—murmura aún el primero. —Me fijé, papá... Pero cuando iba a
volver vi las garzas de Juan y las seguí... —¡Lo que me has hecho pasar, chiquito!
Horacio Quiroga
Federico: ¿no estará en tu cuarto?... ¡No tiene puerta, mi Dios! ¡Quédate adentro! ¡Puede
volver! En efecto, podía
volver. Eran las dos y veinte de la mañana.
Horacio Quiroga
Tal claramente se denunciaba el chucho en el aspecto del mensú, que el dependiente bajó los paquetes sin mirar casi al enfermo, quien volcó tranquilamente sobre su lengua la terrible amargura aquella. Al
volver al monte tropezó con el mayordomo.
Horacio Quiroga
ajo el sol -que ya empieza a hacer de las suyas, porque estamos en junio-, los tres operarios trabajan, sin
volver la cara a la derecha ni a la izquierda.
Emilia Pardo Bazán
Pa saber quién era mi María de los Dolores no hay más que preguntárselo a mi compadre el Tocinero, que por haberse metío una vez en camisa de once varas, desde dos años antes que recogiera Dios a mi María no pudo volver a poner un pínrel en mis cubriles.
Míster Jones se detuvo, giró sobre sí mismo y se desplomó. Los peones, que lo vieron caer, lo llevaron a prisa al rancho, pero fue inútil toda el agua; murió sin volver en sí.
Muchos hombres, por haber perdido a sus amigos, sus mujeres y sus hijos, han descendido voluntariamente a los infiernos conducidos por la sola esperanza de volver a ver a los que habían perdido y vivir con ellos, y un hombre que ama de verdad la sabiduría y tiene la firme esperanza de encontrarla en los infiernos, ¿se disgustará por tener que morir y no irá gozoso a los parajes donde disfrutará de lo que ama?
Rosario, que había nacido para ser buena y que no lograba arrancarse del corazón la imagen del único hombre amado, refugióse en brazos de su madre a llorar sus amarguras, y cada vez que algún rondador empezaba a zumbarle en los oídos promesas tentadoras y acariciadores propósitos, revolvíase iracunda y desdeñosa, y respondíale de modo tal que no quedábanle ganas a ninguno de sus pretendientes de volver con el recado.
No se oía un rumor, pero de dentro de las piezas me seguía la tremenda angustia de mamá y mi mujer que esperaban el estampido. El perro se había ido. —¡Federico! exclamó mamá al sentirme
volver por fin. ¿Se fue el perro? —Creo que sí; no lo veo.
Horacio Quiroga
La velada fue deslizándose como una seda, y ya el Muñequero empezaba a tranquilizarse cuando un murmullo sordo le hizo volver la cara hacia la puerta, en la que acababa de aparecer el Maroto.
Pero no habría andado cincuenta pasos, cuando su bienhechor lo llamó de nuevo. El pobre hombre se apresuró a
volver pies atrás. - ¿Qué manda V.?--le preguntó, deseando ser útil al que había devuelto la felicidad a su familia.
Pedro Antonio de Alarcón
Era a los postres de una comida en la posada de la Micaela, en Cebre, donde se sirve excelente vino viejo y un cocido monumental de chorizo, jamón y oreja; los curas habían resuelto dormir allí, y no
volver a sus casas hasta el día siguiente, escoltados, porque en la feria rondaba Pepona.
Emilia Pardo Bazán