Mujeres SIgnacio
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IGNACIO DE LOYOLA Y LA MUJER Wenceslao Soto Artuedo La Congregacin General 34 de la Compaa de Jess, celebrada en Roma del 5 de enero al 22 de marzo de 1995 aprob, entre otros, dos decretos, uno sobre la mujer y otro sobre los laicos1. El primero, especialmente aplaudido a pesar de lo inesperado, se dirige a los jesuitas, y pretende que, en fidelidad a su misin, no olviden un problema tan evidente como el de esa tradicin civil y eclesial que ha ofendido a la mujer (n. 9). En el segundo se refleja el tema de la cooperacin con el laicado, que fue el que ms inters haba despertado en vsperas de la Congregacin General. Este trabajo puede considerarse como la presentacin de los precedentes histricos de ambos temas en la Compaa: Por un lado pretendemos situar la relacin histrica de Ignacio de Loyola y su Compaa de Jess con la mujer en los trminos que segn los datos actuales parecen ms adecuados, lejos ya del mito de la misoginia con la que se ha tildado durante tiempo al fundador de esta orden religiosa. Recorreremos las diversas etapas de su vida y el papel que en ellas jugaron figuras femeninas. Relatamos las obras llevadas a cabo por San Ignacio y la incipiente Compaa en pro de la mujer marginada en Roma, en colaboracin con mujeres de la nobleza romana. Tambin trataremos la colaboracin de laicas con la Compaa de Jess incipiente, incluso la militancia en sus filas de algunas mujeres; en unos casos se trataron de intentos fallidos, pero hubo una excepcin que se llev hasta el final, la de Juana de Austria, que hizo los votos de los escolares jesuitas, estado en el que muri. Por otro lado, el cuarto centenario de la muerte de Felipe II que se conmemora en el ao 1998 tambin nos da ocasin de ocuparnos de su hermana, Juana de Austria, que fue regente de Espaa durante los cinco aos de ausencia de Felipe II, desplazado a Inglaterra y Flandes. 1. Misoginia ignaciana? La Compaa de Jess es, quizs, la nica de las grandes rdenes religiosas que no tiene rama femenina. Durante tiempo se ha explicado esta anomala por una supuesta misoginia de su fundador. Mucho tuvo que ver el jesuita Pedro de Ribadeneira (15261610) primer bigrafo oficial de San Ignacio de Loyola, en privarlo de naturalidad y corazn en el trato con la mujer. Esta biografa2 fue publicada en Npoles en 1572 con ilustraciones de Rubens, cuando el mito misgino de Ignacio haba sido ya delineado por Francisco de Borja (1510-1572), tercer general de la orden. Para entender esta postura
Decreto 14 La Compaa y la situacin de la mujer en la Iglesia y en la sociedad, Decreto 13 Colaboracin con los laicos en la misin, Congregacin General 34 de la Compaa de Jess, Mensajero, Bilbao 1995, pp. 283-313. Fruto de esta preocupacin de la Compaa es la publicacin de la Fundacin Lluis Espinar: ARANA, M J., Rescatar lo femenino para reanimar la tierra, Cristianisme i Justcia, Barcelona 1997; AGNDEZ, M., Colaboracin con los laicos en la misin, en Educacin, misin compartida, MADRID, CONEDSI, 1997, 15-33; OHANLON, Th., A theological reflection on Jesuits and the situation of women in Church and civil Society, Milltown Studies (1997) Winter, 147157; ROBITALLE S., La collaboration fminine et les jsuites, Cahiers de spiritualit ignatienne, Supplments 44 (1997), 63-69. 2 Vita Ignatii Loiolae, edicin crtica en Monumenta Historica Societatis Iesu, Monumenta Ignatiana, series quarta, Fontes Narrativi IV, Roma 1965.
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de Borja hay que tener en cuenta que ste descenda de papa Alejandro VI y es posible que desarrollara esta actitud como expiacin por un supuesto complejo de culpabilidad. Sobre esta base, Virgilio Cepari en la Vita di Luigi Gonzaga y Alfonso Rodrguez en los Ejercicios de perfeccin definieron la imagen del jesuita misgino, atribuyndola a Ignacio. Hugo Rhaner desmont la teora misgina estudiando la amplia correspondencia de Ignacio con un buen nmero de damas humildes y grandes.3 Curiosamente el primer texto conservado de Ignacio, si bien es una copia del original, de 1524, corresponde a una carta a una mujer, a Ins Pascual. Existen publicadas 6.813 cartas escritas por Ignacio o en su nombre; la inmensa mayora dirigida a jesuitas. De entre las dirigidas a seglares, nos han llegado 89 que tenan como destinatarias a mujeres. Tambin han permanecido hasta hoy 50 cartas remitidas a l por mujeres.4 Hugo Rahner estudi el contenido de esta amplia y diversificada correspondencia, deshaciendo el mito de la misoginia ignaciana, e iniciando una lnea de investigacin que, a juzgar por las publicaciones en torno al mismo tema, ha tenido un cierto xito.5 2. Relaciones con Ignacio de Loyola y la mujer Siguiendo a Mario de Maio, reconstruimos la relacin de Ignacio de Loyola con la mujer marcando tres etapas: la juventud hasta 26 aos, la madurez del buscador de Dios hasta los 50, y la de General de la Compaa hasta su muerte con 65 aos en 1556.6 2.1. Etapa de la juventud
