Pidió el bretón unos follados de camuza que había puesto en una silla a los pies de la cama, donde tenía dineros para pagar su libertad, y no parecieron los follados, ni podían parecer; porque, así como yo entré en el aposento, llegó a mis narices un olor de
tocino que me consoló todo; descubríle con el olfato, y halléle en una faldriquera de los follados.
Miguel de Cervantes Saavedra
¿Quién pensara que fuera tan mudable Zapaquilda, cruel y inexorable, y que al galán Marramaquiz dejara por un gato que v1ó de buena cara, después de haberle dado un pie de puerco hurtado, pedazos de
tocino y de salchichas?
Lope de Vega
-Y ¿qué quieres que te traiga, pues?-dijo el pobre Loppi. -Pues lo que comen todas las mujeres de los leñadores honrados: una sopa buena y un trozo de
tocino.
José Martí
-Para mí, nada; nada para mí, camaroncito: ¿qué he de querer yo? Pero ya mi mujer se cansó del pescado, y quiere ahora sopa y un trozo de
tocino.
José Martí
Entre los naipes, los bolos y el pleito que corría ya de su cuenta, no le quedaba tiempo libre en todo el año más que para almorzar la cazuela de leche, tomar las once con medio de blanco, comer despacio el ollón de berzas, patatas y tocino, en compañía de su ama de llaves, echar la siesta, en verano bajo un nogal y en invierno en la pajera, cenar al anochecer otro ollón como el del mediodía, dormir diez horas, y, por último, pasar una escoba o un puñado de yerbas sobre el lomo de su ganado antes que lo llevaran por la mañana al pasto, y segar el retoño para el caballo que estaba a su cargo.
Sucedió a la sopa un cocido surtido de todas las sabrosas impertinencias de este engorrosísimo, aunque buen plato; cruza por aquí la carne; por allá la verdura; acá los garbanzos; allá el jamón; la gallina por derecha; por medio el
tocino; por izquierda los embuchados de Extremadura.
Mariano José de Larra
Nuestro reverendo, que así hilvanaba un sermón como devoraba un pollo en alioli o una sopa teóloga con prosaicas tajadas de
tocino, hizo cumplido honor a la mesa de su excelencia; y aun agregan que se puso un tanto chispo con sendos tragos de catalán y Valdepeñas, vinos que, sin bautizar, salían de las moriscas cubas que el marqués reservaba para los días de mantel largo, junto con el exquisito y alborotador aguardiente de Motocachi.
Ricardo Palma
En la despensa había unas parrillas sobre las cuales asaba todas las mañanas mi ración de tocino; las trajeron al momento y pusimos en ejecución la idea de míster Micawber.
Pero a la semana justa, en cuanto vio en la mesa el
tocino y la sopa, se puso colorada de la ira, y le dijo a Loppi con los puños alzados: -¿Hasta cuándo me has de atormentar, mal marido, mal compañero, mal hombre?
José Martí
Lo oí en la noche más feliz de mi vida; pero entonces no me daba cuenta de mi felicidad. -Pero si es una historia la mar de aburrida. ¿No sabe ninguna de
tocino y de velas de sebo? ¿Ninguna de despensas?
Hans Christian Andersen
Pero por más que se devanaba la sesera, sacaba siempre en limpio que donde no hay harina todo es mohína y que de los codos no salen lonjas de
tocino.
Ricardo Palma
De aquí resultó un chocante contraste: lo fino de los pantalones con lo grosero de los zapatos viejos del mayorazgo, que nunca vieron más lustre que el que les daba una corteza de tocino frotada sobre ellos cada ocho días.