos grupos
expandieron su influencia hasta que
comenzaron a competir, no solamente
entre ellos, sino con el Estado mismo.
Policías, jueces, y finalmente funcionarios (hasta ministros) empezaron
a ser amenazados o asesinados si se
atrevían a interferir en los negocios de
tipo criminal. En algunos países se han
desatado verdaderas guerras entre los
grupos criminales y el Estado. Brasil,
Colombia, El Salvador y México son
solamente algunos ejemplos de donde
están ocurriendo estos conflictos.
dentes (por el contrario, las cárceles están
llenas de generaciones de criminales),
pero la rentabilidad de lo ilícito ha hecho
que los supervivientes y nuevos adeptos se
reorganicen, desarrollen las nuevas contramedidas y sigan avanzando en su empresa criminal.
Para el colmo, los recursos económicos
de los ilícitos y su habilidad de adquirir
medios en corto tiempo sin pasar por
procesos burocráticos como licitaciones
y demás, ha permitido que muchas veces ellos dispongan de armamento, medios de transporte y medios de comunicación más capaces, más modernos,
más rápidos y más agiles que los que
tienen los Estados. Cada vez que los
Estados desarrollan medidas, en poco
tiempo los criminales se adaptan, desarrollan contramedidas o adquieren
nuevos equipos para neutralizar las
medidas estatales. No es que los Estados no hayan realizado golpes contun-
Hoy se puede tener comunicación instantánea y simultánea con individuos que están físicamente en otro país, y con ellos
compartir información, documentos, fotos y videos sin costo adicional. Con una
computadora personal, y los accesorios
correspondientes (ítems al alcance económico de una gran y creciente proporción
de los habitantes mundiales), se pueden
producir libros, música y cine de calidad
comercial, compartirlos o venderlos mundialmente, de manera instantánea y sin
trabas. En muchos casos no se tiene que
tocar un producto físico o entrar en un
banco para hacer estas ofertas y transacciones comerciales.
LOS CAMBIOS QUE TRAJO
LA GLOBALIZACIÓN
Un importante tema para desarrollar es el
rol de la mal llamada “globalización.” Este
término se refiere al fenómeno (desde los
años 90) del poder que tienen los ciudadanos normales para comunicarse cada vez
más instantáneamente y poder compartir
información, trabajos, imágenes, videos y
música. El desarrollo de la computadora
personal, el internet y los teléfonos celulares inteligentes han creado una verdadera
revolución en las comunicaciones. A este
fenómeno se la ha denominado la “globalización.” La verdad es que comunicación
global siempre ha existido (¿acaso, marineros holandeses tomando cerveza inglesa
en Callao, Perú en el siglo XVII, no era una
forma de globalización?). Lo que distingue la “globalización” actual de la del siglo
XVII, es el tiempo, bajo costo y, por ende,
el acceso para el ciudadano común.
55
Edición 001 2016
Anteriormente estas actividades eran
monopolio exclusivo de los Estados o
grandes empresas, requerían grandes
inversiones de capital y eran exorbitantemente costosas para los ciudadanos
comunes. Esos monopolios se han roto;
además, donde antes había que hacerlo en grandes centros de comunicación
con suficientes carreteras, aeropuertos
y cables telefónicos, hoy esta actividad
puede ser realizada desde los parajes
más aislados del mundo, siempre y
cuando haya una torre celular o una
conexión satelital.
Esta “globalización” ha reducido espectacularmente el costo de las comunicaciones y, por tanto, ha aumentado
la eficiencia en las decisiones comerciales. Donde antes habían tres o cuatro
ofertas de semi-monopolios, hoy hay
cientos si no miles de ofertas desde todos los rincones de la tierra. Muchas
de estas ofertas existían antes, pero en
muchos casos los consumidores no tenían la información sobre su existencia
ni el acceso a sus productos. Hoy el
consumidor puede conseguir una mayor calidad al menor costo, como nunca antes. Además, puede consumir productos que no sabía que existían antes,
y en muchos casos los puede consumir
instantáneamente sin grandes tiempos
de espera o pagar costos de transporte
y entrega.
El comercio ilícito se ha beneficiado de
esta “globalización” de la misma manera que el comercio legal. Esto significa
que las comunicaciones criminales son
altamente eficientes. Todos los eslabones en la cadena de producción, tráfico y consumo de los estupefacientes se
pueden comunicar instantáneamente.
Pueden compartir las últimas técnicas
de producción, las últimas medidas de
represión utilizadas por los Estados, y
las últimas contramedidas tan pronto
ocurran o se desarrollen. Esta comunicación es global, y las diferentes organi-
zaciones en el mundo la utilizan constantemente. Esto significa que cuando ocurre
un esfuerzo de represión en un país, ellos
se comunican con organizaciones en otro
país donde hay vacíos o diferencias en la
ley que permiten mover sus actividades a
ese lugar, y así evitar la persecución.
Sin embargo, aunque se comunican y se
mueven globalmente, los grupos criminales son territoriales. Hasta hoy las empresas ilícitas trafican sustancias que son
físicas, así que requieren espacios físicos
para producirlas y medios físicos para
transportarlas, almacenarlas y consumirlas. La rápida expansión de su negocio catalizado por la “globalización”, ha traído
como consecuencia que los grupos criminales necesiten controlar más -no menos-,
espacio físico para mantener su negocio.
Quienes controlan ese espacio son los Estados; por lo tanto, cada vez los grupos
criminales están disputando con los Estados el dominio de ese espacio físico.
En Brasil y El Salvador se ha visto la paulatina expansión y sofisticación de las
pandillas. Lo que eran grupos juveniles,
hoy son sofisticadas estructuras con jerarquías y sub-estructuras especializadas. En
Rio de Janeiro, el Comando Vermelho se
estableció en las faldas de los cerros que
rodean y permean la ciudad. Desde estas
“islas” vendían drogas a los habitantes de
la ciudad. Al principio era fácil para la
Policía hacer incursiones y arrestar a los
pandilleros quienes eran señalados por la
gente local. Los pandilleros respondieron
usando una combinación de terror para
callar a los delatores y las organizaciones
no gubernamentales que hacían trabajo social para ganar adeptos e incentivar
la no colaboración con las autoridades.
También los pandilleros adquirieron armas de fuego y recibieron con tiros a las
patrullas de Policías. La Policía empezó
a usar chalecos anti-balas y hacer incursiones en vehículos blindados. Las pandillas respondieron con la adquisición de
fusiles militares, y barricadas de rieles de
TRANSFORMACIÓN Militar
acero y hormigón. La Policía respondió
utilizando helicópteros para dirigir las
operaciones terrestres y con plataformas para francotiradores; entonces la
respuesta de los pandilleros fue construir casamatas de hormigón y acero,
además de utilizar ametralladoras pesadas para derribar los helicópteros, y
explosivos para dañar a los vehículos
blindados. Finalmente, la Policía ha intentado ocupar las favelas y establecer
presencia permanente. Así se ha venido escalando el conflicto entre el Comando Vermelho y la Policía del Estado
de Rio de Janeiro. Veremos que escalada sigue, pero básicamente es una lucha por el dominio territorial.
Algo similar ha sucedido en El Salvador, donde las pandillas cada vez más
utilizan uniformes y armas de guerra,
además de establecer campamentos en
el campo, similares a los utilizados por
la guerrilla. Estaban y están desafian-
57
do abiertamente el control territorial a las
autoridades gubernamentales. El gobierno
respondió con la creación de unas Fuerzas
de tarea especiales, combinando militares
y policía para combatirlos frontalmente.
Por ahora, el nivel de violencia en el país
ha bajado algo, pero veremos cómo deciden responder las pandillas a este nuevo
reto.
Los cambios que ha tenido el terrorismo
también se pueden evidenciar tras el final
de la Guerra Fría. Durante este conflicto
bipolar la gran mayoría de movimientos
subversivos y terroristas fueron financiados y estimulados por algunas de las grandes potencias o sus aliados como herramienta de guerra indirecta en contra del
otro. El peligro de la guerra nuclear hizo
demasiado peligrosa la confrontación directa, así que la guerra irregular mediante
la subversión o terrorismo llegó a ser la
manera de confrontación preferida. En
la mayoría de los casos, pero no siempre,
Fotografía: Ejército Nacional
Edición 001 2016
la Unión Soviética y sus aliados patrocinaba a los irregulares, mientras que
los Estados Unidos y sus aliados patrocinaban la contrainsurgencia y el contraterrorismo. Aunque las causas eran
locales, el patrocinio externo agudizó e
hizo más violentas las confrontaciones,
ya que aportaban los recursos para desarrollar la lucha.
En unos muy pocos casos surgieron
grupos irregulares que no tuvieron patrones externos. Estos sobrevivieron a
través de las economías criminales. Es
interesante que los pocos grupos que
no se acabaron al finalizar la Guerra
Fría o poco después, fueron precisamente los que lograron independizarse
de las grandes potencias. Entre ellos
podemos mencionar a las FARC de
Colombia y una disidencia del Partido
Comunista del Perú, Sendero Luminoso. Estos eran verdaderamente los
primeros grupos narco-subversivos o
narco-terroristas. Durante la década
de los 90 y en el Siglo XXI, cada vez los
grupos subversivos y terroristas dependen más de los mercados ilícitos. En
África, muchos grupos dependen del
tráfico ilícito de diamantes. Hezbollah
y Al Qaeda se financiaban con negocios
como el contrabando de cigarrillos y
otros elementos. Hezbollah y los Talibán obtenían una gran proporción de
sus finanzas del tráfico de opio y de heroína. ISIS es tal vez uno de los grupos
más flexibles e innovadores en materia
de finanzas. Su fuente principal es la
venta en el mercado negro de petróleo,
pero también se sabe que practican
la trata de personas desde África y el
Medio Oriente hacia Europa. En este
sentido juegan un rol cínico, ya que la
violencia de sus militantes es la causa
principal de la migración ilegal, y también son los agentes que cobran y se
benefician del éxodo de las personas de
sus hogares de origen; de esta manera
ellos crean la demanda y la oferta para
sus servicios.
Finalmente, según crecientes informaciones, el ISIS está involucrado en el narcotráfico y se ha apoderado, en los últimos años, de las rutas del narcotráfico en
África occidental a través de Mali, Libia y
otros, hacia Europa. Casi la totalidad de
los operativos de ISIS que atacaron Paris y
Bélgica en 2015 y 2016 tenían antecedentes criminales por la venta y distribución
de cocaína.
El resultado de esta creciente financiación
por medios ilícitos ha derivado en el aumento de ideologías más y más extremas y
una correspondiente actuación salvaje. En
el pasado había cierto desestímulo para
ser extremista, ya que el patrocinio por las
grandes potencias tenía un efecto moderador, pues si alguien era demasiado extremista, no recibía recursos. La independencia de los grupos actuales mediante las
economías ilícitas ha quitado ese filtro. Las
atrocidades diarias más horribles en contra de hombres, mujeres y niños por ISIS y
otros grupos demuestran claramente esta
falta de control. A menor escala, las FARC
cometían actos de terror impensables en
la época de la Guerra Fría.
Como hay tanto dinero ilícito y no hay
control, también vemos la fragmentación
de los grupos. No se necesita pertenecer
a un gran grupo para ser viable. Así, hay
tantos grupos extremistas islámicos que
es casi imposible mantener una cuenta
actualizada de todos. En Irlanda actualmente, a pesar del proceso de paz, existen
todavía una variedad de pequeñas agrupaciones disidentes del Ejercito Republicano
Irlandés que cometen acciones terroristas,
pero su existencia se debe a que dominan
ciertas micro-empresas criminales. En
Colombia los dos grandes grupos son las
FARC y el ELN. Sin embargo muchos no
saben que hay una serie de pequeños grupos como elementos del EPL en Catatumbo, el Jaime Bateman en el norte del Valle,
el ERP y otros más, que todavía se mantienen dominando uno u otro mercado ilegal
a nivel local. En realidad, prácticamente
TRANSFORMACIÓN Militar
han dejado de ser grupos subversivos.
No se habla mucho de ellos porque en
términos políticos son irrelevantes.
Esto significa que buscar acuerdos políticos con estos grupos fraccionados es
casi imposible.
EL USO DE LAS FUERZAS
ARMADAS COMO PARTE
DE SOLUCIONES INTEGRALES
Lo claro es que las soluciones pasadas no han funcionado totalmente,
pero si hay algunos indicios positivos.
Creo que una de las primeras lecciones
(aprendidas en Colombia) es que los
Estados tienen que volver a su función
básica, que es proveer la seguridad.
Primero, la seguridad es fundamental
para todas las otras actividades del Estado. Pero seguridad no significa represión, y allí puede radicar el rechazo que
muchos sectores expresan cuando se
les habla de seguridad como solución.
Proveer seguridad es facilitar la vida de
los demás; es más un tema de disuasión que de agresión, aunque cuando la
situación requiere acción, la seguridad
del Estado debe tener la capacidad de
actuar; allí radica la disuasión. Los colombianos aprendieron que el gasto en
la seguridad no era tanto gasto, sino inversión, ya que el efecto positivo sobre
la economía fue exponencial.
Se trata de advertir que si no se mantiene el dominio del terreno con la
presencia permanente de la Fuerza Pública, ese terreno representa un vacío
que los nuevos grupos pueden explotar.
Siempre y cuando haya necesidad de
reducir presupuestos, la tentación es
reducir primero el personal y mantener la tecnología, pero esto puede ser
a veces un error, ya que la tecnolo-
gía permite incursionar, pero no dominar
el terreno. La solución ante las actuales
amenazas tiene que ser altamente balanceada. Sería un problema debilitar las capacidades básicas.
Adicionalmente, la participación de las
Fuerzas Armadas es necesaria; hoy está de
moda intentar excluirlas de la seguridad
interna. Esto otra vez es un rezago de la
Guerra Fría, cuando las Fuerzas Armadas
muchas veces servían como aparatos opresores de la oposición política para regímenes autoritarios. Puede ser que la solución
ideal consista en que los problemas internos sean resueltos por Fuerzas policivas,
pero no se puede olvidar que países occidentales usan sus Fuerzas Armadas en
misiones de seguridad interna. El Ejército
francés patrulló Paris después de los ataques terroristas de finales de 2015, y las
Fuerzas Armadas de Estados Unidos han
intervenido cada vez que ha habido conmoción interna, como las manifestaciones
violentas en Los Ángeles en 1992. Cuando
las amenazas sobrepasan la capacidad de
la Policía, los países occidentales no dudan
en movilizar a sus Fuerzas Armadas. Por
eso en los Estados Unidos son las Fuerzas
Armadas las que hacen la inteligencia sobre el narcotráfico e interceptan los envíos
en alta mar; la Policía no tiene esa capacidad.
El tema no es tanto si participan o no las Fuerzas Armadas;
es cómo participan y cómo se
preparan para esa intervención. Unas Fuerzas Armadas sin
leyes claras, y sin preparación
adecuada, sin duda incurrirán
en actos abusivos. El asunto
por resolver es más calidad que
cantidad. La cantidad es proporcional a la amenaza.
59
Edición 001 2016
Si la amenaza es mayor, la participación
de las Fuerzas Armadas será mayor; y
si la amenaza es poca, así también será
su participación. La calidad de la participación determinará el éxito. La relativa poca cantidad de abusos incurridos desde finales de la Guerra Fría en
la región latinoamericana cuando ha
habido participación militar en la seguridad interna, indica que las Fuerzas
Armadas en las democracias pueden
participar exitosamente en este tipo de
operaciones sin problemas mayores.
Sin embargo, la actuación de las Fuerzas Militares o la Fuerza de Policía no
puede ser solitaria. Uno de los problemas mayores en los últimos 20 años
ha sido que los países han considerado
que el problema solo le corresponde a
la Fuerza Pública, es decir a la suma de
Fuerzas Militares y Fuerzas de Policía.
Han adoptado políticas para atacar los
síntomas, pero no las causas. En Centroamérica se ha visto el escalamiento
ante la violencia pandillera con las políticas de mano dura, súper mano dura
y políticas anti-terroristas en contra
de un fenómeno criminal; no obstante
estas políticas, la amenaza ha crecido
sistemáticamente, aunque las cárceles
estuvieran llenas hasta rebosar de delincuentes.
La seguridad solo compra tiempo, pero
la solución radica en eliminar las causas. Si no hay educación, si no hay empleo viable y la posibilidad de mejorar
la vida, o si la gente considera al Estado
como un obstáculo a su progreso y no
un puente hacia el mismo fin, nunca
habrá solución. Los grupos criminales
están llenando vacíos, y hasta que el
Estado y la sociedad llenan esos vacíos,
no habrá solución. En una Fuerza de
Tarea de la Campaña Espada de Honor,
la cantidad de efectivos con que contaba el enemigo al principio de las operaciones a finales de 2011 eran 1.100.
Dos años más tarde esa Fuerza de tarea
había capturado o neutralizado a 1.200
enemigos. Sin embargo, la cantidad de
efectivos del enemigo en ese momento
era alrededor de 950. O sea que a pesar
de eliminar más del 100% del número de
efectivos con que contaba el enemigo al
principio de la campaña, este había podido reemplazar casi la totalidad de sus
pérdidas. A pesar de la efectividad de las
operaciones de seguridad, los incentivos
de pertenecer a la organización enemiga
era igual o mayor que antes y permitió
reclutar reemplazos para las bajas. Hasta
no eliminar esos incentivos, va a existir un
círculo vicioso de nunca parar.
Desafortunadamente esos incentivos no se
pueden eliminar con la fuerza. La solución
tiene que ser integral. Primero, se tiene
que limpiar la casa propia. La transparencia en las decisiones estatales y la eliminación de la corrupción son fundamentales.
Además, cuando ocurren abusos o infracciones por parte de funcionarios o servidores públicos, la investigación y castigo
tienen que ser inmediatos y públicos para
mantener la credibilidad.
Luego hay que incentivar a los ministerios para trabajar en los parajes aislados
del país. La Fuerza Pública entiende que
la violencia y criminalidad en estas zonas
les afecta directamente, ya que son ellos
que tienen que reprimir estos fenómenos y
arriesgar sus vidas. Sin embargo, ha sido
más difícil hacer entender a los funcionarios civiles que su suerte también está
directamente conectado con la paz y prosperidad de estas zonas; es cuestión de
educar e incentivar a estos funcionarios,
cosa que existe poco hoy en día. Hasta
no resolver esto, la Fuerza Pública seguirá
siendo la única representante del Estado
en estas zonas, y no habrá solución a las
causas.
Muchos alegan que esto requiere muchos
recursos que no son disponibles; puede
ser cierto, pero hay muchas cosas que se
puede hacer sin recursos adicionales, dise-
TRANSFORMACIÓN Militar
ñando más inteligentemente las políticas. Otra cosa que se debe incentivar es
la coordinación inter-institucional. Sin
coordinación hay mucha ineficiencia y
redundancias que terminan desperdiciando los pocos recursos disponibles
y creando grandes vacíos en los programas gubernamentales. Estos vacíos
son el espacio de maniobra por excelencia de los grupos convergentes. Es
urgente llenarlos con elementos positivos. El otro factor que es fundamental
entender es que este trabajo deberá ser
de generaciones, no de gobiernos. En
este ensayo hemos trazado el origen de
las amenazas convergentes al final de
la Guerra Fría, ya hace 25 años. La lucha actual será larga y los éxitos se obtendrán con el tiempo y la constancia,
por lo menos 25 años, no menos.
Finalmente cabe señalar que la “globalización” significa que esta lucha
larga no puede ser realizada por un
solo país. Igual que la coordinación
inter-institucional, tiene que haber una
coordinación internacional. Si no se logra disminuir la demanda por los estupefacientes ilegales, siempre habrá recursos para los grupos convergentes, y,
por lo tanto, aunque se lograra la total
desarticulación de grupos terroristas y
criminales, otros los reemplazarán para
aprovechar ese mercado. Eso no significa que se pueda cruzar los brazos hasta lograr la cooperación internacional,
sino que, igual que la cooperación inter-institucional, esto es un trabajo de
exponer, negociar y acordar diferentes
medidas de cooperación continuamente. La comunidad internacional habla
mucho de los acuerdos multilaterales.
Sin embargo, aunque teóricamente
ideales, el problema es que terminan
siendo el mínimo común acuerdo entre
todos y, muchas veces, esto representa
grandes ineficiencias. Colombia aprendió que es más útil (mientras se trabaja
hacia verdaderos acuerdos multilaterales) los múltiples acuerdos bilaterales
que pueden tener un impacto más efectivo
y contundente. Colombia ha sido agresiva
en la búsqueda de estos acuerdos bilaterales, y los efectos han sido positivos.
Si el lector termina este ensayo pensando
que el autor no ha presentado nada nuevo,
la verdad es que no se ha hecho. Tal vez
lo único nuevo ha consistido en indicar
que amenazas que eran antes más terroristas, hoy se están convirtiendo en más criminales. No obstante, en el futuro estas
amenazas pueden volver a ser más terroristas. Eso realmente no importa mucho.
Los principios para derrotar las amenazas
convergentes, sean más criminales o más
terroristas, son los mismos; el arte de combatirlas y derrotarlas reside en la mezcla
de políticas particulares que se apliquen
para proveer la seguridad y llenar efectivamente los vacíos nacionales e internacionales que estos grupos ilegales ocupan.
61
Edición 001 2016
Fotografía: http://imagenesfotos.com
AMENAZAS EMERGENTES Y
NUEVOS DESAFÍOS
Francesco Mancuso1
DESAFÍOS A LA SEGURIDAD EN
EXTREMO ORIENTE
TRANSFORMACIÓN Militar
E
s en Asia donde actualmente se
encuentran los principales desafíos geopolíticos a la seguridad
mundial. La presencia de una nueva
potencia con aspiraciones hegemónicas, y los intentos de Estados Unidos
por no perder la primacía mundial, permiten observar el surgimiento de una
nueva potencia que desafía y derrota a
la vieja. Así, se modifican las percepciones de seguridad y defensa en la región
y se crean alianzas inesperadas.
INTRODUCCIÓN
Asia es seguramente el continente con
los mayores desafíos a la seguridad,
desde el Cercano Oriente, con la presencia de ISIS y la guerra civil en Siria,
hasta el Extremo Oriente, con las reclamaciones en el Mar Chino Oriental
y Meridional. Por otro lado, existe una
elevada tensión entre Arabia Saudita
e Irán, y además Rusia tiene intereses
estratégicos en Asia. Este artículo se
enfoca en el Mar Chino Oriental y Meridional.
Desde 2008 la tensión en Extremo
Oriente sigue creciendo por:
• Las disputas marítimas en el Mar
Chino Meridional y Oriental;
• El aumento del poder militar chino;
• La proliferación nuclear en Corea
del Norte;
• El temor que la instabilidad en Pakistán y Afganistán pueda contagiar
a los países cercanos.
63
La situación en el Mar Chino Meridional
es complicada debido al número de países
involucrados en disputas marítimas, y a la
construcción de islas artificiales chinas. La
creciente tensión ha llevado a países como
Vietnam, Filipinas e Indonesia a aprobar
nuevos planes para la modernización de
la armada. Las relaciones internacionales
en la región se están modificando radicalmente; países que se consideraban enemigos históricos, como Estados Unidos y
Vietnam, buscan alianzas para enfrentar
una amenaza común: el creciente poder
de China (SIPRI, 2015).
Por su parte, el gigante asiático en los últimos cinco años modificó su estrategia política, presentándose al mundo como una
potencia económica y militar. Este cambio
ha significado una modificación total en
la percepción de China. Por décadas este
país adoptó una línea de conducta diplomática para crecer y aumentar su poder
sin llamar la atención, manteniendo buenas relaciones con Rusia y Estados Unidos
al mismo tiempo.
Actualmente, China ha consolidado su
poder económico, tiene una buena base
industrial y quiere desarrollarla específicamente en el sector de la defensa; por
ello puede soportar tensiones diplomáticas con Rusia y Estados Unidos. China
posee 1.239 millones de dólares de deuda
exterior con Estados Unidos, que la convierte en el principal acreedor de Washington (Limes, Revista de Geopolítica, Junio
2015).
De otra parte, China ha sido favorable a
las medidas internacionales para aislar a
Profesor de Tiempo
Completo del Departamento de Ciencias Políticas y
Relaciones Internacional de
la Universidad Jorge Tadeo
Lozano. Ph.D. en Geopolítica de la Universidad de
Pisa-Italia.
1
Edición 001 2016
Corea del Norte en el escenario internacional, pues no quiere tener en sus
fronteras un régimen que no puede
controlar y que amenaza con un cambio en el equilibrio de potencia de la región (BBC, 2016). En los últimos años,
Corea del Norte ha estado presente en
el debate internacional por su programa nuclear. El seis de enero de 2016
efectuó su cuarto experimento para
probar armas nucleares. El dictador
Kim Jon afirmó que su país tiene una
bomba H. En realidad, es posible que
Corea del Norte tenga una bomba nuclear más pequeña. El principal problema es que Pyongyang lance esta arma
en cualquier momento montándola sobre uno de sus misiles.
Otra zona problemática la constituye
el suroccidente de Asia, concretamente Afganistán, donde las tropas de ISAF
se están retirando, dejándole al ejército
afgano la tarea de proteger la soberanía
del país. Este hecho preocupa a los países
cercanos; en particular a Pakistán, que no
controla una parte de la frontera ni el valle del Swat, zonas en la que operan los
talibanes. Además, Pakistán tiene problemas territoriales con India por el control
del Kashmir, y con China por el control del
Shaksgam. Esta situación se observa en el
mapa siguiente, que muestra la región del
Kashmir en disputa, así como las reivindicaciones territoriales de China sobre el
Himachal Pradesh, Uttarakhan, Sikkim y
Arunachal Pradesh.
Gráfico 1: Kashmir en disputa
Fuente: Mapa extraído del artículo The Indian-Chinese Border, Stratfor de 05 de abril de 2012 en página web de :https://
www.google.com.co/search?q=stratfor+2012+China+india+border&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwih8qPvtIfOAhVGHB4KHUGpCrYQ_AUICCgB&biw=1100&bih=594#imgrc=SD2IGecbSDpuBM%3A
Desde un punto de vista geopolítico clásico, China, potencia emergente de la
región, quiere aumentar su tamaño territorial para garantizar su espacio vital
desafiando a los países cercanos y a Estados Unidos. Según el modelo de Modelski,
(Flint, 2012) una potencia mundial surge
desafiando y ganando una guerra contra
TRANSFORMACIÓN Militar
la potencia hegemónica del periodo,
situación que se presenta actualmente
en extremo oriente. Modelski definía
“guerra” en términos clásicos; sin embargo, China está ganando la confrontación económica con Estados Unidos
y se está posicionando como potencia
con aspiraciones hegemónicas. Desde esta perspectiva la región extremo
oriental permite observar el nacimiento
y desarrollo de una potencia, las reacciones de los países cercanos y el intento de la potencia hegemónica mundial
para no perder este rol.
Gráfico 2: Islas en disputa en el mar sur de
China
EL ROL DE CHINA
En noviembre de 2012, el ex presidente chino, Hu Jintao, en el informe final
de su mandato manifestó que era esencial construir un poder marítimo fuerte
para garantizar intereses y derechos.
En julio de 2013, el Politburó del Partido Comunista Chino promovió una reunión especial para discutir el asunto.
El nuevo presidente Xi Jinping afirmó
que el país tiene intereses estratégicos
en esta área (International Institute for
Strategic Studies, 2015). Desde entonces se destacan dos líneas de pensamiento: la primera, referente a Estados
Unidos y sus aliados en la región, para
quienes la acción de China está deteriorando la seguridad marítima en el
Mar Chino Meridional y Oriental; la
segunda, referente a la posición china que señala a Estados Unidos como
responsable de que los países cercanos
desafíen abiertamente las posiciones de
China (SIPRI, 2015).
El Mar Chino Meridional constituye
una zona angosta en la que Brunei,
China, Indonesia, Malaysia, Filipinas,
Singapur y Vietnam reclaman territorio.
Fuente: The International Policy, 2012, revisado en página web de http://ifair.eu/en/think/english-benign-or-bellicose-china-and-the-south-china-sea-the-ambiguities-of-the-peaceful-rise-paradigm/
Dichas reclamaciones se concentran en dos
áreas: Spratly y Parcel Island. En 2002, la
Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN por sus siglas en inglés: Association of Southeast Asia Nation) y China
firmaron una declaración sobre la conducta que las partes deben tener en el Mar
Chino Meridional. El documento prevé
que no se harán actas unilaterales y se firmará un acuerdo para crear un código de
conducta. Desde el 2002, los diálogos para
la creación del código están paralizados
debido a la desconfianza entre los países.
Además, la tensión entre los países está
aumentando. En 2012, en el arrecife Scarborough se verificó el primer incidente
grave entre China y Filipinas, quien recurrió a un arbitraje internacional previsto
por la convención de las Naciones Unidas
sobre la ley del mar para resolver problemas marítimos. Filipinas considera que el
arrecife está en su Zona Económica Exclusiva. Por su parte, China manifestó que
no reconocerá ningún fallo internacional
(SIPRI, 2015) y afirmó que los problemas
65
Edición 001 2016
se deben resolver a nivel bilateral. Para
reafirmar su soberanía, China envió buques de guerra y naves de la guardia
costera.
En los dos mapas siguientes se observa
que las reclamaciones territoriales por
parte de China están ligadas a la presencia de recursos naturales en la zona.
En mayo de 2014, la corporación China’s Offshore Oil Corporation (CNOOC)
empezó la búsqueda de petróleo en
aguas de las islas Parcel. Vietnam respondió enviando buques de la guardia
costera para no permitir la explotación
de petróleo. En el siguiente mapa se
puede observar la posición de la plataforma china que la CNOOC instaló por
poco tiempo en la zona económica exclusiva de Vietnam.
Además, la tensión entre los países está
aumentando. En 2012, en el arrecife
Para defender la plataforma, China envió buques de guerra. En julio de 2014,
la CNOOC retiró su plataforma, pero
la tensión entre los países se mantiene
elevada. Adicionalmente, China está
construyendo islas artificiales en el Mar
Chino Meridional por dos razones principales. Primero, para respaldar sus reclamaciones con el fin de extender su
soberanía en el Mar Chino Meridional.
La Convención del mar no prevé que
instalaciones artificiales justifiquen una
expansión del mar territorial. Segundo, las construcciones sobre estas islas
obedecen a lógicas militares. China
construyó una isla artificial en la cual
instaló una pista de 3000 metros de largo que puede ser utilizada como base
para operaciones off–shore. El Centro
Chino para la Investigación Científica
Marítima está desarrollando muelles
flotantes en los que instalará pequeños
asentamientos para construir islas en la
zona en disputa.
Recientemente, China ha instalado radares, sistemas de armas antiaéreas y todo
el equipamiento de soporte en las islas
Spratly. En noviembre de 2014, el coronel Jin Zhirui afirmó que para soportar en
modo efectivo este equipamiento se necesita la construcción de una base permanente; asimismo, el General Yuan aseveró
que en los próximos años China construirá otras estructuras con el fin de mejorar
la calidad de vida de los soldados actualmente desplegados en las islas artificiales.
A causa de la inactividad de la comunidad
internacional, Vietnam, Filipinas y Malaysia han anunciado que construirán instalaciones e islas para garantizar sus derechos
e intereses en la zona.
La seguridad en el Mar Chino Oriental empezó a deteriorarse en 2012, cuando Japón compró una parte de las islas Diaoyu/
Senkaku a un ciudadano. China definió
este acto como una provocación y violación de los acuerdos bilaterales para mantener la situación en el Mar Chino Oriental y evitar un aumento de la tensión. El
gobierno de Pekín envió a la armada de
guerra a patrullar las islas y a reclamar la
soberanía sobre esta porción de territorio.
Entre 2013 y 2014 los riesgos de colisión
entre buques y aviones militares de Japón
y China aumentaron.
• En enero de 2013, un radar chino
para el control del fuego apuntó a
un helicóptero y a un buque de guerra japonés.
• El 24 de mayo de 2014 un Su–27
interceptó en manera agresiva a un
avión japonés para el Control Electrónico; el caza voló a menos de 12
metros del avión.
• El 11 de junio de 2014, dos cazas
F–15 interceptaron a un avión de
transporte Tu–154; un caza japonés
se acercó a menos de 30 metros.
TRANSFORMACIÓN Militar
Gráfico 3: Reclamaciones de China
Fuente: Con base en análisis de (John Sudworth, 2016), revisado en página web de http://www.bbc.com/
news/world-asia-china-36545565
Gráfico 4: Mares de China: petróleo, gas y archipiélagos.
Fuente: En página web de https://www.google.com.co/search?q=reservas+comprobadas+y+probables+equivalentes+en+millones+de+barriles+de+petroleo+mar+chino&espv=2&biw=1100&bih=594&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwivvJXOwYfOAhXG2R4KHUZFBtUQ_AUIBigB#tbm=isch&q=mar+chino+meridional+recursos+naturales+mapa&imgrc=HmPHFAoxTvacsM%3A
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Edición 001 2016
Gráfico 5: Disputa en la frontera marítima entre China y
Vietnam
Fuente: Mapa revisado en página web de http://warnewsupdates.blogspot.com.co/2014/05/china-vietnam-maritime-border-dispute.html
Gráfico 6: Disputa marítima entre China y Japón
Fuente: Revisado de página web de http://edition.cnn.com/2013/11/25/world/asia/china-japan-island-explainer/
En noviembre 2013, China creó una
Zona de Identificación y Defensa que
incluye el espacio aéreo de las islas y
una parte de la Zona de Identificación
de Corea del Sur y Japón. Con ello garantiza la defensa aérea de China en
caso de ataque y reitera su soberanía
sobre las islas Diaoyu/Senkaku (International Institute for Strategic Studies,
2015).