RAHNER, H., Ignace de Loyola: correspondance avec les femmes de son temps, Descle de Brouwer, Pars 1964, traduccin del original alemn Ignatius von Loyola. Briefwechsel mit Frauen, 1956. 4 Edicin crtica de las cartas de San Ignacio en: S. Ignatii de Loyola Epistolae et Instructiones, (en adelante Ep. Ig.) 12 vol. Madrid (1903-1911), reimpresin en Institutum Historicum Societatis Iesu, Roma, (1964-1968). Las obras y cartas de San Ignacio tambin estn disponibles en el CD-ROM Polanco, The writings of Saint Ignatius of Loyola, The Institute of Jesuit Sources, Saint Louis, Missouri, 1996. Las cartas remitidas a l por mujeres estn editadas en: Epistolae Mixtae ex variis Europae locis ab anno 1537 ad 1556 scriptae, 5 vol. Institutum Historicum Societatis Iesu, Madrid (1898-1901). 5 Hay varios trabajos dedicados a estudiar la relacin de Ignacio de Loyola con las mujeres, a modo de ejemplo citamos los siguientes: DURAO, P., Presenas femininas na vida de S. Incio, Brotria,63 (1956), 5-15; MATEOS, F., Personajes femeninos en la historia de san Ignacio, Razn y Fe, 154 (1956), 395-418; GENTILLI, E., SantIgnazio di Loyola - Isabella Roser, en Lamore, lamiticia e Dio, Torino, Gribaudi, 1978, pp. 291-297; BLZQUEZ, N., San Ignacio y la marginacin femenina en CARO BAROJA, J (Dir.) y BERISTAIN, A. (Compilador), Ignacio de Loyola, Magister Artium en Pars, 1528-1535. Libro-homenaje de las Universidades del Pas Vasco y de la Sorbonne a Ignacio de Loyola en el V Centenario de su nacimiento, Caja Guipzcoa San Sebastin, San Sebastin, 1991, pp. 135-145; MAIO, Romeo de, Ignacio di Loyola e la donna en ALDEA, Q., Ignacio de Loyola en la gran crisis del siglo XVI. Congreso Internacional de Historia, Madrid 19-21 nov. de 1991, Universidad Complutense/Mensajero/Sal Terrae, Bilbao 1992, pp. 283-286; LACOUTURE, J., Nada de mujeres!, en Jesuitas. I: Los conquistadores, Paids, Barcelona 1993, pp. 229-265; RINALDI, B., Ignacio di Loyola tra donne e inquisitori, en Fratri e suore, S. Gabriele, Editoriale Eco, 1995, pp. 95-108. La Revista Manresa dedic un nmero monogrfico a este tema en 1994, destacndose los siguientes artculos: GARCA MATEO, R., Mujeres en la vida de Ignacio de Loyola, Manresa, vol. 66 (1994), pp. 339353; THIO, S., Ignacio, padre espiritual de mujeres, Manresa, vol. 66 (1994), pp. 417-436; GARCA MATEOS, R., Le femmes dans la vie dIgnace de Loyola, Christus 43 (1996), pp. 224-236. 6 MAIO, Romeo de, Ignacio di Loyola e la donna en ALDEA, Q., Ignacio de Loyola en la gran crisis del siglo XVI. Congreso Internacional de Historia, Madrid 19-21 nov. de 1991, Universidad Complutense/Mensajero/Sal Terrae, Bilbao 1992, pp. 283-284
igo Lpez de Loyola, quien desde su etapa de Pars ser llamado Ignacio de Loyola, naci en la casa torre de Loyola, entre Azpeitia y Azcoitia (Guipzcoa) por el ao de 1491. Parece que no conoci a su madre, Doa Marina Snchez de Licona, que debi de morir al poco de su nacimiento. Esta situacin ha sido estudiada por todos los que han intentado delinear los rasgos psicolgicos de Ignacio de Loyola, pero siempre alumbrando hiptesis difciles de demostrar, asumiendo los presupuestos psicoanalticos. Ignacio Tellechea valora la trascendencia psicolgica de esta situacin, remitiendo al concepto de la urdimbre primigenia del psiquiatra espaol Rof Carballo, apuntando como posible la explicacin de la poca estatura y su espritu errante, como efecto de la privacin de la relacin materna.7 Para Jess Arroyo la carencia del afecto materno deteminar el narcisismo y el carcter dulico, que plantea las elecciones entre s y no, eliminando los tonos intermedios. Compensa esta falta con el ensimismamiento esquizoide como mecanismo de defensa, junto con la valoracin de la figura paterna. Concluye, gratuitamente, que igo no conoci amor de mujer, y por lo tanto, lo mejor que pudo hacer fue elegir una profesin donde la mujer quedaba excluida.8 Una elucubracin ms completa es la del jesuita norteamericano W. Meissner, al enumerar los posibles efectos de la falta de la madre: Una penetrante sensacin de prdida y una depresin subyacente de un anhelo insatisfecho de cario y reunin con la madre perdida que afectara sus futuras relaciones con las mujeres, la idealizacin y el engrandecimiento de la imagen reprimida, un anhelo de reunirse con la madre en la muerte y un apego e idealizacin del propio estado de la muerte.9 A falta de su madre, las primeras mujeres que le influyeron y lo educaron fueron el ama del casero de Eguibar, Mara Garn, y su cuada, Doa Magdalena de Araoz, dama de Isabel la Catlica, que, desde su matrimonio con el heredero de los Loyola, Don Martn Garca de Oaz, en 1498, se encuentra como seora de la casa. En esa fecha igo tendra unos 7 aos. En 1505 se trasladar a Arvalo, a la casa del Contador Mayor del Reino, Juan Velzquez de Cullar, casado con una pariente de la familia, Doa Mara de Velasco, hija de Doa Mara de Guevara, ta de igo, y que tambin fue dama de Isabel la Catlica. En Arvalo le lleg la juventud, y parece que, siguiendo los impulsos de la edad, tuvo algunos escarceos amorosos. El jesuita portugus Luis Gonalves da Cmara (1519-1575 ) fue, quizs, la nica persona en conocerlos al detalle, pues, a instancias de sus hijos espirituales, Ignacio le dict en 1554 lo que se conoce como su Autobiografa.10 El mismo lo indica en el prlogo: ... me empez a decir toda su vida y las travesuras de mancebo clara y distintamente con todas sus circunstancias ....11 Estas concisas informaciones las confirman Diego Lanez (1512-1565), uno de los primeros compaeros
TELLECHEA IDIGORAS, J.I., Ignacio de Loyola solo y a pie, Ediciones Cristiandad, Madrid, 1986, pp.48-49. 8 ARROYO, J., Intento de aproximacin a la psicologa de San Ignacio de Loyola Manresa, 63 (1991), 225-237. 9 MEISSNER, W.W., Ignacio de Loyola. Psicologa de un santo, Anaya, Madrid, 1995, pg. 46. 10 Editada en Obras completas de San Ignacio de Loyola, traduccin, introducciones y notas de Ignacio Iparraguirre y Cndilo Dalmases, BAC, Madrid 1982, pp.67-165. 11 Obras completas de San Ignacio de Loyola, pg. 88.
