LOS SUEÑOS
Los griegos y los romanos encontraron en los sueños mensajes ocultos sobre el futuro, premoniciones cifradas, información sobre los hechos del porvenir. En la antigua Grecia, reyes y senadores, mercaderes y soldados le pedían al oráculo de la ciudad de Delfos que sus sueños fueran interpretados en sentido correcto. Grandes salas albergaban a soñantes, deseosos de que sus visiones nocturnas fueran decodificadas por el oráculo, previa entrega de ofrendas.
La Edad Media concibió los sueños, algunas veces como productos demoníacos que alteraban el ánimo y conducían por la mala senda y otras, como anuncios inequívocos acerca del porvenir. El carácter premonitorio de los sueños se pone en evidencia en una anécdota que se le atribuye al emperador Constantino. Se dice que antes de la batalla por la conquista de Bizancio vio en sueños que una fiera cruzaba el cielo y la interpretó como un signo de triunfo. Como resultado, se decidió a triunfar y a establecer el cristianismo como religión del imperio romano.
■ Pero los sueños han sido vistos también como realidades “más reales”, valga la expresión, que la realidad ordinaria misma. Al respecto existe un ejemplo paradigmático que ha sido citado en reiteradas oportunidades, tanto como caso
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