En abril de 2014, Japón y China firmaron
un Código para los encuentros no planeados en el mar. Este documento pretende
TRANSFORMACIÓN Militar
evitar una colisión entre los buques
de guerra; tal incidente aumentaría la
tensión y tendría graves consecuencias. Poco después de la firma, los representantes de China afirmaron que
este código no es válido para las zonas
en disputa. En noviembre de 2014,
durante el Summit de la Cooperación
Económica Asia-Pacífico, China y Japón
restablecieron relaciones bilaterales de
alto nivel. El presidente chino y el primer ministro japonés firmaron un plan
con el propósito de manejar la crisis en
caso de incidentes con tres componentes principales:
• La creación de una línea de fuego
para delimitar las zonas de patrulla;
• El uso de frecuencias de radio comunes para los buques y aviones que
operan cerca de las islas Senkaku/
Diaoyu;
• Un encuentro anual para debatir sobre el problema.
China también está desarrollando una
estrategia de soft power basada en las
inversiones económicas en países cercanos. Un ejemplo de ello es la creación
del Banco Asiático para las Inversiones
en Infraestructura (BAII) en cuyo board
están países como Francia, Noruega,
Alemania y Reino Unido. La presencia
de Estados europeos representa una
clara victoria para la diplomacia china
que al mismo tiempo excluye a Estados
Unidos y a Japón de esta estructura
financiera internacional (Estudios de
Políticas Exteriores, 2015). El objetivo
principal del BAII es la promoción y el
financiamiento de grandes infraestructuras en los países estratégicos para
los socios. China es el principal contribuyente de este banco con el 30% del
capital. El Banco Mundial, liderado por
Estados Unidos y el Banco Asiático de
Desarrollo, apoyado por Japón, son los
69
dos principales competidores del BAII en
la región.
Para que el nuevo banco tenga una estructura financiera sólida, el gobierno chino
instituyó el fondo de inversión Camino de
la Seda. Desde el punto de vista económico, China identificó una zona estratégica
definida como el Cinturón Económico del
Camino de la Seda con el fin de conectar
el país con Asia Central, Rusia y Europa.
De esta manera el territorio chino debería
funcionar como un nexo entre Asia y Europa. Para ello, el gobierno aprobó la construcción de infraestructuras por un valor
de 21 trillones de dólares y ha creado un
plan de desarrollo marítimo comercial llamado “El Camino de la Seda Marítimo”.
Así, proyecta su poder económico sobre
el estrecho de Malaca y el Océano Índico
hasta Kenia y expande su potencia en la
región.
Gráfico 7: Nuevas rutas comerciales Chinas
Fuente: Mapa extraído de artículo de Jeremy Page, 2014. Revisado en página web de http://www.wsj.
com/articles/chinas-new-trade-routes-center-it-on-geopolitical-map-1415559290
Edición 001 2016
EL ROL DE LOS ESTADOS
UNIDOS
Otro grande actor en la región es Estados Unidos. La administración Obama,
desde el primer momento, se interesó
en Asia mostrando una mezcla de soft
y hard power. En febrero de 2009, Hillary Clinton (ex-secretaria de Estado)
durante su primer viaje a la región explicó la nueva estrategia de su gobierno: El Pívot Asiático. Esta acción oficializa la reducción de importancia de
Europa a favor de Asia. La nueva visión
geopolítica de Estados Unidos tuvo un
impacto también en el sector económico. Los intercambios comerciales entre
Estados Unidos y China pasaron de 5
mil millones de dólares a 535 mil millones de dólares entre 1981 y 2012; y
con Japón, de 90 mil millones de dólares a 215 mil millones en el mismo
periodo.
China tiene un activo de 315 mil millones en la balanza comercial con Estados Unidos, y Japón tiene un activo de
76 mil millones.
Las relaciones entre Estados Unidos
y China son una mezcla de colaboración precaria y fuerte competitividad.
El mercado norteamericano es fundamental para el crecimiento económico
de China; al mismo tiempo el mercado
chino es importante para las empresas
de Estados Unidos que quieren relocalizar la producción. El gigante asiático
garantiza la sostenibilidad de la deuda
exterior de Washington con adquisiciones de dólares y de deuda.
Los objetivos del Pívot Asiático son:
• Mantener la estabilidad regional,
reduciendo tensiones locales tales como el problema con las islas
Senkaku/Diaoyu;
• Aumentar los intercambios comerciales entre Estados Unidos y los países
asiáticos. El gobierno de Washington
quiere establecer una estrategia comercial más agresiva. El primer resultado de esta estrategia son las exportaciones de Estados Unidos a China, que
pasaron de 70 mil millones de dólares
a 103 mil millones de dólares entre
2008 y 2012;
• Contener a China para dictar tiempos
y modalidades de plena integración en
el sistema regional y global, objetivo
que puede ser alcanzado aumentando
la presencia militar de Estados Unidos
en la región;
• Aumentar la cooperación con Japón.
Recientemente estos países alcanzaron
un acuerdo para aumentar la importancia de la base de Okinawa;
• Reafirmar el liderazgo regional de
Estados Unidos aprovechando los temores que el crecimiento chino está
provocando en la región. Washington
quiere ser identificado como garantía
de seguridad y estabilidad regional.
Los dos mapas siguientes indican la posición de la isla de Okinawa y de la base de
Estados Unidos.
TRANSFORMACIÓN Militar
Gráfico 8: Posición de la isla de Okinawa
Fuente: Revisado en página web de https://
w w w. g o o g l e . c o m . c o /
search?q=OKINAWA+BASE+MAGELLAN+GEOGRAPHIC&espv=2&biw=1100&bih=594&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwjD6--7u4fOAhVE7R4 K H X B Z D O s Q _ AU I B i gB&dpr=2#tbm=isch&q=OKINAWA+BASE+MAGELLAN+GEOGRAPHIC+map&imgrc=34O6V-eqlqcV2M%3A
Gráfico 9: Bases estadounidenses
Fuente: Okinawa no beigun kichi, publicación de la Sección de Política de Bases del Gobierno Prefectural de Okinawa (elaborado a partir de la edición de marzo de 2013). Revisado en página web de http://www.nippon.com/
es/currents/d00157/
71
Edición 001 2016
En 2009, Estados Unidos y la ASEAN
aprobaron una declaración para aumentar la cooperación por una paz
duradera y para la prosperidad. Este
acuerdo incrementa la presencia militar norteamericana en la región; como
consecuencia, en 2011 y 2012 se realizaron ejercicios navales con Japón,
Corea del Sur y Vietnam (SIPRI, 2015).
Por otro lado, en 2009 empezó la creación de una Cooperación Trans-Pacífica,
con el objetivo de alcanzar un acuerdo
comercial entre Estados Unidos y los
países de la región. Washington quería
excluir a China del acuerdo, aumentando la desconfianza de Pekín sobre los
objetivos del Pívot Asiático. Sin embargo, China prefiere esperar la evolución
de la negociación antes de tomar una
posición.
En 2010, la armada y la fuerza aérea
norteamericana introdujeron en la región el concepto de Air Defence and
Sea Battle (ABS) desarrollado para
contener la estrategia china de Anti –
Access/Area Denial (A2/AD). El ABS
tiene el objetivo de permitir a las fuerzas militares de Washington operar en
un escenario no favorable.
Con esta estrategia, Estados Unidos
quiere:
• Destruir la red china de ataque;
• Eliminar las capacidades chinas
de Comando, Control, Comunicaciones, Computadores, Inteligencia, Supervisión y Reconocimiento
(C4ISR);
• Destruir los lanzadores de misiles
anti-buque (SIPRI, 2015).
China reaccionó a este escenario aumentando la adquisición de sistemas
de armas para balancear la superiori-
dad de Estados Unidos en la región (International Institute for Strategic Studies,
2014).
En Febrero de 2012, el presidente Xi Jinping, durante su viaje a Estados Unidos,
propuso a Obama respeto mutuo y protección de los intereses estratégicos en la
región. Con ello, China muestra su lado
diplomático y abierto al diálogo evitando
al mismo tiempo el dilema de Tucides, que
explica el enfrentamiento militar entre la
vieja y la nueva potencia para establecer
una nueva jerarquía.
Durante la presidencia de Obama y de Jinping, el nivel de competencia y cooperación entre los dos países ha aumentado y
se han creado foros tales como: diálogos
en asuntos de Defensa y coordinación de
la política de defensa; en asuntos militares
relacionados con el mar; y en seguridad.
Pese a los diálogos y a la participación de
China en el ejercicio militar RIM of Pacific
(RIMPAC), la tensión entre los dos países
es elevada. En 2014, durante los diálogos
de Shangri–La en Singapur, Hagel, secretario de defensa de Estados Unidos acusó a China de amenazar con el uso de la
fuerza, desestabilizar la zona pacífica con
acciones unilaterales y haber creado una
zona aérea de defensa para identificar
posibles enemigos, lo que constituye una
provocación para Japón.
El gobierno de China reaccionó a estas
acusaciones afirmando que demuestran la
voluntad hegemónica de Estados Unidos
y su capacidad de intimidar amenazando
con escenarios de guerra.
En agosto de 2014, Hagel propuso aumentar la cooperación militar con India y
Japón con el fin de crear una alianza trilateral. Japón está interesado en este tipo
de alianzas, mientras que India no quiere
profundizar sus lazos de cooperación con
Estados Unidos para defender su independencia en política exterior (SIPRI, 2015).
TRANSFORMACIÓN Militar
Estados Unidos volvió a concentrarse
en sus aliados históricos en la región y
aumentó su presencia militar en Corea
del Sur. Los dos países describieron la
alianza como un ancla de estabilidad,
seguridad y prosperidad para la península de Corea y para la región Asia-Pacífico. Durante las negociaciones, Estados Unidos se mostró disponible para
instalar en Corea el sistema Terminal
High Altitude Area Defence (THAAD),
que garantizaría al país asiático una
mayor protección en caso de un ataque
de Corea del Norte. Cuando hayan instalado el THAAD, Estados Unidos podrá controlar parte del espacio aéreo
de Pekín y observar todas las actividades de misiles de China (SIPRI, 2015).
El gobierno de Seúl pidió oficialmente
al gobierno de Washington retrasar la
transferencia del control marítimo hasta que la armada de Corea pueda operar y defender con éxito el mar territorial, manteniendo así la presencia de
tropas estadounidense en su territorio,
pues se teme un posible conflicto con
Corea del Norte.
Para reforzar el frente sur, en junio de
2014, Estados Unidos y Australia alcanzaron un acuerdo con el fin de aumentar
la cooperación y las capacidades de la armada de Camberra. Se prevé una rotación
constante de 2500 marines del Marine Air
Ground Task Force. En el mismo periodo
Singapur autorizó la presencia de cuatro
buques de la armada de Estados Unidos
que tienen la misión de luchar contra la
piratería.
Todas estas acciones demuestran que Washington y Pekín quieren aumentar su influencia en la
región uniendo demostraciones de fuerza
con acuerdos económicos.
Gráfico 10: Mapa político
Asimismo, a partir de 2014, Estados
Unidos aumentó su cooperación en
el sector de la defensa con Filipinas y
Vietnam. El 28 de abril de 2014, Washington y Manila firmaron un acuerdo
decenal para aumentar la cooperación
militar (SIPRI, 2015).
En octubre de 2014 empezaron los
diálogos entre Estados Unidos y Hanói
con el objetivo de aumentar la cooperación militar y reducir el embargo a la
venta de armamento en Vietnam. Esto
permitiría al país planear adquisiciones
para aumentar la capacidad de su armada e incrementar el control de las
aguas territoriales. El presidente Obama, durante su visita a Hanói en mayo
de 2016, declaró la eliminación total
del embargo a la venta de sistemas de
armas después de 50 años (The Guardian, 2016).
Fuente: Revisado en página web de https://amti.csis.org/atlas/
CONCLUSIONES
Para analizar los desafíos modernos a la
seguridad es necesario aplicar un enfoque
multidisciplinar. Por ejemplo, la región del
Extremo Oriente es una zona del mundo
en la que se unen intereses geopolíticos
73
Edición 001 2016
con intereses económicos y sociales.
Para entender las dinámicas en Asia es
necesario un enfoque económico; en
Extremo Oriente están China, India,
Japón y Corea del Sur, que son cuatro
potencias económicas que establecen
sus lineamientos políticos individuales,
de acuerdo con su economía.
Por último es necesario analizar la posición geopolítica de los países, porque
solo adoptando un enfoque de tal tipo
es posible comprender las elecciones
de los gobiernos. Un policy maker moderno debe analizar todos estos factores para obtener un buen análisis y un
enfoque multidisciplinario que permita
analizar los problemas desde diferentes
perspectivas para formular soluciones
modernas y novedosas.
REFERENCIAS
Colin Flint (2012). Introduction to geopolitics.
New York: Routledge, New York.
Limes, Rivista di Geopolitica (2015), “A chi è in
mano il debito Americano” Roma: Gruppo Editoriale l’Espresso 2015
SIPRI (2014) Yearbook 2014 Armaments, Disarmament and International Security. Stockholm:
Oxford University Press.
SIPRI (2015) Yearbook 2015 Armaments, Disarmament and International Security Stockholmm:
Oxford University Press.
The Guardian (2016), US lifts decades-long embargo on arms sales to Vietnam
The International Institute for Strategic Studies (2014). The Military Balance 2014. London:
Routledge Taylor and Francis Group.
The International Institute for Strategic Studies (2015). The Military Balance 2015. London:
Routledge Taylor and Francis Group.
Tamames, Jorge (2016).El retorno de China.
Madrid: Estudios de Política Exterior.
TRANSFORMACIÓN Militar
75
Fotografía: Ejército Nacional
Edición 001 2016
Fotografía: Ejército Nacional
LA TRASFORMACIÓN DE OTROS
EJÉRCITOS
R. Evan Ellis1
TRANSFORMACIÓN MILITAR EN EL CONTEXTO DEL CRIMEN
ORGANIZADO TRANSNACIONAL EN AMÉRICA LATINA:
LOS CASOS DE MÉXICO, EL SALVADOR,
HONDURAS Y PERÚ
TRANSFORMACIÓN Militar
P
ara los gobiernos de América Latina, la lucha contra el terrorismo
y el crimen organizado transnacional es un ejemplo clave de la yuxtaposición de continuidad y cambio en
el nuevo entorno de seguridad global.
Desde hace años el narcotráfico y el tráfico de personas, bienes y armas ha sido
parte del desafío de mantener la ley y
el orden en la región. También, desde
hace mucho tiempo, América Latina ha
sido golpeada por grupos violentos motivados por ideologías cuyos objetivos
pueden ser calificados como “blancos
no militares”. Sin embargo, los desafíos
interrelacionados de crimen organizado transnacional y terrorismo en América Latina han cambiado de forma significativa desde el comienzo del siglo
XXI. De igual manera, gobiernos en la
región han adoptado una gama amplia
de enfoques nuevos para gestionar el
desafío, integrando recursos policiales
y militares, y buscando construir soluciones multidimensionales y mejor
coordinadas internacionalmente.
Este trabajo examina de forma comparativa cuatro casos que ejemplifican
esta lucha: México, Honduras, El Salvador y Perú. Se basa no solo en la investigación del autor, sino también en el
trabajo práctico que este ha realizado
asesorando a las Fuerzas Armadas de
cada uno de los países anteriormente
mencionados, en particular, en el diseño de estrategias holísticas para combatir las diferentes amenazas mediante la
metodología de dinámica de sistemas.
Aunque las circunstancias nacionales,
la naturaleza de los desafíos y las condiciones institucionales son diferentes
77
en cada caso, este ensayo identifica temas
comunes, con recomendaciones que se
pueden aplicar a cualquier sector de seguridad y defensa.
LA NATURALEZA DE LAS
AMENAZAS
Los cuatro casos tienen diferencias importantes con respecto a los grupos que originan las amenazas y con relación al tipo
de actividades criminales y delictivas desarrolladas dentro de la cadena global de
criminalidad.
En México, desde el comienzo del sexenio
del Presidente Felipe Calderón en 2006 (y
antes, aunque con un nivel de violencia
más bajo) la principal amenaza que enfrenta el país se traduce en un grupo cambiante de “carteles” criminales transnacionales que continuamente se fragmentan y
asocian con pandillas. Estos carteles y pandillas han participado en una gama amplia
de actividades criminales que incluyen el
narcotráfico, la extorsión, el secuestro, el
tráfico y trato de personas, el contrabando, la minería ilegal, el robo de petróleo,
entre otras.
México es principalmente un país de tránsito de sustancias ilegales y tráfico de
personas, y también un país productor
de heroína, marihuana, drogas sintéticas
y minerales extraídos ilegalmente cuyo
destino son los Estados Unidos. De forma
recíproca, México recibe de los Estados
Unidos armas e ingresos de actividades
ilegales (lavado de activos).
Dr. R. Evan Ellis es profesor de estudios latinoamericanos en el Instituto de
Estudios Estratégicos del
Colegio de Guerra del Ejército de los Estados Unidos.
Las opiniones expresadas
en este artículo son de su
propia autoría, y no necesariamente representan su
institución.
1
Edición 001 2016
México también cuenta con una historia menor de movimientos sociales violentos “terroristas,” tales como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional
(EZLN). Y aunque el terrorismo islámico nunca ha sido una amenaza para el
país, México ha sido base de algunos
complots iranís fracasados, incluso de
un plan desarrollado por un profesor
y estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (denunciado
en diciembre 2011 por el canal latino
Univisión), quienes pretendían realizar
ciberataques contra blancos estadounidenses (Infobae, 2011).
A diferencia de México, el desafío de
seguridad principal de Honduras y El
Salvador son las pandillas violentas,
principalmente Mara Salvatrucha y Barrio 18. Aunque este escenario caracterizado por el predominio de estos dos
grupos parezca un entorno de amenazas más sencillo versus los múltiples
carteles, facciones, y pandillas asociados en México, la estructura descentralizada de “clicas” o bandas barriales en
Honduras y El Salvador, hace que estos
grupos sean altamente flexibles y resistentes, de manera que cuando se golpea su liderazgo tienden a reproducirse
o desplazarse a otras zonas.
Honduras y Salvador son rutas de tráfico importantes de personas, drogas y
contrabando hacia los Estados Unidos.
Sus grupos criminales “transportistas”
que dominan estos negocios, generalmente se subordinan a organizaciones
mexicanas y colombianas más vastas y
poderosas, por lo que su actuar se centra, principalmente, en corromper las
instituciones del Estado.
En El Salvador, desde septiembre de
2015, las Maras han sido calificadas
como “terroristas” (Nájar, 2015) por la
Corte Suprema, aunque sus motivaciones han sido principalmente criminales.
Como México, ni Honduras ni El Salvador
han sido fuentes significativas de terrorismo islámico, aunque hay preocupaciones
al respecto porque las pandillas y redes
ilícitas pueden ser utilizadas por estos terroristas para realizar actividades delictivas dirigidas hacia Estados Unidos (Usatoday, 2004).
Contrario al caso mexicano, el entorno
criminal en Perú es dominado por varios
“clanes familiares,” cuyos clientes y fuentes de financiamiento principales son los
poderosos grupos criminales de México,
Colombia y Brasil (ej. El Primer Comando
Capitalino, PCC). Adicionalmente, el país
es principalmente fuente de materiales
ilegales para el procesamiento y paso de
coca a cocaína y el desarrollo de actividades de minería ilegal.
El entorno de seguridad de Perú está definido, en buena parte, por la guerra contraterrorista dirigida hacia el grupo Sendero
Luminoso que dejó más de 70.000 personas muertas entre 1980 y 1992, cuando
fue capturado su líder, Abimael Guzmán
Reynoso. A diferencia de El Salvador, las
guerrillas de Perú fueron derrocadas militarmente, quedando aproximadamente
un reducto de ellas entre cien y trecientos miembros concentrados en la sierra
central del país, en los valles de los ríos
Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), donde han logrado sobrevivir en parte, por los
“impuestos” que imponen a los campesinos por sus cosechas y el transporte de la
hoja de coca.
Como los otros tres casos, Perú solo tiene
una amenaza musulmana radical limitada, en su pequeña población musulmana,
principalmente de origen Pakistaní. El
caso más destacado en tiempos recientes fue Muhammad Amadar, arrestado
en 2014 con explosivos, que quería usar
contra blancos Israelís en el país (Eichner,
2014).
TRANSFORMACIÓN Militar
LA RESPUESTA
GUBERNAMENTAL
En cada uno de los cuatros
casos examinados, las respuestas
gubernamentales
que se han dado frente a los
desafíos que genera el crimen
organizado trasnacional y el
terrorismo, han evolucionado de manera importante.
Cada gobierno ha utilizado
sus Fuerzas Armadas y sus
Fuerzas de Policía como parte de los recursos existentes
para atender tales desafíos.
Cada gobierno ha desarrollado soluciones multi-dimensionales con más o menos buenos grados de eficacia, dirigidas no solo contra los grupos armados
ilegales, sino también para atender las
causas subyacentes a estas amenazas
así como las debilidades institucionales; una de ellas la corrupción.
México lanzó la lucha contra los carteles en diciembre 2006, en el comienzo
del sexenio del presidente Felipe Calderón, con el despliegue del Ejército en el
Estado de Michoacán. Durante la década que ha seguido, el Estado ha decidido utilizar sus Fuerzas Armadas para
realizar operaciones contra blancos de
alto valor de los carteles y controlar
áreas estratégicas.
En el trascurso de tales actividades, el
Ejército y la Marina mexicana han mejorado sus niveles de trabajo conjunto
y coordinado con las Policías de nivel
estatal y local. Las Fuerzas Militares y
de Policía han tenido que adaptar sus
conceptos operacionales para condu-
cir operaciones sostenidas contra grupos
criminales y mejorar la recolección y uso
de inteligencia para el desarrollo de tareas
policiales. La Marina, especialmente, durante este periodo, ha expandido el tamaño de su infantería naval para cumplir con
las tareas asignadas.
También las instituciones mexicanas castrenses han experimentado fórmulas y
estrategias intergubernamentales coherentes, coordinando trabajo con diferentes
ministerios. El gobierno de Enrique Peña
Nieto ha reubicado la Policía Nacional y
la organización de inteligencia nacional
(CISEN) en el Ministerio de Gobernación,
fortalecido las relaciones con las gobernaciones, y tomado pasos para el desarrollo
de un documento de política de seguridad
nacional que reúne el trabajo conjunto entre Fuerzas Militares. Adicionalmente, ha
buscado reducir la corrupción y mejorar el
desempeño de la Policía, integrando Fuerzas Policiales municipales dentro de la estructura de nivel estatal.
Por otro lado, el uso de Fuerzas Armadas
mexicanas en la lucha contra los carteles
deja ver cómo el Estado tuvo que recurrir al uso de la fuerza para controlar la
amenaza que generan unos múltiples oponentes no-tradicionales que compiten y
colaboran unos con otros, especialmente
en una época de alta conectividad por internet y medios sociales. A pesar de lograr
victorias constantes contra blancos de alto
valor, las acciones del gobierno fraccionaron los carteles y desestabilizaron la relación compleja que existía entre ellos y grupos criminales afiliados (New York Times,
febrero 16 de 20116), lo que generó una
ola de violencia en el país que costó más
de 120.000 vidas en solo los primeros seis
años del conflicto (Lee, 2014)
Al implementar su estrategia contra los
carteles, las Fuerzas Armadas mexicanas
también han trabajado en definir su rol
de seguridad a largo plazo, así como su
relación con otros órganos de gobierno a
79
Edición 001 2016
nivel nacional y local. La Fuerza Naval
mexicana, por ejemplo, ha tenido que
intervenir para ocupar partes de los Estados de Veracruz y Michoacán, dada la
corrupción e ineficacia de organizaciones policiales en estas regiones. Durante la campaña para la presidencia en
2012, el candidato que venció, Enrique
Pena Nieto, prometió crear una nueva
Fuerza policial, la gendarmería, para
reemplazar a las Fuerzas Armadas en
su rol de seguridad interna. Sin embargo, la nueva fuerza fue reducida de
50.000 a 5.000 unidades, y redefinida
como Fuerza territorial de protección,
como séptima división dentro de la Policía Nacional, (Excelsior, 22 de agosto
de 2014)
Con respecto a El Salvador y Honduras, los dos países han evolucionado
mucho en relación a su estrategia contra las pandillas criminales desde las
respuestas iniciales de “mano dura” del
régimen de Tony Saca en El Salvador,
y súper mano dura de Ricardo Maduro en Honduras. Inicialmente, los dos
regímenes se enfocaron principalmente
en encarcelar miembros de las pandillas, pero dicha estrategia no funcionó.
Los ciudadanos no testificaban dado
que eran intimidados por las mismas
pandillas que vivían en sus propios vecindarios. Adicionalmente, los sistemas
judiciales demostraron ser altamente
débiles y con poca capacidad para procesar el auge de casos, sin contar que
las cárceles no eran adecuadas para
controlar los pandilleros enviados.
En Salvador y Honduras, frente a la pedida de líderes políticos asediados, las Fuerzas
Armadas tuvieron que pasar
a realizar tareas de Policía
dado que estas eran corruptas
o poco funcionales.
En El Salvador, las Fuerzas Armadas se
desplegaron con la Policía, con objeto de
otorgarles poder de fuego y proporcionarles protección para realizar operaciones
contra blancos criminales. Sin embargo,
la cooperación a veces fue imperfecta,
dado que las Fuerzas Armadas temían
que los niveles de corrupción de las Policías pusieran en riesgo el resultado de
las operaciones así como las vidas de los
que participaban en ellas. Por su parte,
los policías se molestaron con los militares
por no respetarlos, y por no entender las
consideraciones especiales de su trabajo.
Hasta 2014, las Fuerzas Armadas salvadoreñas habían contribuido a la seguridad
interna a través de cinco Comandos: (1)
Zeus, establecido en 2013 para proveer
seguridad y aumentar operaciones policiales (Baires, 2014), (2) San Carlos, para
proveer seguridad a las cárceles, (3) Sumpul, para controlar las fronteras nacionales, (4) Águila, para proteger escuelas y
sitios turísticos, y (5) Trueno, una Fuerza
de reacción rápido para aumentar otros
cuerpos de seguridad, cuando era necesario.
Para las últimas administraciones gubernamentales (de los partidos políticos, el
uso de las Fuerzas Armadas también fue
completado con estrategias más holísticas
que comprendían atender las causas subyacentes y las debilidades institucionales
(aunque no siempre bien implementadas
o respaldadas con recursos). Lo más reciente ha sido el Plan Salvador Seguro,
adoptado por el gobierno de Salvador
Sanchez Ceren (del FMLN) con un costo de $2.1 mil millones, pagado por un
impuesto nuevo en telecomunicaciones
(.Presidencia de El Salvador, 2015)
A pesar de tales esfuerzos, la violencia generada por el colapso de la tregua entre
las dos pandillas principales del país llevó al gobierno a desarrollar nuevos usos
de las Fuerzas de seguridad. Dos de estas
innovaciones, desplegadas en 2016, eran
TRANSFORMACIÓN Militar
los FERES y el FIRT (Evan, 2016). Los
FERES, designados para operaciones
contra blancos de alto valor en las pandillas, integraron elementos militares
y policiales, lo cual fue más allá de la
coordinación realizada entre unidades
con mandos distintos (King, 2016).
El FIRT o Fuerza multi-agencia, fue
designado para tomar y salvaguardar
el territorio en municipalidades seleccionadas. Apoya al personal de los FERES, e incluye también Policías, fiscales, otros agentes del gobierno, además
de Fuerzas Armadas (López, 206).
En Honduras, como en El Salvador, las
Fuerzas Armadas tomaron un rol líder
contra las pandillas. Inicialmente se
dispuso desplegar Fuerzas Armadas en
coordinación con las autoridades de
Policía para ayudar el desarrollo de sus
tareas. Pero Juan Orlando Hernandez,
su presidente, introdujo una nueva
perspectiva, desarrollada cuando era
Presidente del Congreso Nacional. Al
llegar a la presidencia en 2013, creó
una nueva estructura inter-agencial,
FUSINA, bajo el gabinete de seguridad
nacional, que integró unidades policiales y militares, fiscales y jueces especiales, y organizaciones de inteligencia,
para operaciones de seguridad y contra
crimen organizado (La Prensa, 2016).
A interior de esa nueva estructura,
creó la “Policía Militar de Orden Público” (PMOP), que utilizó para retomar y
dar seguridad a barrios con amplio número de pandilleros, y en operaciones
contra blancos de alto valor, entre otros
usos (La Prensa, 7 de mayo de 2016). A
diferencia de El Salvador, el PMOP no
fue una Fuerza hibrida como los FERES
y FIRT, sino una Fuerza nacida dentro
de los Fuerzas Armadas, autorizada y
capacitada para realizar operaciones
policiales.
Sin embargo, aparte del PMOP, el gobierno de Honduras también trabaja
para reformar la Policía existente, y crear
nuevos unidades policiales elites, como los
Tigres, con el apoyo de los EE.UU.
En Perú, a diferencia de los otros casos, el
enfoque principal interno de los Fuerzas
Armadas ha sido la lucha contra un grupo terrorista, Sendero Luminoso, que ha
realizado ataques contra el Estado desde
mayo de 1980, e inició una guerra civil
en la que murieron alrededor de 70,000
personas.
En 2012, el gobierno empezó a conseguir victorias importantes contra la rama
de Sendero Luminoso en el valle del Alto
Huallaga, y logró la captura de su líder,
el Comandante Artemio. Luego en Agosto
de 2013, se neutralizó a dos líderes claves, los comandantes alias “Alipio” y alias
“Gabriel” en el Valle de los Ríos Apurímac,
Eme y Mantaro (VRAEM. En el marco de
estos dos años, casi toda la organización
de Sendero Luminoso en el Alto Huallaga
fue eliminada (Ellis, 2016).
Desde inicios de 2000, el gobierno de Perú
ha reconocido la importancia de desarrollar una estrategia que contemplara “todo
el gobierno” para combatir y debilitar a
Sendero, estableciendo una zona especial bajo comando militar, incluyendo no
solo una presencia militar y policial, sino
también intentando construir carreteras y
otros proyectos de desarrollo (El Comercio, 2011).
Desde el lado militar, las Fuerzas Armadas
han establecido una presencia significativa
en el VRAEM con 60 bases temporales y
permanentes. Sin embargo, han sido muy
cautelosas en tomar la iniciativa contra el
crimen organizado, porque se sienten vulnerables frente a problemas legales que
deban enfrentar si civiles resultan heridos
o muertos en este tipo de operaciones.
También, como en los otros casos de países centroamericanos, la cooperación militar con la Policía Nacional se ve limitada,
dada la preocupación que existe de que
81
Edición 001 2016
estas últimas presenten altos niveles de
corrupción, debido a su contacto con
grupos criminales locales.
Unos de los mecanismos más impactantes, pero más controversiales utilizados por las Fuerzas Armadas peruanas hasta la fecha para combatir el
crimen organizado y el terrorismo, es
la utilización de Fuerzas de tarea bajo
el Viceministro del Interior (y luego el
Viceministro de Defensa) Iván Vega,
apalancando inteligencia y recursos
de múltiples ministerios del gobierno
y de los del Estados Unidos para atacar blancos de alto valor. Aunque su
uso fue eficaz en capturar o neutralizar
múltiples líderes de Sendero Luminoso como “William,” “Alipio” “Gabriel”,
“Renan” y “Yuri,” Vega fue criticado por
sobrepasar su autoridad, y recientemente renunció y se trasladó a trabajar
con UNASUR en Buenos Aires (Agencia
de Noticias del Perú, marzo de 206).
ELEMENTOS COMÚNES
Los cuatros casos analizados en este
trabajo tienen varios elementos comunes, con respecto a los desafíos de
crimen organizado y terrorismo, y la
innovación en el uso de las Fuerzas
Armadas y agencias del gobierno para
enfrentarlo.
En cada uno de los cuatros casos, las
Fuerzas Armadas han sido llamadas a
asumir un rol contra amenazas internas de crimen organizado o terrorismo
cuando se percibe que el problema sobrepasa las capacidades de las Policías
y podría representar un amenaza para
el Estado. Se ha percibido que las Fuerzas Armadas llevan a la mesa recursos
importantes, para incluir poder de fuego, movilidad, y una organización confiable para actuar.
En cada caso, para cumplir con su rol,
las Fuerzas Armadas han realizado innovaciones que han impactado la institución, cambiando doctrina, para dar más
atención a operaciones de seguridad interna, que han ido en ascenso.
En cada caso, la contribución esperada de
las Fuerzas Armadas se ha basado, en parte, a que se han visto como menos corruptas, frente a las instituciones policiales altamente afectadas por este flagelo a causa
del contacto sostenido con los elementos
criminales. Pero en cada caso también los
líderes militares han sentido preocupación
frente a la posibilidad que a mediano y
largo plazo, el contacto con grupos criminales lleve a elevar los niveles de corrupción en las instituciones castrenses.
En cada caso también, las Fuerzas Armadas se han preocupado por el efecto de
participación prolongado en estés actividades, en su capacitación, recursos, y el
estado de su equipamiento para realizar
las misiones tradicionales de defender la
nación contra amenazas externas.
En cada uno de los cuatro casos los Estados se han preocupado por la suficiencia del
marco jurídico y constitucional para proteger los miembros de las Fuerzas militares
que realizan operaciones de
seguridad interna.
RECOMENDACIONES
Un clave importante para gestionar la
transformación institucional para combatir el crimen organizado y el terrorismo es
adaptar conceptos de operación y organización, que facilite el trabajo articulado con otras organizaciones de gobierno
y la nación, conceptualizando e implementando estrategias desde perspectivas
sistémicas. Hay cinco principios para seguir:
TRANSFORMACIÓN Militar
• Aprender uno del otro. Es importante que las instituciones castrenses de la región estudien los éxitos,
innovaciones, errores y desafíos de
sus pares para aprender de las experiencias de otros. Recíprocamente,
tienen que compartir sus propios
puntos de aprendizaje para contribuir a este proceso.
• Incrementar capacitación de temas policiales y consideraciones
inter-gubernamentales e internacionales. Es cada vez más importante que unidades de las Fuerzas
Armadas que apoyan operaciones
de seguridad interior tengan capacitación básica en temas policiales,
así como en el relacionamiento con
agentes de cooperación inter-gubernamental e internacional. De esta
manera se reduce la probabilidad
de errores y se facilita la cooperación exitosa de forma espontánea.
