El librito narraba muchos cuentos trabalingüísticos y en su introducción decía que como unos bravucones libreros no querían vender las increíbles obras de la brujita escritora y le cobraban comisiones muy caras para hacerlo, la brujilla un día puso crema de crisantemo en un broche para embrujarlos con un brebaje y los embruteció con sus fórmulas embrujadoras. Para eso, mientras movía una enorme brocha, dijo estos otros embrujos: Abracadabra la liebre, Abracadabra la cabra.
Yuntas de bueyes y rebaños de carneros pasan frente a sus ojos, vendedores con los pellejos de
cabra repletos de aceite, campesinas con pilastras de carbón amarradas por juncos a los sobacos, barberos que se dedican a sangrar.
Roberto Arlt
Aquí llegaba con su juramento el buen Loaysa, cuando una de las dos doncellas, que con atención le había estado escuchando, dio una gran voz diciendo: -¡Este sí que es juramento para enternecer las piedras! ¡Mal haya yo si más quiero que jures, pues con sólo lo jurado podías entrar en la misma sima de
Cabra!
Miguel de Cervantes Saavedra
El déficit presupuestal también es una constante histórica, y para 1983 se calcula con optimismo que únicamente representará el 10% de nuestro Producto Interno Bruto. Así resulta que el monopolio estatal de la banca es algo parecido a poner una cabra a cuidar alfalfa.
Quedan exentos de derechos los animales vivos, la cebada, si no es de la que llaman perla; carne de vaca, café y huevos, esparto y otras gramíneas, que en los Estados Unidos usan, entre otras cosas, como materia prima del papel; toda clase de flores, toda clase de frutas, las cuales son comercios llamados al desenvolvimiento notable e inmediato, no bien haya ferrocarriles que enlacen, sobre todo del lado del Atlántico, ambos pueblos; pieles de cabra sin curtir...
Por eso cuando asoma bella en abril la verde primavera, y busca la paloma a la paloma fiel por compañera; cuando se abren en flor las secas ramas; cuando en el prado y en la parda loma, del sol naciente a las templadas llamas, dan las plantas al viento el suave aroma; cuando cada semilla germina oculta en la bañada tierra, y el nido la avecilla allá en el fondo de la selva encierra; cuando brota el retoño; cuando corre festiva los claros bosques la ufanada cierva, y, huésped del abril hasta el otoño, la codorniz esquiva viene a esconderse entre la fresca hierba, y la cabra lasciva busca las tiernas hojas del madroño...
-Tocante a la vaca, -replicó el pastor-, tocante a la vaca, tío Garabiel, usté sabe mejor que yo que la vaca es una cabra condená que no se pue hacer vida de ella.
Toda criatura halla sus medios de defensa en la angustia de la desesperación; detiénese el ciervo fatigado y muestra a la jauría sus temibles ramas; la cabra montés lleva al abismo al cazador; el mismo buey, dócil y doméstico servidor del hombre, que dobla paciente la ancha testuz bajo el yugo, la levanta irritado, agita sus cuernos poderosos y lanza por los aires a su enemigo.
"La
cabra siempre tira al monte", se decía el viejo, y eso que quería mucho a Perjuicia; con una de esas querencias por reacción que son las más intensas.
Tomás Carrasquilla
Otra ordeñaba una cabra gris, echando la leche en un jarro de metal muy reluciente; las vacas salían del establo para buscar la verde hierba; los árboles daban grata sombra, siendo mucho más altos que la casa y el perro ladraba, cerca de una valla de madera, a un muchacho que echaba granos de trigo a media docena de gallinas.
Compraré para lo primero una cabra que vivirá comiendo lo que halle en el campo, y en cuanto a lo segundo le bastarán las migas que siempre sobran en nuestra mesa.
Menelao, caro a Ares, viole venir con arrogante paso al frente de la tropa, y como el león hambriento que ha encontrado un gran cuerpo de cornígero ciervo o de
cabra montés, se alegra y lo devora, aunque lo persigan ágiles perros y robustos mozos; así Menelao se holgó de ver con sus propios ojos al deiforme Alejandro —figuróse que podría castigar al culpable— y al momento saltó del carro al suelo sin dejar las armas.
Homero