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de Pars, diciendo que haba sido combatido y vencido del vicio de la carne y Polanco (1517-1577), su secretario durante muchos aos, insiste: no viva segn los preceptos de la fe y no se abstena de pecar: y sobre todo dedicado a historias de mujeres.12 Sin embargo, en la versin que nos ha llegado de la Autobiografa todo este curioso material se redujo a una frase: Hasta los veintisis aos de su edad fue hombre dado a las vanidades del mundo, y principalmente se deleitaba en ejercicio de armas, con un grande y vano deseo de ganar honra.13 Y, sin ms prembulo, comienza a contar la batalla de Pamplona. Nos queda la pregunta de si Cmara omiti por iniciativa propia esas travesuras por respeto filial a su maestro, o fue producto de alguna censura cuando Francisco de Borja en 1566, al tiempo que encargaba a Ribadeneira una biografa oficial del santo, mandaba retirar las copias que circulaban entre los jesuitas de aquella Autobiografa, que permaneci olvidada hasta el siglo XVIII. Despus de la publicacin de la Autobiografa y a las investigaciones que le siguieron, especialmente durante el siglo XX, sobretodo las de Leturia y Luis Fernndez Martn, han salido a la luz las circunstancias y algunas ancdotas de la infancia y juventud de igo de Loyola, y por ellas conocemos que Ignacio fue un hombre de su poca y tuvo los comportamientos propios de las etapas vitales por las que pas, enamorando, incluso, a algunas mujeres. De aqu deducimos que, lejos del santo misgino que se ha presentado en otras pocas, Ignacio, como demostrar sobre todo en su etapa romana, tena un profundo conocimiento de la naturaleza y psicologa de la mujer.14 Estando en Arvalo viaj a Azpeitia para los carnavales de 1515 y protagoniz fuertes escndalos que le valieron un proceso a l y a su hermano, el capelln Pero Lpez de Loyola. No se sabe en qu consisti el cierto eceso o delicta varia et diversa ac enormia que se dice en otro lugar del protocolo judicial. Tampoco se sabe el final, que no parece tuvo dura sentencia, pero que algunos autores relacionan con jaleos de faldas.15 Desde Zaragoza, el 20 de diciembre de 1518, advertido por una mujer del riesgo que corra, de morir por la espada de un tal Francisco de Oya, criado de la condesa de Camia, pide permiso para llevar armas, lo que le fue concedido por Carlos V. Probablemente se trataba de antiguas rivalidades amorosas de la etapa de Arvalo, posiblemente por la misma mujer que le puso en alerta.16 Es verosmil que el fruto de uno de sus pecados, estando en casa del duque de Njera por el ao de 1518, fuese Mara de Loyola, que durante un tiempo llev el nombre de su madre, Mara de Villarreal, sirviente en la misma casa.17 Una de las primeras preocupaciones de Ignacio tras su conversin pudo ser el futuro de esta nia y de su madre a quienes parece se refiere en las enigmticas palabras de la Autobiografa, en su paCitados por MAIO, Romeo de, o.c., pg. 284. Autobiografa, nm. 1, en Obras completas de San Ignacio de Loyola, pg.90. 14 Cfr. LETURIA, P. de, El gentilhombre igo Lpez de Loyola, Barcelona 1949; FERNNDEZ MARTN, L., Los aos juveniles de igo de Loyola. Su formacin en Castilla, Valladolid 1981. 15 GARCA VILLOSLADA, R., San Ignacio de Loyola. Nueva Biografa, BAC, Madrid, 1986, pp. 97-101. 16 GARCA VILLOSLADA, R., o.c., pp. 129-132. 17 Tema referido por Romeo de Maio, quien parece que alude, sin citarlo, a un estupendo trabajo indito de Luis Fernndez Martn.
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so por Njera y Navarrete, cuando abandona la casa paterna buscando el rumbo de su vida en 1522, y cobra unos dineros que le deba el duque de Njera: Y cobr los dineros, mandndolos repartir en ciertas personas a quienes se senta obligado....18 Jos Martnez de Toda ha buscado documentos que asienten esta hiptesis, y, si bien ha encontrado una Mara Villarreal de Loyola, entre las familias riojanas con el apellido de Loyola, ningn documento muestra la relacin con el santo, lo que tampoco prueba que no la haya19. 2.2. Despus de la conversin Despus de su conversin su actitud con la mujer, en general es de ponerse en guardia por los efectos de su imprudencia: Se murmuraba de su amistad entre l e Isabel Roser, y por aconsejar a mujeres sufri tres procesos de la Inquisicin en Alcal, segn se ve ms adelante. Su relacin con la Virgen Mara est entre el obsequio caballeresco, el afecto filial y la devocin.20 Estando an convaleciente, cuando comenz las lecturas de la vida de Cristo y de los santos, por las que poco a poco ira cambiando el rumbo de su vida, soaba: imaginando lo que haba de hacer en servicio de una seora, los medios que tomara para poder ir a la tierra donde ella estaba, los motes21, las palabras que le dira, los hechos de armas que hara en su servicio. Y estaba con esto tan envanecido, que no miraba cun imposible era poderlo alcanzar; porque la seora no era de vulgar nobleza: no condesa, ni duquesa, mas era su estado ms alto que ninguno destas.22 Mucho se ha especulado sobre quin podra ser esa dama. Bastantes autores piensan que se puede tratar de la infanta Catalina, hermana de Carlos V, que estuvo con su madre Juana la Loca recluida con ella en Tordesillas y a la que vio en algunas ocasiones igo. Tambin hay quien piensa que se refiere a la Virgen Mara, presentando a un Ignacio amante caballero a lo divino, que fiel a su educacin caballeresca comienza a vislumbrar otra realidad, la de Dios. En ambas hiptesis se trata de un amor irrealizable, y ante la grandeza de la dama, el amante no puede sino rendirle un culto de servicio y humildad.23 En la expansin de la Compaa en Portugal, puerta para Asia, tuvo mucho que ver la infanta Catalina (+1578), que en 1524 se cas con Juan III de Portugal. Una vez sale de la casa paterna con la intencin de reorientar su vida, an est imbuido de la mentalidad medieval y ofrece su devocin a la Virgen en moldes caballerescos:
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Autobiografa, nm. 13. MARTNEZ DE TODA, J., El apellido Loyola en la Rioja del s. XVI, Manresa 73 (2001) pp. 65-94. 20 MAIO, o.c., pg. 285. 21 Lema, o sentencia dicha con gracia y pocas palabras, segn Covarrubias, El Tesoro de la lengua castellana o espaola, Madrid 1611. 22 Autobiografa, nm. 6 23 ITURRIOZ, J., Aos juveniles de S. Ignacio en Arvalo (1506-1517), en VARIOS, Ignacio de Loyola en Castilla, Caja de Ahorros Popular, Valladolid, 1989, pp. 62-64; GARCA MATEO, R., Mujeres en la vida de Ignacio de Loyola, Manresa, 66 (1994), pp. 340-343.
