LAT I NOAMÉ R I CA
volumen 19 • número 2
abril-junio 2019
Los lazos de corrupción
entre Rusia y Venezuela
Cita recomendada:
Cardozo Uzcátegui, Alejandro; Mijares, Víctor M., (2019) “Los lazos de corrupción entre Rusia y Venezuela”,
Foreign Affairs Latinoamérica, Vol. 19: Núm. 2, pp. 64-74. Disponible en: www.fal.itam.mx
Los lazos de corrupción
entre Rusia y Venezuela
Una alianza con otros medios
Alejandro Cardozo Uzcátegui
y Víctor M. Mijares
L
a bibliografía sobre las alianzas en las Relaciones Internacionales abunda
en explicaciones sobre orígenes, funcionamiento y fallas. El equilibrio de
poder, de las amenazas o de los intereses, y la dilucidación de las coaliciones como mecanismos de control mutuo o unidireccional dominan la disciplina. El
debate sobre la relación entre agentes y estructuras ha quedado retratado en las
tensiones entre las corrientes constructivistas y las perspectivas geopolíticas. Las
relaciones de Rusia con Venezuela no escapan a estas indagaciones. Parece obvio
que el putinismo y el chavismo comparten un mutuo interés en contrastar el poder
de Estados Unidos. Este interés común encaja bastante bien con la tesis geoestratégica según la cual Moscú debe impugnar el poderío estadounidense en su propio
hemisferio y con la doctrina de defensa de la Revolución bolivariana, basada en la
resistencia y la guerra asimétrica frente a la amenaza del Norte y sus aliados regionales. Además, se empalma con la nostalgia por la Guerra Fría que han manifestado Vladimir Putin, Hugo Chávez y ahora Nicolás Maduro. Desde una lógica
Posguerra Fría, Putin plantea una doctrina híbrida entre Nikita Jrushchov y Leonid Brézhnev, de realismo dentro de la geopolítica clásica de distensión y de pragmatismo, junto con ámbitos de influencia y oportunidades para la expansión y la
rusificación. Por su parte, la Venezuela chavista acepta de buen agrado su papel en
ese juego, que contribuye a sostener al régimen frente a las presiones de Occidente
y Latinoamérica.
Además, Rusia y Venezuela descubrieron en la corrupción un importante factor
adicional de unidad. La corrupción ha sido una amalgama multivalente en la avanzada
ALEJANDRO CARDOZO UZCÁTEGUI es profesor agregado en el Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Simón Bolívar, Venezuela. Sígalo en Twitter en @aecardozouz.
VÍCTOR M. MIJARES es profesor asistente en el Departamento de Ciencia Política de la
Universidad de los Andes, Colombia. Sígalo en Twitter en @VMMijares.
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rusa sobre Venezuela. Ambos Estados mafiosos han encontrado complementos en
los sectores de energía y defensa y han armonizado sus prácticas de corrupción para
galvanizar una relación cada vez más intensa. La combinación entre oligarcas, intermediarios, altos oficiales militares y de inteligencia, y oposiciones silenciadas ha resultado útil para solidificar la alianza, más allá de la estrategia de desafío y equilibrio de
poder frente a Occidente. Rusia se está quedando con la mejor parte, mientras que
el régimen venezolano sacrifica su industria, sus recursos naturales y a su población
a cambio de sobrevivir.
LA RUSIFICACIÓN ECONÓMICA DE VENEZUELA
Los dos grandes rubros de la Rusia de Putin son la energía y el complejo armamentístico, que conviven en una trama oligopólica del Kremlin y el capital privado
leal a Putin (por ejemplo, Igor Sechin, Director Ejecutivo de Rosneft, la primera
petrolera de Rusia, es un poderoso consejero del Kremlin desde hace años), recrecido gracias a las prebendas que solo un sistema autoritario con escasos mecanismos
de control puede garantizar. El Palacio de Miraflores le ofrece la copia fiel de ese
mecanismo oligopólico a los inversores rusos. Empero, en lugar de que los industriales venezolanos se expandan y prosperen, su gobierno otorga a los empresarios rusos
un entorno exclusivo de inversiones en áreas estratégicas militares y energéticas sin
fiscalización.
