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El Último Perón

El último PErón JaviEr a. Garin El último PErón 40 años después Editorial dunkEn Buenos Aires 2014 Contenido y corrección a cargo del autor. Impreso por Editorial Dunken Ayacucho 357 (C1025AAG) - Capital Federal Tel/fax: 4954-7700 / 4954-7300 E-mail: info@dunken.com.ar Página web: www.dunken.com.ar Hecho el depósito que prevé la ley 11. 723 Impreso en la Argentina © 2014 Javier A. Garin e-mail: javiergarin@yahoo.com.ar Blog del libro: www.juandomingoperonxjaviergarin.blogspot.com.ar ISBN en trámite “Los enemigos están preocupados por nuestras conquistas. Ellos se dan cuenta de que hemos nacionalizado los factores básicos de la economía y que seguiremos en esa tarea sin xenofobia, pero hasta no dejar ningún engranaje decisivo en manos extranjeras. En un año de gobierno ellos advierten que el pueblo sabe que, sin acudir a las recetas de miseria y dependencia, mejoramos el salario real de los trabajadores, bajamos drásticamente la desocupación y aumentamos las reservas el país”. Juan Domingo Perón, 12 de junio de 1974. “Una de las causas principales de los duros reveses sufridos por las fuerzas democráticas de América Latina reside en no apreciar debidamente el rol de los Estados Unidos, responsables de la mayoría de los golpes de Estado. Sus manos están manchadas con la sangre de miles y miles de latinoamericanos caídos en la lucha por la libertad y la independencia”. Juan Domingo Perón, 1973. “Ni Argentina, ni Brasil, ni Chile, aisladas, pueden soñar con la unidad económica indispensable para enfrentar un destino de grandeza. Unidos forman, sin embargo, la más formidable unidad a caballo sobre los dos océanos de la civilización moderna. Así podrían intentar, desde aquí, la unidad latinoamericana sobre una base operativa polifásica, con inicial impulso indetenible. Desde esa base podría construirse hacia el norte la Confederación Sudamericana, unificando en esa unión a todos los pueblos de raíz latina”. Juan Domingo Perón, 1951. “Las mal llamadas Sociedades de Consumo, son, en realidad sistemas sociales de despilfarro masivo, basados en el gasto, porque el gasto produce lucro” La Humanidad ha emprendido una marcha suicida “a través de la contaminación del medio ambiente y la biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobreestimación de la tecnología.” “El ser humano, cegado por el espejismo de la tecnología, ha olvidado las verdades que están en la base de su existencia”. Juan Domingo Perón, 1972. 1 FrEntE a la moda dE dEniGrar al último PErón Habiendo sido, a lo largo de su extensa trayectoria política, el promotor y protagonista de fundamentales transformaciones en Argentina y América Latina, Perón sufrió el embate constante de sus enemigos internos y externos, quienes lo denostaron de las maneras más variadas, algunas casi increíbles. Desde el atentado con bombas hasta la chismografía barata de índole sexual, desde el ostracismo y la persecución hasta la calumnia soez, todas las armas del vituperio y la insidia fueron utilizadas en su contra. Las invenciones difamatorias del antiperonismo oligárquico, pequeñoburgués y/o de la izquierda liberal o soviética, fueron clásicos en la política nacional, así como las más o menos groseras arremetidas de los personeros del imperialismo inglés y yanqui que tejieron el mito del “nazifascismo peronista”. No podía ser de otra manera respecto de un hombre que había herido fuertemente sus intereses y representaciones culturales al organizar y conducir con éxito el único movimiento auténtico de liberación nacional, antiimperialista, con justicia social, que existió en el país, aún con todos sus defectos, autoritarismos y limitaciones. Las ironías crueles de la Historia han querido que quienes atentaran más eficazmente contra el legado político e ideológico de Perón, completando una obra de destrucción del Estado de Bienestar, de las empresas nacionales, de las conquistas obreras, de las políticas antiimperialistas, de los instrumentos de intervención y regulación estatal, de los mecanismos protectores de los recursos estratégicos, de la Tercera Posición y el no alineamiento internacional, y de todas las líneas directrices fundamentales impartidas por Perón, fuesen precisamente quienes se decían en los años noventa sus sucesores, logrando en una década y en democracia lo que los gorilas antiperonistas no habían podido hacer en varias décadas de las 10 JAvIEr A. GArIN peores dictaduras. Y todo eso se hizo utilizando su figura, la de Evita, el escudo partidario y la gloriosa marcha. Las consignas se daban vuelta mágicamente: combatir al capital era “seducir” al capital, conquistas sociales eran “flexibilización laboral”, antiimperialismo era “relaciones carnales con los Estados Unidos”. Como en la novela “1984”, de Orwell, en la década neoliberal las palabras se trocaron en lo contrario: la libertad era la esclavitud, la paz era la guerra. Decían que Perón era grandioso, mientras hacían lo contrario de lo que Perón predicó toda su vida. Esto se explica fácilmente: ¿qué sentido tenía atacar al recuerdo de Perón, si el gorilaje había encontrado la manera de destruir su obra utilizando al propio justicialismo? Así, pues, no hay nada nuevo en denigrar por distintas vías a Perón. Lo novedoso de los últimos años es que muchos de los ataques e impugnaciones a su figura provienen del interior del campo nacional y popular, y surgen de ciertos cenáculos de influencia simbólico-cultural que se dicen o pretenden, más que continuadores, superadores del impulso transformador de Perón. Como si, para instaurar nuevas lealtades, hubiese que negar u oscurecer los méritos de una figura que ha pasado a ser patrimonio de todos los sectores populares (aun de quienes no quieran aceptarlo así), en tanto parte de la herencia de lucha de nuestro pueblo. O como si, para destacar virtudes de más reciente data, hubiera que menospreciar y desconocer las enormes conquistas del pasado. Para esta visión, hermanada en el intento de defenestración con el viejo antiperonismo (y repitiendo en algunos casos idénticas falsedades y descalificaciones) no resultaba sencillo cuestionar al Perón de los primeros gobiernos en sus rasgos fundamentales, pues la suma de logros de aquel período son tan incontestables, desde una perspectiva popular, que ni siquiera el desdén soberbio o la incomprensión habilitan su desconocimiento. De allí que se haya puesto de moda, en esos círculos, por razones de esnobismo, despecho generacional, tardía autorreivindicación y/o cálculo político interesado, insultar y denigrar la memoria del último Perón. Esto tampoco es nuevo, pero es moda. A tal fin se ha construido una abundante mitología denigratoria, alimentada por la perseverancia de intelectuales que encontraron una veta editorial en rememorar aventuras y desventuras juveniles, y políticos ansiosos por autoglorificarse. EL úLTImO PEróN 11 La mitología fue tan efectiva que logró instalarse en el anecdotario de amplios sectores, generalmente de clase media, que siempre miraron de costado a Perón, aunque circunstancialmente no tuvieran más remedio que acercársele un poquito para defender sus intereses o “contactar con las masas”. Pasó a ser de “sentido común” afirmar que “Perón en el 73 no era el mismo que en el 45”, “la verdadera revolucionaria era Evita, y cuando Evita murió, Perón perdió el rumbo”, “se había convertido en un viejo facho”, “estaba gagá”, “usó a los montoneros y después los descartó”, “es el responsable de la violencia política”, “claudicó frente al imperialismo”, “el verdadero revolucionario era Cámpora y por eso Perón lo sacó del medio”, “la experiencia del 73 fue nefasta”, “Perón creó la Triple A y fue el responsable del terrorismo de Estado”, “prefirió a Lopez rega y los burócratas sindicales”, etc, etc. Un largo, larguísimo etcétera de falacias, distorsiones, medias verdades y, en algunos casos, simples disparates. Esto no pasaría de ser una anécdota curiosa frente a otro tipo de acusaciones muchísimo más graves, y que tienen por objetivo justificar la represión ilegal y el terrorismo de Estado de la dictadura genocida, presentándola como una “derivación” de las supuestas inclinaciones represivas de Perón. Se ha producido una fuerte corriente en la derecha antiperonista, gorila, liberal o simplemente fascista, destinada a presentar a Perón como el “verdadero cerebro” de la Triple A y el “antecesor” de videla. En esta tentativa propagandística confluyen algunos viejos procesistas, menemistas, y también sectores de ultraizquierda que consideran un “importante logro ideológico” demostrar que Perón es el culpable de todos los males, incluso de la dictadura genocida, para que se termine de una vez, en su criterio, la adoración de las masas por este “líder bonapartista” que las ha apartado del camino de la izquierda revolucionaria. Como en tantas otras oportunidades, la derecha más recalcitrante termina emparentada con la izquierda sectaria. En todos mis libros históricos he emprendido reivindicaciones de personajes injustamente desvalorizados, depreciados, estigmatizados u ocultados por la Historia “oficial”. No otro propósito tuvieron mis trabajos sobre Belgrano, monteagudo y Castelli. También en el presente me propongo una reivindicación: la del “último Perón”, como lo llamó 12 JAvIEr A. GArIN Taiana en un interesante libro. Ese Perón del regreso, el de la tercera presidencia, el de los años 73 y 74, puesto en la picota por la izquierda y la clase media “progresista”, desdibujado por el recuerdo rencoroso de quienes pretenden echarle al conductor la culpa de sus propios errores, usufructuado y deformado por una derecha reaccionaria y (esta vez sí) fascista, requiere cierto esfuerzo de argumentación para contradecir y desarmar los mitos denigratorios instalados. Ha quedado impresa en el imaginario colectivo la célebre plaza del 1 de mayo de 1974 y el mote de “imberbes” dedicado a los montoneros, y en cambio han pasado al olvido el extraordinario discurso de Perón ese mismo día ante la Asamblea Legislativa, o la convocatoria del 12 de junio de ese año a resistir los intentos de desestabilización y defender la liberación nacional, o la brillante política económica expresada en el Plan Trienal, o el testamento político del “modelo Argentino”, o las reiteradas iniciativas para la unidad latinoamericana, la defensa de los recursos naturales y la protección ambiental. Sirva esto como ejemplo de que una impresión superficial puede instalarse con mucha mayor facilidad que las conclusiones de un análisis profundo de las políticas reales. La memoria es harto selectiva. Las nuevas generaciones tienen derecho a conocer otra visión sobre la vejez de Perón, a no escuchar solamente la historia parcial que algunos por derecha y por izquierda se complacen en inculcarle. Tienen derecho a saber que una vez hubo un hombre que pensó –con agudeza sólo comparable a los más importantes estadistas del mundo– todos los grandes problemas políticos, sociales, económicos y hasta ecológicos que hoy nos preocupan, y los pensó desde la Argentina latinoamericana, no desde la falsa “París” porteña ni desde la mirada ladina de Yanquilandia, rusia o Europa; un hombre que, visionario, contemplaba el destino de la Patria cincuenta años para adelante, y que fue el único gran antiimperialista de nuestro país –aunque algunos que se dicen peronistas traicionaron desvergonzadamente su legado vendiéndose al Imperio de turno–. Sobre ese Perón más sabio que nunca en su vejez, aunque no exento de errores, pequeñeces y decisiones harto censurables, revolucionario hasta su último aliento –pero de una revolución pacífica–, consecuente EL úLTImO PEróN 13 precursor y promotor de la unidad latinoamericana como única defensa frente al vasallaje colonial, padre ideológico del tercermundismo y el movimiento de países no alineados, irreductible impugnador de los imperialismos que en Yalta se repartieron el mundo, me propongo escribir. Lo haré, no desde un falso academicismo presuntamente neutro, sino desde una posición ideológica comprometida con la defensa de lo nacional, popular y latinoamericano, que no puede dejar de ver en Perón a uno de sus más destacados referentes continentales. muchas posiciones resultarán polémicas, no lo dudo. Por el contrario, es la polémica lo que busco. Porque, ¿qué mejor oportunidad para polemizar y debatir sobre el último Perón y su legado al cumplirse cuarenta años de su fallecimiento? Y, tal como he intentado siempre en mis libros históricos, procuraré hacerlo sin ocultar ni disimular las debilidades humanas, los errores y vacilaciones y los defectos de quien, aún siendo el más importante líder del siglo XX en Argentina, no por eso dejaba de ser un hombre: vulnerable, influenciable, en ocasiones arbitrario e injusto, en suma: falible, como somos todos. Nada de estatuas de bronce. El bronce es el refugio barato de quienes no tienen argumentos. 2 CritiCar a la izquiErda sEtEntista no Es JustiFiCar la rEPrEsión ilEGal ni validar la tEoría dE los dos dEmonios Al comentar mi intención reivindicatoria del último Perón, muchos militantes me han objetado que ello equivalía a ponerse en contra de la militancia con la que siempre trabajé, e incluso que se contradecía con mi labor en materia de derechos humanos. Creo necesario, entonces, despejar esta cuestión de entrada. Las críticas –en ocasiones duras– que emergerán hacia la conducción de montoneros en sus conflictos con Perón, y también hacia las concepciones militaristas del ErP (Ejército revolucionario del Pueblo), son de índole estrictamente política y no pueden ser interpretadas en modo alguno como una “justificación” de la represión ilegal que luego sobrevino, a manos de la Triple A o de la dictadura genocida. Ni los errores políticos de estos sectores, ni la violencia política, ni la lucha armada, por inoportuna o equivocada que esté, pueden justificar jamás el accionar represivo ilegal o el Terrorismo de Estado, tal como reiteradamente he dicho en libros y conferencias. Por otra parte, no hay que confundir una militancia abnegada y gloriosa, que dio su vida y es acreedora de todo nuestro respeto, con el juicio que puedan merecernos aquellos que los conducían, cuyas erróneas concepciones o apetencias de poder forzaron posiciones equivocadas. Quienes pertenecemos a generaciones posteriores no podemos dejar de reconocer el invalorable aporte que a la tradición de lucha popular han hecho nuestros compañeros militantes de la juventud combativa de aquellos años: somos deudores de ellos en múltiples e indefinibles formas, pues su influencia en el campo popular se mantiene viva. Aún así, hemos de exa- 16 JAvIEr A. GArIN minar los hechos históricos críticamente y sin indulgencias “ideológicas”, porque es necesario al objeto que nos propusimos en este trabajo. La crítica tampoco debe ser excusa para intentar equiparar la lucha armada de las organizaciones de izquierda con la utilización del aparato represivo del Estado a los fines de masacrar a un sector de la población civil, argucia conocida como “teoría de los dos demonios”. En un reciente libro, en donde alega estar en contra de la teoría de los dos demonios, Julio Bárbaro rememora aquellos años dejándose llevar por una parcialidad tan enceguecida que, en realidad, no hace otra cosa que instalar la teoría de los dos demonios que finge no admitir, con el agravante de cargar las tintas constantemente sobre la izquierda combativa, como si la derecha fascista hubieran sido nenes de pecho y simples víctimas pasivas de los ensueños de poder de Firmenich… Idéntica tacha de parcialidad enceguecida cabe a algunos intelectuales de otra extracción ideológica –Bonasso, Feinmann– que, en su inocultable rencor narcisista, llegan a endilgarle a Perón absurdas responsabilidades en crímenes políticos de toda índole, como veremos. ¡Es necesario abordar estos temas tan delicados con mayor ecuanimidad! No puedo evitar contestar por anticipado ciertas críticas que siempre se formulan a la hora de marcar errores de sectores combativos. No es aceptable que se diga que sólo tienen autoridad moral para debatir estas cuestiones quienes han combatido o sido mártires o héroes. Si así fuera, no se podría hacer ningún tipo de debate histórico. Que no hayamos asistido a la revolución de mayo, no nos impide investigar, valorar o cuestionar a sus actores. Alguien que repudia la lucha armada o se opone a su práctica no podría examinar los setenta sólo porque no combatió en la guerrilla. Y, como ya he dicho, de ninguna manera constituye agravio a los combatientes ni a los caídos el analizar y juzgar críticamente las posiciones políticas adoptadas en determinado momento histórico por las organizaciones a las que pertenecían y por las conducciones que los orientaban. También se argumenta que es inoportuno discutir hoy estos temas porque aún hay demasiadas heridas abiertas. Esto último es cierto, pero EL úLTImO PEróN 17 no es cierto que sea inoportuno. Alguna vez el debate debe darse, y no podemos deferirlo a las generaciones futuras, por doloroso que pueda resultar para muchos. La experiencia del último gobierno de Perón proporciona impresionantes y vitales enseñanzas para el presente y el futuro. las medidas de gobierno adoptadas entre el 25 de mayo de 1973 y la muerte de Perón al año siguiente siguen siendo ejemplo de un camino posible en materia económica y social y de política internacional, y pueden inspirar respuestas a muchos de los problemas acuciantes que hoy nos aquejan. Los jóvenes revolucionarios de aquellos años las tildaban de tibias y timoratas porque ellos pretendían más de lo que las relaciones de fuerza permitían, motivo por el cual Perón los llamaba “apresurados”. muchos de esos jóvenes, hoy devenidos “maduros dirigentes”, pregonan que no es factible llevar adelante en el presente algunas de aquellas medidas, como las nacionalizaciones de bancos extranjeros o la nacionalización del comercio exterior agropecuario. ¿Tal vez se han vuelto ellos tibios o timoratos?… Pero no sólo por el análisis de aquellas medidas es importante conocer este período histórico: también lo es por la naturaleza de los enfrentamientos políticos que se llevaron adelante dentro del propio movimiento nacional (para infinito solaz de la oligarquía y el imperialismo) y de los medios empleados por los sectores en pugna, pues quizás el recordarlo pueda servir de enseñanza permanente sobre cuáles son los límites que no es posible transgredir desde el campo popular a la hora de presionar o enfrentar a un gobierno democrático, sin empezar a hacerle el juego objetiva e involuntariamente al enemigo. En tal sentido, tal vez no sea ocioso recordar las palabras que se atribuyen a Fidel Castro cuando, irónicamente, habría preguntado al militarista mario roberto Santucho: “¿Cómo es eso, chico, de una guerrilla rural en pleno gobierno democrático?”. Las generaciones más jóvenes hemos aprendido a valorar la democracia (a la que ya no calificamos despectivamente de “burguesa”) y el respeto a los derechos humanos (que ya no miramos como un simple “detalle”, sino como un componente fundamental de una sociedad so- 18 JAvIEr A. GArIN lidaria). Nos resulta harto difícil comprender la fascinación que en el pasado ejerció la violencia como método naturalizado de disputa política. Ya no creemos en el funesto e individualista mito del “guerrillero heroico” que hace salir la verdad y la justicia de “la boca de los fusiles” aunque el pueblo no lo acompañe. Tal vez hemos aprendido tardíamente –y a un costo enorme en vidas perdidas– lo que sabiamente decía Perón en aquellos años y que era recibido con una sonrisa escéptica: las transformaciones deben hacerse, en lo posible, con tiempo y no con sangre… 3 no rEGalar PErón a la dErECha. El mito dEl viEJo FaCho La izquierda argentina peronista y no peronista, pródiga en milagros, ha tenido la gentileza de cederle la figura de Perón a la derecha, que recibió el obsequio con gran placer y provecho. Como remedando las viejas caracterizaciones de victorio Codovilla en las etapas del antiperonismo más cerril, cuando el Partido Comunista prosoviético distribuía opúsculos contra el “nazifascismo” peronista, esta izquierda ciega ha decidido que el último Perón era un “viejo facho”. Ha dado así la razón a quienes pretenden, desde la derecha, apropiarse del legado de Perón y de su prestigio para sus propios fines. Perón sería un “viejo facho” a pesar de que su gobierno y su pensamiento, en la última etapa de su vida, presentaban rasgos tan notablemente avanzados que aún hoy los que se reivindican más “progresistas” y “nacionales y populares” distan de llegarle a los tobillos en muchos aspectos, según se examinará. El mito del fascismo de Perón data de la Segunda Guerra mundial y fue alimentado a derecha y a izquierda por la alianza militar del imperialismo norteamericano y el soviético contra el nazifascismo. Son conocidas las presiones ejercidas sobre el gobierno militar de que Perón formaba parte para que Argentina declarara la guerra al Eje, declaración resistida hasta último momento. La Unión Democrática, bajo los auspicios del embajador norteamericano Spruille Braden, asumió la forma y el discurso de un Frente Nacional Antifascista. Se instaló la idea falaz de que Perón era un imitador de mussolini y Hitler y que había adherido al fascismo durante su permanencia en Europa. El autoritarismo de los primeros gobiernos peronistas –nada remilgados en perseguir opositores hasta con cárcel y palizas– permitió que estos sectores cipayos sumaran 20 JAvIEr A. GArIN argumentos contra Perón. El Partido Comunista argentino correspondió a la enemistad del peronismo difundiendo la leyenda del fascismo peronista por todo el mundo con la facilidad que le proporcionaba la solidaridad internacional comunista. muchos sectores políticos latinoamericanos se dejaron llevar por el engaño de los comunistas argentinos y tardaron años en darse cuenta de que Perón no tenía nada que ver con el fascismo europeo ni con los dictadores latinoamericanos del realismo mágico. El mito del fascismo de Perón, tan conveniente para las intenciones de desprestigio del imperialismo norteamericano como para los prejuicios instalados por el Partido Comunista argentino entre sus pares de toda América Latina, ha resistido incluso hasta a la evidencia incontestable de que figuras míticas de la izquierda latinoamericana –Fidel Castro y Hugo Chávez– se inspiraron directamente en Perón para sus propias políticas antiimperialistas o tercermundistas. No es necesario argumentar demasiado para demostrar que el joven Fidel Castro tomó a Perón como modelo y que el movimiento cubano fue inicialmente una revolución nacionalista al estilo de Perón, antes de que la inconcebible torpeza de los norteamericanos obligara a Castro a recostarse en la Unión Soviética y abrazar el comunismo. Fidel Castro estuvo más cerca de ser un Perón que Perón lo estuvo jamás de ser un Fidel Castro. La liberación al conocimiento público de los documentos reservados del Departamento de Estado norteamericano en el período 1952/54 revela con claridad que, antes de la conversión comunista de Fidel Castro, la preocupación dominante en Estados Unidos, en relación a sus colonias del sur, era cómo contrarrestar la influencia de Perón en el “patio trasero” latinoamericano, pues “la tercera posición no es una posición de neutralidad pasiva, ya que Perón busca agresivamente alinear a América Latina bajo su liderazgo”, lo cual, dada la escasa influencia soviética en la región, constituía el principal peligro, pues atentaba “directamente contra los intereses norteamericanos.” En cuanto a Chávez, él mismo ha confesado su admiración por Perón y su deuda política e ideológica con el viejo general. “Chávez me pidió todas las películas de Perón, que es para él uno de los grandes referentes latinoamericanos”, refiere Pino Solanas, co-autor de las célebres cintas de actualización doctrinaria. Todo esto es harto sabido y ha sido repetido una y otra vez hasta el EL úLTImO PEróN 21 cansancio, pero hasta el día de hoy la derecha peronista y la izquierda antiperonista coinciden sin hesitaciones en negarlo: la primera, porque no quiere verse emparentada con Castro y Chavez, a quienes detesta y combate furiosamente por puro empecinamiento anticomunista, y la segunda, porque no quiere admitir que su tan odiado Perón haya sido el inspirador original de sus tan amados Castro y Chavez. resulta característico de la mistificación histórica antiperonista el imputar a Perón haber otorgado cobijo a fugitivos nazis en la Argentina, como una prueba palmaria de sus simpatías hitlerianas. Es el tópico preferido de las series seudohistóricas norteamericanas en canales como Discovery o History, que alternan este tipo de acusaciones contra los gobiernos independientes latinoamericanos con capítulos dedicados a probar la influencia extraterrestre en las civilizaciones humanas. Pero el “hitlerismo” peronista es una ficción no menos fantasiosa que la construcción de pirámides con ayuda de los platillos voladores. Estos “documentales” lavadores de cerebros consideran un pecado inconmensurable de Perón haber albergado científicos alemanes para impulsar el desarrollo científico-tecnológico argentino, como el ingeniero aeronáutico Kurt Tank o el físico ronald richter; pero nada dicen sobre la captación de científicos nazis por el gobierno norteamericano, ni consideran espantosas las casi tres mil bombas v2 lanzadas sobre poblaciones civiles y los veinte mil esclavos muertos en la producción de armamentos y cohetes de que fue responsable el feroz criminal de guerra Wernher von Braun antes de convertirse en el científico estrella de la NASA. Tampoco los críticos comunistas de Perón han sabido explicar por qué la captación de científicos nazis por Stalin es admirable mientras que cuando lo ha hecho Perón ha resultado abominable. Parece ser que lo abominable era que un país colonial periférico como Argentina tuviese el atrevimiento de querer desarrollarse. Si Perón hubiera sido nazi, no se explicarían los motivos por los cuales tantos miembros de la colectividad judía ocuparon altos cargos en sus gobiernos como jueces, diplomáticos, asesores, diputados, y hasta su último ministro de Economía, José Ber Gelbard. Tampoco se explicaría que hubiera sido de los primeros gobiernos en reconocer el Estado de Israel, ni que la Fundación Eva Perón en 1949 enviara a ese país impor- 22 JAvIEr A. GArIN tantes cargamentos de ayuda, alimentos, medicinas, etc., contribución que fue agradecida en persona por Golda meier, quien visitó la Casa rosada dos años después. ¡Y menos se explicaría que la Argentina peronista haya sido el país que mayor proporción de refugiados judíos per cápita recibió en todo el mundo, con excepción de Palestina!… Dentro de la misma línea argumental se sostienen, desde el antiperonismo cerril, mitos de supuestas amistades fascistas de Perón, que incluirían al paraguayo Alfredo Stroessner, al dominicano Trujillo y el genocida español Francisco Franco. Este mito no explica cómo es posible, si Perón era afín a los dictadores de derecha, que mantuviera relaciones de colaboración y ayuda estrecha con personajes connotados de la izquierda internacional tales como: Fidel Castro, el “che” Guevara, el guatemalteco Jacobo Arbenz, el peruano velasco Alvarado, el chileno Salvador Allende, el chino mao Tse Tung, los gobiernos socialistas de varios países del Este europeo, etc. Ni tampoco explicarían cómo es posible que una de las políticas claves de Perón en todos sus gobiernos haya sido el rechazo tajante de las llamadas “fronteras ideológicas”: imposición estadounidense que pretendía que los países latinoamericanos sólo se relacionaran con el mundo capitalista y no pudieran ni siquiera comerciar con los países socialistas. Las relaciones entre líderes políticos mundiales o regionales no son por “afinidades personales” como la bobería de los diarios y de los malos historiadores parece creer, sino por conveniencias políticas. Perón había de relacionarse amistosamente con dirigentes y Jefes de Estado de toda América Latina si quería ejercer influencia regional, y para ello debió cultivar relaciones hasta con dictadores tan despreciables como el asesino Anastasio Somoza. Pero el estudio de las relaciones diplomáticas y políticas del peronismo en América Latina revela el grado de apoyo que Perón prestaba a ciertos gobiernos y ciertos dirigentes que hoy consideramos de izquierda popular latinoamericana, porque eran los aliados más consistentes que podía encontrar en su principal desafío: el trazado de un camino autónomo y soberano frente a las imposiciones norteamericanas y en pos de la unidad continental de Latinoamérica. En aras de esos objetivos, obviamente que debió tragarse sapos, como tenerlo alguna vez a Somoza en el balcón de la Casa rosada… EL úLTImO PEróN 23 De la misma manera se cuestiona que hubiera preferido el exilio español en Puerta de Hierro en vez de en La Habana castrista tal como le proponía su delegado personal John William Cooke, factótum del acercamiento mutuo del peronismo y la revolución Cubana. Los necios y los fascistas lo interpretan como un gesto de Perón hacia Franco y en contra de Castro, indicando sus preferencias fascistas. Obviamente que no es así. Hubo muchas razones para que Perón renunciara al exilio latinoamericano, entre ellas, razones de seguridad personal, ya que fue objeto de varios atentados y conspiraciones para asesinarlo. Es verdad que recibió reiteradas ofertas para asilarse en La Habana y las rechazó, pero no por antipatía hacia el castrismo, sino porque su línea política fundamental era el antiimperialismo y la Tercera Posición, y por tanto habría sido una verdadera contradicción que se refugiara en un país que mantenía una alianza con el imperialismo soviético. Dice al respecto Emilio Aragonés Navarro, quien se entrevistó con Perón como emisario de Fidel Castro para proponerle, entre otras cosas, radicarse en Cuba: “Trasladar su residencia a La Habana le podía ocasionar algunos problemas (…) Algunos amigos de Cuba criticaban a Perón por no ser un revolucionario pero ese criterio fue evolucionando (…) al ver todo lo que Perón hacía por estrechar las relaciones con Cuba.” Durante su estadía en España, en donde estaba sujeto a la constante desconfianza y control de los servicios de inteligencia franquistas, no mantuvo con Franco trato personal o político y sólo tuvo una relación de carácter protocolar. Es bien sabido que Franco detestaba a Perón pero se veía obligado a darle asilo en virtud de la importante ayuda económica y alimentaria que el gobierno peronista había otorgado al pueblo español cuando el “bloque anglosajón” de posguerra, encabezado por Yanquilandia, pretendió mantener aislada a la mal llamada “madre patria”. Y la ayuda de Perón a España y la visita clamorosa de Evita en aquellos tiempos no obedeció a un apoyo a la dictadura franquista sino a una muestra de amistad al pueblo español, a la vez que una señal de clara independencia en la política exterior argentina respecto del imperialismo “bifronte” anglosajón. Los seudoizquierdistas antiperonistas jamás podrán explicar cómo es que el gobierno “fascista” de Perón apoyaba la revolución popular de Guatemala encabezada por Jacobo Arbenz en su lucha contra los inte- 24 JAvIEr A. GArIN reses imperiales norteamericanos y el intervencionismo bandoleril de la United Fruit Company. Tampoco explican los motivos por los cuales Perón pidió al embajador argentino en Guatemala que ayudara a huir de la represión después del golpe imperialista al joven comunista Ernesto Guevara. Cuenta ricardo rojo en su libro “mi amigo el che” que en sus viajes por América, al observar las políticas antiimperialistas y latinoamericanistas del peronismo, él y su amigo revolucionario –antiperonistas acérrimos– empezaron a mirar con otros ojos a Perón… resulta inexplicable para fascistas e izquierdistas el hecho de que Fidel Castro mismo fuese acusado de estar a sueldo de Perón, cuando era un dirigente estudiantil de apenas 21 años y la embajada peronista en Cuba le costeó el pasaje a Colombia para participar de actividades político-estudiantiles que incluían el apoyo al líder opositor luego asesinado José Eliecer Gaitán (el imperialismo no perdona). En esa oportunidad Castro convenció a Gaitán de pronunciar un discurso para cerrar un congreso de estudiantes latinoamericanos respaldado por el gobierno argentino, y participó de una volanteada a favor de malvinas. “En 1998, cuando la CIA desclasificó sus documentos secretos, nos enteramos, gracias al trabajo de rogelio García Lupo, que a Fidel Castro la inteligencia estadounidense lo tenía catalogado como un dirigente estudiantil peronista de origen cubano”, recuerda Alcira Argumedo. El Che Guevara y Cooke presidieron en Cuba en 1962 un acto de aniversario del 25 de mayo, evidenciando en sus discursos la total sintonía antiimperialista de los sectores que ambos representaban. Poco después el propio Che Guevara se ponía a la cabeza de una serie de operaciones de apoyo del castrismo a Perón, incluyendo ayuda financiera para el Operativo retorno. Según Julio Gallego Soto, Enrique Pavón Pereyra y valentín Luco, Perón y el Che (con identidad falsa, disfrazado de monje capuchino) mantuvieron largas entrevistas en Puerta de Hierro para analizar la situación latinoamericana y mundial en el marco de la lucha antiimperialista, en el curso de las cuales Guevara le facilitó fondos cubanos para financiar actividades políticas tendientes al regreso de Perón a Argentina, a la vez que Perón le aconsejaba no encabezar las acciones guerrilleras en Bolivia. El Operativo retorno de Perón al país fue finalmente frustrado por el Departamento de Estado yanqui con la EL úLTImO PEróN 25 colaboración del gobierno pronorteamericano de Brasil, y el Che resultó asesinado en Bolivia (el imperialismo no perdona). Perón llegó a justificar, en su correspondencia de aquellos años, el giro de Castro hacia el comunismo y su alianza con moscú, sosteniendo que no tenía otra opción si no quería caer bajo las garras norteamericanas: “Fidel es un patriota, de comunista no tiene más que la necesidad de subsistir frente a los ataques del coloso del norte”, escribió. Es más que célebre la carta que Perón envió a la militancia a través de su delegado el mayor Bernardo Alberte, con motivo del asesinato del Che en Bolivia, en donde lo reivindica como un hermano de causa y canta loas a la valentía con que enfrentó “la voracidad insaciable del imperialismo que, con la complicidad de las oligarquías apátridas apuntaladas por militares títeres del Pentágono, mantienen a los pueblos oprimidos”. Además de calificarlo de “héroe” y “la figura joven más extraordinaria que ha dado la revolución en Latinoamérica”, sostiene categórico: “su muerte me desgarra el alma porque era uno de los nuestros, quizás el mejor. (…) Su vida, su epopeya, es el ejemplo más puro en que se deben mirar nuestros jóvenes, los jóvenes de toda América Latina. (…) El Peronismo, consecuente con su tradición y su lucha, como movimiento nacional, popular y revolucionario, rinde su homenaje emocionado al idealista, al revolucionario, al comandante Ernesto Che Guevara, guerrillero argentino muerto en acción, empuñando las armas en pos del triunfo de las revoluciones nacionales en Latinoamérica”. Y en carta a ricardo rojo señalaría más tarde que sobre la tumba del Che “ha de figurar el sello de honor de los hombres libres que combatieron contra el imperialismo”. ¿Y qué decir de las reiteradas manifestaciones de Perón de apoyo a la revolución China y a mao Tse Tung, a quien dirigió una famosa carta en 1965? En ella le manifiesta: “nosotros concordamos en todo lo fundamental”, aunque reconoce que las diferencias entre ambos países implican adoptar diferentes tácticas de lucha. “La acción nefasta del imperialismo, con la complicidad de las clases traicioneras, impidió en 1955 que lográramos recorrer la etapa de la evolución democrática para preparar a la clase obrera a la total y posterior revolución socialista”, le dice a mao. En otra oportunidad insiste: “O nos liberamos nosotros o nos liberarán 26 JAvIEr A. GArIN los chinos (…) Hace veinte años (…) lanzamos la Tercera Posición (…) y hoy más de las dos terceras partes del mundo se encuentran inclinadas a seguirla. Así como el Gran mao encabeza el Asia, Nasser el África o De Gaulle a Europa, muchos millones de hombres de todas las latitudes de la Tierra luchan en igual sentido por la liberación del azote imperialista.” Es claro que al incluir a figuras tan disímiles como mao, Nasser y De Gaulle, Perón no incurre en confusionismo ideológico: lo que pretende es remarcar con ejemplos diferentes la necesidad de abrir un camino de liberación de los dos imperialismos que a la sazón pretendían subyugar al mundo. más tarde, ya próximo a reasumir la Presidencia, afirma, para gran escándalo de los reaccionarios argentinos: “Si yo fuera chino, sería maoísta”. Y que no se diga que estas alabanzas a mao fueron producto de una demagogia izquierdista del exilio, porque volvió a repetirlas en varias oportunidades estando en el poder: por ejemplo, en el discurso a las Delegadas del movimiento Nacional Justicialista del 27 de agosto de 1973, en que exaltó la participación femenina lograda en la China de mao. Dice Alcira Argumedo recordando una entrevista que hizo a Perón: “Tenía mucha más presencia a nivel internacional de la que uno suponía en ese momento. (…) Floreal Ferrara, en su libro, que es una entrevista autobiográfica, cuenta que una vez viajó a Ghana, en África, para un encuentro de medicina y lo convocó el entonces presidente y líder político de la independencia de Ghana Kwame Nkrumah (…). Cuando llegó, Nkrumah le pidió a Ferrara que le hablara de la Argentina y del peronismo. Ferrara, lo miró sorprendido y le dijo: “¿Pero cómo, del peronismo…?” Y ahí nomás, Nkrumah le respondió: “Es que nosotros somos peronistas”. (…) Pedro Brienza, que era de vanguardia Comunista (…) relata que con roberto Cristina, al que después mataron, entrevistaron al presidente Enver Hoxha en Albania. Le cuentan que ellos son marxistas, maoístas y pro albaneses. Enver Hoxha les dice: “¿Pero cómo? En la Argentina tienen que ser peronistas”. Incluso, en la revolución islámica del ayatollah Jomeini utilizaron la misma metodología de distribución de casetes que en la resistencia peronista. En su libro sobre Perón, Norberto Galasso cuenta que, efectivamente, había una relación con el ayatollah Jomeini”. Se suele criticar a Perón que, después de haber apoyado a Salvador Allende y a su amigo el general Prats, se aviniera a reconocer la dic- EL úLTImO PEróN 27 tadura de Pinochet e incluso a entrevistarse con el sangriento dictador durante una escala técnica del avión presidencial chileno en la base aérea de morón, en mayo de 1974. Pero no se dice que, en el juicio del año 2008 por el asesinato de Prats, varios testigos afirmaron que una de las razones que habría tenido Pinochet para ordenar el crimen fue la estrecha relación que Prats tenía en Buenos aires con Perón. según explicó al juez el ex embajador chileno ramón Huidobro, Pinochet culpó a Prats por el fracaso de su entrevista con Perón, oportunidad en la cual el presidente argentino le habría planteado la mala imagen de la dictadura chilena por la represión, que hacía muy difícil ayudarla, agregando, para disgusto del dictador, que las Fuerzas Armadas no eran propiedad de los comandantes en jefe. En sus evocaciones, Prats califica a Perón de “ciudadano de América y lúcido observador de la realidad latinoamericana” y le agradece por las deferencias recibidas, incluyendo el haberlo ayudado a “encontrar un trabajo decoroso que me permite subsistir”. El condenado manuel Contreras, jefe de la policía secreta chilena, alegó en su insólito descargo que el propio general norteamericano vernon Walters, le dijo que la CIA estaba “preocupada por la situación en Argentina, donde tanto el gobierno de Perón como los extremistas de la Junta Coordinadora revolucionaria, dependiente de Fidel Castro, trataban de que el general Prats liderara un golpe de Estado” contra Pinochet. Estos datos de trastienda eran ignorados por los izquierdistas argentinos que en aquellos días insultaban grotescamente a Perón por haberse reunido con el genocida chileno. Hoy deberían saberlos, y sin embargo prosiguen con esas críticas ridículas… Obviamente, nada de lo dicho convencerá a los antiperonistas e izquierdistas ciegos, empeñados en ver un fascista en Perón. Dirán que todas sus acciones y sus dichos en pro de la izquierda antiimperialista latinoamericana y mundial eran pura pantomima y fingimiento, que Perón tenía dos caras, que hablaba para engañar a los tontos y cooptar a la juventud, etc. Pero es inútil discutir cuando la maraña de prejuicios no deja ver los hechos. Por otra parte, la derecha fascista o neoliberal del movimiento peronista tampoco aceptará esta visión sobre Perón, porque ellos quieren ver 28 JAvIEr A. GArIN en el líder su propio reflejo de reaccionarios, y utilizar su predicamento sobre las masas para afianzar su peculiar traición a las ideas de Perón. Esperamos que el lector de este libro acepte evaluar los hechos de otro modo, y deje a un lado las anteojeras para tratar de percibir al Perón real, que no era Fidel Castro ni Hugo Chavez, pero a quien Castro y Chavez alguna vez intentaron parecerse. Para remachar esta refutación a las acusaciones infundadas contra Perón, nada mejor que citar a Perón mismo, quien en carta a su amigo Cooke escribía en 1960: “el noventa por ciento de los pueblos latinoamericanos están con Cuba y con Fidel, no sólo porque tiene razón, sino también porque enfrenta valientemente a los eternos enemigos de esos pueblos (…) Ya estamos curados de espanto para impresionarnos con los calificativos que cuelgan en el “mundo libre”. a nosotros nos llamaron fascistas en 1943, nazis en 1946 y comunistas en 1955, sin que fuéramos otra cosa que buenos argentinos deseosos de liberar a nuestro país. Al coronel Arbenz lo declararon también comunista y así Guatemala pudo ser ocupada por fuerzas organizadas por Foster Dulles, que era el principal accionista de la United Fruit. Es lógico ahora que Fidel Castro y los patriotas que lo acompañan sean también “comunistas” desde que se han atrevido a decir la verdad, a liberar a su Pueblo y a poseer la firme decisión de vencer a sus verdaderos enemigos. Yo sé bien lo que son las sanciones económicas. En 1948 nos las aplicaron intensamente, impidiendo la provisión de todo material petrolífero y dejando sin efecto la compra prometida de toda nuestra producción de lino, que, en ese entonces, representaba más del sesenta por ciento de la producción mundial. Como en el caso de Cuba, fue la Unión Soviética la que nos sacó del apuro, comprando el lino y ofreciéndonos material petrolífero. Sería largo enumerar la serie interminable de infamias que el gobierno de los Estados Unidos cometió entonces contra nosotros, las que iban desde la calumnia más indecente hasta el robo liso y llano de mil quinientos millones de dólares. ¡Qué me van a decir a mí quiénes son los yanquis!”. Por supuesto, siempre queda el consabido argumento de que Perón en el 73 ya no era el mismo, sino un “fascista senil”, un “carcamal” dominado por su esposa y por su secretario, un “viejo jodido” (como EL úLTImO PEróN 29 lo llama injuriosamente el seudofilósofo José Pablo Feinmann con odio retroactivo), sólo utilizable como zanahoria para arrastrar a “las masas peronistas” hacia el camino de liberación descubierto por los “verdaderos antiimperialistas” de la izquierda revolucionaria… Pues bien, no es así. Uno de los objetivos de este libro es demostrar que, en sus líneas fundamentales, las políticas seguidas por el gobierno peronista desde el 11 de marzo de 1973 hasta la muerte de Perón, no se apartaron un ápice de la concepción antiimperialista, tercermundista y latinoamericanista que hemos sucintamente esbozado. 4 la suPuEsta dECadEnCia mEntal Además del mito del “viejo facho” se han difundido otros con idéntica finalidad. Se dice, por ejemplo: “Perón estaba gagá”. Con este mito se pretende explicar médicamente una supuesta decadencia ideológica y política. Perón, en su último gobierno, era un hombre anciano, octogenario: según afirma Galasso, había nacido dos años antes de lo que figuraba en su partida de nacimiento. Aunque de físico robusto por la práctica de numerosos deportes, tenía serios problemas de salud, habiendo padecido un infarto en España en 1971 o 1972, lo cual fue ocultado incluso a sus médicos argentinos, Dres. Taiana y Cossio. “Era un antecedente muy importante y totalmente ignorado por nosotros”, refiere Taiana sin disimular su asombro al enterarse tiempo después. “No se olvide –escribe Perón en cierta oportunidad a Cámpora– que, a pesar de las apariencias, llevo sobre mis espaldas muchos y muy cargados años.” Antes había manifestado a Paladino, para justificar su negativa a aceptar una candidatura: “Si soy Presidente, me muero en seis meses”. Durante la campaña electoral de Cámpora, Perón debió modificar sus planes de gira internacional y someterse a una intervención por pólipos intestinales. En marzo de 1973 Abal medina lo encontró muy desmejorado, no queriendo mantener reuniones políticas mayores a las dos horas y “sobre el final de las mismas se lo nota cansado”. Ya de regreso definitivo en Argentina, sufre una isquemia coronaria bastante grave el 26 de junio de 1973, por lo cual Taiana y Cossio proponen una guardia médica permanente, a lo que se opone López rega, quien oficiaba de enfermero improvisado y encontraba en esos servicios una fuente de poder. El 5 de julio sufre una insuficiencia ventricular con principio de edema agudo de pulmón. En agosto, poco antes de aceptar la candida- 32 JAvIEr A. GArIN tura presidencial, pide un chequeo general, y Cossio y Taiana le dicen que no está en condiciones de afrontar el trabajo de un presidente sin riesgo grave y debe disminuir sus actividades debido a sus problemas cardíacos e intestinales. En noviembre, luego de una semana agotadora con discursos y un viaje a montevideo, sufre un edema pulmonar y es asistido de urgencia por un médico vecino a su residencia, quien le salva la vida. El primero de enero de 1974 sufre “trastornos cardiocirculatorios de importancia que persisten hasta el 10 de enero”. Es entonces cuando ambos médicos personales deciden explicar a todo el gabinete el grave estado de salud, pronosticando una sobrevida no mayor a “seis u ocho meses”, ante la sonrisa escéptica de López rega, quien pretendía mantenerlo sano con poderes esotéricos. El 14 de enero llega de España el antiguo médico de cabecera, Dr. Florez Tazcón, quien coincide con los sombríos vaticinios, lo mismo que, poco después, el Dr. Antonio Puigvert. El 6 de junio de 1974 emprende un viaje de cortesía al Paraguay que precipita su declinación, pues al regresar, según raúl matera, presentaba “un cuadro gripal con complicación cardíaco-pulmonar”. El 15 de junio, luego de atravesar una seria crisis política que casi lo lleva a presentar la renuncia, expresa dolores precordiales, y su situación comienza a agravarse lenta pero irreversiblemente, aumentando los dolores y la arritmia hasta que el día 28 de junio “sobreviene un edema agudo de pulmón” y un nuevo infarto cardíaco que lo obliga a delegar el mando al día siguiente. Es el comienzo del fin que acaecerá poco después, tal como le habían pronosticado. Pese a este breve racconto, no estaba “gagá” ni mucho menos, y sólo en sus últimos momentos de vida parece haber visto nublado su juicio. Según Abal medina, antes de marzo de 1973 solía llevar un ritmo de trabajo con reuniones de días completos, y en los años 1971, 1972 y 1973 no observó en él “el menor síntoma de senilidad”. Sus fuerzas físicas menguantes le impidieron luego desplegar la hiperactividad de otros tiempos, y lo obligaron a confesar más de una vez –ante el acoso inmisericorde de propios y extraños– “estoy muy cansado, querría estar allá en mi casa de madrid”. Sin embargo, ello no había oscurecido la lucidez de su comprensión analítica, como bien testimonia Taiana: aún en los últimos tiempos, “intelectualmente estaba brillante. Conservaba su memoria, su EL úLTImO PEróN 33 raciocinio, intactos, como en sus mejores épocas. (…) Creo que Perón no fue engañado nunca, porque él tenía su intelectualidad perfectamente intacta, nítida”. Sin embargo, con su deterioro físico comenzó a haber “un abismo entre su esfera intelectiva y su esfera volitiva”, afectada por las dificultades físicas en aumento, la fatiga, la creciente dependencia física y emocional respecto de terceros y todos los inconvenientes derivados de la edad avanzada y el deterioro cardíaco. Perón había intentado fundamentar el impulso y espacio de poder relevante dado a la juventud dentro del movimiento nacional en circunstancias biológicas y emocionales: “soy un hombre viejo, y con los años hay algo en la cabeza que se marchita y algo en el corazón que se intimida”, señalaba. Decía que era el tiempo de abrir paso gradualmente a los jóvenes, y que otros y no él debían tomar las riendas. Se reservaba el papel de conductor estratégico e insistentemente aseguró, durante la campaña electoral y el gobierno de Cámpora, que era su deseo dedicarse a realizar viajes y contactos para promover la Unidad Latinoamericana y los lazos con el Tercer mundo. Episodios graves que luego examinaremos lo obligaron a cambiar de parecer y a asumir en persona la conducción del gobierno, aún sabiendo que ello le significaría, –tal como reiteradamente le señalaran sus médicos– adelantar la muerte. Al regresar a Argentina y embarcarse en un nuevo gobierno, Perón intentaba brindar su “último servicio a la Patria”, no por ambición, sino por necesidad histórica. “Yo pensaba realmente no participar en este gobierno. Han sido solo circunstancias especiales que se han presentado las que me han obligado a asumir el gobierno, por imposición de una masa popular a la cual no se puede decir que no. Yo deseaba quedar libre para viajar por toda Latinoamérica cumpliendo una misión de acercamiento entre nuestros países y también preparando acuerdos. Las tareas de gobierno son ahora aquí muy pesadas”, confía en un reportaje durante la visita de Omar Torrijos. Así lo corrobora vicente Solano Lima: “Perón me había dicho que él definitivamente no tenía intenciones de ser presidente, que su salud no se lo permitía; en lugar de esto, él planeaba dejar a Cámpora administrar el país, mientras su rol podría ser el de un viejo estadista; (…) dedicarse especialmente a asuntos hemisféricos y (…) promover la integración latinoamericana”. 34 JAvIEr A. GArIN Lejos de la leyenda de la senilidad instaurada, son unánimes los testimonios acerca de su lucidez, y no pocos quienes consideran que Perón había unido a su excepcional inteligencia una profunda reflexión, alcanzando en aquellos momentos su mayor sabiduría política. Sea por cálculo y táctica política, o por convicción profunda, se esforzaba por superar los sectarismos, procuraba universalizar su visión, se enfocaba en cuestiones de trascendencia ecuménica, se mostraba capaz de superar antiguos resentimientos y veía las cosas desde una perspectiva general. “Soy un león herbívoro, un militar pacifista”, explicaba. “vuelvo desencarnado”, sostenía. Llamaba a la pacificación y la unión nacional para afrontar las tareas de liberación. Y reemplazaba un viejo y sectario apotegma de las “veinte verdades” justicialistas por el célebre “para un argentino no hay nada mejor que otro argentino”. Pedía dejar a un lado “los asuntos pequeños y gallináceos”. “Este juego de enanos que se ha dado en muchas oportunidades tenemos que abandonarlo”, exhortaba. En el curso de este libro expondremos muchas de las ideas que Perón maduró en sus últimos tiempos, demostrativas de que, pese a su natural declinación biológica, distaba enormemente de padecer obnubilación. Ello no impidió que se volviera paulatinamente más dependiente de quienes lo rodeaban, en especial de su esposa Isabel y de su secretarioministro-enfermero José López rega, conforme expresa Taiana, citado más arriba, influyendo esta dependencia, según algunos testigos, en muchas de sus decisiones menos afortunadas. 5 ContraPosiCionEs dEniGratorias Con El PErón dEl 45, Con Evita Y Con CámPora Tambien se dice: “El último Perón no era el del 45”. Esta obviedad sería cierta si no fuera peyorativa. Ni Perón ni el mundo eran, en el 73, los mismos que en el 45. Sin embargo, es una falacia en la medida en que se quiere significar con ello que Perón había dejado de ser un dirigente revolucionario y brillante. veremos que las líneas directrices de su acción y pensamiento no sufrieron modificaciones esenciales, sobre todo en su concepción nacionalista y antiimperialista, a pesar del mito instalado y de las diferencias metodológicas y de contexto. Otras variantes de comparación odiosa y falaz ya habían sido empleadas con anterioridad contraponiendo las figuras de Perón y de Evita. Con el romanticismo adolescente típico de ciertas pequeñoburguesías que se complacen en adorar los revolucionarios muertos y las revoluciones fallidas (pero execrar a las revoluciones realmente existentes), exaltando la acción heroica en desmedro de la construcción política cotidiana, y privilegiando la pasión espontánea por sobre los complicados pliegues de la táctica y la estrategia, se sostuvo que Evita era la verdadera revolucionaria y que Perón no habría sido nada sin ella. Aun siendo evidente que Evita no habría ocupado el sitial que ocupó sin el espaldarazo y guía de Perón, al menos en la vida política, los mitómanos prefieren engañarse y levantar la bandera de una Evita autónoma e intransigente frente a un Perón claudicante y transero. Es el mismo pensamiento infantil que los lleva a contraponer el Che Guevara guerrillero al Fidel Castro jefe de Estado. La reivindicación de Evita para denigrar a Perón se convirtió en una operación cotidiana de la izquierda peronista, antes y después de la plaza del 1 de mayo de 1974, y era coreada en toda ocasión posible bajo la forma de la consigna: “Si Evita viviera sería montonera”. Como si Evita, alguna vez, hubiese aceptado enfrentarse con su mentor. 