Una Nueva Vida

Copyright © 2013 por Concepción González.

Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2012916598

ISBN:   Tapa Blanda            978-1-4633-3854-1

             Libro Electrónico   978-1-4633-3855-8

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Fecha de revisión: 07/05/2013

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ÍNDICE

Agradecimientos

Te Lo Entregamos, Señor.

Introducción

Prólogo

Memorias De La Enfermedad

Testimonios De Cariño Y Admiración

Canciones, Pensamientos Y Sentimientos

La Belleza De La Muerte, Lágrima Y Sonrisa

Soneto

Con Su Amor

Me Gustaría Levantarme En Vuelo

Cuando Un Amigo Se Va

Una Nueva Vida

Gerardo.

Diciembre 21 de 1971 - Junio 19 de 1990

Se llevó parte de mi propio ser,

y con su ayuda,

en el espacio que deja,

intento que crezca mi capacidad de amar.

Con cariño y gratitud

a ti, GERARDO,

nuestro querido hijo.

Porque a pesar de tu juventud

con tu espíritu de lucha,

nos dejaste un gran ejemplo

de Fe, Fortaleza y Esperanza.

Siempre te amaremos.

El tiempo aumenta

el orgullo de ser tus padres,

aunque, mantiene nuestro dolor,

no, sin la alegría de saber

que disfrutas de tu nueva vida.

Alfonso y Conchita

AGRADECIMIENTOS

A sus amigos, a sus compañeros de escuela,

a aquellos que estuvieron ahí para apoyarlo,

y animaron sus días con sus pláticas y juegos.

A quienes con su sola presencia

le decían cuanto lo querían y al compartir su tiempo,

pensamientos y sentimientos con Gerardo,

le dieron la expectativa de un reto a vencer.

A los que con sus oraciones y cariño,

le dieron la fuerza y apoyo; con los que logró hacer

de su enfermedad un medio para vivir eternamente entre nosotros y a la vez gozar de la presencia

de Dios.

A sus médicos y a quienes mantienen viva en su mente y en sus corazones la imagen de alegría, paciencia y fe de Gerardo.

A todas las madres que saben lo que es vivir

con angustia e impotencia la enfermedad de un hijo.

A quienes conocen el inmenso dolor de la despedida.

¡Qué Dios los colme de bendiciones!

Y a todos los que de alguna forma

acompañaron a Gerardo en su camino

les aseguro, que nunca están, ni estarán solos.

Gracias Mimí, hermana querida, (1943-1998) por ocuparte también de mí durante la enfermedad

de Gerardo y porque al permitir que te acompañara

en tus últimos días, me diste la oportunidad de

revivir y sanar viejas heridas causadas por los hubiera y sentimientos de culpa surgidos con la partida de Gerardo. ¡Los extraño!

Gracias

Gracias a la familia Parra Lemus por compartir, no sólo este poema, sino el dolor de la pérdida. Ahora podemos ver en cada estrella la sonrisa y un guiño cariñoso de quienes, aún en su ausencia, nos siguen amando.

TE LO ENTREGAMOS, SEÑOR.

Tú nos lo diste, Señor,

él alegraba con su risa jovial la casa nuestra,

el dulce acento de su voz sonaba a cascabel de oro y plata,

llenaba nuestro espíritu de fe, luz y alegría.

Ahora vienes por él, es nuestro tesoro.

es de nuestra casa el blasonado orgullo;

no lo amamos Señor, sino lo adoramos y sin embargo te lo damos;

si lloramos no nos atiendas, Jesús, este hijo es tuyo.

Escuchamos tu reclamo; no creímos,

cuánto tu amor de Padre nos pediría.

El hijo aquel que tu favor nos diera, nos los quieres quitar,

aunque pudiera, ¿el siervo a su Señor, lo negaría?

Nos sangra el corazón;

camino largo se nos abre ante oscurísimo sendero

¡Oh! ¡Qué cáliz tan amargo es renunciar a un hijo!

Sin embargo te lo entregamos, Señor.

¡Hazlo un lucero!

INTRODUCCIÓN

Consideré importante introducir la lectura de estas memorias con una pequeña semblanza de la vida de Gerardo, autor y actor de las mismas.

Esta es la recopilación de datos tomados de su libro Los días felices del bebé, de su cuaderno de preparación para la primera comunión y de los recuerdos evocados en sus fotografías.

Tenía prisa por nacer; apenas 40 minutos después de haber ingresado al Sanatorio Santa Mónica de la colonia Polanco, a las 4:55 de la mañana del 21 de diciembre de 1971 el doctor Enrique Otero Carpio en un parto normal recibió a un simpático y coloradito bebé, que pesó 3.500 kg y midió 53 cm.; cachetón, de prominente barba partida, nariz chatita y ojos grandes.

Tuvo muchas visitas, además de mamá Esperanza, Nani, sus tíos maternos, estuvieron Jacinto Silva y su esposa, Alfonso y Elenita Esparza, Tere y Romeo Flores, Eduardo Apiquián, su tía Clarita, Carlos Saldaña, Catita Sevilla, Uges y Lacho, Alfonso y Alma Delia Escarcega, Bety y Humberto Arias.

Por su hermano mayor, Gerardo, quien había nacido el 24 de diciembre de 1969 y murió el 25 del mismo mes y año, fue registrado y bautizado con el nombre de Gerardo de Jesús, el día 23 de diciembre de 1971 en la Capilla del hospital, siendo sus padrinos Horacio y Maria Eugenia Elizalde (Lacho y Uges).

Era muy risueño. Se parecía a Gustavo, otro de sus hermanos y aunque cambió a los pocos meses, no perdió el sello que caracteriza a todos mis hijos.

A los cuatro meses ya sostiene su sonaja.

Se sienta solo por primera vez en julio de 1972 a los seis meses y medio.

A los siete meses se paró solo en la cuna y caminó en la andadera.

A los ocho, el 5 de septiembre de 1972 le sale su primer diente. Comenzó a gatear y pronunció sus primeras palabras: mamá, papá, no, ya, a los nueve meses.

En compañía de su madrina, hermanos, tíos, primos y vecinos se le festejó su primer año.

Entonces ya pesaba 9.400 kg. y medía 76 cm. En ese lapso se le aplicaron todas las vacunas, las de la triple le causaron fuerte reacción y dolor.

Dio sus primeros pasos en enero de 1973, a los trece meses.

Entró al Kinder Kimbi en enero de 1975, su maestra se llamaba Lupita. En septiembre de ese año ingresó al Jardín de niños del Tepeyac y después al Moderno Tepeyac donde cursó desde Primero de Inglés hasta la Preparatoria.

Padecía frecuentemente de todo tipo de enfermedades de vías respiratorias. A la extracción de amígdalas le siguieron las faringitis hasta que se le aplicaron vacunas de estreptococos para ayudar a su sistema inmunológico a combatirlos.

En la adolescencia padecía de constante dolor de piernas y al realizarle algunos estudios se le detecto una secuela de polio.

Nada de eso detuvo su inquietud. Era muy activo, le gustaban todos los deportes y practicó varios desde pequeño. Sus preferidos fueron el futbol americano y el básquetbol.

Aunque fue el más