10 de junio de 2012

Frío...

Siempre ella, tan solidaria con el puto invierno, escarchada garganta y cerebro...

Llueve semen en su memoria. Y entonces el frío, convocado siempre a contravoluntad, claro.
Que no existe el mejor contexto, siempre lo dijo, ironías de la vida…
Tu contexto no es el que ella habita y visceversa, sin embargo, prefiere su contexto y se deja acariciar por la tentación de dicriminarte.
Y en ese, su no-mejor-contexto, la vida le inventará un motivo para regalarle algo más que el aroma de una oportunidad perdida...

20 de mayo de 2012

Nostalgia de papel...

              Solo síndrome de domingo, hay cosas que no se modifican, pese a la huelga de silencio, de esperanzas arrebatadas (por propia-decisión-propia) como el oficio de idiota desamparada, de volver a este sitio a re-leer sus ex corazonadas de orígen in-duda-blemente felices… Pasaron días, años, vida, pasé yo y pasó él. Una vida entera de escribir en broma sobre lo serio, o escribir en serio sobre lo que, de tan absurdo, parece chiste… Entender es una cosa y sentir es otra que puede no parecérsele ni un poco.
             Me han robado cosas importantes, la mayoría de ellas con mi complicidad. Me han saqueado una y otra vez sin que yo llame a nadie para denunciar.
Anoté lo perdido, para perderlo un poco menos. Anoté, también, lo ganado, para fotografiar de adentro la alegría de mi alma en ese descubrimiento. Anoté lo incierto, para darle un poquito de contorno. Anoté lo oscuro para verlo, anoté lo claro para irradiarlo. A vos, te remarqué con un círculo rojo, de puro resentida nomás, así no me olvido de que en algún lugar de toda persona enamorada habita un kamikaze. Y sí, todas mis certezas aparecen en el momento equivocado, siempre. Igualmente me doy esperanzas, no se puede ser boluda ayer, hoy y mañana, no y no.
             Si supieran las veces que asistí a mi propio funeral, en la última de mis muertes te ayudé a lanzar un corte certero justo ahí, cerquita del alma. “Para que rearmarme valga la pena”,me dije, y otra vez me equivoqué con el pronóstico. Lo bueno de que yo estuviera muerta es que la sobremuerte no te la cargarán a tu cuenta…
             Yo pensaba que no estaba dispuesta a todo, aunque más de una vez haya sido perfectamente avasallable, hasta la vergüenza,  por suerte es solo recuerdo, que sirve solo para mordisquear la nostalgia. Como hoy, nostalgia puta de domingo…


La realidad es insobornable, lo tarada no se quita con terapia, está visto.