Madrid, una historia para todos
La tierra apropiada
Susana Consuegra · Pedro Díaz-del-Río
2013 · Madrid
3
AUTORES DE LOS TEXTOS
Secretario General Técnico
Alfonso Moreno Gómez
Redacción y elaboración de textos: Susana Consuegra y Pedro Díaz-delRío (Instituto de Historia, CSIC). Con la colaboración de los siguientes
especialistas: Marta Capote (pág. 48-49), María Cruz (pág. 30-31), Ignacio
Montero (pág. 24-25), Marta Moreno (pág. 14-15), Leonor Peña-Chocarro
(pág. 12-13), María Sebastián (pág. 10-11) y Verónica Balsera (pág. 72-73)
del Instituto de Historia (CSIC); Rosa Barroso (pág. 40-41) y Primitiva Bueno
(pág. 32-33) de la Universidad de Alcalá de Henares; Concepción Blasco
(pág. 68-69) y Rafael Garrido (pág. 36-37) de la Universidad Autónoma de
Madrid; y Luz Cardito (pág. 50-53).
Director General de Patrimonio Histórico
Jaime Ignacio Muñoz Llinás
ILUSTRACIONES
Presidente
Ignacio González González
Consejera de Empleo, Turismo y Cultura
Ana Isabel Mariño Ortega
Viceconsejera de Turismo y Cultura
Carmen Fernández González
Subdirectora General de Difusión y Gestión
Alicia Durántez de Irezábal
Subdirector General de Protección y Conservación
Luis Lafuente Batanero
Ilustración e infografía: Carlos Martínez Álvarez (Carma).
Recreaciones 3D: Pilar Cienfuegos (Taller de Imagen Digital, S.L.).
Ilustración Cerro de la Encina (Monachil, Granada) (p. 27): Miguel
Salvatierra Cuenca.
Dirección y coordinación editorial
Rosario Pérez
CRÉDITOS IMÁGENES (De arriba abajo y de izquierda a derecha)
Área de Promoción y Difusión
Fco. Javier Pastor Muñoz
Área, S. Coop. Pág. 60 (1).
Archivo SIP (Museu de Prehistòria de València). Pág. 21 (1); Pág. 28 (1).
Argea Consultores S.L. Pág. 65(1)
Ayuntamiento de Madrid. Museo de San Isidro. Los orígenes de Madrid.
Pág. 46 (1, 2); Pág. 54 (1 a 4); Pág. 64 (1); Pág. 73 (3 a 6); Pág. 74 (2).
Corina Liesau (Universidad Autónoma de Madrid) e Ignacio Pastor.
Pág. 37 (1, 3).
Equipo Draga. Pág. 28 (2); Pág. 29 (1)
Fernando Gil Carlés. Archivo de Arte Rupestre ‘Martín Almagro Basch’
(Instituto de Historia, CSIC). Pág. 30 (1). Pág. 76(4).
Maquetación
Vélera S.L.
Impresión
Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid
ISBN:
D.L.:
Fernando Velasco Mora. Museo Arqueológico Nacional
(N.I. RP-2012-09-20). Pág. 74 (1).
Fernando Velasco Steigrad. Pág. 61(3).
Francisco Javier Pastor. Pág. 51 (12).
Ignacio Montero (Instituto de Historia, CSIC). Pág. 24 (1, 2, 3). Pág. 25 (1,
2, 3, 4, 5). Pág. 36 (1, 2).
Inmaculada Rus. Pág. 65 (2).
Isabel Baquedano. Pág. 56 (3).
J.Francisco Blanco (Universidad Autónoma de Madrid). Pág. 37 (2).
Universitat Autònoma de Barcelona. Pág. 18 (1).
José Latova (Dirección General de Patrimonio Histórico, Comunidad
de Madrid). Pág. 51 (1 a 11, 13 a 14); Pág. 53 (1 a 13).
Raúl Flores. Pág. 64 (2).
José Latova (Proyecto Casa Montero). Pág. 17 (2); Pág. 47 (3);
Pág. 73 (1).
Josep Casanova (Museo de Gavà). Pág. 76 (3).
Juan F. Gibaja (Institución Milá y Fontanals, CSIC). Pág. 57 (2)
Laboratorio de Fotogrametría y Espectroscopia Arqueológicas
ArqueoSpec (Instituto de Historia CSIC-UPM). Pág. 30 (2, 3).
Sebastián Pérez (Instituto de Historia, CSIC). Pág. 11 (1); Pág. 56 (1).
Susana Consuegra (Instituto de Historia, CSIC). Pág. 56 (6); Pág. 76 (6).
Trabajos de Arqueología y Restauración, S. Coop. Mad. Pág. 46 (3);
Pág. 61 (1, 2).
Verónica Schulmeister Guillén. Museo Arqueológico Nacional:
1941/91/9/2 Pág. 17 (1); 1976/1/MILL/12/16 Pág. 34 (1); 1981/47/155
Pág. 50 (1); N.C. 1438 Pág. 65 (3-5).
Laboratorio de Poblaciones del Pasado (BIO C-143). Universidad
Autónoma de Madrid. Pág. 34 (2).
Visión Aérea (Proyecto Casa Montero). Pág. 47 (2).
Leonor Peña-Chocarro (Instituto de Historia, CSIC). Pág. 13 (1).
AGRADECIMIENTOS
Lorenzo Galindo y Vicente M. Sánchez (Arqueoestudio S. Coop.).
Pág. 15 (1); Pág. 61 (4).
Andrés Carretero (MAN); Antonio Dávila (MAR); Bernat Martí (Museo de
Prehistoria de Valencia); Carmen Cacho (MAN); Corina Liesau (UAM);
Enrique Baquedano (MAR); Fernando Carrera Ramírez (Escola S.
Conservación BB.CC. Galicia); Fernando Velasco (Dir. Gral. Patrimonio
Histórico, Comunidad de Madrid); Francisco Contreras (UGR); Germán
Delibes de Castro (UVa); Gonzalo Aranda (UGR); Inmaculada Rus (Dir.
Gral. Patrimonio Histórico, Comunidad de Madrid); Isabel Baquedano (Dir.
Gral. Patrimonio Histórico, Comunidad de Madrid); Javier Rodrigo (MAN);
Francisco Javier Pastor (Dir. Gral. Patrimonio Histórico, Comunidad de
Madrid); Joan Bernabeu (UV); Jorge A. Soler Díaz (MARQ); José Antonio
Rodríguez Marcos (UBU); José Latova (ASFImagen, S.L.); Josep Bosch
(Museo de Gavà); Julia Audije (Laboratorio de Poblaciones del Pasado,
UAM); Lorenzo Galindo (Arqueoestudio, S. Coop.); M. Ángel de Blas
Cortina (UNIOVI); Mª Victoria López (Museo de San Isidro); Macarena
Fernández Rodríguez; Manuel Santos Estévez; Miguel Ángel Moreno
Gallo (UBU); Miguel Contreras (MAR); Miguel Kunst (Instituto Arqueológico
Alemán); Nicolás Benet (Dir. Gral. Patrimonio Histórico, Comunidad de
Madrid); Oscar Cambra (Laboratorio de Poblaciones del Pasado, UAM);
Oscar García Vuelta (IH, CSIC); Patricia Ríos (UAM); Penélope González
(IPE, CSIC); Raquel Aliaga (UAM); Raúl Flores; Roberto Risch (UAB);
Rosario Macías (Unidad de documentación arqueológica, CCHS-CSIC);
Ruth Maicas (MAN); Salomé Zurinaga (MAN); Salvador Quero (Museo
de San Isidro); Susana Zapata (Laboratorio de Poblaciones del Pasado,
UAM); Vicente M. Sánchez (Arqueoestudio, S. Coop.); Xavier Terradas
(IMF, CSIC).
MAC Barcelona/Arqueolític. Pág. 76 (2).
Manuel Santos. Pág. 76 (1).
María Sebastián (Instituto de Historia, CSIC). Pág. 31 (1).
Mario Torquemada (Museo Arqueológico Regional). Pág. 21 (2);
Pág. 35 (1); Pág. 36 (3); Pág. 37 (4); Pág. 46 (4); Pág. 47 (1); Pág. 50 (2);
Pág. 55 (1); Pág. 56 (2, 4, 5, 7); Pág. 74 (1 y 2).
Marta Megías. Pág. 72 (2).
Miguel A. Blanco de la Rubia. Pág. 19 (1).
Miguel A. Moreno (Universidad de Burgos). Pág. 77 (1)
Miguel Ángel de Blas Cortina (Universidad de Oviedo). Pág. 24 (4).
MRW (Proyecto Peñalosa). Pág. 76 (5).
Museo Arqueológico Nacional. RP-2012-09-20-ID002. Pág. 74 (1).
Museo Arqueológico Regional. Archivo Fotográfico. Pág. 73 (2).
Museo de Palencia. Pág. 40 (1).
Museu d’Arqueologia de Catalunya (nº inv. 30681). Pág. 72 (1).
Oscar García-Vuelta (Instituto de Historia, CSIC). Pág. 41 (1).
Paisajes Españoles. Pág. 72 (3).
Pedro Díaz-del-Río (Instituto de Historia, CSIC). Pág. 57 (1).
Penélope González (Instituto Pirenaico de Ecología, CSIC). Pág. 11 (2).
Proyecto Casa Montero. Pág. 47 (4).
Proyecto La Bastida, Grup d'Arqueoecología Social Mediterrania-
4
L as tecnologías del cambio
E
l Gobierno de la Comunidad de Madrid quiere nuevamente reforzar su
compromiso con la necesidad de difundir los importantes avances de la
arqueología madrileña, fruto de la atención permanente que ha venido
prestando al estudio y protección de nuestro patrimonio histórico, a fin de
ponerlo al servicio de los ciudadanos.
La actividad arqueológica de campo a lo largo de los años debe acompañarse también
de un tiempo para la reflexión científica. Es hora de volver los ojos hacia el gran
volumen de piezas y espacios descubiertos e investigados en las últimas décadas, y
presentar los resultados de esta labor de una forma divulgativa.
Esta obra, tercer volumen de la serie Madrid, una historia para todos, incorpora
muchos de los avances en el conocimiento de la Prehistoria reciente en nuestra región,
ejemplo de un pasado común para toda la Península Ibérica, y los presenta de forma
comprensible para todos los públicos.
La tierra apropiada pretende que el lector pueda apreciar los cambios acaecidos en la
naturaleza y en la tecnología de los grupos humanos que comenzaron a producir sus
propios alimentos y conocer con detalle, de la mano de los especialistas, las formas de
vida de los habitantes que poblaron estas tierras entre el Neolítico y las etapas finales
de la Edad del Bronce.
El recorrido por la vida de nuestros ancestros nos conduce a lo largo de 5.000 años
de prehistoria regional ilustrada, hacia la comprensión de las formas de vida de las
sociedades humanas que poblaron el centro peninsular, con profusión de imágenes y
recreaciones de gran calidad.
Con esta publicación queremos dejar patente el empeño y la determinación de las
instituciones públicas madrileñas, así como el de las nuevas generaciones de científicos
españoles, en profundizar en la difusión y promoción del patrimonio histórico que
compartimos todos los españoles, y abrirlo a la sociedad, principal destinataria de los
avances obtenidos gracias a este esfuerzo colectivo.
Ana Isabel Mariño Ortega
Consejera de Empleo, Turismo y Cultura
Comunidad de Madrid
Sumario
8
La tierra apropiada
Una introducción
10
El paisaje
Los cambios climáticos
12
Las tecnologías del cambio
agricultura
ganadería
cerámica
almacenaje
productos secundarios
El arado y la rueda
metalurgia del cobre y del bronce
domesticación y usos del caballo
28
Hitos de la Prehistoria reciente
Los primeros agricultores y ganaderos
La señalización del paisaje
El culto colectivo a los antepasados
La comunidad en acción
La emergencia del individuo
Un mosaico de trayectorias
Un mundo abierto: el final de la Edad del Bronce
42
La Prehistoria reciente en la Comunidad de Madrid
44
El Neolítico
Hacerse sedentarios
Campamentos
Trabajo y comunidad
50
La construcción del paisaje
Contar con símbolos
Lugares con arte
Alzar hitos
56
La Edad del Cobre
El florecimiento de las aldeas
El paisaje de la cohesión
Ocupando la tierra
Cadáveres en movimiento
64
El Campaniforme
Un emblema regional
Quedar en deuda
Morir en el valle
70
La Edad del Bronce
La tierra heredada
Poblados
74
Para saber más
Visita los museos
Visita los lugares
78
Glosario
A
Hapropiada
itos de la
L
a
tierra
Prehistoria reciente
Una introducción
SE DENOMINA PREHISTORIA RECIENTE AL PERIODO de la Historia de la Humanidad
comprendido entre los primeros indicios de producción de alimentos en el Neolítico y las primeras
manifestaciones escritas en la Edad del Hierro. En Europa, este periodo abarca aproximadamente
entre los años 7000 y 1000 a.C.
En la actualidad las divisiones de la Historia aluden más al tipo de sociedad que al predominio
de un tipo concreto de utillaje o la adopción de alguna tecnología. En el caso de la Prehistoria
reciente se hace hincapié en la aparición y consolidación de sociedades con una economía
de producción basada en la práctica de la agricultura y la ganadería. Durante este periodo
asistimos en Europa a la desaparición de las bandas de individuos propias de la Prehistoria
antigua (Paleolítico) y la generalización de las tribus, sociedades basadas en fuertes lazos
de parentesco suprafamiliares (clánicos), y su posterior transformación en sociedades más
complejas y con una mayor diferenciación social y, puntualmente, en estados arcaicos.
Estos cambios sociales se relacionan con la adopción de la agricultura y la ganadería para la
producción de alimentos, el creciente sedentarismo y la invención y dominio de las primeras
técnicas de transformación físico-química de materiales (alfarería y metalurgia). Desde el
punto de vista del medio ambiente, se produce una progresiva alteración antrópica del paisaje
causada por el impacto de las nuevas prácticas productivas.
La periodización de la historia
Tradicionalmente se utiliza la invención de la escritura hacia el 4000 a.C. en Mesopotamia
(actual Iraq) como límite cronológico entre la Prehistoria y la Historia. No obstante, la extensa
duración de la Prehistoria, un periodo que abarca desde los inicios de la hominización hasta
los primeros documentos escritos, ha obligado a subdividirla. Las divisiones clásicas se
fundamentan en la materia prima y las técnicas de fabricación de los artefactos característicos
de cada momento. Thomsen (1820) estableció el sistema de las Tres Edades (Piedra, Bronce
y Hierro) y posteriormente Lubbock (1865) subdividió la Edad de Piedra en Antigua o tallada
(identificada con el Paleolítico) y en Nueva o pulimentada (Neolítico). Actualmente se distingue
entre la Prehistoria antigua, que incluye todo el Paleolítico, y la Prehistoria reciente, que abarca
el Neolítico, la Edad del Cobre (Calcolítico) y la Edad del Bronce.
LA
HISTORIA DE EUROPA
NO ES LA HISTORIA DEL MUNDO
Las divisiones de la Historia han
sido realizadas en el pasado por
científicos europeos sobre la base
de invenciones o sucesos acaecidos
en Europa y el Próximo Oriente.
Esto genera fuertes desajustes en
la periodización a nivel mundial
que se acentúan a medida que la
investigación avanza. En algunos
casos, como la Arqueología de
América, los estados antiguos del
Próximo Oriente, Japón o Corea, hace
tiempo que se manejan secuencias
independientes de la europea.
Vista en conjunto la periodización
permite ver un hecho histórico
esencial: la sucesión de
acontecimientos de la Prehistoria
europea no es paradigmática para
el resto de la especie humana, por
el contrario, el cambio social y el
desarrollo tecnológico se deben
describir en el marco de cada
sociedad estudiada.
La diferenciación entre la existencia de signos de escritura y de auténticos documentos escritos,
que permiten su lectura y traducción, ha llevado a distinguir entre Protohistoria e Historia. En
Europa la Protohistoria comienza hacia el año 1000 a.C. y corresponde a la Edad del Hierro.
Primeros homínidos
Neolítico
2013
Prehistoria antigua
Lubbock
1865
Edad de Piedra antigua o Paleolítico
Thomsem
1820
Escritura
Producción de alimentos
Edad de Piedra
Edad de Cobre
Prehistoria reciente
Edad de Piedra
nueva o Neolítico
Protohistoria
Edad del Bronce
Edad del Hierro
Edad del Bronce
Edad del Hierro
Primera metalurgia
8
Edad del Bronce
Primeros hierros
ÁFRICA
Hace: 10.000
8.000
Pastoreo
(Sahara)
9.000
7.000
Trigo y cebada
(Nilo-Egipto)
6.000
5.000
Jeroglífico
(Egipto)
4.000
Pirámides
(Egipto)
3.000
Ñ
ÁMERICA
Calabaza
(México)
5.600
Maíz y judía
(México)
4.500
Patata (Andes),
Saúco (Norteamérica)
Llama y alpaca
(Andes)
Ciudad Sagrada
de Caral (Perú)
5.300
Pictogramas
(Mesopotamia)
4.600
Ciudades del Indo
(India)
2.200
Jeroglífico
Maya
Ñ
ASIA
13.000
Trigo,
cebada
y lenteja
(O. Medio)
9.500
Oveja y cerdo
(O. Medio)
Arroz y mijo
(China)
Ñ
EUROPA
Trigo, cebada,
Oveja y cerdo
(Balcanes)
Ñ
4.900
Stonehenge
(Inglaterra)
6.300
Agricultura
(G. Bretaña)
Agricultura
(Centroeuropa)
3.500
Ideogramas
(China)
Palacio
Minoico
(Creta)
OCEANÍA
Taro
(N. Guinea)
Clave
Agricultura
Ganadería
Arquitectura/Urbanismo
Escritura
Ñ
Arqueología y analogía etnográfica
La Arqueología prehistórica cuenta únicamente con las evidencias materiales para estudiar las sociedades del
pasado. Por ello, para la interpretación arqueológica es esencial poder reconocer en poblaciones preindustriales
actuales rasgos de las sociedades del pasado y comprender los usos y procesos sufridos por la cultura material.
Los estudios etnográficos ayudan a la Arqueología a establecer analogías entre el presente y el pasado.
Éstas sustentan la elaboración de patrones de comportamiento que permiten interpretar el pasado.
Los estudios de célebres antropólogos como Morgan, Tylor, Boas o Malinowski, constituyen fuentes
de conocimiento fundamentales para el desarrollo de la Arqueología.
Clave
Islas Trobriand
Collar
Mar de Solomón
Brazalete
Canoa del Kula
Islas
D´Entrecasteaux
Nueva Guinea
Localización
Islas Luisiadas
0
N
Km
50
EL
KULA
Malinowski estudió en 1922 un sistema
de intercambio recíproco en las islas
Trobriand (Papúa Nueva Guinea)
denominado Anillo Kula con un patrón
ceremonial y unas rutas establecidas.
Los hombres de las tribus intercambiaban
solo dos tipos de objetos siguiendo
rutas opuestas que formaban anillos de
unas 100 millas: en el sentido de las
agujas del reloj se desplazaban collares
de concha roja, o soulaya; en sentido
contrario se transportaban brazaletes
de concha blanca o mwali. Los objetos
intercambiados carecían de valor por
si mismos, su estimación dependía
de todas las personas que los habían
utilizado, cuya historia quedaba unida al
objeto. Este sistema implicaba deberes y
obligaciones recíprocas y vitalicias, una
red de alianzas.
La noción de intercambio recíproco ha
tenido mucha repercusión en los estudios
sobre la distribución de ciertos objetos
arqueológicos y en las ideas sobre el
comercio en el pasado.
9
El paisaje
Los cambios climáticos
EL HOLOCENO CUBRE LOS ÚLTIMOS 11.700 AÑOS de historia de la Tierra. Aunque en conjunto
se ha considerado un periodo climático estable, especialmente comparado con el último periodo
glacial, los recientes avances en la investigación evidencian la existencia de varias fluctuaciones,
también llamadas "eventos climáticos".
Un momento óptimo
El Holoceno sucede a la glaciación Würm, la última fase glaciar cuaternaria, y es un periodo fundamental en la génesis
de muchos de los paisajes actuales. Hace algo más de 11.000 años se inicia un progresivo descenso en la insolación
estacional causado por los cambios periódicos en la órbita terrestre. Estas fluctuaciones en la insolación se vieron
acompañadas de grandes cambios hidrológicos. En la Península Ibérica las máximas temperaturas se alcanzaron al inicio
del Holoceno, descendiendo progresivamente desde entonces hasta la actualidad entre 1ºC y 1.5ºC. Desde el punto de
vista hidrológico, el inicio del Holoceno fue significativamente más húmedo que el tardío. No obstante, esta dinámica es
variable a escala regional. En la mitad norte las condiciones más húmedas se dieron antes del 8000 B.P., mientras que en el
Levante y sur el máximo de humedad sucede más de mil años después.
El denominado óptimo climático holoceno se caracteriza en la Península Ibérica por un periodo húmedo que en contraste
con el Holoceno reciente, trae consigo un balance hídrico positivo, un aumento de las formaciones forestales, en especial
de coníferas y Quercus de hoja perenne, así como una reducción de las zonas esteparias.
1 Periodo árido y frío caracterizado por
la escasa vegetación y la expansión
de los glaciares.
EL HOLOCENO
2 Periodo cálido y húmedo de
expansión de la vegetación
y retroceso de los hielos.
EN TRES TOMAS
Durante el periodo
interglaciar actual han
ocurrido numerosas
oscilaciones climáticas
con cambios térmicos
no demasiado acusados,
pero con alteraciones
significativas del
balance hídrico
peninsular, que han
traído consigo fuertes
cambios en el paisaje.
