VICERRECTORADO DE EXTENSIÓN UNIVERSITARIA
Y PROYECCIÓN INTERNACIONAL
ASTURIANOS ILUSTRES EN IBEROAMÉRICA
DISCURSOS
FORO VOCES POR IBEROAMÉRICA
Espacio cultural iberoamericano y de cooperación
Universidad de Oviedo
Universidá d'Uviéu
University of Oviedo
OVIEDO
2017
VICERRECTORADO DE EXTENSIÓN UNIVERSITARIA Y
PROYECCIÓN INTERNACIONAL
ASTURIANOS ILUSTRES EN
IBEROAMÉRICA
DISCURSOS
FORO VOCES POR IBEROAMÉRICA
Espacio cultural iberoamericano y de cooperación
Universidad de Oviedo
Universidá d'Uviéu
University of Oviedo
Oviedo, 2017
Depósito Legal: AS- 1987-2017
Impreso en España
Imprenta del Servicio de Publicaciones de la Universidad de Oviedo
ÍNDICE
PRESENTACIÓN
Francisco José Borge, Vicerrector de Extensión
Universitaria y Proyección Internacional .........................................
7
RENATO OZORES, UN ASTURIANO EN PANAMÁ
Aristedes Royo .....................................................................................
11
BREVÍSIMA BIOGRAFÍA DE LA APASIONANTE VIDA DE
WENCESLAO ROCES
Benjamín Rivaya ..................................................................................
15
INDALECIO PRIETO TUERO
Antonio Masip .....................................................................................
19
RAMÓN PÉREZ DE AYALA EN BUENOS AIRES (1940-1954)
Florencio Friera Suárez .......................................................................
23
LUIS ÁLVAREZ SANTULLANO EN EL EXILIO
Etelvino González López ....................................................................
29
RAMÓN PRIETO BANCES, DISCÍPULO DE ALTAMIRA
Ramona Pérez-Castro Pérez ...............................................................
35
JOSÉ GAOS
Francisco Javier Gil Martín ................................................................
47
5
Las reseñas incluidas en esta breve publicación bajo el nombre
Asturianos Ilustres en Iberoamérica, se enmarcan en el espacio cultural de relexión creado en este Vicerrectorado, en torno a temas
comunes, de importancia y de actualidad para nuestra región histórica, denominado «Foro Voces por Iberoamérica».
La mesa redonda de la que emanan estas semblanzas reviste
una gran importancia, puesto que se organizó con la intención
de rescatar y difundir la extraordinaria aportación que un grupo
de asturianos (Renato Ozores, Indalecio Prieto, Wenceslao Roces,
Ramón Pérez Pérez de Ayala, Luis A. Santullano, Ramón Prieto
Bances y José Gaos) hicieron al panorama iberoamericano. Todos
originarios también del Principado de Asturias, dejaron su tierra
para esparcir su talento más allá de nuestras fronteras, y para, asimismo, recibir de esos países hispanoamericanos una impronta
que siempre llevarían consigo.
Comento de una forma breve a los auténticos protagonistas de
esta publicación:
Renato Ozores, humanista y político nacido en Oviedo, se estableció en Panamá hacia el año 1938. Profundo erudito en materia de leyes, durante varias décadas ejerció como profesor titular
de la cátedra de derecho mercantil en la Universidad de Panamá,
además ser un dramaturgo y literato de altos vuelos. De su persona escribe Arístides Royo, ex- Presidente de Panamá.
Indalecio Prieto, ovetense de origen humilde que llegaría a ser
ministro durante la Segunda República en los gobiernos de Azaña,
Negrín y Largo Caballero, llegó a México exiliado en tiempos de la
Guerra Civil, desde donde trabajó arduamente en la reorganiza7
ción del Partido Socialista Obrero Español. Murió en la Ciudad de
México en 1962. El Eurodiputado Antonio Masip es el encargado
de hablarnos sobre tan signiicado asturiano.
Wenceslao Roces, destacado político, jurista e historiador, estableció su residencia en México en los años cuarenta del siglo
pasado. Licenciado en derecho por esta Universidad de Oviedo
y posteriormente doctor por la Universidad Central de Madrid,
sería uno de los pilares de la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad Nacional Autónoma de México. Para comentar la relevancia de este asturiano ilustre contamos con Benjamín Rivaya,
el hasta hace escasas fechas decano de la Facultad de Derecho de
la Universidad de Oviedo.
Ramón Pérez de Ayala, escritor, diplomático y poeta, estudió
derecho bajo la protección de Leopoldo Alas “Clarín” en la Universidad de Oviedo y fue nombrado director del Museo del Prado
y Embajador en Londres durante la Segunda República. El exilio
lo llevó hasta Buenos Aires, donde fue agregado honorario de la
Embajada de España durante varios años, regresando a Madrid
en el año1954. Florencio Friera, quien fuera Profesor de Historia
de la Universidad de Oviedo, es el que se ha hecho cargo de su
semblanza.
Luis A. Santullano, académico y escritor nacido en Oviedo,
destacó por sus brillantes ensayos de carácter pedagógico, habiendo mantenido una interesante correspondencia con Miguel
de Unamuno en lo referente a temas educativos y de enseñanza.
Al igual que a varios de sus compañeros, el exilio le haría tomar
rumbo hacia Hispanoamérica, concretamente a México, donde
estableció relación con personajes de la talla de Alfonso Reyes y
vivió sus últimos años. Nos acompañó en la mesa para hablar de
él, Etelvino González, investigador y miembro numerario del RIDEA.
Ramón Prieto Bances, político y jurista ovetense, llegó a ocupar la cartera de Instrucción Pública y Bellas Artes durante la Segunda República. Durante la Guerra residió en Inglaterra, Alemania y Portugal, regresando a Oviedo en 1947 para retomar su lugar
como Catedrático de Historia del Derecho hasta su jubilación.
8
Ramona Pérez de Castro, Profesora de Historia del Derecho de
la Universidad de Oviedo, escribe aquí en torno a su igura.
Por último, José Gaos, ilósofo gijonés que tras sufrir el exilio
se nacionalizó mexicano en el año 1941. Habiéndose deinido él
mismo como un “transterrado”, fue un destacado miembro de la
Casa de España en México, hoy Colegio de México, y de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde ejerció como profesor durante más de 30 años. Javier Gil Martín, Profesor de Filosofía de la Universidad de Oviedo, ha sido el encargado de su glosa.
Esta breve introducción a modo de prólogo deja bien a las claras que el panorama cultural, académico, docente, literario, político e intelectual de Hispanoamérica se vio ampliamente enriquecido con la llegada de asturianos ilustres como los aquí reseñados,
que ahora recordamos y sobre los que nuestros colaboradores nos
iluminan en estos escritos.
Finalizo esta breve presentación expresando nuestro profundo agradecimiento a Aristides Royo por haber tenido la iniciativa
de esta actividad en colaboración con la Universidad de Oviedo,
así como por todo su apoyo. También a Benjamín Rivaya, por su
ayuda imprescindible desde el primer momento en la organización del mismo. Y, inalmente, a quienes han aceptado estar con
nosotros para hablarnos de tan insignes personajes. Muchas gracias Wenceslao López, Antonio Masip, Florencio Friera, Etelvino
González, Ramona Pérez de Castro y Javier Gil Martín.
Francisco José Borge
Vicerrector de Extensión Universitaria y Proyección Internacional
9
RENATO OZORES, UN ASTURIANO EN PANAMÁ
Renato Ozores Alvarez-Quiñones nació en Oviedo el 29 de
octubre de 1910. Sus padres habían emigrado a Cuba donde en
principio no les fue bien. Regresaron a la capital de Asturias y apenas se instalaron el esposo viajó a Cuba, de donde ya no volvería,
lo que dio motivo para el divorcio pocos años después. Renato
nunca conoció a su padre. María, que así se llamaba su madre, se
instaló en un piso cerca de la plaza de la catedral de Oviedo. Ella
había recibido una inca llamada La Pontiga, en las riberas del río
Narcea donde pasaban largas temporadas y al entrar el niño en la
escuela, disfrutaban los veranos en la naturaleza.
En 1928 Renato ingresó en la Universidad de Oviedo para estudiar la carrera de Derecho. En las aulas del histórico recinto entabló estrecha amistad con Carlos Brasa, con quien participó en
tempranas actividades políticas antimonárquicas promovidas por
la Federación Universitaria Española. Brasa se manifestaba como
partidario del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). En 1933
ambos terminaron sus estudios de derecho y decidieron abrir un
despacho de abogados. Renato decidió que antes de ejercer debía
realizar estudios de doctorado y ese mismo año ingresó en la Universidad Central de Madrid que así se denominaba entonces, con
el in de especializarse en Derecho Mercantil. Una vez obtenido
el título, retornó a Oviedo y se incorporó al despacho de su gran
amigo. En 1936, con el triunfo del Frente Popular de marcada tendencia socialista, en uno de los múltiples enfrentamientos que
tuvieron lugar entre las derechas y las izquierdas, fue ultimado
11
a balazos su socio y amigo. El bufete se deshizo y Renato Ozores
obtuvo la posición de iscal. El abogado mercantilista se convirtió
en funcionario del Ministerio Público al servicio de la República.
En 1936 estalló la guerra civil y el iscal Ozores continuó en el
ejercicio de sus funciones hasta que la agudización del conlicto
hizo que trasladara su oicina a Gijón, todavía en manos del gobierno republicano. Cuando esta ciudad estaba a punto de rendirse, decidió salir hacia Francia. Residió casi seis meses en Burdeos
donde se sostuvo gracias a la importación y venta de naranjas y
a la venta de cuadros de un amigo pintor. Con la toma de Austria por Hitler y el expansionismo que mostraba el nazismo en
Europa, era fácil prever la guerra en Europa. Conoció a un español que era cónsul honorario de Panamá en Burdeos, quien
le aconsejó que fuese al pequeño país centroamericano. El 24 de
abril de 1938, a sus 27 años de edad, llegó a Panamá. Con la única
ropa que poseía, un traje de lana que lo hacía sudar copiosamente,
dirigió sus pasos a La Estrella de Panamá, periódico que había
sido fundado en 1853. Quería entrevistarse con un abogado que
le arreglaría sus papeles y allí conoció a una chica, sobrina del
dueño del medio de comunicación, Rita Typaldos Duque, de la
que se enamoró y con la que contrajo matrimonio poco después.
