Veredas de la docencia
Por Caza De Versos
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Nos preparamos para enseñar, pero es la vida quien nos enseña a través de las experiencias que nunca dejamos de aprender. En la docencia, al portar la flama de la enseñanza, cada uno toma su camino, toma su vereda, y forja poco a poco su preciada carrera
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Veredas de la docencia - Caza De Versos
VEREDAS DE LA DOCENCIA
Un maestro trabaja para la eternidad, nadie puede decir dónde acaba su influencia
-H. Adams
Los siguientes escritos corresponden a las experiencias de estudiantes y docentes egresados de la Escuela Normal Pablo Livas
Cerebrum, cor et voluntas
VEREDAS DE LA DOCENCIA
Nos preparamos para enseñar, pero es la vida quien nos enseña a través de las experiencias que nunca dejamos de aprender. En la docencia, al portar la flama de la enseñanza, cada uno toma su camino, toma su vereda, y forja poco a poco su preciada carrera
AUTORES
Domingo Pereyra García
Magaly Anahí Sánchez de la Cruz
Anjelmira Ríos García
Iván Mejía Jasso
Rubi Adriana Garza Coronado
Miranda Sánchez Ibarra
Kristal Yesbeth Ramos Rivas
Madeline Ruiz Mata
Briceida Lucio Torres
Andrés Aarón Carmona Arrona
José Antonio Torres Samaniego
Jonathan Leonel Gutiérrez Lozano
Angel Oropeza Chapa
René Andrés Torres Maldonado
Emily Guadiana Domínguez
Cassandra Jaquelin Moreno Mendoza
Elda Riojas
Alexa Landín de Llano
Lesly Zharick González García
Narda Elisa Espinosa Zúñiga
Yocksy Aracely Alejandro Ovalle
Jannet G. Flores Camacho
Ivi Desire Campos Romero
Evelyn Nohemí Rivas Sánchez
Jazmín Rodríguez Zúñiga
Samantha Garza González
Nadia Elizabeth Vidaurri López
Danna Estefanía Gutiérrez Hernández
Angela García Ruíz
Ana Cecilia Reyes Zacarias
Laura Alicia González Reyes
Aldo Trinidad Sánchez García
Dana Judith Armendariz Contreras
Emily Espinoza Arévalo
Brenda Berenice Meléndez Gómez
Tania García Robles
José Bazaldúa Mendoza
Alejandro Benjamín Silva Flores
VEREDAS DE LA DOCENCIA
En memoria de
Maestro Javier Arturo Solís Montemayor
Maestro Juan Guillermo Ibarra Castellanos
Gracias por dejar huella en sus familias, estudiantes y nuestra noble institución
VEREDAS DE LA DOCENCIA
Primera generación
Domingo Pereyra García
Sabinas Hidalgo, Nuevo León
En mi hogar había pocos recursos, mis padres se dedicaban al campo y no tenían la posibilidad de brindarnos muchas oportunidades a todos los miembros de la familia. La mayoría de mis hermanos trabajaba en diferentes cultivos o cuidando ganado.
En aquella época, cuando era adolescente, papá y mamá debido a mi interés por seguir estudiando me comentaron que harían lo posible para que pudiera cumplir aquel anhelo. Realmente hicieron hasta lo imposible. Al principio tenía en mente diversas opciones para llevar a cabo mis estudios, entre ellas se encontraba la docencia, y luego de analizar la situación de mis padres y la mía de manera personal, opté por llevar a cabo mis esfuerzos en esta carrera para convertirme en maestro.
Al principio me tuve que mudar a la ciudad de Monterrey, Nuevo León, e iniciar mis estudios en la Escuela Normal Miguel F. Martínez ya que en Sabinas Hidalgo aún no se realizaba la apertura de la Escuela Normal Pablo Livas.
Estuve como foráneo, tres meses en la Escuela Normal Miguel F. Martínez. Posteriormente, me dieron la opción de integrarme a otra institución de mi municipio natal. Fue así que en noviembre llegué a la Escuela Normal Pablo Livas, la cual se acababa de fundar. Mis compañeros en aquel tiempo, obviamente siendo estudiantes, eran Francisco J. Montemayor, Javier Arturo Solís Montemayor, Edelmira Durán, Delia Guadiana, Socorro Cervantes, Norma Morton, Laura Ema Saldaña y Sofía García Cuéllar. En mi grupo, con todos me llevaba muy bien, pero mi mejor amigo era Javier Arturo Solís Montemayor, hicimos una gran amistad.
