"La voz de la sangre... ¡qué flácida patraña romántica! La paternidad única es la costumbre del cariño y del cuidado. El que sufre, lucha y se desvela por un niño, aunque no lo haya engendrado, ése es su padre." (Rubén Dario. Autobiografía)
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20 de febrero de 2013

Un año más he vuelto al colegio...

Dentro de los proyectos del CEIP Josefa Navarro Zamora está uno de mis favoritos que es el "Todos contamos" (Proyecto lector) y en el que cada año los padres tenemos la oportunidad maravillosa de leer un libro en las aulas de nuestros hijos. Así que paso a contaros mis vivencias en esta mañana que ha vuelto a dejar una profunda huella de felicidad en mi recuerdo.

El maestro Antonio me recibió con su acostumbrada cordialidad, y los niños de la clase de infantil 3 años C me acogieron en su aula con cariño y con esas sonrisas que se te meten por entre los sentíos y te transportan a un reino mágico creado a medida por y para ellos. Un par de minutitos para que pudiese admirar el gran trabajo que está realizando la clase trabajando a Sorolla y enseguida el maestro Antonio pidió silencio para que pudiese empezar a leer.

 La noche antes Jimena escogió el cuento "La vaca que puso un huevo" que es una historia divertidísima. ¡Qué bien se han portado! ¡Qué callados y qué atentos! Cada palabra, cada imagen que les mostraba y cada cambio en la modulación de mi voz iba reflejándose en sus ojos. Con sus preguntas imaginativas y sus respuestas sinceras, con sus manitas tapando sus bocas para evitar que su voz rompiese los momentos más brillantes del cuento, disfrutaron en el momento cumbre y me subieron en una nube al escuchar sus risas. Pocos lugares puede haber en el mundo donde me encuentre más a gusto que con ellos. Y se me debía notar porque no dudaron en pedirme un "bis" para el que por supuesto estaba preparado.

 El "Adivina cuanto te quiero" es parte de la tradición de nuestra pequeña familia, y llegó a su lugar en la estantería mucho tiempo antes de que fuésemos padres por primera vez. Y cada vez que ha sido elegido como cuento para que Rod Mondy o Jimena se fuesen a dormir, siempre he disfrutado con su lectura. Así que rodeado de los niños de "mi" clase de infantil no podía ser diferente. En un abrir y cerrar de ojos se metieron en el cuento y como es lógico se identificaron con la pequeña liebre color de avellana que hacia lo imposible por decirle a su mamá cuantísimo la quería. Y nuevamente aparecieron las miradas chispeantes, las caritas alegres y ese silencio-murmullo tan inquieto cuando ya todos quieren formar parte de la historia aportando sus propias vivencias.

Y así, volando en mi nube soñadora, y agradeciendo los gestos de cariño que el maestro Antonio tuvo conmigo me despedí de ese rinconcito del colegio que forma una de las partes más importantes de mi vida.

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Sin tiempo apenas de paladear todo lo vivido, encaminé mis pasos al aula de 5º A donde el maestro José Domingo me dio la bienvenida con esa sonrisa que suele presidir su rostro. ¡Uf, qué cambio en los niños de "mi" clase! Parece que fue ayer cuando los visité por primera vez en la clase de la seño Isabel. Ahora son ya más preadolescentes que niños, y se nota que hay que echar un poco más de carne en el asador para llegar a ellos. Pero lo que no sabían era que contaba con un auténtico comodín, con un as bajo la manga con el libro que les iba a leer y que no era otro que "Corazón". Este libro forma parte de mi vida, de manera que muchas de sus enseñanzas han modulado incluso mi forma de pensar y de actuar en la vida.

Tal vez por todo lo anterior, y porque creo en la educación en valores, decidí leerles "El pequeño escribiente florentino" donde se mezcla el amor entre padres e hijos, el sacrificio, el trabajo y los estudios. El respetuoso silencio que tuvieron durante la lectura me iba llenando de satisfacción, y podía ver en sus caras que entendían los sentimientos del pequeño protagonista. Abrir sus mentes para que calen hondo esos valores que nuestra sociedad se empeña en esconder. Ojalá más allá de mis palabras, el mensaje que les quería transmitir les haya llegado porque entonces la altura que tomaría mi nube sería increíble.