Y fuese camino de Monserrate, pensando, como siempre sola, en las hazaas que haba de hacer por amor de Dios. Y como tena todo el entendimiento lleno de aquellas cosas, Amadis de Gaula y semejantes libros, venanle algunas cosas al pensamiento semejantes a aquellas; y ans se determino de velar sus armas toda una noche, sin sentarse ni acostarse, mas a ratos en pie y otros de rodillas, delante del altar de Nuestra Seora de Monserrate, adonde tena determinado dejar sus vestidos y vestirse las armas de Cristo.24 Cuando bajaba de Monserrat despus de la vela de armas, para buscar algn hospital donde estar algunos das, se encontr con un grupo de mujeres que le ayudaron a buscar alojamiento y lo asistieron con comida y en su enfermedad. A cambio, se convirtieron en sus discpulas espirituales. Entre ellas estaban Ins Pascual, Gernima Claver, Ins Claver, Micaela Canylles, Angela Amigant y Brianda de Paquera. Eran un grupo de amigas en torno al consejo de igo, por lo que fueron llamadas les Yigues. Desde entonces, segn dir l mismo muchas damas distinguidas tenan admiracin por l. Es interesante resaltar como el primer grupo de personas que se une a Ignacio de Loyola es un grupo formado exclusivamente por mujeres. Tambin trat con una beata que viva como ermitaa con fama de santa a la que consultaba el mismo rey y que predijo a Ignacio que Dios se le aparecera algn da, como sucedi a la entrada de Roma, en la Storta, en noviembre de 1537. Esa fue una de las personas que mejor lo orientaron en esta difcil etapa de su vida, la de Manresa, en la que pas por experiencias tan diversas y extremas como son la tentacin de suicidio y la visin mstica del Cardoner.25 En Barcelona permaneci algunos das esperando un barco para ir a Roma y de all a Tierra Santa. En la ciudad condal entr en contacto con Isabel Roser, quien en 1541 se unir a la Compaa en Roma. Vuelto de Jerusaln, con el frustrado intento de quedarse en Tierra Santa, se forma en Barcelona un crculo en torno a l, formado por gentes de diversas capas sociales, que le ayudaban y se aconsejaban por l. Entre ellas estn Doa Estefana de Requesens, hija de los condes de Palams, prometida con Don Juan de Ziga y Avellaneda, Comendador mayor de Castilla. Probablemente ya conoca a esta dama, ya que el duque de Njera, a quien haba servido Ignacio, tambin estaba casado con una Cardona.26 Acabados los estudios de latn y humanidad en Barcelona, llega en 1526 a Alcal para estudiar Artes o Filosofa. Tambin sern mujeres el grupo principal que se unir a l y a sus primeros compaeros (Calixto, Arteraga, Reynalde y Cceres). Ahora se trata de mujeres sencillas y alguna de dudosa fama: Mara de la Flor, Beatriz Ramrez, Isabel Snchez, etc. conocidas por los procesos inquisitoriales de que fue objeto en esta ciudad. La inquisicin de Toledo haba abierto procesos contra los alumbrados y slo haca unos meses de la proclamacin del decreto contra ellos, por esto, enseguida recelaron de este grupo y de su maestro, por su modo de vestir y de instruir en la vida cristiana a los dems, siendo un lego. Los rumores se acrecentaron cuando desaparecieron una madre y su hija, ambas viudas, por lo que fue encarcelado Ignacio. Doa Teresa Enrquez, esposa
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Autobiografa, nm. 17 Autobiografa, nn. 19-33; GARCA MATEO, R., o.c., pp. 344-345. 26 GARCA MATEO, R., o.c., pg. 345.
del Comendador mayor de Len, Gutierre de Crdenas, intercedi por el peregrino, a quien probablemente haba conocido en la corte, ya que era pariente de Isabel la Catlica, y el hijo mayor de Velzquez de Cuellar estaba casado con una Enrquez. Cuando las desaparecidas volvieron de su peregrinacin al Santo Rostro de Jan, confirmaron que lo hicieron por su propia decisin, por lo que qued libre. Pero no todas las que se le acercaron fueron ingenuas beatas, sino que hubo alguna histrica o cercana al mbito de los iluminados, como Mara de la Flor, cuya declaracin del 2 de mayo de 1527, revela una clara influencia del alumbrismo popular espaol.27 Despus de la breve estancia en Salamanca se dirigi a Pars (1528-1535), y all se dedic ms exclusivamente al estudio; esto junto con la circunstancia de que no hablaba francs puede explicar que aqu no trabara amistad con ninguna mujer. Igual sucedi en los dos aos que estuvo en Venecia (1536-1538). En el periodo que pasa en Azpeitia, en 1535, por prescripcin facultativa para curarse de su maltrecha salud, vuelven a aparecer las mujeres en su vida, en el intento de regular las costumbres, persuadiendo al gobernador para que mandara por ley que las mujeres llevasen la cabeza cubierta. 2.3. La poca romana En su poca como general de la Compaa parece primar ms la visin de la mujer de su poca castellana, en cuanto celebraba la feminidad. Despus cede a las razones institucionales en la pedagoga conyugal. Sin embargo, Ignacio no cay en la pedagoga de la castidad misgina. Su pensamiento sobre la castidad era que podra ser instrumento de la libertad o tirana de la mente, como aparece, sobre todo, en la correspondencia con las monjas.28 Ignacio pensaba en la mujer segn la naturaleza, en paridad con el hombre en la posibilidad tica, y no segn la cultura imperante de la inferioridad. Pero para l, la naturaleza femenina no era solo teora, sino una condicin histrica, prestando especial atencin a los estados de vida, y pidiendo a cada una que se comportara segn su estado.29 El trato que tena con la mujer era doble: por un lado el consejo espiritual y por otro la colaboracin en obras apostlicas. Algunas de las damas romanas con las que mantuvo Ignacio una fuerte colaboracin fueron las siguientes: Juana de Aragn, duquesa de Tagliacozzo, tenida por la mujer ms bella del Renacimiento, se haba casado con uno de los hombres ms poderosos de Roma, Ascanio Colonna, hermano de Vittoria Colonna y duque de Paliano. Fue un matrimonio truculento al que salv de la ruina, reconcilindolo, el mismo Ignacio de Loyola, quien tuvo que realizar un viaje para ello a la ciudad de Alvito (Npoles) entre el 2 y el 12 de noviembre de 1552 para conseguir que Juana volviera al hogar que acababa de abandonar camino de Npoles, despus de llevar aos separada de su marido. La duquesa se dej convencer y volvi para convivir con su marido, poniendo algunas condiciones, junto con su hijo Marco Antonio que la acompaaba, aunque algunos cardenales estropearon
GARCA VILLOSLADA, R., o.c., pp. 288-289. FERNNDEZ MARTN, L., igo de Loyola y los alumbrados, en VARIOS, Ignacio de Loyola en Castilla, Caja de Ahorros Popular, Valladolid 1989, pp. 155-265; GARCA MATEO, R., o.c., pp. 346-347. 28 MAIO, o.c., pg. 285. 29 MAIO, o.c., pg. 286.
