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RUTA TURÍSTICA POR EL PARQUE NATURAL DE LAS ARRIBES

El Parque Natural de las Arribes, aquí, en Salamanca, lo conforman dos comarcas situadas en el
oeste de Salamanca y limítrofes con Portugal: Las Arribes en el norte y el Abadengo en el sur.
Son comarcas de una gran belleza paisajística pues el río Duero las cruza antes de entrar en
Portugal, descendiendo de una altitud de 630 metros a los 120 metros en la frontera,
encajonándose y formando un cañón con paredes verticales de hasta 500 metros. Este
espectacular encajonamiento del Duero, obliga a sus afluentes a encajarse profundamente en
el terreno formando saltos o cachoneras de gran belleza y profundos cañones. El resultado es
una morfología que nadie espera encontrar en estas tierras y que a nadie defrauda.

La denominación es” Las” Arribes en lugar de “Los” Arribes. Los lugareños llaman “arribes “a
las pendientes, a menudo repentinas y abruptas, que descienden al río.

Los recursos del Patrimonio Histórico-Monumental son diversos, variados y de gran interés.
Algunos los hemos visitado con la autocaravana en esta escapada, otros en excursiones
anteriores ( que en otro momento describiré) y otros aún quedaron pendientes:

Restos arqueológicos: Dólmenes y verracos y Castros como el de Yecla, Las Merchanas y el del
Castillo, entre otros.

Fortificaciones militares: En Ledesma, san Felices de los Gallegos, Sobradillo…

Instalaciones hidroeléctricas: Las presas y centrales de Almendra, Villarino, Aldeadávila y


Saucelle.

Navegabilidad fluvial: Paseos turísticos en barco por el Duero, desde la playa del Rostro en
Aldeadávila de la Ribera y en Vilvestre. También está el muelle de Vega Terrón, pero éste no he
comprobado que funcione.

Riqueza histórico monumental: Puentes, iglesias, restos de castillos y ermitas en lugares


privilegiados como la de Pereña.

Una de las cosas que me he dado cuenta en esta visita a Las Arribes es que se acaban los
calificativos para describir las imágenes que proyectan estas tierras. La belleza, la
espectacularidad, el asombro y la grandiosidad son de tales magnitudes que lo mejor es
disfrutar contemplándolas.

Nuestra ruta comienza en el

Castro del Castillo (SALDEANA)

Nada más pasar Vitigudino, a unos 5 Km., cogemos la carretera de Guadamiro y


Barruecopardo. Creo que es mejor ir por Lumbrales puesto que ésta nos lleva a Saldana por
una carretera que parecía un carril bici. Aparcamos la auto en el inicio del recorrido y
completamos el trayecto hasta el castro por un camino lleno de piedras brillantes de mica. El
castro te da la bienvenida con las piedras hincadas. Ocupan toda la superficie delantera del
mismo, con un radio de unos 100m., y que forman un conglomerado defensivo de primer
orden.

Lo más atractivo del castro lo ofrece su emplazamiento. Está rodeado por agua, como una
península, por el oeste el Arroyo Grande, por el sur y el este el río Huebra. Si a eso le añadimos
que estas aguas discurren por unos cajones de piedra cuyos fondos están a más de cien
metros de profundidad del castro, tendremos entonces todos los ingredientes necesarios para
imaginarnos una visita tan sugerente como la que ofrece la realización del recorrido que existe
alrededor del mismo, y cuyo itinerario encontramos en el panel informativo situado en el
lugar de las piedras hincadas, con la denominación de “Sendero de los Molinos y los
Miradores”.
El recorrido marca 2,5 Km. y la dificultad del mismo es media-alta. Pero la verdad es que el
camino ofrece unas vistas increíbles. Las mismas que se pueden ver desde los dos miradores
“oficiales” que presenta el sendero.

Finalmente, reseñar el merendero que hay en uno de los molinos, al pie del Arroyo Grande. Un
lugar muy agradable para pasar el día.

Nos vamos en busca del segundo castro del día, el de Las Merchanas, que está situado en el
término de BERMELLAR, aunque en los mapas y los folletos turísticos lo encuadran en el de
Lumbrales. Camino del castro, en la bifurcación que se encuentra a la salida del puente Resbala
tomamos la carretera de Lumbrales en lugar de la de Bermellar, que te lleva directamente.