Gracias al colegio por su invitación, a los maestros Antonio y José Domingo por su dedicación y cariño, y sobre todo gracias a los niños de "mis" dos clases por seguir dejando que durante un ratito cada curso pueda compartir un trozo de sus vidas.



19 de diciembre de 2012

Conciertazo de Navidad, ¡mereció la pena!

Hace tan sólo unos días la Orquesta JNZ volvió a escribir una página de gloria musical. Y a pesar de los días pasados todo sigue imborrable en mi recuerdo. Ni siquiera el rápido transcurrir del tiempo ha sido capaz de nublar todo lo que allí sucedió. Es más, con mis recuerdos y sensaciones ordenados, me siento más preparado para poder contaros lo que allí se vivió y se sintió.

Carita divina, Luna lunera, Corta romero y Habrá Navidad. Y de las cuatro piezas, tres eran novedades, rigurosos estrenos. Una vez más haciendo gala del "más difícil todavía". Por un lado los habituales cambios en la orquesta por las salidas y entradas de alumnos a la misma. Ahora hay que sumarle que el maestro Jerónimo (¡qué pedazo de músico!) no se limita a hacer una "adaptacioncita" en las partituras sino que realmente realiza una orquestación que poco más o menos viene a ser como reescribirlo todo nuevamente para terminar aportando ese salero inconfundible que nace de su genio musical. Todo el mundo sabe quién es el maestro de música, pero no se pueden imaginar lo difícil que es crear arte llevando siempre una sonrisa para no perder el compás. No sé si es el alma mater o el alma pater de la orquesta pero de su corazón nace esa música que luego transforman nuestros niños en sentimiento puro durante los conciertos.

Luego, para colmo, resulta que ya estamos acostumbrados a que nuestros pequeños músicos y cantores vayan subiendo un peldaño en cada actuación. Y claro, lo normal es que terminaran pagándolo en los primeros ensayos. ¡Vaya la que les cayó después del primer ensayo general! Pero desde ese momento tiraron de casta y para avanzar a pasos agigantados en ese comprimidísimo cuadrante de ensayos que los llevó hasta las mismas puestas del "Pastora Soler" donde poco antes de las 10 de la mañana supe que se iba a vivir una mañana increíble para la orquesta.
 
Yo estoy convencido que todo el mundo presentía lo que al final pasó, y que no fue otra cosa que un espectacular concierto donde el nivel estuvo cercano a la perfección. Lo digo porque a falta de 20 minutos para empezar el pase para las familias sólo quedaban libres los asientos traseros del patio, e incluso los laterales más "golosos" estaban ya saturados.

Por eso cuando empezó a sonar el "Carita divina" la conexión se estableció desde el primer acorde. Este "viejo" villancico sonaba más fresco y lozano que nunca, con una percusión que iba finísima y como la maquinaria de un reloj suizo. Clarinetes y flautas, violines, violas y violonchelo, guitarra y pianos, tocaban de dulce e hicieron de alfombra roja para el lucimiento del coro, en el que destacó la afinación de nuestro solista que mostró el desparpajo propio del que se gusta en lo que hace. Esos poco más de cinco minutos de compases flamencos nos emocionaron un año más y propiciaron un espléndido inicio de uno de los conciertos más esperado de nuestra joven-veterana orquesta.

Ya nos habíamos zampado los entremeses, y se nos ponía por delante un primer plato inédito llamado "Luna lunera", aunque conociendo a los autores de la receta parecía tremendamente apetitoso. Yo me enamoré de este villancico y de su letra, con hermosas figuras literarias ("el niño se calentaba con un rayito de Luna", ¡no me digáis que no es precioso!). Bellísima orquestación la de Jerónimo y Salvador que han creado la primera suite para coro de la historia. Como un buen entrante la interpretación empezó fuerte y con determinación, para ir dando paso al paladeo y deleite con los solos del coro arrullado de forma impecable también por los solistas de la orquesta, y todo ello a su vez envuelto por una milhoja de percusión rematada por una guinda aflamencá que nos puso a todos los vellos de punta y haciendo explosionar en el patio los "olés" de un público entregado por completo.

