frecuentar

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  • verbo

Sinónimos para frecuentar

cursar

Sinónimos

Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.
Ejemplos ?
Mi señora Panfilia, en el principio de la noche, antes que tú tornases de cenar, con la pena y ansia que tenía en su corazón, subió a una azotea de casa que estaba abierta a las partes orientales y a las otras hacia donde querrían mirar, en la cual ella secretamente mora y frecuenta, porque es aparejada para sus artes mágicas.
-Y cuando se tienen cien mil francos de renta, un nombre, una familia y se frecuenta la corte (pues yo haré que le nombren a usted gentilhombre de cámara), se llega a ser todo lo que se quiere, decía la madre a Carlos.
30 A los cuales, una vez que cumplido el tiempo las anheladas luces llegaron, toda Tesalia la casa con su concurso frecuenta: se llena la regia de su alegre asistencia.
-Hay, le dijo, otra aventura que debes llevar a cabo antes de obtener a mi hija y la mitad de mi reino. Frecuenta mis bosques un unicornio que hace muchos estragos, es preciso que te apoderes de él.
Lo cual frecuenta la Iglesia en la celebración del augusto Sacramento del altar que usan los fieles, en el cual la demuestran que en la oblación y sacrificio que ofrece, ella misma se ofrece.
Y eso que jamás me engañó ninguna hierba ni raíz oculta en los montes escabrosos. »El perverso, olvidándose de mí, frecuenta los lechos perfumados de cien rameras.
Dejen, pues, de unir lo que entre sí no tiene conveniencia, y de mezclar con la virtud el deleite, que eso es lisonjear con todo género de males al vicio, con lo cual el distraído en deleites y el siempre vago y embriagado viendo que vive con ellos, piensa que asimismo vive con virtud, por haber oído que no puede estar separado de ella el deleite, y con esto intitula a sus vicios con nombre de sabiduría, sacando a luz lo que debiera estar escondido: con lo cual frecuenta sus vicios, no impelido de la doctrina de Epicuro, sino porque entregado a sus culpas, las quiere esconder en el seno de la filosofía, concurriendo a la parte donde oye alabar los deleites.
Entonces se creía que el abandono y desaliño de la persona era una señal evidente del talento, y que para ser sabio, filósofo o Poeta inspirado, era preciso ser sucio, grosero, distraído y cínico; hoy, por lo contrario, la juventud que se dedica a la poesía, viste con elegancia, frecuenta la sociedad y no avergüenza a sus amigos, a sus protectores o sus apasionados con manchas y desgarrones.
Lleva a los periódicos en que tiene parte como accionista, a sus amigos y protegidos... ¿Para qué le defiendan a él? No; para que ataquen a sus enemigos. Frecuenta mucho las librerías principales. ¿Sabéis por qué?
Da a tu ociosidad cualquier ocupación que la entretenga; dedícate al foro, a las leyes o a defender a los amigos; frecuenta los sitios en que los candidatos se disputan las dignidades urbanas, o vuela a conquistar los laureles del sanguinario Marte, que tanto honran a la juventud, y la voluptuosidad te volverá pronto las espaldas.
Si le das muestras de estar aterrorizado estará contento de ti.» (Siguen unas 15 líneas destruidas.) «¿Crees que llegarás al éxito, tú que te arrastras por los jardines públicos? Piensa en las generaciones de antaño, frecuenta la escuela y sacarás un gran provecho.
Yo creo haber aclarado el misterio. La gente que frecuenta el Jardín Botánico está gorda por la influencia del latín. En efecto, todos los letreros de los árboles están redactados en el idioma melifluo de Virgilio.