Ejemplos
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Coincide la impresión religiosa que esos grandes espíritus experimentan al considerar el problema eterno y expresan en sus obras, con el renacimiento idealista del arte, causado por la inevitable reacción contra el naturalismo estrecho y brutal que privó hace unos años.
Lo primero que tenemos que preguntarnos los que hemos hecho esta Revolución es con qué intenciones la hicimos; si en alguno de nosotros se ocultaba una ambición, un afán de mando, un propósito innoble; si en cada uno de los combatientes de esta Revolución había un idealista o con el pretexto del idealismo se perseguían otros fines...
(¡Cursi! ¡Ridículo! ¡Soñador! ¡Anticuado! ¡Idealista!) Solo que... ¡Sí! ¡Oh diáfano prodigo de los hechos! ¡Sí! ¡Químico prodigio de merlines cósmicos!
Antonio Domínguez Hidalgo
En lo adelante sería muy difícil distinguir el bueno del malo, porque solo allá en aquella escuela, en el fragor de la lucha es posible distinguir quien sirve de quien no sirve; quien es un hombre valioso y quien un farsante; quien un interesado y quien un idealista; quien un sincero o quien un hipócrita consumado.
(Y sacude al idealista como si pudiera dar peras). ¿Aplaude usted los caracteres? No puede ser, porque esos personajes son de cartón.
En estos momentos rindo tributo a las fuerzas armadas de la República, por ese movimiento idealista que se confunde con las sentidas aspiraciones del pueblo, porque ellas han querido depurar nuestro régimen, y reconstruirlo sobre nuevas bases sólidas e inconmovibles.
El de Agricultura daba con la carga en tierra, y Aquiles interrumpía sus reminiscencias de filósofo idealista para dormir debajo de la mesa la borrachera de los justos.
¿No se acordaba de aquella Dalila de Feuillet, que tanto le gustaba antes de que él, Fernando, le hubiese hecho despreciar a los escritores de la escuela idealista?
–Se concluye en fin, por sostener que la reforma debe ser la obra de todos, el resultado de una colaboración unánime, el fruto idealista de una perfecta compenetración de ideas y de propósitos.
¿Qué dicen ellos debemos colocar nosotros, debe la nación alemana (15) prepararse a hacer con entusiasmo idealista que no pertenece ni a las ciencias empíricas y positivas ni a la vida práctica y que no beneficían al Estado, que con una percepción obscura que solo confunde el espíritu de la época, conduce al escepticismo y al ateísmo, divide las mentes, persigue a los estudiantes hasta lejos de las sillas eruditas de los apóstoles, e incluso obscurece nuestra lengua nacional en tanto que transforma las concepciones más claras de sentido común en enigmas místicos?
y sólo gravita y debate en el solar de las constelaciones...” En la parte tercera, el poeta, equilibrando lacerías y grandezas, vuelve sus pensamientos a un nuevo humanismo, y se adentra en la vida del hombre sencillo, idealista, serenamente inconforme; sabedor de que lo humano es bueno, es noble y su misión consiste en transcurrir, junto con la mujer, al encuentro de la belleza, de la verdad y del amor.
Era el clásico Jesusín de las monjitas, ingenuo y castamente idealista en su modelado: pero tan mísero de formas, tan chiquitín y, sobre todo, tan mortecino de color, que la señora no pudo menos de exclamar riendo: -¡Qué feo es el pobre muñequito!
Emilia Pardo Bazán
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