Víctor Flores Olea: “El TLC y la traición a la cultura”
En octubre de 1990, México dio inicio al programa cultural más importante de toda su historia a nivel internacional, México: una obra de arte, alrededor de 400 eventos en cuatro meses en la ciudad de Nueva York.
Pero ése era sólo el escaparate del gobierno neoliberal de Carlos Salinas para echar a andar la maquinaria económica que, tres años después, se llamaría Tratado de Libre Comercio (TLC).
Por ejemplo, la joya del programa, la exposición en el Museo Metropolitano (MET) conjuntaba en su patrocinio al gobierno mexicano con una organización creada para ese efecto, “Amigos en las Artes de México”, encabezada por Televisa. Tenía, pues, la bendición y la protección (económica) de su dueño, Emilio Azcárraga Milmo, la (política) del), quienes ofrecieron una cena de gala en el recinto el día de la apertura, el 1 de octubre.
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