Pero, ¡seguía habiendo hambre de concierto! Y ahora venía una delicatessen de nuestros chefs, el "Corta romero". En el nombre sabor al campo andaluz, y en la letra el espíritu vivo de las letras de los campanilleros que supieron ver ates que nadie que los Reyes Magos salieron de Tartesos. ¡Cómo se arrancó esa orquesta y ese coro! Toda la fuerza de los músicos desde el inicio, dirigida por un maestro Enrique concentradísimo en la tarea de conducir con dulce firmeza a sus chicos, mientras sopranos y mezzosopranos les hacían un monumento vocal a las maestras Mercedes y María del Mar (¡vaya dos directoras de coro de lujo!). Ese final saliendo desde abajo para dejar que la orquesta y el coro buscasen su techo sonoro sin desbocarse dejó un regusto que ha tardado días en marcharse definitivamente de los sentidos.

Con los corazones canturreando por ese fenómeno contagioso de la felicidad, apenas nos percatamos de que faltaba el postre. Ni el más exquisito de los reposteros hubiese podido elegir un plato mejor para rematar el concierto con "Habrá Navidad". ¡Qué dulzura en cada nota! Una presentación sencilla con los sonidos de la viola, el violonchelo y la guitarra salpicados por suaves toques de percusión que a modo de azúcar glacé daban una chispa de blancor a la melodía de introducción. El bombo y los cajones era el sonido acompasado del corazón de una orquesta de niños y niñas entregados y que todo lo daban sobre el escenario. Pasearon los sonidos de sus instrumentos, el frescor de sus voces, una, y otra y otra vez sin llegar nunca a empalagar. Y al apagarse la última nota en un susurro de voz y un acorde de guitarra llegó la apoteosis final, las ovaciones y los aplausos. En nuestro colegio la Navidad tiene un pórtico que viene marcado por el concierto de la orquesta JNZ y esta vez ha sido un pórtico de gloria multicolor donde hasta los que morimos por la orquesta nos quedamos alucinados por el resultado final.

Esta proyecto ya no es un sueño. Ahora es una auténtica fábrica de sueños para todos los que de una forma o de otra amamos lo que se hace. Sólo por eso terminaré repitiendo unas palabras que los alumnos de la orquesta dedicaron a sus Maestros Magos: "¡Gracias por regalarnos la orquesta!"

15 de noviembre de 2012

Diez maravillosos años

Acostumbrados a mis escritos, largos y cargados de retórica, quizás os extrañe la poca longitud de la entrada de hoy. Porque para describir lo que siento no bastarían ni todos los perateragigamegakilobytes de los ordenadores de Google ni la mismísima Wikipedia traducida a todos los idiomas conocidos.

Hoy se cumplen 10 años de mi boda con Silvia. Y eso es lo que quiero compartir con todos: la felicidad tan enorme que me proporciona cada día vivido a su lado.

Se dice que en el amor no es necesario dar las gracias, pero yo a Silvia tengo que agradecerle que me haya dado oportunidad de vivir a su lado una vida con la que ni en el mejor de los sueños hubiese imaginado.
Mirar a sus ojos me proporciona miles de sentimientos, porque en su mirada se refleja todo lo bueno que hay en ella.

Así que hoy quiero compartir con todos vosotros toda la felicidad que me proporciona el amar a la mujer que hace que suspire cada día con el momento de volver a estar junto a ella.

Gracias Silvia por estos 10 maravillosos años... ¡Felicidades!

25 de agosto de 2012

Mi viejo


Ahí, donde siempre lo guardabas, está el single a 45 rpm de "Mi viejo". Gracias a esa pasión musical que vivías sigo teniendo muchos recuerdos tuyos papá. ¡Ay papá! Pasa el tiempo y ya son una docena de años sin ti, y eso ya va pesando en la vida y en el recuerdo. Porque de un tiempo a esta parte me dedico a cazar recuerdos y a atarlos bien atados para no perderlos, y poderles contar a Rod Mondy y a Jimena muchas, muchas cosas de ti.

Pero por primera vez desde tu partida siento que no es suficiente que sigas vivo en mi recuerdo. Ahora, con 45 años ya cumplidos te necesitaría a mi lado, dándome consejo, ayudándome a tomar decisiones, o simplemente escuchando música o viendo a tus nietas jugar. Pienso que simplemente con que estuvieras a mi lado, mi espíritu estaría más sereno y mi mente tendría bastantes menos nubarrones. Por eso busco la seguridad de navegar por la estela que dejaste, e intento encontrar alguno de los senderos que recorriste en busca de sentir nuevamente tu presencia.

