1. INTRODUCCION:
En este trabajo se intentará analizar el significado connotado de dos cuentos de Gabriel García Márquez: Nabo, El Negro que Hizo Esperar a los Ángeles, este relato que pertenece al libro “Ojos De Perro Azul” (1974) y “Un Señor Muy Viejo con las Alas Muy Enormes” (1968) partiendo de las perspectivas Roland Barthés, Roman Jakobson, Gerard Genette y Mijaíl Bajtín.
Según Jean Cohen: Un mensaje no puede ser a la vez denotativo y connotativo. <<Connotación y Denotación son antagónicas. La respuesta emocional y la respuesta intelectual no pueden producirse al mismo tiempo, son antitéticas, y para que surja la primera debe desaparecer la segunda>>
Sin embargo, la denotación y la connotación para Gerard Genette, están lejos de ser tan antagónicas como dice Cohen, es su doble presencia simultánea la que mantiene la ambigüedad, tanto en la imagen moderna como en la figura clásica. Por ejemplo, hay una función de la figura que no ha sido puesta de relieve hasta ahora, que concierne en forma directa a nuestra idea: contrariamente al término figurado es motivado en dos sentidos: 1) Tropos 2) Figuras
Tropos y Figuras será tratado en el punto 2. 3.
Todo lo que se lee en las novelas de García Márquez se toman como hechos fantásticos, pero la recepción quizás sea ligeramente distinta en el sentido de que sí existe una tradición oral, como afirma el propio Márquez que toma como verdaderos los acontecimientos mágicos y que está muy cercano al lector contemporáneo.
<< ¿En qué persona debe hacerse la narración? ¿Debe ser él mismo, el autor, el que narre, o uno de los personajes del relato? Y si el narrador es uno de los personajes de la novela, ¿Cuál debe ser el lenguaje?
¿Qué es el Lenguaje? De Voloshínov/ M. Bajtín >>
Es decir, que es importante delimitar la voz del narrador, quién es el que cuenta la historia y qué quiere decir y a quién se dirige.
1. 1. Sobre el Autor y Su Contexto Social: De Aracataca al Mundo
Para entender ciertas cuestiones es importante saber qué contexto social rodea al escritor. Gabriel García Márquez nació el 6 de marzo de 1928 en Aracataca (departamento de Magdalena) Colombia. Allí convivió con sus abuelos hasta los ocho años de edad. Esta etapa fue determinante para sus obras, ya que de ella abstraería lo esencial de su universo narrativo y mítico. Así lo confirmó el mismo García Márquez en un reportaje realizado para la televisión, además, de la imbricación y paralelismo entre su vida y sus obras:
“Es difícil que haya una línea en algunos de mis libros que no tenga su origen en la infancia. Durante los primeros ocho años de mi vida tuve las experiencias que luego las he elaborado poéticamente, literariamente a través de toda mi vida, y pocas experiencias posteriores me han sido tan útiles como las de la infancia. En realidad, podría decir que toda mi obra tiene su cantero en los primeros años de mi infancia. No recuerdo esa época ni como un niño feliz ni como un niño infeliz, sino como alguien que tenía una vida propia dentro del cual vivía y se ha alimentado todo el resto de mi obra”
Entrevista en Sveriges Television AB.
A mediados de la década de 1940 comenzó a publicar en varios periódicos sus primeros artículos, cuentos y crónicas de cine; en 1946 trabajó como redactor de El Universal, periódico de Cartagena de Indias; entre 1948 y 1952, en El Heraldo de Barranquilla, y a partir de 1952, en El Espectador de Bogotá. El compromiso político de García Márquez está integrado en su obra y se originó en el marco histórico de la Colombia del Bogotazo y todo el período de violencia que le siguió. En 1986, ya premio Nobel, y precisamente por la repercusión internacional que tiene cualquiera de sus actividades, promovió la fundación de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (Cuba) junto con el cineasta argentino Fernando Birri.
