De que se colige literalmente que, como hay oliode alegría para
ungir al rey que, como V.M., ama la justicia y aborrece la maldad (como lo muestra el "quia" causal), que también habrá olio de tristeza para
ungir al rey que amare la maldad y aborreciere la justicia.
Francisco de Quevedo
Carlos trató de compensar el debilitamiento del derecho real con una nueva exaltación sacra de la realeza. Por eso se hizo ungir en 848 por el arzobispo de Sens en Orleans, y nuevamente en 869 por el arzobispo de Reims en Metz.
Rafiki: Este viejo babuino sigue su propio camino, canta sus propias canciones y sabe lo que sabe. Es el primero en aparecer al momento de ungir al recién nacido Simba.
El componente decorativo más importante es una representación que describe, lo que es muy probable que fuera, un carro. La figura muestra un vehículo con la cabecera para ungir a un animal y cuatro ruedas.
Así el que promete la bienaventuranza de los limpios de corazón, señala el cielo y lleva el cuerno para ungir con los santos oleos; el que promete la bienaventuranza de los misericordiosos, encuentra a su interlocutor casi totalmente convencido, mientras que el que insiste sobre la bienaventuranza de los pobres de espíritu se ve enfrentado a un personaje escéptico y el que predica la bienaventuranza de los pacíficos no convence al que le escucha, lo mismo que le sucede al ángel que habla sobre los que sufren persecución por la justicia, cuyo interlocutor le escucha atónito sin que al parecer crea en sus palabras.
Marcos dice que el sábado había terminado y María Magdalena, otra María, la madre de Jacobo, y Salomé (todas también son mencionadas en) van a ungir el cuerpo de Jesús, lo que está de acuerdo con.
Otra ceremonia consistía en colocar las semillas en unos pequeños cuencos antes de efectuar unos rituales secretos en presencia de un ídolo. Luego se extraía sangre de diferentes partes del cuerpo de una víctima humana para ungir al ídolo.
La teocracia hebrea de los jueces ha fracasado, y el último de los jueces, el levita Samuel, se ve obligado a ungir al primer rey de Israel, Saúl.
Los santos óleos en el catolicismo son tres: el Santo Crisma, usado para ordenaciones, confirmaciones, bautizos, consagración de altares e iglesias; el Oleo de los Catecúmenos, usado para ungir a los que están preparándose para el Bautismo; y el Oleo de los Enfermos, usado en el Sacramento de la unción de los enfermos.
El aceite consagrado también se usa en la confirmación o, como a veces se le llama (especialmente en las iglesias ortodoxas y orientales católicas), crismación, del griego ???sµa chrisma, 'medio para o acto de ungir'.
Los griegos usaron aceite de oliva, y en Atenas el olivo era considerado un árbol sagrado, símbolo de la vida de la ciudad. El aceite servía para la alimentación, para el alumbrado y para uso religiosos (los óleos para ungir).
En la Biblia Hebraica, el Sumo Sacerdote y el rey eran a veces llamados «el ungido». Los profetas también eran ungidos. Ungir a un rey era equivalente a coronarlo: de hecho, en Israel no se exigía la corona.