Fuiste el mejor padre que un hijo puede soñar. Sólo me puedo quejar de que te fueses tan pronto, dejándote en el tintero un montón de capítulos sin escribir de esa novela que inspiraba tus escritos y que no era otra que la vida misma. Hoy -con más intensidad-, igual que ayer e igual que siempre suspiraré mientras me doy cuenta de lo mucho que te echo de menos, y musitaré un "gracias papá" a modo de oración que viaje al Cielo y bese tu mejilla llevándote todo mi amor.

"Es un buen tipo mi viejo..."

19 de junio de 2012

Aprendices de niño



Concierto dedicado a la maestra Dª Mª Carmen García-Pergañeda


Preámbulo
Ni ayer, ni hoy, ni probablemente mañana, ser niño será algo fácil. Tanto es así que no basta con el paso del tiempo para dejar de serlo, o al menos eso es lo que creo cuando pienso en personas como el maestro Enrique o el maestro Jerónimo. Tanto tiempo al lado de los niños les ha convertido en perfectos aprendices de niño.Y jugando, como niños, crearon a partir de su ilusión la orquesta JNZ por y para los niños de su colegio...

Vivir un sueño
 A la orquesta JNZ la hemos definido desde su creación de muchas maneras: proyecto, invento, fantasía, etc. Pero la verdad es que, al menos para mi, la orquesta de los niños de nuestro colegio es poder vivir un sueño. Ojalá fuese capaz de poder describir la intensidad de todo lo que rodea a la orquesta, convencido de que tiene vida propia aunque para ello dependa de los latidos de los niños que la componen.


Una vez más el programa seleccionada presentaba un atractivo especial. Con la emoción del momento pocas personas se dieron cuenta de los movimientos que se dieron sobre el escenario con el coro entrando, la percusión saliendo, y los paseos de algunos de los solistas. Hubo juego de luces, juego de voces, juego de directores, en un divertimento perceptible desde fuera pero reservado para el disfrute de la propia orquesta. Sólo por estos detalles, y tal vez por tener los vellos erizados o las lágrimas mojando las mejillas los asistentes supieron que estaban viviendo una experiencia inolvidable y diferente a otros conciertos.

Empezar con el tema principal de la banda sonora de "El último mohicano" era poner el listón muy alto desde el inicio. Pero también era una manera de lucir todo el potencial de la orquesta, con una especial mención a esos solistas de lujo que demostraron con su interpretación que cuando uno se entrega por completo puede hacer que lo difícil parezca hasta fácil. Y así sonaron las notas, con fluidez, con armonia, con una melodía continúa que desde el fondo del escenario iba marcando el contrapunto a las idas y venidas del tema principal en las diferentes voces instrumentales. La percusión perfectamente sincronizada y al nivel al que ya nos tiene acostumbrados. De fondo, rellenando los escasos huecos sonoros estaban el resto de los miembros de la orquesta conociendo y ejecutando su función que no es otra que la de envolver con sus notas el perfecto regalo que para el oído fue la interpretación de "The Gael".



Contrastaba el silencio respetuoso de los asistentes, con el llenazo del Centro Cultural "Pastora Soler" en el que muchos padres, madres y familiares estaban de pié en los laterales y al fondo de la sala. Ese silencio como otras veces fue premonitorio de momento grande cuando el maestro Jerónimo alzó su batuta para que los chicos del coro nos endulzaran la mañana con su canto. Cuanta ternura en la música que brotaba de sus gargantas, mientras la cuerda lo adornaba todo con sus pizzicato, o las notas de los clarinetes envolvían una y otra vez el sueño musical de unos niños que desde el primer acorde provocaron en los asistentes un alúd de sentimientos. La trompeta era el repiqueteo de la campana del recreo, y el sonido del piano se sumaba a la cascada de sensaciones que transportaba el aire a cámara lenta, y se unía a las flautas que mesuraron su sonido para acompañar en su arrullo a las voces del coro. Sonó como nunca, y el trabajo de la maestra Mercedes y la maestra Lucía las ponía en la lista de aprendices aventajadas de niño, mientras el vaivén del Vois sur ton chemin recorría las fibras de todos los que pudimos vivir y disfrutar un momento único.


