Entonces se dirigió a él el padre de hombres y dioses: “¡Japetónida, el más ilustre de todos los dioses, amigo mío, cuan parcialmente hiciste el reparto de lotes!” Así habló en tono de burla Zeus, conocedor de inmortales designios.
Triste existencia, estéril jardín. Árida montaña de dolores...
Cuan pronto se va la felicidad y qué rápidamente llega la amargura.
Antonio Domínguez Hidalgo
La tercera parte, el reglamento militar y el reglamento para el servicio; y la cuarta, las obligaciones militares del soldado y del cabo de infantería y de caballería; la explicación del sistema decimal, y un tratadito sobre las enfermedades del caballo y el modo de curarlas. Cuan precioso es, y qué acertada ha sido la idea de su formación para uso é instrucción de los guardias.
Y aun, puede ser que convenga hacerlo antes de que lo deba, no sea caso que cuando lo hayas de hacer, no puedas; y siendo más peligroso de vivir mal que de morir ponto, es necio quien por el precio de pocos días no se salva del peligro de una gran desgracia, Una muy larga senectud a pocos lleva a la muerte sin taras, muchos yacen con habla imperfecta en una vida desaprovechada.; ¿Cuan más cruel no juzgas de haber perdido un poco de vida que el derecho de acabarla?
Y no fué raro en- contrarse con un— como lo pide la suplicante— sobre todo cuan- do la solicitud se reducía á pedirle novio á San Antonio, que era, hasta aquellos aflos, el santo casamentero por excelen- cia.
Eustaquio, que no se había lanzado a fondo y, arrastrado por una sacudida imprevista de la mano, se hubiera roto la cabeza al caer cuan largo era, de no haber ido a parar al vientre de su adversario.
La cédula refiere que Antonio Freiré había hecho presente al Rey que se había ya cumplido una merced igual dada anteriormente a estas ciudades y lugares. El Rey hizo esta concesión por constarle cuan costosa era la explotación de oro.
Conociendo las Altas Partes Contratantes cuan dispendiosas son las empresas de navegación por vapor, y que ninguna utilidad podrá dar en los primeros años á los empresarios la destinada á navegar en el Amazonas desde su desembocadura hasta el litoral del Perú, que debe pertenecer exclusivamente á los respectivos Estados ribereños, convienen en auxiliar durante cinco años con una cantidad pecuniaria la primera empresa que se establezca; la cual cantidad no bajará de veinte mil pesos anuales por cada una de las altas partes contratantes; pudiendo uno aumentar dicha suma, si así conviniere á sus intereses particulares, sin que la otra parte esté obligada á contribuir con igual aumento.
El alguacil dijo: “Harto hay más que decir de vos y de vuestra falsedad, mas por agora basta.” El señor comisario se hincó de rodillas en el púlpito y, puestas las manos y mirando al cielo, dijo ansí: “Señor Dios, a quien ninguna cosa es escondida, antes todas manifiestas, y a quien nada es imposible, antes todo posible, tú sabes la verdad y cuan injustamente yo soy afrentado.
A través del enorme ventanal que permite ver desde las alturas a la extensa ciudad, observa
cuan pequeño parece todo desde ahí: Edificios, jardines, automóviles, seres.
Antonio Domínguez Hidalgo
7 Preguntas cuántos a mí besares tuyos, Lesbia, sean bastantes y de sobra. Cuan grande el número de las libisas arenas en la laserpiciosa Cirene yace, entre el oráculo de Júpiter flagrante y el sagrado sepulcro de Bato el antiguo, o cuantas estrellas muchas, cuando calla la noche, los furtivos amores de los hombres ven: tantos besos muchos, que tú beses, para el vesano Catulo bastante y de sobra es, los que ni percontar los curiosos puedan, ni fascinarlos con malvada lengua.
Porque al primer albor de nuestra vida en el alma inocente la ventura se anida, Y preciosa guardamos en la mente de azul y grana la ilusión teñida. III Cuán grata en la edad del crimen y
cuan triste es la memoria de aquella bendita historia, amarga, porque se fué.
Antonio Plaza