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esta reconciliacin.30 A Ignacio le gustaba fijar por escrito lo hablado, y as, vuelto a Roma le escribe formulndole los 26 argumentos que le haba explicado verbalmente para convencerla para que volviera con su marido. En ella se ve cmo Ignacio, por un lado es hijo de la cultura de su tiempo, pero, adems de razones de tipo cultural y prctico, predominan criterios espirituales, ms all de las convenciones culturales, siguiendo su lnea de que todos deban aspirar a la perfeccin evanglica: La 4. Ser este modo, quanto ms difcil, tanto ms heroico de uenzer V. E. si mesma, y soiuzgar algunas passiones, si ha tenido y tiene con el Sr As. canio, y por consiguiente sera de ms excellente mrito delante [de] Dios N. S. hazindolo por su diuino amor; y as debra V. E., aunque otro ms fcil le occurriese, preferir este, como ms perfecto. [...] La 5. Que sera obra de ms perfectin, y por consiguiente ms grata y ms conforme los consejos de Christo N. S., que si es tan amador de la paz entre qualesquiera, aunque estraos, que quiere se suspendan las oblationes y sacrificios hasta que se reconilien entre si, qunto ms la querr entre los que l ayunt en matrimonio, [...]31 Otra de las mujeres con quien mantuvo una estrecha interrelacin, fue con Vittoria Colonna, marquesa de Pescara. Conoci en Ferrara a Claudio Jayo (1500-1552) y Simn Rodrguez (1511-1579), dos de los primeros jesuitas de Pars, entre 1537 y 1538. Posteriormente, en 1538, entr en contacto con el P. Nicols Alonso y Prez (15091590), llamado Bobadilla, por el lugar de su nacimiento, Bobadilla del Camino (Palencia), tambin de los compaeros de Pars, y con el P. Antonio Araoz (1516-1573) sobrino de Ignacio de Loyola, en 1542 en Viterbo. Manda una nota agradeciendo a Ignacio el inters tomado por el matrimonio de Juana Colonna (o Juana de Aragn) y el duque Ascanio. La relacin se estrechar cuando Vittoria entra en el grupo de protectoras de la casa de Santa Marta. Despus se retira al convento de Santa Ana de Funari en Roma y muestra deseos de oir predicar a Ignacio, pero es enviado Alfonso Salmern (151-1583) en 1545.32 Margarita de Austria, la Madama, hija natural de Carlos V con una sirvienta flamenca, fue casada en 1536, a los 14 aos, con Alejandro de Mdicis, duque de Florencia. Al ao fue asesinado su marido y se vio embarcada en otro matrimonio que no quera, con Ottavio Farnesio, nieto del papa Paulo III que tena slo 13 aos. Por la diferencia de edad se negaba a tener trato conyugal con su esposo, lo que podra suponer un altercado entre el papa y el emperador. Para ayudar al matrimonio Paulo III encomend a los jesuitas su direccin espiritual. El primer confesor fue el P. Jean Codure (15081541), y a su muerte tom el cargo el mismo Ignacio. En agosto de 1545 dio a luz dos gemelos; uno de ellos, Alejandro de Farnesio, el que naci vivo, fue inmediatamente bautizado por Ignacio que esperaba en el palacio. Parece que la Madama influy para que Paulo III aprobara la Compaa y contribuy a atenuar, por los aos cuarenta, la antipata que su padre Carlos V senta por los jesuitas. Siendo regente de Flandes entre 1559 y
GARCA VILLOSLADA, R., o.c., pp. 542-543. Ep. Ig, vol IV, pp. 506-511. 32 VALERIO, A., Ignazio di Loyola, Vittoria Colonna e la Bibbia, en CARO BAROJA, J (Dir.) y BERISTAIN, A. (Compilador), Ignacio de Loyola, Magister Artium en Pars, 1528-1535. Librohomenaje de las Universidades del Pas Vasco y de la Sorbonne a Ignacio de Loyola en el V Centenario de su nacimiento, Caja Guipzcoa San Sebastin, San Sebastin, 1991, pp. 649-656.