Frio y seco: el evento 8.2 y los cambios rápidos
Uno de los cambios climáticos más estudiados por su repercusión en el paisaje y en las
sociedades humanas es el llamado "evento 8.2", que hace referencia a su edad: 8200 años antes
del presente. Este evento se caracteriza por un fuerte aumento de la aridez y un enfriamiento de
las temperaturas en las zonas altas de la Península Ibérica. La sequía generalizada probablemente
favoreció el desplazamiento de muchos grupos de cazadores-recolectores hacia zonas con
mayores recursos hídricos, poniendo de manifiesto el impacto que una oscilación climática
relativamente rápida puede tener en el desarrollo de las sociedades humanas.
Factores del cambio
El paisaje ha cambiado a lo largo de la historia geológica del planeta y lo hace de forma natural,
en función de factores como la disposición de océanos y masas continentales, las variaciones
en la composición atmosférica o los cambios en la radiación solar incidente. relacionados con la
posición de la Tierra respecto al Sol.
10
Eventos Climáticos
Dryas Reciente
2ºC
Alleröd
Boreal
Óptimo Climático
Atlántico
Preboreal
Fase fría Edad
del Hierro
Pequeña Edad
del Hielo
-2ºC
6.000
4.000
Subboreal
2.000
Edad Media
Época Romana
Neolítico
Subatlántico
Edad del Hierro
Epipaleolítico
Epipaleolítico
Calcolítico
Edad del Bronce
Atlántico
Boreal
Preboreal
Y. Dryas
Fases Climáticas
Subatlántico
8.000
Edad Moderna
y Contemporánea
10.000
Atlántico
Hoy
12.000 años
Etapas Culturales
3 Influencia de la acción humana
y consiguiente retroceso y
cambios en la vegetación.
Época Romana Pequeño Óptimo
Medieval
0ºC
Alleröd
Las sociedades prehistóricas de
todo el mundo, y en particular las
ubicadas en zonas semiáridas
como la nuestra, han sido
considerablemente vulnerables a
los cambios climáticos sucedidos
a lo largo de la historia. Las
variaciones en el clima afectaron
a la disponibilidad de los recursos
regionales. Sin embargo, sus
distintas capacidades tecnológicas
y la eficacia variable de sus
instituciones sociales generaron
las múltiples y en ocasiones
divergentes trayectorias que
observamos en nuestra prehistoria.
Etapas climáticas del Holoceno
O. Dryas
Formas de adaptarse
Fases Geológicas
HOLOCENO
INICIAL
Toma de registro sedimentario en el Lago Enol (Asturias). El estudio
aportó datos sobre la evolución glaciar y el cambio climático durante
los últimos 40.000 años en el Parque Nacional de Picos de Europa.
HOLOCENO
MEDIO
HOLOCENO
RECIENTE
El Polen de Pinus sylvestris
(70 µm) extraído de una
muestra arqueológica, indica
la presencia de esta especie
en ese contexto histórico
y da pistas sobre cómo
era el clima en ese
momento.
VENTANAS
AL PASADO
Las formas de aproximarse a la historia
de la Tierra son múltiples. El polen que
se conserva en los sedimentos, por
ejemplo, nos permite conocer, a través
del estudio de la variación de las
distintas especies vegetales, si el clima
era seco, cálido, húmedo o frío. El
análisis de los sedimentos de los lagos
y de los contextos arqueobotánicos
de los yacimientos arqueológicos
permite el estudio diacrónico del
medioambiente y las distintas formas
de adaptación de los grupos humanos
11
a estos cambios.
L as tecnologías del cambio
Agricultura
LA DOMESTICACIÓN DE LAS PLANTAS ES UN PROCESO QUE IMPLICA una serie de cambios
genéticos y morfológicos que, fundamentalmente, afectan a los mecanismos de dispersión
natural de las semillas. En las silvestres, cuando la planta llega a la madurez, sus semillas se
dispersan naturalmente. En las domesticadas los mecanismos de reproducción están inhibidos y,
por lo tanto, su multiplicación y propagación dependen del agricultor. En los cereales domésticos,
las espigas al llegar a la madurez ya no se desarticulan en espiguillas sino que permanecen todas
unidas en el tallo. Serán los agricultores los que se encargarán de recolectarlas y sembrarlas
garantizando su reproducción.
MECANISMOS
QUE DEJAN HUELLA
Trigo doméstico
1 mm
Trigo silvestre
1 cm
1 cm
LA
Los orígenes de la agricultura se vinculan a ocho especies, tres cereales (la escaña,
un tipo de escanda, y la cebada), cuatro leguminosas (lentejas, guisantes, garbanzos y
yeros) y el lino. Posteriormente se incorporan otras especies como los trigos desnudos,
las almortas o las habas. Su conversión en alimento pasa por una larga cadena de
operaciones que todavía hoy en día se conservan en la agricultura tradicional.
12
1 mm
Siembra: Existen especies de siembra invernal y de primavera.
CADENA OPERATIVA DE LA AGRICULTURA
Siembra
En el caso de los cereales, este
cambio en el mecanismo de
dispersión conlleva además
cambios morfológicos en
las espigas que permiten
reconocer si la domesticación
ha tenido o no lugar. El
más evidente se manifiesta
en el tipo de raquis. En
las gramíneas silvestres es
frágil (se rompe al llegar a
la madurez permitiendo la
desarticulación de las espigas),
y en los cereales domesticados
es tenaz, es decir, no se
fragmenta, permitiendo que la
espiga permanezca unida una
vez que la planta está madura.
Recolección
Escarda: Eliminación de las malas hierbas competidoras de los cultivos.
Esta operación se realiza durante la primavera en varios momentos.
Recolección: Los datos arqueobotánicos y etnográficos señalan una cierta
variedad de métodos: la siega con hoz a diferentes alturas de la planta, el
arrancado de la planta entera o sólo de la espiga.
Trillado
GESTOS
DE HOY PARA LA
AGRICULTURA DEL PASADO
¿Cómo ocurrió?
El proceso de domesticación debió ocurrir de forma involuntaria, favorecido por nuevas prácticas
como el uso de las hoces. Es probable que la siega de las plantas antes de su maduración total,
cuando todavía estaban ligeramente verdes, favoreciera la selección inconsciente de aquellos
mutantes que de forma natural tenían ya inhibidos los mecanismos de dispersión natural y que en
sus condiciones originarias probablemente no habrían sobrevivido. Es decir, al segar las plantas
antes de su maduración, se produce una selección (inconsciente) de aquellas plantas en las que de
forma natural el mecanismo de dispersión se ha modificado de forma que, con el tiempo, el número
de ejemplares con raquis tenaces superaría y, eventualmente, dominaría a las plantas silvestres.
Trillado: A través del pateo animal, de la percusión con bastones o del uso
de trillos se consigue separar la paja del grano y, en el caso de los cereales
vestidos, la fragmentación de la espiga en espiguillas.
Aventado: Supone la limpieza parcial de la cosecha, eliminando con el
viento la fracción más ligera.
Aventado
Cribado
El análisis minucioso de la
agricultura tradicional es
esencial para conocer cómo
fue la agricultura prehistórica.
Los estudios etnográficos en el
norte de África, por ejemplo,
muestran que procesos como
la siega pudieron realizarse con
instrumentos diferentes de las
hoces. En la imagen, mujer del
Rif (Marruecos) recolectando
escaña (Triticum monococcum)
arrancando la planta entera con
las manos.
Cribado: La utilización de cribas de diferente tamaño favorece la limpieza
del grano, eliminando los diferentes elementos contaminantes.
Limpieza a mano: es la última fase a través de la cual se eliminan los
contaminantes que son del mismo tamaño que los granos de cereal.
Limpieza a mano
L as tecnologías del cambio
Ganadería
LA DOMESTICACIÓN ES EL PROCESO POR EL CUAL LOS SERES HUMANOS modifican
el comportamiento de algunas especies de animales a fin de mejorar los beneficios que les
proporcionan y, lo que es más importante, logran que esos cambios se transmitan a las
nuevas generaciones.
De silvestres a domésticos
El proceso de domesticación se manifiesta de diferentes maneras dependiendo del grado de control por parte de los
seres humanos de la supervivencia, la reproducción y la alimentación de los animales, pero siempre implica el aislamiento,
reproductivo de algunos individuos de la población salvaje original. Entre todos los animales solo algunas especies
de mamíferos terrestres herbívoros y omnívoros fueron inicialmente seleccionadas para ser domesticadas. En ellas se
daban condiciones que hacían posible el control humano: tolerancia a la cautividad, precocidad sexual y, sobre todo,
un comportamiento manso. Con el paso del tiempo la docilidad se refleja indirectamente en una serie de caracteres
morfológicos como la coloración del pelaje, las orejas cortas, la reducción del cerebro, el acortamiento de los huesos
faciales y el acercamiento y reducción del tamaño de los dientes. En definitiva, los animales domésticos presentan
caracteres morfológicos, fisiológicos y de comportamiento que los diferencian de sus agriotipos salvajes. También varía la
composición sexual y el perfil de edad de las poblaciones. Las cabañas domésticas están compuestas mayoritariamente
por un número elevado de hembras reproductoras y machos jóvenes que son sacrificados antes de llegar a la edad adulta.
Este perfil difiere de aquel derivado de la caza de especies salvajes, cuyo objetivo principal es optimizar el rendimiento a
través de la captura de machos adultos de gran tamaño.
La difusión de la ganadería y la genética
Los análisis genéticos constituyen una herramienta fundamental para investigar a nivel
filogeográfico los orígenes y la difusión de los animales domésticos. El ADN mitocondrial
(ADNmt) es el elemento genómico más informativo. En Europa, y para la Península Ibérica
en particular, donde existían uros, jabalíes y lobos en el Holoceno, la aplicación de estas
técnicas está permitiendo reconocer focos autóctonos de domesticación así como
documentar posibles cruzamientos entre agriotipos indígenas y animales domésticos
llegados del Próximo Oriente.
UN
ANTEPASADO IRRECONOCIBLE
El propio proceso de domesticación y las sucesivas manipulaciones de las especies
producen cambios morfológicos sorprendentes que hacen casi irreconocible el
agriotipo de procedencia. Es el caso de algunas razas caninas, en la imagen se
muestra el carlino, cuya semejanza con el lobo originario apenas se percibe.
14
El ganado vacuno
La domesticación del ganado bovino a partir de los uros
salvajes fue uno de los pasos más importantes en la
historia de la humanidad. La información arqueológica
y más recientemente los datos obtenidos a partir de
análisis genéticos apuntan a dos eventos independientes
de domesticación, uno en el valle del Indo con las razas
cebuínas (Bos indicus) y otro en la zona más occidental del
Próximo Oriente, en el Creciente Fértil, de donde derivan las
razas taurinas (Bos taurus).
El perro
Las evidencias arqueológicas más seguras datan los primeros perros domesticados
a finales del último Máximo Glacial y principios del Holoceno (hace entre 14.000 y
9000 años). Las características morfológicas continúan siendo el criterio más fiable
para separar perros de lobos ya que los análisis de ADN en perros y lobos actuales
son contradictorios. China y el Medio Oriente parecen haber sido las dos áreas en las
que se pudo iniciar su domesticación aunque no se excluye la posibilidad de múltiples
tentativas fallidas en otros sitios que dieran lugar a linajes de vida corta.
Las ovejas y las cabras
Fueron las primeras especies ganaderas domesticadas, principalmente
por su carne. Las evidencias arqueozoológicas de ovejas domésticas
más antiguas proceden de yacimientos en Irán, Turquía y Chipre. Estudios
genéticos de ADN y ADN mitocondrial con ovejas domésticas europeas,
africanas y asiáticas demuestran la existencia de tres linajes descendientes
de diferentes subespecies del muflón asiático (Ovis gmelini), originario de
Anatolia, Irán occidental. La domesticación de la cabra se produjo
en esta misma región, siendo su agriotipo la cabra
bezoar (Capra aegagrus).
CON
VIDAS CRUZADAS
Desde los inicios del Neolítico los animales
domésticos pasaron a formar parte de la vida
cotidiana de los primeros agricultores. Esta
relación generó vínculos de interdependencia
que en muchos casos se vio reflejada tanto
en sus actividades domésticas como en sus
acciones rituales. En la figura se observa
una inhumación de ovicáprinos completos y
en conexión anatómica. Se localizaron en el
interior de una fosa de la Edad del Bronce
(hace unos 3600 años) del yacimiento de
Soto del Henares (Torrejón de Ardoz). Los
excavadores sugieren que esta acumulación
de ejemplares íntegros pudo tener una
intención ritual.
DISTINTO PELAJE
En algunos casos las semejanzas
entre las especies salvajes y las
domésticas de la misma especie son
formidables. En el caso de las cabras,
por ejemplo, las diferencias visibles
se concentran fundamentalmente en
la talla, el pelaje y el desarrollo de la
cornamenta.
Capra hircus (cabra doméstica)
Capra aegagrus (cabra bezoar, agriotipo salvaje)
Cuernos más cortos y de diámetro menor que en el agriotipo.
Los tipo prisca (en espiral o enroscados), muy abiertos y de
sección triangular comienzan a predominar a partir de la Edad
del Bronce. Talla reducida. Los metacarpos se mantienen en
torno a 100 mm de longitud.
Cuernos muy largos y comprimidos, de sección
triangular dirigidos hacia arriba y hacia fuera, con
forma de cimitarra en los machos. Los metacarpos
alcanzan 140 mm de longitud. Color pardo oscuro con
la cruz, línea dorsal y flancos inferiores gris claro.
1515
1515
L as tecnologías del cambio
Cerámica
LA INVENCIÓN DE LA CERÁMICA IMPLICÓ LA TRANSFORMACIÓN FÍSICA Y QUÍMICA
de un material plástico como la arcilla en otro duro mediante la acción del fuego.
Desde el Paleolítico se había aprovechado la flexibilidad y elasticidad de la arcilla para modelar figurillas. Sin embargo,
los cambios de humedad y temperatura provocan que el barro se resquebraje y deforme. El proceso de fabricación de
cerámica, especialmente su cocción, representa la única manera de conservar la forma de los objetos de arcilla y de
conferirles cualidades que permitan usos diversos que impliquen incluso el contacto con fuentes de calor, líquidos o
sólidos.
Los recipientes cerámicos prehistóricos se fabricaban íntegramente a mano en un proceso que exigía conocimientos
precisos sobre el comportamiento de los materiales y el fuego. La manufactura de cada vasija obligaba a tomar decisiones
sobre la forma, la selección de la materia prima, la elección de desgrasantes, el tratamiento de las superficies, la
temperatura y tipo de cocción o la decoración. Todo ello dependía del uso al que se destinaba cada recipiente.
La clave del éxito está en la cocina
La cerámica hizo posible transformar y cocinar los alimentos con el
consiguiente incremento de la variedad de productos consumibles e
importantes beneficios para la salud.
CADA
CERÁMICA EN SU TIEMPO,
CADA CERÁMICA EN SU LUGAR
Cocer alimentos a 100º C durante un tiempo determinado hizo comestibles
muchos granos, leguminosas, bulbos y frutos silvestres. Además, la ebullición
de los productos a 100º C durante 20 - 60 minutos elimina las toxinas. Por
último, los alimentos se hacen digeribles y con mejor gusto al paladar. Todo
ello tuvo repercusiones en la dieta, que se hizo más variada, especialmente
por el incremento de alimentos vegetales. Los análisis de huesos humanos
de algunos enterramientos neolíticos muestran un bajo consumo de proteína
animal: los vegetales eran la parte primordial de la dieta. También la presencia
elevada de caries en las dentaduras puede atribuirse a altas concentraciones
de azúcares producidas por el consumo elevado de carbohidratos
procedentes de cereales, legumbres y tubérculos.
La cocción de alimentos además repercutió en la medicina y la salud: hizo
posible la preparación de brebajes e infusiones y facilitó la preparación de
alimentos “triturados” para niños y ancianos.
Neolítico antiguo
5600 a 5.000 a.C.
16
Edad del Cobre
3100 a 2500 a.C.
Final de la Edad del Cobre /
Inicio de la Edad del Bronce
2500 a 1800 a.C.
Edad del Bronce
2200 a 1500 a.C.
La cerámica es un excelente
indicador cronológico para los
arqueólogos. Se usa la seriación,
es decir, ordenar cronológicamente
los objetos atendiendo a sus rasgos
técnicos, formales y decorativos.
Cada cerámica tiene un ‘estilo’,
es decir una forma, un proceso de
fabricación y una decoración que
responden a la elección del alfarero
en el momento y lugar en el que
se hizo. La presencia o ausencia de
tal o cual estilo cerámico sirve a
los arqueólogos para adscribir los
yacimientos a determinados períodos
crono-culturales.
Final de la Edad del Bronce
1500 a 1100 a.C.
Las cerámicas de los cazadores-recolectores
Tradicionalmente se ha vinculado la invención y uso de la cerámica a los primeros agricultores y
a pueblos sedentarios. Hoy sabemos que esto no es así. Cada vez son más los lugares donde se
documenta la fabricación de recipientes cerámicos por parte de los últimos cazadores-recolectores:
pueblos nómadas que aún no conocían la domesticación de plantas y animales. Esto ocurrió durante
la transición entre el Pleistoceno y el Holoceno en Asia y África o en los momentos iniciales del
Holoceno en el Próximo Oriente. La invención de la cerámica, por tanto, se vincula a las nuevas
estrategias socioeconómicas (explotación del territorio, consumo, intercambio) adoptadas por las
sociedades humanas ante los cambios medioambientales producidos por la mejoría del clima y la
amplia gama de productos que entonces se pusieron a su alcance. El proceso de invención fue
diferente en los distintos focos pero respondía en todos ellos a estímulos y necesidades similares.
LAS
APARIENCIAS ENGAÑAN
Durante la Prehistoria es frecuente que recipientes de forma
muy similar hayan sido fabricados de manera muy diferente
adecuándose a funciones distintas. Un ejemplo bien estudiado
es el de las copas de El Argar, entre las que se han podido
diferenciar aquellas destinadas al consumo en los poblados
(uso doméstico) y las que sin usar se depositaban en las
tumbas (uso ritual).
500 µm
ENTRANDO
EN MATERIA
El análisis físico-químico de la arcilla de las cerámicas de
los yacimientos neolíticos madrileños ha mostrado que en
ellas se incorporó hueso machacado como desgrasante. Esta
característica, inédita en el resto del Neolítico peninsular,
aligeraba los recipientes facilitando su transporte. El uso de
hueso como desgrasante se prolongó durante todo el Neolítico
en Madrid, más de 2000 años, lo que revela la trasmisión de esta
tradición técnica durante generaciones.
MAPA
DE CERÁMICAS DE CAZADORES-RECOLECTORES
En el sur de China se han documentado fragmentos de
recipientes cerámicos de hace 20.000 años (Cueva de
Xianrendong, provincia de Jiangxi), en el Extremo Oriente ruso
(desde hace 17.000 años) y en Japón las cerámicas Jomon
de hace 16.000 años, muchos milenios antes de la primera
agricultura. También en el Próximo Oriente, en zonas de las
actuales Siria y Turquía, las fechas de las primeras cerámicas
son de hace 9000 años. En Africa, las cerámicas se remontan
a hace 11.000 - 9000 años en la zona sur del Sáhara y del valle
del Nilo. Por último, en Sudamérica las primeras cerámicas
son de hace 8000 años (Caverna de Pedra Pintada, Amazonia
brasileña) y en América del norte de hace 4500 años (Stallings
Island, Georgia).
2
5
1
3
4
17
L as tecnologías del cambio
Almacenaje
EL ALMACENAMIENTO DE GRANO A LARGO PLAZO A PARTIR DEL NEOLÍTICO (hace unos
8000 años) es una innovación importante por su significado práctico y social. Desde el punto
de vista práctico poder consumir de forma escalonada tras la siega aumentaba la seguridad
de subsistencia del grupo y garantizaba la simiente para la cosecha siguiente. Por otro lado, el
consumo diferido de los alimentos generó modificaciones en la regla de compartir que fueron
un germen de desigualdad.
De reservas a excedentes
Almacenar es el mecanismo óptimo para gestionar el riesgo subsistencial.
Requiere en primer lugar, valorar los factores necesarios para subsistir
(alimentos disponibles, su calendario y distribución espacial, la capacidad
del grupo para generar recursos) y, en segundo, optar por la previsión
atendiendo a necesidades futuras. Tanto el volumen de productos
almacenados como el tiempo de almacenamiento fueron cambiando a lo
largo de la Prehistoria. En el registro arqueológico se reconoce para los
últimos cazadores-recolectores un almacenaje a corto plazo (menos de
tres meses) y a pequeña escala, en escondrijos o recipientes de tamaño
reducido. Esto garantizaba el uso de recursos estacionales manteniendo
su movilidad, reduciendo el problema de transporte y la incertidumbre de
la manutención al regreso. Pequeños escondites jalonarían los recorridos
de estos grupos y favorecerían el intercambio y los lazos sociales móviles.
A partir del Neolítico la agricultura garantizaba la obtención de ciertos
productos básicos (cereales y leguminosas) de forma cíclica y controlada.
Los excedentes de las cosechas que no se consumían inmediatamente
se podían almacenar en silos, que conservaban el grano a largo plazo y a
gran escala. La existencia de estos graneros favoreció la sedentarización
y posteriormente el inicio de diferencias sociales en el seno de las aldeas.
EL
GRANERO PERFECTO
Los silos subterráneos son muy frecuentes durante
la Prehistoria reciente. Ello se debe a la buena
relación entre el tiempo y esfuerzo requeridos
para su construcción y la alta eficacia para la
conservación.
El interior de un silo perfectamente estanco
se convierte en poco tiempo en un espacio
anaerobio: el oxígeno (O2) que entra con el grano
se transforma en anhídrido carbónico (CO2) lo
que impide el desarrollo de insectos, bacterias
y hongos. Además, el carácter subterráneo
del silo reduce los cambios de temperatura, y
al mantenerlo seco o con poca humedad, el
grano se conserva entre unos meses y varios
años. Únicamente el cereal en contacto con
las zonas más húmedas del silo (paredes, suelo
y tapadera) germina y se estropea. Por último,
existen productos como arena, cenizas vegetales,
cuernos de ciervo, lavanda u hojas de lentisco, que
mezclados con el grano actúan como repelentes
tradicionales de las plagas.