Desde que ingresé me sentí decidido por concluir, pues sabía el esfuerzo que estaban haciendo mis padres para que pudiera estudiar. Las asignaturas más complicadas para mí eran ética y filosofía, requerían el doble de mi dedicación. En aquel tiempo, desde que empezamos siendo estudiantes trabajábamos en los planteles escolares de la localidad, el gobierno nos pagaba sesenta pesos al mes, era muy poco.
Los años en que me desempeñé como estudiante normalista fueron muy agradables, aprendí demasiado, tanto de los catedráticos como de mis compañeros y estudiantes en los planteles escolares donde me tocó practicar.
Egresé en junio de 1951 gracias a mis padres y al empeño que realizaba al acudir a clases. Saliendo estuve trabajando en una escuela durante todo ese ciclo escolar en Sabinas Hidalgo, es decir, hasta 1952. En ese momento me otorgaron una plaza en Aramberri, Nuevo León. Allá me pagaban cuatrocientos pesos, fue mayor el sueldo teniendo mi nombramiento. A la edad de 22 años comencé trabajando como director ya que en la escuela donde me asignaron no contaban con uno, por lo cual debía de cumplir con el puesto directivo y docente. Todos los miembros del personal eran mayores que yo, lo cual me causó cierto temor, pero lidié con ello. La edad no determina tus capacidades.
Me seguí preparando, pagué mis estudios en la Escuela Normal Superior Moisés Sáenz Garza con mi sueldo, lo cual me abrió más oportunidades de trabajo.
En Aramberri duré dieciocho años trabajando, tanto en educación primaria como en secundaria, ahí conocí a mi esposa. Junto a los maestros Rubén de Luna y Eliud Galván, fundé la secundaria Pablo Livas en el municipio.
En aquel lugar, recuerdo que, en mis inicios, brindé clases a un estudiante de escasos recursos proveniente de una comunidad llamada El Nacimiento de nombre Eufemio Porras. Al salir de la secundaria el estudiante tenía la convicción de estudiar para convertirse en maestro. Yo me encontraba estudiando en la Normal Superior por lo cual me había trasladado a Monterrey y ahí me enteré que se había abierto la convocatoria del examen de admisión para ingresar a la Escuela Normal Miguel F. Martínez. De inmediato mandé una carta a Aramberri para que enviaran al niño a presentar el examen. Se hizo lo posible para que el alumno se trasladara a Monterrey y pudiera presentar. Por desgracia, la aplicación concluyó días antes. Debido a esto, me acerqué con el director y le comenté que el alumno tenía un excelente promedio y que era el primer lugar de su generación. Abogué para que le dieran una oportunidad; a veces solo necesitamos eso.
Eufemio obtuvo uno de los promedios más altos en el examen de admisión. Comenzó a estudiar en la institución y logró concluir. De hecho, siguió estudiando, se pudo superar y ayudar a su familia. Esa es una de las tantas anécdotas que tengo en mi memoria. Me llena de satisfacción haber podido ser parte de su proceso de enseñanza y haber influido en su vida para bien,
Luego de aquella época en Aramberri llegué a Bustamante, Nuevo León, donde también estuve laborando como directivo, en este caso durante seis años. Después regresé a Sabinas Hidalgo donde duré doce años, ocho como director y cuatro como inspector. Tuve la dicha de fundar la secundaria Leona Vicario en el municipio que me vio nacer. Los maestros que formaban parte de la planta docente en aquel momento eran Martín Guadalupe Elizondo, Francisco Montemayor Vedia, Epifanio Hernández, Javier Guzmán, María Elena Román, María Elena Montemayor y María Elena Ramos García.
En 1989 regresé a Aramberri como inspector, estuve trabajando cuatro años. Posterior a ello me jubilé, en aquel momento cumplí cuarenta y cinco años de servicio y tenía sesenta y tres años de edad.