Para estos inversionistas no todo es perfecto, pues esa misma neblina administrativa entorpece a veces la dinámica rusa en Venezuela. Además de esa neblina del
Estado venezolano, se corren graves riesgos al invertir en el país, como, por ejemplo,
en el contrato más valioso de Rusia en la faja petrolífera del Orinoco. Se habla de un
ofrecimiento de Petróleos de Venezuela (pdvsa) a Rosneft del 10% de las acciones en
el proyecto Petropiar, a sabiendas de que el 30% de esa inversión la controla Chevron,
de Estados Unidos, con lo cual las operaciones pueden entrar en conflicto si, una vez
que entre Rosneft a la faja, se prueba en Washington que los ejecutivos de la empresa
estadounidense violan las sanciones. Ocurre lo mismo con el análisis de riesgo que
los expertos rusos han hecho sobre la propia gerencia de pdvsa, por medio de Argus
Capital, en la que ven al actual presidente, Manuel Quevedo, como un militar sin
experiencia en el negocio petrolero.
Con todo, parece que Rusia asume los riesgos por las ventajas que supone un
Estado corrupto e ineficaz para manejar la riqueza del país, que además está ávido de
financiamiento, sean cuales sean las condiciones de los arriesgados acreedores, y que
está abierto a la posibilidad de ceder control soberano a un enclave ruso en el continente. Un encuadre clásico en la doctrina tercermundista sauvyniana de la Guerra
Fría, pero en una dantesca redición con grave perjuicio para las riquezas naturales
venezolanas.
En 2017, una delegación venezolana firmó un acuerdo de restructuración de la
deuda rusa (de 3150 millones de dólares) sobre un crédito otorgado en 2011 para comprar armamento ruso. Otra dosis de oxígeno financiero que Rusia dio a Venezuela
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para alejarla del inminente impago vino del complejo energético ruso, con los 6000
millones de dólares pagados por Rosneft a pdvsa. A finales de 2017, Venezuela no
pagó 200 millones de dólares en intereses de la deuda de la petrolera, lo cual alarmó
a todas las calificadoras de riesgo, que ubicaban el incumplimiento venezolano a la
vuelta de la esquina.
Rusia es hoy uno de los mayores financistas de la Revolución bolivariana. Caracas
le debe a Moscú aproximadamente 8000 millones de dólares, según datos de Olga
Samofalova, de Vzglyad. Además, otra fuente interna de la industria petrolera maneja
información de que Rosneft ha entregado a Venezuela al menos 17 000 millones de
dólares en préstamos y líneas de crédito desde 2006. Cualquiera que sea la cifra, al
final se estableció un calendario de pagos de una década. Rosneft aportó 6000 millones de dólares por medio de una fórmula de
prepago con suministro de petróleo venezoRusia es la llave para abrir lano comprometido a futuro, según informó
algunas puertas del bloqueo Vedomosti en 2018. Es decir, Rusia es la llave
para abrir algunas puertas del bloqueo que
que Estados Unidos ha
Estados Unidos ha acordado como medida de
presión al régimen de Maduro.
acordado como medida
Rusia apuesta por Venezuela desde un punde presión al régimen de
to de Posguerra Fría. Putin aplica una doctrina
geopolítica mixta de distensión pragmática y
Maduro.
oportunismo de enclaves. Así, Rosneft tiene
acciones en diferentes empresas petroleras
asociadas venezolanas, las cuales tienen la prioridad en la participación en los nueve
proyectos de exploración, explotación, refinación y comercio del crudo de la faja del
Orinoco. Al menos hasta mediados de 2018, Rosneft revendía unos 225 000 barriles diarios de petróleo venezolano, algo así como el 13% de sus exportaciones totales
de 2017. Con esa cantidad se abastece la demanda diaria del mercado energético de,
por ejemplo, Perú.
La faja es, literalmente, una bolsa de petróleo extrapesado que requiere inversión
y tecnología especial para extraerlo y, sobre todo, refinarlo. No obstante, es la mayor
reserva comprobada del mundo. Es una inversión estratégica a largo plazo, que por
el pragmatismo de subsistencia política de la Revolución bolivariana ha sido concedida parcialmente a Rusia en términos inconstitucionales. La opositora Asamblea
Nacional venezolana no ha examinado los términos de negociación con Moscú respecto a la faja petrolífera ni los otros proyectos en el lago de Maracaibo y el golfo de
Paria. Moscú goza de garantías de inversión mientras Maduro detente el poder en
Venezuela, lo que en parte explica su apoyo hasta ahora.