ABASTECIMIENTO DE ALTURA:
LA BALSA DE LA BASTIDA
El asentamiento argárico de La Bastida
(Totana, Murcia), paradigma de la Edad del
Bronce del sureste de la Península ibérica,
estuvo en uso entre 2200 y 1600 a.C. Situado
en un cerro abrupto y dotado de murallas,
cuenta además con una balsa construida en
una hondonada natural impermeabilizada
con aportes de greda. En su zona oriental
se levantó posteriormente un muro a modo
de dique, también impermeabilizado con
enlucido de greda, de 20,25 m de longitud,
4,15 m de anchura máxima y 1,70 m de altura
conservada. Esta balsa sería capaz de acopiar
400.000 litros de agua. La falta de salubridad
de estas aguas almacenadas a la intemperie
indica posibles usos domésticos, artesanales
e incluso relacionados con el riego o la
ganadería.
18
Garantizar el agua
El agua es un recurso crítico y por ello las estrategias para su captación
y almacenamiento mediatizaron la ubicación y desarrollo de las
poblaciones del pasado y concretamente de la Prehistoria reciente.
La proximidad a los cursos de agua dirigió la ubicación de los poblados
durante el Neolítico y la Edad del Cobre. Por ello, la distribución de
los yacimientos de estas épocas se concentra en los valles fluviales
y sus proximidades, o junto a lagos y lagunas. Los cursos de agua
de montaña, con caudal durante todo el año, abastecieron a las
poblaciones que aún semisedentarias se desplazaban a las zonas altas
en época estival.
A partir de la Edad del Bronce se asiste a la ubicación diversificada de
los poblados, aunque siempre fuertemente vinculada a los recursos
hídricos. Por un lado, la localización en lugares encastillados de difícil
acceso fue posible gracias a la generalización de estructuras hidráulicas
para captación y almacenamiento de agua como balsas y cisternas. Por
otro lado, la distribución de asentamientos en zonas llanas, alejadas de
cursos fluviales, debió planificarse en función de aquellos lugares donde
el nivel freático era menos profundo y por tanto donde mediante pozos
se tenía mejor acceso y control del agua.
Barro y piedras
Insectos que
suben hacia la
boca del silo en
busca de oxigeno
antes de morir
Profundidad mínima
aconsejable 1m.
C0
CONSTRUIR
0
Del 3 al 5% del
grano almacenado se
estropea
El oxígeno “02” se
tranforma en anhídrido
carbonico “C02”
AGUA
DEL SUBSUELO
El yacimiento de El Azuer (Daimiel, Ciudad Real) es un
asentamiento fortificado de la Edad del Bronce. Dentro
del área fortificada hay un pozo de más de 16 m de
profundidad que perforó la terraza aluvial hasta alcanzar
el nivel freático y abasteció de agua al establecimiento.
LA DESPENSA
Los silos son hoyos cilíndricos
o troncocónicos excavados
directamente en el terreno.
Sus paredes y suelo podían
recubrirse de arcilla, paja, fibras
vegetales o simplemente dejarse
sin forrar.
Se procedía entonces a llenar
el silo con grano de cereal o
leguminosas.
Por último sellarlo para conseguir
un espacio estanco. En ocasiones,
antes del sello de barro mezclado
con paja o estiércol, se disponía
una tapadera de madera o de
estera.
19
L as tecnologías del cambio
Productos secundarios
SON EL CONJUNTO DE ELEMENTOS que se pueden obtener de los animales domésticos sin
necesidad de sacrificarlos, como la leche y sus derivados, el estiércol, la lana o la fuerza de tiro.
La leche y sus derivados
Durante muchos años se ha aceptado que el consumo de leche fue una práctica que se desarrolló
milenios después de la domesticación de la oveja, la cabra y la vaca. En la actualidad sabemos
que los derivados de la leche (queso, mantequilla…) fueron consumidos desde la primera presencia
de animales domésticos y que incluso quizás fuese una de las razones de su domesticación. Los
residuos de lípidos en cerámicas prehistóricas del séptimo milenio a.C. han permitido detectar el uso
temprano aunque moderado de los derivados de la leche en el Próximo Oriente y su generalización
en yacimientos situados en torno al Mar de Mármara. Los lípidos crudos de la leche absorbidos por
las cerámicas se destruyen con gran rapidez tras ser enterrados. Esto indica que los detectados en
las cerámicas estudiadas procedían de derivados de la leche, lo que habría resuelto en gran medida
el problema de la intolerancia a la lactosa, así como permitido su almacenaje y consumo diferido.
%
10
20
30
40
50
60
70
80
90
LA
INTOLERANCIA A LA LACTOSA
Mapa de frecuencias del fenotipo de persistencia a la lactasa, en el que se muestra como la mayor frecuencia se correlaciona con sociedades
ganaderas o que tradicionalmente han consumido productos lácteos. La lactasa es una enzima que permite hidrolizar la lactosa, el azúcar
fundamental de la leche, en sus dos componentes monosacáridos: glucosa y galactosa. Esta enzima se produce en el intestino delgado desde
el nacimiento y se suele perder con la edad. Sin embargo, en torno al 35% de los individuos del mundo tienen persistencia de la lactasa, es
decir, producen suficiente lactasa en edad adulta como para hidrolizar la lactosa y, por tanto, pueden consumir leche.
20
DOS
HALLAZGOS EXCEPCIONALES
En 1984 se descubrió un conjunto de cinco individuos
enterrados en la Cueva Sagrada (Lorca, Murcia). El
magnífico estado de preservación permitió recuperar uno
de los mejores conjuntos de vestimentas del 2300 a.C.
La imagen reconstruye el aspecto que debieron tener
las túnicas de lino de uno de los personajes enterrados.
Lleva un collar de semillas de mijo del sol. Los nudos de
una de las túnicas sugieren que se fabricó con un telar
de pesas.
En 2004 se descubrió la primera prueba directa de lana
de la Península Ibérica en un enterramiento doble, un
hombre de unos 27 años y un infante, en el yacimiento
de Castellón Alto (Galera, Granada). Los restos se habían
preservado semimomificados, lo que ha permitido
conocer muchos de los detalles del atuendo de los
grupos de la Edad del Bronce. Uno de los hallazgos más
destacados fue la recuperación de restos de una manta
de fieltro que envolvía al adulto.
BIBERONES
Y QUESERAS
Vaso con asa pitorro y decoración cardial del Neolítico
Antiguo recuperado en la Cova de l’Or (Beniarrés, Alicante).
En piezas similares a esta se han recuperado las evidencias
más antiguas del consumo de leche de la Península
Ibérica. A la derecha, recipiente cerámico tradicionalmente
conocido como “quesera” del yacimiento calcolítico de
Gózquez (San Martín de la Vega, Madrid). Recientes análisis
de residuos realizados en piezas prehistóricas similares
de Europa oriental indican que fueron utilizados para la
producción de derivados de la leche.
La lana
Las primeras ovejas domésticas carecían de lana. Ésta
fue el resultado de un cambio genético producido unos
cuatro mil años después de su domesticación, entre el
4000 y el 3500 a.C., probablemente como resultado de
una adaptación de la especie a climas fríos. Sin embargo,
no existen textiles de lana documentados en Eurasia con
anterioridad al 3400-3100 a.C. La primera prueba directa se
recuperó en el kurgán 2 de Novosvodobnaya, en el norte del
Cáucaso.
Hasta el segundo milenio a.C. los individuos de Europa vistieron
mayoritariamente ropajes de cuero y lino. Fue entonces cuando los
tejidos de lana pasaron a ser los más utilizados en algunas zonas.
En otras, como en la Península Ibérica, el lino continuó siendo
el textil mayoritario durante toda la Prehistoria reciente. De
hecho, no hay pruebas directas de lana anteriores a momentos
avanzados de la Edad del Bronce, ya en el segundo milenio
a.C. Esto sugiere que el ganado lanar fue introducido en la
Península quizás en estas fechas, aunque el uso de la lana
en tejidos tuvo una presencia e importancia moderadas.
21
L as tecnologías del cambio
El arado y la rueda
LA COMBINACIÓN DE ANIMALES DE TIRO CON EL CARRO Y EL ARADO fue, en perspectiva,
una de las innovaciones tecnológicas más trascendentes de la Prehistoria reciente. Junto con
el resto de productos derivados, favoreció distintas formas de diversificar las economías y, en
definitiva, incrementar la seguridad de los grupos prehistóricos.
La rueda y el carro
Hasta la aparición de la rueda se recurrió a otros procedimientos para mover cargas, desde el trabajo humano a sistemas
de arrastre como el trineo, quizás el precedente tecnológico más directo del carro. Aunque permitieron cargar mayores
volúmenes que otras tecnologías de tiro, los primeros carros debieron tener una limitada eficacia y, quizás por ello, fueron
incorporados y utilizados con distinta intensidad por las variadas sociedades euroasiáticas del tercer milenio a.C.
Los primeros carros de cuatro ruedas aparecen representados entre el 3400 y el 3000 a.C. en algunas cerámicas del
centro y este de Europa y en tablillas del Próximo Oriente (Uruk). Sin embargo, los carros más antiguos se han recuperado
en enterramientos de las estepas de Rusia y Ucrania, siempre con cronologías posteriores al 3000 a.C. En torno a estas
mismas fechas se conocen tanto carros –en los que la rueda gira sobre el eje– como carretas –en los que ambos giran a
la vez– en Europa occidental, lo que sugiere que los vehículos de rueda existieron con anterioridad suficiente para que su
tecnología de construcción ya fuese variada para entonces.
La rueda más antigua recuperada en la Península Ibérica se remonta al siglo séptimo a.C., algo posterior a los carros
de guerra de dos ruedas representados en algunas estelas del Bronce Final recuperadas en el suroeste peninsular. Sin
embargo, existen algunas posibles representaciones anteriores, como el grabado de una carreta de Escoural (Évora,
Portugal), datado en el tercer milenio a.C., y otras quizás igual de
antiguas como las pintadas en el Congosto del Olvena (Huesca).
La escasez y ambigüedad de unas pruebas arqueológicas tardías
LOS PRIMEROS CARROS
contrastan con las existentes en el resto de Eurasia.
Los primeros carros y carretas debieron ser cortos, estrechos,
pesados y lentos. A la lentitud del tiro, atado a un yugo corto
por los cuernos (yugo cornal), se unía el escaso diámetro
(50 a 80 cm) y grosor de las ruedas (en torno a los 5 cm), lo
que requería de caminos o superficies aptas para el tránsito.
La escasa eficacia de estos carros en comparación con el
transporte a pie no debió favorecer su rápida generalización.
Abajo, representación de carro prehistórico pintado en el
Congosto de Olvera (Huesca).
LA
RELATIVA EFICACIA COMPARATIVA DEL CARRO
Se calcula que un individuo a pie recorre unos 30 km al día
y 18 km con una carga de 50 k en un terreno favorable. Un
portador nepalí, transitando una topografía con desniveles de
1500 m, anda 24 km al día sin carga y 8’6 km con una carga
de 100 k. Una carreta tirada por un par de bueyes transita
una media de 20 km al día siempre y cuando el terreno sea
favorable.
30 km
18 km
20 km
22
CAMINOS
PREHISTÓRICOS
Estructura
Se han preservado muy pocas pruebas
directas de caminos prehistóricos en
Europa, dado que el tránsito no siempre
requirió modificaciones sustanciales
del paisaje. Sin duda, los restos más
espectaculares provienen de los
humedales de Somerset Levels, una
llanura costera situada al suroeste de
Inglaterra que ya en época prehistórica
requirió de cierta infraestructura viaria
para ser transitable. En el 3838 a.C. se
talaron los primeros fresnos que sirvieron
para la fabricación de las planchas del
camino conocido como Post Track.
Tablones de fresno
Estacas de tilo y avellano
Glastonbury
España
3m
Arado de Lavagnone
Yugo
Mancera
Cama
El arado
Antes de la incorporación del arado a las tareas agrícolas, la preparación de la
tierra previa al cultivo se realizó mediante palos cavadores, azadas de piedra
enmangadas y otros múltiples utensilios fabricados en madera.
Las primeras pruebas de la existencia del arado en Europa son indirectas.
Se trata de complejos entramados de huellas preservadas generalmente bajo
construcciones posteriores, como los documentados bajo el túmulo funerario de
Snave, en Dinamarca, datadas en torno al 3500 a.C. Esta cronología es similar
a la de uno de los grabados del conjunto rupestre de Valcamonica, en los Alpes
italianos, que representa a un individuo sujetando la mancera de un arado tirado
por dos bueyes uncidos mediante un yugo.
Los arados más antiguos que se conocen se fabricaron en su totalidad en
madera y debieron ser bastante ligeros y frágiles. Pudieron manufacturarse de
una única pieza de madera o mediante el ensamblado de la reja y el timón. Frente
a posteriores arados, los primeros no volteaban la tierra, sino que únicamente
creaban surcos. La fragilidad de estas herramientas no debió permitir el cultivo de
suelos pesados, aunque sí la expansión agrícola en zonas de suelos ligeros.
LOS
PRIMEROS ARADOS
En 1978 se halló un arado
completo en el poblado de la Edad
del Bronce de Lavagnone (Brescia,
Italia). El instrumento agrícola se
había conservado en condiciones
anaeróbicas en la turba de un
antiguo lago. Tallado en roble, se
compone de una pieza principal
que conforma la cama y dental del
arado, así como de una mancera
vertical de más de 2 m de altura.
El hecho que se recuperase otra
mancera en las proximidades, una
de las piezas más delicadas del
conjunto, indica la fuerte tensión
que debía soportar el arado durante
el proceso de labranza.
23
L as tecnologías del cambio
Metalurgia del cobre y del bronce
ACTIVIDAD PRODUCTIVA destinada a fabricar objetos de metal a partir de una materia prima mineral.
Consta de tres fases principales de trabajo: extracción (obtención del mineral), reducción (transformación
del mineral en metal) y producción (convertir el metal en un objeto).
Metales y aleaciones
En la Prehistoria se utilizan cinco metales: cobre, oro, plata, estaño
y plomo. Con los tres primeros se fabrican objetos de metal y
aparecen en la naturaleza en estado nativo. El estaño (segundo
milenio a.C.) y el plomo (cuarto milenio a.C.) no se utilizan como
metal independiente hasta momentos avanzados. Su uso, en
cambio, es fundamental en las aleaciones de base cobre.
Una aleación es la mezcla de dos o más metales. Junto al metal
de base (que es el mayoritario) se encuentran otros metales
en proporciones superiores al 1%. Este porcentaje es un límite
convencional para distinguir las aleaciones naturales de las
intencionadas. En una aleación natural la presencia de los metales
aleados se debe a que en su origen estaban ya combinados en el
mineral procesado. La aleación natural más común en la Península
Ibérica es el cobre arsenicado. La aleación intencionada implica la
adición controlada de un segundo metal. Así la mezcla de cobre
(Cu) y estaño (Sn) produce el bronce. Si se alea un tercer elemento,
habitualmente el plomo (Pb), la aleación resultante se denomina
bronce ternario o bronce plomado. La forma más frecuente de
obtener una aleación intencionada en la Prehistoria reciente es
mediante la reducción conjunta de minerales. La aleación mediante
mezcla directa de metales es posterior, en la Peninsula Ibérica en
la primera mitad del primer milenio a.C.
MINA
METALOGRAFÍA ÓPTICA
La imagen muestra tres metalografías correspondientes
a las estructuras microscópicas dejadas en el metal
por sendas técnicas de trabajo. A. Dendritas propias de
la estructura del metal de cobre tras su fundición. B.
Estructura característica del cobre tras intenso martilleado
en frío. C. Granos poligonales y maclas dejados por el
martilleado en frío y posterior recocido del cobre.
A
B
C
DE COBRE DEL ARAMO
Galería de la mina del Aramo
(Asturias) de la que se extrajeron
hace uno 4500 años óxidos y
carbonatos de cobre.
Conocer la metalurgia antigua
El estudio de la tecnología metalúrgica se realiza utilizando diferentes técnicas
de análisis. Para conocer la composición de metales y aleaciones se emplean
los análisis elementales. Existen una amplia variedad de técnicas disponibles,
unas más precisas que otras, pero en todas ellas es necesario limpiar la patina
superficial para poder analizar el metal. Las técnicas más habituales son la
espectrometría por fluorescencia de rayos X (FRX) y la espectrometría de masas
(EM) con distintas variantes (ICP, LA-ICP). Para conocer las técnicas de trabajo
se utiliza la metalografía óptica. La radiografía permite conocer la calidad de
las fundiciones y formas de montaje en piezas complejas. Para el estudio de
procedencia del metal se emplean los análisis de Isótopos de plomo.
24
ROCAS
DE COLORES
El uso de materias primas minerales es
anterior a la metalurgia. Su extracción
de la tierra se realizó a través de
explotaciones mineras que técnicamente
no difieren de las empleadas para otros
materiales como el sílex o la variscita.
Los minerales buscados, principalmente
secundarios (óxidos y carbonatos), son
identificados en la superficie por sus
colores. En la naturaleza existe una
gran variedad de compuestos minerales
secundarios, que en el caso del cobre
(Cu) suelen ir asociados a otros metales
(arsénico, níquel, plomo…) formando
compuestos polimetálicos. Según el tipo
de mineral procesado, el metal obtenido
conservara rasgos de ese polimetalismo
en su composición.
1 Extracción del mineral:
2 Triturado:
En la mina, a cielo abierto
o en galerías, se extraían
fragmentos de roca formados
mayoritariamente por óxidos y
carbonatos de cobre.
5 Fundición:
En la masa resultante se
separaban los goterones o
pequeñas bolitas de metal
(inferior) de la escoria (superior).
En cada proceso apenas se
conseguían unos centenares de
gramos de metal.
Serbia
Belovode
Catal Hüyük, Mersin, Hacilar
Cayönü Tepesi
Milenio A.C.
V
Minerales
de cobre
Cobre
nativo
VI
IX - VIII
España
Cerro Virtud
Turquía
Irak
Tell Es-Sawan
SialK
Ali Kosh
Siria
Tell Halula
6 Acabado:
El metal obtenido es fundido
(estado liquido) dentro de un
crisol y colado a un molde donde
adopta la forma predeterminada
deseada. Los moldes utilizados
pueden ser de arena, arcilla o
piedra, y en fases más avanzadas
también de metal.
Premetalurgia y metalurgia del cobre
Metalurgia
Las reacciones químicas
que se producen a altas
temperaturas permiten
separar el metal del óxido
o carbono presente en el
mineral , es decir obtener
metal del mineral. Este
proceso se realizó durante
la Prehistoria reciente
en estructuras abiertas
mezclando el mineral
triturado con carbón vegetal.
Como horno se utilizaron
vasijas cerámicas o simples
hoyos en el suelo.
Del mineral
al metal
en seis pasos
4 Recuperación del metal:
Clave
Premetalurgia
3 Reducción:
Para facilitar las reacciones
químicas el mineral se fragmenta.
Irán
El metal colado adopta su
forma final después de una
serie de tareas que implican
la eliminación de rebabas
(metal sobrante en los bordes)
y trabajo de deformación
mecánica.
EL CALENDARIO
DE LA METALURGIA
En la fase premetalúrgica se trabajaron
los metales nativos (cobre, oro y plata) de
manera mecánica, por deformación, pero
no se alcanzó un dominio metalúrgico
pleno hasta que no se produjo la
transformación de la materia prima. Esta
transformación, que es el paso (reducción)
de un compuesto mineral a un metal, se
consigue mediante el uso del fuego. Los
inicios de la metalurgia tuvieron lugar en
el próximo y Medio Oriente a fines del
sexto milenio a.C. y en la Península Ibérica
hacia mediados del quinto milenio a.C.
25
L as tecnologías del cambio
Domesticación y usos del caballo
UNA DE LAS CONTROVERSIAS MÁS APASIONANTES y dinámicas sobre la Prehistoria reciente
de Eurasia es el origen −singular o múltiple− y dispersión inicial del caballo doméstico.
Un animal excepcional
El caballo es un animal excepcionalmente versátil. Proporciona carne, leche, piel, crines y tendones, y ayuda en el
transporte o el combate. Se adapta con gran facilidad a forrajes pobres y es capaz de prosperar a base de pastos de
mala calidad comiendo más y obteniendo más energía que una vaca del mismo peso. Además, tiende a reproducirse
con facilidad, incluso en entornos desfavorables.
¿Silvestre o doméstico?
Los especialistas coinciden en que los criterios exclusivamente osteológicos difícilmente permiten distinguir el carácter
doméstico o silvestre de un caballo. En cuanto a los argumentos genéticos, mientras que la escasa diversidad del
cromosoma Y (presente sólo en individuos machos) se utiliza para sugerir la expansión de manadas domésticas desde
un único foco situado en las estepas euroasiáticas occidentales, el abundante número de linajes femeninos dentro del
acerbo genético sugiere múltiples focos de domesticación, entre los que
quizás pudo encontrarse la Península
Ibérica. Por si fuera poco, la presencia de previsibles procesos de
introgresión complica los posibles
escenarios, como por ejemplo los resultados de la incorporación
de yeguas silvestres a manadas
de caballos domésticos.
EL
ANTEPASADO EXTINTO
DEL CABALLO DOMÉSTICO
Reconstrucción ideal de un
tarpán (Equus ferus ferus), la
especie euroasiática extinta
que se cree fue domesticada
durante el cuarto milenio a.C.
26
TRAS
El caballo durante la Prehistoria reciente peninsular
Aunque existen dudas del carácter doméstico o silvestre de los restos de
caballo recuperados en yacimientos de la Edad del Cobre, en general,
los restos de contextos de la Edad del Bronce tienden a asignarse a la
subespecie doméstica (Equus ferus caballus). Esta indefinición para las
fases iniciales es el resultado de la ausencia de cambios osteométricos
sustanciales desde los caballos del Neolítico hasta los de la Edad del
Bronce, lo que para algunos científicos reafirma la posible domesticación
local.
