Cuadernos de Historia N 39 PDF 44 MB
Cuadernos de Historia N 39 PDF 44 MB
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HISTOR I A 39
Santiago de Chile December of 2013
SUMMARY
HISTORIA 39
ISSN - 0716-1832
Articles
DICIEMBRE 2013
international background, 1936-1938 ................................................................. 61-91
Patricio Herrera Gonzlez
Repression of crime: the institutions of Justice and police in the city of Pinar
del Ro, Cuba (1938-1958). ............................................................................... 93-111
Juana Marta Len Iglesias
Bernardo OHiggins between left-wing and right-wing. His figure and legacy
in Chile: 1970-2008 ........................................................................................... 113-146
Cristin Guerrero Lira y Ulises Crcamo Sirguiado
Threats without borders: new peripheries in the movement of people ............... 147-168
Carmen Norambuena Carrasco
CUADERNOS DE HISTORIA 39
Documents
May 1, 1973: The anarchists and the Popular Unity Government ...................... 179-184
Eduardo A. Godoy Seplveda
Theotonio Dos Santos in the Chile of the Popular Unity .................................... 185-200
Paula Vidal Molina
DICIEMBRE, 2013
Cuadernos de Historia, fundada el ao 1980, recibe para su publicacin Cuadernos de Historia, fundada no ano de 1980, recebe para sua publicao
artculos originales de investigacin en los distintos campos de la disciplina, artigos originais de investigao nos distintos campos da disciplina, buscando
procurando que stos contribuyan a difundir los avances logrados, fomentando sua contribuio para difundir os avanos alcanados, incentivando o debate
el debate metodolgico y el intercambio acadmico entre quienes cultiven metodolgico e o intercmbio acadmico entre os que cultivam diferentes
diferentes corrientes historiogrficas, tanto nacionales como extranjeros. correntes historiogrficas, tanto nacionais como estrangeiras. Tambm aceita
Tambin acepta documentos inditos, precedidos de una introduccin comentada documentos inditos, precedidos de uma introduo comentada sobre a
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Departamento de Ciencias Histricas de la Facultad de Filosofa y Humanidades Departamento de Cincias Histricas da Faculdade de Filosofia e Humanidades
de la Universidad de Chile. Representante legal es el rector profesor Vctor da Universidade de Chile. Representante legal o Reitor Professor Vctor Prez
Prez Vera, domiciliado en Avda. Libertador Bernardo OHiggins N 1058, Vera, localizado no endereo: Avda. Libertador Bernardo OHiggins n1058.
Santiago de Chile. Santiago de Chile.
Comit Editorial
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Fernando Cajas de la Vega (Universidad Mayor de San Andrs, La Paz. Bolivia)
Eduardo Cavieres Figueroa (Pontificia Universidad Catlica de Valparaso. Chile)
Marcello Carmagnani (Fondazione Luigi Einaudi, Turn. Italia)
Carlos Alberto Contreras Carranza (Pontificia Universidad Catlica del Per. Per)
Josep Fontana (Universidad Pompeu Fabra, Barcelona. Espaa)
Cristin Guerrero Yoacham (Universidad de Chile)
Brian Loveman (San Diego State University. Estados Unidos)
Pedro Martnez Lillo (Universidad Autnoma de Madrid. Espaa)
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Luis Alberto Romero (Universidad de Buenos Aires. Argentina)
Gabriel Salazar Vergara (Universidad de Chile)
Sergio Villalobos Rivera (Universidad de Chile)
SUMARIO
Estudios
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ESTUDIOS
CUADERNOS
D E H I S T O R I A 39
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS HISTRICAS
UNIVERSIDAD DE CHILE diciembre 2013: 7 - 32
Toms Cornejo C. *
*
Doctor en Historia, Investigador Escuela de Historia, Facultad de Ciencias Sociales e
Historia, Universidad Diego Portales, Santiago de Chile. Correo electrnico: tomas.cornejo@
udp.cl.
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
Abstract: The Lira Popular developed in the late 19th and early 20th
centuries a particular form of political poetry, known as counterpoints.
These were a vehicle for generating a discursive position and affirming
the popular sectors rights to have a word in the public sphere. The
conversational nature of these compositions symbolically faced Chilean
subordinate classes with presidents of the period, and its analysis allows
us to know how they conceived political activity, social order and
authority, as well as the logic that led to criticize and challenge them.
Key words: Lira Popular, politics, counterpoints, urban popular culture,
broadside literature, International Labour Office, International Red
Union, Latin American Labor Congress.
Recibido: noviembre 2012 Aceptado: octubre 2013
Introduccin
1
Lenz, Rodolfo, Sobre la poesa popular impresa de Santiago de Chile. Contribucin al
Folklore Chileno [1895], Santiago, Centro Cultural de Espaa Biblioteca Nacional de Chile,
2003, p. 62. Para otras latitudes, vase Elkins, Charles, The Voice of the Poor: The Broadside
8
Toms Cornejo C. HABLANDO CON SU EXCELENCIA: DILOGOS DE IMPUGNACIN...
as a Medium of Popular Culture and Dissent in Victorian England, Journal of Popular Culture,
Bowling Green, Ohio, n 14: 2, 1980, pp. 262-274; Joyce, Patrick, Visions of the People. Industrial
England and the question of class, 1848-1914, Cambridge, Cambridge University Press, 1991,
pp. 230-255; Carvalho-Neto, Paulo de, El folklore de las luchas sociales. Un ensayo de folklore
y marxismo, Mxico D. F., Siglo XXI, 1973; Moura, Clvis, O preconceito de corna literatura
de cordel (Tentativa de Anlise Sociolgica), Sao Paulo, Editora Resenha Universitria, 1976.
2
Rodrguez, Zorobabel, Dos poetas de poncho: Bernardino [Guajardo] i Juan Morales,
La Estrella de Chile, Santiago, n 304, 1873, pp. 823 y 839.
3
Ibdem, p. 840.
4
Acevedo Hernndez, Antonio, Los cantores populares chilenos, Santiago, Ed. Nascimento,
1933, p. 56.
5
dem. Destacado del autor.
6
dem.
7
Uribe Echevarra, Juan, La glosa poltica en la poesa popular del siglo XIX, Boletn
de la Academia Chilena de la Historia, n 87, Santiago, 1973, p. 144.
9
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
dem.
8
Uribe Echevarra, Juan, El poeta popular Bernardino Guajardo y las luchas electorales a
9
fines del siglo XIX, Neville Blanc (ed.), Homenaje al profesor Guillermo Feli Cruz, Santiago,
Ed. Andrs Bello, 1974, pp. 965-971.
10
Nez, Jorge, Versos por rebelda: La protesta social en la poesa popular (siglos XIX
y XX), Mapocho, Santiago, n 43, 1998, p. 126.
11
Ibdem, p. 143.
12
Navarrete, Micaela, Balmaceda en la poesa popular 1886-1896, Santiago, Centro de
Investigaciones Diego Barros Arana, 1993, p. 20.
13
dem.
14
Ibdem, p. 111.
10
Toms Cornejo C. HABLANDO CON SU EXCELENCIA: DILOGOS DE IMPUGNACIN...
15
dem.
16
Una forma relevante en que esta se materializ fue la administracin de justicia. Al
respecto, Palma, Daniel, La ley pareja no es dura. Representaciones de la criminalidad y la
justicia en la lira popular chilena, Historia, vol. 39, n 1, Santiago, 2006, pp. 177-229.
17
Scott, James C., Los dominados y el arte de la resistencia. Discursos ocultos, Mxico,
Era, 2000, pp. 239ss.
11
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
censura, formaron parte de dicho clima18. Sin embargo, hay otro factor tanto
ms fundamental. Los poetas e impresores populares saban a ciencia cierta
que sus hojas de poesa no iban a ser ledas por el Presidente de la Repblica.
Ni aun, se puede agregar, por miembro alguno de la elite. Los receptores de la
Lira Popular eran fundamentalmente las propias clases subordinadas, hombres
y mujeres con empleos precarios o estacionales, que habitaban en las ciudades
y sus arrabales, o en regiones mineras.
Eran ellos los receptores reales de los pliegos, por mucho que el destinatario
figurado fuese el primer mandatario. Los puetas componan por y para las
clases trabajadoras, dando forma potica a su enojo (tal como en otros versos
cantaban sus alegras), al tiempo que reforzando los principios ticos en que ste
se fundaba. Al ser dichos principios compartidos por los usuarios de la Lira, los
requerimientos al presidente expresaban sus propias palabras. En consecuencia,
es posible encontrar en las hojas de poesa los elementos principales de una
economa moral de los grupos populares chilenos, anclados en nociones
generales de lo justo y lo injusto, de la propia vala social de los pobres, as
como de sus derechos polticos, todo lo cual llevaba a dar legitimidad o a
socavarla al gobernante de turno19. Los versos dialogantes impresos en las
hojas sueltas de poesa permiten acercarnos, as, a una concepcin general
sobre la poltica y la conformacin del poder creada y compartida por los ms
pobres del pas, una herramienta para impugnar con sus poticas razones a un
presidente lejano fuera de los pliegos.
18
Santa Cruz, Eduardo, Anlisis histrico del periodismo chileno, Santiago, Nuestra Amrica
Ediciones, 1988, p. 29.
19
Thompson, Edward Palmer, La economa moral de la multitud en la Inglaterra del
siglo XVIII [1971], Edward Palmer Thompson. Obra esencial, Barcelona, Crtica, 2002, pp.
363-433.
20
Rodrguez, 1873, op. cit., p. 763.
21
Ibdem, p. 858.
12
Toms Cornejo C. HABLANDO CON SU EXCELENCIA: DILOGOS DE IMPUGNACIN...
de las clases trabajadoras que habitaban las ciudades del pas22, recientemente
inmigradas y asentadas en los arrabales urbanos, con escasa especializacin
en cuanto a oficio y consecuentemente, bajas remuneraciones y provistas de
herramientas culturales que no incluan la lectoescritura23.
En la dcada de 1880, indic un conocedor del medio, los campesinos que
recalaban en la capital, una de las diligencias ms gratas que desempean
despus de vendido el fruto de sus tierras es el procurarse las poesas que les han
de entretener en las duras faenas, como en las largas noches de invierno24. Los
puetas compartan las mismas coordenadas socioculturales que su pblico25. Un
buen ejemplo de sus trayectorias es Nicasio Garca, nacido en Rengo en 1829
y quien vivi con sus padres hasta los veinte aos, colaborando en las faenas
del campo26. Al cumplir los veintiuno se enganch como pen carrilano para
la construccin de la lnea de Copiap a Caldera. Luego continu en el Norte
Chico desempendose en la minera (fue apir y barretero). Ms tarde volvi
a trabajar como carrilano, en la lnea hacia Valparaso e incluso en Arequipa.
22
Romero, Luis Alberto, Qu hacer con los pobres? Elites y sectores populares en Santiago
de Chile 1840-1895, 2 ed., Santiago, Ariadna ediciones, 2007, pp. 107-157. Desde un enfoque
de gnero, vase Brito, Alejandra, Del rancho al conventillo: transformaciones en la identidad
popular femenina, Santiago de Chile, 1850-1920; Lorena Godoy (ed.), Disciplina y desacato:
construccin de identidad en Chile. Siglos XIX y XX, Santiago, Sur-Cedem, 1995, pp. 27-69.
23
En 1885 el Departamento de Santiago tena una tasa de alfabetizacin de 43%, que aument
al 57,4% en 1907. Oficina Central de Estadstica, Stimo Censo Jeneral de la Poblacin de Chile
levantado el 28 de noviembre de 1895, Tomo II, Santiago, Imprenta del Universo, 1902, p. 187
y Censo de la Repblica de Chile: levantado el 28 de noviembre de 1907, Santiago, Imprenta y
Litografa Universo, 1908, p. 470.
24
Atria, Jorge Octavio [Manuscritos sobre poetas populares, 1899], Manuel Dannemann,
Poetas populares en la sociedad chilena del siglo XIX. Estudio filolgico, Santiago, Archivo
Central Andrs Bello, Universidad de Chile, 2004, p. 81.
25
La informacin biogrfica sobre los vates populares, siempre fragmentaria y escasa, puede
consultarse en Acevedo Hernndez, 1933, op. cit.; Uribe Echevarra, Flor de canto a lo humano,
Santiago, Editora Nacional Gabriela Mistral, 1974, pp. 28-39; Navarrete, Micaela, Introduccin,
Aunque no soy literaria. Rosa Araneda en la poesa popular del siglo XIX, Santiago, Archivo de
Literatura Oral y Tradiciones Populares Biblioteca Nacional, 1998, pp. 17-26; Cornejo, Toms,
Juan Bautista Peralta: cantor, poeta, periodista popular, Navarrete, Micaela y Toms Cornejo
(comps.), Por historia y travesura. La Lira Popular del poeta Juan Bautista Peralta, Santiago,
Archivo de Literatura Oral y Tradiciones Populares Centro de Investigaciones Diego Barros
Arana Fondart, 2006, pp. 23-34; Palma, Daniel, Crucen chueca que aqu hay pen! Daniel
Meneses, el poeta nortino, Navarrete, Micaela y Daniel Palma (comps.), Los diablos son los
mortales. La obra del poeta popular Daniel Meneses, Santiago,Archivo de Literatura Oral y
Tradiciones Populares Centro de Investigaciones Diego Barros Arana Fondart, 2008, pp.
51-71.
26
Atria, 1899, op. cit., pp. 65-67.
13
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
27
Ibdem, p. 66.
28
Balmaceda Toro, Pedro, Guajardo, Estudios i ensayos literarios, Santiago, Imp. Cervantes,
1889, p. 244.
29
Orellana, Marcela, Lira popular. Pueblo, poesa y ciudad en Chile (1860-1976), Santiago,
Editorial Universidad de Santiago, 2005, pp. 41-60.
30
Lenz, 2003, op. cit.
31
Uribe Echevarra, 1973, op. cit.
32
Cf., entre muchos otros, Meneses, Daniel, La esperanza de los dos candidatos don
Vicente Reyes y don Federico Errzuriz [1896], Coleccin Ral Amuntegui, Archivo Central
Andrs Bello, Universidad de Chile (en adelante, Col. Am.), I, 30, y Guerra a muerte por la
silla presidencial vivan los dos candidatos don Vicente Reyes i don Federico Errzuriz [1896],
Col. Am., I, 31; Peralta, Juan Bautista, Acalorada polmica entre los candidatos Montt i Riesco
[1901], Coleccin Alamiro de vila, Biblioteca Nacional (en adelante, Col. A. A.), 156; El
Loro [seud.], Las votaciones. Triunfo del Partido Liberal, Coleccin Rodolfo Lenz, Biblioteca
Nacional (en adelante, Col. Lenz), 1, 21.
14
Toms Cornejo C. HABLANDO CON SU EXCELENCIA: DILOGOS DE IMPUGNACIN...
nobles obreros/ Los candidatos del dia/ Son pues de la burguesa/ Traficantes
usureros./ Verdugos i carniceros/ Sableadores i malvados33.
Entre esta variada produccin textual referida a los asuntos polticos, hay
una particularmente interesante, la de los contrapuntos. Corresponde a una
forma potica tradicional, rastreable hasta la poesa ibrica tardomedieval. En
tierras latinoamericanas su antecedente ms directo es el desafo oral de los
cantores campesinos, que en el cono sur toma hasta el presente el nombre
de paya34. En el trnsito efectuado desde la oralidad hasta la impresin de la
poesa se conservaron muchos elementos. Uno fue el deseo de mantener este
tipo de justas que los puetas realizaron a travs de sus pliegos, desafiando a
sus colegas con los mismos propsitos que antes lo hacan los cantores35. Otra
opcin fue recoger la lgica del contrapunto poniendo a dos personajes reales
o figurados a dialogar en verso. Se escenificaron as mltiples intercambios
de razones, en tono serio o bien en tono jocoso, involucrando a un sinnmero
de personajes. Pueden citarse, entre otros, el Contrapunto de un futre con un
huaso36, el Contrapunto de un yanke [sic] con un chileno 37, el Contrapunto de
un carpintero i un albail 38, y el Contrapunto entre la madre i el hijo39.
La variedad fue muy grande y la plasticidad de esta forma literaria cannica
permiti poner en contacto incluso al diablo y a Dios, tal como, en el mundo
humano, a extremos sociales opuestos, como un roto o un huaso y el Presidente
de la Repblica 40. Me interesa destacar el elemento bsico de este tipo de
composiciones, la situacin dialgica. sta se concret en un intercambio
verbal donde intervinieron personajes reales, imaginarios, o prototpicos. Los
reales fueron recurrentemente los propios poetas, por una parte, y el mandatario
de turno, por la otra. Ambos eran personas individuales, reconocibles por
sus nombres e identidades sociales particulares. Tal cosa sucede en una carta
enviada por uno de los populares a Jorge Montt:
33
Peralta, Juan Bautista, La cuestin presidencial i el pueblo [1906], Col. Lenz 4, 35.
34
Lizana, Desiderio, Cmo se canta la poesa popular, Santiago, Imprenta Universitaria,
1912.
35
Acevedo Hernndez, 1933, op. cit., p. 47.
36
Meneses, Daniel, Col. Am., I, 93.
37
Reyes, Adolfo, Col. Am., I, 181.
38
Cordero, Jos Hiplito, Col. Am., II, 354.
39
Araneda, Rosa, Col. Lenz, 5, 36.
40
Una interesante variacin formal fue la que cre Daniel Meneses, quien adems de
innumerables contrapuntos en verso, escribi algunos dilogos en prosa, entre otros, Dilogo
entre don Jermn Riesco i el rotito del norte tocante a los dueos de salitreras de Tarapac,
Col. A. A., 42 y Dilogo entre un obrero con el presidente don Jermn Riesco, Col. A. A., 82.
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41
El futre de las tres ZZZ [seud.], Col. Am., III, 627.
42
Hayden, Consuelo, Gran contrapunto. Crtica social y patriotismo en la poesa popular
chilena (1880-1920), Revista Chilena de Literatura. Seccin miscelnea, Santiago, 2011, pp.
1-26; Tala, Pamela, La ambivalente representacin del roto en la poesa popular chilena,
Estudios Filolgicos, n 48, Valdivia, 2011, pp. 119-132.
43
Eor Severico Irraso,/ Le prometo en buen arreglo/ Que si no proteje al pueblo/ Voi a
pegarle un chopaso./ Si en hablarle me propaso/ Es que me tiene cansado [...]//Eor, no me est
16
Toms Cornejo C. HABLANDO CON SU EXCELENCIA: DILOGOS DE IMPUGNACIN...
insultando/ Que no le hago ni una cosa,/ Ni me hable con tanta prosa/ Porque le salgo pegando.
Meneses,Daniel,Contrapunto poltico entre un huaso i don Federico Errazuriz[1897], Col. Am.,
I, 34.
44
Scott, 2000, op. cit. pp. 217ss.
45
Ibdem p. 32.
46
En otro contexto, las estrategias retricas de indgenas y campesinos mexicanos frente a la
autoridad han sido analizadas por Falcn, Romana, El arte de la peticin: rituales de obediencia
y negociacin, Mxico, segunda mitad del siglo XIX, Hispanic American Historical Review,
n 86: 3, Durham, 2006, pp. 467-500.
17
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47
Araneda, Rosa, Contrapunto del pueblo con los diputados, Col. Am., II, 294.
48
Meneses, Daniel, Contrapunto entre un obrero pobre i un rico millonario [1895], Col.
Lenz, 7, 21.
49
Sin autor, Contrapunto entre un trabajador de las salitreras del norte y D. Jerman Riesco,
Col. A. A., 350.
50
Una voz femenina y pobre era objeto de un desprecio incluso mayor: Si con mi pluma
los toco/ Tal vez se me enojarn:/Con el malvado refrn/ Me han de decir sin demora:/No seas
tan habladora,/ Ellos me contestarn. Araneda, Rosa, La esperanza del pobre mantiene, pero
no engorda, Col. Am. II, 326.
51
Vase Sagredo, Rafael, Opinin pblica y prcticas polticas en Chile: 1861-1891, A.
A. V. V., Lo pblico y lo privado en la historia americana, Santiago, Fundacin Mario Gngora,
2000, pp. 243-270.
18
Toms Cornejo C. HABLANDO CON SU EXCELENCIA: DILOGOS DE IMPUGNACIN...
52
Sobre este problema, ver: Orellana, 2005, op. cit. pp. 63-82. Tambin Subercaseaux,
Bernardo, Fin de siglo. La poca de Balmaceda. Modernizacin y cultura en Chile, Santiago,
Ed. Aconcagua, 1988.
53
Illanes, Mara Anglica, Introduccin. El poemario, Sergio Gonzlez Miranda et al.
(comps.), Poemario popular de Tarapac, Santiago, Centro de Investigaciones Diego Barros
Arana, 1998, p. 15. Un estudio general sobre los peridicos de trabajadores. En Arias Escobedo,
Osvaldo, La prensa obrera en Chile 1900-1930, 2 ed., Santiago, Ariadna Ediciones, 2009.
54
Ossandn, Carlos y Eduardo Santa Cruz, Entre las alas y el plomo. La gestacin de la
prensa moderna en Chile, Santiago, Lom, 2001, pp. 34-44.
55
Guajardo, Bernardino, Romance sobre los Asuntos Parlamentarios discutidos en una
sesion borrascosa de la Cmara de Diputados [1886], Col. Am., III, 603.
56
Sobre la importancia de los pliegos de peticiones como parte de la cultura poltica de
los obreros del salitre, Gonzlez Miranda, Sergio, La pluma del barretero. La cultura obrera
ilustrada en Tarapac antes de la masacre de 1907. Una reflexin en torno a la figura de Osvaldo
Lpez Mellafe, Universum, Talca, n 23:1, 2008, pp. 70ss. El repertorio de acciones colectivas
de los trabajadores organizados ha sido estudiado por Grez, Sergio, Transicin en las formas
de lucha: motines peonales y huelgas obreras en Chile (1891-1907), Historia, n 33, Santiago,
2000, pp. 141-225.
19
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
57
Garcs, Mario, Crisis social y motines populares en el 1900, Santiago, Lom, 2003.
58
Estas alternativas fueron narradas por los puetas: En la estatua San Martin/ hubo una
gran reunion// directo al seor Montt/ presentaron este fin/ [d]e uno a otro confin/ hai en Chile
mucha alarma/ nunca jams habr calma/ hasta que cese la ruina/ un meeting se determina/ en la
misma plaza de Armas.// Como cuatro mil obreros/ a la moneda se fueron/ [y] en los discursos
dijeron/ los gravmenes primero/ don Jorje mui placentero/ los disuelve en esperanzas. Reyes,
Adolfo, Gran reunion de los obreros y despacheros en Santiago y Valparaso, Col. Am., I, 167.
Sobre los motines urbanos: Villegas, Pedro, Por no rebajar el chico y La quemazn de los carros,
Col. Am., II, 497; Peralta, Juan Bautista, En favor de la industria nacional. El gran meeting
del domingo, Col. Lenz, 4, 10; Peralta, Juan Bautista, Los graves sucesos de Valparaiso. Los
enemigos del pueblo en peligro. El pueblo se hace justicia, Col. A. A., 194.
59
En ocasiones, esta situacin discursiva es explcita. En Contrapunto entre un obrero pobre
i un rico millonario [1895], aquel dice: Compatriota, ciudadano,/ Para ahora es el valor/ Con
justsimo derecho/ Me declaro defensor. Luego, el mismo personaje involucra y se identifica
con los lectores mientras dialoga con su contrincante: Pretenden los millonarios,/ Les dir yo
en mi entender,/ Como dueos del poder/ Quitarnos nuestros salarios/ Fjense, pues, perdularios/
Que el pueblo es soberano;/ Ya vern su fin cercano/ Los de la infame impiedad;/ Reclamemos
libertad/ Compatriota ciudadano. Meneses, Daniel, Col. Am., I, 10.
60
Salinas, Maximiliano, Juan Rafael Allende, El Pequn, y los rasgos carnavalescos de
la literatura popular chilena del siglo XIX, Historia, Santiago, n 37: 1, 2004, pp. 207-236.
En el material analizado, vase El nuevo poeta Pacheco, Contrapunto de los dos candidatos
(Continuacin) [1901], Col. A. A., 338, y Casas Cordero, Jos Hiplito, Reido contrapunto de
los dos candidatos [1901], Col. A. A., 287.
20
Toms Cornejo C. HABLANDO CON SU EXCELENCIA: DILOGOS DE IMPUGNACIN...
61
Antonio Acevedo Hernndez recopil unos versos de Francisco Daz, llamados Don Arturo
Alessandri con la chusma al asumir el mando supremo [1932]. Acevedo Hernndez, 1933, op.
cit., pp. 207-208.
62
Sobre el conflicto de 1891, vase Navarrete, 1993, op. cit.
63
Al respecto, Pinto, Julio, Desgarros y utopas en la pampa salitrera. La consolidacin
de la identidad obrera en tiempos de la cuestin social (1890-1923), Santiago, Lom, 2007.
64
Grez, Sergio, De la regeneracin del pueblo a la huelga general. Gnesis y evolucin
histrica del movimiento popular en Chile (1810-1890), 2 ed., Santiago, RIL, 2007, pp. 533-
537. Una discusin mayor. En Mallon, Florencia E., Campesino y Nacin. La construccin
de Mxico y Per poscoloniales, Mxico, CIESAS-El Colegio de San Luis-COLMICH, 2003.
21
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
de entrar al juego poltico, aunque sus reglas no hubieran sido creadas por las
clases trabajadoras65. Por este motivo, algunos versos llamaban a hacer efectiva
la participacin poltica en el momento de una justa electoral 66.
Cuando los poetas hablaban a ttulo personal, afloraban reivindicaciones
en torno al ejercicio de los derechos ciudadanos. Esto tiene que ver, adems,
con las trayectorias personales de aquellos. Juan Bautista Peralta, cercano a
algunas organizaciones obreras y ms joven que otros colegas, desarroll una
conciencia cabal sobre la importancia del voto como arma poltica. Con motivo
de la eleccin de candidatos del Partido Democrtico al parlamento, Peralta
se enorgulleci de los trabajadores que no haban seguido los designios de sus
patrones, ni haban sucumbido al cohecho, deseando Gloria i honra a los obreros/
Por su noble patriotismo/ Imitemos el civismo/ De esos buenos compaeros 67.
En el formato de contrapunto se encuentra esta preocupacin en algunos
textos de Daniel Meneses, aunque son dilogos en prosa, una innovacin suya.
En uno de ellos, el rotito del norte va a entrevistarse con Federico Errzuriz,
recin electo presidente. Le exige apurar el tranco de su trabajo que deba
beneficiar a los ms pobres, exigencia que justifica diciendo que el partido
liberal democrtico se est aprontando mucho, i si usted no ha hecho nada por
el pueblo, el pueblo apoyar a la Alianza Liberal-Radical i usted se va a ver en
amarillo[s] aprietos 68.
Tales palabras, como en otros textos de tono similar, muestran que el
inters subalterno por el ejercicio electoral no fue necesariamente un asunto de
principios doctrinarios. Ms bien, se perfila una situacin donde el derecho a
voto era una herramienta usada estratgicamente, en beneficio del conjunto de
los habitantes del pas. Los puetas muestran que el sufragio era considerado un
derecho ya ganado para el pueblo, pero que cuando ste apoyaba en las urnas
a un candidato, lo haca en forma condicional. La legitimidad poltica que as
se manifestaba poda ser frgil, momentnea, dependiendo de la respuesta real
de la autoridad elegida frente a las exigencias de los ms pobres.
65
Valenzuela, J. Samuel, La ley electoral de 1890 y la democratizacin del rgimen poltico
chileno, Estudios Pblicos, n 71, Santiago, 1998, pp. 265-296.
66
Todos a calificarse/ Como buenos ciudadanos!/ En elejir los poderes/ Es el pueblo el
soberano. Castillo, V[icente], Proclama poltica, Col. Am., III, 632. Vase tambin, entre otros,
Araneda, Rosa, Corred a las urnas. El da de las elecciones, Col. Am., II, 314.
67
Peralta, Juan Bautista, Mis felicitaciones a la democracia de la repblica, Col. A. A.,
143.
68
Meneses, Daniel, Sigue el dilogo entre el rotito del norte con don Federico Errzuriz
[1896], Col. Lenz, 7, 13.
22
Toms Cornejo C. HABLANDO CON SU EXCELENCIA: DILOGOS DE IMPUGNACIN...
Qu sabes t de poltica
Para que me hables golpeado?
Eres un puro asoleado
I de complexin raqutica [...].70
69
El pobre no tiene voto/ Para atacar nuestras leyes,/ Nosotros somos los reyes/ Que
[do]minamos al roto/ Forman un gran alboroto/ Perdindonos el respeto,/ Enojados por
completo// En contra de los chilenos/ Yo soi quien firma el decreto. Araneda, Rosa, Contesta
el representante del congreso, Col. Am., II, 294.
70
Meneses, Daniel, Contrapunto poltico entre un huaso i don Federico Errzuriz [1897],
Col. Lenz, 7, 53.
23
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
71
Gonzlez, Juan Ramn, Reido contrapunto (Entre un blanco i un NEGRO) [1901], Col.
A. A., 236. El tema del dinero en las justas electorales fue sensible. En otro contrapunto, Riesco
reprocha a su rival: Yo s que te ofrecen plata/ los caballeros remotos/ para que comprs los
votos/ por si tu partido empata. Casas Cordero, Jos Hiplito, Reido contrapunto de los dos
candidatos [1901], Col. A. A., 287.
72
Moore, Barrington, La injusticia: bases sociales de la obediencia y la rebelin, Mxico
D.F., Instituto de Investigaciones Sociales UNAM, 2007, p. 30.
73
Ibdem, pp. 30-31.
74
Ibdem, p. 35. Ver asimismo, Falcn, Romana, Un dilogo entre teoras, historias y
archivos, Historia desde los mrgenes. Senderos hacia el pasado de la sociedad mexicana,
Mxico D. F., El Colegio de Mxico, Serie Antologas, 2011, p. 321.
75
Pueblo mal agradecido/ me dice a mi el CAPITAN!/ recuerdas que con mi afn/ a
la cumbre habeis subido?, El Nio Inspirante [seud.], Contra-punto del pueblo con S. E. el
Presidente de la Repblica don Jorje Montt, Col. Am., III, 637.
76
Thompson, 2002, op. cit., p. 366.
24
Toms Cornejo C. HABLANDO CON SU EXCELENCIA: DILOGOS DE IMPUGNACIN...
77
Scott, James C., The moral economy of the peasant. Rebellion and subsistence in Southeast
Asia, New Heaven, Yale University Press, 1977, pp. VII y 3.
78
Entre otros, Reyes, Adolfo, La angustiosa situacion de Chile Baja del cambio i otras
plagas, Col. Am., I, 180. Vase tambin, Navarrete, 1993, op. cit.