Otra razón geopolítica inestimable para Rusia es la promesa de Citgo. Rosneft
recibió el 49.9% de la refinería venezolana-estadounidense Citgo en concepto de
fianza por el préstamo de 2016 a pdvsa. Con Citgo, los rusos habrían tenido literalmente un pie en el mercado energético estadounidense, situación geopolítica
impensable en la Guerra Fría. No obstante, el impago de Venezuela, como en 2017
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dijo Kirill Yakovenko, de Alor Broker, afectaría estratégicamente a Rusia “porque
en este caso, sus activos, las acciones en empresas petroleras, incluida la refinería de
petróleo Citgo, se venderán a causa de sus deudas”. Con el control que Washington
viene transfiriendo a quien reconoce como Presidente encargado de Venezuela,
Juan Guaidó, se bloquea esa posibilidad. Por otra parte, los inversionistas rusos han
hablado informalmente sobre la posibilidad de cambiar su participación en Citgo por
más concesiones de gas y petróleo en Venezuela, con la idea de librar la escalada de
sanciones estadounidenses hacia empresas rusas y venezolanas. Así, en marzo
de 2019, el sancionado banco ruso Rusfincorp asumió las cuentas de pdvsa, en un
claro pacto de protección basado en el pago de un oneroso tributo, con consecuencias simbólicas y políticas.
Según Pável Sigal, de la asociación empresarial rusa Opora Rossii, Rusia y
Venezuela son aliados en varios temas estratégicos de conveniencia rusa. Asimismo,
Yakovenko subraya que Venezuela es su cabeza de playa no solo en el continente americano, sino en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (opep), pues
asegura que Venezuela apoya los intereses rusos según las decisiones que tome la
organización. Quevedo, Ministro del Poder Popular de Petróleo y Presidente de
pdvsa, presidirá la Conferencia de la opep en abril de 2019, y se espera que promueva las tesis rusas sobre el mercado petrolero.
Con el sacrificio de Venezuela, Rosneft está cada vez más presente en el mercado mundial, y complementa su inmensa capacidad de producción con un nuevo
esquema de comercialización. La petrolera rusa ha incrementado su intermediación en la refinación del extrapesado venezolano frente a la propia pdvsa, que traslada un alto porcentaje de su producción a Rusia, con lo que debilita su presencia
directa en los mercados internacionales. La mayor parte del crudo venezolano que
revende Rosneft va a Estados Unidos. Además, la empresa rusa se ha quedado con
contratos de suministros que eran de pdvsa, acuerdos que le costaron a la estatal
venezolana meses de cabildeo y años de mercadeo para vender su petróleo extrapesado a otras refinerías del mundo, especialmente de China y la India. El petróleo venezolano que alimentó a Rosneft en 2017 equivalía aproximadamente a 3600
millones de dólares al año, y pdvsa ha querido aumentar esa cuota. De la misma
manera, Rosneft controla la recepción de los envíos de pdvsa a su segundo cliente
asiático más importante, la refinadora india Essar, operada por el gigante ruso que
adquirió el 49% de sus acciones en agosto de 2017. La compensación por ese creciente control, en estos atribulados tiempos para Maduro, es la promesa de suministros de diluyentes, indispensables para la comercialización de extrapesados del
Orinoco, y bloqueados por el gobierno de Donald Trump.
OPORTUNISMO DEL ENCLAVE: PRAGMATISMO Y CORRUPCIÓN
En abril de 2018, el Ministro de la Defensa venezolano, Vladimir Padrino, declaró:
“Percibo que la cooperación entre Rusia y Venezuela se está profundizando cada día
más, hemos recibido el respaldo del presidente Putin ante las agresiones que recibe
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constantemente Venezuela, y nosotros hemos hecho lo propio ante las agresiones que
constantemente está recibiendo la Federación Rusa”. El Ministro hacía este alarde
para enmascarar lo que en el fondo es una coincidencia entre Caracas y Moscú para
actuar en contra de las formas fundamentales de la democracia en el mundo: la expulsión de diplomáticos rusos de Estados Unidos y algunos países europeos ―casi todos
miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (otan)― por espionaje, y las sanciones a miembros de la nomenclatura venezolana por corrupción, violaciones a los derechos humanos, represión y fraude electoral.
