LOS VOLCANES DE IMBABURA Y SU TIEMPO GEOLÓGICO
𝐆𝐚𝐛𝐫𝐢𝐞𝐥 𝐉á𝐜𝐨𝐦𝐞 𝟏𝐚∗, 𝐉𝐨𝐡𝐧n𝐲 𝐌𝐞𝐣í𝐚 𝟐, 𝐍𝐚𝐭𝐡𝐚𝐥𝐲 𝐆𝐮𝐞𝐫𝐫𝐚 𝟏𝐛, 𝐀𝐧𝐝𝐫𝐞𝐚 𝐑𝐨𝐦𝐞𝐫𝐨 𝟏𝐛,
𝐕𝐢𝐚𝐧𝐜𝐚 𝐏𝐮𝐞𝐝𝐦𝐚𝐠 𝟏𝐛 , 𝐂𝐫𝐢𝐬𝐭𝐢𝐚𝐧 𝐏𝐚𝐝𝐢𝐥𝐥𝐚 𝟏𝐛, 𝐈𝐧𝐠𝐫𝐢𝐝 𝐓𝐚𝐧𝐚í 𝟏𝐛, 𝐍𝐢𝐜𝐨𝐥𝐞 𝐏𝐮𝐩𝐢𝐚𝐥𝐞𝐬 𝟏𝐛
1a
Docente FICAYA, Universidad Técnica del Norte
2
Empresa Pública Yachay E.P.
1b
Estudiante, FICAYA, Universidad Técnica del Norte
INGENIERÍA EN RECURSOS NATURALES RENOVABLES
*
Contacto: gajacomea@utn.edu.ec
Resumen
Imbabura es una de las provincias de mayor diversidad geográfica en el Ecuador. Tiene
una gran belleza paisajística que es admirada por locales y extranjeros; sin embargo, la
falta de cultura geológica en la población es evidente debido al poco conocimiento de los
aspectos claves que determinan el origen de las geoformas más representativas. Por esta
razón, el presente artículo detalla la historia de los Complejos Volcánicos Imbabura–
Cubilche, Cotacachi–Cuicocha y Mojanda–Fuya Fuya con el objetivo de promover la
formación científica, sobre el campo geológico y vulcanológico, dentro de la comunidad
universitaria.
Palabras clave: Imbabura, geomorfología, volcanes, tiempo geológico.
Abstract
Imbabura is one of the provinces with the greatest geographical diversity in Ecuador. It
has a great landscape beauty that is admired by locals and foreigners; However, the
absence of geological culture in the population is evident due to the lack of knowledge of
the key aspects that determine the origin of the most representative geoforms. This article
details the history of the Volcanic Complexes: Imbabura–Cubilche, Cotacachi–Cuicocha
and Mojanda–Fuya Fuya, with the purpose of promoting scientific training about the
geological and volcanological field, within the university community.
Keywords: Imbabura, geomorphology, volcanoes, geological time.
Introducción
La Geología es una ciencia empírica que
favorece la predicción mediante métodos
de modelamiento y aplicaciones que van
desde la exploración de la riqueza del
subsuelo hasta la prevención de desastres
naturales (Gómez, s.f.). Sin embargo, se
requiere ampliar la cultura geológica,
para facilitar la formación académica.
En el sistema educativo del Ecuador, la
Geología posee apenas espacio, en
comparación con otros países donde los
estudiantes aprenden más acerca del
planeta Tierra y su dimensión en el
espacio y en el tiempo (ICOG, 2018).
Temas como el origen de la
geomorfología y paisajes, subsuelo,
dinámica del agua, diversidad de
ecosistemas, entre otros deberían
constituirse en parte de la cultura general
de la ciudadanía (Gómez, s.f.;
Carracedo, 1996).
1
El incentivo para ampliar la cultura
geológica podría hallarse en el hecho de
que en abril de 2019, Imbabura fue
declarada por la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (UNESCO), como
Geoparque Mundial. Se convirtió así en
la primera jurisdicción del Ecuador y la
cuarta en Sudamérica en recibir esta
distinción (El Comercio, 30 de mayo de
2019),
En el listado de Geoparques reconocidos
por la UNESCO constan aquellas áreas
geográficas que poseen una diversidad
geológica única, donde sus paisajes y
sitios de relevancia se gestionan a través
de un enfoque holístico de protección,
educación y desarrollo sostenible (El
Comercio, 17 de abril de 2019).