79
Elemento que se prolong bien entrado el siglo XX: Nada de cuentos e historias/ Con don
Pedro Aguirre Cerda/ Abanderado de izquierdas/ Que tendrn brillante historia/ El tiene buena
memoria/ Cumple con lo que promete/ Dice: cueste lo que cueste/ Por encima de enemigos/
Entre pan, techo y abrigo/ Dar al pueblo prontamente. Brito, Abraham, Su Excelencia sigue
su viaje por las regiones del sur [1939], Col. Lenz, 1, 4.
80
Encontramos mui distinto/ El reglamento del dia/ Ni cuando Santa Mara/ Mnos cuando
Anbal Pinto/ Balmaceda en su recinto/ Nos di buena ilustracion,/ Plata corri por millon/ Pero
se fu de ese averno/ Ahora a nuestro Gobierno/ Damos quejas con razon. Annimo, Quejas de
los obreros, Col. Am., III, 725.
25
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
Los puetas llegaron a impostar no solo la voz de los mandatarios, sino tambin
las prerrogativas de su posicin de poder como emisores de un discurso. En ms
de una ocasin, los versos de la Lira hicieron decir al presidente aquello que
nunca dira en la realidad. Discursos inaugurales de un mandato, o mensajes
anuales ante el congreso, fueron trocados en una expresin de los deseos de
las clases populares82.
Durante las dcadas finales del siglo XIX y los inicios del XX se repiti,
con diversas modulaciones, la certeza de que el inquilino de La Moneda
era el principal responsable del bienestar de la poblacin. Por tal motivo, la
opinin que daban a la imprenta los puetas fue clara en sealar que si las clases
subordinadas estaban dispuestas a participar del sistema poltico por medio de
las votaciones, ello implicaba una retribucin. Esta no corresponda a prebendas
para los electores del candidato ganador, sino ms bien la esperanza de que
ste, una vez en el poder, respondera ante todos los chilenos83.
81
Reyes, Adolfo, Contra-punto de D. Jorje Montt con don Jos Manuel Balmaceda, Col.
Am., I, 167. En la continuacin del dilogo, en otro pliego, Balmaceda sintetiz su perodo
presidencial: El rden siempre reinaba/ La plata mucho abundaba/ Porque quise que corriera/ I
a toda la clase obrera/ El trabajo le sobraba. Reyes, Adolfo, Contrapunto entre don Jorje Montt
y don Jos Manuel Balmaceda, Col. Am., I, 180.
82
Pues seores congresales/ con vuestra cooperacin/ yo sacar a la Nacion/ de este
conjunto de males,/ habr lluvias torrenciales,/ el cambio se har a la par,/ jamas se podr turbar/
el rden en el pais,/ con la Arjentina un feliz/ tratado se har firmar./ Se acabar la viruela/ se har
el sitio levantar/ i a ninguno ha de faltar/ con que hacer una cazuela, Rolak [seud.], Mensaje
del Presidente de la Repblica - 1 de junio de 1893, Col. Am., I, 266. Tambin Peralta, Juan
Bautista, Programa del seor Riesco, Col. A. A., 161.
83
Voi a principiar primero/ Por el gobierno de la nacin/ Hablandole pues bien claro/
Cual es su santa misin// Debe atender a su pueblo/ I sobre todo a los pobres/ Que solo viven
de sueldo.//Otro cuidado importante/ Que tambien es del gobierno/ Es evitar monopolios/ O
peculios del infierno, Carvajal, C., Romance en favor del pueblo sobre la caresta de la carne
y en jeneral todo artculo de alimentacion diaria. Deberes del gobierno [1905], Col. A. A., 325.
Vase tambin, Jerez, Javier, Triunfo de don F. Errzuriz [1896], Col. Am., III, 525 y Flores,
Margarita, Viva don Federico Errrzuriz con su completo triunfo [1896], Col. Am., III, 669.
26
Toms Cornejo C. HABLANDO CON SU EXCELENCIA: DILOGOS DE IMPUGNACIN...
El rotito
Diga franco don Jerman
Que es lo que tiene pensado,
Que la vaca del Estado
Ya comindosela van,
Todas las Arcas estn
Menoscabando el dinero,
Por esta causa el obrero
Le pone ciento un apodo,
I es el causante de todo
El oligarca banquero.
Don Jerman
Amigo pondr cuidado
En lo que usted me aconseja,
Porque pensando me deja
En lo que me ha conversado,
Por primero al hacendado
Le pegar el apretn,
En seguidas al mamn
Que mama a moco tendido,
Le dir huye atrevido
Djame en paz la nacin.
El rotito
Barra con la oligarqua
Que son los ms usureros,
Ellos cambian por dineros
Daniel Meneses, Dilogo entre don Jermn Riesco i el rotito del norte tocante a los
84
27
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
Su psima mercadera,
Despus a la clereca
Dle a ver si se revienta,
Si un rico a usted se presenta
A hacerle algn nuevo arreglo
No haga por si se alza el pueblo,
I le puede pedir cuenta.
Don Jerman
Si el pueblo cuenta me toma
Tal como me diga usted,
Esa acta se la dar
Como humilde paloma,
Antes que el rico la aroma
Tome por su regala,
Si con los de sacrista
Me declarasen la guerra,
Primero echar por tierra
A toda la burguesa [...]. 85
Hay dos observaciones que hacer sobre este particular. Primero, en lo relativo
a la economa: las medidas que afectaban el sustento de las familias, como el
fomento de la inmigracin de trabajadores extranjeros o la desproteccin de la
industria local, eran fuertemente resentidas por los chilenos pobres86. Es ms,
los reclamos al mandatario se levantaban en virtud del hecho de ser nacidos en
suelo patrio. Todos los chilenos y chilenas, en la visin de los puetas, deban
ser cobijados por la tierra que los haba visto crecer 87. A este respecto, el primer
magistrado era tenido como un protector: Al fin padre nacional/ Atindanos
con empeo/ Usted como propio dueo/ Ponga trabajo fiscal./ Mejrenos el
jornal 88. Aflor as un modo diferente de comprender el fundamento bsico de
la humanidad, relacionado con esa esperanza de una vida mejor para todos. Ella
engarza con un fondo cultural que se expres en otras manifestaciones orales
85
Meneses, Daniel, Clebre contrapunto entre don Jermn Riesco con el rotito del norte,
Col. A. A., 57.
86
Y entroncaban con una de las banderas de lucha de las primeras organizaciones de trabajadores.
Vase Pinto, Julio, 2007, op. cit. y DeShazo, Peter, Trabajadores urbanos y sindicatos en Chile:
1902-1927, Santiago, Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 2007, pp. 82-83.
87
Sera digno de alabanza/ Nuestro presidente actual/ Con traer tanto animal/ A Chile a
llenar la panza?/ La miseria nos alcanza/ Hoi con gran propagacin. Villegas, Pedro, A dnde
iremos?, Col. Am., II, 495.
88
Annimo, Quejas de los obreros, Col. Am., III, 725.
28
Toms Cornejo C. HABLANDO CON SU EXCELENCIA: DILOGOS DE IMPUGNACIN...
89
Gonzlez Miranda, 2008, op. cit., p. 74.
90
Barros, Luis y Ximena Vergara, El modo de ser aristocrtico. El caso de la oligarqua
chilena hacia 1900, Santiago, Ediciones Aconcagua, 1978.
91
Sobre esta idea, Moore, 2007, op. cit. 52.
92
Araneda, Rosa, Reclamo de los obreros i gaanes i del centro comercial al presidente
para que haga subir el cambio, Col. Lenz, 5, 2.
93
Sin autor, Contrapunto entre un trabajador de las salitreras del norte y D. Jerman Riesco,
Col. A. A., 350.
29
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
94
Cordero, Jos Hiplito, La influenza, Col. Am., II, 353.
95
La composicin culmina con una imagen igualmente cargada de significado religioso,
cuando indica que Errzuriz, vol desde la alameda/ y se elev a la moneda/ le hizo el cielo
ese favor. Pepa Aravena [seud.], Cancin a don Federico Errzuriz, Col. Am., II, 476.
96
El ato Quillotano [seud.], La triste situacion de Chile, Col. Am., III, 608.
97
El corolario del pensamiento del vate era Que al hombre podr engaarse/ Mnos al
divino Autor. Ibdem.
30
Toms Cornejo C. HABLANDO CON SU EXCELENCIA: DILOGOS DE IMPUGNACIN...
98
Scott, 1977, op. cit.
31
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
Hay que recalcar, por otra parte, el fundamento ltimo de los contrapuntos
y otros versos polticos, que apunta a la constitucin de una racionalidad a
veces autnoma del ejercicio de la ciudadana. Dando un paso ms all de la
sola subsistencia, los puetas cantaron el sueo colectivo de la posibilidad de
una vida plena. En ella, el acceso al poder se aleja de los discursos que ms
prominencia tuvieron a fines del siglo XIX, para entroncar con tropos literarios
de ms larga data, actualizados por la transmisin oral. El contrapunto con la
autoridad presidencial, a veces spero y otras fluido, mezcla de deferencia y
oposicin, enfrentamiento y consejo, tuvo una particular resolucin dialctica.
En voz de uno de los exponentes ms prolficos de la Lira Popular: Si yo
fuera Presidente/ Ya no habria mas pobreza,/ Todo seria riqueza/ En este gran
continente 99.
Menos ideologizada que la prensa obrera, ms poltica que los peridicos
destinados a los sectores populares hechos desde arriba, la Lira Popular encontr
un nicho discursivo en el cada vez ms disputado espacio pblico comunicacional
del fin de siglo chileno. Su larga presencia entre las prcticas culturales de las
clases subordinadas, la buena acogida y eventual xito comercial de algunos
poetas, as como la pervivencia de ciertas composiciones en la memoria oral,
indican que se trat de un fenmeno con races profundas.
Juan Bautista Peralta, Transformacin de Santiago por la ciudad deleitosa [1901], Col.
99
Am., II, 394. Otras composiciones en que se encuentra el mismo motivo potico pueden cotejarse
en Adolfo Reyes, Deceo del poeta Adolfo Reyes, Col. Am., I, 153; Jos Arroyo, Cantares, Col.
Am., II, 459 (Cuando yo sea ministro/ ni pobre ni rico habr/ i por el ro Mapocho/ solo chicha
correr).
32
CUADERNOS
D E H I S T O R I A 39
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS HISTRICAS
UNIVERSIDAD DE CHILE diciembre 2013: 33 - 59
*
Doctor en Historia, profesor de la Universitat Rovira i Virgili (Catalunya/Espaa) Correo
electrnico: ramn.arnabat@urv.cat
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
Introduccin
1
La mejor sntesis sobre la poca franquista es la de Riquer, Borja de, La dictadura de
Franco, Barcelona, Crtica-M. Pons, 2010.
2
Franco Bahamonde, Francisco, Palabra del Caudillo, 19 de Abril de 1937 31 de
Diciembre de 1938, Barcelona, Ediciones Fe, 1939, p. 165.
3
Surez, ngel y Colectivo 36, Libro blanco sobre las crceles franquistas, 1939-1976,
Pars, Ruedo Ibrico, 1976, p. 45: esta perversin del sistema jurdico consista en acusar de
rebelin militar los rebelados a las vctimas de su rebelin, en la ms profunda subversin desde
tica a semntica de la historia.
34
Ramn Arnabat Mata La represin: el ADN del franquismo espaol
4
Serrano Suer, Ramn, Entre el silencio y la propaganda. La historia como fue. Memorias,
Barcelona, Planeta, 1977, pp. 244-248.
5
Cruanyes, Josep, Els papers de Salamanca, Barcelona, Edicions 62, 2003.
6
Actualmente, la documentacin confiscada se puede consultar en el Centro de Documentacin
de la Memoria Histrica de Salamanca (CDMHS). Durante los ltimos aos ha habido un intensa
polmica por la reclamacin hecha desde Catalunya para que se devolviesen las documentaciones
institucionales de la Generalitat de Catalunya y la de los Ayuntamientos, y la de las diversas
organizaciones y particulares. Toda la documentacin ha sido digitalizada, y una copia se conserva
35
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
La legalizacin de la represin
36
Ramn Arnabat Mata La represin: el ADN del franquismo espaol
9
Ver Mir, Conxita, Corretg, Fabi, Farr, Judit y Sagus, Joan, Repressi econmica i
Franquisme: lactuaci del Tribunal de Responsabilitats Poltiques a la provncia de Lleida,
Barcelona, PAM, 1997; y Vilanova, Francesc, Repressi poltica i coacci econmica. Les
responsabilitats poltiques de republicans i conservadors catalans a la postguerra (1939-1942),
Barcelona, PAM, 1999.
10
Aguila, Juan J. del, El TOP. La represin de la libertad (1963-1977), Barcelona, Ed.
Planeta, 2001; Sartorius, Nicols, La memoria insumisa: la dictadura de Franco, Barcelona,
Crtica, 2002; Tbar, Javier (Coord.), TOPCAT 1963-1977: lantifranquisme catal davant el
Tribunal de Orden Pblico, Barcelona, Fundaci Cipriano Garca, Memorial Democrtic, 2010.
11
Fontana, Josep, Reflexiones sobre la naturaleza y las consecuencias del Franquismo. En
Fontana, Josep (Ed.), Espaa bajo el franquismo, Barcelona, Crtica, 1986, pp. 9-38; Casanova,
Julin, Una dictadura de cuarenta aos. En Casanova, Julin (Coord.), Morir, matar, sobrevivir.
La violencia en la dictadura de Franco, Barcelona, Crtica, 2002, pp. 1-50; Mir, Conxita (Coord.),
La represin bajo el franquismo, Ayer, nm. 43, Madrid, 2001, pp. 11-188; Sanz, Ismael,
Fascismo y Franquismo, Valncia, PUV, 2004; Molinero, Carme y Yss, Pere, Catalunya sota el
franquisme, Barcelona, Empries, 1999; DDAA, Els anys de la postguerra a Catalunya (1939-
1959), Barcelona, PAM, 1994; Marn, Mart, Histria del franquisme a Catalunya, Vic-Lleida,
Eumo-Pags, 2006; Sol Sabat, Josep M. (Dir.), El Franquisme a Catalunya. La dictadura
totalitria (1939-1945), Barcelona, Edicions 62, 2007; y Snchez Recio, Glicerio (Ed.), Dossier:
El primer franquismo (1936-1959), Ayer, nm. 33, Madrid, 1999.
37
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
El final de la guerra civil (1 de abril de 1939) que haba enfrentado a los espaoles
durante tres aos (1936-1939) no comport el establecimiento de la paz. Al
contrario, Franco y sus colaboradores decidieron que la guerra contra la Repblica
iba a continuarse por otros medios. Se inici as una nueva guerra basada en la
sujecin y la revancha contra los vencidos por parte de los vencedores. Era la
Justicia de Franco. El mismo Franco lo haba afirmado con motivo del desfile
de la victoria el 19 de mayo de 1939 en Madrid: No nos hagamos ilusiones:
el espritu judaico que permite la alianza del gran capital con el marxismo, que
Marn, op. cit., 2006, p. 97. Ver tambin Marn, Mart, Els ajuntaments franquistes a
12
Catalunya. Poltica i administracin municipal, 1938-1979, Lleida, Pags editors, 2000, pp.
163-170.
13
Citado por Fontana, Josep, La repressi franquista, Del Peneds, N 21, Vilafranca del
Peneds, 2009, p. 18.
14
Morente, Francisco, La Escuela y el Estado Nuevo. La depuracin del Magisterio nacional
(1936-1945), Valladolid, mbito, 1997; y Gonzlez, Ernesto, La depuraci del magisteri a lAlt
Peneds, desprs de la guerra civil, Vilafranca del Peneds, Consell Comarcal de lAlt Peneds,
1999.
38
Ramn Arnabat Mata La represin: el ADN del franquismo espaol
15
Preston, Paul, Franco, caudillo de Espaa, Barcelona, Grijalbo, 1994, p. 102.
16
Publicado en el peridico ABC del 1 de enero de 1940, con el ttulo de Mensaje del
Caudillo a los Espaoles.
17
Ver Preston, op. cit., 2011, p. 615 y ss.
18
La Vanguardia Espaola, de 27 de enero de 1939.
39
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
19
Villarroya, Joan, 1939: derrota i exili, Barcelona, Generalitat de Catalunya, Departament
de Cultura, 2000, y Desterrats. Lexili catal de 1939, Barcelona, Base, 2002; Vilanova, Francesc,
Exiliats. Proscrits. Deportats, Barcelona, Empries, 2006, y En el exilio: de los campos
franceses al umbral de la deportacin. En Molinero et al., op. cit, pp. 81-115; Sol Sabat, Josep
y Villarroya, Joan, La Guerra Civil a Catalunya (1936-1939). 6. Lexili, Barcelona, Edicions
62, 2007; Bermejo, Benito, Emigracin y exilio: espaoles en Francia, 1939-1946, Madrid,
Eudema, 1996; y Alted, Alicia, La voz de los vencidos. El exilio republicano de 1939, Madrid,
Aguilar, 2005.
20
Rodrigo, Javier, Los campos de concentracin franquistas, entre la historia y la memoria.
Madrid, Siete Mares, 2003; Cautivos. Campos de concentracin en la Espaa franquista, 1936-
1947. Barcelona, Crtica, 2005; y Internamiento y trabajo forzoso: los campos de concentracin
de Franco, Hispania Nova. Revista de Historia Contempornea, N 6, Madrid, 2006: http://
hispanianova.rediris.es/6/dossier/6d027.pdf. Egido, ngeles y Eiroa, Matilde (Eds.), Dossier:
Los campos de concentracin franquistas en el contexto europeo, Ayer, N 57, Madrid, 2005,
pp. 19-187.
40
Ramn Arnabat Mata La represin: el ADN del franquismo espaol
21
Sobrequs, Jaume, Molinero, Carme y Sala, Margarida (Eds.), Els camps de concentraci i
el mn penitenciari a Espanya durant a guerra civil i el franquisme, Barcelona, Museu dHistria
de Catalunya, 2003; Molinero, Carme, Sala, Margarida y Sobrequs, Jaume, Una inmensa prisin.
Los campos de concentracin y las prisiones durante la guerra civil y el franquismo, Barcelona,
Crtica, 2003; y Montfort, Aram, Barcelona 1939. El camp de concentraci dHorta, Barcelona,
LAven, 2008.
22
Casanova, Julin, El pasado oculto: fascismo y violencia en Aragn, 1936-1939, Madrid,
Siglo XXI, 1992.
23
Conforme a lo previsto en el artculo 12.2 de la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, por
la que se reconocen y amplan derechos y se establecen medidas a favor de quienes padecieron
persecucin o violencia durante la Guerra Civil y la Dictadura, el Gobierno de la nacin tena
el encargo de confeccionar un mapa integrado de todo el territorio espaol en el que constaran
los terrenos en que se han localizado restos de personas desaparecidas violentamente durante la
41
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
cargo al juez Baltasar Garzn, por haber intentado averiguar las vctimas reales
del franquismo y pedir responsabilidades24. Dndose el curioso caso que la
justicia espaola puede perseguir a dictadores forneos (Pinochet entre ellos),
pero no a los propios. O que el Estado espaol puede financiar la apertura de
fosas en Bosnia, por ejemplo, mientras niega los recursos a los familiares de
las vctimas del franquismo para hacer lo mismo en Espaa. Y tiene que ser
la justicia argentina la que abra una causa contra el franquismo25. Todo ello,
apuntamos, como resultado de una determina transicin poltica, considerada
modlica y exportable, pero que para nosotros ha sido y es, todava, una pesada
losa de olvido e injusticia26.
Segn los datos oficiales del franquismo, las vctimas de la represin roja,
es decir, republicana, durante la guerra civil espaola fueron 72.344 personas;
mientras que, las vctimas de la represin nacional, es decir, franquista, tan
solo eran 57.662 personas. Las cifras actuales, an no definitivas, a las que ha
llegado la investigacin histrica son las siguientes: unos 150.000 ejecutados
por el franquismo entre 1936 y 1945; 125.000 durante la guerra y 25.000 durante
los primeros aos de la dictadura debemos considerar que la represin fue
especialmente dura durante los primeros aos de la posguerra; y unos 50.000
ejecutados vctimas de la represin republicana. En lneas generales, y realizando
Guerra civil o la represin poltica posterior. Este mapa se encuentra en la web del Ministerio
de Justicia del Gobierno de Espaa y se puede consultar en:
http://mapadefosas.mjusticia.es/exovi_externo/CargarInformacion.htm. Ver tambin la
Asociacin para la Recuperacin de la Memoria Histrica: http://www.memoriahistorica.org.
es/joomla/index.php; y otras iniciativas como Todos los Nombres de Andaluca: http://www.
todoslosnombres.org/; Nomes e voces de Galicia http://www.nomesevoces.net/ , o Tots els
Noms en Catalunya: http://www.totselsnoms.org. En Catalunya el Memorial Democrtic, creado
por el Parlament de Catalunya es quien asume y coordina estos temas: http://www20.gencat.cat/
portal/site/memorialdemocratic
24
Garzn, Mara, Suprema injusticia. Toda la verdad sobre el final del juez Garzn, Barcelona,
Planeta, 2012.
25
La jueza argentina, Mara Servini de Cubra, ha dirigido una resolucin a los abogados que
representan en Argentina a las vctimas de la dictadura franquista con el fin de que le sea facilitada
una lista de personas a las que podra tomar testimonio. La Asociacin para la Recuperacin de
la Memoria Histrica (ARMH) promovi la causa junto a dos familiares de desaparecidos en
Espaa, Daro Rivas e Ins Garca Holgado.
26
Ver Molinero, Carme (Coord.), La Transicin, treinta aos despus, Barcelona, Pennsula,
2006; Fontana, Josep Bases per a una nova transici y Yss, Pere, Una nota sobre la crisi
del franquisme i la transici a la democrcia, Revista HMiC, N.III, Barcelona, 2005: http://
webs2002.uab.es/hmic/2005/index.html; y Aguilar, Paloma, Collective memory of the Spanish
civil war : the case of political amnesty in the Spanish transition to democracy, Madrid, Instituto
Juan March de Estudios e Investigaciones, 1996.
42
Ramn Arnabat Mata La represin: el ADN del franquismo espaol
una estimacin muy prudente, podemos dar por vlida la cuantificacin de unas
150.000 vctimas del holocausto franquista 27. Esto significa cinco veces ms
que las vctimas de las dictaduras de Pinochet en Chile y de los militares en
Argentina, sumadas. Los ejecutados por el franquismo durante la guerra civil
espaola representan una cuarta parte del total de vctimas de la misma (475.000),
y casi la mitad de las que murieron en el frente de batalla (unas 300.000).
De hecho, fue el propio rgimen franquista quien, una vez finalizada la guerra
civil, convirti a los soldados republicanos prisioneros y a aquellos que huyeron
a Francia en enemigos polticos sujetos a la represin, y a los internados en
campos de exterminio nazi en aptridas. No est de ms recordar que cuando
los alemanes detuvieron a unos 10.000 republicanos espaoles en Francia,
preguntaron al gobierno espaol que haba que hacer con ellos, y el ministro
Serrano Suer contest que no haba espaoles fuera de Espaa, y por tanto,
automticamente, pasaron a ser considerados como aptridas y encerrados en
los campos de exterminio nazis, donde murieron unos 7.000 de ellos28.
En algunas regiones espaolas, la represin franquista fue brutal. En Andaluca,
que contaba con 4.610.000 habitantes, se ejecutaron 47.399 personas (el 1% del
total, el 4% de la poblacin masculina adulta)29. En Castilla la Vieja (actualmente
equivalente, casi, a Castilla y Len), con 1.950.000 habitantes y, tericamente,
feudo franquista, se ejecutaron 17.195 personas (el 0,9% del total, el 3,6% de la
27
Preston, op. cit, 2011, pp. 17-26, 671-678 y 817-823. Los datos son coincidentes entre
los ltimos estudios generales de la represin franquista, como el citado de Preston y el de
Espinosa, Francisco, Violencia roja y azul. Espaa, 1936-1950, Barcelona, Crtica, 2012; y muy
coincidentes con el estudio pionero de Juli, Santos, Vctimas de la guerra civil, Madrid, Temas
de Hoy, 1999. Para Catalunya ver Marn, op. cit. 2006, pp.88-100; y Cattini, Giovanni, La
repressi franquista. La ferotgia de lEspanya falangista. En Sol Sabat, Josep M. (Dir.), El
Franquisme a Catalunya. La dictadura totalitria (1939-1945), Barcelona, Edicions 62, 2007,
pp. 119-136.
28
Ver Torn, Rosa, Vida i mort dels republicans als camps nazis, Barcelona, Proa, 2002;
Bermejo, Benito, Libro memorial: espaoles deportados a los campos nazis (1940-1945),
Madrid, Ministerio de Cultura, 2006, y Memorial de las espaolas deportadas a Ravensbrck,
Barcelona, Amics de Revansbruch, 2012; y Roig, Montserrat, Els catalans als camps nazis,
Barcelona, Edicions 62, 1977.
29
Ro, ngel del y Acosta, Gonzalo, Todos los nombres: base de datos de la represin
franquista en Andaluca, Sevilla, AMHJA-CGT, 2007; Ortz, Juan (Ed.), Andaluca guerra y
exilio, Sevilla, Universidad Pablo de Olavide, 2005; Cobo, Francisco, Revolucin campesina
y contrarrevolucin en Andaluca, Granada, Universidad de Granada, 2004; Snchez, Pura,
Individuas de dudosa moral: la represin de las mujeres en Andaluca (1936-1958), Barcelona,
Crtica, 2009; Espinosa, Francisco, La Columna de la muerte: el avance del ejrcito franquista
de Sevilla a Badajoz, Barcelona, Crtica, 2003.
43
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
30
Robledo, Ricardo (Ed.), Esta salvaje pesadilla: Salamanca en la guerra civil espaola,
Barcelona, Crtica, 2007.
31
Chaves, Julin (Ed.), Memoria histrica y guerra civil: represin en Extremadura, Badajoz,
Diputacin de Badajoz, 2004.
32
Los datos de poblacin proceden de Campo, Salustiano del, La poblacin de Espaa, Madrid,
CICRED, 1975, p. 61 y los de la represin franquista, de Preston, op. cit. 2011, pp. 817-823.
33
Los estudios de Sol Sabat, Josep M., La repressi franquista a Catalunya, 1938-1953,
Barcelona, Edicions 62, 1985; Sol Sabat, Josep M. y Villarroya, Joan, La repressi a la rereguarda
de Catalunya (1936-1939), 2 vols., Barcelona, Publicacions de lAbadia de Montserrat, 1989-
1990 y El Franquisme a Catalunya. La repressi franquista (1938-1977), Barcelona, Edicions
62, sitan el nmero de vctimas de la represin en unas 12.100 personas: 8.400 por la represin
republicana y 3.700 por la represin franquista.
34
Para los datos generales, ver Daz Esculies, Daniel, Entre filferrades: un aspecto de
lemigraci republicana dels Pasos Catalans (1939-1945), Barcelona, La Magrana, 1993;
Dreyfus-Armand, Genevieve, El exilio de los republicanos espanyoles en Francia, Barcelona,
Crtica, 2000; Rafaneu-Boj, Marie-Claude, Los campos de refugiados espanyoles en Francia,
Barcelona, Omega, 1995; Vilanova, op. cit., 2006 y Villarroya, op. cit., 2003.
44
Ramn Arnabat Mata La represin: el ADN del franquismo espaol
35
Milln Astray, Jos, Franco el Caudillo, Salamanca, Quero y Simn, 1939, p. 32.
36
Vias, ngel, El honor de la repblica, Barcelona, Crtica, 2009, pp. 353-363 y apndice
documental.
37
Oliva, Jordi, Lestudi del cos hum de la Guerra Civil i la postguerra des del Centre
dHistria Contempornia de Catalunya. En Snchez Cervell, Josep y Agudo, Sebastin J.,
(Coord.), La Batalla del Ebro: perspectivas y balance. Comunicaciones, Tarragona, Arola, 2008,
pp. 409-462.
38
Para la represin en Catalunya, ver los estudis locales y comarcales de Recasens Llort,
Josep, La repressi franquista a la Conca de Barber, 1939-1945: documents per al seu estudi,
Montblanc, Centre dEstudis de la Conca de Barber, 2000, La repressi franquista a Reus,
Reus, Associaci dEstudis Reusencs, 2003, La repressi franquista a la Ribera dEbre, 1938-
1945, Valls, Cossetnia. 2003, La repressi franquista a la Terra Alta, 1938-1945, Horta de
Sant Joan, Ecomuseu dels Ports, 2005, La repressi franquista al Baix Camp, exclosa la ciutat
de Reus, Reus, Associaci dEstudis Reusencs, 2005, La repressi franquista a la comarca de
lAlt Camp, 1939-1950, Lleida, Pags, 2006, La repressi franquista a Tarragona, Tarragona,
45
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
Centre dEstudis Histrics i Socials Guillem Oliver del Camp de Tarragona, 2005, La repressi
franquista al Baix Peneds, Valls, Cossetnia IEP, 2007; Subirats, Josep, Pilatos 1939-1941.
Prisin de Tarragona, Madrid, Pablo Iglesias, 1993; Subirats, Josep y POY Franco, Pilar, Les
Oblates, 1939-1941: pres de dones de Tarragona, Valls, Cossetnia, 2006; Ventura, Joan,
Pres de Pilats. Tarragona, 1939-1941, Tarragona, Diputaci de Tarragona, 1993; Gavald,
Antoni, Jo delato, tu inculpes, ell denuncia, ... (Repressi franquista a Valls i comarca), Valls,
Institut dEstudis Vallencs, 1997; Farrs, Esther, La repressi franquista a Vic (1939-1945),
Vic, Patronat dEstudis Osonencs, 2008; Galofr, Jordi, La repressi franquista a Banyoles,
Banyoles, Ajuntament, 2005; Lorenzo, Ada y Lloren, Esther, Hores de vetlla. Testimonis de
35 repressaliats pel franquisme, Girona, CCG Edicions, 2005, y Republicans repressaliats pel
franquisme, Girona, CCG Edicions, 2007; Arnabat, Ramon, Castillo, David y Sancho, Daniel, La
repressi del primer franquisme a lAlt Peneds (1939-1948), Valls, Cossetnia, 2009; Arnabat,
Ramon (Dir.), La repressi franquista al Garraf, Valls, Cosetania, 2013; Corbaln, Joan, Justcia,
no venjana. Els executats pel franquisme a Barcelona (1939-1956), Valls, Cossetnia, 2008; Mir,
Conxita, Vivir es sobrevivir. Justicia, orden y marginacin en la Catalunya rural de postguerra,
Lleida, Milenio, 2000; Mir, Conxita, Agust, Carme, Gelonch, Josep (Ed.), Violncia i repressi
a Catalunya durant el franquisme. Balan historiogrfic i perspectives, Lleida, Edicions de la
Universitat de Lleida, 2001; Mir, Conxita, Corretg, Fabi, Farr, Judit y Sagus, Joan, Repressi
econmica i Franquisme: lactuaci del Tribunal de Responsabilitats Poltiques a la provncia
de Lleida, Barcelona, PAM, 1997; Barallat, Merc, La repressi a la postguerra civil a Lleida
(1938-1945), Barcelona, PAM, 1991; Gimeno, Manuel, Revoluci, guerra i repressi al Pallars,
Barcelona, PAM, 1997; Crosas, Jaume, Guerra i repressi al Collsacabra, 1936-1943 (Pruit-
Rupit-Tavertet), Santa Coloma de Gramenet, Grupo de historia Jos Berruezo, 2004; Pags, Pelai
(Dir.), Franquisme i repressi (la repressi franquista als Pasos Catalans,1939-1975). Valencia,
PUV, 2004. Adems de las obras citadas de Sol Sabat, 1985; Sol Sabat y Villarroya, 2006;
y Molinero et al., 2003.