Padrino fue invitado a la vii Conferencia Internacional de Seguridad en Moscú,
donde gozó del buen entendimiento que hubo con su par ruso, el general Serguéi
Shoigú. Daba a entender que la alianza ruso-venezolana prometía llegar a ser tan
estrecha, que militares rusos podrían operar dentro del territorio venezolano. En
diciembre de 2018, los superbombarderos rusos tu-160, acompañados de un avión
an-14 de transporte y carga militar y otro avión de pasajeros il-62 ―con cien pilotos rusos― volvieron a Venezuela luego de su visita de octubre de 2013. Los ejercicios militares con la fuerza aérea venezolana fueron vistos en Bogotá y Washington
como actos de provocación, y Padrino no ocultó su interés de hacerlos pasar como una
maniobra de disuasión ante lo que considera una posible intervención estadounidense
con apoyo de Colombia, flamante socio de la otan.
Entre las fuerzas aéreas de ambos países hay acuerdos para entrenar pilotos venezolanos en la tecnología del cazabombardero Sukhoi su-30mk2 y el ala rotativa de
la serie mi, y a las fuerzas terrestres en los blindados, sobre todo para operaciones
especiales. También hay un ofrecimiento, según Nikolái Pavlenko, uno de los jefes
comerciales de la cartera armamentística rusa (la corporación estatal Rostec), de
vender los aparatos polivalentes mi-38 y mi-171a2 y de instalar en Venezuela un centro de instrucción virtual de vuelo de helicópteros. No obstante, los su-30mk2, joyas
de la corona de la Aviación Militar Bolivariana, se han convertido en un dolor de
cabeza para Maduro y Padrino, pues a mediados de 2019 cumplirán 2 años de retraso
de mantenimiento, demorado por razones económicas. Ello quiere decir que en este
año de tensiones, Venezuela podría tener hasta diecinueve de sus veintitrés cazas rusos
en tierra, con lo que pierde la piedra angular de su estrategia de disuasión aire-aire y
tierra-aire.
Mientras tanto, se ha especulado sobre la instalación de plantas industriales para
ensamblar el famoso fusil de asalto ak-103, que empezaría a fabricarse en Venezuela
en 2019, a pesar de la trama ruso-venezolana de corrupción que ya se dio en un proyecto idéntico con la estatal Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares
(cavim). El Ministro de Defensa venezolano declaró, junto a su par ruso, que habría
inversiones en la instalación militar armamentística rusa en Venezuela, con la sempiterna promesa de la transferencia tecnológica para desarrollar una industria militar propia.
Al respecto de esta promesa de papel, debe señalarse que si bien Rusia financia la deuda venezolana, también los inversionistas rusos han sabido sacar partido
del Estado paralelo venezolano en obras millonarias prepagadas casi totalmente
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con anticipos del gobierno y luego abandonadas al 3% de su ejecución. Es decir,
valiéndose de una trama de corrupción en el complejo burocrático militar venezolano, los burócratas y militares rusos emprendieron obras sin ninguna supervisión
(aparte de una oscura contraloría militar) como, por dar un ejemplo, el inmenso
parque de acopio de municiones para la cavim. Asimismo, un contrato sin fecha
de vencimiento para la adquisición de lubricantes específicos para el parque de
ala rotativa mi-17v-5, mi-172vip, mi-26t2, mi-35m2, mi-172 y mi-28n, producidos
en Rusia con normas de calidad mínimas (de acuerdo con especialistas venezolanos de la importante empresa Venoco), en detrimento de la oferta nacional de este
lubricante, que aumentaría la vida útil de los motores de los polivalentes rusos
de la línea mi y, aparte, rompería en algo la cadena de dependencia tecnológica.
Igualmente, el retraso en las obras para el gigantesco Centro de Mantenimiento
y Reparación de Helicópteros de la cavim, destinado al mantenimiento de estas
aeronaves, exhibe apenas unos espacios en fase inicial. El retraso ha quedado
en evidencia y depende de uno de los convenios aprobados hace más de un lustro en
el marco de la Alta Comisión Venezuela-Rusia.