36 JAvIEr A. GArIN una reedición moderna y llamativamente infantil de esta metodología denigratoria es la contraposición de Cámpora con Perón. Cámpora habría sido el verdadero representante del espíritu revolucionario de los setenta; su gobierno sería una “primavera” de triunfos populares, mientras que a partir de la asunción de Perón se habría producido un retroceso altamente reaccionario. En las redes sociales, abundan expresiones militantes, sobre todo de jóvenes, que alimentan este mito antihistórico. Hasta se ha creado una agrupación partidaria que levanta como bandera el nombre de Cámpora. Para contrarrestarla en el mismo nivel de absurdo, desde otros sectores ideológicos fundaron agrupaciones con denominaciones tales como “la Juan Domingo” o “la Solano Lima”. Cuando el pasado se tergiversa para servir a fines políticos del presente suceden estas cosas. En términos históricos puede sostenerse que, efectivamente, hubo un giro político en la conducción del proceso, sobre todo a partir de la masacre de Ezeiza, pero no debido a que en el período previo hubiera regido la personalidad autónoma y revolucionaria de “El Tío”, como se conocía popularmente a Cámpora, y luego hubiera sido desplazado por un Perón reaccionario. Tanto antes como después, la conducción estuvo en manos de Perón, quien decidió operar un cambio táctico en su conocido sistema “pendular” dando preeminencia a otros sectores en desmedro de la juventud combativa y de la izquierda peronista, la cual pretendía disputarle la jefatura real (confinándolo al papel de un simple “patriarca”) y no supo aprovechar con inteligencia los generosos espacios institucionales de que gozaba. El trasfondo geopolítico de este giro táctico será analizado más adelante. El mito no advierte que Cámpora nunca fue un Presidente autónomo ni un dirigente con personalidad propia. Fue simplemente –y nada menos– el vicario de Perón en la Presidencia, como él mismo se encargaba de dejar en claro en todas las circunstancias, invocando como su virtud militante distintiva la “lealtad” al líder del movimiento, según lo anunciaba el lema popular de la campaña electoral: “Cámpora al gobierno, Perón al poder”. En su discurso ante la Asamblea Legislativa proclamó enfático: “Es la hora de Perón”. (¿Lo habrán leído los “camporistas”?). Ni un solo paso importante del gobierno de Cámpora fue adoptado sin la EL úLTImO PEróN 37 anuencia de Perón, a quien consultaba constantemente. Cámpora mismo escribió un opúsculo titulado “Cómo cumplí el mandato de Perón”, donde, entre otras cosas, revela que su intención fue en todo momento hacer lo que Perón dijera y eventualmente renunciar para que la presidencia fuera a manos de su jefe, lo cual no hizo antes debido a los problemas de salud del General. Perón gobernaba a través de Cámpora, y según numerosos testimonios (Cámpora mismo, Taiana, Fermín Chavez, Jorge Antonio, Carlos Gallo, Paladino, robledo, Solano Lima, los diarios de la época, etc.), su plan era evitar la Presidencia y dedicarse a promover las relaciones internacionales, como el mismo líder explicitó en numerosos reportajes, hasta que las dificultades internas y externas de la dinámica histórica lo obligaron a prescindir del vicario para asumir la responsabilidad gubernamental directa, siendo visualizado por vastos sectores políticos, sindicales, empresariales y militares como “el único capaz, en tal situación, de imponer el orden y la tranquilidad, en tanto jefe indiscutido” (cosa que Cámpora no era). La decisión de Perón de aceptar la renuncia de Cámpora a la Presidencia y su propia postulación constituyó un considerable sacrificio físico y espiritual que indudablemente aceleró su muerte, tal como había anticipado dos años antes en madrid. La “primavera camporista” fue, pues, una etapa del gobierno de Perón, con sus peculiaridades, es cierto, pero no un fenómeno separado. Esta verdad histórica incontrastable fue sepultada por el mito desplegado por los nostálgicos setentistas de que Cámpora era “otra cosa”, que tenía una vida política propia y que debía ser reivindicado como alguien contrapuesto a Perón en términos de sensibilidad revolucionaria. En realidad, estos nostálgicos desean reivindicarse a sí mismos al evocar un período en el cual la juventud revolucionaria creía que era ella la que dirigía el proceso con Cámpora como títere, sin comprender que el verdadero conductor era Perón. No advierto inconvenientes en que se reivindique a Cámpora, como sin duda se merece en cuanto luchador del campo popular, pero, para ser justos, habrá de reivindicárselo en lo que él mismo consideraba su misión histórica (y no en pretendidos liderazgos alternativos, a los que nunca aspiró ni en sueños ni en pesadillas): cumplir el mandato de Perón en una intensa pero efímera etapa de transición. 6 El mito dE los sErviCios rEvoluCionarios ExCluYEntEs Otro mito denigratorio de Perón, destinado a la autorreivindicación sectorial y generacional, consiste en afirmar que el regreso de Perón fue obra y gracia de los sectores de la juventud combativa encabezados por montoneros. Este mito va acompañado del reproche: “nosotros logramos su regreso y él nos traicionó”. Sin desconocer los méritos, el heroísmo y el sacrificio de la militancia juvenil combativa, debemos señalar que esta fue una de las tantas herramientas puestas en juego por Perón desde su conducción estratégica para derrotar a la dictadura militar antiperonista. Fue Perón, una vez más, quien, dirigiendo la lucha de los sectores populares, y valiéndose de múltiples acciones en todos los terrenos –social, político, sindical, militar–, condujo con habilidad el cercamiento de la dictadura, evitó las numerosas trampas tendidas y finalmente la obligó a aceptar su regreso sin condiciones y la realización de elecciones libres. La juventud combativa tuvo allí un rol importante, notable, heroico hasta el martirio de muchos que entregaron sus vidas, pero no excluyente. Y las llamadas por el propio Perón “formaciones especiales” (vale decir, las organizaciones armadas peronistas) contribuyeron a desgastar la dictadura, así como a amedrentar a la oligarquía y la burguesía (a tal punto que la Sociedad rural, eligiendo el “mal menor” de Perón, llegó a suscribir con resignación el Pacto Social); pero nunca habrían conseguido derrotar a esos poderes sin la inteligencia del Conductor estratégico, ni el aporte de los restantes sectores del movimiento popular, que en la visión de los “vanguardistas” parecerían no haber existido sino como una masa amorfa y claudicante. 40 JAvIEr A. GArIN Esta apreciación sectaria ha subsistido como herencia generacional, pese a que hombres como el propio Abal medina confesaron en su momento: “El centro de estos errores (de la juventud) era sentirse propietarios exclusivos de la victoria”. Tambien roberto Perdía admite: “no entendimos que el triunfo no era solamente nuestro sino que era compartido con las otras franjas del peronismo, tan legítimas como nosotros mismos. Actuamos, a partir del 25 de mayo de 1973, como si fuéramos dueños de todo”. Dentro de este contexto ha florecido la teoría de la “utilización”. Según esta teoría, un maquiavélico e inescrupuloso Perón “utilizó” a los montoneros y después los descartó. Esta teoría fue rechazada por algunos de los líderes montoneros, quienes son bien conscientes de que ellos utilizaron a su vez a Perón como bandera para su propia expansión política en las masas. Por ello, tal vez, Perdía mismo sostiene que es incorrecto hablar de utilización de montoneros por Perón o viceversa. Sin embargo, debemos decir que esta teoría adolece de un moralismo hipócrita, contrario a la realidad política universal. Siempre la política contiene una parte importante de utilización. La militancia política consiste en someterse voluntariamente a la utilización en aras de fines que se consideran nobles o deseables. Los caídos en una lucha mueren por ideales a los que buscan servir, son “instrumentos” voluntarios. Y los dirigentes también se saben “instrumentos” de ocasión. Perón sostenía que “nadie debe ser instrumento de la ambición de nadie”, pero está claro que no incluía en esa prohibición el ser instrumento de la causa nacional y popular y de los “hábiles manejos” de su propia conducción. Utilizó y descartó a numerosos dirigentes y sectores, tales como Cooke, Alberte, Paladino, Galimberti, Abal medina, Cámpora, rucci, la derecha y la izquierda, de acuerdo a su famoso método de “conducción pendular”. Y también fue utilizado por quienes se amparaban en el predicamento de su apellido entre las masas para construir una carrera política, consolidar una organización, controlar un sindicato, acercarse al pueblo trabajador, etc. sólo un torpe moralismo pequeñoburgués y kantiano puede considerar que este tipo de “utilización” sea un pecado o una inmoralidad cuando es un fenómeno normal de la política y de la vida de relación. EL úLTImO PEróN 41 lo pecaminoso, desde el punto de vista político, consiste en no saber utilizar los elementos de que se dispone para los fines propuestos. Queda por examinar, en todo caso, si Perón retribuyó o no los servicios prestados por los sectores más combativos, ya que no cabe duda ni reproche en cuanto a que los utilizó. veremos que Perón asignó a todos estos sectores un rol muy destacado, les reconoció importantísimos espacios institucionales y los tuvo en cuenta de diversas maneras en la distribución del poder popular conquistado. Un veinticinco por ciento de los cargos electivos fueron reservados a representantes de la juventud, equiparándola en importancia a la representación de los sectores sindicales. varias Gobernaciones –Buenos Aires, mendoza, Córdoba, Salta, Santa Cruz– estuvieron en manos de dirigentes estrechamente vinculados a la juventud revolucionaria. Cuadros juveniles y dirigentes surgidos de, o sostenidos por, los sectores revolucionarios ocuparon espacios relevantes en todas las administraciones. También veremos que esos espacios tan importantes y decisivos fueron progresivamente perdidos a manos de la derecha. Según los defenestradores de Perón, todo se trató de una maniobra maquiavélica en la que el líder habría puesto en acción su perverso arte de usar a la gente. En tal caso, el maquiavelismo peroniano habría sido monumental, pues se arriesgaba, confiriéndoles tanto poder, a no tener relaciones de fuerza suficientes para llevar adelante la maligna operación de desplazamiento… Existe otra opción, que espero demostrar como la más plausible, y es que los errores de los sectores políticos combativos, su “apresuramiento”, su empeño en una cruenta interna con el sindicalismo y su intención de disputar la conducción al propio Perón –errores aprovechados por una derecha política y sindical ansiosa por recuperar protagonismo y que echaba mano sin escrúpulos a provocaciones criminales–, pero sobre todo las relaciones de fuerzas que operaban dentro del movimiento nacional y en el marco internacional, fueron las verdaderas causas de la pérdida de espacios de la izquierda a partir del regreso definitivo del líder. Aunque muchos de los protagonistas juveniles han hecho una autocrítica criteriosa, otros prefieren, hasta el presente, defender la tesis de que “la culpa de todo la tuvo Perón”. La perspectiva que da el tiempo permite hoy sostener una visión más justa y equilibrada de aquellos desencuentros. 7 El ContExto Las veces que he reivindicado los logros del 73 y 74 comparándolos con la timidez de ciertos avances de gobiernos populares posteriores, se me contesta: el mundo es otro. Así como el “contexto” se utilizaba como argumento contra Perón comparándolo con el 45, ahora se emplea como argumento para subestimar esos logros, sosteniendo que el mundo actual es mucho más reacio a los avances progresistas, a la liberación nacional, al socialismo o a la soberanía económica. El “contexto” no es un argumento nuevo. Antes se lo llamaba “las circunstancias”. Hace doscientos años, monteagudo escribía: “Oh, circunstancias, ¿cuándo dejaréis de ser la excusa de los cobardes?”. Por supuesto, una vez más, el mundo es diferente, pero este criterio omite que el mundo de entonces, con la fuerte presencia del tercermundismo como alternativa a los imperialismos, reconocía como precursor y uno de los próceres de ese movimiento al propio Perón, quien en los años cuarenta y cincuenta había motorizado la “Tercera Posición”. Por otra parte, la Argentina conservaba los restos de un Estado de Bienestar no desarticulado del todo pese a las dictaduras, pero ese Estado de Bienestar también había sido creado en gran parte por Perón. vale decir que, si había espacios para cierta audacia liberadora, no eran obra de un azar histórico sino producto en buena medida de la acción y el liderazgo del propio Perón, a quien se quiere devaluar, y del movimiento nacional que dirigía. Por otra parte, quienes menosprecian la capacidad transformadora de Perón olvidan que su gobierno del 73 al 74 estaba muy, pero muy lejos de tenerlas todas consigo. Enumeremos algunos de los inconvenientes con que debía enfrentarse, los cuales, por supuesto, no eran 44 JAvIEr A. GArIN visualizados por la impaciencia revolucionaria de la juventud, que creía que sólo se trataba de una cuestión de voluntarismo político: • 17 años de proscripción y 18 de exilio, y un trabajo sistemático de la oligarquía y sus aliados para destruir las conquistas de los primeros gobiernos peronistas y las formas organizativas populares; • Cooptación de las FFaa por la oligarquía y el imperialismo a través de la doctrina de la seguridad nacional y el anticomunismo cavernario, reduciendo a su mínima expresión a los militares “nacionales”, tal como enfatiza el propio Cámpora en su discurso de la cena de camaradería de las FFAA del 7 de julio de 1973. Ha de tenerse presente que el Ejército había sido una de las bases de sustentación del primer peronismo, a los fines de construir, desde el Estado, el impulso estratégico que permitiera suplir la ausencia o debilidad de la burguesía industrial “nacional”; • Escasa voluntad confrontativa de la endeble burguesía nacional, que había sido colaboracionista de la dictadura militar y era poco consciente de sus propios intereses, subordinada al modelo agroexportador y cooptada ideológica y funcionalmente, en gran medida, por el imperialismo. Dirá Perón socarronamente sobre la Unión Industrial Argentina: “ni es unión, ni es industrial, ni es argentina”; • Pérdida de poder relativo de los trabajadores, expresada en la degradación del poder adquisitivo de los salarios y de su participación en la riqueza nacional: la cual había bajado de la mitad del PBI en los años cincuenta a apenas un 33 por ciento en mayo de 1973. El movimiento sindical estaba asimismo dividido entre sindicatos burocratizados, conciliadores, (“vandorismo”), con una concepción corporativa en la que primaba la construcción de poder propio por sobre una idea estratégica de conjunto; y sindicatos combativos, que tendían a la impugnación genérica del capitalismo y eran reacios a la idea de Perón del Pacto Social, pregonando la lucha de clases y no su conciliación. recor- EL úLTImO PEróN • • 45 demos que los trabajadores organizados fueron históricamente, para Perón, “la columna vertebral” del movimiento, papel que no aparecían ahora en condiciones de desempeñar; deterioro del aparato productivo y extranjerización de la economía nacional: Los tiempos de auge económico vividos en los primeros gobiernos peronistas habían quedado muy atrás, resintiéndose la estructura industrial del país. El sector financiero, el comercio exterior, una parte de la industria, y hasta extensiones importantes de tierra, habían sido extranjerizados y copados por las multinacionales. El Fisco estaba endeudado (aunque, por cierto, muy lejos de las exorbitancias de la deuda externa posterior); la moneda se depreciaba velozmente con una inflación galopante (que en marzo de 1973 ascendía al 76, 5 % anual); y había serios déficit en la infraestructura productiva y energética; infantilismo de la izquierda peronista (cada vez más hegemonizada en sus posiciones por el ala militar montoneros-FAr, con subordinación del ala política: Juventud Peronista, JTP, UES, JUP, Agrupacion Evita, movimiento villero y demás organizaciones llamadas de “superficie”). Este sector –“Tendencia”– desplegaba sus acciones autonomizado de la dirección de Perón, intentando disputar la conducción del movimiento con el líder, o a lo sumo “compartirla” magnánimamente con él, tratando constantemente de imponer condiciones por la fuerza del hecho consumado o por el poder de movilización. Hay muchos ejemplos de esto: la lista de 300 funcionarios llevada a Perón por los dirigentes montoneros en marzo de 1973; la renuencia de la Jotapé a admitir la orden de Perón (de quien se decían “soldados”) de no confrontar con los sindicatos, sin comprender su papel equilibrador en el Pacto Social; la convocatoria de Galimberti a las “milicias populares” en momentos en que Perón promovía el desarme de las organizaciones guerrilleras; la promoción irresponsable de copamientos de edificios públicos; la movilización multitudinaria a Gaspar Campos para “aparatear” a Perón; etc. Otro ejemplo de la incomprensión de estos 46 JAvIEr A. GArIN • • sectores está dado por la posición de Firmenich y montoneros de negarse a abandonar la acción militar, así como de atacar la alianza de clases –promovida por Perón como un instrumento fundamental– y sostener que “el Pacto Social debe ser entre los trabajadores y el Estado y no con los empresarios” (lo cual es cualquier cosa menos Pacto Social), o –como dice el propio Firmenich en el discurso de Atlanta del 22 de agosto de 1973, aniversario de Trelew–, que la alianza de clases debe ser conducida por la clase trabajadora, liberada de los burócratas sindicales, o “no tiene sentido”. A ello cabe sumar la actitud beligerante de la izquierda antiperonista, en lucha armada a través del Ejército revolucionario del Pueblo (ErP), sector que apostaba a la caída del gobierno constitucional creyendo en el desarrollo de una guerra civil por aplicación de la táctica maoísta del “cuanto peor, mejor”. Además del gran número de atentados, tomas de regimientos, secuestros extorsivos, asesinatos y otras acciones directas emprendidas por el ErP, el propio Santucho, en reportaje televisivo del 26 de junio del 73, y en otras ocasiones, acusa a Cámpora (¡nada menos!) de ser un represor disfrazado, y a Perón de ser el Jefe de la Contrarrevolución Capitalista, con argumentos propios del izquierdismo más gorila, trayendo como ejemplo de sus afirmaciones el discurso de Perón en la Bolsa de Comercio en 1944: argumento clásico del marxismo antiperonista cerril. (“Si siguen diciendo estas barbaridades les vamos a dar pantalla televisiva todos los días”, comenta jocosamente Perón. Pero no era para reírse, ya que estas teorías iban acompañadas de la acción armada); debilidad interna del movimiento popular, desorganizado y atravesado por disputas inconciliables entre la izquierda y la derecha, que tienen expresión en la competencia de tomas y ocupaciones de comienzos de 1973, la lucha interna sindical a partir de la creación (contra lo sugerido por Perón) de la JTP, la masacre de Ezeiza del 20 de junio de 1973 llevada adelante por una derecha desorbitada y paranoica, y la escalada de atentados EL úLTImO PEróN 47 mutuos, siendo el asesinato de rucci uno de los episodios políticamente más desastrosos por sus consecuencias; • Cerco imperialista internacional: a pesar de los esfuerzos de Perón y de su anhelo de impulsar la Unión Latinoamericana en aplicación de ideas que provenían de los tiempos del ABC, así como de sus estrechos vínculos con el Tercer mundo, del cual había sido precursor y cultivaba asiduamente, lo cierto es que se vivía un período de retroceso popular en toda Latinoamérica que Perón advirtió enseguida, y que muchos “revolucionarios” no tuvieron reflejos para percibir en toda su dimensión. En Brasil se mantiene firme una dictadura militar proyanqui, en Bolivia se afianza la derecha represiva nucleada alrededor de Banzer, en Uruguay Bordaberry cierra el Congreso y gobierna para los militares, en Chile hay un levantamiento armado contra Allende y una embestida de la derecha y de la CIA que concluirá con el golpe de Estado de setiembre de 1973, en Perú el gobierno de izquierda nacionalista de velasco Alvarado no conecta con las masas y empieza a zozobrar, se cae el “corredor revolucionario del Pacífico” y el gobierno popular argentino sufre cada vez más la presión imperialista, redoblada a partir de la elección de richard Nixon como Presidente yanqui en 1972 y la notable influencia en la política exterior norteamericana del “padre de dictaduras” Henry Kissinger. Esto último es especialmente reconocido por Firmenich, quien dice, en un reportaje, que Perón quiso inicialmente hacer una revolución, pero “hubo un cambio de circunstancias internacionales: el triunfo de Nixon en las elecciones de noviembre del 72 en los Estados Unidos, y con él la consolidación de la Doctrina de Seguridad Nacional para todo el continente. Eso es lo que determina los golpes en Brasil, Uruguay, Chile, Bolivia, la desnaturalización de la revolución Peruana de velasco Alvarado y, objetivamente, el apoyo al futuro golpe argentino (…) Ese cambio geopolítico hace, a mi juicio, que Perón cambie de proyecto sobre la marcha, pero él no tuvo la capacidad de explicarnos esto, de decirnos: vean muchachos, ustedes tienen poquitos años, no están en condiciones de gobernar. Yo tengo demasiados años, tampoco estoy en condiciones. 48 JAvIEr A. GArIN En el medio hay un vacío generacional que todos conocemos. ¿Cómo hacemos para ganar tiempo? Este hubiera sido un planteo razonable, igual seguramente inviable, porque entre la buena voluntad de Perón y la nuestra se iba a interponer la voluntad de la Doctrina de Seguridad Nacional, con sus Fuerzas Armadas y López rega, que evidentemente debe haber sido un agente de la CIA”. Este análisis de Firmenich sería por completo correcto si no fuera porque falta a la verdad en una cosa fundamental: en su reproche hacia Perón, pues está perfectamente demostrado que lo que Firmenich dice que Perón nunca les supo explicar es precisamente aquello que Perón les repitió docenas de veces en sus discursos y en sus entrevistas, de manera pública y privada, con prístina claridad, según se verá,… sólo que ellos no estaban dispuestos a escucharlo, porque Perón era un “viejo carcamal” y la conducción montonera era la “vanguardia revolucionaria iluminada”: tan iluminada que terminó haciéndole el juego a la derecha interna y al imperialismo. El marco internacional es especialmente importante, porque tras la derrota de vietnam se redoblan los esfuerzos de Estados unidos por consolidar la hegemonía imperial en américa latina. El hecho más notable es la caída de Allende con intervención directa de la CIA y de sus colaboradores, entre ellos los militares brasileños. Brasil se había constituido en la punta de lanza imperial en la región. En una interesante investigación sobre los archivos político-diplomáticos relativos a la creación de la “Operación Cóndor”, Jair Krischke observa: “Es importante subrayar los acontecimientos políticos e institucionales ocurridos durante el año de 1973, en el Conosur, o sea, en el mes de junio el golpe en uruguay y en septiembre el golpe en Chile. Los dos episodios tuvieron decisiva participación de la dictadura brasilera, toda vez que Brasil no admitía la existencia de gobiernos de izquierda en países vecinos, pues podrían, internamente, estimular la llamada “subversión” y, en el exterior dificultar la expansión de sus intereses económicos (…) El golpe de Estado en Bolivia, por el general Hugo Banzer, contó con fuerte apoyo logístico de Brasil, cuyos aviones militares, sin ocultar las insignias de FAB (Fuerza Aérea Brasilera), descargaron fusiles, ametralladoras y harta munición en Santa Cruz de la Sierra. En diciembre de 1971, Uruguay EL úLTImO PEróN 49 estuvo a punto de sufrir una intervención militar por parte de Brasil. Las tropas del entonces 3º Ejercito (rS/SC/Pr), hoy Comando militar del Sur, se prepararon para invadirlo ejecutando la famosa “Operación 30 horas” (tiempo necesario para ocupar el territorio de Uruguay), lo que solo no ocurrió porque el general Liber Seregni, candidato del “Frente Amplio” (que congregaba partidos de izquierda y centro-izquierda), perdió las elecciones (…) El entonces Presidente (brasileño) Garrastazu médici viajó a Washington, entre los días 7 y 9 de diciembre de 1971 (…) Se realizaron varias reuniones con el Presidente Americano richard Nixon, el asesor de Seguridad Nacional, Henry Kissinger, el Secretario de Estado, Willian rogers, y con el general vernon Walters, que sería en breve el nuevo subjefe de la CIA. En varios documentos que registran las referidas reuniones con el dictador brasilero, richard Nixon menciona la colaboración de Brasil (…), y Henry Kissinger subraya el apoyo de Garrastazu médici a la doctrina nixon en américa latina. según esa doctrina, una nación como Brasil ejercería el papel de potencia regional subsidiaria, actuando a favor de los intereses de Eua. (…) Nixon dijo a Garrastazu médici que Estados unidos y Brasil tendrían que “evitar que ocurriera un nuevo allende y nuevos Fidel Castro en américa latina y, al mismo tiempo, tratar de revertir esta tendencia, donde fuere posible”. Nixon dijo también: “esperaba que pudiesen colaborar estrechamente, pues había muchas cosas que Brasil, como país sudamericano, podría hacer y, que Estados Unidos no podría”. De hecho, algo que Brasil podía hacer con facilidad, era contribuir a la instauración de la Operación Cóndor para eliminar activistas antiimperialistas. Las actividades norteamericanas, con o sin la apoyatura logística de Brasil, eran bien conocidas por Perón. En carta a su amigo el general chileno Carlos Prats, perseguido por Pinochet después del golpe a Allende y finalmente asesinado (precisamente en una de las acciones de la Operación Cóndor), carta citada por Stella Calloni, dice Perón: “Las fuerzas imperialistas (…) no sólo han tratado de destruir nuestros éxitos en el campo económico-social y derrocar los gobiernos constitucionales, sino también de separarnos y enfrentarnos (…) observe la rapidez con que se va extendiendo por el continente la mancha inmunda que los Estados unidos han dado en llamar su zona de influencia, o zona de 50 JAvIEr A. GArIN intereses militares, industriales y financieros. A veces fingimos ignorar que a ojos vistas se apoderan de las tierras que labraron nuestros antepasados (…) El capital extranjero se apodera de nuestras tierras utilizando testaferros locales”. En otra carta a Prats, también según Calloni, Perón advierte que Estados Unidos pretende “convertir nuestros territorios en polígonos destinados a probar armas, en plaza de armas que servirán a sus fines estratégicos (…) El verdadero contenido de la política norteamericana en América Latina debe ser analizado a la luz de los fines globales de su gigantesca maquinaria bélica (…). Una de las causas principales de los duros reveses sufridos por las fuerzas democráticas de América Latina reside en no apreciar debidamente el rol de los Estados Unidos, responsables de la mayoría de los golpes de Estado. Sus manos están manchadas con la sangre de miles y miles de latinoamericanos caídos en la lucha por la libertad y la independencia”. Y más adelante niega que se esté atravesando un período de calma en las relaciones con Norteamérica: “¿Y qué calma es esa cuando están realizando toda clase de actividades secretas, soborno de políticos y funcionarios gubernamentales, asesinatos políticos, actos de sabotaje, fomento del mercado negro y penetración en todas las esferas de la vida política, económica y social? Sobre nuestros países vuelan aviones militares norteamericanos mientras nuestros suelos permanecen en poder de sus monopolios, con bases militares. Y a esto se añaden centenares de establecimientos menores, como estaciones meteorológicas o sismológicas, capaces de convertirse en centros de terrorismo (…) No estamos bien informados sobre las actividades del imperialismo en el derrocamiento de gobernantes democráticos de Brasil, Chile, Bolivia, Uruguay y otros países”. Y a pesar de todas estas dificultades internas y externas, Perón y su gobierno del 73 y 74 emprenden casi en soledad internacional la última experiencia de antiimperialismo y liberación nacional del siglo xx bajo el lema, precisamente de “liberación o dependencia”, desplegando un programa económico y social que, si bien no satisfacía las ansias revolucionarias de los “apresurados”, era de lo más avanzado de aquella época, y aún despierta ecos de nostalgia al compararlo con la posterior transnacionalización y sometimiento de la economía argentina al imperialismo global. 8 El GEnEral En su tElaraña Cuando Perón comprendió que la lucha por el retorno al gobierno estaba llegando a su fin, supo también que venía la etapa más difícil: diseñar la toma del poder. Con razón explica en un reportaje a comienzos de 1973: “Con las elecciones, el peronismo vota en masa de acuerdo con lo que nosotros le decimos. Porque si Cámpora va al gobierno, Perón va al poder, como dicen los muchachos. Es lógico. Si lo he puesto a Cámpora es porque sé que es un hombre de una lealtad insobornable. ¿Cámpora está en el gobierno? Y bueno: yo estoy en el poder (…) Lo primero que hay que hacer es tomar el gobierno. Punto de partida. Lo segundo, es tomar el poder. El gobierno se toma a través de las elecciones. El poder hay que tomarlo en el primer mes de estar en el gobierno”. Al leer estas palabras, algunos “muchachos” entendieron rudimentariamente que tomar el poder era ocupar ministerios y reparticiones públicas, y eso comenzaron a hacer con gran disgusto de Perón. Obviamente, se refería a otra cosa, y obviamente, no la iba a explicar a los diarios para que se enteren los enemigos. Cuando los gobiernos posteriores hablaron de “debilidad de contexto” para autojustificarse por aceptar mansamente la dependencia imperialista, no han tenido en cuenta, como hemos dicho, que Perón se encontraba en condiciones de debilidad en el frente externo por la creciente agresividad del imperialismo norteamericano, y, sin embargo, desarrolló una complicada estrategia que le permitiera acumular fuerzas y ganar tiempo. Porque si las relaciones de fuerza son desfavorables, hay que revertirlo, y no resignarse, y Perón ideó la manera de revertirlo, aunque no fue comprendido por los “apresurados”, ni tampoco por los “retardatarios”. 52 JAvIEr A. GArIN Está claro que ya no podía, como bien señala Galasso en su excelente biografía, “reeditar el 45”, toda vez que el mundo de la Segunda Guerra mundial ya no existía, las fuerzas armadas estaban ahora cipayizadas casi por completo, y tampoco la clase obrera –puntal del 45– tenía la pujanza y homogeneidad de aquellos tiempos. Había que desplegar nuevas tácticas y entrelazar nuevas alianzas. Lo que ideó Perón, octogenario pero brillante, fue lo siguiente: 1. La Unidad Nacional; 2. La reconstrucción Nacional para la Liberación; 3. El Pacto Social; 4. Un gabinete heterogéneo multisectorial; 5. Puentes hacia los dos imperialismos para contrabalancear sus influencias; Se comprende que, como buen estratega militar, Perón sabía perfectamente que no se puede ir a la guerra sin un plan y sin relaciones de fuerzas favorables. Siempre explicaba que, cuando no se ha podido construir relaciones de fuerzas acordes con la política que se desea implementar, hay que tener políticas acordes con las relaciones de fuerzas. Este plan le permitiría ganar tiempo para consolidar relaciones de fuerzas más propicias. En el año 1972 y comienzos de 1973, Perón contaba con construir una red de relaciones latinoamericanas con los gobiernos amigos de Chile, Perú, méjico y Panamá, e ir expandiendo esa influencia a los otros países para crear un “colchón regional” frente al imperialismo norteamericano. Este colchón era cada vez más difícil de sostener, porque el imperialismo, como vimos, “se venía con todo”. Había, pues, que modificar la estrategia. Analicemos los distintos aspectos arriba enunciados. La “unidad nacional” fue inicialmente concebida con la finalidad de aislar a la dictadura de Lanusse y obligarla a conceder elecciones libres y sin condicionamientos. Para ello Perón necesitaba que las otras fuerzas políticas no hicieron el juego a los dictadores, especialmente el radicalismo, que era la más representativa de las fuerzas no peronistas. Comienza así la labor de seducción de Perón hacia la dirigencia político- EL úLTImO PEróN 53 partidaria con la Hora de los Pueblos, la reunión multisectorial en el restaurante Nino, los conciliábulos bilaterales con Balbín (en privado Perón lo definía como un “viejo camandulero”, pero en público lo exaltaba como el otro gran dirigente nacional que tenía el país, y sostenía: “yo con Balbín voy a cualquier lado”). Se trataba de construir un Frente Nacional, lo cual tuvo efecto parcialmente antes de las elecciones de marzo de 1973 en el FrEJULI. Pero la política frentista se siguió ampliando, y en septiembre de 1973 se habían incorporado otras fuerzas, como el Partido Comunista, cuya significación numérica era escasa pero que tenía para Perón una importancia estratégica en relación al punto 5) que hemos consignado. Hacia las elecciones de septiembre, habían quedado delineadas dos grandes fuerzas electorales: el peronismo y sus aliados, y el radicalismo, minoritario. Perón, no obstante, se había asegurado de que la fuerza de minoría cumpliera un papel de colaboración y no de entorpecimiento: de allí que los acuerdos con Balbín prosiguieron. Balbín era un hombre de consulta permanente de Perón, y cuando estaba por morir recomendó a Isabel: “No tomes ninguna decisión sin hablarla con él”: cosa que, como era de temer, Isabelita no cumplió. Esta idea, originalmente surgida para aislar a Lanusse, se convirtió en uno de los pilares del último gobierno peronista. Como explicaba Perón, no quería que se repitiera lo sucedido en el golpe de allende, facilitado por la democracia Cristiana, que fue cómplice de Pinochet y de la Cia. Perón pretendía mantener a los partidos populares comprometidos con su política. La Unidad Nacional no se agotaba, obviamente, en lo políticopartidario, sino que requería el compromiso multisectorial. Por ello participaron de la reunión del restaurante Nino dirigentes sindicales de la CGT y empresariales de la CGE. Había que asegurar, asimismo, el apoyo de la Iglesia y también aislar en las Fuerzas Armadas a los elementos pro-imperialistas y procurar ir desterrando de su seno la Doctrina de Seguridad Nacional inculcada por la Escuela de las Américas (esto último era un proceso que requería tiempo). Podemos decir que el triunfo político de Perón fue tan contundente que, según veremos, hasta entidades tan reaccionarias como la Unión Industrial Argentina y la Sociedad rural terminaron adhiriendo a la Unidad Nacional, al punto de 54 JAvIEr A. GArIN que un dirigente de la oligarquía agropecuaria llegó a decirle a Gelbard: “ampútenos un brazo, señor ministro, pero no nos ahorque”. El discurso de la “reconstrucción nacional” fue un elemento nuevo introducido por Perón y que causó enorme contrariedad entre los “apresurados”. al ampliar las alianzas de sustentación política, Perón necesitaba, obviamente, hacer concesiones discursivas y de ritmo. Debía comprometer a la clase trabajadora, a los empresarios nacionales, a la pequeñoburguesía, y tratar de reducir la influencia de los terratenientes y las multinacionales sin desatar la vorágine golpista. Contaba inicialmente con el descrédito de la dictadura de lanusse y la decisión del imperialismo norteamericano de hacer una impasse en argentina, siempre y cuando no avanzara la oleada comunista. Perón siempre se había sabido vender como el único hombre capaz de frenar la revolución comunista mediante una política nacional-reformista. En una oportunidad confió a un interlocutor conservador que la oligarquía podía elegir entre hacer concesiones a su gobierno o entregarle el cuello al comunismo para ser degollada. De manera que este cambio discursivo implicaba que los objetivos de la liberación y el socialismo nacional quedaban momentáneamente pospuestos, porque primero había que “reconstruir el país”. reconstruirlo significaba reparar los daños hechos al aparato productivo y a la infraestructura, pero también a la trama social. reconstruir era también una manera de reducir la extranjerización sufrida en la economía. De este modo, se consolidaría un escenario más propicio para emprender, como segunda etapa, la Liberación Nacional. Perón esperaba que los sectores más revolucionarios comprendieran este cambio táctico, y lo explicó muchas veces en sus discursos, pero no logró hacerse entender. La juventud revolucionaria pequeñoburguesa creía que todo era “soplar y hacer botella” y que el socialismo se podía implantar lanzando consignas y blandiendo los “fierros”. Interpretó la política de Perón como una “traición” o una concesión. Como cita Galasso, Adolfo Perelman, del Frente Obrero, observaba a comienzos de 1973: “El General viene dirigiendo el movimiento a toda marcha, y si ahora se decide a frenar de golpe, muchos serán los que seguirán adelante y se estrellarán”. Así efectivamente sucedió. EL úLTImO PEróN 55 El tercer punto fue probablemente el más importante, a extremo tal que, cuando Perón vio peligrar su vigencia en junio de 1974, amenazó con renunciar y convocó al pueblo a darle un respaldo masivo y activo. Se trataba del “Pacto social”: la base de su política económico-social. Este pacto se apoyaba en una tregua en la lucha de clases y una suspensión de la puja distributiva hasta encarrilar la economía. Sus sostenedores habrían de ser la Confederación General del Trabajo (CGT), dirigida por José Ignacio rucci, y la Confederación General Económica (CGE), cuyo hombre en el gobierno era el ministro de Economía José Ber Gelbard. la alianza de empresarios nacionales y sindicatos implicaba la instauración de una política de precios máximos para contener la inflación galopante que deterioraba los salarios y la aceptación por los trabajadores de atenuar sus reivindicaciones, mejorando progresivamente su participación en el Producto Bruto interno, entonces, muy retrasada, hasta alcanzar, hacia 1977, el 48 por ciento, según se prometía en el Plan trienal. Aquietada mediante este pacto la conflictividad social, se esperaba ir desplegando un conjunto de políticas para mejorar la redistribución, desarrollar la producción industrial mediante medidas proteccionistas y de fomento, modernizar la infraestructura del país, especialmente en el área energética, y nacionalizar paulatinamente los diversos factores de la economía para ponerlos al servicio del Proyecto Nacional, a la vez que se restaba herramientas a los intereses imperialistas. Entre las nacionalizaciones, tenían especial importancia la del comercio exterior de granos y carnes, de los depósitos bancarios y de la banca extranjera. Los trabajadores obtenían mejoras en su situación laboral a través del dictado de una Ley de Contrato de Trabajo más tuitiva de sus derechos (lo cual se materializó en 1974, con posterioridad a la muerte de Perón); la burocracia sindical consolidaba su sistema de poder a través de la Ley de Asociaciones Profesionales; los industriales obtenían el respaldo del Estado frente a la amenaza de los productos importados y facilidades fiscales y crediticias, así como aseguraban cierto nivel de producción gracias a la reactivación del mercado interno; los terratenientes se beneficiaban en cuanto quedaba postergada la temida reforma agraria (aunque debían sufrir que el Gobierno elaborara y enviara al Congreso un proyecto de Ley para gravar la renta normal 56 JAvIEr A. GArIN potencial de la tierra, combatiendo tributariamente los latifundios improductivos); la Ley de Inversiones Extranjeras admitía la intervención de agentes externos en la economía argentina pero los obligaba a aceptar las condiciones que les fijara el Estado para hacer negocios en el país, etc. En suma: todos obtenían algún beneficio (aunque más no fuera en calidad de no realización de una amenaza, como la reforma agraria para los terratenientes), y a cambio resignaban parte de sus pretensiones. Así el país podía avanzar paulatinamente, desarrollarse en forma gradual, recuperar instrumentos y mejorar la calidad de vida de los más postergados. no era el socialismo nacional, era el retorno a la Comunidad organizada. Era la conciliación de clases, no la dictadura del proletariado. Pero era lo que se podía hacer, y obtuvo resonantes éxitos en materia económico-social, como veremos. La izquierda antiperonista del ErP comprendía muy bien de qué se trataba y procuraba dinamitar el proceso especulando que así llegaría la revolución. La izquierda peronista liderada por montoneros nunca comprendió ni aceptó esta propuesta. De allí que Firmenich sostuviera, con una ceguera incomprensible a la luz de los años, que el Pacto Social de Perón era una traición, porque a lo que ellos aspiraban era a un pacto social “entre el Estado y la clase obrera” y no con los empresarios. En su discurso del 22 de agosto de 1973, Firmenich concede: “Perón plantea una estrategia que nosotros admitimos: es la estrategia del frente antiimperialista”. Pero enseguida demuestra que en realidad no acepta esa estrategia pues dice: “sólo la clase trabajadora puede conducir hasta las últimas consecuencias este proceso, si está verdaderamente organizada y su conducción de la alianza de clases es también orgánica”. Lo curioso del caso es que Firmenich representa a una fuerza mayoritariamente compuesta por jóvenes de la pequeñoburguesía, no una fuerza obrera, y la clase trabajadora está organizada detrás de sindicatos que mayoritariamente son manejados por dirigentes no clasistas sino conciliadores. de allí que Firmenich y sus seguidores, sin comprender a los trabajadores reales, impugnan el Pacto social simulando que lo defienden, y centran sus ataques, no en el lejano imperialismo a quien sólo invocan como un “cuco”, sino en los dirigentes sindicales, a quienes visualizan como el impedimento que los separa de una EL úLTImO PEróN 57 clase obrera “realmente consciente y revolucionaria”. Ello explica los asesinatos de dirigentes sindicales, siendo el caso de rucci no sólo el más notorio sino también el más grave por sus consecuencias, por la cercanía de rucci con Perón, por la importancia de rucci para garantizar el Pacto Social, y por la reacción que produjo precipitando el avance de la derecha en el gobierno. Esta práctica era de tan notable torpeza, que el ErP, pese a su radicalización, jamás se involucró en la misma, negándose a matar obreros, aunque fueran “burócratas”… así es como los “revolucionarios” e iluminados de la pequeñoburguesía le hacen siempre el juego al enemigo verdadero. Firmenich y la cúpula montonera no querían arreglar con Perón, que era un “viejo traidor”, pero no tuvieron empacho en arreglar años después con el vendepatria de menem… La conformación del Gabinete de los gobiernos de Cámpora, Lastiri y Perón, expresaba esta política a través de una conformación multisectorial y que propendía al equilibrio. La CGE estaba representada por Gelbard en Economía y la CGT por Otero en Trabajo. La izquierda tenía varios ministros que luego fue perdiendo, y la derecha tenía a López rega, poco a poco convertido en un verdadero monje negro de los sectores más reaccionarios. Precisamente dentro del gabinete se expresaban también, a través de dos ministros, los puentes con los dos imperialismos. Sostenemos la hipótesis de que Perón necesitaba mantener estos puentes para reforzar la estabilidad de su gobierno, contrabalancear recíprocamente sus influencias y ganar tiempo para la consolidación del Proyecto Nacional. Gelbard, el ministro de Economía, no era solamente el representante del empresariado nacional más proclive a una política de reafirmación soberana. Gelbard era un hombre formado en el marxismo, un cuadro inicialmente comunista, que mantenía relaciones con su partido de origen y que desplegaba, hacia el exterior, amplios contactos con el mundo socialista: en el año 2005 el Partido Comunista difundió su carné de afiliado número 00525, corroborando que “formó parte del directorio que armó las finanzas locales del comunismo”, según una nota de Clarín, lo cual fue durante años un “secreto a voces”. Gelbard actuaba como verdadero enlace con la Unión Soviética, los países del Este y Cuba. Fue 58 JAvIEr A. GArIN artífice de significativos acuerdos comerciales con esos países y uno de los hacedores de la ruptura del bloqueo cubano, así como garante del cumplimiento de los envíos de productos a La Habana. Fue el encargado de decirles a las automotrices norteamericanas –cuando se negaban a exportar automóviles a Cuba– que, si no lo hacían, el gobierno argentino les expropiaría toda la producción. El apoyo soviético al gobierno argentino estaba expresado por el apoyo electoral del Partido Comunista a Perón. Las ventajas que obtenía la Unión Soviética consistían, políticamente, en la existencia de un gobierno latinoamericano que no fuese lacayo de los yanquis, después del fracaso estrepitoso y trágico de la experiencia chilena, y económicamente, en el establecimiento de significativas relaciones comerciales. En cuanto a Cuba, ningún otro país latinoamericano hizo tanto por ella, hasta la llegada de Hugo Chávez, como Argentina bajo Perón. En el libro “La voluntad”, de Anguita y Caparrós, se relata una interesante conversación que refleja la postura cubana de apoyo al proceso democrático argentino, cuando funcionarios del ministerio de relaciones Exteriores cubano reconvienen a dos “quejosos” funcionarios montoneros, diciéndoles: “hay que apoyar la línea democrática del gobierno, no romper con el movimiento nacional (…) Sabemos que hay sectores deplorables (…) como López rega e Isabel, pero el proyecto democrático es importante, y hay sectores muy útiles, como el ministro Gelbard (…) La posición nuestra es que no se pierda de vista lo estratégico del proceso argentino, ahora que reconquistaron la democracia burguesa. Ya sabes tú que la caída de Allende en Chile fue desastrosa desde todo punto de vista. El imperialismo no repara en nada. Allá se mata y se mata. En Bolivia lo mismo, en Uruguay las fuerzas populares y socialistas también retroceden en todos los terrenos. no es hora de avanzar, es más de resguardar posiciones (…) no hay que caer en errores como los compañeros del ErP, que empezaron a operar en plena democracia (…) Nosotros consideramos que la manifestación en la Plaza (de montoneros el primero de mayo de 1974) no era el momento más apropiado para expresar las diferencias (…) Empezar a los balazos en las actuales circunstancias es sumamente negativo para ustedes y para el panorama latinoamericano (…) No conocemos mejo- EL úLTImO PEróN 59 res cuadros políticos que los argentinos (…), hay que cuidarlos a todos, ninguno debe morir inútilmente”. Como se ve, los cubanos aconsejaban a los montoneros atenerse a la legalidad, apoyar al gobierno de Perón y a Gelbard, no emprender acciones armadas y no exponer a sus cuadros a ser destruidos por los fascistas en una lucha armada insensata. ¡Es decir, todo lo contrario de lo que hicieron! El puente con la CIA estaba dado por López rega, tal como señala, esta vez acertadamente, Firmenich. En rigor, Firmenich lo caracteriza como un espía o agente infiltrado por la CIA en la intimidad del líder argentino, pero esto constituye una subestimación de Perón, quien no era tan ingenuo y “chambón” como para desconocer los vínculos de nada menos que su secretario personal con la inteligencia norteamericana: vínculos que databan del exilio español. Allí, en 1972, “el Brujo” –según González Hansen, citado por Galasso– “se convierte en frecuente interlocutor del embajador norteamericano en España, robert Hill”. Hill había sido agente de la Oficina de Servicios Secretos, antecesora de la CIA, ya desde la década del cuarenta. Había actuado en la intervención norteamericana de Guatemala y sido eficaz operador político de grandes corporaciones económicas con intereses en doce países latinoamericanos, así como embajador en Costa rica y El Salvador, defensor de los planes de la United Fruit en Centroamérica y fiel servidor de los intereses multinacionales. Era un hombre de la CIA con importante influencia en el servicio exterior norteamericano, y a partir de diciembre de 1973 sería designado embajador en Argentina. Aunque no existe prueba alguna, es lícito presumir que, mediante López rega, Perón dejaba una puerta abierta para la negociación con la CIA. Sabía perfectamente que había un margen para operar derivado de la teoría del “mal menor”, pues la Cia estaba dispuesta, al menos temporalmente, a tolerar el antiimperialismo peronista antes que sufrir un nuevo avance del comunismo en sudamérica. Gelbard y López rega actuaban, pues, contrabalanceando influencias imperiales dentro del Gobierno. Sin duda, el sistema funcionaba mientras ninguno de estos sectores pudiera autonomizarse, como ocurrió posteriormente, cuando López rega utilizó todas las relaciones de poder 60 JAvIEr A. GArIN construidas hacia la derecha y el imperialismo para entronizarse a sí mismo después de la muerte de Perón. Quienes tienen una visión pequeñoburguesa y moralizante de la política seguramente verán estos delicados manejos entre los factores de poder reales como una muestra de oscuro maquiavelismo, como si la política se pudiera hacer sólo con bellas declaraciones de principios, pacíficas “marchas de la sal” y heroicos asaltos al tren de santa Clara… Esta era la telaraña que Perón había construido con paciencia y habilidad, y no exenta de riesgos. Había que tener, precisamente, la proverbial habilidad de un Perón para caminar sobre ella sin quedar pegado. 