Trabajó por corto tiempo en la embajada de España en Panamá, todavía en manos de la república española. Enterado de la
próxima inauguración de la Escuela Normal de Santiago, ubicada
en la provincia de Veraguas, solicitó y obtuvo empleo como profesor de Cívica, asignatura relativa al conocimiento del Estado y
del gobierno así como las leyes principales que rigen una nación.
Con motivo del nacimiento de su primer hijo, de nombre Carlos
en honor a su amigo Brasa, regresó a la ciudad capital donde se
hizo cargo de la cátedra de derecho mercantil y entró a trabajar
como periodista en el diario La Estrella de Panamá. Desempeñaría ambos trabajos durante muchos años de su vida.
En Renato Ozores se unieron su vocación jurídica con una notable y creciente actividad literaria. En cuanto a la primera, vale la
pena mencionar que publicó seis volúmenes denominados como
Apuntes de Derecho Mercantil; la legislación cambiaria en Panamá;
12
La empresa individual de responsabilidad limitada y Problemas que
suscita la Sociedad Anónima. Interesado también en el Derecho
Internacional, publicó La extradición en el Derecho Interamericano. Respecto a la literaria, en 1951 decidió presentar al concurso
Ricardo Miró, el de más prestigio en Panamá, su primera novela
titulada Playa Honda, con la que ganó el segundo premio. Escribió dos novelas más que también obtuvieron premios aunque no
los primeros con lo que decidió decantarse por el teatro. Su comedia El ángel le mereció el primer premio en el concurso Miró.
También incursionó en el género de los cuentos. En 1958 fue distinguido como miembro numerario de la Academia Panameña de
la Lengua. Tardó 36 años en preparar su discurso de ingreso pero
al menos no hizo lo que el también asturiano Ramón Pérez de
Ayala, de la Real Academia de la Lengua, quien nunca lo presentó.
Regresó a España a mediados de los años sesenta pero solamente estuvo por muy pocos días en Madrid en donde asistió
como asesor a unas reuniones de la Junta Directiva del Banco Exterior que deseaba abrir oicinas en Panamá. La vuelta a su tierra
natal, Asturias, la hizo luego de la muerte de Franco. Al llegar a
Oviedo con su esposa, dirigió sus pasos hacia la Catedral y junto
a la entrada, con el rostro entre sus brazos que apoyó en el muro,
lloró sus casi cuarenta años de nostalgia. Falleció en el año 2001 y
durante toda su vida se sintió asturiano raizal con profundo amor
por el país donde desde joven se estableció, fundó familia y dejó
un legado jurídico y literario inolvidable.
Aristedes Royo
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BREVÍSIMA BIOGRAFÍA DE LA APASIONANTE VIDA DE
WENCESLAO ROCES
Wenceslao Roces nació en Asturias, en Soto de Sobrescobio, conocido usualmente como Soto de Agues, el 3 de febrero de 1897, y
pasaría la mayor parte de su infancia en Gijón. Estudiaría la carrera
de Derecho en la Universidad de Oviedo, poniéndole in el curso
1918-19, con el Premio Extraordinario de Licenciatura. En 1920 se
doctora en Madrid, en la Universidad Central, con una tesis titulada El caso fortuito en el Derecho de obligaciones, con la que obtiene
el Premio Extraordinario de Doctorado, y ese mismo año obtiene
una beca de la Junta para la Ampliación de Estudios, con la que se
establecerá en Alemania hasta 1922, donde conseguirá un inmejorable conocimiento del idioma, trabajando allí bajo la dirección de
Otto Lenel, el romanista, y Rudolf Stammler, el iusilósofo.
Al año siguiente, en 1923, obtendrá la cátedra de Derecho Romano en la Universidad de Salamanca. Allí se dedicará a dar a
conocer la obra de su maestro Stammler, por medio tanto de estudios propios como de traducciones de la obra del neokantiano,
así como trasladará al castellano obras fundamentales del Derecho Romano. Durante la década de los veinte Roces colaborará
sobre todo con la Revista de Derecho Privado y la Revista General
de Legislación y Jurisprudencia, en las que se pueden rastrear sus
intereses e inlujos.
Su llegada a Salamanca coincidirá con la implantación en España de la dictadura de Primo de Rivera, que Roces repudiará
desde un principio, uniéndose a quienes luchan contra ella y, es15
pecialmente, a Miguel de Unamuno, con quien le unió una estrecha amistad, colaborando ambos en el empeño por derrocar al
dictador, por lo que sufrirán diversas sanciones.
Tras otro viaje a Alemania, avanzados los veinte, Roces abandonará el idealismo kantiano y se convertirá al materialismo marxista. Qué motivó el cambio constituye, para mi, un enigma pero,
en cualquier caso, a partir de entonces dedicará su inmensa capacidad a la introducción del pensamiento de Marx en España,
por una parte, y por otra a la actividad política en el PCE, partido
en el que se integraría a principios de los años treinta, después de
pedir la excedencia voluntaria de su cátedra e instalarse en Madrid. En la capital participará en las más diversas actividades y
organizaciones: en El Ateneo, el Frente Antifascista, la asociación
de Amigos de la Unión Soviética o el Socorro Rojo Internacional.
A la vez, durante este tiempo Roces da inicio a la que será su obra
máxima, la traducción de la literatura marxista al castellano (sobre todo las de Marx y Engels, pero no sólo; también la de Lenin,
Trotsky y Stalin, entre otros), apareciendo en estos años cuidadas
ediciones de El Maniiesto Comunista y del primer volumen de El
Capital. Por supuesto, no exagero si digo que han sido millones de
personas los que leyeron los trabajos de Roces, sus traducciones.
Tras la revolución asturiana de octubre será encarcelado y, al salir
de prisión, se exiliará en la URSS, donde aianzará su conocimiento del ruso, que también aplicará a la traducción. Tras la victoria
del Frente Popular, volverá para España.
Al poco de estallar la guerra civil, Roces será nombrado Subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública, siendo ministro
el también comunista Jesús Hernández. La labor de Roces también será fundamental en este ámbito, impulsando la lucha contra
el analfabetismo, tanto de niños como de adultos, y sobre todo
preservando el tesoro artístico del Museo de El Prado y el bibliográico de la Biblioteca Nacional. No se debe ocultar que también
fue acusado de haber participado en la operación ideológica comunista de justiicar el asesinato de Andreu Nin pero, hasta donde yo sé, sin pruebas suicientes, más allá del testimonio de Jesús
Hernández, que se pasaría a la causa anticomunista.
16
Cuando termine la guerra civil, privado de su condición de catedrático por los vencedores, se irá al exilio. Un nuevo enigma
se plantea, pues Roces descarta la URSS como destino: ¿por qué?
Tras un periplo por diversos países, se asentará deinitivamente
en México, donde continuará integrado en el Partido Comunista
de España, llegando a pertenecer al Comité Central. Sólo en una
ocasión, una vez iniciado el proceso de desestalinización tras la
muerte del dictador, desfallecerá su convicción comunista y abandonará sus cargos en el partido, si bien parece que la intervención
de Dolores Ibarruri le hizo replantear su postura y asumirlos de
nuevo.
Por otra parte, será contratado por la Universidad Nacional
Autónoma de México, en la que desarrollará su carrera académica. A la vez, sobre todo en el Fondo de Cultura Económica y
en Grijalbo, seguirá desarrollando su labor traductora, de la que
también ahora destacan las versiones de la literatura marxista, lo
que convierte al romanista en el más eicaz y riguroso traductor
de Marx al castellano.
A la muerte de Franco, en 1977, Wenceslao Roces regresa a
España, presentándose en las elecciones por la Candidatura para
un Senado Democrático, junto con socialistas y democristianos,
y obteniendo el escaño. Tras un breve paso por el Senado, sin embargo, antes de que acabe el año, Roces regresará para México.
Ya en la última etapa de su vida, de vuelta en su segunda patria,
recibirá muy diversos reconocimientos y distinciones mexicanos
por la labor allí llevada a cabo. Fallecerá en Ciudad de México, el
28 de marzo de 1992.
Para quien desee profundizar en la persona y obra de Wenceslao
Roces, una entrevista en la que repasa su vida y obra, se encuentra
en A. H. de LEÓN-PORTILLA, España desde México. Vida y testimonio de transterrados, México, UNAM, 1978. Estudios diversos
son los de B. RIVAYA, «Comunismo y compromiso intelectual:
Wenceslao Roces», Papeles de la FIM 14, 2000; «De la Extensión
Universitaria a la revolución proletaria: el caso de Wenceslao Roces», Boletín del Real Instituto de Estudios Asturianos 153, 1999;
A. SÁNCHEZ VÁZQUEZ, «En homenaje a un español ejemplar:
17
Wenceslao Roces» en Del exilio en México. Recuerdos y relexiones,
Grijalbo, México D. F., 1997; J. M. LASO PRIETO, «Wenceslao
Roces: un intelectual comunista», Mundo Obrero, marzo de 1993;
P. RIBAS, La introducción del marxismo en España (1869-1939),
Ensayo bibliográico, Madrid, Ediciones de la Torre, 1981; Aproximación a la historia del marxismo español, (1869-1939), Madrid,
Endymion, 1990. Puesto que la impresionante labor de Roces fue
sobre todo traductora, conviene conocer, aunque sólo sea aproximadamente, los libros que vertió al castellano; vid. B. RIVAYA,
«Bibliografía de Wenceslao Roces», Papeles de la FIM 15, 2000.
Benjamín Rivaya
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INDALECIO PRIETO TUERO
Voy a hablarles de un ovetense ilustre, Indalecio Prieto Tuero,
nacido unas calles más arriba, en el número 25, hoy 23, de Magdalena donde colocamos una placa en su centenario que, hogaño,
querido Wenceslao, Alcalde, debería mejorarse.