Aprovechando el paso por LUMBRALES nos dirigimos a la oficina de Turismo, situada enfrente
del Ayuntamiento y con un verraco en la puerta, pero estaba cerrada. De vuelta a la auto
pasamos por la plaza mayor donde está la Torre del Reloj, el edificio más emblemático del
municipio, antes cárcel y ahora museo arqueológico.
Tomamos rumbo al castro de Las Merchanas y a unos 5 Km. encontramos el desvío, un camino
rural que te lleva al aparcamiento y desde el que se inicia el recorrido musealizado. Muy
pronto se llega a un lugar donde hay dos caminos, es aconsejable tomar el de la derecha que
te lleva hasta el mirador en el que hay paneles informativos, ilustraciones y catalejos. Desde
allí se baja al castro, pasando por un molino, y se siguen las informaciones de los paneles.
Durante el recorrido veremos las murallas, la puerta de entrada, restos de un edificio y las
piedras hincadas; en una superficie aproximada de 10 Ha. El regreso se hace por el camino de
la derecha que se corresponde con el que dejamos a la izquierda anteriormente.

Lo más llamativo de este castro es la belleza del enclave con el río Camaces pasando a sus pies.
De ahí regresamos a Lumbrales, con el permiso de las vacas que circulaban por el camino rural
y nos dirigimos a SOBRADILLO en el que destaca su símbolo: La torre del homenaje que
formó parte del castillo situado en la línea defensiva frente a Portugal. Aparcamos en la plaza
mayor donde se encuentra la iglesia con un arco de medio punto en su entrada. Nos llevamos
de recuerdo uno de los monumentos más importantes: el queso de Sobradillo.

Después nos vamos a La Fregeneda que es el extremo más occidental de Salamanca y la última
estación ferroviaria que había antes de la frontera ,cuando funcionaba el tren que comunicaba
Boadilla con Barça d’Alva. Este trayecto de 17 kilómetros, ha quedado como ruta turística, la
Ruta de los Túneles, en un marco precioso y con una infraestructura ferroviaria de lo más
impresionante , con 20 túneles y 13 viaductos metálicos. Es una ruta que dejamos para otra
ocasión con más tiempo y mejor preparación.

Bajamos al muelle de Vega Terrón y cruzamos hasta Barca D´alva por el puente sobre el
Águeda paralelo a uno de la vía férrea que comenté antes. Desde este punto, a través del
núcleo ferroviario de Pocinho, se llega hasta el Atlántico en Oporto.
Una excursión interesante y que aconsejan los que la han hecho, es un viaje en tren de ida y
vuelta desde Pocinho a Régua . El trayecto discurre paralelo al Duero y el paisaje y el entorno
es incomparable. Nosotros no la hacemos, porque no disponemos de días, pero la dejamos
también pendiente .

Bueno, el día se estaba acabando y había que buscar un lugar para pernoctar, volvimos para
atrás y paramos en HINOJOSA DEL DUERO, cabeza del Abadengo, llamado así por ser la
jurisdicción del Abadón (Abad de los Templarios). Asentamos el castro en un parque tranquilo
y silencioso en el que se encuentra la residencia de sabios del lugar, a la entrada del pueblo.

Sábado

Iniciamos el día con la compra del pan y el queso tradicional de Hinojosa, visitando la ermita, el
ayuntamiento y varios edificios en busca de las estelas que muestran el paso de los romanos
por Hinojosa.
La panadera nos indica una ruta para hacer a pié: La Peña la Vela que desde el pueblo son 10
Km y que después hicimos parcialmente. Cuando nos disponíamos a visitar, andando, la fuente
romana, tuvimos que dejarlo porque se nos adelantó un rebaño de ovejas que hoy,
curiosamente no se habían duchado ni habían visitado el inodoro, con lo cual iban
pavimentando el camino.
Nos dirigimos a la Peña la Vela, dejando la auto en el aparcamiento de la carretera, justo al
pasar el puente que cruza la vía del tren. Al no ser la ruta circular, es una buena opción para no
tener que hacer 20 kilómetros. Así, el camino desde aquí es aproximadamente de unos 4 Km.
y es muy agradable. Almendros, tomillo, genista, jara e hinojo lo acompañan hasta el final
donde la vista se pierde con el paisaje que forma el Duero encajonado, la presa y el poblado de
Saucelle. En este paraje hay un refugio y chozos de piedra característicos de la zona. Hay dos
bifurcaciones en el trayecto y siempre hay que coger el camino de la derecha (hay que pasar
un pequeño trozo de finca privada).
Después de reponer fuerzas bajamos al Poblado de la presa de Saucelle, en un enclave
silencioso y verde con interesantes construcciones y hoy convertido en Centro de Turismo
Rural. La presa está construida en el tramo final del cañón del Duero y poco antes de recibir al
Huebra. Desde aquí también se puede pasar a Portugal.
La subida hacia Saucelle y el Puerto de la Molinera, que comunica con Hinojosa y Lumbrales, es
espectacular y salva un gran desnivel sin perder de vista el Duero.
Nosotros tomamos la carretera del Puerto de la Molinera que atraviesa un enclave precioso
en el que se encuentra el Puente de la Molinera, sobre el río Huebra, y la impresionante
cascada del cachón de Camaces, antes de rendir sus aguas al Huebra. Existe un mirador desde
el que se puede ver esta cascada. La carretera del puerto es estrechita y no tiene quitamiedos,
lo que quiere decir que desde la autocaravana, el desnivel impresiona más.
Como queremos visitar Vilvestre, nada más dejar a la derecha la carretera que conduce a
Hinojosa y tomar dirección Lumbrales pasamos por los restos de la espadaña del poblado de
San Leonardo, destruido en la batalla contra los franceses. La vemos de pasada porque no hay
lugar para dejar la autocaravana.