Una vez que la orquesta y el coro JNZ dejaron clara su vocación musical llegó el momento de que volvieran sonidos más propios para los niños, porque insisto y nunca me cansaré de decirlo que eso es lo que son nuestros artistas: niños. Por eso les encanta interpretar el Do, Re, Mi de "Sonrisas y Lágrimas" ya que ellos dominan lo primero y nos emocionan tanto que provocan los segundo. Dejadme que os cuente un momento precioso, cuando en el primer pase, los niños más pequeños de colegio empezaron a hacer palmas al ritmo de la canción y muchos de ellos canturreaban mientras quien sabe si su imaginación los transportaba en un futuro a ese escenario donde "los mayores" disfrutan y hacen disfrutar tanto con sus conciertos. La sincronización entre coro, solista y orquesta parece sencilla, pero creedme que no lo es. Y sin embargo ahí estaba el fruto de los ensayos, de esos recreos entregados a una manera diferente de divertirse y de disfrutar de algo que sin saberlo se había convertido en una pasión.Había tanta alegría en el escenario que terminaron cantando "Sonrisas y Risas".

No se habían apagado todavía las cariñosísimas palabras del maestro Antonio en su presentación cuando ya estábamos llegando al final de este sueño. La última pieza, El ciclo de la vida,  estaba elegida sin duda por muchos motivos. El "chigüeña" marcó en el concierto de Navidad un antes y un después y cambió el rumbo tanto del coro como de la orquesta. La sombra del rey león sobrevoló por el escenario dándoles valor para vencer al calor y al cansancio y ofrecernos una magnífica e impresionante interpretación. Sonó bien porque tocan y cantan muy bien. Sonó mejor que bien porque les encanta su orquesta y lo que para ellos significa. Pero sonó todavía mejor que mejor porque 142 almas de niño encendidas supieron volcarse en homenaje hacia sus maestros y directores y les dieron las gracias como sólo ellos saben. A ninguno de los asistentes pasó desapercibido que en aquellas música había algo diferente y especial, y aún no sabría encontrar palabras que lo explicasen.


Con la última nota la emociones pudieron soltarse de sus ataduras y en el escenario se viveron momentos preciosos e increiblemente bellos. Las palabras de agradecimeitno y despedida de los alumnos de 6º que se van al instituto nos emocionaron a todos, especialmente a aquellos que eran el objeto de las mismas. Ver las caras de los asistentes, muchas de ellas empapadas en lágrimas, sólo podían significar una cosa: un uevo triunfo de la orquesta Josefa Navarro Zamora.
 
¿Os habéis fijado en una cosa? Cuando termina el último pase de los conciertos de la OJNZ nunca se cierra el telón. Por eso hoy cerraré mi personal crónica esperanzado en que pueda seguir siendo así. Todos los momentos que he podido compartir con la orquesta suponen para mi un tesoro, y todo lo que he vivido realmente ha sido un sueño maravilloso. Me considero un privilegiado por haber estado ahí, entre los niños, participando de su alegría contagiándome de su forma de ver y de encarar la cosas de la vida. Gracias.

Me dejo algunas cosas en el tintero, pero permitidme esta vez que sea un poco egosita y no os desvele algunos recuerdos de lo mucho que se vivió en la hermosa mañana en la que el Concierto de Fin de Curso dió inicio a la última semana antes de las vacaciones. ¡Feliz verano!


5 de abril de 2012

Un año más de espera

¡No pudo ser! Nuevamente la necesaria lluvia ha dejado a mi cofradía en su templo. Resuenan en mi mente el recuerdo de las palabras del padre Benítez Carrasco (d.e.p.) cuando con 14 años viví mi primer Jueves Santo con lluvia. Con su voz quebrada y ronca, subido en los escalones de la fuente del patio nos dirigió las siguientes palabras: "Hermanos: Nuestro Padre Jesús de la Pasión y su Bendita Madre Nuestra Señora de la Merced nos piden lo más difícil ya que haremos una estación de penitencia que va a durar todo un año hasta que podamos volver a vestir nuestras túnicas".

Pero no sólo recuerdo aquellas palabras. Echo de menos a los que ya no están, empezando por mi padre (¡qué bien te sentaba ser nazareno de Pasión papá!), mi tío Antonio, Rafael Cacheiro, e incluso aquel año en que 3 primos hemanos míos y yo, coincidimos con los 5 hemanos Roldán Barbero (aquel fué mi único año de cera roja en mis manos).