• Luchar contra corrupción policial
como centro de gravedad. Entre los
otros impactos negativos, la corrupción siembra desconfianza y socava
la cooperación entre las Fuerzas
Armadas y la Policía. Al reducirse
tal corrupción se eliminan barreras
para compartir información y cooperar de forma eficaz, colaborando
con la Policía y otras organizaciones
gubernamentales y sociales.
• Organizar y capacitar para generar
estrategias “sistémicas.” El diseño
de estrategias y planes contra el
crimen organizado y el terrorismo
tiene que empezar con todas las organizaciones gubernamentales relevantes en la mesa, conceptualizando el problema de forma sistémica;
tal análisis debe enfocarse en las interrelaciones entre sus dimensiones
para incluir el grupo criminal y su liderazgo, su forma de generar, lavar
y utilizar recursos, las infraestruc-
turas físicas, financieras, comerciales
y de recursos humanos que sostienen
sus operaciones, y el contexto socioeconómico en que operan, para incluir
las actitudes, tradiciones, y bondades
relativas entre sociedad, gobierno, y los
grupos delictivos.
• Fomentar y acelerar un ciclo de revisar, adaptar y actuar. La innovación es
un proceso incremental. Las organizaciones, estrategias, y planes casi nunca
nacen perfectos. Es importante no solo
generar buenas estrategias, sino fomentar que las instituciones castrenses
y gubernamentales revisen su desempeño para identificar y corregir problemas ágilmente, adaptando la doctrina,
la organización y los recursos.
CONCLUSIÓN
En cada uno de los cuatros casos examinados, las Fuerzas Armadas se han involucrado de manera importante en la lucha
contra el crimen organizado transnacional
y están innovando para aumentar su eficacia en la lucha, para incluir el desarrollo
de estrategias multidimensionales, integradas con otras agencias del gobierno y
socios extranjeros. Aunque imperfectas,
estas innovaciones merecen la atención
de los demás países de la región, para
aprender de sus éxitos y evitar sus errores.
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TRANSFORMACIÓN Militar
Fotografía: Ejército Nacional
85
Edición 001 2016
Fuente:http://www.eb.mil.br
LA
TRASFORMACIÓN
DE OTROS
EJÉRCITOS
Ana Luiza Bravo e
Paiva1
Flávia Matilde Seidel
Osorio2
LAS GUERRAS HÍBRIDAS Y LAS IMPLICACIONES
PARA EL SISTEMA DE DEFENSA
EN BRASIL
TRANSFORMACIÓN Militar
87
INTRODUCCIÓN
D
urante la década de 1990, especialmente en el período posterior a la Guerra Fría, dadas
las incertidumbres en el escenario internacional, los países comenzaron a
reevaluar sus políticas y estrategias
operativas respecto a la garantía de
la seguridad y la defensa nacional. Si
antes las amenazas a los Estados se
manifestaban más concretamente en
forma de posibles conflictos estatales,
en el nuevo orden internacional en gestación, la fuente de las amenazas pasó
a ser menos tangible, un hecho que
acabó por tornar vulnerable la capacidad de respuesta rápida de las Fuerzas
Armadas. En este contexto, la vaguedad de los conceptos de seguridad y
defensa nacional, hizo que las misiones
llevadas a cabo por militares y policías
pasaran a ser cada vez más complejas.
Frente a esta imagen, se empezó a ver
en los países desarrollados, sobre todo
después del 11 de septiembre, la intensificación de los debates políticos y
académicos que apuntaron a la necesidad de replantear, desde la ampliación
de la agenda de seguridad, el papel de
las Fuerzas Armadas y el alcance de su
misión para garantizar la defensa nacional. Como resultado, en los últimos
años, distintos países han discutido la
necesidad de hacer ajustes a las estrategias y doctrinas militares con el fin
de garantizar la eficacia y la eficiencia
de las Fuerzas Armadas en sus nuevas
funciones. Además, la naturaleza híbrida de las denominadas “nuevas amenazas” ha requerido el desarrollo de nuevas estrategias operativas.
En cuanto a las llamadas guerras híbridas, aunque no hay consenso entre los
expertos acerca de su amplitud, dado
que se trata de una nueva modalidad de
guerra, los conflictos entre Rusia y Ucrania, durante la disputa por la región de
Crimea en 2013, ya pueden ser considerados como una manifestación de este tipo
de combate. En este contexto, algunos países y organizaciones internacionales como
Estados Unidos, Rusia y la OTAN comenzaron a incluir el concepto de guerra híbrida
en sus estrategias militares. A pesar de que
muchos autores no consideran este tipo de
guerra sin precedentes, ciertamente, en la
coyuntura después del 11 de septiembre,
las operaciones militares que se han llevado a cabo en Irak, por ejemplo, deja patente la necesidad de integrar las tácticas
tradicionales e irregulares. Por lo tanto,
aunque las guerras convencionales no se
hayan superado, el empirismo sugiere que
los nuevos enfrentamientos han asumido
contornos cada vez más híbridos, lo que
obliga a los Estados a prepararse para hacer frente a esta realidad.
Teniendo en cuenta los nuevos problemas
relacionados con las guerras híbridas, las
líneas que siguen, tratan de presentar la
forma en que el tema ha sido abordado
por la doctrina militar brasileña y las posibles implicaciones de este tipo de conflicto
para el sistema de defensa en Brasil. Con el
fin de hacer inteligible la intención de las
autoras, este documento comienza con un
breve análisis del concepto, vinculándolo
a la situación en la que se ha desarrollado.
GUERRAS HÍBRIDAS: CONSIDERACIONES CONCEPTUALES
Como se sugirió anteriormente, el concepto de guerras híbridas ha sido objeto de
análisis en la literatura especializada. Gran
Doctora en Historia Comparada por la Universidad
Federal de Rio de Janeiro
(UFRJ). Investigadora del
Laboratorio de Simulaciones y Escenarios (LSC) de
la Escuela de Guerra Naval
(EGN), Marina de Brasil.
1
Maestra en Estudios Estratégicos de Defensa y Seguridad por la Universidad
Federal Fluminense (UFF).
Investigadora Colaboradora
del Laboratorio de Simulaciones y Escenarios (LSC)
de la Escuela de Guerra
Naval (EGN), Marina de
Brasil.
2
Edición 001 2016
parte del debate es de naturaleza tautológica. Para algunos autores, como
Boot (2015), la expresión “guerra híbrida” sería simplemente una nueva
nomenclatura para una técnica que se
ha utilizado en otros períodos históricos, pues, en la visión del autor, la combinación de las fuerzas regulares e irregulares como manera de amenazar al
enemigo no puede considerarse como
una novedad del siglo XXI. Además,
pone de relieve la dificultad de especificar el origen del término. Para algunos,
el término habría sido utilizado por
primera vez por el Mayor W. Nemeth
del cuerpo de infantería de Marina de
Estados Unidos (RÁCS, 2015). Ya autores como Guindo et al (2015) sugieren
que el término había sido acuñado por
primera vez por Mattis y Hoffman en
el artículo Future Warfare: The Rise of
Hybrid Wars, publicado en 2005.
En general, como se sugiere en la siguiente figura...
Las guerras híbridas, por lo tanto, se encuentran en la intersección entre las guerras de naturaleza estatal, en las que se
utilizan sistemas de armas avanzadas y
los conflictos no estatales en los que se
utilizan tácticas de guerra irregular para
desestabilizar gobiernos y ejercer control
sobre la población que habita el territorio
a ser ocupado. Por lo tanto, en ese “nuevo
tipo de conflicto”, las unidades tácticas y
operativas empiezan a operar en actividades multimodales, tales como las que se
observan en las operaciones en la Crimea
y/o en la lucha contra el ISIS en Irak. Lo
anterior es claro en la estrategia militar
de Estados Unidos que hace hincapié en
la complejidad de los conflictos actuales
y señala la necesidad de fomentar la capacidad de adaptación y resistencia de las
Fuerzas Armadas. Sin embargo, a pesar de
que se ve claramente la existencia de los
conflictos híbridos, en la visión de Trinidad (2015), eso no implica necesariamente la aparición de un nuevo tipo de guerra.
...es posible definir las guerras híbridas como conflictos
en los que los actores, estatales y/o no estatales, echan
mano de todas las formas de
guerra que puedan emplear
simultáneamente,
armas
convencionales avanzadas,
tácticas irregulares, tecnologías agresivas, terrorismo y
crimen dirigidas a desestabilizar el orden vigente.
Fotografía: Ejército Nacional
TRANSFORMACIÓN Militar
Gráfico 1: Continuación del conflicto
CONSEQUENCE
CONTINUUM OF CONFLICT
State Conflict:
Employs large-scale military
force and sophisticated
military technologies across
multiple domains to defeat
the enemy. May include use
of WMD, antiaccess/area
denial systems, global strike
systems, undersea platforms,
advanced cyber tools, and
counter-space systems,
among other capabilities.
Hybrid Conflict:
Blends conventional and
irregular forces to create
ambiguity, seize the initiative,
and paralyze the adversary.
May include use of both
traditional military and
asymmetric systems.
Nos-State Conflict:
Employs small units and
networks to undermine
governments and gain
control over population.
May include use of IEDs,
small arms, propaganda,
and terror.
PROBABILITY
Fuente: US National Military Strategy (2015)
DEFINICIONES
• Guerra híbrida: es una
situación en la que un país
recurre a la utilización ostensiva de las Fuerzas Armadas contra otro país o
un actor no estatal, combinando otros medios, ya sean
económicos, políticos y/o diplomáticos, para paralizar y
controlar al oponente.
• Conflicto híbrido: es una
situación en la que las partes
se abstienen del uso ostensivo de las Fuerzas Armadas
contra los otros, utilizando
solamente una combinación
de intimidación militar, la
explotación de las vulnerabilidades económicas y políticas, así como de los medios
diplomáticos o tecnológicos
para alcanzar sus objetivos.
• Amenaza híbrida: es un fenómeno resultante de la convergencia y la interconexión de diferentes elementos, que cuando
se combinan, forman un tipo de
amenaza más compleja y multidimensional. El conflicto híbrido y la guerra híbrida son dos
categorías específicas en que
algunas tácticas híbridas son
utilizadas de manera acopladas
por un Estado con el fin de lograr sus propósitos estratégicos.
89
Edición 001 2016
LAS GUERRAS HÍBRIDAS
Y SUS CONSECUENCIAS
EN BRASIL
Desde finales de 1990, la arquitectura
institucional de defensa en Brasil ha experimentado cambios sustanciales que,
tras haber pasado por el establecimiento de la Política de Defensa Nacional
(PDN) en 1996 y su revisión en 2005,
culminaron en un proceso de actualización de la Doctrina Militar de Defensa (DMD) en 2007 y la aprobación de
documentos no publicados, a saber, la
Estrategia Nacional de Defensa (END)
en 2008 y el Libro Blanco de Defensa
Nacional (LBDN) en 2012. Es evidente
que estos documentos están destinados
a desarrollar un nuevo concepto doctrinal para el desempeño de las Fuerzas
Armadas del país con el objetivo de que
sean capaces de asegurar el mantenimiento de la seguridad y defensa nacional, así como la proyección del poder y
la instrumentalización de los intereses
de Brasil a nivel internacional.
Al realizar un análisis sobre las implicaciones de las guerras híbridas en Brasil,
el resultado es un escenario no muy
profuso. Si bien es posible identificar
estudios en los que se considera la naturaleza híbrida de las amenazas, en
términos generales, pocos estudios se
dedicaron a examinar los efectos reales de estas sobre el modelo de defensa
en el país. En un estudio realizado para
el Centro de Estudios Estratégicos del
Ejército (CEEE), comparando el perfil
de las búsquedas del término “guerra
híbrida” en Brasil y en los Estados Unidos en la herramienta Google Trends,
Leal (2005) identifica que, si bien el
tema de las guerras híbridas ha sido
discutido durante más de una década
en el extranjero, en Brasil la cuestión
todavía no ha recibido la debida atención.
También de acuerdo con Leal (2015), si
orientamos el análisis para las instituciones militares, como el Ejército, se ve la
necesidad de poner en marcha un ejercicio reflexivo consistente sobre el tema en
cuestión que pueda contribuir a la elaboración de manuales operativos que incluyan al menos una visión global de las características de los conflictos híbridos en
la visión militar brasileña. Por fin, para el
autor, “las lecciones aprendidas del conflicto en Ucrania indican que es deseable
que la Fuerza de prioridad en obtener y
mantener medios y estructuras adecuados (con flexibilidad, letalidad selectiva,
adaptabilidad, modularidad, elasticidad
y sostenibilidad), con el fin de obtener la
capacidad necesaria para la defensa de la
patria, a la luz, también, de la guerra híbrida” (Leal, 2015, p. 15).
Sin embargo, aunque la Estrategia Nacional de Defensa y la Doctrina Militar
de Defensa no mencionan explícitamente
el tipo “guerra híbrida”, se puede ver un
nuevo modo de operación que da cuenta de un cambio en el concepto doctrinal
de las Fuerzas Militares. A partir de estos
documentos, se consideran las llamadas
Operaciones de Amplio Espectro. El concepto Operaciones de Amplio Espectro
hace hincapié a que los conflictos actuales
implican no sólo la lucha entre oponentes
armados. Tales operaciones incluyen, de
esta manera, la aplicación de diferentes
medios de combate, simultánea o sucesivamente, para combinar actitudes ofensiva, defensiva, de pacificación, de Garantía
de la Ley y del Orden (GLO), de apoyo a
las instituciones gubernamentales e internacionales y de asistencia humanitaria, en
ambiente inter-agencias (Paixxão Júnior,
2013). Aunque Brasil no presenta una definición explícita de la guerra híbrida en
sus documentos, el hecho de que la Estrategia de Resistencia del Ejército ratifique
la combinación de elementos de combate
de las guerras convencionales y tácticas
irregulares y de guerrillas, ya son una indicación de que el país no se encuentra to-
TRANSFORMACIÓN Militar
talmente vulnerable para hacer frente
a este tipo de conflictos.
Una forma interesante de promover la
discusión y la preparación de las Fuerzas Amadas para las guerras híbridas
más allá del debate académico sería a
través de simulaciones y juegos de guerra. La práctica de ejercicios simulados
entre agentes interinstitucionales, en
función de su carácter didáctico, podría ayudar a desarrollar escenarios
y posibles estrategias para lidiar con
cuestiones relativas a la naturaleza de
las amenazas que presenta Brasil. Al final, cada país debe desarrollar modelos
doctrinales autóctonos con los cuales
se pueda enfrentar los tipos específicos
de amenazas y vulnerabilidades a ser
superados.
En ese sentido, el Centro de Juegos De
Guerra (CJG) de la Escuela de Guerra
Naval (EGN) de la Marina de Brasil es
referencia nacional en la elaboración y
en la práctica de juegos de guerra y de
cooperación internacional en los que se
conducen temáticas relativas a las guerras convencionales (utilizando simuladores desarrollados en la Marina de
Brasil) y a las guerras irregulares, así
como a las amenazas y a los crímenes
transnacionales (con objetivos de cooperación y de pruebas de protocolos colectivos). En los últimos años, el Centro
de Juegos de Guerra en asociación con
el Laboratorio de Simulaciones y Escenarios (LSC), han ido acentuando los
juegos y simulaciones hechas con el
propósito específico de elaborar planes
de contingencias y de emergencias. Se
realizaron varios juegos para la preparación de las fuerzas de seguridad para
el Mundial de Fútbol de 2014, así como
hubo un juego específico en mayo de
2016 con el propósito de capacitar
responsables del Grupo Tarea marítimo para efectos de preparación de los
Juegos Olímpicos en Rio de Janeiro.
Estas simulaciones fortalecen la rela-
ción civil-militar ya que en ellos participan
representantes de las Fuerzas Armadas y
representantes civiles de Brasil y de otros
Estados. Los juegos no son realizados sólo
en la Marina de Brasil. En la Escuela Superior de Guerra también se realizó un juego
en el ámbito del Consejo de Defensa Suramericano (CDS) de Unasur, con el objetivo
de trabajar colectivamente las capacidades
para enfrentar amenazas y vulnerabilidades colectivas. En la Escuela de Comando y Estado Mayor del Ejército (ECEME)
se ejecuta periódicamente el Ejercicio de
Planeamiento Estratégico Operacional
(EPEO) en que hay discusiones de nivel
político, estratégico y operacional, en los
ámbitos de la Presidencia de la República,
del Ministerio de Defensa y de las Fuerzas
Militares. Entretanto, es necesario que ese
tipo de prácticas den un salto cualitativo y
pasen a convertirse en ejercicios reales de
entrenamiento conjunto entre las diferentes Fuerzas con el fin de coordinar tareas a
nivel operacional y táctico, ya que los juegos en general trabajan a nivel político y
estratégico.
Incluso la clasificación del terrorismo sancionada por la presidenta Dilma Rousseff
en marzo de 2016 fue resultado de las
presiones de las instituciones creadas a
la luz de los grandes eventos. Los comités
y subcomités, así como simulaciones realizadas, obligaron a una cooperación inter-agencial y a una acción dirigida que no
se había visto antes en la misma proporción. Ante esta presión nacional e internacional salieron a la luz las deficiencias
de los marcos legales que en Brasil aún
no estaban disponibles para tipificar estos
modelos de operaciones conjuntas, coordinadas e inter-agenciales.
CONCLUSIONES
A lo largo de este artículo, se buscó
identificar, a partir del examen de los
documentos político-estratégicos de
Brasil, la forma con la cual el país ha
91
Edición 001 2016
tratado temas relacionados con los conflictos híbridos. A priori, al analizar los
documentos, las autoras no encontraron ninguna mención específica de esta
nueva modalidad de combate.
Sin embargo, a pesar de no hacer énfasis en el tema, no es posible pasar por
alto el hecho de que Brasil, en la última
década ha mostrado la intención de actualizar su política y estrategia de defensa con el fin de adaptar sus Fuerzas
a su realidad nacional e internacional.
En el contexto actual, se consideran las
operaciones de amplio espectro que
predicen la utilización de elementos
combinados de la guerra tradicional
y las tácticas irregulares, las cuales se
integran con las ideas que presenta la
estrategia de Estados Unidos y la nueva
normativa de la Unión Europea sobre el
concepto de guerras híbridas.
A pesar del hecho de que Brasil hasta la fecha no ha mostrado un debate
político y académico consistente sobre
el tema de las guerras híbridas, no hay
duda de que estas cuestiones deben
pasar a formar parte de la agenda de
seguridad del país dada la mayor visibilidad internacional que se logra principalmente con la realización de grandes
eventos como el Mundial de Fútbol de
la FIFA celebrado en 2014 y los Juegos
Olímpicos que tendrán lugar en agosto
de 2016. Por lo tanto, y a manera de
recomendación, se señala la necesidad
de profundizar las discusiones de esos
temas en la comunidad epistémica de
Brasil, de manera que se piense el modelo más apropiado para la defensa del
país.
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TRANSFORMACIÓN Militar
Fotografía: Ejército Nacional
93
Edición 001 2016
Fotografía: Ejército Nacional
LA TRASFORMACIÓN DE OTROS
EJÉRCITOS
Humberto Corado Figueroa1
REFORMA MILITAR
EN EL SALVADOR Y EL
ACUERDO DE PAZ
TRANSFORMACIÓN Militar
95
INTRODUCCIÓN
E
l fin del conflicto armado en El
Salvador, logrado por medio de
la negociación conducida por el
Gobierno de la República con las fuerzas irregulares aglutinadas en el Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), con la mediación de las
Naciones Unidas, es el hecho histórico
y político más importante de la última década del siglo XX para este país.
La firma del Acuerdo de Paz, el 16 de
enero de 1992, en el Castillo de Chapultepec, ciudad de México; su correcta ejecución, y el posterior proceso de
democratización, han convertido la experiencia salvadoreña en un auténtico
acontecimiento que se quiere compartir con las naciones hermanas que así
lo requieran.
Veinticinco años después, reconociendo las imperfecciones, los errores, y los
aciertos derivados de esta dura experiencia, es importante unir voluntades
para poner en vigor un auténtico estado de derecho, que garantice el respeto
a los derechos humanos y civiles; posibilite la convivencia armónica y el logro del bien común que toda sociedad
necesita, y propicie una paz sostenible
en el tiempo, que evite el retorno a la
guerra y a la conflictividad social que
experimentamos durante más de dos
décadas.
ANTECEDENTES
HISTÓRICOS
El conflicto armado interno
1980-1992
El Salvador inicia en 1980 la página
más infortunada de su historia: el conflicto armado interno. Miles de muertos
y un país casi paralizado serían, doce años
más tarde, el trágico saldo del conflicto. La
crisis desatada en la década de los 70´s,
no encuentra en los 80´s otra salida que
la del enfrentamiento militar. La década
de 1970 se caracteriza por el desmoronamiento de las grandes expectativas por
lograr un mejor país, y por la puesta en
escena de una conflagración que lo hizo
retroceder a niveles de 1950.
El Estado culpa a los sediciosos,
la izquierda responsabiliza a la
derecha, los políticos cuestionan a los militares y viceversa. La confrontación se torna
impostergable. La única lógica
posible, en ese contexto, es la
de recurrir a la guerra como
medio para alcanzar objetivos
políticos.
Entre 1981 y 1984, El Salvador conoce la
violencia indiscriminada más grande del
siglo XX. El FMLN, frente guerrillero que
agrupa todas las organizaciones armadas
de izquierda que nacen en los 70´s, responde con terrorismo y sabotajes generalizados. A partir de 1981, se abren caminos
hacia la guerra total. El FMLN establece su
retaguardia en las zonas montañosas del
país, y el Ejército Nacional lanza gigantescas ofensivas en búsqueda de su destrucción. La población civil, sobre todo en las
zonas rurales, se debate en el fuego cruzado. La migración interna y externa, que
marcará el rostro de El Salvador en lo que
queda del siglo, se acentúa en este periodo. El país también inicia, en medio del
conflicto, el tímido camino a la democracia. En 1982 se celebran elecciones para
Ex Ministro de Defensa
Nacional de El Salvador.
(1993-1995) en el período
del cumplimiento de los
acuerdos de Paz, luego del
fin de la guerra civil en
1992. Autor del libro “En
Defensa de la Patria”, que
narra la historia del conflicto armado en El Salvador.
1
Edición 001 2016
integrar una Asamblea Constituyente,
que promulga una nueva Constitución
de la República en 1983; los primeros
intentos de negociación entre gobierno
y guerrilla se inician en 1984; se realizan dos rondas de diálogo que no arrojan resultados, generando frustraciones
en los liderazgos de ambos contendientes y, por supuesto, en la sociedad salvadoreña.
De 1989 a 1992, El Salvador vive dos
momentos históricos excepcionales que
lo cambiarán drásticamente; por un
lado, sufre la mayor experiencia bélica
en nueve años de guerra: la ofensiva
militar “hasta el tope” lanzada por el
FMLN el 11 de noviembre de 1989. San
Salvador y las principales ciudades del
país se convierten en campo de batalla.
Tenía la finalidad de “quebrarle su tesis
al gobierno de que el FMLN participa
en el proceso de diálogo porque está
débil militarmente” (La Prensa Gráfica,
1999, p. 4). El llamado a la insurrección del FMLN no obtuvo respuesta
por parte de la población, aunque este
esfuerzo armado de la izquierda, en
alguna medida acelera la negociación
para lograr la finalización del conflicto.
El Gobierno de El Salvador y el FMLN
habían llegado a la conclusión de que
la terminación del conflicto por la vía
militar era imposible, o por lo menos
indeseable.
El otro momento es la firma de los
Acuerdos de Paz, en Chapultepec, México, el 16 de enero de 1992, entre el
Gobierno y el FMLN que consiguen,
por fin, una salida política al conflicto. Los Acuerdos terminan la guerra.
Con la inclusión de la Organización
de las Naciones Unidas (ONU), como
mediador, ambas partes asumen una
responsabilidad mutua ante la comunidad internacional. El resultado final
de las veintitrés reuniones y veintidós
meses de negociaciones, se expresa a lo
largo de noventa y cinco páginas que
la Comisión Gubernamental y la Comandancia guerrillera firmaron en la mañana
del 16 de enero de 1992. Resaltan dentro
del Acuerdo, las reformas a la Fuerza Armada, las que constituyen el aspecto más
problemático del Acuerdo, y que requirió
mayor atención durante todo el proceso
negociador.
Es importante señalar que para consolidar
la paz firme y duradera, en los acuerdos
suscritos, se acentúa la importancia de la
democracia como parte del esfuerzo que
debe hacerse en el futuro. En lo referente a la Fuerza Armada, contempla especialmente la plena subordinación militar
al poder político y a la institucionalidad
del país, tal como lo establece la Constitución de la República, “La Fuerza Armada
es una institución permanente al servicio
de la nación. Es obediente, profesional,
apolítica y no deliberante” (Constitución
de la República de El Salvador 1983 y sus
reformas 1992).
Lo anterior, también impone una mayor
responsabilidad a los civiles por la administración del gobierno y la conducción
militar, disponiendo que el cumplimiento de la misión de la Fuerza Armada es
“inseparable de los valores democráticos
y del estricto respeto a la Constitución en
todas sus partes”; de la misma manera, los
Acuerdos disponen que “la Fuerza Armada debe respeto al orden político determinado por la voluntad del pueblo y a todo
cambio político o social que dicha voluntad genere” (Acuerdo de El Salvador: En
el camino de la paz, p. 48-50) por lo consiguiente debe estar dispuesta a servir al gobierno que el pueblo elija, sin condiciones
ni cuestionamientos.
Los acuerdos de paz, reformas
doctrinarias y constitucionales
militares
Los firmantes de los Acuerdos de Paz,
definieron un nuevo marco doctrinario y
TRANSFORMACIÓN Militar
jurídico dentro del cual la Fuerza Armada debe desarrollar sus actividades.
Fueron asumidos tres compromisos
esenciales para enmarcar su actuación
en la vida nacional. En primer lugar, el
Gobierno de El Salvador y el FMLN, se
comprometieron a redefinir la Doctrina
de la Fuerza Armada; en segundo término, previeron la revisión del sistema
educativo de la institución; y en tercer
lugar, dispusieron la reubicación de los
Servicios de Inteligencia del Estado, de
manera que estos fueran confiados a
una entidad distinta de la Fuerza Armada, bajo la autoridad directa del Presidente de la República. Es importante
señalar que se idearon tres tipos de medidas para enfrentar el tema militar: reducción, reestructuración y depuración
(Córdova, 1999, p.4). Todo ello con el
propósito de lograr la supremacía del
poder político sobre la institución militar y crear las bases para un proceso
democrático en el país, con la participación plena de todas las ideologías
políticas existentes.
Reformas doctrinarias
Los Acuerdos partieron del supuesto
que era necesario establecer una fuerte
democracia en El Salvador; para ello resultaba necesario reestructurar el poder
a partir de nuevas relaciones, y como
es explicable, renovar las instituciones
que posibilitaran este noble propósito.
El proceso de redefinición institucional
pretendió diseñar un proyecto político,
que eliminara esquemas autoritarios
del pasado y desarrollara una transición gradual y ordenada hacia un modelo político de democracia y libertad.
A partir de los Acuerdos de Paz, puede
decirse que la Fuerza Armada fue relevada de su actuación como conductor
político, para ser orientada a cumplir la
función de Defensa Nacional. La revisión de los principios doctrinarios de la
Fuerza Armada no se limita a la modificación de sus responsabilidades. La
reforma constitucional de 1992 contiene
mucho más aspectos. Esta reforma incluye
los elementos mínimos necesarios para el
desempeño de la Institución Militar en una
sociedad democrática, debiendo hacer notar que este cuerpo doctrinal, aunque breve, contiene elementos básicos necesarios
para configurar el correcto comportamiento de la Fuerza Armada en el seno de una
sociedad democrática y plural.
La doctrina acordada se resume en los seis
puntos siguientes (En el camino de la paz,
p. 48-50):
1. La Fuerza Armada tiene por misión
la defensa de la soberanía del Estado
y de la integridad del territorio, en los
términos definido por la Constitución y
las Leyes.
2. La Fuerza Armada es una institución
permanente al servicio de la nación: es
obediente, profesional, apolítica y no
deliberante.
3. La Fuerza Armada debe respeto al
orden político determinado por la voluntad soberana del pueblo y a todo
cambio político o social que dicha voluntad genere, de conformidad con
procedimientos democráticos que se
adecuen a la Constitución.
4. Como institución del Estado, la Fuerza Armada tienen un carácter instrumental, no decisorio en el campo político.
5. La Doctrina de la Fuerza Armada se
asienta en la distinción entre los conceptos de Seguridad y Defensa. La Defensa Nacional, a cargo de la Fuerza
Armada, tiene por objeto la garantía
de la soberanía e integridad territorial
frente a una amenaza externa.
6. El mantenimiento de la paz interna,
del orden y de la seguridad pública,
97
Edición 001 2016
está fuera de la misión ordinaria de
la Fuerza Armada, como institución
responsable de la Defensa Nacional.
Reformas constitucionales
La actualización del rol de la Fuerza Armada para armonizar con el nuevo clima político que comienza a vivirse en
1992, se fundamenta en las reformas a
la Constitución de 1983. Mediante estas reformas se dejaron de lado sus atribuciones históricas de mantener el orden público, velar por el cumplimiento
de la ley y garantizar la alternabilidad
en el Poder Ejecutivo. Las reformas ratificadas por la Asamblea Legislativa, el
30 de enero de 1992, redefinen la misión y las funciones constitucionales de
la Fuerza Armada de El Salvador, para
ajustarla a los requerimientos de un estado democrático de derecho y posibilitar las transformaciones institucionales
derivadas de dicha redefinición. Dichas
reformas incluyen, en su parte medular, los siguientes mandatos:
Art. 212. La Fuerza Armada tiene
por misión la defensa de la soberanía
del Estado y de la integridad del territorio. El Presidente de la República
podrá disponer excepcionalmente de
la Fuerza Armada para el mantenimiento de la paz interna, de acuerdo
a lo dispuesto por esta Constitución.
Los órganos fundamentales del Gobierno, mencionados en el Artículo
86, podrán disponer de la Fuerza
Armada para hacer efectivas las disposiciones que hayan adoptado, dentro de sus respectivas áreas constitucionales de competencia, para hacer
cumplir esta Constitución.
La Fuerza Armada colaborará en las
obras de beneficio público que le encomiende el Órgano Ejecutivo, y auxiliará a la población en casos de desastre nacional” (Constitución, 1992).
En el pasado las funciones asignadas por
la Constitución (Constitución Política de
El Salvador de 1983) a la Fuerza Armada
eran múltiples; ahora ha sido limitada su
actuación a la defensa de la soberanía del
Estado y la integridad del territorio nacional.
MODERNIZACIÓN DE LA
FUERZA ARMADA: PLAN
“ARCE 2000”
Las reformas militares derivadas de los
Acuerdos de Paz pueden ser entendidas en
dos etapas (Córdova, 1999, p. 4); en una
primera, realizada desde 1992 a 1994, el
contenido de las transformaciones fue impuesto a la Institución. Los Acuerdos definen a la Fuerza Armada como “una institución permanente al servicio de la nación”
(Constitución, Artículo 211); de la misma
manera, reestructuraron su misión y sus
funciones constitucionales, ajustándola a
los requerimientos de un Estado democrático. Uno de los aspectos principales es el
proceso de reducción de la Fuerza Armada, que contaba con 63,000 efectivos en
1992, a 20,000 en junio de 2000. La supresión de los Cuerpos de Seguridad Pública:
Guardia Nacional, Policía de Hacienda y
Policía Nacional; y la creación de la Policía
Nacional Civil (PNC); la eliminación de la
Dirección Nacional de Inteligencia (DNI)
y la creación del Organismo de Inteligencia del Estado (OIE), bajo dirección civil;
la disolución del Servicio Territorial; y el
proceso de depuración de oficiales, a través de la Comisión Ad Hoc y la Comisión
de la Verdad; todas estos cambios y reducciones constituyen los elementos fundamentales del proceso de reestructuración
de la Institución Militar.
La segunda etapa se inicia a partir de
1994. Consolidada la anterior, la Fuerza
Armada inicia un proceso de modernización institucional; esta fase ya no es ajena
ni impuesta, sino que es decidida por el
TRANSFORMACIÓN Militar
Alto Mando Militar, que busca su propio fortalecimiento y consolidación. Es
diseñado un Plan de Modernización,
como iniciativa propia para remozar la
Fuerza Armada, con lo cual se incorpora de hecho en la reestructuración del
Estado. El Plan “Arce 2000” es el nombre del instrumento que norma a actualización institucional, la que, entre
otros objetivos, busca la profesionalización de sus miembros, y la adaptación a
la nueva realidad de paz de la nación, a
fin de cumplir la misión constitucional
reestructurada, y coadyuvar con la seguridad y el desarrollo nacional.
Los Objetivos Principales (Ministerio
de la Defensa Nacional, 1994, p. 3-4)
del Plan ARCE -2000, en una primera
fase, eran:
• Actualizar, modificar y modernizar
el marco jurídico institucional, para
armonizarlo con la Constitución de
la República.
LA FUERZA ARMADA Y LOS
ACUERDOS
El día 16 de enero de 1992, el Gobierno
de la República de El Salvador y el FMLN,
con la intermediación de la ONU, y con
la presencia de líderes políticos de México, Venezuela, Colombia y España, firmaron el Acuerdo de Chapultepec, cuyos
aspectos más significativos, con relación
al Capítulo “Fuerza Armada”, fueron los
siguientes:
Cese del Enfrentamiento Armado
(CEA)
Con base al Acuerdo de Paz, se estableció
que el CEA sería un proceso irreversible,
corto, dinámico, de duración predeterminada y de aplicación en todo el territorio
nacional de EL Salvador.
• Integrar la Fuerza Armada como un
sistema operativo, que incluya sus
diversos componentes, que posibilite el adecuado uso de los recursos,
con la finalidad de alcanzar mayores niveles de eficiencia.
En términos generales, el CEA comprendió cuatro elementos: el cese de fuego, la
separación de fuerzas, el fin de la estructura militar del FMLN, y la incorporación
de sus integrantes, dentro de un marco de
plena legalidad, a la vida civil, política e
institucional del país; y la verificación por
Naciones Unidas.
• Modernizar el Sistema Educativo de
la Fuerza Armada.
