i alguien en el siglo xiv hubiera preguntado, por ejemplo, «¿Qué es la bondad?», la respuesta sobre qué es verdaderamente la bondad hubiera sido indiscutible: «La bondad es seguir los preceptos de Dios». Eso suponía que toda verdad era verdad en cuanto a que se definía «con referencia a…» («Dios» en este caso de la verdad de la bondad), es decir, atada o sujeta a un fundamento, a un sustrato que por ser verdad en sí mismo no admitía contradicción, no se discutía ni se cuestionaba. Cuando la llamada crisis nihilista (lo de la «muerte de Dios» nietzscheana, por ejemplo) se instala en nuestra forma de comprender y el fundamento se desvanece porque deviene susceptible de ser cuestionable, surge una pregunta: ¿Cómoser positivista y lógico racional: científico. Eso por un lado. Segunda posibilidad: la estructura que soporta la verdad es la interpretación, o dicho de otro modo la forma de darse a ser (la ontología) de la verdad es siempre interpretativa, dependiente del contexto histórico, social, cultural, donde emerge el enunciado que pretende ser verdad y en un sujeto que ya viene condicionado y preinscrito en una tradición. La tradición se muestra, entonces, como una autoridad (un fundamento epistemológico) sin la cual nada podría hacérsele comprensible. El prejuicio, por tanto, es lo que nos permite al partir de él comprender y dar verdad. El método, cualquier método, pero en especial el de vocación científica aplicado a los saberes humanistas, no alcanzará la verdad porque un método es ya una operativa que condiciona el resultado (en este caso la verdad). La verdad solo puede surgir de lo que colectivamente acordemos que es verdad.
HANS-GEORG GADAMER: LA VERDAD INTERPRETADA
Nov 19, 2024
4 minutos
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