Reparó el Capitán en la zozobra de sus enfermeras, y, saliendo de la
calma con gue estaba soportando la curación, dijo furiosamente al doctor Sánchez: -¡Hombre!
Pedro Antonio de Alarcón
El Capitán lo jugaba mejor que Angustias; pero Angustias tenía más suerte, y los naipes acababan por salir volando hacia el techo o hacia la sala desde las manos de aquel niño cuarentón, que no podía aguantar la graciosísima
calma con que le decía la joven: -¿Ve usted, Capitán Veneno, como soy yo la única persona que ha nacido en el mundo para acusarle a usted las cuarenta?
Pedro Antonio de Alarcón
Bajo la calma del cielo plateado el campo emanaba tónica frescura que traía al alma pensativa, ante la certeza de otro día de seca, melancolías de mejor compensado trabajo.
Adorables y divinas hijas nacieron en el ponto estéril de Nereo y Doris de hermosos cabellos hija del Océano río perfecto: Ploto, Eucranta, Sao, Anfítrite, Eudora, Tetis, Galena, Glauca, Cimótoa, Espeo, Toa, la amable Halía, Pasítea, Érato, Eunice de rosados brazos, la graciosa Mélite, Eulímene, Ágave, Doto, Proto, Ferusa, Dinámene, Nesea, Actea, Protomedea, Doris, Pánope, la hermosa Galatea, la encantadora Hipótoa, Hipónoe de rosados brazos, Cimódoca que calma sin esfuerzo el oleaje en el sombrío ponto y las ráfagas de los vientos huracanados junto con Cimatolega y Anfítitre de bellos tobillos...
De mi orquesta interior él es un eco que hago sonar en la tardina calma, y que al salir por el oscuro hueco de mi boca glacial, me alivia el alma.
Vueltos hacia Mugía al poco brota violento por babor y a contrapelo un viento que la calma chicha agota, y turba el mar y el mar levanta al cielo.
Es la noche del 24 de diciembre: ya la grave campana de Santángelo se prepara a herir doce voces el aire y la carroza pontifical, sin escolta, sin aparato, se detiene al pie de la escalinata de Trinità. El Papa desciende, ayudado por sus camareros, apoyando con
calma el pie en el estribo.
Emilia Pardo Bazán
-Sabe usted que no me ha faltado hasta hoy... -respondió la joven con mayor
calma-. Pero no se trata ahora de esta pena, con la cual vivo y viviré perpetuamente en santa paz, y a cuyo dulce tormento no renunciaría por nada del mundo...
Pedro Antonio de Alarcón
-preguntó la joven con hechicera
calma, volviéndose del todo hacia él, y fascinándole con los torrentes de luz de sus negros ojos.
Pedro Antonio de Alarcón
Por fin el sol se hundió tras el negro palmar del arroyo, y en la calma de la noche plateada los perros se estacionaron alrededor del rancho, en cuyo piso alto míster Jones recomenzaba su velada de whisky .
Todos obedecieron, mientras el joven de pie encarando al juez exclamó con voz preñada de indignación. —Infames sayones, ¿qué intentan hacer de mí? —¡
Calma! —dijo sonriendo el juez—; no hay que encolerizarse.
Esteban Echeverría
Es un poderoso día de verano en Misiones, con todo el sol, el calor y la
calma que puede deparar la estación. La naturaleza plenamente abierta, se siente satisfecha de sí.
Horacio Quiroga