Otro caso es el de una empresa de construcción, vinculada al exalcalde ruso Yuri
Luzhkov, cuyo operador en Venezuela Vitaly Kryuchkov, Director de la Fundación
Rusa para la Construcción de Viviendas, fue demandado por incumplimiento del
contrato de construcción de dieciocho edificios por un monto de 150 millones de
dólares en el proyecto urbanístico Ciudad Tiuna, dentro de la base militar más grande
de Venezuela. No obstante, el viciado Tribunal Supremo de Justicia (tsj) venezolano
se inclinó a favor del inversionista ruso, y obligó a una empresa y a una aseguradora,
ambas venezolanas, a indemnizarlo con 1500 millones de bolívares.
Otro suceso llamativo fue el fallo a favor de Venezuela en esta casuística de
corrupción ruso-venezolana, en relación con una fábrica de fusiles Kalashnikov. El
Tribunal de Distrito de Lefortovsky, en Moscú, sentenció a 3 años de prisión a la
inversionista de Stroyinvest Engineering Su-848, Irina Pomeshchikova, por el desfalco de 16 millones de dólares destinados a la construcción de una planta de esos fusiles en Venezuela. Yekaterina Krasnova, de rapsi News, informó que en febrero de
2017 el Tribunal también condenó a Sergey Popelnyukhov, Exsenador de la región
de Belgorod, a 7 años de cárcel por el mismo caso.
El caso más absurdo es el de la empresa ruso-venezolana Orquídeas sa. En 2011,
el entonces presidente Chávez dijo: “No habrá flores más bellas que estas en este
mundo […] las únicas flores más bellas que estas son las mujeres rusas y las mujeres
venezolanas”, y enseguida prometió que Venezuela se convertiría en un país exportador de flores y reveló que, de hecho, ya estaba por salir un cargamento hacia Rusia
(en barco, no en avión). Solo se hicieron dos envíos en 2012. Se abrió una tienda en
Moscú, de la cual apenas queda una demanda por no haber pagado la renta del inmueble, y la anécdota de un centro de mesa de lirios en una reunión en Moscú entre Putin
y Chávez, cuando el Presidente venezolano le preguntó al ruso si Venezuela podría
venderle flores a Rusia. El desfalco, según Katherine Penacchio, de Connectas, duró
unos 3 años y sumó alrededor de 42 millones de dólares.
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Alejandro Cardozo Uzcátegui y Víctor M. Mijares
RUSIA A TODA MÁQUINA
El coloso del gas ruso Gazprom puso su primer tentáculo en el continente americano con la cabeza de playa en Venezuela. Comenzó operaciones en 2005, con un
proyecto de exploración y explotación de yacimientos de gas natural en el golfo
de Venezuela. El proyecto Rafael Urdaneta inició operaciones en septiembre de
2005; enseguida, pdvsa le concedió el aval exclusivo a Zarubezhneftegaz zao (hoy
grupo Gazprom International) para explorar y explotar los bloques Urumaco 1 y
Urumaco 2. Gazprom constituyó las empresas Urdaneta-Gazprom-1 sa y UrdanetaGazprom-2 sa con el fin de explotar unas reservas de gas natural estimadas en
100 000 millones de metros cúbicos.
Gazprom también ha puesto su pica en la faja del Orinoco. De hecho, tuvo una
participación técnica (y a la vez política), pues quedó a cargo de certificar el bloque Ayacucho-3 de la faja, con un estudio de sus filiales Gazpron pao, Gazpron
Latin America bv y la empresa mixta con pdvsa, Servicios Venrus sa. El papel político es evidente, pues los rusos han certificado por medio de Gazpron que el bloque Ayacucho-3 de la faja contiene aproximadamente 1000 millones de toneladas de
crudo, de los cuales 180 toneladas son explotables en el corto plazo.
