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No - Ricardo Chávez Castañeda
COLECCIÓN POPULAR
782
NO
RICARDO CHÁVEZ CASTAÑEDA
NO
Primera edición, 2020
[Primera edición en libro electrónico, 2020]
Diseño de portada: Neri Sarai Ugalde
© 2020, Ricardo Chávez Castañeda
D. R. © 2020, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 Ciudad de México
Comentarios: editorial@fondodeculturaeconomica.com
Tel. 55-5227-4672
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc., son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicanas e internacionales del copyright o derecho de autor.
ISBN 978-607-16-6781-6 (ePub)
ISBN 978-607-16-6741-0 (rústico)
Hecho en México • Made in Mexico
ÍNDICE
1º de enero
2 de enero
3 de enero
4 de enero
5 de enero
6 de enero
7 de enero
8 de enero
9 de enero
10 de enero
11 de enero
12 de enero
13 de enero
14 de enero
PRIMERA PARTE
SEGUNDA PARTE
16 de marzo
17 de marzo
18 de marzo
19 de marzo
20 de marzo
21 de marzo
22 de marzo
23 de marzo
24 de marzo
25 de marzo
26 de marzo
27 de marzo
TERCERA PARTE
30 de abril
1º de mayo
2 de mayo
3 de mayo
4 de mayo
5 de mayo
6 de mayo
7 de mayo
8 de mayo
9 de mayo
10 de mayo
11 de mayo
12 de mayo
13 de mayo
14 de mayo
15 de mayo
Para quienes sobreviven a su pesar
y para quienes no consiguen sino perseverar
en su muerte
1º DE ENERO
24 de agosto
Nacho ha muerto.
¿Lo escribo para que muera? ¿O lo escribo para podérmelo creer?
Creer en tu muerte, amigo.
El principio y el final nunca han sido el verbo sino la creencia.
Y yo me niego a la creencia, al credo, a la credulidad, a ser creyente de la muerte.
¡No!
Éste es mi nuevo rezo.
¡No!
La primera palabra de mi lenguaje.
¡No!
2 DE ENERO
25 de agosto
Escribo en una bellísima agenda. Tan bella que fui incapaz en su momento —el año 2012— de usarla.
Es una agenda del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes con Frida Kahlo en la portada, los ojos de María Félix en la contraportada y Octavio Paz mirándome fijamente en la primera página.
México en los rostros de la creación.
Aquí he venido a romper el silencio de la muerte para escribirla: murió.
José Juan Tablada, Salvador Díaz Mirón. Todos muertos y ahora Nacho, Ignacio Padilla, entre ellos, estar con ellos, ser ellos.
3 DE ENERO
26 de agosto
Para mí Ignacio no murió en la carretera sino al interior de una pregunta.
¿Supiste que murió Nacho Padilla?
A mi amigo Celso le tocó ser el infausto mensajero. Cinco palabras que me alcanzaron en Sudamérica, en Buenos Aires, y me impusieron el silencio.
Hoy lo anoto en la primera semana de la agenda, en los renglones vacíos del martes 3 de enero.
El final de Nacho.
Lo escribo y lo murmuro como he venido repitiéndomelo desde el 21 de agosto en que recibí la interrogante donde él murió. ¿Supiste que se murió?
Pero soy incapaz de creerlo.
Hoy es el 26 de agosto del año 2016 pero también es el 3 de enero de 2012, así que Nacho muerto vive.
4 DE ENERO
27 de agosto
La verdad es que Nacho me llamaría de cualquier manera menos amigo
. Nunca realmente lo fuimos, aunque prevaleció entre nosotros una relación cordial hasta antes de La generación de los enterradores II. Aceptó que Celso y yo lo entrevistáramos, nos hospedó en su casa, y confió. Un año después, cuando el libro salió publicado, supo que se había equivocado en confiar.
En una palabra, yo lo había llamado impostor en el capítulo para él destinado.
En una palabra, él me llamó traidor durante el resto de su vida.
¿Qué me autoriza a mí la conmoción entonces?
—No lo sé, Nacho, sinceramente no lo sé.
5 DE ENERO
28 de agosto
Vuelo de Sudamérica a Norteamérica, pero no me detengo en México. No aún.
Imagino que en el velorio y en el entierro estuvieron Jorge, Pedro y Eloy.