Ejecución del CEA
• Implementar el Servicio Militar
Obligatorio y de Reserva, según la
ley.
• Fortalecer las relaciones civiles- militares.
• Desarrollar estrategias orientadas a
que Unidades de la Fuerza Armada,
cuyas características lo permitan,
alcancen su autogestión económica
• El CEA se inició oficialmente el 01 de
febrero de 1992 (día D), y debió haber
finalizado el 31 de octubre de 1992;
sin embargo se extendió hasta el 15 de
diciembre del mismo año.
• La firma de los Acuerdos de Paz en
Chapultepec dispuso que la Fuerza
Armada suspendiera las operaciones
militares que había conducido durante todo el conflicto, readecuando, en
consecuencia, el concepto estratégico
institucional
99
Edición 001 2016
Reorganización de la Fuerza
Armada
Sobre la base de la situación de postguerra que vivía el país, la Fuerza
Armada diseñó una nueva estructura
orgánica para tiempo de paz. Para cumplir con este objetivo, elaboró el Plan
de Reducción correspondiente, tomando en cuenta los siguientes aspectos:
1. La reducción de la Fuerza Armada
fue una consecuencia lógica de la nueva realidad del país, que para enero de
1992, presentaba las condiciones siguientes:
• Fin del conflicto armado.
• Misión Constitucional de la Fuerza
Armada, reformada.
• Separación de la función Defensa
Nacional, de la Seguridad Pública.
• Desarme y desmovilización del
FMLN.
• Acuerdos Regionales, en materia de
balance de fuerzas militares.
• Nueva relación proporcional entre
el tamaño de la Fuerza Armada, con
respecto a la población, el territorio,
el PIB, y su capacidad para el cumplimiento de la misión constitucional.
2. La reducción de los efectivos fue del
50.2%; meta prevista a alcanzar en un
periodo de dos años, habiéndose completado en uno, como una manifestación clara de la disposición y voluntad
de cumplimiento del proceso de pacificación del país.
La reestructuración se hizo de tal manera que no incidiera negativamente
en la estabilidad interna del país en general, y de la situación militar en particular.
En este aspecto, cabe señalar que el proceso de reducción se desarrolló en dos
fases. La primera fase se materializó con
la suspensión del reclutamiento regular
de conscriptos, lo que significó que no se
desmovilizó físicamente al personal, sino
que a medida que las tropas cumplían con
su tiempo de servicio militar, se satisfacían las cifras establecidas por la desmovilización. Este mecanismo continuó hasta
el segundo semestre de 1992, generando
los espacios suficientes para cumplir con
las cantidades de efectivos pactados en el
Acuerdo de Paz.
En una segunda fase, con la finalidad de
facilitar la incorporación exitosa a la vida
civil, del personal de oficiales a ser reducidos, y de otros elementos que en forma
voluntaria optaron por esa vía, a fin de
capacitarse en actividades diferentes a la
defensa nacional, se diseñaron programas
de educación de nivel superior en diversas
universidades del país, que proveyeron
becas a oficiales que no continuarían en
Situación Activa, por falta de plazas en las
distintas Unidades Militares.
Cabe destacar que los integrantes de tropa desmovilizadas en esta fase, fueron
evaluados y preparados para su reingreso
en la sociedad, de tal manera que nadie
fuera retirado de las filas de la Fuerza Armada, sin habérsele provisto de un futuro
razonablemente asegurado. Los desmovilizados fueron incluidos en programas de
capacitación agroindustrial y tenencia de
tierras, proporcionándoles las indemnizaciones correspondientes y facilitando su
reinserción a la vida civil. Sin embargo, es
necesario subrayar que, a pesar del relativo éxito de estos programas, en los años
subsiguientes hubo reclamos de diversa
índole por el personal desmovilizado, en
búsqueda de mayores beneficios materiales.
TRANSFORMACIÓN Militar
3. El Proceso de reducción incluyó:
• Supresión de los tres Cuerpos de
Seguridad Pública (Policía Nacional, Policía de Hacienda, y Guardia
Nacional)
• Desmovilización de cinco batallones
de Infantería de Reacción Inmediata, creados especialmente para el
conflicto interno.
• Suspensión de 22 batallones, orgánicos de las Brigadas de Infantería.
• Disolución de las entidades paramilitares, tanto los miembros del Servicio Territorial, como las denominadas Defensas Civiles.
• Modificación de la Dirección Nacional de Inteligencia.
En cuanto al Sistema Educativo de la
Fuerza Armada, el Acuerdo de Chapultepec estableció que la Escuela Militar
tendría un régimen de dirección colegiado en materia docente, en el cual el
Director de la Escuela sería el Presidente de un Consejo Académico, integrado por miembros de la Fuerza Armada y por personas civiles provenientes
del ámbito académico nacional. Los
miembros de dicho Consejo Académico
serían designados por el Presidente de
la República y Comandante General de
la Fuerza Armada, en base a sus méritos intelectuales y profesionales.
Asimismo, se cumplieron los compromisos adquiridos en cuanto a la implementación y fortalecimiento de la Ley
de Probidad; Ley de Reclutamiento y
Reserva, y creación del Tribunal de Honor de la Fuerza Armada.
En cuanto a la Ley de Probidad, se
establece que se sancionará el enriquecimiento ilícito, incluyendo a Comandantes de Unidades Militares, y a
funcionarios que desempeñen tareas administrativas relacionadas con el manejo
presupuestario.
La Ley de Reclutamiento y Reserva establece que todo salvadoreño deberá acudir
oportunamente a los Centros de Inscripción correspondientes. El reclutamiento
se hará exclusivamente por llamamiento o
sorteo y registro de voluntarios. El servicio
militar podrá prestarse en forma continua
o discontinua, de conformidad con la Ley.
En cuanto a lo relacionado a la creación
del Tribunal de Honor de la Fuerza Armada, se estableció que su jurisdicción incluye el juzgamiento de hechos que, sin ser
necesariamente punibles, sean contrarios
al honor militar. Todo ello sin perjuicio de
la sujeción de los militares a los Tribunales
de Justicia ordinarios.
En relación con el proceso de pacificación,
en particular en lo referido al efecto de
los Acuerdos de Paz en el interior de la
Fuerza Armada, cabe señalar que éstos se
cumplieron disciplinadamente, conforme
al calendario y requerimientos del mismo.
Esta situación fue reconocida por Naciones
Unidas, por la sociedad salvadoreña en general, y por los países amigos del proceso,
que mantuvieron siempre una actitud vigilante en lo concerniente al estricto apego a
lo pactado por ambas partes beligerantes.
La Institución Armada ha sido objeto de
diversos reconocimientos y ha sido catalogada como la organización que de mejor
manera cumplió el Acuerdo de Paz, que
puso fin a un conflicto armado interno de
doce años de duración.
CONCLUSIONES
El cumplimiento del Acuerdo de Paz fue
muy complejo porque transformó de manera significativa las relaciones de poder
en El Salvador. La separación de las funciones Defensa Nacional y de Seguridad
Pública fue un aspecto muy disputado du-
101
Edición 001 2016
rante las negociaciones. El Gobierno de
la República y la Fuerza Armada visualizábamos que, con esta separación, el
sistema de seguridad ciudadana sería
debilitado, y por consiguiente las amenazas del crimen común y organizado
se materializarían en detrimento de la
sociedad. En la actualidad, en gran medida, por esta desafortunada decisión,
El Salvador es uno de los países más
inseguros del mundo.
En el campo militar debe asignársele
especial atención al fortalecimiento del
Sistema Educativo, particularmente en
los niveles de formación, estado mayor,
y postgrado. En este último es especialmente prioritario incluir a profesionales
civiles que puedan capacitarse, junto a
los militares, en materias de seguridad,
defensa, y desarrollo nacional.
Debe diseñarse un adecuado Plan de
Desmovilización del personal militar,
oficiales y tropas, que permita un retiro ordenado y eficaz, reconociendo los
derechos que la ley les provee, a fin de
evitar futuros reclamos que provocan
inestabilidad, violencia, y hasta manipulaciones políticas que generan desasosiego social e incertidumbre.
Es conveniente prever medidas que
enfrenten futuros señalamientos a la
institución militar y a oficiales, relacionados con presuntas violaciones legales durante el desarrollo del conflicto,
pues siempre existirá la tentación de
plantear juicios en contra de soldados
que solamente cumplieron con el deber
de defender la Patria y sus instituciones.
Un aspecto muy importante lo constituye la supervisión del exacto cumplimiento de lo pactado, particularmente
en lo concerniente a la entrega completa de todo el armamento, municiones
y equipos usados por la subversión durante el conflicto. En nuestro caso, el
FMLN no cumplió correctamente con este
compromiso, pues aparecieron arsenales
ocultos varios meses después de la firma
del Acuerdo, sin justificación alguna.
Para enfrentar las amenazas a la seguridad del Estado y la sociedad, como el terrorismo de todo tipo, el narcotráfico, las
migraciones ilegales, la trata de personas,
entre otros, es conveniente mantener una
Gran Unidad de Operaciones Especiales,
que posea el entrenamiento y las capacidades suficientes para enfrentar con éxito
las diversas hipótesis existentes.
Leyenda Anexo A
CIMA Centro de Instrucción Militar Aeronáutico
GOE Grupo de Operaciones Especiales
BIRI Batallón de Infantería de Reacción
Inmediata
DM Destacamento Militar
ASC Apoyo de Servicio de Combate
DGSM Dirección General de Sanidad Militar
CALFA Comando de Apoyo Logístico de la
Fuerza Armada
CEM Centro de Estudios Militares
CEFA Centro de Estudios de la Fuerza Armada
EM Escuela Militar
EMA Escuela Militar de Aviación
CEMFA Centro de Entrenamiento Militar de
la Fuerza Armada
CEBRI Centro de Entrenamiento de Batallones de Reacción Inmediata
TRANSFORMACIÓN Militar
ANEXO A
ORGANIZACIÓN DE LA FUERZA ARMADA ANTES DE LOS
ACUERDOS DE PAZ. 1991
FUERZA
ARMADA
MINISTERIO
DEFENSA
ESTADO MAYOR
CONJUNTO
EJÉRCITO
FUERZA
AEREA
MARINA
NACIONAL
EFECTIVOS : 60,000
SEGURIDAD
PÚBLICA
ASC
CEM
X
BASE AEREA
ILOPANGO
BASE NAVAL
LA UNIÓN
POLICÍA
NACIONAL
DGSM
CEFA
DM
(7)
BASE AÉREA
COMALAPA
CAP. DE PUERTO
GUARDIA
NACIONAL
CALFA
EM
II
BIRI
(5)
CIMA
BIM
X
II
BGDA. INF.
(6)
III
(5)
II
POLICÍA
HACIENDA
EMA
CEMFA
III
II
GOE
III
III
Fuente: Ministerio de Defensa de El Salvador.
CEBRI
103
Edición 001 2016
ANEXO B
ORGANIZACIÓN DE LA FUERZA ARMADA DESPÚES DE LOS
ACUERDOS DE PAZ.
1992
COMANDANCIA
GENERAL
EMP
II
BAPRES
MINISTERIO
DEFENSA
C-I
C-II
CODEM
ESTADO MAYOR
CONJUNTO
BESM
C-IV
UNIDAD DE
APOYO INST.
CALFA
C-III
IGFA
C-V
COSAM
C-VI
DGRR
EJÉRCITO
X
III
(6)
(8)
FUERZA
AEREA
FUERZA
NAVAL
III
X
CFE
CIFA
Fuente: Ministerio de Defensa de El Salvador.
Leyenda Anexo B
EMP Estado Mayor Presidencial
BAPRES Batallón Presidencial
C – I al C - VI Conjunto I al Conjunto VI
IGFA Inspectoría General de la Fuerza
Armada
UNIDAD DE APOYO INST. Unidades de
Apoyo Institucional
CODEM Comando de Doctrina y Educación Militar
BESM Brigada Especial de Seguridad Militar (Policía Militar)
CALFA Comando de Apoyo Logístico de la
Fuerza Armada
COSAM Comando de Sanidad Militar
DGRR Dirección General de Reclutamiento y
Reserva
CFE Comando de Fuerzas Especiales
CIFA Comando de Ingenieros de la Fuerza
Armada
CATFA Comando de Apoyo de Transmisiones
de la Fuerza Armada
CATFA
TRANSFORMACIÓN Militar
105
REFERENCIAS
Acuerdo de El Salvador: En el camino de la
paz. Capítulo 1, numeral 1, “Principios doctrinarios de la Fuerza Armada”, págs. 48-50.
Colegio de Altos Estudios Estratégicos. La
Fuerza Armada de El Salvador en el Post Conflicto. Abril 2002
Constitución de la República de El Salvador 1983
y sus reformas 1992 (1992). San Salvador: Editorial Jurídica.
Constitución Política de El Salvador de 1983.
Corado Figueroa, Humberto. Conferencia Internacional Función Militar y Control
Democrático. Ciudad de Guatemala: 2000.
El Salvador del Futuro. Una Visión Académica.
Universidad Tecnológica. San Salvador: 2001,
Enfoques del Siglo, La Prensa Gráfica. (1999)
edición 10, San Salvador
Ministerio de la Defensa Nacional, Plan “Arce
2000”. San Salvador, El Salvador, 1994, págs. 3
y 4.
Fotografía: Ejército Nacional
Edición 001 2016
Fotografía: Ejército Nacional
LA
TRASFORMACIÓN
DE OTROS
EJÉRCITOS
Jorge Alejandro
Góngora Montejano1
Víctor Manuel
Saavedra Salazar2
GÉNESIS, EVOLUCIÓN Y DESARROLLO DE LAS
FUERZAS ARMADAS MEXICANAS
EN LA CONSECUCIÓN DE LOS INTERESES
NACIONALES
TRANSFORMACIÓN Militar
107
EJÉRCITO MEXICANO;
GÉNESIS DE SU ACTUAL
CONFIGURACIÓN INSTITUCIONAL
L
os inicios del Ejército mexicano,
se remontan a una época de la
historia nacional, en la cual la
convulsión fue la constante y la lucha
entre grupos políticos el común denominador entre las distintas fuerzas e
intereses que buscaban conquistar el
poder político de México.
Es importante recordar, para efectos
de contextualizar al lector, que México vivió un periodo revolucionario que
se documenta históricamente entre los
años 1910 y 1917. Derivado del levantamiento armado que inició el 20 de
noviembre de 1910, Francisco I. Madero llegó a la Presidencia de la República
bajo la premisa de “Sufragio efectivo,
no reelección” (Porfirio Díaz llegó a
la Presidencia el 24 de noviembre de
1876 y se mantuvo en el poder, entre
otras cosas, debido a que se reeligió en
siete ocasiones hasta su caída en mayo
de 1911); de hecho el partido que formó llevó por nombre Partido Nacional Antireeleccionista, que aglutinó a
todos aquellos que querían derrocar
al Presidente Díaz. A la caída de éste
último, Madero asumió la Presidencia
de México el 6 de noviembre de 1911
hasta febrero de 1913, año en que se
dio el episodio de la historia mexicana
conocido como “La Decena Trágica”,
periodo de diez días en que traidores e
inconformes con la gestión maderista,
desconocieron al gobierno y, apoyados
por el entonces embajador de los Estados Unidos en México, Henry Lane Wilson (Katz, 1981), lograron la caída del
primer gobierno electo mediante las urnas
tras la dictadura porfirista. Éste episodio
culminó con el asesinato del Presidente Francisco I. Madero y de su Vicepresidente, José María Pino Suárez (SEDENA,
2015).
DEL DECRETO 1421 A LOS
TRATADOS DE TEOLOYUCÁN
Como consecuencia de la llamada “Decena Trágica”, asumió como Presidente el
entonces General del Ejército federal, Victoriano Huerta, quien gobernó de febrero
de 1913 a julio de 1914. Una de sus primeras acciones fue la de enviar telegramas a
quienes ejercían las gubernaturas en cada
uno de los estados del país (33 entidades
federativas incluyendo la Ciudad de México que concentra los poderes de la Unión),
en el cual hacía de su conocimiento que
el Senado le había autorizado a ejercer la
titularidad del Poder Ejecutivo nacional.
En uno de estos Estados, se dio una reacción que constituye el prolegómeno del actual Ejército Mexicano, ya que, tras la toma
del poder por parte del golpista Victoriano
Huerta y su consecuente anuncio a los distintos gobiernos de la República Mexicana,
el 19 de febrero de 1913, el XXII Congreso
Constitucional del Estado libre, soberano
e independiente de Coahuila, desconoció
el gobierno de Huerta mediante el Decreto
1421, decreto que estuvo acompañado de
una circular firmada por el Gobernador de
Coahuila, Venustiano Carranza, que decía
lo siguiente:
Magister en Derecho
Penal y Criminología de la
Universidad de Guadalajara, Jalisco, México; ha
realizado estancias en el
Centro William J. Perry de
Estudios Hemisféricos de
la Defensa en los cursos
de Estrategia y Política de
Defensa (2013), Lucha
contra el Crimen Transnacional Organizado y
las Redes Ilícitas (2015) e
Implicaciones Estratégicas
en el Estado de Derecho y
Derechos Humanos (2016).
Actualmente se desempeña como profesor de la
Universidad de Guadalajara
y Director General del
Centro de Vinculación y
Seguimiento a la defensoría
de los Derechos Humanos
de la Fiscalía General del
Estado de Jalisco.
1
Sociólogo e Internacionalista de la Universidad
de Guadalajara, en la cual
también se desempeña
como profesor. Ha sido
invitado por el Centro William J. Perry de Estudios
Hemisféricos de la Defensa
al curso Estrategia de Política y Defensa (2014). Ha
sido invitado como profesor
de la Universidad Pontificia
Bolivariana y de la Universidad de los Andes.
2
“
Edición 001 2016
El Gobierno de mi cargo recibió ayer, procedente de la capital de la República, un mensaje del señor General don Victoriano Huerta, comunicando que con autorización del
Senado se había hecho cargo del Poder Ejecutivo Federal, estando presos el señor Presidente de la República y todo su Gabinete, y como esta noticia ha llegado a confirmarse, el Ejecutivo de mi cargo no puede menos que extrañar la forma anómala de aquel
nombramiento, porque en ningún caso tiene el Senado facultades constitucionales para
hacer tal designación, cualesquiera que sean las circunstancias y los sucesos que hayan
ocurrido en la ciudad de México, con motivo de la sublevación del Brigadier Félix Díaz y
Generales Mondragón y Reyes, y cualquiera que sea también la causa de la aprehensión
del señor Presidente y sus Ministros, es al Congreso General, a quien toca reunirse para
convocar inmediatamente a elecciones extraordinarias, según lo previene el artículo 81
de nuestra Carta Magna; y, por tanto, la designación que ha hecho el Senado en la persona del señor Victoriano Huerta, para Presidente de la República, es arbitraria e ilegal, y no tiene otra significación, que el más escandaloso derrumbamiento de nuestras
instituciones y una verdadera regresión a nuestra vergonzosa y atrasada época de los
cuartelazos, pues no parece sino que el Senado se ha puesto en connivencia y complicidad con los malos soldados, enemigos de nuestra patria y nuestras libertades, haciendo
que éstos vuelvan contra ella la espada con que la Nación armara su brazo, en apoyo
de la legalidad y del orden”.
“Por esto, el Gobierno de mi cargo, en debido acatamiento a los soberanos mandatos de
nuestra Constitución Política Mexicana, y en obediencia a nuestras instituciones, fiel a
sus deberes y animado del más puro patriotismo, se ve en el caso de desconocer y rechazar aquel incalificable atentado a nuestro Pacto fundamental y en el deber de declararlo
así, a la faz de toda la Nación, invitando, por medio de esta circular a los Gobiernos,
a todos los Jefes de los Estados de la República, a ponerse al frente del sentimiento nacional, justamente indignado, y desplegar la bandera de la Legalidad, para sostener al
Gobierno Constitucional emanado de las últimas elecciones, verificadas de acuerdo con
nuestras leyes en 1910.
Saltillo, febrero 19 de 1913.-Venustiano Carranza (Memoria Política de México.,
2016).
TRANSFORMACIÓN Militar
Este decreto se vio materializado mediante el llamado Plan de Guadalupe,
en el cual mediante un Manifiesto dirigido a la nación, se llamaba al desconocimiento del gobierno de Victoriano
Huerta y a la conformación de un fuerza
militar ciudadana, que a la postre se llamaría “Ejército Constitucionalista”, mismo
que tendría a Venustiano Carranza como
Jefe máximo.
Gráfico 1: Decreto 1421 (19 de febrero de 1913)
Fuente: Página del Centenario del Ejército Mexicano, localizable en internet en: http://www.cultura.gob.mx/centenario-ejercito/decreto_1421.php#prettyPhoto/0/. Imagen del original del Decreto 1421, considerado el documento que da origen al actual Ejército Mexicano.
109
Edición 001 2016
En su calidad de plan estratégico y de
acción, el Plan de Guadalupe cumplió
su propósito al lograr concentrar a las
distintas fuerzas revolucionarias para
lograr la caída del gobierno usurpador
de Victoriano Huerta, objetivo que se
cumplió en julio del año 1914, en que
tras numerosas batallas, Huerta claudicó y huyó del país.
Con la caída de Huerta, Venustiano
Carranza en su calidad de Primer Jefe
del Ejército Constitucionalista, firmó
los Tratados de Teoloyucán, mediante
los cuales, entre otras cosas, disolvía al
Ejército federal, leal al “usurpador” y
entró triunfante a la Ciudad de México
el día 20 de agosto de 1914. La esencia
de los Tratados de Teoloyucán, fue precisamente la desaparición del ejército
que había sostenido a quien en su momento conspiró para derrocar a un presidente electo por la vía de las urnas.
Así, es posible citar los anteriores acontecimientos y documentos, como la
génesis de las Fuerzas Armadas Nacionales, a las cuales Venustiano Carranza
desde un inicio, visualizó como un garante de la institucionalidad y del Estado mexicano, razón por la cual entre
sus prioridades estaba su separación de
las tentaciones del poder político a través, principal pero no únicamente, de
su profesionalización. De esta manera
el 20 de julio de 1916 mediante un Decreto firmado en su calidad de Primer
Jefe del Ejército Constitucionalista y
en su carácter de encargado del Poder
Ejecutivo, creó la Academia de Estado
Mayor, con la misión de “impartir la
enseñanza correspondiente, mientras
se establecen los planteles necesarios,
en los cuales la educación habrá de ser
más amplia” (Garfias, 1990), a su vez
de terminar con la tentación de llegar
al poder a través del instituto castrense; no obstante su visión de civilizar el
ascenso al poder se vio truncado con su
asesinato el 20 de mayo de 1920, por
lo que no sería sino hasta la llegada del
General, Plutarco Elías Calles, a la Presidencia de la República, en 1924, y con el
nombramiento del General Joaquín Amaro, como Secretario de Guerra, cuando se
le dio otro fuerte impulso a la profesionalización de las Fuerzas Armadas.
Si hasta la fecha de su muerte, el poder
político en México había estado dominado
por hombres emanados de Fuerzas Militares, esta situación prevaleció hasta 1946,
año en que llegó Miguel Alemán Valdés a
la Primera Magistratura, y con él los civiles al ejercicio de la Presidencia de la República Mexicana.
A partir de ese año de 1946, los militares
se han mantenido fieles a la institucionalidad, no obstante las complejas tareas que
los civiles les han impuesto de iure y de
facto.
EVOLUCIÓN EN LAS
TAREAS DEL EJÉRCITO
NACIONAL MEXICANO
Durante décadas el Ejército Mexicano ha
realizado tareas de contrainsurgencia en
varias de las entidades federativas del
país, así como en la tarea ardua en la lucha contra el narcotráfico y crimen organizado; su participación siempre fue en las
zonas rurales y montañosas, donde las policías federales o estatales no tenían la capacidad de operación y disuasión en contra de los grupos guerrilleros y criminales.
Fue el ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa (2006 – 2012) cuando las Fuerzas
Armadas, en especial el Ejército Mexicano, tomaron una relevancia estratégica en
contra de las organizaciones criminales,
realizando funciones de seguridad pública. Con ello y para dar el sustento estratégico -más no normativo-, el Plan Nacional
de Desarrollo 2007 – 2012 (Diario Oficial
TRANSFORMACIÓN Militar
de la Federación, 2007), asume como
premisa básica la búsqueda del desarrollo sustentable, esto es, el proceso
de aplicación de capacidades y libertades que permita a todos los mexicanos
tener una vida digna sin comprometer
su patrimonio de las generaciones futuras y que en su primer acción habla de
salvaguardad las garantías individuales
y colectivas, más no menciona el instrumento para realizar la tarea específica. En este tenor son las Fuerzas Armadas, en particular el Ejército Mexicano,
quien sale de sus cuarteles para reali-
zar operaciones en zonas metropolitanas y
áreas conurbadas. A la par de que el Ejército inició labores de inteligencia, operaciones preventivas y de seguridad pública en
contra de las organizaciones criminales,
también creció en presupuesto para llevar
a cabo tareas atípicas a su marco normativo, la Secretaria de la Defensa Nacional,
(quien conforma al Ejército y Fuerza Aérea), fue la más beneficiada en la erogación de recursos por parte del presupuesto
de egresos de la federación a propuesta
del ejecutivo.
Gráfico 2: Presupuesto anual de las principales agencias del sector seguridad
(millones de pesos constantes de 2012)
$60,000
$50,000
$40,000
$30,000
$20,000
$10,000
$0
2004
2005
2006
SEDENA
2007
2008
SEMAR
2009
PGR
2010
SSP
Fuente: Elaborado por Guerrero Gutiérrez, Eduardo, “La estrategia Fallida”. NEXOS número 420. 1 de diciembre 2012.
2011
2012
111
Edición 001 2016
En este marco, varios presidentes de la
República, recurren a las Fuerzas Armadas para la resolución de asuntos de
carácter policial: la (in)seguridad pública, la tranquilidad y el orden público
y la paz social; pero, sobre todo, para
garantizar la estabilidad política. Con
ello los institutos armados han logrado
consolidar la preservación de un conjunto de atribuciones y facultades, pero
aún sin consolidar la necesaria reforma
estructural, con lo que se hace sentir
la autonomía del componente militar
mexicano, entre las que destacan:
• La expansión de su rol en el mantenimiento de la ley y el orden interno.
• El ejercicio del control del sector defensa en manos de los propios uniformados.
• El monopolio del planeamiento sectorial.
• La autonomía en la administración
de sus recursos y en el ejercicio del
gasto militar.
• La participación en el Consejo de
Seguridad Nacional.
• La participación en el Consejo Nacional de Seguridad Pública.
• La participación en el Gabinete de
Seguridad Pública.
• La ausencia de una tradición legislativa en asuntos de defensa;
• Promoción discrecional de sus oficiales.
DESARROLLO Y
MODERNIZACIÓN DE
SUS CAPACIDADES
INSTITUCIONALES
Bajo la actual administración del presidente Enrique Peña Nieto (2012 – 2018),
la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 (República, Diario Oficial de la Federación, 2013) prevé como
estrategia general elevar la productividad
para llevar a México a su máximo potencial, por lo que se orienta la actuación
gubernamental en torno a cinco metas
nacionales: México en Paz, México Incluyente, México con Educación de Calidad,
México Próspero y México con Responsabilidad Global, incluyendo además tres
estrategias transversales: Democratizar la
Productividad, Gobierno Cercano y Moderno, y Perspectiva de Género. En este
documento estratégico se vislumbra por
primera vez un proyecto más ambicioso
de nación, recalcando los intereses nacionales sobre potenciar la productividad a
través de reformas educativas, energéticas, en seguridad, sistema de justicia penal y derechos humanos.
Para el caso de la meta nacional de un
México en paz, obedece a las constantes
críticas hacia el ex presidente Calderón
por la creciente violencia y los constantes
golpes de timón en la estrategia de seguridad; así que México en Paz, como punto
de partida para un estrategia articulada,
tiene por objeto, entre otros, garantizar el
avance de la democracia, la gobernabilidad y la seguridad de su población, con
una participación más acorde al contexto
y capacidades sociales e institucionales,
privilegiando las relaciones político – civil
– militares (SEDENA, Diario Oficial de la
Federación, 2013), el cual realiza un hincapié en la recuperación de una identidad
nacional:
TRANSFORMACIÓN Militar
“Este programa, conducirá sus actividades en forma organizada con base al
Plan Nacional de Desarrollo
2013-2018, principalmente
por lo que respecta a la Meta
1. “México en Paz”, lo que
contribuirá a preservar la
integridad, estabilidad, independencia y soberanía del
Estado Mexicano, a fortalecer el Sistema de Inteligencia
Militar, coadyuvando al fortalecimiento de la Identidad
Nacional y proporcionando
apoyo a la población civil en
casos de desastre de forma
eficiente y eficaz; de conformidad con las atribuciones
que tiene la Secretaría de la
Defensa Nacional”.
Así mismo se traza dentro de la doctrina militar los bosquejos para determinar
identificar y dimensionar la realidad del
Estado mexicano, en sus diversos efectos
y factores internos y externos que pueden
constituirse en un riesgo o amenaza para
la Seguridad Nacional. Lo anterior, tiene
la finalidad de trazar las estrategias para
prevenirlos o plantear los mecanismos de
coordinación, medidas y políticas públicas
que neutralicen o minimicen sus efectos
oportuna y eficazmente. Así se genera la
Comisión Intersecretarial para la prevención social de la Violencia y la Delincuencia
(SEGOB, 2013), cuyo objeto es la coordinación de las dependencias y entidades de
la administración pública federal en el diseño y la ejecución de políticas, programas
y acciones en materia de prevención social
de la violencia y la delincuencia, en la que
ambas secretarias, de la Defensa Nacional
(Ejército y Fuerza Aérea) y Marina participan de forma coordinada y conjunta con
las demás secretarías que conforman el Estado mexicano.
Tabla 1: México en paz
Operatividad intersecretarial
I. La Secretaría de Gobernación, que la
presidirá;
II. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público;
III. La Secretaría de Desarrollo Social;
IV. La Secretaría de Economía;
V. La Secretaría de Comunicaciones y
Transportes;
VI. La Secretaría de Educación Pública;
VII. La Secretaría de Salud;
VIII. La Secretaría del Trabajo y Previsión Social;
IX. La Secretaría de Desarrollo Agrario,
Territorial y Urbano.
Estrategias
I. La construcción de una ciudadanía
responsable;
II. La promoción de una cultura social de
legalidad y tolerancia;
III. La corresponsabilidad social;
IV. El mejoramiento del entorno social y el
acceso a servicios básicos;
V. La activación y apropiación sociales de los
espacios públicos;
VI. La generación de oportunidades de
desarrollo;
VII. El apoyo económico para la creación de
empresas sociales;
VIII. La orientación y formación educativas para
combatir las causas psicosociales del delito.
Fuente: Elaboración propia con datos de la Secretaría de Gobernación publicada en el Diario Oficial de la Federación el 11 de Febrero del 2013
113
Edición 001 2016
Otro logro en la etapa de modernización por parte de las Fuerzas Armadas,
el cual es reconocido por la Constitución, fue el de generar y adoptar, las
disposiciones relacionadas con legítima defensa y la Seguridad Nacional,
además de mencionarse hechos que
motivan a recurrir al uso legítimo de
la fuerza, en caso de una situación que
ponga a la sociedad en grave peligro o
conflicto, así se generó el “Manual del
uso de la fuerza de aplicación común
a las tres Fuerzas Armadas” (SEDENA,
Diario Oficial de la Federación, 2015)
A la luz de lo anterior, queda definida
y contextualizada la modernización de
la doctrina militar y su participación
en los intereses nacionales del Estado
mexicano; por ello la Defensa Nacional
queda establecida como: “el conjunto de acciones, recursos y medios que
adopta y dispone el Estado para garantizar la integridad, independencia y soberanía de la Nación, así como prevenir
o eliminar las amenazas tradicionales y
emergentes, riesgos y desafíos que procedan del ámbito externo e interno, y
de esta forma contribuir a la estabilidad y al desarrollo nacional” (SEDENA,
Diario Oficial de la Federación, 2013).
Respecto a los derechos humanos, en
el sistema jurídico mexicano, prevalece
la jurisdicción civil sobre la militar, ya
que las resoluciones que emiten los órganos de procuración y administración
de justicia castrense, son recurribles en
todas sus etapas procesales ante los tribunales de la federación. Los órganos
del Fuero Militar no se encuentran ajenos a la existencia y funcionamiento de
los organismos internacionales protectores de los derechos humanos, como
es el caso de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, cuya competencia
fue aceptada por el Estado Mexicano
el 16 de diciembre de 1998, respecto
de los hechos que tengan lugar a partir de su entrada en vigor. En este con-
texto, el 23 de noviembre de 2009, ese
tribunal internacional emitió una sentencia en contra del Estado Mexicano en un
caso cuyos hechos tuvieron lugar en 1974,
donde la resolución textual, fue la siguiente: “[...] el Estado deberá adoptar, en un
plazo razonable, las reformas legislativas
pertinentes para compatibilizar el artículo
57 del Código de Justicia Militar, con los
estándares internacionales en la materia
y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos [...]” (SEDENA, Diario
Oficial de la Federación, 2013)
Para prevenir y minimizar los problemas
que han tenido algunos miembros de las
Fuerzas Armadas desarrollando tareas de
seguridad interior , se han desarrollado
áreas de oportunidad para la reflexión;
con ello se ha logrado impulsar la cultura del respeto a los Derechos Humanos
y al Derecho Internacional Humanitario,
mediante una plataforma de objetivos estratégicos y líneas de acción para garantizar los derechos humanos, así como el
fortalecimiento de las capacidades para
ampliar las oportunidades de las mujeres
y los hombres de las Fuerzas Armadas:
• Capacitación del personal militar en
materia de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario
• Realizar reuniones de trabajo con la
Comisión Nacional de Derechos Humanos y el Comité Internacional de la
Cruz Roja
• Dar un seguimiento al Plan de Trabajo
Conjunto que suscribió el Estado Mexicano con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos en México
• Atención y seguimiento a las quejas
y recomendaciones que la Comisión
Nacional de Derechos Humanos ha
emitido a la SEDENA, por supuestas
violaciones a los derechos humanos
TRANSFORMACIÓN Militar
imputables a personal militar
• Acciones con perspectiva de género,
para desarrollar integralmente el
recurso humano
CONCLUSIONES
relativa, extenso litoral marítimo y vocación bioceánica) (Moloeznik, 2007).
