Y sucedió que otra ocasión, el venado de dos cabezas le fue robado y CAMAXTLE a causa de ello fue vencido. Desesperado por su fracaso, huyó para fusionarse a MIXCOATL y ser parte de su propio hermano TEZCATLIPOCA, el moreno.
Y pensaba: -Si su hermano TEZCATLIPOCA el rojo tenía para sí al pueblo de los TLAXCALTECAS y TEZCATLIPOCA el negro al de los TEOTIHUACANOS, al principio, antes de que se lo quitara QUETZALCOATL, y éste había dado sus dones a los toltecas y a los de CHOLULA, HUITZILOPOCHTLI debía tener uno de esos pueblos chichimecas donde TEZCATLIPOCA imperaba. El sabría conducirlo bien, para fusionar lo mejor de sus hermanos y evitar un nuevo fracaso.
Por eso es que de pronto, ante el fracaso conductista para explicar hechos tan simples como una respuesta diversa, o tan complejos, como la creación de un poema o una sinfonía, el reinado conductista se restringió a lo que es: una aproximación a la naturaleza biológica de las reacciones del ser humano, aunque molestare a los domadores.
Los maestros, al principio deslumbrados por la novedad, terminan aplicando lo tradicionalmente conocido, por las apuraciones de la evaluación, sea de fin de curso o del negocio de las pruebas internacionales; con lo cual se conduce al fracaso de toda posibilidad de una real nueva educación.
Una de las causas que ha contribuido al fracaso de la metodología para la adecuada enseñanza-aprendizaje de la lecto-escritura es fundamentalmente así, la escasa ejecución de las numerosas funciones o habilidades que forman la sensopercepción tanto visual como auditiva de los educandos.
Verdadera catástrofe educativa que día con día da evidencia del fracaso de las ocurrencias pedagógicas que se dicen asentadas en investigaciones profundas y que se reducen a planteamientos elaborados con unos cuantos conejillos de India que no son las masas juveniles con las cuales nos enfrentamos los maestros de banquillo.
Varias fueron las causas de dicho fracaso, y entre ellas cabe que registremos la de falta de apoyo de la campaña, motivada sin duda alguna, por el estado de desconfianza acerca de la lealtad de los propósitos de Montevideo.
Sabía el Triunvirato desde luego debido al fracaso de la misión anterior que integraron dos de sus miembros, Paso y Sarratea, que para asegurar el éxito de la nueva gestión de su comisionado era necesario autorizarlo para convenir en un pacto que estipulara la entrega de toda la Banda Oriental al gobierno de Montevideo y por lo mismo facultó al Dr.
Avanzaba a la deriva, pero temiendo cualquier asalto de peligro; de golpe, una inmensidad de insectos que semejaban miles de aviones de guerra, me atacaron; yo corrí, pero todo intento de huida, parecía destinado al fracaso.
Y esto no sería tan absolutamente grave como es si no trajera consigo y significara el fracaso de nuestra generación, y si este fracaso de nuestra generación no fuera, tal vez, según los momentos que llegan, posible anuncio del fracaso definitivo de nuestro pueblo.
Acaso la obsesión lecturista per se, de los ansiosos de logros lectores, es, de modo paradójico, el motivo que frena a los estudiantes para no entrar con fluidez a los textos y como presos de leer, convertida la pedantería lectora en un desatino, escapan de la cárcel de los grafemas que en el mundo de hoy, ya nada les dice, debido a un distanciamiento que la propia escuela ha propiciado: un mundo sin referentes culturales (pregúntese a cualquier nacido a fines del siglo XX sobre la memoria histórica general, desde la vida cotidiana a la “oficial” y la respuesta es el vacío informativo. ¡Y la culpa es por no leer!) Y de ahí el fracaso cíclico.
Todo es rota cuerda Sin concuerdo. El triunfo es unidad de acuerdo Y el fracaso… soledad de mierda. Cordero de Dios, quita los pecados del mundo, y dales el descanso siempre eterno a mis maestros y a esa casa del ayer enladrillado, levantada para darse en esplendores a los deseosos de saber, -verdaderos amorosos- hoy mancillada, vuélvela símbolo incesante -doliente- de la ignominia burocrática.