9 BrEvE CronoloGía dEl último GoBiErno dE PErón: la PrimEra CamPaña ElECtoral Los tiempos históricos no se miden por el calendario objetivo sino por la mayor o menor intensidad de las transformaciones. Años de estabilidad parecen escasos, mientras que unos pocos meses vertiginosos se ven como un extenso período en el recuerdo de los protagonistas y en la memoria histórica de los pueblos. Así ocurre en el breve último gobierno de Perón. Una escueta e incompleta cronología nos servirá de ilustración del desarrollo de los acontecimientos y de los problemas que se planteaban entonces de manera acuciante y dramática. El 17 de noviembre de 1972 Perón regresa a Argentina tras diecisiete años de exilio y proscripción. ha logrado que la dictadura militar se resigne a su retorno, y, con gran virtuosismo, como Conductor Estratégico del movimiento Peronista, ha desbaratado todas las asechanzas y condicionamientos que procuraron imponerle, llevando a los gobiernos proscriptivos a un desgaste inevitable, eludiendo los sobornos, presiones y corruptelas con que quisieron diluir su movimiento, golpeando con la derecha y con la izquierda, alternando la negociación con la intransigencia y los métodos violentos con el asbtencionismo electoral. Es notable cómo ha podido mantener incólume su movimiento y su prestigio a pesar de una proscripción tan extensa. Ha fracasado la política del dictador Lanusse conocida como GAN (Gran Acuerdo Nacional), mediante la cual la camarilla militar había hecho sus últimos intentos de condicionar el regreso a la democracia. Perón ha sabido convertirse en el símbolo de la resistencia popular y democrática. Para los jóvenes es una promesa de avanzar en el camino revolucionario y el “socialismo nacional”; para los trabajadores, es la esperanza de regresar a los gloriosos días de la revolución pero- 62 JAvIEr A. GArIN nista y al pleno ejercicio de los derechos sociales; para los sindicatos es la recuperación del protagonismo que los convirtiera en “columna vertebral” del movimiento; para los sectores medios, es la expectativa de un progreso sin sobresaltos; para la dirigencia política, es la oportunidad de retomar las riendas del país sin tutelaje uniformado; para los sectores del “orden”, es la resignación a aceptar un liderazgo que, aunque indeseado, cuando menos garantice el fin de tantas turbulencias; para los nacionalistas, es el regreso del espíritu nacional; para el pueblo en su conjunto, es el momento de expresarse libremente; para la oligarquía es un trago amargo; para el imperialismo es una patada en el hígado de sus planes de hegemonía continental (aunque menos intolerable, por supuesto, que la lisa y llana caída de Argentina en el comunismo). Lo acompañan su esposa maría Estela martínez de Perón, alias “Isabelita”, su secretario personal José López rega, alias “el Brujo” (figuras ambas destinadas a jugar un rol nefasto para el país y para el peronismo después de la muerte del caudillo), el futuro Presidente vicario Héctor Cámpora, y un centenar y medio de personas, incluyendo dirigentes políticos, artistas, figuras del espectáculo y del deporte, referentes sociales, sindicalistas, que ocupan el avión Douglas DC 8 de Alitalia que aterriza en Ezeiza a las 11 horas y ocho minutos. momento histórico, seguido con enorme suspenso por millones de argentinos. Durante las cuatro semanas que Perón permanece en Argentina, despliega una intensa actividad que incluye encuentros con toda la dirigencia política y sindical del campo popular para reforzar el aislamiento de la dictadura y asegurar el retorno democrático sin condiciones. “mi regreso a la argentina debe ser, a cualquier precio, una prenda de paz”, ha declarado antes del viaje. Desde la residencia de Gaspar Campos 1065 de vicente López, donde se instala, se mueven todos los hilos políticos. Constantes manifestaciones populares y juveniles se suceden para testimoniar el apoyo a Perón. El 20 de noviembre, en el restaurante Nino, se reúne con 61 dirigentes políticos de todos los partidos menos la derecha liberal y conservadora, así como con representantes de la CGT, las 62 organizaciones y la CGE, conformando una verdadera “concertación de las fuerzas de la civilidad”. Al día siguiente mantiene una reunión especial con EL úLTImO PEróN 63 el dirigente radical ricardo Balbín, quien lo visita en Gaspar Campos ingresando por los fondos a través de una escalera, al no poder hacerlo por la entrada debido a las manifestaciones. Avanza así la táctica de “unidad nacional” que hemos explicado. Perón reconoce la importancia de la juventud revolucionaria al mantener a su lado como Secretario General del Consejo Superior Justicialista a Juan manuel Abal medina y como delegado juvenil a rodolfo Galimberti, a la vez que establece que el 25 % de los cargos electivos corresponda a la Juventud y reduce del 33 % al 25 % la representación asignada a los sindicalistas. El 5 de diciembre se constituye la alianza electoral de partidos que lidera: el FrEJuli (Frente Justicialista de Liberación Nacional). El 11 de diciembre le ofrecen la candidatura presidencial a Perón, quien la declina días más tarde. La dictadura militar ha establecido la “cláusula del 25 de agosto de 1972”, por la cual se exigía a los candidatos a presidente en los futuros comicios estar en Argentina antes de esa fecha, excluyendo así a Perón, quien a la sazón se encontraba exiliado y no quiso aceptar que le impusieran la fecha de regreso. Ahora Perón estima que admitir la candidatura dará argumentos para intentar inhabilitar los comicios. “Frente a la situación existente –declara– me veo en la obligación de declinarla en beneficio de soluciones que permitan terminar con la dictadura militar”. Plantea además que iniciará una gira internacional para afianzar lazos en Latinoamérica y el Tercer mundo “contra la opresión imperialista”, y luego regresará al país “para continuar con mi labor de pacificación”. El 13 de diciembre trabaja con Abal medina en el diseño del próximo Congreso partidario, y le encomienda asegurar la proclamación de la fórmula presidencial Héctor Cámpora– vicente Solano Lima, manteniendo el secreto hasta último momento. El 14 de diciembre vuela a Paraguay, país al que guarda enorme gratitud por haberlo acogido tras el golpe de 1955. El 15 de diciembre, en el Hotel Crillón, Abal medina consigue imponer la fórmula ordenada por Perón, pese a las resistencias del grupo liderado por el dirigente de la UOCRA –colaboracionista de la dictadura– rogelio Coria, que pretendía insistir con la postulación de Perón a toda costa. Es interesante destacar que Perón impone a Cámpora desairando al candidato de la CGt y de rucci, Antonio Cafiero. El sindicalismo 64 JAvIEr A. GArIN acata a regañadientes. Poco después se producen otros desaires. En la Provincia de Buenos Aires, la derecha peronista y sindical fracasa en su intento de imponer como candidato a gobernador a manuel de Anchorena, quien es reemplazado por Oscar Bidegain, hombre vinculado a la “Tendencia” o peronismo revolucionario. martínez Baca en mendoza, la fórmula Obregón Cano– Atilio López en Córdoba, miguel ragone en Salta y Jorge Cepernic en Santa Cruz completan la presencia del ala más izquierdista en los futuros gobiernos provinciales. No se trata de que Perón haya sido –como falsamente afirma Julio Bárbaro– “generoso” con la juventud combativa, sino que reconoció su protagonismo en el proceso previo y la necesidad de contenerla para el desafío electoral venidero. A fin de diciembre, Perón viaja a Perú para estrechar lazos con el militar nacionalista velasco Alvarado, presidente de ese país, y consolidar el “corredor revolucionario” latinoamericano. Ante periodistas declara que cuando fue derrocado se negó a promover la guerra civil porque “si teníamos razón, íbamos a volver, y si no teníamos razón, era mejor que no volviéramos”. Definió al peronismo como “un socialismo nacional, adaptado a las condiciones argentinas” y calificó a la dictadura militar como “ejército de ocupación al servicio de los intereses imperialistas”. El 22 de diciembre vuelve a España y en Barajas precisa sus funciones futuras: “Yo estoy volando un poquito más arriba de las nubes (…), mi tarea y mi misión han dejado un tanto de ser justicialistas. (…) Yo estoy actuando como manager, digamos así, o como coordinador de 34 partidos y fracciones políticas”. Consultado sobre la violencia política, que en esos momentos ascendía a un promedio de tres operativos guerrilleros diarios, responde: “Si yo tuviera cincuenta años menos, no sería incomprensible que anduviera ahora colocando bombas”. En otro reportaje, descalifica como traidor al sindicalista colaboracionista rogelio Coria y reivindica al jefe cegetista José ignacio rucci como hombre leal que “hace lo que debe hacer” en relación a la dictadura militar. En esos días se difunde que el costo de vida había ascendido 8, 8 por ciento en diciembre y un total de 64, 1 por ciento en todo 1972, demostrando el fracaso económico de la dictadura. Las tarifas telefónicas EL úLTImO PEróN 65 aumentan hasta un 35 %. La violencia política se incrementa, registrándose el asesinato en Lanús, aparentemente por la guerrilla, de dos dirigentes metalúrgicos. En un reportaje del 11 de enero de 1973, Perón exalta a la “juventud maravillosa” animándola a “ponerse los pantalones”, y a los dirigentes de la CGT, y denuncia a las Fuerzas Armadas como agentes del imperialismo que han permitido que éste cope “el setenta y cinco por ciento de la actividad del país”. Define: “El problema es liberarse de los yanquis (…) No se trata de una cuestión xenofóbica. No. se trata de no dejarse robar”. El objetivo político, indica Perón, es la “Liberación Nacional”. El 20 de enero, Cámpora presenta en el Hotel Crillón las “Pautas programáticas para el gobierno justicialista de la reconstrucción nacional”, que contienen propuestas avanzadas en todos los terrenos tendientes a la recuperación por el Estado del control de la economía, la nacionalización de los resortes económicos y financieros, la justicia social, la independencia de la política exterior argentina, etc. En los días siguientes se desarrolla la campaña electoral bajo el lema “Cámpora al gobierno, Perón al poder”, con gran fervor militante y protagonismo juvenil. El 24 de enero, Nixon anuncia un acuerdo por la paz en vietnam, en una de las peores derrotas sufridas por el imperialismo norteamericano. Ese día la dictadura argentina hace un esfuerzo inútil por imponer “cinco puntos” con los que pretende cogobernar después de las elecciones, lo cual es rápidamente descartado por Perón. En todas sus declaraciones de estos días se dedica a ridiculizar a la dictadura y los militares para capitalizar el hastío social: “hay que liberar al país de ese flagelo que es el Partido militar”; “como a los boxeadores que tienen la mano prohibida, a mí me prohíben la voz”; “dicen que no tienen las armas de adorno, pero lo que tienen de adorno es la cabeza”; “son buenos jinetes, si se tratara de formar un equipo para los juegos olímpicos, pero se trata de gobernar”, etc. A la vez, convoca a la “unidad” entre la juventud y el sindicalismo, tratando de prevenir las diferencias que ya han aparecido, y llama a “ganar en primera vuelta” para impedir que la dictadura utilice el ballotage en alguna maniobra. El 28 de enero se firma en París el cese del fuego en vietnam. 66 JAvIEr A. GArIN En febrero, siguen los atentados, con la muerte de un teniente de inteligencia en Chaco, la toma de una fábrica por el ErP en munro, el copamiento de un batallón en Córdoba, la muerte de un guardaespaldas de rucci en Chivilcoy, etc.; mientras la dictadura denuncia como subversivo el lema “Cámpora al gobierno, Perón al poder” y amenaza con disolver al FrEJULI. Perón viaja a rumania, donde se reúne con el presidente comunista Nicolás Ceaucescu, y a París, donde mantiene entrevistas con dirigentes del vietcong y con el líder iraní exiliado Khomeini, siempre en su intención de multiplicar relaciones antiimperialistas. También resuelve no regresar a Argentina para evitar provocaciones. La Universidad de Georgetown difunde un informe acusando a Cuba de exportar el comunismo y a Chile y Uruguay de tener centros de adiestramiento subversivo. En marzo, después de haberse sometido a una operación por pólipos intestinales, Perón se reúne en madrid con Abal medina, quien lo encuentra “seriamente avejentado”. El ErP mata a tres policías en José C. Paz. La derecha gana elecciones en Chile y la Democracia Cristiana empieza a preparar el terreno político para apoyar un futuro golpe de Estado contra Allende. El 11 de marzo tienen lugar las elecciones. Cámpora –solano lima por el FrEJuli, obtienen el 49, 59 % de los votos: Por la Unión Cívica radical, Balbín– Gamond, el 21, 30 %. Por la Alianza Popular Federalista (continuismo), manrique– martínez raimonda, el 14, 90 %. Por la Alianza Popular revolucionaria: Alende– Sueldo, el 7, 43 %. Por Alianza republicana Federal (lanussismo), martínez– Bravo, el 2, 91 %. La dictadura militar, derrotada, renuncia a convocar a una segunda vuelta, ante la negativa del radicalismo a prestarse a nuevas maniobras y el contundente triunfo del FrEJULI. Para expresar el estupor de la oligarquía, nada más gráfico que las palabras de su principal escritor: Jorge Luis Borges, quien –fiel a su concepción de que la democracia es un “abuso de la estadística”– dirá en un reportaje: “La crisis política argentina se inició en 1910, cuando se instituyó el voto obligatorio. Es absurdo que voten todos (…) Es sabido que Cámpora ganó las elecciones porque la mayoría de los argentinos son tontos”… 10 BrEvE CronoloGía dEl último GoBiErno dE PErón: El PEríodo CamPorista Perón envía un mensaje de felicitación al pueblo argentino convocando a “una labor de conjunto constructiva y solidaria (…) todos los argentinos por igual tenemos una tarea común que cumplir. (…) Esa causa se llama Patria”. Luego de los clamorosos festejos populares (“qué lindo que va a ser/ Cámpora al Gobierno/ Perón en el poder”), se intensifican las comunicaciones entre el presidente electo y el líder con vistas a la conformación del futuro Gobierno y los pasos a seguir a fin de evitar que la dictadura frustre la entrega del mando que deberá producirse dos meses después. De allí que Perón convoque a cesar inmediatamente las acciones violentas por parte de las “formaciones especiales”: “El precio de una revolución es demasiado caro (…) el pueblo argentino no puede darse el lujo de una guerra civil”. El último operativo montonero de esta etapa –robo de 5.700 kilos de explosivo– tuvo lugar el 16 de marzo. El ErP, en cambio, redobla sus acciones atacando la central termonuclear de Atucha y matando a dos policías. El 23 de marzo, Cámpora desestima tajantemente toda posibilidad de continuismo: “hasta el 25 de mayo, el régimen. desde entonces, el pueblo”. La inflación prosigue su espiral, acumulando el 76, 5 por ciento de aumento en los últimos doce meses. Perón viaja a Italia para celebrar una reunión con Cámpora, quien va a encontrarse con el Papa, ya que no desea que el primer contacto internacional del presidente electo sea en España y con el dictador Franco. mantienen entrevistas con el presidente italiano Leone y con el primer ministro Andreotti, con la mira de alentar inversiones europeas para, según Galasso, “contrabalancear la presión norteamericana” sobre 68 JAvIEr A. GArIN la economía argentina. Con su esposa y López rega, visita también a Licio Gelli de la Logia mafiosa Propaganda Dos, que habría aportado ayuda financiera al peronismo. En abril de 1973 Perón se encuentra con los dirigentes montoneros mario Firmenich y roberto Perdía, y de las FAr (Fuerzas Armadas revolucionarias) roberto Quieto, en el Hotel Excelsior de roma, y luego también en madrid. Hablan de la situación internacional y latinoamericana, de la búsqueda de apoyos europeos frente a los yanquis, de los mandos militares argentinos y de la necesidad de que las organizaciones armadas se reconviertan a la política. Les propone enfocarse en la ayuda social. Los dirigentes montoneros le entregan una lista de trescientas personas propuestas para integrar el futuro gobierno, ocasionando el disimulado disgusto de Perón, quien, según Bonasso, lo interpretó “como un pase de facturas”. Pese a la orden de “pacificar” de Perón, el 4 de abril se produce la ejecución del coronel Iribarren, hecho atribuido a montoneros, y el 18 de abril rodolfo Galimberti pronuncia un discurso en el lanzamiento de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) llamando a conformar milicias populares. Las FAr (Fuerzas Armadas revolucionarias) copan varias estaciones ferroviarias y un destacamento policial en maschwitz. Por si esto fuera poco, el Ejército revolucionario del Pueblo (ErP), comandado por Santucho, se niega a plegarse a la corriente democrática, sufriendo escisiones (ErP 22 de agosto, que se incorporará a montoneros) y corriendo peligro de diluirse, razón por la cual profundiza su militarismo y multiplica sus operativos “contra las Fuerzas Armadas y las empresas multinacionales”, como anuncia la dirección de la fuerza el 21 de abril. A comienzos de mes había secuestrado a un almirante y a un gerente de Kodak. Su táctica parece ser boicotear la transición, haciendo reaccionar a la dictadura para que no entregue el poder y así sumir al país en una guerra civil que creen poder capitalizar ellos. Perón es invitado a visitar China y en París se reúne con el presidente mejicano Luis Echeverría, con quien tiene amplias coincidencias en orden a la unidad latinoamericana, y con el Premio Nobel de Literatura miguel Angel Asturias, admirador del peronismo. EL úLTImO PEróN 69 El 28 de abril, Perón, acompañado de Cámpora, López rega y varios dirigentes de la derecha partidaria, recibe en Puerta de Hierro a los “juveniles” Galimberti, Abal medina y Obeid y somete al primero a un “juicio sumario” por su irresponsable llamamiento a las milicias populares, exigiéndole su inmediata renuncia. Se dice que Perón habría sacado a luz nuevamente su enojo por la lista de los trescientos nombres, manifestando: “La juventud debe tomar el relevo en forma paulatina, pero ahora tiene que empezar de abajo, como siempre ha sido, y no pretender ministerios. A los que creen eso habría que mandarlos a plantar zanahorias.” A partir de entonces, Galimberti se aleja, reemplazado por Juan Carlos Dante Gullo, pasando a revistar internamente en montoneros, no sin antes evaluar: “El viejo entiende la guerrilla como la entiende Clausewitz: una formación que él llama “especial”, que atraviese la línea enemiga, haga el operativo, vuelva y se repliegue con su jefe. Se lo comenté a los muchachos pero ellos no lo entienden. se creen que el viejo me bajó a mí solo y se equivocan. El viejo nos bajó a todos”. Ese mismo día la Jotapé lanza en la Federación de Box la Juventud trabajadora Peronista, con la intención de disputar espacios a la “burocracia sindical”, pese a los pedidos de Perón de que no se metieran con los sindicalistas. Por su parte, la derecha sindical crea en esos días la Juventud sindical Peronista. Se intensifican las disputas de poder entre ambos espacios. Cae asesinado por el “ErP 22 de agosto” el almirante Hermes Quijada, en venganza por la masacre de Trelew, y la dictadura decreta peligrosamente el estado de sitio. El FrEJULI suspende su acto del Día del Trabajo para evitar incidentes. El primero de mayo Perón envía un mensaje al pueblo argentino recomendando no caer en las provocaciones de la dictadura y continuar por el camino de la “reconstrucción nacional”. “las fuerzas de la violencia –insiste– deben transmutarse en energía creadora”. Isabel encabeza una comitiva a China para negociar futuros acuerdos, declarando que mao Tse Tung y Perón expresan “unos mismos anhelos capaces de cambiar el curso de la Humanidad”. Es la misma línea que poco antes llevara a Perón a manifestar que “si yo viviera en China sería maoísta”. 70 JAvIEr A. GArIN El 9 de mayo Cámpora lee las “Bases para la reconstrucción nacional” y propone una “tregua política y social”. La CGT, la Sociedad rural y la UIA (¡no es chiste!) apoyan las propuestas de Cámpora. Se suceden los secuestros de empresarios y terratenientes. En Estados Unidos se profundiza el escándalo del caso “Watergate”. velasco Alvarado está acorralado por las huelgas. El 20 de mayo, a horas del traspaso del mando, el ErP intenta copar una comisaría matando a un policía; al día siguiente balea a un ejecutivo de la Ford; el 22 un comando asesina a Dirck Kloosterman, secretario general de SmATA; el 23 copan dos estaciones ferroviarias, preludiando el incremento de violencia que se desatará en los años siguientes. El 25 de mayo de 1973 se produce la entrega del gobierno con un fuerte protagonismo juvenil en las calles, coreando consignas revolucionarias y dicterios contra los militares (“se van, se van, y nunca volverán”), a la vez que ovacionando (para horror de la oligarquía) la presencia del presidente de Chile, Salvador Allende, y de Cuba, Osvaldo Dorticós. Cámpora declara ante la Asamblea Legislativa que “es la hora de Perón” y anuncia las futuras medidas encaminadas a la “Liberación Nacional”. El nuevo Presidente toma juramento a sus ministros, acordados previamente con Perón: del Interior, Esteban righi (camporista vinculado a la “Tendencia”); relaciones Exteriores, Juan Carlos Puig (ídem); Economía, José Ber Gelbard (CGE); Trabajo, ricardo Otero (de la CGT, vinculado a Lorenzo miguel); Educación, Jorge Taiana (progresista); Defensa, Angel Federico robledo; Justicia, Antonio J. Benítez; Bienestar Social, José López rega (ya que Perón no quiso que su esposa asumiera ese cargo como le había propuesto Cámpora). Por la noche, y para infinito espanto de la derecha represiva, las columnas de manifestantes se concentran frente a la cárcel de Devoto exigiendo y logrando la liberación de los presos políticos, aún antes de que el Congreso dictara la ley de amnistía. En incidentes entre el ErP y la policía se producen dos muertos y nueve heridos. “El control de esos grupos, en nuevas concentraciones, debe ser un objetivo a tener en cuenta”, se limita a decir Perón. El fin de los grupos extremistas era presentar la liberación de los presos políticos, no como un acto de justicia del gobierno, sino como una imposición de las “masas” insurrectas. EL úLTImO PEróN 71 El 26 de mayo, Perón envía un mensaje a la CGT convocando a la solidaridad y la unidad de los trabajadores para enfrentar “un capitalismo esclavizante” y proponiendo el respeto a las autoridades democráticas. En los días siguientes se multiplican con imprudencia las ocupaciones populares de edificios públicos, ministerios, ferrocarriles, establecimientos hospitalarios y otros bienes del Estado. Estas tomas, fruto de un aparente espontaneísmo, pero motorizadas en realidad por la Jotapé, sobresaltan a la derecha gorila, la clase media y las fuerzas armadas, que creen ver en tales episodios el ingreso de los bolcheviques en el Palacio de Invierno. “El país asiste a una ola de ocupaciones”, se alarma “La Nación”. Con los días, la táctica de tomas adoptada desde la izquierda peronista es asimilada y replicada por la derecha peronista: el CNU, el Comando de Organización y grupos fascistoides pasan a ocupar radioemisoras y medios de comunicación, de donde echan a los artistas de izquierda, los temibles “zurdos”. Son las primeras muestras de un enfrentamiento por las vías de hecho entre izquierda y derecha peronistas, que parecen no comprender el mensaje pacificador. Ambos sectores buscan imponer mediante tomas los nombramientos de algunos funcionarios. Perón, desde madrid, se hallaría sumamente preocupado por este extraño giro. Al volver poco después a la Argentina, una de sus primeras quejas furiosas consistirá en que “el Estado no puede permitir que los edificios y bienes privados sean ocupados o depredados por turbas anónimas, pero menos aun puede tolerar la ocupación de sus propias instalaciones”. El 15 de junio, cinco días antes de la masacre de Ezeiza, Abal medina como representante de Perón, Lorenzo miguel por las 62 Organizaciones sindicales y Silvana roth por la rama femenina, se ven obligados a condenar las ocupaciones. El Gobierno, complaciente con tales actos, reacciona tardíamente por boca del ministro del Interior llamando a “ponerles fin”. vemos en este fenómeno un aspecto más de la lucha de poder desatada entre estos dos sectores, a quienes hasta entonces ha podido controlar Perón sin dificultades, pero que empiezan a salirse de sus manos. La debilidad de la respuesta del ministro del Interior, el joven Esteban righi, solidario con las tomas –a las que considera una reacción “saludable y natural” después de tantos años de represión, hasta que 72 JAvIEr A. GArIN comienzan a ser replicadas por la derecha (y sólo entonces reacciona, cuando ve que sus enemigos internos ganan posiciones empleando la misma metodología) –, pone en evidencia otra grave falencia de la mentalidad de la izquierda argentina, que se prolonga hasta el presente: la incapacidad de elaborar respuestas de “autoridad”, confundiendo autoridad con autoritarismo. Cuando la izquierda no sabe implantar el orden democráticamente, lo termina implantando la derecha en forma antidemocrática… Conviene aquí hacer una salvedad. hay tomas legítimas que se producen en esos días como expresión de graves y profundos conflictos: son las tomas de empresas por los trabajadores. Estas revisten un carácter muy diferente a los copamientos de oficinas públicas, ya que no se trata de disputas de espacios de poder, sino de reivindicaciones justas de los obreros frente a la patronal, muchas veces encarnada por odiosas multinacionales “chupasangres”. De cualquier manera, Perón lo visualiza como un fenómeno que podría perjudicar el Pacto Social y que no debe ser alentado por las autoridades. Hay otras dos cuestiones que aparecen como sumamente irritantes en esos días para las derechas peronista y antiperonista. Una es la política policial del ministro del interior, quien ha bajado línea correctamente a los comisarios de la Policía Federal en el sentido de que “el pueblo ya no es más el enemigo sino el gran protagonista” y se debe dejar de apremiar y torturar a los detenidos. La otra es el copamiento de la universidad. No sólo la JUP (Juventud Universitaria Peronista) domina los centros de estudiantes y echa a los profesores de la derecha oligárquica e imperialista (siendo notable la expulsión del economista hipergorila roberto Alemann) sino que el Gobierno designa como interventor en la UBA al escritor marxista filoperonista rodolfo Puigross, empeñado en conectar a la Universidad con el resto de la sociedad, para que no sea “un islote aislado y sin pueblo”, sino parte activa en la creación de una cultura nacional al servicio de la liberación. Los nuevos actores se han metido así en dos ámbitos considerados sancta sanctorum de la derecha tradicional: la Policía y la Universidad, una dedicada hasta entonces a reprimir y otra a lavar cabezas y formar elites solícitas con el poder. EL úLTImO PEróN 73 Se designan nuevos jefes en las Fuerzas Armadas, aunque sin hacer una renovación a fondo. Queda al frente del Ejército el general nacionalista Jorge raúl Carcagno, dando de baja a nueve generales. El 28 de mayo se rebaja el precio de la carne y se le fija precio máximo, a la vez que argentina reanuda relaciones con Cuba, desafiando al imperialismo yanqui, y poco después exporta maíz a la isla. El primero de junio se congelan los precios de los medicamentos y se establecen relaciones diplomáticas con Corea del norte y alemania oriental. Asimismo se disuelve el represivo departamento de investigaciones Políticas antidemocráticas (diPa) y se destruyen sus archivos, decisión luego replicada por la provincia de mendoza. El 6 de junio se firma el “Pacto social”. El 10 de junio se fijan precios máximos a dieciocho artículos; asimismo se aumentan en $ 200 los salarios y se suspenden por dos años las paritarias, no sin incomodidad de los sectores populares que pretendían mejoras más abultadas. Se designa una nueva Corte Suprema. El 12 de junio, el representante argentino ante la OEA, Subsecretario de relaciones Exteriores Jorge vázquez, fustiga a Estados unidos y cuestiona a la organización continental porque “no hay foro internacional que pueda abarcar la pretensión imperialista y el deseo de los pueblos de ser libres”. También anticipa lo que más tarde será evidente en la guerra de malvinas: que Estados Unidos se desinteresa del reclamo territorial argentino y sólo usa el TIAr (Tratado Interamericano de Asistencia recíproca) en su propio beneficio. Cámpora envía al Congreso un paquete de proyectos de ley para la “revolución Pacífica”, tendientes a una redistribución equitativa del ingreso y un desarrollo nacional autónomo. Tambien anuncia la renacionalización del Banco Argentino de Comercio, Chase manhatan, Francés, morgan, City y Santander. Gelbard anuncia una moratoria y reforma impositiva. Se preparan proyectos de ley de reforma económica. se prorrogan los alquileres hasta el 31 de octubre y poco después se suspenderán los desalojos rurales. Entre las iniciativas novedosas, el Secretario de Agricultura Horacio Giberti ha elaborado para Gelbard un proyecto que grava la renta normal potencial de la tierra y ataca de lleno a los latifundios improductivos. 74 JAvIEr A. GArIN Avanza, pues, el “Pacto social” en lo interno y el “fin de las fronteras ideológicas” dentro de una política exterior soberana. Ello no impide que la izquierda antiperonista prosiga con sus acciones armadas y atentados, en un intento de desgaste contra el FrEJULI, “conducido por corrientes burguesas y burocráticas”, liberando a algunos secuestrados previo recibir millonarios rescates. Un homenaje a los caídos en el 56 termina con un enfrentamiento entre derecha e izquierda peronistas, con un muerto y varios heridos. Perón recibe en madrid al ministro Otero, hombre de la UOm, y se profundizan las presiones de los sectores más derechistas que se dicen excluidos de los espacios de poder. Poco después dará su visto bueno a la Comisión Pro retorno, integrada por Abal medina, Norma Kennedy, Lorenzo miguel, rucci y el coronel Jorge Osinde (viejo peronista, represor histórico, asociado ahora con López rega), que organizará el acto del 20 de junio en Ezeiza para festejar el regreso definitivo de Perón a la Argentina. Quedan raleados el propio Gobierno y la juventud, estando Abal medina en soledad. Comienza a circular la absurda versión de que la izquierda llevará a cabo una operación destinada a asesinar a Perón, lo cual es planteado en una reunión oficial por la dirigente “ortodoxa” Norma Kennedy. osinde rechaza el operativo de seguridad propuesto por la Policía y crea una subcomisión de seguridad con connotados grupos de la derecha peronista más recalcitrante, la cual será responsable de la posterior masacre. Cámpora se encuentra con el “generalísimo” Franco en madrid, quien descontaba la presencia de Perón, pero éste último no concurre a la cita para no darle al dictador una foto publicitaria. El 20 de junio, fecha designada para el arribo de Perón a Ezeiza, se produce una gigantesca movilización popular estimada entre un millón y tres millones de personas. La Juventud aporta impresionantes columnas, con la finalidad de demostrarle a Perón que ellos, y no la derecha ortodoxa y sindical, son el “verdadero peronismo”, buscando imponer un marco donde prevalezcan las consignas revolucionarias. Los grupos de derecha (supuestamente para evitar que la Jotapé cope el acto) abren fuego sobre la multitud desde el propio palco e instalaciones cercanas, e incluso se denuncia la presencia de francotiradores no identificados EL úLTImO PEróN 75 en algunos árboles. Hay secuestros y torturas en el Hospital de Ezeiza. Este bochornoso y trágico hecho arroja, en una estimación moderada, 13 muertos y 365 heridos. El avión en que regresa Perón de madrid es desviado a la Base Aérea militar de morón. Ha quedado en evidencia como nunca la severidad de los enfrentamientos que dividen el movimiento nacional. “hubo una gran beneficiada: la oligarquía, y una gran víctima: el pueblo”, dirá años después Cámpora. El entonces joven dirigente radical raúl Alfonsín definirá lo ocurrido como “un golpe de Estado de la derecha”. Esto último no parece ser tan errado cuando se analiza la posterior caída de Cámpora y se observa que en los sectores derechistas, según un testigo, “a Osinde y a rucci los llamábamos autores de la Tercera Fundación de Buenos Aires”… El 21 de junio, un Perón que se muestra indignado con Osinde y con montoneros (a quienes responsabiliza) mantiene reuniones evaluatorias del desastre, y por la noche pronuncia un severo discurso, que traía preparado desde madrid y que constituye expresión de un giro táctico para frenar el avance de los sectores de izquierda. “Llego casi desencarnado”; “el país lo arreglamos entre todos los argentinos o no lo arregla nadie”; “tenemos que realizar una revolución pacífica”; “hay que volver al orden legal y constitucional como única garantía de libertad y justicia”, son algunas de sus definiciones. Con respecto a la izquierda, se muestra lapidario: “Los que ingenuamente piensan que pueden copar nuestro movimiento, tomar el poder que el pueblo ha reconquistado, se equivocan (…) Deseo advertir a los que tratan de infiltrarse (…) que por ese camino van mal”. Ni una sola palabra de censura a la Comisión que tan malamente manejó el acto del día anterior: por el contrario, sus dardos apuntan hacia montoneros. La Jotapé da una conferencia de prensa responsabilizando a la Juventud Sindical Peronista, el CNU, el Comando de Organización, y la gente de Osinde por la masacre. El 24 de junio Perón se reúne en el Congreso con el radical Balbín y comienzan a explorar alternativas políticas, recibiendo información de las expectativas de su futura asunción como Presidente, para “restaurar el orden”. El 26 de junio Perón sufre una grave descompensación. montoneros y FAr publican una solicitada acusando a López rega y la derecha 76 JAvIEr A. GArIN peronista de lo ocurrido en Ezeiza e instalando la teoría de que esos sectores tienen a Perón “cercado” y aislado del pueblo. El ministro del Interior fija el plazo de 48 horas para hacer cesar las ocupaciones de establecimientos fabriles, a la vez que se prohíbe la tenencia de armas y explosivos. righi pide en reunión privada a montoneros que acepten desarmarse, propuesta rechazada por estos. No le responden ni los propios. El 27 de junio, el líder del ErP sale en televisión en un reportaje, acusando al Gobierno de prepararse para reprimir al pueblo, favorecer a los empresarios y desarmar a los revolucionarios. Continúan los secuestros extorsivos de la guerrilla a empresarios y muere un ejecutivo de la Ford baleado días antes. mientras tanto, el Gobierno reitera anuncios de futuras nacionalizaciones de bancos extranjeros así como de los depósitos bancarios, el control del comercio exterior agropecuario por el Estado, el envío del proyecto de impuesto a la renta potencial de la tierra y la elaboración de un Plan Trienal en materia económica. En Uruguay, Bordaberry disuelve el Parlamento y gobierna como títere de las Fuerzas Armadas. Se multiplican los secuestros de empresarios por la guerrilla, y se produce una fuga de presos y una serie de motines y huelgas de hambre en varios penales, acentuando la impotencia del ministro del Interior y las presiones sobre Perón y el Gobierno para que el primero asuma la Presidencia y garantice el orden. El 4 de julio se reúnen Cámpora y Perón y deciden en secreto la renuncia del Presidente y vice y la convocatoria a nuevas elecciones. La UCr denuncia persecución ideológica en Telam y canal 7 y la UBA cancela un acuerdo con la Fundación Ford. Un comando del ErP secuestra un avión de Aerolíneas y lo desvía a Cuba. Uruguay suspende el derecho a huelga. El 7 de julio Cámpora habla en la cena de camaradería de las Fuerzas Armadas impugnando la doctrina de seguridad nacional impuesta por el Pentágono a los militares latinoamericanos: “rechazaremos toda tentativa de injerencia de centros estratégicos extranjeros en la asignación de misiones a las fuerzas, y consecuentemente, en su EL úLTImO PEróN 77 adiestramiento y equipo”, sostiene, recuperando la tradición latinoamericanista de “las armas sanmartinianas”. El 11 de julio un decreto del Ejecutivo restituye a Perón el grado y uniforme de Teniente General y declara extinguida la sanción militar impuesta en 1955, para facilitar su futura relación con las Fuerzas Armadas. Comienza a haber pronunciamientos políticos y sindicales reclamando la postulación presidencial de Perón. El 13 de julio, Cámpora habla por cadena nacional para informar su renuncia y la del vice, presentadas ante el Congreso. El 14 Perón pronuncia un discurso manifestando su disposición a “gastar hasta el último esfuerzo de mi vida para cumplir la misión que pueda corresponderme”. asume la presidencia provisionalmente raúl lastiri, yerno de lópez rega, expresando el avance sostenido de la derecha partidaria. mantiene el gabinete de Cámpora, con excepción del ministro del Interior, righi (reemplazado por Benito Llambí) y el de relaciones Exteriores, Puig (reemplazado por Alberto vignes). Asimismo, convoca a elecciones presidenciales para el 23 de septiembre. 11 BrEvE CronoloGía dEl último GoBiErno dE PErón: la sEGunda CamPaña ElECtoral Estos días son dominados por las especulaciones sobre cómo estaría integrado el binomio presidencial del FrEJULI. Se especula con la candidatura a vice del radical Balbín (idea fogoneada por el propio Perón: “yo con Balbín voy a cualquier parte”), la de Cámpora (sostenida por la juventud) y la de Isabel (alentada desde la derecha y el sindicalismo, con una alianza coyuntural de López rega y el metalúrgico Lorenzo miguel). El 21 de julio, la Jotapé realiza una movilización de cerca de noventa mil personas para demostrar su poderío al líder, coreando a Cámpora como vice, insultando a la burocracia sindical y denostando a López rega. Perón recibe a sus representantes y promete designar un enlace entre él y la Juventud. Días después nombra como tal justamente al “archienemigo” de la Jotapé, López rega, demostrando que no se va a dejar presionar por movilizaciones ni aprietes. Prosiguen los atentados del ErP en todo el país, que se multiplicarán a medida que se acerca el tercer aniversario de su creación, y se verifican refriegas internas con ataques de locales sindicales cordobeses. El 22 de julio, Perón intenta acercar posiciones entre rucci y el cordobés Atilio Lopez. El 30 de julio Perón pronuncia un discurso en la CGT donde plantea evitar el enfoque de los “apresurados” y de los “retardatarios” y avanzar en la evolución social de acuerdo al lema “todo en su medida y armoniosamente”. La Jotapé hace un acto multitudinario de homenaje a Evita. La Corte Suprema rechaza la pretensión de la multinacional Parke Davis de pagar menos impuestos a causa de la merma de sus regalías 80 JAvIEr A. GArIN por el uso de drogas de patente norteamericana en el mercado argentino. El encargado de negocios de la embajada norteamericana, max J. Krebs, envía a Gelbard una nota con tres memorandos fijando posición contraria a los proyectos de ley oficiales sobre inversiones extranjeras, renacionalización de los bancos y defensa del trabajo y la producción nacional. la Cancillería argentina repudia la presión estadounidense como una injerencia inaceptable. Algunos diarios lo comparan con el intervencionismo del embajador Braden en 1945. El Parlamento, declara “persona no grata” al norteamericano. El Departamento de Estado yanqui se ve forzado a pedir disculpas. El Gobierno anuncia el ingreso de argentina al movimiento de Países no alineados y el otorgamiento de un crédito a Cuba por doscientos millones, lo que demuestra que la salida de Cámpora no ha modificado en nada la política exterior. A comienzos de agosto Perón pronuncia un importante discurso a los gobernadores donde ensalza al empresariado nacional y plantea la necesidad de “institucionalizar” el movimiento para que no dependa de un liderazgo personal: “el hombre no vence al tiempo, la organización es lo único que puede vencerlo”. Define al peronismo como “un movimiento de izquierda, pero de izquierda justicialista”, condena la guerrilla y reclama legalidad: “la única manera de no ser esclavos es ser esclavos de la ley”. Un dirigente de la UOm es baleado en La Plata. López rega, en un acto de provocación, designa a su ladero Julio Yesi (posterior mafioso de la Triple A) como “enlace” con la juventud. El 4 de agosto se reúne el Congreso del Partido Justicialista, donde Norma Kennedy propone la candidatura de Isabelita a vice. Pasa a cuarto intermedio hasta el 18 de agosto, oportunidad en que se formaliza la fórmula Perón-Perón, triunfando así las posiciones de la derecha y frustrándose el posible acuerdo con el radicalismo para un co-gobierno de unidad nacional. El motivo esgrimido para no aceptar la propuesta de Perón de llevarlo a Balbín de vice sería que, en caso de la muerte del caudillo, el gobierno quedaría en manos del radicalismo. Las nuevas autoridades partidarias están dominadas por sectores sindicales y de derecha. EL úLTImO PEróN 81 Entretanto, el gobierno interviene la Corporación argentina de Productores de Carnes, baluarte de la oligarquía vacuna: reivindicación simbólica de la antigua lucha de los obreros de la resistencia en el Frigorífico Lisandro de la Torre. El 22 de agosto, primer aniversario de la masacre de Trelew, la Jotapé hace un acto multitudinario en el club Atlanta, acompañada por viejas glorias del sindicalismo combativo. Firmenich reclama que sean los trabajadores quienes encabecen el frente antiimperialista, denuncia a los sindicalistas como traidores y critica la postulación de Isabelita. Se produce un tiroteo con la Policía. En Washington asume Kissinger como secretario de Estado. El 24 de agosto se firma el trascendental primer tramo (por doscientos millones de dólares) del Convenio de Cooperación Económica con Cuba, rompiendo el bloqueo en abierta rebeldía frente a la política norteamericana. El embajador cubano Emilio Aragonés Navarro había pedido a Perón un crédito total por doscientos millones de dólares, y Perón lo eleva por propia iniciativa a mil seiscientos millones en ocho tramos anuales, estableciéndose la adquisición por Cuba de camiones, maquinaria agrícola, tractores, herramientas, etc. El Departamento de Estado yanqui y los medios de prensa oligárquicos hacen saber su desagrado con este acuerdo que “contribuirá a financiar la expansión del comunismo en América Latina”. El Partido Comunista argentino adhiere a la fórmula PerónPerón y se suma al frente nacional, que abarca desde la sociedad rural hasta el marxismo soviético en una muestra de amplitud política pocas veces vista en la historia argentina. Sólo quedan afuera las organizaciones armadas en lucha contra el sistema. El problema político central de Perón pasa a ser ahora resolver los enfrentamientos en el seno de su propio movimiento, ya que los otros partidos, incluso opositores, colaboran con él. De allí que busque acercar posiciones entre la Jotapé y la CGT, logrando un acuerdo para hacer un acto conjunto el 31 de agosto, día en el cual desfilan frente a él medio millón de personas. Los diarios comentan sobre este encuentro entre facciones enemigas: “sólo Perón pudo haberlos reunido”. Téngase presente que un comando izquierdista asesinó por esos días al secretario general de 82 JAvIEr A. GArIN la CGT de mar del Plata, lo cual hacía más improbable el acercamiento finalmente conseguido. Lamentablemente esta notable confluencia caerá poco después, cuando la demencia “iluminada” le arroje el cadáver de rucci. El 30 de agosto, antes del gigantesco desfile “en paz”, Perón brinda un impresionante discurso en el Congreso, para los legisladores de todos los partidos, donde trata todos los temas con su enorme solvencia, improvisando sobre la marcha. El jefe de taquígrafos se asombra ante la extensión y coherencia del mensaje: “Es tan perfecto como si fuera un discurso leído. Es un hombre superior”. El 1 de septiembre la CGT hace un acto de apoyo a la fórmula presidencial y avanza en el protagonismo en la campaña, desplazando a los sectores juveniles. El 3 de septiembre, el canciller vignes pronuncia un discurso tercermundista en Argel. El 4 de septiembre Argentina participa en Caracas de la x Conferencia interamericana de Comandantes de Ejércitos, oportunidad en la cual el general Carcagno ratifica la posición argentina adversa a la doctrina de seguridad nacional, y vincula la seguridad continental con la erradicación de las injusticias sociales, apoyando la tesis sustentada por el ministro de Guerra peruano Edgardo mercado Jarrín. Argentina y Perú plantean la reforma del TIAr por considerarlo caduco y proponen incluir en el futuro una delegación del ejército cubano, no pudiendo obtener apoyo mayoritario. Brasil encabeza la posición proimperialista de que “el comunismo internacional es la principal amenaza regional”. La posición de Carcagno recibe un fuerte apoyo político interno. El 5 de septiembre López rega lee un mensaje de Perón en Argel, y la argentina se incorpora formalmente al movimiento de Países no alineados. En un reportaje televisivo, Perón se pronuncia como no partidario de la revolución drástica sino de la reforma paulatina y promete un gobierno de unidad nacional. A su vez, Balbín condena a los que “ponen piedras de la discordia”. EL úLTImO PEróN 83 Se difunden datos que confirman que el ministro de Economía, Gelbard, ha logrado su objetivo prioritario de frenar la inflación por completo, y el empleo no sólo no ha disminuido sino que ha aumentado. El 5 de setiembre Perón se reúne con Firmenich, de montoneros, y Quieto, de las FAr, organizaciones en vías de unificación, y les pide armar una reunión con todas las facciones de la juventud. El 6 de setiembre, en una nueva acción de provocación, el ErP copa efímeramente el Comando de Sanidad militar matando a un teniente coronel. El 8 de septiembre se lleva a cabo la reunión de Perón con la juventud de los distintos sectores en Gaspar Campos, oportunidad en la cual explica la necesidad de avanzar de a poco para “hacerlo bien”, pone a Chile como ejemplo de apresuramiento revolucionario y pide dejar de atacar a las organizaciones sindicales. Sostiene que los sindicatos se han manejado con prudencia en tiempos de la dictadura para preservar sus organizaciones, y que eso fue una orden de Perón, y no una traición de los sindicalistas. También les recuerda que su función como conductor es contener a todos los sectores y no sólo a “los buenos”. Luego de este discurso, Firmenich siguió reivindicando a la guerrilla como “el más alto nivel de lucha política”. Además, comenzó una campaña mediante un comunicado interno que se difundiría en los días siguientes, en donde confrontaba abiertamente con Perón. El 11 de septiembre es derrocado y muere salvador allende en Chile, en lo que Perón describe como “un nuevo coletazo del imperialismo”. Pinochet toma el gobierno apoyado por la CIA e inicia una salvaje represión. Perón se conmociona con la muerte de Allende, con quien cultivaba amistad, y presiente una oleada golpista en toda América Latina que afectará a Argentina. Se refuerza su convicción de que debe hacer un gobierno moderado y de unidad nacional para evitar que fuerzas opositoras se sumen a un eventual golpe, como ha hecho la democracia Cristiana en Chile. “El único enemigo que tendremos será USA y lo que ellos puedan comprar”, explica a un amigo respecto de la táctica a seguir en política interna. “a allende lo han volteado 84 JAvIEr A. GArIN (…) tanto los proimperialistas que anhelaban derrocarlo como los comunistas que lo empujaban hacia acciones descabelladas”, escribe al panameño Trujillo. A su amigo el general chileno Prats, que acaba de exiliarse en Argentina, le dice: “Considero lo sucedido en Chile como un verdadero desastre (…), como un duro golpe a mis esperanzas de establecer (…) una zona libre del dominio de las compañías extranjeras (…) Este revés (…) servirá a los morgan, rockefeller y Dupont para desencadenar una vasta ofensiva en América Latina”. El ErP, entretanto, secuestra al apoderado general de Clarín, Bernardo Sofovich, pidiendo como rescate la publicación de tres solicitadas, lo cual es respondido por una patota de la UOm, que incendia la redacción del diario. Al día siguiente, la izquierda peronista, aparentemente, balea al intendente peronista Herminio Iglesias. rucci denuncia una “guerra psicológica” destinada a perjudicar a Perón. Poco después, matan al interventor del PJ de Campana. El 20 de septiembre cierra la campaña electoral con diversos actos de los partidos políticos. El 21 Perón habla al país y vuelve a proponer un gobierno de emergencia y a condenar las acciones violentas. la tarea es la “reconstrucción y liberación de la Patria”. “Hoy gobernar es crear trabajo”, argumenta. Ese mismo día secuestran a directivos de una tabacalera y de Fortabat. El 23 de septiembre son las elecciones. Perón obtiene el más amplio triunfo jamás alcanzado en las urnas por candidato alguno: el 62 por ciento de los votos. Los radicales Balbín-De la rúa sólo alcanzan al 25 por ciento. Es un verdadero plebiscito. El 25 de septiembre, a menos de cuarenta y ocho horas del triunfo electoral aplastante, ocurre un hecho increíble: un comando asesina de veintitrés balazos al jefe de la CGt y brazo derecho de Perón, José ignacio rucci. Perón, conmocionado, dirá más tarde: “me cortaron las patas”. rucci no sólo es su amigo sino también su principal aliado sindical y uno de los sostenes de la política del Pacto social. Hay diversas teorías sobre el origen de este crimen, desde la Triple A (que todavía no existe como tal) hasta la interna gremial, pero las sospechas principales y más fundadas recaen sobre montoneros, EL úLTImO PEróN 85 cuyas huestes, desde hace muchos meses, entonan como cántico la amenaza: “rucci, traidor, a vos te va a pasar lo mismo que a vandor.” Aunque durante años montoneros negará participación en este error fatal, hoy caben pocas dudas sobre su autoría. Es un lugar común, dentro de la “orga”, que fue un sector de montoneros quien ejecutó el hecho: así lo han reconocido el antiguo militante Carlos Flaskamp en la causa penal que aún hoy se instruye. Sea como fuere, la organización intentó utilizarlo, adjudicándose la autoría, para presionar a Perón y recuperar espacios por medio de la amenaza y el terror. Por indicación de la conducción guerrillera, Galimberti transmite a un Jefe de Inteligencia del Estado las supuestas razones de montoneros para este insólito atentado. Perón está convencido de la autoría: el sector interno que viene desconociendo sistemáticamente su autoridad le ha tirado un cadáver justamente cuando festejaba su victoria electoral masiva. A partir de este asesinato se consolida la decisión de Perón de combatir la influencia y la base de sustentación de la izquierda, porque considera que hubo “un ataque alevoso al peronismo y al país todo”. Su plan contempla: el desalojo paulatino de la “Tendencia” y sus allegados de todas sus posiciones institucionales y una descalificación sistemática en todos sus discursos, tendiente a desprestigiarlos ante las masas peronistas. El 28 de septiembre convoca a dirigentes políticos y gremiales para plantearles la necesidad de “reorganizar” y “depurar” el movimiento. El 29 de septiembre el ministro Taiana le pide la renuncia al interventor de la UBA, rodolfo Puigross, atacando el bastión de la JUP. Inmediatamente convoca Perón a los gobernadores para coordinar esfuerzos con miras a desterrar la “inestablilidad política” y la “infiltración”. Allí sostiene que el sometimiento de la oligarquía al imperialismo yanqui ha provocado una lucha justificada en su momento, pero que “ha degenerado en una guerrilla que está manejada desde París”. Yanquis y soviéticos hicieron acuerdos en Yalta y Postdam –explica– que posibilitaron la invasión yanqui de Santo Domingo y la soviética de Checoslovaquia, por lo que es preciso combatir a ambos imperialismos. Plantea la necesidad de desarticular a la ultraizquierda violenta. El 1 de octubre el Consejo Superior Justicialista aprueba un “Documento reser- 86 JAvIEr A. GArIN vado” por el que se hace un llamamiento a toda la dirigencia y militancia peronista para excluir de su seno a “los infiltrados”. Ciertos investigadores antiperonistas sostienen que de estas reuniones y este clima habría salido la conformación de la Triple A, lo cual, como veremos, no es más que una hipótesis denigratoria, ya que no puede inferirse en absoluto que Perón haya propuesto la creación de una organización clandestina parapolicial en una reunión… ¡de gobernadores!, y través de un documento “reservado”… ¡que luego tuvo amplia difusión! Las organizaciones clandestinas para cometer crímenes masivos no se organizan en forma pública y abierta. Pero los antiperonistas de derecha y de izquierda siempre encuentran pretextos para arrojar lodo sobre la figura de Perón a como dé lugar. Comienzan las venganzas sistemáticas de la derecha contra la Juventud y montoneros con el asesinato del joven militante Enrique Grynberg. Pronto crece la lista de atentados, balaceras, amenazas y muertes contra la izquierda peronista por parte de grupos de choque de la derecha peronista. El general Carcagno pide al ministro de Defensa el retiro de territorio argentino de las misiones militares extranjeras que ocupaban dependencias del Comando en Jefe del Ejército. “se van milicos yanquis y franceses”, informa “El Descamisado”. El 4 de octubre Perón participa de la Asamblea Nacional de Entidades Empresarias donde ratifica el rumbo económico y respalda al ministro Gelbard y los éxitos de su gestión en la lucha contra la inflación y en la redistribución del ingreso. Israel está en guerra con Siria y Egipto (Guerra de Yom Kipur). 