La socialización de aquella distinción es
fundamental, así como el impulso a la
investigación y la búsqueda de
soluciones a problemas ambientales. Los
programas de turismo sostenible han de
complementarse
con
educación
ambiental para que la ciudadanía cuide
nuestras riquezas naturales y culturales.
Objetivo
Describir la evolución de las geoformas
volcánicas más representativas de la
provincia de Imbabura y el cambio en
sus paisajes en relación con el tiempo
geológico, para fomentar la cultura y la
formación científica dentro de la
comunidad universitaria.
Metodología
Este estudio corresponde a un proyecto
de investigación de aula. Los estudiantes
realizaron lecturas y discusión de libros
y artículos científicos, en inglés y en
español, con el objetivo de recopilar
información relevante detallada en la
bibliografía científica y que es
desconocida por la ciudadanía.
Los textos analizados abarcaron temas
de investigaciones recientes en el campo
de la geología, geomorfología y
vulcanología, teniendo como objeto de
estudio aquellos sitios geológicamente
importantes de la provincia de Imbabura.
Para las lecturas, se empleó el método
inductivo–deductivo, el cual acepta la
existencia de una realidad externa y
demanda la capacidad de la persona para
captarla mediante sus sentidos y
comprenderla a través de su inteligencia,
esto con el fin de generar una mejor
comprensión lectora en el proceso de
aprendizaje (Rivas–Cedeño, 2015).
La Cordillera Andina y los Volcanes
de Imbabura
A inicios del Mioceno (23,8 Ma) la
Cordillera de los Andes no existía y el
Océano Pacífico se extendía hasta el
Oriente del actual Ecuador. Más tarde, en
el Mioceno Medio se formó la cordillera
Oriental y durante el Plioceno (5,3 Ma),
la depresión interandina gracias a la
deposición de sedimentos, elevándose
hasta altitudes de entre 3500 y 4000
msnm debido a la actividad tectónica
(Coltorti y Ollier, 2000).
Los Andes ecuatorianos cuentan con uno
de los arcos volcánicos más densos del
mundo y se formaron como resultado de
la subducción de la placa de Nazca
debajo de la placa Sudamericana (Hall et
al., 2008; Le Pennec et. al., 2011).
Durante el Holoceno, presentaron al
menos 20 volcanes activos y se cree que
11 hicieron erupción en tiempos
precolombinos (Hall et. al., 2008;
Roverato et. al., 2018). En la actualidad
albergan a un total de 84 volcanes, de los
cuales 11, se encuentran en la provincia
de Imbabura (Fig. 1).
2
Figura 1. Complejos volcánicos de la provincia
de Imbabura.
Fuente: Instituto Geofísico de la Escuela
Politécnica Nacional.
Complejo Volcánico Imbabura –
Cubilche
El Cubilche considerado como un volcán
extinto o en reposo (3826 msnm), se
ubica a 10 km al sur de la ciudad de
Ibarra y está rodeado por el complejo
volcánico Mojanda–Fuya Fuya, volcán
Imbabura, la cordillera de Angochagua
(ubicada aproximadamente a 6 km al
oriente y que delimita la Hoya del Chota
hacia el Este), el volcán Cusín (4012
msnm, poco conocido, forma de
herradura abierta hacia el noroccidente y
que rodea el lago San Pablo) y
finalmente, los volcanes parásitos de El
Cunrro y el Pangaladera.
Su construcción consistió de dos fases,
caracterizadas por colapsos sectoriales
que se evidencian claramente en su
morfología.
Un
primer
edificio
volcánico conocido como Volcán
Cubilche Viejo, se destaca por la
presencia de una cicatriz en forma de
herradura (Fig. 2) que es observable a
simple vista desde la ciudad de Ibarra.
Un colapso del flanco norte del primer
edificio originó una depresión que ha
sido parcialmente rellenada por el cono
post–avalancha del Volcán Cubilche
Joven (Ruiz, 2003; Roverato et. al.,
2018). El segundo edificio se construyó
gracias a la continuidad de la actividad
eruptiva de este complejo volcánico.