REFERENCIAS
Katz, F. ( 1981). La guerra secreta en México. México: Era.
SEDENA. (2015). La Decena Trágica. Fascículo 5 .
Al ser el Estado Mexicano una democracia relativamente joven, con constantes alternancias políticas y transiciones institucionales, es necesario sentar
la plataforma de unas Fuerzas Armadas
modernas y flexibles a los entornos y
contextos de las necesidades del Estado, sobre todo en materia de seguridad
y violencia que genera el crimen organizado, las migraciones y los contantes
señalamientos de corrupción política;
es prioritario generar una reforma en
nuestras Fuerzas Armadas que:
• Redefina sus misiones y funciones;
• Desmilitarice la seguridad pública,
acción en la que las mismas Fuerzas
Armadas doten de capacidades en
comunicación, inteligencia, logística y operatividad a las corporaciones de Policía y así tengan un retiro
gradual de esta función;
• Se obtenga la centralización del comando, control, comunicaciones,
sistemas computacionales e inteligencia, para responder así a las
viejas y nuevas amenazas para la
seguridad nacional y a la naturaleza
tridimensional del conflicto armado
moderno (Moloeznik, 2007).
• En el plano estrictamente militar, se
logre la planeación conjunta, y su
actualización permanente, a partir
de la agenda de riesgo y de la dimensión geoestratégica (que contempla aspectos tales como posición
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TRANSFORMACIÓN Militar
Fotografía: Ejército Nacional
117
Edición 001 2016
Fotografía: Ejército Nacional
LA TRASFORMACIÓN DE OTROS
EJÉRCITOS
Andrés Eduardo Fernández Osorio1
NUEVOS VIENTOS DEL ESTE:
LA TRANSFORMACIÓN MILITAR DE LA
FEDERACIÓN DE RUSIA Y SUS DESAFÍOS
FUTUROS
TRANSFORMACIÓN Militar
119
INTRODUCCIÓN
U
no de los debates más significativos en la actualidad sobre
planeamiento estratégico y
transformación del sector seguridad y
defensa gira sobre la última reforma militar de la Federación de Rusia. Esta reforma, puesta en marcha en 2008 y con
una inversión estimada de 480 billones
de dólares a la fecha (Pavlovsky, 2016),
ha logrado sorprender a sus contradictores y desconcertar a la comunidad
internacional que subestimaba su efectividad y alcance (Gady, 2015; Gressel,
2015). Este artículo analiza la estructura de mencionada transformación y sus
desafíos futuros, sugiriendo un marco
de referencia para que se identifiquen
buenas prácticas que permitan consolidar el actual proceso de transformación
del Ejército Nacional de Colombia.
ANTECEDENTES
Para la antigua Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (URSS) la capacidad militar no significaba un simple
factor de disuasión para resguardar sus
pretensiones estratégicas, operacionales y tácticas, sino que contribuía al
fortalecimiento de su política exterior y
al su posicionamiento de la URSS como
un actor clave en el balance de poder
mundial.
A pesar de la solidez del sector seguridad y defensa soviético, con la desintegración de la URSS la estructura de poder de las Fuerzas Militares (FF.MM.)
y su estabilidad financiera se vieron
afectadas significativamente. Por una
parte, la organización y doctrina militar, concebida para librar una guerra
regular a gran escala se volvió inade-
cuada para enfrentar nuevas amenazas a
nivel regional y para soportar la nueva política de apertura al exterior de la Federación de Rusia. Por otra parte, los considerables recursos históricamente asignados
al sector seguridad y defensa se redujeron
súbita y drásticamente, afectando el alistamiento de las tropas, el pago de salarios,
la inversión en programas de bienestar
(educación, alojamiento, seguridad social)
y la modernización de equipos, al punto
que durante los años 1992 al 2008 no se
realizaron adquisiciones significativas de
armamento, y de acuerdo a algunos estimados, el 70% de los tanques y vehículos
blindados no estaban en servicio (Makarychev & Sergunin, 2013, p. 357).
En razón a lo anterior, las nacientes FF.MM.
de la Federación de Rusia heredaron las
tradiciones, fortalezas y debilidades del
sector seguridad y defensa de la antigua
URSS, las cuales, finalmente, afectaron negativamente las capacidades militares2 del
nuevo Estado ruso. Al respecto, la literatura identifica cinco factores que antes del
2008 limitaban la capacidad de las FF.MM.
rusas para el cumplimiento satisfactorio
de su misión: un alto grado de corrupción;
un inadecuado alistamiento de las tropas y
una limitada interoperabilidad; armamento obsoleto; deficiencias en la preparación
del personal y un anacrónico sistema de
comando y control (Renz, 2010; Nichol,
2011; Bartles, 2011; Titoff, 2011; Barabanov, Makienko, & Pukhov, 2012).
Eventos como la escasa efectividad de
las tropas rusas durante los conflictos en
Chechenia y Georgia, la negativa percepción de los ciudadanos sobre el estamento
militar, las precarias condiciones laborales del personal uniformado y la falta de
modernización de los sistemas de armamento daban muestras sobre el limitado
Magister en Economía,
Estado y Sociedad: Política
y Seguridad, Universidad Colegio de Londres,
Reino Unido. Magister en
Relaciones Internacionales,
Escuela Superior de Economía, Federación de Rusia.
Profesional en Relaciones
Internacionales y Estudios
Políticos, Universidad Militar Nueva Granada, Colombia. Profesional en Ciencias
Militares, Escuela Militar
de Cadetes General José
María Córdova, Colombia.
Contacto: foandres@live.
com.
1
Definida como la habilidad para lograr un efecto
deseado en un ambiente
específico de operación;
está constituida por tres
elementos independientes:
alistamiento para el combate, capacidad sostenible
y estructura de fuerza
(Hinge, 2000, p. 15).
2
Edición 001 2016
alistamiento de la unidades militares y,
por consiguiente, de la incapacidad de
adaptarse rápidamente para enfrentar
nuevas amenazas.
La organización, preparación y equipamiento de las FF.MM. Soviéticas históricamente se fundamentó en el supuesto
de una confrontación global con el uso
eventual de armas de destrucción masiva para la defensa de territorios propios o con interés geoestratégico; sin
embargo, el fin de la guerra fría y la bipolaridad que esta representaba significó la proscripción de la doctrina militar
de la URSS además de la incompatibilidad de la estructura, la capacitación
y el armamento con el cual contaban
las unidades militares en relación con
los estándares internacionales (Fernandez-Osorio, 2015). El surgimiento de
nuevos riesgos globales, antiguamente
insospechados como el terrorismo internacional, las grandes migraciones, la
proliferación de armas de destrucción
masiva, el tráfico de sustancias ilícitas,
etc. impulsó la necesidad de una transformación estructural de las FF.MM.
para cumplir con las responsabilidades
del Estado en la protección del territorio, sus ciudadanos y los intereses nacionales.
LA REFORMA MILITAR
RUSA DE 2008
En septiembre de 2008 el presidente
de la Federación de Rusia para la fecha,
Dmitri Medvedev, anunció una reforma proyectada hasta el año 2020 para
convertir a las FF.MM. en unas fuerzas
modernas, profesionales y desplegables para hacer frente a los amenazas
y retos de un mundo moderno. Esta
transformación se diseñó para optimizar cuatro áreas principales: la reorganización de las cinco fuerzas (tres
servicios y dos armas) que conforman las
FF.MM. de la Federación de Rusia (figura
1), maximizando su alistamiento operacional; la profesionalización de las tropas,
incluyendo la restructuración del sistema
de educación y la disminución del reclutamiento a través del servicio militar obligatorio; el reemplazo y modernización del
armamento y equipo militar; y el mejoramiento del sistema de seguridad social y
bienestar (plan de carrera, salud, pensiones y alojamiento) para el personal militar
y sus familias.
A lo largo de su implementación, la reforma ha experimentado varios obstáculos
para lograr los objetivos trazados. Al respecto, un volumen considerable de estudios publicados ha identificado seis variables como los limitantes principales en la
efectividad de sus medidas: limitaciones
presupuestales; corrupción generalizada;
oposición interna; atraso tecnológico; dificultades demográficas; y ausencia de adecuado liderazgo y planeamiento estratégico (Rotberg, 2009; Wegren & Herspring,
2009; Lannon, 2011; Vendil Pallin, 2012;
Sergunin, 2012; Cooper, 2012; Bryce-Rogers, 2013, 2013; Roffey, 2013; Oxenstierna & Westerlund, 2013; Fernandez-Osorio, 2016).
Varios expertos han interpretado estas variables como la razón para el fracaso de la
totalidad del proceso de transformación;
de igual forma, esta visión ha sido compartida por diversos países occidentales que
han esperado con expectativa el anuncio
de la cancelación de la reforma (Gressel,
2015); sin embargo, el manejo adecuado
del contexto de seguridad y defensa por
parte del Ministerio de Defensa ruso ha
permitido que estas variables dejaran de
ser obstáculos y se convirtieran en retos
que impulsaron aún más la profundidad
de las medidas adoptadas.
TRANSFORMACIÓN Militar
Gráfico 1: Estructura de las Fuerzas Militares de la Federación de Rusia
Presidente de la
Federación de Rusia
Ministro
de Defensa
Estado Mayor
General
Servicios
Armas
Fuerzas
Terrestres
Fuerzas
Aeroespaciales
Marina de
Guerra
Fuerzas de Misiles
Estratégicos
Fuerzas
Aerotransportadas
Tropas
Motorizadas
Fuerza Aérea
Fuerzas de
Superficie
Unidades de
Misiles
Divisiones
de Asalto Aéreo
Tropas
Blindadas
Fuerzas
Espaciales
Fuerzas
Submarinas
Unidades de
Cohetes
Brigadas
de Asalto Aéreo
Tropas de Misiles
y Artillería
Fuerzas de
Defensa Aeroespacial
Aviación
Naval
Tropas de
Reconocimiento
Tropas
Costeras
Tropas de
Ingenieros
Infantería de
Marina
Tropas de Defensa
Radiológica, Química y
Biológica
Tropas de
Comunicaciones
Fuente: Elaboración propia del autor con base en la información del Ministerio de Defensa de la Federación de Rusia disponible en http://www.mil.ru
121
Edición 001 2016
A causa de lo anterior, múltiples programas se han puesto en marcha para
lograr las metas deseadas de la reforma en cada una de las áreas. En primer lugar, la totalidad de la estructura
de las FF.MM. se optimizó, logrando la
consolidación de roles y la reducción
aproximada del 44,1% de las unidades
militares en las cinco fuerzas; es decir,
90% de las unidades de las Fuerzas
Terrestres, 31,5% de las unidades de
las Fuerzas Aeroespaciales, 49% de las
unidades de la Marina de Guerra, 33%
de las unidades de las Fuerzas de Misiles Estratégicos, y 17% de las unidades
de las Fuerzas Aerotransportadas (RIA
Novosti, 2009). Igualmente se reorganizaron los niveles de comando y control, convirtiendo los antiguos distritos
militares en Comando Estratégicos Unificados fundamentados en la interoperabilidad entre las fuerzas, la flexibilidad y el máximo grado de alistamiento.
En segundo lugar, la reducción progresiva de conscriptos en favor de soldados profesionales y la creación de un
cuerpo de suboficiales, inexistente durante el periodo soviético, ha fortalecido el profesionalismo, liderazgo y supervisión de las tropas y la calidad del
entrenamiento que reciben. La realización de una depuración aproximada
del 57,7% de los escalones de mando
en el cuerpo de oficiales ha permitido
el retiro del servicio del personal no
apto física y técnicamente, permitiendo
el ascenso en los grados del personal
más calificado. Esta reducción se ha estimado en un 56% en el grado de capitán, 75% en el grado de mayor, 64,5%
en el grado de coronel y 20,8% en los
grados de general. Esto también ha permitido el aumento de mandos medios
para el liderazgo directo de las tropas
y la reducción del exceso de altos mandos y la burocracia que esto conlleva.
El sistema de educación para oficiales,
suboficiales y soldados profesionales
ha sido revisado y ajustado a los están-
dares internacionales, inclinándose por
un entrenamiento permanente enfocado en el desarrollo de las capacidades
del individuo y la realización continua
de ejercicios militares a mediana y gran
escala.
En tercer lugar, inversiones superiores
a los 18.000 billones de rublos (Fernandez-Osorio, 2016, p. 46) se han
realizado para dotar a las Fuerzas con
la mejor tecnología disponible, se ha
retirado del servicio importantes cantidades de armamento obsoleto y se
ha procurado avanzar en investigación
y desarrollo en el campo militar; sin
embargo, la industria militar rusa ha
logrado avanzar en menor proporción
frente a las necesidades de las FF.MM
(Cooper, 2012). Durante el periodo
soviético, los sistemas de defensa se
modernizaban sobre los mismos diseños y plataformas existentes, dejando
de lado la innovación; esto generó un
retraso tecnológico de la industria militar. Por tal motivo, el desarrollo de
sistemas modernos en la Rusia actual,
entendidos como recientemente fabricados y con la última tecnología, aún
carece de la capacidad requerida por el
Estado. A pesar de lo anterior, la industria militar rusa ha logrado dar avances importantes empleando tecnología
extranjera para la optimización de los
modelos propios, manteniéndose como
uno de los mayores exportadores de armas a nivel mundial.
En cuarto lugar, la solución pensional y
habitacional que se ha otorgado al personal retirado del servicio activo, corrigió en parte el déficit de más de 90.000
uniformados que permanecían sin
percibir sus derechos adquiridos (Litovkin, 2011). Aunque en la actualidad
se adelanta la construcción de nuevos
hospitales y complejos educativos para
las familias, una solución definitiva a la
problemática de bienestar del personal
aún está en desarrollo.
TRANSFORMACIÓN Militar
123
LAS FUENTES DE INCERTIDUMBRE EN EL ESCENARIO DE SEGURIDAD Y
DEFENSA
Las fuentes de incertidumbre son
eventualidades que pueden afectar el
escenario de seguridad y defensa de
un Estado y que significan un cambio
inesperado en sus políticas y planes
estratégicos. Por ejemplo, una nueva
enfermedad pandémica de difícil tratamiento, un desastre natural de alto
impacto, un cambio en el enfoque de la
política criminal, un ataque terrorista a
gran escala, el uso de armas de destrucción masiva, etc. son algunos ejemplos
de acontecimientos que obligarían a un
Estado a actuar de manera inmediata y
modificar sus prioridades.
Así las cosas, ¿cómo puede un Estado
tomar decisiones para prepararse para
escenarios futuros inciertos?, ¿cómo lograr ser flexible para hacer los ajustes
necesarios a las políticas cuando un escenario se vuelva realidad?, ¿cómo evitar que la incertidumbre afecte las demás políticas de un Estado? Si bien no
hay una respuesta única a estos interrogantes, un curso de acción acertado es
establecer estrategias integrales de seguridad y defensa que permitan tener
FF.MM. profesionales con una estructura de mando ágil y flexible que facilite
identificar y reaccionar ante los riesgos
futuros antes de que se conviertan en
un peligro para el Estado. En otras palabras, estructurar una transformación
efectiva y ajustada a las necesidades
futuras pero partiendo de las realidades económicas, políticas y sociales del
Estado.
Al respecto, Prezelj, Kopač, Vuga, Žiberna, Kolak y Grizold (2015, p. 27)
sugieren, luego de analizar las experiencias de 55 expertos en transfor-
“
Durante el periodo
soviético, los sistemas de defensa
se modernizaban
sobre los mismos
diseños y plataformas existentes,
dejando de lado la
innovación; esto
generó un retraso
tecnológico de la
industria militar.
”
Fotografía: andina.com.pe
Edición 001 2016
Gráfico 2: Modelo de transformación militar
Insumos
Proceso de análisis
Productos
- Amenazas a la seguridad
- Influencia de organizaciones
internacionales
- Iniciativas de cooperación
regional
- Influencia de estados líderes
- Necesidades nacionales
genuinas
- Presupuesto de defensa
- Disponibilidad de recursos
humanos
- Actores de la sociedad civil
- Características de
transformación
- Entendimiento general del
proceso
- Retos
- Nivel de experimentación con
soluciones innovadoras
- Tareas de las Fuerzas Armadas
- Estructura organizacional
- Operaciones centrales y en
red
- Movilidad y capacidad de
despliegue
- Relación entre las fuerzas en
actividad y las reservas
- Reclutamiento
- Sistema de planeamiento de
defensa
- Presupuesto de defensa (nivel
y estructura)
- Investigación y desarrollo
- Adquisición de sistemas
avanzados de armamento
- Educación y entrenamiento
militar
- Pensamiento y cultura militar
Fuente: Elaboración propia del autor con base en el trabajo de Prezelj et al. (2015, p. 27)
Gráfico 3: Variables que afectan un proceso de transformación militar
4
Impacto negativo en la transformación
3,3
3,3
3,1
3,1
3
3
3
2,9
2,9
2,7
2
1
0
Fatiga de la
reforma
Demoras
Conflictos
de interes
Cambio de
prioridades
Incoherencia
del proceso
Fuente: Elaboración propia del autor con base en el trabajo de Prezelj et al. (2015, p. 39)
Exceso de
complejidad
Renuencia
Brecha en
las
capacidades
Inconsistencia
con el marco
legal
TRANSFORMACIÓN Militar
maciones militares de 23 países de la
Organización del Tratado del Atlántico
Norte (OTAN), que la preparación para
escenarios futuros debe partir de una
transformación que genere productos
ajustados a los intereses nacionales
con base en insumos adecuados y un
proceso de análisis acertado (figura 2).
De igual forma identifican las variables
que más afectan el proceso de transformación (figura 3).
En el caso de la reforma militar rusa de
2008, su insumo principal fue un análisis del escenario futuro de seguridad
y defensa a la luz de los intereses nacionales. De este modo la expansión de
la presencia de la OTAN en el espacio
post-soviético, la intromisión en los intereses estratégicos de la Federación de
Rusia; la reclamación territorial contra
Rusia y sus aliados o la intromisión en
sus políticas internas; la propagación de
armas de destrucción masiva; la violación de los acuerdos y tratados internacionales por parte de algunos Estados
y el crecimiento del terrorismo, fueron
interpretados por Rusia, a través de su
doctrina militar de 2010, como fuentes
de incertidumbre y peligros a su integridad, y, por ende, determinaron la
forma en la cual la reforma militar se
diseñó y los alcances a obtener.
LOS DESAFÍOS FUTUROS
DE SEGURIDAD Y DEFENSA DE LA FEDERACIÓN
DE RUSIA
Un mundo globalizado forja continuamente nuevos desafíos de seguridad y
defensa para los Estados donde el adversario, en ocasiones, es difícilmente
reconocible. En la actualidad los intereses nacionales no son amenazados
solamente por otros Estados; organizaciones independientes, coaliciones
privadas e inclusive individuos tienen
la capacidad de desestabilizar un país
y obligar a modificar sus políticas internas.
La potencial aparición de enfrentamientos por tensiones étnicas, religiosas, políticas o económicas que pueden
llegar a convertirse en un conflicto a
mayor escala, fundamenta que Rusia
permanentemente revise las prioridades del sector seguridad y defensa y
haga los ajustes necesarios que garanticen la supervivencia del Estado.
Debido a factores como el desarrollo
de la guerra del este de Ucrania en
2014, al reposicionamiento de tropas y
sistemas de armamento de la OTAN en
las fronteras de Rusia, al crecimiento
del narcotráfico, a la reaparición de organizaciones terroristas en Chechenia
y a la presión internacional por parte
de occidente a algunos países aliados
de Rusia en la región del medio oriente (Siria), la Federación de Rusia decidió fortalecer la transformación de
las FF.MM., con la publicación de una
nueva doctrina militar en 2014 para
contrarrestar estos nuevos desafíos, y a
través de la aseguramiento de recursos
para el avance progresivo de la reforma.
Es así como un escenario incierto de
seguridad y defensa en la región euroasiática configura nuevos desafíos para
los Estados, siendo factible en todo caso
la determinación de estas fuentes de incertidumbre para que las FF.MM. estén
capacitadas y listas para enfrentarlas.
Entre los diversos retos, los siguientes
son los más significativos para los Estados: En primer lugar, el crecimiento demográfico incontrolado el cual puede
generar migraciones a gran escala y las
consiguientes emergencias humanitarias. En segundo lugar, el aumento del
125
Edición 001 2016
terrorismo internacional, incluyendo la
expansión del poder y control territorial de grupos como el Estado Islámico
que pueden llegar a tener pretensiones cada vez más allá de sus fronteras.
En tercer lugar, la prevención de una
guerra mundial incluyendo los asuntos
relacionados con procesos de paz, su
implementación y actividades de desarme, desmovilización, reintegración y
reinserción a la vida civil (DDR).
En cuarto lugar, la prevención de nuevas enfermedades peligrosas para las
cuales no haya un tratamiento efectivo aún ni hayan protocolos de contención. En quinto lugar, la depredación
de recursos naturales por los cuales los
Estados incluso se lleguen a enfrentar
para dar solución a sus propias necesidades. En sexto lugar la exploración
pacífica del espacio, de las regiones
ártica / antártica y de los océanos, entendiéndose que varias de estas zonas
son reclamadas por varios Estados a la
vez, y sus investigaciones individuales
pueden interponerse a los intereses de
otros. En séptimo lugar, la superación
del atraso económico de los países en
vías de desarrollo; con esto se maximiza el bienestar de sus ciudadanos y se
legitiman sus gobiernos; dándose solución, al menos en parte, a los movimientos de inconformismo que pueden
desembocar en la búsqueda por la vía
armada de las necesidades básicas de
la población.
CONCLUSIONES
Este artículo brindó un acercamiento a
la transformación militar de la Federación de Rusia de 2008, examinándose
sus antecedentes, desarrollo y proyección a la luz de las fuentes de incertidumbre que afectan la región euroasiática. Aunque se entiende que esta
transformación está en marcha y que
ha encontrado diversos obstáculos durante su implementación, se destaca la
obtención de muchos de sus objetivos
por encima de los estándares esperados
por la comunidad internacional.
Esta reforma militar se constituye en
un caso de estudio importante que puede ser utilizado por el Ejército Nacional
de Colombia con el fin de perfeccionar
su propio proceso de transformación
para el año 2030. Si bien las condiciones y necesidades de Colombia y Rusia
difieren en gran medida, el modelo de
transformación, sus objetivos y alcance son dignos de tener en cuenta para
optimizar la creación del Ejército del
futuro.
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127
Edición 001 2016
Fotografía: Ejército Nacional
ESPECIAL COLOMBIA: LA OTRA
CARA DE LA TRANSFORMACIÓN
DEL EJÉRCITO
Mark Pieth1
LA LUCHA INTERNACIONAL CONTRA LA
CORRUPCIÓN EN UN MUNDO CAMBIANTE2:
RECOMENDACIONES PARA EL
EJÉRCITO COLOMBIANO
TRANSFORMACIÓN Militar
129
Colombia está en un proceso de transición tan interesante como difícil.
Desde una perspectiva internacional, parece ser que el país finalmente
podrá salir de décadas de guerra e inestabilidad social.
Doctor en Derecho Penal
y Procedimiento Penal de
la Universidad de Basilea,
Suiza. Desde 1993 ha sido
Profesor de Derecho Penal
y Criminología de la misma
universidad y dentro de
su amplia experiencia
académica cuenta con más
de 180 publicaciones entre
las que sobresalen libros,
artículos de libros, artículos
en revistas y otras publicaciones. Dr. Pieth presidió
el Grupo de Trabajo de la
OCDE sobre el soborno en
las transacciones comerciales internacionales y en
2004 fue nombrado por la
ONU como miembro del
Comité de Investigación
Independiente sobre el programa Petróleo por Alimentos en Irak. Actualmente,
el Dr. Pieth es Miembro del
Consejo Asesor de integridad del Grupo del Banco
Mundial (IAB), Presidente
de la Junta de Sanciones de
Apelación del Banco Africano de Desarrollo (BAD),
Fundador y Presidente del
Consejo del Instituto de Gobernanza de Basilea (BIG),
Testigo experto en varios
casos hito de arbitraje, a saber IPOC (tribunal ad hoc)
Fraport / Filipinas (CIADI)
y Piatco / Filipinas (CPI)
y del Moot Court 2011
Jessup. Recientemente, el
Dr. Pieth fue nombrado
como parte del comité de
expertos independiente que
revisará las prácticas de la
industria legal y financiera
de Panamá y hará recomendaciones para fortalecer la
transparencia.
1
O
bviamente no todo está hecho
y aún existen retos por delante; sin embargo, el panorama
económico (por lo menos en los últimos años), parece alentador y es un
área en la que Colombia ha avanzado
de manera importante. Dentro de este
contexto, es bastante significativo que
el Comando del Ejército esté preparado
para discutir los retos relacionados con
la corrupción y su prevención. Colombia merece los mayores reconocimientos por estar dispuesta a hacerle frente
al tema de corrupción de una manera
tan intensa.
A nivel internacional, Colombia ha estado participando activamente en varios
entes reguladores, particularmente en
las Naciones Unidas y la Convención de
Mérida contra la Corrupción del 2003
(UNCAC), así como la Convención de
la Organización de Estados Americanos
de 1996 y su participación en varios
mecanismos e instrumentos contra la
corrupción en el marco de la Organización para la Cooperación y Desarrollo
Económico (OCDE) como la Convención de 1997 y la Recomendación de
1999. Colombia ratificó la Convención
de la OEA en 1999, la de la UNCAC en
el 2006 y la de la OCDE en el 2012.
En Septiembre de 2013, Colombia también firmó un Acuerdo de Cooperación
Internacional con la Unión Europea con el
objeto de fortalecer la capacidad de transparencia e integridad del país. La ventaja
de ratificar estos instrumentos es una mayor visibilidad para Colombia a nivel internacional.
Colombia ha hecho esfuerzos sustanciales
para implementar los acuerdos internacionales en su legislación nacional. Las llamadas evaluaciones país han hecho lo propio
con las leyes colombianas anticorrupción
y han tenido resultados positivos, aun
cuando hay espacio para mejorar, particularmente en lo que se refiere a la responsabilidad corporativa. Bajo el Mecanismo
de Seguimiento a la Implementación de
la Convención de la OEA, hasta la fecha
Colombia se ha sometido a cuatro rondas
de evaluación, cada una de las cuales ha
estado enfocada en normas específicas de
la Convención de la OEA. Bajo el Mecanismo de Revisión de la Implementación
de la UNCAC, Colombia fue objeto de una
revisión enfocada en la penalización, aplicación de la ley y cooperación internacional. Bajo la Convención de la OCDE, el
Grupo de Trabajo sobre Corrupción ya ha
presentado dos reportes sobre Colombia,
correspondientes a las fases uno y dos,
enfocados en la corrupción de servidores
públicos internacionales en transacciones
internacionales de negocios. Vale la pena
resaltar que en el 2011 y bajo la adminis-
Edición 001 2016
Este articulo está basado
en la presentación que hizo
el Dr. Mark Pieth durante el
lanzamiento de la Dirección
para la Administración de
Normas de Transparencia
del Ejército de Colombia
(DANTE) el pasado 02 de
junio de 2016 en Bogotá,
Colombia
2
tración del Presidente Santos, Colombia expidió el Estatuto Anticorrupción
o Ley 1474 del mismo año, el cual reformó tanto el Código Penal como el
Código de Procedimiento Penal e introdujo la responsabilidad penal de personas jurídicas.
En el derecho penal colombiano, el soborno de funcionarios públicos nacionales, tanto activo como pasivo, y el soborno activo de funcionarios públicos
extranjeros, son delitos penales. La responsabilidad corporativa en Colombia
es de carácter administrativo. En relación con la contratación administrativa, la Ley 80 de 1993 es importante
por cuanto establece la prohibición de
participar en contrataciones públicas a
aquellos individuos declarados culpables de delitos en contra de la administración pública.
Además de las leyes nacionales en contra de la corrupción, el Ministerio de
Defensa Nacional colombiano (MDN)
emitió un decreto que establece parámetros detallados para la creación y
desarrollo de planes anticorrupción.
El MDN y cada una de las Fuerzas Armadas individuales finalizaron los primeros planes anticorrupción en abril
de 2014. Las evaluaciones de riesgo se
llevaron a cabo, y el MDN, el Comando General de las Fuerzas Armadas, así
como cada una de las Fuerzas individuales, desarrollaron mapas de riesgo
de corrupción los cuales son revisados
tres veces por año. Los llamados planes
de formación de “Construcción de Integridad” son parte de la Policía, la Armada Naval, el Ejército y la Fuerza Aérea
así como al interior del MDN.
Hay una función de auditoría interna
fuerte dentro del MDN, y tanto el Ministerio como las Fuerzas Armadas tienen
un Código de Ética. Colombia ha hecho
bastante en materia de regulación e implementación. La aplicación efectiva de
las normas anticorrupción continúan siendo esenciales. En otras palabras, si bien
las leyes constituyen un primer paso (por
lo demás bastante útil), es necesario que
se apliquen, y dicha aplicación depende
en gran medida en la calidad de los organismos encargados de ejecutarlas así
como del sistema judicial o, dicho más directamente, de la ausencia de corrupción
en dichos organismos.
EL EJÉRCITO Y SU
TRABAJO EN MATERIA DE
TRANSPARENCIA
Para los Comandantes del Ejército, prevenir la corrupción requiere aplicar la misma regla
que se aplica en su vida diaria:
se necesita anticipar el riesgo.
Un buen Comandante conoce
sus riesgos y los evita en cuanto
sea posible.
Ahora bien, sin conocer los retos concretos que la Institución enfrenta, pero haciendo uso de la experiencia académica y
práctica del autor, es posible hablar de los
riesgos que enfrentan, de manera general,
los Ejércitos en el mundo.
Existen riesgos concretos de corrupción
en todas las actividades de las Fuerzas
Armadas, por ejemplo a nivel de las operaciones o en relación con la venta ilegal
de armas o con respecto a la filtración de
información o espionaje. Un riesgo fundamental sigue siendo el de la contratación pública, particularmente en lo que
se refiere a un tema tan delicado como la
compra de armamento. Las armas no sólo
son costosas sino que tan sólo un puñado de individuos puede determinar cuál
TRANSFORMACIÓN Militar
es su valor real; es más: los contratos
de compra de armamento son normalmente complejos, tanto desde el punto
de vista técnico como legal. En ambos
lados de la ecuación contractual existe una alta concentración de poder:
por un lado el gobierno y por el otro,
típicamente está una compañía multinacional. Las agencias del gobierno
que hacen la compra tienen amplia discreción. Fuera de eso, el comercio de
armas está normalmente asociado a las
llamadas “compensaciones” o negocios
sobre la mesa entre el comprador y el
vendedor de armas. Estos contratos por
su naturaleza son difíciles de entender
y con frecuencia se utilizan como un
medio para hacer pagos ilegales. Finalmente, la adquisición de armamento
es igualmente confidencial y, en consecuencia, las actividades ilegales son
mucho más difíciles de detectar por
cuanto el público en general no tiene
acceso a la contratación. Aquí se da
una mezcla explosiva de oportunidades
y quizá de tentaciones.
Mediante el siguiente ejemplo, el autor quiere analizar qué puede hacer
el Ejército de Colombia para prevenir
la corrupción. Se trata de una historia
que sucedió en otro continente: hace
como un año, un ferry de carácter civil
se hundió cerca de la costa de Corea
del Sur. La armada naval envió a un
barco de los guardacostas a su rescate. Cuando los guardacostas procedieron a atender la emergencia, se dieron
cuenta que el equipo electrónico del
barco no servía para nada – resulta
asombroso que se hayan dado cuenta
precisamente en ese momento – haciendo imposible llegar hasta donde
estaban los náufragos para su rescate.
Resulta que el equipo electrónico, que
evidentemente era de una calidad inferior, había sido comprado no al mejor
proveedor sino a la empresa que pagó
el soborno más alto. A partir de este
suceso se hizo una investigación que
además descubrió que la Armada Naval
había pagado por los equipos electrónicos
cerca de veinte veces más de su valor de
mercado. Si se es consciente de la sensibilidad política actual en Corea del Sur, se
puede entender por qué el Presidente de
ese país declaró que aceptar sobornos en
la contratación pública equivale a trabajar
para el enemigo.
Ahondando en el tema de contratación,
todas sus etapas están expuestas a acciones corruptas. En la etapa de planeación,
por ejemplo, surgen algunos interrogantes: ¿hay certeza de que la necesidad de
un equipo es real? ¿Por qué las especificaciones del equipo son como las que están
en la solicitud de ofertas? ¿Hay seguridad
de que no se está favoreciendo a un contratante en particular, por ejemplo a un
amigo o alguien que ha entregado regalos
privados en el pasado? Obviamente si se
pasa a la etapa de ejecución de contratos,
el riesgo está igualmente presente. ¿Los
encargados de monitorear la ejecución,
realmente están haciendo un buen trabajo o les están pagando para que descuiden
los controles? Si es así, habría la posibilidad de terminar como en el caso de Corea
del Sur, con equipos que no solo son demasiado costosos sino también de calidad
deficiente. Por supuesto podría continuar
esta cadena con más preguntas: ¿por qué
se anuló (revertió) el costo de una manera
tan intempestiva? ¿Se han cambiado los
requisitos durante el proceso? ¿Se ha comprado un prototipo que resultó ser más
caro de lo esperado? Los riesgos aumentan
si existe una cláusula de “comprar bienes
nacionales” o incluso una exención de proceso licitatorio ante determinadas condiciones. En Colombia también se necesita
tener más conciencia sobre los riesgos de
corrupción asociados con la contratación
pública.
Pasando ahora al tema de las compensaciones, surge un primer interrogante: ¿qué
son compensaciones? Son acuerdos de
contraoferta comercial, algo que benefi-
131
Edición 001 2016
cia al país que compra y que de alguna
manera le permite justificar una adquisición costosa frente a sus ciudadanos.