12 BrEvE CronoloGía dEl último GoBiErno dE PErón: la tErCEra PrEsidEnCia El 12 de octubre Perón e Isabel juran como Presidente y vice ante la Asamblea Legislativa, y se ratifica el gabinete de ministros, al tiempo que Far y montoneros anuncian públicamente su fusión bajo una conducción colegiada. En su discurso, Perón vuelve a llamar a la unidad y dedica unas palabras a la juventud instándola a trabajar y estudiar, sosteniendo además que jóvenes y sindicalistas no son enemigos. Al parecer, unos y otros pensaban exactamente lo contrario. En los días siguientes ocurren varios ataques de la derecha contra locales y militantes. El día 13 asesinan a un militante en rosario y el 14 ametrallan un local en Tucumán. La derecha pone una bomba en el despacho del gobernador mendocino. Los tupamaros uruguayos secuestran un avión en Salta y lo desvían a Bolivia, de donde pueden salir con vida gracias a salvoconductos otorgados por el gobierno argentino para evitar que ejecuten a los pilotos. El 16 de octubre comienza la “Crisis del Petróleo”, a raíz de la decisión de países de la OPEP de elevar unilateralmente el precio del crudo, así como interrumpir su suministro a Estados Unidos, Holanda y otros países como represalia por su apoyo a Israel. La inflación y recesión global provocada impactará indirectamente en Argentina al año siguiente. El 18 de octubre Perón condecora al venerable de la Logia mafiosa Propaganda Dos, Licio Gelli, con quien mantiene una deuda por aportes financieros de campaña, pero luego se niega a otorgarle los privilegios que reclama el italiano en el comercio exterior. “ni loco pago una deuda personal hipotecando la economía nacional”, responde Perón, y agrega que “antes me corto las manos”. De aquí provendría, según algunos, el corte de las manos del cadáver de Perón, años después, a modo 88 JAvIEr A. GArIN de venganza o extorsión. Por su parte, la Juventud Peronista de Córdoba celebra el 17 de octubre con un acto en el que quieto y Firmenich lanzan fuertes críticas contra Perón citando sus mismas palabras, en evidente tono de amenaza, que no hace sino echar leña al fuego después del asesinato de rucci: “si los dirigentes no marchan a la cabeza del pueblo, el pueblo marchará con la cabeza de los dirigentes”. Kissinger se reúne con el canciller vignes para anunciarle que su país propondrá un “Nuevo Diálogo” con los países de la región, asignando a Argentina un supuesto “rol importante”. El 23 de octubre se publica un reportaje a Perón donde declara: “soy socialista, pero no alocado”, y explica que el país no es una granja de norteamérica, que por eso desea trabar relaciones con Europa “que necesita esta finca”, y si no, “recurriremos a China”, que tiene “800 millones de consumidores”. Ese mismo día concluye en la Provincia de Buenos Aires el operativo dorrego, experiencia de coordinación entre el Ejército y la Juventud Peronista para tareas de construcción de infraestructura social y asistencial, promovida por el general Carcagno y la Jotapé. Esta experiencia es defendida como positiva por muchos montoneros, y criticada severamente por Ortega Peña y por el ErP. Con ella se busca la unión pueblo-ejército, sin comprender que ese ejército está cooptado por la doctrina de seguridad nacional. Uno de los oficiales que participan del operativo es Albano Harguindeguy, futuro ministro del Interior… ¡de videla! Preciosa información sobre la caracterización, forma de pensar, hábitos, identidades y logística habrán obtenido los sectores represivos gracias a esta “generosa” iniciativa… Se sanciona la ley de inversiones extranjeras, cuya finalidad es asegurar un margen razonable de rentabilidad y a la vez terminar con los abusos especulativos y la fuga de divisas. Asimismo se otorga un aumento del 30 por ciento a los jubilados. Perón se niega a otorgar aumentos salariales pedidos por los gremios, en cumplimiento del Pacto Social, a fin de evitar la escalada inflacionaria, considerando que hay una lenta pero persistente mejora del salario real. En efecto, éste ha sido en promedio un 50% superior en relación a 1963, permitiendo una ex- EL úLTImO PEróN 89 pansión del mercado interno y una nueva aceleración del crecimiento, que rondará el 6% anual en 1973-74. resulta un éxito la contención de la inflación y hasta se obtienen reducciones de precios de muchos productos. Otras líneas económicas en que se sigue avanzando gradualmente son: el abandono definitivo de toda sugerencia o receta del Fmi, la nacionalización de los depósitos bancarios, la nacionalización del comercio exterior agropecuario a través de la Junta nacional de Granos y la Junta nacional de Carnes, la renacionalización de bancos extranjerizados, el control del cambio y la instauración de relaciones comerciales provechosas con la unión soviética y los países socialistas. Los nuevos mercados favorecen la obtención de un excepcional saldo positivo en la balanza comercial, que supera por primera vez los 1.000 millones de dólares en 1973. Para sostener el impulso dado al comercio exterior, se decide ampliar la flota de la marina mercante Argentina (que cuenta a fines de 1973 con 198 barcos) con la incorporación de seis cargueros y la construcción 27 barcos. El 31 de octubre una banda fascista mata a un militante de la JTP en Ituzaingó, mientras el ErP asesina a un policía en Santa Fé. A comienzos de noviembre el ErP secuestra a un coronel y la FAP mata a un empresario en Córdoba. El 1 de noviembre Perón habla sobre el universalismo y las Naciones Unidas. El 2 de noviembre diserta sobre los sindicatos y su misión en la política, apoyando la politización del sindicalismo. El 10 diserta ante los altos mandos de las Fuerzas Armadas. El 12 se reúne con los dirigentes de la Hora del Pueblo para seguir avanzando en la unidad nacional como uno de los sostenes del proyecto de reconstrucción. El Congreso, entretanto, interviene la provincia de Formosa por conflictos internos. El 19 Perón viaja a montevideo, donde se concreta la firma del tratado del río de la Plata, para poner fin a centenarios conflictos limítrofes entre países hermanos, como había venido sosteniendo desde el exilio. El 21 de noviembre Perón sufre un grave episodio cardíaco que lo obliga a guardar reposo por varios días. Ese mismo día el legislador radical Hipólito Solari Yrigoyen –quien se opone al proyecto de Ley de Asociaciones Profesionales que impulsa 90 JAvIEr A. GArIN la CGT– es herido por una bomba en su automóvil, aunque sobrevive. reivindica el atentado una ignota alianza antiimperialista argentina que se suele identificar con la luego célebre Triple A. La Ley de Asociaciones Profesionales a que se opone Solari Yrigoyen es una expresión del creciente poder político del sindicalismo y un modelo sindical que favorece a la burocracia existente. Propicia la politización de las organizaciones y su concentración, así como el poder de contralor de la central sobre sus instancias inferiores. El ministerio de Trabajo concederá la personería gremial al sindicato más representativo de cada actividad, desalentando así el pluralismo. Otra muestra de poder sindical es la participación de la CGt en organismos estatales, como la Dirección Nacional de Servicio de Empleo, el Instituto Nacional de remuneraciones, la Comisión Nacional de Trabajo rural, la Comisión Nacional de Precios y Salarios, la Comisión de Cooperación Económica, la Comisión Económica Consultiva, la Comisión de Emergencia Sanitaria, etc. La empresa estatal de electricidad SEGBA es autogestionada por los trabajadores. Paradójicamente, la CGT sufrirá, como consecuencia de la muerte de rucci y el poderío creciente de Lorenzo miguel, un debilitamiento, a la vez que se fortalecerán políticamente las 62 Organizaciones, sobre todo a partir de la muerte de Perón. A fines de noviembre, la derecha asesina a un matrimonio de militantes del Peronismo de Base en San miguel. Avanza en el Senado la ampliación de facultades a la Junta Nacional de Granos. Cámpora viaja a méjico como embajador. El 4 de diciembre, Isabel firma en Asunción el tratado para la construcción de la gigantesca represa hidroeléctrica de Yaciretá-apipé, obra estratégica demorada luego por décadas de desidia. Por su parte, Perón promete a directivos de la Ford seguridades para evitar nuevos atentados y secuestros que atemorizan a inversores extranjeros. Días más tarde se presenta el Plan Energético del gobierno, hecho con un criterio estratégico, para desarrollarse entre 1974 y 1985 con la finalidad de asegurar el abastecimiento energético del país y la sustitución paulatina de los hidrocarburos (entonces en crisis), por energía nuclear, hidroeléctrica y carbonífera. Si bien es escasa la dependencia de EL úLTImO PEróN 91 petróleo importado, la crisis del petróleo impactará negativamente, por los aumentos de precios internacionales, pasando de importar petróleo por $ 60 millones en 1973 a $ 600 millones en 1974. Solano Lima, ex vicepresidente y secretario general de la presidencia, anuncia un proyecto de reforma constitucional, explicando que se tratará de una democracia de tipo social. Existe consenso para llevarla adelante de parte de otros partidos, y es una de las aspiraciones estratégicas de Perón como parte de su idea del modelo argentino. montoneros mantiene reuniones secretas con el general Carcagno buscando coordinar acciones para el caso de la muerte de Perón, a fin de evitar que López rega alcance el poder a través de Isabelita. Perón toma conocimiento de estos conciliábulos y ordena trabar las propuestas de ascensos de cuatro coroneles colaboradores de Carcagno. El 12 de diciembre, Nixon designa, por propuesta del cerebro imperialista Henry Kissinger, al nuevo embajador norteamericano en el país: el ya mencionado agente de la CIA robert hill. Es una muestra clara de la intención del imperialismo de tomar parte activa en la situación nacional, contando con la complicidad de López rega. Perón matiza las posiciones antiimperialistas de su gobierno con tres gestos de acercamiento: un acuerdo sobre lucha contra el narcotráfico a celebrarse en mayo del año siguiente, la disposición a flexibilizar la ley sobre inversiones extranjeras y la concertación de una entrevista Nixon-Perón a realizarse en diciembre de 1974 (frustrada por la muerte del argentino). El 13 de diciembre Perón abandona su reposo para dirigirse a la CGT, donde reivindica la política económica, la inflación cero y la recuperación del salario, indicando que en la distribución del ingreso se ha pasado del 33 % antes de mayo al 42 %, “y llegaremos al 50 % dentro de poco”, y que es su intención estimular el consumo “como factor de riqueza”. Dice que aún no es tiempo de paritarias y pide paciencia pues a la brevedad será presentado el Plan Trienal. El 14 de diciembre el general Carcagno solicita audiencia presidencial para pedir por los ascensos de sus hombres. Le es denegada por Perón, ante lo cual presenta la renuncia. El presidente nombra en su reemplazo al “profesionalista” Anaya. 92 JAvIEr A. GArIN montoneros da a conocer un documento crítico: “ayer, juventud maravillosa; hoy, infiltrados”, donde acusa al presidente de traicionar las promesas de campaña y defraudar a los sectores revolucionarios. A fines de diciembre se produce el anunciado lanzamiento del Plan trienal, en el que se fija como metas para el 25 de mayo de 1977 la creación de un millón de puestos de trabajo, 34 % de aumento en el consumo; participación de los asalariados en el PBi del 48 %, duplicación de las exportaciones en mercados ya existentes y en los nuevos mercados de países comunistas, China, Cuba y otros, aumento en la producción de energía del 57 % a través de varios emprendimientos, etc. Un aspecto destacable del período es la paulatina recuperación de los instrumentos tradicionales de Justica social que caracterizaron los primeros gobiernos peronistas. “Nosotros queremos que esa abundancia de que goza un gran sector de población pueda llegar a todos los argentinos –dice Perón–. En un país como el nuestro, donde la naturaleza nos brinda de todo, es inconcebible que pueda haber miseria y dolor, sin que la comunidad se preocupe por dar soluciones”. Se establecen metas de redistribución del ingreso que incluyen la construcción de viviendas, donde existía un déficit de 1.600.000 unidades a mayo de 1973. Se amplía el financiamiento para conjuntos habitacionales (solo el 20% de los fondos se asignaron a la vivienda individual), y se aumenta la superficie construida, permitiendo el acceso de capas más amplias de la población a los préstamos hipotecarios. El Plan alborada de erradicación de villas de emergencia representará 4.600 unidades terminadas y otras 24.000 en construcción. El Plan 17 de octubre, 17.000 viviendas construidas y otras 76.000 en ejecución. El Plan Eva Perón –para grupos familiares de bajos recursos con terreno propio– posibilita la construcción de 12.000 casas. Se avanza en 200.000 unidades nuevas. Asimismo, se implementan políticas sanitarias de prevención, con saneamiento y vacunación en villas de emergencia y comunidades rurales; se instala una planta piloto para la obtención de vacunas, un laboratorio de microbiología y un centro de sangre destinado a la producción de hemoderivados y gammaglobulina; se crea la carrera sanitaria y se otorgan más de 4000 becas para capacitación en salud; se hace un censo de profesionales, técnicos y auxiliares; se lanzan programas de EL úLTImO PEróN 93 lucha contra el mal de Chagas, erradicación del paludismo y educación sanitaria en escuelas. Se retorna asimismo al impulso tradicional peronista del deporte, con campeonatos para niños y jóvenes, y del turismo social con la rehabilitación de los complejos de Chapadmalal y Embalse río Tercero. Se impulsan los Jardines maternales y se disponen raciones alimenticias para 100.000 niños. La militancia juvenil y barrial colabora activamente en vacunación, alfabetización, refacciones escolares, etc. Una definición importante de Perón en esos días es su negativa pública a la represión paraestatal: “muchas veces me han dicho que creemos un batallón de la muerte como el que tienen los brasileños, o que formemos una organización para-policial para hacerle la guerrilla a la guerrilla. Pienso que eso no es posible ni conveniente. hay una ley y una justicia y quien delinca se enfrentará a esa ley y a esa justicia por la vía natural que toda democracia asegura a la ciudadanía. Creer lo contrario sería asegurar la injusticia, y andaríamos matando gente en la calle que ni merece ni tiene por qué morir.” Y concluyó con notable claridad: “Yo no he de entrar por el camino de la violencia, porque si a la violencia de esos elementos le agrego la violencia del Estado, no llegaremos a ninguna solución”. Por supuesto, los antiperonistas de izquierda y de derecha sostienen que estas palabras son puro fingimiento de Perón para ocultar sus “verdaderos y siniestros planes”. Quienes piden los escuadrones de la muerte no son otros que los sectores de la ultraderecha, representados por López rega, de cuya insistencia obsesiva con este tema existen testimonios. Al parecer, “el Brujo” encuentra en el Embajador Hill un comprensivo confidente para sus delirios anticomunistas, pues, instruido por éste sobre la mecánica de eliminación de izquierdistas ejecutada en Guatemala y en Indonesia con el Plan Yakarta, dirá poco después a su ladero el coronel Osinde: “En argentina no vamos a necesitar un millón de muertos como en indonesia, porque con diez mil se resuelve el problema”. Se concluye 1973 con un saldo de 170 secuestros de la guerrilla por un total de 43 millones de dólares de rescate que servían para financiar a las organizaciones armadas. Perón sostiene, al despedir el año: “tenemos un país de una inmensa riqueza potencial. sólo nos queda realizarla, y para ello lo único que necesitamos es paz y trabajo”. 94 JAvIEr A. GArIN Comienza 1974 con un pronunciado deterioro de la salud del Presidente que lo obliga a abandonar Gaspar Campos e instalarse en Olivos. Taiana y Cossio informan a todo el gabinete el 11 de enero la gravedad del estado de Perón, ante el escepticismo de López rega, que lo minimiza. También hay preocupación por la pervivencia del Pacto Social frente a las presiones para hacerlo caer, ejercidas desde algunos sindicatos que pretenden aumentos salariales y desde las empresas que producen desabastecimiento intencional como respuesta a la política de precios máximos. Continúa la embestida contra los sectores de izquierda. Las 62 organizaciones expulsan de su seno al vicegobernador de Córdoba Atilio López, por “boicotear el Pacto Social” al apoyar un pedido de aumento salarial de la UTA. Asimismo, atacan al gobernador salteño ragone, por hallarse vinculado a la Jotapé. El 15 de enero Perón recibe la visita del presidente panameño Omar Torrijos y apoya el reclamo de Panamá respecto de la restitución del Canal. “Latinoamérica debe estar unida”, insiste. Y se pronuncia: “Estados Unidos debe devolver el Canal, sin absolutamente ninguna condición. Es un territorio que hay que descolonizar (…) Los países débiles cumplen lo que dicen las Naciones Unidas, mientras los fuertes no. Es la ley del embudo”. El 19 de enero, una fuerza de 70 guerrilleros del ErP intenta copar el x regimiento de Caballería Blindada de azul. mueren dos guerrilleros, un coronel, su esposa y un conscripto, varios son heridos y es secuestrado el teniente coronel Ibarzábal. Perón dirige un mensaje anunciando que tomará todas las medidas necesarias para “atacar el mal en sus raíces” y pide el apoyo activo del pueblo, pues sostiene que ha asumido el Gobierno “como un sacrificio patriótico”: “si el pueblo no me acompaña en ese sacrificio, no permanecería un solo día en el Gobierno (…) Ha pasado la hora de gritar “la vida por Perón”, ha llegado la hora de defenderlo”. Además, aprovecha la oportunidad para acusar a las autoridades provinciales de “evidente desaprensión” y de “sospechas de tolerancia culposa” respecto de los grupos terroristas: “No es por casualidad que estas acciones se produzcan en determina- EL úLTImO PEróN 95 das jurisdicciones”. El gobernador Bidegain, de la “tendencia”, se ve obligado a renunciar y asume el vicegobernador, victorio Calabró, derechista recalcitrante de la UOm. Perón se enfrenta ahora con trece diputados de la “tendencia”, quienes se niegan a aprobar las modificaciones que propone el Gobierno al Código Penal para penalizar con dureza los delitos asociados al terrorismo. Le piden una audiencia para explicar su postura, la cual es concedida para el día 22 de enero, siendo recibidos por Perón con la presencia sorpresiva de cámaras televisivas. “Hasta ahora hemos sido pacientes –dice Perón– pero (…) la debilidad nuestra será la que produzca la propia desgracia del país (…). Lo mataron al Secretario General de la CGT, están asesinando alevosamente, y nosotros, con los brazos cruzados, porque no tenemos ley para reprimirlos (…) Si no tenemos en cuenta la ley, entonces formo una fuerza suficiente y lo voy a buscar a usted y lo mato, que es lo que hacen ellos. de esa manera vamos a la ley de la selva, y tendría que permitir que todos los argentinos portaran armas. (…) Con todo lo que ha pasado en estos siete meses de gobierno popular, estos señores se largan a la calle atacando un regimiento (…) queremos seguir actuando dentro de la ley, y para no salir de ella necesitamos que la ley sea tan fuerte como para impedir esos males.” Poco después, la ley es aprobada, pero ocho diputados renuncian a sus bancas, negándose a obedecer la orden de Perón, porque consideran que “las proyectadas reformas penales podían también volverse contra el mismo pueblo peronista”, vale decir, contra montoneros, que sigue defendiendo la alternativa de la lucha armada. Cumplen así lo augurado por Perón: “Nadie está obligado a permanecer en una fracción política. El que no está contento se va. Por un voto más o menos no nos vamos a poner tristes”. Adviértase que, mientras se produce este retroceso general de la “Tendencia”, Perón en todo momento busca infructuosamente obtener el encuadramiento y la subordinación de ese sector a su conducción. Contrariamente al mito popular, ni siquiera en la Plaza del 1 de mayo echará a montoneros. la ciega actitud de la izquierda favorece el avance de los grupos represivos. En los días siguientes lópez rega logra ubicar en altos 96 JAvIEr A. GArIN cargos policiales a dos represores connotados de la dictadura militar anterior: alberto villar y luis margaride, quienes serán uno de los engranajes represivos del “Brujo”. “lopecito” ya contaba con un incipiente equipo propio: los policías-asesinos rodolfo Eduardo almirón y Juan ramón morales (suegro del anterior), quienes por decreto del 11 de octubre de 1973, (firmado por raúl Lastiri, yerno de López rega) habían sido reincorporados al servicio activo, pese (o debido) a sus vergonzosos antecedentes criminales, para actuar como jefes de seguridad del ministro de Bienestar social. Almirón y morales, luego activos jefes operativos de la triple a, fueron ascendidos, saltando el escalafón, a subcomisario y comisario principal. (Almirón era un asesino tan brutal que en una oportunidad mató a un extranjero en un boliche y en otra asesinó a quemarropas a un recolector de residuos porque el camión le obstruía el paso). “El Brujo” redobla su insistencia para que Perón autorice el accionar paraestatal, a la vez que conspira para sacar de la Policía al general iñiguez, opuesto a sus planes. Continúa organizando una fuerza clandestina en el ministerio, con la incorporación de mercenarios de las OAS e italianos, y aportes logísticos de la P 2 y de la CIA. Perón, entretanto, conviene con sectores afines de la juventud, y con la JP Lealtad (desprendimiento de la Jotapé en disidencia con la conducción montonera) avanzar en una reorganización juvenil, intentando vaciar políticamente a los montoneros. Convoca así a una reunión para el 30 de enero. La JP, la JUP, la JTP y montoneros, en rebeldía, no concurren, generando cierto malestar en sus propias filas. Firmenich sostiene que dentro del movimiento hay dos fuerzas enfrentadas, la juventud y la burocracia sindical o “vandorismo”, y que esta disputa debe resolverse mediante elecciones internas. Asimismo, postula que montoneros no puede disolverse ni renunciar a las armas, aspirando a mantener autonomía política. A comienzos de febrero Perón recibe una misión comercial soviética, reafirmando su ruptura con el concepto de “fronteras ideológicas”, reivindicando a Cuba, repudiando el bloqueo norteamericano e insistiendo con que la isla debe ser integrada al continente. Continúan multiplicándose los ataques derechistas a unidades básicas de la izquierda EL úLTImO PEróN 97 peronista, en una escalada con doce muertos, y el 6 de febrero aparece asesinado un fotógrafo de la “Tendencia” en Ezeiza. En una conferencia de prensa, Perón sostiene que no hay que ser sectarios ni excluyente pero tampoco tontos, y que se debe depurar el movimiento. La periodista de izquierda Ana Guzzeti (del diario “El mundo”, propiedad del ErP) lo acusa de permitir el accionar de “grupos parapoliciales de ultraderecha”, a lo que él reacciona de manera indignada: “Esto de los parapoliciales lo tiene que probar”. Asimismo ordena destempladamente identificar a la periodista para iniciarle acciones legales. Define a los atentados como “asuntos policiales provocados por la ultraizquierda, que son ustedes, y la ultraderecha, que son los otros. El Poder Ejecutivo va a detenerlos y entregarlos a la Justicia, a ustedes y a los otros”. Continúa con su política de vaciamiento de montoneros, celebrando reuniones con sectores juveniles y tratando de apartarlos de la influencia rebelde, lo cual conseguirá parcialmente. Califica a la dirigencia montonera de “cualquier cosa, menos justicialistas”, y reitera la necesidad del gradualismo. “tenemos que organizarnos para la reconstrucción nacional, en primer término y para la liberación nacional, en segundo término. No queremos liberar ruinas, queremos liberar una nación. No queremos liberar un cadáver, queremos liberar un ser que trabaje y se desenvuelva”. El 12 de febrero, la publicación montonera “El Descamisado” denuncia que las grandes empresas multinacionales han apelado al desabastecimiento, el acaparamiento, la especulación y el mercado negro para boicotear la política de precios máximos, lo cual es cierto. El 20 de febrero se convoca a la Gran Paritaria nacional. La CGE y la UIA (los dos sectores del empresariado), se fusionan. El Gobierno está preocupado con las dificultades para ubicar las carnes argentinas en Europa y el alza internacional de precios, que actúa sobre la economía argentina como una “inflación importada”. Ese mismo día Perón envía un mensaje a las 62 organizaciones de Córdoba, quienes acusan al gobierno provincial de albergar “infiltrados”. “Estos no son momentos para que nos estemos peleando entre 98 JAvIEr A. GArIN nosotros (…), ¿Qué sucede si el gobernador y las 62 se pelean? El que toma ventaja es el enemigo (…) no es necesario pelear para sacar a los infiltrados (…) tenemos que hacerlo con buena letra (…) Los insto a buscar evitar los enfrentamientos”. La salud de Perón continúa empeorando con distintos episodios de arritmias. se firman acuerdos comerciales con libia. El 23 de febrero, luego de un acto en el que habla Lorenzo miguel, un grupo de militantes de la Juventud Peronista de la república Argentina (Jotaperra, ultraderechista) rodea el diario “El mundo” y tirotea durante 20 minutos el frente del edificio. Los trabajadores que logran entrar son detenidos por la policía. Es el preludio de la clausura definitiva por “actividades subversivas”, que ocurrirá al mes siguiente por orden gubernamental. El 24 de febrero, al celebrar 28 años de su primera asunción como presidente, Perón escribe a Fidel Castro: “la unidad latinoamericana será la única posibilidad de libertad real para nuestro continente (…) Tanto usted, amigo Fidel, como yo, llevamos muchos años de permanente lucha revolucionaria (…) La responsabilidad que tenemos sobre nuestros hombros no es ya la de realizar la revolución (…) sino enseñar a nuestros descendientes a consolidarla. Para ello tenemos dos caminos: tiempo o sangre. tiempo sobra (…) sangre falta (…) La tarea no termina mientras uno viva. Pero bien vale la pena vivir y morir por un ideal que trasciende a los pueblos”. Fidel le responde coincidiendo plenamente en la necesidad de la unión latinoamericana y reiterando “lo mucho que valoramos los cubanos el gesto argentino de reanudar las relaciones diplomáticas y económicas con nuestro país”, como una prueba de “independencia y soberanía política” frente al imperialismo norteamericano. Concluye la Conferencia de Tlatelolco (méxico) con promesas por parte Kissinger de solucionar el problema del canal de Panamá y revisar políticas comerciales perjudiciales para América Latina, admitiendo el concepto de “seguridad económica colectiva”, reclamado por los países latinoamericanos. Los diarios oficialistas lo perciben como un gran triunfo, aunque el tiempo demostrará que sólo son “promesas”. EL úLTImO PEróN 99 El 27 de febrero el gobernador cordobés Obregón Cano releva al jefe de policía, teniente coronel Antonio Navarro. Éste se subleva argumentando que el gobierno está en manos de marxistas y detiene al gobernador y vice, apoyado por las 62 organizaciones, en un vergonzoso golpe de Estado conocido como “el navarrazo”. El sindicalista combativo Agustín Tosco y la CGT de Atilio López reclaman la reposición del gobierno, en medio de enfrentamientos armados. Perón, luego de reunirse con Balbín, decide que la provincia será intervenida, avalando “por omisión” a los golpistas. Es un nuevo avance en la “depuración” institucional. La “Tendencia” protesta en vano por la pérdida de otra gobernación adicta. regresa de Cuba el ministro Gelbard tras concluir exitosamente una misión comercial. El gobierno argentino se muestra decidido a presionar a las empresas norteamericanas radicadas en argentina (impedidas por el gobierno estadounidense de exportar productos a Cuba), bajo amenaza de expropiarles la producción. También utiliza como presión la firma de contratos de venta de autos con Fiat y Citroen. Ante la posibilidad de quedar fuera del negocio en un contexto recesivo provocado por la crisis petrolera mundial, el 18 de abril Nixon permitirá a las filiales de sus empresas en la Argentina comerciar con La Habana en concepto de “autorización excepcional”. “le estamos muy agradecidos a Perón –manifestará Fidel años después– Nos vendió esos automóviles que todavía tenemos (…), esos vagones para nuestros ferrocarriles”. El 11 de marzo la Jotapé hace una demostración de fuerza movilizando una impresionante multitud de cincuenta mil personas a la cancha de Atlanta para tratar de recuperar espacio perdido, con el apoyo de la “vieja Guardia” de la resistencia sindical peronista (Framini, Borro, Cabo, Lisazo, viel, Avelino Fernandez). Allí comienza a corearse la consigna, luego reiterada el primero de mayo: “qué pasa, general, que está lleno de gorilas el gobierno popular”. En su discurso, Firmenich sostiene que a partir de la masacre de Ezeiza los leales fueron desplazados por los traidores y que el Pacto Social beneficia a los empresarios y no a los obreros. Propicia “recuperar el gobierno para el pueblo y para Perón”. 100 JAvIEr A. GArIN El 14 de marzo se dicta la ley taiana que norma las universidades nacionales y establece criterios tendientes a unirlas con el pueblo y con el proyecto de liberación nacional. Se ha duplicado la población estudiantil de 1970: de 200.000 a 400.000 alumnos. El 20 de marzo Perón inaugura la interconexión de la central nuclear de atucha con la red de suministro eléctrico. Dice “La Opinión”: “La Argentina ingresó en la era energética del átomo (…) en una coyuntura caracterizada por (…) la crisis del petróleo (…) La Argentina se eleva nuevamente sobre el nivel medio del continente latinoamericano (…). La decisión de poner en funcionamiento la planta con uranio natural propio (…) equivale a promover la participación de las industrias locales y lograr en el futuro la construcción de nuevas plantas. (…) Es un gesto de autoridad política e independencia práctica.” Asimismo, comienza la construcción de la central Embalse I para abastecer con energía nuclear a 4 millones de personas. El 21 Perón se reúne con dieciseis dirigentes de partidos políticos convocados por el secretario general de la Presidencia, Solano Lima, con la finalidad de brindar apoyo al gobierno en la situación de emergencia provocada por los enfrentamientos internos del movimiento peronista. La violencia prosigue. El 21 es asesinado el sindicalista de la UOCrA rogelio Coria, antiguo colaboracionista de Lanusse. El 22 es baleado, aunque salva su vida, Abal medina. El 25, la Policía reprime brutalmente a grupos villeros que reclaman en retiro, asesinando a un militante de un itakazo. El Gobierno completa la expropiación de siete bancos extranjeros. El 26, Perón se reúne con dirigentes sindicales que reclaman mejoras salariales, un seguro de vida obligatorio y garantía de estabilidad de precios. Explica la situación de emergencia: “no perdamos el control, porque estamos en la cuerda floja”. Propone aumentar el salario mínimo, vital y móvil y las asignaciones familiares para mejorar la situación de los más pobres. El secretario general de la CGT responde: “el movimiento obrero prefiere perder con usted y no ganar con otro”. El 27 de marzo concluye la Gran Paritaria Nacional, elevándose el salario mínimo y las asignaciones familiares en un 30 %, aumentándose EL úLTImO PEróN 101 los sueldos $ 240, y estableciendo un seguro de vida obligatorio a cargo de la patronal por un millón de pesos. La CGT constituye comisiones sectoriales para controlar los precios y el abastecimiento. Poco después se aumentan las jubilaciones y pensiones, también moderadamente. El 31 de marzo, el ErP secuestra al teniente coronel rivero. Perón ratifica al equipo económico de Gelbard en una reunión del FrEJULI, ante cuestionamientos del desarrollista Frondizi. Y busca contener a los sectores gremiales, así como a los empresarios, para evitar las presiones tendientes a desplazar a Gelbard. “mientras yo esté en el gobierno, el orden económico no lo cambiaré por nada”. El 5 de abril, Gelbard cuestiona en Chile, en una reunión del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la política sostenida por los organismos financieros internacionales: “han sido diseñados… para un mundo adormecido al sentimiento de liberación nacional e integración (…) nuestra propuesta es latinoamericanizar el Bid” “Queremos competir con Estados Unidos y lo haremos cada día más”, agrega ante la prensa. Por su parte, el canciller vignes sostiene, en la Asamblea General de la ONU, la defensa de los recursos naturales latinoamericanos y el cese del bloqueo a Cuba, posición reiterada también en la OEA, donde argentina reclama que Cuba sea reincorporada como miembro. El 8 de abril, el dirigente santafesino Jorge Obeid renuncia a la jefatura de la regional II de la JP, mientras el grupo “Lealtad” y el movimiento villeros Peronistas Leales a Perón profundizan su alejamiento y diferenciación respecto de montoneros. Empieza a dar frutos la política de restarle adhesiones a la conducción rebelde. Por su parte, Gelbard intenta actuar como mediador entre montoneros y Perón, interesado en debilitar a su enemigo dentro del gobierno: López rega. El 10 de abril renuncia a la Jefatura de la Policía Federal, el general iñiguez, hostigado por lópez rega y sus acólitos. Lo reemplaza el represor alberto villar, personaje siniestro de la peor derecha represiva. Es el triunfo de los sectores más oscuros y el preludio de muchos crímenes que se sucederán. Poco después se clausuran las revistas “El Descamisado” y “militancia”, en muestra de la creciente influencia gubernamental de López rega. 102 JAvIEr A. GArIN Perón se repone ligeramente de sus dolencias y reanuda actividades normales, preparando el acto del primero de mayo y el discurso con el que piensa exponer ante la asamblea legislativa y el país sus ideas del modelo argentino para el Proyecto nacional. montoneros publica una solicitada advirtiendo: “queremos un primero de mayo, no un veinte de junio”, en alusión a la masacre de Ezeiza, sosteniendo que los beneficiarios del Pacto Social han sido los empresarios, y anunciando que se movilizará a la Plaza de mayo para no dejar el campo libre al “vandorismo” y al imperialismo. Perón recibe a varios dirigentes, incluidos los rebeldes, para tratar de limar diferencias ante la inminencia del acto. recrudece la violencia. Se producen nuevos ataques derechistas: el secuestro y tortura de tres dirigentes de la JP y el asesinato de una joven militante. Cae asesinado un ex juez del tribunal antiterrorista. El ErP secuestra a un ejecutivo de la Standard Oil y cobra 14 millones de dólares de rescate. El primero de mayo Perón pronuncia por la mañana un brillante discurso donde recorre sus principales preocupaciones, propone trabajar en forma concertada y en unión nacional para la elaboración colectiva del modelo argentino, formula su visión y aportes al mismo, y define a la Argentina que anhela como “una democracia plena de justicia social”. reitera sus ideas sobre unidad latinoamericana, tercermundismo, universalismo, medio ambiente, cultura nacional, base científico-tecnólogica y demás desafíos de la Liberación nacional. A las 17 horas Perón habla al pueblo reunido en la Plaza de mayo, desde el balcón de la Casa rosada, detrás de un vidrio blindado, interrumpido una y otra vez por los gritos, silbidos y cánticos con que lo hostiliza Jotapé-montoneros. Los insultos contra Isabel (“no rompan más las bolas, Evita hay una sola”), el despliegue de banderas de montoneros que se había tratado de impedir y los ataques a los sindicalistas (“rucci, traidor, saludos a vandor”) irritan a Perón, quien reacciona reivindicando a las organizaciones sindicales “pese a estos estúpidos que gritan”. “hoy resulta que algunos imberbes pretenden tener más méritos que los que lucharon durante veinte años”, agrega. “Por eso, compañeros, quiero rendir homenaje a esas organizaciones y a esos dirigentes sabios y prudentes que han mantenido su fuerza orgánica y han EL úLTImO PEróN 103 visto caer a sus dirigentes asesinados sin que todavía haya tronado el escarmiento”. La columna de montoneros se retira dejando vacía una parte de la Plaza, en señal de disconformidad. Algunos sectores aislados recurren a los insultos más soeces (“qué boludos, qué boludos, votamos a una muerta, una puta y un cornudo”). Perón queda profundamente afectado. “Después de eso sólo quería morir”, sostiene su amigo Jorge Antonio. la violencia se redobla. El 6 de mayo, el ErP mata a tres policías en San Justo, y muere un militante derechista en un enfrentamiento. El 11 de mayo, en un extraño episodio, cae asesinado el padre Carlos mugica, quien había contactado a Perón con los curas del movimiento de Sacerdotes tercermundistas. Las sospechas iniciales recaen sobre montoneros, de quienes mugica se había distanciado por disentir con sus posiciones de enfrentamiento con Perón, al punto tal que no se admite su presencia en los funerales. Firmenich se ve obligado a salir tres veces con artículos explicativos negando la autoría del hecho. También se sospecha de López rega como autor intelectual del homicidio. montoneros anuncia el 16 de mayo que el sector armado pasa a tener la primacía y a ser el vocero ideológico y estratégico, como preludio del pase a la clandestinidad. Las tareas de gobierno prosiguen pese a este cimbronazo político. El ministro de Economía viaja a Europa del Este a concertar acuerdos con la unión soviética y con otros países comunistas. se conviene una venta de cereales a China. El 24 de mayo se eligen los miembros del Consejo Nacional Justicialista, con Perón como Presidente e Isabel como vice. Perón anticipa que los peronistas tienen que manejarse solos, con independencia de su persona, y pide que se organicen por ramas, dejando en suspenso a la rama juvenil –“la manzana de la discordia” –“hasta que el panorama se aclare”. Como se ve, todavía cree en la posibilidad de “encuadrar” a los rebeldes. “la liberación no es un problema de violencia sino de inteligencia –sostiene–. los que están colonialmente sometidos, siempre es por dos causas: unos, porque son débiles, encuentran favorable ese camino y se entregan; a otros, porque son tontos, los dominan a la fuerza. De esos dos caminos debemos liberarnos”. 104 JAvIEr A. GArIN Al día siguiente fallece el pensador nacional Arturo Jauretche. Prosigue la violencia con la ocupación de un pueblo tucumano por el ErP y la quema de una comisaría en Gerli por montoneros. El 31 de mayo Perón analiza en reunión de gabinete la violencia política y los problemas económicos que se profundizan con el creciente boicot de algunos sectores al Pacto Social, el desabastecimiento de las grandes firmas, los aumentos de precios en el mercado negro y el inicio de conflictos gremiales y huelgas. rebota en el país la crisis internacional. Asimismo, anuncia la creación de una comisión para que los interesados discutan las alternativas en materia de televisión: canales privados, públicos o mixtos. Prevalece el criterio de que son un servicio público y por tanto no deberían ser puestos al servicio de intereses privados. En junio Perón recibe a delegados del X Congreso de Jóvenes Comunistas. En contraste con el encono de la izquierda peronista, la revista “Nueva Era” –órgano teórico del Partido Comunista– publica un análisis económico laudatorio de la política oficial: las relaciones con los países socialistas “no solo liberan el comercio externo sino que aseguran a la vez la realización de obras fundamentales (centrales hidroeléctricas de Paraná medio, salto Grande, y Piedra del águila, expansión del yacimiento carbonífero de rio turbio, centro pesquero patagónico, fabricación de turbinas, etc.)”. También denuncia que los monopolios “comenzaron negando productos a sus clientes habituales para venderlos a precios abusivos a través de subsidiarias o exigiendo sobreprecios en efectivo fuera de factura” y alerta contra la “gran evasión impositiva”. El 6 de junio, Perón viaja Asunción del Paraguay, pese a su mal estado de salud. regresa al borde de un colapso. El Pacto social entra en crisis por el boicot empresarial y la acción de algunos sindicatos. La CGT se reúne con Gelbard para manifestar su preocupación. El 10 de junio, el ministro amenaza con importar para frenar el desabastecimiento, y al día siguiente la CGT publica una solicitada reclamando el normal aprovisionamiento de productos se incrementan las presiones para lograr la renuncia de Gelbard. EL úLTImO PEróN 105 El 11 de junio, Perón y el canciller vignes mantienen una reunión secreta con el embajador británico James Hutton para negociar una administración compartida sobre las islas malvinas. Las banderas de Gran Bretaña y Argentina serían enarboladas juntas, inglés y castellano serían los idiomas oficiales, y el gobernador sería designado “de manera alternada por la reina y el presidente argentino”. «Aceptemos –dice Perón a su canciller–. Una vez que pongamos pie en las malvinas no nos saca nadie y poco tiempo después la soberanía será argentina por completo», testimonia el ex embajador Carlos Ortiz de rozas. Tras su muerte, los ingleses “se dieron cuenta que sin Perón la iniciativa no iba a ningún lado, y retiraron la propuesta”. El 12 de junio a las 11 horas, Perón habla por cadena nacional. Denuncia que “está sucediendo algo anormal” por la existencia de “fuerzas foráneas e interiores” que obstaculizan al gobierno. Aparece el fantasma de lo sucedido en Chile el año anterior, aunque Perón no lo diga directamente. Denuncia especialmente a “los propios partidarios” que se prestan a ser factores de perturbación, ya sea por “mala intención” o como “idiotas útiles”. “Yo vine al país para unir a los argentinos y no para fomentar la desunión. Yo vine para lanzar un proceso de liberación nacional y no para consolidar la dependencia”. Pero hay “pequeñas sectas” que sabotean “nuestra independencia y nuestra independiente política exterior” y socavan el acuerdo social. Dice que algunos interpretan los esfuerzos por la unidad como señal de debilidad que envalentona a los enemigos y asevera que “grandes firmantes de la gran paritaria están empeñados en no cumplir con el acuerdo”, pidiendo al pueblo que los castigue como se merecen, “sean empresarios o sindicalistas”. Denuncia asimismo a los medios dominados por “profesionales de la acción psicológica”. “los enemigos están preocupados por nuestras conquistas. Ellos se dan cuenta de que hemos nacionalizado los factores básicos de la economía y que seguiremos en esa tarea sin xenofobia, pero hasta no dejar ningún engranaje decisivo en manos extranjeras. En un año de gobierno ellos advierten que el pueblo sabe que, sin acudir a las recetas de miseria y dependencia, mejoramos el salario real de los trabajadores, bajamos drásticamente la desocupación y aumentamos las reservas el país”. Amenaza 106 JAvIEr A. GArIN asimismo con renunciar si no tiene el respaldo del pueblo. Califica de “sabotaje de pigmeos” a quienes se oponen a “los innegables éxitos de nuestra política internacional, que nos está llenando de ventajas y de prestigio en el mundo exterior”. retroceder equivaldría a “volver a ser una republiqueta sin dignidad y sin grandeza” · Los ataques de Perón tienen destinatarios claros: los medios de comunicación gorilas, las grandes empresas, algunos sindicatos cómplices, los cipayos de siempre, los intereses norteamericanos. la CGt decreta paro general movilizando a los trabajadores. los partidos políticos populares se solidarizan con el Presidente. una concentración espontánea ocupa la Plaza de mayo. El apoyo a Perón es masivo. Aunque es una oportunidad para que la Jotapé recupere espacios ante el llamamiento del presidente, sus dirigentes la dejan pasar, ofuscados por los sucesos del primero de mayo; pero muchos jóvenes de las bases se movilizan por su cuenta. Por la tarde, el anciano líder sale al balcón a agradecer “profundamente el que se hayan llegado hasta esta histórica Plaza”. Agrega: “Yo llevo en mis oídos la más maravillosa música, que para mí es la palabra del pueblo argentino.” Esta actitud combativa y este discurso son, sin que nadie lo adivine, ni siquiera él mismo, la despedida de Perón. Es la última oportunidad, asimismo, en que Perón intenta atraer a los sectores juveniles, tal como claramente lo interpreta “La Nación”: “La omisión, por esta vez, del vocablo infiltrados reflejó la deliberada intención de hacer un nuevo esfuerzo por rescatar lo que él considera rescatable para su propio movimiento”. La salud de Perón decae notablemente mientras Isabel y López rega viajan a Europa en una gira política a participar de la OIT, visitar al Papa y mantener reuniones diplomáticas. Aunque el Presidente se entrevista con sindicalistas e instruye a Gelbard sobre el camino a seguir respecto de los empresarios díscolos, sus energías disminuyen. manda a llamar a la conducción de la Jotapé para restablecer relaciones y reinsertarlos en el aparato justicialista, a través de las distintas ramas y mediante elecciones internas, como reclama la juventud. Comienza a trascender que Perón habría decidido pedir la renuncia a lópez rega y enviarlo a un destino diplomático. Tiene un nuevo infarto el 18 de junio. A EL úLTImO PEróN 107 partir de entonces no hace sino empeorar. El 20 de junio regresa López rega. El 28 sufre otro infarto y un edema pulmonar. regresa Isabel de Europa y Perón le delega el mando. El primero de julio Perón llama a su secretario legal y técnico para que estudie la posibilidad de transferir de alguna manera el ejercicio de la Presidencia a Balbín, lo cual es finalmente descartado dada la imposibilidad legal y constitucional. A las 10 y 25 horas sobreviene un paro cardíaco y Perón alcanza a murmurarle a Taiana: “Doctor, me voy de esta vida, esto se acaba… mi pueblo…, mi pueblo”. Entra en un sopor y procuran reanimarlo los esfuerzos de los médicos y las artes esotéricas de López rega, pero al final fallece pasado el mediodía. En medio de la conmoción y congoja popular, sus restos son velados en Olivos hasta el 3 de julio, y luego trasladados al Congreso, donde desfilan miles de ciudadanos frente a su féretro. El 4 de julio se producen los discursos de despedida, siendo el más célebre el de ricardo Balbín: “Este viejo adversario despide a un amigo”. Con la muerte de Perón se profundiza la influencia de lópez rega a través de isabel. Entra en acción a cara descubierta la triple a inaugurando en forma sistemática el terrorismo de Estado que luego continuará la dictadura genocida, persiguiendo dirigentes, intelectuales y artistas y consumando cientos de asesinatos, el primero de los cuales tiene lugar muy poco tiempo después de la muerte de Perón: el del diputado rodolfo Ortega Peña. montoneros pasa a la clandestinidad y a la lucha armada y se generaliza la represión. Los días del ministro de Economía Gelbard y del Pacto Social están contados, lo mismo que los del ministro de Educación Taiana. Como un logro residual del período anterior, se aprueba la ley de Contratos de trabajo –que favorece ampliamente los derechos de los trabajadores–, pero se inicia la reacción en todos los aspectos, comenzando por el entierro del proyecto altamente simbólico de impuesto a la renta potencial de la tierra. Kissinger, la Cia, las grandes empresas, la sociedad rural, la oligarquía agroexportadora, los medios de comunicación a su servicio y los militares formados en la doctrina de seguridad nacional empiezan a gestar el golpe de Estado. Ha concluido el último intento de gobierno soberano y antiimperialista del siglo XX. 13 rEsonanCias mítiCas dE la luCha intErna En El inConsCiEntE ColECtivo Un ex militante montonero me confió: “La Plaza del primero de mayo de 1974 fue un golpe devastador. En ese momento sentí como si mi padre me hubiera repudiado a mí y elegido a mi hermano”. No es aconsejable acudir en el análisis histórico a metáforas míticas, pero en este caso resulta difícil resistir a la tentación, pues si había una figura paterna en Argentina, esta era la de Perón, por el rol protector y arbitral que había desempeñado históricamente, y por obvios motivos generacionales. Si para los jóvenes Cámpora era “el Tío”, figura cercana y complaciente, Perón era “el viejo”: el patriarca severo cuyas preferencias era necesario conquistar. El propio Perón se asignaba ese rol, al comparar la figura del Conductor con “el Padre Eterno”. En la mitología popular, Evita era la madre maravillosa fallecida en la juventud, e Isabel la reemplazante no querida, a quien los vástagos poco educados insultaban al grito de “No rompan más las bolas, Evita hay una sola”. Al igual que la madre, que también “hay una sola”. En el orden patriarcal primitivo, tal como interpretaba Fromm inspirado en Bachofen, la figura paterna representa la razón y la justicia: premia y castiga a los hijos según éstos satisfagan o no sus expectativas y deseos; sus decisiones pueden ser arbitrarias e injustas, pero son la “justicia” inapelable; merecer la bendición paterna constituye la aspiración máxima del hijo; y el conflicto típico es la lucha entre hermanos por el cariño y la herencia del padre. Para no desperdigar el patrimonio, hay un único heredero, el hijo dilecto, mientras que el réprobo queda condenado al desamparo o la subordinación. Este es el conflicto expresado en el mito patriarcal de Caín y Abel. La pasión de los celos fraternos, móvil del asesinato de Abel, es también una pasión típica del orden patriarcal. 