Estudios realizados muestran una
topografía reconstruida del Volcán
Cubilche Viejo, donde se observa que
éste pudo haber sido un cono simétrico
que probablemente alcanzó una
elevación de 4100 msnm. Estimaciones
acerca del depósito y del volumen que
falta en el edificio de dicho volcán, han
comprobado que la ciudad de Ibarra está
asentada sobre los depósitos de la
erupción de Volcán Cubilche Viejo y no
del volcán Imbabura como se creería.
Según Roverato et. al., (2018), el
segundo edificio volcánico del volcán
Imbabura se construyó sobre la ladera
noroeste del Volcán Cubilche Viejo
cubriéndolo parcialmente. Las lavas pre
y post-avalancha del Cubilche son
similares a algunas lavas del Imbabura.
Desde el punto de vista químico de
elementos compatibles (Mg, Cr y Ni),
existe una estrecha relación de la fuente
de los magmas de ambos edificios
volcánicos (Andrade, 2009).
El Cubilche se encuentra entre los
volcanes de bajo riesgo; sin embargo, no
se asegura que esté completamente
apagado debido a que se encuentra
cortado por un lineamiento que puede
influir en la desestabilización del edificio
volcánico.
Estas
fallas
podrían
reactivarse a futuro provocando posibles
deslizamientos, incluso en periodos de
calma eruptiva, cuyos efectos podrían
afectar a la población aledaña (Ruiz,
2003; Andrade, 2009; Navarrete, 2018).
Figura 2. Volcán Cubilche visto desde la
parroquia La Esperanza (flanco noreste).
Estado actual: extinto o en reposo
Fotografía: Gabriel Jácome
3
El volcán Imbabura se considera como
potencialmente activo y presenta un
diámetro de aproximadamente 16 km, de
Norte a Sur; y, de 14 km, de Oeste a Este.
Su altitud máxima es de 4620 msnm, con
una pendiente promedio de 33° (Fig. 3).
bloques y cenizas. La actividad
volcánica del Huarmi Imbabura se
caracterizó por erupciones explosivas en
un inicio, y de emisiones pasivas de
cúpulas de lava posteriormente (Ruiz,
2003; Roverato et al., 2018).
Se estima que el volcán Imbabura inició
su actividad hace aproximadamente 3,8
millones de años; por lo tanto, se
considera que es más antiguo que el
Cubilche que comenzó su vulcanismo
hace alrededor de 2,6 millones de años
(Barberi et al., 1988). La actividad
volcánico–tectónica del Imbabura ha
presentado escasa frecuencia; sin
embargo, cuando han acontecido estos
sucesos, las erupciones han arrojado
volúmenes significativos de material
magmático (Barberi et al., 1988;
Roverato et al., 2018).
El volcán Imbabura presenta una historia
geológica basada en tres edificios
volcánicos. El primero de ellos se conoce
como Imbabura I, un gran estratovolcán
probablemente construido durante el
Pleistoceno, que corresponde al primer
edificio cónico que se encontraba
formado principalmente por flujos de
lava andesítica, bloques y cenizas; este
volcán sufrió al menos dos grandes
deslizamientos de tierra que destruyeron
parcialmente su estructura (Le Pennec et
al., 2011). Una segunda edificación
volcánica, conocida como Imbabura II
(actual volcán Imbabura), se formó luego
de ocurridos dichos derrumbes; se
caracterizó por la erupción repetitiva de
lavas andesíticas y dacíticas a través de
las aberturas de los flancos y de manera
marginal desde la cima, dando lugar a la
actual loma norte o “Artezón” (Fig. 3a);
este edificio también sufrió un colapso
de su flanco Suroeste, cubriendo parte
del área alrededor del lago San Pablo. La
subsiguiente
actividad
volcánica
permitió la construcción de un nuevo
edificio, conocido actualmente como
Huarmi Imbabura o Imbabura III (Fig.
3b); formado por depósitos de flujos de
Figura 3. (a) Complejo Volcánico Imbabura
visto desde la comunidad Rumipamba,
parroquia La Esperanza, cantón Ibarra (flanco
este). (b) Complejo Volcánico Imbabura visto
desde la comunidad Ugsha, parroquia San
Pablo, cantón Otavalo (flanco sureste).
