Pero al mismo tiempo su padre también le daba buenos consejos: "no hay nada más triste que el talento desaprovechado" "Se que tienes talento, no lo malgastes".
¡Por amor del cielo!, no malgastes el tiempo en un intento insensato de descubrir a un joven actor isabelino que nunca existió y de hacer de un títere fantasma el centro del gran ciclo de los Sonetos de Shakespeare.