Sin embargo el mejor de los recuerdos está con Ella, con mi Virgen de la Merced. Un día, al darme cuenta de lo solita que volvía por las calles de Sevilla (aquel año no salí de nazareno porque fuí de "mantillo"), decidí que pasaría de los tramos de Cristo a los de Palio. Y, ¡nunca me arrepentiré de mi decisión! Allí encontré mi sitio, y allí me siento feliz y muy, muy cercano a la Señora. Espero poder estrenarme también escuchando muy al fondo la música de la banda, porque desde que se decidió que saliera con música aún no la hemos podido disfrutar.

El escudo mercedario de mi antifaz recoge una tradición de muchos años en mi familia, motivo de un orgullo que onvade mi corazón cada Jueves Santo. Este año no ha podido ser porque Dios así lo ha querido. ASí que sólo me queda soñar con el Jueves Santo del 2.013, donde si mi Virgen lo permite y el Señor lo hace, espero poder contar que la tradición familiar se ha consolidado. Triste estoy, pero la vida me ha enseñado que un año pasa volando...

28 de marzo de 2012

Llegó como llega siempre...

... y todo el PUA lo esperaba... ¡olé la música y el canto hechos arte!

Yo me sigo preguntando como son capaces nuestros niños de hacer música, y de hacerla tan bien. Primero cada nota por separado, una detrás de otra en el pentagrama. Cada niño con su voz o con su instrumento, frente a frente el primer día de reparto de partituras. Sin perder su identidad individual, se empiezan a sumar sus esfuerzos para ir dando forma poco a poco a la obra pensada y adaptada por los directores, labor artesanal donde las haya. Y las melodías de los ensayos empiezan a formar parte de los sonidos que cada día escuchamos a la salida del colegio bien porque se canturrean, se tararean o se interpretan con algún instrumento. Poco a poco va cogiendo cuerpo el proyecto original, y entre risas, algún regaño cariñoso y sobre todo con ilusión y mucho trabajo empieza a latir el corazón de cada obra musical. Ensayos por separado de cuerda, coro, viento, percusión, ex alumnos y siempre contrareloj buscando un resultado profesional sin dejar que todo forme parte de un hermoso juego porque a fin de cuenta nuestros artistas niños son. Hasta que llega el día del concierto.

Una flor de azahar distraída por la melodía de primavera recién iniciada indicaba en el almanaque de la Orquesta y Coro JNZ que hoy era uno de sus días grandes. Aunque eso ya se notaba en cada casa, porque a ninguno de sus miembros le costó madrugar y se vistieron con rapidez con ese blancor que los caracteriza. Mucho tiempo antes del primer pase ya estaban todos allí cuando se pasaba lista, llenando de calor e ilusión infantiles cada rincón del Centro Cultural. Simultaneamente se organiza el escenario, se colocan los micrófonos, y se realiza el meticuloso trabajo de sonorización. ¡Se parece tanto a la organanización de una cofradía! Desde el reparto de papeletas hasta los momentos previos a la salida con los diputados de tramo organizando sus nazarenos y los costaleros haciendo la ropa.

"Un, dos, tres y..." musita el maestro Enrique y al tercero de martillo, ¡al cielo vamos con ella! Y la música brota, y suena y resuena, y todo lo llena. Esos sonidos que llenan en un santiamén los ojos de lágrimas en los emocionados padres, madres, abuelos, abuelas, familiares y amigos. ¡Claro que "Pasan los campanilleros"! Y mientras pasan, nos emocionan y nos hacen pensar lo maravilloso de haber encontrado un hueco para poder compartir ese momento mágico de pellizco para el corazón que se está viviendo tan en directo que sin apenas darnos cuenta ya estamos apludiendo a nuestros niños por tan brillante interpretación. El coro, después de su forzosa reestructuración, tiene vida y sentido propio y se complementa perfectamente con la orquesta en un mágico ejercicio musical con un efecto sonoro simplemente maravilloso.

Y ya metidos en ambiente, un año más podemos disfrutar de la saeta de la maestra Mercedes, con la sopresa de haber escuchado previamente otra saeta interpretada por su padre de manera magistral (de tal palo...). No es nada fácil cantar una saeta, y menos aún cuando se hace un un escenario, fuera del marco cofradiero que porporcionan las calles por donde caminan nuestros pasos. Pero hasta en esto el concierto nos ofreció lo mejor de lo mejor, con una saeta brillante y vibrante que no dejó corazón sin conmover ni fibra sin tocar. Un auténtico placer haber podido disfrutar un año más de un adelanto de la Semana Santa en el requiebro saetero de la voz de la directora de nuestro coro.