A la mayoría de los países les gustan
estos acuerdos. Existe la expectativa
de transferencia tecnológica o de conocimiento y revitalización de las empresas nacionales o la nivelación de una
balanza comercial que de otra manera
sería demasiado negativa.
Las compañías también miran con buenos ojos a las compensaciones – incluso
cuando realmente sean una molestia
– porque son otra forma adicional de
obtener una ventaja frente a los competidores. Sin embargo, las compensaciones son un mundo en sí mismo.
Hay compensaciones directas como el
ensamblaje bajo licencia o el suministro de piezas o de municiones para los
equipos adquiridos. Esto, sin embargo,
exige un alto grado de sofisticación de
la industria local y requiere que también existan ventajas para la empresa
que vende las mercancías. Lo más probable es que haya que recurrir a las
compensaciones indirectas.
El mundo de las compensaciones es
aún más complejo: si la ejecución está
por encima de las expectativas, es posible que bajo ciertas disposiciones el
vendedor pueda recibir un “crédito”
que será aplicable a contratos posteriores o que incluso podría intercambiar
con otras empresas que estén obligadas a operar en un determinado país.
Ahora bien, la Organización Mundial
del Comercio y otros entes encargados
de vigilar la competencia internacional, como la Unión Europea e incluso
el gobierno de los Estados Unidos, no
ven con buenos ojos las compensaciones porque supuestamente limitan la
libre competencia. Al final, muchos de
los instrumentos internacionales como
el Acuerdo sobre Contratación Pública
(ACP) de la Organización Mundial del
Comercio (OMC) son ignorados bajo la
excusa de la “seguridad nacional”. Hasta
este momento, todo lo que se ha dicho de
las compensaciones las hace complejas
más no ilegales.
Entonces, ¿cuál es el riesgo que conllevan las compensaciones? El mundo de
las compensaciones no es muy claro: aun
cuando los términos del contrato principal
sean conocidos, con frecuencia los detalles
de los acuerdos de compensaciones permanecen secretos. Quienes critican estos
acuerdos, en particular organizaciones no
gubernamentales (ONGs) como Transparencia Internacional, sostienen que el proceso de diligencia debida en la selección
de los intermediaros es con frecuencia insuficiente al igual que la supervisión de la
ejecución, y en muchos casos simplemente
no existe. Los pagos por compensaciones
en sí mismos puedes servir como pagos
clandestinos por sobornos. Sin un proceso sólido de diligencia debida sobre los
intermediarios de compensaciones, existe
un riesgo real de que dichos acuerdos sean
utilizados para propósitos de corrupción.
En ese orden de ideas, ¿qué se debería
estar haciendo para establecer salvaguardias en los procesos de contratación pública para la compra de armamento? Para un
país que está haciendo la transición de un
conflicto armado a la paz e insiste en que
la corrupción no debería desestabilizar el
futuro de las Fuerzas Armadas, la transparencia es fundamental. Es más: el proceso
de auditoría en los procesos de adquisición del Ministerio de Defensa debe ser
tan fuerte como sea posible. Vale la pena
destacar que de acuerdo con el Índice de
Anticorrupción en Defensa y Gobierno
de Transparencia Internacional (Transparency International Government Defence
AntiCorruption Index) de 2013, menos
del uno por ciento del presupuesto general de defensa de Colombia se utilizó para
bienes secretos, y aun así este porcentaje
tan pequeño fue objeto de auditorías. Un
sistema riguroso de auditoría ayudará a
prevenir y detectar incidentes de corrup-
TRANSFORMACIÓN Militar
ción como por ejemplo aquellos que
se hicieron públicos por una revista en
Colombia en febrero de 2014, según la
cual el presunto esquema de sobornos
en contratos militares - si los informes
eran correctos - generó como resultado el despido de varios altos mandos
militares.
Colombia tiene otras circunstancias difíciles: mucha de la gente con la cual
tienen que lidiar son los inmensamente
ricos barones de la droga. La minería
ilegal también genera problemas similares. Así que parte del riesgo para
un Ejército como el de Colombia es el
trabajo formidable que tiene para man-
tener la seguridad nacional, además de
enfrentar oponentes no sólo bien armados
sino financieramente muy fuertes; no es
demasiado difícil para ellos tratar de sobornar a los representantes de las Fuerzas
Armadas. Esta es una experiencia que uno
de sus vecinos (México), ha estado viviendo recientemente. Al igual que con todos
los servidores públicos, en el Ejército es
esencial monitorear, con cierta discreción
el estilo de vida de los oficiales: si alguien
claramente está gastando más dinero de
la que razonablemente debería tener, esto
debería hacer sonar las alarmas. Los así
llamados monitoreos de estilo de vida son
un mecanismo que conocemos de otras
partes del mundo.
Las medidas anticorrupción tienen que ser un proyecto de largo plazo
para el Alto Comando del Ejército. Ya se han tomado medidas decisivas
como la implementación de códigos de ética y programas de capacitación. Otra posibilidad consistirá en intensificar las auditorías o las
rotaciones de personal. En este punto hay que felicitar al Ejército de
Colombia por la decisión de crear una entidad específicamente enfocada
en la transparencia, la Dirección para la Administración de Normas de
Transparencia del Ejército de Colombia (DANTE).
Para que se pueda prevenir de manera exitosa los incidentes de corrupción,
es fundamental que la unidad esté dotada de personal suficiente y que se le
den las competencias pertinentes. Deben tener en cuenta que un elemento
fundamental de una verdadera política anticorrupción es que las personas
responsables de ejecutar dicha política
tengan un acceso directo a los máximos
comandantes o autoridades; así como
en la empresa privada, deben tener la
posibilidad de escalar casos delicados
directamente a dichas autoridades porque en muchas ocasiones no es claro
quiénes pueden estar involucrados.
Hasta ahora solo se ha hablado de los
riesgos tradicionales de un Ejército en
pie de guerra. Sin embargo, existen razones mucho más poderosas por las cuales
el Ejército de Colombia necesita establecer
un marco de transparencia sólido.
La Institución se está moviendo hacia una
nueva fase. Algunas personas hablan del
postconflicto, pero en general, es bien sabido que esto no es necesariamente dejar
de enfrentar amenazas. La guerra, tal
como se ha conocido desde la época de
la violencia, va a cambiar, pero Colombia
continuará enfrentando otros problemas,
con un enemigo menos definido, más
complejo que la guerrilla: el crimen “desorganizado” además de cierto nivel de desestabilidad social. En otras palabras, esta
nueva fase no solo requiere que el Ejército
continúe siendo uno de los factores esen-
133
Edición 001 2016
ciales para la estabilidad del país, sino
que además necesita un Ejército moderno, listo para ser parte de una sociedad más segura, más equitativa e incluyente. Esa transformación del Ejército
solo puede lograrse dentro de una cultura profunda de integridad y transparencia. El Ejército colombiano no sólo
seguirá siendo (y de eso no cabe ninguna duda) fuerte, protector, visible
sino también un ejemplo para el resto
del continente y del mundo; un Ejército donde los soldados son apreciados
por sus valores, sentido de pertenencia
y cohesión; un Ejército que trabaja junto a las comunidades donde antes no
había presencia del Estado; un Ejército
liderando campañas de peacekeeping.
Después de haber hablado con líderes y
miembros del Ejército, la conclusión a
la que se llega es que la institución definitivamente va por un buen camino.
TRANSFORMACIÓN Militar
Fotografía: Ejército Nacional
135
Edición 001 2016
Fotografía: Ejército Nacional
ESPECIAL COLOMBIA: LA OTRA
CARA DE LA TRANSFORMACIÓN
DEL EJÉRCITO
Fabricio Cabrera Ortiz1
LA SEGURIDAD HUMANA COMO COMPLEMENTO DE
LA SEGURIDAD MULTIDIMENSIONAL:
NUEVA HERRAMIENTA PARA LA CONSOLIDACIÓN
Y ESTABILIZACIÓN DE LA PAZ EN COLOMBIA
TRANSFORMACIÓN Militar
137
INTRODUCCIÓN
L
a naturaleza cambiante de las
amenazas, la incertidumbre que
traen los procesos desconocidos
como el pos-acuerdo que muy seguramente se realizará con las FARC, exigen
actividades intensas de planeamiento,
de simulación prospectiva y de planes
de contingencia con el propósito de
responder diferencialmente frente a
estos nuevos retos y amenazas. Es por
ello que el Ejército Nacional, por intermedio del Comando de Transformación, viene adelantando desde el 2011,
esfuerzos profesionales y estructurados
en este sentido, con el único propósito
de mantenerse al día con la realidad
nacional, la mundialización y enfrentar
así los desafíos venideros.
El presente artículo pretende despertar
inquietudes en dos temas relacionados
con el debate conceptual en torno a la
seguridad y el papel que funge la institución militar en este contexto. Por
un lado, tenemos la seguridad multidimensional como respuesta de la comunidad americana frente a los desafíos
ilustrados en el informe del año 2004
de la Naciones Unidas: Un mundo más
seguro: la responsabilidad que compartimos; y el desarrollo y aplicación
que se podría dar al concepto, en la
realidad colombiana incluyendo como
complemento la seguridad nacional, la
cooperativa, la democrática y la seguridad humana.
Por otra parte y basados en los informes de La Seguridad Humana Ahora, y
La Responsabilidad de Proteger (RdP),
consideramos una oportunidad para
el Ejército abordar la interpretación
y operacionalización del concepto de
seguridad humana, que en los últimos
años ha tomado prevalencia, por cen-
trar su atención en la persona y cambiar
abruptamente el enfoque tradicional de la
seguridad territorial o de la defensa con
armamento y soldados, por la seguridad
basada en el desarrollo humano2 y el acceso a la alimentación, el empleo y la seguridad ambiental.
En el escenario actual, para el Gobierno
Nacional la paz se construye desde los territorios; en ese orden de ideas, se asume
que en el proceso de post-acuerdo los recursos y fuerza institucional se orientaran
a lo local y específicamente a las áreas más
golpeadas por la violencia; por lo tanto, es
oportuno revisar la metodología relacionada con la seguridad humana y estudiar su
aplicación en estas zonas, cuya principal
característica ha sido el abandono del Estado y la pobreza; y en donde el conflicto y
la desesperanza han sido la agenda diaria.
UNA MIRADA A LA EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DE
SEGURIDAD
Magister en Ciencia
Política y Seguridad y
Defensa Nacional. Profesor
en la Facultad de Ciencias
Políticas y Relaciones Internacionales de la Pontificia
Universidad Javeriana.
Investigador académico
del Instituto de Estudios
Urbanos de la Universidad
Nacional. Brigadier General
(Rva) de la República de
Colombia.
1
Es un proceso mediante
el cual se amplían las oportunidades del ser humano.
Implica la creación de
un entorno en el cual las
personas puedan hacer realidad sus potencialidades, y
vivir de manera productiva
y creativa, acorde con sus
intereses (Fondo de Cultura
Económico, 1990, p.3).
2
La caída del Muro de Berlín suscitó la discusión en torno al concepto de la seguridad; en este sentido, y con el fin de dinamizar y actualizar el debate, el discurso
pronunciado ante la Asamblea General de
Naciones Unidas en septiembre de 2003
por Kofi A. Annan, Secretario General de la
Organización (Organización de Naciones
Unidas, 2004), marca un hito al designar
al señor Amand Panyarachum, ex Primer
Ministro de Tailandia, como cabeza visible
de un grupo del más alto nivel, cuyo propósito sería realizar un estudio sobre las
amenazas, los desafíos y los posibles cambios frente al momento decisivo3 de proporcionar un nuevo concepto de la seguridad colectiva para sus asociados. En este
El final de la Guerra Fría
inicia un debate conceptual
de la seguridad colectiva.
Esta fue concebida para
la confrontación entre
Estados; la realidad de
hoy frente a las nuevas
amenazas (incluidas las no
estatales), ha demostrado
la necesidad de repensar su
capacidad de respuesta.
3
Edición 001 2016
La sociedad del riesgo es
la síntesis de un momento
registrado en la historia
del periodo moderno en
que éste es despojado de
sus componentes centrales,
motivando una serie de
debates, reformulaciones
y nuevas estrategias de
denominación. Se trataría
de una sociedad posindustrial, en el sentido en que
las matrices básicas de la
modernidad y su misma
correlación de fuerzas han
cambiado sustancialmente.
4
espacio señaló las profundas divisiones
surgidas entre los Estados Miembros,
en relación con la naturaleza de las
amenazas para la paz, la justificación
de usar la fuerza para neutralizarlas, y
hace un llamado a encontrar propuestas que zanjen la diferencia.
La propuesta del informe se extiende en
temas tales como: una definición de terrorismo, dos alternativas para ampliar
el Consejo de Seguridad, creación de
la Comisión de la Paz como nuevo organismo intergubernamental, cambios
en la Comisión de Derechos Humanos,
fortalecimiento de las funciones de la
Secretaría General, régimen para la no
proliferación de armas nucleares, criterios para el uso de la fuerza, impedir
la aparición de nuevas amenazas, problemas de seguridad biológica como
el VIH/SIDA, delincuencia organizada
transnacional, entre otras. Estas recomendaciones, por cierto, ofrecen en la
actualidad una singular oportunidad
para hacer una reingeniería a las políticas e instituciones orgánicas de las
Naciones Unidas.
Sin embargo, el núcleo del esfuerzo del
Secretario General de la ONU se centra en encarar un nuevo concepto de la
seguridad colectiva, en donde las amenazas antiguas prevalecen, pero en el
que también surgen nuevos retos con
interrelaciones profundas que no permiten abordarlos aisladamente y que
no hacen distinción entre Estados ricos,
pobres, débiles o fuertes. En los últimos
años, el debate en torno a estos hechos
ha sido dinámico, así como también
son notorios los diferentes hechos de
terrorismo, pandemias, desastres naturales, guerras civiles, etc., que dejan
ver con claridad un mundo cada vez
más inseguro en el que el concepto de
la sociedad del riesgo4 (Beck, 2003), se
hace más evidente.
Además de las anteriores amenazas, se
suma: la extrema pobreza; la degradación
del medio ambiente; la proliferación y posible uso de armas nucleares, biológicas,
químicas y radiológicas; y la delincuencia
organizada transnacional. Estas intimidaciones provienen de actores tanto estatales
como no estatales y afectan la seguridad
de los Estados y de los seres humanos (Organización de Naciones Unidas, 2004). De
igual manera, la conceptualización del documento sugiere tres ejes transversales: 1)
las amenazas no respetan fronteras nacionales, están relacionadas entre sí, y deben
ser enfrentadas desde el ámbito mundial,
regional y nacional; 2) ningún Estado, por
más poderoso que sea, se hace invulnerable a las amenazas; 3) no se debe suponer
que un Estado protegerá a su población y
no causará daño a sus vecinos (Fuentes,
2013).
No es propósito de este artículo discutir
la evolución del concepto de seguridad
y defensa nacional que se origina con
el término de la Guerra Fría, pero sí es
oportuno realizar una breve descripción
de la evolución del marco conceptual en
una perspectiva global y latinoamericana,
como se aprecia en el cuadro 1. Aunque la
descripción de su enfoque es muy breve,
nos permite inferir que muchos elementos
de uno y de otro se aplican en común, se
complementan y, en el mejor de los casos,
pueden ser subsidiarios; igualmente se
ilustran algunos instrumentos o mecanismos que le han dado vida a los conceptos
o, por lo menos, han realizado el intento.
TRANSFORMACIÓN Militar
139
Tabla 1. Sistemas de seguridad. Perspectivas globales y latinoamericanas
EVOLUCIÓN CONCEPTO DE SEGURIDAD
TIPO
Seguridad
Colectiva
ENFOQUE
Organismo multilateral de seguridad; los países renuncian
al uso de la fuerza de manera unilateral y aceptan ayudar
a cualquiera de los integrantes de la comunidad que sea
atacado por otro Estado; basada en la disuasión y en una
fuerza armada multinacional.
Seguridad
Cooperativa
Enfatiza la
y la seguridad mas que la disuasión,
es incluyente; no limita el ingreso de integrantes; favorece
el multilateralismo; privilegia las soluciones no militares;
resalta el valor del dialogo.
Seguridad
Defensiva
Evitar que cualquiera de sus vecinos se convierta en una
amenaza latente; requiere de una asociación bajo
: aceptación de la resolución
parámetros e
de las controversias, homogenización de los
aparatos militares.
INSTRUMENTOS
Tratado de Río o Tratado
Interamericano de Asistencia
R e c i p r o ca ( T I A R ) . P a c t o d e
Bogotá o Tratado Americano de
(Inoperantes
Soluciones
a través de la historia).
MERCOSUR. Consejo de Defensa
Suramericano (CDS); Centro de
Estudios Estratégicos de la
Defensa (CEED); Sistema de
Integración Centro a mericana
(SICA).
CEED, CDS; estas
organizaciones pertenecen a
UNASUR.
Seguridad
Democrática
Sistema de seguridad afín con los cambios del sistema
internacional; cooperación; profundización del sistema
democrático; protección de las personas; más allá de lo
militar y la defensa; sustenta la supremacía y el
fortalecimiento del poder civil; el balance razonable de
fuerzas.
Seguridad
Preventiva
Percepción de existir amenazas latentes que se pueden
materializar en cualquier momento; posibilita iniciar una
acción armada para neutralizarla. Este concepto es el de
mayor discusión en la comunidad internacional, dadas las
consecuencias que representa su aplicación.
No aplica en la región.
Aparición de nueva amenazas globales; busca dar
respuestas diferenciadas y alternativas a los retos de
seguridad que seria difíciles combatirlas con medios de
orden exclusivamente militar; busca una seguridad
inteligente; es un concepto complementario frente a los
retos y amenazas actuales.
Secretaría de Seguridad
Multidimensional (OEA).
El ser humano es el eje vital; proteger las libertades vitales;
proteger a las personas de las amenazas y situaciones de
riesgo; crear sistemas que provean elementos básicos de
supervivencia, dignidad: mantener a los seres humanos
libres de temor.
Incorporada en la Política de
Defensa de Ecuador.
Parte de la Política Internacional
de Chile.
Seguridad
Multidimensional
Seguridad
Humana
Tratado Marco de Seguridad
Democrática (TMSD) de
Centroamérica. Estrategia s de
Seguridad Centroamericana
(ESCA).
Fuente: Elaboración propia del autor adaptado del documento La Seguridad y Las Fuerzas Armadas en América Latina y El Caribe: nuevos desafíos para la
construcción de una democracia, Garzón Vergara. (2004).
Edición 001 2016
LA SEGURIDAD MULTIDIMENSIONAL COMO MARCO INCLUSIVO DE LOS
CONCEPTOS DE SEGURIDAD: NACIONAL, COOPERATIVA, DEMOCRÁTICA,
Y HUMANA
Ante este debate y en busca de nuevas
iniciativas, la comunidad de Estados
Americanos reunidos en Bridgetown
(Barbados), durante su diálogo en el
trigésimo segundo periodo ordinario
de sesiones de la Asamblea General
celebrada en junio de 2002, da un enfoque multidimensional a la seguridad
hemisférica. En su declaración advierten que la seguridad del hemisferio
abarca aspectos políticos, económicos,
sociales, de salud y ambientales, y por
lo tanto deciden incluir el enfoque multidimensional de la seguridad hemisférica planteado por los Ministros de
Relaciones Exteriores y Jefes de Delegación en el trigésimo segundo periodo
ordinario de sesiones de la Asamblea
General como un punto del temario
de la Conferencia Especial sobre Seguridad y utilizar el compendio de opiniones expresadas por los ministros y
jefes de delegación como documento
de base para la consideración del tema
(Organización de Estados Americanos,
2002, p.1).
En la Conferencia Especial sobre Seguridad realizada posteriormente en
la ciudad de México D.F. (México) entre el 27 y 28 de octubre de 2003, se
refrenda el compromiso de los países
americanos tras reconocer que la Declaración de Bridgetown visibiliza “que
las amenazas, preocupaciones y otros
desafíos a la seguridad en el Hemisferio son de naturaleza diversa y alcance
multidimensional y que el concepto y
enfoque tradicionales deben ampliarse
para abarcar amenazas nuevas y no tradicionales…” (Organización de Estados
Americanos, 2003, p. 1).
En la figura a continuación se articula y
formula la propuesta de un modelo de seguridad, basado en Fuentes Julio (2013),
que incorpora positivamente el alcance
inclusivo de la Declaración de la Seguridad de las Américas, en cuanto a los conceptos de seguridad en debate al término
de la Guerra Fría, y las principales preocupaciones de las naciones en este tema,
esto es, la seguridad nacional, la seguridad humana, la seguridad democrática, y
la seguridad cooperativa. Modelos como
este pueden ser abordados por el Comando de Transformación del Ejército, para
tomar la iniciativa e introducir el debate
de la seguridad multidimensional dentro
de las Fuerzas Militares y el mundo académico nacional, que en la actualidad no ha
sido suficientemente discutido.
Como parte de este nuevo concepto de seguridad, el actual Secretario de Seguridad
Multidimensional de la Organización de
Estados Americanos, Adam Blackwell, sugiere, frente a los nuevos desafíos y amenazas que atentan contra la seguridad,
complementar el concepto con la aplicación de una metodología que denomina la
Seguridad Inteligente, la cual consta de
cinco pasos: el primero consiste en diagnosticar los problemas; en este sentido,
afirma por ejemplo, que ni la negación ni
la guerra total contra las drogas ilícitas
ha sido la solución; por lo tanto se deben
explorar nuevas opciones; en segundo lugar, buscar soluciones al alcance de cada
Estado; en esta línea, la evaluación de las
situaciones particulares y propias de cada
país, presupuestos, etc., es fundamental;
como tercer paso, propone encontrar modelos que hayan funcionado en el hemisferio, como es el caso de Chile y su modelo
del Plan Cuadrante de la Policía adoptado
también por Colombia; en cuarto lugar,
es necesario proponer soluciones integra-
TRANSFORMACIÓN Militar
141
Gráfico 1: Los puntos cardinales de la seguridad multidimensional
Fuente: Elaboración propia del autor adaptado del documento De la Seguridad Colectiva a la Responsabilidad de Proteger: Perspectivas Globales y Latinoamericanas,
Fuentes Julio. (2013).
Edición 001 2016
les, si se mira que arrestar y encarcelar a todos los adictos a las drogas no
ha sido la mejor manera de resolver el
rompecabezas; este tema se debe enfocar también como una cuestión de
salud pública; y finalmente, evaluar los
resultados finales; en Latinoamérica
por ejemplo, existen cárceles que han
alcanzado un 300% de hacinamiento:
esto demanda buscar alternativas penales porque el encarcelamiento per se,
no ha presentado resultados satisfactorios (Blackwell, 2016).
QUÉ ES LA SEGURIDAD
HUMANA: ORIGEN Y
EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO
El programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD), en su informe del año 1994, Nuevas Dimensiones
de la Seguridad Humana (Organización
de Naciones Unidas, 1994), genera por
primera vez el debate y se aproxima a
una definición del concepto. Según el informe, “son dos las condiciones que garantizan la seguridad humana: una población libre de temor y una población libre
de carencias” (Fuentes. & Rojas Aravena,
2005, p. 33). En este documento también
se establece un vínculo entre el desarrollo
humano como ampliación de las oportunidades de la gente, y la seguridad humana
como el medio para disfrutarlas, tanto en
el presente como en el futuro.
El concepto de seguridad humana presenta un ambicioso alcance integrador y
se sale de los esquemas de la seguridad
tradicional, que siempre han estado enfocados en la defensa del territorio o el
empleo del poder militar frente amenazas
externas. Esta herramienta se centra más
en las personas bajo el entendido de que
la seguridad no es exclusiva y que no solo
proviene de las Fuerzas Militares; por lo
tanto, la seguridad humana se constituye
más bien como un concepto complementario y potenciador de la seguridad tradicional, en un mundo donde para las personas es motivo de mayor preocupación la
Gráfico 2: Principios operativos de la seguridad humana
Fuente: Elaboración propia del autor adaptado del documento Guía Metodológica para la aplicación del enfoque de seguridad
humana, Instituto Interamericano de Derechos Humanos. (2012).
TRANSFORMACIÓN Militar
seguridad de la vida cotidiana, que el
temor a que se inicie una guerra. Mientras no exista seguridad para los seres
humanos dentro de un marco inclusivo
de desarrollo, todas las metas propuestas por las comunidades como la paz,
la aplicación de los derechos humanos,
la democracia, etc., serán imposibles
de alcanzar. La seguridad humana se
rige por los principios operativos que
se aprecian a continuación:
En el año 2001 la Organización de las
Naciones Unidas, conforma la Comisión
de Seguridad Humana (CSH) por iniciativa del Gobierno de Japón y ante el
llamado del Secretario General de Naciones Unidas en el marco de la Cumbre del Milenio (Instituto Interamericano de Derechos Humanos, 2012);
uno de sus retos consistió en definir el
concepto; por lo tanto y en este marco,
en mayo de 2003 presentó el informe
La Seguridad Humana Ahora, en el que
desarrolló la siguiente definición:
La seguridad humana significa proteger
las libertades vitales. Significa proteger
a las personas expuestas a amenazas y
a ciertas situaciones, robusteciendo su
fortaleza y sus aspiraciones. También
significa crear sistemas que faciliten a
las personas los elementos básicos de
supervivencia, dignidad y medios de
vida. La seguridad humana conecta
diferentes tipos de libertades; libertad
frente a las privaciones, frente al miedo, y libertad para actuar en nombre
propio (Fuentes. & Rojas Aravena,
2005, p. 28).
La protección y la potenciación de las
personas se erigen en el informe como
los mecanismos a través de los cuales
se puede lograr el anterior objetivo.
Los derechos humanos constituyen las
entrañas de la seguridad humana, e involucran acciones, procesos etc., para
mantener libre de peligros a los seres
humanos. La potenciación o empodera-
miento constituyen la oportunidad para
que las personas participen activamente
en la formulación de las políticas y en la
toma de decisiones (Pérez, 2006).
Por otro lado, es preciso señalar también
que en respuesta al Secretario General de
la ONU en su interés de alcanzar un consenso de la comunidad internacional en
relación con la intervención humanitaria
la Comisión Internacional sobre Intervención y Soberanía de los Estados (CIISE),
publicó en diciembre de 2001 el informe
La Responsabilidad de Proteger (RdP),
que fundamenta esta misión en dos principios básicos: a) La soberanía de un Estado
conlleva responsabilidades, e incumbe al
propio Estado la responsabilidad principal de proteger a su población b) Cuando
la población esté sufriendo graves daños
como resultado de una guerra civil, una
insurrección, la represión ejercida por el
Estado o el colapso de sus estructuras, y
ese Estado no quiera o no pueda contener
o evitar dichos sufrimientos, la responsabilidad de proteger tendrá prioridad sobe el
principio de no intervención (CIISE, 2001,
p.13).
Este documento hace parte también del
debate actual de la seguridad humana, y
se constituye en eje central de las políticas
de Naciones Unidas, toda vez que refuerza
el cambio del enfoque de “la seguridad territorial o de la defensa con armamento y
soldados, por la seguridad basada en el desarrollo humano y el acceso a la alimentación, el empleo y la seguridad ambiental”
(CIISE, 2001, p.15). De ahí la importancia
del nombre que da la comisión al informe:
la responsabilidad de proteger, exaltando
así las necesidades del ser humano como
eje central que permanentemente busca
protección o asistencia. Igualmente, recomienda que los Estados no pueden seguir
manteniendo una visión restringida de la
seguridad nacional; en la actualidad son
mayores los gastos que se producen en
compras de armamento convencional, que
el presupuesto que se invierte contra la inseguridad de los ciudadanos, generada por
143
Edición 001 2016
la delincuencia, la falta de vivienda, el
hambre las enfermedades, el desempleo, los conflictos sociales, los desastres naturales, etc. (CIISE, 2001).
Enfoques que vincula la seguridad humana
La CSH estableció que la seguridad humana comprende tres libertades para
vivir: 1) sin miedo; 2) sin miseria o
necesidad; 3) con dignidad (Instituto
Interamericano de Derechos Huma-
nos, 2012). Estas libertades vinculan tres
enfoques en relación con la posibilidad y
capacidad de ejercer derechos ligados a la
supervivencia, a los medios de vida y a la
igualdad, equidad, etc. De ahí su importancia frente al actual proceso de paz con
las FARC, porque de la articulación exitosa
que logre el Estado y sus instituciones con
responsabilidades frente a cada enfoque,
depende en gran parte el éxito del proceso. En la siguiente imagen se puede valora
con mayor claridad su esencia.
Gráfico 3: La trinidad de la seguridad humana
Fuente: Elaboración propia del autor adaptado del documento Guía Metodológica para la aplicación del enfoque de seguridad
humana, Instituto Interamericano de Derechos Humanos. (2012).
TRANSFORMACIÓN Militar
DIMENSIONES DE LA SEGURIDAD HUMANA
La seguridad humana comprende siete
dimensiones: la económica, la alimentación, la salud, el medio ambiente, y la
seguridad personal, comunitaria y política. Estas se encuentran interrelacionadas con una amplia gama de amenazas y su posibles causas; la afectación o
puesta en riesgo de una de ellas, puede
perjudicar inmediatamente a una, va-
rias, o a todas las formas de seguridad humana. Existe una interconexión entre las
amenazas y sus respuestas, en dos vías:
“primero, una amenaza puede alimentar o
provocar otra; segundo, las amenazas en
un país o área específica pueden ampliarse a una región más extensa, provocando
inseguridad regional o internacional” (Instituto Interamericano de Derechos Humanos, 2012, p. 22). La figura a continuación,
muestra las dimensiones y sus principales
amenazas.
Gráfico 4: Dimensiones de la seguridad humana
DIMENSIONES
Seguridad
económica
Seguridad
alimentaria
Seguridad
de la salud
AMENAZAS
Pobreza persistente.
Desempleo.
Hambrunas, escasez de alimentos.
Enfermedades infecciosas mortales
alimentación insegura.
Desnutrición, falta de acceso a salud básica.
Seguridad
ambienta
Degradación ambiental, agotamiento de
recursos, desastres naturales, contaminación.
Seguridad
personal
Violencia física, delitos, terrorismo, violencia
doméstica.
Seguridad
comunitaria
Discriminación (social, racial, por género, por
orientación sexual, entre otras; tensiones
interétnicas, religiosas y otras similares.
Seguridad
política
Represión, uso indiscriminado de violencia
por parte de actores estatales.
Corrupción,
baja
representatividad
y
debilidades del sistema político e institucional.
Fuente: Elaboración propia adaptado de documento Guía Metodológica para la aplicación del enfoque de seguridad
humana, Instituto Interamericano de Derechos Humanos. (2012).
145
Edición 001 2016
Desastres naturales en el
Perú: de la limitación de
daños al manejo y prevención de riesgos. Agencia
líder: PNUD-Perú. Período
de ejecución: octubre 2006
a marzo 2009. Fortalecimiento de la seguridad
humana a través del
fomento de la convivencia
y la mejora de la seguridad ciudadana en tres
municipios de Sonsonate,
El Salvador. Agencia líder:
PNUD-El Salvador. Período
de ejecución: octubre 2008
a junio 2011. Mejoramiento de las condiciones
de seguridad humana de
poblaciones vulnerables en
Soacha, Colombia, a través
del desarrollo de soluciones de protección social
participativas, integradas y
sostenibles. Agencia líder:
OCHA-Colombia. Período
de ejecución: 2010 a 2012.
5
EL PROCESO DE TRANSFORMACIÓN DEL EJÉRCITO Y SU
PAPEL EN LA DEFINICIÓN DE
LOS NUEVOS RETOS Y AMENAZAS EN EL MARCO DE LA
SEGURIDAD HUMANA
El estudio de transformación que se
viene adelantando en el Ejército Nacional desde el año 2011 (Colombia.
Ejército Nacional, 2013), se ha conducido mediante la revisión de procesos
de la organización en todas sus áreas
misionales, para lo cual se ha empleado
una herramienta fundamental denominada Comité de Revisión Estratégica e
Innovación (CREI). En la construcción
de este esfuerzo, es categórico señalar
que el Ejército es una institución que
ha jugado un papel determinante en
la construcción del Estado (Centeno,
2014), especialmente en las regiones
de la periferia, en donde en muchas
ocasiones la única presencia que este
ha tenido, ha sido la figura del soldado; por lo tanto su experiencia en el
conocimiento de los territorios es única
y ventajosa en relación con otras instituciones del gobierno. Esta profunda
conciencia institucional asegura que la
formulación en relación con los nuevos
retos y amenazas de múltiple naturaleza, tal como han sido denominados
por la institución, tenga una mirada
realista de lo que acontece en lo local,
y no solamente en temas relacionados
con las amenazas delincuenciales, sino
también advirtiendo los conflictos sociales, la situación económica, la pobreza, y la exclusión de estas apartadas
regiones de la geografía colombiana.
Frente al papel que tendrá en Ejército
Nacional en el proceso de consolidación y estabilización una vez se firme la
paz con las FARC, es fundamental participar en la definición de la naturaleza creciente de las formas de violencia
que afectan profundamente la seguri-
dad humana, la cual se constituye como
primer escalón del desarrollo humano
(Dávila & Daza & Guáqueta et al., 2001).
Las acciones del gobierno central en asocio con las instancias locales de diferente
orden, con la participación del liderazgo
institucional del Ejército, la participación
activa de la comunidad, el debate público
y la participación democrática, son medios inclusivos para sustituir “una burda
simplificación de las imágenes del enemigo” (Beck, 2003, p. 56), por la realidad
que ofrecen las mutaciones de la criminalidad, determinando opciones posibles allí
donde hoy se siente la tentación de no ver
más que un progreso indefinido o un laberinto sin salida.
Las manifestaciones de inseguridad que
cada vez se tornan más desafiantes para la
sociedad, y los retos que demanda el posible pos-acuerdo, se convierten en los canales que requieren a los decisores políticos pasar a la práctica acompañados por el
Ejército Nacional, y aprovechando su papel protagónico a lo largo de la historia en
el desarrollo de la periferia colombiana.
Es preciso tomar la iniciativa y proponer
herramientas que ofrecen metodologías
diseñadas por organismos internacionales
con suficiente acervo investigativo como
lo es la operacionalización5 de la seguridad humana, para llevarlas a la práctica y
adaptarlas diferencialmente a las circunstancias particulares de cada región.
