CAPÍTULO XI. De la carta que escribió Porfirio al egipcio Anebunte, en la que le pide le enseñe la diversidad de los demonios. CAPITULO XII.
---- La ornamentación con motivos históricos de gran realce comparado con motivos que representan de una manera incompleta una idea de la naturaleza, como las hojas, que empleadas de una manera separada no vienen a cuento para expresarnos un objeto natural, una idea paisajista que pudiéramos llamar, por eso, la sucesión de palmetas en el estilo griego constituyendo una faja, la flor de lotus en el capital egipcio con la corona y la cápsula y los florones de remate del estilo ojival representando la unión de hojas imitando la col...
Zeus confirmó que era necesario efectuar una junta urgente donde reunidos en mesas de discusión, los hermanos Bharata, el desconfiado Rama, Gilgamesh y su íntimo Enkidu, Sinuhé, el Egipcio, Moisés, el gran literato, el divino poeta David, el macanudo de Sansón, el caballeroso Roldán, el atlético Sigfrido, Rodrigo Díaz de Vivar (que seguía viviendo en su película, aunque lo mataron) y hasta Sherezada… y aún Safo, se pusieran todos ellos y ellas de acuerdo en las medidas por tomar para acallar a los historiadores hocicones.
Apenas un pueblo llamado egipcio había empezado a dar muestras de avance y con una mirada indiferente, las divinidades de las arenas, los miraban pasar en sus rústicas caravanas de camellos llevando piedras traídas de las distantes montañas.
Egipto es como el pueblo padre del continente trasatlántico: el pueblo más antiguo de todos aquellos países «clásicos». Y la casa del
egipcio es como su pueblo fue, graciosa y elegante.
José Martí
Allí en pasmosa abundancia, crecían las sandías, robustas, enormes, cuyo solo aspecto apartaba la idea de la caladura previsora; la sandía ajena, vedada, de carne roja como el lacre, el cucurbita citrullus famoso, cuya reputación ha persistido en el tiempo y el espacio; allí doraba el sol esos melones de origen exótico, redondos, incitantes en su forma ingénita de tajadas, los melones exquisitos, de suave pasta perfumada y de exterior caprichoso, grabado como un papiro
egipcio.
Miguel Cané
28. ¿Es que quieres matarme a mí como mataste ayer al
egipcio?" 29. Al oír esto Moisés huyó y vivió como forastero en la tierra de Madián, donde tuvo dos hijos.
La Biblia (Nuevo Testamento)
Hay grupos y símbolos que parecen contar, en una lengua que no se puede leer con el alfabeto indio incompleto del obispo Landa, los secretos del pueblo que construyó el Circo, el Castillo, el Palacio de las Monjas, el Caracol, el pozo de los sacrificios, lleno en lo hondo de una como piedra blanca, que acaso es la ceniza endurecida de los cuerpos de las vírgenes hermosas, que morían en ofrenda a su dios, sonriendo y cantando, como morían por el dios hebreo en el circo de Roma las vírgenes cristianas, como moría por el dios
egipcio, coronada de flores y seguida del pueblo, la virgen más bella, sacrificada al agua del río Nilo.
José Martí
la señorita Ana Pintos Era el día primero de los Ázimos, aquella fiesta solemne, simulacro del fin del cautiverio egipcio y del regreso a la patria.
No sabía quién era El Mokri, pero su instinto le advertía que aquel joven sentado frente a él y fumando un cigarrillo
egipcio podía tener influencia en su vida.
Roberto Arlt
Lo que sintió Hermes Trimegisto de la idolatría, y de dónde pudo saber que se habían de suprimir las supersticiones de Egipto De modo diverso sintió y escribió de ellos Hermes, egipcio, a quien llaman Trimegisto; pues Apuleyo, aun cuando conceda que no son dioses, pero diciendo que son medianeros entre los dioses y los hombres, de modo que son necesarios a los hombres para el trato con los mismos dioses, no diferencia su culto de la religión de los dioses superiores.
De la falsedad de la historia que atribuye muchos miles de años a los tiempos pasados Engáñanlos asimismo algunos mentirosos escritos, los cuales dicen que en la historia de los tiempos se contienen muchos millares de años; siendo así que de la Sagrada Escritura consta no haber transcurrido desde la creación del mundo hasta la actualidad más que seis mil años cumplidos; y, por no alegar aquí infinitos testimonios que demuestren cómo se conoce y comprueba la vanidad y falacia de aquellos escritos donde se refieren muchos más millares de años, sin embargo de no hallarse en ellas autoridad alguna idónea, mencionaré, para ratificar esta falsa aserción, aquella carta de Alejandro Magno a su madre Olimpias, en la cual insertó lo que refería a un sacerdote egipcio...