1. 1. 1. Influencia del Movimiento Literario:
Para dar comienzo al desglose analítico se hace referencia a un apartado del libro “El Escritor y sus Fantasmas” de Ernesto Sábato que hace un miramiento al lenguaje poético:
La misión de este lenguaje no es comunicar las abstractas e indiscutibles verdades de la lógica […] su drama es inverso del de la ciencia, […] la vida ejerce sobre el lenguaje a través de la imaginación y de la metáfora”
SÁBATO, Ernesto (2006) “El escritor y sus Fantasmas”, 1° Ed. Buenos Aires, Seix Barral. p. 47
En este sentido, podría decirse que Gabriel García Márquez encontró en el realismo mágico el modo perfecto de exponer al máximo su Yo Lírico, sus vivencias, su visión del mundo y de alguna manera exhortar a sus lectores con un tono ameno que Dios existe y que preocupados o aferrados a la vida material no perciben su llamado. Y que el lenguaje puede suavizar o endurecer las verdades proclamadas.
El realismo mágico se desarrolló con esplendor en la literatura latinoamericana de los años sesenta y setenta, a raíz de las divergencias surgidas entre la cultura de la tecnología (el consumismo) y la cultura de la superstición, y en un momento en que el auge de las dictaduras políticas convirtió a la palabra en una herramienta tan preciada y manipulable. Herramienta de la que se valió el autor para crear un mundo semejante a lo cotidiano pero a la vez diferente. Con suma elocuencia el poeta ha sabido ambientar ambos mundos – el real y el mágico – fusionándolos de un modo impoluto.
Así lo demuestra en sus dos cuentos en Nabo
Nabo: en lugar de Nabo, El Negro que Hizo Esperar a los Ángeles. y Ángel decaído
Ángel decaído: en lugar de Un Señor Muy Viejo con las Alas Muy Enormes, que de algún modo tiene el trasfondo que su abuela le describía con historias llenas de vida quimérica pero tan tangible en la infancia.
“Estaba emocionado con la idea de escribir literatura no tradicional sino en un estilo similar a las de su abuela en las que se insertan acontecimientos extraordinarios y anomalías. Como si fuera simplemente un aspecto de la vida cotidiana”
2. ¿Qué Cuentan las Obras?
El primero cuenta la historia de Nabo, un negro al que le gustaba la música, atendía a los caballos, les daba de comer, limpiaba la caballeriza, los cepillaba, les cantaba para hacer más liviano el trabajo, pero nunca peinó sus colas. También se encargaba de hacer sonar la ortofónica para que se entretuviera una niña que no caminaba ni hablaba. El único placer del joven consistía en acudir los sábados a la plaza del pueblo para ver tocar a un negro el saxofón. Nabo dejó de asistir a los conciertos tras la muerte del saxofonista. Semanas después, fue pateado por uno de los caballos en la frente por haberle peinado la cola y los de la casa lo encerraron en una habitación a causa de la locura que lo consumía. Después de quince años de encierro, el negro del saxofón lo visitó para invitarlo a cantar en un coro. Sin embargo, Nabo perdió el sentido del tiempo y se aferra a su pasado, a sus caballos y a su antigua vida, negándose a partir con el saxofonista.
El segundo cuento, relata la historia de un hombre viejo y alado que cayó después de tres días de lluvia en un pueblo de pescadores y es el atractivo popular durante un tiempo. El hombre viejo cayó en el patio de la casa de un matrimonio humilde. Pelayo y Elisenda se ocupan muy poco del accidentado. Mientras los habitantes del pueblo lo consideraban un verdadero ángel, el cura párroco no podía ocultar su escepticismo. Les recordaba incesantemente que el demonio tenía la mal costumbre de recurrir a ciertos artificios de carnaval para confundir a los incautos. Se lo consideraba hacedor de milagros. Por ello, los visitaba gente de todas partes para pedirle que remediaran su mal. Pagando cinco centavos la entrada para ver al ser alado. Pero todo esto se acabó, cuando llega al pueblo una feria errante con el espectáculo de una mujer convertida en araña por desobedecer a sus padres. La gente ya no lo visitaba con tanta frecuencia, y ni Pelayo ni Elisenda lo golpeaba como antes. Hasta que un día, sin ninguna explicación el ángel emprende el vuelo y se va.
1. 3. Teorías del Lenguaje Literario y su Aplicación:
Román Jakobson plantea:
“La literatura tiene particularidades en la forma, que la hacen diferente a otros discursos; a la que llama función poética, que hace al lenguaje llamar la atención sobre sí mismo”.
