reclutar

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Sinónimos para reclutar

alistar

Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.

Sinónimos para reclutar

alistar

Ejemplos ?
Y Rosa pudo oír entre el estrépito de las ruedas y la gritería de los reclutas la voz distinta de su hermano, que sollozaba exclamando, como inspirado por un recuerdo de dolor lejano: -¡Adiós, Rosa!...
"Seguramente nadie entra en ella voluntariamente." "Es el grado al que pertenecen todos los nuevos reclutas durante los primeros tres años de su servicio.
8.º Se recuerda a los reclutas en Caja, a los que se encuentren en primera o segunda situación activa, y a los de la reserva, que por los delitos comprendidos en el Código de Justicia Militar o en este bando, serán reputados como militares y sometidos al fuero de Guerra en toda su integridad.
El ejército patriota, diezmado por las enfermedades, no podrá poner en línea de batalla sino 8.500 hombres, y de éstos una gran parte reclutas.
Chile tuvo la inmensa ventaja de combatir, en el mar contra buques viejos y mal artillados, en tierra contra pelotones de reclutas a órdenes de militares bisoños, cuando no de comerciantes, doctores o hacendados8.
que en Mollendo quedaron mil quinientos reclutas bolivianos sin armas ni uniforme esperando transporte, y además, por varias fuentes supe que la Unión, Pilcomayo y Chalaco habían regresado al Callao.
La vamos a empezar a hacer solo con nuestro esfuerzo, con el trabajo de los reclutas revolucionarios, con el aporte del pueblo (APLAUSOS); porque a todo el mundo le voy a pedir ayuda, un poquito a cada cual, para hacer esa primera ciudad, como un homenaje a la primera zona de Cuba donde comenzó la Revolución (APLAUSOS), y para poder ir haciendo lo mismo en las distintas provincias de Cuba.
En las revoluciones de Castilla contra Echenique y de Prado contra Pezet hubo formidables y espontáneos levantamientos de provincias enteras, ejércitos sometidos a la disciplina y combates humanos aunque sangrientos; pero, en la guerra civil de 1894, los pueblos se mantuvieron en completa indiferencia y sólo vimos hordas de montoneros capitaneadas por bandidos, imponedores de cupos, taladores de haciendas, flageladores de reclutas, violadores de mujeres, fusiladores de prisioneros, en fin, bárbaros tan bárbaros al defender la risible legalidad del Gobierno como al proclamar el monstruoso engendro de la Coalición.
Hacemos un llamado a los jóvenes reclutas para que sigan las siguientes instrucciones: al iniciarse el combate tiren el arma a un lado y llévense las manos a la cabeza permaneciendo quietos en el punto donde el fuego los sorprendiera; nunca avancen al frente de la columna en marchas de aproximación a zonas de combate; obliguen a los oficiales que los incitan a combatir a que ocupen esta posición de extremo peligro.
Los más eran movilizados, hombres pacíficos, muchos de los cuales no hicieron otra cosa en el mundo que disfrutar de sus rentas, y los abrumaba el peso del fusil; otros eran jóvenes voluntarios, impresionables, prontos al terror y al entusiasmo, dispuestos fácilmente a huir o acometer; y mezclados con ellos, iban algunos veteranos aguerridos, restos de una división destrozada en un terrible combate; artilleros de uniforme oscuro, alineados con reclutas de varias procedencias, entre los cuales aparecía el brillante casco de algún dragón, tardo en el andar, que seguía difícilmente la marcha ligera de los infantes.
Don Tomás de Figueroa, sabedor allí del suceso, inmediatamente se dirigió al mismo cuartel y tomando como 200 reclutas de la caballería que residían allí en la disciplina militar, también de la Infantería con el nombre de Húsares de Santiago, con sus correspondientes Cabos de los soldados veteranos de la tropa de Penco, surtiéndolos con 10 cartuchos de bala a cada uno, y bala en boca, se dirigió al Consulado, preguntó por la Junta y Cabildo y no habiéndolos encontrado en el Consulado, marchó con ellos a la Plaza Mayor, y puestos aquí, los dejó descansando sobre las armas y pasó en persona a la Real Audiencia a pedirle órdenes en defensa de la Patria.
Con los pies da golpes furiosos en el pasto y llega a enterrar en la tierra húmeda la rama punta de sus botas despedazadas. El sudor le cubre la cara y el humo deja caer sobre ella un hollín glorioso, bautizo de los reclutas.