¿Hubiera incomodado yo, con mi pura presencia, el rito de despedida? ¿O no? ¿Acaso indiferencia?
No habría sido bienvenido, eso es seguro. Y nada que no sea el bien debería estar en tu último momento, Nacho, así que vuelo por encima de ti y sigo de largo, te sobrevuelo.
6 DE ENERO
29 de agosto
Mi mujer me recibe en el aeropuerto luego de cuatro vuelos y casi veinte horas en el limbo.
No he abierto la boca sino para decir dos o tres frases en Migración, así que soy el silencio.
Ella me abraza.
No consigo llorar.
—Congoja —me dice ella cuando yo, ¡¿no soy un maldito escritor?!, habría tenido que ser quien nombrara mi mal.
No hablamos durante el regreso. Su mano permanece en mi muslo durante una hora y yo no sé cómo se llama eso.
—Jana —murmuro, pero no logro seguir adelante.
Estoy empezando a conocer las palabras con las entrañas y, aunque cada una es increíblemente singular, suenan igual. Silencio, silencio, silencio.
7 DE ENERO
30 de agosto
Un día después de su muerte, la noticia comenzó a dispersarse por el mundo. Su bing mortal alcanzando a la gente a fuerza de rumores, noticias, fotografías y preguntas.
Hace unos cuantos días apenas y ya me cuestiono si el bing de su vida, el movimiento centrípeto de la admiración y de la lectura de su obra, ha comenzado a colisionar con el movimiento centrífugo de la tragedia, expandiéndose su fallecimiento pero recogiéndose Nacho y todo lo que fue Nacho en vida dentro de un bang que en realidad nos pertenece y coloquialmente denominamos la vida continúa
, el vivo al gozo…
, olvidar y seguir adelante
y demás sandeces para quienes no piensan en sus padres, hermanos, mujeres, hijos.
En literatura tenemos también máximas idiotas que en su afán por brindar consuelo lo único que consiguen es empujar al llanto.
Los buenos libros comienzan cuando acaban.
8 DE ENERO
31 de agosto
Para Ignacio Padilla todo ha terminado, pero piensa en ellos… Su gente, sus vivos… Imagina su pena.
En pocas palabras lo que Jana me pide es que me ponga en otro lugar. En el lugar de la madre, en el lugar del padre, etcétera.
Yo no quiero.
¿Y todos los libros que no escribió?
¡Libros muertos también!
Sé que para Nacho lo mejor de él estaba en sus libros y sé entonces que aquello que se perdió también con su muerte fue la oportunidad de darse más.
Escribir libros. Dar libros.
Propiamente no estoy escribiendo ahora pero sí estoy dando.
Transcribo el libro de cuentos recién terminado cuya temática es el fin del amor. Hace dos años Jana y yo nos separamos; la ruptura me llevó a tal crisis que terminé en el diván durante seis meses, dos sesiones semanales y, cuando al fin iba a quebrarme después de un larguísimo monólogo hecho de cordura, contención, conciencia, y que iba a conducirme al llanto, puse fin al análisis.
—No voy a llorar… Yo no lloro así para salvarme solo… Lo mío son los libros… Lloro libros… Es lo que sé y lo que voy a hacer… Escribir y no sólo por mí… Una, dos, tres por mí y por todos mis compañeros. Y lloré todo un libro de cuentos sobre el desamor. Dar. Y pienso en el sacrificio. En el sacrificio de darnos.
Autoficción
, así le llaman ahora al viejo género confesional. Confesiones
, cuando en realidad no es sino la práctica de autoafligirse con alguien al lado, como decir, llorar juntos.
¿Qué confieso aquí? ¿De qué hago sacrificio? ¿Llorar juntos, Nacho? ¿Llorarte juntos?
9 DE ENERO
1º de septiembre
Regreso a México.
10 DE ENERO
2 de septiembre
Lo que transcribía de mi libro de cuentos sobre el desamor durante esa misma fecha funesta en que Nacho murió también era la muerte. Un personaje hace el recuento de los decesos acaecidos en su vida. En realidad, es algo más que los meros fallecimientos. Son sus
muertos. El personaje de mi cuento soy yo, y todos los muertos que llamo mis muertos
a través de mi personaje perecieron por causas violentas. Me pregunto falsamente por qué no están ni mi prima Camila ni mi abuelo Hermilo en ese recuento. Ambos perecidos en sendos accidentes automovilísticos. Me lo pregunto falsamente, pues sé la respuesta. El cuento Terror y pánico
es sobre las muertes ligadas al amor. Por tanto, las historias de mis parientes, el final de sus historias humanas, lo siento mucho, no me eran pertinentes.
