Fresas con crema exquisitas y estrudens de manzanitas; pastelillos de frambuesas y rosquillas de cerezas; caramelos
aromados y panqués mantequillados; chocolatines rellenos con quesillos de los buenos; confiterías formidables con sabores muy amables; barquillos de mermeladas y pastas azucaradas; aguacatitos rellenos con dulzores muy amenos; plátanos nadando en crema y helados de pura yema; en fin, tan gran variedad que sería muy necedad acabar la enorme lista de Chocolatina artista que como no tenía madre y niña perdió a su padre, huérfana con golosinas hechas en sus tres cocinas se mantenía la adorable y parecía infatigable.
Antonio Domínguez Hidalgo
O de la corriente cuando vio Cipo en la onda 565 los cuernos suyos –pues los vio–, y que una falsa fe había creyendo en la imagen, sus dedos a su frente muchas veces llevando, lo que veía tocó y, ya sus ojos sin culpar, se detuvo, cual regresaba vencedor del dominado enemigo, y al cielo sus ojos y al mismo sus brazos levantando: 570 “Lo que quiera”, dice, “altísimos, que con el prodigio se pronostique este, si alegre es: para mi patria alegre y para el pueblo de Quirino, o si amenazador: para mí lo sea”, y de césped verde hechas aplaca con aromados fuegos, herbosas, esas aras, y vinos les da en páteras y de unas inmoladas bidentes 575 qué a él le indiquen consulta, palpitantes, sus entrañas.