En todo caso, la presencia de huesos de équido es errática en los
yacimientos de la Edad del Bronce: algunos lugares cuentan con elevadas
proporciones, en otros son mínimas y, en muchos, están ausentes. De
hecho, en yacimientos como el Cerro de la Encina (Granada) o El Acequión
(Albacete) el caballo representa la principal cabaña consumida, con
porcentajes superiores al 36% atendiendo al peso de los huesos. Se ha
sugerido que los grupos que habitaron lugares como El Acequión, con
biotopos favorables para los équidos silvestres, bien pudieron aprovechar
tanto la cría de caballo doméstico como una caza especializada de
équidos, algunos de los cuales, como el zebro, perduraron hasta épocas
históricas.
LAS HUELLAS DE LOS BOCADOS
Una de las posibles evidencias directas de domesticación es
la proveniente de las huellas de la embocadura, una pieza
alargada, frecuentemente de cuero, hueso o metal, que se
apoya en el diastema mandibular del caballo. La embocadura
entra en contacto con los premolares, en los que puede dejar
huellas permanentes. El segundo premolar de un caballo de
la cultura Botai del Kazajstán con este tipo de huellas ha sido
datado en torno al 3500 a.C. Hasta la actualidad es la prueba
más antigua del uso de bocado. Es también contemporánea a
las primeras evidencias del consumo de leche de yegua, lo que
refuerza el posible carácter doméstico de la especie.
Premolar inferior
Aunque obviamente no pueda descartarse la monta desde los inicios del
uso del caballo doméstico, no hay constancia material de bocados durante
la Prehistoria reciente, con la notable excepción de la cama de bocado del
Bronce Tardío recuperada en el yacimiento almeriense de Fuente Álamo.
Sin embargo, la presencia del jinete guerrero se constata únicamente tras
la Edad del Bronce.
EL CERRO DE LA ENCINA (MONACHIL, GRANADA)
Los caballos adultos previsiblemente domésticos de la Edad del Bronce recuperados en yacimientos de la Península Ibérica eran pequeños en comparación con
sus contemporáneos actuales. En el yacimiento del Cerro de la Encina (Monachil, Granada), en el que el peso de los huesos de équido recuperados sobrepasa
el 60% del total de fauna consumida, tenían entre 129 y 139 cm de altura en la cruz, lo que en la actualidad se consideraría dentro de los rangos del poni. 27
Prehistoria reciente
Hitos de la
Los primeros agricultores
y ganaderos
EN APENAS DOSCIENTOS AÑOS LA MAYOR PARTE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA pasó de estar
habitada por cazadores y recolectores a serlo por grupos con una importante dependencia de
las prácticas agrícolas y ganaderas. Esta transición a una economía basada en la producción
de alimentos marcó la historia de Europa occidental hasta nuestros días.
El problema de los orígenes
La manera en que se propagó el uso de las distintas especies domésticas y la tecnología cerámica en el Mediterráneo
occidental ha sido permanente causa de debate entre los especialistas. El escaso registro arqueológico del Neolítico
antiguo de la Península Ibérica se caracteriza por la generalizada aparición simultánea de la cerámica, los animales y
plantas domésticas (el llamado “paquete neolítico”) y el surgimiento de un tipo de yacimientos sustancialmente diferentes
a cualquiera de los anteriores. Estos se caracterizan frecuentemente por la ubicua presencia de hoyos tanto para el
almacenaje como para otras actividades domésticas y, muy ocasionalmente, por las huellas de cabañas de madera y
barro. La rapidez de la transformación, la ausencia de agriotipos y el hecho de que el registro arqueológico no muestra
una gradualidad en la transición -como sí sucede en el Próximo Oriente- ha llevado a algunos investigadores a proponer
que estos cambios fueron provocados por la colonización por vía marítima de pequeños grupos de
poblaciones plenamente neolíticas, quizás originarios del Mediterráneo central. En la actualidad se
favorecen las propuestas que inciden tanto en la existencia de puntuales eventos de colonización por
parte de grupos ya neolitizados como en la importancia dada a las últimas poblaciones de cazadoresrecolectores en la propagación de las nuevas tecnologías y prácticas agroganaderas.
DECORAR
CON BERBERECHOS
Característica botella recuperada en la Cova de
l’Or (Beniarrés, Alicante). Las primeras cerámicas
del Mediterráneo occidental, conocidas como
“cardiales”, se decoraron con impresiones de
valvas de Cardium edule (berberecho).
28
UN
DOCUMENTO EXCEPCIONAL
Uno de los principales problemas de la
Arqueología prehistórica es la parcialidad de
las evidencias que han llegado hasta nosotros.
De entre aquellas que generalmente no se
conservan destacan los productos fabricados
sobre materias primas orgánicas, que sin
duda fueron los que mayoritariamente se
utilizaron en la vida cotidiana. Sin embargo,
para el Neolítico antiguo contamos con el
excepcional yacimiento de La Draga, el primer
yacimiento neolítico lacustre de la Península
Ibérica, situado en la orilla del lago de Bañolas
(Gerona). El poblado, habitado durante unas
pocas generaciones en torno al 5200 a.C., se
ha conservado gracias a permanecer cubierto
por una combinación de sedimentos y agua que
han impedido la multiplicación de las bacterias
que descomponen los restos orgánicos. En la
imagen, tomada en la campaña de excavaciones
de 2012, se observa el delicado proceso de
excavación que hace aflorar innumerables
restos de postes y herramientas en madera y
otros elementos orgánicos.
VIVIR
Un Neolítico heterogéneo
El relieve, el clima y la diversidad ecológica regional hacen de la Península Ibérica
prehistórica un lugar en el que difícilmente se pudieron propagar un conjunto de
tecnologías de forma homogénea. Si a ello se une la dispersión y baja densidad
de población de los últimos cazadores y recolectores, sus distintas adaptaciones
locales, y la escasez del propio registro, no resulta extraño que el panorama
resultante para nuestro primer Neolítico sea de una gran diversidad regional e
incluso local.
3
2
1
2
EN CASA
Aunque la mayor parte del registro arqueológico
conocido del Neolítico antiguo sigue proviniendo
de cuevas, durante las últimas décadas ha
aumentado el número de yacimientos al aire libre
excavados. A pesar de ello, los restos de cabañas
del Neolítico antiguo son todavía puntuales y
sugieren la diversidad de respuestas constructivas
de los primeros agricultores y ganaderos de
la Península Ibérica. Se han documentado
fundamentalmente tres tipos, construidas todas
ellas mediante postes de madera, entramados
vegetales y, quizás, recubiertos de barro y
paja. Estas diferencias estructurales se deben
previsiblemente a las distintas formas en las que
los grupos neolíticos se adaptaron a los diversos
entornos y su variable grado de sedentarismo,
desde la movilidad estratégica a la tradicional
vida aldeana.
3
1 Cabaña rectangular palafítica de La Draga (Gerona)
c. 5200 a.C.
De aproximadamente 5 x15 m,
probablemente acogió a familias
extensas.
1
HOCES
NEOLÍTICAS
Uno de los casos más notables de variedad tecnológica
dentro del primer Neolítico ibérico es el de la hoz.
La herramienta de mano por excelencia para la siega
se compone de un mango de madera, asta o hueso
y de láminas de sílex, insertadas en una hendidura
y fijadas con resina, que actúan como filo. Recientes
estudios indican la existencia de al
menos tres tipos de hoces: rectas o
curvas con pequeños fragmentos de
lámina insertados ligeramente en diagonal,
documentadas en el sur de la Península; rectas
con inserción paralela de las láminas, distribuidas por
el arco mediterráneo de Cataluña, el Languedoc y la
Provenza; y de una única lámina insertada oblicua
en un mango recto con un ramal transversal, como
la recuperada en el yacimiento de La Draga (Bañolas,
Gerona) que ilustra la fotografía, y que también se
ha documentado en Castellón, Soria o Madrid. Los
distintos tipos de hoces remiten a diferencias en
el procesado de los cultivos. En el noreste y sur de
Francia la espiga se almacenaba completa y separada
de la paja, mientras que en el sur peninsular el cereal
se guardaba con el grano ya trillado. Finalmente,
las hoces con inserción oblicua debieron ser más
eficaces en la siega de campos de cereal más
disperso.
2 Cabaña circular de La Deseada (Madrid)
c. 5200 a.C.
De en torno a los 6 m de diámetro, quizás
acogió a familias nucleares.
3 Cabaña refugio de Zafrín (Islas Chafarinas)
c. 4400 a.C.
Este tercer tipo es más bien el resultado
de la adaptación a un ambiente insular,
creada mediante el acondicionamiento
y techado de un lugar en ladera.
5600 a.C.
EPIPALEOLÍTICO
3100 a.C.
NEOLÍTICO
EDAD DEL COBRE
29
Prehistoria reciente
Hitos de la
La señalización del paisaje
EN EL PALEOLÍTICO COMIENZA UNA FORMA DE INTERVENIR EN EL PAISAJE, relativamente
poco habitual, por la que se marcan permanentemente ciertos lugares: el arte rupestre. Con
el comienzo de las economías de producción de alimentos, el uso de este arte florece y se
diversifica, reflejando una nueva realidad social, ideológica y económica.
Pintar con estilo
Desde el Neolítico en adelante el arte rupestre al aire libre de la Península
Ibérica se clasifica convencionalmente en varios estilos o variantes
denominadas Levantino, Macroesquemático, Esquemático, y lo que se
podría sintetizar como los diversos estilos de la fachada atlántica. En los
dos primeros casos la técnica de realización que predomina es la pintura,
mientras que en el último es el grabado. El estilo Esquemático puede
presentarse de ambas formas.
Las diferencias de estilo son evidentes en los extremos del espectro. En
el arte Levantino predominan representaciones realistas de pequeñas
dimensiones, en las que se plasman tanto figuras individuales como
escenas en ocasiones complejas de humanos y animales: guerra, caza
o danza, entre otras. En la fachada atlántica siguen esta tendencia pero
son mucho menos detalladas y cuidadas en sus proporciones; como
característica, abundan las imágenes de armas. En el extremo opuesto,
el arte esquemático estiliza la representación: personas y animales
quedan reducidas a líneas y patrones geométricos de difícil interpretación.
Finalmente, el estilo Macroesquemático tiende a la estilización y linealidad
de figuras característicamente onduladas de gran tamaño.
Todas estas formas de representación se dan casi simultáneamente en
la Península, en muchas ocasiones en los mismos lugares, lo que suele
interpretarse como una manifestación del mismo proceso: la apropiación
y construcción del paisaje. Su importancia cultural es evidente: en España
todos los sitios de arte rupestre están protegidos como Bien de Interés
Cultural desde 1985, además en 2007 la UNESCO incluyó el Arte Rupestre
del Arco Mediterráneo en su lista de Patrimonio de la Humanidad.
LO
Fotografía tomada en abril de 2012
3
QUE EL OJO NO VE
El Laboratorio de Fotogrametría y Espectroscopía Arqueológicas del CSIC-UPM (ArqueoSpec) es pionero en
la aplicación de conceptos, métodos y técnicas procedentes de la Teledetección y la Espectroscopía a la
documentación y estudio del arte rupestre peninsular. Estos procedimientos permiten evaluar el grado de
deterioro tanto de las pinturas como del soporte. En el caso que se muestra, las tres fotografías de la Cueva del
Tío Garroso (Alacón, Teruel), muestran como la cabra fotografiada en 1972 es invisible al ojo humano cuarenta
años después, pero todavía es observable mediante la documentación de la región infrarroja del espectro.
30
Fotografía tomada en agosto de 1972
Fotografía infrarroja tomada en abril de 2012
1
ESTILOS
DEL ARTE
1. “Orante” macroesquemático del Plá de Petracos (Castell de Castells, Alicante).
2. Filiforme esquemático de Los Estrechos (Albalate del Arzobispo, Teruel).
3. Arquero levantino del Abrigo del Arquero de los Callejones Cerrados (Albarracín, Teruel).
2
3
PAISAJE
Una geografía del arte
A partir del Neolítico, todas las variantes de arte rupestre ocurren al aire libre, en lugares muy
específicos en el paisaje. Los sitios en los que se pinta están seleccionados en función de
criterios que pueden variar entre regiones, pero que tienden a priorizar lugares asociados
a determinados recursos y potencialidades, desde el agua o la altura a la existencia de
posibles refugios. La gran abundancia de arte rupestre, y la clara existencia de patrones
en su localización, invita a pensar en una estrategia de apropiación del paisaje asociada a
las prácticas sociales y económicas de sus creadores. En el caso del arte rupestre del arco
mediterráneo, sus patrones de localización se relacionan con la existencia de recursos como
la humedad y la vegetación, importantes en una economía diversificada de fuerte carácter
estacional que procura limitar los posibles riesgos, como es la economía tradicional del entorno
mediterráneo, desde el Neolítico hasta la industrialización.
En este sentido, el arte rupestre Neolítico puede entenderse como una forma de construcción
de un nuevo paisaje, asociado a un cambio en las relaciones de apropiación del entorno.
Y ARTE
Vista del valle del río Martín desde la
estación de arte rupestre del Recodo de
los Chaparros (Albalate del Arzobispo,
Teruel). El arte Levantino se encuentra
mayoritariamente en abrigos, utilizados
durante la Prehistoria y, en tiempos más
recientes, por pastores, como refugios y
encerraderos de ganado. Los abrigos están
en barrancos, que conservan vegetación
y humedad, importantes en el verano
mediterráneo. Esto, sumado a la cercanía
de los sitios a una red de vías entre las
que destacan las pecuarias, indica un
solapamiento general de los paisajes del
arte rupestre y el tradicional mediterráneo.
Este tipo de analogías etnográficas nos
permiten comprender mejor, por medio de la
comparación, los paisajes prehistóricos.
3131
3131
Prehistoria reciente
Hitos de la
32
El culto colectivo a los antepasados
A PARTIR DE FINALES DEL QUINTO Y HASTA EL TERCER MILENIO a.C. se desarrolla
el megalitismo, la construcción de tumbas monumentales para albergar a los antepasados.
Estos lugares aunaron las referencias al pasado, presente y futuro de sus constructores.
Su monumentalidad, la colectividad de los enterramientos, la repetición normativa de ajuares
y símbolos definen a este fenómeno funerario como un evento de cohesión social e identificación
colectiva clave para comprender la expansión de los linajes de la Edad del Cobre.
Constructores de antaño
En la Península Ibérica se distinguen distintas arquitecturas
megalíticas. De hecho, parece existir una cierta proximidad cultural
y constructiva entre las llanuras interiores de fácil tránsito: ambas
Mesetas, la Beira portuguesa y el sur del Ebro. En estas zonas,
las cámaras son de tendencia circular, con corredor y ortostatos
colocados uno junto a otro, configurando un elemento básico que
se repite ya desde las más antiguas construcciones megalíticas de
fines del quinto milenio a.C., como el dolmen de Azután (Toledo).
Contemporáneamente se desarrollan otros originales monumentos,
menores en términos volumétricos, pero que recuerdan la tradición
europea de construcción en madera. La Peña de la Abuela (Soria),
El Castillejo (Toledo) o el túmulo de la Vegas de Samburiel (Madrid)
son ejemplos de estas arquitecturas construidas mediante madera,
barro y piedras de pequeño tamaño. Todos ellos son sepulcros
colectivos en los que se integran diversos individuos acompañados
de sus ajuares.
SANGRE,
El trabajo implicado en el traslado, preparación y remontaje de
las grandes piedras utilizadas en los dólmenes, no es comparable
con el requerido para la construcción de los túmulos. Para los
primeros sería importante la asociación de un grupo significativo
de individuos más allá de la familia extensa, quizás vinculadas
mediante alianzas. Los enterrados en los megalitos son sólo una
pequeña parte de la población existente, una selección en la que
se entrelazan el valor social del género y edad de los inhumados
y su vinculación con determinadas familias o linajes.
Los dólmenes del interior se localizan en terrenos propicios
para la agricultura y la ganadería. Estos monumentos conectan
las áreas funerarias y las de habitación, apuntando a que los
sepulcros de grandes piedras son el elemento más visible y
permanente de los lugares en los que vivían sus constructores.
Los ancestros avalan la posesión de las tierras cultivables,
pastos y bosques que las rodean.
SUDOR Y LÁGRIMAS
Construcción de un dolmen de corredor
en alguna dehesa de la Meseta peninsular.
El tamaño variable de estas arquitecturas
funerarias, genuinas casas de los antepasados,
muestra la distinta capacidad de los grupos
familiares de movilizar el trabajo más allá
de su entorno inmediato. Cada vez son más
las evidencias de megalitos rehechos sobre
construcciones previas y de reutilización de
menhires y estelas en la construcción de
nuevos monumentos megalíticos.
33
Prehistoria reciente
Hitos de la
La comunidad en acción
LA CONSOLIDACIÓN DE LA ECONOMÍA AGROPECUARIA NEOLÍTICA desencadenó
una forma de vida más sedentaria, la posibilidad de un aumento de los excedentes y un
despegue demográfico. Es entonces, a finales del cuarto milenio a.C., cuando los distintos
linajes forjados a lo largo de los siglos precedentes fomentaron nuevas y activas redes de
alianzas.
Por prácticamente toda la geografía ibérica se desarrollaron procesos de agregación de la
población de distintos tamaños. Son siglos en los que se construyeron grandes espacios
monumentales, reflejo del distinto poder de convocatoria de algunas de estas alianzas. Su
dinamismo se reflejó en un aumento sin precedentes del número de lugares habitados, el
acrecentamiento de la monumentalidad de muchos de ellos, un incremento de la calidad de
algunas de las artesanías y la circulación a media y larga distancia de materias primas y objetos
terminados, en ocasiones provenientes
de África o el Mediterráneo oriental.
MATERIALES
EL
EXÓTICOS
La Península Ibérica es un territorio rico en
minerales de cobre. Esta disponibilidad de materia
prima es quizás uno de los factores que favoreció
el desarrollo de una temprana metalurgia.
Durante el tercer milenio a.C. la presencia de
objetos metálicos fue generalizada pero no
abundante. El cobre no sustituyó a otras materias
primas como la piedra, el hueso o la madera en
la producción de herramientas. Se trata en su
mayoría de pequeños útiles, como punzones (en
la imagen), o instrumentos ambivalentes, como
cuchillitos, puntas de flecha y hachas planas. La
producción metalúrgica no se convirtió en una
actividad de especialistas a tiempo completo
hasta quizás el final de la Edad del Bronce.
La Edad del Cobre cuenta, en cantidad y calidad,
con la mejor evidencia de circulación de materias
primas a larga distancia anteriores a la
participación de la Península en los circuitos
mediterráneos y atlánticos del Bronce Final:
objetos de marfil, ámbar u otras materias
primas previsiblemente valoradas por sus
cualidades estéticas y exóticas. La calidad y
concentración de estos objetos en grandes
yacimientos como Los Millares o Valencina
de la Concepción sugiere la existencia de
alianzas de linajes capaces de atraer a más
seguidores y a su vez extender con éxito
sus vínculos a larga distancia. En la imagen,
peine o peineta fabricada mediante dos
placas de marfil ensartadas, recuperada en
uno de los enterramientos del tercer milenio
a.C. de Los Millares (Almería).
LOS
METAL Y SU ARTESANÍA
ISÓTOPOS DE ESTRONCIO Y LA MOVILIDAD HUMANA
El estudio de los isótopos de estroncio 87Sr y 86Sr de restos óseos humanos y animales permite valorar la movilidad
de las poblaciones. La firma isotópica de estroncio de suelos y aguas de determinada área geográfica es absorbida por
las plantas y animales que residen en el lugar e incorporada a sus dientes y huesos. Dado que las distintas condiciones
geológicas generan diferentes firmas isotópicas, el análisis de los isótopos de estroncio obtenidos de huesos humanos
y animales permite reconocer si los individuos son o no locales y su posible procedencia. Los análisis sobre poblaciones
portuguesas del cuarto y tercer milenios a.C. apuntan a su aparente limitada movilidad: aproximadamente sólo el 9%
puede ser no local. Este patrón no desentona con lo previsible en sociedades con un considerable índice de sedentarismo.
3100 a.C.
NEOLÍTICO
2200 a.C.
EDAD DEL COBRE
EDAD DEL BRONCE
RECINTOS
Entre finales del cuarto y el tercer milenio a.C. las poblaciones
de prácticamente toda la Península Ibérica invierten un
trabajo coordinado y colectivo en la construcción de distintos
tipos de recintos, utilizando tanto arquitectura en piedra como
fosos, generalmente concéntricos. Este tipo de yacimientos
se ha convertido en una de las señas de identidad del
periodo que denominamos Edad del Cobre. Los recintos son
extremadamente variables en su tamaño, desde los
menores de una hectárea, como el madrileño de
Fuente de la Mora, reconstruido en esta figura,
a los de más de 300 ha, como Valencina de
la Concepción. Los más grandes suelen
estar delimitados mediante zanjas, muros
o combinaciones de ambos. Mientras que
los yacimientos amurallados con piedra
se localizan mayoritariamente en alto, los
recintos de fosos cuentan con una mayor
variabilidad en su disposición topográfica,
aunque esencialmente se encuentran en
fondos de valle y zonas bajas. Aunque es
objeto de debate, las evidencias recuperadas
en el interior de estos recintos sugieren que
frecuentemente fueron utilizados como lugares de
habitación, pero es posible que algunos de ellos recibieran
de manera cíclica y temporal a poblaciones del entorno
regional. Además, muchos de los yacimientos de mayor
tamaño cuentan con cementerios megalíticos asociados.
LA
VIDA DOMÉSTICA
Los restos de poblados del tercer milenio a.C. indican que las
diferencias sociales y económicas entre las distintas agrupaciones
familiares no debieron ser excesivas. La mayor parte de las
viviendas documentadas son circulares, frecuentemente con uno
o más hogares, cerámicas de cocina y almacenaje, molederas y
otras evidencias de las actividades cotidianas. En ocasiones se han
reconocido cabañas o zonas en las que se concentran evidencias
de ciertas artesanías que requieren de un conocimiento práctico
que probablemente no fue generalizado a la totalidad de la
población, como es la producción de puntas de flecha en sílex o la
metalurgia del cobre.