46
Ramn Arnabat Mata La represin: el ADN del franquismo espaol
39
Los datos en Arnabat, Ramon (Coord.), Tots els Noms. Les vctimes de la Guerra Civil
al Peneds, Valls, Cossetnia, 2010; Recasens, op. cit., 2006; Arnabat et al., op. cit., 2009; y
Arnabat (Dir.), op. cit., 2013.
40
Citados en Benet, Josep, Catalunya sota el rgim franquista. Informe sobre la persecuci
de la llengua i la cultura de Catalunya pel rgim del general Franco, Barcelona, Blume, 1978,
pp. 129 y 235-249.
47
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
vecinos, sus compaeros de trabajo y, sobre todo, est el trazo que ha marcado
su vida hasta el momento de su represin y los proyectos que no podr realizar.
La radiografa sociolgica de los ejecutados por la represin franquista
nos permite conocer los sectores sociales ms afectados. Los represaliados
por el franquismo fueron, fundamentalmente, hombres adultos de entre 20 y
40 aos (la franja de edad de buena parte de los elementos ms activos de las
organizaciones polticas, sindicales y sociales republicanas). Las dos terceras
partes eran hombres casados y una tercera parte solteros (28%). Los porcentajes
ms altos de represin se produjeron en los municipios medianos y pequeos
(de menos de 4.000 habitantes), all donde los conflictos polticos, sociales y
personales eran de difcil separacin41. La mitad de ellos eran campesinos pobres
(rabassers, aparceros y arrendatarios y pequeos propietarios), una tercera parte
trabajadores (obreros cualificados, peones, jornaleros, menestrales, ). El resto
formaba parte de las clases medias (profesionales, pequeos empresarios y
comerciantes, funcionarios, maestros). Campesinos y trabajadores asalariados,
representan las tres cuartas partes de los represaliados. Hombres jvenes
pertenecientes a las clases populares urbanas y rurales. De manera que hay un
claro matiz de clase en la represin franquista.
Cules eran sus proyectos, sus trayectorias, su militancia, Pues bien, los
dos colectivos poltico-sindicales que padecieron con ms fuerza la represin
franquista fueron el republicano, integrado por los partidos republicanos,
nacionalistas y las organizaciones campesinas (un 40% de los represaliados); y
el anarcosindicalista, integrado por el sindicato fabril de la CNT, la Federacin
Anarquista Ibrica y las Juventudes Libertarias (un 39%). A continuacin, y a
una cierta distancia, el colectivo socialista-comunista, integrado por los partidos
comunistas y socialistas y por el sindicato de la UGT (un 16,5%). Finalmente,
hay que destacar que buena parte de los represaliados por el franquismo
haban ocupado cargos de responsabilidad en los ayuntamientos, sindicatos,
cooperativas y otras organizaciones polticas, sociales y culturales. Es decir,
se trataba de militantes y activistas polticos, culturales, sociales y sindicales,
lo que aade valor cualitativo a la represin y eficacia en el desmantelamiento
de la red asociativa democrtica y social.
De manera que, si bien es cierto que la represin franquista tuvo un carcter
general y que ningn rincn del pas, ningn sector de la sociedad, ningn
41
Los datos en Recasens, op. cit., 2006; Arnabat et al., op. cit., 2009; y Arnabat (Dir.), op.
cit., 2013. Nuestros datos coinciden con los que ofrecen para el conjunto de Catalunya Sol
Sabat, op. cit., 1985, pp. 188-219; y Corbaln, op. cit. pp. 109-136.
48
Ramn Arnabat Mata La represin: el ADN del franquismo espaol
42
Ver Fontana, op. cit., 1986, pp. 17-24.
43
Iribarren, Jos M., Con el general Mola. Escenas y aspectos inditos de la guerra civil,
Zaragoza, Librera General, 1937, p. 33.
44
Publicados en Castillo, Jos del y lvarez, Santiago, Barcelona, objetivo cubierto, Barcelona,
Timn, 1958, pp. 153-154.
49
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
ofrecer una transaccin a los enemigos; pero no quiero. Quiero derrotarlos para
imponerles mi voluntad, y para aniquilarlos45.
Al sur del pas, en Andaluca, el general Queipo de Llano segua la misma
lnea y adverta que en caso de huelga o abandono del servicio, sern pasados
por las armas inmediatamente todas las personas que compongan la directiva
del gremio y adems un nmero igual de individuos de ste discrecionalmente
elegidos. Queipo afirmaba sin tapujos que el Alzamiento fascista era un
movimiento depurador del pueblo espaol 46. Ideas amplificadas por los
medios de comunicacin afines, como el peridico ABC de Sevilla, que el 1 de
noviembre de 1936 animaba a seguir con la vesania sanguinaria: repitamos
ahora las palabras pronunciadas tantas veces por el ilustre general Queipo de
Llano: del diccionario de Espaa tienen que desaparecer las palabras perdn y
amnista. En este mismo momento, el Delegado de Orden Pblico en Sevilla
deca: Aqu en treinta aos no hay quien se mueva 47. Mientras tanto, en Sevilla
se desplegaba una feroz represin con ms de tres mil ejecutados en seis meses48.
Estamos hablando del terror oficial, para definirlo de alguna manera; del
legitimado y aceptado desde arriba. Pero a este se le suma desde el inicio, un terror
salvaje e indiscriminado desde abajo, donde se mezclan venganzas personales,
la ambicin por las tierras y bienes de los otros y todo tipo de miserias humanas.
Es la primera etapa de los paseos y las sacas, en que la gente desaparece en
una cuneta de carretera o en la tapia de un cementerio, en que hay actuaciones
individuales, totalmente al margen de cualquier ley, tribunal o norma. Pero
este terror individual forma parte del plan global y aparece con la plena y total
tolerancia de los jefes militares. En el caso de Orense, estudiado por Julio Prada,
se puede ver que, si bien la represin paralegal de los paseos y las sacas la
45
Reproducidos en Mola, Emilio, Obra completa, Valladolid, Librera Santaren, 1940.
46
Bandos y rdenes dictados por el Excmo. Seor D.Gonzalo Queipo de Llano y Sierra, Sevilla,
Imprenta Municipal, 1937. Ver Espinosa, Francisco, La justicia de Queipo: (violencia selectiva y
terror fascista en la II Divisin en 1936), Sevilla, Etc., 2000; y Fontana, Josep, Prlogo. En
Molinero et al., op. cit., 2003, pp. XI-XVII, y op. cit., 1986, pp. 9-38.
47
Citado por Braojos, Alfonso, lvarez-Rey, Leandro, Espinosa, Francisco, Sevilla 36:
sublevacin fascista y represin, Brenes (Sevilla), Muoz Moya y Montraveta, 1990, p. 241.
48
Sobre la represin en Sevilla, ver Bahamonde, Antonio, Un ao con Queipo. Memorias de
un nacionalista, Barcelona, Ediciones Espaolas, 1938; Gonzlez Ruz, Francisco, Yo he credo
en Franco. Proceso de una gran desilusin, Segunda edicin corregida y aumentada, Barcelona,
Publicacions Antifeixistes de Catalunya, 1938; Alloucherie, Jean, Noches de Sevilla. Un mes entre los
rebeldes, Barcelona-Madrid, Ediciones Europa-Amrica, s.a.; Valera, Jos M, Rebelin en Sevilla.
Memorias de su gobernador rebelde, Sevilla, Ayuntamiento, 1982; Braojos, Alfonso, lvarez-Rey,
Leandro, Espinosa, Francisco, Sevilla 36: sublevacin fascista y represin, Brenes (Sevilla), Muoz
Moya y Montraveta, 1990.
50
Ramn Arnabat Mata La represin: el ADN del franquismo espaol
49
Prada Rodrguez, Julio, De la agitacin republicana a la represin franquista. Ourense,
1934-1939, Barcelona, Ariel, 2006.
50
Milln Astray, op. cit., 1939, p. 61.
51
Citados por Fontana, op. cit., 2009, pp. 17-27. Tan solo un 5% de las condenas a muerte
fueron conmutadas por la de prisin perpetua.
51
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
52
La mejor visin de sntesis de este periodo, en Casanova, Julin, Repblica y Guerra
Civil, Barcelona, Crtica/Marcial Pons, 2009; Reig Tapia, Alberto, Violencia y terror. Estudios
sobre la guerra civil espaola, Madrid, Akal, 1990.
53
Ver Reig Tapia, Albert, Ideologa e historia: sobre la represin franquista y la guerra civil,
Madrid, Akal, 1986; y Gonzlez Madrid, Damin A., Violencia poltica y dictadura franquista,
Dissidences. Hispanic Journal of Theory criticism, nm. 3-1, Brunswick, Maine (USA), 2007,
pp. 1-55. http://www.dissidences.org/ViolenciaFranquista1.html
54
Sobre Burgos, ver Castro, Luis, Capital de la Cruzada. Burgos durante la Guerra
Civil, Barcelona, Crtica, 2006; sobre Segovia, Vega Sombra, Santiago, De la esperanza a la
persecucin. La represin franquista en la provincia de Segovia, Barcelona, Crtica, 2005. Para
Burgos disponemos del testimonio directo del Secretario judicial de Burgos, Ruiz Vilaplana,
Antonio, En dono fe (Un any dactuaci en lEspanya nacionalista), Barcelona, Generalitat
de Catalunya, 1937.
52
Ramn Arnabat Mata La represin: el ADN del franquismo espaol
55
Lama, Jos M., Zafra, 1936: la guerra inexistente. En Actas de las V jornadas de
historia en Llerena, Llerena; Sociedad extremea de Historia, 2004, pp. 129-139.
56
Uno de los muchos casos que comenta Preston, op. cit., 2011, p. 674.
57
Peir, Joan, Perill a la rereguarda, Matar, Llibertat, 1936.
58
Fraser, Ronald, Recurdalo t y recurdalo a otros. Historia oral de la Guerra civil
espaola, Barcelona, Crtica, 2007 (2), p. 377.
59
Textos de sus memorias citados en Moseley, Ray, El conde Ciano. La sombra de Mussolini,
Madrid, Temas de Hoy, 2001, pp. 73-74.
53
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
60
Herrero, Javier, Los orgenes del pensamiento reaccionario espanyol, Madrid, Alianza,
1988; y Novella, Jorge, El pensamiento reaccionario espanyol (1812-1875): tradicin y
contrarrevolucin en Espaa, Madrid, Biblioteca Nueva, 2006.
61
Fontana, Josep, Aturar el temps. La segona restauraci espanyola, 1823-1834, Barcelona,
Crtica, 2005.
62
Vinyes, Ricard, Los nios perdidos del franquismo, Barcelona, Plaza y Jan, 2002.
54
Ramn Arnabat Mata La represin: el ADN del franquismo espaol
y exclusiva a lo largo de los siglos XIX y XX. De hecho en los juicios militares
sumarsimos, se buscan responsabilidades desde 1934 63.
Una vez eliminados (ejecutados o en el exilio) los principales cuadros
republicanos, la prisin es vista como un sistema de reeducacin que deba
facilitar la sumisin a las reglas que regan fuera de la crcel. Pero la represin
fue ms all del espacio concentracionario, la sociedad entera fue espacio de
represin. De una represin social y cotidiana sobre aquellos vencidos no
encarcelados y de la cual desconocemos muchos aspectos. Los partidarios de
la Repblica que se quedaron en sus pueblos, villas o ciudades, padecieron
la humillacin y la delacin, en la cual a menudo se mezclaban cuestiones
polticas, sociales y personales: despidos del trabajo, desahucios de las tierras
y de las casas, negacin de los vales de racionamiento, obligacin de prostituir-
se, rapadas de cabello, expropiaciones y requisas, obligacin de trabajar sin
cobrar, etc. Algunos tuvieron que callar para siempre y ser objeto de las burlas,
las estafas y los malos tratos de palabra y de hecho por parte de los ganadores
afiliados a la Falange64. El testimonio de un vecino de un pueblo cataln (Sant
Joan de Mediona), Joan Figueras, es bastante claro:
63
Ver Lpez, Manel, Els fets doctubre de 1934, Barcelona, Base, 2013; y Ruiz, David,
Octubre de 1934, Madrid, Sntesi, 2008.
64
Pueden verse diversos ejemplos en la comarca del Peneds: Arnabat, Ramon, La gent
i el seu temps. Histria de Santa Margarida i els Monjos. De la filloxera a la Guerra Civil,
1890-1940, Santa Margarida i els Monjos, Ajuntament, 1993; Guiu, Andreu, Repblica, Guerra
i Postguerra a Gelida, Gelida, Ajuntament - El 3 de Vuit, 2006; Tarrida, Ramon, Memries i
vivncies de la Guerra Civil i la llarga postguerra a Gelida, Vilafranca del Peneds, El 3 de Vuit,
2005; Recasens, Jaume, Vides en temps difcils. Sadurninecs als anys de Guerra i Postguerra,
Vilafranca del Peneds, El 3 de Vuit, 2003; Querol, Carles, Retrats, 1865-1997. Crnica illustrada
de Sant Sadurn dAnoia, Vilafranca del Peneds, Ramon Nadal editor, 1998; Mart, Mireia,
Piero, Pilar y Rodrguez, Irene, Vilob des de loblit. Historia oral de la guerra i el franquisme,
Vilob del Peneds, Ajuntament, 2007; y Argem, Xavier, Sadurn, M. Teresa y Serra, Joan, Sant
Quint de Mediona, Sant Quint de Mediona, Ajuntament, 2003.
55
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
protagonizado por unos hombres que tenan un corazn muy pequeo y una
nima mucho ms negra que la nuestra65.
65
Texto manuscrito de Joan Figueres, librado a Ramon Arnabat, con motivo de la investigacin
sobre las vctimas de la guerra civil en el Peneds (Sant Joan de Mediona, 1993).
66
Sanchz Albornoz, Nicols, Cuelga muros: presos polticos para un mausoleo. En
Molinero et al., op. cit., 2003, pp. 3-17.
67
Ver Fabre, Jaume, La delaci dins la repressi franquista de postguerra, LAven, N 75,
Barcelona, 1984, pp. 30-39; Domnech, Isabel y Vzquez, Frederic, La repressi franquista a
lmbit local. Manlleu (1939-1945), Valncia, Afers, 2003; Gavald, Antoni, Jo delato, tu inculpes,
ell denuncia, ... (Repressi franquista a Valls i comarca), Valls, Institut dEstudis Vallencs, 1997;
Mir, op. cit., 2000, y El sino de los vencidos: la represin franquista en la Catalua rural de
postguerra. En Casanova, Julin (Coord.), Morir, matar, sobrevivir. La violencia en la dictadura
de Franco, Barcelona, Crtica, 2002, pp. 123-193; Cenarro, ngela, Matar, vigilar y delatar: la
quiebra de la sociedad civil durante la guerra y la posguerra en Espaa (1939-1948), Historia
Social, N 44, Madrid, 2002, pp. 65-86.
68
Sis mois chez Franco. Lentrada dels feixistes a Barcelona. Documento mecanografiado
de 31 pginas, sin firma y sin fecha, aunque corresponde a finales de 1939, que se conserva en
el Arxiu Montserrat Tarradellas i Maci de Poblet. Carpeta de Postguerra 22.
56
Ramn Arnabat Mata La represin: el ADN del franquismo espaol
69
Diversos testimonios de mujeres en Egea, Pedro M., La moral femenina durante el
primer franquismo: el Patronato de Proteccin a la Mujer en Cartagena, Anales de historia
contempornea, 16 (2000), pp. 431-451; Moreno, Beln, Veus de dones II. El franquisme a lAlt
Peneds, Vilafranca del Peneds, Ajuntament, 2006.
70
Ver Fabre, Jaime, La pres tamb era a fora. Dones i nens vctimes de la postguerra,
Badalona, Ara Llibres, 2007; Mir, op. cit., 2000, pp. 123-193; y Carme MOLINERO, Mujer,
Franquismo, Fascismo. La clausura forzada en un mundo pequeo, Historia Social, nm. 30
(1998), pp. 97-118.
71
Richards, Michael, Un tiempo de silencio. La guerra civil y la cultura de la represin en
la Espaa de Franco, Barcelona, Crtica, 1999, p. 196.
57
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
Reflexiones finales
58
Ramn Arnabat Mata La represin: el ADN del franquismo espaol
59
CUADERNOS
D E H I S T O R I A 39
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS HISTRICAS
UNIVERSIDAD DE CHILE diciembre 2013: 61 - 91
*
La consulta en los archivos de Mxico fue posible gracias a una estancia de investigacin,
entre los meses de septiembre a noviembre de 2012, en el Instituto de Investigaciones Histricas
de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico, financiada por la Beca Teixidor que me otorg
su Consejo Interno. Agradezco todas las gestiones administrativas que facilitaron mi trabajo
al Dr. Ivn Escamilla Gonzlez y las orientaciones en el transcurso de la investigacin al Dr.
lvaro Matute. Tambin quiero reconocer la colaboracin del personal de la biblioteca de la
Direccin de Estudios Histricos del Instituto Nacional de Antropologa e Historia (INAH),
quienes apoyaron mi bsqueda de informacin en los documentos microfilmados del Archivo
Estatal Ruso de la Historia Social y Poltica, Rossiiskyi Gosudarstvennyi Arjiv Sotsialnoi y
Politicheskoi Istorii (en adelante RGASPI). Al personal y directivos de la Universidad Obrera
de Mxico, particularmente a los compaeros del Fondo Histrico Lombardo Toledano, quienes
cooperaron con mucha dedicacin en mis requerimientos durante la consulta de su archivo
documental, de carteles y fotografas. A los compaeros del equipo de investigacin histrica y de
la biblioteca del Centro de Estudios Filosficos, Polticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano,
en Mxico, vaya tambin mi reconocimiento por su diligente proceder. Me proporcionaron los
materiales documentales y bibliogrficos disponibles en el Centro, los cuales fueron muy tiles
para ampliar mis perspectivas.
**
Doctor en Historia. Becario Conacyt, Centro de Estudios Histricos, El Colegio de Michoacn,
Zamora, Mxico. Correo electrnico: herrerapb@colmich.edu.mx
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
Introduccin
62
Patricio Herrera Gonzlez POR UN NICO Y POTENTE PUO PROLETARIO...
63
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
1
Marcel van der Linden, La globalizacin de la historia del trabajo y de la clase obrera
y sus consecuencias. En Vicent Sanz y Jos Piqueras (Eds.), En el nombre del oficio, Madrid,
Editorial Biblioteca Nueva, 2005, p. 355.
2
Akira Iriye: Global Community. The Role of International Organizations in the Making of
the Contemporary World, Berkeley and Los Angeles, California, University of California Press
Ltd., 2002.
64
Patricio Herrera Gonzlez POR UN NICO Y POTENTE PUO PROLETARIO...
3
Para un conocimiento ms especfico sobre la relacin entre los obreros y la primera
Conferencia Americana del Trabajo, vase Patricio Herrera Gonzlez, La primera conferencia
regional del trabajo en Amrica: su influencia en el movimiento obrero, 1936. En Fabin Herrera
Len y Patricio Herrera Gonzlez (Coord.), Amrica Latina y La OIT. Redes, cooperacin tcnica
e institucionalidad social, 1919-1950, Morelia, Instituto de Investigaciones Histricas, Universidad
Michoacana de San Nicols de Hidalgo, 2013, pp. 199-242. El desarrollo de la Conferencia tuvo
una amplia difusin en los peridicos de Chile, entre los cuales cabe mencionar: La Opinin,
La Protesta, La Nacin, El Mercurio. En Mxico tambin se difundi el alcance de la reunin
en los peridicos El Universal, Exclsior y la revista Futuro.
4
Fernando Garca Oldini (1896-1965). Abogado de profesin. Se dedic a la poltica y la
diplomacia. Fue Ministro del Trabajo en dos breves periodos, durante el segundo mandato de
Arturo Alessandri Palma (1932-1938) y en el gobierno de Gabriel Gonzlez Videla (1946-1952).
En Ginebra fue delegado diplomtico de Chile en la Sociedad de Naciones, particularmente en
la OIT, donde adquiri experiencia en el rea del derecho laboral. Fungi como presidente de la
38 Conferencia Internacional del Trabajo en 1955.
5
Fernando Garca Oldini, Discussion du rapport du Directeur, Informations Sociales,
N 13, 24 juin 1935, Ginebra, p. 426.
6
Carta de Harold Butler, Director de la Oficina Internacional del Trabajo, al Gobierno
de Chile, Ginebra, 12 de julio de 1935, en Conferencia del Trabajo de los Estados de Amrica
miembros de la Organizacin Internacional del Trabajo, Actas de las sesiones, Oficina Internacional
65
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
del Trabajo, Ginebra, 1936, pp. XV-XVII. En el texto utilizaremos el acrnimo BIT (Bureau
International du Travail) para referirnos a la Oficina Internacional del Trabajo, para diferenciarla
de la Organizacin Internacional del Trabajo (OIT).
7
En algunas investigaciones recientes sobre la Internacional Comunista y Amrica Latina
existen imprecisiones cuando se refieren a la primera Conferencia Americana del Trabajo,
denominacin explicitada tanto en las actas de la Conferencia como en la documentacin
existente en el archivo de la OIT, en Ginebra. Est precisin no es menor, pues al identificar
la Conferencia con el Panamericanismo se puede inducir a interpretaciones desvinculadas del
contexto histrico. Los autores a los cuales no referimos son Lazar Jeifets, Vctor Jeifets, Peter
Huber, La Internacional Comunista y Amrica Latina, 1919-1943. Diccionario biogrfico, Ginebra,
Instituto de Latinoamrica de la Academia de las Ciencias (Mosc) e Institut pour lhistoire du
communisme (Ginebra), 2004, se menciona que la Conferencia se realiz en diciembre de 1935,
denominndose como Congreso Latinoamericano del Trabajo y Conferencia Panamericana del
Trabajo, p. 175 y p. 184; Daniela Spenser, Unidad a toda costa. La Tercera Internacional
en Mxico durante la presidencia de Lzaro Crdenas, Mxico, CIESAS, 2007, la nombra
Conferencia Panamericana del Trabajo y la sita en diciembre de 1935, p. 196; Olga Ulianova y
Alfredo Riquelme (Eds.), Chile en los archivos soviticos, 1922-1991, Vol. II, Santiago, Dibam,
2009, la identifican como la Conferencia Panamericana de Trabajo y puntualizan que se desarroll
en diciembre de 1933, p. 395.
66
Patricio Herrera Gonzlez POR UN NICO Y POTENTE PUO PROLETARIO...
para organizar una Conferencia regional del trabajo y salir del espacio europeo.
Ello permiti observar a distintas escalas problemas laborales, econmicos y
culturales, que en algunos casos particulares se diferenciaban bastante de lo
conocido por sus directores, funcionarios y tcnicos. Los representantes del
BIT comprendieron la relevancia de la reunin en Chile y por eso no dudaron
en promover otras conferencias americanas en aos posteriores, pues, en
parte, el continente fue un espejo que les mostr la lejana o la cercana en el
cumplimiento de sus objetivos primordiales, como organizacin internacional,
la procuracin de justicia social y paz universal para garantizar el entendimiento
entre los pueblos.
La dirigencia obrera del continente tuvo conciencia de que la postguerra y
la aguda crisis econmica del ao 1929 haban transformado sus repertorios de
lucha y los mecanismos de presin hacia la clase patronal y el Estado. Tambin
advirti que la negociacin y el ascenso escalonado de sus demandas exigan
compromisos distintos en sus bases, pues para alcanzar nuevos derechos laborales,
y consolidar los garantizados por la legislacin, era necesario cumplir las normas
y deberes consensuados con los patrones, y arbitrados por funcionarios y tcnicos
del Estado, prestando sus servicios en los departamentos u oficinas del trabajo 8.
Fue necesario que los obreros se instruyeran y participaran activamente de
las discusiones en las asambleas, ya no se poda garantizar la acogida de sus
demandas socio-laborales exclusivamente con una numerosa manifestacin o
con la confrontacin y la agitacin. El testimonio de Guillermo Polo Medrano,
obrero peruano, nos ofrece con meridiana claridad las nuevas cualidades de
la lucha obrera:
Hay quienes equivocan la posicin del obrero en este Certamen del Trabajo.
Creen que por el hecho de ser obrero deben esgrimir su arma de combate en
forma de agresin. Los que tal piensan se hallan en situacin equivocada; la
evolucin del correr de estos tiempos ensea al obrero a culturizarse, a instruirse
ampliamente, para defender sus derechos con amplio conocimiento de causa.
8
Sobre los departamentos u oficinas del trabajo y sus funciones tcnicas, econmicas,
sociales y polticas existen escasos estudios en Amrica Latina. Sus aportes fueron fundamentales
para aproximar las particularidades de la realidad laboral a los poderes ejecutivo y legislativo,
como tambin a los sectores patronales y universitarios. Al respecto, para el caso de Argentina y
Chile, vase Mirta Lobato, Historia de las instituciones laborales en Argentina: una asignatura
pendiente, Revista del Trabajo, Nm. 4, enero-noviembre 2007, pp. 145-154 y Juan Carlos
Yez, La intervencin social en Chile 1907-1932, Santiago, RiL editores y PEDCH, 2008.
67
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
Mientras esto no suceda, fracasaremos de hecho; ms, opino que slo as puede
conseguir triunfos que plasmen el avance de la civilizacin9.
Unidas), delegado obrero, 8 de enero de 1936, Santiago de Chile, en Actas, op. cit., p. 137.
10
Al respecto hubo proyectos y debates muy interesantes. Vase Vicente Lombardo Toledano,
La Doctrina Monroe y el Movimiento Obrero, Mxico, Talleres Linotipogrficos La Lucha, 1927;
Ricardo Melgar, Un Neobolivarianismo antiimperialista: La Unin Centro Sud Americana y
de las Antillas (USCAYA), en Polticas de la Memoria, N 6-7, verano 2006-2007, CEDINCI,
pp. 149-164; Daniel Kersffeld, La Liga Antiimperialista de las Amricas: una construccin
poltica entre el marxismo y el latinoamericanismo, en Polticas de la Memoria, N 6-7, verano
2006-2007, CEDINCI, pp. 143-148; Alexandra Pita, La Unin Latino Americana y el Boletn
Renovacin. Redes intelectuales y revistas culturales en la dcada de 1920, Mxico, El Colegio
de Mxico, Universidad de Colima, 2009; Alexandra Pita y Carlos Marichal (Coord.), Pensar
el Antiimperialismo, Mxico, Universidad de Colima. El Colegio de Mxico, 2012.
68
Patricio Herrera Gonzlez POR UN NICO Y POTENTE PUO PROLETARIO...
11
Vicente Lombardo Toledano (1894-1968). Mexicano, abogado de profesin. Considerado
como uno de los intelectuales ms destacados del pas. Tuvo importantes experiencias como
dirigente sindical, poltico e intelectual.
12
Vicente Lombardo Toledano, La Conferencia Internacional del Trabajo de Santiago de
Chile, Mxico, 25-XII-1935, Fondo Histrico Lombardo Toledano (en adelante FHLT), Id.
16231, legajo 270.
13
dem.
69
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
El dirigente mexicano consider que ese programa comn y mnimo deba procurar
asegurar las libertades fundamentales de los individuos y sus organizaciones
sindicales y polticas. A nuestro entender, por esa razn Lombardo Toledano se
preocup de la poltica internacional antes que de la legislacin social, pues si
Occidente hacia los aos 1930 tuvo la amenaza de una ideologa que quebr la
libertad y la equidad en el trabajo, entonces esa suerte la podan correr todos.
De ah que en primer lugar estuviese la unidad obrera regional, para impedir
la amenaza totalitaria del fascismo, solo as se conseguira, a ojos de l, una
mejor sociedad de derechos sociales, polticos y econmicos.
Al analizar con mayor atencin el mensaje de Lombardo Toledano, creemos
que su posicin poltica estableci que fue importante ratificar la legislacin
laboral y social a nivel continental, pero que solo se garantizaba su aplicabilidad
en la medida en que los obreros dispusieran de organizaciones sindicales
nacionales fuertes, coordinadas por una confederacin de alcance regional,
conocedoras de su derechos y libres para manifestarse en contra de los abusos
de patrones y gobernantes. El enfoque de Lombardo Toledano fue otra forma
de entender el universalismo de la justicia social, defendido por la OIT. Para
el dirigente obrero mexicano, en la regin se haba impuesto el universalismo
de la explotacin y el sometimiento15.
Al igual que Lombardo Toledano, otros dirigentes obreros de la regin, en el
marco de las sesiones de la Conferencia Americana del Trabajo, manifestaron
coincidencia con sus planteamientos. Al respecto, Rosendo Naula, obrero
ecuatoriano, llam a la unidad obrera, puntualizando que los enemigos, internos
y externos, de la clase obrera solo se derrotaran si exista la fuerza de un
14
Vicente Lombardo Toledano, Mensaje al proletariado de la Amrica Latina, El Universal,
Ciudad de Mxico, 1 de enero de 1936.
15
Ibd.
70
Patricio Herrera Gonzlez POR UN NICO Y POTENTE PUO PROLETARIO...
16
Intervencin de Rosendo Naula, delegado obrero de Ecuador, 7 de enero de 1936, Santiago
de Chile, en Actas, op. cit., pp. 112-113.
17
Intervencin de Jos Coso, delegado obrero de Cuba, 7 de enero de 1936, Santiago de
Chile, en Actas, op. cit., p. 121.
18
Intervencin de Luis Yepes, delegado obrero venezolano, 8 de enero de 1936, Santiago
de Chile, en Actas, op. cit., p. 142.
19
Intervencin de Luis Sols, delegado obrero chileno, 4 de enero de 1936, Santiago de
Chile, en Actas, op. cit., p. 67.