REFERENCIAS
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Fotografía: Ejército Nacional
147
Edición 001 2016
Fotografía: Ejército Nacional
ESPECIAL COLOMBIA: LA OTRA
CARA DE LA TRANSFORMACIÓN
DEL EJÉRCITO
Rocío del Pilar Pachón Pinzón1
EL ROL DEL EJÉRCITO NACIONAL
EN EL FORTALECIMIENTO DE LA
GOBERNABILIDAD TERRITORIAL
TRANSFORMACIÓN Militar
149
INTRODUCCIÓN
T
odo Estado reconoce que las
Fuerzas Militares son necesarias
para garantizar su existencia, orden y equilibrio, por lo que es imposible prescindir de ellas por completo. Es
más, en escenarios de crisis, catástrofes
o estabilización, son las instituciones
militares unas de las más usadas por
los Estados para dar respuestas rápidas y oportunas, dadas su capacidad de
soporte logístico y flexibilidad técnica.
En ese orden y teniendo en cuenta el
escenario de estabilización que surge
en Colombia tras la firma del acuerdo
de paz con las FARC, la pregunta que
orienta el desarrollo de este artículo
es ¿de qué manera las instituciones
militares -altamente legítimas y democráticas- y, en particular, el Ejército
Nacional –una de las instituciones más
respetadas por los colombianos-, puede desempeñar un papel positivo en la
mejora y fortalecimiento de la gobernabilidad democrática y el desarrollo de
los territorios?
Para dar respuesta a la pregunta formulada, este análisis se divide en dos
partes; una primera, en la que se explica la relación estrecha que existe entre
seguridad y desarrollo y la necesidad
de comprender la seguridad más allá
de aquella noción restringida que la
entiende en el sentido de simple ausencia de violencia. Sobre estos conceptos,
también se menciona la importancia
que tienen las relaciones civiles-militares como base fundamental para lograr un buen equilibrio entre seguridad
y desarrollo, que, además, legitime el
rol de los militares en tanto que son
actores fundamentales para el fortalecimiento de la gobernabilidad territorial. Y una segunda parte, en la que se
menciona la transformación que está
teniendo el Ejército de Colombia, sus principales retos y oportunidades en materia
de operaciones no armadas, lo que implica
fortalecer aún más sus relaciones con el
mundo civil y participar en el papel de actor activo en la construcción de estabilidad
territorial. Finalmente, este análisis ofrece
algunas recomendaciones y conclusiones
aplicables al caso colombiano.
SEGURIDAD, DESARROLLO
Y RELACIONES CIVILES-MILITARES
La relación entre desarrollo y seguridad no
es nueva (Angie A. Larenas Álvarez, n.d.),
(José Antonio Sanahuja, n.d.). Algunos
debates empezaron a darse en la década
de los setenta y luego, con el final de la
Guerra Fría y la re-evaluación del concepto de seguridad, nuevas discusiones aparecieron resultado de entender la seguridad
como un concepto que necesitaba ir más
allá de la noción de integridad territorial y
soberanía, e implicaba también estabilidad
económica, política, social y ambiental no
sólo para los Estados, sino también para
las sociedades y los individuos (UNESCO,
1999), (Barry Buzan, 1991). De esa manera, en el mundo académico, en el de la
institucionalidad internacional –principalmente en el de las Naciones Unidas- e
incluso, en el de algunos Estados, la seguridad pasó a entenderse desde dimensiones más integrales ligadas al concepto de
desarrollo.
Las misiones de paz, por ejemplo, han empezado a darse mediante mandatos cada
vez más amplios que involucran el trabajo
coordinado de civiles y militares (Kosovo,
Afghanistan) etc. (Alan Bryden & Heiner
Hänggi, 2005), (Alan Bryden, Vincenza
MSc en Estudios Latinoamericanos, Universidad
de Oxford, Reino Unido.
Especialista en Estudios
Europeos, Universidad del
Rosario, Colombia. Especialista en Gerencia de Proyectos, Universidad El Bosque,
Colombia. Profesional en
Relaciones Internacionales,
Universidad del Rosario,
Colombia. Es Directora de
Estudios e Investigaciones
del Centro de Análisis
Estratégico del Ejército del
Futuro (CAEEF) y Asesora
del Comandante del Ejército. Contacto: rociopachn@
yahoo.com.mx
1
Edición 001 2016
Scherrer, 2012). En efecto, hoy en día
la construcción de contextos de estabilización y consolidación de condiciones
de seguridad y gobernabilidad estables
y duraderas, implican el trabajo coordinado, por un lado, de militares que
cumplan su rol tradicional de proveer
condiciones de seguridad al tiempo que
apoyan el trabajo de otras instituciones
regionales y sociales y, por el otro, de
civiles que trabajen en la implementación de políticas de justicia, gobernabilidad y desarrollo y apoyen el trabajo
de los militares. Sólo un trabajo articulado de esta naturaleza que también
se sume al desarrollo de operaciones
conjuntas y coordinadas con las demás
Fuerzas Armadas y la Policía Nacional,
puede crear ambientes de gobernabilidad territorial y desarrollo que garanticen condiciones de seguridad y estabilidad permanentes.
La relación entre desarrollo y seguridad
desde ningún punto de vista implica la
subordinación y seguritización, de las
políticas de desarrollo2 (Claudia Sisco y
Oláguer Chacón, 2004). No se trata de
que se entienda el concepto de desarrollo como parte del de seguridad y, por
tanto, se subordinen todos los temas de
la agenda al control de los militares.
De lo que se trata es que se comprenda
que la seguridad y el desarrollo están
estrechamente ligados y, por tanto, el
planeamiento, la ejecución e incluso el
seguimiento y monitoreo de las políticas, programas y proyectos tanto de
seguridad como de desarrollo deberían
hacerse estrechamente, focalizando los
diferentes esfuerzos para dar respuestas integrales a los problemas previamente identificados y priorizados.
En otras palabras, de lo que se trata es
de entender que planear y ejecutar políticas efectivas que minimicen las amenazas y promuevan seguridad, también
es hacer políticas que actúen en función
del desarrollo. Del mismo modo, imple-
mentar políticas efectivas que promuevan
el desarrollo es trabajar en políticas que
sirvan a los objetivos de seguridad.
Avanzar en esta dirección, implica trabajar
en mejorar las relaciones civiles- militares
con el fin de articular las capacidades del
Estado, fortalecer la gobernabilidad democrática, focalizar los esfuerzos y mejorar los resultados en materia de desarrollo
y estabilidad territorial.
En ese orden de ideas, el término relaciones civiles-militares debe entenderse
como el papel que cumplen las Fuerzas
Armadas, en calidad de funcionarios públicos, en una sociedad; más que desde
el punto de vista del control civil sobre
la institucionalidad militar (Joseph J. Collins, n.d.), ((Suzanne C. Nielsen, 2005),
(Comisión Europea, n.d.). Un marco
comprensible y útil de buenas relaciones
civiles-militares debe llevar a que los militares, por un lado, reconozcan su doble
responsabilidad, primero en su papel de
garantes de la seguridad y segundo como
funcionarios públicos que deben trabajar articuladamente, en todos los niveles,
con las demás instituciones del Estado y
los diferentes sectores de la sociedad en
beneficio de su estabilidad y desarrollo.
Por otro lado, un buen sistema de buenas
relaciones civiles-militares también debe
llevar a que los civiles se interesen más
por los asuntos militares, comprendan
mejor sus motivaciones, retos y necesidades; sus cambios y nuevas capacidades, y
desde este enfoque, uno más profundo y
humano, construyan relaciones en todos
los niveles que les permita trabajar de la
mano siendo parte de un todo que se llama Estado y sociedad.
TRANSFORMACIÓN Militar
EL EJÉRCITO NACIONAL DE COLOMBIA Y EL
FORTALECIMIENTO DE
LA GOBERNABILIDAD
TERRITORIAL: LA OTRA
CARA DEL PROCESO DE
TRANSFORMACIÓN INSTITUCIONAL
rial, la estrategia militar se ve acompañada del trabajo articulado entre la Fuerza
Pública y las demás Instituciones del Estado con objeto de construir respuestas integrales a problemas complejos. Nada más
práctico para entender el vínculo estrecho
que existe entre seguridad y desarrollo y
la importancia de tener un marco eficiente
de relaciones civiles-militares.
La estrategia creada por el Ejército de
Colombia para ganar la guerra antes de
iniciarla a través de la voluntad de la población, del adversario y de las propias
tropas, se denomina acción integral. Se
trata de una estrategia no armada que
implica impulsar el trabajo articulado
con las demás instituciones y agencias
del Estados y de la sociedad en general. Desde la visión y experiencia militar, construir contextos de seguridad
sostenibles y duraderos solo es posible
si, además de obtener el control territo-
La estrategia de acción integral en Colombia se remonta a la doctrina de cooperación civil-militar durante la administración del presidente Gustavo Rojas Pinilla
(1953-1957) (Comando General de las
Fuerzas Militares, 2012), quien otorgó a
las Fuerzas Militares la potestad y capacidad de asistir socialmente a las comunidades más vulnerables, dando solución
a algunas de las necesidades básicas. De
esta manera, no se trata de una iniciativa
reciente, sino de una que ha evolucionado
en la línea del tiempo madurando permanentemente (Grafica No. 1).
Seguritización, en la
disciplina de Relaciones
Internacionales, es un
concepto desarrollado por
la Escuela de Copenhagen quien lo define como
un proceso en donde los
Estados transforman o
subordinan los diferentes
temas de sus agendas a los
temas de seguridad.
2
Gráfico 1: Evolución de la estrategia de acción integral
Evolución
- Acción cívico-militar
- Plan Perla y Plan Andes
(1962-1966)
- Departamento 5 del Ejército
Nacional (1963)
- Departamento 5 Estado Mayor
Conjunto (1973)
- Escuela de Relaciones Civiles y
Militares (1991)
- Estrategia de Acción Integral
(2001)
- Jefatura de Acción Integral
Conjunta (2002)
- Centro de Coordinación Acción
Integral de la Presidencia (2004)
- Política de Consolidación de la
Seguridad Democrática (2007)
- Política Nacional de
Consolidación y Reconstrucción
Territorial – PNCRT (2012)
151
SALTO CUALITATIVO
FE EN COLOMBIA 2016
ANTES
OBJETIVO
OBJETIVO
Apoyar las operaciones
militares y coadyuvar en el
fortalecimiento de la
legitimidad y la imagen
institucional
ACTIVIDADES
- Trabajo conjunto con
odontólogos y médicos,
prestación de servicios de
peluquería y zapatería
- Reconstrucción de
viviendas, huertas
- Construcción de puentes,
carreteras, escuelas,
Fortalecer el desarrollo, la seguridad y
la gobernabilidad de los territorios a
través de la articulación de esfuerzos
interinstitucionales y sociales, la
diferenciación regional, la priorización
de necesidades, la focalización de
soluciones y la construcción de
confianza y trabajo comunitario.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
- Lograr seguridad sostenible y duradera
- Fortalecer la gobernabilidad
territorial
- Mejorar niveles de desarrollo regional
- Fortalecer la legitimidad de la
institucional estatal y militar
Fuente: Elaboración propia de la autora con base en documentos oficiales del Ejército sobre Acción Integral
Edición 001 2016
Aunque la Acción Integral “recoge las
experiencias históricas de la parte no
bélica de las guerras, y busca desde la
legitimidad, legalidad y sinergia del
Estado, neutralizar las acciones del
enemigo, recuperar socialmente el territorio, el bienestar y la paz que tanto anhelan los colombianos” (Comando General de las Fuerzas Militares,
2012), la transformación del Ejército
Nacional de Colombia también implica
cambios significativos en el desarrollo
de esta estrategia.
Hoy en día, esta estrategia se comprende no como una en la que las Fuerzas
Militares se ven obligadas a suplir el
trabajo del Estado, sino como una en
la que las Fuerzas Militares, como una
institución pública, contribuye al fortalecimiento de las demás entidades del
Estado en todos los niveles –nacional,
departamental, municipal y local- para
que estas desarrollen su trabajo de manera articulada y focalizada.
En otras palabras, mientras que durante la década pasada, el Ejército se vio
obligado a desarrollar acciones que salían de su competencia al encontrar que
una vez recuperado el territorio nacional no llegaban los demás programas,
instituciones y agencias del Estado,
y por tanto, debía suplir necesidades
institucionales básicas construyendo
puentes, carreteras, escuelas, granjas,
y otras tantas iniciativas que dependiendo de la región y de la labor de los
comandantes, fueron creadas con el fin
de avanzar hacia la consolidación territorial. Actualmente, el Ejército busca
dar un salto cualitativo, no pretende
asumir las responsabilidades de otras
instituciones del Estado; tampoco desea que su legitimidad se vea afectada
al crear demasiadas expectativas en las
sociedades rurales y verse limitado al
no poder cumplirlas en su totalidad; de
lo que se trata es de aprovechar su capacidad logística y técnica para apoyar
las tareas y labores que deben hacer las
demás instituciones y agencias del Estado
en las regiones, al tiempo que empodera
a la comunidad, fortaleciendo el accionar
de líderes comunitarios.
En teoría, el rol que dentro del proceso de
transformación el Ejército busca ejercer a
través de la acción integral es el contribuir
a la coordinación de las instituciones del
aparato estatal con responsabilidad en
la seguridad y en lo social, con objeto de
actuar de manera conjunta, coordinada
e inter-agencial atendiendo las necesidades básicas regionales que, desde luego,
afectan las condiciones de seguridad. En
síntesis, se trata de aportar al proceso de
transición que surge con la recuperación
militar del control territorial y va hasta la
consolidación del Estado a través de instituciones sólidas y articuladas.
Para este fin, el Ejército Nacional recientemente ha creado el programa Fe en Colombia cuyo objetivo es fortalecer el desarrollo, la seguridad y la gobernabilidad de
los territorios a través de la articulación de
esfuerzos interinstitucionales y sociales, la
diferenciación regional, la priorización de
necesidades, la focalización de soluciones
y la construcción de confianza y trabajo
comunitario.
Se trata de una iniciativa que nació en los
departamentos de Cauca, Valle y Nariño, y
ya ha beneficiado a más de 4.304 familias
con 86 proyectos productivos, 39 proyectos de infraestructura, 35 actividades comunitarias orientadas al medio ambiente;
y ha pasado a convertirse en un programa
de carácter nacional que pretende llevar
a que el Ejército de un salto cualitativo al
buscar consolidar la seguridad de la mano
con la generación de mejores condiciones
de desarrollo y gobernabilidad; un trabajo
que sin duda requiere de la articulación
inter-institucional y social, y, por ende,
de un nuevo enfoque de relaciones civiles-militares (Gráfica No. 2).
TRANSFORMACIÓN Militar
Gráfico 2: Programa Fe en Colombia
Articulación institucional
Liderazgo comunitario
PROCESO
Paso
Paso
Paso
Paso
1
Conocer la
organización
comunitaria
3
Paso
2
Identificar y
difundir la
oferta
institucional
Identificar
las zonas
vulnerables
4
Capacitar a
lideres para
presentar
proyectos
5
Asesorar a
instituciones
regionales
para
desarrollo de
sus tareas
RESULTADOS
Seguridad sostenible y duradera
Desarrollo territorial y comunitario
Consolidación gobernabilidad territorial
Fuente: Elaboración propia de la autora con base en información Oficial del programa Fe en Colombia del Ejército Nacional
153
Edición 001 2016
Este programa denominado Fe en Colombia busca usar la capacidad logística y la experiencia que tiene el Ejército
Nacional en trabajo con la comunidad
para impulsarlas a que sean ellas mismas las que construyan su desarrollo.
Para ello, la iniciativa parte de dos postulados: primero, que el trabajo es de
todos, el liderazgo es de la comunidad
y el Ejército sólo es un actor más que
participa y contribuye; y segundo, que
es necesario articular los conceptos de
seguridad con desarrollo y, por tanto,
trabajar de manera articulada tanto
con las demás instituciones y agencias
del Estado, así como con otros actores
del sector privado, comunidad internacional actores no gubernamentales y
muy importante, con los líderes comunitarios.
En la práctica este programa se desarrolla a través de un proceso que incluye cinco pasos (Ejército Nacional,
2016). El primero es conocer la particularidad de la organización comunitaria, en otras palabras, conocer las particularidades del territorio o región, sus
necesidades más sentidas y su composición social. Todas las regiones son diferentes; cambia su cultura, la forma de
relacionarse, sus actividades productivas, los grupos que la integran (comunidades indígenas, afro, campesinos,
agrupaciones sociales y comerciales,
entre otras) y por tanto, el primer paso,
implica, desde un enfoque diferencial,
conocer muy bien las especificidades y
necesidades de cada región, territorio
y comunidad. Posteriormente, el segundo paso es identificar las zonas más
vulnerables, es decir, aquellas que presentan niveles de seguridad y desarrollo más bajos, que de solucionarse podrían implicar un cambio significativo
para la estabilidad de la región.
El tercer paso en este proceso consiste en identificar y ayudar a difundir la
oferta institucional, que no es otra cosa
que los programas y proyectos que tiene el
Estado en las regiones; programas y proyectos en materia de infraestructura, desarrollo agrícola y productivo, programas
en justicia, educación, salud, vivienda,
deportes, mujer, entre muchos otros. Este
paso, no obstante, requiere de un ejercicio de articulación y focalización; en otras
palabras, que sobre la prioridad de las regiones vulnerables previamente identificadas, se integren los diferentes esfuerzos
de los programas existentes, es decir, de la
oferta institucional, con objeto de generar
un mayor impacto en estas áreas, impactos que se traduzcan en mayores niveles
de seguridad, estabilidad y desarrollo.
El paso cuarto en este proceso consiste
en identificar y capacitar a los líderes comunitarios para que ellos mismos puedan
estructurar las propuestas de proyecto y
presentarlas para aprovechar la oferta institucional. La tarea se basa en empoderar
a estos líderes y ayudarlos a organizarse
socialmente para que sean las mismas comunidades las que participen en el proceso de ejecución y seguimiento de los
proyectos. De esta manera, se construyen
capacidades de organización social al interior de las mismas comunidades, lo que
hace sostenible el desarrollo y la estabilidad en las regiones.
Finalmente, y muy de la mano con los pasos anteriores, el esfuerzo del Estado y del
Ejército también estriba en apoyar el trabajo que desarrollan las instituciones del
Estado en los territorios. En muchas regiones, la presencia de estas instituciones y
agencias es muy precaria y su capacidad
de acción altamente débil, dado que carecen de personal suficiente y calificado;
por lo que la tarea que ha identificado el
Ejército, dado que es una Institución que
tiene presencia en todo el territorio, es
apoyar la gestión de estas instituciones y
agencias haciendo uso de sus capacidades
logísticas y de personal de tal manera que
pueda contribuir a su fortalecimiento en
las regiones. En otras palabras, se trata de
TRANSFORMACIÓN Militar
que el Ejército contribuya a la construcción de Estado en las regiones, fortaleciendo la gobernabilidad territorial y
por tanto, y el orden constitucional y
democrático.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Lograr contextos de seguridad sostenible y duradera solo es posible si se trabaja de manera conjunta, coordinada e
inter-agencial para mejorar los niveles
de desarrollo de las regiones. Lo anterior requiere del trabajo articulado entre civiles y militares, es decir, entre las
comunidades que hacen parte del Estado, las Instituciones que lo integran, los
actores privados e internacionales que
trabajan en él y la institucionalidad militar y policial que sirve al Estado.
Estas relaciones civiles-militares deben
ir más allá de la subordinación al más
alto nivel de los militares al poder civil;
se trata de la integración de sus trabajos a todos los niveles, especialmente,
en los niveles regionales y locales, es
decir, con las gobernaciones, alcaldías,
el poder judicial, los entes de control,
las agencias sociales del Estado, entre
otras.
Estas relaciones civiles-militares también implican ir más allá de una lógica
política; deben abarcar el trabajo entre
los militares, la población y los actores
privados. Lo anterior comprende el trabajo de los militares con los diferentes
actores poblacionales, los contratistas
civiles y las ONGs.
La experiencia en Colombia y aquella
que dejan muchos, si no todos los procesos en el mundo de estabilización que
surgen después del fin de los conflictos,
señala que no sólo las Fuerzas Militares
deben actuar de manera conjunta, sino
que además deben coordinar sus esfuerzos
con las instituciones de Policía. Adicionalmente, la complejidad de estas fases de
estabilización y consolidación ha enseñado que los Estados necesitan utilizar todos
sus recursos e instrumentos (diplomáticos,
políticos, sociales, económicos y militares)
para gestionar una crisis, especialmente
en su fase de reconstrucción.
En esta dirección, el gran salto que está
dando el Ejército Nacional de Colombia es
transformar el entendimiento tradicional
de las relaciones civiles-militares, generando un nuevo concepto basado, no exactamente en la subordinación sino en el trabajo en equipo. En ese sentido, el Ejército
Nacional requiere desarrollar una serie
de capacidades militares-policiales y civiles-militares para gestionar las crisis bajo
un nuevo concepto operacional que va de
lo conjunto y combinado a lo integrado e
inter-agencial.
Para lograr una mayor efectividad en el
desarrollo de este tipo de construcciones
sociales, es recomendable tener en cuenta
algunas consideraciones:
• La existencia de un amplio consenso
político y social que pasa por el respaldo al más alto nivel de una iniciativa
como la desarrollada en este documento. Desde luego, también se requiere
consenso regional y local.
• La definición de roles claros para todos
los actores, al igual que sus esquemas
y protocolos para el trabajo articulado y conjunto. Se requiere un modelo
propio para el desarrollo de Operación
Inter-agenciales, uno que no sea sólo
militar, sino que exista a nivel inter-institucional.
• Definir procesos y procedimientos claros para articular el trabajo con la sociedad, las ONGs y el sector privado,
en la fase de planeación, de ejecución
155
Edición 001 2016
y de seguimiento de los proyectos
considerados.
• Trabajar en términos de corresponsabilidad, es decir, de responsabilidad compartida de tal manera
que todos los involucrados acepten
construir políticas consensuadas
que los lleve a asumir su parte de
compromiso tanto en la planeación,
ejecución y generación de resultados.
• Establecer un sistema de control y
balance que garantice el accionar
de las instituciones militares y las
civiles; las primeras, para que se
minimice cualquier temor o riesgo
con respecto al poder que puedan
llegar a adquirir los militares en temas de gobernabilidad local; y las
segundas, dado que serán ellas, las
instituciones civiles, las encargadas
de administrar los presupuestos.
• Fortalecer las capacidades militares
con relación a su accionar civil. Para
ello es importante que se trabaje en
todos los componentes de las capacidades (doctrina, organización,
material y equipo, personal, infraestructura, liderazgo, entrenamiento
y mantenimiento).
• Fortalecer en las escuelas de formación militar las asignaturas que se
relacionan con el rol de funcionario
público del militar y, por tanto, todas aquellas sobre administración
pública que desarrollan las habilidades y capacidades del militar para
relacionarse y trabajar con actores
civiles.
• Incorporar, en el sistema de evaluación y promoción de los militares,
indicadores de medición que evalúen la gestión que esos realizan en
materia de trabajo conjunto, coordinado e inter-agencial.
• Generar capacidades directas en la población; que sean ellos quienes aprendan a organizarse, identificar y priorizar sus problemas, trabajar en equipo,
estructurar proyectos, gerenciarlos y
evaluarlos.
• Finalmente, no se trata de debilitar el
control civil que existe sobre los militares; por el contrario, lo que se busca es fortalecer este control mediante
instituciones robustas capaces de garantizar la presencia del Estado en los
territorios y orientar la contribución de
los militares hacia temas de desarrollo.
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157
TRANSFORMACIÓN Militar
159
PENSAMIENTO
ACADÉMICO
Edición 001 2016
Fotografía: Ejército Nacional
PENSAMIENTO ACADÉMICO
Edwin Murillo Amaris1
REFLEXIONES DESDE LA RECONCIALICIÓN A LA
DOCTRINA MILITAR:
LA CONSTRUCCIÓN DE PAZ EN EL PROCESO DE
TRANSFORMACIÓN DEL EJÉRCITO NACIONAL
TRANSFORMACIÓN Militar
161
MARCO DE
APROXIMACIÓN A
LA RECONCILIACIÓN
SOCIAL
E
l proceso de una pedagogía de
paz al interior del Ejército Nacional, obliga necesariamente a
pensar la utilidad de los esfuerzos colectivos e individuales durante el conflicto para construir la paz. Aunque
suene paradójico, la apuesta desde una
dinámica institucional y democrática,
implica de manera específica, asumir
el reto de restablecer, resguardar y recomponer las relaciones entre los excombatientes como ciudadanos y los
miembros de la Fuerza Pública; en síntesis el reto es: La reconciliación.
En efecto, al hacer uso del término “restablecimiento de relaciones interpersonales o integrupales” necesariamente
se hace mención a la reestructuración
y reconstrucción de sociedades, atendiendo a herramientas fundamentales,
tales como: la verdad, la reparación,
la restitución, la justicia (transicional
o restaurativa) y las reformas estructurales y/o institucionales que posibiliten el reestablecimiento del orden y
la no repetición de los hechos. Así, la
reconciliación social, en palabras de
Lederach, (1998), advierte “un marco
integrado de construcción de la paz”
(pp. 101-114). De igual manera, Carlos
María Beristaín, en el escrito que hace
para el informe “Verdad, Justicia y Reparación” habla de eficaz salida democrática a situaciones postconflicto, aplicados a la transformación institucional
que adviene en este caso al ejército
Nacional. Para ello se deben tener en
cuenta dos perspectivas: la de estructuras y procedimientos, que permiten
manejar los temas en conflicto que dividen
a la sociedad; y el conjunto de relaciones
fundamentales entre los grupos involucrados; para este caso, los excombatientes y
los miembros de las fuerzas armadas, incluso las comunidades o poblaciones donde el impacto de la presencia de los grupos
la margen de la ley va más allá de bélico,
quedando impregnados los diferentes grupos sociales de lo ideológico o del modo
de proceder ilegal. En este orden de ideas,
el compromiso institucional democrático
no sólo se orienta en la búsqueda de salidas a las causas del conflicto, sino que de
igual modo, plantea la necesidad de que
la reconciliación oriente las relaciones entre quienes deben garantizar la seguridad
a los antiguos miembros de estructuras
armadas ilegales, principal condición de
gobernanza tanto en los escenarios locales como en el orden nacional (Pacheco &
Acevedo, edit.; 2005, p. 13).
En efecto, y aunque aparezca como insistencia, la reconciliación en cuanto recuperación de relaciones sociales fracturadas,
necesita abordar la justicia económica y la
participación en el poder político dentro
de un marco democrático garantizado por
el ejercicio legitimo de la fuerza del Estado, es por esto, que fomentar una recuperación de las relaciones fundamentales
necesarias para la implementación de los
cambios sociales necesarios, advierte la
necesidad de que las acciones democráticas se encuentran soportadas por el ejercicio legítimo de la presencia de las Fuerzas
Armadas como garantes de las mismas,
siguiendo algunas líneas de la reflexión
de Pacheco & Acevedo (edit) (2005, p.
10–11).
Decano Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones
Internacionales, Pontificia
Universidad Javeriana,
Bogotá, D.C Profesional en
Relaciones Internacionales.
1
Edición 001 2016
LÍNEAS ORIENTADORAS
PARA UNA DOCTRINA DE
LA RECONCILIACIÓN EN
EL EJÉRCITO
Este término hace referencia a la creación y consolidación de condiciones para
el establecimiento de la paz
después de una experiencia conflictiva. Serían el
conjunto de estrategias que
la Comunidad Internacional, a través de Naciones
Unidas en este caso (pero
podría ser a través de
cualquier organismo de
cooperación internacional)
establece para apoyar las
garantías de un proceso
de post-conflicto, lo que
incluye la reconstrucción
física e institucional de las
sociedades que se han visto
afectadas por la dinámica
de conflicto. Desde la
propuesta del Secretario
General de ese entonces,
Boutros Boutros-Ghali
está conformado por la
diplomacia preventiva, el
peacemaking y el peacekeeping.
2
3
Término que hace
referencia al componente
estratégico del “mantenimiento de la paz y la seguridad”. Lo definimos como
estratégico porque consiste
en la serie de medidas que
Naciones Unidas promueve
para los procesos de paz
que incluyen desde el monitoreo de la retirada de los
combatientes de las áreas
de conflicto, supervisión
de elecciones democráticas
y la provisión de ayudas
para la reconstrucción.
Para el desarrollo de estos
mecanismos, el Organismo
Internacional utiliza peacekeepers (equipos para el
mantenimiento de la paz)
que, en algunas ocasiones
son soldados, pero en otras
son civiles.
El desarrollo del concepto de post-conflict peacebuilding2 (1992–1996) procuró agregar las tareas de prevenir la
reanudación de hostilidades y ayudar
a los países en la instauración de largos períodos de estabilidad, incluyendo
políticas democráticas (Karns, 2008, p.
2). Sin embargo, la situación de conflictos que se vivieron entre el final de
la década de los ochenta y comienzo
de los noventa motivó la gestión del
Consejo de Seguridad autorizando los
llamados peacekeeping3 operations que
tuvieron que franquear la línea divisoria entre los asuntos internos y la seguridad internacional. En consonancia
a este tenor, Las Naciones Unidas han
determinado de manera sustancial, tres
conceptos en el camino de procesos de
reconciliación social en consonancia al
concepto peacebuilding: la diplomacia
preventiva, al igual que de conceptos
como peacemaking4 y peacekeeping.
Estas tres dimensiones forman parte de
una “red de herramientas” que permiten orientar las acciones institucionales, para este caso, de las Fuerzas Militares, en procura del mantenimiento
de la paz en escenarios de posconflicto.
LA RECONCILIACIÓN SOCIAL DESDE UN ETHOS
En términos generales, la doctrina militar debe asumir la reconciliación social
en el marco de los Derechos Humanos
como un proceso post-conflictivo que
contiene un reencuentro en el entramado común para poder determinar
los mecanismos necesarios de objetivos
sociales comunes en procura de proce-
sos y planes de desarrollo. En este orden
de ideas, como advierte Pérez y Areizaga:
“la reconciliación es un objetivo transversal que debería inspirar todas las políticas
públicas y los programas de desarrollo, a
fin de superar las tensiones causantes o
resultantes del conflicto” (Pérez de Armiño & Areizaga, 2005–2006). Desde aquí
se afinca nuestra búsqueda de respuestas,
una política de Estado que surta efectos
en reformas de fondo y se apoyó en una
política pública diseñada e implementada
en un marco participativo, que permita
orientar de forma ordenada las acciones
para la preservación de la paz por parte de
las Fuerzas Militares.
De manera un tanto más radical, el proceso de transformación del ejército del
Futuro puede observar la necesidad de
fortalecer los mecanismos formativos y el
mejoramiento de su cultura institucional
para la promoción de los derechos humanos a partir de la fijación de un ethos institucional que oriente la capacidad operativa para la protección de la democracia,
la preservación de la paz y los acuerdos y
la consolidación de la paz. Para ello, utilizando la “pirámide de la reconciliación”,
la definición de este ethos permite afirmar
que los integrantes de un proceso de reconciliación social no estarán dispuestos a
alcanzarla a menos que se hayan dispuesto a familiarizarse con historias de los anteriores actores en conflicto; tanto legales
como ilegales (Auerbach, 2009, p. 13).
En términos doctrinales es indispensable
estructurar un “puente entre ética institucional y reconciliación social”, esencialmente como elemento posterior a la
mera resolución de conflictos como medio
alternativo de la conflictividad en materia
política, sino que aun más, en el marco de
posconflicto, la superación y garantías de
no repetición en sociedades políticamente organizadas que acuden a utilizar una
lectura de las pasadas violencias en procura de abrirse a una opción ética como
horizonte de vida colectiva (Kumar 1999).
TRANSFORMACIÓN Militar
La superación de la relación víctima –
victimario – sociedad abre paso a partir
de procesos de legitimación del Estado
por el uso civilizado de políticas de seguridad en el horizonte institucional de
un escenario de “encuentro”, para permitir que la paz estable y la convivencia
se hagan efectivas en situaciones límite,
tal como es un proceso de post-acuerdos y, luego, de post-conflicto: “el problema de la unidad social tampoco se
soluciona mediante una solidaridad de
los afectados por una misma pérdida”
(Innerarity 2006, p. 136). En este aspecto, el Ejército Nacional se configura
en un “elemento bisagra” de es dimensión integral del desarrollo humano.
Más allá de medidas económicas o decisiones de avances en infraestructura, la seguridad humana integral debe
configurarse en bandera de la reforma
institucional de un Ejército que nace de
la misma esencia del Estado y su razón
de ser es esta dimensión humana (social) de lo estatal.
DESDE LA
GOBERNANZA HACIA LA
RECONSTRUCCIÓN SOCIAL
Para el ejército nacional en su proceso
de transformación un eje de altísima
importancia es la gestión del posconflicto conflicto y la violencia emergente
a partir de él, las cuales no sólo configuran un obstáculo para la consolidación de la paz, sino que ponen en riesgo, por medio de una fragmentación
social creciente, la convivencia en esferas sociales y, por ende, determinan
un peligro para la configuración de lo
público como ese espacio donde las
garantías de derechos y deberes tejan
socialmente a los grupos humanos.
Si bien es plausible afirmar que el conflicto está presente en la naturaleza
163
humana, no configura un motivo de “justificación” de la violencia por ningún motivo. De donde se sigue que, los brotes de
violencia no señalan una naturaleza violenta, pero sí un fundamento conflictivo
que debe ser gestado por la configuración
de espacios de convivencia y coexistencia
pacífica a través de un ejercicio de gobernanza.
Gobernación/Gobernanza
se
entiende hoy, espontáneamente,
el proceso o conjunto de acciones mediante el cual el gobierno
dirige o conduce a la sociedad.
Pero, examinada a fondo, la dirección de la sociedad supone o
implica definición de objetivos
comunes, la aceptación social
suficiente de los mismos, la participación directa o indirecta de
la colectividad en la realización
de los objetivos comunes y la
coordinación de las múltiples
acciones de los actores sociales
para posibilitar y/o asegurar
su realización (Aguilar, 2008,
p, 90).