Es curioso que de los tres homenajeados en esta mesa, resulta
que es el único que no traté personalmente, pues sí tuve el honor
de conocer a Renato Ozores, tan bien glosado por el presidente
Royo, y a Wenceslao Roces, del que se ha ocupado también magníicamente Benjamin Rivaya.
Permítanme que muestre todo mi afecto al expresidente panameño y a su esposa. Aristides es asturiano consorte y como tal
le conocí en La Habana en la Cumbre de Países No Alineados,
en cuyo séquito acudían su predecesor Omar Torrijos y una gran
personalidad que meses después sería Ministro español de Justicia, el muy querido Fernando Ledesma, que solucionaría uno de
los importantes problemas de esta región con el cierre de la llamadas cárceles modelo ahora Archivo Histórico.
La familia Royo ha sido incondicional de nuestras iestas mateínas y su presencia entre nosotros es siempre gratísima y enriquecedora como acabamos de constatar esta misma tarde.
Don Arístides nos ha hablado de don Renato Ozores y yo no
puedo menos que corroborar sus palabras, su afecto y su entusiasmo. Renato fue un asturiano de calidad. Fui testigo cualiicado de
esa imagen llorando ante la Catedral a su vuelta del exilio. La última vez, el matrimonio Ozores se alojó en el Hotel España desde
19
donde les acompañé en el momento de esa llantina de la Plaza de
la Catedral, a la que se ha referido el Doctor Royo. Don Renato, un
magníico escritor, cuya obra sus hijos han donado emotivamente
a la Biblioteca de El Fontán, se fue de Asturias el 12 de Octubre
de 1937 y no quiso legítimamente volver a la locura de la guerra
que duraría aún casi dos años. Esa decisión permitió otra imagen
a la que entrañablemente se reirió donAristides, el conocimiento
de Rita, pronto su mujer. Me consta que vio por primera vez el
Pacíico a la vez que los grandes ojos de Rita de los que quedó
prendado con el fondo de la mar océana.
Nos acoge su Facultad de Derecho y en su brillante trayectoria
estuvo la Cátedra de Derecho Mercantil, colega pues de Aurelio
Menendez, al que también se hizo referencia con el entusiasmo en
el que insisto,
Y Wenceslao Roces, al que visité en su casa de México, suegro
de un gran ovetense, Ramón Buyllla y abuelo de Arturo, premio
Principe de Asturias. Como saben el Premio Nobel suele venir
detrás.
Wenceslao, del que en algún libro recogí ya la anécdota que
cuenta el profesor Rivaya de su llegada a Oviedo desde Soto de
Agües, fue senador en las Cortes Constituyentes, traído desde
México a iniciativa de Juan Luis Rodríguez Vigil, que luego sería
Presidente de Asturias.
Pero vayamos a la encomienda que se me hace expresamente
de hablarles de Prieto.
Se suele airmar que Manuel Azaña fue el mejor escritor entre los políticos republicanos españoles. Yo no soy imparcial para
decir otra cosa, pero acabo de escuchar al que según mis grandes
amigos, el poeta Angel Gonzalez y el académico Emilio Alarcos
Llorach, era,es, el crítico literario más reconocido, José Luis García Martín, director de Clarín,que el mejor escritor es don Inda,
don Indalecio Prieto.
Este fue además un gran americanista.
Su contacto y seguimiento constante con la realidad latinoamericana se produce en París, en su primer exilio de la Dictadura
de Primo deRivera. En París, creo que en el Hotel Mont Tabor, en
20
la pequeña calle de su mismo nombre, detrás de la rue de Rivoli
y la Place de la Concorde. Allí don Inda se interesa por la democratización de las repúblicas americanas, y de forma especial por
México y Chile.
Sobre don Inda y sus viajes a Oviedo tengo una publicación
en el catálogo de la exposición que ha patrocinado la Fundación
Indalecio Prieto, que preside el asturiano Alonso Puerta, y con la
que tanto colabora Etelvino González,al que felicito por su libro
sobre otro ovetense, Teodomiro Menendez, tan íntimo de Prieto
del que sería Subsecretario y conidente.
Pues Teodomiro Menendez acompaña a Prieto, tras cenar en
su casa en la Cuesta de la Vega, a la playa del Aguilar al llamado
desembarco de las armas del Turquesa.
Creo que es obligado decir aquí, precisamente en la Universidad, víctima de los sucesos lamentables de 1934, el arrepentimiento expreso de Prieto en un acto celebrado en el Centro Español de México, que pide perdón ante los trabajadores españoles,
ante el pueblo español por una revolución, mejor unos sucesos
revolucionarios, en la que participó tan destacadamente. Tengo
el compromiso conmigo mismo, que espero cumplir antes de, en
deinitiva, irme, de explicarme cómo un reformista, que es lo que
deine a Prieto,se encuentra inmerso, y casi al frente del momento
de desencadenarse,de una revolución.
Cuando Prieto, en plena guerra, deja el Ministerio de Defensa
por conocidas disensiones, el Presidente del gobierno Juan Negrín, pretende, basado en las magníicas relaciones latinoamericanas que el ovetense seguía cultivando, se traslade, cruce el charco,
de embajador plenipotenciario. El 14 de Septiembre de 1938 Prieto asiste y habla en el Consulado/Embajada de México en Barcelona con motivo de la tradicional iesta de El Grito del cura Hidalgo.
Es el Presidente Azaña el que evita esa embajada de Prieto, pues
le quiere cerca,probablemente porque tanto Azaña como Prieto
veían imposible ganar la guerra y pudiera ser preciso un gobierno Prieto que nunca se produciría luego. Ya se había cometido el
error histórico, en el que insistirá Juan Simeón Vidarte, de que,
pese a la voluntad del Presidente de la Republica, Indalecio Prieto
21
no fue Presidente de Gobierno en Mayo de 1936 con la misión de
evitar el golpe militar, que no consiguió Casares Quiroga, que lo
fue por descarte ante la negativa del PSOE, es decir de Largo Caballero, vetando que Prieto formase gobierno.
Prieto, en plena sintonía con el General Cárdenas se instala en
México.
Se ha polemizado mucho sobre cuestiones inancieras y las
ayudas a los refugiados pero, sin entrar en ello, este tiempo mexicano es muy fértil en el pensamiento político de Prieto, no obstante su mala salud y su distancia de la patria.
Está insuicientemente estudiada la acción política de Prieto,
pero adelanto provisionalmente mi opinión de que mientras sus
anitriones mexicanos se adentran en explícitar sus convicciones
antiimperialistas, contra los yanquis, como ocurrió en muchos
otros países americanos, Prieto busca el auxilio americano para
un futuro gobierno democrático en España, con acercamientos en
el Sur de Francia, en el repliegue de las guerrillas y en otras iniciativas, incluso a Gil Robles, Ansaldo y otros monárquicos juanistas.
Prieto es un gran europeista, el más destacado de los españoles en
las reuniones posbélicas de esa Europa que emerge en Francia,
Inglaterra y, sobre todo, Holanda.
La acción de Prieto, del lado socialista, es la que, coincidiendo
con su muerte en México, fructiica en el llamado contubernio del
Hotel Regina de Munich, sobre lo que mucho me hablaron ya entonces Salvador de Madariaga, José María Moutas, Rodrigo Uría
y Pedro Rodríguez Arango...y luego Ignacio Fernández de Castro,
también antiguo alumno de esta Facultad, a cuyo pequeño partido, FLP, pertenecería yo pasando el tiempo
En in, Alcalde, acuérdate de la digniicación de la placa.
Antonio Masip
22
RAMÓN PÉREZ DE AYALA EN BUENOS AIRES (1940-1954)
-Singular es el caso de RPA entre los personaje del exilio español provocado por la guerra civil. Lo que más puede sorprender
de esa singularidad consiste en que es repudiado por los republicanos y por lo vencedores de aquella tragedia en la historia de
España.
-La explicación de tal fenómeno exige conocer los avatares por
los que transcurrió el devenir de un veinteañero licenciado en
Derecho por nuestra Universidad y ganado por la vocación literaria hasta que arribó al puerto de Buenos Aires, en septiembre
de 1940 cuando acababa de cumplir los 60 años de edad. No puede ser este el momento para resumir lo que me he eforzado por
explicar y detallar en el libro Ramón Pérez de Ayala testigo de su
tiempo1.
Destaquemos, no obstante, el cambio que se produce en su
vida con el establecimiento de la Segunda República: diputado
por Asturias en el bienio social-azañista y embajador en Londres
desde mayo de 1931 hasta el triunfo del Frente Popular; también
había recibido el nombramiento de director del Museo del Prado,
1
Publicado en Gijón por la Fundación Alvargonzález, 1997. Véase también
FRIERA, F.: «El exilio de Ramón Pérez de Ayala: cartas para su comprensión
(epistolarios de R. Vansittart, N. Chamberalain y A. Eden)», en Sesenta años
después: El exilio literario asturiano de 1939. Universidad de Oviedo, Departamento de Filología Española, 2000, pp. 115-157, y «Correspondencia entre
Ramón Pérez de Ayala y Jesús Pabón (1936-1941)», en Boletín de la Real Academia de la Historia, Tomo CXCVII, Cuaderno III, pág 463 a 496. Madrid, 2000.
23
cargo que comenzó a ejercer cuando regresó a Madrid comenzada
la guerra civil. Su actitud opuesta al giro izquierdista y radical que
venía siguiendo la República a partir sobre todo de la revolución
de octubre de 1934 debió incidir en el intento de darle uno de los
paseos previos al asesinato, lo que no sucedió gracias a la intervención de Santiago Roca, un joven anarquita chófer del coche de
la dirección del Museo. Pérez de Ayala consigue huir de España,
«como Simonides del naufragio», para sobrevivir en París desde
donde viaja a Londres y visita a personalidades del gobierno británico en la defensa de los sublevados, hace pública su actitud en
un artículo del Times (10-VI-1938: «El futuro de España. La causa nacionalista»); sus dos hijos, como los de Ortega y Marañón,
combaten en el ejército de Franco.