20
Miguel Contreras fue el firmante del telegrama; en este se puntualizaba que la Conferencia
Americana del Trabajo poda ser aprovechada ampliamente lucha por legislacin obrera y
71
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
para pasos decisivos unidas stop, Montevideo, noviembre de 1935, FHLT, id. 15913, legajo
269.
21
Lovsky, alias Godoy, a la Confederacin Sindical Latinoamericana, Mxico, 10 de febrero
de 1936, RGASPI, fondo 495, serie 10, exp. 327. El nombre de Witold Antonovich Lovsky
fue Mendel Nusenovich Mijrovsky (1894- 1938), vase Lazar Jeifets et al., La Internacional
Comunista, op. cit., p. 184.
22
Confederacin Sindical Latinoamericana, El cumplimiento de la legislacin en la Repblica
Argentina: en relacin con la aplicacin de los convenios y recomendaciones aprobadas
por la Oficina Internacional del Trabajo, Santiago, CSLA-Imp. Gutenberg, 1936, p. 58. Los
observadores fueron: Secretario General CSLA, Miguel Contreras; Secretario de la FOCh, Elas
Lafertte; miembro del Secretariado del Caribe A. Montes (en realidad fue Ricardo Martnez,
alias Arturo, Montes, Jurez, Amadeo, Rolito, Enrique, Soto, Surez, Ricky, miembro del PC de
Venezuela, vase Lazar Jeifets et al., La Internacional Comunista, op. cit., pp. 198-199; Jorge
Arrate y Eduardo Rojas, Memoria de la izquierda chilena, vol. 1, cap. III, Santiago, Ediciones B,
2003; Olga Ulianova, Develando un mito: emisarios de la Internacional Comunista en Chile,
en Historia, N 41: 1, 2008, Pontificia Universidad Catlica de Chile, p. 143); Asesor tcnico,
Dr. Faustino E. Jorge. Segn el informe se privilegi la realidad argentina para ejemplificar la
aplicacin de las Convenciones de Ginebra, considerando el desarrollo industrial y la organizacin
sindical, visiblemente mejor estructuradas que en los otros pases del continente. Agradezco al
historiador Juan Carlos Yez Andrade, especialista en las redes y asistencias tcnicas entre la
OIT y Amrica Latina, por indicarme la existencia de esta fuente.
23
Al respecto, vase Elas Lafertte, Vida de un comunista, Santiago, 1957, pp. 273-274.
72
Patricio Herrera Gonzlez POR UN NICO Y POTENTE PUO PROLETARIO...
24
Confederacin Sindical Latinoamericana, El cumplimiento, op. cit., p. 4.
25
Lovsky, alias Godoy, a la Confederacin Sindical Latinoamericana, Mxico, 10 de febrero
de 1936, RGASPI, fondo 495, serie 10, exp. 327.
26
El pacto por la unidad de los trabajadores de Amrica y sus firmantes no haban sido
dados a conocer por las investigaciones del movimiento obrero latinoamericano. Siempre
existieron solo sealamientos al respecto; de hecho Mario Garcs y Ricardo Melgar son los
nicos investigadores que presentaron una sntesis de los puntos acentuados por los dirigentes
obreros en su documento. Al respecto, vase Mario Garcs, Movimiento obrero en la dcada del
treinta y el Frente Popular, Tesis para optar al grado de Licenciatura en Historia, Instituto de
Historia, Pontificia Universidad Catlica de Chile, 1985, p. 115; Ricardo Melgar, El movimiento
obrero latinoamericano. Historia de una clase subalterna, Madrid, Alianza Editorial, 1988,
p. 333. Incluso en algunos investigadores hubo dudas de su existencia, como asimismo de la
reunin sostenida por los dirigentes obreros en Chile. El pacto se dio a conocer originalmente
en el diario La Opinin, Santiago de Chile, 15 de enero de 1936, y posteriormente se public en
Francisco Prez Leirs, El movimiento sindical de Amrica Latina, Buenos Aires, Imprenta La
73
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
Vanguardia, 1941, pp. 55-56. Hemos podido acceder a rasgos mnimos de la biografa poltica
de algunos de los firmantes a travs de: Fondo Histrico Lombardo Toledano; Horacio Tarcus,
Diccionario biogrfico de la izquierda Argentina: de los anarquistas a la nueva izquierda,
1870-1976, Buenos Aires, Emec, 2007; Francisco Prez Leirs, El movimiento sindical, op.
cit; Ulianova, Develando un mito, op. cit; Peridico CTCh; Actas, op. cit. Al respecto, vase
Patricio Herrera Gonzlez, El pacto por la unidad obrera continental: sus antecedentes en Chile
y Mxico, 1936. En Estudios de Historia Moderna y Contempornea de Mxico, nm. 45, 2013,
UNAM.
74
Patricio Herrera Gonzlez POR UN NICO Y POTENTE PUO PROLETARIO...
27
Carta de Lovsky, alias Juan, probablemente a la CSLA, Mxico 15 de mayo 1936, RGASPI
Fondo 495, serie 10, exp. 327, MP-48-1.
28
Carta de Lovsky, alias Godoy, a Tmbola, Mxico, 1 de junio de 1936, RGASPI, Fondo
495, serie 17, exp. 3, MP-48.1.
75
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
Luego de las reuniones en Chile, Vicente Lombardo Toledano fue quien lider
las comunicaciones con las dirigencias sindicales de Amrica Latina. Incluso
mantuvo contactos con dirigentes de Estados Unidos y Canad, para convocar
el mximo nmero de delegaciones al congreso obrero continental, aludiendo
en cada carta, telegrama o mensaje al compromiso signado en Chile, tal como
lo realizara contemporneamente la CSLA29. Por qu Lombardo Toledano, que
no fue a Chile, se convirti precisamente en el lder protagnico de la unidad
obrera continental? Creemos que son varios los aspectos que convergen para
garantizar su preeminencia por sobre otros dirigentes de la regin. Seguramente,
fundar y presidir la CTM, en febrero de 1936, con un nmero superior al milln
de obreros afiliados30; disponer del patrocinio del gobierno de Lzaro Crdenas
para fortalecer la unidad de la clase obrera y campesina; contar con la aprobacin
de los jerarcas del Comunismo Internacional, Dimitrov y Losovsky, para que
el dirigente mexicano articulara a las fuerzas obreras del continente, dado
29
En el ao 1936 fueron varias las comunicaciones que hubo entre Vicente Lombardo
Toledano y dirigentes obreros y polticos, incluso de posiciones ideolgicas contrapuestas, para
iniciar una colaboracin mutua con el objetivo de organizar el Congreso Obrero Latinoamericano.
Entre ello se cuentan, Lovsky (polaco), Miguel Contreras, Nicols Repetto, Enrique Dickmann,
Benito Marianetti, Francisco Prez Leirs (argentinos), Elas Lafertte, Salvador Ocampo, Bernardo
Ibez, Bernardo Araya, Juan Vargas Puebla (chilenos); entre la documentacin que da cuenta
de estas comunicaciones podemos sealar: Lovsky, alias Henry, Mxico, 5 de mayo de 1936,
RGASPI, fondo 495, serie 10, exp. 357 (carta dirigida probablemente a la CSLA); Lovsky, alias
Henry, a Tmbola, Mxico, 26 de mayo de 1936, RGASPI, fondo 495, serie 17, exp. 3; Lovsky,
alias Godoy, a Tmbola, Mxico, 8 de mayo de 1936, RGASPI, fondo 495, serie 17, exp. 3;
Lombardo Toledano, Vicente, Mensaje al proletariado de los Estados Unidos de Norteamrica,
Revista Futuro, mayo de 1936; Vicente Lombardo Toledano, Carta de la C.T.M. a las centrales
sindicales de Amrica Latina, Mxico, D. F., septiembre de 1936, en VLT, Obra Histrico-
Cronolgica, tomo III, volumen 4, Mxico, Centro de Estudios Filosficos, Polticos y Sociales
Vicente Lombardo Toledano, 1996, pp. 348-354.
30
Moiss Poblete, El movimiento obrero latinoamericano, Mxico, Fondo de Cultura
Econmica, 1946, p. 269.
76
Patricio Herrera Gonzlez POR UN NICO Y POTENTE PUO PROLETARIO...
31
Hay que acentuar que Vicente Lombardo Toledano entre los meses de julio y octubre
de 1935 visit varias naciones de Europa y la Unin Sovitica, justo en momentos en que se
realizaba el VII Congreso de la IC. Durante las sesiones del Congreso se entrevist con Dimitrov,
Losovsky y otros dirigentes del comunismo internacional. Tambin tuvo reuniones con Hernn
Laborde (PCM) para planificar el CNUP en Mxico. Para aproximarse a su experiencia en la
Unin Sovitica, vase Vicente Lombardo Toledano y Vctor Villaseor, Un viaje al mundo del
porvenir. Seis conferencias sobre la URSS, Mxico, Universidad Obrera, 1936; los manuscritos
conservados en el FHLT, legajo 265 y 267. Para una descripcin e interpretacin del viaje, vase
el trabajo de Daniela Spenser, El viaje de Vicente Lombardo Toledano al mundo del porvenir,
Desacatos, nm. 34, septiembre-diciembre 2010, pp. 77-96.
32
Al respecto, vase Patricio Herrera Gonzlez, Vicente Lombardo Toledano: nexo entre
los obreros latinoamericanos y la OIT, Trabajadores, Universidad Obrera de Mxico, N 91,
2012, pp. 23-28.
33
Discurso de Vicente Lombardo Toledano en la inauguracin de la Universidad Obrera de
Mxico, pronunciado el 8 de febrero de 1936, Testimonios de nuestro tiempo, CTM 1936-1941,
tomo I, Mxico, 1981, p. 83.
77
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
34
Resolucin del segundo congreso de la CGOCM para asistir al Congreso Nacional de
Unificacin Proletaria, 19 de febrero de 1936, en VLT, Obra Histrico-Cronolgica, tomo III,
Volumen 4, op. cit., p. 61.
35
Estatutos de la Confederacin de Trabajadores de Mxico, en Testimonios, op. cit., tomo
I. pp. 66-80.
36
Fabin Herrera Len, Mxico y la Organizacin Internacional del Trabajo: los orgenes
de una relacin, 1919-1931, Foro Internacional, Nm. 204, abril-junio 2011, pp. 336-355.
78
Patricio Herrera Gonzlez POR UN NICO Y POTENTE PUO PROLETARIO...
37
Archivo de la Organizacin Internacional del Trabajo (en adelante AOIT), Vicente
Lombardo Toledano a Robert Boisiner, Exp. RL 41/3/2: Relations with the Confederacion de
Trabajadores de Mexico, Ciudad de Mxico, 15 de agosto de 1925; Fernand Maurette a Vicente
Lombardo Toledano, Ginebra, 25 de junio de 1926. En Vicente Lombardo Toledano, La libertad
sindical en Mxico, Mxico, Universidad Obrera VLT, 1974, p. 16.
38
AOIT, Exp. I-B12; Exp. RL 41/3/2.
39
AOIT, Adolf Staal, Reporte anual de funciones, Ginebra, 24 de septiembre de 1936, Exp.
P 2310: A. Staal du service du personnel.
79
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
40
AOIT, Adolfo Staal a Rodolfo Pia Soria, Ginebra, 26 de noviembre de 1936, Exp. RL
41/3/2: Relations with the Confederacion de Trabajadores de Mexico. La respuesta de Pia Soria
a Staal se realiz unos meses despus, sealando que respecto al Congreso Latinoamericano,
estamos haciendo una activa labor de propaganda y sobre este asunto le enviar los informes
necesarios con la oportunidad debida. En AOIT, Rodolfo Pia Soria a Adolf Staal, Mxico,
11 de febrero de 1937, Exp. RL 41/3/2: Relations with the Confederacion de Trabajadores de
Mexico.
41
AOIT, Vicente Lombardo Toledano a Harold Butler, Mxico, 26 de marzo de 1937, Exp.
RL 41/3/2: Relations with the Confederacion de Trabajadores de Mexico.
42
Congreso de Trabajadores de la Amrica Latina, Revista Internacional del Trabajo,
Vol. XVI, nm. 6, diciembre de 1937, Ginebra, pp. 548-549.
80
Patricio Herrera Gonzlez POR UN NICO Y POTENTE PUO PROLETARIO...
43
Informe [posiblemente escrito por Hernn Laborde] sobre la fundacin de la Confederacin
de Trabajadores de Mxico, la poltica de Lzaro Crdenas y sus consecuencias para Mxico y
Amrica Latina, enviado al Comintern, 2 de junio de 1936, RGASPI, fondo 495, serie 108, exp.
185.
44
Lovsky, alias Henri, Mxico, 5 de mayo de 1936, RGASPI, fondo 495, serie 10, exp. 357.
(carta dirigida probablemente a la CSLA).
45
Rosendo Naula, militante comunista ecuatoriano; Elas Lafertte, Salvador Ocampo,
miembros del PC de Chile y Bernardo Ibez, militante del Partido Socialista de Chile; Miguel
Contreras, miembro del PC argentino y Francisco Prez Leirs, militante del Partido Socialista
81
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
argentino, fueron los colaboradores en el Cono Sur para motivar a la convocatoria del Congreso
Obrero en Amrica Latina.
46
Lovsky, alias Henry, a Tmbola, Mxico, 26 de mayo de 1936, RGASPI, fondo 495, serie
17, exp. 3.
47
dem y Lovsky, alias Godoy, a Tmbola, Mxico, 8 de mayo de 1936, RGASPI, fondo
495, serie 17, exp. 3.
48
Lombardo Toledano, Vicente, Mensaje al proletariado de los Estados Unidos de
Norteamrica, Revista Futuro, mayo de 1936.
82
Patricio Herrera Gonzlez POR UN NICO Y POTENTE PUO PROLETARIO...
Mientras tanto, hay una tarea que debemos acometer con entusiasmo y sin
prdida de tiempo: la unificacin del proletariado [] todas las reivindicaciones
fundamentales de la clase asalariada, dependen, pues, en cada uno de los pases
latinoamericanos, tanto de la unificacin interior del proletariado como de su
unidad internacional frente a la fuerza que a todos oprime [] Nuestra tarea
en consecuencia, es clara: convocar sin prdida de tiempo a un congreso obrero
latinoamericano, que establezca las bases y lo objetivos de una lucha continental
a favor de los derechos fundamentales del proletariado y de la verdadera
autonoma de las veinte naciones ligadas por el mismo destino histrico50.
49
Comit nacional de la CTM, Se adhiere la C.T.M. a la Federacin Sindical Internacional,
Exclsior, Mxico, D. F., 10 de julio de 1936.
50
Vicente Lombardo Toledano, Carta de la C.T.M. a las centrales sindicales de Amrica
Latina, Mxico, D. F., septiembre de 1936, VLT, Obra Histrico-Cronolgica, tomo III, volumen
4, op. cit., pp. 348-354.
83
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
51
Informe del comit nacional al IV consejo nacional de la CTM, Mxico, D. F., 27 de abril
de 1937, Testimonios, op. cit., tomo I.
52
Vicente Lombardo Toledano, Puede ser considerado Mxico como el molde revolucionario
para todos los pases de Amrica Latina?, UO Revista de Cultura Moderna, nm. 15, julio-
septiembre de 1937, Mxico, D. F., Universidad Obrera de Mxico.
53
Vicente Lombardo Toledano, discurso en la inauguracin del Congreso Obrero Latinoamericano,
5 de septiembre de 1938, Ciudad de Mxico. VLT, Obra Histrico- Cronolgica, op. cit., tomo
III, vol. 8, pp. 104-105.
84
Patricio Herrera Gonzlez POR UN NICO Y POTENTE PUO PROLETARIO...
54
S. Guruswami, Quince mil millas de viaje para traeros el saludo angustiado y fraternal
del proletariado indio que sufre y que lucha, La CTCh y el proletariado de Amrica Latina,
Santiago, Editorial Antares, 1939, pp. 23-24.
85
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
55
Bernardo Ibez, La unidad del pueblo chileno es un peligro para la oligarqua criolla
y el fascismo internacional, La CTC h, op. cit., p. 17.
56
Para situar la importancia de la CTAL en la historiografa, vase Patricio Herrera
Gonzlez, La Confederacin de Trabajadores de Amrica Latina en la historiografa obrera,
1938-1963, Cuadernos de Historia, N 36, primer semestre de 2012, Universidad de Chile,
pp. 85-117; Patricio Herrera Gonzlez, La Confederacin de Trabajadores de Amrica Latina.
Una historia por (re)significar, 1938-1963, Secuencia, nm. 86, mayo-agosto 2013, Instituto
de Investigaciones Mora, Mxico, pp. 195-218.
86
Patricio Herrera Gonzlez POR UN NICO Y POTENTE PUO PROLETARIO...
Anexos
87
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
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CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
90
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91
CUADERNOS
D E H I S T O R I A 39
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS HISTRICAS
UNIVERSIDAD DE CHILE diciembre 2013: 93 - 111
*
Licenciada en Estudios Socioculturales. Master en Estudios Histricos Regionales y
Locales. Departamento de Estudios Socioculturales de la Universidad de Pinar del Ro, Cuba.
Correo electrnico: juanamarta@fcsh.upr.edu.cu.
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
Introduccin
1
Aniyar de Castro, Lolita, Notas para la discusin de un control social alternativo. En
Margarita Viera (compiladora), Lecturas Complementarias sobre Criminologa, La Habana,
Facultad de Derecho, Universidad de La Habana, 1988, pp. 71-72.
94
Juana Marta Len Iglesias Represin al crimen: las instituciones de justicia...
2
Oliver Olmo, Pedro, El concepto de control social en la historia social: estructuracin
del orden y respuesta al desorden. En http://www.uclm.es/profesorado/poliver/pdf/Oliver_
HISTORIA_SOCIAL.pdf. Citado: 3 de abril de 2013.
3
El ius puniendi puede concebirse desde dos puntos de vista: como poder del Estado para
instituir delitos y penas, y como derecho de Estado para aplicar sanciones penales a quienes
cometan delitos (Quirs Pires, Renn, Manual de Derecho Penal I, La Habana, Editorial Flix
Varela, p. 37).
95
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
4
Bergalli, Roberto, Control Social Punitivo. Sistema Penal e Instancias de Aplicacin
(Polica, jurisdiccin y crcel), 1996. Disponible en http://www.ub.es/cgi-bin/htimagen/barmap.
map. Citado: 3 de febrero de 2012.
5
Pese a la escasez y asistematicidad de los antecedentes historiogrficos sobre esta temtica,
es posible consultar los estudios de Maril Uralde Cancio, acerca del Cuerpo de Voluntarios
espaol y la Guardia Rural en Cuba durante el perodo colonial y neocolonial, respectivamente,
de Yolanda Daz Martnez, acerca de la criminalidad y el control social decimonnico habanero,
de Julio Csar Gonzlez Laureiro, sobre las reformas penitenciarias y el Presidio Modelo de Isla
de Pinos, y, ms recientemente, de Servando Valds Snchez sobre el origen y configuracin de
las lites militares cubanas durante los aos finales de la Repblica burguesa.
96
Juana Marta Len Iglesias Represin al crimen: las instituciones de justicia...
97
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
6
Carreras, Julio, Historia del Estado y el Derecho en Cuba, La Habana, Ministerio de
Educacin Superior, s. a, p. 343.
7
Fernndez Bult, Julio, Historia del Estado y el Derecho en Cuba, La Habana, Editorial
Flix Varela, 2005, p. 466.
98
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99
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
100
Juana Marta Len Iglesias Represin al crimen: las instituciones de justicia...
9
Cardelle, Jos, La carrera administrativa y la creacin de la Escuela de Policiologa,
Revista Polica Secreta Nacional, N6, La Habana, 1940, p. 36.
10
Roche Monteagudo, Rafael, La Polica y sus secretos en Cuba, La Habana, Imprenta La
Moderna Poesa, p. 402.
101
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
11
Cardelle, Jos, 1940, op. cit., p. 35.
102
Juana Marta Len Iglesias Represin al crimen: las instituciones de justicia...
() saben que los que absolvi eran los Magnates del Juego en Pinar del Ro,
sabe que los que conden a treinta y una cuota de a un peso, son los desheredados
de la fortuna, los infelices, los que no tienen influencia poltica, y sabe que el
Opiniones del Comit, revista Pinar del Ro, N 15, ao 2, Pinar del Ro, noviembre
12
de 1948, p. 4.
103
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
Por tanto, puede afirmarse que la visibilidad ante la ley dependa en buena
medida de la posicin social del reo. Esta aseveracin se ilustra en la causa 198
de 1952, seguida contra la ciudadana Mara Cristina Prez Lazo, ms conocida
como Ofelia, y arrendataria de un local conocido como Casa Machete14. A la
misma, segn se pudo demostrar en el amplio atestado judicial, acudan cuatro
jvenes de edades comprendidas entre los 22 y los 29 aos, que tenan como
nico medio de sustento la prostitucin.
De igual modo, se pudo revelar que la Casa Machete no era propiedad de
Ofelia, sino de un conocido abogado local, quien arrendaba la casa por la cifra
de diez pesos mensuales. Era posible pensar que este conocido abogado no
tena la menor idea del ilcito comercio que se operaba en la residencia que
pona en arrendamiento? No sospech nunca de dnde provena el dinero que
mensualmente reciba de una mujer sin oficio conocido y reputada como mujer
de la vida? Sin embargo, en ningn momento del abundante atestado judicial,
se molesta con una sospecha al letrado, quien incluso fue gobernador de facto
de la provincia de Pinar del Ro.
Otra de las cuestiones que preocupaba a la poblacin local era el incremento
paulatino del juego, el consumo de drogas y la ingestin de bebidas alcohlicas
entre los ciudadanos, y especialmente entre los jvenes, lo cual tambin
contribua a fomentar la depauperada vida social de la ciudad. La revista Pinar
del Ro afirmaba:
13
Fernndez Valds, Luis, Magnates de juego absueltos; buscavidas condenados, peridico
Heraldo Pinareo, Pinar del Ro, 3 de marzo de 1951.
14
Archivo Provincial de Historia de Pinar del Ro: Fondo Audiencia Sala Penal, Leg. 72,
Exp. 694.
15
Arquitecto, Urbanismo, revista Pinar del Ro, N 18, Pinar del Ro, 1949, p. 18.
104
Juana Marta Len Iglesias Represin al crimen: las instituciones de justicia...
16
Fernndez Valds, Luis: Magnates del juego absuelto; buscavidas condenados, peridico
Heraldo Pinareo, 3 de marzo de 1951.
17
Padrn, Pedro Luis, Qu repblica era aquella!, La Habana, Editorial Ciencias Sociales,
1986, p. 357.
105
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
Las palabras del Fiscal del Tribunal Supremo de Justicia encubran la complicidad
de los altos funcionarios en el fomento y lucro del juego prohibido, el cual era
consentido y alentado por las fuerzas policiales. En el caso de Pinar del Ro,
este comportamiento de las autoridades policiales tambin fue frecuente, como
se ver posteriormente.
Otra cuestin a tener en cuenta es la dilacin al impartir justicia. Los jueces
de instruccin podan demorar un tiempo considerable antes de llevar a juicio un
caso comn, tiempo que poda incrementarse si se trataba de un delito cometido
en situaciones de mayor complejidad. El acusado deba estar recluido durante
el tiempo que esperaba la instruccin de su caso, si no poda pagar la fianza o
si no tena derecho a ella por la peligrosidad del crimen cometido. A veces era
tanta la dilacin, que una vez impuesta la condena solo restaba por cumplir unos
pocos meses, pues la prisin preventiva se descontaba de la sancin principal.
Como es habitual, el sistema judicial estaba respaldado por los mecanismos
policiales. En la provincia de Pinar del Ro estaba designada la sexta divisin
de la Polica Nacional, la cual, siguiendo las disposiciones por las que se rega
este cuerpo, estaba localizada solo en las ciudades y poblados. En el caso de que
el poblado fuese rural, poda estar ubicada, adems de una estacin de polica,
una posta de la Guardia Rural. La funcin de la Guardia Rural era salvaguardar
el orden en el campo y poblados pequeos, en tanto la polica se encargaba del
cuidado de las ciudades.
En el caso de la ciudad de Pinar del Ro, la misma, adems de poseer un
cuerpo de Polica Nacional, era la sede del Regimiento 6 Juan Rius Rivera, por
lo cual no era raro que tambin miembros de la Guardia Rural participaran en
la salvaguarda del orden pblico, y estuvieran implicados en la persecucin
de ciertos delitos.
Segn informes de 1946, la Polica Nacional tena secciones en todos los
municipios de la provincia de Pinar del Ro. En el municipio capital estaba
ubicada la nica seccin de segunda clase, puesto que las dems oscilaban entre
cuarta y sexta clase. La seccin de este municipio contaba con 42 integrantes, de
los cuales era comandante Reinaldo Alonso Ramrez. Adems, contaban con un
capitn, dos sargentos y dos cabos. El resto de sus integrantes eran vigilantes,
que era la categora inferior dentro de este cuerpo.
Debe tenerse en cuenta que esta seccin de polica estaba destinada a todo
el municipio, el cual, segn la divisin poltico administrativa vigente, contaba
con barrios que abarcaban una franja que iba de norte a sur en la provincia. En
los lmites del antiguo municipio de Pinar del Ro se encontraban barrios como
Ro Seco, Cabezas, Sumidero, etc., algunos bastante alejados de la ciudad. Las
fuentes no especifican en cules de estos barrios se haban destacado policas
106
Juana Marta Len Iglesias Represin al crimen: las instituciones de justicia...
Sin embargo, pese a que el comit tuvo logros parciales como el financiamiento
del asfaltado de las calles y la construccin de ciertas carreteras, algo diferente
sucedi con el ordenamiento urbano de la ciudad y la proliferacin de barrios
marginales. En 1949, Jos A. Figarol, arquitecto adjunto a la Comisin de
Urbanismo del Ayuntamiento de Pinar del Ro, dirigi a esta instancia su renuncia
a esta responsabilidad, frustrado ante la incongruencia del proyecto esbozado
18
Urge aumentar el servicio policaco en la ciudad para mayor seguridad, peridico
Heraldo Pinareo, Pinar del Ro, 29 de septiembre de 1951.
19
Reglamento del Comit Todo por Pinar del Ro, revista Pinar del Ro, N 1, Pinar del
Ro, 1947, p. 2.
107
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
Sin embargo, hubo una serie de vigilantes que se distinguieron por su celo en
la persecucin de ciertos delitos. El vigilante Lucrecio Prieto Aguilar, marcado
con el nmero 5791, haba ingresado al cuerpo de Polica Nacional el 1 de
marzo de 1945. En el ao 1946 estaba destacado en el municipio de San Juan y
Martnez, sin embargo, en este ao, y al menos hasta 1952, estuvo en comisin
de servicio en la ciudad de Pinar del Ro, y se destac en la persecucin de los
delitos de proxenetismo.
Otros vigilantes destacados fueron Paulino Espinel Bolvar y Mario Gonzlez
Piera. Ambos haban entrado a la polica el 13 de junio de 1941. En el ao
20
Figarol, Jos A, Motivos para una renuncia, revista Pinar del Ro, N 21, Pinar del Ro,
1949, p. 31.
21
Alipio Escobar, Nuestros problemas sociales, peridico Heraldo Pinareo, Pinar del
Ro, 29 de enero de 1949.
108
Juana Marta Len Iglesias Represin al crimen: las instituciones de justicia...
22
Causa seguida a Simn Domnguez por el delito de proxenetismo, Archivo Provincial
de Historia de Pinar del Ro, Fondo Audiencia Sala Penal, Leg. 68, Exp. 651 y 652.
23
Peridico Heraldo Pinareo, 23 de septiembre de 1944, p. 1.
109
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
24
Causa seguida a Maximiliano Regalado por el delito de atentado, Archivo Provincial
de Historia de Pinar del Ro, Fondo Audiencia Sala Penal, Legajo 35 Expediente 281.
25
Causa seguida a Maximiliano Regalado por el delito de atentado, Archivo Provincial
de Historia de Pinar del Ro: Fondo Audiencia Sala Penal, Leg. 35, Exp. 282.
26
Causa seguida por juegos prohibidos, Archivo Provincial de Historia de Pinar del Ro,
Fondo Audiencia Sala Penal, Leg. 38, Exp. 298.
110
Juana Marta Len Iglesias Represin al crimen: las instituciones de justicia...
111
CUADERNOS
D E H I S T O R I A 39
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS HISTRICAS
UNIVERSIDAD DE CHILE diciembre 2013: 113 - 146
*
Doctor en Historia. Universidad de Chile; Universidad Bernardo O`Higgins. Correo
electrnico: cguerrerolira@gmail.com
**
Magster en Historia. Universidad de Chile. Correo electrnico: ucarcamo@gmail.com
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
Introduccin
114
Cristin Guerrero L. y Ulises Crcamo S. Bernardo OHiggins entre Izquierda...
115
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
generaciones, columnas de granito que sealan a los Estados el rumbo del honor
y de la gloria nacional1.
Puede ocurrir que el hroe sea transformado en objeto de una admiracin
que fcilmente puede ser sustituida por una devocin exagerada, limtrofe con
el paroxismo; el sujeto es idealizado y empieza a ser objeto de una especie de
culto ciudadano. Ello acontece especialmente cuando el personaje destacado
ha adherido a una ideologa determinada, la misma de sus admiradores, o si
en vida estuvo en conflicto con otro hroe, tan o ms destacado que l. En el
ltimo caso se les compara y se les hace competir, sin reconocerse nada especial
o significativo al otro, al que incluso se denosta como si solo existiese el de
propia predileccin, al que obviamente se enaltece.
Todo esto relega al olvido una situacin esencial: el hroe fue un ser humano
y, como tal, estuvo expuesto a las pasiones, a los odios; tuvo virtudes y mritos,
pero tambin pecados y demritos. Como cualquier persona, los hroes tambin
se enamoraban, sufran, odiaban y cometan errores pues no eran perfectos, y
el que sean elevados a los altares cvicos o militares no cambiar eso, aunque
la imagen que se haya creado sobre ellos as lo indique.
El culto que se forja en torno a un hroe no se basa en su muerte, sino que
ms bien en la nobleza que se reconoce en su proceder; esto es lo que lo hace
ser digno de emulacin. Adems, en tanto se le considere un padre de la patria,
se convierte en una referencia obligada al observar las acciones transformadoras
del Estado. Su imagen idealizada, aquella que solamente considera su conducta
extraordinaria, y que en muchos casos llega a plantear la existencia de una suerte
de predestinacin, no admite crtica. El bronce brillante que lo representa cubre
y oculta al hombre, al hombre hroe, el que a fuerza de elogios es presentado
como algo lejano, pulcro, impoluto y admirable, pero tambin inalcanzable
y extrao, dndose vida a un hroe imagen que en definitiva no es til a la
sociedad porque es perfecto.