Estado actual: potencialmente activo
Fotografías: Gabriel Jácome
La Loma Artezón se ubica al nororiente del
edificio principal (Imbabura II) y al sur de
la ciudad de Ibarra. El Imbabura III o
Huarmi Imbabura se ubica al suroccidente
del edificio volcánico principal.
Complejo Volcánico Cotacachi –
Cuicocha
Forma parte de la Cordillera Occidental;
está limitado al norte por el complejo
volcánico Chachimbiro, al sur por el
volcán Cushnirumi y el complejo
Mojanda–Fuya Fuya, y al suroriente por
el volcán Imbabura (Almeida, 2016). Se
encuentra a 10 km de la ciudad de
Cotacachi y a 13 km de Otavalo.
Formado por un edificio central que
corresponde al volcán Cotacachi. Posee
cuatro domos Cuicocha, Muyurcu, Loma
Negra y Peribuela; y, una caldera
4
volcánica, la laguna de Cuicocha. Se lo
considera como un complejo volcánico
potencialmente activo con excepción de
su edificio central (Fig. 4).
El volcán Cotacachi (4944 msnm.) se
desarrolló sobre el basamento ígneo de la
cordillera, que se vio afectado por la
actividad tectónica local durante el
Cuaternario (1,8 Ma). A lo largo de su
evolución sufrió dos grandes avalanchas
de escombros que formaron el primer
edificio, Cotacachi I, y sobre el cual se
encuentran intercalaciones de flujos de
lava, que constituyeron la primera fase
de formación del Cotacachi, hace entre
162 y 108 mil años. Posteriormente, se
construyó el segundo edificio volcánico,
Cotacachi II, que presenta una forma de
pseudopirámide erosionada, formada por
flujos de lava andesíticos. Dentro del
complejo volcánico, Cuicocha es el
centro eruptivo más joven; se desarrolló
en los últimos 10.000 años y que consiste
de una caldera con cinco domos dacíticos
los cuales se localizan dentro y alrededor
del lago cratérico interno que tiene un
diámetro aproximado de 3,5 km (Von
Hillebrandt, 1989).
La laguna de Cuicocha (3068 msnm) se
ubica al pie del volcán Cotacachi y se la
considera como uno de los dos únicos
lagos de caldera en Ecuador, junto con la
laguna del Quilotoa. Estos lagos se
originan cuando un edificio volcánico
desarrolla su altura respecto a su base,
volviéndose inseguro y derrumbándose
debido a la gravedad (Coloma–Santos,
2007). Están generalmente influenciadas
por actividades volcánicas como la
emisión de gases visibles de CO2,
manantiales de agua hidrotermal y por
sistemas geotérmicos profundos.
Dentro de la laguna de Cuicocha
encontramos los domos Wolf y Yerovi,
formados por la salida de magma
dacítico durante erupciones efusivas
acontecidas luego del período de
formación de la caldera. En los domos
existen cuatro cápsulas andesíticas;
mientras, el lago de caldera está dividido
por dos cuencas, cada una con diferente
profundidad, y se encuentra relleno de
sedimentos, escombros y agua meteórica
(Gunkel et al., 2008).
Figura 4. Complejo Volcánico Cotacachi –
Cuicocha.
Estado actual: Cuicocha, potencialmente
activo. Cotacachi, extinto o en reposo.
Fotografía: Gabriel Jácome
Complejo Volcánico Mojanda – Fuya
Fuya
El volcán Mojanda, ubicado entre las
provincias de Imbabura y Pichincha,
aproximadamente a 10 km al sur de la
ciudad de Otavalo y a 45 km al noreste
de la ciudad de Quito, tiene una altitud
de 4279msnm. Forma parte del nudo de
Mojanda–Cajas, separando las hoyas del
Chota y del Guayllabamba. Su cumbre
tiene forma de caldera y actualmente está
ocupada por tres lagunas conocidas
como: Caricocha, Huarmicocha y
Yanacocha (Fig. 5).
La actividad del Mojanda inició con la
construcción de un primer edificio,
Mojanda I, que constituye el volcán base
y está formado por lavas andesíticas y
dacíticas. Posteriormente, tras la
formación de una caldera se formó el
edificio superior, Mojanda II, compuesto
por flujos piroclásticos y varios flujos de
lava. La actividad eruptiva del volcán
terminó con una serie de explosiones
freáticas que causaron el colapso del
edificio superior (Robin et al., 1998;
Robin et al., 2009).