Un fragmento de la carta que Dino Grandi escribe a Pérez de
Ayala el 26 de mayo de 1939, ya concluida la guerra, ayuda a comprender las gestiones que Ayala había hecho a favor de los sublevados y a que entendamos mejor el cainismo español:
«La realidad es que fui –es la pura verdad, dice Grandi- el primero en defender la causa nacionalista española en el Comité
de Londres y durante dos años un combatiente tenaz y victorioso por la España de Franco, no estoy en condiciones de
romper siquiera una lanza por un amigo como tú al que yo veo
injustamente perseguido. He encontrado puertas cerradas en
lo que se reiere a Ayala entre tus conacionales en Londres, en
Roma y en Madrid».2
Cuando París cae bajo el régimen nazi (siempre rechazado y
criticado por Ayala) huye de Francia pero va a comprobar que no
puede ijar su residencia en España, de manera que se ve obligado
a seguir el camino del exilio.
2
FRIERA, F., «Correspondencia cruzada entre Dino Grandi y Pérez de Ayala»,
Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo CCVI, Cuaderno III (Madrid,
2009), p. 469.
24
Su vida en Buenos Aires se extiende durante catorce años, desde
septiembre de 1940 hasta diciembe de 1954 cuando regresa a Madrid donde sobrevivirá durante los últimos ocho años de su vida,
hasta agosto de 1962.
Juan Pérez de Ayala3 ha dividido en dos etapas de características muy desiguales la vida de su abuelo en Buenos Aires:
La primera etapa, desde 1940 hasta 1945, corresponde a un período de «tranquilidad». Consigue vivir de su trabajo intelectual,
adaptándose a las nuevas circunstancias que le permitieron ijar
su residencia en la capital de la República Argentina
- La recepción más positiva que negativa
- El motivo de su viaje: las conferencias en Buenos Aires patrocinadas por la Institución Cultural Española y el Instituto
Superior del Magisterio, que formarán parte del libro Viaje
entretenido al país del ocio, otras conferencias pronunciadas por la radio y publicadas en el Diario Español, a la que
seguirán otras en la Facultad de Letras y en la Sociedad del
Arte; o fuera de la Argentina en Montevideo y en Lima (universidad San Marcos).
- La relación con la familia Gaínza Paz. Propietarios del diario La Prensa, donde había iniciado sus colaboraciones en
1916. Frecuencia de artículos en esta época. Venta de una
colección de astrolabios, mapas y libros a Canbó. Viajes A
Bariloche, a la Patagonia o a Punta Arena
- A mediados de los cuarenta irma con las editoriales Espasa
Calpe y Losada la reedición de buena parte de sus obras de
creación literaria y ensayística, pero tendrá problemas con
la censura, especialmente la eclesiástica.
- No sin diicultades consigue un cierto reconocimiento a sus
servicios a la administración de su país, de modo que en
1946 recibe la autorización para «prestar sus servicios con
el carácter de agregación en la embajada de España en Buenos Aires». Mantuvo buenas relaciones con diplomáticos a
3
PEREZ DE AYALA, Juan, Prólogo a Ramón Pérez de Ayala. Viajes. Crónicas
e impresiones. Madrid, Fundación Banco de Santander, 2013, pp. XVIII-XXV.
25
partir del embajador conde de Bulnes y su sucesor el conde
de Motrico. Repito el testimonio que me aportó José María
de Areilza:
«entre las pocas cosas que le pedí estuvieron los contactos
con la gente del periódico La Prensa, que eran difíciles, a
causa de la línea contra la política hispanóila de Perón.
Ramón me sirvió con gran eicacia y lealtad. Como suele
hacerse en estos casos acudimos a quienes hacían los editoriales políticos, sin ser una primera o segunda igura del
periodismo, pero me resultó muy útil. Siguieron luego los
contactos con los intelectuales del sector radical y antiespañolista que eran la mayoría. Con unos –Larreta, Obarguren,
Ruiz Guiñazú, Anzoátegui, Goyeneche– resultó más fácil,
pues venían del nacionalismo y conservatismo hispanóilo,
si bien reprochaban a Perón sus medidas demagógicas en
los aspectos sociales. Con otros, como Victoria Ocampo y el
grupo de su revista [Sur], era más difícil porque procedían
del radicalismo liberal. Ramón mantenía ahí una buena relación y era muy estimado por la sociedad porteña antiperonista»4.
«Aquellas gentes adoraban a Pérez de Ayala y a Mabel. Eran los
amigos que tenía en Buenos Aires», me dijo su nuera Carmen Jiménez que también recordaba las largas conversaciones que mantenía todas las mañanas con el amigo que llevaba la leche a su casa
en la avenida de Alvear, 15505. Añadiré, por mi cuenta, la ayuda
que prestó a mi tío materno, José Antonio Suárez Fernández y a su
socio el también saregano Basilio Pandiello, para que les abrieran
el bar que tenían y que había sido cerrado po acusarles de mantener reuniones de comunistas.
4
Entrevista a J. M.ª de Areilza, 11-II-1983, en Ramón Pérez de Ayala testigo…,
p. 512.
5
Entrevista a Carmen Jiménez 9-VII-1981 y testimonio de Suárez Fernández
en marzo de 1994. (Publicada en Ramón Pérez de Ayala testigo…, p. 512 y n. 84)
26
La segunda etapa se extiende desde 1945 hasta 1954, el doble de
tiempo que la anterior. Este es un periodo de nuevas diicultades y
amarguras causadas por circunstancias políticas y por desgracias
familiares
- las circustancias externas son la que más nos interesan aquí.
Se resumen en el cambio politico en la república argentina
cuando Juan Domingo Perón triunfa en las elecciones de
1946 y es nombrado presidente de la nación. La Prensa se
manifestaba hostil a su Gobierno que en 1951 expropió el
periódico y ordenó el arresto de su director. Como explica
Juan Pérez de Ayala, Ramón iría perdiendo progresivamente los ingresos que percibía por sus colaboraciones periodística de manera que «su situación económica se va viendo
cada vez más afectada»: si en el año de 1943 publicaba 49
artículos en el diario a partir de 1946, año del tirunfo de
Perón, publica veinte artículos en 1946, diez en 1948, tres en
1949, dos en 1950 y uno en 1951, meses antes del cierre6. En
1951 se suprime la agregaduría de la embajada.
- 1949. Viaje a Madrid, acaso un tanteo para volver a España
donde podrá comprobar que nada podía esperar de que fuera aceptado (entrevista frustrada con Franco).
- El proyecto (1950) de escribir la biografía del boliviano Simón Ituri Patiño, el rey del estaño.
- En las circunstancias personales el accidente de su hijo
Eduardo en 1950 y la muerte en 1954 de su hijo mayor Juan
que había regresado a Madrid con su mujer e hijos, donde
había conseguido reconstruir su situación familiar.
Florencio Friera Suárez
6
PÉREZ DE AYALA, J., op. cit., pp. XII y XIII.
27
LUIS ÁLVAREZ SANTULLANO EN EL EXILIO
El exilio de Luis Álvarez Santullano tiene digno arranque a la
par que la llegada a Collioure de un depauperado, débil, Antonio
Machado, y el grupo familiar que forman la madre anciana y enferma, el hermano José y los suyos.
En medio de aquel despojo de cuanto podía ser un mínimo bagaje, el día 28 de enero les llegan unos primeros, básicos y elementales recursos. Los envía desde París su providente amigo, Luis
Álvarez Santullano.
El día 20 de febrero, haciendo un supremo esfuerzo, Antonio
Machado dicta a su hermano José una carta; era para el amigo
más leal que desde la embajada hacía planes de llevárselo a París:
«Un in de semana… Antonio dictaba a su hermano José una
carta para mí —la última carta del poeta— desde su lecho de casi
agonizante, diciéndome engañosamente que su salud iba en alza
y que esperaba verme pronto en París, donde yo accidentalmente
vivía. Esto decía la letra de la carta, pero los trazos de la irma
vacilantes en temblorosa huida, declaraban que la existencia del
poeta se escapaba al más allá…»
Unas horas después, el día 22, fue el día del último viaje. Su
última carta, una misiva de gratitud, había sido para el asturiano
Luis Álvarez Santullano. Podemos ijar la hora de aquella carta
recibida a sus 60 años de trabajos y luchas, como clímax en la
trayectoria vital de Santullano, pero no un inal: aún desplegará
extensa e intensa actividad en los trece años que le restan de
vida.
29
I. Los tiempos del exilio.
En 1938 Santullano está en París como primer secretario de la
embajada que rige Marcelino Pascua Martínez leal amigo de Juan
Negrín y embajador en París desde el 11 de abril de 1938 hasta el inal de la guerra. En aquel cometido hubo de ser testigo y actor por
las diversas propuestas de una paz negociada, por la ruptura del general Rojo con el presidente Negrín, por la presencia de Azaña en la
embajada y su dimisión, así como la llegada e instalación de Negrín
en marzo del 39 y los problemas de los refugiados republicanos.
Es vocal del grupo fundador de España Peregrina el 13 de marzo de 1939, en París. Publicará en España Peregrina dos escritos
«Recuerdos y nostalgias» dedicados uno a Clarín (mayo 1940) y
otro a juegos lorales y reformas sociales (agosto 1940).
En 1939 Luis Santullano, como Marcelino Pascua, se dirigió
a los Estados Unidos, donde fue profesor de literatura española
en Spanish Institute Columbia University hasta el año 1940, en
que se trasladó a Puerto Rico, «emigrante despatriado» (carta a
Alfonso Reyes 1940) donde entre 1940 y 1944 ejerció como profesor del colegio San Germán y del Politechnic Institute of Puerto
Rico. La Unión de Intelectuales Españoles, constituida en París
(1939), comenzó a funcionar en 1940; él fue uno de los miembros
fundadores y vocal de una Junta Rectora, cuya inalidad era «evitar la disgregación estableciendo entre intelectuales expatriados
relación, apoyo e iniciativas»; en ella estaban activamente Pablo
Picasso, Navarro Tomás, Corpus Barga.
En 1944 Santullano - respondiendo a la llamada de hijos, y con
ayuda de amigos, -entre los que destaca Alfonso Reyes, «mexicano universal»- estableció su residencia en la capital mexicana; allí
se comprometió con diversas empresas intelectuales de exiliados
españoles. Participó en las revistas Romance, España Peregrina,
Asomante, Sin Nombre, Las Españas (con Manuel Andújar), Ultramar, Nuestro tiempo. Fue profesor de la Cátedra del Quijote de
la Universidad Nacional de México. En 1945 el Colegio de México
publica su conferencia Mirada al Caribe, Fricción de culturas en el
Caribe.
