tratar

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  • verbo

Sinónimos para tratar

Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.
Ejemplos ?
Acogidos por el viejo con afabilidad y honor, reuniéronse a la tarde los tres Magos en la terraza del palacio real, y habiendo comido y bebido hasta saciarse, a la hora en que el sol se ha puesto y el firmamento es como tendido pabellón de terciopelo turquí, tachonado de diamantes y gemas, Baltasar, en tono paternal y benigno, dijo a sus huéspedes y convidados: -Lo que desea Gaspar es muy conforme a su grande ánimo, a su valor de león; pero un pobre anciano como yo, ya no sabe de guerras ni de hazañas. Si queréis, tratad de esa alianza con mi sobrino, que me ayuda a llevar el peso del Estado.
–Eso es lo que os engaña –continuó ella–, y lo que prueba que toda vuestra ciencia se detiene ahí, en el corazón. »–Y bien –le dije, – tratad de olvidar, señora.
Y púsose el rey á la entrada de la puerta, mientras salía todo el pueblo de ciento en ciento y de mil en mil. 5 Y el rey mandó á Joab y á Abisai y á Ittai, diciendo: Tratad benignamente por amor de mí al mozo Absalom.
Estoy esperando noticias con impaciencia, y si tardan en venir, iré a buscarlas por mí mismo. ELISA Ah, Valerio, os lo suplico, no os mováis de aquí, y tratad solamente de quedar bien a los ojos de mi padre.
(Transmitido por Muslim) Relataron Abu Darr, Yundub Ibn Yunadah y Abu Abddur-Rahman, Mu'adh Ibn Yabal que el Mensajero de Alá dijo: “Temed a Alá dondequiera que os encontréis, y luego de un mal haced un bien para que borre el primero, y tratad a la gente con buen carácter”.
Los tribunales de justicia en toda resolución o sentencia observarán obligadamente el principio de que la Constitución de la República prevalece sobre cualquier ley o tratad o.
Y si no me paso la vida lamentándome por lo que me falta, mejor para mí; con eso no hago daño a nadie. Y si os tengo que servir de juguete a vosotros los gigantes, al menos tratad con dulzura al juguete.
Sin duda incluso las criticáis, en diversos sentidos, de quedarse cortas de lo que deberían ser, porque así es la naturaleza humana; pero si quisieseis comprender lo que me parecen a mi, cerrad vuestros ojos un momento y tratad de concebir con vuestra imaginación cómo eran nuestras fábricas de algodón y lana y papel hace cien años.
La Universidad, alentando a nuestros jóvenes poetas les dirá tal vez: “Si queréis que vuestro nombre no quede encarcelado entre la cordillera de los Andes y la mar del Sur, recinto demasiado estrecho para las aspiraciones generosas del talento; si queréis que os lea la posteridad, haced buenos estudios, principiando por el de la lengua nativa. Haced más; tratad asuntos dignos de vuestra patria y de la posteridad.
El dromedario va más lejos: no engendra si no se cree solo. Tratad de sorprenderlo y de demostrarle así que tiene un amo: huirá y se separará inmediatamente de su compañía.
Bien querría complaceros, pero soy demasiado sincera para permitiros creer que pudiese hacerlo nunca. Siempre he de ser vuestra amiga: tratad de contentaros con esto.