35
Prehistoriareciente
reciente
Prehistoria
Hitos
itosde
dela
la
H
La emergencia del individuo
DESDE MEDIADOS DEL TERCER MILENIO a.C. Y HASTA ENTRADA LA EDAD DEL BRONCE,
determinados individuos de las sociedades peninsulares comienzan a recibir un tratamiento
especial a su muerte. Sus sepulturas, fosas individuales o pequeños panteones familiares,
incluyen unas ofrendas que destacan de los conjuntos artesanales cotidianos, señalando al
resto de la comunidad su prestigio y autoridad.
Una combinación exitosa
Como consecuencia de las profundas transformaciones
sociales que comienzan a desarrollarse en este periodo,
buena parte de Europa occidental asiste durante la
Edad del Cobre, sobre todo en la segunda mitad del
tercer milenio a.C., a la difusión de una serie de objetos
preciados, utilizados como símbolos de poder por grupos
e individuos dirigentes. Es lo que se ha denominado el
‘fenómeno campaniforme’, compuesto por una exitosa
combinación de lujosas cerámicas decoradas, armas
de cobre (puñales o puntas de jabalina), adornos de
oro (pequeñas cuentas y apliques) y marfil (botones
de perforación en V), y otro tipo de objetos de alto
valor simbólico (brazales de arquero). Las cerámicas
forman una vajilla ritual con formas recurrentes muy
estandarizadas (vaso, cuenco y cazuela), empleadas
para consumir alimentos y bebidas frecuentemente en
contextos ceremoniales. Las armas pretenden destacar
los valores de una ideología generada en torno a la
figura del guerrero individual, mientras que los pequeños
elementos de adorno, a menudo elaborados con
materias primas exóticas como el oro o el marfil, reflejan
el interés por representar sus conexiones con grupos
distantes y, en definitiva, su participación en redes
de intercambios a larga distancia. Todos estos
elementos posiblemente fueron exhibidos por
estos personajes durante su vida, pero sabemos
con seguridad que fueron incorporados a sus
tumbas. Las ceremonias fúnebres representaron
momentos de especial trascendencia, en los que la
transmisión del liderazgo debió ser renegociada.
Vaso campaniforme recuperado en un
enterramiento en covacha del Camino de
las Yeseras (San Fernando de Henares)
36
Punta de Palmela
(Humanejos, Parla)
Cuchillo de hoja curva
(Humanejos, Parla)
Cráneo con doble trepanación de un
varón adulto recuperado en Ciempozuelos
(Madrid). El individuo sufrió una primera
trepanación a la que sobrevivió al menos
un año, aunque murió poco después de la
segunda
Diadema de cuentas de oro
del Camino de las Yeseras
(San Fernando de Henares)
Cuentas de collar de marfil
(Camino de las Yeseras,
San Fernando de Henares)
Brazal de arquero
(Humanejos, Parla)
Mujeres y hombres de prestigio
El predominio de los varones adultos en las tumbas y la frecuente aparición de
armamento junto a ellos han hecho pensar a diversos investigadores que a partir
de mediados del tercer milenio a.C. se extendió entre los grupos dirigentes una
nueva ideología patriarcal del poder, centrada en la figura del varón guerrero, en
el marco general de un contexto social conflictivo y de creciente jerarquización
social. No obstante, tanto en el Calcolítico como en la Edad del Bronce contamos
con ricos enterramientos femeninos e incluso infantiles, lo que indica que las
mujeres y los niños tenían también un importante papel en la estructura de las
familias dirigentes. Además, el desarrollo de intercambios matrimoniales entre estas
familias a nivel local y regional, muchas veces para sellar pactos políticos, podría
explicar las sorprendentes semejanzas que se detectan, por ejemplo, entre los
diseños decorativos de las cerámicas campaniformes de toda la Península: quizás
las mujeres, portadoras de las tradiciones alfareras aprendidas de sus familiares
directos, transmitieron y propagaron estos diseños allá donde fueron.
37
37
Prehistoria reciente
Hitos de la
Un mosaico de trayectorias
EN TORNO AL 2200 a.C. LA RELATIVA HOMOGENEIDAD PENINSULAR del registro arqueológico
de la Edad de Cobre cambia hacia un patrón más regionalizado. La crisis de la sociedad de
linajes da paso a formas de sociedad basadas en la familia nuclear. Destacan los nuevos patrones
de poblamiento, la transformación de los diseños arquitectónicos y de cultura material, así como
la generalización del enterramiento individual en el ámbito doméstico.
Maneras de vivir
Durante la Edad del Bronce se observa una considerable
diversificación regional de las arquitecturas domésticas. En
gran parte del sureste peninsular surgen cientos de pequeños
pueblos generalmente de reducido tamaño que ocupan tanto
laderas como lugares prominentes de difícil acceso. Éstos se
combinan con viviendas diseminadas en los fondos de valles.
La mayoría de los primeros tienen extensiones que no superan
una hectárea (el tamaño de la madrileña Plaza Mayor), aunque
puntualmente se dan poblados de mayores dimensiones,
como las 4 ha de la Bastida de Totana, en Murcia, en donde
se calcula que vivieron aproximadamente mil personas. Sus
casas, fabricadas en piedra, se construyen aterrazando las
laderas, y suelen contar con plantas de tendencia rectangular.
Sus contemporáneos de La Mancha viven en dos tipos de
asentamientos. Los más grandes no exceden habitualmente
la media hectárea. En ocasiones se rodean de una muralla
y parecen agrupar a múltiples unidades domésticas, que
ocupan el espacio mediante construcciones en piedra no
muy distintas de las del sureste. Estos conviven con un
poblamiento disperso de unidades domésticas aisladas,
generalmente dispuestas en altos de lomas y cerros. Existe
una relativa variedad de formas arquitectónicas, entre las que
destacan por su singularidad las grandes “motillas” como El
Azuer, en Ciudad Real: fortificaciones construidas mediante
muros circulares, algunas con una torre en su interior y
ocasionalmente rodeadas por viviendas.
Mientras tanto, los pobladores del valle del Tajo y de la
Meseta norte ocuparon tanto valles como lomas y cerros,
construyendo sus pequeños poblados sin fortificaciones
o construcciones en piedra. Estos grupos sedentarios
utilizaron barro y madera para las viviendas y almacenaron su
producción en silos subterráneos.
EL
METAL EN LAS SOCIEDADES DE LA EDAD DEL BRONCE
Aproximadamente el 90% en peso de todos los objetos metálicos encontrados en la llamada “cultura del Argar” corresponde a armamento: cuchillos, hachas, alabardas o
espadas. Estos objetos se realizaron mayoritariamente en cobre, dado que la aleación de cobre y estaño (bronce) no se generalizó hasta el final de este periodo. La mayor
parte del metal se ha recuperado asociado a enterramientos, lo que apunta que su producción sirvió esencialmente para marcar la identidad y destacar el estatus de algunos
de los miembros de esta sociedad. No sucede del mismo modo en el resto de las sociedades contemporáneas, donde el metal aparece muy ocasionalmente y en pocos casos
como ajuar en las sepulturas. En la ilustración, conjunto de objetos metálicos argáricos del yacimiento de ‘El Oficio’ (Almería), dibujados por Louis Siret a finales del siglo XIX.
2200 a.C.
EDAD DEL COBRE
1600 /1500 a.C.
EDAD DEL BRONCE
BRONCE TARDÍO Y FINAL
No hay lugar como el hogar
En el sureste de la Península Ibérica, en la llamada “cultura de El Argar”, cada familia entierra a sus parientes bajo el suelo de
su casa, en muchos casos junto con sus ajuares y ofrendas. Las diferencias en la riqueza incluida en las tumbas de los distintos
inhumados, entre otros argumentos, sugiere la existencia de ciertas disimetrías sociales, que algunos arqueólogos interpretan
como evidencia de la primera sociedad de clases de la Prehistoria peninsular.
En otras zonas, como en Madrid o la Meseta norte, los grupos también entierran a sus muertos en los lugares donde habitan,
en este caso recurriendo a fosas idénticas a las utilizadas para el almacenaje subterráneo de cereal. Sin embargo, estos grupos
sólo puntualmente enterraron a sus familiares con ajuar o alguna ofrenda. Entre las más frecuentes se encuentran los animales
domésticos: cerdos, ovejas o perros.
La esperanza de vida al nacer de todos estos grupos de la Edad del Bronce rozaba los 23 años. Prácticamente el 40% de la
población fallecía durante la infancia y muy pocos llegaban a vivir más de los sesenta años. Tanto en el sureste como en el
valle medio y alto del Tajo la población documentada en las excavaciones arqueológicas refleja un patrón de mortandad similar
al preindustrial (siglo XIX), con una relación equilibrada entre hombres y mujeres. Todo esto indica que el registro funerario
conocido es en gran medida representativo de la estructura general de la población de la Edad del Bronce.
ARQUITECTURAS DE
LA EDAD DEL BRONCE
La diversidad de soluciones
arquitectónicas durante la
Edad del Bronce sugiere
formas diferenciadas de
organizar y coordinar el
trabajo entre las distintas
unidades domésticas.
Poblado característico de
los valles del Tajo y Duero
Pueblo argárico del sureste,
inspirado en Peñalosa (Jaén)
“Motilla” del Bronce de la Mancha, en
particular la de El Azuer (Ciudad Real)
UNA
CASA DE
EL ARGAR
Construida tras aterrazar
un cerro, la típica vivienda
argárica se levanta utilizando
piedra, madera y barro. En
su interior, bajo el suelo, se
encuentra el enterramiento
de uno de los miembros
de la unidad doméstica.
Esta ilustración se inspira
en la documentación y
reconstrucción de la Bastida
de Totana (Murcia).
39
Prehistoria reciente
Hitos de la
Un mundo abierto:
el final de la edad del bronce
EL DENOMINADO BRONCE FINAL EN LA PENÍNSULA IBÉRICA se presenta como un complejo
conglomerado cultural generado por comunidades locales que apuestan por la continuidad o
la transformación, canalizando de distinta forma la confluencia de conexiones continentales,
atlánticas y mediterráneas.
El fin de una era
Hace unos 3500 años colapsaron tanto la sociedad argárica del sureste peninsular como las de sus zonas limítrofes
(Bronce Manchego y Valenciano). Entre las causas que parecen estar detrás de esta crisis se encuentran un conjunto de
factores políticos, económicos y ecológicos. Los cambios que le suceden suponen una reorganización del poblamiento
y cambios en la orientación de sus prácticas económicas. También las prácticas funerarias, previamente caracterizadas
por la inhumación individual en el interior de los poblados, se verán modificadas con la presencia de incineraciones y
la formación de necrópolis. Este declive coincide y se identifica arqueológicamente a través de la presencia de nuevos
elementos materiales como las cerámicas de Cogotas I, típicas de la Meseta.
La primera marca de la Meseta
Hace 3600 años los grupos del interior de los valles del Duero y Tajo comenzaron a fabricar unas características cerámicas
que han servido para definir lo que se ha venido en llamar “cultura de Cogotas I”. Los lugares de habitación de estos
grupos muestran rasgos tradicionales de la Edad del Bronce de la Meseta: poblados abiertos, en zonas bajas o en altura,
formados por viviendas de madera y barro, y silos de almacenamiento que, entre otros fines últimos, fueron utilizados
también como fosas de enterramiento. La parcialidad y diversidad del registro arqueológico reabre frecuentemente
el debate sobre si la dualidad de emplazamientos, en altura y llano, supone dependencia entre poblados centrales
permanentes y pequeños asentamientos de corta duración.
En Madrid, poblados en cerro, como el Ecce Homo (Alcalá de Henares), y en valle,
como El Caserío de Perales (Getafe), presentan la misma aparente precariedad de
los restos de habitación, aunque el similar aprovechamiento agropecuario sugiere en
ambos casos una relativa voluntad de permanencia en el lugar de sus comunidades.
Los escasos ajuares funerarios de los enterramientos de El Caserío no permiten
suponer la existencia de gran competencia social entre los dirigentes de estos grupos.
2 Recogida de cenizas
Clave
CERÁMICAS
DISTINTIVAS
Conjunto de vasos decorados
característicos de Cogotas I
recuperados en el yacimiento
de Pico Castro (Dueñas, Palencia).
40
Zona de contacto
Zona nuclear
Hallazgo cerámico
DISTRIBUCIÓN DE LA MARCA
Hallazgos de cerámica de Cogotas I en la Península
Ibérica. Se observa una elevada concentración en el valle
del Duero y los valles de la Comunidad de Madrid.
4 Enterramiento
1 Cremación
3 Excavación del hoyo
Depósitos de bronce
Durante el llamado Bronce Atlántico las ocultaciones de elementos metálicos y la producción
de emblemas gráficos, como las estelas de guerrero, reflejan la existencia de individuos
distinguidos, quizás ya jefes capaces de representarse mediante el uso de parafernalias
militares. Sin embargo, y paradójicamente, no se observan evidencias materiales de estas
posibles ostentaciones en los poblados, mientras que el registro funerario es opaco a
este respecto.
Depósito terrestre de Freixanda (Ourém, Portugal)
localizado en el valle del pequeño río Nabão.
Formado por cinco hachas, un puñal, un escoplo,
una tenaza y un fragmento informe, constituye un
típico “depósito de fundidor” del Bronce final.
Los depósitos metálicos suelen reunir un conjunto frecuentemente diverso de útiles
como hachas, armas o adornos. A esta variable composición en número y tipos de
piezas se suma la diversidad de sus lugares de hallazgo, tanto terrestre como acuática,
en vados de ríos, lagos o próximos a fuentes. Sus denominaciones como depósitos de
fundidor, de mercader, votivos o funerarios, según responden a chatarra, piezas en buen
estado, ofrendas o al ajuar de un difunto, respectivamente, traslucen intencionalidades
y significados muy distintos, que con frecuencia permiten distintas interpretaciones
políticas y económicas.
PEQUEÑO
Dimensiones
129 cm
67 cm
18 cm
Cabañas
del Castillo
GRAN HOMBRE
Las estelas del suroeste son más de un centenar de losas
grabadas localizadas mayoritariamente entre los ríos
Tajo, Guadiana y Guadalquivir. La figura humana,
identificada con el soporte o representada, se
asocia a armas defensivas u ofensivas y adornos
cuya analogía, por ejemplo mediterránea en
elementos como los carros, ha prevalecido
en su estudio. Algunos autores defienden
su connotación funeraria tradicional,
llegando a identificar simbólicamente
estelas y difuntos, que cubrirían la
escasez funeraria del área atlántica.
Otros, asimilan depósitos y estelas
considerándolos hitos del territorio a
partir de su reiterada presencia junto
a vados o zonas de paso. En la
ilustración se detallan los elementos
representados en la estela de Solana
de Cabañas (Cabañas del Castillo,
Cáceres) depositada en el Museo
Arqueológico Nacional.
Soporte de
pizarra caliza
Lanza
Espada
Espejo
Casco
Figura
humana
Escudo
REDUCIR
A CENIZAS
En la Península Ibérica el ritual de incineración se conoce ya
desde momentos neolíticos, pero su generalización como práctica
funeraria no se produce hasta el Bronce Final. Su presencia tanto
en el noreste peninsular, como en la Meseta oriental, sureste o
norte de Portugal, con fechas cada vez más antiguas y asociada
a diversos tipos de contenedores (fosas, cistas, túmulos), dificulta
determinar su raíz local, continental o mediterránea.
1600 / 1500 a.C.
EDAD DEL BRONCE
Carrro
1000 / 900 a.C.
BRONCE TARDÍO Y FINAL
EDAD DEL HIERRO
41
La Prehistoria reciente en
la Comunidad de Madrid
El Neolítico
Hacerse sedentarios
LOS PRIMEROS GRUPOS DE PRODUCTORES DE ALIMENTOS habitaron nuestra región
hace 7400 años, algo después que en las zonas costeras mediterráneas y parte de las
atlánticas de la Península.
CAMPAMENTO
PARA UN TIEMPO
El registro arqueológico muestra que durante el Neolítico la población
estaba formada por grupos pequeños, dispersos y móviles. Los lugares de
habitación al aire libre concentraban no más de tres o cuatro cabañas
circulares, de estructura perecedera y tamaño reducido de unos 30 m2. Las
viviendas, rehechas sucesivamente, sugieren que algunos de estos lugares
eran recurrentes: se abandonaban temporalmente para volver posteriormente
a ellos. Junto a las cabañas algunas fosas circulares de escasa profundidad
debieron funcionar como despensas de productos diversos. Las cuevas y
abrigos de la sierra constituyeron el hábitat alternativo en la época estival
o en expediciones para explotar los recursos de esos biotopos.
44
Con carácter propio
El Neolítico de Madrid se percibe en unos cambios de orden
material que apenas incidieron inicialmente en la transformación
social de estos primeros productores respecto a los grupos
precedentes. Se mantienen los patrones de poblamiento y
explotación con el uso coetáneo de cuevas y asentamientos
al aire libre. Los poblados al aire libre ocupan lugares nuevos,
sin embargo en muchos casos se utilizan cuevas que ya fueron
habitadas hacía tiempo por los cazadores-recolectores del
Paleolítico, Epipaleolítico y Mesolítico.
Las evidencias de agricultura son extremadamente residuales:
los fitolitos del interior de unos recipientes de Casa Montero
muestran que contuvieron cereales y habas. En cambio, los
restos óseos pertenecientes a animales domésticos son más
frecuentes y corresponden a residuos de consumo que indican
la importancia creciente de ovicaprinos y suidos en la dieta.
Los restos de útiles y enseres son escasos pero evidencian
la adquisición y uso de las nuevas tecnologías: cerámica
y piedra pulimentada. Las azuelas, hachas y utensilios de
molienda y triturado realizados mediante pulimento de piedras
duras, extraídas directamente en las zonas de montaña o de
las arrastradas por los ríos, son habituales y muestran fuertes
indicios de uso. Las vasijas de cerámica son muy similares en
sus formas y decoraciones a las que se hacían por entonces en
otras regiones del centro peninsular. Sin embargo, las arcillas con
las que se fabrican son diversas y contienen recetas exclusivas
-la incorporación de hueso machacado como desgrasante es un
ejemplo- que se conservaron durante todo el Neolítico en Madrid
lo que refleja la persistencia de la tradición en la producción
alfarera regional durante más de dos mil años.
45
45
El Neolítico
Campamentos
SI LA ARQUEOLOGÍA DEBE ALGO AL CRECIMIENTO DE NUESTROS PUEBLOS, ciudades
e infraestructuras es el descubrimiento de los lugares donde vivieron y se enterraron los
primeros grupos neolíticos de la región.
Son lugares invisibles por su tamaño, por su fragilidad y por el paso del tiempo
que los ha ido ocultando a nuestros ojos bajo depósitos que los cubren.
A pesar de esta dificultad, la Comunidad de Madrid cuenta con un abanico
de yacimientos que abarcan desde el Neolítico antiguo (5400 a.C.) hasta el
Neolítico final (3100 a.C.) incluyendo lugares de explotación y producción de
herramientas, de habitación y funerarios.
ARENERO
DE
VALDIVIA (VILLAVERDE, MADRID)
Primer enterramiento del Neolítico Antiguo
documentado en la Comunidad de Madrid y,
quizás, en toda la Meseta. Fue a finales del siglo
pasado, con excavaciones como las realizadas en
los yacimientos sorianos del valle de Ambrona,
cuando se observó que la inhumación en hoyo fue
también una práctica funeraria de ese periodo. A
la sepultura de Valdivia corresponden un brazalete
y una vasija de forma globular con cuello recto
y asas de cinta, decorada mediante acanaladuras
anchas horizontales en el cuello y tercio superior
del cuerpo. Bajo el borde se distribuyen de forma
regular un conjunto de perforaciones quizá para la
suspensión del recipiente o para fijar una tapadera.
LA DESEADA (RIVAS-VACIAMADRID)
Yacimiento localizado con motivo de unas obras de Metro de Madrid. Se sitúa
sobre una suave ladera a tan solo 50 m del cauce del río Jarama. En él se
documentaron varias cabañas neolíticas de las que se excavó una de ellas. Se
trataba de una vivienda semisubterránea de 0,60 m de profundidad y planta
circular de 6,20 m. de diámetro. Los agujeros de poste y los fragmentos de barro
con improntas vegetales señalan que paredes y techo se levantaban sobre postes
perimetrales y central respectivamente.
El acceso en el este y un hogar al oeste completan los elementos de esta cabaña
que constituye la única muestra de la arquitectura del Neolítico Antiguo de la
Comunidad. En torno a ella se documentaron cuatro cubetas y un posible silo.
46
CASA MONTERO
(VICÁLVARO, MADRID)
CUEVA
DE LA
VENTANA (TORRELAGUNA)
Ubicada en el área caliza del NE de la Comunidad
fue descubierta y dada a conocer por un grupo de
espeleólogos a finales del siglo pasado y objeto de
excavaciones arqueológicas entre los años 20002001. Se localizaron varios hogares y agujeros de
poste de un posible paraviento que se interpretan
como parte del acondicionamiento del espacio
para su uso como lugar de hábitat periódico
(quizá estacional) y continuado a lo
largo del Neolítico antiguo. La
fotografía muestra un hacha
pulimentada de ofita-diabasa de
24 cm de longitud.
Esta mina neolítica de sílex, la más
antigua de la Península Ibérica y la
segunda de Europa, se descubrió a
causa de las obras de construcción de
la autovía de circunvalación M-50. En
la zona explorada se localizaron cerca
de 3800 pozos verticales que permitían
el acceso y explotación de las vetas
de sílex, materia prima necesaria para
la elaboración de herramientas. Los
pozos cilíndricos alcanzaban casi
10 m de profundidad y 1,50 m de
diámetro máximo. En la mina también
se llevaron a cabo las labores de talla
orientadas fundamentalmente a la
fabricación de láminas de pequeño
tamaño para hoces. Allí mismo se
realizaron otras artesanías como
la confección de anillos de hueso.