De este artilugio se apodera García Márquez para dar vida a sus personajes en los paisajes coloridos haciéndolos retozar por las calles humildes de un pueblo desconocido para el extranjero pero famosas para sus lectores asiduos. El lenguaje combinaría recurrencias (repeticiones) y desvíos de la norma para enrarecerse, impresionar la imaginación y la memoria y llamar la atención sobre su forma expresiva.
Dicho de otro modo, la literatura se sirve de las figuras retóricas como un instrumento – entre otros – para salvaguardar la forma del mensaje e inscribirla como forma permanente e inalterable.
<<La única cualidad – dice Todorov – común a todas las figuras retóricas en su opacidad, es decir, su tendencia a hacernos percibir el discurso mismo y no solo su significación>> […] No leemos los textos literarios para enterarnos de cosas, con indiferencia hacia el medio expresivo. En literatura el medio expresivo, la palabra, se constituye en una realidad. La literatura crea la realidad de la palabra. (cfr. R. Barthés, 1970b)
YVANCOS, José “La Teoría del Lenguaje Literario”, Madrid, Cátedra, p. 169
Por su parte G. Genette, dio preeminencia al concepto de Anomalía, diferencia entre cierta estructura significante y otra considerada “normal” presenta varias desventajas que se manifiestan constantemente en la práctica cotidiana de los semiólogos. Esta distinción plantea el problema de los criterios que lo fundarían a una estructura como normal y a otra como desviadora (es decir, el problema del punto de partida y de la orientación de la investigación misma).
El Yo Lírico parte de su lenguaje natural. Lenguaje que no precisa suntuosidad. Ya que en su ingenuidad está la clave de la opacidad literaria y la inquietud para continuar leyendo las obras de un autodenominado prestidigitador.
Tienen diferentes acepciones, Ambigüedad, Plurilingüístico, - Connotación.
Barthés explicaba que: “los elementos de la obra literaria debían entenderse en relación a otros elementos de la misma obra y no en su contexto ajeno a la literatura. En El Placer del Texto sostiene que no se lee cuando se pasan los ojos sobre el papel sino en el momento que se alza la vista, y quizás hasta se piense en otra cosa”
Barthés: semiólogo crítico francés “Crítico Literario”, en su estudio sobre Racine
¿Qué cosas, qué imágenes, qué palabras transmiten Nabo, El Negro que Hizo Esperar a los Ángeles y Un Señor con Alas Muy Enormes?
La realidad, con palabras denotadas:
La literatura no representa la realidad sino que basa su realidad a través de las palabras; construye su mundo con sus leyes, personajes, espacios, tiempos y sus historias; mejor dicho, crea un mundo verosímil o posible con sus diferentes categorías ficcionales.
En tanto, el texto narrativo es una unidad que íntegra elementos asociados para contar una serie de sucesos conectados en un orden lógico y que despliegan con personajes que se mueven en un tiempo y un espacio determinado. Aunque no necesariamente debe ser lineal. Es decir, el Yo Lírico, impregnado de cristianismo, – creencia mayoritaria en su propia cultura – emerge en diferentes niveles entre magia y realidad. Mientras el creador no muestra preocupación por la credibilidad de lo que está contando ni por separar los planos del realismo y la magia. El Yo Lírico tiene que encontrar las herramientas adecuadas que le permitan conectarse con el lector. “La Magia del Relato Debe Ser Interpretada Como Tal, Sin Ser Explicada, Sin Pedir Permiso Al Lector”
De modo que el poeta, no es sólo el que escribe poesía, sino aquel creador que imita usando la palabra, la acción o la imagen. El acto creativo e imitativo, para Aristóteles, se rige por la lógica de la necesidad (ser parte inseparable e indispensable de la fábula
En términos Aristotélicos se refiere a trama o argumento.) de la verosimilitud (probabilidad de que sucedan)
2. 1. Del Narrador:
A primera vista, los cuentos analizados presentan un narrador en tercera persona y en la medida que el relato avanza las diferencias comienzan a ser notorias. En Nabo, por ejemplo de los imperfectivos: estaba, sentía, era, cepillaba, imaginaba, cantaba, etc. Y del pluscuamperfecto: (había + participio) había estado, etc. – pertenecientes al tiempo del relato o de la narración – siguen en el mismo nivel pero de la tercera pasa a la primera del plural (nosotros: inclusivo, narrador + personajes). De ello resulta una focalización más cercana no pierde la cualidad de omnisciente porque sabe perfectamente qué siente cada uno de los personajes. Por ejemplo:
Fue por lo que más tarde pensó que el negro volvería el sábado siguiente.