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1567, por cuenta de su hermanastro Felipe II, dio un fuerte impulso a la Compaa en estas tierras.33 A Margarita de Austria y a Jernima Orsini encarg Ignacio la colaboracin con la casa de catecumenado para los judos. Ignacio consigui que se derogara la ley por la cual al convertirse perdan sus bienes, y que les dieran todos los derechos como a otros ciudadanos. Tambin colabor con el Orfanatrofio de Santa Mara in Aquino, fundado por Ignacio en 1541, y en la Compagnia degli orfani, una asociacin de madres y mujeres que se ocupaban de los orfanatos.34 3. Ignacio de Loyola y la marginacin de la mujer Cuando Ignacio lleg a Roma en 1537 encontr un infierno de prostitucin femenina, de prostitutas comunes, pero tambin de cortesanas romanas que eran prostitutas de alta alcurnia. Este ambiente se haba heredado del Concilio de Constanza (1414-1418) y el clrigo cordobs Francisco Delicado, autor de La lozana andaluza lo describa as: triunfo de los grandes seores, cueva de ladrones, paraso de rameras, purgatorio de los adolescentes e infierno de todos.35 Los papas tuvieron que intervenir, no directamente contra las prostitutas, sino contra los que abusaban de ellas: Paulo II (1464-1471) orden que quien incitara a mujeres con dinero pagase una multa de 200 libras y Alejandro VI (1493-1513) defendi a las prostitutas contra sus explotadores. Se calcula que en Roma en 1500 haba unas 6.000 prostitutas. Durante el pontificado de Julio II (15031513) las prostitutas haban invadido las calles, los teatros y hasta las iglesias de Roma. Las prostitutas cortesanas eran la jet romana e iban acompaadas de sus squitos. Por todo esto Julio II mand recluirlas en un barrio. Len X (1513-1522) adopt medidas econmicas y sociales en favor de las prostitutas, ofreciendo alternativas para quienes queran abandonar esa vida. As, el 19 de mayo de 1520 publica la bula Salvator Noster por la que autorizaba y mandaba la fundacin de una casa para prostitutas con deseos de cambiar su vida por la vida monstica, llamada Santa Mara Magdalena. Clemente VII (1523-1534) us mano dura contra la organizacin de la prostitucin y consolid la obra de Len X, confirmando la ereccin del monasterio de Santa Mara Magdalena por la bula Cum ex corpore de 13 de agosto de 1532. Paulo III (1534-1549) apoy el inters de Ignacio de Loyola, quien lleg a convertirse en algo as como el delegado pastoral de Paulo III para los asuntos de prostitucin romana.36 San Ignacio recibi una impresin pobre de la vida y la pedagoga del monasterio de Santa Mara Magdalena: rigor, falta de higiene, de sanidad, etc. Y sobre todo, no resolva el problema de las prostitutas casadas o con hijos o con deseos de cambiar de vida sin hacerse monjas, pues la nica alternativa que all les ofrecan era la vida religiosa en el monasterio. Madurado el proyecto se pone en contacto con un grupo de damas y caballeros solventes, de donde surgi la Compaa de Nuestra Seora de Gracia integrada por ms de 170 personas ilustres dispuestas a ayudar. Nadie se atreva a comenzar e Ignacio puso los primeros 100 escudos, y se lanz a hablarles directamente a las prostitutas de la calle sobre su proyecto. En esta tarea le ayud Eleonor Osorio, hija del marqus de Astorga y esposa de Juan de la Vega, embajador de Carlos V. Haba que crear una casa ms abierta que Santa Mara Magdalena, en la que pudiera ser admitida cualquier prostituta por el solo hecho de serlo. En 1543 el proyecto estaba maduro. Para el apoyo finan33 34
GARCA MATEO, o.c., pg. 347. GARCA MATEO, o.c., pp. 347-348. 35 Citado por BLZQUEZ, N., San Ignacio y la marginacin femenina, pg. 137. 36 BLZQUEZ, N., San Ignacio y la marginacin femenina, pp. 137-138.
ciero haba creado la Compaa de la Gracia y ahora faltaba la aprobacin cannica, que lleg por la bula Divina summaque Dei bonitas de 16 de febrero de 1543. San Ignacio pens primero en las prostitutas casadas, que no podan entrar en Santa Mara Magdalena, pero tambin en todas las dems que quisieran rehabilitarse. En 1543 se registraron 80 pensionistas y segn el balance de 1548 haban pasado ms de un centenar de mujeres en los cuatro aos. Ms de 40 cortesanas rehicieron su vida en el matrimonio y unas 50 optaron por la vida religiosa. Esta fundacin sirvi de modelo para otras similares en Florencia, Bolonia, Mdena, Trpani, Mesina, Palermo, etc. Isabel Roser continuara la obra en Sicilia y Carlos Borromeo en Miln. Con el tiempo Santa Marta acab convirtindose en otro monasterio por evolucin natural y a peticin de un buen nmero de mujeres rehabilitadas all.37 Tambin pens Ignacio en las adolescentes con alto riesgo de acabar en la prostitucin. Para ello promovi la Compaa de las doncellas infelices (virginum miserabilium), creando una casa, Santa Catalina de Funari, para recoger a las jvenes que podran corromperse en sus propios hogares. Los mismos jesuitas reprochaban a San Ignacio que dedicara tanto tiempo y esfuerzo a esta tarea con gente tan anclada en el vicio, a lo que l responda que se contentaba si lograba salvar a una sola de ellas. Todo esto supuso crticas de los de fuera de la Compaa, sobre todo la de Matas de San Canisio, jefe de correos molesto por haber sido ingresada una protegida suya, por lo que acus a Ignacio de proxeneta y a Santa Marta como un serrallo para los jesuitas. Ignacio exigi un proceso en forma, al que no compareci el acusador. En 1547 pas la casa de Santa Marta por sus peores momentos, al abandonarla Isabel Roser y Eleonor Osorio. La casa de Santa Marta no sobrevivi a San Ignacio, y as en 1556 no se admiti a ninguna inquilina nueva; se haba convertido en un monasterio que sobrevivira un siglo. Todava en el Trastvere se pueden encontrar sus huellas en el denominado Hogar de las Malcasadas.38 En estas fundaciones fue ayudado Ignacio por sus damas romanas como Juana de Aragn, Margarita de Austria la Madama, Contanza Farnese, hija del papa reinante, condesa de Santa Fiore. Tambin, Vittoria Colonna, la condesa de Capri, la de Orsini, la de Salviati, y la esposa del embajador imperial, Juan de Vega. Unas aportan dinero, otras casas, otras su influencia. 4. Los afeites de las mujeres No siempre el contenido de las cartas de Ignacio era espiritual y poltico tambin se ocup de temas ms cotidianos como los afeites de las mujeres. El P. Juan Francisco Araldo, del colegio de Npoles, advirti que entre sus penitentes haba mujeres que se tean el pelo o se alcanforaban el rostro. Ignorando la intencin con que lo hacan dud darles la absolucin y consult a Ignacio, quien le contesta el 27 de enero de 1555, que se les puede absolver, admitiendo que es una imperfeccin por la vanidad que suponen, mientras deberan aspirar a la perfeccin. Si no estn dispuestas a cambiar, los jesuitas no deben perder el tiempo con ellas.39 Al P. Juan Bautista Tabn, en Padua, le aconseja ms brevemente, pero con el mismo contenido, el 15 de junio de 1555.40
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GARCA VILLOSLADA, R., o.c., pp. 531-532; GARCA MATEOS, o.c., pp. 347-349. GARCA VILLOSLADA, R., o.c., pp. 533-535. 39 Ep. Ig., vol VIII, pp. 337-338. 40 Ep. Ig., vol IX, pp 175-176.