110 JAvIEr A. GArIN Dirigentes y militantes caen asesinados, y los versos de la “milonga de dos hermanos”, de Borges, adquieren nueva resonancia: “Es la historia de Caín Que sigue matando a Abel”. El despecho a que aludía el compañero militante, y que al parecer fue un sentimiento generalizado en multitud de jóvenes, traducido en rabia, impotencia, tristeza o rebelión, parece confirmar que la metáfora no es tan desatinada. No todo se reduce a lucha de clases: la psicología colectiva juega también su rol. Dos sectores enfrentados, esquemáticamente expresados en la juventud peronista y la burocracia sindical; el Padre Eterno, que inicialmente bendecía a todos, urbi et orbi, ha dado preeminencia a un “hijo” para castigar la rebeldía de otro “hijo”; de pronto extrema la sanción, y parece consagrar al favorito y repudiar al rebelde. La Plaza del primero de mayo es leída entonces, de un sector o del otro, como el Gran Testamento, con el agravante de que todos saben que ese padre severo se encuentra en la inminencia de la muerte. Pasan pocas semanas y Perón vuelve a convocar a la Plaza, esta vez para hacer saber a sus “hijos” que lo que había mostrado el primero de mayo no era el testamento definitivo: que seguía siendo el “padre de todos”. Por eso, aunque no pronuncia esa frase, la juventud decide que ha dicho “mi único heredero es el pueblo”, para alivio de los que se creían desheredados irrevocablemente. Sin embargo, el dolor y el despecho de no ser los “hijos preferidos” ha persistido en muchos militantes hasta el día de hoy, cuarenta años después: ¡tan fuertes son las impresiones que estos sucesos han dejado en las vidas de millones de argentinos! El enfrentamiento entre la conducción díscola de la Juventud Peronista-montoneros y el líder del movimiento remite a otro conflicto típico de la estructura patriarcal: la lucha entre padre e hijos, el parricidio. Es el conflicto central, aunque disfrazado por inconfesable, en la tragedia de Edipo, que mata a su padre y lo hereda. Y lo es aún más claramente en el mito de Cronos. Según Hesíodo, el ambicioso Cronos admira y a la vez envidia el poder de su padre Urano, rey del Universo, y por ello EL úLTImO PEróN 111 le tiende una emboscada para castrarlo con una guadaña –reducción a la impotencia– y así poder destronarlo, dando inicio de este modo a su propio reinado: la Edad Dorada, tiempo venturoso y pletórico de abundancia, donde no existen leyes ni prohibiciones, opresión ni maldad. Es difícil dejar de sentir que detrás de las posiciones y acciones de la conducción de montoneros se escondía la apetencia de destronar y heredar al Padre nacional; Perón mismo define la muerte de rucci con la frase: “me cortaron las piernas”, un sucedáneo de la castración, que tiene idéntico sentido de virilidad amputada. El soñado triunfo de montoneros al cabo de esa lucha con Perón sería así la Edad Dorada de la utopía y el socialismo finalmente realizado, donde los nuevos gobernantes prodigarían al pueblo una abundancia sin límites, y donde no existiría represión alguna porque no habría normas, tal como había anunciado el ministro righi: “Nuestra terapéutica es reconstruir, no reprimir”. También en el mito, el destronado Urano maldice a sus insolentes hijos: no los llama “imberbes” ni “estúpidos”, pero los llama “títenes”, “los que abusan”, los que han subvertido los límites. Cinco años antes de la Plaza del 1 de mayo se publicaba la novela de Bioy Casares “Diario de la Guerra del Cerdo”, cuyo protagonista, Isidro vidal, se encuentra atrapado en un mundo en el cual los jóvenes han declarado la guerra a los viejos y procuran su exterminio. Así como el cuento “Casa Tomada” de Julio Cortázar representaba el miedo de la oligarquía frente al avance de las clases populares en tiempos del primer peronismo, la novela de Bioy es una metáfora del miedo ante el avance juvenil en el mundo: se publica en el mismo año del Cordobazo y poco después de que los jóvenes se subleven en el mayo Francés. En la “guerra del cerdo”, los viejos son despreciables y los jóvenes, soberbios e impulsivos. “Todo viejo es el futuro de algún joven”, y por eso los jóvenes quieren eliminarlos. No hay espacio de conciliación entre juventud y vejez. ¡Ironías de la Historia! El drama generacional entre Perón y la izquierda juvenil se presentó en los hechos más como la “guerra del cerdo”, anticipada por el imaginativo escritor de literatura fantástica, que como el ordenado “trasvasamiento” que había soñado el avezado y realista dirigente… 14 ¿PErón Es El CulPaBlE dEl dEsEnCuEntro Con El sECtor ComBativo dE su movimiEnto? La simple exposición cronológica realizada precedentemente permite advertir dos procesos paralelos: el desarrollo de la gestión de gobierno con un ponderable éxito en diversos frentes, y el crecimiento irracional de una lucha interna por espacios de poder, en la cual uno de los sectores adoptó una postura de enfrentamiento e insubordinación frente al conductor, aunque pretendía respetar la “verticalidad” y la “estrategia general”. Perón vuelve al país decidido a tomar las riendas con una serie de definiciones tácticas de importancia, como hemos visto, que implicaban: reducción en los ritmos de transformación, conciliación de clases, fin de la lucha armada. Estas tres cuestiones no fueron aceptadas por la “Tendencia”, que vanamente pretendió –mediante movilizaciones, “aparateadas” y acción directa– imponer, condicionar y ejercer presión. Hemos visto también que Perón no expulsó a estos sectores ni a sus dirigentes, aunque los descalificó y combatió políticamente con la finalidad de erosionar su base de sustentación y así “encuadrarlos”. Si hubiera desesperado de obtener su encuadramiento, no habría dejado en suspenso la organización de la rama juvenil del partido ni habría vacilado en echar a los dirigentes rebeldes, cosa que omitió justamente porque hasta su último aliento esperaba poder subordinarlos, y porque su método de conducción “pendular” necesitaba del “ala izquierda” del movimiento nacional. El problema es que este “ala izquierda” no se concebía a sí misma como tal, sino como un componente protagónico con aspiraciones de conducción. Dice Firmenich: “nosotros no éramos un sector más del movimiento”. Dice Perdía, con franqueza casi inocente: “nuestra 114 JAvIEr A. GArIN propuesta era ir produciendo una simbiosis con Perón en la conducción. Lo hacíamos a partir de la idea de la vanguardia revolucionaria que conduce al pueblo, pero compartiendo esa conducción con Perón. En aquel momento aparecieron consignas tales como “conducción, conducción, montoneros y Perón”. En su arrogancia, concedían graciosamente que estaban dispuestos… ¡a compartir la conducción con Perón! ¡El creador y jefe del movimiento nacional debía estarles muy agradecido por la magnanimidad de que lo tuvieran en cuenta! La conducción montonera –y, subordinadas a ella, las “organizaciones de superficie”– se manejaba en forma autónoma, aunque simulaba acatar la verticalidad. Tenía sus propios objetivos que no eran los marcados por Perón. Lo que no comprendía era que Perón jamás había aceptado compartir la conducción, y tampoco pretensiones autonómicas. No era su forma de ejercer el liderazgo. mi abuelo, antiguo dirigente sindical, solía referir que en una reunión obrera, ante el reiterado empleo de la primera persona del singular por parte de un dirigente, Perón se ofuscó y le susurró: “Acá el único yo soy yo”. En otra oportunidad en que, mientras daba un discurso, Arturo Jauretche se colocó a su lado, Perón le señaló: “Don Arturo, un escalón más abajo”. Estas anécdotas ilustran una concepción ideológica de conducción vertical. En los años 40 deshizo el intento autonómico político-sindical expresado en el Partido Laborista. En los años de exilio se encargó de vaciar de peso político a dirigentes como Cooke y vandor, que desde posiciones muy diferentes pretendieron cuestionar sus lineamientos. Le bastó para deslegitimar al primero con quitarle la “chapa” de representatividad que inicialmente le había conferido. A vandor lo puso en la picota solamente con aclarar que no apoyaba la lista electoral patrocinada por el metalúrgico. montoneros no era fácilmente encuadrable porque tenía su propia base social construida con una fuerte militancia, pero Perón sabía que buena parte de esa aceptación se derivaba de presentarse como “peronistas”, “soldados de Perón”. De allí que sus ataques fueron de deslegitimación: son “infiltrados”, “de justicialistas no tienen nada”, “nosotros somos lo que las veinte verdades peronistas dicen, y al que no le gusta se puede ir”, etc. Por tanto, debían aceptar ser parte de las es- EL úLTImO PEróN 115 tructuras peronistas, renunciando a toda pretensión autonómica, o dejar de reivindicarse como “peronistas” ante las masas. “En el movimiento peronista hay, salvando a Perón, dos fuerzas orgánicas que son: la burocracia y nosotros, que son dos proyectos”, sostiene un documento montonero. La “Tendencia” encarna una línea autónoma. También el “vandorismo”, es decir, la burocracia sindical encabezada por Lorenzo miguel, podía trabar alianzas y acumular fuerzas que le permitieran un “vuelo propio”. de allí la importancia que para Perón tenía rucci. No era lo mismo rucci que miguel, pues rucci carecía de proyecto y de fuerza propios; dependía de Perón; y llevaba adelante sus directivas frenando cualquier desarrollo autonómico dentro de la burocracia sindical y salvaguardando el Pacto Social. al matar a rucci, montoneros favoreció a sus rivales verdaderamente temibles: lópez rega y lorenzo miguel, y asestó un durísimo golpe a Perón, obligándolo a recostarse aún más en esos sectores de la derecha con potencial autonómico. montoneros confiaba en que su capacidad de movilización, superior a la del sindicalismo y la ortodoxia, inclinaría el “péndulo” hacia su lado, sin comprender que, si bien el peronismo era la relación de las masas con el líder, esta relación nunca había implicado un diálogo asambleario. Perón hablaba a las masas, no intercambiaba opiniones con ellas. Por eso resultaba particularmente ridícula la pretensión de montoneros de convertir el primero de mayo en una “asamblea popular” para llevarle a Perón sus críticas y cuestionamientos y para pedirle cabezas de funcionarios. La concepción de Perón no se apartó de lo que había sido originariamente el peronismo: una construcción movimientista, policlasista: una comunidad organizada donde trabajadores y empresarios compartían un proyecto nacional bajo el arbitraje de un Estado fuerte y “justo”, dirigida vertical y centralizadamente por un líder; y no una “vanguardia revolucionaria” con protagonismo proletario excluyente en pos del socialismo, como pretendía montoneros. las reiteradas y contundentes explicitaciones de Perón no dejaban lugar a dudas. La conducción montonera lo había comprendido, pero procuró ignorarlo, hasta que, a fines de 1973, debió reconocer, a través de una autocrítica, su excesivo 116 JAvIEr A. GArIN optimismo revolucionario, al que dio en calificar de “pensamiento mágico” e “infantilismo político”. Curiosamente, reconocen infantilismo, pero no en el sentido planteado por Perón de que son apresurados que no comprenden las relaciones de fuerzas, sino en el sentido de que confiaron demasiado candorosamente en las intenciones revolucionarias del líder… recién empiezan a admitir lo que Galimberti les había dicho sobre la idea de Perón de las “formaciones especiales”. “Nosotros pensamos hoy que Perón nos denominó formaciones especiales porque dentro de su proyecto ideológico-político no cabe la noción de vanguardia (…). Éramos una especie de brazo armado del peronismo”. Acabada la proscripción, ese brazo armado debía dejar de existir como tal, algo que montoneros no estaba dispuesto a hacer, pues, sostenía Firmenich, su poder emanaba “de las bocas de los fusiles”… “si somos formación especial y no vanguardia (…) teníamos que disolvernos (…) pero si no, hay que lograr la conducción del movimiento peronista” para convertirlo en un movimiento revolucionario hacia la implantación del socialismo bajo hegemonía proletaria. más adelante veremos que el dirigente montonero sostenía la tesis de que Perón había negociado la entrega de esa organización al status quo como prenda de “buena voluntad” para poder gobernar sin presiones desde la derecha, y que pretendía que ellos lo admitiesen mediante el desarme, en cuyo caso serían aceptados sin inconvenientes dentro del partido. “Si nos disolviéramos, si entregáramos las armas, abandonaríamos todo nuestro proyecto”, objeta. Luego, su proyecto no podía existir sino como proyecto armado y autónomo respecto de la dirección de Perón. ¿Pero en qué consistía exactamente ese proyecto tan importante, que no podía ser relegado ni siquiera temporalmente, que exigía ponerse en franca rebelión, rifando todos los espacios institucionales de la “tendencia”, echando por tierra a los legisladores, los gobernadores, los ministros y secretarios del propio espacio, levantando muros a cualquier solución política? ¿Cuáles eran las críticas ilevantables que dirigían al proceso liderado por el Gobierno? Se cuestionaba que la alianza de clases no estuviera hegemonizada por la clase obrera, sin explicar cómo se hacía para que la clase obrera asumiera ese pro- EL úLTImO PEróN 117 tagonismo, cuando ésta demostraba cotidianamente que aceptaba la conducción gradualista y de conciliación propuesta por Perón. aquí llegaba el momento de echarle la culpa al supuesto “archienemigo”: el movimiento sindical. La clase obrera –según esos razonamientos– no era revolucionaria porque el sindicalismo claudicante la apartaba de la revolución; por tanto, todo consistía en derrotar a ese sindicalismo (lo cual incluía el asesinato de sus dirigentes, a diferencia del ErP, que nunca mató sindicalistas). Tras la muerte de rucci, se hacen públicas críticas a Perón sosteniendo que montoneros no han cambiado, pues ellos se sumaron para realizar un programa de liberación; que quien ha cambiado fue Perón, porque ahora “habla sólo de recuperación Nacional, para recién después realizar la liberación”; vale decir: una objeción de ritmos. Firmenich le reprocha, además, que no ha cumplido las promesas de campaña, como “la puesta en marcha de la Fundación Eva Perón, la repatriación de los restos de Evita, recuperar el poder en las comisiones internas, que el gobierno hiciese lo que el pueblo quiere, combatir a los monopolios y echar a toda la camarilla militar, aplicar justicia a todos los torturadores y terminar con las leyes represivas”. A esto observa con razón Galasso: “el Gobierno ha nacionalizado los depósitos bancarios, monopolizado la exportación a través de las juntas de Carnes y Cereales, controlado los cambios, renacionalizado bancos que estaban en poder de capitales extranjeros, incorporado el país a los No Alineados, abierto el comercio con la UrSS y el resto de los países socialistas, apoyado a Cuba, devuelto misiones militares extranjeras y sancionado congelamiento de precios, lo que constituye precisamente medidas propias de una revolución antiimperialista y de mucha mayor envergadura que la que propugna Firmenich”. Por más que aparezcan vestidas con el ropaje de “diferencias de proyecto, de concepción o ideológicas”, se advierte con claridad que tales argumentaciones y objeciones racionalizan meras disputas de poder con Perón por la conducción del proceso y de espacios de poder con la derecha partidaria y sindical a los fines de quedar mejor posicionados por la “herencia” para luego de la muerte del líder. En un documento muy posterior, analizando retrospectivamente esta etapa, la conducción montonera sostiene que “el esfuerzo por cons- 118 JAvIEr A. GArIN truir una sola organización y por mantener diferenciado y autónomo el proyecto revolucionario, los intereses de la clase obrera, dentro del proceso de masas del movimiento peronista, luchando por alcanzar su conducción, representa en esta etapa el principio de la lucha contra las concepciones oportunistas de derecha que pugnan por disolver el proyecto revolucionario en nombre de la subordinación al líder y de la preservación de ‘la unidad del movimiento”. reconoce así que toda su política de aquellos años consistió en una deliberada resistencia contra la conducción de Perón. Esto lo plantea cuando pretende encabezar un movimiento montonero “heredero y superador” de Perón. la ambición de “superar a Perón” y enviarlo definitivamente al museo de las momias sigue vigente en muchos “vanguardistas” hasta el día de hoy… y sin embargo, quienes terminaron como “momias vivientes” de una política “que no fue”, resultaron ser ellos, no Perón, quien sigue más vigente que nunca. Hizo falta tiempo y maduración para que algunos protagonistas – entonces “juveniles”– de aquellos sucesos hagan su autocrítica en forma más o menos racional. vimos que roberto Perdía, antiguo miembro de la conducción de montoneros, ha mostrado una saludable disposición a reconocer los errores políticos de aquellos años. Su ex compañero miguel Bonasso se permite la osadía de admitir: “sería tonto verlo de manera lineal y decir: Perón es el culpable de todo. Porque los montoneros y la Juventud Peronista hicieron cagadas monstruosas”. Aclaremos, Bonasso: no fueron todos los integrantes de esas organizaciones quienes hicieron “cagadas monstruosas”. no fueron los humildes militantes del movimiento villero o del frente barrial, estudiantil o sindical (muchos de los cuales quedaron expuestos a la represión y al genocidio) quienes hicieron “cagadas monstruosas”. Fueron sus conductores los de las “cagadas”. Los que planificaron, teorizaron y bajaron línea, tomaron medidas inconsultas, arrojaron “un cadáver en la mesa”, repartieron órdenes sin discusión democrática amparados en un absurdo verticalismo militar, fueron los conductores. Los militantes soñaban con un mundo mejor, y ofrendaron sus vidas por ese sueño. ¡vaya a saber con qué soñaban esos conductores!… EL úLTImO PEróN 119 Al cumplirse cuarenta años de la Plaza del primero de mayo, también Horacio verbitsky, ex miembro de montoneros y reconocido periodista ultrakirchnerista, realiza su aporte. verbitsky ganó celebridad, incluso internacional, por poseer el dedo acusador más grande y movedizo de la Argentina, cuando se trata de señalar supuestos errores y traiciones de los demás: han sido notables sus imputaciones de “colaboracionismo con la dictadura” contra el Papa Francisco, desmentidas con énfasis por el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. (Existe en la Argentina un género de intelectuales y/o periodistas especialmente abundantes –a derecha y a izquierda– que se consideran, como antaño los militares, una “reserva moral del país”, y creen que su función es “acusar a tutti” exponiendo las presuntas indignidades ajenas, no las propias, al ludibrio público). Esta vez, verbitszky ha actuado con inhabitual humildad al ofrecer reflexiones interesantes en un artículo publicado en Página 12 bajo el título: “No pudo ser”. reconoce allí, como Bonasso, que “la atribución excluyente de culpas carece de sentido”, notable avance respecto de quienes han defendido durante años la tesis de que la culpa era de Perón y nada más que Perón. También señala que “nadie estuvo a la altura de la responsabilidad histórica”. Perón, viejo y enfermo, no pudo controlar las fuerzas que había desatado y “en vez de apaciguar el conflicto, lo incentivó”. Lo disculpa en cierta manera porque “su largo alejamiento del país” le impidió calibrar el efecto que su giro táctico tendría en la juventud inmadura (“los más grandes no pasaban de treinta años”), juventud atiborrada de estrafalarias doctrinas librescas, y a la que Perón mismo había incentivado, “aún en sus operaciones más discutibles”. Pero tampoco los montoneros estuvieron a la altura –dice–, siendo indefendible “la contestación precipitada que dimos al cambio de discurso y práctica de Perón”. Era una respuesta “prepotente e ingenua”, que intentó imponerse por la capacidad de movilización en la trágica jornada de Ezeiza y también en el desfile frente a la sede de la CGT del 31 de agosto de 1973, creyendo que Perón se inclinaría ante la monumental aparateada. Admite que el posterior asesinato de rucci prestó “visos de verosimilitud retrospectiva” a los inventos de la derecha sobre supuestos planes para asesinar a Perón, con los cuales el fascismo había justificado su dispositivo 120 JAvIEr A. GArIN armado en Ezeiza. Finalmente, reconoce que fue poco feliz la actitud de la Tendencia de ingresar banderas desafiantes a la Plaza del primero de mayo, insultar a la esposa de Perón y a su gobierno y emprender la retirada dejándolo con la palabra en la boca, todo lo cual revelaría falta de análisis y conducción. “Por muchos que fueran (y eran muchísimos) sólo representaban al activismo, que demasiado a menudo se confunde con el pueblo”, añade. le faltó decir que la Juventud Peronista y montoneros movilizaban con facilidad a decenas de miles de personas, pero que Perón había sido votado por siete millones trescientos mil argentinos, que representaban el 62 por ciento del padrón electoral. Y también, que mucha gente había apoyado a la Juventud Peronista y montoneros, no porque fueran brillantes revolucionarios, sino porque eran o se decían “peronistas”. Y así fue que empezaron a dejar de apoyarlos tan pronto como vieron que se enfrentaban con Perón… Al respecto, el juicio del poeta Juan Gelman sobre sus ex compañeros de la conducción montonera es más que lapidario: “la soberbia política de tales dirigentes pensó que podía disputarle y aun arrebatarle a Perón el liderazgo del movimiento peronista. aplicaron los mismos métodos que la burocracia justicialista y tiraron “sobre la mesa” el cadáver de rucci “para tener fuerza de negociación”, explicaban”. muerto Perón, la conducción montonera resuelve autoclandestinizar su aparato militar en 1974 –dice Gelman– “dejando al aire ya sabemos el qué de miles de militantes públicos y al descubierto a la JP, la UES, la JTP, la JUP, el frente villero, el de mujeres, que integran ahora la lista de desaparecidos”. Pero aún más contundente resulta cuando evoca oscuridades posteriores. Porque esta conducción mesiánica no le perdonaba nada a Perón y consideraba “innegociable” su autonomía frente al líder popular respaldado por la inmensa mayoría del pueblo argentino; pero –según Gelman– no habría tenido empacho de negociar entuertos con… ¡el genocida massera! “Esos dirigentes fraguaron en 1979 y 1980 dos contraofensivas militares desde afuera contra una dictadura que había ya aniquilado al ErP y a montoneros. En 1978 Firmenich y Cía. pactaron con massera, el carnicero de la Esma, un acuerdo preparatorio. Cada socio perseguía un objetivo EL úLTImO PEróN 121 propio: massera, el de trabajar su camino hacia la presidencia del país; montoneros, el de aparecer en los diarios para que no nos olviden”. En tales acciones muchos militantes fueron enviados al muere de manera incomprensible. No lo dijo un escritor de proclividad derechista, enconado por motivos ideológicos, sino un reconocido hombre de izquierda, ex integrante de montoneros, distinguidísimo autor de prestigio internacional, si bien hay que reconocer que tenía motivos personales de inquina contra sus ex compañeros. Se suma a su opinión Pacho O’Donnell, quien escribe en un artículo: “Además, “la sangre derramada” fue negociada en los encuentros entre Firmenich y massera en España –de lo que puedo dar cuenta pues estaba exiliado en madrid–, en una de las tantas, sospechosamente desatinadas, decisiones de la cúpula dirigencial ‘montonera’”. Nos quieren hacer creer, en la nueva versión de la historia “montonerizada” para engañar a los jóvenes de hoy, que esa cúpula facciosa estaba conformada por “jóvenes idealistas que soñaban con un mundo mejor”. los jóvenes idealistas eran los militantes, y fueron ellos los masacrados durante el terrorismo de Estado, no la cúpula facciosa. La cúpula facciosa vivió los “años de plomo” en el exilio administrando millones de dólares producto de secuestros de empresarios. “nosotros no éramos ingenuos, como dice alguna gente, éramos ambiciosos, no ingenuos”, reconoce Bonasso. Antonio Cafiero agrega, inapelable y certero: “no es que eran idealistas. tenían concretamente el designio de copar el poder. Y sabían que mientras Perón viviese, esto no era posible. Entonces, tenían que utilizar a Perón hasta el minuto final”. Pero concedamos el beneficio de la duda y supongamos que el acuerdo montoneros-massera no existió, como alega Firmenich, que no hay pruebas fehacientes, que pudo ser un mito lanzado al ruedo por el resentimiento de rodolfo Galimberti o algún otro en la disputa por la conducción. hay algo de lo que no cabe duda, y es el posterior acuerdo montoneros-menem, por el cual la conducción residual de esa secta facciosa, entonces congregada bajo el nombre de “peronismo revolucionario”, apoyó la fórmula menem-Duhalde a cambio de los indultos a sus integrantes, llegando a abogar por la “pacificación nacional” e invocando argumentaciones semejantes a la utilizada por los represores 122 JAvIEr A. GArIN como pretexto del Terrorismo de Estado: la falsa tesis de que Argentina había vivido bajo una “guerra civil” intermitente o disfrazada, tesis repudiada por los organismos de derechos humanos. los intransigentes impugnadores de Perón, a quien cuestionaban por no consagrar el socialismo nacional instantáneo, ahora le perdonaban al gobierno menemista las relaciones carnales, las privatizaciones, la aplicación a rajatablas de los paradigmas del Consenso de Washington y la entrega total al imperialismo, adornada con el abrazo al Almirante rojas y los indultos “especulares” a los genocidas… ¡Estos fueron los que disputaron la conducción a Perón! Podríamos continuar durante páginas y páginas demostrando la liliputiense estatura política de la conducción facciosa montonera, pero nos bastarán dos hechos más. Hemos visto, por la anécdota recogida en el libro “La voluntad”, que los cubanos aconsejaban a los impenitentes “illuminati” argentinos cuidar y no exponer las vidas de sus cuadros militantes. No es lo que hicieron cuando entregaron a la Justicia las fichas de afiliación de miles de adherentes al Partido Auténtico en 1975, información preciosa para los órganos represivos de la posterior dictadura, según relata Pablo Gussani en “montoneros, la soberbia armada”. Y mucho menos cuando llevaron adelante esas dos nefastas contraofensivas. Firmenich responde a la periodista Cristina Zucker, hermana de un joven enviado al sacrificio durante esos hechos, que la conducción no es responsable, porque “fue una decisión política de centenares de personas conscientes de los riesgos que corrían”, incluyendo la adolescente de dieciséis años que participó junto a otros ochenta caídos; pero claro, explica Firmenich: tenía la autorización paterna para enviar al muere a la niña, porque ellos son muy respetuosos de la patria potestad… ¿Como decía Caín en el relato bíblico? Ah, sí: “yo no soy el guardián de mi hermano”… ¿Tuvo la culpa Perón de ese desencuentro del primero de mayo? En todo enfrentamiento hay siempre culpas mutuas, pero, examinando sin apasionamiento los hechos, el juicio adverso a Perón se parece, una vez más, a otra superchería autojustificatoria generacional, de las tantas que se han lanzado. EL úLTImO PEróN 123 Aunque suele ser presentada por la prensa como refractaria al viejo Perón, hasta Cristina Fernandez de Kirchner ha tomado distancia de ese “primero de mayo de los soberbios”: “Yo lo viví muy cerca también en la juventud y en la facultad, cuando me peleé con varios compañeros, porque era una de las que sostenía que la conducción de Perón no podía discutirse y que no podíamos enseñarle, a quien había conducido al pueblo –desde el año 45 y desde el exilio– a todos los triunfos, más allá de los aportes que ese juventud había hecho para el retorno de Perón a la Patria, indiscutible. (…) Si uno lee el plan económico de José Gelbard, era un plan francamente transformador y casi le diría que revolucionario, sin embargo, desde nuestras propias filas se lo acusaba de burgués y de pequeño burgués.” ¡Qué bueno sería que algunos de sus partidarios –ex setentistas resentidos que viven insultando la memoria de Perón y haciendo “pucheritos” por el mote de “imberbes”, al estilo del vocinglero José Pablo Feinmann– escucharan esa opinión de Cristina, así se dejan de inculcar sus despechos personales y “ombliguistas” a los jóvenes! Por más errores que Perón hubiese cometido –y los cometió–, tenía derecho a esperar de sus seguidores el acompañamiento y no la impugnación constante a un gobierno conquistado tras tantos años de lucha, y que recién se iniciaba. Tenía derecho a reclamar, a quienes formaban parte del Estado ocupando espacios de todo tipo, que lo apoyaran, y no que pretendieran refugiarse en la cómoda esquizofrenia de usufructuar el poder y al mismo tiempo plantarse en la vereda de enfrente con armas incluidas. Tenía derecho, en fin, a pretender que, puesto que su nombre era utilizado como bandera ante las masas, dejaran de gritar “la vida por Perón” y empezaran realmente a defenderlo… 15 la vuElta dE los Enanos Y la dEBilidad dEl GiGantE En el célebre documental de “actualización política y doctrinaria” de Solanas y Getino, Perón utiliza una frase gráfica para definir el tiempo posterior al golpe de 1955: “Era el tiempo de los enanos”. Existía una abismal diferencia en cuanto a comprensión política y mirada estratégica entre Perón y sus seguidores, tal como hemos venido remarcando en el curso de este libro y comprobaremos en la parte final, al repasar sus grandes ideas geopolíticas. un hombre con una visión clara, profunda, abarcadora y universal dirigía una fuerza que era incapaz, en lo fundamental, de entenderlo y materializar en acción sus líneas directrices, arrojada como estaba a los más irracionales enfrentamientos. mientras Perón obtenía fuera de su partido los apoyos necesarios, era en la propia interna peronista donde anidaba el principal sabotaje, por derecha y por izquierda, a su proyecto. Era un gigante rodeado de enanos. Cierto ilustre historiador, creo recordar, dijo que en el peronismo había muchos Sancho Panza, unos pocos Quijote, y casi ningún bachiller Sansón Carrasco. Norberto Galasso recoge una caracterización del sistema al que se decía que apelaba Perón para promover cuadros dirigentes: “selección al revés”. Era una suerte de “antidarwinismo” derivado de la propia naturaleza verticalista y personalista de su conducción, que miraría con desconfianza a los cuadros políticos que pudieran llegar a disputarle liderazgo, y a semejanza del pino, no dejaría crecer nada a su sombra. Los hombres más inteligentes y capaces del movimiento nacional habrían sido sistemáticamente raleados por la aversión de Perón a cualquier posible rivalidad. Y así se explicaría que Jauretche o Scalabrini Ortíz no ocuparan jamás un lugar destacado en los gobiernos peronistas, 126 JAvIEr A. GArIN o que un dirigente con vuelo propio como el recordado gobernador de Buenos Aires, Domingo mercante, fuese boicoteado pese a haber acompañado a Perón desde un comienzo. Es posible que haya algo de cierto en estas hipótesis, aunque omiten considerar dos hechos innegables. El primero es que Perón tuvo excelentes ministros y colaboradores con alta capacidad de gestión en todos sus gobiernos (aunque no faltaron los desastrosos); de lo contrario, mal podría haber obtenido tantos éxitos como gobernante. El segundo es que no puede perderse de vista que su movimiento estuvo largamente proscripto y sufrió la consecuente desorganización, llegando a 1973 al frente de una fuerza cuya integración mayoritaria tenía muy escaso conocimiento del Perón real, y éste a su vez estaba desconectado, por el largo exilio, de la masa de sus partidarios. Sin duda, algunos de sus mejores colaboradores de 1973 compartían su visión y poseían la inteligencia y capacidad necesarias, como Gelbard, pero solía suceder que no eran ellos quienes, en esa coyuntura, tenían suficiente fuerza política, y su suerte dependía del respaldo del líder. Los grupos políticos principales con capacidad organizativa y de movilización, adolecían de una fatal ausencia de inteligencia, una palmaria mediocridad. “He visto a muchos malos volverse buenos –decía Perón–, pero jamás he visto a un bruto volverse inteligente”. Hemos examinado sobradamente la izquierda peronista, en la que la intelectualidad tenía un peso importante, y no obstante estaba cegada por absurdas teoría, y en algunos casos por un pasmoso confusionismo ideológico, que pretendía “hacer una síntesis” de los aportes teóricos de distintas corrientes marxistas con el catolicismo y el nacionalismo de derecha, la prédica del Che Guevara con la de Primo de rivera, Theillard de Chardin con el general Giap y mao Tse Tung con Hitler, como se desprende de la biografía no autorizada de Galimberti escrita por Larraquy y Caballero. Es harto sabido que muchos integrantes de montoneros abrevaron en el nacionalismo fascistoide de Tacuara antes de radicalizarse hacia la izquierda. Así y todo, había cuadros vastamente formados e intelectuales de primerísimo nivel, inspirados en los escritos de Jauretche, Hernández Arregui, ramos o Scalabrini Ortíz. Sin embargo, hasta los mejores ideólogos quedaron subordinados a la lógica (o ilógica) dictada por la conducción facciosa de montoneros. EL úLTImO PEróN 127 Hay un trasfondo clasista en el encarnizamiento de la izquierda peronista de clase media contra el sindicalismo. No se visualizaba a los obreros reales, sino a trabajadores de fantasía revolucionarios y socialistas, como salidos de una novela de máximo Gorki. El inveterado odio de la individualista clase media argentina hacia los sindicalistas regresaba disimulado bajo el ropaje de censura moralizante a la “burocracia sindical”. Hasta un mal sindicato es preferible a la ausencia de sindicatos, porque implica la organización obrera, aún defectuosa; pero la clase media nunca ha pensado así, admira la película “Nido de ratas” y cree de buena fe que todos los sindicalistas son el malvado Lee J. Cob. Es notable el menosprecio con que aún hoy algunos hablan de rucci, comparándolo desdeñosamente con Agustín Tosco, sin comprender que ambos dirigentes eran representativos de dos sectores del movimiento obrero. En la extrema derecha peronista, la orfandad de ideas era notable. A falta de ellas, abundaban eslóganes más o menos simples y brutales. se enfrentaba la “patria socialista” evocando la “patria peronista” y se estigmatizaba a los rivales bajo el sambenito de “infiltrados marxistas”. un macartismo cavernícola asfixiaba hasta el más leve trasunto de raciocinio. Un nítido sentimiento de derecha (pues sería hipérbole llamarlo pensamiento) dominaba la autodenominada “ortodoxia”. En algunos casos, la falta de ideas era remplazada por “las cadenas”. Los apóstrofes más extremistas, lanzados entre espumarajos de rabia en la revista “El Caudillo” por un desorbitado orangután –más tarde socio de Camps– resultarían cómicos si no fuera porque terminaban tarde o temprano en algún cadáver, de acuerdo a su célebre consigna fascista: “No hay mejor enemigo que el enemigo muerto”. Pero como los objetivos que este grupo se proponía eran claros, concretos, inmediatos y simples (ganar posiciones y aplastar al rival interno), no tuvo mayores inconvenientes en lograrlos por medios también simples como “pegarse a Perón”, acatar en silencio, adular a Isabel, operar su concentración alrededor de López rega y/o Lorenzo miguel según el caso, tender provocaciones a la izquierda para aprovechar sus “errores” y aplicar la fuerza bruta sin miramientos cuando fuera necesario. Estos elementos derechistas eran fácilmente utilizables para las aventuras más desatinadas, como quedó en evidencia cuando Perón salió de escena. 128 JAvIEr A. GArIN En un reportaje, ironiza Carlos Kunkel sobre la influencia de la derecha tras la muerte del Presidente: “Actuó un equipo a su alrededor (de Isabelita) que la convenció de que tenía condiciones para gobernar. Los militantes de la JP éramos acompañados por dirigentes históricos del peronismo: nuestro problema era con la generación intermedia. nosotros éramos unos loquitos, pero los cuadros estratégicos, que rodeaban a la señora, ¿qué hicieron por el peronismo y por la historia de este país?” La derecha salió triunfante en la pugna interna, obtuvo el poder a través de isabelita y lópez rega, pero no supo muy bien para qué usarlo, excepto para degradar la obra de Perón, comenzando con la política económica, inmediatamente arrasada tras la expulsión de Gelbard, la Educación entregada a un personaje nefasto como Ivanissevich, la Universidad en manos del inefable Ottalagano (“soy fascista y qué”), y así sucesivamente. De allí que los reiterados llamamientos de Perón a abandonar “el vuelo gallináceo”, a “pensar en grande”, a sumarse productivamente a la elaboración del modelo Nacional para diseñar el país del futuro y su inserción en un mundo atravesado por enormes desafíos políticos, económicos, sociales y ecológicos, cayeran en saco roto, porque no había oídos dispuestos a escucharlo ni mentes abiertas a entenderlo. Entonces, ¿cómo no iban a recuperar terreno las fuerzas agazapadas de la oligarquía y el imperialismo? Conviene hacer una salvedad para no pecar de injusticia. Dentro del movimiento no faltaron los dirigentes y cuadros formados, racionales y moderados; pero justamente tales virtudes les restaban espacios. repetidamente el autor, al realizar entrevistas para este libro, halló una caracterización: “a medida que crecían los enfrentamientos internos, había cada vez menos lugar para los sectores moderados, que eran los más pensantes, pero no se los escuchaba”. Experimentado embaucador del esoterismo, los horóscopos, la magia negra, el culto umbanda y cuanta ridícula superchería florece en la ignorancia humana, José López rega dijo, sin embargo, la verdad al menos una vez. Fue cuando cayó detenido en 1986. Entonces, con tono quejumbroso y humilde, anticipó que el peronismo lo iba a utilizar para descargar en él EL úLTImO PEróN 129 sus miserias. En esta apreciación parece coincidir Kunkel cuando señala que la derecha peronista era un conjunto de dirigentes: “No era López rega solo el que resolvía todo, cuando no sabía leer de corrido”. Pero no lo subestimemos: el genuflexo sirviente de Perón, que sonreía impertérrito cuando aquél lo insultaba; el “hermano Daniel” que le frotaba los pies cuando estaba indispuesto, haciendo invocaciones a los espíritus del más allá mientras susurraba al líder agonizante: “resista, Faraón, resista, mis energías lo mantienen vivo”; el métome-en-todo permanente que ponía micrófonos en la habitación presidencial para controlar su respiración nocturna (y todo lo que hablaba); el tenor fracasado, personaje de opereta y bufón de las tardes tediosas de Puerta de Hierro; el adulón que le lustraba las medallas al General o le alcanzaba vasos de agua en las conferencias de prensa, era un individuo sin cultura, que “no sabía leer de corrido”, sí, pero era también un Yago, un conspirador, un intrigante, y poseía astucia y malignidad suficientes como para ser un sujeto harto peligroso. El propio, Perón, tan conocedor del alma humana, no lo supo catalogar adecuadamente. Testimonia Cafiero: “Él se reía de López rega. Y lo subestimaba. (…) Algunos de los hombres que tuvimos algún acceso en esa época sabemos que a veces lo insultaba, lo echaba siempre de donde estaba”. Ese conjunto de dirigentes que se dio en llamar la derecha peronista, se comenzó a organizar en forma inmediata con el triunfo de Cámpora. “Luego de la victoria electoral del 11 de marzo –dice Abal medina– empezaron a manifestarse (…) divisiones muy fuertes entre grupos que buscaban tener presencia en lo que iba a ser el nuevo Poder Ejecutivo.” Los sectores de derecha, algunos vinculados a la dictadura como el de Osinde, “comienzan una acción de deterioro de la figura de Cámpora (…) mientras reavivan viejas rencillas entre la juventud y el sindicalismo”. menciona también pequeños grupos de jóvenes de tendencia fascista y “compañeros de vieja tradición peronista, como Alberto Brito Lima o Norma Kennedy”, quienes habían sido desplazados por la gran irrupción juvenil. “osinde es el que junta a todos estos retazos”, sostiene: “ellos encuentran un aliado privilegiado en José lópez rega”, quien había sido hasta entonces “poco más que mucamo del General”. El reagrupamiento de la derecha, conveniente para Perón a fin de combatir la excesiva influencia izquierdizante en el gobierno de Cámpora, 130 JAvIEr A. GArIN se estrena en la masacre de Ezeiza, donde Osinde tiene a cargo la acción armada sobre las columnas montoneras. El clima se ha preparado previamente mediante la difusión de un supuesto plan de magnicidio, denuncia que recoge Norma Kennedy. Después de la masacre, se consolida la alianza de la derecha, que tiene como una de sus patas al sindicalismo ortodoxo, con rucci y miguel. Todos estos sectores son los artífices de la candidatura vicepresidencial de Isabelita, a la que “han convencido –según Kunkel– de que tenía condiciones para gobernar”, y ven como la garantía de su propia influencia dentro del gobierno. la derechización es favorecida por los sucesivos y cada vez más graves “errores” de la izquierda hasta el punto culminante del asesinato de rucci: momento que es aprovechado por la derecha para arrebatar a la izquierda todos los espacios que aún conservaba, bajo la consigna de la “depuración” y el combate a la “infiltración”. Para ello se emplean desde el corrimiento de los espacios institucionales y los golpes de Estado a los gobernadores, hasta los atentados, venganzas, amenazas y homicidios. Allí encuentra su terreno deseado López rega, quien va organizando una “confederación de bandas de derecha” y grupos policiales que serán la temida Triple A, a la vez que controla de a poco la Policía, y utiliza su influencia personal sobre Isabelita, luego devenida Presidenta, para ampliar su poder “detrás del trono”, como una suerte de nuevo rasputín. Ha realizado su objetivo, una vez confesado a Jorge Antonio: “Isabel va a ser la que mande y el que manda a Isabel soy yo”. Objetivo también revelado a los jefes montoneros en madrid, según cuenta Perdía: “que el General sería Presidente y que a su muerte lo suplantaría Isabel. Ese sería su momento porque ejercería el poder a través de Isabel, que era su discípula”. Como el guitarrista malo de Gardel, quien se ganaba la vida chapeando con que había tocado para el “Zorzal”, el mago López rega suplantaría sus deficiencias con el título de “Secretario de Perón”… Bautizado como “el lado oscuro del peronismo”, para muchos López rega era “el lado oscuro de Perón”. Quienes piensan así lo asimilan con el personaje de una vieja historieta, cuyo alter ego aparecía expresando todos los pensamientos inconfesables. López rega sería “el otro yo del Dr. merengue” de Perón y diría y plasmaría lo que éste no podía decir ni hacer. la realidad parece diferir de esta visión maniquea. Todo indica que López EL úLTImO PEróN 131 rega fue, simplemente, un hábil oportunista y escalador, que medró junto a Perón aprovechando sus debilidades, usufructuando “las pequeñeces de todo gran hombre”, acentuadas por la ancianidad, y las debilidades políticas de Isabel; y así construyó la red de poder que le permitió un fugaz y tenebroso apogeo. muerto Perón, su falta de escrúpulos lo llevó a asumir sin hesitaciones el trabajo sucio que demandaba la derecha represiva cavernícola: la eliminación del “enemigo interno”, constituyéndose en la “primera piedra del camino” hacia la violación sistemática y masiva de los derechos humanos que realizaría la dictadura cívico-militar con el visto bueno imperial. No por nada, el periodista “liberal-fascista” mariano Grondona (sólo en Argentina existe esa categoría ideológica) llegaría a cantar loas a López rega en un artículo de fines de 1974 donde le atribuía “desenvolvimientos que se aprueban en voz baja y se critican en voz alta”, por ser “uno de esos luchadores que recogen, por lo general, la ingratitud del sistema al que protegen”, agregando: “cumple al lado de la presidenta el papel de meter la mano en tareas antipáticas ( ) Sería por lo menos arriesgado prescindir, hoy, de este servicio”. Pocas veces la derecha oligárquica argentina se ha mostrado tan agradecida con un verdugo… Sin embargo, es cierto que estos planes de “Lopecito” se vieron facilitados por Perón al conceder espacio a su antiguo secretario y, sobre todo, al permitir que se consagrara a isabel como su vice. Este último fue el mayor error de Perón. Fruto fatal de su personalismo y de su desconfianza hacia todo liderazgo alternativo, pues no parece haber existido otro motivo, para permitir a Isabel ocupar ese sitial, que su identificación personal con Perón y su presumible lealtad: “Ponerla a ella de vice es como ponerme a mí mismo”. Error que procuró rever tardíamente, cuando trató de quitar de en medio a López rega y hacer derivar una sucesión constitucionalmente imposible hacia Balbín. Sólo cabe observar, en su descargo, que las contradicciones y enfrentamientos dentro del movimiento nacional difícilmente hubieran podido ser manejadas por ningún otro de los posibles “vices” mentados en los días previos a decidirse la fórmula presidencial. Cámpora ya había demostrado su palmaria incapacidad para hacerlo, y no es de suponer que Balbín hubiese de lograr acatamiento de los sectores armados del peronismo, cuando ni siquiera Perón logró encuadrarlos. Agreguemos a ello que el nombre de 132 JAvIEr A. GArIN Isabel no fue impugnado por nadie en forma previa a su consagración. Ante el aparente acatamiento del silencio, Perón pudo suponer que iba a ser respetada como figura de consenso. El cuestionamiento de montoneros se produjo una vez que la fórmula había sido consagrada, no en el momento en que debió plantear sus objeciones: en el Congreso partidario. Dice Julio Bárbaro: “Era el encuentro de un Congreso de indignidades (…) La gente de montoneros tenía un grupo importante de congresales, fue imposible convencerlos (de oponerse a Isabel), para ellos se imponía ya la consigna que los llevaría al suicidio, el atroz apotegma de “cuanto peor, mejor”. Nadie quería votar a Isabel de vice pero nadie se jugaba tampoco a enfrentarla”. Incluido él mismo. Por otra parte, si bien despuntaban los enfrentamientos internos, Perón pudo legítimamente suponer que habría de controlarlos, pues todavía no se había producido el golpe fatal: el asesinato de rucci. no estaba presente aún el escenario de desgarramiento interno que luego, tras su muerte, se convirtió en el marco de una violencia política incontenible. Es fácil hacer una crítica “ex post facto”. Así y todo, no deja de ser su peor error. También resultó tardía la rectificación pendular hacia la izquierda, cuando Perón comprendió que el Pacto Social se desmoronaba, erosionado por sectores de la burguesía y el sindicalismo, y llamó al pueblo a castigarlos, “sean empresarios o sindicalistas”. Entonces volvió a convocar al “ala izquierda”, le ofreció integrarse una vez más, movió hilos. Era el esfuerzo supremo de un hombre que ya estaba sobreviviéndose a sí mismo, que usaba sus últimas fuerzas para sostener el timón en un mar embravecido. De haber tenido más vida por delante, tal vez, el movimiento habría sido efectivo, como lo fue tantas veces en su dilatada “conducción pendular”… pero ya era tarde, le quedaban contados días… La derecha ya tenía demasiados espacios, y en el imaginario colectivo había quedado equívocamente instalada como “su heredera”… Para qué quería gobernar esa derecha partidaria y sindical, qué proyecto de país tenía, a qué concepciones estratégicas obedecía, no era algo que se supiera con claridad. Y cuando no se tiene proyecto estratégico claro (porque no se ha comprendido a quién sí lo tenía y había muerto), el proyecto lo ponen los poderosos, lo pone el imperio. volvía el temible, luctuoso “tiempo de los enanos”. 16 ¿PErón FuE rEsPonsaBlE dE la violEnCia PolítiCa? Un leit motiv del antiperonismo de viejo y de nuevo cuño consiste en atribuir a Perón responsabilidad preponderante en “males políticos nacionales”, tales como la intolerancia, el autoritarismo, la falta de preocupación por las formas republicanas y, más grave aún, la violencia política. Para esta visión, nada de ello hubiera existido a no ser por Perón y su maléfica influencia. En particular, desde diversos sectores se le imputa, en referencia a los años setenta, haber promovido la lucha armada y alentado el terrorismo de las organizaciones guerrilleras; o por el contrario, haber promovido la violencia fascista y estimulado la represión de derecha; o peor aún, haber hecho ambas cosas simultánea y/o sucesivamente. Pensar que los males sociales son producto de una pérfida influencia individual revela un grado importante de idealismo subjetivo burgués. Las personalidades históricas relevantes, en todo caso, llegan a serlo, entre otras razones, porque reflejan o expresan componentes culturales y sociales preexistentes, así como alianzas de intereses y relaciones de fuerza en el seno de la sociedad en un momento dado: caso contrario, nunca podrían haber llegado al lugar que ocuparon. Y en el caso particular de la violencia, no es posible abordar la misma sin comprender que es una manifestación habitual de la lucha de clases, y que existen dos tipos de violencia de muy distinta naturaleza, como bien señalaba Perón: la “de arriba”, ejercida por las clases privilegiadas para oprimir al pueblo, y la “de abajo”, desplegada por las clases oprimidas para alcanzar su liberación. En los países coloniales, como el nuestro, hay un elemento adicional del que no es posible prescindir: la acción de los poderes imperialistas, 134 JAvIEr A. GArIN en pugna entre ellos y/o contra los movimientos nacionales, los cuales intervienen en la política interna –como un campo más de sus batallas geopolíticas– con operaciones, infiltraciones, espías, financiamiento, sabotaje, terrorismo, provisión de armamentos y todos los medios concebibles para desestabilizar gobiernos, agudizar contradicciones o influir en los conflictos. Sin embargo, nos tomaremos el trabajo de examinar esta imputación contra Perón, no sólo porque está muy extendida sino también porque hay un aspecto en el cual puede reconocerse una parte de responsabilidad individual atendible: es cuando una figura histórica adquiere tanta relevancia y peso que su palabra y su acción pueden contribuir a aumentar o mitigar la violencia socialmente existente. No cabe duda de que Perón poseyó en grado superlativo esa influencia sobre las masas argentinas, lo cual no quiere decir, obviamente, que estas hubieran de responderle de manera mecánica y pasiva. Tampoco cabe duda de que Perón no era el mahatma Ghandi ni pretendía serlo, aunque se llamara a sí mismo “un león herbívoro, un general pacifista”, y aunque sostuviera que se había negado a resistir el golpe de estado de 1955 para evitar una guerra civil y el derramamiento de sangre de los argentinos. Tomemos un ejemplo de imputación fantasiosa e idealista que resulta casi caricaturesco: el de José Pablo Feinmann, escritor titulado “filósofo” (aunque nunca inventó filosofía alguna). Sostiene Feinmann que Perón hizo una apología de la violencia y la aniquilación del adversario en un librito que escribió en los años treinta, siendo muy joven, como manual de ayuda en la Escuela Superior de Guerra: los “Apuntes de Historia militar”. Estos apuntes, según Feinmann, serían la semilla de la violencia política, pues en ellos Perón habla de la “nación en armas”, la conducción militar, las ideas de Clausewitz, el “aniquilamiento” del enemigo en una guerra, etc. Sugiere imaginativamente que estos apuntes fueron inspiradores de todas las violencias concebibles, pues habrían influido sobre los jóvenes montoneros lanzados a la lucha armada y sobre los políticos peronistas que firmaron en 1975 el decreto de “aniquilamiento” de la guerrilla, e incluso, habrían inspirado también a… ¡los genocidas de la última dictadura que a partir del 24 de marzo de 1976 aniquilaron a treinta mil personas, muchas de ellas peronistas! EL úLTImO PEróN 135 Así Perón vendría a ser el maquiavélico responsable de la guerrilla, la represión a la guerrilla y el genocidio, a causa de unos nefastos e influyentísimos apuntes escritos en su lejana juventud. Nada tendría que ver con el genocidio, entonces, la reacción oligárquica e imperialista, y mucho menos la Doctrina de Seguridad Nacional, no; habrían sido los apuntes de Perón los responsables… No es la primera vez que el seudofilósofo hace este tipo de caricaturescas traspolaciones. En su libro “Filosofía y Nación” acusó a mariano moreno de ser el inspirador de la guerrilla setentista y del terrorismo de Estado a causa del Plan de Operaciones, infame documento que ejercería una maligna atracción desde 1810 sobre las mentes argentinas. Los montoneros serían, como moreno, los proclamadores de una revolución “con ideas pero sin pueblo”. moreno tendría la culpa de Firmenich… Lo propio hizo al denostar a Juan José Castelli, acusándolo falsamente de haber libertado a los indios contra la voluntad de estos últimos, relatando una anécdota falaz según la cual Castelli habría preguntado a los indios si querían ser libres y estos –necios y borrachos como corresponde a la fábula racista tradicional– le habrían respondido: “queremos aguardiente, tatay”. Castelli, también, como los montoneros, según Feinmann, habría querido hacer una revolución sin tener en cuenta la realidad. Acostumbrado a hurgar en las bibliotecas, como buen ratón de las mismas, Feinmann confunde los libros con los hechos y atribuye a los primeros influencias decisivas en los segundos. Con razón le responde irónicamente Norberto Galasso: “la oligarquía argentina fue precisamente la que una y otra vez– desde Lavalle hasta videla, pasando por el 16 de junio del 55– consideró enemigas a las masas populares y las masacró (…) sin haber leído el manual de Perón. (…) Se encuentran más incitaciones a la violencia y a la destrucción del enemigo en la correspondencia de Sarmiento proponiendo la horca para Urquiza o celebrando el asesinato del Chacho Peñaloza que en estos “Apuntes” (…) Después de prodigarse por colocar a Peron como un autoritario responsable de la sangre derramada en varias décadas de historia argentina –no ocasionada por el enfrentamiento entre las clases sociales sino por la siniestra prédica de sus “Apuntes militares”– termina emparentándolo con otros predicadores de la violencia: Jean Paul Sartre, Franz Fannon y el Che 136 JAvIEr A. GArIN Guevara. (…) Faltaría agregar a esa lista a mariano moreno, a maximiliano robespierre, a Lenin, a Trotsky y a Fidel Castro: ¡Cabe suponer que ellos también habrían leído el manualito de Historia militar (…)!” Del tenor de estas acusaciones del “filósofo oficial nac and pop” son la mayoría de las imputaciones contra Perón. En cuanto a la “cultura política argentina”, no hace falta recordar que la intolerancia, el autoritarismo y la violencia han sido una constante histórica de nuestra sociedad desde la época colonial, con una división de clases muy marcada. Aún sin considerar la guerra revolucionaria por la independencia, la normalidad histórica ha consistido (hasta el retorno democrático) en la violencia, la intolerancia hacia el disidente y la eliminación o persecución de adversarios. Así ocurrió en los enfrentamientos entre unitarios y federales, bajo el rosismo, bajo la tiranía de los porteños acaudillada por mitre, en el régimen conservador-oligárquico y hasta bajo el radicalismo. La política se practicaba cuchillo en mano y a los tiros, las elecciones solían ser una farsa, la voluntad popular fue burlada durante décadas. El fusilamiento de Dorrego, la actuación de la mazorca, la Guerra del Paraguay, el asesinato de Facundo y del Chacho Peñaloza, la represión a mansalva de los reclamos obreros, la Semana Trágica, la Patagonia Trágica, la aplicación de la ley marcial y la pena de muerte a civiles, los golpes de Estado, el fraude y la tortura en la Década Infame, son otros tantos ejemplos de una violencia y autoritarismo constantes, incluso bajo el interregno democrático de Yrigoyen (quien tenía un discurso obrerista cuando los obreros eran radicales y mansos, pero si los obreros eran anarquistas y revolucionarios, los mandaba a reprimir sin asco). Es cierto que los primeros gobiernos de Perón, hasta 1955, sentaron un precedente de autoritarismo peronista, marcado por el estilo nada contemplativo y sí muy verticalista de conducción del líder (del que brinda sobrados ejemplos su libro “Conducción Política”), la persecución a ciertos sectores de la oposición, el hostigamiento poco sutil a la prensa reaccionaria, el encarcelamiento de dirigentes, artistas y gremialistas “contreras”, los grupos de choque al estilo de la Alianza Libertadora Nacionalista, personajes oscuros como Osinde (acusado de torturador y décadas más tarde involucrado en Ezeiza), etc. Pero también es cierto EL úLTImO PEróN 137 que ello formaba parte de prácticas habituales en la Argentina, en cierta manera explicadas (si no justificadas) por la agresión constante y violenta que sufrieron los sectores populares integrantes del peronismo a manos de una oposición oligárquica y pequeñoburguesa, radicalizada y furiosa, que llegó a colocar explosivos para asesinar civiles y arrojar bombas desde aviones sobre ciudadanos indefensos. No olvidemos que el exabrupto de Perón llamando a matar a “cinco de ellos por cada uno de nosotros” fue en respuesta a un atentado terrorista. Sin embargo, es cierto que Perón lo dijo, y lo dijo frente a una multitud enardecida, como también enunció aquel despropósito de “a los amigos todo, a los enemigos ni justicia”. Que Perón no era precisamente tolerante en aquellos tiempos resulta tan cierto como que mucho menos lo eran los antiperonistas, pero es claro que el Gobierno siempre tiene una dosis mayor de responsabilidad. Algo que tampoco puede ser puesto en duda es el menosprecio del peronismo histórico hacia las formas republicanas y burguesas, y peor aún, hacia el respeto irrestricto de los derechos individuales. Fue un fenómeno de época no limitado al peronismo, sino de alcance mundial. En las discusiones en torno a la Declaración Universal de los Derechos Humanos en las Naciones Unidas se observó la contraposición entre derechos sociales (defendidos por los países socialistas) y derechos individuales (sostenidos como divisa de guerra por los países capitalistas anglosajones). Parte de esta absurda dicotomía se manifestó también bajo el peronismo. Este fue, en la Constitución de 1949, el movimiento que plasmó el constitucionalismo social en la Argentina, reconociendo los derechos de trabajadores, ancianos, niños y sectores vulnerables, así como la función social de la propiedad y la riqueza y el dominio estratégico del Estado sobre los recursos naturales fundamentales. Tales logros, que han ganado para Perón y los suyos un lugar de altísimo honor en la historia argentina, se vieron acompañados de una actitud desdeñosa de los derechos individuales o “burgueses”. De allí que la intolerancia política, las afiliaciones obligatorias, la vigilancia y el control político, las represalias, etc., eran considerados “pecata minuta” al lado de las grandes consagraciones de derechos sociales debidas al peronismo. 