El presidente del Banco Central de Venezuela (bcv) Calixto Ortega felicitó al
Palacio de Miraflores por haberle asignado el bloque Ayacucho-2, que consta, según
dijo en rueda de prensa el 26 de julio de 2018, de 30 000 millones de barriles de petróleo certificado. Maduro ha tratado de fincar sus reformas monetarias en el petro, una
supuesta criptomoneda que fue posible gracias al apoyo del banco ruso Gazprobank
y la empresa rusa Aerotrading. El petro estaría respaldado, en medio de la grave crisis hiperinflacionaria de Venezuela, por las reservas comprobadas de la faja orinoquense, donde los rusos han tomado larga delantera geopolítica. Rusia ha cerrado un
círculo energético y financiero para delimitar con claridad su posición en Venezuela
y su destino.
La intervención de Gazprom fue una jugada rusa de gran aliento, y sin embargo,
pese a la envergadura geopolítica que suponen los proyectos de Gazprom, este coloso
gasífero con diferentes rostros corporativos ha sido parte central en las tramas de
corrupción de Venezuela. Gazprom Latin America Servicios ca acusó en 2014 a la
empresa venezolana Lindsay ca de conducta fraudulenta en la construcción e instalación de una planta de compresión de gas natural estimada en 43 millones de dólares por la Agencia de Información Legal Rusa. No obstante, previamente Lindsay ca
había demandado a Gazprom el pago de 1.4 millones de dólares en facturas vencidas.
La respuesta del coloso ruso fue alegar que Lindsay ca había “subrealizado y sobrefacturado la totalidad de la construcción de la Planta. […] La ejecución del contrato
está plagada de indicios de fraude”. Gazprom alegó también que un tribunal venezolano no tenía competencia para llevar a cabo un embargo que, además, atentaba contra el interés público del país.
Según el portal de investigación Infodio, en 2012 Gazprombank Latin America
bv, filial del gigante banco ruso Gazprombank, inexplicablemente aceptó recibir un
préstamo de 35 millones de dólares de Derwick Associates, implicada en uno de los
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mayores desfalcos al sector eléctrico venezolano (Otto Reich, Exsecretario de Estado
Adjunto para Asuntos Hemisféricos de Estados Unidos, lo calcula en 2.9 billones
de dólares) y por lo cual se explica, en buena medida, la crisis energética del país.
La red de corrupción abarca a Derwick Associates, pdvsa, Corporación Venezolana
de Guayana y Corpoelec, la estatal eléctrica venezolana. Según la documentación,
en esa trama aparecen el venezolano Francisco Convit Guruceaga y más tarde, en
2016, su paisano Orlando José Alvarado Moreno, ambos de Derwick Associates,
y Boris Imanov, de Gazprombank Latin America bv. La transferencia fue hecha
desde el banco Julius Baer de Zúrich a otra cuenta de Gazprombank por intermediación del jp Morgan Chase Bank de Nueva
York, el mismo banco que en 2018 incluyó a
Venezuela en sus índices de deuda de merca- Se trata de una compleja
dos emergentes con amplio seguimiento, de telaraña de corrupción,
acuerdo con David Robinson y Jessica TasmanJones. Imanov también aparece como director influencias y simulaciones
ejecutivo de gpb Global Resources, empresa que fortalece el enclave
asociada con pdvsa en Petrozamora, filial de
la petrolera estatal venezolana y establecida ruso en la región mientras
con un préstamo ruso de mil millones de dó- oxigena al régimen
lares, según Jamil Chade. El presidente de
Derwick Associates es el venezolano Alejandro de Maduro.
Betancourt López, mente maestra financiera
y cabildero que controla un sinnúmero de hilos de una de las redes más oscuras
de la historia de corrupción del chavismo. Además, desde 2007 Betancourt López
fue representante de Gazprombank para Latinoamérica. En 2009 fue el operador
financiero de una transferencia de 500 millones de dólares de las compras a futuro
de la estatal venezolana Siderúrgica del Orinoco a una cuenta de Gazprombank en
Líbano, de acuerdo con las investigaciones de Joseph Poliszuk.
En esa operación fue necesario el enlace con el entonces presidente de la siderúrgica venezolana, Rodolfo Sanz, político del chavismo que fue alcalde y diputado, y que
en su paso por la siderúrgica quebró a la empresa y sus filiales. De hecho, Gazprom
desconoció la transacción de los 500 millones de dólares que entre otras cosas eran
para prever la compra de dos plantas eléctricas rusas para equipar la siderúrgica venezolana en la región de Guayana. Las plantas nunca llegaron, pero Sanz declaró en
rueda de prensa el 8 de marzo de 2010 que “el apoyo de Gazprom y Derwick es invalorable y lo agradecemos mucho”.