Y de una saeta a... ¡La Saeta! Durante la interpretación de esta marcha hubo un momento sublime en el que todo parecía ir a cámara lenta. Esa conjunción entre el coro cantando a dos voces (¡menudo estreno ha tenido el coro!), y la sonoridad lograda por la orquesta era absolutamente palpable. Tras las estrofas en verso de la poesía machadiana la emoción se desbordaba en el patio de butacas, igual que cuando la banda que acompaña a un paso se acerca al momento culminante de la estación de penitencia. Con embrujo, arremolinando los acordes, Enrique y Jerónimo mandaban a su cuadrilla que se venía de frente con auténtico arte. Y en la trasera del escenario, Mercedes y Lucía, desplegaban todo el talento del coro iluminando con sus voces como la más rica de las candelerías. Luego, ese toquecito flamenco de la bulería que da pié a que arranque el principio del fin, en ese camino triunfal que terminó dejando en el aire un recuerdo imborrable para todos los que tuvimos la fortuna de estar ahí para vivirlo.

¡Gracias maestros! ¡Gracias maestras! Porque ya no les basta con formar el taco en cada actuación. Ahora también han buscado una labor didáctica, añadiendo al espectáculo una divertida presentación de los instrumentos por familias que encantó tanto a los niños como a sus familias y amistades. Soy consciente de ser un privilegiado por poder estar en cada concierto. Es un auténtico placer compartir una mañana con el maestro Manolo Franco, que es otro de los que habría que hacerle un monumento. Y es una gozada ver la cara de satisfacción de la directora del colegio, rodeada por toda la comunidad educativa. Pero permitidme que me repita una vez más al referirme a esos maravillosos músicos que forman e integran la orquesta JNZ. Todos, absolutamente todos son increibles y llenan la mañana con sus sonrisas, su alegría, con sus miradas y sus caritas llenas de fuerza y de ganas de hacernos disfrutar. Cualquier piropo que os dedique se queda corto, porque sois tan espléndidos que os entregáis por completo en cada concierto, después de horas, horas y más horas de ensayos. ¡Enhorabuena artirstas! Cada vez vel listón va quedando más alto, y cuando apenas han dejado de oirse las últimas notas de este concierto, ya sueño con el próximo.

1 de marzo de 2012

Un año más... ¡he vuelto a la escuela!

¡Ay mis niños qué grandes están! Un año más el colegio ha abierto sus puertas para que los padres pudiésemos entrar en la aulas y comaprtir la lectura de un libro con nuestros hijos. Mi clase ya es 4ºB, y la maestra Teresa sigue siendo mi tutora. Y como el aula ya me la conozco, pues me sentí tremendamente feliz y muy cómodo de poder compartir un ratito de la mañana de este nuboso jueves primero de marzo.

Este curso les he querido sorprender con uno de mis libros favoritos de mi infancia, El caballito jorobadito de P. Erskov, Editorial Raduga. No sé cuántas veces en mi vida habré recitado los primeros versos de un hermosísimo cuento en tres partes y que probablemente fue la primera poesía que memoricé: "En una lejana tierra / tras los bosques y la sierra / al otro lado del mar, tenía un viejo su hogar. / Eran sus únicos dones / tres hijos, los tres varones. / El primero, listo, cesudo / el segundo cachazudo / y el tercero un pasmarote / un tonto de capirote."

Gracias niños por vuestro amable recibiemiento, por vuestro silencio y por vuestra atención, por vuestro aplauso y por vuestra despedida. Estos ratitos que puedo compartir con vosotros son auténticos tesoros que guardo muy, muy dentro de mi corazón. Espero que algún día lleguéis a saber lo importante que es para mi cada uno de esos días señalados en letras de oro en el calendario en que puedo adentrarme en vuestro mundo y ser durante un breve espacio de tiempo niño otra vez.

9 de febrero de 2012

Cerramos un capítulo de nuestra vida

Se acabó. Hoy se cierra de forma definitiva un capítulo de nuestra vida. El expediente 05/152 AI no llegará hasta el final del camino iniciado hace tantísimo tiempo que aquellas fechas que un día manejábamos de memoria (entrega de la solicitud, curso para familias adoptantes, estudio psicosocial, obtención del CI, fecha de registro,...) se han ido borrando paulatinamente de nuestro recuerdo.