La presencia de piezas o productos
foráneos, como el cinabrio para
pigmento procedente de Almadén
(Ciudad Real), indica la existencia de
amplias redes de intercambio con otras
regiones peninsulares. Casa Montero
sirvió, además, de punto de reunión de
los grupos neolíticos de la región y de
lugar de aprendizaje de las técnicas
de talla.
4747
47
El Neolítico
Trabajo y comunidad
LA MINA DE CASA MONTERO REPRESENTA TANTO UN LUGAR de extracción y de fabricación
de herramientas de sílex como la primera evidencia de cooperación de distintos grupos en un
trabajo colectivo a gran escala.
RUTINAS
La ilustración muestra las principales actividades desarrolladas
en Casa Montero. Sin duda, los trabajos mineros ocupaban a
una parte importante de la población reunida para el evento.
Se excavaban pozos muy próximos a fin de, una vez localizados
los niveles silíceos en profundidad, optimizar su rendimiento.
En el interior de cada pozo cabía una única persona realizando
las tareas de excavación, extracción del sílex y carga del
material para el exterior. En superficie, mientras tanto, se
producían actividades de enorme trascendencia social. Por
un lado, se tallaba el sílex extraído reduciendo los grandes
nódulos a núcleos primero y a preformas de láminas después.
48
Esta actividad producía enormes cantidades de residuos de
sílex que se incorporaban a la tierra con la que se volvían a
rellenar los pozos tras su explotación. Para los más jóvenes
los eventos mineros representaban la oportunidad de aprender
todo lo que tenía que ver con el sílex, desde la detección de
las mejores zonas para minar, hasta los rudimentos de la talla
o de los trabajos mineros. Otras labores eran imprescindibles
para el mantenimiento del grupo, aquellas cotidianas relativas
al aprovisionamiento y preparación de alimentos o el acarreo
de agua desde el cercano Jarama.
El trabajo como ocasión social
Las dataciones de carbono 14 de Casa Montero sugieren que la
explotación de la mina se llevó a cabo en algo más de cien años
(entre el 5300 y 5200 a.C.). Los 3794 pozos para la extracción del
sílex y las 760 toneladas de piedra extraída fueron el resultado
del trabajo de unas cinco generaciones. Sabemos que los grupos
neolíticos eran reducidos y escasos por lo que el trabajo de la
mina exigía la cooperación de varios de ellos.
La excavación arqueológica y el posterior estudio de la
información han permitido reconocer muchos detalles que
ayudan a comprender cómo fue el proceso minero.
Los acontecimientos probablemente sucedieron en primavera
en la que los distintos grupos excavaron conjuntos de más
de 21 pozos, extrayendo y tallando las herramientas que
posteriormente se llevarían consigo. Los grupos se implicaban
en la reunión minera íntegramente, sin distinción de género o
edad. Ello generaba la ocasión para el aprendizaje de los más
pequeños mediante la observación y la participación progresiva
en las rutinas colectivas.
4949
Hdel
itospaisaje
de la
La construcción
Prehistoria reciente
Contar con símbolos
EN LA COMUNIDAD DE MADRID LAS REPRESENTACIONES RUPESTRES POSTPALEOLÍTICAS
utilizan un lenguaje gráfico plenamente simbólico. La pintura al aire libre ocupa abrigos y
covachos de paisajes accidentados con presencia de ríos o manantiales. La roca como
soporte principal, la pintura como técnica dominante y la grafía o dibujo reducido a esquemas
-representaciones a base de líneas simples que caracterizan las partes más significativas de
entidades reales o los símbolos de percepciones inmateriales-, son los elementos que definen
al denominado arte rupestre Esquemático.
SÍMBOLOS
EN MOVIMIENTO
Además de las manifestaciones
rupestres encontramos
representaciones esquemáticas
en soportes móviles,
objetos cotidianos como
vasijas cerámicas u objetos
tridimensionales en materiales
diversos (hueso y piedra), que se
sitúan entre el sexto y el tercer
milenio a.C.
Derecha: vaso de Las Carolinas
(Madrid). Izquierda: ídolo oculado
de Juan Barbero (Tielmes)
Un retrato de familia
El pequeño abrigo de Los
Aljibes (Manzanares el Real)
destaca por su llamativa
composición. Las grafías
rupestres, que se encuentran
en su totalidad sobre la pared
derecha son monotemáticas:
figuras humanas. Se ha
sugerido que la composición
de antropomorfos de Los
Aljibes puede representar un
sistema de parentesco.
50
Motivos
1 AntROPOMORFOs
2 CuADRuPeDOs
5 LÍneAs PARALeLAs
6 OtROs sIGnOs
3 RAMIFORMes
4 sOLIFORMes
Motivos, técnicas y colores
Técnicas
2 GRABADO
1 PIntuRA
PINCEL
DEDOS
INSTRUMENTO ROMO
Es un arte cuajado de figuras humanas
cuyo esquema compositivo queda
reducido a la línea corporal con pequeños
detalles que sugieren la cabeza y los
atributos propios de los seres humanos.
Soliformes, escaleriformes, ramiformes,
puntos y rayas, forman parte del
repertorio tipológico común, junto a algún
cuadrúpedo. La técnica dominante es
la pintura aplicada de formas diferentes,
frente al grabado. El color dominante
es el rojo, seguido de la bicromía (rojo
infrapuesto a negro) y de un buen número
de colores cálidos que abarcan desde el
granate hasta los tonos anaranjados.
Los pigmentos se realizaban con
colorantes naturales de origen mineral
(ocres, hematites y manganeso) y vegetal
(carbón) mezclados con aglutinantes como
la grasa animal.
Colores
1 neGRO
2 ROJO AnARAnJADO
3 ROJO OsCuRO
4 ROJO GRAnAte
51
5151
La construcción del paisaje
Lugares con arte
GRAN PARTE DE LAS MANIFESTACIONES RUPESTRES
POSTPALEOLÍTICAS de la Comunidad de Madrid se
ubican en los rebordes montañosos del Sistema Central.
Zona Granítica
1. san Martín de Valdeiglesias
Clave
Estaciones con pintura
esquemática zona granítica
Estaciones con pintura
esquemática zona caliza
A Cerro de San Esteban 1 y 2
2. Pelayos de la Presa
B Abrigo de la Enfermería 1 y 2
3. Buitrago del Lozoya
Abrigo de la Dehesa
Grabado esquemático
4. Manzanares el Real
C Abrigo de los Aljibes
D 82/2R
E 82/17-3R
Zona Caliza
1. el Vellón
F Abrigo de los Horcajos
2. torrelaguna
Cueva del Derrumbe
3. Guadalix de la sierra
Los Alcores
G Cueva del Quejigal
H Abrigo de Valdesaelices
Arroyo Albalá
4. torremocha del Jarama
I
¿Dónde? : La geografía del Arte Postpaleolítico
Los yacimientos con pinturas esquemáticas de la Comunidad de Madrid
se agrupan en dos unidades topográficas. La más septentrional abarca
la banda caliza que se extiende entre Patones y Guadalix (términos
municipales de Patones, Torremocha del Jarama, Torrelaguna, El Vellón
y Guadalix de la Sierra) y las estribaciones graníticas de la zona oriental
de la Sierra de Guadarrama (términos de Manzanares El Real y Buitrago
del Lozoya). La meridional está representada por los enclaves sobre
granito de San Martín de Valdeiglesias y Pelayos de la Presa.
También se han identificado grabados esquemáticos en ciertos
monumentos megalíticos y en la Cueva de Pedro Fernández, situada en
el extremo suroriental de la región.
52
Abrigo de Belén
5. Patones
J Abrigo del Pollo
K Covacho del Pontón de la Oliva
L Cueva de las Avispas
Cueva del Aire
Grabado esquemático
1. estremera (Valle del tajo)
N
Cueva de Pedro Fernández
A
D
G
J
B
E
H
L
C
F
I
N
K
53
La construcción del paisaje
Alzar hitos
EL MEGALITISMO CONSTITUYE UNO DE LOS GRANDES VACÍOS de la Prehistoria
de nuestra región. Aunque el hallazgo del dolmen de Entretérminos se remonta a 1934,
el número de nuevas evidencias es muy escaso y parcial.
Bajo el término megalitismo agrupamos un conjunto de monumentos de carácter funerario cuya construcción
implica una modificación sustancial del paisaje. Constituyen auténticos hitos en relación con la apropiación
física y simbólica del territorio. Se incluyen tanto los monumentos de grandes piedras (dólmenes) como túmulos
de piedra y tierra que, a modo de cerritos artificiales, cubren enterramientos en fosa simple o en cista. Con la
excepción del túmulo de Soto del Henares (Torrejón de Ardoz) el resto de las evidencias se localizan en el área
serrana, vinculadas a los afloramientos graníticos de la región.
TÚMULO
DE LAS
VEGAS
DE
SAMBURIEL (EL BOALO)
Se localiza en una meseta junto al río Samburiel. El montículo tiene forma elíptica de 12 x 9 m. A causa de la topografía del
terreno se hace poco visible hacia el sur, donde apenas se eleva 0,70 m, mientras en la zona norte el perfil destaca casi 3 m.
El túmulo está formado por una capa de piedra de pequeño y mediano tamaño dispuesta sobre el terreno original. Bajo ella se
documentaron una posible cista y una estructura de combustión junto a un lecho de cantos rodados de lamprófido verde. El
montículo se hallaba cubierto por tierra vegetal y en sus aledaños se localizó una estela anicónica, quizás la señalización externa
del monumento. La construcción y uso del monumento debió realizarse a inicios de la Edad del Cobre, siendo reutilizado a finales
del Calcolítico. La reconstrucción hipotética está basada en las noticias publicadas a raíz de su excavación en 2001.
1.6 m
DOLMEN
DE
ENTRETÉRMINOS (COLLADO VILLALBA)
Situado en la linde entre los términos municipales de Alpedrete y Collado Villalba, se localizó
en 1934 durante la reparación de una tapia y fue prácticamente destruido durante la Guerra
Civil. La reconstrucción realizada se basa en las noticias publicadas a partir de 1942 y en
monumentos similares. Las descripciones hablan de un dolmen formado por grandes losas
de granito hincadas directamente en el terreno, con gran cámara, corredor y cubierto por
un túmulo de unos 30 m de diámetro. El corredor se orientaba al sur y en él se recuperó un
importante ajuar en gran parte desaparecido. Los materiales recuperados que se han preservado
apuntan a reutilizaciones de la segunda mitad del tercer milenio a.C. El ajuar de la fotografía
debe corresponder al localizado en el corredor: vasos campaniformes, hacha y gran puñal de
cobre, punta de flecha y lámina de sílex.
1.6 m
54
MENHIRES
DE
EL CAÑAL (ALPEDRETE)
Localizados durante una prospección en
1993. Dos de las tres piezas recuperadas
están decoradas. Realizados sobre bloques
de granito de forma alargada y sección
oval. Las superficies frontales y en el algún
caso también las laterales han sido pulidas,
generando una superficie apta para decorar.
Las medidas son similares en los dos
menhires completos, en torno a 1,50 m de
altura. En ambos la decoración geométrica
se circunscribe a las zonas laterales y está
realizada mediante grabado continuo. Estos
menhires sirvieron probablemente para
señalizar territorios, en relación con el
aprovechamiento de recursos naturales, en
las proximidades de vías de paso y de otros
monumentos similares.
Comparación entre plantas a misma escala de los tres
monumentos funerarios descritos. De izquierda a derecha:
Entretérminos, Vegas de Samburiel y Soto del Henares.
TÚMULO DE SOTO DEL HENARES
(TORREJÓN DE ARDOZ)
Montículo oval de 20 x 14 m y 0,60 m
de altura formado por cantos de cuarcita
de tamaño medio y grande trabados
con tierra. El túmulo cubre cuatro fosas
sucesivas en las que se practicaron
enterramientos múltiples: un individuo
completo y otro parcial en posición
primaria y hasta cuatro enterramientos
secundarios. Este monumento se
construyó y utilizó durante el Calcolítico
inicial (entre el 3000-2500 a.C.) aunque la
presencia de cerámica campaniforme en
la zona superior de la coraza sugiere que
se reutilizó al final de la Edad del Cobre.
1.6 m
55 55
La Edad del cobre
El florecimiento de las aldeas
HACE APROXIMADAMENTE 5000 AÑOS se produjo el primer poblamiento integral de nuestra
región. La proliferación de aldeas, no solo en el fondo de los valles sino también en vaguadas,
cerros y páramos, representa el arraigo definitivo del modo de vida agrario.
Viejos clanes, nuevos linajes
Las estructuras mejor conservadas en los yacimientos madrileños de la
Edad del Cobre son las fosas para el almacenamiento subterráneo (silos
y despensas), hogares y hornos, que se distribuyen de forma caótica en
superficies de extensión muy variable, entre unos centenares de metros
a varias hectáreas. La superposición de estas estructuras indica el uso
reiterado del mismo espacio durante generaciones, hecho inequívoco de
su vinculación a un territorio concreto y sus recursos.
A lo largo de la Edad del Cobre se observan cambios sutiles que
implican modificaciones de enorme importancia social. Uno se refiere
al tamaño de las viviendas, que en el Camino de las Yeseras se
reduce de unos 140 m2 a 40 m2. El segundo se atisba en los hábitos
de localización de silos y almacenes subterráneos que pasan de
instalarse fuera de las viviendas y en zonas periféricas de los poblados
a emplazarse también en el interior de las casas. Todo ello apunta a la
existencia de tensiones entre las formas de organización y distribución
colectivas y la tendencia a la apropiación doméstica de las distintas
unidades familiares.
50 µm
EVIDENCIAS
OCULTAS
Las propiedades de las tierras, la humedad y
el propio paso del tiempo hacen desaparecer
los restos orgánicos de los depósitos
arqueológicos. Ello reduce considerablemente
las posibilidades de reconstrucción de
aspectos esenciales de la vida de nuestros
antepasados. Recientemente, el análisis de
fitolitos ha permitido recuperar parte de esta
información. En el Camino de las Yeseras, por
ejemplo, su estudio no solo ha constatado
la producción de cereales (trigo y cebada)
o su incorporación como ofrenda (quizá a
modo de bebida fermentada) en las vasijas
de algunas tumbas, sino que ha revelado
aspectos ocultos del ritual funerario: la
presencia de abundantes fitolitos de tallos
y hojas de gramíneas junto a un inhumado
indica que su cuerpo probablemente se
dispuso sobre un lecho vegetal.
BÁRTULOS
56
COTIDIANOS
Conjunto de materiales procedentes de El Espinillo (Madrid): vasijas,
morillo, punzón de hueso y punta de flecha en sílex. En los yacimientos
calcolíticos la cerámica representa siempre el conjunto de hallazgos
mayoritario, hasta el punto de que en prospección el volumen de
fragmentos cerámicos en superficie puede ayudar a determinar la
adscripción cultural del yacimiento. Son especialmente profusas las
vasijas simples con formas abiertas (platos, cuencos y ollas) destinadas
al consumo y transformación de alimentos.
ESPECIAL
PARA SEGAR
Pieza realizada a partir de una lasca de sílex cuya materia prima podría proceder de Casa
Montero y recuperada en el interior de la cabaña calcolítica de El Capricho. La forma y el
filo se han configurado mediante retoque bifacial. En el filo derecho se observan con la lupa
binocular y el microscopio metalográfico los pulidos característicos dejados por la siega de
cereal. El izquierdo no presenta huellas de utilización. Esto sugiere que debió estar enmangado,
quizás formando parte de una herramienta cuyo mango acogía únicamente a esta pieza.
VIVIR
EN LAS VEGAS
5 mm
El poblamiento de la Edad del Cobre se concentra
en las vegas de los ríos y su entorno inmediato,
en general a menos de un kilómetro de los cursos
fluviales. La elección de estos emplazamientos se
debe a dos factores. En primer lugar, garantizar el
acceso fácil a los recursos agropecuarios, hídricos
y a una parte importante de los recursos abióticos
(fundamentalmente sal y sílex) críticos para el
mantenimiento de las actividades productivas. En
segundo lugar, controlar las vías de comunicación
naturales que configuran los valles fluviales y
sus afluentes facilitando con ello el tránsito
e intercambio por la región. La preocupación
defensiva, en cambio, está ausente en la localización
de los enclaves calcolíticos que cuentan con fácil
acceso y visibilidad desde distintos lugares.
CUESTIÓN
DE
ADN
Los análisis genéticos constituyen una herramienta
fundamental para investigar a nivel filogeográfico los orígenes
y la difusión de los animales domésticos. En el Camino de las
Yeseras entre los miles de huesos de ganado vacuno doméstico
(Bos taurus) (abajo) se reconocieron por su forma y tamaño un
centenar de huesos de su agriotipo, el uro (Bos primigenius)
(izquierda). Este hecho es de por si muy interesante pues
muestra el consumo de domésticos y salvajes de una misma
especie. Pero además, la aplicación de estudios de paleo ADN
permitió identificar la existencia de varios linajes genéticos en
el conjunto.
5757
La Edad del cobre
58
El paisaje de la cohesión
CON LA PLENITUD DE LA EDAD DEL COBRE, HACE 5000 AÑOS, se generalizan
en nuestra región los denominados recintos de fosos. Éstos creaban una topografía
artificial formada por zanjas y taludes que singularizaban el lugar respecto a su entorno.
En los de mayores dimensiones, el trabajo requerido fue posible gracias a alianzas entre
linajes, que proporcionaban el marco de cohesión necesario para el esfuerzo común.
Un asunto de alianzas
Los recintos de fosos de mayores dimensiones son la expresión
material de las alianzas entre diversos linajes, pactos que iban
más allá de la cooperación para la excavación de los fosos y del
trabajo común. Estos acuerdos tendrían que ver con el reparto de
los territorios y sus recursos, con enlaces matrimoniales o redes
de intercambio y ponen de manifiesto la necesidad y la intención
de mantener la adhesión entre los grupos implicados.
La selección de los lugares no responde a un patrón único
aunque la proximidad a los cursos de agua es una constante.
En general son zanjas de planta circular, de extensión muy
variable, entre menos de una hectárea y 15 ha. El trazado suele
ser continuo aunque excepcionalmente es segmentado.
Muchos de los recintos fueron ampliados o reducidos a lo
largo de su historia dando lugar a recintos concéntricos bien
diferenciados. Otros también sufrieron remodelaciones
CUESTIÓN
que apenas modificaron el trazado inicial. La profundidad
conservada de los fosos oscila entre apenas 0,20 m y 2 m,
aunque puntualmente puede alcanzar 2,70 m. La sensación
de profundidad e inaccesibilidad pudo verse acrecentada por
la existencia del talud formado por la tierra extraída, al que se
sumaba en algunos casos la existencia de empalizada.
Aunque los recintos debieron ser reconocibles en el paisaje
gracias a su topografía artificial, el paso del tiempo y las labores
agrícolas o urbanísticas han nivelado los terrenos donde se
ubican haciéndolos imperceptibles. Camino de las Yeseras y
Soto del Henares (Torrejón de Ardoz), Las Matillas (Alcalá de
Henares), Gózquez (San Martín de la Vega) o Fuente de La Mora
(Leganés) son algunos de los recintos de fosos madrileños.
DE TIEMPO
Excavación de un recinto de fosos durante la
Edad del Cobre. Estos acontecimientos debieron
ser habituales en nuestra región a juzgar por
el creciente número localizado e investigado.
Desconocemos aún la frecuencia y amplitud de las
agregaciones que los generaron, aunque sabemos
que se usaron de manera prolongada durante
años. Las diferencias en tamaño, diseño y restos
recuperados los ha convertido en lugares de
interpretación controvertida: mientras algunos
investigadores sugieren que se trata de lugares
de habitación de grupos sedentarios, otros los
consideran espacios rituales de agregación temporal.
Los más de 800 años durante los que se realizaron
estos recintos sugiere que ambas interpretaciones
no son necesariamente excluyentes.
5959
La Edad del cobre
Ocupando la tierra
LOS POBLADOS CALCOLÍTICOS SON LA PRIMERA EVIDENCIA OMNIPRESENTE en
nuestra Comunidad. En los últimos años la excavación arqueológica de grandes superficies
ha permitido conocer la verdadera magnitud de muchos de ellos, su organización interna, así
como detalles de las prácticas tanto colectivas como domésticas de sus habitantes.
Ubicuidad
Los lugares con restos calcolíticos se distribuyen por gran
parte del territorio de la Comunidad de Madrid, con una
tendencia a concentrarse en torno a los fondos de valle y
terrenos más fértiles de la región, lo que indica la orientación
agropecuaria de estos grupos. Los asentamientos se
localizan en las terrazas inferiores de los valles, como El
Ventorro, el Arenero de Soto, Las Matillas o La Esgaravita,
a cierta distancia de los ríos principales pero junto a sus
afluentes, en pequeñas elevaciones o vaguadas, como
Salmedina, Fuente de la Mora, Buzanca, Pedazo del Muerto
o Gózquez, y en terrazas altas, rebordes del páramo o lomas
como el Camino de las Yeseras, El Capricho, El Espinillo o
La Loma de Chiclana, entre otros.
Se conocen también algunas cuevas utilizadas durante la
Edad del Cobre y frecuentemente asociadas a prácticas
funerarias. En las dos situadas en la cuenca sedimentaria del
sureste de la Comunidad, Cueva del Cerro de Juan Barbero
(Tielmes) y de Pedro Fernández (Estremera), el poblamiento
se desarrolla en el exterior, justo en la plataforma superior a
las cuevas. En el tercer caso, El Rebollosillo (Torrelaguna),
localizada en el área caliza de la presierra, no se han
localizado contextos de uso diferente al funerario ni dentro
ni fuera de la cavidad.