La confesin de mujeres provoc problemas en Venecia, por lo que la Inquisicin prohibi confesar a mujeres a quienes tuviesen menos de 36 aos. Surge el problema de si la Inquisicin tena jurisdiccin sobre los jesuitas, por los privilegios pontificios, pero en cualquier caso, Ignacio opina que no merece la pena discutirlo, optando por dejar las confesiones de mujeres o que acudiesen al nico que tena ms de 36 aos, el P. Alberto Azzolini, de Ferrara, quien a pesar de sus 45 aos era cndido y simple. Ignacio le da instrucciones, el 29 de junio de 1550, de como comportarse con las mujeres que visten poco modestamente y muy ataviadas, recordndole que no pueden coexistir la vanidad con la piedad y la perfeccin que debe promover la Compaa en todos los que la tratan.41 5. Las jesuitas 5.1. Intentos frustrados No hay rama femenina de la Compaa, pero hubo un intento, por parte de la catalana Isabel Roser (o Rosell), que haba sido anfitriona, bienhechora y benefactora de igo. A ella y su marido, un rico comerciante, los conoci Ignacio antes de partir a Jerusaln, y a la vuelta fue cuando ms le ayud Isabel, pues ella le enviaba dinero mensualmente todo el tiempo que estuvo en Pars. En 1532 le reconoca Ignacio: Os debo ms que a cuantas personas en esta vida conozco42. Mantuvo una fuerte correspondencia con ella, y en ella le informaba de todos los pormenores de la evolucin del grupo. En abril de 1541 es elegido Ignacio como superior general de la nueva orden religiosa, y pocos meses despus enviud Isabel. Al principio pens ingresar en las clarisas con Teresa Rejadell (otra confidente de igo). Despus de ser visitada por el jesuita Antonio Araoz, primo de la cuada de Ignacio, pens unirse a la Compaa. Ignacio intent disuadirla cuando intuy su intencin, pero ella le escribi el 6 de noviembre de 1542 decidida a irse a Roma, hacia donde parti cinco meses ms tarde con su criada Francisca Cruillas y la noble barcelonesa Isabel de Josa. Ignacio le encarga la direccin de la casa de Santa Marta, pero ella quera ser admitida en la Compaa por voto de obediencia. Ignacio no le presta atencin, por lo que desiste Isabel de Josa. Pero Isabel Roser acude directamente al papa pidindole que ordene a Ignacio que reciba su profesin. Lo consigue, y as, en la navidad de 1545, Isabel Roser, su compaera Francisca Cruyllas y la italiana Lucrecia de Bidene, que se le uni en Roma, hacen la profesin.43 Pronto surgen los problemas. Isabel hace venir de Barcelona a dos sobrinos para casarlos bien, y stos se indignan por los dones hechos por Isabel a la Compaa. Isabel comienza a hacer cuentas y a reclamar lo que se le debe. En una visita a Ignacio en la que le hace el recuento de sus ddivas (que sumaban 465 ducados), ste le responde que si se hacen las cuentas, la dama se llevara sorpresas... El 1 de octubre de 1546 se le entrega a Isabel la carta de Ignacio con la dimisin de la Compaa, en la que le dice:
Ep. Ig., vol IX, pp. 266-267. A Isabel Rosell, Pars, 10 noviembre 1532, Epp. Ig. I, pp. 83-89. En esta misma carta le cuenta con todo detalle la historia de una mujer que se disfraz de hombre para entrar en un convento franciscano, muriendo en este estado despus de algunas duras peripecias. Quizs este episodio dio la idea a Rosell de entrar en la Compaa.. 43 DALMASES, C., El Padre Maestro Ignacio, BAC, Madrid 1986, pg. 217.
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[...] esta [mnima] Compaga no conuiene tener special cargo de dueas con votos de obediencia, etiam segn que haur medio ao que S. S. expliqu largo, me ha parecido, maior gloria diuina, retirarme y apartarme de este cuidado de teneros por hija spiritual en obediencia, mas por buena y piadosa madre, como en muchos tiempos me hauis seydo maior gloria de Dios N. S.44 Su sobrino Ferrer comenz a extender la idea de que Ignacio haba expoliado a su ta. No obstante Isabel reaccion bien, pidi perdn por sus excesos, se volvi a Barcelona, ingres en un convento de franciscanas hacia el que la encamin Ignacio, y continu con una buena relacin epistolar hasta su muerte en 1554.45 Hubo otros varios conatos, uno de ellos protagonizado por las barcelonesas Teresa Rajadell y Jernima Oluja, quienes, siendo clarisas, quisieron ponerse bajo la obediencia de San Ignacio para reformar el convento. Ignacio promovi la reforma, pero no cedi a la pretensin de ingresar en la Compaa. La valenciana Sebastiana Exarch, viuda en 1545, despus de hacer los ejercicios con el P. Mirn, pide entrar en la Compaa. En Mdena, 8 mujeres piadosas que haban fundado una casa de arrepentidas, hicieron voto de obediencia a Ignacio en 1552, pero sin decrselo a l. Jacoba Pallavicini, viuda de Parma, cuyo marido haba sido asesinado, tambin quera ser jesuita en 1550, y firmaba sus cartas como Jacoppa de la Compaa de Jess. La noble portuguesa Guiomar Continho quiso igualmente fundar una casa de mujeres jesuitas. Juana de Cardona, amiga de Sebastiana de Exarch, asesinado su marido slo quera obtener venganza; hizo los ejercicios y escribe dos cartas vehementes a San Ignacio en 1545 para implorar su admisin46. No obstante, el parecer de Ignacio sobre una rama femenina de la Compaa era el siguiente: Cerca hazer a1gn monasterio de monjas en Ganda, dedicadas y subjectas la Compaia de Jes, por agora en ser principio desta mnima religin, y con tantas contradictiones, y con tanta penuria de compaeros que ay en ella, hasta que cresca ella in Domino no nos podemos persuadir que sea conueniente. 2. porque esta Compaa tene el voto expreso de ser in motu la voluntad del summo pontfice, para discurrir de vna parte en otra del mundo [...], quanto ac nos puede pareer en el Seor nuestro es, de hazer la Compaa libre para poder discurir por las mayores neesidades, no ligndonos las particulares; que la postre, si nosotros vamos in viam Domini, hemos de pensar y estimar de nosotros, que aun no somos dios de desatar la correa de los zapatos de los bienauenturados sant Francisco y santo Domingo; y como vemos que en sus religiones son tanto embaraados y turbados de las querelas de los monasterios demonjas, como in dies vemos ac in curia romana, emos de pensar que in posterum no menos contradiciones y escndolos passarn los nuestros por tomar cargo especial y en obedentia mugieres; que aun de tres, tomadas por especial comissin de S. S., espera-
A Isabel Rosell, Roma 1 octubre 1546, Epp. Ig. I, pp. 424-425. GARCA MATEOS, o.c., 349-350. 46 ROUQUETTE, R., Une jsuitesse secrte au XVIe sicle. LInfante Juana, rgente dEspagne, tudes, 292 (1957), pp. 355-372.
