Las Escrituras Antiguas, Utdasofef
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Edgard Noel Aguilar Masdeu
Edgard Noel Aguilar Masdeu nació el 12 de junio de 1993 en la Ciudad de Guatemala. A los 12años nació el gusto por la escritura y poco a poco fue creando el vasto mundo de Tarkisha.Actualmente, planea contar muchas historias ambientadas en este maravilloso mundoinspirado en el real y en los miles de sueños al dormir.
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Las Escrituras Antiguas, Utdasofef - Edgard Noel Aguilar Masdeu
La creación
Los eñhimit
En tiempos inmemoriales, Föut meditaba en el espacio y viendo que estaba solo lanzó un fuerte destello en el vacío tras lo cual fueron creados miles de seres cósmicos conocidos como eñhimit. Todos ellos y bajo las órdenes de Föut construyeron un reino de luz denominado Döimu. En este reino vivían en paz y armonía todos los eñhimit bajo la protección y mandato de su creador Föut, pues él era amor y amaba a todos por igual.
Aun así, Föut los separó en nueve jerarquías descendentes: guardianes, lisat, ubet, jojëit, vulat, qexet, lululat, esalet e iñlisat. Cada uno obedecía a los de la jerarquía superior y a Föut.
Los guardianes eran los eñhimit más poderosos, eran los principales ayudantes de Föut y guardianes de lo bendito. Entre ellos estaban Vöisse, guardián protector; Ehäe, guardiana sanadora; Gäihu, guardián de la iluminación; Ëosi, guardiana alegre; Gimuse, guardiana del amor; Mab, guardiana de la buena dirección; Näisvi, guardián de la vida y, por último, estaba Madogis, guardián de la paz. Entre los ocho, Madogis era el de mayor rango y el mejor dotado, pues su belleza y sabiduría no tenía comparación con ningún otro eñhimi. Él era el segundo al mando y no obedecía órdenes por parte de sus hermanos, pues solo acataba los deseos de Föut, y lo hacía sin cuestionar a su rey y creador.
Los lisat eran los ayudantes de los guardianes y eran dieciséis en total, los cuales eran: Nëiqöifse, Nëicessu, Ñusvi, Tas, Qufis, Funoñöe, Demöiñvi, Gisöe, Donferrote, Jisnumu, Madöu, Vjïe, Zedane, Hesfïon, Mäesim y Miwöeve.
Los ubet eran los ayudantes de los lisat y solo obedecían a estos y a sus superiores. Eran cuarenta y seis en total, los cuales eran: Ventalius, Petracaul, Girena, Qitefomme, Sikunqu, Vierneala, Burtriv, Sarutosuke, Hakades, Aoseidon, Kireus, Excalord, Sinsu, Qevumisu, Kanfatan, Magfrit, Fintree, Torkom, Rukort, Fadragor, Takrien y los veinticinco Trub.
Del resto de los eñhimit no se sabe mayor cosa, solamente de algunos jojëit, vulat, qexet, lululat, esalet e iñlisat. Aun así, todos servían a Föut y a sus superiores.
Destierro
Por su elevada belleza y sabiduría, Madogis empezó a creerse mejor y superior que el resto de eñhimit, hasta el punto de desear tener dominio sobre ellos en su totalidad. Poco a poco ese deseo incontrolable de poder creció en su interior. Entonces, Madogis se acercó a Föut y le pidió que le otorgara más poder, pero su creador conocía sus intenciones, así que le negó dicha petición y le dijo que por su bien se olvidara de eso.
El eñhimi se retiró molesto de la presencia de Föut, y en su soledad fue envenenado por el odio y la envidia, especialmente sobre su creador quien poseía el máximo poder. Luego de un tiempo nació en él un deseo aún más oscuro y ambicioso, el tener en su poder a la Dsïes, la energía más poderosa que le daba la capacidad de crear al igual de deshacer lo ya creado por Föut.
Así que en secreto decidió buscarla para con su poder derrocar a Föut y por fin gobernar a todo Döimu. Pero mientras buscaba se escuchó un gran estruendo, lo que asustó al eñhimi, luego escuchó una voz en su mente que le dijo:
«¿Qué es lo que buscas? —Madogis no emitió ningún sonido, pero Föut conocía sus pensamientos—. Estás buscando a la Dsïes. ¿Acaso no sabes que lo que buscas está en mí? Pues soy yo en esencia y nadie más la puede tener. —El eñhimi se molestó al escucharlo—. Conozco tus oscuras intenciones y por la traición te transformarás en lo que tu corazón se ha convertido».
