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Marvel's The Spectacular Spider-man

Chapter 18: Un nuevo mañana.

Summary:

El último capitulo de esta serie ¿Qué les pareció? Es una historia que conforme más avanza voy mejorando, quiero creer, porque esta historia ya ha sido terminada a esta fecha. Así que espero y les haya gustado así como les haya emocionado al menos algo.

Chapter Text

Un nuevo día, tras la tragedia que supuso la llegada de un cazador que encarcelado no podía hacer más que observar a la pared de su celada lamentando su decisión, lamentando lo que una vez fue y su tonta vida que tan fugaz había vivido. Pero, por otro lado, se encontraba el héroe de la ciudad, yendo al trabajo que pagaba su universidad, saludando a quien se le paraba en frente, sonriendo, una vez más, a cualquiera que le tendiera la mano hasta que llegó su hora de salida comiendo con la persona con quien había forjado una verdadera amistad. Un lazo que surgió de la nada y que mediante platicas solo iba incrementando más y más su lealtad. Eddie Brock había llegado a la vida de Peter de la nada y, sin necesidad de mirar al pasado, estrechaba su mano sin ningún desdén. Dejando la comida habló con Ned mientras el balanceo se hizo presente una vez más en sus días tras haber tomado un merecido descanso, no era un hombre de acero e inclusive hasta ese día su cuerpo lo resentía.
Hablaron más que anteriores veces, habiendo pasado una semana desde el incidente el moreno decidió quedarse más tiempo en la ciudad cuestionándose inclusive su estancia en la universidad de sus sueños tras la perdida de la única persona que le hacía más fácil su estancia. Aun así su ex pareja le apoyó recibiendo la mano de Flash Thompson que nada más enterarse tomó el primer vuelo a la metrópolis para estar en todo momento al lado de su amigo. Peter supo darle su espacio, esperando sus llamadas o mensajes hasta que, esperaba, se tornasen comunes.

Cortando su platica el arácnido volvió a la acción deteniendo el ya tan rutinario crimen de la ciudad, capturando a lo más bajos criminales que tramaban los actos más despiadados. Salvando a las víctimas antes de si quiera gritar por ayuda. Su vida seguiría, no podía parar, se lo repetía una y otra vez, por lo que no ignoró más a la persona con la que, indudablemente, había comenzado aquel cambio en su vida dejando la cuestión de si fue para bien o para mal de lado.
Así fue como se paró una noche más en el Sanctum Santorum a espera de la compañía que había estado negando desde hacía dos semanas.

—Hace mucho tiempo no te veía por aquí. —Logró escuchar la voz de la bruja quien se elevaba de manera lenta desde una ventana del santuario, parando su andar en cuando pudo tomar asiento a un costado del héroe de negro. —Ya hasta me extrañas, que linda. —Musitó el vigilante haciendo reír, por mero impulso, a la castaña. — Claro, yo no soy la que durmió aquí sin decir ni una sola palabra. —Reclamó Wanda entrando en el pequeño juego de burlas por parte de la figura en negro. —¿Qué?¿Me viste? —Le cuestionó llevando toda su atención a la figura en rojo. —Tengo que cuidar el santuario. No te sientas tan especial. —Fingiendo la herida que sus palabras le causaron provocó que los ojos de su traje se ensancharan pasando así un rato ameno en la cima del edificio, conversando como tan acostumbrado la mujer lo tenía. A veces de cosas sin sentido, a veces de su pasado sin dar mucho detalle, pero, al final del día, siendo lo que tanto necesitaba; una distracción y, a la vez, una prueba de que seguía en el mundo.

Anheló toda la tarde poder tener aquella conversación, poder expresar su siguiente paso orgulloso a la persona que sin prejuicios lo escuchaba. —¿Sabes? —Así continuó, como una conversación mundana. —Quiero cambiar, pero no será fácil. En el pasado el confiar en alguien era algo que simplemente se daba sin elegir si era correcto o no, eso me trajo demasiadas consecuencias, pero, hoy quiero hacerlo diferente. Quiero hacer diferentes muchas cosas. Pero primero, quiero elegir en quien confiar. Tal vez en el futuro me traiga el mismo resultado, pero tal vez no, no lo sabré, aun así, no puedo lamentarme de mis decisiones, no más. —En su voz la duda ya no existió. En su voz la seguridad de un presente donde la figura de Peter Parker y el hombre araña pudieran coexistir se escuchó. —Estoy cansado de sentir lastima por mí mismo. —Estaba seguro. No conocía el futuro, pero quería confiar no en él, sino en sus decisiones. —Y eso comienza contigo. —Llevando su mano diestra a su nuca, bajó por su cuello hasta dar con el borde de su máscara jalando la tela aún dañada hasta que abandonase su rostro mostrando la estoica mirada del neoyorkino, un hombre seguro de sus decisiones y listo para afrontar lo que frente a él se pusiese. —Soy Peter Parker. Es un placer, Wanda. —Musitó cuando sus miradas se conectaron. La mujer sin habla solo le observó. Desde su primer encuentro el ponerse en los pies del joven vigilante había sido una tarea titánica, tenían cosas en común, un sufrimiento que compartían al ser seres que, aparentemente, compartían solo la tragedia, pero, así como ella, el hombre frente a él se alzó victorioso ante sus miedos. Frente a ella el hombre conocido como Peter Parker no renacía, sino que comenzaba a ver el mundo, un mundo que se negó a tener y que esa noche se daba la oportunidad de disfrutarlo, algo que, inevitablemente, trajo a su rostro una sonrisa. —Es un gusto, Peter Parker. —Estirando la mano Wanda esperó un apretón recibiéndolo unos segundos después. —Ponte la máscara que alguien puede verte. —Le dijo en broma. —Como si alguien pasara por aquí. —Respondió echándose de espaldas para quedar recostado viendo el cielo, algo tan común en sus encuentros, pero esa noche con la excusa de ocultar su identidad. —Aún tengo algo que hacer, pero tendrá que esperar. Solo que no podía no decírtelo; gracias, Wanda. —Con una sonrisa le observó una vez más, realmente agradecido por la inclusión que la bruja significó en su vida.