Esta veneracin tambin puede generar la aparicin de una narrativa pica
que inscrita en la tenue frontera entre la historia y la imaginacin, transforma
al pasado en algo ideal2. Esto fue lo ocurrido con Bernardo OHiggins y con
1
Rafael Sagredo y Eduardo Devs, Discursos de Jos Manuel Balmaceda. Iconografa.
Coleccin Fuentes para la Historia de la Repblica, Centro de Investigaciones Diego Barros
Arana, Dibam, Santiago, 1992, tomo III, p. 167.
2
Un interesante anlisis de la construccin del relato pico del combate de la Concepcin
(1882) puede verse en Sergio Rosales Guerrero, El Recurso de la pica: Realidad y Discurso
en el Combate de Concepcin (9 y 10 de Julio de 1882), tesis para optar al grado de Magster en
Historia Militar y Pensamiento Estratgico, Academia de Guerra, Ejrcito de Chile, Santiago,
116
Cristin Guerrero L. y Ulises Crcamo S. Bernardo OHiggins entre Izquierda...
117
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
esos mudos emblemas de nuestras viejas glorias que embellecen y coronan esta
ancha avenida triunfal OHiggins, Carrera, San Martn dejarn su helada y
silenciosa vestidura, y alzando su voz y su brazo de bronce de fondo de los
3
Benjamn Vicua Mackenna, La Corona del Hroe. Recopilacin de Datos y Documentos
para Perpetuar la Memoria del General don Bernardo OHiggins Mandada Publicar por el ex
Ministro de la guerra don Francisco Echaurren, Imprenta Nacional, Santiago, 1872, p. 67.
4
Una muestra de cmo la historiografa es permeable a los sentimientos de las corrientes
de opinin imperantes es el hecho de que en 1860 Vicua public El Ostracismo del General
Don Bernardo OHiggins, Escrito Sobre Documentos Inditos y Noticias Autnticas, Imprenta
y Librera del Mercurio de Santos Tornero, Santiago, 1860, 574 pp., y en 1882, es decir, durante
la Guerra del Pacfico, dio a la luz su libro Vida del Capitn General de Chile don Bernardo
OHiggins, Brigadier de la Repblica Argentina y Gran Mariscal del Per, Rafael Jover, Editor,
Santiago, 1882. 982+XV pp.
118
Cristin Guerrero L. y Ulises Crcamo S. Bernardo OHiggins entre Izquierda...
5
Pedro J. Muoz Feli, El Veintiuno de Mayo de 1879. Compilacin de Artculos, Biografas
y Discursos que con tal Motivo Escribiera don Benjamn Vicua Mackenna Tomados de la Prensa
de la poca, Libros y Revistas ya Agotados, Santiago, Imprenta del Ministerio de Guerra, 1903,
p. 10. Vicente Grez tambin dedic una de sus obras al combate de Iquique y, en ella escribi:
La Covadonga era smbolo de una victoria; la Esmeralda era algo como decir la Patria! Ese
nombre recordaba nuestras primeras victorias en el mar; las inmortales victorias que la repblica,
oscura y desconocida, haba obtenido en su cuna. Esmeralda! es decir: OHiggins, Cochrane,
Blanco, Guise, Miller, Crosbie, Zenteno, Simpson, Charles OBrien y todos aquellos reclutas
heroicos a quienes el lord-almirante igual con los primeros marinos del mundo!. Vicente Grez,
El Combate Homrico, Editorial Francisco de Aguirre, Buenos Aires - Santiago, 1968, pp. 29-30.
Se public originalmente en 1880. Agradecemos este dato a Patricio Ibarra Cifuentes.
6
Rafael Sagredo y Eduardo Devs, Discursos de Jos Manuel Balmaceda, tomo III, p.
218.
119
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
7
Rafael Sagredo y Eduardo Devs, Discursos de Jos Manuel Balmaceda, tomo III, pp.
165-166.
120
Cristin Guerrero L. y Ulises Crcamo S. Bernardo OHiggins entre Izquierda...
lugares fueron ocupados por Salvador Allende (38,80% de los votos), Arturo
Prat (38,63%) y Alberto Hurtado (8,81%).
Curiosamente, y de ah la inquietud periodstica referida, OHiggins no pas
de la primera etapa. El hroe, el Padre de la Patria, el Libertador cuya estatua
se impona en ese entonces solitaria en la Plaza Bulnes frente a La Moneda,
sede del gobierno, no concitaba el favor popular.
Para muchos, esta competencia entre personajes histricos fue curiosa y
no faltaron opiniones contrarias al programa, basadas en argumentos de mayor
o menor refinamiento, expuestos con mayor o menor fuerza. Lo interesante
fue que la historia revivi, y era comn leer en los diarios una serie de cartas y
opiniones alabando, comparando o criticando a alguno de los elegidos. Despus
del temporal vino la calma y las pasiones se atenuaron.
Pero, qu haba pasado con OHiggins? A nuestro entender, se trataba del
resultado de un agotamiento generado por identificaciones deformadas por
efectos y tambin afectos polticos que influyeron a pesar de que en los ltimos
40 aos el personaje haya estado presente, siendo evocado y admirado por
sectores polticos de signos muy diversos.
OHiggins tuvo durante el gobierno de Augusto Pinochet un carcter inspirador
para el sector gobernante y fue, en consecuencia, automticamente asociado
a l, generndose una distancia y rechazo de carcter indirecto y relativo, que
no concordaba con lo que esos mismos sectores opositores haban expresado
con anterioridad. En menor medida, esto mismo ocurri con Diego Portales.
La poltica ms contingente influy en la apreciacin de ambos, generndose
una valoracin menoscabada que, por estar al mismo tiempo tambin marcada
por un sentido prctico, no dudaba, al menos en el caso de la de OHiggins, en
recurrir a su ejemplo.
Refirindose al apoyo que tuvo Pinochet durante su gobierno, Simon Collier
y William Sater dicen que su imagen severa
121
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
esperemos que [el general Pinochet] para la semana prxima haya meditado lo
que tiene que meditar. El pueblo ya le envi un mensaje claro y ahora espera
un gesto. La Historia conoce otros gestos de la nica persona que en Chile ha
llevado el ttulo de capitn general Bernardo OHiggins, quien un 23 de enero
de 1833 [sic, 1823] pens que no contaba con el apoyo del pueblo y abdic del
mando. El pas no puede seguir igual. Los chilenos estn esperando gestos que
muestren cambios.
8
Simon Collier y William Sater, Historia de Chile. 1808-1994, Cambridge, Cambridge
University Press, 1998, p. 311. Para el caso de Portales son clarificadoras las palabras de Jorge
Guzmn, en su escrito Diego Portales Palazuelos en su Epistolario: Estoy convencido de que
Diego Portales, ciertamente el ms importante de los polticos chilenos en el siglo XIX, mantuvo
una actualidad histrica hasta no hace mucho, sostenido por la preferencia que mostraron por
su figura poltica algunos destacados militares durante la dictadura []. Esa preferencia se
extendi por cierto hasta los partidarios del rgimen, y por natural reaccin, tambin afect a los
contrarios, que reafirmamos nuestra distancia afectiva hacia el personaje. No era novedoso que
su figura poltica sirviera como icono a la derecha chilena y concentrara las crticas adversas de
la izquierda. Jorge Guzmn, Diego Portales Palazuelos en su Epistolario. En Carmen Faria
(Ed.), Epistolario Diego Portales (Santiago, Universidad Diego Portales, 2007), tomo I, p. XLIII.
9
Apsi N 273, 10 al 16 de octubre de 1988, pp. 19 y 23-24.
122
Cristin Guerrero L. y Ulises Crcamo S. Bernardo OHiggins entre Izquierda...
10
Ese sector de Santiago es, simblicamente hablando, el ms destacado de la ciudad. La
plaza Bulnes se sita en la Avenida Libertador Bernardo OHiggins Riquelme, frente a la Moneda,
la sede del poder; en sus inmediaciones se encuentran el Ministerio de Defensa, la Direccin
General de Carabineros, los monumentos de Bulnes, OHiggins y San Martn. Cruzando la
avenida hacia el norte, adems del palacio de gobierno, se ubican varios ministerios ms, la
Contralora General de la Repblica y, tras el palacio de la Moneda, la plaza de la Constitucin,
que alberga los monumentos de Eduardo Frei Montalva, Salvador Allende y Jorge Alessandri,
todos presidentes del pas, y un busto en honor a Diego Portales.
11
Chile Enciende la Llama de la Libertad, Editora Nacional Gabriela Mistral, Santiago,
1975, p. 87.
123
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
12
Chile Enciende la Llama, pp. 87-88.
13
La alusin al Gobierno del presidente Allende es bastante clara.
14
Chile. 11 de Septiembre de 1975. Editora Nacional Gabriela Mistral, Santiago, 1975. En el
mismo texto se encuentran fotografas de actos similares llevados a cabo en Cabrero, Coquimbo,
Temuco, Copiap, San Felipe, Ovalle, Curic donde incluso se organiz un desfile de carruajes
tradicionales, Talca, Cautn, Osorno, Chilln, Angol, Victoria, Punta Arenas, Ancud, Arica,
Concepcin, Collipulli, Valdivia, Los ngeles.
15
Augusto Pinochet Ugarte, Camino Recorrido. Memorias de un Soldado, Tomo III, Santiago,
1993, pp. 85-86).
124
Cristin Guerrero L. y Ulises Crcamo S. Bernardo OHiggins entre Izquierda...
16
www.chilecollector.cl
17
El Mercurio de Santiago, 19 de agosto de 2003 (www.emol.com).
18
El Mercurio de Santiago, 8 de octubre de 2003 (www.emol.com). El da anterior, el
entonces Alcalde de Providencia, Cristin Labb, tambin haba ofrecido sufragar los gastos en
cuestin. El Mercurio de Santiago, 7 de octubre de 2003 (www.emol.com).
19
La Nacin, 18 de octubre de 2004 (www.rie.cl/lanacioncl/?a=25742).
125
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
20
El Mercurio de Santiago, 8 de octubre de 2003 (www.emol.com).
21
En el Museo de la Escuela Militar se encuentra el fretro que conserv los restos de
OHiggins.
22
El Mercurio de Santiago, 19 de octubre de 2004 (www.emol.com).
23
Agradecemos estos datos el teniente coronel (r) Pedro Hormazbal, del Departamento de
Historia Militar del Estado Mayor General del Ejrcito.
126
Cristin Guerrero L. y Ulises Crcamo S. Bernardo OHiggins entre Izquierda...
24
Edicin digital. Biblioteca del Congreso Nacional. www.leychile.cl/N?i=29276&f=1985-
08-09&p=. En el mismo texto se autorizaba la ereccin de un monumento a la raza araucana y
a Carlos Condell. El plan en cuestin sera elaborado por una comisin integrada por miembros
de las Fuerzas Armadas y de la Universidad de Chile, agregndose otras instituciones tales como
la Academia Chilena de la Historia, Sociedad Chilena de Historia y Geografa y el Instituto
OHigginiano.
25
Aquel ao fue difcil debido a las tensiones blicas con Argentina por el problema
del canal Beagle y, tambin, por la suspicacia de algn revanchismo peruano al cumplirse en
centenario del estallido de la Guerra del Pacfico un ao despus. El Comit Permanente del
Episcopado nacional redact una declaracin en la que recordaba la proyeccin americana de
OHiggins y haca un llamado a trabajar por la paz y la fraternidad de nuestros pueblos, labor
que consideraba uno de los mejores homenajes que podemos rendir a la memoria del Libertador
Bernardo OHiggins. En el Bicentenario del Natalicio del Libertador Bernardo OHiggins. Ref.
Cech: 498/78. www. Iglesia.cl
26
Ley N 2336 de 3 de agosto de 1910. Edicin digital. Biblioteca del Congreso Nacional.
www.leychile.cl/ N?i=23260&f=1910-08-03&p= y www.leychile.cl/ N?i=23261&f=1910-08-
03&p=
27
Ley N 7376. Edicin digital. Biblioteca del Congreso Nacional. www. Leychile.cl/
N?i=25513&f=1942-11-20&p=
127
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
28
Ley 12502. Edicin digital. Biblioteca del Congreso Nacional. www. Leychile.cl/
N?i=27141&f=1957-08-17&p=
29
La comisin estara integrada por el Subsecretario de Obras Pblicas, el Director de
Arquitectura y representantes del Consejo de Monumentos Nacionales, de las Fuerzas Armadas,
del Instituto OHigginiano, del Instituto de Conmemoracin Histrica, del Colegio de Arquitectos,
del Voto Nacional de OHiggins y del Departamento de Historia de la Universidad de Chile.
Edicin digital. Biblioteca del Congreso Nacional. www. Leychile.cl/ N?i=215654&f=1974-12-
17&p=
128
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30
Edicin digital, Biblioteca del Congreso Nacional. www.leychile.cl/N?i=222905&f=1975-
09-02&p=
31
Augusto Pinochet Ugarte. Mensaje Presidencial. 11 de septiembre de 1978 - 11 de septiembre
de 1979. Impreso en los Talleres Grficos de Gendarmera de Chile, Santiago, 1979, p. 84. A lo
anterior se sumaron otras actividades encabezadas por el general Pinochet. El 2 de octubre de
1978, como ya era tradicional, se conmemor un aniversario ms de la batalla de Rancagua; el
da 7 siguiente, se inaugur un monumento a OHiggins en Chuquicamata; en febrero de 1979,
en Antofagasta, el gobernante inaugur el Parque OHiggins. Ministerio Secretara General de
Gobierno. Divisin de Comunicacin Social. Jornadas del Presidente de la Repblica. Visitas
a las Regiones. 1978-1979. Santiago, 1979, pp. 6-8.
32
Se destacan los trabajos de Julio Heise, OHiggins y la organizacin de la repblica,
Revista Chilena de Historia y Geografa, N 146, y OHiggins, forjador de una tradicin
democrtica, Talleres de Artesana Grfica R. Neuper, Santiago, 1975. Tambin merecen mencin
los de Fernando Martnez Labatut, La constitucin poltica del ao 1818, Revista Universidad
de Chile, N 4, Universidad de Chile, Sede uble, 1978, y dos estudios de Luis Valencia
Avaria, Algunos aspectos de la poltica exterior de OHiggins, Atenea, N 437, Universidad
129
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
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Cristin Guerrero L. y Ulises Crcamo S. Bernardo OHiggins entre Izquierda...
La izquierda y OHiggins
33
Ministerio Secretara General de Gobierno. Divisin de Comunicacin Social. Jornadas
del Presidente de la Repblica p. 17.
34
Augusto Pinochet Ugarte, Camino Recorrido, tomo III, p 183.
35
Septiembre, Ofensiva Mundial por la Vida de los Desaparecidos. En Partido Comunista
de Chile, Boletn del Exterior, N 28, marzo-abril de 1978. Sin datos editoriales, p. 74.
131
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
or en un pas que tena sus valores enlazados con su devenir histrico, con
sus mejores tradiciones culturales, patriticas, democrticas y populares. As,
De esta manera, dicho partido haca sentir la gravedad de lo que a su juicio era la
tergiversacin que de la figura de OHiggins haca el gobierno encabezado por
el general Pinochet y, por lo tanto, de manera implcita, adverta de la necesidad
de rescatar el legado del prcer fundador. En la misma carta, los comunistas
afirmaban estar convencidos
36
Ernesto Ottone Fernndez, El Pleno del Comit Central de las Juventudes Comunistas
de Chile. En Partido Comunista de Chile, Boletn del Exterior, N 28, marzo-abril de 1978. Sin
datos editoriales, p. 19.
37
Carta del Partido Comunista a los Oficiales, Suboficiales, Soldados, Marinos, Aviadores y
Carabineros de Chile. En Partido Comunista de Chile, Boletn del Exterior, N 29, mayo- junio
de 1978. Sin datos editoriales, p. 100.
132
Cristin Guerrero L. y Ulises Crcamo S. Bernardo OHiggins entre Izquierda...
Ibd., p. 105.
38
133
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
40
Versin digital del texto en http://salvador-allende.cl/discursos/1970/victoria.pdf. Es de
notar que esta parte inicial del discurso no aparece en la recopilacin efectuada por Joan Garcs,
La Va Chilena al Socialismo. Discursos de Salvador Allende, Editorial Fundamentos, Madrid,
1998, p. 9
41
Las versiones digitales de ambos discursos en www.socialismo-chileno.org/PS/
index.php?option=com-contenttask=view&id=1535Itemid=45 y http://salvador-allende.cl/
discursos/1971/8de diciembre1971.pdf.
134
Cristin Guerrero L. y Ulises Crcamo S. Bernardo OHiggins entre Izquierda...
42
Discurso de Salvador Allende en la Plaza de Armas de Chaaral, 7 de marzo de 1972.
Versin digital en www.socialismo-chileno.org/PS/index.php?option=com_content&task=view
&id=277&Itemid=45
43
Quiero recordar una mujer a quien la historia no le da [el] relieve de una personalidad
seera, pero a quien Chile le debe tanto, por no decir le debe todo. Deseo recordar a Isabel
Riquelme, la madre de Bernardo OHiggins, mujer castigada por el tremendo delito de haber
querido tener un hijo ms all del prejuicio o del amor; me refiero a Isabel Riquelme madre de
Bernardo OHiggins, Padre de la Patria. l, grande por su espada y sus condiciones de gobernante,
fue grande como hijo, pues supo comprender a su madre que sinti todo el rigor de una sociedad
injusta, que la castig por haber amado y por haber tenido un hijo del amor. Consejera de
Difusin de la Presidencia de la Repblica, La Historia que Estamos Escribiendo. El Presidente
Allende en Antofagasta, Santiago, 1972, p. 106.
44
Salvador Allende. Discurso a los estudiantes de la Universidad de Concepcin, 4 de mayo
de 1972. En Salvador Allende, Discursos, La Habana, 1975, pp. 311-336.
135
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
He querido en esta hora de Chile, traer mi palabra para decirle al pueblo, una vez
ms, como se funda, se hace y se forja el espritu de una nacin. Como se requiere
la magnitud del coraje, del sacrificio y del desprendimiento de OHiggins. Como
los pueblos se agigantan en las horas duras y como la responsabilidad es ms
fuerte, cuando est de por medio el destino de aquello que nos pertenece a todos,
que es Chile y su futuro. De all que hagamos bien, cada ao, en concurrir a
este sitio y recordar a Bernardo OHiggins Riquelme; que los nios aprendan a
leer en la historia de su vida; que los campesinos recuerden a uno de los suyos;
que los que luchan en la vida pblica no olviden al visionario, al constructor,
al estadista; que los revolucionarios comprendan la pasin que tuvo, y que la
revolucin implica entrega y sacrificio; que los soldados no olviden jams quien
hizo posible que hoy da vistan orgullosos el uniforme de la patria y recuerden
al general inmortal 45.
45
El texto del discurso puede encontrarse en versin digital, bajo el rtulo de Palabras del
Presidente de la Repblica, compaero Salvador Allende Gossens, pronunciadas en la Conmemoracin
del 195 Aniversario del nacimiento del General Bernardo OHiggins R. Chilln 20 de Agosto
de 1973, en http://www.socialismo-chileno.org/allende/1973/Chillan_20_agosto_1973.pdf
46
Decimos autor o autora, porque en la introduccin del libro, redactada por Manuel
Fernndez Canque, se afirma que es autor y en la ltima tapa se seala que es autora. Al
parecer esto ltimo sera ms exacto. En los medios de prensa de esa poca se identific a dos
personas. En la edicin del peridico Las ltimas Noticias correspondiente al 25 de agosto de
1973 el escritor Miguel Arteche critic la obra en cuestin y la atribuy, aunque sin seguridad
136
Cristin Guerrero L. y Ulises Crcamo S. Bernardo OHiggins entre Izquierda...
plena, a la pintora Lucy Lortsch, versin que fue avalada en el Senado de la Repblica por el
senador Humberto Aguirre Doolan en las sesiones del 1 y 8 de agosto de 1973. Esta artista aparece
mencionada en el Informe Sobre la Situacin de los Derechos Hmanos en Chile, redactado por
la Corte Interamericana en 1974, aseverndose que fue detenida e incomunicada. www.cidh.org/
contryrep/chile74sp/cap.2.htm. Por otra parte, en la revista Ercilla, semana del 25 al 31 de julio
de 1973, se atribuy la autora del texto a Ana Simpson, a quien se identific como profesora
primaria de provincia.
47
Ranquil, Captulos de la Historia de Chile, p. 43, Editora Nacional Quimant, Santiago,
1973.
48
Ranquil parece ignorar que las disposiciones de este texto sealaban, claramente, la
existencia de una monarqua constitucional.
49
Ranquil no menciona respecto de estos puntos algunas cuestiones que resultan vitales
para lograr una visin ms exacta del sentido y alcance de estas determinaciones, tales como
las disposiciones del Reglamento de 1812 que aseguraban en el poder al gobierno de facto
establecido tras tres golpes de Estado, la forma en que se legitim dicho texto (suscripcin pblica
mediante firmas por un reducido nmero de personas), ni su adscripcin al modelo de monarqua
constitucional que es sustentado en su articulado, porque de eso y no de una repblica se trataba,
137
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
Carrera, sostiene, fue un republicano que, contando con el apoyo del pueblo,
de los patriotas avanzados50 y del grueso del ejrcito, debi enfrentar no solo a
las fuerzas militares realistas, sino que tambin a los enemigos internos, a los
curas tradicionales, a los monarquistas y a los moderados que conformaban
el partido de los blandos, los vacilantes, los antirrepublicanos. Dado que la
guerra afectaba sus intereses econmicos, estos sectores preferan que Chile
fuese colonia del imperio espaol y no repblica independiente. Sus temores
consistan en que se generaran una disminucin de la mano de obra, dificultades
con el Per, principal comprador de trigo, y tambin desbordes de la plebe51.
OHiggins era el hombre de ese grupo. Cautelaba los intereses de la burguesa,
era un hombre que no favoreca a los espaoles, pero que tampoco impulsara
a la gente de baja esfera o a la Plebe, sectores representados por el equipo
carrerino 52.
El conflicto entre ambos estall tras la firma del tratado de Lircay. OHiggins
march hacia Santiago para derrocar a la junta de avanzadas tendencias
conformada por Carrera tras el golpe de julio de 1814, el que pudo ejecutar a
pesar de las persecuciones decretadas en su contra, contando con la ayuda de
los campesinos que lo escondan y velaban por su seguridad.
La restauracin de la monarqua impuso un parntesis, pero en 1817 las
burguesas chilena y argentina se unieron en contra de los hermanos Carrera,
caudillos del pueblo, y OHiggins asumi el poder como verdadero representante
de los burgueses que no crearon industria y prefirieron seguir explotando las
materias primas. Al cabo de tres aos, sostiene Ranquil, el fracaso en todos
y tampoco los esfuerzos desplegados por ese mismo gobierno por controlar, o censurar, los textos
aparecidos en el peridico en cuestin.
50
Respecto de las crticas al gobierno de Carrera realizadas por sus contemporneos, puede
verse Cristin Guerrero Lira, La Contrarrevolucin de la Independencia en Chile, Editorial
Universitaria y Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, Santiago, 2002, pp. 77-80, y
tambin el estudio de Juan Luis Ossa Santa Cruz, Revolucin y Constitucionalismo en Chile,
1808-1814, Revista de Historia Iberoamericana, volumen 5, N 1, correspondiente a 2012,
especialmente a partir de p. 124.
51
Ranquil. Captulos, p. 51.
52
La pretensin de que Carrera fuese un protector del bajo pueblo no parece condecirse con
el texto de un oficio que el 10 de enero de 1812 dirigi al coronel de caballera de los Andes, en el
que se lee: Nunca ms que hoy necesita fortalecerse la patria, y el gobierno ha de proporcionarle
una fuerza respetable. Las tropas que regularmente obran ms son las veteranas, as las de la
capital deben aumentarse, y crearse cuerpos nuevos. Esto hace la Junta y espera de usted que es
un patriota le ayude, sacando inmediatamente del regimiento que manda 25 hombres con talla
de cinco pies tres pulgadas cuando menos, sanos, los ms voluntarios que se pueda, solteros, y
no de casta india. Archivo del General Jos Miguel Carrera, volumen III, p. 105.
138
Cristin Guerrero L. y Ulises Crcamo S. Bernardo OHiggins entre Izquierda...
53
Ranquil. Captulos, p. 65.
54
Ranquil. Captulos, p. 67.
55
Ranquil. Captulos, p. 67. Resulta imposible no anotar dos consideraciones que
surgen al revisar el libro en comento. Primero, Jos M. Carrera, quien es presentado como
hroe revolucionario y lder popular, era miembro de una de las ms conspicuas familias de la
aristocracia chilena y constantemente dio pruebas de su orgullo como tal. Es ms, quien conozca
detalladamente sus actuaciones polticas recordar, por ejemplo, su alianza con la familia Larran
en los momentos del golpe de Estado de septiembre de 1811, y que ello no fue una necesidad
estratgica. Cierto es que despus existi un distanciamiento, pero tambin lo es que ello fue
el resultado de una disputa entre familias, tanto as como que l y sus hermanos concentraron
el poder militar, la presidencia de las bayonetas, como l mismo afirm una vez. La segunda
consideracin que debemos hacer es sealar que Ranquil no menciona una serie de hechos
que en definitiva echaran por tierra sus planteamientos respecto de OHiggins, tales como la
prohibicin del uso de escudos de nobleza, la abolicin de los ttulos nobiliarios, el intento por
terminar con los mayorazgos, la igualacin jurdica de los indgenas y varios ms, de profundo
carcter revolucionario, que no fueron obra del gobierno progresista de Carrera sino que del
conservador o instrumento de la burguesa, OHiggins.
139
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
56
Captulos de la Historia de Chile: Un Libro que presta Servicios a la Reaccin, El Siglo,
23 de agosto de 1973.
57
Senado. Sesin 56 ordinaria, 8 de agosto de 1973. El Senador Aguirre, adems, era
Presidente del Instituto OHigginiano de Chile, creado en 1953.
140
Cristin Guerrero L. y Ulises Crcamo S. Bernardo OHiggins entre Izquierda...
Esta admiracin por OHiggins era parte de la historia reciente de este partido.
En 1962, la Comisin Nacional de Propaganda del mismo haba publicado un
folleto denominado Qu es el PC? Nociones Elementales, en el que se defina
a s mismo como el Partido ms Patriota porque, entre otras cosas, contina
y continuar siempre la obra de OHiggins, a la cabeza de la lucha por la
libertad, la dignidad y la plena independencia nacional, hasta lograr que Chile
sea una nacin verdaderamente soberana. Tambin se relativizaba su relacin
con el rgimen de la Unin de Repblicas Socialistas Soviticas y su adhesin
a otros procesos revolucionarios, elementos que servan a sus contrarios para
criticar y negar su nacionalismo. Las explicaciones que se daban para rebatir
estos puntos eran, a lo primero: Tambin dijeron en su poca que Bolvar, San
Martn y OHiggins estaban al servicio de Francia, cuando ellos luchaban por la
independencia, contra Espaa, a fin de desprestigiarlos y, a lo segundo, que esa
solidaridad era como la que en su poca demostraron los padres de la patria.
Bolvar luch por la libertad de Amrica. San Martn luch por la libertad de
su patria, Argentina, y pas los Andes con su ejrcito para ayudar a la libertad
de Chile. Y junto a OHiggins luch por nuestro pas y por el Per 61.
58
Intervencin de Csar Godoy Urrutia en Adelante por el Camino del XIII Congreso.
Documentos del XIII Congreso Nacional del Partido Comunista de Chile, folleto N 8, pp. 57-58.
59
Cristin Guerrero Lira y Nancy Mio Thomas (editores), Cartas de Bernardo OHiggins,
Historia Chilena, Santiago, 2011, tomo III, p. 225.
60
Estatutos del Partido Comunista de Chile, Imprenta y litografa Antares, Santiago, 1968,
p. 5
61
Comisin Nacional de Propaganda del Partido Comunista de Chile, Qu es el PC? Nociones
Elementales, Impresora Horizonte, Santiago, 1962. Las partes citadas, en pp. 27, 28 y 29.
141
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
Quiero decir, con honestidad, con franqueza, que con la misma firmeza que
hemos defendido los derechos humanos, con la misma fuerza que queremos
que se haga justicia y verdad para los perseguidos por la dictadura militar, con
62
Por cuestiones de interpretacin de su propia historia, la enumeracin de los congresos
nacionales del Partido Comunista se ha alterado con el tiempo y por ello existen dos que comparten
este nmero. Por ello los diferenciamos por el ao de realizacin.
63
Estatutos del Partido Comunista de Chile, Aprobados en el XIII Congreso Nacional
celebrado en 1946, 38 impresores, Santiago, 1946, pp. 37-38.
64
Estatutos de las Juventudes Comunistas. Sin datos editoriales, 1966, p. 5.
65
Versin digital. www.jjcc.cl
142
Cristin Guerrero L. y Ulises Crcamo S. Bernardo OHiggins entre Izquierda...
66
Versin digital de este discurso, pronunciado ante el pleno del Comit Central del partido
socialista en www.socialismo-chileno.org/PS/index.php?option=com_content&task=view&id=
2707&Itemid=90.
67
Carlos Altamirano Orrego, Significacin Histrica de la Visita de Fidel Castro a Chile,
en Fidel en Chile, Editora Nacional Quimant, Santiago 1972, p. 328. Agradecemos este dato a
Eduardo Tllez L.
143
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
68
Carlos Altamirano, La Lucha Armada en Amrica Latina, Punto Final, N31 (Suplemento),
Santiago: Segunda quincena de julio de 1967, p. 2.
69
Los reaccionarios estn asustados por la amistad chileno-cubana. Discurso pronunciado
por el comandante Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del Comit Central del Partido Comunista
de Cuba y Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, en el estadio de Rancagua, Chile, el
24 de noviembre de 1971, Punto Final, N 145. Santiago, 30 de noviembre de 1971, p. 50.
70
Idd., p. 55.
71
Ibd., p. 57.
144
Cristin Guerrero L. y Ulises Crcamo S. Bernardo OHiggins entre Izquierda...
72
Aylwin, Patricio, 1992, Discurso en la ceremonia del natalicio del Libertador General
Bernardo OHiggins, Revista Fuerzas Armadas y Sociedad, Ao 7, N3, Santiago, Flacso, 1992,
p. 27.
145
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
146
CUADERNOS
D E H I S T O R I A 39
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS HISTRICAS
UNIVERSIDAD DE CHILE diciembre 2013: 147 - 168
*
Este artculo es producto del trabajo realizado en proyecto Fondecyt 2012-2014, Hacia una
poltica migratoria en Chile. Agenda, instituciones y jugadores con veto. Investigador principal,
Bernardo Navarrete y Co-investigadora, Carmen Norambuena.
**
Profesora Titular del Departamento de Historia de la Universidad de Santiago de Chile.