Madogis se empezó a retorcer y a gritar, de repente, comenzó a materializarse en un ser de piel gris, pelo blanco y aunque aún tenía un aspecto hermoso le brotaron dos cuernos negros en la cabeza, sus brazos y piernas se llenaron de escamas del mismo color y su mirada se tornó roja y oscura llena de maldad.
Con furia y odio, Madogis empezó a gritar lanzando oscuridad por su boca, pero un fuerte destello inundó a todo Döimu y así repeliendo al eñhimi, luego se escuchó la voz de Föut resonar en todo el espacio diciendo:
—Por tu traición hacia tu creador y tus hermanos te destierro por toda la eternidad y nunca más serás bienvenido a Döimu ni en otro lugar en donde yo gobierne. Zamcesi doersa, ñaqi lukcesi aqar y lukcesi raqur.
Y así fue como Madogis fue desterrado del celestial reino de Döimu, y por mucho tiempo ningún eñhimit supo nada de él.
Tarkisha
Ya había pasado mucho tiempo y no se había sabido nada de Madogis. En ese entonces Föut generó una gran explosión en el espacio y de esta creó los miles de astros, muchos brillantes y de diferentes colores. Todos los eñhimit se maravillaron al ver tal belleza, pero el que les llamó la atención fue un pequeño astro que no emanaba luz por sí solo.
—Este es Tarkisha —les dijo Föut—. Aquí es donde pondré mi más preciada creación y a ustedes, mis guardianes, los enviaré a prepararlo antes de que estos sean creados.
El primero en descender fue Vöisse, a quien se le dio el dominio sobre la tierra y todo mineral. Adoptó la forma de un hombre corpulento de tierra con una pesada armadura de diversos metales mezclados y un mazo como arma y herramienta. Él fue quien le dio forma a todas las montañas y cerros, y con la ayuda de sus lisat Nëiqöifse y Nëicessu, creó las vastas gemas preciosas en toda Tarkisha.
La segunda fue Ehäe, a quien se le dio el dominio sobre las aguas. Adoptó la forma de una hermosa mujer de piel pálida azulada con elegantes vestidos de agua y espuma adornados con joyas como de cristal. Ella dio forma a los mares, a todos los lagos y ríos, tanto de la superficie como subterráneos, así mismo creó los polos norte y sur con la ayuda de sus lisat Ñusvi y Tas.
El tercero en descender fue Gäihu, a quien se le dio el dominio sobre el fuego y el sol teniendo su fuente de poder en el centro de Tarkisha. Adoptó la forma de un hombre de dos metros de alto de tez rojiza, sus ojos y cabello eran de fuego que cambiaba de color según la ira que mantuviera; finalmente, de vestimenta solamente portaba un pantalón hecho de cenizas. Él fue el causante que los volcanes del mundo tomaran forma y con la ayuda de sus lisat Qufis y Funoñöe lograba mantenerlos bajo control.
La cuarta fue Ëosi, a quien se le dio el dominio sobre los vientos. Adoptó la forma de una mujer joven de tez pálida con cabellera larga de color negro, en su espalda tenía dos grandes alas emplumadas de color blanco con reflejos plateados; además portaba un vestido blanco hecho con nubes. Amaba viajar por toda Tarkisha contemplando sus maravillas desde las alturas y detestaba presenciar dolor y tristeza, por lo cual, con la ayuda de Ehäe, creaba suaves lluvias cuando fueran necesarias, así como frescas brisas y con la ayuda de sus lisat Demöiñvi y Gisöe lograba que estas no se volvieran tormentas.
La quinta en descender fue Gimuse, a quien se le dio dominio sobre toda vegetación. Adoptó la forma de una mujer adulta hecha de raíces con infinidad de flores y plantas colgantes disimulando cabello, de vestimenta portaba un largo vestido hecho con diminutas hojas. Ella fue quien con la ayuda de sus lisat Donferrote y Jisnumu le dio vida a los magníficos bosques y a las hermosas flores, por lo cual durante mucho tiempo estuvo en constante pleito con su hermano Gäihu por la destrucción que causaban sus volcanes, pero luego comprendió que después de esta lograba crear árboles más fuertes y flores aún más hermosas y únicas.
La sexta fue Mab, quien tomó el lugar de Madogis tras su destierro. Föut le encomendó que guiara a todo ser con raciocinio; que él crearía cuando Tarkisha estuviera lista; hacia un camino de rectitud. Ella adoptó la forma de una mujer con vestidos elegantes hecha de pura luz. Al mismo tiempo descendió el séptimo, Näisvi, a quien se le encomendó el cuidado de toda alma tras la muerte de su cuerpo hasta que la Amvonecevemme llegara a su fin para que el Käodöugoñem se llevara a cabo. Él fue el único eñhimi que descendió a Tarkisha que conservó su forma espiritual y rara vez