He aquí la literatura en toda su brutalidad… Un asunto de pertinencias. Dejar fuera tantas vidas y tantas muertes como sea necesario para poder hacer una historia literaria. Adiós, abuelo Hermilo, adiós, prima Camila. Todo sea por la literatura.
—¡Esto no es literatura!
Y entonces llego a una súbita revelación que me pasma. ¿Por qué no metí la historia de mi primo Omar en aquel cuento?
11 DE ENERO
3 de septiembre
Pienso que Nacho ya no podrá leer mi libro de cuentos mientras espero mi turno para subir al podio y hablar de la tristísima literatura ante un centenar de personas indiferentes a la tristeza.
¿Cómo se me ocurre tamaña sandez?
No me refiero a la sandez de ligar literatura con tristeza ni a la indiferencia de los presentes.
¿De verdad pensé que haría un libro sobre Ignacio Padilla? ¿Yo? ¿Convertirlo en uno de mis muertos?
Quiero salvarlo porque ayer mismo entendí la razón por la cual mi primo Omar y su novia no aparecen en mi cuento.
Dejar fuera tantas vidas y tantas muertes como sea necesario para poder hacer una historia literaria.
Si le hubiera dado pertinencia a esa historia, no de la literatura sino de la vida, no habría terminado nunca el cuento.
Es lo que está sucediéndole ahora mismo a esta escritura.
Mi primo Omar y su tragedia están poseyéndome y poseyendo estas páginas que no les estaban destinadas.
—Ricardo Chávez Castañeda —escucho que me llaman por el micrófono, pero no atino a moverme.
—Ricardo Chávez Castañeda.
Reacciono, subo al escenario y empiezo:
—Una de las primeras malas enseñanzas que se nos inculca en el oficio literario, acaso la peor, es que la felicidad no puede escribirse…
12 DE ENERO
4 de septiembre
Es de madrugada. He abierto los ojos en este hotel en Toluca y ya no puedo volver a dormir. Eso hace la posesión. Te saca de todo aquello en lo que estabas. Te descarrila de cualquiera de las rutas por donde ibas hacia algo que te parecía necesario, importante.
13 DE ENERO
5 de septiembre de la muerte de Nacho
Nacho no es mi muerto. Tampoco lo es la novia de mi primo Omar y, sin embargo, con ella, para ella, llevo años siendo una de sus tumbas.
De las historias a escribir en mi lista de libros potencialmente moribles
es la más vieja. Me acompaña desde antes de cumplir yo los veinte años. En aquellos entonces no pensé que alguna vez intentaría ponerla en palabras y contarla (¿realmente qué hacemos con este acto? ¿Hacerle justicia? ¿Ofrecerle algún sentido? ¿Rescatarla del olvido para sencillamente llorarla?), pues en esa época aún soñaba con ser futbolista.
Ahora entiendo que, mientras entrenaba en la selección amateur mexicana con Gonzalo Farfán, Luis Flores y Adrián Chávez, ya estaba fermentándose aunque hoy mismo, 5 de septiembre de 2016, treinta y cinco años después, no tengo ni la más mínima idea de la manera en que saldrá eso
de mis manos, peor aún, ni siquiera sé de dónde va a salir. Y me pongo la mano libre en la frente, en la nuca, en el pecho, en las entrañas, en el sexo. Y, peor de lo peor, ignoro por completo lo que habrá de ser.
Me pregunto, de pronto preocupado, ¿qué estoy por resucitar?, ¿a quién resucitaré?
El dilema ético, la responsabilidad y el compromiso parecen secundarios si se piensan en abstracto, desligados de una historia, pero, al poner tales asuntos en historias, deberíamos petrificarnos.
Paradójicamente me petrifico cuando la historia bajo mi piel comienza a cobrar vida. Hoy día de mi cumpleaños cincuenta y cinco.
14 DE ENERO
6 de