Correo electrnico: carmen.norambuena@usach.cl
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
Introduccin
148
Carmen Norambuena Carrasco Amenazas sin fronteras: nuevas periferias...
1
Nef, Jorge, Seguridad humana y vulnerabilidad mutua, Seguridad Humana, prevencin
de conflictos y paz, FLACSO-Chile, UNESCO, Chile, 2002, p. 35.
2
PNUD 2011, p. 16.
3
Seguimiento de la resolucin 64/291 de la Asamblea General sobre seguridad humana.
Informe del Secretario General, 5 de abril de 2012. Sexagsimo sexto perodo de sesiones, Temas
14 y 117 del programa Aplicacin y seguimiento integrados y coordinados de los resultados de
las grandes conferencias y cumbres de las Naciones Unidas en las esferas econmica y social y
esferas conexas. Seguimiento de los resultados de la Cumbre del Milenio.
4
Ibdem.
5
Programa de Naciones Unidad para el Desarrollo (PNUD), El enfoque de la seguridad
humana desde tres estudios de caso, PNUD, San Jos, Costa Rica, IIDH; 2011. p. 17.
149
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
6
Los Jefes de Estado y de Gobierno reconocieron tal definicin en el prrafo 143 del
Documento Final de la Cumbre Mundial 2005.
7
ONU, 2008, p. cit., p. 5-6.
8
Ibdem.
9
Stein, Abraham, El concepto de seguridad multidimensional. Ponencia presentada en
el Segundo Foro Internacional, Inseguridad, dolor inevitable, acciones para la paz, Jurez,
Chihuahua, Mxico, 2009.
150
Carmen Norambuena Carrasco Amenazas sin fronteras: nuevas periferias...
Migraciones internacionales
10
Stein, op. cit. p. 32.
11
Ibdem.
12
Ibdem.
151
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
13
CEPAL, Migracin Internacional, Derechos Humanos y Desarrollo en Amrica Latina
y el Caribe. Sntesis y Conclusiones, Documento de Trabajo, Montevideo, Uruguay, marzo de
2006.
14
Manuel Gmez Galn, Ivonne David, et all., Migraciones y Codesarrollo en la relacin
entre la Unin Europea y Amrica Latina y el Caribe, CELARE, Santiago de Chile, 2010, p. 9.
Tambin ver Martnez, Datos del Caribe y A. Latina.
15
Diario La Tercera, seccin Mundo, Marin Toro, p. 46, 25 de febrero de 2012. Este sondeo
fue realizado entre 2008 y 2010 a ms de 400 mil personas en 149 pases que representan el 93%
de la poblacin.
16
Entre las ms de 600 millones de personas, el 33% pertenece a frica subsahariana las
regin con mayores niveles de pobreza del mundo, el 21% habita en Medio Oriente y Norte
de frica, el 18% es de Europa, el 17% vive en Amrica y el 9% pertenece a Asia Central y
Oriental.
As, por ejemplo, el 16% del total de habitantes de Medio Oriente y el Norte de frica desea
ir a vivir en forma permanente a otro pas. Esa tasa llega el 10 % en Amrica.
17
Ibdem. Neli Esipova, una de las autoras del estudio Las Distintas Caras de la Migracin.
152
Carmen Norambuena Carrasco Amenazas sin fronteras: nuevas periferias...
ao 2010 registr casi 300 mil personas llegadas de Europa (299.394), 31.001
provenientes de Asia, 2.738 de frica y 1.425 de Oceana. Junto a ellos, Argentina
tambin presenta aumentos significativos de migrantes provenientes de pases
limtrofes. Al respecto, ese Censo Nacional indica que la poblacin peruana
subi de 88.260 personas a 157.514, lo que equivale a un 78%; la paraguaya, de
325.000 a 550.713, un 69,4%; y, la procedente de Bolivia, de 233.464 a 345.272
personas, lo que en trminos porcentuales equivale a un 47,9%. A diferencia
de los otros pases, la poblacin chilena, en el mismo perodo, disminuy de
212.429 habitantes a 191.147 personas18.
Los guarismos para el caso particular de Chile son evidencia de que se
ha trasformado en receptor de migrantes. Como se detallar ms adelante, la
inmigracin limtrofe ha crecido en un 50% desde el ltimo censo de 2002 19.
18
Diario El Mercurio de Santiago de Chile. Martes 28 de febrero de 2012.
19
Las cifras preliminares del censo de 2012 dan un total de 339.536, siendo los migrantes
de origen peruano los que ocupan el primer lugar, con 103.624 personas, seguido de los de
origen argentino con 57.019, luego, bolivianos con 25.151, ecuatorianos con 16.357 y 27.411
colombianos. Resultados Preliminares del XVIII Censo de Poblacin, INE, 2012.
153
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
20
Mucho se ha escrito y otro tanto se ha exagerado al argumentar como signo de colaboracin
entre los pases receptores y los de origen los montos de las remesas, sin embargo, serios estudios
provenientes de organismos especializados como CELADE, realizados en once pases de nuestra
regin sudamericanas evalan los impactos generales y especficos de tales remesas. En nueve
de estos pases, en trminos de reducir la pobreza de la poblacin, son poco significativas. El
50% de estas familias, a no mediar estos aportes se encontraran bajo la lnea de la pobreza.
Ver CELADE, Migracin Internacional de Latinoamericanos y Caribeos en Iberoamrica:
Caractersticas, Retos y Oportunidades, Santiago de Chile, julio de 2006, p. 12
21
Migracin Internacional de Latinoamericanos y Caribeos en Iberoamrica: Caractersticas,
Retos y Oportunidades, CELADE, Divisin de Poblacin de la CEPAL, Santiago de Chile, 2006.
22
Sealan los expertos que la mitad de los latinoamericanos y caribeos vive como
indocumentado en los Estados Unidos.
23
Norambuena Carmen, La Inmigracin en el pensamiento de la intelectualidad chilena.
1810-1910, Contribuciones N 109, Santiago, 1995.
154
Carmen Norambuena Carrasco Amenazas sin fronteras: nuevas periferias...
poltica migratoria definida, sentencia que hemos rebatido una y otra vez 24.
Chile ha mantenido una poltica permanente, no de puertas abiertas sino de
entradas controladas, es decir, selectiva. As, en los comienzos republicanos fue
el fundamento de la escasa poblacin y la necesidad de poner en explotacin el
campo y, luego, a fines del siglo XIX, el fortalecimiento urbano y consiguiente
fomento de la migracin industrial 25.
Simultneamente, y dada la amplitud de las zonas limtrofes que lo separan
de sus tres vecinos, Per, Bolivia y Argentina, y ms an dada la variedad
de expresiones de vida fronteriza que en diversas zonas del Cono Sur se han
vivido, no es difcil entender que stas, dadas las caractersticas de este tipo de
contactos, no hayan sido motivo de especiales disposiciones legales, aunque
las ha habido.
En la segunda mitad del siglo XX los temas migratorios en Chile estuvieron
asociados a la dictadura militar, por tanto fueron normas extremadamente
restrictivas respecto al ingreso de extranjeros, pues la poltica migratoria
estuvo ms bien inserta en la doctrina de seguridad nacional, donde cualquier
extranjero poda ser sospechoso de atentar contra el estado poltico del pas.
Esta normativa, la Ley de Extranjera de 1975, an vigente 2013, ms que
una poltica migratoria en esos aos fue instrumento acorde con las restricciones
a libertades y derechos humanos, prohibiendo el ingreso al pas a extranjeros
que propagaran de palabra o por escrito doctrinas que infringieran el orden
establecido, agitadores y, en general, quienes atentaran contra la seguridad
interior y exterior, la soberana nacional y orden pblico, en general 26.
Los gobiernos de la Concertacin se sucedieron sin lograr una ley migratoria
acorde con los desafos del mundo actual27, no obstante, adhirieron a tratados
internacionales destinados a favorecer y proteger los derechos de los trabajadores
migrantes y de sus familias, como lo fue la Convencin Internacional de 2005.
24
Norambuena, Carmen, Revisin histrica de los movimientos migratorios en Chile.
En Parentini, Luis Carlos (comp.), Historiadores chilenos frente al Bicentenario, Comisin
Bicentenario, Santiago, 2008, pp. 287-290.
25
Norambuena, Carmen, Colonizacin e Inmigracin, un problema nacional recurrente
1882-1894, Dimensin Histrica de Chile, N8 UMCE, Santiago de Chile, 1991.
26
Decreto Ley N 1094 de 1975. Ms el Decreto Supremo N 597 sobre el Reglamento de
Extranjera de 1984.
27
En los gobiernos de la Concertacin de Partidos por la Democracia se realizaron enmiendas
y modificaciones tendientes a facilitar el trnsito de salidas e ingresos, mayor atencin a los
migrantes y, quizs lo ms relevante, una segunda regularizacin migratoria, en el ao 2010, que
resolvi la situacin de 40 mil migrantes, de los cuales el 50% recibi permiso de permanencia
definitiva. La primera fue en 1998 y benefici a 23 mil extranjeros.
155
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
28
Cano, Mara; Magdalena Soffia y Jorge Martnez, Conocer para legislar y hacer poltica:
los desafos de Chile ante un nuevo escenario migratorio, Serie Poblacin y Desarrollo. Santiago,
CEPAL, N 88, 2009: 1-84.
29
Instructivo presidencial N 9 sobre Poltica Nacional Migratoria, 2 de septiembre de
2008.
30
Universidad Diego Portales, Derechos Humanos en Chile, 2010, Link: http://www.
derechoshumanos.udp.cl/informe-anual-sobre-derechos-humanos-en-chile-2010/ (fecha de
consulta 8/07/2011).
31
El Ministerio del Interior, Departamento de Extranjera, es el encargado de elaborar un
proyecto de ley sobre migraciones. Enviado por el Ejecutivo al Congreso Nacional para el inicio
de su discusin, en junio de 2013.
156
Carmen Norambuena Carrasco Amenazas sin fronteras: nuevas periferias...
Una primera apreciacin del proyecto de ley nos lleva a catalogarlo como
un proyecto ms bien de tipo tcnico, pues se concentra mayoritariamente en el
tratamiento de los procesos de visados y permanencia de extranjeros en el pas.
No obstante, en la presentacin que antecede al proyecto de ley, el Presidente
enuncia latamente las carencias de la normativa vigente, insistiendo en que esta
nueva propuesta tiene como norte superar tales vacos32.
En el articulado, los preceptos que llaman la atencin son los referidos a la
integracin, en donde se establece que el Estado propender a la integracin del
migrante, teniendo en cuenta sus diferencias culturales; se considerar tambin
la contribucin que los extranjeros hagan al desarrollo del pas; se promovern
tambin las medidas conducentes a una migracin segura. De manera especial
se abordan los derechos de los migrantes, sean stos referidos a temas laborales,
de salud, de seguridad social y educacin. Asimismo, el tema de la reunificacin
familiar aparece como un derecho de vital relevancia. Todo lo anterior, siempre
y cuando el migrante haya ingresado al pas de manera regular y haya obtenido
una visa que efectivamente le garantice estas prerrogativas33.
De otra parte, el aumento de las visas de trabajo otorgadas por Chile da cuenta
de cmo el pas se ha transformado en un lugar de destino apreciado por los
migrantes. A juicio de las autoridades, esto se debe a que el pas ha desarrollado
sus procesos de integracin sealando que para muchos pases el ingreso de
migrantes ha constituido la diferencia en su velocidad de desarrollo 34. Segn
datos de 2011 provenientes de la Subsecretara del Interior, 41.344 personas
extranjeras llegaron al pas con visas sujetas a contrato, un 28% ms que en 2010,
cuando se entregaron 32.403 documentos de este tipo. Colombia, Repblica
Dominicana y Per concentran el 83% de este tipo de visas, listado encabezado
por migrantes provenientes de Per. No obstante, llama la atencin el aumento
de los solicitantes de origen colombiano, haitiano y dominicano35.
Conforme la informacin oficial, el total de residentes extranjeros en Chile
asciende a 352.344 personas. Estas cifras indican que alrededor de 2,08% del
32
Mensaje del Presidente de la Repblica con el que inicia la presentacin del Proyecto de
Ley de Migracin y Extranjera, Santiago, 20.05.2013.
33
Proyecto de Ley de Migracin y Extranjera ingresado a trmite
34
Diario La Tercera, 15. 07.2012. Rodrigo Ubilla, Sub-Secretario del Interior.
35
Ibd. De los listados de visados sujetos a contrato, entre 2007 y 2011, el 53% declar ser
empleado y un 29% empleado domstico; un 9% obrero, 7% estudiante y 0.04 empresario. Los
mismos datos por sexo indican que el 55% de las mujeres declar ser empleada domstica, 29%
empleada, 6% estudiante y 4.3% dueas de casa. En tanto que de los hombre un 79% dijo ser
empleado, 9% obrero, 7% estudiante y 3% inactivo. Informe Anual Departamento de Extranjera
y migracin, Ministerio del Interior, Gobierno de Chile, 2009, p. 12.
157
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
36
http://www.extranjeria.gov.cl/filesapp/Informe%20Estimacion%20Poblacion%20
Extranjeros%20. 2008.pdf. En tanto que cifras preliminares del censo de 2012 dan un total de
339.536, siendo los migrantes de origen peruano los que ocupan el primer lugar, con 103.624
personas, seguidos de los de origen argentino con 57.019 personas, luego, bolivianos con 25.151,
ecuatorianos con 16.357 y, 27.411 colombianos. Resultados Preliminares del XVIII Censo de
Poblacin INE. 2012.
37
Segn la CASEN 2009, este porcentaje asciende al 83%.
Otras estimaciones entregan los siguientes guarismos: un total de 370 mil extranjeros que
representara un 2.2% de la poblacin total, siendo el 70% provenientes de Amrica del Sur,
entre stos Per, Argentina, Bolivia, Ecuador y Colombia http://www.revistasur.cl/2012/10/
poblacion-y-migraciones-pensando-el-chile-del-futuro/
38
Informe Anual Departamento de Extranjera y migracin, Ministerio del Interior, Gobierno
de Chile, 2009, p.12. De acuerdo con la estimacin realizada por el Departamento de Extranjera
y Migracin del Ministerio del Interior, el total de poblacin extranjera residente en Chile es de
352.344 personas. Estas cifras indican que alrededor del 2,08% del total de la poblacin residente
en el pas es extranjera.
39
Ibd., p. 13.
158
Carmen Norambuena Carrasco Amenazas sin fronteras: nuevas periferias...
40
Norambuena, Carmen, 2001, Frontera, fronteras, lmites y transgresiones, Cuadernos
de Historia N 20, Universidad de Chile.
41
Arriola; Luis Alfredo, Seguridad y migracin en el espacio fronterizo Tabasco-El Petn-
Rev. Migracin y Desarrollo (online), N 13, pp. 27-45. <http://www.scielo.org.mx/scielo.
php?script=sci_arttext&pid=S1870-75992009000200002&lng=es&nrm=iso>.
159
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
42
Turner, Frederick J., El significado de la frontera en la historia americana. En Francisco
de Solano y Salvador Bernabeu, Estudios (Nuevos y Viejos) sobre la Frontera, CSIC, Madrid,
1991.
43
Arriola, 2009, 36 Reflexiones que el autor hace o formula en torno a la delimitacin entre
El Petn (Mxico y Tabasco, Guatemala).
44
Norambuena, op. cit., 2001.
45
Zapata-Barrero, Ricard y Xavier Ferrer-Gallardo (Eds.), (2012), Fronteras en movimiento:
Migraciones hacia la Unin Europea en el contexto Mediterrneo, Ediciones Bellaterra, 352
pp., Barcelona, Espaa.
160
Carmen Norambuena Carrasco Amenazas sin fronteras: nuevas periferias...
46
Zapata-Barrero, Ricard y Xavier Ferrer-Gallardo (Eds.), (2012), op. cit.
47
Capitn de Carabineros de Chile, Maritza Gonzlez, Jefe de la Unidad de Delitos Sexuales y
trata de personas del Departamento OS9. Conferencia ANEPE. 19 de octubre de 2011, Migracin
y seguridad multidimensional. Gmez, Rodrigo y Pereira Marcelo. Estudio exploratorio sobre
la trata de personas y trfico de drogas en Chile. Tesis para optar al ttulo de Administrador
Pblico, FAE, USACH, 2013.
48
Ibd.
49
Ibd. La informacin pertinente indica que entre 2009 y 2011 fueron 41 los procedimientos
policiales que involucraron a igual nmero de personas, cinco de ellos por denuncias y 36 como
resultado de accin policial directa. Las comunas en que concentraron estas acciones fueron:
Providencia con 14 acciones, Santiago 14, las Condes 4, es decir, las comunas ubicadas al centro
y oriente de la capital, lo cual est indicando que para cometer estos actos se ubica espacios
donde circula gran cantidad de personas diariamente, generalmente de ingresos medios y altos
161
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
Siendo los temas de la trata de personas y el trfico de drogas los dos flagelos
que afectan las zonas del norte del pas, abordaremos este ltimo, explicando los
resultados preliminares de un trabajo de campo realizado en la ciudad de Arica.
que les permiten acceder al comercio sexual. Conforme la informacin revisada, el 63% de los
involucrados corresponde al sexo femenino y el 37%, al masculino. En tanto que sus edades se
distribuyen de la siguiente manera: entre los 18 y 30 aos, 17 casos, 31 a 40 aos, 9 casos, 41 a 50
aos, 11 personas y ms de 51 aos, 4 casos. Las nacionalidades de estas personas corresponden
adems de los chilenos que hacen de nexo, a ciudadanos dominicanos y paraguayos.
50
Agravante de la situacin fue el incendio de uno de los recintos penales ms grandes del
pas, donde 81 reclusos perdieron la vida. Crcel de San Miguel, Santiago, 8 de diciembre de
2010.
51
Ministerio de Justicia, Subsecretara de Justicia, Ley de Indulto General Nmero 20.588.
162
Carmen Norambuena Carrasco Amenazas sin fronteras: nuevas periferias...
52
Proceder la concesin de este indulto respecto de aquellos condenados a que se refiere
este artculo, que se encontrasen cumpliendo penas privativas de libertad en forma sucesiva por
dos o ms delitos que no figuren en el artculo 6. En tal caso, para el clculo de la cantidad de
tiempo de privacin de libertad exigido en cada tramo previsto en la letra b), se considerar la
suma de las penas impuestas.
53
Artculo 6.- No procedern los indultos contemplados en esta ley respecto de los condenados
por los delitos consumados previstos en los artculos 141, incisos tercero, cuarto y quinto; 142;
361; 372 bis; 390 y 391, nmeros 1 y 2, del Cdigo Penal; en los Prrafos 5, 6, 7 y 8 del Ttulo
VII del Libro II, cuando las vctimas fueren menores de edad; en el Prrafo 5 bis del Ttulo VIII
del Libro II, y en los artculos 433, 436 y 440 del mismo Cdigo, ni respecto de los condena dos
por crmenes o simples delitos tipificados en la ley N 19.913, que crea la Unidad de Anlisis
Financiero y modifica diversas disposiciones en materia de lavado y blanqueo de activos.
Salvo el caso contemplado en el artculo 5 de esta ley, no procedern los indultos respecto de
los condenados por crmenes o simples delitos tipificados en la ley N 20.000, en la ley N 19.366
y en la ley N 18.403, que sancionan el trfico ilcito de estupefacientes y sustancias sicotrpicas.
Tampoco procedern estos indultos respecto de los condenados por los delitos contemplados en
la ley N 18.314, que determina conductas terroristas y fija su penalidad.
163
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
54
07 de agosto de 2012 http://noticias.terra.cl/nacional/comienza-traslado-de-internos-
extranjeros-que-se-acogieron-a-ley-de-indulto-general
55
Carlos Pareja, Embajador de Per en Chile. Diario La Tercera, 08.08.2013.
56
David Huina, Jefe de la Divisin de Investigaciones del Ministerio del Interior de Chile.
57
Pas. Publicado por Diario Digital Iquique On Line a las 18:47, martes, 7 de agosto de
2012.
164
Carmen Norambuena Carrasco Amenazas sin fronteras: nuevas periferias...
delito, quienes pueden perder su libertad, pero no por ello pierden su dignidad,
sostuvo el titular del Interior y Seguridad Pblica58.
Una visita, entrevistas y la aplicacin de un cuestionario constituyeron los
instrumentos sobre los cuales trabajamos el tema con internos del penal de Acha,
Arica. El cuestionario fue aplicado a 147 reos, adems de entrevistas libres con
algunos de ellos, con lo que pudimos comprobar in situ tanto los antecedentes
de los reclusos cuanto sus impresiones acerca de la medida aplicada por el
gobierno de Chile.
Resultados preliminares del estudio arrojaron la siguiente informacin.
Tratndose de un estudio de carcter aplicado en la tri-frontera norte de Chile,
nos interesaba, en primer lugar conocer la nacionalidad de la poblacin. No
fue sorpresa comprobar que el mayor nmero era de nacionalidad peruana y
boliviana, haciendo la salvedad de que a la fecha de la aplicacin del instrumento,
la mayor parte de la poblacin de origen peruano haba sido ya trasladada.
De tal forma que se registraron 78 personas de nacionalidad boliviana y 44
de nacionalidad peruana59. La muestra nos arroj que respecto del gnero se
registr un 36,05% de mujeres y un 59,18% de hombres60. En cuanto a su estado
civil, se aprecia que la mayor parte de los reos son solteros, con un 60,44%,
de los cuales 25,17% mujeres y 35,37% hombres. En este aspecto, destaca el
alto porcentaje de hombres casados, con 68%, y un 6,12% de las mujeres, del
total de la muestra. Llam la atencin a los miembros del equipo el nivel de
escolaridad, siendo la gran mayora alfabetos y el 50% con estudios bsicos, y
un tercio con enseanza media completa. No es menor que 11 personas tuvieran
enseanza universitaria incompleta y tres de ellos, concluida.
La visita al penal nos permiti conversar con los reos, quienes expresaron
libremente su opinin acerca de nuestras inquietudes. La mayora de ellos
fueron detenidos y procesado por ingresar al pas portando droga. Varios nos
manifestaron su agradecimiento por la disposicin que les iba a permitir reunirse
con sus familias, lamentando mucho haber cado en una trampa de la que no
pudieron escapar. Los ms jvenes sealaron que esta es la mejor leccin de
vida, pues les dej claro cul es el camino a seguir lejos del sub-mundo de la
droga. Los ms viejos, con mucho pesar, expresaron lo que significaba estar sin
58
Ministro del Interior y Seguridad Pblica, Rodrigo Hinzpeter. 07 de agosto de 2012,
http://noticias.terra.cl/nacional/comienza-traslado-de-internos-extranjeros-que-se-acogieron-a-
ley-de-indulto-general
59
Las nacionalidades restantes fueron 1 argentino, 1 brasileo, 2 colombianos, 1 dominicano,
2 espaoles, 2 de Filipinas, 1 de Italia, 1 japons, 1 sud-africano y 13 no entregaron informacin.
60
140 personas respondieron todas las preguntas.
165
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
61
Este trabajo se pudo realizar gracias a las acciones conjuntas y programadas con el proyecto
Fondecyt, N 1120405, titulado Entre el conflicto y el aislamiento. Desarrollo, gobernabilidad
y seguridad en las zonas del extremo norte y sur del pas a comienzos del siglo XXI, a cargo
de la profesora Loreto Correa.
62
Entrevista al capitn Francisco Alvarado Berros, de la Sub-Comisara Chacalluta. Tambin
contamos con la colaboracin del capitn Pedro Vargas Bravo, del GOPE, de Antofagasta, quien
nos facilit contactos en la ciudad de Arica, lugar de su anterior designacin. Agosto, 2012.
166
Carmen Norambuena Carrasco Amenazas sin fronteras: nuevas periferias...
Por otra parte, sealaron lo difcil que resulta el patrullaje fronterizo, dado lo
extenso de la zona limtrofe con Per y Bolivia y la siempre escasa dotacin de
funcionarios, adems, para servir en condiciones de vida en un clima tan riguroso
como lo es el de la alta cordillera. Expresaron, de otra parte, la concordancia y
colaboracin en acciones que ese puesto fronterizo tiene con la polica peruana,
afirmacin que qued demostrada en el traslado de los reos de la crcel de Acha
hacia la ciudad fronteriza peruana de Tacna.
Del mismo modo, el personal de Gendarmera, con quienes nos entrevistamos,
manifest las particulares condiciones de estancia y trabajo en el penal de Acha,
por la disciplina y buen comportamiento de los reos. Fue opinin unnime que es
una de las, sino la mejor plaza de trabajo, dado las condiciones de tranquilidad en
que se lleva la cotidianeidad con los reos y, esto dado fundamentalmente, porque
los internos no son agresivos ni peligrosos en su desenvolvimiento habitual 63.
Una opinin generalizada entre nuestros entrevistados se refiri a las
similitudes y la convergencia cultural que presenta la ciudad de Arica. Para
la Cnsul de Bolivia en Arica, por ejemplo, lo ms interesante de la vida en
la ciudad era la afinidad cultural, dando como ejemplo las festividades que
desde tiempos muy antiguos celebran en comn estos pueblos. Tanto aymaras
como quechuas, bolivianos y chilenos, gente de esas y otras procedencias
anan sus voluntades y hacen de esos encuentros interculturales una muestra
de entendimiento y accionar 64.
Pero su discurso no estuvo exento de crtica y autocrtica, en relacin con
los servicios de salud que Chile otorga a los extranjeros y de lo difcil que es
para algunas familias pagar por las prestaciones en salud. Tambin y siempre
con relacin al contexto social y poltico que la ciudad de Arica ofrece a sus
connacionales. Lo positivo de tales formas de vida se proyecta tambin al
centro penitenciario, lugar que la Cnsul visita en forma asidua para entender
de mejor forma el peso de la privacin de libertad de hombres y mujeres, a los
que determinaciones erradas los llevaron a esa condicin de presidio. Asimismo,
la Cnsul hizo mencin a las consecuencias del intenso trnsito de vehculos y
trata de personas y bienes a travs de una frontera tan permeable como la que
comparten ambos pases.
Coincidentemente, desde la ctedra universitaria y del contacto permanente con
una poblacin procedente de pases limtrofes y de minoras tnicas altiplnicas,
Agosto de 2012.
167
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Estudios
A modo de conclusin
65
Conversacin sostenida con los profesores de Historia de Universidad de Tarapac.
Sostuvimos, adems, una entrevista con el Decano de la Facultad de Humanidades y Educacin,
profesor Alfonso Daz Awad. Agosto de 2012.
66
Arriola, Luis Alfredo. Seguridad y migracin en el espacio fronterizo Tabasco-El Petn-
Rev. Migracin y Desarrollo (online), N 13, pp. 27-45.
168
DOCUMENTOS
CUADERNOS
D E H I S T O R I A 39
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS HISTRICAS
UNIVERSIDAD DE CHILE diciembre 2013: 171 - 178
*
Docente e investigador de la Universidad Bernardo OHiggins y Universidad de Chile. Correo
electrnico: edotellez@gmail.com
**
Profesor Titular Universidad de Chile. Correo electrnico: osilva@uchile.cl
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Documentos
Presentacin
E l desierto de Atacama marchita todo, incluso las esperanzas. Si la resea que curs
al gobierno central en diciembre de 1828 el administrador de la aduana de Cobija,
Manuel Hernndez, estaba pletrico de ellas luego de la entrada en operaciones de ese
puerto improvisado, la que mand cuatro aos despus el coronel Gabino Ibez al
mismo remitente tena un regusto acre1. Los primeros atisbos de decepcin comenzaban
a despuntar en la poblacin concentrada en el que fuera el primer enclave portuario
habilitado por la Repblica de Bolivia en el Pacfico sur.
Ibez, que tom posesin del cargo de gobernador de la provincia Litoral el 23 de
mayo de 1830, lleg a comandar un distrito trabajoso. El anterior gobernador, Manuel
Anaya, haba tenido que dimitir ante un levantamiento civil que desafi su autoridad,
juzgada desptica por los sublevados. A la par, primaba el contrabando ms descarado,
la corrupcin haba contaminado incluso a algunos oficiales de la estrecha guarnicin
que protega el orden en la villa y los comerciantes, especialmente los de nacionalidad
espaola, formaban un poder de facto, difcil de contener, en la provincia. En teora, las
facultades del jefe del gobierno del Litoral eran amplias; sobre el terreno, en cambio,
dispona de pocos instrumentos para materializarla. En paralelo, la gestin de Ibez,
que se extendi solo hasta fines de 1832, estuvo permanentemente bajo la tensin de
un asalto naval de la escuadra peruana, alentado por el gobierno de Lima, cada vez
ms iracundo con la competitividad que respecto al puerto de Arica estaba cobrando
el de Lamar (Cobija), beneficiado por una sostenida poltica de estmulos desplegada
por la administracin del mariscal Andrs de Santa Cruz, a la cabeza de la presidencia
de Bolivia. Algo de ello se deja ver ligeramente en el informe de Ibez. De hecho, en
mayo y julio de 1831, el puerto debi soportar dos bloqueos sucesivos por buques de
la escuadra peruana. Nada demasiado nocivo, comparado con lo que vino despus2. En
1835, un hbil desembarco naval del Per, en medio de un rebrote de las hostilidades
con Bolivia, derrotaba a la guarnicin, daba muerte a su gobernador y se retiraba
dejando en llamas la poblacin3.
La gestin de Ibez en medio de tales lances se aprecia muy intermitente. En mayo
de 1831, en pleno bloqueo peruano, fue electo diputado ante la Asamblea Nacional.
Suplido por Gaspar Aramayo, retom su cargo tras la clausura de las sesiones ordinarias
del Congreso Nacional, a ltimos del ao. En 1832 recibi la preciada designacin de
miembro del Consejo de Estado de la nacin, siendo relevado transitoriamente por el
secretario del gobierno del Litoral, Manuel Dorado, hasta que se nombrara gobernador
titular. Ibez, entre esas prolongadas pausas, se dio maa para perseguir las actividades
de contrabando, en lo que tuvo decorosos xitos. Mas, debi reprimir motines sediciosos
1
E. Tllez y O. Silva, Noticias histricas sobre los inicios histricos de Lamar (Cobija), primer
puerto de Bolivia en el Pacfico (1828), Cuadernos de Historia 37, diciembre 2012, pp. 241-248.
2
Archivo Nacional de Bolivia (en adelante ANB), Sucre, Ministerio del Interior (en adelante
MI), tomo 10, leg. 25; tomo 35, leg. 23.
3
Id., tomo 54, leg. 29.
172
Eduardo Tllez L. y Osvaldo Silva G. Descripcin de la provincia de Atacama...
4
Aspectos tratados en sus pormenores por Fernando Cajas en La provincia de Atacama 1825-
1842, Instituto Boliviano de Cultura, La Paz, 1975, pp. 172 ss.
