No dejes mandado, oh Aquileo, que pongan tus huesos separados de los míos: ya que juntos nos hemos criado en tu palacio, desde que Menetio me llevó desde Opunte a vuestra casa por un deplorable homicidio —cuando encolerizándome en el juego de la taba maté involuntariamente al hijo de Anfidamante—, y el caballero Peleo me acogió en su morada, me crió con regalo y me nombró tu escudero; así también, una misma
urna, la ánfora de oro que te dio tu veneranda madre, guarde nuestros huesos.
Homero
Sin que nadie la viera, mientras sus amigas inglesas admiraban los efectos de luna en aquella soledad de los muertos, se quitó un pendiente, y con el brillante que lo adornaba, sobre el cristal de aquella urna, detrás del que se leía «Un viejo verde», escribió a tientas y temblando: «Mis amores».
Primeramente apagad con negro vino cuanto de la pira alcanzó la violencia del fuego; recojamos después los huesos de Patroclo Menetíada, distinguiéndolos bien —fácil será reconocerlos, porque el cadáver estaba en medio de la pira y en los extremos se quemaron confundidos hombres y caballos—, y pongámoslos en una
urna de oro, cubiertos por doble capa de grasa, donde se guarden hasta que yo descienda al Hades.
Homero
Primeramente, apagaron con negro vino la parte de la pira a que alcanzó la llama, y la ceniza cayó en abundancia; después, recogieron, llorando, los blancos huesos del dulce amigo y los encerraron en una
urna de oro, cubiertos por doble capa de grasa; dejaron la
urna en la tienda, tendiendo sobre la misma un sutil velo; trazaron el ámbito del túmulo en torno de la pira; echaron los cimientos, e inmediatamente amontonaron la tierra que antes habían excavado.
Homero
Y cuando todos se hubieron reunido, apagaron con negro vino la parte de la pira a que la llama había alcanzado; y seguidamente los hermanos y los amigos, gimiendo y corriéndoles las lágrimas por las mejillas, recogieron los blancos huesos y los colocaron en una
urna de oro, envueltos en fino velo de púrpura.
Homero
Depositaron la
urna en el hoyo, que cubrieron con muchas y grandes piedras, amontonaron la tierra y erigieron el túmulo. Habían puesto centinelas por todos lados, para vigilar si los aqueos, de hermosas grebas, los atacaban.
Homero
Llamábase Aldonza Coronel, hermana de la célebre María Coronel, fundadora del convento de Santa Clara, la misma que, por evitar los peligros que amenazaban su virtud, desfiguró su hermosura del modo más horroroso. Su cuerpo se conserva en una
urna de cristales, en el sillón principal del coro del convento.
José María Blanco White
2º Las elecciones conducen a una nueva forma verticalista del Sindicalismo, en base a comités burocráticos permanentes, que impiden la acción directa de los trabajadores en sus empresas, reduciendo, su participación a una simple introducción de papeletas en una urna.
Con violencia desgajó infinita La mayor punta de la excelsa roca, Que al joven, sobre quien la precipita,
Urna es mucha, pirámide no poca.
Luis de Góngora
Naufragio ya segundo, O filos pongan de homicida hierro Fin duro a mi destierro; Tan generosa fe, no fácil onda, No poca tierra esconda:
Urna suya el océano profundo, Y obeliscos los montes sean del mundo.
Luis de Góngora y Argote
adre, si me matan, que no venga el hombre de las sillas negras; que no vengan todos a pasar la noche rumiando pesares, mientras tú me lloras; que no esté la sala con los cuatro cirios y yo en una urna, mirando hacia arriba; que no estén las mesas llenas de remedios, que no esté el pañuelo cubriéndome el rostro, que no venga el mozo con la tarjetera, ni cuelguen las flores de los candelabros ni estén mis hermanas llorando en la sala, ni estés tú sentada, con tu ropa nueva.
ARTÍCULO 32 Antes de proceder el Congreso a declarar o a hacer esta elección, se informará y calificará en sesión secreta si los candidatos reúnen las condiciones del artículo anterior, y desechando a los que no las tengan, procederá en sesión pública a declarar o verificar la elección, la cual se hará por cedulas, que se recogerán en una urna.