La intencionalidad social y la capacidad
social de transformar los propósitos en
realidades (Aguilar, 2008), son elementos
que no pueden quedar fuera de una búsqueda alternativa al conflicto y la violencia. Definir los objetivos de convivencia,
señala Aguilar, debe ir acompañado de las
formas de coordinarse para que esos objetivos se puedan lograr, pero en común.
Para el proceso del posconflicto colombiano las salidas alternativas a lo conflictivo
y violento deben procurar institucionalmente instrumentos y mecanismos variados para acceder a variables denominadas
como “la paz”, “hacia la paz”, “hacia la re-
Término con el que se
define la presencia y labor
de las Fuerzas Armadas
amparadas por Naciones
Unidas en un espacio que
se encuentra en etapa de
post-conflicto formal. Las
tareas centrales en esta
dinámica es la de evitar
que las partes en conflicto
se vuelvan a atacar y que
el orden civil abra espacios
factibles de convivencia.
Pueden ser: monitoreo del
desarme de los combatientes y supervisión en la
entrega de ayuda humanitaria.
4
Edición 001 2016
conciliación nacional”. En el pasado reciente, los diversos intentos de gobiernos en distintas épocas fueron dejando
“historias de desmovilización”, a través
de firmas de acuerdos con grupos por
separado, empero las dinámicas violentas en los procesos de post-acuerdo
aumentaron, así pareciese validarse la
paradoja según la cual, en Colombia
a mayor apertura de espacios democráticas mayor violencia política. La
última de estas experiencias recientes
fue el proceso de desmovilización y reinserción a la vida civil a través de la
ley 975/2005, ésto centró su atención
en los grupos paramilitares, los procesos judiciales y programa de reinserción, al lado del “tornar la mirada a las
víctimas”. Estas experiencias recientes
en Colombia, ubican la búsqueda de resultados de esta investigación en lo que
Jan Kooiman (2004) llama “Gobernanza
interactiva o socio-política”, con miras
a la solución de problemas y la creación
de oportunidades, creando condiciones
institucionales idóneas y con principios
de gobernanza. Es decir, para reconstruir
lo social qué mejor manera que asumir
procesos de gobernanza social, más allá
de direcciones “monárquico jerárquicas”,
donde se continúan diseñando estrategias
top-down, mientras los actores implicados
en los enfrentamientos llegan a “acuerdos” que benefician a los líderes o pequeños grupos, a la par el conjunto social se
siente ajeno a la misma reconfiguración
de lo que les es propio, lo público.
El gobierno interactivo o socio-político será considerado como los acuerdos con los que tanto los actores públicos como los privados persiguen
solventar problemas sociales o crear oportunidades sociales, preocuparse
por las instituciones sociales en las que estas actividades de gobierno
tienen lugar y formular los principios de acuerdo con los que estas actividades se llevan a cabo. El término gobernanza denota ideas conceptuales
o teóricas sobre este tipo de actividades de gobierno (Kooiman, 2004. En:
Revista Instituciones y Desarrollo, No. 16, p, 173).
La reconciliación social en el marco de
la doctrina del Ejército Nacional para
el posconflicto, y los subsiguientes
microprocesos de consolidación de la
paz, referidos estos a la reconstrucción
social después de períodos de conflicto y violencia en los espacios locales y
sublocales, no son las interpretaciones
los diálogos o de los acuerdos arrojados en las negociaciones. Las iniciativas gubernamentales son en definitiva
las que deben gestionar las búsquedas
para lograr la estabilidad social en
materias como seguridad, institucionalidad, problemas sociales, pero no
deberían excluir el acercamiento e in-
volucramiento de todos los sectores de la
sociedad, sobre todo cuando se accede a
la dimensión de promoción de seres humanos, en la cual, la dignidad de la persona ha sido pisoteada y se han violado
todas las garantías; esto último advierte
la necesaria transformación de las iniciativas adelantadas por la acción integral y
el conjunto de programas de Ejército para
los procesos de consolidación en las zonas
de antigua confrontación.
La acción integral de ejército, en este marco de reflexiones, no tiene otro horizonte
sino redireccionar la comprensión de su
propia misión por medio del desarrollo de
TRANSFORMACIÓN Militar
programas y proyectos en la gramática
misional de la institución militar, ello,
en procura de mantener la estabilidad,
el orden y la seguridad propia del Estado. Es por esto que esta reorientación doctrinal de la acción integral no
puede desconocer la interrelación dialógica con la sociedad, aún más, cuando se necesita reconfigurar lo público
desde la justicia, la reparación, la restitución, con miras a un camino hacia
la paz que abra puertas al acceso a la
reconciliación social. La diversidad,
la complejidad y el dinamismo, señala Kooiman (2004), son variables que
permiten gestionar lo público desde la
línea fronteriza, pero interrelacionada,
entre lo social y lo político. Esos cambios y esas reformas que las sociedades
gestan en el movimiento dinámico que
experimentan, son ejes sobre los cuales
la apuesta por la reconstrucción social
se debe consolidar en una política pública.
En este orden de ideas, los antecedentes en Colombia tendientes a la instauración de procesos y programas para
atender a los grupos sociales que se
acercaron a cobijarse en los procesos
de negociación o minorías tipificadas
por los mecanismos legales que marcaron los derroteros institucionales de
los procesos de acompañamiento y desarrollo local no han garantizado una
reconstrucción social a fondo5. Una
iniciativa gubernamental no siempre
garantiza la “preferencia social” hacia
lo común, más bien puede sectorizar o
parcializar la gestión. Así la acción integral del ejército Nacional debe redefinir
los valores que deberían configurar sus
acciones estratégicas para la gestión de
instrumentos específicos para períodos de pos-acuerdos y pos-conflicto, al
igual que la actualización de las capacidades de los oficiales involucrados a
cargo de esta dinámica, que propenden
a dar respuestas institucionales que la
misma sociedad demanda en la reconfi-
guración de lo común. Esto es, el conjunto
de normas y reglamentaciones que las cuatro sociedades traídas a colación se dieron
con miras a la salida alternativa al conflicto y la violencia, no deberían limitarse a lo
procedimental, si no que deberían configurar rutinas expresadas en creencias y actitudes que favorezcan la convivencia y la
coexistencia, traducidas en formas de gestión institucional del territorio. No en vano
Xabier Etxeberria (2009, 2011)6 habla de
“pedagogía para la paz” o de “virtudes
para la paz”, así como otras corrientes investigativas en muchas partes del mundo.
La ética no es una cuestión puramente institucional. Los cambios que se vayan produciendo
en la sociedad no son una cuestión meramente institucional,
formal, que pueda llevar a cabo
el derecho. La ética es una asunto de voluntad por todos compartida. Una reconciliación sin
cambio ético no es posible. En
Colombia la ética cívica se ha
trabajado mucho. La ciudadanía es algo importante. Colombia ha cultivado mucho este aspecto.
La gente piensa que civismo es
no saltar las señales de tránsito,
no rayar paredes, etc. Pero, eso
es civismo.
Si la sociedad comparte unos
valores, la gente misma sanciona. No se infringen normas porque viene sanción. Yo creo que
se puede trasladar este concepto
a la reconciliación social (Entrevista a Victoria Camps).
165
No en vano el proceso
de diálogos en La Habana
entre el gobierno nacional
y las FARC han trabajado
entre 2012 a la fecha una
serie de puntos esenciales de lo que debería
configurar un proceso de
post-acuerdo y vislumbrar
el posconflicto. Entre los
temas trabajados a este
momento, con buenos
augurios, se encuentran
los puntos respecto a la
solución del problema
agrario (causa fundamental
del conflicto armado en ese
país); lsin duda, la problemática de las drogas ilícitas
(en sus manifestaciones
de producción, comercialización y consumo)
están muy ligadas al uso
y tenencia de la tierra; las
víctimas y la configuración
de una Justicia Especial
para la Paz; la participación
política de quienes se van
a acoger a los beneficios
de los acuerdos y dejar las
armas; y, en los últimos
meses, emergen temáticas
respecto al fin del conflicto,
referidas a la delimitación
de 23 zonas rurales para
la desmovilización y reubicación de excombatientes,
vjunto a la veeduría de
comunidad internacional
y el acompañamiento de
Naciones Unidas, entre
otros elementos.
5
Textos pedagógicos como:
La educación para la paz
vertebrada por las víctimas
(2009) y Virtudes para la
paz (2011). Publicaciones desde Bakeaz, Bilbao
(España).
6
Edición 001 2016
En este orden, plantearse el diseño e
implementación de una transformación
de la estrategia de acción integral de
ejército en función de la reconstrucción social debe reconocer que lanueva
doctrina en esta materia es una labor
que demanda un trabajo en red intra
e inter-institucional el cual debe procurar aunar esfuerzos actores internos
y externos, valores en juego, procesos
en todas las instancias y dinámicas normativas. Ya lo señaló Francisco Longo
(2010) “El cambio de perspectiva (en
el diseño, implementación y evaluación
de políticas públicas) nos conduce directamente a los actores de estos procesos, a los valores que encarnan, a las
formas mediante las cuales expresan
sus preferencias e intereses, a las interacciones que se producen entre ellos y
a las normas, escritas y no escritas, que
rigen todo lo anterior. Esto es, nos lleva a analizar la calidad de los marcos y
arreglos institucionales que configuran
el modelo de gobernanza actuante en
cada caso”.
ORIENTACIONES FINALES
Lo institucional en esta transformación
del ejército, juega un papel fundamental la comprensión que se haga de la
acción integral en materia de reconfiguración y comprensión de lo público,
aún más en este tipo de dinámicas hacia la reconstrucción del tejido social.
En efecto, el punto de partida no son
solo reglas formales, sino que también
las reglas informales juegan también
un papel importante en tareas de configurar lo público. A esto se suman la
cantidad de problemáticas que complejizan la coexistencia y convivencia,
sobretodo cuando una sociedad busca
consolidar los procesos de paz como
alternatividad a los enfrentamientos.
Cesar hostilidades y el retorno a la vida
civil de excombatientes, junto a la visibilización de las víctimas trae consigo
demandas que en la mayoría de los ca-
sos desborda la capacidad gubernamental
de responder. Además, la centralidad en
el desarme, la desmovilización y encausar
el retorno de los excombatientes, tiende a
desenfocar las problemáticas sociales que
surten. En estas circunstancias, la gobernanza puede ser el instrumento idóneo
para que la agenda de gobierno se diseña e implemente con otros actores (sector
privado, tercer sector y asociaciones que
surjan del mismo proceso, por ejemplo, en
Colombia las asociaciones de víctimas).
Es un trabajo en red tanto en términos de
gestión como en perspectiva de visión de
la política pública.
Desde esta perspectiva, las acciones de
consolidación a través de la transformación de la doctrina para la Acción Integral establece un aporte a la gobernanza, siendo esta última la cual se configura
descriptiva y prescriptivamente como un
mecanismo idóneo para ampliar la reconstrucción social más allá de la firma
de acuerdos y acostumbrados procesos
de desarme, desmovilización y reinserción. Ya no es un asunto de líneas desde
los acuerdos pactados entre lo legal y lo
ilegal, junto a programas de incentivos.
Es un conjunto de apuestas gubernamentales y sociales que se configuran en red
para crear condiciones que posibiliten la
no repetición en horizonte de coexistencia
y convivencia. El pensar la reconstrucción
en los niveles y escalas de la gobernanza
descriptiva conduce a plantear la “paz
territorial” (donde lo regional y lo local
cobran valor primordial para permear
lo nacional); a su vez, los elementos de
inclusión, reintegración, reivindicación,
entre otros, de excombatientes, víctimas
y sociedad en general, marcan la pauta
de temáticas desde donde la gobernanza
debe diseñar políticas, programas y proyectos en perspectiva de reconciliación
social; así mismo, el establecimiento de
redes institucionales (formales e informales) que le apuesten a la reconstrucción
es un factor “bisagra” en perspectiva de
post-acuerdos y posconflicto.
TRANSFORMACIÓN Militar
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TRANSFORMACIÓN Militar
Fotografía: Ejército Nacional
169
Edición 001 2016
PENSAMIENTO ACADÉMICO
Fotografía: Ejército Nacional
Roberto GarcÍa
Alonso1
Mario Arroyave
Quintero2
Luis Felipe
Vega DÍaz3
GOBERNABILIDAD, GESTIÓN DEL RIESGO Y SEGURIDAD HUMANA:
LOS RETOS DEL EJÉRCITO DE COLOMBIA
PARA EL POST-ACUERDO
TRANSFORMACIÓN Militar
171
INTRODUCCIÓN
E
s imposible predecir el futuro y
definir cuáles serán las situaciones de riesgo a las que las Fuerzas Armadas habrán de enfrentarse, y
más en un escenario de post-acuerdo.
Es indispensable para el Comando de
Transformación Ejército del Futuro la
armonización entre los procesos de
cambio y modernización y una adecuada comunicación institucional que
logre visualizar la gestión del riesgo.
En efecto, las decisiones de gestión
no pueden hacerse sin una adecuada
comunicación. Esto no implica que la
comunicación sea más importante que
la gestión, sino solo y simplemente que
la gestión es también comunicación.
Para el periodo de post-acuerdo, las
situaciones de crisis alrededor de las
organizaciones públicas y, en especial
del Ejército Nacional no sólo no se reducirán sino, al contrario, se incrementarán, y su frecuencia y alcance serán
mayores. En muchos casos las situaciones y riesgos asociados a estas crisis
son los conflictos de opinión pública
donde diversos actores (no solamente
aquellos circunscritos a los medios de
comunicación) informan, construyen
opiniones y condicionan la percepción
de los ciudadanos sobre la realidad social y cotidiana, tanto en la esfera local
como en la nacional.
A partir de la motivación anterior, el
propósito de este artículo es plantear
dos conceptos sustanciales en esta
transformación: gestión del riesgo y
seguridad humana como soportes para
dicha transformación institucional,
pero en especial, herramientas para
una comunicación estratégica eficiente. El desarrollo de estos conceptos
en el presente artículo, está ligado a la
necesidad de pensar escenarios de go-
bernabilidad en los que el Ejército Nacional sea pieza fundamental en procura de
la preservación de la estabilidad y la paz.
LA DEFINICIÓN DEL
RIESGO
El riesgo ha existido siempre. Es connatural a la precaria existencia humana y
al frágil orden social; sin embargo la modernidad y su desarrollo han modificado
la percepción del mismo, pero sobre todo
las formas de su control y tratamiento; por
poner solo un ejemplo: mientras en las
sociedades pre-modernas las amenazas y
peligros eran contemplados en términos
de imposición externa, guerras, desastres
naturales, la obsesión contemporánea con
el riesgo tiene precisamente que ver con
la transformación de la mentalidad inherente a la modernización: el intento por
racionalizar, por mantener el orden y control en contextos de alta incertidumbre y
a una contingencia en ningún caso posible
de erradicar por completo. Como señala
Bauman, la vocación de la modernidad es
acabar con la ambivalencia (Cfr. Bauman,
1991,p. 7).
Es en este punto en el que radica la clave.
El riesgo se percibe hoy con otros ojos y
tiene su origen en la imposibilidad de predecir con total certidumbre las consecuencias de nuestras acciones y decisiones,
cuyos efectos colaterales están siempre y
en alguna medida al margen de una capacidad de control notable. A esto debemos
añadir que los riesgos actuales son amenazas globales; el riesgo es global tanto
por su intensidad como por la dispersión
geográfica de sus posibles efectos: sociedad global del riesgo. Es por eso, que fenómenos como la crisis ecológica (cambio
climático), el terrorismo internacional, o
Director de la Carrera de
Ciencia Política de la Pontificia Universidad Javeriana,
Abogado y Politólogo, M.A
en Política y Democracia,
PhD en Ciencia Política
Universidad Autónoma de
Madrid - España.
1
Profesor Investigador de
la Facultad de Ciencias
Políticas y Relaciones
Internacionales de la
Pontificia Universidad
Javeriana; Abogado, LLMM
en Derecho, PhD Derecho
Internacional Universität
Hamburg – Alemania.
2
Profesor Asociado de
la Pontificia Universidad
Javeriana de la Facultad de
Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales; Filósofo, M.A Estudios Políticos.
M.A Relacione Internacionales y Economía, PhD
Ciencia Política Universität
Leipzig – Alemania.
3
Edición 001 2016
mejor llamado la guerra internacional
contra el terrorismo, o la explosión de
diferencias culturales y étnicas, comparten, a estos efectos, un indiscutible
protagonismo. Los nuevos riesgos presentan unas características alejadas de
los patrones familiares. Ahora son potencialmente globales, irreversibles y
en algunos casos irremediables.
En este orden de ideas, el Informe
Mundial sobre el Desarrollo humano
del PNUD de 1994 llamó la atención
sobre la importancia de la participación
de los gobiernos, de las Fuerzas Armadas y de seguridad, de las organizaciones no-gubernamentales, entre otros,
como actores clave en la prevención y
gestión de los nuevos riesgos y conflictos, así como la necesidad de promover
enfoques regionales y locales de cara a
definir más claramente las necesidades
y las modalidades de acción más apropiada para cada contexto específico. En
un tenor similar, el documento publicado por la OCDE, en 1996 bajo el título
“Globalization, What Challenges and
Opportunities for Governments?” delineaba la necesidad de cambios para los
gobiernos y las administraciones públicas, cambios y reformas que hicieran
factible la capacidad de gobierno en un
mundo cada vez más interdependiente
(OECD, 1996).
Desde los años noventa han tenido lugar importantes procesos de reforma y
modernización del Estado. Colombia
en este campo no ha sido una excepción en estos procesos que se iniciaron
a lo largo de la última década del siglo pasado. Las importantes reformas
institucionales acometidas en la región
durante estos años supusieron notables
cambios en los mecanismos tradicionales de gobierno, e impusieron un nuevo
estilo de gobierno caracterizado por un
mayor grado de interacción y de cooperación entre el Estado y actores no
estatales, que nos remitió a nuevas for-
mas de elaborar las políticas mucho más
dependientes de la interacción de actores
diversos. Conviene advertir que todas estas reformas tuvieron como pretensión
garantizar la gobernabilidad, entendida
como la procura de nuevos diseños institucionales que permitieran reducir los esfuerzos del Estado en dar respuesta a las
agendas de los ciudadanos (Peters, 2007,
p. 4). Sin embargo, este proceso en Colombia, durante y posterior a la Asamblea
Constituyente de 1991, advirtió unas características fundamentales diferentes a
los procesos acontecidos en la región, en
particular al ser también punto de culminación de los procesos de negociación con
algunos grupos insurgentes.
En este orden de ideas, para nadie es un
secreto que el actual proceso de paz que
ha iniciado el Gobierno Nacional imprime
unas condiciones históricas y sociales particulares; ello, a pesar que éste tenga o no
un final exitoso, pues genera importantes
procesos de reforma institucional durante
y después de la firma de los acuerdos de
paz. En efecto, es claro que para el Estado, la actividad estratégica (principalmente del Ejército) para combatir la amenaza
insurgente era un factor importante para
garantizar la gobernabilidad, lo que se
traducía en operaciones militares específicas. Pero sin duda, en el escenario de
pos-acuerdo se necesita avanzar en los
mecanismos institucionales que le permitan no solo la neutralización de la amenaza, sino que se desarrollan y adquieren
nuevas competencias por parte del Estado
para el apoyo a la consecución y gestión
de una paz estable.
POST-ACUERDO Y
SEGURIDAD HUMANA
Todo proceso de cambio institucional tiende a tener consecuencias significativas sobre la gobernabilidad, esto es, la capacidad
de respuesta del Estado a las demandas e,
indirectamente de este modo, inciden so-
TRANSFORMACIÓN Militar
bre el grado de legitimación del propio
régimen político. En un contexto como
el colombiano, los retos del Estado
para la gestión del post-acuerdo se encontrarían atravesados por dos importantes derivadas: la primera, la implementación de las medidas y acuerdos
que se logren deberán redundar en que
no se desvirtúe su fin como es vincular
a las personas pertenecientes a los grupos armados ilegales a la sociedad civil
y su reinserción en todos los sectores
(políticos, económicos, culturales). Por
otro, es preciso advertir que el nuevo
diseño institucional para la etapa de
post-acuerdo, pueda involucrar mecanismos formativos y éticos en relación
con los mecanismos y formas para el
relacionamiento en el marco de la reintegración política con excombatientes,
en procura del fortalecimiento de un
sistema democrático estable y legítimo.
En otras palabras, será preciso ofrecer aportes en las relaciones internas
así como en las que establece con los
diversos grupos sociales, que afecten
positivamente las emociones, actitudes
y acciones, bajo el referente de la necesaria reconciliación nacional, la cual
requiere la participación en aportes y
apoyos, así como el directo involucramiento en actos públicos de perdón, el
soporte a las iniciativas del gobierno en
la creación de comisiones de la verdad,
memoria histórica, etc.
A juicio de los autores, hay una transformación importante que va a enmarcar y que debe determinar el horizonte de la gestión en un escenario
de post-acuerdo; es el paso de una
gestión del riesgo entendida como neutralización militar de la amenaza a un
entendimiento de la gestión del riesgo
en términos de prevención de los riesgos y mantenimiento de la seguridad
en el marco del horizonte internacional de protección y defensa de la vida
humana. En otras palabras, asumiendo
lo anterior, los retos del Estado para la
gestión del post-acuerdo pueden ser resumidos en la gestión de riesgo, que en
sociedades como la colombiana, abiertas a intercambios regionales y globales,
al igual que una emergencia de nuevos y
diversos actores internos violentos o no,
implica necesariamente dos importantes
procesos: por un lado la incorporación definitiva del concepto de seguridad humana; y por otro, como consecuencia de ello,
una re-conceptualización del concepto de
riesgo.
Esta transformación del concepto de gestión del riesgo en Colombia, no es posible
entenderla sin atender a la incorporación
definitiva del concepto de “seguridad humana” de Naciones Unidas. El concepto de
seguridad humana es esencial en este proceso toda vez que significa la protección
de las libertades que son esenciales para
la vida. Significa proteger a las personas
de amenazas críticas (graves y generalizadas). Significa crear políticas, sociales, sistemas ambientales, económicos, militares
y culturales que en conjunto dan a las personas elementos básicos de supervivencia,
el sustento y la dignidad”. (CHS: 2003, p. 4)
“
De este modo, bajo esta perspectiva, un factor indispensable para la
seguridad humana es la promoción
de sistemas políticos, sociales, económicos, ambientales, militares y
culturales que, juntos, proporcionen
a las personas los elementos básicos
para alcanzar la paz, el desarrollo y
el progreso humano.
”
173
Edición 001 2016
Lo más importante es que conlleva una
re-conceptualización de la seguridad
de manera fundamental. Por un lado
porque: (a) se aleja de las concepciones tradicionales, centradas en el Estado, frente a agresiones militares, a una
concepción de seguridad que se concentra en la seguridad de las personas,
pero no solo en su protección sino lo
más importante: en su empoderamiento; (b) llama la atención sobre la existencia de múltiples amenazas y riesgos,
no solo militares y (c) promueve un
nuevo modelo integrado, coordinado y
centrado en las personas para avanzar
en la paz, la seguridad y el desarrollo
dentro y entre las naciones (gobernanza). De este modo, la seguridad humana impulsa soluciones basadas en las
necesidades, la vulnerabilidad y las capacidades reales de los gobiernos y las
personas.
La noción de vulnerabilidad nos ayudará a clarificar la relación entre los
conceptos de riesgo y desastre; durante
largo tiempo estos dos conceptos estaban asociados desde una perspectiva
mono-causal: un inevitable e incontrolable fenómeno físico, y una eventualidad externa, con las mismas características. Sin embargo, la asunción del
concepto de seguridad humana transforma notablemente la comprensión de
la vulnerabilidad, que puede ser definida como un factor de riesgo en sujeto o
sistema que es expuesto a un peligro y
corresponde a su intrínseca predisposición a ser afectado o ser susceptible de
ser dañado. En otras palabras la vulnerabilidad representa la susceptibilidad
o predisposición física, económica, política o social a ser dañado en el caso
de un fenómeno desestabilizante natural o de origen humano. La condición
de vulnerabilidad coexiste permanentemente en las actividades humanas y
es inherente a la fragilidad de la condición del ser humano. La existencia
de esas condiciones viene dada por el
nivel de desarrollo alcanzado por la sociedad; es una noción de desarrollo que
pasa a entenderse como la armonía entre
la humanidad y el medio ambiente, de forma tal que la vulnerabilidad de los grupos
humanos debe ser entendida como la capacidad reducida para adaptarse, o ajustarse a esas circunstancias contextuales
(Cardona, 2004). En otras palabras, hay
que tener en cuenta que la complejidad
y la diferenciación funcional de la sociedad, están en el origen de la producción
de riesgos, incrementan la contingencia
de toda acción social: cuanto mayor es el
número de posibilidades de acción, mayor
es también la interdependencia del curso
de acción elegido (cfr. Eder, 2000, p. 230).
Asumir seriamente la noción de vulnerabilidad nos lleva a la necesidad de entender
la gestión de riesgos como la adopción de
medidas orientadas a la prevención, fruto del examen de las causas y condiciones
que facilitan el surgimiento de determinados riesgos, de manera que su análisis nos
ayude a prevenir la amenaza, a mitigar los
posibles efectos y, a ser posible, evitar la
repetición de la amenaza en el futuro.
El carácter multidimensional
de la seguridad y de las amenazas conlleva la necesidad de
superar los enfoques estato-céntricos de la seguridad, enfoques
que empujan a ir más allá de la
seguridad centrada en la salvaguarda del Estado, para incluir
nuevas amenazas (económicas,
ambientales, redes criminales,
violaciones de derechos humanos…) y empujan a procesos
de gobernanza en dos direcciones: hacia arriba, al concebirla
como un bien global que transciende a los Estados; y también
hacia abajo, teniendo como
centro de gravedad el individuo
(Armiñon, 2004).
TRANSFORMACIÓN Militar
En este sentido, conceptualmente hablando, el riesgo asume un sentido
mucho más amplio que el tradicional
concepto de amenaza. El riesgo advierte su propia semántica, como describe Ulrich Beck, quien señala que éste
puede ser resumido como la síntesis de
dichos riesgos futuros que se tematizan
en el presente y son el resultado de los
éxitos mismo de la civilización. En las
propias palabras de Beck: “El riesgo es
el patrón perceptivo e intelectual que
moviliza a una sociedad enfrentada a
la construcción de un futuro abierto,
lleno de inseguridades y obstáculos,
una sociedad que ya no está determinada por la religión, la tradición o la
sumisión a la naturaleza y que tampoco cree en los efectos redentores de las
utopías” (Beck, 2008, p. 28).
Esta concepción del riesgo supone una
ruptura con el concepto tradicional del
término. Mientras los riesgos preindustriales podían ser imputados a un
ámbito externo, ya sean los dioses o
la naturaleza, los industriales venían
manteniéndose dentro de una escala
limitada, produciendo una inseguridad mensurable en términos tanto de
probabilidad como de indemnización
(Beck, 1993, p. 20; 1995, p. 78).
Por un lado, los nuevos riesgos presentan unas características decisivamente
alejadas de estos patrones familiares.
Ahora son potencialmente globales,
irreversibles e irremediables, desconocen límites sociales y temporales.
La complejidad, la incertidumbre y la
contingencia son ahora sus notas dominantes. Por otro lado, los riesgos
son siempre riesgos percibidos, y esa
percepción es el producto de una construcción social (cfr. Slovic, 2000); En
muchos casos a las situaciones y riesgos
asociados a estas crisis, se asocian conflictos de opinión pública, donde diversos actores, en especial los medios de
comunicación, informan, construyen
175
opiniones y condicionan la percepción de
los ciudadanos de la situación.
Fotografía: Ejército Nacional
“
El problema ya no radica
tanto en el evento de ocurrencia, en la situación de
crisis, el desastre y la respuesta que se da ante el,
sino que entran en interacción con procesos culturales,
sociales y psicológicos que
pueden aumentar o aminorar las percepciones públicas
del riesgo y el comportamiento ante el mismo (Kasperson et al., 1998), con
lo cual, para su gestión, no
sólo pasa por solucionar las
circunstancias objetivas que
la provocan, sino, más importante, con la conducción
de la comunicación e información que se genera.
”
Edición 001 2016
Para encarar dichos retos, el Estado requiere de acción concertada, de
prevención, y de la consolidación de
comunidades de seguridad (security
communities) cada vez más amplias;
además, enfrentar inseguridad en un
escenario de post-acuerdo abre paso a
la ventana de un conjunto de riesgos
complejos, sistemáticamente definidos
como variables ambientales, económicas, sociales, políticas y culturales, que
no pueden encararse solamente con las
consabidas herramientas económicas
(por ejemplo asistencia técnica o inversión extranjera) y militares (por ejemplo contrainsurgencia, operaciones de
baja intensidad) (Adler, E., & Barnett,
M. 1998). Es por lo anterior, que la seguridad humana se convierte así en un
enfoque de política pública basado en
la cooperación internacional multilateral, el análisis, planificación y acción
multisectorial, cuyas orientaciones son
a la vez, preventivas y pro-activas.
GOBERNABILIDAD
EN SÍNTESIS:
TRANSFORMACIÓN DEL
EJÉRCITO EN EL HORIZONTE
DEL POST-ACUERDO
La importancia que ha jugado la violencia en los escenarios post-acuerdo es una de las razones que explica
el alto grado de escepticismo hacía el
buen desarrollo de estos procesos por
parte de la academia. Los altos niveles
de violencia vividos a raíz de los acuerdos de paz, aparentemente exitosos de
países como el Salvador, Mozambique,
Nicaragua y Sudáfrica parecen mostrar
que probablemente la violencia siga
siendo uno de los desafíos primarios en
Colombia tras la firma de los acuerdos.
Una de las razones para pensar esto, es
que en la mayoría de los países después
de la firma de los acuerdos de paz no
se ha asegurado que el Estado tenga
el monopolio efectivo de los medios de
violencia (Cramer y Goodhand, 2002, p.
886).
Al contrario de lo que tradicionalmente
suele sostenerse, la firma del acuerdo no
va a acabar con los conflictos, sino que lleva a una transformación de los mismos.
En este orden de cosas, el post-acuerdo
deberá ser definido, inicialmente, como
un período de tiempo más o menos prolongado caracterizado por ser aquel que
hace parte de la superación de un conflicto
armado, bien de forma definitiva, gradual
o parcial; lo que genera que se materialice
en una disminución drástica, definitiva o
sustancial del conflicto armado, perdiendo así la condición de conflicto activo.
En palabras de Ugarriza: “el
posconflicto puede entenderse
como un concepto de un único
atributo: la reducción del número de homicidios relacionados con el conflicto por debajo
de un umbral determinado”.
Desde la concepción del riesgo hasta aquí
desarrollada, mientras que el riesgo posee, indudablemente, una dimensión real
y material, su conocimiento es social y
su percepción necesariamente contextual
y constituida localmente (Beck, 2000,
p.219). En otras palabras, no hay riesgo
sin mediación. En consecuencia, tampoco
hay una verdad, ni hechos puros fuera de
la influencia relativizadora de la interpretación del riesgo, marcada por el contexto,
la perspectiva o el poder (Adam, 1998, p.
236).
La condición social del riesgo como centro
de gravedad de la transformación del Ejército del futuro, traducida en su carácter
percibido en función del contexto y en la
poderosa influencia de la cultura de recepción en la definición y evaluación del mis-
TRANSFORMACIÓN Militar
mo, reclama su definición discursiva y
la comunicación deliberativa y racional
de las distintas perspectivas y experiencias del mismo, para alcanzar un acuerdo en su definición y tratamiento que
posea la máxima legitimidad a la luz
de la indeterminación que caracteriza
tanto al riesgo como a sus soluciones
(Maldonado, 2003, p.249).
Pues bien, el principal problema asociado a la comunicación es la falta de
información y que esta sea percibida
como cierta y confiable. Con cierta frecuencia los ciudadanos se preguntan
si estamos bien informados acerca de
los riesgos y situaciones de emergencia
que acontecen diariamente. Sin una
adecuada gestión de la comunicación
asociada a estos procesos, los impactos
suelen ser mucho mayores, más severos; por el contrario, atender a estos requerimientos comunicativos implicaría
que la crisis pueda ser administrada y
controlada de una mejor manera, reduciendo incluso el tiempo de duración
y resguardando el activo –reputación
(Slovic, 1993).
Por ello, para el Comando de
Transformación Ejército del Futuro (COTEF), una dimensión
imprescindible de la gestión del
riesgo radica en evitar y minimizar los fallos de comunicación de riesgos, especialmente durante la gestión de estas
situaciones. Evitarlo obliga a
definir y analizar las estrategias de información de riesgos
y la construcción por fases de
un adecuado plan de comunicación, comenzando todo por
una auditoria que nos revele las
actuales deficiencias y vulnerabilidades en estos procesos (managing risk communication).
Mucho de este trabajo tiene que ser hecho
en orden a entender la emergente institucionalización de un nuevo y generalizado
concepto de gestión del riesgo, definido
a través de precisiones y atribuciones de
responsabilidad, de estructuras de comunicación y de acountability (Power, 2004,
p. 15).
Como muchos autores han señalado, en
las últimas décadas el término “gobernanza” ha experimentado una enorme popularidad en las ciencias sociales. Dentro del
horizonte amplio de la Ciencia Política, a
grandes rasgos podemos hacer un ejercicio de distinción de sus principales usos.
En cuanto concepto, la gobernanza y los
aportes que puede brindar el Ejército al
país, debe ser resumida en un sentido descriptivo, esto es; como un enfoque teórico,
para determinar y analizar las transformaciones actuales de la política; o bien
asumir un sentido normativo: es decir
como modelo ideal para la gestión de la
complejidad en el mundo contemporáneo
(good governance) (Hirst, 2000, p. 14).
Pues bien, más allá de los sentidos que le
demos al término, todos ellos nos invitan
repensar los límites y capacidades de las
estructuras estatales tradicionales para
que los procesos de implementación de los
acuerdos logren garantizar una paz estable y duradera en Colombia.
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