5
La provincia de Atacama tena en 1825 alrededor de 4 mil habitantes. Probablemente mantena
esa cifra en 1832, toda vez que cinco aos despus un censo le otorgaba 4.167 (ANB, MI, tomo 62, leg.
26; Cobija para entonces tena apenas 300 almas; haba perdido por emigracin ms de 600 en 1835
y 36 (id.). En 1832, el puerto contaba con 560 h. incluyendo alrededor de 100 changos (loc. cit., tomo
62, leg. 26). Por consiguiente, el fenmeno inmigratorio sugerido por Ibez no era aparentemente
tan intenso. La poblacin del puerto, tras su informe, se increment hasta 1835, ao en que comenz
una acusada declinacin, mas en 1840 comenzaba a recuperarse segn la estadstica. Para entonces
contena 550 pobladores (loc. cit. tomo 82, leg. 25), todava por debajo de la existente en 1832, aunque
mucho ms alta que la vigente en 1837.
173
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Documentos
ao en que el coronel Ibez levant su informe sobre la provincia. Cobija era el reflejo
terreno de esa mala coyuntura.
Es comprensible que en ese panorama de momentneo desaliento las esperanzas
quedaran en barbecho. El buen humor de Gabino Ibez no era suficiente razn para
elevarlas. Pero hay que reconocerle al gobernador el mrito de haber puesto de relieve
cul era el verdadero estado de nimo vigente en el territorio puesto bajo su autoridad.
Hay que decir, por ltimo, que el manuscrito de Ibez un texto de seis fojas
sin foliar ms una cartula que se halla en el Archivo Nacional de Bolivia, en tomo
40, legajo N 256 del fondo Ministerio del Interior (Correspondencia recibida desde
el gobierno del Litoral-ao 1832), escrito con caligrafa legible, aunque, a ratos, de
redaccin infeliz, se ofrece aqu respetando su ortografa, incluso el empleo anrquico
de la acentuacin y la puntuacin. La nica salvedad es el desarrollo de las abreviaturas,
lo que no introduce cambios sustantivos. En el caso de los topnimos consignados en
el manuscrito hemos optado por mantener la forma grfica con la que figuran en el
original, pese a las alteraciones y adecuaciones que han sufrido muchos de ellos al ser
trasvasados a la literatura y cartografa moderna. Una parte del pblico, seguramente,
los reconocer sin arduos esfuerzos.
6
Nuestra clasificacin difiere de la que entrega Cajas: tomo 45, leg. 27. De acuerdo a la cartula
es claro que corresponde al leg. 25.
7
La extensin de una legua en la Amrica Andina del siglo XVI parece haber sido variable. Los
investigadores calculan que podra fluctuar entre 4 y 10 km, John Hyslop en: Qhapaqan. El sistema
vial Inkaiko, Instituto de Estudios Arqueolgicos, Lima 1992, la estima equivalente a 5,5 km. En
174
Eduardo Tllez L. y Osvaldo Silva G. Descripcin de la provincia de Atacama...
1. De este Pueblo de San Pedro para Chile, a Tambillo 6 leguas; Carabajal 10; Peyne
12; Tilopozo 6; Aras 14,sin agua, Puquio 6; Pajonal 4; Sorras 9; Llulla-yacu 6;
Aguas blancas 6; Ro Fro 8; Baquillas 5, raya de ambas Republicas; a Chaco 5;
Juncal 12; Encantado 8; Doa Ines 6; Ro dulce 10; Chaaral 16, valle abastecido;
Breadal 16; a Copiap Villa 17. Por este camino sin cordilleras ni atrabecas transitan
los Atacamas con sus mercancas de Alcaparrosas, Alumbre y cueros de Vicua;
tiene sobrados pastos por lo que en tiempos atrs las remesas de Pastas de Chile
se conducan por esta ruta a Potos. Del punto de Sorras parte el camino para el
Paposo, a Punta negra, Baras, Profeta, Cachinal y la Atraveca de 35 leguas hasta
dicho Paposo, estados de Bolivia, bajo el Gobierno de Chile, desde el tiempo del
Gobierno Monrquico.
Espaa y sus posesiones antes de adoptarse el kilmetro del sistema mtrico decimal, poca en que
Ibaez redact sus Observaciones, corresponda a 5.572,7 metros.
8
Ibez se refiere a caminos que, seguramente, formaban parte de una red prehispnica.
Algunos debieron ser simples senderos y no necesariamente sectores del camino del inca, puesto que
el gobernador no se refiere a la presencia de elementos que eran caractersticos de esta ruta vial.
175
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Documentos
2 Para las Provincias de Catamarca y Rioja, a Tambillo 6, Carabajal 10; Peyne 12;
Tilomonte 3; Ingaguasi 12, sin agua; Socompas 6; Samenta 11, Cori 5, Cave 3,
Antofaya 9, Colorados 6, Calalayti 7, Antofagasta 6, Caracha-pampa 10, Portezuelo
18, deslinde con los Argentinos Saugil 18, Fiambalao 3.
3 Para Salta a Tambillos 6, Soncor 8, Pajonal 7, Sucultor 7, Loglos 12, Catua 6,
Cauchari 10, Olacapatur 5, Chorrillos8, deslinde, Patos 7, Cueva 8, Cevadas 8,
Tunal 5, Silleta 8, Salta 5,: Y no solamente por este camino se trancita, si no por
otros barios que jiran inmediatos con ms o menos proporciones.
4 Para Potos: al Pajonal 12, Agua caliente 7, Laguna edionda 10, Quetena 5, Piedra
parada 9, Todos Santos 7, Pilina 9, Purilari 10, junta del camino de Calama a Puquos
10, Amachuma 10, Agua de Castilla 10, Chitaca 9, Manqui 8, Viluyo 8, Chaquilla
4, Porco 10, Sevadillas 10, Potos 4.
176
Eduardo Tllez L. y Osvaldo Silva G. Descripcin de la provincia de Atacama...
Potreros: Caracha-pampa, Peon, Peas chicas, Jote, Colorados, Quebrada de las potas9,
Cortadiras10, Oyre, Quebrada del diablo, Quimay, Breas, Potrero grande, Botijuelas,
Mojones, Calalayti, Antofalla, Caves, Chagchas, Cori, Samenta, Pular, Arisas, Ingaguasi,
Socompaz, Tilo-pozo, Quebrada Honda, Zorras, Ro fro, Baquillas, Pasto-grande,
Rincn, Olacaca, Cauchari, Pasto chico, Toro, Ama y Quetena.
Estos potreros son bien conocidos, pero no faltan hombres posehidos de un espritu
de contradiccin que hacen incierto todo aquello de que pueda ser capaz, ocupndose
en difundir en los habitantes de esta Provincia la falibilidad del Puerto de Cobija: El
Gobernador Ibez hizo traer de Chile semillas de alfalfa y las reparti a los habitantes
para que la hiciesen producir en sus terrenos, con esto no dudaron que la Mente del
Gobierno era fomentar esta Provincia y Puerto, mas, con los asomos de la guerra pasada,
se apoder de ellos la desconfianza sobre la ecsistencia futura de dicho Puerto, causa de
que hasta hoy no se han formado Arreas capaces para las esportaciones, a proporcin de
las que puede sostener el Pas, careciendo el Comercio, en parte, del general recurso. Los
argentinos que hacan repartos de bestias en la provincia, han suspendido por la misma
incertidumbre. Algunos Peruanos de Tarapaca vinieron igualmente a establecerse en la
provincia con las Arreas que posean y hoy se hallan Bacilantes acerca de permanecer
o retirarse a su pas.
Los Tambos o Postas del trnsito no tienen las probisiones correspondientes para los
traficantes a causa de que en los caminos habitan jentes pobres, con pocos ganados, y
mal berzados, ms inclinados a bivir en las cuevas que a asociarse con gentes de razon,
agregandose a esto la imprudencia de algunos caminantes que no les abonan lo que
justamente bale lo que compran. Males que slo el brazo del Estado podr remediarlos.
Al ruido del Puerto en los primeros tiempos de su apertura, muchos individuos del
Interior se acercaron con 500 o 1000 pesos principales que escasamente pueden mantener
una mediana pulpera en poblado; ellos se haban imaginado encontrar en Cobija los
encantados jardines de las Asperidas que segn el eco de los Poetas antiguos producan
Manzanas de Oro; y se encontraron con Comerciantes que benan a buscar salud, y no
podan dar lo que no posean, respecto a que Cobija principi a formarse de hombres
que jiran bajo la dependencia de otros: Bolvindose al Interior dichos Comerciantes
piqueros con disminucin de sus cortos fondos en costas y cortos, sin ms resarce que
el producirse con repeticin que el Puerto no serva.
9
Probablemente lapsus calami: postas.
10
Por cortaderas.
177
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Documentos
Gavino Ibaez
11
El que reafirme que se trata de huellas antiguas demuestra que stas pudieron corresponder
a senderos abiertos para el trfico de caravanas de llamas, carretas o mulas. Algunas pudieron ser
prehispanas y otras trazadas por los comerciantes utilizando parte de las ms antiguas.
178
CUADERNOS
D E H I S T O R I A 39
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS HISTRICAS
UNIVERSIDAD DE CHILE diciembre 2013: 179 - 184
Abstract: Full published the pamphlet 1886 first of May 1973. Day of protest
and Social conscience, distributed in the march of 1 of May 1973 in the city of
Santiago by members of the self-styled collective Groups Anarchists of Chile.
Key words: Anarchism, Unidad Popular, May, 1, 1973, propaganda.
Recibido: abril 2013 Aceptado: septiembre 2013
Introduccin
L a masiva marcha del 1 de mayo de 19731 fue una de las ltimas instancias de
participacin pblica de los anarquistas en Chile antes del golpe de Estado,
*
Programa de Magster en Historia, Universidad de Santiago de Chile. Correo electrnico:
e-godoy-sepulveda@hotmail.com
1
Vase, Vctor Mena, 1 de mayo 1886-1973, La Nacin, Santiago, 2 de mayo de 1973, p. 2.
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Documentos
perpetrado por las Fuerzas Armadas (el 11 de septiembre), que derroc al Gobierno
de la Unidad Popular 2.
Unos meses antes, en octubre de 1972, se haba llevado a cabo el paro patronal contra
el Gobierno socialista, azuzado por el Frente Nacionalista Patria y Libertad, hecho que
agudiz las tensas relaciones entre los sectores que apoyaban la revolucin con sabor
a empanadas y vino tinto pregonada por el oficialismo y sus detractores (desde la
derecha y ultraderecha)3. En consecuencia, el acto del 1 de mayo de ese crucial ao
estuvo permeado por los discursos en pro de la unin de la lucha contra el fascismo
y la adhesin al Gobierno socialista, en desmedro de la reaccin fascista que haba
sufrido un duro revs en las elecciones parlamentarias de marzo de 1973.
La marcha convocada por la CUT (Central nica de Trabajadores) estuvo organizada
en cuatro grandes columnas provenientes desde diversos puntos de la ciudad, que
confluyeron en la Plaza de la Constitucin, frente a la casa de gobierno. Lugar donde
se erigi un escenario y oficiaron de oradores el Primer Mandatario, Salvador Allende,
y el presidente de la central obrera, el sindicalista Jorge Godoy 4.
La primera de las cuatro columnas se puso en marcha desde la Avenida Matta con
Arturo Prat, bajo el lema: Un reajuste financiado por los todopoderosos. Estuvo
compuesta por trabajadores provenientes del sector sur de la capital, especialmente de
las comunas de San Miguel, La Granja y La Cisterna. La segunda columna march
bajo el lema Unidad sindical contra la sedicin y el fascismo, compuesta en su
totalidad por los trabajadores del Cordn Vicua Mackenna y de las poblaciones y
sectores industriales de uoa, Macul, La Florida y La Reina. Con banderas chilenas,
de la CUT y de diversas organizaciones polticas y sindicales, la columna avanz por
la Alameda desde la Plaza Italia hasta el lugar de la concentracin. La tercera columna
que parti desde el barrio Mapocho y que march bajo la consigna de Direccin nica
y consolidacin del rea social, as como la ltima y cuarta, aglutinada en torno al
lema Por la participacin y una mayor produccin proveniente desde la Avenida
Espaa estuvieron compuestas, ambas, principalmente por trabajadores, pobladores,
campesinos, mineros, dueas de casa y estudiantes del rea norte de la ciudad de
Santiago, incluyendo Las Barrancas (Pudahuel), Quinta Normal, Conchal y Renca,
as como del Cordn Cerrillos, de Estacin Central y Maip.
El peridico oficialista La Nacin seal al respecto: [] Todas estas columnas se
destacaron por su entusiasmo y combatividad sobre todo por la elocuente demostracin
2
Respecto de la experiencia de la Unidad Popular, vase, Julio Pinto (Coordinador-Editor),
Cuando hicimos historia. La experiencia de la Unidad Popular, Santiago, LOM Ediciones, 2005.
Vase, asimismo, Toms Moulian, Democracia y socialismo en Chile, FLACSO, 1983.
3
Vase, Franck Gaudichaud, Construyendo Poder Popular: El movimiento sindical y las
luchas obreras en el perodo de la Unidad Popular. En Julio Pinto (Coord.-Ed.), Cuando hicimos
op. cit., p. 94-105.
4
Vase el discurso de Jorge Godoy en: Lucha actual est planteada entre explotadores y
explotados, La Nacin, Santiago, 2 de mayo 1973, p. 8.
180
Eduardo A. Godoy S. 1 de mayo de 1973: Los anarquistas y el gobierno...
5
Primero de Mayo 1973. Imponente demostracin de los trabajadores santiaguinos, La Nacin,
Santiago, 2 de mayo 1973, p. 1.
6
Ibd.
7
Ibd.
8
Vase, Felipe del Solar y Andrs Prez, Anarquistas. Presencia libertaria en Chile, Santiago,
RIL editores, 2008, pp. 63-68.
9
Vase, Antonio Lagos: El anarcosindicalismo en Chile durante la dcada de 1950. Tesis para
optar al grado de Licenciado en Historia, Universidad de Chile, 2001.
181
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Documentos
Segundo Montoya Nova (1899-1988) 10, y otros conocidos libertarios como Jos
Ego Aguirre, Ramn Domnguez y Flix Lpez, todos de gran trayectoria poltica
y sindical. En octubre de 1972, en el contexto del paro patronal, los miembros de la
FLCh distribuyeron una declaracin de principios donde fustigaban en duros trminos
al autoproclamado GOBIERNO MARXISTA LENINISTA, por pregonar un falso
socialismo y desorientar a los trabajadores11.
Unos meses ms tarde, los miembros dispersos de la FLCh, tras las discusiones
verificadas con el sector mirandista en octubre de 1972 (en el ltimo intento unificador
del espectro anarquista en Chile antes del golpe de Estado12), distribuyeron el 1 de
mayo de 1973 el panfleto titulado: 1886 Primero de Mayo 1973. Da de protesta y
Conciencia Social, firmando con el nombre de Grupos Anarquistas de Chile, que
no sobrepasaban unas cuantas individualidades.
A 40 aos de tal acontecimiento y por su incalculable valor histrico lo reproducimos
in extenso.
Documento:
10
Respecto de la figura de Juan Segundo Montoya, vase, Eduardo Godoy, La vida por la libertad:
El asesinato de Osvaldo Sols Soto y el auge del anarcosindicalismo en Osorno (1929-1932), Espacio
Regional, Vol.2, n 9, Osorno, julio-diciembre 2012, pp. 49-71.
11
Ibd, p. 67.
12
Ibd, p. 68.
182
Eduardo A. Godoy S. 1 de mayo de 1973: Los anarquistas y el gobierno...
183
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Documentos
Compaeros! Vuestras ideas son hoy la semilla que germina en los corazones de
los oprimidos y explotados de todo el mundo.
Y despus de tantos aos de este gran sacrificio queremos que en el da de hoy que
la juventud sepa lo que significa el 1 DE MAYO; simboliza todas las luchas sociales
de los oprimidos de siempre, como fueron la sublevacin de ESPARTACO, LA
COMUNA DE PARS, LA REVOLUCION RUSA, LA REVOLUCIN ESPAOLA.
Toda la sangre proletaria derramada de anarquistas y revolucionarios verdaderos
en la sangre de los MRTIRES DE CHICAGO.
Ellos como muchos otros nada queran con el ESTADO ni menos con la clase
capitalista; igual que en las jornadas de MAYO DE PARS DE 1968.
Ellos queran una SOCIEDAD de HOMBRES LIBRES sin EXPLOTADOS ni
EXPLOTADORES: eso quisieron y por eso murieron los MRTIRES DE CHICAGO,
quisieron que la TIERRA FUERA LA PATRIA DEL HOMBRE, sin fronteras ni
tiranos; sin amos ni verdugos.
COMPAERO TRABAJADOR!
TU QUE CONSTRUYES PALACIOS Y VIVES EN CHOZAS!
TU QUE PRODUCES FRUTOS Y RIQUEZAS PARA OTROS!
DESPIERTA, LEVANTA LA FRENTE!
COMPAERO CAMPESINO DESPIERTA DE TU LARGO SUEO DE
EXPLOTACIN!
COMPAERO ESTUDIANTE NO TE DEJES MANEJAR POR LOS
POLTICOS! BUSCA LA VERDAD!
SI QUIERES QUE LAS FBRICAS BENEFICIEN A LA COMUNIDAD
Y A LOS PROPIOS TRABAJADORES, RECHAZA A LOS POLTICOS
Y PATRONES, LLAMENSE COMO SE LLAMEN, SI PIENSAS QUE LA
TIERRA DEBE SER PROPIEDAD COLECTIVA Y LA AGRICULTURA
SEA DIRIGIDA POR LOS PROPIOS TRABAJADORES BENEFICIANDO
A LA COMUNIDAD DIRECTAMENTE, RECHAZA LOS BURCRATAS Y
COMISARIOS POLTICOS.
1 DE MAYO DA DE PROTESTA CONTRA LA EXPLOTACIN!
184
CUADERNOS
D E H I S T O R I A 39
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS HISTRICAS
UNIVERSIDAD DE CHILE diciembre 2013: 185 - 200
Abstract: We present an interview with Theotonio dos Santos, who say the motives
and his experience in Chile during the Popular Unity. From this, describes some
issues for discussion in the Chilean left of the time, his vision of the Popular
Unity, Marxism and the peculiarities of his theory. So too, refers to contemporary
social movement and the need for the existence of critical thinking.
Key words: Chile, Popular Unity, Left, Dependency Theory.
Recibido: mayo 2013 Aceptado: septiembre 2013
*
Doctora en Servicio Social, Universidad Federal de Rio de Janeiro-Brasil. Acadmica en la
Escuela de Sociologa Universidad de Chile y en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad
Central de Chile. Email: pvidal71@yahoo.com. La entrevista se realiz bajo una iniciativa elaborada
en conjunto con Toms Moulian.
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Documentos
Introduccin
186
Paula Vidal Molina THEOTONIO DOS SANTOS en el Chile de la Unidad Popular...
PVM: Siendo usted un joven profesor, sabemos que su venida a Chile surge en
un contexto muy particular, despus del golpe de Estado en Brasil, y que pronto
se extender por Amrica Latina; puede comentarnos las particularidades de
ese proceso vivido?
TDS: Venamos del proceso brasileo que vivi un gran auge de lucha de masas,
sobre todo entre 1960 y 1964, con ello hubo avances democrticos muy importantes.
Bueno, el golpe de Estado de 1964, que era resultado de varios intentos anteriores,
estaba claramente dentro de una concepcin nueva de golpes de Estado porque segua
la idea de crear un rgimen con una fuerte base en las fuerzas armadas. Segn la
interpretacin norteamericana, en ese momento estas fuerzas representaban los sectores
ms modernizantes dentro de Amrica Latina. Por lo tanto, al darle una base estatal ms
organizada, ms coherente, se poda entonces conducir el proceso de modernizacin.
Muchos compaeros se equivocaron en el diagnstico del proceso, porque crean que
se trataba de un golpe de la antigua oligarqua ligada a la tierra, cuando de hecho era
un golpe del gran capital en su forma ms avanzada. Yo lo caracteric exactamente en
la poca como un proyecto fascista. Incluso tuvimos mucha discusin entre nosotros,
por ejemplo, con Ruy Mauro1, pues l no concordaba con el uso de este concepto de
fascismo y hablaba de un rgimen de seguridad nacional como parte de la ideologa
que Estados Unidos trajo a Amrica Latina. Sin embargo, yo us la palabra fascista en
un sentido que me parece ms complejo, como un rgimen de terror del gran capital.
Es decir, en el momento que el gran capital siente que necesita de un rgimen de
terror para poder hacer los cambios que le interesan en la direccin de su forma de
base y de la acumulacin capitalista. Entonces, creo que nosotros acertamos mucho,
a diferencia de otros compaeros que todava pensaban en una lucha antifeudal. Para
nosotros era bastante claro que la conduccin del proceso de acumulacin capitalista
y de modernizacin, estaba en manos del gran capital internacional y, el grupo en que
confiaba para llevar adelante este proceso era bsicamente los militares.
Despus del golpe en Brasil, estuve buscando trabajo en un primer momento en la
Universidad de Brasilia, estaban tambin ah Ruy Mauro, Vania Bambirra2 mi mujer
y otros compaeros. Sin embargo, tuvimos que viajar a Sao Paulo (con mi mujer que
estaba embarazada), donde nos organizamos clandestinamente.
1
Economista y socilogo brasilero. Tras el golpe en Brasil, se exilia en Mxico en 1965 y
luego viaj a Chile, para nuevamente volver a Mxico despus del golpe militar chileno. Particip
activamente en la creacin intelectual de la Teora de la Dependencia. En Chile, milit en el MIR.
Dej una extensa y variada produccin terica, que puede ser encontrada en castellano http://www.
marini-escritos.unam.mx/. Muri en 1997 en Rio de Janeiro.
2
Es sociloga, doctora en economa por la UNAM, cientista poltica. Exiliada en Brasil y Chile.
Es parte del grupo de intelectuales que elaboran la Teora de la Dependencia. Entre los principales
libros publicados a principios de los setenta se encuentran: El capitalismo dependiente latinoamericano,
Santiago de Chile, 1973, Siglo XXI, Mxico, 1974. La revolucin cubana: una reinterpretacin, Ed.
Nuestro Tiempo, Mxico, 1974. Actualmente vive en Rio de Janeiro.
187
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Documentos
En esa poca yo era dirigente de una organizacin que habamos creado, Poltica
Operaria, conocida como Polop3. Era un grupo ms reducido e intelectual propiamente
tal, pero tenamos una cierta base en algunos sectores ms de vanguardia del movimiento
obrero, junto a sectores estudiantiles y campesinos, pues habamos avanzado bastante
en la cuestin campesina y en sectores marginales, como los afavelados. Creamos la
primera federacin de afavelados en Minas de Gerais con una base fuerte en la favela
de la ciudad industrial, que era un centro obrero de vanguardia; tambin en Sao Paulo,
con el sector ms de vanguardia del movimiento obrero.
Despus del golpe, los obreros de estas zonas ms de avanzada tuvieron que encerrarse
en sus propias empresas y de ah desarrollar clandestinamente un movimiento que
alcanz a tomar algunas empresas importantes, tanto en Minas como en Sao Paulo.
Los obreros, dentro de las empresas, comenzaron acciones ms radicales que llegaron
a tener un peso importante entre 1965 y 1966.
Por otro lado, tenamos un vnculo tambin muy importante con las fuerzas armadas,
con una federacin de sargentos, cuyo presidente estaba ligado a nosotros. Haba un
movimiento de cabos de la marina, que tuvo mucho que ver con el golpe de 1964,
porque ellos tomaron un sindicato metalrgico, pero la marina mand a cercarlos
porque consideraba que los marinos no tenan derecho a sindicalizarse y a organizarse.
Situacin que fue considerada un quiebre total de la jerarqua, lo que cre una situacin
de insubordinacin muy fuerte en el Gobierno de Goulart (que era un Gobierno con una
base popular muy fuerte) y l los apoy, en el sentido de negociar con los marinos para
evitar una represin. Pero esto fue considerado realmente una entrega de la autoridad
de Goulart 4, transformndose en un elemento muy fuerte para movilizar el golpe.
Despus del golpe haba que trabajar con las bases para preparar una insurreccin,
todava muy confusa. Nosotros siempre defendimos dentro del Polop que estbamos en
contra de la idea de foco, idea que planteaba tener una base campesina (una concepcin
derivada de una interpretacin de la revolucin cubana, que consista en que haba un
foco que sera la guerrilla, llevado por la experiencia de la montaa, aunque hoy da
ya est claro que la guerrilla estaba inmersa en un gran movimiento urbano, incluso
es el movimiento obrero el que articul la revolucin). La diferencia era que Brasil ya
3
Como POLOP fue conocida la Organizacin Revolucionaria Marxista-Poltica Obrera,
fundada en 1961. Una a diversos grupos, que incluan la Juventud Socialista de Rio de Janeiro, la
Liga Socialista y sectores de la Juventud Socialista de Sao Paulo, las alas marxistas de la Juventud
Laborista y Socialista de Minas Gerais y de la Juventud Socialista de Salvador. Entre sus fundadores
estaban Theotonio dos Santos, Eric Sachs, Paul Singer, Ruy Mauro Marini, Emir Sader, Eder Sader,
Vania Bambirra, Moniz Bandeira, Juarez Brito, Mara del Carmen Brito, Michael Lowy, Simon
Schwartzman y Arnaldo Murth. Ver Carlos Martins, Theotonio Dos Santos: introduccin a la vida y
obra de un intelectual planetario. En Los retos de la globalizacin. Ensayo en homenaje a Theotonio
Dos Santos, Francisco Lpez Segrera (Ed.), UNESCO, Caracas, Venezuela, 1998.
4
Joao Goulart fue Presidente de Brasil entre 1961 y 1964, ao del golpe militar. Vivi el exilio
en Uruguay y Argentina, muri en este ltimo pas, en 1976.
188
Paula Vidal Molina THEOTONIO DOS SANTOS en el Chile de la Unidad Popular...
tena un sector industrial como base de su dinamismo en esa poca, lo cual nos llev
a una crtica muy fuerte de la concepcin foquista.
No obstante, cuando salimos de la clandestinidad, se dio la tendencia de pensar en algo
como un foco. Porque en ese perodo ya se estaba armando lo del Che en Bolivia y se
estaba formando un comando en Uruguay, con todos los partidos, incluso aquellos que
estaban en contra de la lucha armada como el Partido Comunista Brasileo, sumado
a este comando por el peso de la figura de Guevara. Entonces, desde ah se concibi
la idea de armar varios focos en Brasil y uno de los ms importantes estaba en Ro de
Janeiro. As, terminamos aceptando la idea de que un foco ms urbano, en las zonas
ms urbanas, podra tener un rol bastante importante, siempre y cuando fuera parte de
un proceso de lucha ms amplio. Sin embargo, nuestros compaeros cayeron presos.
PVM: Dada esta situacin de golpe militar en Brasil y de la dificultad de los partidos
y segmentos de la izquierda para enfrentarlo, Chile no representaba para usted
el destino inmediato para exiliarse. Sin embargo, rpidamente aparece a partir
de los procesos ocurridos en el resto de Latinoamrica, qu elementos gestaron
su llegada al pas?
TDS: Ir a Chile no era una cosa muy clara. Conocamos el proceso de Frei, de la posicin
del FRAP, y estaba la presencia de algunos intelectuales en el pas, pero no tenamos
una eleccin clara acerca de donde exiliarnos. Mxico y Chile eran los pases en que
haba ms espacio para intelectuales y para conseguir el exilio. Tambin Bolivia, pero
luego vino el golpe en ese pas y muchos se fueron a Chile. En mi caso, era un poco
complicada mi salida. En 1966 sal porque fui juzgado por un tribunal militar y me
condenaron a 15 aos de prisin, como mentor intelectual de la penetracin subversiva
en el campo. En aquel momento tena problemas internos en el Polop, estaba como
secretario general, pero yo no tena el control poltico, haba una tendencia a aislarme
y usar la clandestinidad rigurosa para aislarme ms, y prefer irme. Sal entre fines de
marzo y abril de 1966 de Brasil, con un grupo de amigos que ayudaba a sacar la gente
del pas, y me consiguieron un espacio en Chile. Despus, con la dinmica de la Unidad
Popular la emigracin hacia Chile fue muy fuerte.
Antes de mi venida, haba estado en Chile un grupo de democratacristianos, que eran
perseguidos. Paulo Freire5 que no era democratacristiano pero vena del movimiento
de cristianos tambin se fue y varios de ellos encontraron un buen espacio en Chile,
en el sector de los campesinos. Cuando llegu, el grupo de intelectuales chilenos y
brasileos en Chile ya era importante, claro que despus decreci.
5
Paulo Freire (1921-1997) fue un educador y filsofo brasilero. Despus del golpe en Brasil,
se exili brevemente en Bolivia y luego en Chile. Sus innumerables libros han marcado la reflexin
latinoamericana y mundial acerca del rescate de la visin del oprimido. Entre sus libros ms famosos
en la poca de los 60 y principios de los 70, encontramos: Educacin como prctica de la libertad
(1967), La Pedagoga del Oprimido (1970), Extensin o comunicacin? (1971).
189
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Documentos
Tuve mucha suerte; cuando llegu a Chile estaban de visita en el Ilpes6 Florestan
Fernandes7, quien tena una relacin muy buena conmigo, Fernando Henrique Cardoso 8
de Brasil y otros amigos. Florestan era muy amigo de Eduardo Hamuy 9 quien
diriga el CESO10 en ese momento y le pidi que me considerara. l me contrat
inmediatamente, y cuando supo que Vania vena a Chile, tambin la contrat. Ambos
trabajamos tiempo completo en la Universidad de Chile. Iniciamos un trabajo con
un grupo muy grande, no solo de chilenos sino brasileros, de Amrica Central, Per,
Ecuador, de varios pases.
PVM: Los estudios sobre Marx cuentan con una larga y diversa tradicin a nivel
mundial durante el siglo XX. En su caso, cmo se fueron gestando sus estudios
que dieron por resultado, en aquella poca, una nueva visin acerca de Amrica
Latina en los estudios del desarrollo y del capitalismo mundial?
6
Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificacin Econmica y Social (Ilpes), creado
en 1962 e integrado a la Cepal. Su objetivo es apoyar a los gobiernos de la regin en lo que a
planificacin y gestin pblica se refiere, mediante la prestacin de servicios de capacitacin, asesora
e investigacin.
7
Florestan Fernandes (1920-1995) fue un socilogo, profesor universitario y poltico brasilero.
En la dcada de 1950 su trabajo se orient a la fundamentacin de la sociologa como ciencia y al
estudio de las perspectivas terico-metodolgicas de la sociologa. Algunas de sus obras conocidas son:
Relaes raais entre brancos e negros em So Paulo (1955), Fundamentos empricos da explicao
sociolgica (1960), Aspectos do desenvolvimento da sociedade brasileira (1960), A integraa do
negro sociedade de classes (1965).
