lunes, octubre 03, 2016

El hallazgo.

En el armario me topé con aquel viejo libro que abrí al azar. Ése que tanto le gustaba a mamá.  Entre las páginas, sus ojos leían voraces los versos de Dylan Thomas. Debió dejarlos olvidados cuando murió repentinamente. Llevábamos meses buscándolos. Ahora podríamos completar sus cuencas vacías y, por fin, descansar.

Bric-à-brac

Pesa . El verano, digo. Me había reservado, con la ilusión de una niña, un par de libros de lectura. Saben de mi devoción por ciertos autore...