¿De dónde viene Gazprobank Latin America bv? Cuando Derwick Associates
entró en el negocio de la explotación petrolera, tres socios fundadores, Alejandro
Betancourt, Francisco Convit y Pedro José Trebbau, constituyeron en 2011 en
Barbados la Derwick Oil and Gas Corporation, y la asociaron con la empresa rusa
Gazprombank Global Resources, filial de Gazprombank. El resultado del injerto corporativo-financiero fue Gazprombank Latin America Ventures bv. En 2013, el icónico Presidente de la pdvsa chavista, Rafael Ramírez, presentó en rueda de prensa
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y ante la plana mayor de pdvsa a Alexander Muravov y Boris Ivanov, vicepresidentes de Gazprombank, el ente financista de Petrozamora, la mixta que hoy tiene
como accionistas a la Corporación Venezolana de Petróleo (cvp) con un 60% y, con el
40% restante de las acciones, a Gazprombank Latin America Ventures de Betancourt
López y Gazprom. Esta filial opera en la costa oriental del lago de Maracaibo.
Petrozamora ha cedido enormes ventajas a su socio ruso en contraprestación de un
crédito de mil millones de dólares otorgado por Gazprombank. El negocio es simple:
el Estado venezolano cedió los campos petroleros a Rusia, la cvp extrae y Derwick
vende el petróleo directamente en el mercado internacional y paga a sus socios de
Gazprombank en tiempo récord.
Esta madeja de corrupción fue descubierta someramente en 2017, gracias a las
denuncias de sabotaje y cobro de comisiones desde el despacho de otros socios rusos
representantes de Gazprombank Latin America Ventures, que ven en picada la producción de Petrozamora por la total desinversión técnica de la cvp, la cual apenas
está operando con dos taladros en tierra y una gabarra. Con todo, la ola bastó para
arrastrar al entonces Presidente de pdvsa, Eulogio del Pino, preso desde finales de
2017. Según fuentes de la fiscalía venezolana, la red de corrupción en Petrozamora
afectó la producción de quince millones de barriles de petróleo entre 2015 y 2017.
Asimismo, a finales de 2017 la Dirección General de Contrainteligencia Militar
venezolana allanó las oficinas que comparten Gazprom y Derwick Associates en
Caracas, mientras que en el aeropuerto Simón Bolívar, el principal del país, otra
comisión de Contrainteligencia Militar detuvo a Betancourt por orden del Fiscal
General de la República. Sin embargo, Maikel Moreno, Presidente del tsj de
Venezuela, intervino para que lo dejaran salir de Venezuela.
LOS RUSOS NO DEBEN PERDER
El 3 de abril de 2018 concluyó la reunión de la Comisión Intergubernamental de Alto
Nivel (cian) Rusia-Venezuela, en la que se habló de planes de medicina y de proyectos de metalmecánica, armamentística, minería y, sobre todo, petróleo. La cian
se propuso instalar en Venezuela una fábrica de vacunas para cubrir parcialmente la
escasez y explotar el Arco Minero del Orinoco. Además, continuaría la asociación de
PetroMonagas y Rosneft en la faja petrolífera con la creación de la empresa mixta
Perforosven, y se otorgarían concesiones, sin control parlamentario, de yacimientos
clave como los de coltán ―en donde Bielorrusia ha tenido hasta el momento una participación discrecional― y oro, entre otros minerales. Todas las concesiones se han
entregado sin los procesos públicos de licitación, y participan los empresarios rusos
aprobados por el Kremlin para invertir en Venezuela. En estos casos, “invertir” es
una participación blindada de la contraloría de la República y de todos los órganos de
supervisión. En la minería, negocio exclusivo de militares venezolanos, los rusos ―y
bielorrusos― han participado en la actividad extractiva sin cumplir con las normas
regulatorias del extinto Ministerio de Ambiente, convertido en el Ministerio del Poder
Popular para el Ecosocialismo y Aguas, sin competencias medioambientales reales.