138 JAvIEr A. GArIN Pero una vez más cabe consignar en su descargo: estos vicios autoritarios no eran exclusivamente peronistas. El país venía de un régimen ultraconservador que se burlaba de la soberanía popular y hacía hincapié en las “formas”, pero formas farsescas, vaciadas de contenido, a tal punto que los custodios de la constitucionalidad formal, es decir, los miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, habían avalado el golpe de Estado contra Yrigoyen (máxima violación constitucional concebible) mediante la “doctrina de facto”. No podemos ser excesivamente severos con Perón cuando vemos lo que hacían sus contradictores y críticos. Los mismos que clamaron contra el dictado de la Constitución de 1949 argumentando que había errores formales en la declaración de necesidad de reforma y la convocatoria a la Convención reformadora, no dijeron absolutamente nada cuando la revolución Fusiladora derogó “por decreto” esa Constitución, y mucho menos cuando se procedió a fusilar a militantes civiles peronistas en los basurales por invocación de una injustificable “ley marcial”. Tampoco se oyó a los formalistas alzar su voz durante casi dos décadas para reclamar por la proscripción del peronismo, que privó a las mayorías populares del derecho de votar al partido y al dirigente por los que se sentían representadas. Perón alentó efectivamente la violencia política como táctica de lucha en los años de la resistencia peronista, al iniciar el camino de la proscripción y el exilio. Asimismo, alentó a montoneros y a la juventud combativa a tomar las armas contra la dictadura militar de Onganía, Levingston y Lanusse. Eran parte de su táctica de erosión mediante la violencia sistemática contra la dictadura, para obligarla a aceptar “sin condiciones” su regreso político triunfal. Como un virtuoso del piano, tocaba con la mano izquierda y con la derecha, y mientras enviaba a algún que otro delegado “negociador” a hacer el desgaste político, las “formaciones especiales” ejecutaban el trabajo de resistencia violenta e intransigente. Incluso hizo reiteradamente la apología de la violencia, planteando aquello de “si tuviera cincuenta años menos yo también andaría poniendo bombas”. Ahora bien, cabe preguntarse: ¿esta violencia es, política y/o moralmente, reprochable? Desde la Edad media se encuentra reconocido –como un derecho humano fundamental, reafirmado por todas las declaraciones EL úLTImO PEróN 139 de derechos– el de resistencia a la opresión. Un movimiento popular mayoritario, como el peronismo, proscripto y excluido hasta el extremo absurdo de no poder pronunciarse el apellido de su líder en los medios masivos, combatido y reprimido mediante cárcel, palos, bombardeos y fusilamientos, sujeto a conspiraciones y atentados con bombas como los que el propio Perón debió sufrir en el exilio, no hizo más que actuar en ejercicio de un derecho al sublevarse contra sus verdugos. Perón supo resumirlo en una frase contundente: “La violencia en manos del pueblo no es violencia, es justicia”. En declaraciones a “La Nación”, manifestó en 1972: “El régimen instaurado actualmente es un régimen de violencia dictatorial. Se fusila, se masacra a nuestros partidarios, como ocurrió en Trelew. La violencia del gobierno trae aparejada la violencia del pueblo”. Al respecto, no creo que existan motivos valederos de impugnación contra Perón. más cuestionable resulta, quizás, su apoyo, su asentimiento o su silencio frente a ejecuciones y crímenes políticos durante la lucha antidictatorial previa al retorno democrático, como los asesinatos de sindicalistas “traidores” y el ajusticiamiento de Aramburu. No avaló la ejecución de vandor, escribiendo a la UOm una carta condenatoria, pero en relación a Alonso, responde a una consulta de montoneros que la misma no entorpecía sus planes: forma indirecta de aval. más explícito fue en su apoyo al crímen de Aramburu. Se trató de hechos que merecieron el respaldo de una parte de la masa peronista, y en el caso de Aramburu, ex dictador y fusilador cruel, no sólo hubo alegría popular sino también una apariencia de “justicia”. Es difícil sostener que Perón hubiera podido tener otra actitud que la que tuvo sin deslegitimar el accionar de las “formaciones especiales” que consideraba una parte importante de su estrategia. Pero lo cierto es que el apoyo o asentimiento a estos crímenes no dejó de tener consecuencias futuras. Por lo pronto, lo más grave fue la naturalización del asesinato como instrumento político dentro del campo popular con la aquiescencia del líder del movimiento. Ello quitaría fuerza, posteriormente, a los llamados de Perón a la pacificación nacional. Los casos de vandor y Alonso, por otra parte, ayudarían a erigir una visión de la dirigencia sindical como “objetivo militar a destruir”. Bajo el cántico: “rucci, traidor, a vos te va a pasar lo mismo que a vandor” se preanunció el fatal asesinato de rucci, mano derecha sindical de Perón. 140 JAvIEr A. GArIN Una de las principales preocupaciones de Perón, al regresar al país con responsabilidades de gobierno, dijimos, fue la “pacificación” y el desarme de las formaciones especiales, reconvirtiéndolas a la política. vimos que ofreció a montoneros el manejo de la Fundación Eva Perón. recuerda Perdía que les recomendó (sin éxito) invertir los próximos cuatro años a partir del 73 en “aprender a gobernar” antes de transferirles la conducción del movimiento y del país. “veía en las tareas de promoción social una manera eficaz para darle continuidad a nuestra organización”. Esto era muy pobre cosa para quienes estaban convencidos de que su destino histórico era hacer la “revolución socialista”. Consiguió que montoneros suspendieran durante un tiempo sus acciones militares. Pero nada habría de conseguir para frenar la escalada de la guerrilla antiperonista del ErP, empeñadas en una lógica militarista y no política. No puede imputarse a Perón la violencia posterior de montoneros, ya que trató de brindarle una salida política. Si tuvo respecto de montoneros, según Bonasso, “mezquindades increíbles”, fueron, por lo general, en respuesta a los desafíos lanzados contra su conducción. Con el retorno democrático, a juicio de Perón, había que deponer la violencia revolucionaria, incluso como mecanismo de intimidación antioligárquica, para no brindar excusas a la reacción imperialista. Ponía como ejemplo de mal camino lo sucedido en Chile con Allende, asediado por los golpistas y un ala izquierda popular “apresurada” que agudizaba imprudentemente las contradicciones. “La violencia popular en Argentina ha sido consecuencia de la violencia gubernamental de la dictadura militar, y naturalmente, todo nos hace pensar que, desaparecidos los sistemas de represión violenta (…), no tendrán razón de ser los métodos violentos”, sostenía. Lamentablemente, se equivocaba, pues la violencia política continuó en democracia. Poco antes de ganar las elecciones como candidato a presidente, sostiene en la CGT (30 de julio de 1973): “A toda esa muchachada apresurada –a la que no critico porque está apresurada, porque Dios nos libre si los muchachos no estuvieran apresurados– hay que decirle, como decían los griegos, creadores de la revolución: Todo en su medida y armoniosamente. Así llegaremos, no por la lucha violenta. Llegaremos por acción racional e inteligente, realizada en su medida y armoniosamente.” EL úLTImO PEróN 141 El problema de la destrucción a que había sido entregado el país bajo las dictaduras precedentes era tan grave que, “o lo arreglamos entre todos los argentinos, o no lo arregla nadie”, decía. reiteradamente sostuvo que la evolución histórica se lleva adelante “o con tiempo o con sangre”, y que él prefería que insumiera tiempo, para ahorrar sangre. “Tenemos una revolución que realizar, pero para que ella sea válida ha de ser de construcción pacífica y sin que cueste la vida de un solo argentino”. En un severo discurso del 13 de mayo de 1974 sostiene: “Hay algunos que en la Argentina creen que, para hacer esa evolución, es necesario asesinar todos los días a cuatro o cinco personas, o haciendo una guerra civil en que matemos a un millón de argentinos”. Y se pregunta: “¿es posible que la insensatez de los hombres sea de tal naturaleza que no permita resolver el problema por el otro camino? Todo este infantilismo revolucionario que estamos sufriendo también lo sufre el resto del mundo. ¿Por qué? Porque estamos en la transición, estamos en el cambio. Nos están provocando para que tomemos una acción violenta y lleguemos a la guerra civil, pero hasta ahí no nos van a llevar (…) Nosotros estamos por una revolución en paz”. No es posible culpar a Perón de la violencia política que era, como él mismo señala, un signo característico de la época a nivel mundial. La violencia de izquierda se expandía en diversos países del Tercer mundo y también en países europeos, como Italia asolada por la acción de las Brigadas rojas, así como había diversas manifestaciones de violencia nacionalista de grupos del estilo del IrA y ETA. El delirio de la lucha armada había ganado un terreno considerable y se encontraba rodeado de un halo romántico y una adoración insensata por los “fierros” y las bombas: violencia iluminada, producto del nefasto culto individualista a la heroicidad “sobrehumana” del Che Guevara y la falsa creencia de que para hacer una revolución bastan doce apóstoles temerarios en un destartalado “Granma” o trajinando las fragosidades de la Sierra maestra. Existían por todas partes “apresurados, que creen que todo anda despacio, que no se hace nada porque no se rompen cosas o se mata gente”. Era un mal de los tiempos, surgido de antiguas opresiones que en todo el mundo, y particularmente en Argentina, empezaban a resquebrajarse, exacerbando la violencia represiva y la respuesta violenta revolucionaria, y alimentado también por influencias externas no siempre discernidas. 142 JAvIEr A. GArIN Si podemos descartar toda responsabilidad de Perón en la violencia izquierdista que intentó frenar, es más dudoso que no tuviera responsabilidad política directa o indirecta en las acciones violentas emprendidas por la derecha de su propio partido. Este tópico es materia preferida de los denigradores de Perón desde la izquierda peronista y no peronista, sobre todo debido a la proximidad personal a Perón del directo responsable de la organización parapolicial y paramilitar de la ultraderecha: López rega. Al respecto se han sostenido múltiples teorías. La más grave es la que acusa a Perón de valerse de López rega y de los elementos de la derecha peronista y sindical para masacrar a los sectores de la izquierda del movimiento. Perón, maquiavélicamente, habría decidido eliminar a los izquierdistas al no poder controlarlos. Esta teoría sostiene que se habría inspirado en el “somatén” –cuerpo armado, autónomo del ejército, utilizado por los catalanes en el siglo XI y reflotado por el general Primo de rivera en el golpe de Estado español de 1923–, siendo López rega un simple ejecutor del plan criminal, para lo cual creó la siniestra Triple A (Alianza Anticomunista Argentina). Sería un indicio en apoyo de esta teoría la reacción abominable de Perón tras la masacre de Ezeiza, relatada por un hombre de indudable veracidad como Jorge Taiana. Culpando a montoneros por Ezeiza y por las tomas de edificios, Perón sostuvo que “para salvar a la Nación, hay que estar dispuestos a sacrificar y quemar a sus propios hijos”: frase digna de Agamenón, tanto más desagradable en boca de un anciano sin hijos que propone sacrificar los hijos de los demás. El exabrupto recuerda la teoría del psicólogo Arnaldo raskosky del “filicidio”, y es sin duda una de las más repudiables expresiones de Perón, aún cuando la haya dicho en un momento de ira, pues, si no era su auténtico pensamiento, nunca faltan los solícitos, más papistas que el Papa, dispuestos a hacer realidad un desahogo. En estas acusaciones confluyen gorilas recalcitrantes como el periodista morales Solá, investigadores como marcelo Larraquy, ex montoneros pertinaces como miguel Bonasso, ex setentistas nostálgicos como manuel Gaggero, algún operador de la inteligencia menemista como el “tata” Juan Bautista Yofré e izquierdistas antiperonistas variopintos, empeñados en desprestigiar a Perón. Un resumen de los argumentos EL úLTImO PEróN 143 puede extraerse del colaborador de “La Nación” Hugo Gambini, quien sostiene en un artículo (falseando ostensiblemente citas en su afán de presentar a Perón como un fascista obcecado) que, a partir de la muerte de rucci, el Presidente electo decidió, “como buen militar”, destruir a montoneros. Examinaremos uno a uno sus argumentos, que resumen todos los de los antiperonistas de izquierda y de derecha (y hasta de quienes se dicen “peronistas”). Afirma Gambini que Perón invocó la necesidad de crear un somatén recordando “charlas en madrid con el coronel franquista Enrique Herrera marín, quien le acercó un proyecto de represión basado en la experiencia de la Guerra Civil Española”, en el que se habría inspirado para crear la Triple A, según Larraquy. La expresión somatén habría sido oída por Gloria Bidegain (hija del gobernador de Buenos Aires) en charla de Perón con su padre, y a partir de allí ha sido instalada en el imaginario por miguel Bonasso en su obra de ficción histórica: “El presidente de que no fue”, donde relata que estando Gloria Bidegain en madrid, acompañando a su padre, gobernador bonaerense de la “Tendencia”, en una tertulia, “Perón se volvió hacia Don Oscar y dijo algo extraño, que la jovencita tardaría años en descifrar: –Lo que hace falta en Argentina es un “Somatén”. Agrega que la palabra permaneció en la memoria de la joven: “La sombra de aquella charla se extendería sobre los cadáveres que la Alianza Anticomunista Argentina sembraría en los bosques de Ezeiza, alimentando una sospecha que Gloria no podría confesarse nunca: la idea de que la Triple A no había nacido de la cabeza de López rega, sino en la del propio Perón”. Como es harto evidente que Perón nunca explicaría sus presuntos planes asesinos, precisamente, a aquellos a quienes pensaba exterminar, Bonasso se ve en la obligación de aclarar que el “viejo” estaba confundido con Oscar Bidegain y creía que seguía siendo un nacionalista de derecha. Parece ser que el confundido es Bonasso, toda vez que Perón había puesto a Bidegain como gobernador, entre otras razones, por sus vínculos con la “Tendencia”, desplazando al candidato de la derecha, Anchorena, y equilibrándolo con la vicegobernación del derechista Calabró. 144 JAvIEr A. GArIN Esta historieta, repetida y agrandada por Feinmann, se ha convertido en la pieza principal de cargo contra Perón. Un historiador debe ser especialmente cauteloso cuando la escena proviene de un novelista que además, mantiene motivos de resentimiento hacia Perón. Pero la propia Gloria Bidegain ha escrito una carta pública a Feinmann donde sostiene que Perón mencionó el somatén frente a la Juventud Peronista, y que “los sentimientos, “sospechas terribles”, pensamientos, etc. que se me atribuyan corren por cuenta del escritor Bonasso. Yo no sólo no los comparto, sino que los combato, ya que es tan absurdo creer que Perón fue jefe de una banda de asesinos terroristas como las tristemente célebres tres a, como útil para quienes quieren convertirnos a los peronistas en victimarios cuando siempre hemos sido víctimas.” Se advierte que las referencias al somatén ante la Juventud Peronista carecen del significado anunciador de la Triple A que se les pretende adjudicar, porque, una vez más, no las iba anticipar a sus propias víctimas. También se advierte que la vinculación del somatén con la triple A y la masacre de Ezeiza en la mente de Gloria Bidegain, no es más que ficción del escritor, pues ésta piensa todo lo contrario. Gambini, al igual que otros antiperonistas fanáticos, ubica la partida de nacimiento de la Triple A en aquella reunión del primero de octubre de 1973 y en el documento “reservado” del Consejo Nacional Justicialista (dado a publicidad por el diario La Opinión al día siguiente), que postula aunar esfuerzos para erradicar a los “infiltrados” del movimiento. Tal como hemos explicado, no resulta muy verosímil que se cree una organización terrorista paraestatal mediante un documento reservado distribuido a los gobernadores (varios de ellos pertenecientes a la propia “tendencia” a la que se quiere eliminar) y filtrado desaprensivamente a la prensa. Aunque el documento tiene un tono tremebundo, constituye una inferencia poco seria suponer que haya sido la “partida bautismal”, bendecida por Perón, de la organización paraestatal. Se trata de una serie de instrucciones dispuestas por el Consejo partidario, en las que en ningún momento se plantea acción criminal alguna, ni se propone la eliminación física de nadie, ni actos terroristas contra los izquierdistas, sino solamente medidas para su identificación y expulsión del movimiento. No es un ejemplo de tolerancia y democracia interna, EL úLTImO PEróN 145 pero tampoco es el homérico llamado al exterminio con que los gorilas pretenden presentarlo. Ha de tenerse presente que se habría escrito, precisamente, como respuesta al asesinato de rucci: de allí su tono escasamente “amigable” –por ser leve– con los autores confesos del crimen. Interviene ahora en la polémica el “Tata” Juan Bautista Yofré, antiguo jefe de la SIDE menemista, espía, operador de los indultos a montoneros y genocidas de menem, y busca echar sobre los hombros de Perón el origen de la represión ilegal llevada a cabo por los militares procesistas. Dice que el documento “fijaba directivas para terminar con el ‘entrismo’ de la izquierda”, lo cual es cierto, pero da un paso más y asegura haberlo entregado para su análisis a un oficial retirado especialista en inteligencia y estrategia militar (cuyo nombre no revela), del cual surgiría que se trata de un documento donde se justifica la matanza de montoneros y se crea una estructura paralela a la del Estado para hacer inteligencia y asesinarlos. Esta “interpretación” no es más que eso: una fantasiosa creación de Yofré y su misterioso militar amigo, que no surge de la letra del documento, y cuya única finalidad es “lavar la cara” a la represión ilegal llevada a cabo por la dictadura, haciéndola aparecer como una consecuencia de una supuesta orden emanada del Consejo partidario y avalada por Perón. Se invoca asimismo el testimonio indirecto o “de oídas” en la causa penal donde se investiga la “Triple A” que prestó Eduardo Luis Duhalde, a quien Antonio J. Benítez, –ministro de Cámpora, de Perón y de Isabel– habría alertado sobre la realización de reuniones de gabinete en las que López rega y el comisario villar exhibían fotografías y nombraban personalidades políticas que debían ser depuradas de la infiltración marxista; “y que Perón se limitaba a escuchar, sin aprobar ni desaprobar a quienes aludieron a la necesidad de operar por izquierda». Gambini lleva aún más lejos su interpretación y sostiene que en esas reuniones “se elaboraban listas de futuras víctimas o se decidía en ese momento su asesinato”. ¿Qué dijo el invocado testigo, el recordado y prestigioso Dr. Duhalde, en un reportaje del año 2011, sobre la Triple A? “Su primera acción fue la bomba que le pusieron al dirigente radical Hipólito Solari Yrigoyen, en noviembre del ’73. Ellos lo asumieron con un comunicado. 146 JAvIEr A. GArIN Pudieron haber hecho otras operaciones sin firma, pero el primer asesinato notorio fue el del sacerdote Carlos mugica, en el ’74. No se llegó a una condena, pero testigos identificaron la presencia del comisario (rodolfo) Almirón en el atentado. no lo “firmaron”, tal vez porque Perón vivía. Y lópez rega, mentor de la triple a, no tenía la autorización de Perón para el lanzamiento de esa actividad criminal. muy por el contrario, Perón mandó a Isabel y a López rega a visitar a Solari Yrigoyen para saludarlo y repudiar al atentado. Fue una señal clara de que la triple a no contaba con la anuencia de Perón para operar.” Es decir que el Dr. Duhalde, durante años Secretario de Derechos Humanos de la Nación, no sólo no pensaba que Perón consentía asesinatos en reuniones de gabinete –entre los cuales se habría contado el suyo propio, no consumado, y el de su amigo rodolfo Ortega Peña–, ¡sino que pensaba todo lo contrario!… El juez de la causa, Oyarbide, aunque poco confiable para la opinión pública, ha afirmado que no existe en la misma elemento alguno que vincule a Perón con la triple a. Sí existen declaraciones “de oídas” (no testimonios directos) que refieren reuniones de gabinete donde se pasaban diapositivas de izquierdistas cuando Isabel era presidenta y Perón estaba muerto, pero las mismas no han sido admitidas como prueba válida de participación criminal ni siquiera contra Isabel, cuya extradición fue denegada por ese motivo. No abro juicio aquí sobre la responsabilidad de Isabel, sólo comento lo resuelto por la justicia española. Para demostrar que la Triple A empezó a operar antes y no después de la muerte de Perón, Gambini cita la cronología publicada en agosto de 2005 en la revista-libro Lucha armada, que figura en la nota Perón y la Triple A, de Sergio Bufano. Transcribimos la lista. A los tres días del documento reservado, Nemesio Aquino de la JP era asesinado en Pacheco. Esa noche estalló una bomba en la unidad básica mártires de Trelew. En Córdoba estallaron bombas en las casas de los diputados provinciales Fausto rodríguez y miguel marcattini, y del senador Tejada, titular de la Cámara de Senadores de esa provincia. Al día siguiente, en San Nicolás, fue asesinado el periodista José Colombo, del diario El Norte. Asumida la presidencia por Perón, el 14 de octubre asesinan en rosario a Constantino razetti, y el 17, en mar del Plata, incendian las casas de EL úLTImO PEróN 147 Andrés Cabo y de Alfredo Cuestas, de la JP. El 21 prendieron fuego un ateneo en Santos Lugares, y el 22 pusieron una bomba al gobernador de mendoza. El 21 de noviembre, una bomba hirió al senador Hipólito Solari Yrigoyen, responsabilizándose la Alianza “Antiimperialista” (no “Anticomunista”) Argentina. El 23 de enero se ametralló el frente de la casa del dirigente peronista manuel Héctor Delgado, y a los cinco días secuestraron y mataron a José Contino de la JP. El 29 de enero apareció por primera vez un comunicado de la Triple A con una lista negra de futuras víctimas: Silvio Frondizi, mario Hernández, Gustavo roca, mario Santucho, Armando Jaime, raimundo Ongaro, rené Salamanca, Agustín Tosco, rodolfo Puiggrós, manuel Gaggero, Ernesto Giudice, roberto Quieto, Julio Troxler, los coroneles Luis Perlinger y Juan Jaime Cesio, y el obispo Luis Angelelli, de La rioja. El 8 de febrero fue la conferencia de prensa en que Ana Guzzetti le preguntó a Perón sobre las 25 unidades básicas voladas y doce militantes muertos o desaparecidos en las últimas dos semanas. El 19 de ese mes fueron secuestrados y asesinados Jorge Antelo y reynaldo roldán, del ErP. En San Nicolás, fue asesinado el 16 de marzo el radical rogelio Elena; el 30, en Lomas de Zamora, Pedro Hanssen, dirigente de la JP; el 31, en Lanús, Héctor Félix Petrone; el 9 de abril fueron secuestrados ricardo José González, de la JUP y Antonio Iglesias, de vanguardia Comunista. El 25 de abril, en monte Grande, fue asesinada Liliana Ivanoff, de la Agrupación Evita. El 11 de mayo en mataderos fue asesinado el sacerdote Carlos mujica, presuntamente por rodolfo Almirón, uno de los jefes de la Triple A. El 28 se hallaron los cadáveres de Oscar Dalmacio mesa, Antonio moses y Carlos Domingo Zila, fusilados en Pilar. El 2 de junio, fue muerto rubén Poggioni del PC. El 6, Gloria moroni fue secuestrada y torturada. El 14 se denunció la desaparición de Juan de Dios Odriozola. Según Gambini, en la presidencia de Perón “se identificaron quince cadáveres, sin contar los secuestros. Luego, con su esposa en la presidencia, la cifra se elevaría casi al millar”. Todos –sostiene dogmáticamente– serían víctimas de la Triple A. Lo que no aclara Gambini es que en los hechos que se enumeran intervinieron bandas armadas, algunas de ellas de origen sindical, pero no está comprobada la participación efectiva de la Triple A, que es lo 148 JAvIEr A. GArIN que Gambini pretende demostrar para inculpar a Perón de terrorismo de Estado. Que había atentados, ya lo sabemos, pero él alega que ya entonces los hacía la Triple A y no lo prueba. Frente a esta teoría que intenta comprometer directamente a Perón en la organización y manejo de la Triple A, existen opiniones fundadas de rechazo. El propio Perón, en numerosas intervenciones públicas, algunas de ellas citadas en el curso de este libro, hizo saber que no estaba de acuerdo con la represión ilegal. El diputado Carlos Kunkel, entonces enfrentado a la conducción de Perón, lo exculpó también de esta acusación. Firmenich se niega a endosar a la Triple A la mayoría de los crímenes contra la izquierda ocurridos durante la presidencia de Perón, sosteniendo que fueron cometidos por otras organizaciones de la derecha peronista, como el Comando de Organización, y que ello tiene un carácter muy distinto: “Perón lo que podía entender es que había fracciones ideológicas del movimiento enfrentadas y que todas eran combatientes y todas armadas (…) tengo a los montoneros, tengo al C. de O., tengo a las patotas sindicales, tengo a la Guardia de Hierro, distintos sectores, los caudillos provinciales, y todos armados, acá son todos beligerantes (…) había llegado al poder con una fuerza beligerante, heterogénea, multitudinaria, con distintas fracciones ideológicas, y todas armadas, y que después cada una quiere conservar su poder y ninguna está dispuesta a dejar las armas (…) Es una dinámica política distinta de lo que es la Triple A, que no es ningún sector político del movimiento. López rega no es eso, es otra cosa. Es un eslabón de negociación con la CIA.” Coincide con esta apreciación de la multiplicación armada hasta el propio gorila menemista Juan Bautista Yofré, quien dice en un reportaje: “Había también mucha banda ancha, mucha gente armada en la sociedad, de un lado y de otro. Era una etapa de violencia. (…). La guerra popular prolongada era una frase del ErP, de las FAr, de Firmenich. El propio Firmenich dijo que el poder político de montoneros pasaba por la boca de los fusiles, entonces, frente a esas consignas, el peronismo ortodoxo también tenía que defenderse.” Antonio Cafiero sostiene: “Yo creo que Perón no podía ignorar que había atentados, que había delitos. De ambos bandos, porque la cosa no era tan de un solo color; eran dos los bandos que se mataban recíprocamente. EL úLTImO PEróN 149 (…) se lanzaron a dirimir la conquista del poder por ese procedimiento. Y los dos bandos utilizaban el peronismo y a Perón como una vía de alcanzar el poder”. no es lo mismo la existencia de grupos militantes armados que se atacan entre sí que la conformación de una banda parapolicial a las órdenes del Presidente para matar disidentes. En el primer caso podemos hablar de acciones autónomas, y en el peor de los supuestos, de un “dejar hacer” dentro de la modalidad bandoleril de la política tradicional, mientras que en el segundo caso se trata de Terrorismo de Estado planificado. Con ello, no se quiere significar que la Triple A no estuviera en conformación, o incluso actuando en algunos de esos hechos; pero no lo hacía abiertamente aún. Perón acostumbraba a decir: “Los que en política quieren manejar un orden perfecto suelen morir de una sed desconocida, porque en política difícilmente existe un orden perfecto. Por eso, el que anhele conducir políticamente, ha de acostumbrarse a manejar el desorden antes que el orden”. También pregonaba que en el movimiento no se echa a nadie, que a los traidores prefería tenerlos cerca para poder controlarlos, que los elementos nocivos generan sus propios “anticuerpos”, y que el conductor debe “conducir para el conjunto” y no sólo para los buenos: “si nos quedamos solamente con los buenos, seremos muy poquitos”. “Usted debe ser como el Papa –le aconsejaba a Cooke, quien nunca comprendió ni pudo practicar esta enseñanza–. El Papa bendice a tutti. Usted dé su bendición urbi et orbi.” Este tipo de conducción, en donde se privilegia lo numérico y aluvional, tiene una explicación histórica en la propia conformación del peronismo como movimiento nacional no “sectario ni excluyente”. Perón era el justo árbitro que dirimía los conflictos con su “conducción pendular”, arte cuyos misterios desvelaban a los analistas políticos, empeñados en saber cuándo el péndulo había comenzado a moverse en dirección contraria. El movimiento tenía una jauría en cada mano, y podían atacarse mutuamente, pero lo que nunca se podía admitir era que algún miembro de la jauría quisiera morderlo a Perón. Esta modalidad de conducción es discutible pero no equiparable con el crimen político paraestatal. 150 JAvIEr A. GArIN Otros testimonios también dan indicios de que la voluntad de Perón no era ordenar una represión ilegal, aunque sí se proponía “poner en caja” a los díscolos de la izquierda. refiere el entonces Jefe de Policía, General miguel Angel Iñiguez, que, habiendo recibido exhortaciones de López rega dirigidas a conformar escuadrones de la muerte, al consultar a Perón éste le ordenó: “no le dé pelota a ese loco. usted limítese a aplicar la ley”. ¿Es posible que Perón hubiera mandado a López rega a tantear al jefe de policía para un accionar ilegal, y que luego, ante la reacción negativa de éste, optara por disimular? Es posible. Pero también lo es que López rega, obsesionado con sus delirios represivos, hubiese “tejido” por su cuenta, como efectivamente hizo en diferentes oportunidades en busca de poder propio. Si la idea de Perón hubiera sido promover una represión ilegal, no tendría sentido que enviara al Congreso, con alto costo político, la disidencia de varios diputados y la renuncia de ocho de ellos, un proyecto de reforma antiterrorista al Código Penal. Esto –como bien señala Envar El Kadri– es indicación clara de su intención de mantener la represión dentro de la legalidad formal, no obstante el asedio que sufría su gobierno desde la ultraizquierda y el constante reclamo de los elementos del “orden” para que desatara una enérgica acción “antisubversiva”. En su fanática mala fe antiperonista, Hugo Gambini falsea las palabras de Perón, acusándolo de haber… ¡amenazado con matar en una semana a los diputados de la Tendencia que no querían aprobar las modificaciones al Código Penal!: “En una semana se termina todo esto, porque formo una fuerza suficiente, lo voy a buscar a usted y lo mato”, le achaca haber dicho. Lo que dijo Perón, en realidad, fue: “queremos seguir actuando dentro de la ley y para no salir de ella necesitamos que la ley sea tan fuerte como para impedir esos males. Si no contamos con la ley, entonces tendremos también nosotros que salirnos de la ley y sancionar en forma directa como hacen ellos”. “Ahora bien, si nosotros no tenemos en cuenta la ley, en una semana se termina todo esto, porque formo una fuerza suficiente, lo voy a buscar a usted y lo mato, que es lo que hacen ellos. de esa manera vamos a la ley de la selva, y tendría que permitir que todos los argentinos portaran armas”. “Puestos a enfrentar la violencia con la violencia, tenemos EL úLTImO PEróN 151 más medios posibles para aplastarla.” vale decir: dijo justamente lo contrario, que no quería salir a reprimir ilegalmente, aún cuando terminara en una semana el problema de la guerrilla (y no la vida de los diputados), porque el Estado tenía muchos más medios para ejercer la violencia, si imitaba a los guerrilleros haciendo uso de la violencia ilegal. Para mayor abundamiento, dijo unos días más tarde, refiriéndose a los diputados oficialistas que se oponían a votar la reforma antiterrorista: “Lo que tenemos que hacer es ponernos de acuerdo; si no, pasarán cosas verdaderamente aberrantes, como un grupo de peronistas que se opone a que se sancione al terrorismo. Entonces, ¿están en el terrorismo? El peronismo no está en el terrorismo; por lo tanto, el peronismo está contra el terrorismo, porque es el Partido del Gobierno, el movimiento del Gobierno. ¿Cómo se puede conciliar una cosa con otra? ¿Cómo se puede estar en el gobierno y no dar los medios indispensables para que él se pueda defender? ¿qué quieren: que el Gobierno caiga? » Se trata de un evidentísimo razonamiento político. Hay que ser más que necio para no comprenderlo. Explica Juan Bautista Yofré, desde su típica visión de derecha represiva, en un reportaje sobre esta reforma penal y la emergencia posterior al asalto de Azul por el ErP: “Era una reforma al Código que había sido alterado en el Congreso la noche del 27 de mayo del 73. En esas horas, la sociedad se quedó sin Justicia, los jueces ya tenían miedo de aplicar la ley, tenían temor, algunos fueron asesinados, otros tuvieron atentados (…) Perón volvió para imponer el orden”. De este mismo modo falaz y tendencioso se utiliza la expresión “anticuerpos” como si fuera una consigna pronunciada por Perón en 1973 para lanzar la Triple A, pero resulta que nada tiene que ver con la Triple A, pues era una frase más que habitual de Perón, indicativa de que el líder no necesitaba echar a nadie, pues el movimiento creaba sus propios anticuerpos contra los malos elementos: aparece, por ejemplo, en el documental sobre actualización doctrinaria que data de cuando estaba en el exilio. En una posición intermedia entre quienes inculpan a Perón y quienes lo eximen o minimizan su responsabilidad, se puede citar a la investigadora Inés Izaguirre, quien –con discutible terminología que parangona la situación existente en el país con una “guerra civil lanzada 152 JAvIEr A. GArIN en el combate de Ezeiza”– compara el número de víctimas de izquierda en atentados y secuestros antes y después de la muerte de Perón, concluyendo: “Creemos que su muerte es el momento justo en que las bandas armadas reunidas bajo la denominación de triple a se lanzan sin tregua ni reparo a la liquidación del enemigo subversivo. Los datos del cuadro 1 (cuadro de bajas denunciadas del campo popular) indican con claridad que la figura de Perón, mientras vivió, funcionó como contención, en particular para la derecha de su partido, y si bien los ritmos de la guerra civil prosiguieron con la tendencia creciente de las bajas en la fuerza revolucionaria desde el inicio del gobierno constitucional, la muerte de Perón marca un momento claro en la intensificación de la guerra”. Galasso sostiene que la Triple A no actuó sistemáticamente en vida de éste: “Los secuestros y asesinatos que se producen en esta época se hallan más vinculados a organizaciones peronistas de derecha como el Comando de Organización o la Concentración Nacionalista Universitaria que a las Tres A”. Y cita la opinión de Santiago Pinetta, biógrafo de López rega: “En vida de Perón las operaciones de las tres a fueron escasas, y su verdadero y cruel volumen es alcanzado a partir de su muerte”. Asimismo cita a José Pablo Feinmann, quien (en uno de sus raros intervalos lúcidos) sostiene que Perón se negó a la creación de escuadrones de la muerte y que las acciones de la Triple A “fueron mínimas” durante su gobierno, agregando a modo de crítica: “Perón controlaba los delirios criminales de López. Pero los conocía (…) Sabiéndose viejo y enfermo (…), no ignorando la influencia que López tenía sobre Isabel (…) ¿ignoraba acaso que una vez producida su muerte, López pondría en vertiginosa acción a los escuadrones de la muerte?” Se trataría, pues, de una responsabilidad por omisión. También cita el testimonio de Carlos Flaskamp: “recién con la muerte de Perón el grupo lopezrreguista encontró campo libre para desplegar toda su agresividad”. El ataque al senador Solari Yrigoyen, firmado por la Alianza “Antiimperialista” Argentina, parece un acto de patoterismo sindical por su oposición a la Ley de Asociaciones Profesionales promovida por la CGT y Lorenzo miguel, directos beneficiarios de la misma. No obstante, mayoritariamente es definido como un hecho de la Triple A. En la causa EL úLTImO PEróN 153 penal sobre dicha organización se refiere que hubo una discusión sobre si llamarla “Antiimperialista” o “Anticomunista”, de manera que la diferencia de nombre carecería de importancia. También Galasso señala, respecto del asesinato de mugica, que éste se hallaba enfrentado tanto con López rega como con montoneros, aunque, como ya hemos visto, muchos se inclinan por atribuir la autoría intelectual al “Brujo” y la ejecución al sicario Almirón, quien habría sido identificado por testigos. aún admitiendo que hayan sido lópez rega y acólitos quienes estaban detrás de esos hechos, es más que claro que no lo estaba Perón, pues no podía tener el menor interés en la eliminación de solari Yrigoyen, cuando su política de “unidad nacional” exigía garantizar la amistad con los bloques parlamentarios de los otros partidos; y mucho menos podía tener interés en el asesinato de mugica, quien no sólo era su enlace con el movimiento de curas tercermundistas, sino que además se hallaba vinculado a la oficialista JP Lealtad y era un fuerte crítico de las posiciones de su antiguo discípulo Firmenich: su opinión pesaba mucho en la militancia y podía ser más que útil al Gobierno. Según ha referido al autor un testigo directo, roberto Hyon, a comienzos de 1974 un grupo de referentes de la JP-Lealtad, recientemente desprendida de la Juventud Peronista, y en abierta disidencia con la línea de montoneros (sobre todo a partir del asesinato de rucci), se reúne con Perón en su residencia. El relato resulta de interés: “Los montos –dice Hyon– no creían en la democracia, ellos se preparaban para una guerra popular prolongada, en consecuencia ésta y el mismo gobierno aparecían como algo táctico en función de la acumulación de poder político militar para librar esa guerra. (…) Los que veníamos de la vieja militancia peronista, nos sentíamos agraviados, cuando en la reuniones de las JP barriales aparecían personajes extraños, que te venían a controlar, y en las reuniones no se leían libros de Perón ni de Jauretche, sino de mao u otros marxistas. (…) La Juventud Peronista Lealtad fue una reacción: el debate hizo eclosión con el asesinato de rucci. Al día siguiente, fuimos los dirigentes territoriales de los cuales yo era el coordinador en todo rosario, junto a los compañeros de la Universidad, a dejar una declaración a los diarios locales sosteniendo que a rucci lo había asesinado la CIA ( ) Ningún compañero de la “orga” salió a dar la cara, hasta que 154 JAvIEr A. GArIN pasados unos días me hizo llamar un alto miembro de la conducción (…), él trató de convencerme que el proyecto de Perón era utópico, y que Perón se moría. ( ) Allí fue cuando me declaró que ellos y no la CIA habían matado a rucci, que no habían hecho sino cumplir lo que pedían las bases cuando cantaban “rucci traidor, acordate de vandor”. Le dije que esto afectaría a Perón, y me llegó a decir que Perón está gagá, ahí terminamos la charla. (…) recorrimos todas las unidades básicas, hablamos con todos los compañeros sobre nuestra disidencia. (…) La mayoría nos comprendió y se abrió de montoneros. (.) El cura Galli me comentó que como nosotros habían entrado en disidencia muchos compañeros de la zona norte y oeste de la Provincia de Buenos Aires y Capital (…) Tuvimos varias reuniones en Buenos Aires, allí participaron Norberto Ivansich, Alcira Argumedo, Sbarra mitre, Horacio González, entre los más conocidos. ( ) Por gestión de Gelbard, creo, se concretó una reunión del grupo nuestro con Perón un día sábado a las dos de la tarde. (…) Nosotros considerábamos a la conducción de los montos unos traidores, y entonces algunos planteaban la posibilidad de liquidarlos físicamente (…) Perón rechazó terminantemente la idea, nos dijo que estábamos cayendo en el juego enemigo, que cómo íbamos a salir a matar compañeros.” la alternativa a la violencia que les expuso Perón era vaciar montoneros políticamente, apartando a las bases de la conducción y brindando contención a la militancia. Esta política de cooptación y vaciamiento fue efectivamente emprendida en el curso de 1974, lo que brinda verosimilitud al testimonio recogido. Una vez más cabe preguntarse: ¿habrá Perón mentido al indicar que no quería acciones violentas para eliminar a la conducción de montoneros? ¿O creía sinceramente en la posibilidad de vaciar en forma pacífica a la conducción rebelde? Todo es posible, pero lo más probable es la segunda opción. Acostumbraba a decir: “la violencia es el producto de una época, más que nada. no queremos reprimirla violentamente, porque sería agregar violencia a otra violencia. Estamos estudiando todo con tranquilidad, sin preconceptos. también nosotros podríamos organizar una guerrilla, y entonces iniciaríamos una guerra civil entre el gobierno, por un lado, y los que se levantan, por otro. Por más que ejerciten la violencia, nosotros no vamos a emplear la violencia desde el gobierno”. EL úLTImO PEróN 155 Una vez más resulta de interés recoger la opinión que por entonces tenía Firmenich, extractada del libro “La voluntad” de Anguita y Caparrós: allí se refiere que en una reunión con militantes de la región Cuyo, el jefe de montoneros evaluaba la actitud de Perón hacia su organización del siguiente modo “Perón nos ofrece como prenda de negociación. Sus negociaciones para lograr la unidad nacional y sus negociaciones con el imperialismo tienen como elemento de entrega, de “buena voluntad”, a nosotros (…) Todas las medidas últimas del Consejo Superior, las maniobras de los vicegobernadores contra determinados gobernadores, los discursos del propio Perón (…) expresan ese intento de hacernos desaparecer como proyecto. tal vez no como individuos, no lo necesitan. si desaparecemos como proyecto es suficiente. si nos disolviéramos, si entregáramos las armas, abandonaríamos todo nuestro proyecto, y por supuesto, entonces no habría ningún problema en que, por ejemplo, los compañeros de la JP estuvieran en el Consejo superior”. Es decir que Firmenich estaba bastante bien informado sobre la política de vaciamiento que Perón se proponía, siendo ello coincidente con lo expresado en la reunión con la JP Lealtad. Se trataba de vaciamiento político: no hacía falta recurrir al crimen parapolicial. En definitiva, no parece hoy razonable sostener que haya sido Perón el responsable directo, organizador, inspirador o jefe de la triple a, ni mucho menos que fuera quien ordenaba los atentados. Su responsabilidad consiste, más bien, en el papel que permitió jugar a López rega, así como a Isabelita, quien terminaría convirtiéndose en instrumento de los delirios asesinos del “brujo”. Perón habría comprendido tardíamente esta situación, pero sus tentativas de corrección resultaron extemporáneas y por lo tanto fallidas. No es posible arrojar sobre él una condena histórica, que algunos irresponsables de mala fe sostienen y desean, ni mucho menos intentar vincularlo con la tragedia terrible ocurrida después de su muerte, durante el gobierno de Isabelita o bajo la dictadura genocida que la derrocó. 17 El PEnsamiEnto GEoPolítiCo dE PErón En los próximos capítulos repasaremos algunos de los tópicos más notables del pensamiento de Perón, que inspiraron su política internacional en sus primeros gobiernos, y que volvieron a ser desarrollados con amplitud y valentía en su vejez, a despecho del torpe mito del “viejo gagá” claudicante frente a las presiones de la derecha. En este terreno, no hay diferencia alguna en las líneas fundamentales del pensamiento y la acción política de Perón a través de las décadas, y esto es lo que me propongo demostrar. Una total coherencia une al joven Perón y el viejo Perón. Con distintas palabras y énfasis diversos, siempre sostuvo lo mismo, porque fue tal vez el político antiimperialista más coherente que conoció américa latina, mucho más que los políticos comunistas, declamativamente antiimperialistas, pero que en realidad respondían a uno de los dos imperialismos de entonces. Perón fue antiimperialista porque comprendió que el problema argentino irresuelto era lo que los marxistas conocen como “cuestión nacional”. En su libro “Conducción política” reflexiona que el peronismo tuvo el acierto de identificar los tres ejes principales de la política argentina: independencia económica, soberanía política y justicia social. Fue tan atinada esta definición –sostiene– que hasta los partidos de oposición se vieron obligados a asumirla. Las dos primeras consignas expresan directamente la “cuestión nacional”. Argentina no era un país económicamente independiente sino una colonia inglesa. Toda su estructura económica, instituciones financieras y sectores productivos estaban subordinados a los intereses ingleses y en manos de los ingleses, con la sociedad de la oligarquía argentina. Por ese mismo motivo, tampoco existía la soberanía política, ya que las políticas del país estaban subordinadas a los intereses estratégicos de Inglaterra. No vamos a repasar esta 158 JAvIEr A. GArIN verdad histórica harto conocida, pues ya se ha hablado y escrito sobradamente al respecto, desde las denuncias de Lisandro de la Torre hasta la prédica de los forjistas Jauretche y Scalabrini Ortíz en que abrevó Perón. La incapacidad de la izquierda “socialista y comunista” argentina para comprender la cuestión nacional ha sido uno de los motivos de su incomprensión histórica del peronismo, a diferencia de los teóricos de la llamada “izquierda nacional”, que supieron discernir lo que ese movimiento representaba. La cuestión nacional, omitida en el manifiesto Comunista, fue abordada de manera fragmentaria por marx en sus estudios y correspondencia sobre Irlanda, donde sugiere la progresividad de la afirmación nacional en los países oprimidos y esboza la idea de que la opresión de otros pueblos consolidaba la dominación burguesa en Inglaterra y favorecía la domesticación del proletariado, al mejorar su situación a expensas del sufrimiento descargado en las colonias. más tarde, es Lenin quien, en sus estudios sobre el imperialismo, reanuda el examen de la cuestión nacional, diferenciando el nacionalismo reaccionario de los países centrales del nacionalismo progresivo de los países coloniales, cuya tarea prioritaria es desembarazarse de la opresión de sus metrópolis. recuerda Jorge Abelardo ramos, en su interesantísima “Historia de la Nación Latinoamericana”, que en el Congreso de Sttutgart de 1907, Lenin observa azorado cómo muchos de los representantes europeos del movimiento socialista apoyaban el colonialismo europeo. “El vasto poder colonial ha llevado en parte al proletariado europeo a una situación por la que no es su trabajo el que sostiene a toda la sociedad, sino el trabajo de los nativos totalmente sojuzgados de las colonias”, escribe. Advierte que hay delegados “socialistas” a favor del colonialismo con argumentos tales como: “los proletarios europeos necesitan los recursos naturales de las colonias”, la explotación de los nativos “alivia la situación” de los obreros europeos, la política colonial puede hacer una “obra de civilización” en los países “incivilizados”, las colonias son necesarias para dar salida a “la superpoblación” europea, etcétera, etcétera. Eran socialistas “a lo rudyard Kipling”… Capitalistas y socialistas, rubios por igual, coincidían, pues, en exprimir a las colonias de piel oscura del mundo en su común beneficio. Frente a tales posturas, Lenin postulaba la liberación del colonialismo como un paso progresivo fundamental EL úLTImO PEróN 159 en los países oprimidos. Así lo entendió también Trotsky en su exilio mejicano, donde escribió, inspirado por la realidad de Latinoamérica: “las luchas de estos pueblos oprimidos por la unidad y la independencia nacional tiene un doble carácter progresivo, pues, por un lado, prepara condiciones favorables de desarrollo para su propio uso, y por otro, asesta rudos golpes al imperialismo. De donde se deduce, en parte, que, en una guerra entre la república democrática imperialista civilizada y la monarquía bárbara y atrasada de un país colonial, los socialistas deben estar enteramente del lado del país oprimido, a pesar de ser monárquico, y en contra del país opresor, por muy democrático que sea”. Esto que claramente veían Lenin y Trotsky, no lo supieron ver en su momento los socialistas y comunistas argentinos. Los primeros, inspirados por las doctrinas europeístas de Juan B. Justo, hicieron un socialismo “librecambista” para inmigrantes europeos, y los segundos subordinaron su política a los intereses de moscú. Juan B. Justo creía que el librecambio favorecía al proletariado al reducir los precios de los artículos de consumo; de allí que el proteccionista Lisandro de la Torre lo describiera magistralmente como “un Lenin de la tarifa de avalúos”… Socialistas y comunistas contemplaron espantados la emergencia de los “cabecitas negras”, que no eran obreros europeos disciplinados y de overoles impecables, sino indios, rotosos y sucios, que se mojaban las patas en las fuentes de la Plaza de mayo. Entre tantas tonterías del socialismo “positivista” argentino, Juan B. Justo creía, como los social-colonialistas europeos, que el colonialismo cumplía un papel “civilizador”. Un connotado escritor de izquierda, Alvaro Yunque –autor de libros estimables cuando el liberalismo de izquierda no lo cegaba– llegó a cantar loas a la Guerra del Paraguay en una biografía sobre Leandro Alem, sosteniendo que el genocida mitre representaba en esa guerra el elemento civilizador y progresivo, de acuerdo a un mal entendido “marxismo” de inmigrantes. Gran progreso el que llevaron al Paraguay, al masacrar a casi toda su población masculina adulta para someterlo a la hegemonía de Inglaterra… Al abordar la emancipación del coloniaje como el punto central de su acción política y al enfrentarse valientemente con el imperialismo inglés, y más tarde yanqui, Perón se convirtió en el aglutinante del movimiento nacional argentino, y ello representa su mayor grandeza, por más 160 JAvIEr A. GArIN que algunos intenten retacearle méritos sosteniendo que no fue siempre consecuente en su lucha por la Liberación Nacional. Si alguna vez no fue consecuente, no hubo nadie más consecuente que él por estas latitudes. Perón no se limitó a declamar el antiimperialismo, sino que fue un empeñoso creador de posiciones políticas y diplomáticas permanentes encaminadas a preservar la independencia nacional, tales como: • nacionalismo político y económico, sostenido en un Proyecto de Nación que al final de su vida se expresó en su testamento político, bautizada por él como el “modelo Argentino”. Ya hemos visto que ese proyecto se basaba en la alianza de clases, la industrialización, la Justicia Social, la función social de la propiedad, la reafirmación de la identidad nacional y cultural, la intervención del Estado en la economía, la nacionalización de los sectores económicos estratégicos, la Planificación racional, el proteccionismo y fomento de la producción local, la expansión del mercado interno, etc., aspectos todos manifestados en sus políticas económico-sociales; • latinoamericanismo: Perón fue pionero de la idea de unidad continental, ocupando en ese aspecto un lugar de honor en la línea de Bolívar, San martin y monteagudo; • tercera Posición: sostenida desde el final de la Segunda Guerra mundial para afrontar el reparto imperialista del mundo en Yalta. Esta postura señera anticipó en décadas el surgimiento del movimiento de Países No Alineados. También fue un precedente de las posiciones de mao y otros líderes tercermundistas; • universalismo para la liberación: Perón anticipó la “globalización”, sosteniendo que este proceso sólo podía realizarse por los imperialismos para su propio beneficio, o por los pueblos para resistir su dominación; Estas líneas políticas representan otros tantos esfuerzos estratégicamente concebidos para articular resguardos frente al imperialismo. Dado que las políticas internas del primer punto ya han sido esbozadas, en los capítulos que siguen nos ocuparemos de cómo se expresaron las restantes líneas en la doctrina y la práctica de la política exterior peronista y su posicionamiento internacional. 