Y considerando como lo más conveniente que el bravo escudero de Aquileo Pelida hiciera arredrar a los teucros y a Héctor, armado de bronce, hacia la ciudad y quitara la vida a muchos guerreros, comenzó por
infundir timidez en Héctor, el cual subió al carro, se puso en fuga y exhortó a los demás teucros a que huyeran, porque había conocido hacia qué lado se inclinaba la balanza sagrada de Zeus.
Homero
Y el destino de Antonia comenzó a
infundir sagrado terror cuando fue esparciéndose el rumor de que su marido «se la había jurado» para el día en que saliese del presidio, por acusarle.
Emilia Pardo Bazán
El interés y emoción del público eran extraordinarios, y no menos la solemnidad con que los migueletes se despedían de sus familias y amigos para marchar a tan importante empresa. ¡Tal espanto había llegado a
infundir Parrón a todo el antiguo reino granadino!
Pedro Antonio de Alarcón
-exclamó el hombre de nieve-. ¡Es bien verdad que el viento cortante puede
infundir vida en uno! ¿Y dónde está aquel abrasador que mira con su ojo enorme?
Hans Christian Andersen
563.- El que, con propósito de apropiarse de una cosa perteneciente a otro, se hubiere hecho entregar fondos, muebles, obligaciones, finiquitos, recibos, ya haciendo uso de nombres falsos, o de falsas calidades, ya empleando manejos fraudulentos para hacer creer en la existencia de falsas empresas, de un poder, o de un crédito imaginario, para infundir la esperanza o el temor de un suceso, accidente, o cualquier otro acontecimiento quimérico, o para abusar de otro modo de la confianza o de la credulidad, será reprimido con prisión de seis meses a cinco años y multa de cincuenta a mil sucres.
Una sola palabra de análisis, incluso si es elogiosa, puede extinguir de inmediato la salida ingeniosa más excelente, cuya llama debería infundir calor después de haber brillado.
n el siglo XVIII ?dice el orador?, los reyes y los potentados tenían la costumbre de reunirse en La Haya para discutir los intereses de sus dinastías. Precisamente allí hemos acordado convocar el Congreso de los trabajadores, a despecho del miedo que se nos ha querido infundir.
Esta palabra se deriva de moderación, que en correcto castellano significa «templanza en las acciones políticas y morales». Pues bien, con los batallones y las ametralladoras que mandó el gobierno a Bilbao, ¿a quién pretendía infundir templanza?.
¿La quería infundir exclusivamente al más débil de los dos combatientes, al trabajador, para que en pleno dominio de la templanza que le inspirarían las máquinas de guerra y la fuerza armada, se le amortiguase el vigor indispensable para la lucha, iniciándosele en su ánimo el vencimiento moral, para luego, como resultado matemático, darse por vencido materialmente al capitalismo?.
Su buena suerte ha querido que encontrase una dama de talento que sabrá infundir en su alma todas las virtudes y darle la educación que corresponde a una princesa.
Pues conviene que cuantos en la viña del Señor trabajan de un modo o de otro sientan por propia experiencia y palpen claramente que el superior de la Misión es padre vigilante y solícito, lleno de caridad, que abraza todo y a todos con el mayor afecto; que sabe alegrarse en sus prosperidades, condolerse de sus desgracias, infundir vida y aliento a sus proyectos y loables empresas, prestándoles su concurso, e interesarse por todo lo de sus súbditos como por sus propias cosas.
Miró soñolienta, a esos extranjeros importunos que la venían a despertar; sus caras enérgicas, su ademán algo imperativo, le hubieran podido infundir terror, si su mirada franca, su palabra suave, no le hubiesen sugerido ideas de leal y sincera protección.