No podía diferenciar el dolor que había dejado la herradura en la frente, de las otras sensaciones desordenadas. Volvió la cabeza en la hierba y se quedó dormido.
Si los de la casa hubiéramos sabido qué hacía Nabo en la plaza los sábados en la noche habríamos pensado que cuando dejó de ir lo hizo porque ya tenía música en la casa.
…cuando llevamos la ortofónica para distraer a la niña
… le preguntamos qué sabía hacer.
El tiempo del relato no es cronológico ya que pueden percibirse claramente los saltos de la narración. Los ejemplos se ordenan secuencialmente, como se presenta en el relato:
Era como si se hubiera quedado dormido con el último golpe de la herradura en la frente y ahora no tuviera más que ese solo sentido. Un doble sentido que le indicaba a la vez el olor a establo húmedo y el innumerable cositeo de los insectos invisibles en la hierba. Abrió los párpados.
Cuatro semanas después de que el negro volvió a la banda, Nabo le estaba peinando la cola a uno de los caballos. Nunca lo había hecho. Simplemente los cepillaba y se ponía a cantar mientras tanto.
Lo habíamos encerrado como si fuera un caballo, como si la patada le hubiera comunicado la torpeza y se le hubiera incrustado en la frente toda la estupidez de los caballos; la animalidad.
Según Mijaíl Bajtín, en el análisis de una obra literaria <<el lenguaje vehiculiza una serie de significados y valoraciones ya que entre la lengua como sistema abstracto de posibilidades y su realidad concreta se encuentra Un Mediador: la valoración social. Es ella la que determina el fenómeno histórico vivo – el enunciado – tanto desde las formas lingüísticas seleccionadas como desde el sentido elegido>> (1994: 201)
En Un Señor Muy Viejo con las Alas Muy Enormes, el Yo Lírico en tercera persona se mantiene hasta final. Así como también la línea temporal en que suceden los hechos. La llegada del Ángel, las peripecias inesperadas, la aparición de un ser más extraño que el ángel para dar paso al final, acostumbramiento de los dueños de la casa, y la partida del alado renovado.
2. 2 De Los Personajes:
En cuanto a las características de los personajes, García Márquez en: Nabo, El Negro Que Hizo Esperar A Los Ángeles no aporta muchos datos físicos de los mismos. En efecto, podría decirse que la representación mental se debe a los Nombres acompañado de un modificador adjetivo. Por ejemplo: Nabo, el negro, la niña inválida, etc.
Un Señor Muy Viejo con las Alas Muy Enormes es un cuento breve cuyo personaje principal es un ángel que presenta las siguientes características:
Un hombre viejo enormes alas con parásitos estelares de cuerpo caído con un callado estupor. Vestido como un trapero unas hilachas descoloridas en el cráneo pelado y muy pocos dientes en la boca, y su lastimosa condición de bisabuelo ensopado lo había desprovisto de toda grandeza. Sus alas de gallinazo grande, sucias y medio desplumadas, estaban encalladas para siempre en el lodazal. Un tanto huraño pero paciente. Puede representar a Dios cansado de oír tantas exigencias absurdas que muchas veces ha estado del hombre a la espera de un pedido digno. – paciente, herido, con parásitos, alas rotas (estigma del clavo en las alas) despotricando en lengua hermenéutica.
Al personaje principal lo acompañan dos personajes totalmente antagónicos pero necesarios en la trama.
Por un lado aparece Elisenda: dueña de la casa donde se hospeda el ángel, madre de un niño pequeño que sufre calenturas en el momento de la caída del ángel. Tiene el espinazo torcido de tanto barrer la basura. Mujer Sin compasión, irritable, interesada. Características típicas de las mujeres que dicen profesar el cristianismo y son implacables a la hora de brindar ayuda y juzgar a un necesitado.