En la nota más alta terminó la noche para el joven Parker, balanceándose hacia su hogar para poder descansar puesto que si bien el cambio iniciaba con la persona que le ayudo a ver que la vida continuaba, restaba la persona que había estado ignorando todo el tiempo, una pieza tan importante de su pasado como lo fueron sus amigos y que durante los días previos lo estuvo buscando. Un ente que, en la mañana siguiente, se visibilizó en el panteón donde su amada tía se encontraba. Ahí, de pie, observando con ese amor abundante la tumba de su familiar. Dejó que tuviera su momento antes de entrar en escena, esperando hasta que le vio las intenciones de marcharse, entonces llegó a su lado.

—Hey. —Habló Peter al colocarse al lado del sujeto en traje. —Hey. Hace años no te veía. —Aún tan bueno con su memoria le reconoció sin problemas. —Bueno. Han sido unos años duros. —Contestó con una sonrisa observándole por unos instantes. —Ni me lo digas. —Tan cansado sonó que prontamente la atención del joven llamó. —He venido los últimos meses, pero no había tenido el placer de verte de nuevo. —Atacó Peter más que como protesta como excusa para saber de su vida. —Mucho trabajo que hacer incluso retirado. —Pese a que sus palabras expresaran cansancio ese sentir nunca se reflejó en su rostro. — Últimamente he pensado mucho en ella ¿Sabes? Lo maravillosa que era. Me ayudó en infinidad de ocasiones, sin importar si yo quería o no. —Tras el más joven poner sobre la mesa los dulces recuerdos de la mujer el de traje solo pudo reír con nostalgia. —Así era May. —Soltó. —Aún la extraño. —Continuó la figura en traje. —Pero he aprendido a vivir con ello. Ayudando siempre en lo que pueda. —Esperanza. A eso sonaban sus palabras. —FEAST necesitaba un nuevo inversor así que siéntete libre de pasar cuando desees. —En los años olvidó el proyecto de vida de su tía y esa visita había sido el comienzo de una disculpa por ello. Aun así, sabía eso, hizo su investigación antes de llegar a buscarle, pero nada le llenó más de alegría que ver a su acompañante tan sonriente como cuando su tía aún vivía. — Peter Parker. —Habló el más joven. —Así me llamo, por si las dudas. —Con una sonrisa le observó esperando alguna expresión de sorpresa ante la identidad de su persona, pero no llegó. —Harold Hogan. Pero puedes llamarme Happy. —Conectando miradas dejaron que todo fluyera. — Espero que lo feliz no solo esté en tu apodo. —Característico de él bromeó relajando un poco el ambiente de aquel pesado lugar. —¿Tienes tiempo? Podríamos ir a por un café. —Sin más preámbulos lo invitó. La verdadera razón por la cual lo buscó, una conversación y un acercamiento a la última persona que no logró acercarse. —Claro. Tengo tiempo. —Aceptó la oferta alejándose de la tumba de su amada con la oportunidad de haber conocido a alguien tan bueno como ella. Después de todo, ese era su don, rodearse de gente tan maravillosa. —¿Sabías que a May le encantaba el Béisbol? —Se logró escuchar a Peter hablar mientras abandonaban el cementerio. —Sí. Tenía de fondo de pantalla al equipo de los Mets. —Contestó Happy abandonando el lugar junto a Peter.

Tomó para entonces rumbo, no a la cafetería sino a una nueva oportunidad. Reconciliado con el pasado que tanto daño le hizo en su momento recordar, aceptando lo que fue y lo que sería, no por arte de magia o el destino, esas elecciones que tomó a lo largo de su vida lo moldearon a quien era hoy y lo seguirían haciendo. Peter Parker era solo un joven adulto que pronto cumpliría los 20 años. Un joven que observaba, por primera vez, con ojos llenos de esperanza por un presente tan brillante como tano soñó, mientras que la figura del hombre araña descansaba en sus hombros, expectante, no para arruinarlo, como pensó antes, sino para facilitar su trabajo; el ayudar a los demás.  

Ese era el hombre araña. Ese era Peter Benjamin Parker.

The end.

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