Allí se oteaban ríos y arroyos, risueñas llanuras, cortijos y aldeas distantes, y, como límite más remoto, montañas azules, cuyos picos se dibujaban o se esfumaban en el más nítido azul del aire, diáfano, sin nubes y dorado entonces por el sol.
Desde lo alto de las bastidas, los cristianos comenzaron a disparar contra los guardias que oteaban en lo alto de las torres, hasta que los defensores dejaron de guarnecerlas para evitar las numerosas bajas.
La actriz Madge Evans —que apareció en muchas películas de los años treinta y más tarde se casó con el guionista Sidney Kingsley (ganador del Pulitzer)— le contó a un visitante en 1972 que su amigo Fields se sentía tan profundamente resentido con las intrusiones a su privacidad que provocaban los turistas curiosos que oteaban desde la vereda de su casa en Los Ángeles, que se escondía tras los arbustos y les disparaba a las piernas con una pistola de aire comprimido.
Sin embargo, un oficial de Zayas, Schépeler, que se encontraba desayunando junto a él mientras todos oteaban el sector donde avanzaban las tropas de Soult, dirigió su catalejo hacia el sur y, percibiendo entre el carrascal el brillo de las bayonetas francesas, exclamó: " De allí es de donde vienen: por allí atacan ", haciendo volver a todos la cabeza en la dirección señalada.