30
1947. Unión de Intelectuales Españoles en México. Forma parte de la primera Junta Directiva como vicepresidente con Isabel
O. de Palencia, Ruiz Funes, Moreno Villa, García Bacca, Francisco
Giral. Wenceslao Roces, como Secretario general.
En 1949 es cofundador del Ateneo Español de México. Clara
E. Lida deja constancia de que en el Colegio de México «destacó la presencia de un refugiado español, don Luis de Santullano —escritor, pedagogo, traductor, ex miembro de la Junta para
Ampliación de Estudios y ex secretario de sus Misiones Pedagógicas».
Manuel Andújar (La Carolina, 1913) destaca la grandeza de
su trabajo en el Colegio de México—«cuenco de cultura superior,
post-universitaria, de estudios monográicos, especialización bibliográica, peculiarísimo foco intelectual»—, así como el sabio
y tesonero concertar, cimentar e ilustrar de don Luis A. Santullano bajo la dirección de Alfonso Reyes, que en él encontró iel
ejecutor y fervoroso ánimo interpretativo. Excepcionales dotes
de diplomacia y de misionero, armonizador de genios y talentos,
con discreción que explica la relativa penumbra en que se le ha
mantenido. Su afabilidad y pulcritud—maneras, ética, discernimiento— ijaban un clima de toniicante conianza, sazonada por
brotes irónicos, siempre de piadosos resultados. Integrado en el
patronato del Colegio Español de México.
Tercer aniversario de Las Españas. Un concurridísimo banquete celebra el 150 número de la revista Las Españas, «bajo la
presidencia de don Luis Santullano» (Año V, n. 14. Mexico DF
29.2.1950). Interviene Niceto Alcalá Zamora, palabras de Anselmo Carretero y Florentino M. Torner.
Ocho años de gran laboriosidad terminaron el 12 de mayo de
1952 en la ciudad de México. 72 años.
De su nombradía en el exilio intelectual dan aproximada idea
las necrologías aparecidas en la prensa nacional mexicana:
—«Murió nuestro colaborador D. L. A. Santullano», en El Nacional, México D.F.14.5.1952.
—«Don Luis Santullano», por Florentino M. Torner. Universidad de México.
31
—«Firmeza y sonrisa de Santullano», por J. Moreno Villa. Memorias.
—«Las letras y los días-Santullano», por Ricardo Cortés Tamayo. El Nacional 25.5.1952
—«Don Luis Santullano», Las Españas, 23-25 abril 1953.
—«El reloj de Don Luis», Germán Somolinos d’Ardois, Las Españas, 23-25, abril 1953.
— «Misionero laico», Rodolfo Llopis, El Socialista, 10 de julio
1951.
II. Su amigos
La trayectoria de Santullano se mueve entre las siguientes
compañas: en lo pedagógico, Manuel Bartolomé Cossío, Ángel
Llorca, Navarro Tomás, García Morente, Blas Cabrera; en la gestión educativa, Cossío, Altamira, Unamuno; en lo literario, Pérez
de Ayala, Ortega y Gasset, Francisco Acebal, Juan Ochoa Betancourt; en lo personal, juvenil amigo del futuro rector Leopoldo
Alas, visita a Clarín pocos días antes de su muerte, contertulio
cotidiano de los tres Machado; y en el exilio, Pedro Salinas, Corpus Barga.
Manuel Andújar le agrupa con los asturianos F. Martínez Torner, Germán Horacio, Jesús Vallina, Ovidio Gondi, Matías Conde,
Carlos Martínez, Joaquín Velasco («Figuran, emparentados en mi
retrato de una época y en el testimonio de una remembranza, ocupado su centro por don Luis A. Santullano»).
III. Labor editora.
Santullano es ante todo y en todo un pedagogo. Institucionista,
por más señas. Atento a las iniciativas internacionales de Europa,
en sus varias estancias en Inglaterra, Bélgica, París e Italia en el
periodo de formación, contacta con los mejores maestros del momento, lo que le permite elaborar una memoria, La educación física en las escuelas de Francia y Bélgica, cuyas conclusiones fueron
publicadas en La Gaceta.
32
Recién llegada la República, se crea (29.5.1931) el Patronato
de Misiones Pedagógicas y una Orden del 6 de agosto designa
presidente (M. B. Cossío) y vocales, entre otros: Luis Bello, Amparo Cebrián de Zulueta, Óscar Esplá, Rodolfo Llopis, Antonio
Machado, Lucio Martínez Gil, M.a Luisa Navarro de Luzuriaga,
Marcelino Pascua, Enrique Rioja, Pedro Salinas y vocal-secretario
Luis A. Santullano.
En los años de exilio Santullano publica diversos prólogos y
selecciones comentadas de obra teatral, como Calderón de la Barca (1945), En el centenario de Tirso: Don Juan, español universal
(Orión: México, 1949), Todo y nada: la España de Longfellow
(1993). El genio alegre, Amores y amoríos, La muela del rey Farfán,
La reja, de Serafín y Joaquín A. Quintero (México D.F.: Orión,
1968), Teatro y poesía del siglo XVIII (1960, 1972), Peribáñez y
otras de Lope de Vega (Orión: México, 1949); El trovador y Los
amantes de Teruel (1974).
Junto a este aporte están sus ensayos: «Las misiones españolas
en América» (Las Españas, v, 16-18 agosto 1950, pp. 70-76), Las
mejores páginas del Quijote, México, 1948. Mirado al Caribe: fricción de culturas en Puerto Rico, Jornadas 54, México: El Colegio
de México 1945. Prólogo a La Hermana San Sulpicio, de A. Palacio
Valdés, Orión, México. En 1951 el Ateneo Español de México hizo
un homenaje a Buñuel por el triunfo obtenido en Cannes con
Los olvidados. Fueron sostenedores del homenaje Rodolfo Llopis
y Luis Santullano.
Acorde con la valoración institucionista del folclore, edita Romancero español: selección de romances antiguos y modernos (1930,
1934, 1938, 1943, 1947, 1955, 1961-7.a), Romances y canciones de
España y América, compilación (Bs. As.: Hachette SA 1955).
Entre 1930 y 1970, una docena de tiradas alcanzaría su edición
de las Obras completas, de Santa Teresa de Jesús, con estudio preliminar y notas.En1951publica su traducción «respetuosamente
abreviada» de la Ilíada (junio) y de la Odisea (julio), que en 1979
alcanzarán 17 y 15 ediciones respectivamente. Estaba largamente
experimentado en trabajos de traductor: Cuentos fantásticos, de
Edgar Allan Poe (1929); Guías didácticas, con Fernando Sainz
33
(1931), Ilíada y Odisea, Las nuevas escuelas rusas, de Lucy L. W.
Wilson (1931, 1934) o Historia de la instrucción y de la educación,
de Francisco Guex (1912).
Insisto. Santullano fue, ante todo, un pedagogo. Comprometido en intensa y extensa labor educativa dedica sus ocios al cultivo
de las letras; narrador ocasional, tiene fabulaciones entre realistas
e intelectualizadas. Los nombres de Pérez de Ayala, J. Ortega y
Gasset y Francisco Acebal, vinculados a tres novelas de Santullano
«indican inequívocamente la genealogía estética —ascendencia y
dirección— de Luis Santullano», en opinión de Martínez Cachero. Como narrador pertenece tanto a la escuela asturiana (Pérez
de Ayala, Clarín, Juan Ochoa) como a la tendencia intelectual de
la novela española del primer tercio del siglo xx. Media docena de
novelas cortas o cuentos, algunos con premios literarios, trazan
una modesta pero signiicativa ruta de narrador.
En el exilio mexicano —al lado de una prolíica producción
crítica y literaria— Santullano escribe una sola novela, expresión
de sus ideales más acendrados. En ella se expresa como educador
social, ya que es maniiesta su identiicación con el protagonista,
Telva o el puro amor.
Etelvino González López
34
RAMÓN PRIETO BANCES, DISCÍPULO DE ALTAMIRA1.
La vida de Don Ramón Prieto Bances estuvo profundamente
vinculada con la de su maestro Rafael Altamira y Crevea desde el
comienzo de sus estudios universitarios. Humanistas, historiadores, americanistas, pedagogos, juristas, vinculados a la Institución
Libre de enseñanza, a la Universidad de Oviedo, a la Extensión
Universitaria… son algunas de las características comunes a am1
Para la realización de estas breves notas sobre Don Ramón Prieto Bances se
han utilizado, la siguiente bibliografía y fuentes: ESPERABÉ DE ARTEAGA,
E.: «Prieto Bances, Ramón». En Diccionario Enciclopédico Ilustrado y Crítico de
los Hombres de España, Madrid, Gráf. Ibarra, 1956; SUÁREZ FERNÁNDEZ, C.:
Escritores y artistas asturianos. Índice bio-bibliográico (ed. José María Martínez Cachero) vol. VI, Madrid 1957, pp. 313-318; MARTINEZ CACHERO, J.M.,
SELA SAMPIL, L., Y PRIETO BANCES, R.: Homenaje a Rafael Altamira en
su centenario (1866-1966). Universidad de Oviedo, 1967; INCLÁN SUÁREZ,
F.: «Prieto Bances, Ramón». En Gran Enciclopedia Asturiana, tomo XII, Gijón,
Silverio Cañada, editor, 1970, pp. 68-69; “Homenaje a la memoria de Prieto
Bances, en Oviedo”, en ABC (Madrid), miércoles 17 de mayo, 1972, p. 50; Obra
Escrita, Ramón Prieto Bances. II Tomos. Universidad de Oviedo, Secretariado
de Publicaciones, 1976; PASAMAR, G. Y PEYRÓ, I.: «Prieto Bances, Ramón».
