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Miyuki Ishikawa: La comadrona del infierno
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Miyuki Ishikawa: La comadrona del infierno
Libro electrónico56 páginas52 minutos

Miyuki Ishikawa: La comadrona del infierno

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En 1948, dos agentes de policía japoneses que hacían su ronda habitual patrullando las calles de Shinjuku, Tokio, dieron el alto a un ciclista que decía transportar mandarinas a casa de un familiar. Al inspeccionar la bicicleta, encontraron varias prendas de ropa y, envuelto en ellas, el pequeño cuerpo inerte de un bebé. Los policías acompañaron al detenido hasta la funeraria donde trabajaba y allí encontraron otros cuatro cadáveres más, también de bebés.

El espeluznante relato del detenido llevó a la policía a investigar una maternidad privada dirigida por Miyuki Ishikawa, más tarde conocida como la «comadrona del infierno», en uno de los episodios más sórdidos de la historia de Japón.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento8 sept 2022
ISBN9788702367485
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    Miyuki Ishikawa - Galka

    Miyuki Ishikawa

    La comadrona del infierno

    Galka

    Traducido por Enrique Barrasa Dueñas

    © Galka, 2021

    Título original: Miyuki Ishikawa

    Traducido por: Enrique Barrasa Dueñas

    Diseño de cubierta: Leo Fróes

    ISBN 978-87-02367-48-5

    © de esta edición: Word Audio Publishing International/Gyldendal A/S, Copenhague 2022

    Klareboderne 3, DK-1115

    Copenhague K

    www.gyldendal.dk

    www.wordaudio.se

    Esta es una obra de ficción. Todos los personajes, organizaciones y eventos retratados en esta novela son productos de la imaginación del autor o se utilizan ficticiamente. Todos los derechos reservados. Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal).

    Cuando los ancianos japoneses hablan del pasado, a menudo lo hacen sobre «aquello que ocurrió en la era Shōwa». A veces mencionan el año, por ejemplo, «el año 41 de la era Shōwa». Un gaijin —así llaman a quienes no son japoneses— puede confundirse y pensar que se refieren a 1941. Pero, de hecho, el año 41 de la era Shōwa corresponde al año 1966 de nuestro calendario. La era Shōwa abarca sesenta y cuatro años de historia japonesa: de 1926 a 1989. Estos estuvieron marcados por algunos hechos que fueron, sin duda alguna, importantes para toda la humanidad, y especialmente intensos en el caso de Japón: un estado militar, la guerra sino-japonesa, su participación y derrota en la Segunda Guerra Mundial, las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, la ocupación por parte de los aliados y el milagro económico japonés.

    El nombre de esta era deriva de una referencia hecha por el emperador Hirohito. Es posible rastrear su origen hasta uno de los escritos chinos más antiguos, los llamados Clásicos de historia, y se puede traducir como «paz ilustrada». Si este ideal fue alcanzado o no durante el periodo Shōwa, es una cuestión que deberán debatir los historiadores y las generaciones futuras.

    Las épocas históricas son como palacios. Algunas habitaciones son grandes y están decoradas e iluminadas: son las que todo el mundo conoce, ya que han sido fotografiadas y dibujadas cientos de veces para que todos admiremos la belleza del pasado. Pero los palacios también albergan habitaciones secretas y mazmorras que pasan desapercibidas. Para juzgar el edificio en su conjunto, tenemos que descender a los niveles inferiores: los lugares a los que no llega la luz del sol, las cañerías ocultas y lo que se esconde tras las puertas cerradas a cal y canto. Solo al conocer esos lugares secretos podremos formarnos una opinión exacta. Y lo mismo ocurre con las épocas históricas.

    Hoy vamos a explorar las mazmorras de la era Shōwa y escuchar una historia del escritor y político japonés Kenji Yamamoto llamada Imposible e inaguantable. Para ello, descenderemos hasta un sótano que los japoneses han evitado durante los últimos setenta años.

    ***

    La tarde del 12 de enero de 1948 era fría y húmeda. Los agentes de policía Shibayama y Ono, del distrito de Waseda, hacían su ronda habitual patrullando las calles de Shinjuku, una de las regiones de Tokio. Shinjuku, que significa «nuevo pabellón», empezó siendo un pequeño asentamiento, hace trescientos años, emplazado en el cruce de dos carreteras. La gente solía pernoctar allí antes de iniciar la última etapa de su largo viaje a Edo, el antiguo nombre de Tokio. Los lugareños más emprendedores ofrecían a los viajeros servicios y entretenimiento, tanto legales como ilegales. Los bares y burdeles, junto con el alcohol, proliferaron tanto que llamaron la atención de las autoridades y, al final, se prohibieron. El asentamiento entró en declive hasta 1865, fecha en la que se inauguró una estación de tren y Shinjuku volvió a crecer de manera exponencial.

    Hoy en día, Shinjuku es el epicentro comercial y administrativo de Tokio y está repleto de rascacielos y servicios de entretenimiento y ocio. Más de tres millones y medio de personas pasan por su estación cada día, lo que, de acuerdo con El libro Guinness de los récords, la convierte en la estación más concurrida del mundo.

    Pero la situación era muy diferente en el momento de nuestra historia. Los agentes Shibayama y Ono caminaban por una calle oscura y con el pavimento roto: debían ir con cuidado para no

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