Derecho y crimen en la literatura
()
Información de este libro electrónico
Lee más de Víctor Hugo Caicedo Moscote
Epistemología, ética y hermenéutica en el siglo XXI Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUna mirada jurídica a los cuentos de los hermanos Grimm Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Relacionado con Derecho y crimen en la literatura
Libros electrónicos relacionados
Tomar partido: La anticriminología a debate Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn proceso constituyente democrático en Venezuela: la génesis de la Constitución de 1999 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesToros Coleados: Deporte Internacional Desarrollo Histórico Venezuela Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Cambio.: Desde la muerte de Chávez hasta el 6D Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDisputas de altamar: Sir Francis Drake en la polémica española-inglesa sobre las Indias Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa República Baldía: Crónica de una falacia revolucionaria Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDe Carabobo a Puntofijo: Los Causahabientes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesVenezuela y la contrarrevolución cubana Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa comunicación bajo asedio: Balance de 17 años Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesConstituciones fundacionales de Latinoamérica Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesVenezuela: Su Destrucción Y Su Eventual Recuperación Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones70 años de entrevistas en Venezuela Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesInseguridad y violencia en Venezuela: Informe 2008 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAuge y declive de la hegemonía chavista Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Venezuela de Marianto Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Novela La inmaculada Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDicen que están matando gente en Venezuela: Violencia armada y políticas de seguridad ciudadana Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDesocupados y perniciosos: Estudio sobre la vagancia en Jalisco en el siglo XIX Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCausas del fin y muerte de las repúblicas y pararepúblicas (Monarquías Parlament Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCiberdelitos 2: Análisis doctrinario y jurisprudencial Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesConstitución de una República imaginaria Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Libro de Testamentos de Culhuacán: Vida y Muerte entre los Nahuas del México Central, siglo XVI Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesOjos celestes: Memorias de un subversivo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMi abuelo Rómulo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMujeres patriotas y realistas entre dos órdenes: Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesConstitución de La Gran Colombia de 1821 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Quintiada (1912-1925) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl fin de las democracias pactadas: Venezuela, España y Chile Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCrónicas de la ciudad asediada: Venezuela, 2014-2019 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesColombia y Venezuela: 20 testimonios Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Ficción general para usted
Crimen y castigo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Divina Comedia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Meditaciones Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La península de las casas vacías Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRebelión en la Granja (Traducido) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La milla verde (The Green Mile) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Ilíada y La Odisea Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La matriz del destino: El viaje de tu alma Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La mujer helada Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Trópico de Cáncer Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La nostalgia de las almendras amargas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La casa encantada y otros cuentos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Mañana y tarde Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las ciudades invisibles Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Invención De Morel Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los años Calificación: 5 de 5 estrellas5/5100 cartas suicidas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El gran Gatsby Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Memoria de chica Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos para pensar Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Novela de ajedrez Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos de horror Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Categorías relacionadas
Comentarios para Derecho y crimen en la literatura
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Derecho y crimen en la literatura - Víctor Hugo Caicedo Moscote
— CUENTOS —
LA CONFESIÓN
Guy de Maupassant [Francia, 1850-1893]
Todo Véziers-le-Réthel había asistido al duelo y al entierro del señor Badon-Leremince, y las últimas palabras del discurso del delegado de la Prefectura se grabaron en la memoria de todos: ¡Era un modelo de honradez!
Modelo de honradez lo había sido en todos los actos apreciables de su vida, en sus palabras, en su ejemplo, en su actitud, en su comportamiento, en sus negocios, en el corte de su barba y la forma de sus sombreros. Jamás había dicho una palabra que no encerrara un ejemplo, jamás había dado una limosna sin acompañarla con un consejo, jamás había tendido la mano sin que pareciera una especie de bendición.
Dejaba dos hijos: un varón y una hembra; el hijo era diputado provincial, y la hija, casada con un notario, el señor Poirel de la Voulte, una de las más encopetadas damas de Véziers.
Se mostraban inconsolables por la muerte de su padre, pues lo amaban sinceramente.
En cuanto terminó la ceremonia, regresaron a la casa del difunto y, encerrándose los tres, el hijo, la hija y el yerno, abrieron el testamento que debían conocer ellos solos, y sólo después de que el ataúd hubiera recibido tierra. Una anotación en el sobre indicaba esta voluntad.
Fue el señor Poirel de la Voulte quien rompió el sobre, en su calidad de notario habituado a estas operaciones, y, ajustándose las gafas en la nariz, leyó, con su voz apagada, habituada a detallar los contratos:
Hijos míos, queridos hijos, no podría dormir tranquilo el sueño eterno si no les hiciera, desde el otro lado de la tumba, una confesión, la confesión de un crimen cuyos remordimientos han desgarrado mi vida. Sí, he cometido un crimen, un crimen espantoso, abominable.
Tenía yo entonces veintiséis años y hacía mis primeras armas en el foro, en París, llevando la vida de los jóvenes de provincias que van a parar, sin relaciones, sin amigos, sin parientes, a esa ciudad.
Tuve una amante. Mucha gente se indigna ante esa mera palabra, una amante
, pero hay seres que no pueden vivir solos. Yo soy de esos. La soledad me llena de una terrible angustia, la soledad en el hogar, junto a la chimenea, por la noche. Me parece entonces que estoy solo en la tierra, espantosamente solo, pero rodeado por vagos peligros, por cosas desconocidas y terribles; y el tabique que me separa de mi vecino, de un vecino al cual no conozco, me aleja de él tanto como de las estrellas que vislumbro desde mi ventana. Me invade una especie de fiebre, una fiebre de impaciencia y de temor; y el silencio de las paredes me asusta. ¡Es tan profundo y triste ese silencio de la habitación donde uno vive solo! No se trata solamente de un silencio en torno al alma, y cuando un mueble cruje, uno se estremece, hasta lo hondo del corazón, pues no espera el menor ruido en ese tétrico albergue.
Cuántas veces, nervioso, atemorizado por esa inmovilidad muda, no me habré puesto a hablar, a pronunciar palabras, sin orden ni concierto, para hacer ruido. Mi voz entonces me parecía tan extraña que también me daba miedo. ¿Hay algo más espantoso que hablar solo en una casa vacía? La voz parece de otro, una voz desconocida, que habla sin motivo, con nadie, en el aire vacío, sin ningún oído que la escuche, pues ya se sabe, antes de que se escapen en la soledad del piso, las palabras que van a salir de la boca. Y cuando resuenan lúgubremente en el silencio, ya sólo parecen un eco, el eco singular de palabras pronunciadas muy bajito por el pensamiento.
Tuve una amante, una joven como todas esas jóvenes que viven en París de un oficio insuficiente para alimentarlas. Era dulce, buena, sencilla; sus padres vivían en Poissy. Ella iba a pasar unos días en su casa de vez en