60
FUENTE
DE LA
MORA (LEGANÉS)
Hallado a raíz de las obras de construcción de la
autovía de circunvalación M45, se localiza en un balcón
de páramo junto al Arroyo Butarque. En el poblado
calcolítico, que ocupa algo más de una hectárea, se han
documentado 490 hoyos y estructuras de almacenamiento
(silos y cubetas), 14 cabañas, cuatro recintos de fosos
concéntricos y una zanja para posible empalizada. Entre
las cabañas se diferenciaron dos tipos. Por un lado
aquellas de planta circular, con zanja perimetral de sección
en “U” para la disposición de paredes de entramado
vegetal y enlucido de barro, postes interiores más o
menos centrados para sustentar la cubierta y apertura
hacia el este. Dos viviendas de gran diámetro (8,15 m)
ocupaban una posición central en el interior de los
recintos de fosos. Otras dos menores (5,70 m) se situaban
inmediatamente al exterior del foso externo. Por otro lado
se han documentado diez posibles cabañas subterráneas:
grandes hoyos excavados en el terreno, de planta circular
de 3-3,50 m de diámetro aproximadamente y en torno a
0,50-0,90 m de profundidad.
Los cuatro recintos de fosos concéntricos oscilan entre 46
y 178 m de diámetro, tenían secciones abiertas con forma
de “U” y en “V”, de profundidad muy variable entre los
0,40 m de algunos sectores del recinto 2 y más de 4 m
en el recinto interior y exterior.
GÓZQUEZ (SAN MARTÍN
DE LA
VEGA)
El primer recinto de fosos completo documentado en la Comunidad de Madrid se localizó a causa de
la construcción del Parque Warner. Este poblado calcolítico se ubica en una ladera suave muy cercana
al curso de un pequeño arroyo. Contaba con dos recintos de fosos concéntricos de 41 m y 65 m de
diámetro respectivamente y una remodelación del sector norte del foso más antiguo, el interior. Los fosos
(superior derecha) se rellenaron y dejaron de usarse hacia el 2500 a.C. En Gózquez además se documentó
la única cabaña con cimentación de piedra de la región (superior izquierda). Tenía planta circular de 3,50 m
de diámetro y fue parcialmente destruida cuando se construyó el foso exterior del yacimiento.
EL CAPRICHO (BARAJAS, MADRID)
Uno de los hitos de la Prehistoria regional. Yacimiento en el que se documentó detalladamente la primera vivienda calcolítica conocida de
la Comunidad de Madrid. El yacimiento se sitúa en un suave promontorio al este del valle del Jarama. La vivienda es una cabaña de planta
circular de casi 5 m de diámetro delimitada por una zanja de cimentación. En su interior se disponían tres postes centrales que sostenían la
techumbre, un hogar al SE y varios silos subterráneos al SO. La localización del material arqueológico permitió reconstruir las actividades que
se llevaban a cabo tanto dentro de este espacio doméstico (cocina, talla de sílex, almacenamiento) como en el exterior (caza y agricultura).
SOTO
DE
HENARES (TORREJÓN
DE
ARDOZ)
Este yacimiento situado en la cuenca del Henares a su paso por Torrejón de Ardoz
tiene una extensión de 14 Ha. En él se han documentado más de 600 estructuras
(silos y cubetas) y cuatro recintos de fosos. Dos de ellos (recintos 1 y 2) podrían ser
concéntricos aunque el diámetro del primero (36 m) y el carácter casi rectilíneo y
segmentado del tramo excavado del segundo, apenas permiten ponerlos en relación.
El recinto 4 es el único caso de foso con bastiones documentado en la región.
6161
La Edad del cobre
Cadáveres en movimiento
DURANTE EL CALCOLÍTICO se practicaron complejos rituales funerarios que incluían la
manipulación y traslado de los cadáveres varias veces hasta su depósito definitivo. Esto
prolongaba en el tiempo el duelo por el difunto. La evidencia arqueológica de esta práctica es
el incremento a lo largo del tercer milenio a.C. tanto de inhumaciones primarias como de restos
humanos parciales en poblados y espacios estrictamente funerarios, cuevas y dólmenes.
EL REBOLLOSILLO
Esta pequeña cueva sepulcral, situada en
las proximidades de Torrelaguna (Madrid),
fue descubierta y excavada a finales de
1989. El angosto espacio interior albergó
los restos de al menos veintiún individuos:
doce adultos, dos juveniles, cinco infantiles
y dos perinatales, quizás unidos por
vínculos de consanguineidad. Los restos ya
descarnados, en especial cráneos y huesos
largos, fueron seleccionados en otro lugar
y posteriormente trasladados a la cueva,
donde se sepultaron cuidadosamente
bajo piedras, casi siempre sin ajuar. Su
distribución sugiere que fueron enterrados
en distintos momentos.
62
La manipulación de los restos humanos
El ritual funerario es una ocasión en la que frecuentemente
se representan las relaciones sociales y políticas de los vivos.
Cuanto más se prolonga en el tiempo el ritual se crean más
ocasiones de interacción entre los individuos y, en definitiva,
más posibilidades de negociar quién o quiénes son los legítimos
receptores del prestigio o poder acumulado en vida por
el fallecido.
Los arqueólogos generalmente acceden a una parte muy
parcial de las prácticas funerarias del pasado. El registro
del tercer milenio a.C. en el centro de la Península Ibérica
sugiere que los ritos fúnebres fueron variados, complejos y en
ocasiones secuenciados en el tiempo, en definitiva, un patrón
extraordinariamente difícil de interpretar.
Mientras que las cuevas funerarias se sitúan en las formaciones
kársticas del Sistema Central, la totalidad de los enterramientos
en fosa conocidos se asocian a poblados localizados en los
valles de afluentes del Tajo. Aunque los especialistas tienden
a clasificar el tratamiento de los cadáveres en primarios y
secundarios, existe un buen número de casos en los que se ha
practicado la reducción, el desplazamiento de los cadáveres
Se han documentado inhumaciones individuales y colectivas
dentro de fosas o bajo túmulos, enterramientos secundarios
en fosa o en cuevas funerarias y fragmentos de restos humanos
en poblados. No parece que todos los individuos recibieran
el mismo tratamiento funerario. La pirámide de población sugiere
una mayor representación de los adultos frente a los juveniles
e infantiles que, aunque en menor proporción, sí están presentes.
Este patrón quizás refleja distintos tratamientos del difunto,
en función del estatus adquirido en vida o de su pertenencia
a linajes más o menos preeminentes.
dentro de la misma fosa, la reexcavación de las mismas para
recuperar el cadáver o, también puntualmente, la cremación
parcial de los restos. Esta diversidad apunta a que la mayor parte
de los cadáveres fueron manipulados de alguna u otra manera y
que la presencia física de los antepasados jugó un papel activo
en las actividades sociales de sus descendientes.
63
El Campaniforme
Un emblema regional
“POR SU NÚMERO Y POR SU ORNATO SON ÚNICOS EN SU GÉNERO y merecen dar nombre
a un tipo nuevo, que puede llamarse por el lugar de su procedencia tipo de Ciempozuelos”.
Así lo proponían Riaño, Rada y Catalina en 1894 cuando publicaron el hallazgo.
A mediados de mayo de 1894 unos obreros realizaron un descubrimiento excepcional al terraplenar la carretera que
une los pueblos madrileños de Ciempozuelos y San Martín de la Vega: algunos huesos humanos y varias vasijas que
vincularon a la época de los moros. La posterior excavación de Antonio Vives, por encargo de la Academia de la
Historia, permitió documentar un conjunto de enterramientos cuyos ajuares cerámicos definirían un nuevo estilo de
cerámica decorada prehistórica: el Campaniforme Ciempozuelos. Desde entonces, y especialmente en las últimas dos
décadas, la Comunidad de Madrid ha destacado por la abundancia y singularidad de sus hallazgos campaniformes.
EL VENTORRO (MADRID)
Uno de los yacimientos emblemáticos del Campaniforme madrileño, se sitúa en
la vega del Manzanares, en las proximidades de la desembocadura del arroyo
Butarque. Descubierto en 1962, una pequeña parte del mismo fue excavado
durante cuatro campañas. Se trata de un poblado del tercer milenio a.C. del que
se han documentado tres cabañas y un buen número de hoyos. La elevadísima
densidad de restos materiales, la excepcional abundancia de cerámicas
campaniformes, restos de fauna consumida, industria ósea, molederas, hachas
pulimentadas, restos de producción metalúrgica y fragmentos humanos sugiere
que quizás alguna de estas estructuras fue escenario de un banquete colectivo.
HUMANEJOS (PARLA)
Este extenso poblado prehistórico
situado en torno al arroyo del
mismo nombre de la localidad
de Parla se localizó inicialmente
en la década de los 80 del
siglo pasado, aunque se excavó
en extensión ya en éste.
Recientemente se documentaron
nueve tumbas que incluyen a un
mínimo de 23 individuos, todas,
a excepción de una con siete
individuos, contaban con unos
importantes y característicos
ajuares campaniformes: puntas
de Palmela, brazales de arquero,
puñal de cobre, cuentas de
piedras verdes y cerámicas
profusamente decoradas al estilo
Ciempozuelos. El individuo de la
ilustración fue inhumado cubierto
de polvo de cinabrio.
CAMINO DE LAS YESERAS
(SAN FERNANDO DE HENARES)
La colmatación de los grandes recintos de fosos de
este emblemático yacimiento madrileño, situado en la
fértil confluencia de los ríos Henares y Jarama, coincide
en el tiempo con el inicio de un periodo de máxima
actividad ritual y funeraria en el lugar. Se documenta
un importante incremento de los depósitos de animales
-en especial perros-, así como un total de 21 tumbas
que incluyen un mínimo de 62 individuos inhumados,
18 de los cuales contaban con ajuares campaniformes.
Sus tumbas, en covachas o hipogeos, son más complejas
y elaboradas que el resto. De entre ellas destaca por su
arquitectura y ajuar el enterramiento de un varón joven,
cuyo liderazgo se expresa mediante ricas ofrendas que
incluyen materias exóticas como marfil, oro y cinabrio.
CUESTA DE LA REINA
(CIEMPOZUELOS)
También conocido como
necrópolis de Ciempozuelos, que
dio nombre al estilo cerámico.
Antonio Vives excavó al menos
tres fosas, probablemente con
enterramientos individuales.
La primera contaba con restos
muy deteriorados y fragmentos
de un vaso campaniforme;
la segunda un individuo con
un ajuar compuesto por un
cuenco y cazuela y finalmente
un tercero que destaca por su
rico ajuar, compuesto por vaso,
cuenco y cazuela campaniformes,
profusamente decorados al estilo
epónimo, un puñalito de lengüeta
y un punzón, ambos en cobre.
Uno de estos individuos, un
hombre adulto, había sido objeto
de una trepanación en vida.
SALINAS DE ESPARTINAS
(CIEMPOZUELOS)
La sal proporciona un elemento fundamental
para el ser humano, aunque no siempre ha
sido explotada de forma artesanal para su
consumo e intercambio. Las salinas, situadas
al sur de Ciempozuelos, han demostrado
que esta explotación sucedió en la región de
Madrid al menos desde los inicios de la Edad
del Bronce. Las excavaciones se realizaron en
una escombrera que probablemente tape la
bocamina por la que manaba agua salobre en
época prehistórica. La sal se obtenía mediante
ignición: el agua salobre era hervida en
contenedores cerámicos hasta la precipitación
del cloruro sódico. Posteriormente se partían
para obtener el pan de sal. En Espartinas se
han recuperado miles de fragmentos cerámicos,
incluidos algunos campaniformes.
65
El Campaniforme
Quedar en deuda
UNA DE LAS FORMAS DE INCREMENTAR EL NÚMERO Y FIDELIDAD de los partidarios de
individuos y grupos familiares entre las comunidades de la Edad del Cobre fue la celebración
de banquetes: un jefe que se precie requiere de seguidores.
UN
BANQUETE AL ANOCHECER
Recreación de un festín de finales del tercer mileno a.C.
El espacio central del poblado prehistórico, rodeado por
las cabañas de madera y barro, se convierte al anochecer
en centro de la acción colectiva. El asado de cerdos y
ovejas preludia la distribución ordenada de manjares
y bebidas fermentadas para su consumo. En la acción
destaca el grupo de individuos adultos y sus familiares
que son agasajados por el grupo anfitrión, representado
en la figura central del corro. Entre las vajillas utilizadas
se encuentran vasos, cuencos y cazuelas campaniformes.
Banquetes de estas características pudieron acaecer en
yacimientos madrileños como El Ventorro.
66
Consustancial al festín es la creación de deudas: los invitados
quedan comprometidos con el grupo o individuo anfitrión, que
incrementa su visibilidad, su estatus y su prestigio frente al
resto. El reclutamiento de participantes en este tipo de festines
debió ser amplio, sin que necesariamente se movilizasen a
los grupos en función de afinidades como el parentesco, la
vecindad o el estatus social: es la calidad de la hospitalidad la
que atrae a los grupos más que las relaciones de proximidad.
Sin duda, el principal problema de no acudir a la convocatoria
es la posibilidad de quedar fuera de los nuevos lazos y redes
de alianza que se generasen, lo que en grupos relativamente
pequeños como los de la Meseta podría tener consecuencias
fatales para la supervivencia.
Los banquetes son difíciles de detectar en el registro
arqueológico, aunque para Madrid se ha sugerido que a finales
del tercer milenio a.C. el yacimiento de El Ventorro, en la ribera
del río Manzanares, pudo acoger un festín colectivo de estas
características. Pero sin duda muchas de estas actividades
colectivas se vincularon a los rituales fúnebres, algo más
sencillos de detectar. En estos escenarios tradicionales de
reunión, en los que se acogieron a todos aquellos que desean
participar en el duelo colectivo, se consumieron alimentos y
bebidas alcohólicas en distintos tipos de contenedores, entre los
que jugaron un papel fundamental los característicos cuencos,
vasos y cazuelas campaniformes.
67
Hitos de la
E
l
Campaniforme
Prehistoria reciente
Morir en el valle
EL DESCUBRIMIENTO Y EXCAVACIÓN DEL ‘CAMINO DE LAS
YESERAS’, un yacimiento situado en las fértiles vegas de los ríos
Jarama y Henares, ha transformado nuestros conocimientos sobre
los patrones funerarios asociados a materiales campaniformes en
el interior de la Península Ibérica.
EL
PRESTIGIO DEL JOVEN
Recreación del momento final de un funeral
campaniforme en el yacimiento del Camino de las
Yeseras (San Fernando de Henares). El cadáver de un
joven de dieciséis años, cubierto de polvo de cinabrio,
ataviado con una diadema de oro y un collar de cuentas
de marfil, es llorado por sus familiares y allegados. En
torno al hipogeo recién excavado esperan dos individuos
que ayudarán al traslado del cadáver, uno de ellos
con claros síntomas de gigantismo. En torno al grupo
destacan las cerámicas campaniformes, profusamente
decoradas, así como la estera con plantas aromáticas
recién recolectadas que compondrán la cama del difunto.
68
El conjunto de enterramientos del Camino de las Yeseras
se compone de 21 tumbas que contenían un mínimo de
52 individuos. De ellas únicamente ocho acogen a 18
individuos asociados a conjuntos campaniformes. Los ajuares
campaniformes tienden a vincularse tanto a enterramientos
individuales como colectivos. Todas estas tumbas son más
complejas y elaboradas que las de sus contemporáneos. De
entre ellas destaca por su arquitectura y ajuar la que acoge a un
varón joven, cuya posición en la sociedad se expresó mediante
ricas ofrendas que incluyen productos fabricados en marfil, oro
y cinabrio. En otros yacimientos, como Humanejos (Parla), los
enterramientos se asocian también a útiles y armas metálicas,
generalmente con una panoplia que incluye un puñal con
empuñadura de lengüeta y puntas de flecha. Los enterramientos
femeninos están también representados, unas veces en
inhumaciones dobles –quizás acompañando a alguno de estos
líderes– y, en otras, por tumbas, individuales o acompañado por
un individuo infantil, modestas y con un ajuar reducido a uno o
dos recipientes campaniformes.
Desconocemos las causas que pudieron provocar fallecimientos
simultáneos de varios miembros de una familia o grupo. Aunque
existen posibles evidencias de muertes violentas, las causas
mayoritarias fueron previsiblemente procesos infecciosos
comunes como las fiebres de malta y otras enfermedades
similares.
Aunque la cerámica campaniforme distingue a sus poseedores,
sus enterramientos nos hablan de otros aspectos de mayor
calado que los diferencian del resto de sus contemporáneos.
Entre otros destacan su mayor acceso a los productos metálicos
o su participación en circuitos de intercambio a larga distancia de
bienes de prestigio.
69
La Edad del Bronce
70
La tierra heredada
ENTRE LOS INICIOS DE LA EDAD DEL BRONCE HACIA EL 2200 a.C. y el comienzo del Bronce
Final (1500 a.C.) trascurre en la Comunidad de Madrid un periodo definido por la continuidad de
muchos caracteres de la Edad del Cobre como la localización de los lugares de hábitat o la presencia
mayoritaria de silos subterráneos. Sin embargo, sus rasgos distintivos, especialmente los relativos
a las prácticas funerarias, indican trasformaciones sociales respecto a la etapa anterior.
Los asentamientos, de carácter estable, se presentan en
forma de agrupaciones de diversos tipos de hoyos y silos de
almacenaje subterráneo. Las evidencias de cabañas para este
periodo son parciales y escasas. La ocupación tangible del
territorio se produce mediante la atomización del poblamiento,
sin que se documenten los poblados con viviendas de piedra
y organización protourbana de otras regiones (Andalucía, La
Mancha, Levante), ni los lugares de agregación del periodo
anterior, ahora en desuso.
Se generalizan las inhumaciones individuales en fosas y se
mantienen de forma esporádica los enterramientos múltiples.
Parecen coexistir dos realidades muy distintas. Por un lado,
inhumaciones simples en las que el difunto era colocado en el
fondo de los hoyos o en pequeñas covachas excavadas en las
paredes de éstos, en ocasiones con diversos objetos (recipientes
cerámicos, collares de cuentas de concha o hueso, utensilios
de hueso) que no reflejan grandes diferencias sociales en el
EN
seno de estas sociedades. Por otro lado, son infrecuentes las
sepulturas y panteones cuyos difuntos eran enterrados con
ajuar campaniforme. Además, son muy comunes los depósitos,
auténticas inhumaciones, de animales domésticos, ovejas,
cerdos y perros especialmente. Esta coexistencia de vivos
y difuntos en el entorno inmediato de los poblados expresa
la apropiación efectiva del territorio por parte de los grupos
familiares y sus ascendientes.
En los utensilios cotidianos se observa un descenso sustancial
en el uso de útiles en hueso y piedra, junto con un incremento
de molinos de mano. La novedad más acusada reside en la
diversificación del repertorio cerámico. La generalización de
cazuelas y vasos carenados con amplias bocas y de grandes
recipientes de almacenamiento son indicios de nuevos hábitos
alimenticios como los banquetes y de las crecientes necesidades
de consumo a corto plazo.
UN POBLADO DE LA EDAD DEL BRONCE
La ilustración muestra las tareas de almacenamiento de cereal en silos
subterráneos en un poblado. Estas labores garantizaban la conservación del grano
y con ello tanto la alimentación a medio plazo del grupo como la reproducción
del ciclo agrícola. La localización de estos almacenes fuera de las viviendas
sugiere el carácter comunitario de los excedentes almacenados y, quizás, el
ocultamiento frente a otros grupos. Buenos ejemplos de estos poblados en
nuestra región son Los Berrocales (Madrid) o Gózquez (San Martín de la Vega).
7171
La Edad del Bronce
Poblados
A LO LARGO DEL SEGUNDO MILENIO a.C. ya no se perciben indicios de una fuerte cohesión social
en forma de obras colectivas. Tampoco se documentan evidencias de grandes diferencias sociales.
Durante los inicios de la Edad del Bronce los poblados se multiplican en número, aunque muchos de ellos reducen su tamaño
respecto a los periodos precedentes. Es durante la segunda mitad del segundo milenio a.C., durante el apogeo de Cogotas I,
cuando se observa una nueva tendencia a la concentración de la población en asentamientos de mayores dimensiones.
TEJAR DEL SASTRE – ARENERO
DE LA
PERLA (MADRID)
Localizado sobre la segunda terraza del Manzanares en el lugar que hoy ocupa el Hospital 12 de Octubre, constituye un extenso
yacimiento de más de 7 ha de la Edad del Bronce. Se caracteriza por la presencia de hoyos y cubetas que en ocasiones se superponen,
lo que indica el uso continuado del lugar durante centurias. Mientras Tejar del Sastre fue objeto de excavaciones arqueológicas (19601961), en La Perla tan solo se procedió a la recogida de materiales durante la explotación del arenero (1929-1935). En esta actuación se
recuperó una espada (en la imagen), fabricada en cobre ligeramente arsenicado, de 53 cm de longitud y 9,6 cm de anchura en la zona del
enmangue. La hoja es de forma triangular y sección plana, con estrechamiento en el tercio superior que permite diferenciar la zona del
talón. Originalmente contaba con un enmangue orgánico en forma de doble herradura con lengüeta central.
GÓZQUEZ (SAN MARTÍN
DE LA
VEGA)
En la totalidad del área intervenida a raíz de las obras del
Parque Warner (3,3 km2), se localizaron además de un recinto
calcolítico, un total de cinco yacimientos adscribibles a la Edad
del Bronce. De muy pequeño tamaño (entre 1500 y 5000 m2), se
distribuyen entre una vaguada y una hoya ocupando posiciones
diversas: fondo, ladera y cerro. Estos rasgos, unidos a la cercanía,
perfecta delimitación de los yacimientos y diferencias entre
los utensilios recuperados en cada uno de ellos, sugieren que
todos ellos formaban un único espacio productivo con funciones
diferenciadas. La imagen aérea muestra tres de estas instalaciones
de la Edad del Bronce durante su excavación.
LOS BERROCALES (MADRID)
Asentamiento situado junto al arroyo de los Migueles, cerca de la confluencia
de los ríos Jarama y Manzanares. En él se han documentado más de 1200
estructuras subterráneas fechadas a lo largo de la primera mitad del segundo
milenio a. C. entre las que conviven estructuras domésticas y funerarias. El
poblado destaca por contar con la mayor concentración de enterramientos
estudiado hasta la fecha. Se trata de 40 tumbas en fosa, a veces con covachas
laterales y con cierre de piedras. En su interior se practicó el rito de inhumación
individual, ocasionalmente doble y triple, depositando al difunto en posición fetal
o contraída y sin ajuar. Las prácticas funerarias sugieren una aparentemente
escasa diferenciación social de los miembros de esta comunidad prehistórica.
