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Misal Mensual. Noviembre 2024.: Misal Mensual Buena Prensa, #11
Misal Mensual. Noviembre 2024.: Misal Mensual Buena Prensa, #11
Misal Mensual. Noviembre 2024.: Misal Mensual Buena Prensa, #11
Libro electrónico212 páginas2 horas

Misal Mensual. Noviembre 2024.: Misal Mensual Buena Prensa, #11

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Información de este libro electrónico

El Misal mensual es un folleto de publicación mensual que contiene el Ordinario de la Misa, las lecturas y las oraciones propias de cada día del mes. Además, incluye un comentario a las intenciones del Santo Padre para el mes correspondiente, el santo Rosario y las partituras para los cantos.

IdiomaEspañol
EditorialBuena Prensa
Fecha de lanzamiento30 oct 2024
ISBN9798227007469
Misal Mensual. Noviembre 2024.: Misal Mensual Buena Prensa, #11

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    Misal Mensual. Noviembre 2024. - Buena Prensa

    Portada de Misal Mensual. Noviembre 2024. hecha por Buena Prensa

    + Mons. Víctor Sánchez Espinosa, Arzobispo de Puebla de los Ángeles.

    Presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Litúrgica.

    Misal Mensual letra grande

    Año 7. Número 83. Noviembre 2024. Publicación mensual editada y distribuida por

    Obra Nacional de la Buena Prensa, A. C. Apartado M-2181, 06000,

    Ciudad de México. Orozco y Berra 180, Santa María la Ribera.

    Director general y editor responsable: Felipe Espinosa Torres, SJ.

    Portada:

    La Ascensión de Cristo

    Jan Alojzy Matejko (1838-1893).

    Museo Nacional de Varsovia, Polonia.

    Contraportada:

    San Martín y el mendigo

    Anthony van Dyck (1599-1641).

    Iglesia de san Martín, Zaventem, Bélgica.

    CDMX

    Teléfonos: 55 5546 4500 y 800 5024 090

    Ventas: opción 1

    Suscripciones: opción 2

    ventas@buenaprensa.com - suscripciones@buenaprensa.com

    www.buenaprensa.com

    Con aprobación eclesiástica.

    Se terminó de imprimir el 9 de septiembre de 2024. Publicación periódica. Porte pagado.

    Autorizado por SEPOMEX. Registro Postal número PP09-0316 IM09-0259. Características 218551210. Certificados de Licitud de Título y Contenido Nos. 1383 y 775 respectivamente. Certificado de Reserva de Derechos de Autor, número 04-2016-072917172300-102. Hecho en México.

    Impreso en México por Arte Editorial, S. A. de C. V.

    ORDINARIO DE LA MISA

    RITOS INICIALES

    CANTO DE ENTRADA

    Si no hay canto, se recita la antífona de entrada. Terminado el canto, el sacerdote dice:

    En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

    El pueblo responde: Amén.

    SALUDO

    El sacerdote hace la señal de la cruz y saluda a la asamblea en nombre del Señor con éstas o parecidas palabras.

    La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes. – Y con tu espíritu.

    ACTO PENITENCIAL

    Los fieles se preparan para celebrar la Eucaristía, reconociendo sus pecados:

    Hermanos: para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados.

    Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, pala­bra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

    El sacerdote concluye:

    Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén.

    Señor, ten piedad. – Señor, ten piedad.

    Cristo, ten piedad. – Cristo, ten piedad.

    Señor, ten piedad. – Señor, ten piedad.

    GLORIA

    Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo; Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.

    ORACIÓN COLECTA

    LITURGIA DE LA PALABRA

    PRIMERA LECTURA

    Los domingos se toma del Antiguo Testamento, excepto en el Tiempo Pascual, que se toma del libro de los Hechos de los Apóstoles.

    SALMO

    El salmo se canta o recita por un salmista desde el ambón. La asamblea participa con la respuesta (R.).

    SEGUNDA LECTURA (en los domingos y solemnidades)

    Está tomada de una carta escrita por un apóstol (casi siempre por san Pablo) dirigida a alguna de las primeras comunidades cristianas.

    ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

    Aclamamos a Cristo, que nos va a hablar ahora en el Evangelio. Durante la Cuaresma, el Aleluya se reemplaza con una aclamación distinta. El verso lo canta el coro o el cantor.

    EVANGELIO

    Es la cumbre de la Liturgia de la Palabra. Escuchamos al Señor, que está vivo entre nosotros y nos habla hoy.

    HOMILÍA

    PROFESIÓN DE FE

    Terminada la homilía, cuando está prescrito, se canta o se dice el Símbolo o Profesión de fe:

    Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesu­cristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo,

    En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre, todos se inclinan.

    y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

    En lugar del Símbolo Niceno-constantinopolitano, sobre todo en el Tiempo de Cuaresma y en el Tiempo Pascual, se puede emplear el Símbolo bautismal de la Iglesia de Roma, también llamado de los Apóstoles.

    Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,

    En las palabras que siguen, hasta María Virgen, todos se inclinan.

    que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

    PLEGARIA UNIVERSAL

    LITURGIA EUCARÍSTICA

    PREPARACIÓN DE LOS DONES

    Se lleva el pan y el vino al altar. También se recogen los dones para la Iglesia y para los pobres.

    Presentación del pan

    Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.

    – Bendito seas por siempre, Señor.

    Por el misterio de esta agua y este vino, haz que compartamos la divinidad de quien se ha dignado participar de nuestra humanidad.

    Presentación del vino

    Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación.

    – Bendito seas por siempre, Señor.

    Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.

    Lava del todo mi delito, Señor, y limpia mi pecado.

    Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.

    – El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

    ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

    PLEGARIA EUCARÍSTICA

    El Señor esté con ustedes. R. Y con tu espíritu.

    Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

    Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario.

    PREFACIO III PARA LOS DOMINGOS DEL TIEMPO ORDINARIO

    Nuestra humanidad salvada por la humanidad de Cristo

    En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque reconocemos como obra de tu poder admirable no sólo haber socorrido nuestra débil naturaleza con la fuerza de tu divinidad, sino también el haber previsto el remedio en nuestra misma naturaleza mortal, y así, con lo que fue la causa de nuestra ruina, con eso mismo nos diste la salvación, por Cristo, Señor nuestro. Por él, los ángeles cantan con júbilo eterno y nosotros nos unimos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza: Santo, Santo, Santo…

    PREFACIO I DE LA EUCARISTÍA El sacrificio y el sacramento de Cristo

    En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. El cual, verdadero y eterno Sacerdote, al instituir el sacrificio de la eterna alianza, se ofreció primero a ti como víctima salvadora, y nos mandó que lo ofreciéramos como memorial suyo. Cuando comemos su carne, inmolada por nosotros, quedamos fortalecidos; y cuando bebemos su sangre, derramada por nosotros, quedamos limpios de nuestros pecados. Por eso, con los ángeles y los arcángeles, con los tronos y dominaciones y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…

    PREFACIO II DE SANTA MARÍA VIRGEN La Iglesia alaba a Dios con las palabras de María

    En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación proclamar que eres admirable en la perfección de todos tus santos, y de un modo singular en la perfección de la Virgen María. Por eso, al celebrarla hoy, queremos exaltar tu benevolencia inspirados en su propio cántico. Pues en verdad, has hecho maravillas por toda la tierra, y prolongaste tu misericordia de generación en generación, cuando, complacido en la humildad de tu sierva, nos diste por su medio al autor de la salvación, Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro. Por él, los ángeles y los arcángeles te adoran eternamente, gozosos en tu presencia. Permítenos unirnos a sus voces cantando jubilosos tu alabanza: Santo, Santo, Santo…

    PREFACIO I DE LOS APÓSTOLES Los apóstoles, pastores del pueblo de Dios

    En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque tú, Pastor eterno, no abandonas a tu rebaño, sino que por medio de los santos Apóstoles, lo cuidas y lo proteges siempre, para que sea gobernado por aquellos mismos pastores que le diste como vicarios de tu Hijo. Por eso, con los ángeles y los arcángeles, con los tronos y dominaciones y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…

    PREFACIO COMÚN V Proclamación del misterio de Cristo

    En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Cuya muerte celebramos unidos en caridad, cuya resurrección proclamamos con viva fe, y cuyo advenimiento glorioso aguardamos con firmísima esperanza. Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar: Santo, Santo, Santo…

    PREFACIO COMÚN VI El misterio de nuestra salvación en Cristo

    En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado. Él es tu Palabra, por quien hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de la Virgen María, fuera nuestro Salvador y Redentor. Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección extendió sus brazos en la cruz y así adquirió para ti un pueblo santo. Por eso, con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria, diciendo: Santo, Santo, Santo…

    PREFACIO I DE DIFUNTOS La esperanza de la resurrección en Cristo

    En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. En él resplandece la esperanza de nuestra feliz resurrección; y así, aunque la certeza de morir nos entristece, nos consuela la promesa de la futura inmortalidad. Pues, para quie­nes creemos en ti, Padre, la vida no se acaba, se transforma; y disuelta nuestra morada terrenal, se nos prepara una mansión eterna en el cielo. Por eso, con los ángeles y los arcángeles, con los tronos y dominaciones y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…

    ACLAMACIÓN

    Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.

    PLEGARIA EUCARÍSTICA II

    En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado. Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor. Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y así adquirió para

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