18 PróCEr dE la unidad latinoamEriCana Entre las posiciones más firme y coherentemente sostenidas por Perón a lo largo de su trayectoria, una de las que más lo honran y reivindican ante la posteridad es su prédica y acción en pos de la unidad continental latinoamericana. A diferencia de otros sostenedores del ideal de la Patria Grande, Perón no arriba a este posicionamiento por motivos sentimentales o ideológico-culturales. Existía, por cierto, una vieja escuela de izquierda liberal argentina que adhería al latinoamericanismo y que habían expresado intelectuales de comienzos del siglo XX (léase, v.gr., José Ingenieros, “Las fuerzas morales”). Inspirador de esta corriente había sido el uruguayo José Antonio rodó, quien en su libro “Ariel” llamaba a los intelectuales –en palabras de methol Ferré– a “recuperar la conciencia histórica de América Latina como conjunto rompiendo las fragmentaciones aldeanas, como necesidad urgente para responder al nuevo destino. Y esto porque la emergencia de los Estados Unidos como Estado Continental Industrial incontrastable fijaba el Nuevo Paradigma de toda posibilidad de protagonismo histórico”. Pero Perón no había abrevado en esta corriente sino en el nacionalismo que se respiraba en ciertos círculos militares y en el yrigoyenismo residual de FOrJA, aunque no es posible dudar de su vasta formación intelectual. Nos permitimos sostener la tesis de que Perón desarrolló su visión peculiar de la unidad continental por razones inicialmente geopolíticas, tal como correspondía a su formación militar. Su latinoamericanismo fue, a nuestro criterio, una derivación inevitable de su nacionalismo antiimperialista. Perón comprendió de inmediato, por los ataques que sufrió su gobierno por parte de Inglaterra y Estados Unidos, que sólo era posible desarrollar una política soberana 162 JAvIEr A. GArIN en el marco de un escudo de protección conformado por una estrategia de alianzas regionales que resguardaran a la Argentina de la agresión imperialista. A posteriori, Perón desarrolla teóricamente e inicia en la práctica, una postura latinoamericanista mucho más elaborada, aunque jamás desvinculada de las razones geopolíticas que habían sido el motor inicial. Hoy, la idea de la unidad continental nos parece bastante natural y casi elemental, pero debemos tener presente que esta idea debió luchar, y todavía lo hace, contra una hegemonía cultural que nos ha inculcado durante décadas un falso nacionalismo “de patria chica” destinado a sostener el estado de división y postración del pueblo latinoamericano. Y Perón fue uno de los responsables en lograr que se comprendiera que debía combatirse y superarse el “falso nacionalismo” en aras de una visión continental superadora. En mis libros “El discípulo del diablo, vida de monteagudo” y “Próceres argentinos por la Patria Grande” trato con extensión los antecedentes históricos de la unidad continental que aquí sólo referiré brevemente. En ellos se sostiene la tesis, no original, de que siempre existió en Latinoamérica, a partir de las guerras de emancipación, una tensión entre continentalismo y localismo, siendo ella objeto de permanente discusión y debate. También he sostenido que la idea de nacionalidades separadas dentro de la Nación Latinoamericana no fue una derivación natural de la Independencia sino el producto de la acción deliberada de ciertos sectores que promovieron, en defensa de sus intereses, la fragmentación del conjunto, la “tupamarización” continental. El movimiento independentista surgió simultáneamente en toda América Hispana sobre un terreno ya abonado por el trabajo secreto de logias independentistas y la acción prohibida de núcleos de patriotas que esperaban el momento propicio. No había conciencia de nacionalidades separadas porque estas no existían, y los gentilicios virreinales aludían a un lugar de pertenencia y no a un incipiente nacionalismo localista. Aunque fue convenientemente tergiversado por las Historias “oficiales” de todo el continente, elaboradas por los escribas de las diferentes oligarquías, lo cierto es que se pensaba en América española como un conjunto, y los EL úLTImO PEróN 163 pueblos se sentían parte de él. No era una extravagancia de monteagudo el sostener que su Patria consistía en “toda la extensión de América”: más bien, este era un pensamiento heredado de la tradición colonial. Nuestros próceres principales, los más comprometidos con la expansión revolucionaria, compartían una visión continentalista, sin perjuicio de haberla amoldado a las necesidades políticas con que debieron enfrentarse. Bolívar, San martín, Artigas, OHiggins, Belgrano, Castelli y el ya citado monteagudo, eran continentalistas, como también lo era la Logia Lautaro y el sistema de logias que servía de base al movimiento revolucionario. moreno examinó ya en 1810, en un interesante ensayo, la factibilidad de constituir una gran confederación continental, y aunque la descartó por motivos prácticos (las distancias, los puntos del territorio en poder del enemigo, la dificultad de constituir un congreso continental, etc.), su propia argumentación demuestra que el pensamiento continentalista estuvo presente en la revolución desde un principio y fue connatural a ella. Castelli enunció el ideal continental en 1811 en Tiwanacu, en el corazón de América, planteando el sueño de que el río de la Plata, Santa Fé del Bogotá, Perú y Chile conformaran una sola nación. monteagudo defendió esta postura a lo largo de toda su vida: la Asamblea del Año XIII recibió de sus manos un proyecto de “Constitución para los Estados Unidos de América del Sur”. La bandera de Belgrano –americana, no argentina– fue izada, según sus propias palabras, para hacer de América del Sur “el Templo de la Independencia y la Libertad”. El Congreso del Tucumán declaró la Independencia de “las Provincias Unidas en la América del Sur” y no de Argentina como falazmente se enseña en las escuelas. Artigas soñaba con una Patria Grande contrapuesta a los mezquinos intereses de la “patria chica”. San martin y Bolívar extendieron a todo el continente, mediante la acción política y militar, el movimiento independentista. Los tratados perú– colombianos de 1822 entre ambos Libertadores, en los que intervino monteagudo, preveían ya la extensión de una alianza defensivo-ofensiva a todos los países de América del Sud. En méjico y Centroamérica no faltaron voces, como la de José Cecilio del valle, que abogaban por idéntica finalidad. monteagudo propuso a 164 JAvIEr A. GArIN Bolívar un Plan para la conformación de una gran Confederación continental, como medio de prevenir invasiones de las potencias colonialistas y a la vez propender a la estabilidad política de los gobiernos que la integraran. El Congreso del Panamá fue un intento malogrado en ese sentido, al que siguieron toda una serie de iniciativas fallidas de retomar el anfictionado continental en las décadas siguientes (Primer Congreso de Lima de 1847/8, Congreso Continental de Santiago de Chile de 1856, Segundo Congreso de Lima de 1864/5). mientras que las grandes figuras de la revolución Hispanoamericana intentaban construir la unidad, otros sectores, con otros intereses, trabajaron sordamente para impedirlo. Inglaterra extendía sus planes insidiosos para dividir y mantener desunida a la Gran Patria Continental, a fin de reemplazar a España en el dominio de estos países, tal como pregonaba y sostenía visionariamente George Canning al defender la política inglesa de reconocer sus independencias para colonizarlos por vía indirecta. más tarde Estados Unidos heredaría y aplicaría con eficacia esta política del “divide y reinarás” imperial bajo la falaz cobertura de un panamericanismo que apenas ocultaba su apetito de hegemonía, patente desde la célebre “doctrina monroe”. Pero la tupamarización no habría tenido éxito de no haber existido en la sociedad latinoamericana sectores que se veían beneficiados y que trabajaban en alianza con los intereses imperiales. Las burguesías comerciales de los puertos, aliadas eternas y socias de Inglaterra, se oponían y boicoteaban los esfuerzos continentalistas por dos motivos: económicos, ya que su negocio consistía en el comercio con la nación hegemónica, y políticos, toda vez que sus supremacías locales se hubieran diluido en el marco más amplio de la unidad continental. El abandono de la idea continentalista se produjo a mediados del siglo XIX como política de las oligarquías de los distintos países. Fue entonces cuando se construyeron los “grandes mitos nacionales”, se instituyeron los “próceres y padres de la Patria”, se impulsó la conformación de una conciencia nacionalista fragmentaria, se procuró ocultar en la enseñanza el carácter continental de los procesos y se pugnó por convertir en reales las fronteras imaginarias entre los pueblos. Diversas guerras entre hermanos y absurdos conflictos limítrofes signaron la consolidación del “falso nacionalismo”. EL úLTImO PEróN 165 Este proceso, en nuestro país, no se llevó a cabo sin resistencias. Cupo al más genuino representante de la oligarquía porteña, Bartolomé mitre, ejecutarlo en la política y en la “ciencia” histórica. La Guerra del Paraguay fue uno de sus hitos, mientras Inglaterra manejaba como títeres los gobiernos de los tres países aliados contra los paraguayos. Los últimos restos del partido federal se opusieron, y el veterano caudillo Felipe varela levantó casi solitariamente la bandera de la unidad latinoamericana. Pero es necesario insistir que esa bandera no parecía todavía algo descabellado, sino el fruto de un natural sentimiento de pertenencia. Sentimiento tan fuerte y arraigado que fue preciso asolar territorios en guerras intestinas para aniquilarlo. Hasta un representante de los intereses de las clases hegemónicas como Sarmiento estaba todavía influido por él cuando en 1865 comete la imprudencia de participar, como embajador argentino, aunque sin poderes y en contra de las instrucciones de su propio gobierno, en el Segundo Congreso Americano realizado en Lima con la finalidad de reafirmar los lazos entre estados hispanoamericanos, mereciendo la enérgica reprimenda del Presidente mitre, mucho más consciente de lo que Inglaterra quería y ordenaba. Los mitristas no querían saber nada con “el americanismo a lo rosas del General Castilla” (líder peruano que había motorizado la convocatoria). Un intelectual de las elites, pero brillante en sus percepciones, como Juan Bautista Alberdi, señalaba en su libro “El Crimen de la Guerra” (1869), al pronunciarse contra la agresión al Paraguay, que no había motivos valederos para una guerra entre países hispanoamericanos que poseen la misma lengua, la misma religión, la misma identidad cultural, la misma historia, las mismas razas, y diez veces más territorios que los que pueden habitar. Sus argumentos en contra de la guerra son también contra el absurdo de haber dividido el continente en una multitud de Estados fragmentarios. En la segunda mitad del siglo XIX ya aparecen las señales de alerta contra las ambiciones imperiales norteamericanas. José martí alza su voz para denunciar la tutela que Estados Unidos pretende ejercer sobre la región, y en un célebre artículo publicado en La Nación el 19 de noviembre de 1889, con ocasión del Congreso Internacional de Washington, señala que “ha llegado para la américa española la hora de 166 JAvIEr A. GArIN declarar su segunda independencia”. ruben Darío compone en 1904 su célebre oda-denuncia contra el imperialismo de Theodor roosevelt. Las intervenciones norteamericanas en países concebidos como su patio trasero –incluyendo la propia patria de Darío, sublevada detrás del “general de hombres libres” Augusto Cesar Sandino– despiertan la alarma y el repudio de muchos gobiernos y líderes, tal el caso de Yrigoyen. varios movimientos populares reasumen en el continente la antigua visión latinoamericanista que se había intentado desterrar. Esta idea, más aspiración que pauta programática, es sostenida por dirigentes como el peruano victor raúl Haya de la Torre (APrA), teóricos socialistas como el argentino manuel Ugarte y partidos de izquierda marxista. La construcción de la conciencia nacional separada y hasta enfrentada con el continentalismo fue un producto antinatural inculcado por las elites mediante el sistema educativo y de propaganda, en una labor harto eficaz, al punto de convencer a generaciones de argentinos de que eran un pueblo distinto al resto del pueblo latinoamericano y su destino estaba en sus relaciones “privilegiadas” con Inglaterra, Europa y/o Estados Unidos, mientras se observaba con desdén, como inferiores, a los países de la región. Si “La Nación” publica los artículos de martí no es por generosidad editorial hacia los latinos sino porque está aliada a los intereses británicos, que recibían con gusto todo ataque a su competidor capitalista. Las disquisiciones sobre el “ser nacional” del nacionalismo oligárquico no estaban exentas de xenofobia hacia el resto de los latinoamericanos. Las “hipótesis de conflicto” de las academias militares se centraban en disputas territoriales contra los limítrofes, y así lo fueron también en Argentina. Desconfianza y odio hacia el vecino fueron moneda corriente, por cierto muy convenientemente fomentados por los verdaderos enemigos de nuestros pueblos. Perón abordó la cuestión continental, según dijimos, como una derivación de la “cuestión nacional”. argentina sólo podría ser soberana en un marco de alianzas frente a las apetencias imperiales de inglaterra y Estados unidos. Este convencimiento aparece esbozado en manifestaciones públicas de Perón desde su primer gobierno, y en forma mucho más explícita en documentos secretos que daban cuenta de la idea geopolítica en que se sustentaban. EL úLTImO PEróN 167 Tomemos declaraciones de aquellos años para comprobar la coherencia y evolución del discurso de Perón en materia latinoamericana. recuerda Perón en 1973, en un mensaje dirigido a la Iv Conferencia Internacional de Países No Alineados, que ya la Proclama revolucionaria del 4 de junio de 1943 planteaba en materia de política internacional: “Lucharemos (…) por hacer efectiva una absoluta, verdadera, leal unión y colaboración latinoamericana”. Dice en 1946 en una reunión ante embajadores: “Nuestra Patria, al afirmar su deseo de unidad continental, se siente más dueña de sí misma”. E interrogado por periodistas del continente, en 1948 explica: “Nosotros vamos llevando adelante una política de entrelazamiento de intereses porque ahí está el futuro de nuestra amistad con los demás países (…) En esto los pueblos anglosajones nos han dado un ejemplo. tienen una misma raza y una misma cultura (¡resonancias de Alberdi!) y han puesto sus intereses entrelazados en forma tal que no se podrían pelear aunque quisieran. Nosotros, los latinoamericanos, no hemos seguido ese ejemplo, no nos hemos unido a nuestros intereses, y en esta forma, si un gobernante se levanta un día de malhumor, sobrevienen las peleas. Creo que los latinoamericanos tenemos que reaccionar, y el día que latinoamérica forme una unidad económica, todo el mundo será beneficiado por ella”. Dice en un banquete al Presidente chileno Gonzalez videla en 1947, retomando la idea alberdiana de comunidad cultural: “Es nuestra historia común la que mejor fomenta la unión de los pueblos del continente, ya que América no es un continente diagramado por la geografía ni un conjunto de hechos materiales elaborados por el hombre. Además de ello, América es un solo cuerpo de ideas y doctrinas.” En un mensaje al pueblo peruano en 1949, evocando a San martín, expresa: “Existe una conciencia americana, una ética de la continentalidad, cuyo arquetipo está representado por la suprema lección del Libertador”. Aún antes de asumir como presidente, siendo coronel, manifiesta a un periodista chileno que “está en contra de que haya fronteras con Chile”. Y negocia con Gonzalez videla la unión aduanera y con Ibañez la posibilidad de eliminar lisa y llanamente la frontera entre ambos países. 168 JAvIEr A. GArIN Durante todo su primer gobierno, con la mira de “entrelazar intereses”, promueve una política sistemática de acuerdos bilaterales con distintos países latinoamericanos. En un discurso pronunciado en la CGT el 30 de julio de 1973, Perón recuerda: “En 1948 realizamos un tratado de complementación económica en Chile, buscando crear la comunidad económica latinoamericana, que pusiera en paralelo nuestros países y uniera nuestros intereses. Tuvimos mucho éxito inicialmente: casi todos los países latinoamericanos, excepto los cipayos conocidos, se unieron y adhirieron a ese tratado (…) Fijense que lo hicimos en 1948 y en esto los apresurados fuimos nosotros, porque Europa lo hace en 1958, en el Tratado de roma, diez años después que nosotros. Y ahora nosotros estamos veinte años más atrás que ellos”. En ese mismo discurso Perón explica por qué la comunidad económica latinoamericana terminó convirtiéndose en un espacio de “libre comercio” subordinado a las necesidades imperiales: “Caímos bajo la férula del imperialismo yanqui, que no permitió a estos países unirse y que ha estado luchando siempre por separarlos y enfrentarlos entre sí”. Sobre este mismo tópico se extiende muchos años después explicando ante un grupo de periodistas alemanes las maniobras del imperialismo bifronte anglo-norteamericano detrás de la bandera del “libre comercio” para obstaculizar y frustrar las unidades continentales y poder dominar a los países: “Durante los anteriores gobiernos que ejercí, nosotros intentamos concretar la comunidad económica latinoamericana” en acuerdo con gobiernos de Chile y Brasil, y en incipientes contactos con los de venezuela y Colombia. “Firmamos un tratado de complementación económica (…) en 1949 (…) y a él adhirieron casi todos los países latinoamericanos (…) En 1955 fue derrocado mi gobierno (…) y esa entidad quedó convertida con el tiempo en la Asociación latinoamericana de Libre Comercio. Una cosa similar pasó en Europa (…) en 1958 se firma el Tratado de roma en virtud del cual se unen los seis países que formaron la Comunidad Económica Europea, con el Tratado Euratom y el Pacto del Acero. Simultáneamente Inglaterra creaba la Asociación Europea de Libre Comercio. La Organización de la Comunidad Económica Europea creó, entonces, el mercado Común Europeo. EL úLTImO PEróN 169 Esta circunstancia le impidió a inglaterra colocar sus manufacturas en Europa como lo hacía antes. Por tanto, naturalmente, la industria inglesa cayó, en virtud de que el mundo ya no quería manufacturas sino fábricas. Al caer la industria inglesa, el Estado la nacionalizó por cuanto no podía sostenerse por sí misma (…) Cuando cayó la industria, la libra esterlina cayó junto con ella. (…) Estados unidos auxilió a inglaterra con dos mil millones de dólares a fin de mantener la moneda inglesa. (…) Posteriormente, ya no fueron posibles nuevas ayudas del dólar a la libra esterlina. Entonces, Inglaterra, con gran sabiduría, se sacó el sombrero y fue a la Comunidad Económica Europea para solicitar su ingreso (…) Este asunto lo he conversado varias veces con el presidente de Gaulle, que conocía muy bien el tema (…) Con respecto a América Latina, nuestro pensamiento es exactamente el mismo. Nosotros, en el pasado, tuvimos los mismos inconvenientes que tuvo Europa (…) que pudo vencer los obstáculos. Nosotros, aquí, no pudimos vencerlos. Esperamos que en el futuro inmediato lo logremos. (…) Esto no es sólo un deseo de los latinoamericanos sino también una imposición de la evolución de la humanidad. Pensamos que este hecho se realizará tarde o temprano, pero se realizará fatalmente”. Los primeros gobiernos peronistas, en aquellos años, emprendieron una política de convenios bilaterales gradualistas basados en la complementariedad económica, las desgravaciones arancelarias preferenciales, la compensación en los pagos y las transacciones a través de las permutas. Dice Harold Peterson (“La Argentina y los Estados Unidos, 1910/1970”, Eudeba Buenos Aires, 1970) que de esta forma “Perón trató de perpetuar el intenso comercio intracontinental que la guerra había impuesto a los Estados sudamericanos. A Chile, Paraguay, Bolivia y otras naciones les propuso pactos que abolirían las tarifas aduaneras, incrementarían el intercambio y proveerían de fondos para préstamos e inversiones. Si se llevaban a cabo, ellos promoverían la formación de un bloque económico bajo la hegemonía de la Argentina”. El pretendido hegemonismo argentino es, en realidad, una acusación norteamericana frente a una política esencialmente defensiva. El comercio internacional había estado orientado hacia Europa y Estados Unidos, y mediante estos acuerdos y la unión aduanera con Chile, Paraguay, Ecuador y Bolivia, 170 JAvIEr A. GArIN se buscaba reorientar el comercio hacia Sudamérica. Perón dice en su discurso a la Asamblea legislativa del 1 de mayo de 1953: “América del Sur desea unirse, tal como lo permiten los estatutos de ONU y de OEA y tal como se están organizando, con rótulos y realidades progresivas, los Estados de Centro América y los Estados de Europa Occidental”. Lleva adelante la política de acuerdos bilaterales como un camino para arribar a una “unión económica austral”, para evitar ser sojuzgado en organismos multilaterales como el GATT donde Estados Unidos ejercía primacía. Al mismo tiempo, inicia en forma sigilosa una política de alcances mucho más vastos: el célebre aBC (acuerdo entre Argentina, Brasil y Chile). En 1951 escribe en el periódico “Democracia”, bajo su clásico seudónimo de Descartes: “varios estudiosos del siglo XIX ya habían predicho que al siglo de formación de las nacionalidades, como se llamó a éste, debía seguir el de las confederaciones continentales”, retomando la idea central de monteagudo. recuerda en ese mismo artículo que el primero en lanzar la idea del ABC fue “un brasileño ilustre que veía lejos –río Branco– “. Esa iniciativa fracasó, explica Perón con meridiana claridad, “por los trabajos subterráneos del imperialismo, empeñado en dividir e impedir toda unión propiciada o realizada por los “nativos” de estos países “poco desarrollados” que anhela gobernar y anexar, pero como factorías de “negros y mestizos” (sic). Detengámonos un momento en esta evocación del Barón de rio Branco, para evitar interpretaciones erróneas. Sabido es que río Branco, gran jefe de la diplomacia brasileña, mantuvo durante años una política de alianza no escrita con Estados Unidos, la cual fue luego heredada y continuada en diferentes contextos por Itamaraty. Es obvio que las palabras de Perón no son una reivindicación de esa postura proyanqui –que ciertamente jamás compartió y criticó en forma reiterada al referirse a la diplomacia brasileña–. Perón alude sólo a una propuesta concreta originada en la inteligencia práctica de rio Branco, empeñado en evitar conflictos armados y consolidar la convivencia y cooperación en el sur continental: la alianza del ABC, idea que ya circulaba en esferas diplomáticas desde fines del siglo XIX pero que río Branco decidió hacer pública en 1908 a raíz del llamado “incidente del telegrama 9”, oportunidad en la cual rechazó acusaciones falaces de expansionismo hechas por el ex EL úLTImO PEróN 171 canciller argentino Estanislao Zeballos, y expresó: “Estoy cada vez más convencido de que una cordial inteligencia entre argentina, Brasil y Chile sería de gran provecho para cada una de las tres naciones y tendría influencia benéfica dentro y fuera de nuestros países”. Esta idea fue ensayada en 1909 en el “Tratado de cordial inteligencia política y de arbitraje” que se proyectó entre los tres países, y más tarde en el “Tratado del ABC” del 25 de mayo de 1915, ratificado por Brasil pero que no logra aprobación parlamentaria en los restantes dos socios. Perón, al reivindicar la iniciativa brasileña, aunque en otro contexto, sostiene, clarividente: “Ni Argentina, ni Brasil, ni Chile, aisladas, pueden soñar con la unidad económica indispensable para enfrentar un destino de grandeza. Unidos forman, sin embargo, la más formidable unidad a caballo sobre los dos océanos de la civilización moderna. así podrían intentar, desde aquí, la unidad latinoamericana sobre una base operativa polifásica, con inicial impulso indetenible. desde esa base podría construirse hacia el norte la Confederación sudamericana, unificando en esa unión a todos los pueblos de raíz latina”. Esto es pensar en grande. así pensaba Perón en 1951 y así siguió pensando hasta el último día de su vida, mientras hordas de enanos lo asediaban boicoteando su gobierno. Pero en ese mismo artículo da cuenta de los inconvenientes: “Sabemos que estas ideas no harán felices a los imperialistas que dividen para reinar”. Y con su habitual facilidad para los aforismos, sintetiza un pensamiento que galopa sobre nuestra América desde los días del gran monteagudo: “unidos seremos inconquistables; separados, indefendibles”. En agosto de 1968, desde el exilio, Perón decide publicar el texto secreto de una conferencia pronunciada el 11 de noviembre de 1953 en la Escuela Nacional de Guerra, para dar a conocer –quince años después, habiendo muerto el ex presidente chileno Ibañez y el brasileño vargas–, “un momento de la historia diplomática latinoamericana”. Señala Perón que el mismo había sido filtrado por el espionaje estadounidense y difundido en montevideo –capital entonces del antiperonismo– como prueba de un supuesto “imperialismo argentino”. la miopía de los políticos cipayos latinoamericanos les ha facilitado ver fingidos 172 JAvIEr A. GArIN “imperialismos” de los países hermanos y no ver el imperialismo real de los países anglosajones o europeos que les chupan la sangre. Esta conferencia de 1953 es de fundamental importancia porque contiene el núcleo del pensamiento latinoamericanista de Perón y sus fundamentos prácticos. Allí plantea una serie de premisas y tesis geopolíticas con la brillantez analítica que lo carateriza: 1. Según Perón, las organizaciones humanas evolucionan mediante “sucesivos agrupamientos y reagrupamientos”, cada vez más amplios y complejos: familia primitiva, tribus, naciones, grupos de naciones, anticipando que hacia el año 2000 llegará el tiempo de las uniones continentales. 2. La superpoblación y superindustrializacion del mundo, inédita en la Historia, presenta problemas nuevos, económicos, políticos y sociales, para la humanidad; 3. En un mundo superpoblado y superindustrializado, la lucha fundamental será prioritariamente “por la comida” y en segundo término “por la materia prima”. El futuro de las naciones estará “extraordinariamente influido por la magnitud de las reservas” de comida y materias primas que posean. 4. Sudamérica “es la zona del mundo donde todavía, en razón de su falta de población y de su falta de explotación extractiva, está la mayor reserva de materia prima y alimentos del mundo”. Esta es una ventaja inicial para la región; 5. “Pero precisamente en estas circunstancias radica nuestro mayor peligro”, porque la historia demuestra que siempre que los más fuertes han carecido de elementos indispensables para la vida, los han tomado por las buenas o por las malas, “vale decir, con habilidosas combinaciones o mediante la fuerza”. Los países ricos, que carecen de nuestros recursos pero poseen enorme fuerza político-militar, podrán usarla para despojarnos. De allí que “si subsistiesen los pequeños y débiles países, en un futuro no lejano podríamos ser territorio de conquista, como han sido miles y miles de territorios desde los fenicios hasta nuestros días”; EL úLTImO PEróN 173 6. Este panorama obligó al gobierno de Perón a “encarar de frente la posibilidad de una unión real y efectiva de nuestros países, para encarar una vida en común y para planear, también, una defensa en común” (He aquí nuevamente la antigua propuesta monteagudeana). Agrega: “Si esas circunstancias no son suficientes (para la unión continental) (…) no creo que exista ninguna otra circunstancia importante para que la realicemos (…) como no fuera una cuestión más o menos abstracta o idealista”. 7. Con su habitual solvencia histórica, Perón repasa los sucesivos intentos de unidad, la oposición de mariano moreno, las ideas de San martín y de Bolívar, los tres Congresos de méjico, y reconoce que los argentinos boicotearon estos esfuerzos: “nos mantuvimos alejados, con un criterio un tanto aislacionista y egoísta”. De allí que Perón no quiera pasar a la historia sin haber demostrado que su gobierno pone toda su voluntad para promover la unión continental, porque “el año 2000 nos va a sorprender unidos o dominados”; y es de gente inteligente no esperar sino actuar con previsión para llegar a ese año en mejores condiciones “que aquella que nos podrá deparar el destino o mientras seamos nosotros yunque que aguantemos los golpes y no seamos alguna vez martillo: que también demos algún golpe por nuestra cuenta”; 8. relata que ya en 1946, “al hacer las primeras apreciaciones de carácter estratégico y político internacional”, empezó a pensar en este grave problema, que para el país es “el más grave y el más trascendente”, mucho más que la guerra mundial o los sucesos de Europa y asia, “porque éste es un problema nuestro”. 9. Sostiene que a los fines de la unidad “cuentan los pueblos más que los hombres o los gobiernos”; que no es una cuestión que se resuelva en las cancillerías sino “influyendo a los pueblos, que son los permanentes” pues los gobiernos pasan. Por esa razón comenzaron a trabajar propagandísticamente sobre los pueblos, tratando de evitar ser acusados de intervencionismo en otros países. 10. Como la lucha del futuro será económica, ningún país logra mantenerse si no tiene en sí una completa unidad económica, 174 JAvIEr A. GArIN que es la base de la grandeza de las naciones. De allí también la necesidad de unidad con Brasil y Chile, pues los tres países “conforman quizás en el momento actual la unidad económica más extraordinaria del mundo” por su inmensa disponibilidad de recursos. Si en el pasado el colonialismo nos birló, ahora puede llegar un tiempo de justicia, siempre que no seamos tontos de permitir que “nos birlen de nuevo la justicia en el momento mismo en que estamos por percibirla y disfrutarla”. 11. En la unión de argentina, Brasil y Chile, una vez consumada, resultarán atraídos los demás países sudamericanos “que no serán favorecidos ni por la formación de un nuevo agrupamiento y probablemente no lo podrán realizar”. Continúa este documento –tal vez uno de los más trascendentales emanados de Perón en este tópico– con el relato de las sucesivas tratativas emprendidas ante los gobiernos del brasileño vargas y el chileno Ibañez, los compromisos contraídos y luego incumplidos por esos mandatarios por razones de política interna y las trabas y boicots impuestos por diferentes sectores al proceso de unidad. No nos adentraremos en esos pormenores por ser materia ajena a este libro, pero sí señalaremos que el fracaso de este “segundo ABC” no puede en modo alguno imputarse a Perón sino a las condiciones desfavorables existentes en Brasil y Chile, al falso “nacionalismo” agitado por los medios de prensa y la dirigencia opositora en Chile (incluso se llegó a editar un libro chauvinista titulado “Nuestros vecinos justicialistas” que agotó inmediatamente ocho ediciones denunciando un supuesto plan argentino de supremacía sobre Chile), y en no poca medida a la acción siempre presente del imperialismo norteamericano, con gran influencia en los delirios de Itamaraty. Asiste razón al presidente argentino, ante el examen imparcial de aquel momento histórico, cuando sostiene que “toda la política argentina en el orden internacional ha estado orientada hacia la necesidad de esa unión”, y si bien no dio los frutos esperados, dejó al menos sembradas las semillas que hoy vemos brotar muy lentamente en los diversos esquemas de unificación –mercosur, Unasur, Celac–, de los cuales fue Perón uno de los mayores y más coherentes precursores. EL úLTImO PEróN 175 En paralelo a la activa política, nunca abandonada, del ABC, Perón estrecha lazos con otros países, restituye al Paraguay los trofeos vergonzosos de la triple Alianza poniendo punto final a la política mitrista –y es nombrado general del Ejército paraguayo en reconocimiento–, brinda ayuda concreta y efectiva a países como Perú, apoya activamente a la Guatemala de Jacobo Arbenz, se opone casi en soledad a las maniobras estadounidenses para intervenir militarmente en ese país, etc. Hemos mencionado al pasar otro componente importante de la política latinoamericanista de Perón: la política de los pueblos. La esboza en su disertación secreta y la explica en los años setenta en varias oportunidades. En ellas jugaba un papel clave el sindicalismo, conforme expresa en la CGT el 25 de octubre de 1973: “La historia nueva es la historia de las grandes organizaciones continentales. El sindicalismo no puede quedarse atrás en esta evolución y debe ir tendiendo también a las organizaciones sindicales continentales.” Durante los primeros gobiernos peronistas, esta idea tuvo expresión en una experiencia concreta, aunque insuficiente: el ATLAS (Agrupación de Trabajadores Latinoamericanos Sindicalistas). En noviembre de 1952 se pone en marcha esta iniciativa cuyo primer secretario general es José Espejo, y que se planteaba unificar a las fuerzas sindicales latinoamericanas “para que se liberen de las ataduras del Departamento de Estado de la Unión, de los inconfesables intereses de Wall Street y de sus agentes”, siendo asimismo una alternativa frente a las agrupaciones dominadas por los comunistas. Otra manera de intervenir “en los pueblos” fue el movimiento u Organización “Cóndores”, al que se sumaron representantes políticos connotados de Chile, Uruguay, Paraguay, Bolivia y Ecuador. El mismo objetivo persiguió la fundación de la agencia informativa “Latina”, como una alternativa periodística al dominio de las agencias norteamericanas y de la derecha cipaya, que tuvo oficinas en varios países de la región (el Che Guevara trabajó para ella como fotógrafo). Después de su derrocamiento, Perón comprende la importancia de reforzar la corriente continentalista, pues aparece un nuevo obstáculo: el intervencionismo desembozado de los Estados Unidos en defensa de su “patio trasero”, al que se creía con más derecho que nunca luego del reparto del mundo hecho con la Unión Soviética en Yalta. A partir de la 176 JAvIEr A. GArIN revolución Cubana, la paranoia anticomunista sirve de pretexto para la expansión yanqui, mediante la imposición de las “fronteras ideológicas”, la promoción de los golpes de Estado para instaurar dictaduras afines a sus intereses, y la instauración de la Doctrina de Seguridad Nacional, impartida en la Escuela de las Américas a los militares latinoamericanos para que se convirtieran en Ejércitos de ocupación de sus propios países. En octubre de de 1967, la Editorial Diálogo lanza en montevideo el libro de Perón: “latinoamérica ahora o nunca”, donde se reitera el enfoque continentalista y la consigna “el año 2000 nos encontrará unidos o dominados”. Este libro constituye un éxito resonante; muchos argentinos cruzan el río de la Plata para adquirirlo y poder leer las ideas del líder proscripto, y se multiplican las copias de circulación clandestina. Similares ideas encuentran expresión en su siguiente libro, “la hora de los Pueblos” (publicado en septiembre de 1968), en el cual Perón sostiene que la evolución histórica humana conduce inevitablemente hacia el continentalismo, siempre desde una óptica tercermundista y como herramienta de liberación. “la argentina actual –denuncia– (…) es un satélite del imperialismo yanqui y su gobierno está al servicio de la oligarquía y la burguesía”. “El imperialismo yanqui se opone solapadamente a la integración latinoamericana porque su política ha sido siempre la de separar para reinar (…) Asimismo se opone casi abiertamente a su desarrollo, especialmente industrial, primero porque es su proveedora y luego porque una américa latina industrializada dejaría atrás su subdesarrollo, dejando de ser colonia yanqui”. Coincidiendo con Fidel y el Che, fustiga la alianza para el Progreso promovida por los norteamericanos. Y (manes de monteagudo) convoca a “crear las bases para los futuros Estados unidos de latinoamérica”. El 18 de julio de 1972, en un artículo publicado en “Las Bases”, el viejo Perón vuelve sobre algunos de los conceptos de su antigua Conferencia de 1952: “Cuando todos los Continentes se están integrando a pasos agigantados como único modo de impedir el dominio imperialista, nosotros estamos todavía en veremos o cabresteando a la tutela imperial que ha optado por desunirnos a fin de podernos manejar a su antojo. Y si entrevemos ya la posibilidad de una integración mundial, partiendo de un Tercer mundo consciente, el contraste llega a ser tan EL úLTImO PEróN 177 grosero que cuesta imaginar a un latinoamericano que aún se preste a servir los intereses que no sólo nos desunen sino que intentan enfrentarnos. o nosotros reaccionamos contra tales intentos o será cierto lo que hace veinticinco años dije en Buenos aires: el año dos mil nos encontrará unidos o dominados. Los latinoamericanos pueden elegir”. Un mes después, en la misma publicación, aparece un artículo donde Perón critica con virulencia a la dictadura argentina por prestarse a los manejos norteamericanos, y retoma la célebre frase de José martí, haciendo un llamado a que argentina cumpla “el papel histórico que le corresponde en la lucha por la segunda independencia de américa latina”. Advierte: “Hoy la Argentina está oficialmente ausente en la América Latina, mientras poderosas fuerzas imperialistas buscan crear hegemonías inadmisibles y satélites privilegiados dentro de la región”. Y deplora que el Ejército, antigua herramienta sanmartiniana para liberar al continente, sea utilizado con el objetivo contrario, mientras desde el gobierno argentino se complota “contra el gobierno nacional y popular del general velazco Alvarado”, y existen enfrentamientos en ciernes con Uruguay por la delimitación del río de la Plata. “Es absurdo que las marinas de los descendientes de San martín y Artigas se peleen para ver quién remolca un barco”, grafica, reclamando una urgente negociación para resolver la situación del río compartido. Explica la ausencia oficial argentina de los esfuerzos americanistas pues no pueden promover la liquidación de las fronteras ideológicas afuera del país quienes las aplican dentro de la propia Argentina proscribiendo al peronismo; no pueden reclamar por malvinas quienes no han apoyado a Panamá para recuperar su canal; no pueden mostrarse nacionalistas afuera quienes desnacionalizaron “nuestras empresas, nuestra cultura y hasta el aire que respiramos”. Ya siendo Presidente, el 25 de octubre de 1973 Perón pronuncia otro de sus brillantes discursos en la CGT, planteando la necesidad de la integración regional a nivel social, tal como en el viejo experimento del ATLAS, pues “los países aisladamente ya no podrán vivir”. De allí que el sindicalismo deba ir tendiendo “también a las organizaciones sindicales continentales” para “la defensa de la clase trabajadora continental”, proceso en el cual el alto grado de desarrollo sindical de la Argentina puede servir de ejemplo a otros países. “La política trata de crear la comunidad 178 JAvIEr A. GArIN económica latinoamericana como una imposición de la historia y de la necesidad que el futuro nos plantea (…) la política internacional de nuestro país tiende a esa unidad para la defensa común. Y en esta unidad nada hay más importante que la unidad de los pueblos, y esta se llama unidad orgánica sindical continental”. Propone escuelas sindicales continentalistas y agregados obreros en las embajadas para ir generando los contactos internacionales a los fines de esa unidad. una vez más vemos al hombre que piensa con treinta, cuarenta, cincuenta, cien años de anticipación. Poco después envía un mensaje al movimiento de Países no Alineados en donde anuncia. “nuestros trabajadores están conformando ya la Confederación General del trabajo Continental. (…) Tambien en esta tarea, que es de todos y no patrimonio de nadie en particular, los argentinos no buscamos liderazgos ambiciosos sino que somos Compañeros integrantes de una misma Causa, cimentada en la felicidad de los Pueblos”. Al año siguiente, el 7 de febrero de 1974, en ocasión de recibir una delegación obrera de la Federación mundial de Empleados de Comercio y Técnicos, reitera: “Los trabajadores de todo el mundo, en cualquier crisis, son los que van a sufrir las peores consecuencias (…) Por eso es que creo que unirse es tarea de los trabajadores. En esa etapa universalista la unión convendrá que sea desde la base, desde los pueblos (…) Nosotros hemos pensado (…) en ir realizando ya, por lo menos en Latinoamérica (…) un movimiento obrero orgánico, que tome a todos los trabajadores de nuestro continente. Unidos y solidarios, no tendremos problemas, ni los pueblos tendrán problemas. Divididos y apartados, quién sabe si se podrán defender en el futuro.” Y en el discurso pronunciado el 8 de abril de 1974 ante dirigentes sindicales de Argentina, Brasil, Colombia, Honduras, méjico, Perú, venezuela y Uruguay con motivo de la vI Conferencia de la U.i.T.A., vuelve a insistir: “anhelamos la integración continental (…) una latinoamérica desperdigada, como somos, no se podrá defender. nos van a quitar las cosas por teléfono. Entonces, ¿cuál es el problema? unámonos, organicémonos y preparémonos para defendernos. (…) Las organizaciones sindicales deben ser la base esencial para el logro de ese objetivo (…) Si los trabajadores de América Latina se unen, alcanzarán realmente su destino. Si no lo hacen, las oligarquías, los poderes extraños, las burguesías mismas, se alzarán con el santo y la limosna en poco tiempo. Una masa latinoame- EL úLTImO PEróN 179 ricana organizada en sindicatos, unida y solidaria, es un freno para todas esas ambiciones desmedidas de los hombres (…) llevar la unidad sindical a latinoamérica es comenzar la integración del continente. se integran las ideas y los corazones, y ese trabajo es en el que hay que empeñarse”. Considérese que mientras Perón aplicaba su propia receta de “pensar en grande” y abandonar el vuelo “gallináceo”, los sectores juveniles combativos se lanzaban a un enfrentamiento a muerte con la dirigencia sindical calificada de “burocracia”, que a su vez veía en ellos un “enemigo a exterminar”. Esa fue la tragedia de los años setenta: un Conductor que pensaba en grande y seguidores que no eran capaces de pensar más allá de sus propias narices, hundiendo al país en una vorágine de violencia… En una entrevista ya mencionada más arriba con periodistas de Alemania occidental, Perón explica el 6 de noviembre de 1973: “los países superdesarrollados son los ricos del pasado, y aquellos que poseemos las grandes reservas de elementos naturales, de subsistencia, somos los ricos del futuro. Pero pensamos también que siendo esta nuestra esperanza, es también nuestro mayor peligro (…). Eso nos lleva a la necesidad de unirnos, los que no somos ni poderosos ni fuertes. Por eso es que aspiramos a concretar la integración latinoamericana. También aspiramos a integrarnos en un Tercer mundo para organizarnos, prepararnos y defendernos”. En un discurso en la CGT de ese mismo año, ejemplifica el peligro: “hace pocos días, en medio oriente, amenazaron a Estados unidos con cerrarle el grifo del petróleo (…) El senado de Estados unidos contestó que si eso hacían los árabes, Estados unidos ocuparía el medio oriente. Eso lo van a hacer, pero no sólo con los árabes: ¡lo van a hacer también con nosotros el día en que necesiten y no tengan!”. En el memorable discurso en el Congreso ante legisladores de ambas Cámaras, dice Perón el 30 de agosto de 1973: “debemos comenzar a pensar ya en grande. Ese juego de enanos que se ha dado en muchas oportunidades, tenemos que abandonarlo, tenemos que empezar a pensar que formamos parte de un Continente cuyo destino es envidiable, aun para los superdesarrollados que se están quedando sin las riquezas naturales, y pensando que nosotros, los que disponemos de esas reservas, seremos los ricos del porvenir, en tanto ellos serán los 180 JAvIEr A. GArIN pobres del futuro (…) si no queremos sucumbir (…) nuestra política internacional ha de estar dirigida a la unidad latinoamericana y a la conformación de un Continente unido y solidario para defenderse”. En su testamento ideológico contenido en el discurso del primero de mayo de 1974 (día sólo recordado por la memoria selectiva en virtud de la frase “imberbes”), Perón dijo ante la Asamblea Legislativa: “La hora de los localismos cede el lugar a la necesidad de continentalismos y de marchar hacia la unidad planetaria (…) Para construir la sociedad mundial, la etapa del continentalismo configura una transición necesaria. Los países han de unirse progresivamente sobre la base de la vecindad geográfica y sin imperialismos locales y pequeños. Esa es la concepción de la Argentina para Latinoamérica: justa, abierta, generosa, y sobre todas las cosas, sincera. a niveles nacionales, nadie puede realizarse en un país que no se realiza. de la misma manera, a nivel continental ningún país podrá realizarse en un continente que no se realice”. Hemos visto, en las páginas precedentes, al analizar la estrategia gubernamental y la política internacional de Perón bajo su último gobierno, que todas estas ideas tuvieron una consecuente y valiente implementación práctica: en el acercamiento con Allende, Torrijos, velasco Alvarado, Fidel Castro y el mejicano Echeverría; en la firma del Tratado del río de la Plata con Uruguay para terminar con los conflictos limítrofes, así como del acuerdo con Paraguay para la construcción de la represa de Yaciretá-Apipé; en la solidaridad con Panamá por el Canal; en el rechazo de la Doctrina de Seguridad Nacional hacia el interior de las Fuerzas Armadas argentinas; en la impugnación del foro de la OEA por servir a los intereses norteamericanos; en la propuesta de “latinoamericanizar el BID”; en el pedido de reincorporación de Cuba a la OEA y la postura favorable a su integración regional; en la muy valiente ruptura del bloqueo dispuesto por Estados Unidos en perjuicio de Cuba; en la exportación de cereales, automóviles y maquinarias y la concesión de un importante préstamo a la isla, y en todas las medidas que hemos referido. Ello nos lleva a sostener que, en esta materia, ha existido una absoluta coherencia entre la teoría y praxis de Perón, convirtiéndose así en un verdadero “Prócer de américa latina”. ¡A ver si se cree algún trasnochado que la Unidad Latinoamericana la inventó de casualidad algún político “pícaro” en la tarde de ayer! 19 PrECursor Y sostEnEdor dEl tErCErmundismo La posición internacional del tercermundismo fue para Perón, como expresamos, una de sus líneas estratégicas con miras a afrontar la presión de los imperialismos. No sin razón Perón ha reivindicado reiteradamente haber sido el precursor del tercer mundo a través de la llamada “tercera Posición”. La cual tenía al menos dos significados. Desde el punto de vista de la organización social interna, implicaba tanto el rechazo del sistema económico social capitalista como del comunista. Desde el punto de vista geopolítico significaba una negativa a alinearse con ninguno de los imperialismos que se habían repartido el mundo luego de la Segunda Guerra mundial. Dice Perón en su mensaje al movimiento de Países No Alineados, al que se incorpora Argentina el 7 de septiembre de 1973: “Cuando en el año 1943 un grupo de hombres de armas decidimos liberar al país de la dependencia extranjera, haciendo una verdadera revolución nacional, debimos enfrentarnos también con un triste y agobiante panorama mundial, en un mundo que venía de soportar una gran guerra (…) Lanzamos una Proclama que yo mismo escribí la noche anterior. En este punto de partida, decíamos ayer lo mismo que sostenemos hoy a treinta años de distancia (…): 1) la defensa integral de la soberanía nacional en todo nuestro territorio y especialmente sobre la Antártida Argentina, las Islas malvinas y sus islas dependientes; 2) el ejercicio pleno de la Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Política, como bases para asegurar a cada Pueblo del mundo su propia felicidad, mediante la realización de la propia justicia y la propia libertad; 3) la tercera Posición como solución universal distinta del marxismo internacional dogmático y del demoliberalismo capitalista, que conducirá a la anulación de todo dominio imperialista del mundo”. 182 JAvIEr A. GArIN Como parte de la posición internacional argentina, Perón reivindicó el pacifismo, la no agresión y la autodeterminación: “Deseamos vivir en paz con todas las Naciones de buena voluntad del mundo. La política argentina ha sido, es y será siempre pacífica y generosa. Nuestra política internacional es de paz, de amistad, de trabajo y de aspiración a comerciar honradamente y con libertad. La Argentina no se comprometerá jamás en ninguna acción que presuponga una agresión a pueblo alguno de la tierra. La doctrina internacional de nuestro país (…) podríamos definirla con un antiguo refrán cristiano, que dice así: cada uno en su casa y Dios en la de todos. (…) El Pueblo argentino no aceptará jamás intromisiones extrañas en el orden interno”. Para Perón, la Tercera Posición no era solamente un posicionamiento internacional, sino una doctrina basada en una concepción espiritual, humanista y de fraternidad universal: “El hombre es el valor predominante de la historia, de la vida, del trabajo y de la lucha. Está formado de Alma y Cuerpo, de vocaciones, esperanzas, necesidades y tendencias. la Patria se forma en primer término por hombres, y no pueden ser el campo, ni la máquina, ni el dinero, factores que se sobrepongan al hombre (…) Sólo cuando encuentra el espíritu vivificador del Pueblo, la idea se transforma en acción y la acción en obra. (…) La libertad de un pueblo reside en cada uno de sus hombres, y frente a esa libertad ningún poder de la tierra puede prevalecer (…) La Humanidad no podrá salvarse si mantiene la lucha cruenta contra todos los valores materiales, espirituales y morales, en un intento planificado de sobreponer intereses individuales por encima de las necesidades generales (…) Nuestro anhelo más profundo consiste en que todas las naciones y todos los hombres del mundo se amalgamen en un sentimiento de identidad”. Evocando el mundo de la posguerra, sostiene: “El reparto de las Naciones por los dos colosos triunfantes colocaban a las mismas en un marco de desesperanza, debiendo elegir el ceder a la explotación del capital imperialista demoliberal o a la del Estado convertido en amo absoluto de la vida de sus pueblos. Es evidente que ninguna de estas dos soluciones nos llevaría a los argentinos a la conquista de la felicidad que anhelábamos para nuestro Pueblo. Es así que nos decidimos a crear las bases de una Tercera Posición (…) En el orden político, implica poner la soberanía de las Naciones al servicio de la EL úLTImO PEróN 183 Humanidad, en un sistema cooperativo de gobierno mundial, donde nadie es más que nadie, pero tampoco menos que nadie. En el orden económico, la Tercera Posición es la liberación de los dos extremos perniciosos, como lo son una economía excesivamente libre y otra excesivamente dirigida, para dotar un sistema de economía social, al que se llega colocando el capital al servicio de la economía. En el orden social, en medio del caos que opera en el mundo, fluctuante entre el individualismo y el colectivismo, nosotros adoptamos un sistema intermedio, cuyo instrumento básico es la Justicia social”. Abundando en estas ideas, dice en un reportaje: “El mundo actual marcha hacia una ideología socialista, tan distante del capitalismo ya perimido como del marxismo internacional dogmático (…) El justicialismo es un socialismo nacional cristiano”. Para Perón, la evolución mundial había llevado a la creación del Tercer mundo como necesidad política común frente a la amenaza imperialista: “ya las dos terceras partes del mundo se unifican en un anhelo defensivo común, que a la postre será la única barrera que impedirá el abuso de los poderosos, logrando un justo equilibrio mundial”. En otro reportaje dice a periodistas alemanes: “La existencia de un Tercer mundo ya es indiscutible (…) Nos podremos defender si nos unimos, si no, seremos presa fácil de la violencia y la fuerza (…) Creo que Alemania es el Tercer mundo, como nosotros. Toda la Europa, la Europa integrada”. El periodista le pregunta si ese es un cambio en la noción del Tercer mundo, ya que en Europa se entiende como tal a los países en vías de desarrollo. Perón responde: “Ese es el concepto económico. El concepto político es que el tercer mundo está compuesto por los países que no están bajo el dominio del imperialismo norteamericano o del imperialismo ruso”. El último gobierno peronista hace una fuerte apuesta al tercer mundo al incorporarse al movimiento de Países no alienados y fortalecer sus relaciones con países de asia, áfrica y Europa, y al tomar contacto con líderes de todos los continentes. La China de mao, el Egipto de Nasser, el triunfante viet Cong, la ruptura de las fronteras ideológicas en las relaciones comerciales y diplomáticas, la promoción del internacionalismo en el seno de las Naciones Unidas, constituyen una impronta destacada que distingue inmediatamente a la Argentina en el panorama mundial y regional. 20 univErsalismo dE los PuEBlos Contra univErsalismo dE los imPErios Dentro de las admirables visiones de Perón está su análisis político del universalismo que anticipó en décadas las “posmodernas” discusiones en torno a la mal llamada “globalización”. No es necesario ser un genio para comprender que el mundo avanza hacia un grado de interrelaciones inédito en la historia de la Humanidad. Pero Perón supo leer correctamente el fenómeno, sus ventajas y peligros, y delinear una perspectiva antiimperialista sobre el mismo. Parte de su razonamiento ya ha sido esbozada. Según Perón, la evolución de la Humanidad obedece a un determinismo histórico, quedando reducido el papel de la voluntad política a la creación de “sistemas periféricos” con los cuales los hombres y los países intentan adaptarse de la manera que creen más beneficiosa a sus intereses, “para poder, como una montura, cabalgar sobre la etapa de la evolución que les toca vivir”. Esa evolución conduce a grados mayores de organización, comenzando por la familia primitiva, y culminando en el universalismo, vale decir, la sociedad mundial. Ya hemos señalado que Perón se diferenciaba profundamente de los nacionalistas chauvinistas. Su nacionalismo era una ideología defensiva frente al dominio imperialista, pero no constituía un fin en sí mismo. La visión de Perón fue siempre más amplia, y abogó por el continentalismo como la obra a realizar en América Latina, superadora de los Estados-Nación. En los últimos años de su vida comenzó a plantear la visión universalista con creciente insistencia, aún cuando sabía muy bien que no era la labor de las generaciones de entonces. “Es preciso trabajar unidos, solidarios y organizados –decía a los Países no alineados– (…) en bien de la Comunidad universal, y tal vez un día podamos designarnos con el honroso título de Ciudadanos del mundo”. 