En Diccionario Akal de historiadores españoles contemporáneos, Madrid, Akal,
2002, p. 500; Rafael Altamira y el Grupo de Oviedo. Exposición Bibliográica
y Documental. Universidad de Oviedo, 2002; ALTAMIRA Y CREVEA, R.: Mi
viaje a América. (Libro de Documentos Reedición del publicado por el autor en
Madrid, Librería General de Victoriano Suárez, 1911), Universidad de Oviedo,
2008; PETIT CALVO, C.M.: «Prieto Bances, Ramón (1889-1972)». En Diccionario de Catedráticos Españoles de Derecho (1847-1943) [en línea]. Universidad
35
bos que iremos apreciando en la exposición de estas breves notas,
por lo que el título no pretende desmerecer sino ensalzar su biografía, trayectoria académica y política, su humanidad y «saber
estar».
Nace en Oviedo el 27 de noviembre de 1889. Hijo de Ramón
Prieto Pazos y de Ignacia Bances Méndez-Conde.
El 17 de junio de 1907, inaliza el bachiller en el Instituto de
Oviedo, con sobresaliente y en septiembre comienza sus estudios
de Derecho en la Universidad Ovetense (1907-1908 a 1910-11)
donde se licenció. Por entonces Rafael de Altamira ocupaba la cátedra de Historia del Derecho en esta Universidad, siendo Prieto
Bances uno de sus últimos discípulos, ya que se traslada a Madrid
en 1911. La compenetración entre profesores y estudiantes en las
tareas docentes y de investigación era habitual en la Facultad de
Derecho de Oviedo, desde la creación de la Escuela Práctica de
Estudios Jurídicos (1895), que facilitaba su formación personal,
moral e intelectual. La «vida familiar» con sus alumnos producía
un acercamiento que, indudablemente, les dejó huella, y en el caso
de Don Ramón motivó además su inclinación hacia la Historia del
Derecho.
Durante 1912 realizó, en Madrid, el Curso de doctorado en
Derecho. Obtuvo el título de Doctor por la Universidad Central el
20 de junio de 1913, teniendo a su lado, de nuevo a Rafael de Al-
Carlos III de Madrid. Instituto Figuerola de Historia y Ciencias Sociales, 2011.
Enlace:
http://portal.uc3m.es/portal/page/portal/instituto_figuerola/programas/
phu/diccionariodecatedraticos/lcatedraticos/pbances#topofmypage; PRIETO
ARRIZUBIETA, J.I.: «Prieto Bances, Ramón». En Diccionario Biográico Español. Tomo XLII, Real Academia de la Historia, Madrid, 2013, pp.265-267; CORONAS GONZÁLEZ, S.M.: «Historia del Derecho en la Universidad de Oviedo».
Historia de la Facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo (1608-2008),
Santos Manuel Coronas González, Coordinador. Universidad de Oviedo, 2014,
(299-354); Expediente AGA, Secc. Ed. Y Ciencia, legajos 1.202-17, y 7.482-87;
Expediente personal Catedrático Universidad, Legajo 15.052-11 BOE 159 (8-61946), 5429 resultado de la depuración.
36
tamira. Su tésis sobre La plusvalía, fue defendida ante el Tribunal
integrado por: Rafael de Ureña, Adolfo Posada, Joaquín Fernández Prida, A. Retortillo y Leopoldo Palacios.
Ese mismo año fue nombrado Auxiliar gratuito de la Facultad
de Derecho, asistiendo durante casi tres años a diversas cátedras,
explicando diversas materias (Derecho Natural, Derecho Romano, Historia del Derecho, Derecho Civil, Penal e Internacional
Público y Privado) y participando, al mismo tiempo, como secretario y conferenciante en los Cursos de Extensión Universitaria.
Siempre apoyado por Rafael de Altamira, se presentó a oposiciones de cátedra de Historia General del Derecho Español entre
1917-1921 (Murcia, Barcelona, Salamanca, La Laguna) y otras de
Derecho Procesal, Administrativo o Natural (Salamanca, Valencia
y Oviedo), para obtener inalmente su cátedra en Historia General
del Derecho Español, en tribunal presidido por el propio Altamira, el 6 de diciembre de 1921 en la Universidad de Murcia.
En esa Universidad estuvo sólo cuatro meses, pasando a la de
Salamanca por permuta con José María Segura y Soriano en 1922,
en ella mantuvo relación personal y amistosa con Unamuno, entonces Rector, con Luis Maldonado, Filiberto Villalobos y José
María Ramos Loscertales, lo que le facilitó su incorporación a la
nueva escuela de historiadores del derecho.
En 1924 ocupa su cátedra en la Universidad de Oviedo por
concurso de traslado (Real Orden de 12 de mayo). Desde ella participó muy activa y regularmente en reuniones cientíicas y en la
revista publicada en Madrid, Anuario de Historia del Derecho Español (fundada en 1924 en recuerdo de Hinojosa), junto con los
investigadores histórico-jurídicos más reconocidos de la época:
Díez Canseco (director), Ramón Carande, Ots Capdequí, Galo
Sánchez, Ramos Loscertales y Claudio Sánchez Albornoz. Sus publicaciones en esta revista eran documentadas y eruditas, propias
de las nuevas directrices, abiertas al estudio de instituciones españolas y a la edad moderna y con una vocación asturianista.
En 1926 recibe una pensión para trasladarse a Roma en viaje
de estudios, allí entra en contacto con Arrigo Solmi, historiador
del derecho italiano en Pavía, años más tarde ministro de Justicia
37
bajo Mussolini (1935-1939), y con Francesco Brandaleone, catedrático de Roma. Frecuenta el Archivo Vaticano y los fondos de la
embajada española ante la Santa Sede. En 1927 Viaja a Würzburg
y París, becado por la Junta de Ampliación de Estudios. Durante
esas estancias se acentúa su vocación por el derecho consuetudinario que caracterizaría su vida cientíica.
Nombrado Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad
de Oviedo, toma posesión el 26 de junio de 1931. Desde entonces
hasta que comience su etapa política celebrará cursos en Madrid
(sobre Historia del Derecho Privado) y participará como Secretario de la I Semana de Historia del Derecho Español (Madrid-Salamanca, 25 de abril a 3 de mayo de 1932).
En 1934, por mediación y consejo de Unamuno a Melquiades
Álvarez, que pretendía sustituirlo por alguien del partido Republicano Liberal, fue llamado a participar como Subsecretario del
Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes (el 21 de marzo de
1934), en un gobierno puente presidido por Alejandro Lerroux
(Ministro de Estado, republicano). Ese mismo año fue nombrado
Comisario General de la Enseñanza en Cataluña. Cesa por dimisión 24 de enero del 35, pero el 18 de diciembre, de nuevo, es
nombrado para el puesto.
El 29 de marzo de 1935, cesa en el Decanato de la Facultad
de Derecho de Oviedo, al ser nombrado Secretario adjunto de la
Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Cientíicas y ese
mismo año, por Gaceta de 4 de abril, Ministro de Instrucción Pública y Comendador de la Legión de Honor, pasando nuevamente
en 1936 a la Secretaría de la Junta para Ampliación de Estudios, por
su vinculación institucionalista con el grupo astur –leonés formado por Altamira, Posada, Azcárate, Pedregal y Álvarez Santullano.
A comienzos de la Guerra Civil, en julio de 1936, refugiado en
la Embajada británica, tuvo que huir de España. Primero a Marsella (Francia) y luego a Londres, donde dará clases como profesor
de español. Entre tanto la Universidad de Oviedo le declara cesante (el 2 de febrero del 37) y suspendido de empleo y sueldo. Su
Universidad le instruye expediente gubernativo por abandono de
destino, y se le declara separado del servicio activo el 23 de sep38
tiembre de 1937, inhabilitándole para el ejercicio de cargos directivos por orden de la Junta Técnica del Estado. De Londres pasa
a Friburgo y de allí a Coimbra. Durante su estancia en esa Universidad los profesores Merea, Cabral de Moncada, Sousa Soares
y Braga da Cruz, le acogieron como investigador en el Instituto
Jurídico de la Facultad de Derecho.
En el expediente de depuración, iniciado en Zaragoza, 11 de
febrero, 1937, se le consideraba «muy afecto a la Institución libre
de Enseñanza…muy ligado a iguras izquierdistas…aparentaba
religiosidad…pero prestó su colaboración personal a gobiernos
cuya inalidad y signiicación no se ajustaban a los principios religiosos… no expresó directamente su adhesión ni se presentó al
Nuevo gobierno», todo ello fundamentado en informes del gobernador civil y del presidente de la Audiencia Territorial de Oviedo.
El 13 de agosto de 1940 se dicta sobreseimiento del expediente
instruido contra Prieto Bances ante el Tribunal regional de responsabilidades políticas de Oviedo y el 26 de junio de 1942 se
ordena la reapertura del expediente que le costó la expulsión. El
14 de octubre de 1942, el juez revisor propone anular la orden
de separación dictada en 1937 considerando en particular «que
los informes emitidos por el Obispado de Oviedo tienen las garantías suicientes para demostrar la verdadera personalidad del
expedientado… habida cuenta de que los mismos son en extremo
favorables para él». Tras el expediente gubernativo y a propuesta
de la Comisión Depuradora del Profesorado Universitario, se le
reintegró al servicio activo con sanción de traslado a otra universidad y pérdida de haberes (Orden de 13 de enero de 1944).
Se reincorpora a la vida académica en la Universidad de Santiago, por orden de 21 de enero de 1944, lo que supuso para él un
período de profundo trabajo universitario, de conferencias académicas y publicación de artículos periodísticos en La Noche de
Santiago de Compostela, que duró tres años. En 1947 vuelve a la
cátedra de la Universidad de Oviedo, gracias a la generosidad de
sus colegas don Ignacio de la Concha y Angel López-Amo Marín
(por traslado del primero y permuta del segundo (Orden de 2 de
agosto de 1947, BOE de 5 de septiembre).
39
En Oviedo, en su casa (calle San Bernabé, 14) y con su biblioteca, demuestra su dominio y erudición histórico- jurídica, desarrollada entre sus compañeros y estancias en el extranjero en
diferentes Universidades. Su rico bagaje se aprecia en diferentes
escritos en homenaje a otros profesores y en el estudio diversas
instituciones tradicionales asturianas.