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Las cuatro principales empresas rusas que invierten en Venezuela, la petrolera
Rosneft, el gigante financiero Gazprombank, Rostec (10% del aparato armamentístico mundial es de ellos), así como la empresa estatal rusa de exportación de armamento Rosoboronexport, están en la lista negra de Estados Unidos tras la injerencia
de Moscú en Ucrania y la anexión de Crimea. Solo Inter rao, consorcio energético
exportador, está a salvo de la lista estadounidense de empresas rusas aliadas al chavismo. Rosoboronexport está sancionada desde 2006, cuando el gobierno de George
W. Bush la acusó de proveer suministros a Irán, con lo que violó las sanciones a ese
país.
En el aspecto financiero, la empresa rusa de cadenas de bloques Aerotrading fue
la plataforma que a principios de 2019 utilizó el gobierno de Maduro para impulsar el
petro, aunque el proyecto se ha desinflado desde su escandalosa apertura. El hecho de
que Gazprombank y Aerotrading hayan convalidado la propuesta del petro los ubica
también en la lista de empresas sancionadas o bloqueadas por Washington.
Las diversas tramas de corrupción le dan una ventaja al empresariado ruso sobre
las pocas multinacionales que aún operan en Venezuela, pues los rusos gozan de una
suerte de secreto de Estado desde el momento en que son escogidos por círculos
empresariales cercanos al Kremlin para financiar proyectos en el país. Se han ido de
Venezuela grandes multinacionales de alimentos, autopartes, farmacéuticas y laboratorios cosméticos por la inseguridad jurídica, el acoso continuo de aparatos del Estado,
las paraestatales y los sindicatos gubernamentales. En cambio, los consorcios rusos, por
la preferencia geopolítica del gobierno venezolano, por la oscuridad en que se tejen las
negociaciones, por la red de corrupción inherente a ambos regímenes, por la influencia
e intereses de los oligarcas rusos y por los funcionarios venezolanos de alto nivel que se
asocian ilegalmente, gozan de toda la estabilidad y del blindaje jurídico que un Estado
poderoso puede brindar a sus aliados. Un ejemplo de ese trato e inmunidad especiales
son las constructoras rusas, bielorrusas y chinas, que escapan de las terroríficas mesas
de negociación obrero-patronales impuestas por los mafiosos sindicatos de la construcción en Venezuela, en las que se piden comisiones del 25% y el 30% del proyecto urbanístico con la amenaza de paralizar violentamente las obras.
Las empresas rusas también están exentas de toda investigación por sospecha o
por requisito de los aparatos naturales de control de un Estado democrático, como
la Contraloría General de la República o la Asamblea Nacional, así como de cualquier supervisión del ejecutivo, sea de orden medioambiental, laboral, de derechos
humanos, de derechos de los pueblos indígenas, de género, etc. Escapan también de
la norma tributaria, del valor agregado nacional (las empresas chinas trabajan únicamente con chinos traídos expresamente para sus proyectos), de la obligación de hacer
transferencias tecnológicas y de todo lo que implique un compromiso aparte de financiar al régimen autoritario a cambio de un provecho económico, al tiempo de que se
robustece el enclave del Kremlin en el continente.
Los lazos de corrupción están en la base de la relación ruso-venezolana, cumplen
una función de cohesión esencial entre dos países tan distantes y tan diferentes. La
cooperación bilateral se fortalece en distintos niveles, desde el geopolítico clásico, con
Abril/Junio 2019
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Alejandro Cardozo Uzcátegui y Víctor M. Mijares
la coincidencia de intereses frente a Occidente, y muy especialmente frente a Estados
Unidos, pero también desde la relación de identidad intergubernamental en la que los
regímenes no solo se reconocen mutuamente por sus respectivas centralizaciones de
poder autocrático, sino por su instrumentalización corrupta y pragmática de la nostalgia por un orden internacional desaparecido. En este contexto, equilibrio de poder,
amenazas e intereses siguen siendo explicaciones válidas de la alianza ruso-venezolana, pero son insuficientes. Flota la duda sobre si Putin acompañará hasta el final a
Maduro y al resto de chavismo. No hay una respuesta satisfactoria, pero las evidencias de los lazos de corrupción apuntan a una solidaridad que refuerza lógicas geopolíticas de Posguerra Fría.
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f o r e i g n a f fa i r s l a t i n o a m é r i c a · Volumen 19 Número 2