Vilvestre está situado en lo alto de un cerro en el que existió un castillo, pero hoy lo que hay es
una ermita y un gran mirador sobre el Duero
La vista desde aquí es preciosa y se puede llegar con la autocaravana. Subiendo desde el
pueblo hay que coger la calle de la derecha porque la de la izquierda es muy estrecha y las
balconadas impiden el paso. Y hablando de balconadas, abundan las barandillas con una forja
y un diseño extraordinarios.
Decidimos pasar la noche enfrente de la quesería y ni que decir tiene, que volvimos a comprar
quesos y un requesón buenísimo que vendían por 3€ el kilo (esta noche, fue el postre con miel
de las Hurdes) y nos dispusimos a pasar la noche con la tranquilidad que nos dieron los
queseros de que era un lugar muy tranquilo y ellos vivían allí.

Domingo
A la mañana siguiente fuimos a felicitarles por el requesón y a decirles que seguíamos ruta. La
oficina de información estaba cerrada hasta la 1, y optamos por dar una vuelta por las calles
del pueblo, viendo la Iglesia, el ayuntamiento y la arquitectura popular.

Desde aquí, sale un sendero de 7 km que llega a Mieza, y forma parte de un sendero mayor de
Las Arribes pero nosotros con la auto nos vamos a conocer el muelle de Vilvestre desde el
que sale un barco turístico con dos horarios distintos en temporada alta y baja y en el que las
salidas oficiales se realizan los fines de semana. No había nadie en el muelle, también es
verdad que era temprano, pero el paisaje, como en todos los sitios de la zona, no nos
defraudó. Se puede llegar con la auto hasta abajo y hay merenderos muy bien acondicionados.
Volvemos a subir al pueblo y cruzándolo nos dirigimos a Mieza para ver un par de miradores:
El de La Code y el de La peña del Aguila. Se accede a ellos por senderos de tierra ,es
aconsejable hacerlos a pié, el primero imposible con la auto y el segundo , aunque se puede, es
difícil en el caso de cruzarte con otro vehículo y a la hora de aparcar.

Nada más aparcar la auto visitamos la ermita del Humilladero ( que estaba abierta y tenía una
pequeña cúpula sobre pechinas) y el lavadero que, increíblemente, seguía funcionando. No
había nadie lavando en ese momento, pero una señora nos comentó que los lunes y martes se
llenaba de mujeres lavando y cotilleando . Esto último nos lo dio a entender dándose varios
toquecitos con el dedo en la lengua . El hecho de que estuviera el agua tan clara se debía a que
los viernes lo limpiaban y frotaban con un cepillo.
Empezamos haciendo el camino de La Code, de unos 2 kilómetros, que nos lleva por un camino
de cerezos, encinas, enebros, cornicabras y un árbol típico de la zona : el almez (el almezal de
Mieza constituye el más extenso de Europa). En el recorrido pasamos por el merendero
situado en el colagón del tío Paco, mirador colgado sobre el Barranco del Tuerto y desde el
que se divisa un bello tramo del Duero embalsado por la presa de Saucelle.
Llegando al final, volvemos a encontrar otra mirada al Duero desde la Virgen de la Code

y finalmente el mirador o promontorio situado verticalmente y desde el que se divisa a un lado


y a otro el rio Duero. El barco deslizándose por sus aguas da fe del funcionamiento de los viajes
turísticos de Vilvestre.
En el camino de vuelta encontramos un letrero que nos señala la Peña Resbalina. Nuestra
curiosidad nos puede y efectivamente, la peña resbala y nos echamos unas risas deslizándonos
por ella y grabándonos en vídeo.
Volvemos al pueblo y después de comer nos dirigimos a la Peña del Aguila, el sendero tiene
algo más de 3 kilómetros , es un camino sin ninguna dificultad, al igual que el anterior y
también dispone de merendero. Es un oteadero más desde el que divisar el rio Duero en su
viaje hacia Portugal y por el que se accede por un camino delimitado por las cercas típicas de
la zona, en las que laboriosamente se alternan piedras grandes colocadas verticalmente, con
otras más pequeñas haciendo pared.
A la vuelta de la ruta, nos dirigimos a casa satisfechos del fin de semana .

HURDAN

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