Entre diciembre de 1947 y junio del 48 viaja a Cuba, (permiso
de 25 de noviembre, 1947), pensionado por el Consejo Superior de
Investigaciones Cientíicas para estudios («La expansión del Derecho español, escrito y consuetudinario, durante el siglo XIX»).
Fue Académico de la Historia y miembro de número del Instituto de Estudios Asturianos. En marzo de 1957 fue ascendido a la
primera categoría del escalafón de catedráticos numerarios de la
Universidad. Tras su jubilación el 28 de noviembre de 1959, quedó vinculado a la Universidad mediante el Seminario de Derecho
Agrario, creado junto al civilista José Luis de Los Mozos, celebrando reuniones semanales para debatir los problemas del campo asturiano.
Falleció en Oviedo el 3 de febrero de 1972, a los 82 años. Como
homenaje póstumo el Ayuntamiento de Oviedo otorgó el 26 de
diciembre de 1975 el nombre de Ramón Prieto Bances a una calle
cercana a la Estación del Norte.
Nos dejó siete publicaciones monográicas y más de cuarenta
trabajos en revistas como el Anuario de Historia del Derecho Español, Cuadernos de Historia de España, Revista de la Academia
Matritense del Notariado, Boletín da Facultade di Direito de la
Universidad de Coimbra, Revista de la Facultad de Derecho de
la Universidad de Oviedo, Archivum y el Boletín del Instituto de
Estudios Asturianos.
Su humanidad y «saber estar». El profesor de profesores.
Prieto Bances, era un hombre amable, poseía la mesura de un
hidalgo y los principios morales de un caballero cristiano, sin embargo era ajeno a sectarismos ideológicos, era sensato, conciliador
y tolerante.
40
Como amigo lo describe Guillermo Braga Da Cruz (Catedrático de Historia del derecho en Coimbra): «gran amigo, una igura familiar, con un corazón lleno de sentimiento…». El mensaje
de vida de don Ramón era: «para lograrlo, todos podemos hacer
algo». Añade Don José Virgili Vinadé (Rector de la U.O.): «era humilde…y sencillo sin afectación», ponderado en los juicios, pero
suave en la forma pero enérgico, no tenía un temperamento blando ni fue un profesor fácil, era cuidadoso en el trato humano. De
las personas valoraba lo positivo y olvidaba todo lo demás». De
incansable actividad, ávido sin codicia, abierto hacia la vida y la
modernidad, ético y elegante, dice de él en su necrológica Rafael
Gibert (Catedrático de Historia del Derecho de la Universidad
Autónoma de Madrid).
Lo describe don Ignacio de la Concha (Catedrático de Historia
del Derecho de la Universidad de Oviedo) como «hombre admirable y atrayente…siendo la razón ese diicilísimo y raro «saber
estar», en el que don Ramón, por virtudes muy hondamente arraigadas fue maestro inigualable». Supo estar «en las circunstancias
tan variadas en las que le tocó vivir, llenas de diicultades unas,
alteradas y dolorosamente otras, aparentemente rutinarias y sin
relieve las de la diaria tarea». «Esencial característica de su personalidad es la de su participación en la vida política del país…..que
le llevaba a mantener viva su atención en torno a los problemas
públicos tanto de índole nacional como provincial…..la situación del campo asturiano, de sus bosques, de la cabaña ganadera
o los árboles frutales…» En la Universidad su espíritu corporativo a través de su inquietud ante las inevitables diicultades, ante
las posibles soluciones…su colaboración en los libros homenajes
de compañeros y amigos, su afán por lograr que la Universidad
se proyectase en la sociedad…su generosidad en el consejo proporcionado con delicadeza, hondura y prudencia inigualables…».
Rafael Gibert, lo considera como «igura de primera plana entre el
profesorado universitario y en la investigación histórico-jurídica»
Como diría su compañero Unamuno, el concepto de maestro no
tiene nada que ver con la sabiduría, «su esencia radica en la autoridad y seriedad personal, unidas a un cierto y humano humo41
rismo». Humor que caracterizaba a don Ramón, incluso cuando
daba conferencias.
Don Efrén Borrajo da Cruz (Alumno de Don Ramón y más tarde Catedrático de Derecho del Trabajo de la Universidad Complutense de Madrid) lo describió como profesor suyo: «el alto, bueno
y cordial Don Ramon,….destacaba por su estilo». «La clase era
todo un espectáculo…su alta igura de más de 1,90 de estatura,
sus manos largas y estrechas que marcaban las pausas de su buen
decir. Sus ojos de mirada viva, relejaban siempre o casi siempre
la alegría de un muchacho, dispuesto a salir a la caza de una ilusión….su voz profunda, de leves tonos irónicos, de persona que se
sabe emotiva y que se burla de su capacidad de emoción por las
ideas, por las personas y las cosas». Con él se aprendía Historia
y se aprendía Derecho, pero creo que era más importante aún su
modo de enseñar, la forma de la exposición y con ella el espíritu que le animaba…la belleza de sus palabras, era un borbotón
de agua clara…encerraba un signiicado de la Historia tan exacto
como sugeridor, y todo se asentaba en un repertorio de anécdotas con valor absoluto de categoría doctrinal», «….los principios e
ideas se ilustraban con imágenes de una plasticidad....que perduran en la memoria…sus clases tenían gran altura estilística y valor
literario», era competente y generoso.
En sus clases, despertaba el espíritu de algunos de sus discípulos, cultivando su carácter o personalidad. Sus alumnos agradecidos le obsequiaron con la recopilación de su Obra Escrita.
Su relación con Altamira y con Iberoamérica:
La vinculación de Prieto Bances con Iberoamérica comienza
ya durante las clases en la Facultad de Derecho de Oviedo por
la cercana relación que mantiene con su propio maestro, Rafael
de Altamira y Crevea. Su contacto personal, sus enseñanzas en
la ciencia histórico-jurídica y su apoyo constante en pos de la
Cátedra de Historia General del Derecho Español fortalecen su
contacto y conocimientos sobre el Derecho Indiano, de hecho su
cátedra, en la Universidad de Murcia, la presidía el propio Alta42
mira y posiblemente, como apunta el profesor Santos Coronas,
defendiese el tema de «Apuntes para un estudio sobre el Primer
Ministro de Indias» (publicada en 1923), coincidiendo con la previa estancia de Altamira en Iberoamérica.
Ambos compartieron una ideología política liberal-progresista, pero manteniéndose independientes en su forma de pensar,
aunque, considerados republicamos moderados, sufrieron las
consecuencias de la Guerra Civil Española: Altamira en La Haya
(Holanda), Bayona (Francia), Coimbra (Portugal), y México DF;
Prieto Bances en Marsella (Francia), Londres, Friburgo (Alemania) y Coimbra (Portugal). Ambos estuvieron como refugiados
y colaboradores en la Universidad de Coimbra (en 1939 Prieto
Bances y hacia 1944 Altamira).
Los dos siguieron los pasos de Joaquín Costa, amigo de Altamira, en su interés por la ciencia experimental y el valor del Derecho consuetudinario, por el que Prieto Bances se interesó más a
raíz de su estancia en Alemania en 1927 becado para estudios. De
hecho varias de sus publicaciones tratan de derecho consuetudinario en Asturias.
Fueron grandes pedagogos, catedráticos de Historia del Derecho en la Universidad de Oviedo y participaron en grandes proyectos universitarios, innovando, difundiendo conocimientos,
cursos y conferencias, como las de Extensión universitaria.
Viajaron a América, Don Ramón, por el precedente y las relaciones establecidas con Iberoámerica por su maestro entre 1909 y
1910. Desde entonces luyeron los contactos académicos y la idea
de una España progresista, cooperativa y solidaria, hermanada
con la comunidad iberoamericana, por lo que entre diciembre de
1947 y junio del 48 Prieto Bances viaja a Cuba, (permiso de 25
de noviembre, 1947), pensionado por el Consejo Superior de Investigaciones Cientíicas para estudios sobre: «La expansión del
Derecho español, escrito y consuetudinario, durante el siglo XIX».
La bibliografía de Ramón Prieto Bances sobre Derecho Indiano se reduce a dos obras:
«Apuntes para un estudio sobre el Primer Ministro de Indias».
Presentada al IX Congreso de la «Asociación española para el Pro43
greso de las Ciencias», Salamanca 24 al 29 de junio de 1923, tomo
IV. Madrid, Jimenez y Molina impresores, 1924; y el «El Albor
de la Legislación de Indias». Colección de estudios en homenaje al
profesor Camilo Barcia Trelles en sus bodas de plata de Catedrático
de Derecho Internacional. Universidad Compostelana, Santiago,
MCMXLV (1945), pp. 29-80, que le dedicó al gran internacionalista por su cercanía como amigo y compañero en esa Universidad
de Santiago.
Desde la revista Cuadernos de Historia de España, pero relacionada con la Facultad de Filosofía y letras de Buenos Aires,
publica un artículo de temática asturiana: «Donación de una
Iglesia y un altar». Cuadernos de Historia de España. Facultad de
Filosofía y letras de Buenos Aires, Vol. XVII (1952), pp. 105-141.,
de excepcional erudición y análisis histórico-jurídico, sobre la
donación en 1128 por el Arcediano de Oviedo Pedro de Anaya
de la iglesia propia de San Andrés (sus rentas y bienes) al altar de
San Miguel (en la cámara Santa), mediante una fundación perpetua para que se le recordase en las oraciones ante el Supremo
Hacedor.
Y dos artículos de periódico sobre la hispanidad, correspondientes a su estancia en Santiago:
-¿Qué es la Hispanidad?. Papel de la Hispanidad en el Nuevo
Mundo. Conferencia pronunciada ante los estudiantes hispanoamericanos de la Fraternidad «Phi Iota Alpha» de Nueva Orleans.
Reseña publicada en Índice Cultural español de 1 de septiembre
de 1948, pp. 31-32.
-La proyección de Galicia en América. Conferencia pronunciada en el III Curso de Verano de Vigo (1946) y editada por la
Universidad de Santiago de Compostela en folleto titulado «Compostela, cabeza y corazón de la Hispanidad». Vigo, 1947, pp. 3-20.