ECCE HOMO (ALCALÁ
DE
HENARES)
Yacimiento emblemático de la Prehistoria reciente madrileña tanto por su interés arqueológico como por
ocupar un enclave muy destacado. El poblado de 4,4 ha se localiza en la plataforma superior del cerro
testigo que le da nombre, en la orilla izquierda del río Henares y muy próximo a la ciudad de Alcalá de
Henares. Descubierto e investigado desde 1957, las excavaciones han revelado una ocupación de Cogotas I
y la Edad del Hierro, por lo que resulta de especial interés para el estudio de la transición entre el final de
la Prehistoria y el comienzo de la Protohistoria en la región.
CUEVA
DE
PEDRO FERNÁNDEZ (ESTREMERA)
Cavidad kárstica formada por el arroyo Salado,
afluente del Tajo de la que se conoce un trazado
de más de 4 km de longitud. Descubierta por
el Grupo Espeleológico Standard en 1971 fue
excavada durante los años 80 del siglo pasado. La
investigación revela que, aunque utilizada durante
el tercer milenio, la ocupación más intensa y
característica de la cueva tuvo lugar durante la
Edad del Bronce. La singularidad del espacio, el
hallazgo y documentación de objetos enteros en
la posición original en que fueron depositados, la
convivencia de usos domésticos y funerarios y la
presencia de grabados hacen de este yacimiento
un enclave singular y relevante de la Prehistoria
de nuestra región y de toda la Meseta.
LA FÁBRICA
DE
LADRILLOS (GETAFE)
Yacimiento situado en la margen derecha del
arroyo Culebro junto a su confluencia con el
río Manzanares. Descubierto con motivo de la
extracción de áridos para la fabricación de ladrillo
blanco, fue inicialmente objeto de recogida
de materiales y por fin excavado en 1982. Se
documentaron un total de 163 hoyos y cubetas
dentro de las que se recuperaron materiales
muy característicos de las fases de formación y
plenitud de Cogotas I (1600-1000 a.C).
73 73
Para saber más
Visita los museos
ACUDE A TRES MUSEOS EMBLEMÁTICOS DE NUESTRA REGIÓN, esenciales
para disfrutar y conocer la Prehistoria reciente de España y de nuestra Comunidad.
Museo Arqueológico Nacional (MAN)
Esta institución, fundada en 1867, conserva la
colección de objetos de la Prehistoria reciente más
numerosa y variada de nuestro país. Su origen se
remonta a las colecciones reales del Gabinete de
Historia Natural, de la Biblioteca Nacional, del Museo
de Ciencias Naturales y de la Escuela Diplomática.
La colección creció gracias a donaciones y
adquisiciones. En 1924 el Museo adquirió el conjunto
de vasijas campaniformes procedentes de la necrópolis
de Ciempozuelos (Madrid). Entre 1934 y 1935, ingresó
en el Museo la colección Siret, la más amplia del
departamento de Prehistoria. Esta contiene tanto los
materiales como el archivo (cuadernos de campo,
dibujos de materiales y cartas) de las investigaciones
pioneras de los hermanos Siret en yacimientos clave
para la Prehistoria reciente de nuestro país como Los
Millares o El Argar entre muchos otros.
Nuevas adquisiciones y donaciones así como el ingreso
de los materiales procedentes de las excavaciones
autorizadas que se llevaron a cabo antes del Estado de
las Autonomías, completaron la colección del Museo:
la donación del conjunto de materiales procedentes de
la Cueva y el Cerro de Juan Barbero (Tielmes, Madrid)
o los procedentes de excavaciones como la Cueva de
Pedro Fernández (Estremera) o el Cerro de la Cervera
(Mejorada del Campo).
Museo de San Isidro
Museo de titularidad municipal, situado en el casco
histórico de Madrid. Acoge las colecciones de materiales
arqueológicos y el archivo documental de las excavaciones
llevadas a cabo en el Término Municipal de Madrid hasta la
trasmisión de las competencias en materia de Patrimonio
Histórico a la Comunidad de Madrid en 1985.
Se benefició del trabajo de insignes pioneros de la
prehistoria europea que, atraídos por la proverbial riqueza de
las terrazas del Manzanares y Jarama, visitaron asiduamente
y trabajaron en la ciudad de Madrid y su entorno: Marqués
de Cerralbo, Pérez de Barradas, Martínez Santa-Olalla,
Marqués de Loriana o Casiano del Prado. Durante todo el
siglo XX el Museo colaboró con instituciones muy activas,
como el Servicio de Investigaciones Prehistóricas o el
Instituto Arqueológico Municipal, en la recuperación del
patrimonio arqueológico regional.
En el Museo de San Isidro se encuentran colecciones
emblemáticas para la Prehistoria reciente de la región,
como las procedentes del dolmen de Entretérminos, de los
areneros de Miguel Ruíz, de Valdivia, Tejar del Sastre o de la
Perla, de Euskalduna, la Fábrica de Ladrillos o El Ventorro.
74
LECTURAS
RECOMENDADAS
No existe una referencia bibliográfica que
aborde la Prehistoria reciente de la Comunidad
de Madrid con carácter divulgativo. Son
numerosas, en cambio, las obras generales que
permiten conocer los pormenores de esta etapa
de la Historia a escala peninsular. Entre ellas
destacamos:
·Gerardo Vega Toscano, Joan Bernabeu Auban
y Teresa Chapa Brunet (2003): La Prehistoria.
Historia de España 3er milenio. Ed. Síntesis. Los
capítulos 1 (Introducción) y 3 (Del Neolítico a
la Edad del Bronce) acercan al lector de forma
rigurosa y actual el estado de la investigación
prehistórica en nuestro país.
Con carácter especializado, para la Península
Ibérica:
Museo Arqueológico Regional (MAR)
Este museo ubicado en el alcalaíno Convento de la Madre de Dios fue
inaugurado en 1999. En 2003 abrió su exposición permanente, muy dinámica,
divulgativa y actual.
·Manuel A. Rojo-Guerra, Rafael Garrido-Pena
e Iñigo García-Martínez De Lagrán (Coords.)
(2012): El Neolítico en la Península Ibérica y
su contexto europeo. Ed. Cátedra.
·Manuel A. Rojo-Guerra, Rafael Garrido-Pena
e Iñigo García-Martínez De Lagrán (Coords.)
(2005): El Campaniforme en la Península Ibérica
y su contexto europeo. Universidad de Valladolid.
El MAR acoge los materiales y documentación procedentes de la totalidad de
las excavaciones que se llevan a cabo en nuestra región. La presión constructiva
en Madrid ha motivado cientos de excavaciones arqueológicas anuales lo
que genera la afluencia de materiales a este Museo. La variedad, novedad y
cantidad del registro arqueológico se dejan sentir en las salas de la sección
denominada 'Las primeras sociedades productoras' y también en la permanente
organización de exposiciones que de forma directa o colateral tienen que ver
con el pasado de la Comunidad de Madrid.
·Concepción Blasco (2003): El Bronce Final en
la Península Ibérica. Una perspectiva desde el
interior en Estudios de Arqueología dedicados a
la profesora Ana María Muñoz Amilibia, Murcia:
57-84.
El Museo incorpora periódicamente materiales e información relativa a
yacimientos excavados en los últimos años que ya han pasado a la primera
plana de la Prehistoria reciente europea y mundial. Algunos tan emblemáticos
como La Deseada, Casa Montero, Fuente del Mora, La Salmedina, Camino de
las Yeseras, Humanejos o Soto del Henares.
Tanto la Comunidad de Madrid como el
Ayuntamiento de la capital editan sendas series
especializadas. Destacamos algunos títulos de
interés para el periodo abordado en este libro:
·Isabel Baquedano et al. (2000): El Espinillo.
Un yacimiento calcolítico y de la Edad del Bronce
en las terrazas del Manzanares. Arqueología,
Paleontología y Etnografía, 8. Comunidad de
Madrid.
COLECCIONES
DE PREHISTORIA
MADRILEÑA EN OTROS MUSEOS
Algunas piezas y conjuntos de nuestra
Prehistoria se encuentran en otros museos
del territorio nacional.
Museo Nacional de Ciencias Naturales (Madrid). Aunque la colección
de Prehistoria reciente de este emblemático Museo es reducida, algunas
de sus piezas constituyen referencias ineludibles como el vaso del
yacimiento de Las Carolinas excavado en 1912 por Hugo Obermaier.
Museo de Arqueología de Cataluña (M.A.C.). Acoge la Colección
Bento, un conjunto numeroso de materiales procedentes de los areneros
madrileños recuperados entre 1929 y 1935. A esta colección pertenecen
materiales tan excepcionales como la espada de La Perla.
·Concepción Blasco et al. (2007): El Bronce
medio y final en la región de Madrid. El poblado
de la Fábrica de Ladrillos de Getafe. Estudios
de Prehistoria y Arqueología madrileñas, 1415. Museo de los Orígenes, Ayuntamiento de
Madrid.
·Pedro Díaz-del-Río (2001): La formación del
paisaje agrario. Madrid en el III y II milenios
BC. Arqueología, Paleontología y Etnografía, 9.
Comunidad de Madrid.
·VV.AA. (2006): Dibujos en la roca: el Arte
rupestre en la Comunidad de Madrid.
Arqueología, Paleontología y Etnografía, 11.
Comunidad de Madrid.
75
Para saber más
Visita los lugares
ESPAÑA ES UN PAÍS EXTREMADAMENTE RICO EN PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO. Sin embargo,
el patrimonio conservado de la Prehistoria reciente generalmente carece de condiciones materiales
óptimas para su preservación a la intemperie, accesibilidad y visitabilidad. Los yacimientos descritos
a continuación son mayoritariamente lugares con cierta monumentalidad o con particularidades que
han favorecido su transformación en espacios visitables.
1
Campo Lameiro (Pontevedra)
El entorno de la localidad de Campo Lameiro, en las abruptas
tierras prelitorales de la provincia de Pontevedra, concentra una
de las mayores densidades de grabados rupestres de Galicia. El
espacio que conforma el actual parque arqueológico incorpora
y hace visitables un buen número de petroglifos prehistóricos.
El recorrido de 3 km permite observar las asociaciones de
grabados y lugares naturales y aproximarse a las distintas
formas en las que se construyeron y dieron diversos sentidos a
este paraje durante toda la Prehistoria reciente.
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Los dólmenes de la comarca burgalesa de la Lora, situados
en el extremo noroeste de la provincia de Burgos, constituyen
un buen ejemplo de paisaje megalítico. El conjunto dolménico,
compuesto por 15 sepulcros megalíticos, se distribuye por
una paramera calcárea cortada por profundos cañones. Estos
monumentos funerarios se construyeron durante el quinto
y cuarto milenio a.C. y, ocasionalmente, se utilizaron con
posterioridad, como demuestran las cerámicas campaniformes
del dolmen de las Arnillas o los enterramientos medievales del
de Fuentepecina II.
3
La Draga (Bañolas, Gerona)
El yacimiento de La Draga es un excepcional poblado neolítico
lacustre de finales del sexto mileno a.C. dispuesto en la
orilla del lago de Bañolas. El medio acuático ha preservado
la materia orgánica, recuperándose un gran número de
elementos de uso cotidiano que no suelen aparecer en
el registro arqueológico convencional. El poblado, de
aproximadamente una hectárea, se componía de un conjunto
de casas rectangulares de unos 15x 5 m, construidas mediante
postes de roble entrelazados con ramaje y barro y techumbres
de cañizo.
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Minas de Gavá (Gavá, Barcelona)
Las minas neolíticas de variscita de Gavá, situadas al pie del
macizo montañoso del Garraf, en el Bajo Llobregat, son el
único caso de patrimonio minero prehistórico musealizado de
la Península Ibérica. Localizadas en 1975 cerca de la masía
de Can Tintorer, se extienden por más de 200 ha de subsuelo,
con cientos de bocaminas y recorridos de galerías que en
ocasiones superan los 45 m. La variscita, el mineral verde
que se extraía, fue utilizada para la producción de cuentas de
collar desde finales del sexto milenio a.C.
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7
Dólmenes de la Lora (Burgos)
5
Pinturas rupestres de Albarracín (Teruel)
Situados en la sierra de Albarracín, los múltiples abrigos con
pinturas de estilo levantino convierten a la zona en uno de los
lugares fundamentales para conocer el arte rupestre neolítico.
Además de por su calidad y cantidad, estas pinturas son
excepcionales por haberse realizado sobre areniscas del triásico y
el uso de la pintura blanca en algunas de las representaciones más
emblemáticas. De entre los abrigos destaca el de los Toricos del
Prado del Navazo, con representaciones de bóvidos de gran tamaño
y figuras humanas portando arcos y flechas. El Arte Rupestre del
Arco Mediterráneo de la Península Ibérica fue declarado Patrimonio
de la Humanidad por la UNESCO en 1998.
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2
Pla de Petracos (Castell de Castells, Alicante)
El “santuario” de Pla de Petracos es más espectacular exponente
del arte rupestre macroesquemático de la Península Ibérica. Estas
pinturas neolíticas de gran tamaño, realizadas en la segunda mitad
del sexto milenio a.C., se plasmaron en un conjunto de abrigos
calizos situados en la margen izquierda del Barranco de Malafí, al
Peñalosa (Baños de la Encina, Jaén)
El yacimiento de Peñalosa es uno de los poblados argáricos más y
mejor investigados de la Prehistoria española. Situado entre Sierra
Morena y el valle del Guadalquivir, en un entorno rico en mineral de
cobre, es un buen exponente de dónde y cómo vivían las poblaciones
del sureste durante la Edad del Bronce. El urbanismo caótico
concede al lugar un aspecto laberíntico. Las casas se asentaron tras
aterrazar una ladera, construidas en pizarra y barro. En el interior de
algunas se recuperaron, junto con restos cotidianos, un buen número
de restos del proceso de producción de metal.
10
Dólmenes de Antequera (Málaga)
El conjunto dolménico neolítico de Antequera, compuesto por los
monumentos de Menga, Viera y El Romeral, se dispone entre el
paisaje kárstico del Torcal y las fértiles vegas del Guadalorce, al
norte de la provincia de Málaga. Los tres dólmenes representan tres
formas diferentes de arquitectura megalítica. El de Menga, es el
más espectacular por la dimensión monumental de su arquitectura
y su particular planta. En las inmediaciones se localiza Viera, un
típico dolmen de cámara y corredor. A algo más de un kilómetro
se encuentra El Romeral, un dolmen de corredor con dos cámaras
consecutivas, ambas con cubierta de falsa cúpula.
Motilla del Azuer (Daimiel, Ciudad Real)
Uno de los asentamientos fortificados más emblemáticos de
la Edad del Bronce de La Mancha. Localizado en plena llanura
manchega, se trata de un recinto construido en piedra caliza de
unos 40 m de diámetro y hasta 8 m de altura conservada, con una
planta de tendencia circular y una torre central. En el interior se
encuentra un patio con un gran pozo de 16 m de profundidad. Al
exterior del recinto se dispusieron las viviendas. El lugar se ocupó
con distinta intensidad entre el 2200 y el 1500 a.C.
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9
Dólmenes de Valencia de Alcántara (Cáceres)
El conjunto dolménico de Valencia de Alcántara se localiza entre la
penillanura del río Salor y las estribaciones de la Sierra de San Pedro,
a ambos lados de un río Tajo que en esta zona discurre fuertemente
encajado. Se compone de más de 40 dólmenes neolíticos con
diversas estructuras arquitectónicas, construidos tanto en granito
como pizarra. Su distribución refleja una cierta organización espacial,
en el que lugares destacados del paisaje se distinguen mediante
dólmenes de mayor tamaño.
7
norte de Alicante. La escena quizás más destacada sea la de los
“orantes”, cuya similitud estilística con decoraciones en cerámicas
cardiales permitió determinar su cronología. En un abrigo próximo
puede observarse la representación de un ciervo herido de unos 7 cm,
un buen ejemplo de otro estilo neolítico, el Levantino.
11
Los Millares (Santa Fe de Mondújar, Almería)
El poblado y necrópolis de Los Millares es quizás el yacimiento
más emblemático e internacionalmente renombrado de la Edad del
Cobre española (3100-2200 a.C.). Es un poblado fortificado de 5 ha
dispuesto en la punta del promontorio amesetado localizado en la
confluencia de la Rambla de Huéchar y el río Ándarax. El acceso
se realiza a través de un cementerio de más de 13 ha con tumbas
comunales. En los cerros del entorno inmediato se localizan hasta
trece pequeños asentamientos llamados “fortines”.
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Glosario
A
Abiótico: Sin vida. En Arqueología se utiliza para
designar los recursos naturales inertes utilizados por las
sociedades del pasado, por ejemplo las piedras para
tallar herramientas (como sílex o cuarcita), los pigmentos
minerales (como cinabrio o manganeso), etc.
Agriotipo: Especie silvestre
de la que procede un
animal doméstico.
Altura en la cruz: Altura desde
el piso hasta el punto más alto de la
espalda, localizado en la base del cuello y
entre las escápulas.
Anicónico: Sin imagen, que no tiene representación
figurada.
Arenero: Espeso depósito fluvial de arenas, gravas,
conglomerados y arcillas que componen mayoritariamente
las terrazas y vegas de los ríos. Su locallización, inmediata
a los cursos de agua, los hace idóneos para contener
restos fósiles y evidencias arqueológicas. La explotación
de estos lugares para áridos destinados a la construcción
a hecho que los areneros más próximos a las ciudades
sean desmantelados. En Madrid hay referencia a los
hallazgos arqueológicos en los areneros del Manzanares
desde época islámica.
C
Cabaña: Conjunto de los ganados.
Cista: En Arqueología habitualmente se utiliza para
designar una caja formada por losas de piedra donde
se introducen los restos del difunto. Por extensión se
denominan cistas a todos los receptáculos cuadrangulares
utilizados para este fin aunque sean de otros materiales
como madera.
Cogotas I: Cultura de la Edad del
Bronce en la Meseta. Su denominación
procede de las excavaciones realizadas
en los años 30 del siglo pasado por J. Cabré
en el castro abulense de Las Cogotas, en
cuya ocupación más antigua se registraron sus
características cerámicas decoradas.
Coraza: Cubierta de piedra de un túmulo.
Cubeta: Término habitual en Prehistoria para designar
hoyos excavados en el suelo con planta de tendencia
circular y escasa profundidad de los que se desconoce el
uso o función.
D
Depósitos: Ocultaciones deliberadas de objetos que
aparecen generalmente aislados de cualquier contexto
arqueológico convencional (poblados, tumbas, etc.)
Desgrasantes: Material orgánico o mineral que se mezcla
machacado con la arcilla de alfarero para modificar sus
propiedades en el modelado, secado, cocción y uso.
Bifacial: Término utilizado para
designar al utensilio de piedra
tallado por ambas caras.
Biotopo: Territorio o espacio vital
cuyas condiciones ambientales son las adecuadas para
que en él se desarrolle una determinada comunidad de
seres vivos.
B. P. (Before Present): El concepto de B.P. significa que
la escala temporal se refiere a años antes del presente,
pero no del presente del año actual, sino de 1950, fecha
acordada por los científicos.
78
Diastema: Espacio que existe en la
encía entre los incisivos y la serie
de dientes premolares y molares.
E
epipaleolítico: Período de la prehistoria de Europa al final
de la época glacial que pone fin al Paleolítico superior y
antecede al Mesolítico y Neolítico. Se desarrolló entre hace
20.000 y 10.000 años aproximadamente.
F
Filogeográfico: Relativo a la Filogeografía o análisis espacial
de los linajes genéticos para reconstruir la historia evolutiva
de una especie.
Fitolito: Organismo microscópico de sílice que se forma en
las plantas vivas, proporcionando un vestigio floral duradero
que permite la identificación de los restos vegetales.
Estos cuerpos de sílice son capaces de sobrevivir tras la
descomposición o incineración del organismo y se detectan
con microscopio electrónico de barrido. En arqueología son
comunes en los estratos de ceniza, cerámica e incluso en las
herramientas de piedra usadas para cortar los tallos de las
plantas ricas en sílice (por ejemplo, cereales).
L
Lámina: Lasca de piedra alargada, cuya longitud
es por lo menos el doble de su anchura.
M
Mesolítico: Período de tiempo de la prehistoria europea
que se inició con la retirada de los glaciares hace 8500
años y los cambios climáticos que le siguen en el Holoceno
temprano. Fue un período de transición entre la existencia
de cazadores-recolectores y el desarrollo de la agricultura
y la ganadería. Las industrias de sílex se distinguen por la
abundancia de microlitos diseñados para la pesca y la caza
de aves.
P
Panoplia: Conjunto de armas.
R
Raquis: Es el eje de la espiga en el que se
insertan las espiguillas contenedoras
de los granos.
Reducción: Reagrupación de los restos
esqueletizados de un individuo para hacer
sitio a un nuevo cadáver.
Retoque bifacial: Golpes producidos por un percutor o por
presión sobre ambas caras y filos de un utensilio de piedra
tallada.
Lamprófido: Roca filoniana formada por
abundantes minerales ferromagnesianos.
Lasca: Fragmento de piedra que se desprende al golpear
un canto con un percutor. Se caracteriza por presentar filos
cortantes.
Linaje: Grupo que se reconoce como descendiente de
un ancestro común y que posee de forma corporativa un
conjunto de recursos económicos. La interacción cara
a cara les hace conscientes de sí mismos como grupo,
frecuentemente son exógamos e internamente se suelen
organizar jerárquicamente, con diferencias de acceso a
recursos en función de la edad, el género, y la distancia
genealógica al antecesor común.
W
Würm: Última de las glaciaciones acontecidas durante
el Pleistoceno superior y antes del Holoceno.
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