186 JAvIEr A. GArIN Graficaba la evolución histórica y su aceleración por influencia de los nuevos medios tecnológicos de esta manera: “el medievo duró quinientos años y tuvo su carro; el demoliberalismo habría de durar dos siglos y tiene su automóvil; hoy, en la época del jet, la etapa no puede durar más de medio siglo”. Tambien señalaba que el demoliberalismo y el comunismo, ambos perimidos, permitieron el desarrollo de medios técnicos y científicos, en dos siglos, superiores a todos los adelantos de los diez siglos precedentes, de manera tal que “hoy, un hombre que vive allá en las montañas y baja una vez por año está todo el día con el transistor en la oreja, que le está diciendo lo que pasa en el mundo entero”. Así se han borrado las distancias y el mundo se ha vuelto uno. Los problemas ecológicos de que se ocupó Perón mucho antes de la Conferencia de Estocolmo, y luego más intensamente aún, demostraban que el mundo avanzaba hacia problemas que excedían las fronteras. La superindustrialización, la superpoblación, la sobreexplotación de recursos, el despilfarro de las sociedades de consumo, llevarían al mundo a una crisis global que sólo se resolvería globalmente, mediante la acción mancomunada de pueblos y gobiernos. “los problemas que enfrenta el mundo actual –decía– obligan a tomar rápidamente decisiones universalistas (…) El mundo actual, con 3.500 millones de habitantes, tiene la mitad de la población hambrienta. ¿Qué será de este mundo cuando tenga 7.000 u 8.000 millones de habitantes? (…) El mundo ha de ponerse de acuerdo rápidamente para encontrar una solución geopolítica a ese gravísimo problema de la superpoblación y superindustrialización del año 2.000 (…) La otra solución es la supresión biológica, que se puede alcanzar mediante el empleo en masa de la bomba de cien megatones, que será también una solución si la sensatez de los hombres no resuelve el problema por el otro camino. Nosotros pensamos que todos los países del mundo habrán de prepararse para llegar a un acuerdo humanístico”. Perón plantea así la alternativa de hierro del mundo del futuro: o hay una acción mancomunada internacional de carácter humanístico para afrontar con equidad y en paz los problemas del hambre, la superpoblación, el agotamiento de los recursos, etc., o todo se resolverá mediante la guerra y “la bomba de cien megatones”. “Los EL úLTImO PEróN 187 hombres –dice Perón– deberán ponerse de acuerdo en la defensa total de la Tierra y en su utilización como hermanos y no como enemigos unos de otros”. “Las soluciones han sido siempre de dos naturalezas –explica Perón a los obreros en la CGT el 30 de julio de 1973–. Una es la supresión biológica, es decir, matar gente, de lo cual se encargan la guerra, las pestes y el hambre, que es la enfermedad que más mata en la Tierra. La otra solución es el reordenamiento geopolítico, que permite una mayor producción y una mejor distribución de los medios de subsistencia”. El universalismo es, pues, el horizonte inevitable, porque los problemas son universales. la cuestión es de qué manera se arriba a ese universalismo (hoy diríamos “globalización”). Y una vez más Perón revela su carácter visionario: “si eso ha de hacerse, no se hará por sí solo, porque estas cosas solas no se pueden realizar. tendrán que ser realizadas por las grandes fuerzas que orientan y manejan la transformación de la humanidad. En este momento serían: el imperialismo yanqui, o el imperialismo soviético, o el tercer mundo. si esa integración universal la realizara cualquiera de los imperialismos, lo haría en su provecho y no en provecho de los demás. solamente la conformación de un tercer mundo podría ser una garantía para que la humanidad pudiese disfrutar de un mundo mejor en el futuro. Pero para eso, ese tercer mundo tiene que organizarse y fortalecerse.” (Discurso ante la CGT, 1973). En su mensaje a los Países No Alineados, aboga por la creación de un “instrumento regulador mundial que permita a todos los países del mundo colaborar en la producción de los elementos primordiales para el desarrollo y subsistencia de los pueblos”. Y agrega: “Si los diversos continentes no se unen estrechamente, llegará el día en que (…) veremos a los fuertes tomar desconsideradamente aquello que no les pertenece, anexando o eliminando, según su conveniencia, a los países como si fueran juguetes”. Profecía trágicamente cumplida. La organización del Tercer mundo debía ser la forma de impedir que la globalización inevitable se efectuase por cualquiera de los imperialismos en su propio provecho instaurando un mundo dividido en 188 JAvIEr A. GArIN “globalizadores” y “globalizados”. Otra profecía que, lamentablemente, se ha verificado en buena medida, porque el imperialismo yanqui, triunfante tras la Guerra Fría, logró desarticular y neutralizar políticamente el movimiento tercermundista, tal como temía Perón. Sin embargo, dado que los procesos históricos son siempre continuos, las enseñanzas de Perón mantienen su vigencia, en cuanto a que el proceso universalizador, hegemonizado por el imperio, puede sin embargo modificarse por la acción organizada y consciente de los pueblos. Perón advierte otro peligro. la licuación definitiva de los nacionalismos puede arrojar a los pueblos en el desarraigo y la aculturación, sometidos por las hegemonías culturales de los países poderosos. Por tanto, entiende que, aun cuando suene paradójico, el pueblo argentino debe prepararse para el universalismo practicando “un intenso nacionalismo cultural” que reafirme su identidad. En su último discurso ante el Congreso, ese gran viejo incomprendido, al explicar su idea del modelo Argentino, se refiere particularmente a este tema: “se percibe ya con firmeza que la sociedad mundial se orienta hacia un universalismo que, a pocas décadas del presente, nos puede conducir a formas integradas, tanto en el orden económico como político (…) El itinerario es inexorable, y tenemos que prepararnos para recorrerlo. Y, aunque ello parezca contradictorio, tal evento nos exige desarrollar desde ya un profundo nacionalismo cultural como única forma de fortificar el ser nacional, para preservarlo con individualidad propia en las etapas que se avecinan (…) queremos una comunidad que tome lo mejor del mundo del espíritu, del mundo de las ideas y del mundo de los sentidos, y que agregue a todo ello lo que nos es propio, autóctono (…) argentina, como cultura, tiene una sola manera de identificarse: argentina. Y para la fase continentalista en la que vivimos y universalista hacia la cual vamos, abierta nuestra cultura a la comunicación con todas las culturas del mundo, tenemos que recordar siempre que Argentina es el hogar”. 21 PrECursor Y visionario dE la dEFEnsa amBiEntal Hemos visto cómo Perón abordó la cuestión de los recursos naturales desde una perspectiva geopolítica al fundamentar su propuesta de unidad continental. Pero en el transcurso de su exilio europeo, tuvo oportunidad de reflexionar sobre todos los nuevos problemas que se iban planteando en la discusión, entre ellos las flamantes preocupaciones en torno a la destrucción del medio ambiente, la superproducción, la superpoblación, la contaminación, la extinción de especies, la afectación de la naturaleza hasta un punto inédito en la historia humana, que a su juicio ponía en peligro la sobrevivencia misma del hombre como especie. Perón, criado en la Patagonia entre fuertes vientos y fríos pasmosos, amante de la soledad esteparia, de los caballos y de los perros, precursor del andinismo y de los deportes de montaña en el país, portador de sangre indígena, hijo de un matrimonio campesino, unido a la tierra por experiencia personal y por convicción, no era ni podía ser indiferente a esta problemática. se ha instalado una falsa imagen de Perón y del peronismo, que confunde su doctrina económica nacionalista y con fuerte intervención estatal con el desarrollismo de Frondizi y Frigerio y las corrientes desarrollistas en general tan presentes en américa latina desde los años cincuenta. El motivo de esta confusión es el énfasis de Perón en la industrialización del país. Pero la doctrina económica nacionalista y humanista del peronismo nada tenía que ver con el desarrollismo (que no era otra cosa que una teoría destinada a justificar y llevar adelante la inserción de Argentina y Latinoamérica en el capitalismo global bajo la nueva hegemonía norteamericana surgida en la segunda postguerra). Perón pretendía un desarrollo nacional como forma de asegurar la indepen- 190 JAvIEr A. GArIN dencia del país, pero un desarrollo planificado, racional y al servicio del hombre, y no erigido en un fin en sí mismo. La economía sólo era un medio para la felicidad del pueblo, e implicaba la planificación y la administración prudente de los recursos, jamás su sobreexplotación o despilfarro. Al observar la aniquilación del mundo natural en los llamados países del Primer mundo, Perón comprendió que ese no era el camino, y así lo dijo en muchas oportunidades, planteando no imitar el ejemplo de esos malos desarrollos y llamando a no dejarse encandilar por el espejismo de la tecnología. ¡Qué notable diferencia entre Perón y los cultores del neodesarrollismo y extractivismo despiadado, vigente entre los actuales líderes populares, que no vacilan en destruir selvas enteras, arrasar montes, entregar a las multinacionales la explotación descontrolada de las grandes montañas, contaminar ríos, depredar sin miramientos los bienes naturales de América del Sur en pos de réditos puramente coyunturales, haciéndose cómplices de verdaderos ecocidios! Cuando Perón hablaba de estas cuestiones, sus propios seguidores, inficionados de la ideología mercantilista, desarrollista y procapitalista, lo oían meneando la cabeza. “Pensábamos que el viejo deliraba, que estaba gagá, que eso nada tenía que ver con la revolución”, me confesaron varios militantes de la “juventud maravillosa”, quienes hoy, cuarenta años después, no pueden sino admitir que Perón era realmente un adelantado y un estratega. Oigamos a Perón explicando a la militancia su visión sobre el mal llamado “desarrollo” en el Congreso del Partido Justicialista, en el teatro Cervantes, el 18 de agosto de 1973: “hay gente que escucha las palabras y las hace suyas. ¡El “desarrollo”! Yo vengo de un mundo (Europa) que está terriblemente arrepentido del “desarrollo” que han hecho. Y en este momento el mundo superdesarrollado está entrando en una etapa de desesperación, porque ve que su desarrollo tecnológico lo ha llevado a la destrucción de los medios que la naturaleza le ha venido ofreciendo para pervivir. (…) Las sociedades de consumo han llevado a un despilfarro tal los medios económicos de la humanidad que se están quedando sin EL úLTImO PEróN 191 comida y sin materia prima. (…) Una humanidad amenazada por un desastre total, porque a ese desastre no escapará nadie (…) Ese futuro no tendrá ricos (…) En pocos años más, todos los medios de subsistencia y la materia prima serán pocos para mantener a la humanidad. No para enriquecerse ni engrandecerse ficticiamente, sino para comer y vivir con cierto grado de dignidad. Este hecho nos hace pensar en todos esos tontos que hablan del desarrollo tecnológico. ¡vamos! El desarrollo tecnológico puede ser cualquier cosa, menos la imitación de lo que han hecho los otros que ahora están en la encrucijada. De allí debemos aprender para no exponer en el futuro a la comunidad argentina, a corto plazo, a que sufra las mismas consecuencias de ese desastre que se ha producido en otros países de gran desarrollo. no se trata de desarrollarse para ser ricos y poderosos. se trata de mantener una verdadera economía ecológica (…) Y no podemos ser tan torpes nosotros de entusiasmarnos con el brillo de un desarrollo tecnológico que está llevando al mundo a la encrucijada más terrible de todos sus tiempos (…) No todo lo que reluce es oro (…) Nosotros no nos podemos lanzar en estos momentos a un desarrollo desconsiderado e irracional, que sabemos que nos va a traer las mismas secuelas de desgracias (…) No se trata de buscar un desarrollo exagerado de los medios, sino que se trata de buscar un desarrollo prudente y proporcional a nuestras posibilidades y a nuestras necesidades”. Esta preocupación atraía a Perón desde tiempo atrás. Había visto desplegarse el debate en Europa y seguido atentamente las controversias del naciente movimiento ecologista, en particular las conferencias científicas previas a la primera gran Conferencia de naciones unidas sobre el ambiente humano (también conocida como Conferencia de Estocolmo) que se celebró en Suecia entre el 5 y el 16 de junio de 1972 bajo la dirección del primer ministro sueco Olof Palme (escandalosamente asesinado una década más tarde: el imperialismo no perdona) y del austríaco Kurt Waldheim (años después sometido a una campaña internacional de desprestigio por supuestos crímenes de guerra). Hubo varios planteos que impresionaron sobremanera a Perón. Así lo relata en diferentes oportunidades, como en su alocución a los trabajadores en la CGT el 25 de octubre de 1973: “Conversando con hombres que 192 JAvIEr A. GArIN habían asistido a las primeras conferencias ecológicas para la defensa de la Tierra (…) les pregunté qué habían sacado en claro de eso. Y me contestaron una cosa en la que yo vengo pensando hace treinta años: en esas conferencias no se ha hablado de países, sino de la tierra (…) El problema del mundo del futuro no es el problema de los países, es el problema de la Tierra (…) La segunda conclusión que me han dado es simplemente que se dieron cuenta de lo tontos que han sido los hombres, que durante siglos han muerto por millones luchando por defender una frontera que sólo estaba en su imaginación”. Así el líder nacionalista explica su evolución hacia una mirada universal. La clarividencia de Perón en materia ambiental sólo era asumida por contados estadistas, como el ya citado Olof Palme, promotor de la Conferencia de la ONU, o el comunista italiano Enrico Berlinguer, que se hacía eco de estos temas en sus informes al Comité Central del PC italiano. Adviértase que, si bien Perón contaba con información científica actualizada, la misma era aún incipiente; no obstante, muchas de sus predicciones se vieron luego corroboradas en los hechos. El 21 de febrero de 1972, cuatro meses antes de la Conferencia de Estocolmo, Perón da a conocer su célebre “Carta ambiental” o “mensaje solidario a los Pueblos y Gobiernos del mundo”, donde sintetiza magistralmente estas ideas, convirtiéndose en uno de los primeros líderes mundiales en hacer profesión de fe ecológica. Es necesario detenerse en este documento señero. Perón sostiene allí las siguientes tesis y posiciones políticas: 1. El desastre ambiental, que “afecta a toda la humanidad y pone en peligro su misma supervivencia”, supera las divisiones ideológicas y entra en la esfera más amplia “de las relaciones de la humanidad con la naturaleza”. 2. Pueblos y gobiernos deben tomar conciencia “de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobreestimación de la tecnología”, para revertir de inmediato este camino “a través de una acción mancomunada internacional”. EL úLTImO PEróN 193 3. Aunque la concientización se origine en los hombres de ciencia, “sólo puede transformarse en la acción a través de los dirigentes políticos”. 4. “El ser humano ya no puede ser concebido independientemente del medio ambiente que él mismo ha creado”; es ya “una poderosa fuerza biológica” que destruye los recursos y está cambiando las condiciones de vida con tal rapidez que no llega a adaptarse. “su acción va más rápido que su captación de la realidad y el hombre no ha llegado a comprender, entre otras cosas, que los recursos vitales para él y sus descendientes derivan de la naturaleza y no de su poder mental”. Esta es una agudísima e insuperable caracterización de las dificultades para percibir el problema ecológico. 5. saqueo de recursos y civilización del automóvil: Cada progreso trajo sus costos, y así el hombre en un siglo “ha saqueado continentes enteros y le han bastado un par de décadas para convertir ríos y mares en basurales, y el aire de las grandes ciudades en un gas tóxico y espeso”. Ha erigido para su comodidad “una civilización del automóvil” asentada en multitud de problemas de circulación, urbanización, seguridad, contaminación y sedentarismo; 6. despilfarro masivo: “las mal llamadas sociedades de Consumo, son, en realidad sistemas sociales de despilfarro masivo, basados en el gasto, porque el gasto produce lucro”. Se despilfarra produciendo bienes innecesarios o superfluos y reduciendo deliberadamente la vida útil de los productos porque “la renovación produce utilidades”; gastando millones en “cambiar el aspecto de los artículos” pero no para reemplazar componentes dañinos a la salud; sacrificando esta última a la satisfacción de la “vanidad humana”. 7. Expoliación de recursos de los países pobres y exceso malsano de consumo en los ricos: “los sistemas sociales de despilfarro de los países tecnológicamente más avanzados funcionan mediante el consumo de ingentes recursos naturales aportados 194 JAvIEr A. GArIN 8. 9. 10. 11. 12. por el Tercer mundo”, creando así un doble problema: hambre, analfabetismo y miseria en los países de baja tecnología y “exceso de consumo” de las clases acomodadas de los países ricos, quienes, no obstante, “tampoco están racionalmente alimentados ni gozan de una auténtica cultura o de una vida espiritual o físicamente sana”, asediados por la ansiedad, el tedio y los vicios de un “ocio mal empleado”. desigualdades abismales: Los más sorprendentes despliegues tecnológicos en los países avanzados conviven con el hambre que en los países pobres devora 55 millones de vidas cada 20 meses, creando una separación tal que la humanidad “parece que estuviera constituida por más de una especie”. Espejismo de la tecnología: “El ser humano, cegado por el espejismo de la tecnología, ha olvidado las verdades que están en la base de su existencia”. Obtiene logros tecnológicos pero mata el aire que respira, el agua que bebe, la tierra de la que come, el clima en que vive, y hasta el mar que puede ser su última base de sustentación, devastado mediante la pesca excesiva, el arrojo de desperdicios y los derrames de petróleo y otros contaminantes. Otros problemas no menos graves que repasa Perón son “la creciente toxicidad del aire de las grandes ciudades”; el “despilfarro de agua dulce”; la desertificación; los ríos “han pasado a ser desagües cloacales más que fuentes de agua potable o vías de comunicación”; la erosión de los suelos y el reemplazo con productos químicos del ciclo biológico del suelo; Frente a los problemas acuciantes del hambre se alza “una tan desenfrenada como irracional carrera armamentista que le cuesta a la humanidad 200.000 millones de dólares anuales” (a valores de esa época). A ello se suma “el crecimiento explosivo de la humanidad”, que duplicó su número en el último siglo de modo que, “de seguir por este camino, en el año 2.500 cada ser humano dispondrá de solo un metro cuadrado sobre el planeta”. En apenas EL úLTImO PEróN 13. 14. 15. 16. 195 veinte años, “más de la mitad de la humanidad vivirá en ciudades”. “mantener el actual ritmo de crecimiento de la población humana es tan suicida como mantener el despilfarro de los recursos naturales en los centros altamente industrializados donde rige la economía del mercado, o aquellos países que han copiado sus modelos de desarrollo. Lo que no debe aceptarse es que la política demográfica esté basada en la acción de píldoras que ponen en peligro la salud de quienes la toman o de sus descendientes”. Estos problemas “provienen tanto de la codicia y la imprevisión humana, como de las características de algunos sistemas sociales, del abuso de la tecnología, del desconocimiento de las relaciones biológicas y de la progresión natural del crecimiento de la población humana. Esta heterogeneidad de causas debe dar lugar a una heterogeneidad de respuestas (…) a la irracionalidad del suicidio colectivo debemos responder con la racionalidad del deseo de supervivencia”. Es necesaria y urgente: “una revolución mental” en los hombres (sobre todo en los países superdesarrollados); “una modificación de las estructuras sociales y productivas” y “una convivencia biológica dentro de la humanidad y entre la humanidad y el resto de la naturaleza”. Esa “revolución mental” implica comprender: que “el hombre no puede reemplazar a la naturaleza” y que esta debe ser restaurada en todo lo posible; que “la tecnología es un arma de doble filo”; que “el llamado progreso debe tener un límite” incluso renunciando a comodidades de la civilización; que los recursos naturales son limitados y deben ser utilizados racionalmente; que se debe priorizar la distribución de alimentos, educación, salud pública y sano esparcimiento por sobre “los bienes y servicios superfluos”; Cada nación tiene derecho al uso soberano de sus recursos naturales y la obligación de cuidarlos y utilizarlos racionalmente. Tambien es necesaria y urgente “la modificación de las estructuras sociales y productivas”. El lucro y el despilfarro “no pueden 196 JAvIEr A. GArIN 17. 18. 19. 20. seguir siendo el motor básico de sociedad alguna”. la justicia social debe ser la base de todo sistema para asegurar que se priorice la producción y distribución justa de bienes necesarios y no superfluos. Se requieren “nuevos modelos de producción, consumo, organización y desarrollo tecnológico” que prioricen “las necesidades esenciales del ser humano”, racionando los recursos naturales y disminuyendo la contaminación; “necesitamos un hombre mentalmente nuevo en un mundo físicamente nuevo” para que tenga lugar “el pleno desarrollo de la personalidad humana”. “Las ciudades cárceles” deben transformarse en “ciudades jardines”; El crecimiento de la población debe ser planificado según la realidad de cada país (Argentina, por ejemplo, es un país despoblado), a través de métodos que no perjudiquen la salud; La lucha contra la contaminación y el despilfarro debe hacerse “a nivel municipal, nacional e internacional”, y ser agenda permanente entre los Estados y en las Naciones Unidas “con carácter de primera prioridad”. “no es un problema más de la humanidad; es El problema”. Y está ligado indisolublemente con la justicia social, la soberanía política y la independencia económica del Tercer mundo, y la distensión y la cooperación internacional. Para el Tercer mundo propone: a) cuidar los recursos naturales “con uñas y dientes” de “la voracidad de los monopolios internacionales que los buscan para alimentar un tipo absurdo de industrialización y desarrollo en los centros de alta tecnología donde rige la economía de mercado”; b) no aferrarse “a métodos de desarrollo, preconizados por esos mismos monopolios, que significan la negación de un uso racional de aquellos recursos”. c) propender a las integraciones regionales y a la acción solidaria en defensa de sus intereses; d) Encarar “el problema básico de la mayor parte de los países del Tercer mundo”: la ausencia de una auténtica justicia social y de participación popular en los gobiernos. EL úLTImO PEróN 197 21. Sintetiza Perón su convocatoria a una acción internacional solidaria afirmando: “La Humanidad debe ponerse en pie de guerra en defensa de sí misma”. Este documento notable anticipa muchas de las ideas, propuestas y preocupaciones del ambientalismo mundial, y parece haber servido de inspiración a la recordada intervención de Fidel Castro en la Cumbre de la Tierra de 1992, cuando dijo: “Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre. (…) Las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente. Ellas nacieron de las antiguas metrópolis coloniales y de políticas imperiales que, a su vez, engendraron el atraso y la pobreza que hoy azotan a la inmensa mayoría de la humanidad. (…) No es posible culpar de esto a los países del Tercer mundo, colonias ayer, naciones explotadas y saqueadas hoy (…) Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías (…) menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. No más transferencias al Tercer mundo de estilos de vida y hábitos de consumo que arruinan el medio ambiente. Hágase más racional la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. (…) Desaparezca el hambre y no el hombre”. Al leer aquellos párrafos cargados de agudas ideas y anticipaciones, pensando en la época en que fueron escritos, no es posible no deplorar el retroceso ideológico que en la materia sufrió nuestro continente, pues nada se encuentra más alejado de las actuales preocupaciones de los gobiernos populares de América Latina –a despecho de sus discursos de izquierda– que la protección y resguardo ambiental. se adoptó, precisamente, como paradigmas, esos falsos modelos de desarrollo contra los que alertaba Perón, al punto que la idea de progreso, para muchos dirigentes que se pretenden populares, es hacer de todo el continente una miami. La dilapidación de recursos en aras de réditos cortoplacistas, la “sociedad del despilfarro”, el extractivismo, se han impuesto hasta en los gobiernos más avanzados de la región. américa latina, en razón de su postergación histórica, había mantenido 198 JAvIEr A. GArIN relativamente incólumes sus bienes naturales; pero bastaron unos pocos años de florecimiento económico para que la depredación y la falta de racionalidad y de planificación los pusieran en peligro. El autor de estas páginas ha presenciado el mismo fenómeno en todo el continente, a despecho de las ideologías avanzadas que declaman algunos oficialismos. En Brasil, responsable del arrasamiento de la Amazonia, el partido de Lula ha olvidado a su antiguo héroe Chico mendes, asesinado por oponerse a las topadoras. En Bolivia, Estado indígena que se vanagloria de rescatar las tradiciones conservacionistas de los pueblos originarios, el vicepresidente Alvaro García Linera ha sido el abanderado del neodesarrollismo y el impulsor de iniciativas tales como la carretera del Tipnis, que amenazó directamente una de las selvas más preciosas y biodiversas de ese país. La explotación por grandes multinacionales mineras de megaminas a cielo abierto altamente contaminantes en Chile, Argentina, Perú y Ecuador ha seguido la misma lógica, con el agravante, en algunos casos, de haber habilitado prácticas depredatorias con muy escaso beneficio fiscal y social comparativo. Y si aparecen cuestionables los gobiernos más progresistas, ni qué hablar de los abiertamente reaccionarios y colonizados. Perón era un adelantado, tanto que hasta hoy no se ha comprendido su mensaje por los políticos del continente. ojalá se comprenda, antes de que el arrasamiento de los bienes naturales latinoamericanos sea irreversible… Perón volvió una y otra vez sobre las cuestiones ambientales, en forma didáctica, en sus discursos e intervenciones públicas, en la campaña electoral, en la CGT (30 de julio de 1973), ante el Partido Justicialista (18 de agosto de 1973), en reportajes (entrevista con directores de diarios alemanes del 6 de noviembre de 1973), en su mensaje a la Iv Conferencia de Países No Alineados (7 de septiembre de 1973), en su mensaje ante la Asamblea Legislativa (1 de mayo de 1974), en los borradores de su “modelo Argentino”, etc. A veces apelaba a invocaciones a la sabiduría ancestral. Así, en su mensaje a los Países No Alineados, en Argel, expresa: “Convoco a todos los pueblos y gobiernos del mundo (…) con toda la fuerza telúrica que nuestros orígenes comunes han depositado en nuestra sangre indígena. Y tomado del sagrado Corán, leemos que dijo el sabio profeta: haz por este mundo como si EL úLTImO PEróN 199 debieras vivir siempre, y por el otro, como si debieras morir mañana”. Concluyendo: “el hombre es hermano del hombre, quiera o no quiera.” Y en un discurso a las Entidades Empresarias en el Teatro Cervantes del 8 de abril de 1974, señala: “Confiamos que nuestro desarrollo tecnológico sea lo suficientemente prudente como para no ensayar los mismos males cuyas consecuencias estamos viendo sufrir en los países superdesarrollados (…) Es preciso, señores, que nuestras comunidades se persuadan de la necesidad de acceder a una cultura histórica suficiente que nos permita tener una visión cósmica de la vida, sin la cual el futuro no se podrá vivir”. sabiduría ancestral, fuerza telúrica, influencia indígena, visión cósmica de la vida, son conceptos que hoy resultan familiares a todo el que se asoma al ecologismo, pero entonces eran absolutamente desusados y novedosos. Imaginemos solamente a aquellos empresarios desarrollistas reunidos en la asamblea de entidades empresarias, oyendo un llamamiento a tener una “visión cósmica de la vida”, cuando en lo único que estaban acostumbrados a pensar era en términos de lucro, desarrollo y costo-beneficio… No era, pues, para Perón, una preocupación pasajera. Y por supuesto, no podía estar ausente de su gobierno. Electo Presidente, no esperó mucho tiempo para poner manos a la obra. Por decreto 90/73 del 25 de octubre de 1973, con la firma de Perón y de Gelbard, se crea la Secretaría de recursos Naturales y Ambiente Humano de la Argentina, primera oficina ambiental de toda latinoamérica. Perón designa a su frente a una mujer, la Licenciada Yolanda Ortíz: tucumana, doctora en Ciencias Químicas pero con inclinaciones sociales, formada en la democracia cristiana, quien había sido testigo en París, como becaria de la Sorbona, del mayo Francés, aprendiendo a vincular las cuestiones ambientales a “la democracia, a la libertad, a una actitud contestataria al modelo de desarrollo”. Tenía asimismo experiencia en control de la contaminación aérea y del ambiente laboral en las industrias. Era la única mujer del Gabinete y estaba bajo directa dependencia del ministro de Economía, porque Perón entendía que todas las cuestiones económicas y productivas debían ser analizadas bajo una óptica ambiental. “Cuando conocí a Perón se me hizo un nudo en la garganta” –relatará años después, agregando que propuso al Presidente–: “voy a tratar de 200 JAvIEr A. GArIN prevenir para que no tengamos que salir a apagar incendios”. A lo cual Perón respondió: “Usted habla mi mismo lenguaje, nos vamos a entender muy bien”. Yolanda Ortíz refirió que en aquellos tiempos estaba en auge el conservacionismo, la salvación de las especies en extinción y los paisajes, pero no había unidad en la defensa. “Nosotros empezamos a trabajar en lo interdisciplinario teniendo en cuenta el paisaje urbano pero también pensando qué mutaciones sufriría el campo, la migración de las poblaciones a las grandes ciudades. Creamos el Consejo Federal del medio Ambiente (COFEmA), órgano donde participaban todas las provincias, y pensábamos diseñar desde allí la política nacional”. Una de las mayores dificultades con que se tropezó la nueva funcionaria fueron los prejuicios economicistas: los mismos contra los que alertaba Perón en sus discursos ecológicos: “La economía no estaba acostumbrada a subordinarse ni atender las cuestiones del entorno; además la crisis ambiental pone de manifiesto el fracaso de un modelo que, entonces, los economistas no estaban dispuestos a revisar”, relatará décadas después… ¡Y aún hoy se sigue con los mismos prejuicios y necedades en los gobiernos neodesarrollistas! Entre sus primeras medidas, la flamante Secretaria celebró convenios con el ministerio de Educación. Asimismo decidió “poner el ojo en las industrias instaladas en torno a focos de contaminación y se había dispuesto que, para habilitar nuevas, éstas deberían asumir un compromiso ambiental consistente en declarar qué manejo harían de sus desechos. Planteábamos –cuenta Yolanda Ortiz– que no era posible que las empresas no considerasen el ambiente: si se llevaban las ganancias, no podían dejar arruinado el ambiente de donde sacaban las materias primas. Eso hacía que Economía dijera que nosotros frenábamos el desarrollo”. Todo terminó con la muerte de Perón. López rega pretendió entonces que la nueva Secretaría quedara bajo la órbita del ministerio de Bienestar Social que él manejaba, a lo cual se negó rotundamente Ortíz, provocando su apartamiento del cargo. EL úLTImO PEróN 201 “Perón no fue comprendido –afirmó en un reportaje Yolanda Ortíz–. no lo entendieron los políticos ni la sociedad. En esa época todas las energías estaban puestas en una lucha contra el modelo, pero del otro lado no había propuestas alternativas. En medio de disputas intestinas hablar de la ecología era algo que no podían comprender ni los políticos más lúcidos, por lo tanto ni en su propio partido Perón encontró el eco que esperaba”. He aquí una vez más la tragedia de un gigante rodeado de enanos que se disputan espacios de poder a tiros, bombas y secuestros, con salvajismo fracticida; que se prueban las ropas de conductor para usarlas después de su funeral; y que son incapaces de comprender el generoso legado de ideas preñadas de futuro que Perón intentaba dejarles… 22 dos CErEBros GEoPolítiCos: PErón vs. KissinGEr Si hemos de buscar un cerebro a la altura de Perón, es inútil rastrearlo entre la masa de sus seguidores y en el país. Tendremos que dirigir la mirada a Cuba, donde aparece la inteligencia enciclopédica y panorámica de Fidel Castro, o hacia Estados Unidos, donde las fuerzas imperialistas cuentan con un estratega igualmente brillante, aunque nefasto: Henry Kissinger. A lo largo de este libro hemos ido señalando, ocasionalmente, ciertas coincidencias geopolíticas en las visiones de Perón y Castro. Ahora nos resulta curioso observar y comparar las miradas enfrentadas de Perón y Kissinger. Unos breves ejemplos nos permitirán confirmar que Perón había acertado al establecer las líneas directrices de su acción política. Que Perón visualizó correctamente la importancia del rol del Tercer mundo como resguardo frente al imperialismo, lo demuestra con meridiana claridad la posición de Kissinger frente a este planteo. En febrero de 1974, en la primera sesión plena de la Conferencia de Tlateloico, propone a América Latina, según “La Opinión”: “que se aparte del tercer mundo y una su destino al de Washington. Washington trata de forjar una comunidad universal. Esa comunidad universal debería tener a la comunidad del hemisferio occidental como uno de sus firmes apoyos”. A cambio de este alineamiento, formula todo tipo de promesas, tales como solucionar diferendos, prevenir futuros conflictos, no intervenir en los asuntos internos de los otros países, terminar con el proteccionismo norteamericano, continuar con la ayuda al desarrollo, establecer un sistema de consulta permanente, coordinar en temas de inversiones extranjeras, transferencias de tecnologías y energía, etc. “En síntesis –explica “La 204 JAvIEr A. GArIN Opinión” –: lo que Kissinger ofrece es una vía programática para eliminar los conflictos entre su país y América Latina a cambio de un alineamiento regional orientado por Washington y separado de las luchas del Tercer mundo por su liberación”. vale decir, tal como sostenía Perón: el “divide y reinarás”. Esta propuesta de Washington aparece a escasos cinco meses de que la CIA intervenga activamente en el derrocamiento de Allende en Chile, lo que torna inocultable su cinismo. Kissinger percibe tan claramente como Perón que la globalización puede hacerse de dos maneras, negociada con el Tercer mundo en tanto fuerza unida, o impuesta por cualquiera de los dos imperialismos en su propio provecho. De allí que, al hablar en la reunión del Tlateoloico, proponga a Latinoamérica afrontar la globalización de “un mundo cada vez más interdependiente” al amparo del alineamiento con Estados Unidos. “Proponemos una comunidad universal”, dice, y quiere significar: “globalizaremos el mundo bajo nuestro dominio”. La preocupación de Perón por el crecimiento demográfico y la insuficiencia de los recursos es compartida por Kissinger desde la óptica de los intereses imperialistas. Las soluciones, obviamente, son contrapuestas. mientras Perón, como hemos visto, propone un acuerdo humanístico para un esfuerzo mancomunado internacional basado en la cooperación, asegurando la equidad distributiva, la justicia y la paz, de manera de garantizar el control demográfico por medios que respeten la salud y la dignidad de la persona humana, el uso racional de los recursos y la unidad de los débiles para impedir su saqueo por las potencias, para Kissinger, en cambio, la cuestión demográfica se soluciona eliminando a los pobres, y la insuficiencia de los recursos, asegurando a Estados Unidos el acceso a los mismos en condiciones de estabilidad y seguridad para sus intereses. Poco antes de la renuncia de Nixon, la Secretaría de Estado comandada por Henry Kissinger entregó a la Casa Blanca el National Security Study memo 200: análisis de la situación demográfica mundial y soluciones para la estabilidad de los intereses de Estados Unidos relacionados con los recursos naturales necesarios para las industrias norteamericanas. Allí Kissinger analiza la evolución demográfica, comprobando que desde la Segunda Guerra, “la población mundial creció EL úLTImO PEróN 205 cuantitativamente y cualitativamente como en ninguna época previa”; “el efecto será la duplicación de la población mundial entre los próximos 35 a 100 años”. “Las consecuencias políticas de los factores más comunes en los Países menos Desarrollados (LDCs– Lesser Developed Countries) –crecimiento rápido, migración interna, altos porcentajes de población joven, bajo desarrollo en los estándares de vida, concentración urbana, y presión de migración de países extranjeros–, están dañando la estabilidad interna y las relaciones internacionales de países en donde los intereses de Estados Unidos están más avanzados, creando esto problemas políticos e inclusive de seguridad nacional para los Estados unidos.” Por ello, “la despoblación debería ser la más alta prioridad en la política de EE.UU. hacía el Tercer mundo”; se trataría de un “asunto trascendental para la seguridad nacional de este país”, ya que la economía de los países industrializados “requerirá grandes y crecientes cantidades de minerales del exterior, especialmente de los países menos desarrollados”, ya que “los Estados unidos, con el 6% de la población mundial, consume al menos un tercio de los recursos mundiales.” Los Estados Unidos se ha convertido cada vez más dependiente de la importación de minerales provenientes de países en vías desarrollo, y esta tendencia se profundizará. La ubicación de las reservas exploradas de minerales de mayor grado (de pureza) favorece la dependencia de todas las regiones industrializadas de la importación de países menos desarrollados. El verdadero problema del abastecimiento de minerales, no yace en una base física sino en modos de acceso en lo político-económico”. Ello torna prioritario reducir al mínimo la presión demográfica, que no es el único factor desestabilizante, pero es uno de los más importantes. Señala que la preeminencia de la población joven en países pobres y/o sobrepoblados podría generar “movimientos separatistas y acciones revolucionarias”, concluyendo que “si de estas condiciones resultan las expropiaciones de intereses extranjeros, desde un punto de vista económico, no está dentro de ningún tipo de interés para los países inversores (…) En las relaciones internacionales, los factores componentes de la población son cruciales y, a menudo, determinante de conflictos violentos en las regiones en vías de desarrollo”. Además, el secretario de Estado, señalaba que había que tomar precauciones 206 JAvIEr A. GArIN políticas y diplomáticas para evitar las apariencias de un accionar coercitivo, porque “hay allí también un peligro de que algunos líderes de los PmDs (Países menos Desarrollados) vean las presiones de los países desarrollados como una forma de imperialismo racial o económico”. La solución propuesta por Kissinger era un extenso control demográfico, para lo cual preconizaba todo tipo de campañas que iban desde el aborto, la vasectomía, la esterilización, la planificación familiar, las campañas propagandísticas, etc., que debían ser implementadas por los países pobres. Estados Unidos las impulsaría de manera indirecta procurando no aparecer como imposiciones imperialistas, sino como preocupación humanitaria, a través de agencias públicas y privadas, condicionando el envío de ayuda y créditos a los países pobres a la adopción del control de la natalidad, etc. “Es vital que el esfuerzo en desarrollar y fortalecer un compromiso mayor por parte de los líderes de los PmDs no sean percibidos por ellos como políticas de un país industrializado para mantenerlos subsumidos o para que los recursos sean usados por los ‘países ricos’. El desarrollo de tal percepción puede generar una reacción fuertemente adversa para la estabilidad de la población. Para “minimizar los cargos de motivaciones imperialistas”, debe repetir constantemente que dichas inversiones son para “el desarrollo social y económico fundamental de los países pobres”. Así es cómo planifican los “versos” que luego nos transmiten… Tal política aún sigue siendo aplicada por la “ayuda” internacional de Estados Unidos articulada por el Banco mundial y otras instituciones públicas y privadas. Se implementó en muchos países del Tercer mundo, con gran éxito para los intereses norteamericanos, siendo destacable en Latinoamérica el caso de méjico y Perú. En este último país, bajo el gobierno de Fujimori, se practicaron esterilizaciones masivas, compulsivas y mediante engaños a vastas comunidades indígenas y campesinas, constituyendo un verdadero genocidio. El documento fue desclasificado el 7 de julio de 1989, nueve años más tarde de su apertura prevista. Y pese al cambio de administraciones, las estrategias se mantuvieron: el imperialismo es “una política de Estado”. La apertura económica impuesta con el Consenso de Washington profundizaría la expansión del capital estadounidense sobre los recur- EL úLTImO PEróN 207 sos naturales de América Latina, tal como Perón había temido cuando anticipaba al general Prats que “los morgan, rockefeller y Dupont” desencadenarían bien pronto “una vasta ofensiva en América Latina”. mientras Perón confrontaba estratégicamente contra estas concepciones del Imperio, la “juventud maravillosa” y la “burocracia sindical” invertían sus mejores esfuerzos en quemar unidades básicas y abrir fuego sobre compañeros. Eso sí: Perón era un viejo y no servía, los que servían eran Firmenich o Lorenzo miguel… 23 El tEstamEnto Durante dieciocho años, más de la mitad de los argentinos clamaron por el regreso de Perón. Cuando al fin volvió, lo votó el 62 por ciento del electorado. Del 25 de mayo de 1973 al 1 de julio de 1974, ese hombre octogenario, entre infartos y disgustos, entre tomas de regimientos y atentados, hizo su “último servicio a la Patria”. Llevó adelante una política de unidad nacional que en pocos meses fue capaz de detener la inflación, reducir el desempleo a su mínima expresión, elevar el salario real, aumentar la participación de los trabajadores en el PBI en más de diez puntos porcentuales, consensuar una Ley de Contratos de Trabajo de las más protectoras del mundo, colmar las aulas universitarias de nuevos estudiantes, reactivar el mercado interno, fomentar la producción industrial, nacionalizar la banca y el comercio exterior agropecuario, poner reglas a los capitales foráneos, lanzar la construcción de grandes represas hidroeléctricas, poner en marcha el suministro eléctrico por energía nuclear, trazar un Plan para el autoabastecimiento energético, incorporar a Argentina al movimiento de Países No Alineados, hacer escuchar una voz independiente en la ONU y la OEA, estar a punto de recuperar pacíficamente malvinas, romper el bloqueo a Cuba, resolver conflictos limítrofes de vieja data, vender productos a China, la Unión Soviética y los países socialistas, expulsar las misiones militares extranjeras, unificar a todos los partidos democráticos en un proyecto común, relanzar el proceso de unidad continental… Pero la violencia guerrillera antiperonista y las irresponsables luchas de sus propios partidarios lo asediaron amargando sus últimos días. No contentos con ello, llevaron la provocación al extremo de matar a rucci, a quien apreciaba “como un hijo”. Después de la Plaza del 1 de mayo, ensombrecida por los insultos y el desafío estéril de esa juventud impaciente, “sólo quería morir”, al 210 JAvIEr A. GArIN decir de un testigo calificado. ¡Tanto soñar con la vuelta, tanto pedir por ella millones de argentinos, y ahora, que al fin estaba en la Patria, lo acosaban con disputas, obstruían y empañaban su legado! Poco después comprobó que algunos empresarios y sindicalistas, oblicuamente, estaban intentando hacer caer el Pacto Social y voltear a su ministro de Economía, que era casi como voltearlo a él… ¿Qué pasaría después de su muerte? ¿Alguien habría comprendido su mensaje? En medio de aquellos trajinados días, el Presidente reflexionaba y escribía. Hacía su aporte para un “modelo argentino”. Estaba convencido de que el país necesitaba precisar sus aspiraciones, sus objetivos, sus consensos. “La carencia de un modelo de referencia ha causado, en nuestro país, graves efectos sociales, económicos y, particularmente, políticos”, pensaba. “o profundizamos las coincidencias para emprender la formidable empresa de clarificar y edificar una gran nación, o continuamos paralizados en una absurda intolerancia que nos conducirá a una definitiva frustración”. Ese modelo había de ser debatido con la participación de todos los sectores, de todos los ciudadanos, libremente y sin violencia: “el único camino para la construcción fértil es partir de ideas, valores y principios, cuya práctica concreta no cercene el cauce de la paz”. No podía ser un modelo sectario, pues “los sectarismos no nos conducirán jamás a la liberación”. “Encerrarnos en nuestras ideas y procurar imponerlas por el peso de una fuerza circunstancial, significaría caer en el mismo error por el que han transitado aquéllos a quienes hoy enfrentamos”, advertía. Ese modelo debía ser genuinamente “nacional”, brotado del seno mismo del pueblo, no de ideologías importadas, ni de la servil imitación o aceptación de modelos foráneos. “Si una ideología no resulta naturalmente del proceso histórico de un Pueblo, mal se puede pretender que ese Pueblo la admita como representativa de su destino”, anotaba. Ese modelo debía plasmarse finalmente en una nueva Constitución que estableciera una “democracia social”, cuya forma de gobierno fuese “representativa, republicana, Federal y Social”, dando preeminencia a la comunidad sin desconocer la dignidad del individuo, impulsando la mejora en las condiciones materiales sin olvidar el cultivo de los valores morales y espirituales del hombre. “Por más coherencia que exhiba un EL úLTImO PEróN 211 modelo –meditaba–, no será argentino si no se inserta en el camino de la liberación”. Y por más nacional que fuera, no sería útil si no preparaba al país para los dos procesos que se perfilaban: “la integración continental y la integración universalista”. A lo largo de un centenar de páginas, Perón iba volcando las ideas maduradas en más de tres décadas de reflexionar y accionar en la política del país. Todos los temas fueron desplegados con paciencia: la inspiración moral, la organización política, las razones de la dependencia colonial y los medios de sobreponerse a la misma, las políticas económicas, la forma de mantener y aumentar la Justicia Social, el desenvolvimiento de una Cultura Nacional al servicio de la Liberación y también como señal identitaria frente a los procesos que se avecinaban, el cuidado de los recursos naturales, la organización institucional… Una síntesis, en fin, de todo lo aprendido, de todo lo pensado, del mensaje que deseaba dejar a las generaciones futuras… mientras escribía, desfilaban las imágenes de esa Patria a la que había venido a brindar su “último servicio”. Después de tantos años de exilio, sentía la necesidad de formular una advertencia a sus conciudadanos, para que nunca, obnubilados por los “espejitos de colores” del extranjero, olvidasen valorar el suelo que pisaban: “El hombre es el único ser de la Creación que necesita “habitar” para realizar acabadamente su esencia –escribía–. El animal construye una guarida transitoria, pero aquél instaura una morada en la tierra: eso es la Patria. “Es mi deseo que nadie bastardee la palabra “Patria”, convirtiéndola en un rótulo vacío. Nuestros heroicos próceres no necesitaron desgastarla para comprender que alude a esa profunda mística que, recíprocamente, habita en el corazón de cada uno de los hombres. “El universalismo constituye un horizonte que ya se vislumbra, y no hay contradicción alguna en afirmar que la posibilidad de sumarnos a esta etapa naciente, descansa en la exigencia de ser más argentinos que nunca. El desarraigo anula al hombre y lo convierte en indefinido habitante de un universo ajeno. 212 JAvIEr A. GArIN “En esta etapa de mi vida, quiero como nunca para mis conciudadanos justicia y paz; convoco con emoción a todos los argentinos a hundir hondas raíces en su tierra grande y generosa, como único camino esencial para florecer en el mundo”. Al concluir el borrador, esperaba ponerlo a discusión con su pueblo. Como Presidente, crearía el Consejo para el Proyecto nacional, “a fin de que la participación del ciudadano, de los grupos sociales y partidos políticos, tenga un cauce institucionalizado”. Había que elaborar líneas directrices de acción para el futuro, planificar colectiva y conscientemente el país: “no podemos detenernos en discutir si es más aconsejable la programación que el desarrollo espontáneo, porque la segunda alternativa implica dejar a la sociedad librada a sus propias fuerzas y es, por ello, terreno fértil para distorsiones neocolonialistas”. Sólo con una planificación inteligente y una acción consecuente sería posible labrar la grandeza de la Patria y la felicidad del pueblo… Pero, sin saber cómo, el hombre pragmático se había convertido en un soñador de futuros remotos, inalcanzables. Porque imaginar que, en medio de las profundas divisiones que desgarraban por esos días a la sociedad argentina, pudiera consensuarse un modelo patrio, una “comunidad organizada”, resultaba ya casi tan utópico como la pretensión juvenil de instaurar el socialismo… ¡Tenía tanto para decir! Pero ya no había tiempo. Ya le faltaba otra vez el aire. Oía los pasos de su amigo el doctor Taiana subiendo por la escalera. ¿Cómo explicarles a esos millones de rostros anónimos el destino que avizoraba, con sus promesas y sus peligros? “me siento reconfortado y agradecido de haber nacido en esta tierra argentina”, dejaba escrito. Había regresado a morir en ella, y ahora sólo podía dedicar a esos millones de rostros anónimos su último pensamiento, mezcla de esperanza y de ansiedad ante un futuro que no vería: “mi pueblo… mi pueblo…” índiCE 1. Frente a la moda de denigrar al último Perón ...................................9 2. Criticar a la izquierda setentista no es justificar la represión ilegal ni validar la teoría de los dos demonios ................ 15 3. No regalar Perón a la derecha. El mito del viejo facho ................... 19 4. La supuesta decadencia mental ....................................................... 31 5. Contraposiciones denigratorias con el Perón del 45, con Evita y con Cámpora ............................................................... 35 6. El mito de los servicios revolucionarios excluyentes ...................... 39 7. El contexto ....................................................................................... 43 8. El general en su telaraña ................................................................. 51 9. Breve cronología del último gobierno de Perón: la primera campaña electoral ............................................................. 61 10. Breve cronología del último gobierno de Perón: el período camporista ......................................................................... 67 11. Breve cronología del último gobierno de Perón: la segunda campaña electoral ............................................................. 79 12. Breve cronología del último gobierno de Perón: la tercera presidencia .......................................................................... 87 13. resonancias míticas de la lucha interna en el inconsciente colectivo ...................................................................... 109 14. ¿Perón es el culpable del desencuentro con el sector combativo de su movimiento? ...................................................... 113 15. La vuelta de los enanos y la debilidad del gigante ...................... 125 16. ¿Perón fue responsable de la violencia política?.......................... 133 17. El pensamiento geopolítico de Perón ........................................... 157 18. Prócer de la unidad latinoamericana ........................................... 161 19. Precursor y sostenedor del tercermundismo................................ 181 20. Universalismo de los pueblos contra universalismo de los imperios ............................................................................. 185 21. Precursor y visionario de la defensa ambiental ........................... 189 22. Dos cerebros geopolíticos: Perón vs. Kissinger .......................... 203 23. El testamento ............................................................................... 209 Se terminó de imprimir en Impresiones Dunken Ayacucho 357 (C1025AAG) Buenos Aires Telefax: 4954-7700 / 4954-7300 E-mail: info@dunken.com.ar www.dunken.com.ar Junio de 2014