En lo que respecta al volcán Fuya Fuya,
éste se construyó sobre el Mojanda I
como producto de una intensa actividad
volcánica que dio lugar a cinco edificios
volcánicos. El primero de ellos presentó
5
domos de química andesítica y dacítica;
el segundo mostró una intensa actividad
piroclástica; mientras el tercero exhibió
una actividad más leve que dio origen al
cono San Bartolo, el cual es destruido
tras el colapso de la parte superior y el
flanco oeste del cono; este suceso
provocó una avalancha que estaba
acompañada por flujos piroclásticos, lo
que forma el cuarto edificio volcánico; y
finalmente, se forman domos dentro de
la caldera que constituyen la quinta y
última estructura (Robin et al., 1998).
creado valles fluviales profundos
especialmente en sus flancos norte y sur.
Robin et al. (2009), determinó que el
contraste del estilo eruptivo y el
desarrollo volcánico del Mojanda y el
Fuya Fuya se debe sin duda a sus
diferentes conjuntos magmáticos. La
historia eruptiva del Fuya Fuya está
marcada por dos períodos bastante
explosivos que tienen características
adakíticas con diferentes procesos y
fuentes magmáticas, mientras que el
Mojanda muestra rocas volcánicas
aparentemente
provenientes
del
derretimiento parcial de una porción de
manto.
Más hacia el norte, nos encontramos con
uno de los volcanes poco conocidos de la
provincia debido a su forma irregular, el
potencialmente
activo
volcán
Chachimbiro (4054 msnm), también
conocido como Cerro Huanguillaro. Se
ubica a 25 km al noroeste de la ciudad de
Ibarra y al este de los poco estudiados
volcanes
Yanahurcu
de
Piñán,
Pulumbura, Pilavo, y Parulo. El
Chachimbiro, es particularmente famoso
por sus fuentes de agua termal (51,2°C)
que corresponden a un sistema
hidrotermal activo que presenta una
geoquímica
típica
de
sistemas
volcánicos (Inguaggiato et al., 2010). Su
edificio mide cerca de 12 km de diámetro
y su actividad se cree que dio inicio hace
aproximadamente 450.000 años. Según
Bernard et al. (2011), este volcán
presenta una historia importante debido
a que se han registrado un total de 25
erupciones únicamente durante los
últimos 50.000 años. Un estudio reciente
ha mostrado que en la zona ocurren
numerosos sismos de baja intensidad que
no son sentidos por la población. Sin
embargo, se desconoce si esa actividad
se relaciona con a una falla tectónica o
con actividad magmática, por ese motivo
no se puede asegurar una reactivación
del volcán a corto plazo, pero tampoco se
descarta la baja probabilidad de la
ocurrencia de una crisis a largo plazo
(Bernard y Robin, 2012).
Figura 5. Complejo Volcánico Mojanda – Fuya
Fuya.
Estado actual: extinto o en reposo
Fotografía: Johnny Mejía
Otros volcanes poco estudiados
A 7 km al noroccidente del complejo
volcánico Mojanda – Fuya Fuya se halla
el volcán Cushnirumi (3776 msnm). Es
un estratovolcán de edad Pleistocénica
conformado por lavas andesíticas y
brechas que muestran signos de
alteración hidrotermal. Su edificio
volcánico, bastante erosionado, ha
En dirección nororiente al complejo
volcánico Mojanda – Fuya Fuya se
encuentra el volcán Cusín, situado a
15km al sureste de la ciudad de Otavalo.
Este volcán probablemente se construyó
por la emisión de varios flujos de lava
andesítica que terminó con un colapso y
la formación de una depresión ubicada
en su flanco noroccidental (Instituto
Geofísico - EPN, 2019).
6
Conclusión
La comunidad universitaria debe recibir
una educación, que le permita generar
criterios en relación con el progreso
ambiental, social y económico. En este
proceso la Universidad, como institución
de educación superior, fomenta la
formación científica, humanista y cívica
de la población. Una de las temáticas
relevantes es conocer sobre la riqueza
geológica tomando como base a las
geoformas más representativas de
nuestro territorio, nuestros volcanes, en
un proceso holístico que fortalezca el
reconocimiento de Imbabura como
Geoparque mundial.
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