Por el otro está la parte complementaria de la mujer, Pelayo – esposo de Elisenda –: al principio se muestra compasivo pero cuando el ángel fue reconocido por el pueblo, sacó a relucir su carácter oportunista. Trabajador y servil – a regañadientes –
Y en tercer lugar, El párroco Gonzaga: en su juventud fue leñador. Hombre escéptico, no creía que el hombre con alas fuera un ángel sino un enviado del diablo.
En cuanto a la mujer araña, era una tarántula espantosa del tamaño de lo un carnero con cabeza de doncella triste, de aspecto desgarrador.
Con estas características de los personajes se pretende realzar lo mágico en un ambiente común y corriente.
2. 3 Función de Las Figuras Retóricas:
Retomando un punto anterior
Del punto N°1 (Tropos y Figuras), el texto es un sistema de signos, significantes o sea, está sujeto a interpretación y por consiguiente, capaz de producir diversos significados. Por eso, puede decirse que el lenguaje literario es plurisignificativo, permite la ambigüedad, la denotación y la connotación.
Por ejemplo:
Metáfora. – Nabo –: Se usa con frecuencia para hacer alusión a una persona tonta.
Metonimia: – Venía por el niño: No se refiere al hijo del matrimonio sino a la corriente o fenómeno del niño
La circulación horizontal de las aguas del océano actúa como factor importante de regulación térmica de la superficie de la tierra. Dentro de esta circulación hay una corriente de aguas cálidas con temperaturas que superan los 23°C, que desciende del ecuador y se sitúa frente a las costas del Ecuador, Perú y norte de Chile. Se presenta en los últimos meses del año y por ello recibe el nombre de “Fenómeno del Niño”. Se superpone a la corriente fría de Humbolt; además de producir torrenciales aguaceros, altera las condiciones climatológicas de las regiones cercanas. Su acción se intensifica cada siete años. -
Paradoja: - Era como si se hubiera quedado dormido con el último golpe de la herradura en la frente y ahora no tuviera más que ese solo sentido – la herradura simboliza la suerte. Pero en este pasaje no se refiere a un golpe de suerte. Pareciera que el Yo Lírico toma conciencia que la suerte está frente a Nabo y puede significar “La suerte está echada” pero él prefiere aferrarse a lo cotidiano, se conforma con lo que tiene.
Hipérbole: - Vio la planta amarilla y dura de los pies descalzos que el hombre tenía levantados – Insinuando que anduvo incansablemente.
Anáfora: – Se olvidó de la camisa blanca. Se olvidó de que tenía un sombrero verde, de paja verde y un pantalón oscuro. Se olvidó que no tenía zapatos.
El texto literario, en particular, despliega una identidad única puesto que resulta ser un mundo ficcional (mundo imaginario análogo al real) plasmado en el libro mediante un estilo literario que marca de la individualidad del autor.
Si las palabras de un texto provocan la ambigüedad, y el significado se manifiesta a través de la realidad intertextual y plantear un criterio diferente en cada lector. Podemos entender que:
Al tercer día de lluvia: refiere a los tres días posteriores de la muerte de Jesucristo.
Antes de acostarse lo sacó a rastras del lodazal y lo encerró con las gallinas en el gallinero alumbrado y decidieron poner el ángel en una bolsa con agua dulce y provisiones para tres días y abandonarlo a su suerte en altamar. Este hecho es importante para la connotación que el yo lírico quiere que se interprete. Porque es común despachar a alguien por que se supone no se obtendrá provecho, se le da una palmadita en el hombro y se lo despide hasta mañana o que regrese cuando los tiempos mejoren. A ellos no les serviría un viejo decrépito, enfermo, malhumorado, herido será más que una carga
Vino una feria ambulante con un acróbata volador, que pasó zumbando varias veces por encima de la muchedumbre, pero nadie le hizo caso porque sus alas no eran de ángel sino de murciélago sideral. Un personaje de iguales características pero no tenía la misma presencia que el ángel sino de murciélago. Quizás porque tenía personalidad agresiva y se defendería de los maltratados y de los insultos proferidos por la sociedad. Entonces no sirve.