Ensalzando la igura de Altamira con motivo del Homenaje en
su Centenario (1866-1966), Prieto Bances participa, como alumno suyo, con una disertación sobre «Rafael Altamira universitario», en la que además de elogiarlo como maestro e investigador, lo hace como americanista. Recordando el profundo vínculo
entre la Universidad de Oviedo y América de nuevo alude a la
44
Hispanidad al recordar la celebración del III Centenario de La
Universidad.
Ramona Pérez-Castro Pérez
45
JOSÉ GAOS
José María Enrique Gaos y González Pola nació en Gijón el 26
de diciembre de 1900 y falleció el 10 de junio de 1969 en la capital
de México. Murió con las botas puestas y en acto de servicio, esto
es, en plena madurez intelectual y mientras presidía un tribunal
de doctorado en el aula mayor de El Colegio de México.
No hay razones de peso para apropiárnoslo con criterios de
autoctonía. Cierto es que su infancia y pubertad transcurrió en
Asturias, a modo de «nieto único»1 al cuidado de unos abuelos
maternos afectos al integrismo católico-carlista, toda vez que sus
padres se habían mudado por razones laborales del padre, un
notario de querencia liberal, cerca de Orihuela, donde criaron al
resto de sus hijos. Por su libro Confesiones profesionales sabemos
también que la iniciación en la ilosofía data de sus estudios escolares en Oviedo. Con todo, desde que se reuniera con su numerosa familia en 1915, la trayectora de Gaos se aparta de Asturias.
Tras cursar bachillerato e iniciar estudios de Filosofía y Letras en
la Universidad de Valencia, se trasladó en 1921 a la Universidad
de Madrid. Allí terminó la licenciatura y en 1924 los estudios de
doctorado, incorporado al círculo de discípulos de José Ortega y
Gasset bajo la tutela de Manuel García Morente.Tras una estancia
universitaria en Montpellier, ejerció tres años de profesor de ale1
En adelante, los entrecomillados son en su mayoría citas de José Gaos, cuya
fuente no referiré por cuestión de espacio. Agradezco el apoyo recibido del
Proyecto FFI2014-52703-P.
47
mán en el Instituto de Idiomas de la Universidad de Valencia. En
1928 se doctoró en la Universidad de Madrid con una tesis dirigida por Ortega y superó un concurso de oposiciones, pasando a ser
catedrático del Instituto Nacional de Segunda Enseñanza de León
hasta 1930. Ganó ese año una oposición a cátedras universitarias
en la Universidad de Zaragoza y una segunda oposición en 1933
le llevó a ejercer de catedrático en la Facultad de Filosofía de la
Universidad Central de Madrid. En ese entorno madrileño Gaos
se convirtió en discípulo predilecto e interlocutor ilosóico, prácticamente a diario, de Ortega. Por esas fechas estuvo a cargo de los
cursos en la Universidad Internacional de Verano de Santander,
de la que fue nombrado Secretario General en 1936. Ese año, recién iniciada la Guerra Civil, fue elegido Rector de la Universidad
Central de Madrid, cargo que ocupó hasta el inal de la contienda.
Ailiado al PSOE desde 1931 y vinculado en consideración a
Ortega, pero fugazmente, a la Agrupación al Servicio de la República, Gaos mantuvo un compromiso republicano inquebrantable
durante y después de la Guerra Civil, lo cual fue determinante en
el distanciamiento de Ortega. El posicionamiento de éste frente a
lo que consideró errores de rumbo de la República contrasta con
la lealtad y contemporización de Gaos. Las divergencias políticas,
agudizadas con la guerra, se coronaron con un desolador desencuentro en 1937. Gaos, a la sazón Presidente de la Junta de Relaciones Culturales de España en el Extranjero, acudió en calidad
de Comisario General de España a la Exposición Internacional
de París y se entrevistó entre otros con Ortega, exiliado entonces
en la capital francesa, pero éste rehusó pronunciarse a favor de la
República y mantuvo su equidistancia entre los dos frentes en liza.
Nunca volvieron a reencontrarse. Por su parte, Ortega mantuvo
siempre vínculos y aun la expectativa de reintegrarse a la vida pública y académica española por los países en los que fue parando
en su destierro, pese a las enemistades y enconos que fue encontrando en el régimen franquista. En el mismo año 1939 el nuevo
Ministerio de Educación decidió manterle el sueldo de catedrático
en excendencia, decisión que fue renovada después del conlicto,
y, en cambio, depuró como catedrático a quien fuera último Rec48
tor de la Universidad republicana de Madrid. En contraste con el
maestro, Gaos encontró vedada en adelante toda posibilidad de
retorno, si bien no se tuvo por «desterrado», sino que se vio como
un «transterrado» en su «patria de destino».
Exiliado en México, Gaos obtuvo su nueva nacionalidad en junio de 1941 beneiciándose de la política de puertas abiertas de
Lázaro Cárdenas y de la generosidad de la comunidad intelectual
mexicana. Fue miembro fundador de La Casa de España en México y a continuación de El Colegio de México, la institución en la
que se transformó aquélla en 1940 y en la que siguió asumiendo
tareas de docencia e investigación, siendo particularmente célebre
y concurrido su «Seminario del pensamiento de lengua española»; y fue desde 1939 profesor extraordinario de la UNAM, que en
1953 le otorgó el título Doctor Honoris causa y en 1961 el de profesor emérito. En ambos centros realizó una impresionante labor
pedagógica y ejerció una notable inluencia sobre varias cohortes
de ilósofos e intelectuales en México y por toda América Latina.
Durante esas tres décadas de adscripción institucional, ocupó diversos cargos académicos y también desempeñó labores de profesor honorario en otros centros y universidades mexicanas y de
otros países americanos.
Gaos es una igura indiscutible de la historia del pensamiento
hispanoamericano, con aportaciones destacadas en ámbitos como
la historia de las ideas, la ilosofía de la historia o la antropología ilosóica. No es este un espacio propicio para emprender una
aproximación que siquiera deje entrever la complejidad y calidad
de sus contribuciones (también como original y prolíico traductor) en la ilosofía o la magnitud de su magisterio y su imponente
inluencia. En las líneas restantes de esta semblanza del transterrado me contentaré con abocetar un peril ilosóico-político y
espolvorear algunos concisos apuntes acerca de su caracterización
del pensamiento hispanoamericano como un pensar político, utópico y anti-imperial.
Gaos vivió 31 años en México; por tanto, la mayor parte de su
vida adulta. Si el periodo de su madurez ilosóica transcurrido en
España lo marcó la inluencia de Ortega, sus tres décadas ameri49
canas se caracterizaron por la búsqueda de una propuesta propia
desde la conciencia de pertenecer a una larga tradición humanista
común a España y a Iberoamérica. Esto no signiica que renegara
de Ortega. Antes al contrario, siguió reconociendo el magisterio
del ilósofo madrileño y dedicándole numerosos escritos monográicos. Pero en México Gaos se hizo con una voz propia que
fue deinitivamente hispanoamericana. En contraste de nuevo con
Ortega, quien en el «Prólogo para franceses» de La Rebelión de las
masas, redactado en Holanda en agosto de 1937 y publicado en
París, sentenció que «América, lejos de ser el porvenir… [era] el
primitivismo», el empatriado Gaos, trasladado de una tierra patria a otra, redirigió sus ideales emancipatorios dentro del pensamiento hispanoamericano y consideró que «América completa
la Tierra –es la última parte de ésta adonde el hombre ha podido
transmigrar horizontalmente e intentar la realización de sus utopías».
Gaos consideraba que la ilosofía moderna se hizo inseparable
tanto de la ciencia como de las ideas políticas modernas y que,
de hecho, llegó a entretejerse con la realidad política misma. La
Ilustración, la expresión madura del pensamiento europeo y del
humanismo moderno, devino en un pensamiento político «aplicado a la organización y reorganización de la comunidad cultural» y a la resolución de los problemas que plantean las propias
circunstancias, no a la restauración de modelos pretéritos y de los
«eternos temas posibles de un sistema». El pensamiento de lengua española reelaboró productivamente el utopismo de ese pensamiento político ilustrado, al tiempo que se dotó de formas de
expresión deliberadamente estéticas. Gaos defendía con ello que
el pensamiento hispanoamericano practicaba con soltura una hibridación de literatura y ilosofía y que, frente a la idea de que la
ilosofía lo es si se presenta a modo de sistema y se ajusta a cierto
canon, aguijoneaba a la propia relexión a ampliar sus parámetros
e indagar autónomamente lo que podemos considerar que es o no
ilosóico.
Al reconstruir la génesis de ese pensamiento, intensamente ilosóico a fuer de político-cultural en sus contenidos e innovador
50
en las formas, Gaos vinculó el pensamiento de la independencia
de los países hispanoamericanos con un pensamiento de la decadencia (el que dilucidaba críticamente razones de la decadencia
política y cultural para tratar de regenerar y proponer soluciones)
que conoció un viaje de ida y vuelta: nació en las propias colonias
americanas y se elaboró teóricamente después por Feijoo, para
ser devuelto de nuevo a las colonias y obtener allí sus frutos deinitivos a través de «reformadores de los estudios y héroes de la
independencia». En contraste con ese pensamiento que articuló
y movilizó la independencia -primero cultural, después política- en las naciones de la América de lengua española, el propio
pueblo español, otrora campeón de la cristiandad, se recreó en
su decadencia para permanecer como la única nación del mundo
hispánico no independizada política y culturalmente del común
pasado imperial. Convertida en «la última colonia de sí misma
que queda por hacerse independiente», la España anclada por el
régimen franquista debía desacoplarse de su periclitada autoconcepción imperial y transcenderse hacia una nueva condición hispanoamericana para poder superar una crisis de la modernidad
que, en su caso, queda modulada como un pensamiento de la decadencia recalcitrante.
Gaos fue pionero en la defensa del papel emancipador del pensamiento hispanoamericano, que él vinculó a la posibilidad de
una comunidad ilosóica iberoamericana. Consecuentemente,
como señalara Javier Muguerza, concibió «la ilosofía hecha en
España como simplemente un capítulo de la ilosofía iberoamericana en su conjunto».
Francisco Javier Gil Martín
51
Universidad de Oviedo
Universidá d'Uviéu
University of Oviedo
OVIEDO
2017