El motivo de traer esta noticia familiar al blog no es otra que aprovechar para echar la vista atrás y ver que el destino nos ha dado mucho más de lo que en su momento pedíamos. Residentes en Coria del Río (Sevilla), nuestra familia tiene su hogar en el corazón de cada uno de sus miembros. Cada pasito dado desde que Silvia y yo cruzamos nuestros caminos a finales de 1.999 hasta el día de hoy ha ido modelando y marcando el resultado en una especie de fotografía fija-cambiante algo así como la imagen del meteosat. Nubes, en muchos momentos que a veces terminaron en tormenta. Nieve, fría, de las pérdidas sufridas mientras caminábamos. Lluvia que enfangó el camino y lo enlenteció hasta hacerlo casi insoportable. Pero también sol. Sol, mucho sol iluminando las muchas alegrías que hemos tenido durante este tiempo. Entrelazando nuestras manos, hoy podemos ver en casa un par de Arco Iris que dibujan una sonrisa para verla desde el cielo, con dos hijas maravillosas que llenan nuestras vidas por completo, dándoles sentido, y que son el Norte hacia el que apunta la brújula que guía nuestro caminar.

¿Pena? Díficil saberlo. Desde luego un pellizco en el corazón si que hay, ya que si no, no se explica porque mi corazón se acelera al escribir estas líneas. Pero también hay esperanza, al soñar mi mente de poeta que al apartarnos del camino otras familias podrán ver completada su historia un paso antes de lo que habían previsto. No puedo imaginar un epílogo mejor para el último párrafo del libro que un día empezamos a escribir con una carta en la que abríamos nuestro corazón al Centro Chino de Adopciones, allá en Oriente, por donde sale el sol...

Un expediente es una recopilación de documentos, de firmas, de sellos, de papeles y más papeles. Pero también tiene un corazón que late muy, muy, muy adentro y que contiene las ilusiones de una pareja que nunca llegó a imaginar las sorpresas que la vida le guardaba cuando lo iniciaron. Sabíamos que al final formaríamos una familia, pero lo que no sabíamos era que encontraríamos a tantos amigos maravillosos. Personalmente, el día que entregamos nuestra solicitud de adopción internacional, creía que comenzaba una aventura. No me equivoqué. ¡Y menuda aventura!

Mi última línea de esta entrada es, como otras muchas veces, para los que seguís en el camino. Mirad en cada puesta de sol la esperanza de que con la llegada del nuevo día estréis un poquito más cerca de vuestra meta. Que vuestro mantra sea: al final todo habrá valido la pena.

1 de febrero de 2012

Hoy es día de fiesta en nuestro hogar

¡Cuatro años ya!

Es un lapso de tiempo muy corto, y sin embargo me parece una eternidad. Tal vez la forma caribeña de entender el paso del tiempo se me metió para siempre en el corazón después de haber vivido la experiencia de convertirme por fin en padre, en el papá de Rod Mondy.

Cierro los ojos, respiro hondo y en un momento todas las imágenes vividas vuelven a mi mente con enorme facilidad. Recuerdo con especial cariño el último atardecer en Santo Domingo, la noche antes de viajar a Puerto Príncipe, con esas mariposas revoloteando que debieron ser muy parecidas a las que mi perlita ha vivido recientemente con la visita de SS.MM. los Reyes Magos. Se me vienen las imágenes de sor Rosa María recibiéndosnos en el aeropuesto, del todoterreno Toyota, de los lugares y gentes de Haití, de la casa que fue nuestro primer hogar familiar, de los olores y sonidos. Pero de entre todos los recuerdos hay uno que lo domina todo que no pudo ser otro que la primera vez que mis ojos vieron a Rod Mondy. Para eso si que no hay palabras, sólo emoción y agradecimiento cuando ante mí apareció la que desde ese momento y para siempre sería mi hija.

EL resto de la historia ya la conocéis y no os voy a aburrir con ella. Hoy, cuando el día esté a punto de rendir cuentas con el horizonte se habrán cumplido 4 años de mi visita al paraíso y sintiéndome unido con tod@s l@s que tanto empujastéis para que todo saliese bien, levantaré mi copa y brindaré por aquél día que sin duda marcó para siempre mi vida y le dió sentido al empezar a darle forma a mi familia.

¡Estamos de aniversario!