Vinieron en busca de salud los enfermos más desdichados del Caribe. Una pobre mujer que desde niña estaba contando los latidos de su corazón, y ya no le alcanzaban los números, un jamaiquino que no podía dormir porque lo atormentaba el ruido de las estrellas, un sonámbulo que se levantaba de noche a deshacer dormido las cosas que había hecho despierto, y muchos otros de menor gravedad. Los pedidos de la gente resultan ridículos y faltos de fe. Oponiéndose a los milagros efectuados por Jesús. Él le devolvió la vista a un ciego, sanó a leprosos, hizo caminar a paralíticos e innumerables de milagros más pero ninguno se asemeja a los de este cuento.
Felices de cansancio, porque en menos de una semana atiborraron de plata los dormitorios. En este pasaje puede observarse el cambio rotundo de Pelayo y Elisenda, al principio era una molestia luego sacaron ventaja y provecho por su presencia aún sin comprobar que realmente hacía milagros.
Aturdido por el calor del infierno… (refiriéndose al ángel). El ángel sufría su condición, incomprendido por la sociedad, yace meditabundo y huraño tras los ataques. No tenía descanso.
CONCLUSIÓN
Así en Nabo, el Negro Que Hizo Esperar A Los Ángeles y en Un Señor Muy Viejo con las Alas Muy Enormes se encuentra un mensaje claro y contundente. Luego de un extenso y arduo trabajo, dejando los desgloses abiertos para posibles debates, y con la objetividad que las teorías literarias aportaron a este trabajo.
El personaje principal, Nabo. Representa a un hombre común sin aspiraciones en la vida, de baja escala social en la vida, con el don del canto y una gran simpatía por los caballos. Este individuo es puesto frente a situaciones desesperantes, sin ánimos de seguir viviendo, viendo sus días pasar y su sueño de músico reflejado en otra persona. Al final de la historia se observa como él se queda aferrado a su mundo negándose al cambio que le ofrecía el ángel. Cambiar su vida de dolor por algo bueno. No ser el espectador de un saxofonista sino ser parte de ella. Sin embargo, Nabo rechaza la oferta del ángel porque está aferrado a esa vida tan rutinaria.
La ambigüedad que esboza Jakobson en sus estudios puede ser advertida por sus legados o por la influencia que sus ideas ejercieron y continuarán ejerciendo en el campo de la Semiótica Literaria.
No es lo mismo decir; Nabo, el negro que hizo esperar a los ángeles que
Qué Nabo, ese negro dejó pasar la suerte… por estar aferrado a un pasado que jamás será igual ni mejor. Por no aprovechar la oportunidad que le ofrece el destino. Y aquí podría reflejarse a una sociedad que espera cambios pero no sabe discernir cuándo es el momento.
Y finalmente, en Un Señor Muy Viejo con las Alas Muy Enormes, el mensaje connotado puede reflejarse desde el comienzo del relato - Al tercer día (resucitó de entre vivos y muertos) –
De alguna manera, podría relacionarse con una nota al pie de la Biblia
Mateo: 13 – 20 de “El Pueblo de Dios” Ediciones Paulinas ©, 1999, p.1433cuando Jesús explica la parábola del sembrador: “La palabra es una expresión característica del lenguaje cristiano, que designa la Buena Noticia de la salvación proclamada por Jesús y los Apóstoles” (Ver 1 Tesalonicenses 1. 6; Santiago 1; 21 – 23; 1 Pedro 3.1)”
Dicho de otro modo, la Connotación y la Denotación de las palabras según el contexto donde se presente tiene un significado diferente. Y cada lector puede interpretarlo de la misma manera.
Una sociedad mediocre, a la que no le interesa los problemas del prójimo, se aprovecha de las debilidades para beneficio personal y a costa de cualquier precio y la otra mitad que puede cambiar, por temor a lo nuevo se queda en la misma condición inicial. Así, García Márquez ha logrado maravillosamente plasmar su punto de vista de un modo que no resulte incómodo para el lector. “Todo significado está connotado”
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CENTRO VIRTUAL CERVANTES © Instituto Cervantes, 1997-2011.
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