8
Fernando Henrique Cardoso (1931) es un socilogo y poltico brasilero. A partir de 1952 trabaj
en el entorno de Florestan Fernandes. El golpe militar de 1964 lo llev al exilio. En Santiago de Chile
fue Subdirector del Instituto Latinoamericano de Planificacin Econmica y Social (ILPES). Cardoso,
junto al socilogo chileno Enzo Faletto pusieron nuevos acentos en la teora de la dependencia, con
su obra Dependencia y desarrollo en Amrica Latina, publicada en 1969.
9
Eduardo Hamuy (1914 -1989) fue profesor de sociologa de la Universidad de Chile, pionero
de la sociologa con base emprica y un precursor a nivel nacional de los estudios de opinin pblica
y encuestas polticas, ayud a fundar en el seno de la entonces Facultad de Filosofa y Educacin, el
Instituto de Sociologa, donde se desempeara hasta los inicios de la dcada de los sesenta cuando
migr a la Facultad de Economa de la misma Universidad.
10
Centro de Estudios Socioeconmicos (CESO) creado en 1961 y dependiente de la Universidad
de Chile. Sus estudios se orientaron a la investigacin emprica.
190
Paula Vidal Molina THEOTONIO DOS SANTOS en el Chile de la Unidad Popular...
TDS: En Chile en general no, pero rpidamente, cuando nosotros entramos, la cosa se
masific, de repente haba seminarios de estudios sobre El Capital en la Escuela de
Arquitectura, en la Escuela de Ingeniera, los fsicos, por todos lados, todos queran
leerlo. Particip de varios seminarios, incluso con intelectuales y gente de literatura
que estaban preocupados por el concepto de enajenacin, tambin en lecturas ms
hegelianas. Todo eso formaba un ambiente muy interesante, que llamaba la atencin,
como por ejemplo, en la Facultad de Economa de la Universidad de Chile, donde
formamos un equipo para los estudios de la dependencia, que produjo una nmero de
investigaciones bastante fuerte, sobre todo algunos trabajos mos sobre dependencia y
cambio social, o el carcter de la dependencia, que fueron articulando un repensar la
relacin social en Amrica Latina y luego a nivel mundial.
Al mismo tiempo, Vania Bambirra trabaj sobre una tipologa latinoamericana a partir
del proceso de industrializacin de 1930 hacia adelante, esto es, que la industria era
una referencia tanto socio-econmica como poltico-ideolgica y que fue conformando
191
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Documentos
TDS: Los comunistas conceban el etapismo, como parte del desarrollo social del pas.
La existencia o no del feudalismo en Latinoamrica fue un debate muy fuerte por los
aos 1965-1966. Elaboramos una propuesta de anlisis, metodolgica, con nuestro
enfoque, y con una crtica a la idea del feudalismo, que hizo que muchos sectores de los
comunistas se aproximaran a nosotros. Acompaaba esto en lo poltico, por ejemplo, la
experiencia cubana y la idea que el enfoque del Partido Comunista estaba cuestionado.
Varios salieron del partido, pero con perspectivas polticas tambin. Con esto, en el
programa de la Unidad Popular algunos sectores ya aceptaban que la lucha no era de
corte nacional-democrtico, sino enfocada al gran capital, a los grandes monopolios.
Por eso no se trataba simplemente de superar una economa precapitalista, sino que
haba que centrar la lucha contra el gran capital mismo. De ah, la necesidad de un
programa del socialismo y as, el programa de la Unidad Popular es un programa que se
declara socialista. Pero, tambin la Unin Sovitica en ese momento comenzaba a ver
los cambios; en 1968 hay un cambio en el Partido comunista, as como en situaciones
similares de otros lugares, por ejemplo, en frica, Per, Checoslovaquia, se da la
autocrtica de esta postura puramente nacional-democrtica, y se ve la necesidad de
una transformacin socialista a nivel mundial.
Tenamos una relacin muy fuerte con el Partido Socialista, el Comunista (corrientes
del partido que estaban cuestionndolo), despus con el MIR, donde haba gente con
nosotros. Entr al Partido Socialista, y Ruy Mauro Marini entr al MIR y se convirti
en dirigente de ste. Yo siempre estuve prximo a la dirigencia del Partido Socialista,
pero nunca quise disputar ah adentro porque me pareca muy complicado mostrar una
11
Orlando Caputo y Roberto Pizarro, ambos economistas de la Universidad de Chile. Fueron
investigadores del Grupo sobre la Dependencia, dirigido por Theotonio Dos Santos en el Centro de
Estudios Socio-Econmicos, CESO, de la Universidad de Chile, a fines de los aos 60. El libro de
autora de ambos se titula Dependencia y Relaciones Econmicas Internacionales, Editorial Amorroutu,
Argentina, y Editorial EDUCA.
192
Paula Vidal Molina THEOTONIO DOS SANTOS en el Chile de la Unidad Popular...
posicin poltica tan abierta, adems era ms interesante que estuviramos incluidos en
una cosa ms amplia. Desde el Partido Socialista, Clodomiro Almeyda tena un centro
de discusin donde participaban todo tipo de orientaciones, porque en esa poca la
izquierda estaba muy dividida en funcin de las tendencias mundiales. Una cosa en
la que nosotros insistamos era en no tener que andar copiando ni siguiendo ninguna
tendencia internacional. Entonces, no creamos que la estructura partidista reflejaba
esos cambios que estaban ocurriendo en la base, en todos los partidos exista gente,
movimientos, tal vez no en las cpulas ms altas, pero desde el medio para abajo s
haba gente de acuerdo con nuestras ideas.
Un hombre como Clodomiro no se convirti totalmente a nuestro punto de vista, pero
nos tomaba bastante en consideracin. Altamirano s, algo tena que ver, senta esta
influencia. Allende menos, adems no tena una preocupacin intelectual desde ese
punto de vista, pero s de reflexin ms poltica. Personalmente nunca tuve una relacin
con Allende, aunque fue informado de la creacin de la revista Chile Hoy, donde Marta
Harnecker asumi la direccin.
PVM: La Unidad Popular fue un proceso que llev a Chile a ser conocido en
el mundo, como un caso indito de avanzar hacia el socialismo dentro de las
reglas institucionales, poniendo en su centro las demandas de los sectores ms
desfavorecidos socialmente. Cmo evala usted el periodo de la Unidad Popular?
TDS: Creo que fue un salto muy grande, un salto de concepcin a nivel mundial que
transform la Unidad Popular en una referencia mundial. El proceso (chileno) estaba
lleno de gente del mundo entero, preocupada por entender qu estaba pasando ah,
era algo nuevo. Y lo nuevo era la definicin del socialismo, dentro de los lmites de
una democracia burguesa y proponerla programticamente; la gente vot por una
transformacin social en Chile. Realmente la idea de una transicin al socialismo fue
sumando fuerza, si bien era una idea que la gente tena mucho miedo de proponer el
socialismo porque sera un problema que dividira a la poblacin; pero no fue as, la
verdad es que se estaba produciendo una mayora a favor de ese camino.
Un amigo nuestro del Polop escribi un libro para probar que el proyecto de la
Unidad Popular era equivocado, porque no existan condiciones materiales para el
socialismo, pero la verdad es que esta es una formulacin muy abstracta. Porque
cul es el momento, en que las fuerzas productivas permiten constituir una sociedad
socialista?; es en el momento en que la tecnologa avanza suficientemente para que
se pueda garantizar un consumo bsico, para el conjunto de la poblacin. Y es que
hoy con los avances tecnolgicos en el mundo, sobre todo despus de la revolucin
cientfico-tcnica desde 1940, estn dadas las condiciones para atender las necesidades
bsicas de la poblacin mundial. Y sin embargo, dentro de la transicin capitalista de
la economa mundial, el 30% o 40% de la poblacin del mundo vive en condiciones
subhumanas, cuando realmente no hay ninguna razn tecnolgica para ello. Entonces
las relaciones capitalistas son incapaces de organizar una transformacin para atender
las necesidades bsicas, lo que plantea la necesidad de una formacin social superior
como el socialismo.
193
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Documentos
194
Paula Vidal Molina THEOTONIO DOS SANTOS en el Chile de la Unidad Popular...
TDS: S, la verdad que en el proceso chileno, como la repercusin era muy grande a
nivel internacional, haba mucha demanda tambin por elaborar una explicacin del
proceso de la Unidad Popular, y como la Teora de la Dependencia en cierta forma estaba
siendo comprobada tambin en este proceso, aument mucho la presin para generar
un desarrollo terico ms fuerte. Dentro del CESO, esto era muy importante porque
gran parte de los chilenos integrantes del Centro se fueron a trabajar en el Gobierno
de la Unidad Popular y qued un grupo con mayor vocacin intelectual, y de muchos
extranjeros (que estaban ah), por lo que la temtica fue adquiriendo gran relevancia
desde el punto de vista terico. En un proceso lgico, al demostrar la importancia de
estas relaciones internacionales en la formacin de las problemticas locales, y con
la necesidad de repensarlas desde una perspectiva local lo que dialcticamente era
necesario no se trataba simplemente de sustituir la realidad local por una realidad
mundial, sino por pensar un proceso de interaccin entre lo local, lo regional, lo
nacional y lo internacional. Esto exiga tericamente un esfuerzo bastante grande, y
fuimos desarrollando muchos seminarios y discusiones en esa lnea.
Yo estaba ya con una tarea bastante grande sobre la teora del capitalismo contemporneo,
lo que sera una Teora de la Dependencia desde un punto de vista ms puro, pero fui
criticado incluso por algunos amigos que tomaron esto como un objetivo que no
tena sentido, porque haba que concentrarse en cada realidad local. Pero la verdad es
que el debate era un debate mundial, ya no ramos locales y nosotros tenamos que
influenciar tambin la discusin mundial.
Exactamente en los 70, se comenz a dar la articulacin con los grupos de Samir
Amin12 en frica con la de los grupos franceses estaban interesados cada vez ms,
espaoles tambin, los norteamericanos (pues la cuestin de la dependencia entr muy
fuerte en Estados Unidos) y la discusin con Immanuel Wallerstein13 quien empezaba
a trabajar la idea de un sistema mundial que vena en gran parte de nuestra propia
reflexin (el propio Immanuel reconoce que su trabajo estuvo bsicamente influenciado
12
Samir Amin (1931). Economista egipcio. Sus trabajos en el inicio de su carrera abordaron las
economas subdesarrolladas y la acumulacin capitalista mundial. Algunas de sus obras en castellano
en este periodo son: Hassan Riad, Egipto, fenmeno actual, 1969. Categoras y Leyes fundamentales
del capitalismo, 1973. El capitalismo perifrico, 1973. Desarrollo desigual, 1973.
13
Immanuel Wallerstein (1930). Norteamericano, socilogo y cientista social, terico del anlisis
del Sistema Mundo. En ese periodo era experto en asuntos post coloniales africanos y luego en asuntos
nacionales y de la economa global. Una de sus obras publicadas en castellano en Chile fue El estudio
comparado de las sociedades nacionales, Valparaso, Ediciones Universitarias de la Universidad
Catlica de Valparaso, 1971.
195
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Documentos
por m y por Andre Gunder Frank14), Braudel 15 y otros. Incluso en la evolucin por
ejemplo de Prebisch 16, en la ltima fase en los 80, su libro Capitalismo perifrico.
Crisis y transformacin, estaba cada vez ms enfocado hacia esa temtica, como
tambin con la importancia del fenmeno de la nacionalizacin y de la globalizacin.
Con todo esto se fueron configurando los elementos para el gran desarrollo de una
teora del sistema mundial.
Ya viviendo en Chile, yo haba recuperado la obra de Kondratiev 17, la idea de las ondas
largas, que utilic en el libro sobre La crisis norteamericana en Amrica Latina.Tambin
con Andre Gunder Frank empezamos a trabajar sobre Kondratiev. Adems Mandel 18,
que no era propiamente parte del grupo nuestro de investigacin, pero s participaba de
nuestros debates, discusiones, lectura de la obra de Kondratiev, tambin aportaba para
esta cuestin, con mucha propiedad y con mucha profundidad. La temtica mundial pas
a ser realmente la de un sistema mundial, y las complicaciones tericas y metodolgicas
pasaron a ser la gran orientacin.
14
Andre Gunder Frank (1929- 2005). Alemn, socilogo y economista. Sus reflexiones aportaron
a la Teora de la Dependencia. En los 60 fue profesor de sociologa y economa en la Universidad
de Chile. Entre sus libros publicados en ese periodo, se encuentran: Capitalismo y subdesarrollo en
Amrica Latina, 1967. Latinoamrica: subdesarrollo o revolucin, 1969. Sociologa del desarrollo y
subdesarrollo de la sociologa: el desarrollo del subdesarrollo, 1969. Lumpenburguesa: Lumpendesarrollo.
Dependencia, clase y poltica en Latinoamrica, 1972.
15
Fernand Braudel (1902-1985). Francs, historiador. Reconocido director de la prestigiosa revista
Annales. Entre 1967 y 1969 public Civilizacin material, econmica y capitalismo, siglos xv-xviii (3
vols.). En 1970 public en colaboracin con Ernest Labrousse el segundo tomo de Histoire conomique
et sociale de la France.
16
Raul Prebisch (1901-1986). Argentino, economista. Fue Secretario Ejecutivo de la Comisin
Econmica de las Naciones Unidas para Amrica Latina y el Caribe (Cepal). Se le considera el
fundador de la escuela econmica llamada estructuralismo latinoamericano y de la teora desarrollista
y la poltica de industrializacin en Amrica Latina. Entre sus obras ms conocidas en la poca se
encuentran: El desarrollo econmico de la Amrica Latina y algunos de sus principales problemas,
1949. Crecimiento, desequilibrio y disparidades: interpretacin del proceso de desarrollo econmico,
1950. Problemas tericos y prcticos del crecimiento econmico, 1951. La cooperacin internacional
en la poltica de desarrollo latinoamericana, 1954. Hacia una dinmica del desarrollo latinoamericano,
1963. Nueva poltica comercial para el desarrollo, 1964. Hacia una estrategia global del desarrollo,
1968. Transformacin y desarrollo. La gran tarea de Amrica Latina, 1970.
17
Nicolai Kondratiev (1892-1938). Ruso, economista. Conocido por su formulacin de la teora
del ciclo econmico largo. La duracin de cada onda o ciclo largo vara entre 47 y 60 aos, durante
los cuales se alternan un perodo de alto crecimiento, un perodo de crecimiento relativamente lento
y las depresiones ms prolongadas. Su escrito de 1935 fue traducido al castellano como Los grandes
ciclos de la vida econmica, en 1946.
18
Ernest Mandel (1923-1995). Belga, economista, historiador y poltico. Dirigente de la Cuarta
Internacional. Entre sus obras traducidas al castellano en la poca se encuentran: Tratado de economa
marxista, 1962. La formacin del pensamiento econmico de Karl Marx, 1967. Respuesta socialista
al desafo americano, 1968. El fascismo, 1969. Consejos obreros, control obrero y autogestin, 1969.
Construir el partido, 1972. El capitalismo tardo, 1972. La concentracin econmica en Estados
Unidos, 1973.
196
Paula Vidal Molina THEOTONIO DOS SANTOS en el Chile de la Unidad Popular...
TDS: Despus del golpe en Chile, fui a Mxico donde tuve que reestructurar mi
produccin porque perd mucho material en Chile. Arm los ltimos trabajos en un
libro que se llam Imperialismo y Dependencia. Este fue un intento de articular todo
con una discusin sobre el imperialismo, como un sistema mundial, y la dependencia
como parte de ese sistema, esto es, interactuando con l.
El socialismo como otra modalidad de articulacin con el sistema, porque nosotros
insistimos mucho que el socialismo tal como exista en la poca estaba dentro de un
sistema mundial capitalista y, por lo tanto, tena que respetar las reglas de ese sistema,
y no poda proponerse un desarrollo socialista puro, fuera de o ignorando este contexto
capitalista. Insistimos entonces sobre el impacto que eso tena sobre las economas
socialistas existentes.
Nosotros hablbamos, en esa poca, de un gran proyecto de estudio: de las tres grandes
formaciones sociales. No un estudio sobre los modos de produccin, porque el modo de
produccin dominante era (es) el capitalismo, pero que presentaba formaciones sociales
distintas: una formacin imperialista como el centro del sistema; unas formaciones
perifricas y unas semi-perifricas.
Ruy Mauro Marini haba levantado el concepto de sub-imperialismo en la dcada del
60; ya entonces entre nosotros pensbamos mucho el sistema no como una situacin
de periferia pura. La situacin de dependencia tena contradicciones crecientes sobre
las cuales llambamos la atencin: la contradiccin entre la situacin de dependencia
y el avance de la industrializacin. Y sobre todo la industrializacin de base, porque
con ella, la acumulacin pasaba a realizarse internamente. Con esto, de alguna forma se
superaba la idea de un desarrollo dependiente que tiene como caracterstica central la
sustitucin de importaciones. El desarrollo se hace pasando por el exterior, porque toda
la industria, toda la base de maquinaria, de materia prima industrializada del sistema,
etc. es importada, depende por lo tanto del sector exportador. Entonces, en la medida
en que se avanza para crear una base material propia, de industria de base, se comienza
a romper la necesidad de esta importacin, y eso empieza a desarrollar contradicciones
con la situacin de dependencia misma. Y todo eso nos llevaba a pensar no en simples
sistemas centro-periferia, sino que en situaciones intermedias y diferentes tipologas,
como parte de este sistema mundial, ms complejo.
Incluso la posicin de la formacin social socialista dentro del sistema cul era? Nos
llamaban mucho la atencin ya en la dcada del 80, las dificultades de la integracin, por
ejemplo, de la comunidad de Europa oriental, porque, primero, la dinmica econmica
de estos pases estaba muy vinculada al mercado de las potencialidades en relacin
con el mercado europeo; segundo, la divisin del trabajo dentro del sistema socialista
no estaba claramente dibujada, porque las relaciones no eran de dependencia al punto
de que la Unin Sovitica pudiera definir exactamente las lneas de desarrollo de
los pases llamados satlites. Eso, porque en la ideologa socialista no estaba, no era
aceptable para ella la idea de que se especializaran en produccin de materias primas.
197
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Documentos
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Paula Vidal Molina THEOTONIO DOS SANTOS en el Chile de la Unidad Popular...
Todo eso estaba relativamente bien cuando se trataba de pases medios como Corea o
los llamados tigres asiticos; cuando se trataba de Japn ya era un poco complicado,
y los japoneses tenan aspiracin hegemnica, pero la verdad es que China se tom
este campo.
Por otro lado, insisto mucho en mi nuevo libro en el anlisis del neoliberalismo desde el
comienzo, en que es mentira la idea de un Estado mnimo, eso no tiene ningn sentido,
porque no hay ninguna posibilidad de que el capitalismo moderno funcione sobre la base
de un Estado mnimo, por el contrario van a tener que aumentar y aumentar cada vez
ms la participacin del Estado. De hecho, ya en la dcada de 1980, los estudios sobre
gasto pblico muestran que stos continan creciendo incluso en el perodo neoliberal;
lo que pasa es que gran parte de los recursos, de crecimiento de los recursos estatales
se orienta hacia el sector financiero y hay entonces un gasto pblico que no favorece
los programas sociales, es un gasto pblico para pago de intereses. Y cuando no se trata
de intereses en comisiones, es como soporte del Estado para operaciones, como las del
subprime. Porque es muy fcil decir despus por qu no hubo regulacin?; es mentira,
porque est absolutamente controlado por el Banco Central que desregul, no en el
sentido de dejar que el mercado funcione, desregul para transferir recursos al sector
financiero, y permitir a ellos acomodarse cada vez con ms recursos. Entonces, esa idea
de que el Estado est salvando la economa, es una idea totalmente falsa (y ahora se hizo
muy evidente), se est reorientando la intervencin estatal que est aumentando cada
vez ms para el sector financiero. Ese crecimiento del sector financiero es contrario a
cualquier digamos sistema propiamente automtico de funcionamiento de mercado,
eso es un sistema estatizante, profundamente estatal.
PVM: Observa algunas posibles fracturas en esa lgica del Estado?, a favor de
recuperar derechos sociales? y qu experiencia latinoamericana y de movimiento
social rescata como un proceso interesante en un horizonte socialista?
TDS: Ahora se hizo demasiado evidente con la ltima crisis que el Estado es quien
sostiene este sector financiero. Creo que de alguna forma va a tener que desarrollarse
otra produccin de la izquierda que parta de una crtica socialista y proponga realmente
una intervencin estatal de contenido socialista, generadora de empleo, pero tambin
de contenido social; de uso de los recursos pblicos como una cuestin fundamental:
cmo usarlos, hacia quin y de qu manera, y creando los mecanismos para que la
poblacin pueda intervenir en eso. Esta democracia de tipo liberal, donde la gente
vota y despus vuelve a votar, sin ningn control sobre ese modelo de democracia,
tambin est muy cuestionada. Hay que desarrollar mecanismos de integracin ms
permanentes para la gente, la idea de democracia tiene que profundizarse, no en el
sentido del liberalismo como la libertad, la libertad de qu? La libertad de explotar
a la gente tan masivamente, de usar los recursos estatales para proteger los bancos?,
entonces el concepto de libertad tiene que ser integrado a la democracia como gobierno
de la mayora. Libertad es que se respeten los intereses de la mayora.
199
CUADERNOS DE HISTORIA 39 / 2013 Documentos
Creo que en el caso de Venezuela hay realmente un intento muy fuerte, muy serio, con
muchas dificultades, pero tambin tiene algunas ventajas, algunos momentos que han
sido usados con mucha fuerza, sobre todo el petrleo como un elemento de negociacin,
de presin, y tambin su orientacin inmediata hacia la atencin de necesidades sociales
y un gran desarrollo de la accin comunitaria y de la conciencia popular.
El MST (Movimiento de los Sin Tierra) posee la gran ventaja de tener un equipo, con
una conciencia muy grande de la problemtica nacional e internacional y desde una
perspectiva socialista muy avanzada, pero tiene dificultades de expansin en el contexto
brasileo porque evidentemente el gobierno tiene el control hasta el momento actual de
la propuesta poltica. El MST no tiene una propuesta poltica tctica de movilizacin
nacional. Est haciendo un trabajo muy interesante de desarrollo de conciencia de la
gente, de gestin de los asentamientos que ellos tienen. Estn, en ese sentido, haciendo
un trabajo muy bien hecho, incluso de utilizacin de recursos del Estado para estos fines,
pero todo esto tiene un carcter digamos de acomodacin de fuerzas preparatorias,
sin embargo, no es una propuesta nacional. Para que se convierta en una propuesta
nacional se tendra que llegar a un nivel estratgico-poltico ms alto. Los sindicatos
estn empezando a moverse frente a la crisis, estn sintiendo que ellos tienen que hacer
propuestas concretas para la cuestin del empleo, por ejemplo, porque si no, no tienen
legitimidad. Hay un movimiento para rebajar la jornada de trabajo, en bsqueda de una
frmula para el pleno empleo, una postura ms clara sobre la necesidad de bajar la tasa
de inters para que el pas pueda disponer de recursos de inversin, son algunos puntos
en que normalmente el movimiento popular tiene una propuesta de tipo nacional, no
de transformacin radical, pero que puede mover de repente un movimiento social
que es muy grande y que est paralizado.
TDS: Estamos ahora buscando como desarrollar eso, hemos hecho algo en ese sentido,
pero todava es muy precario. Tenemos varios intentos de coordinacin con distintos
centros de pensamiento, sin embargo, son muy precarios en relacin con las necesidades
de una fundamentacin ms slida. Espero que nosotros logremos avanzar, que se creen
algunos polos importantes de pensamiento, para que nosotros logremos rpidamente
reorientar a las personas hacia un enfoque ms totalizante, ms enfocado hacia una
visin dialctica de los procesos, ms flexible, con una nocin fuerte de complejidad,
y no el viejo modelo lgico-formal, que va hacia la simplificacin. Creo que nosotros
podemos avanzar mucho, pero se tiene que invertir mucho en esa direccin, porque
hasta ahora encuentro mucha indiferencia en la izquierda con respecto a eso, lo cual es
un error muy grave, ya que los neoliberales consiguieron su gran influencia porque se
dedicaron muy fuertemente a ese trabajo de desarrollo ideolgico, propaganda ideolgica
y de uso de los medios de comunicacin. Se puede decir que ellos tenan los medios de
comunicacin a su favor. Si nosotros pensamos cambiar la situacin poltica, tambin
se pueden crear centros y medios de comunicacin que estn ms dispuestos a aceptar
y propagar nuestros enfoques. Es un rea que, sin duda, es necesario desarrollar.
200
NORMAS PARA LOS COLABORADORES DE
CUADERNOS DE HISTORIA
Ejemplos:
Pereira Salas, Eugenio, Los primeros contactos entre Chile y los Estados Unidos,
Santiago, Editorial Andrs Bello, 1971.
Pereira Salas, 1971, op. cit., p. 83
Meza Villalobos, Nstor, La poltica indgena en el siglo XVI. Contribucin a su
estudio, Revista Chilena de Historia y Geografa, N 112, Santiago, 1948, pp. 35-50.
En caso de tratarse de un libro o artculo con ms de tres autores, se deben
mencionar todos en la primera cita y en las siguientes se sealar solo el apellido
del primer autor seguido de et al., el ao y la pgina correspondiente.
Ejemplo:
Villalobos, Sergio; Osvaldo Silva; Fernando Silva y Patricio Estell, Historia de
Chile, Santiago, Editorial Universitaria, 1976.
Villalobos et al., op. cit., 1976, p. 341.
Ejemplo:
Izquierdo Fernndez, Gonzalo, Rasgos utpicos en iniciativas agrarias e industriales
durante la primera mitad del siglo XIX en Chile. En Gonzalo Izquierdo (Ed.),
Agricultura, trabajo y sociedad en Amrica hispana, Serie Nuevo Mundo: Cinco
Siglos, N3, Santiago, Departamento de Ciencias Histricas, Facultad de Filosofa
y Humanidades, Universidad de Chile, 1989, pp.107-141.
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must be included. The following quotes of the same text will indicate author and
title, op. cit. and page number, as follows:
Pereira Salas, Eugenio, Los primeros contactos entre Chile y Estados Unidos,
Santiago, Editorial Andrs Bello, 1972.
Pereira Salas, 1971, op. cit., p. 83.
Meza Villalobos, Nstor, La poltica indgena en el siglo XVI. Contribucin a su
estudio, Revista Chilena de Historia y Geografa, n 112, Santiago, 1948, pp- 35-50.
In the case of a book or articles with more than 3 authors, all authors should be
mentioned in the first footnote. The following references should only mention the
first author followed by et al., year and page number(s).
Chapters or sections of a book should indicate the author of that section and
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page numbers:
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and ten printed copies of his or her article, separately.
NORMAS PARA OS COLABORADORES DE
CUADERNOS DE HISTORIA
Exemplos:
Pereira Salas, Eugenio, Los primeros contactos entre Chile y los Estados Unidos,
Santiago, Editorial Andrs Bello, 1971.
Pereira Salas, 1971, op. cit., p. 83.
Meza Villalobos, Nstor, La poltica indgena en el siglo XVI. Contribucin
a su estudio, Revista Chilena de Historia y Geografia, N 112, Santiago, 1948,
pp. 35-50.
No caso de se tratar de um livro ou artigo com mais de trs autores, devem ser
mencionados todos na primeira citao e nas seguintes indicar apenas o sobrenome
do primeiro autor seguido de et al., o ano e a pgina correspondente.
Exemplo:
Villalobos, Sergio; Osvaldo Silva; Fernando Silva y Patricio Estell, Historia de
Chile, Santiago, Editorial Universitaria, 1976.
Villalobos et al., op. cit., 1976, p. 341.
Exemplo:
Izquierdo Fernndez, Gonzalo, Rasgos utpicos en iniciativas agrarias e industriales
durante la primera mitad del siglo XIX en Chile. En Gonzalo Izquierdo (Ed.),
Agricultura, trabajo y sociedad en Amrica hispana, Serie Nuevo Mundo: Cinco
Siglos N3, Santiago, Departamento de Ciencias Histricas, Facultad de Filosofa
y Humanidades, Universidad de Chile, 1989, pp. 107-141.
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procurando que stos contribuyan a difundir los avances logrados, fomentando sua contribuio para difundir os avanos alcanados, incentivando o debate
el debate metodolgico y el intercambio acadmico entre quienes cultiven metodolgico e o intercmbio acadmico entre os que cultivam diferentes
diferentes corrientes historiogrficas, tanto nacionales como extranjeros. correntes historiogrficas, tanto nacionais como estrangeiras. Tambm aceita
Tambin acepta documentos inditos, precedidos de una introduccin comentada documentos inditos, precedidos de uma introduo comentada sobre a
sobre su relevancia y reseas de libros publicados por historiadores en los ltimos relevncia e resenhas de livros publicados por historiadores nos ltimos trs
tres aos anteriores a la aparicin del respectivo nmero. anos anteriores ao aparecimento do respectivo nmero.
La originalidad y calidad de la investigacin sern sometidas a un proceso de A originalidade e qualidade da investigao ser submetida a um processo
arbitraje por, a lo menos, dos miembros del Comit Editorial y un especialista de arbitragem por, pelo menos, dois membros do Comit Editorial e de um
externo. especialista externo.
Cuadernos de Historia es editado semestralmente (junio y diciembre) por el Cuadernos de Historia editado semestralmente (junho e dezembro) pelo
Departamento de Ciencias Histricas de la Facultad de Filosofa y Humanidades Departamento de Cincias Histricas da Faculdade de Filosofia e Humanidades
de la Universidad de Chile. Representante legal es el rector profesor Vctor da Universidade de Chile. Representante legal o Reitor Professor Vctor Prez
Prez Vera, domiciliado en Avda. Libertador Bernardo OHiggins N 1058, Vera, localizado no endereo: Avda. Libertador Bernardo OHiggins n1058.
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DICIEMBRE 2013
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Patricio Herrera Gonzlez
Repression of crime: the institutions of Justice and police in the city of Pinar
del Ro, Cuba (1938-1958). ............................................................................... 93-111
Juana Marta Len Iglesias
Bernardo OHiggins between left-wing and right-wing. His figure and legacy
in Chile: 1970-2008 ........................................................................................... 113-146
Cristin Guerrero Lira y Ulises Crcamo Sirguiado
Threats without borders: new peripheries in the movement of people ............... 147-168
Carmen Norambuena Carrasco
CUADERNOS DE HISTORIA 39
Documents
May 1, 1973: The anarchists and the Popular Unity Government ...................... 179-184
Eduardo A. Godoy Seplveda
Theotonio Dos Santos in the Chile of the Popular Unity .................................... 185-200
Paula Vidal Molina
DICIEMBRE, 2013