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mos alcanar gracia, si dellas nos podremos librar, como est al cabo de todas las particularidades que ac pasan.47 Estas experiencias negativas, quizs condicionadas por las personas concretas que las protagonizaron, cerraron el camino a una orden femenina apostlica, que no llegara a la Iglesia hasta un siglo ms tarde. Despus de la experiencia con Isabel Roser, Ignacio escribe a Paulo III en mayo de 1547 una carta pidindole que liberara a la Compaa para siempre de tener mujeres bajo su obediencia. Esta carta es la base de la bula Licet debitum y del captulo VI de las Constituciones en que se trata sobre el mismo tema: ...despus de haber considerado lo que precede, a fin de continuar con ms libertad segn el propsito de su vocacin y la disposicin que aprueba la institucin de esta Compaa, que se decida y se ordene para siempre, que de ahora en adelante, los suplicantes antes citados no estarn obligados a aceptar monasterios ni casas de monjas o de hermanas ni de otras mujeres que vivan en comn bajo su obediencia ni de otras deseosas de servir al Seor de las virtudes; que estos mismos suplicantes estarn eximidos de y liberados del cargo de recibir bajo su obediencia, como se dice arriba, a las citadas mujeres; que debern ser y sean para siempre eximidos y liberados de semejante cargo....48 5.2. Juana de Austria Pero toda regla tiene su excepcin, y la de que no hubiese mujeres en la Compaa de Jess, tambin. La infanta Juana era la segunda hija de Carlos V y de Isabel de Portugal. Naci en Madrid el 24 de junio de 1535 y fue educada con esmero, entre damas portuguesas heredadas de su madre, residiendo en los reales sitios de Alcal, Ocaa, Madrid, Toro, Aranda, Tordesilllas, etc. Entre las damas de Isabel de Portugal se encontraba Leonor de Castro, que cas con Francisco de Borja, matrimonio al que Juana vio siempre como a sus padres, y Leonor de Mascarenhas, que fue aya de Felipe II, y a quien al morir Isabel de Portugal encarg la educacin de su hija Juana, que tana cuatro aos. Mascarenhas fue una gran amiga de Ignacio y de la Compaa. Francisco de Borja, el antiguo duque de Ganda, viudo y convertido ya en jesuita, continuara su papel de protector y educador, pero transformado, en su director espiritual; despus lo fue el P. Araoz. El bachiller Juan Lpez de la Cmara fue quien le ense las primeras letras, y, segn su juicio, era buena en letras y en msica, ya que a los ocho aos saba latn y taer varios instrumentos. El 11 de enero de 1552, antes de cumplir los 17 aos la casan, por poderes, en Toro con su primo el prncipe heredero Don Juan Manuel, hijo del rey de Portugal Juan III y de Doa Catalina, hermana de Carlos V. Juana parti hacia Portugal el 24 de octubre, con una coleccin de libros espirituales algunos de los cuales seran poco despus incluidos en el Catlogo de Libros prohibidos de 1559. 49
Ignacio al P. Mirn y otros, 1546, Epp. Ig. I, pag. 420. Epistolae Mixtae ex variis Europe locis ab anno 1537 ad 1556 scriptae, 5 vol. Madrid (18981901), vol. I, pp. 449 s. 49 MARTNEZ MILLN, J., Familia real y grupos polticos: la princesa Doa Juana de Austria, en MARTNEZ MILLN, J. (Dir.), La corte de Felipe II, Alianza Editorial, Madrid 1994, pp. 73105.
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En Portugal encuentra un esposo dbil y enfermizo que a los dos aos, el 2 de enero de 1554, la deja viuda a los 19 aos, y a punto de ser madre de un hijo, tambin enfermizo. Dieciocho das despus dio a luz en Almeirim al futuro rey Don Sebastin, que morira vctima de su exaltado espritu de cruzada en Alcazalquivir (Marruecos) en 1578, cinco aos despus que sucediera el fallecimiento de su madre. Cuando qued viuda en Portugal, su vida se hace tensa, especialmente porque se rompe el proyecto matrimonial del prncipe Felipe con Mara de Portugal, hija de Manuel el Afortunado y Leonor, hermana de Carlos V. Se pensaba que era ms rentable otra boda y as, se concertaban las nupcias del prncipe Felipe con Doa Mara Tudor. sta situacin requera una estancia prolongada del prncipe en Inglaterra, por lo que el emperador, desde Alemania, nombr a Juana como gobernadora de Castilla mientras durase la ausencia del prncipe, con la promesa de que volvera a Portugal acabada la regencia. Juana inmediatamente se lo comunic a su confesor, Francisco de Borja, que se hallaba en Tordesillas consolando a la perturbada Juana, madre de Carlos V. Le ordenaba que la esperase en Castilla, donde quera hablarle de asuntos de conciencia y de otras cosas concernientes al gobierno de Espaa. Juana sali de Lisboa el 15 de mayo de 1554 para ocupar el cargo en el que estuvo durante cinco aos. El prncipe Felipe la recibi y despidi en Alcntara, de donde parti a la Corua para embarcar rumbo a Inglaterra el 11 de julio. La primera entrevista de Juana con Borja fue en Tordesillas y la princesa le anunci que quera volver a verlo en Valladolid, en quince o veinte das, una vez instalada su corte. La noticia de la regencia se anunci pblicamente el 12 de julio de 1554; junto con la noticia corri su fama de mujer prudente y madura a pesar de contar entonces slo 19 aos. Ignacio de Loyola que la conoca, as como a su hermano Felipe, se regocij con esta nueva en carta a Nadal de 21 de junio de 1554. En su regencia cobij al partido ebolista, gobernando con inteligencia y modestia, examinando por s misma los principales asuntos de Estado y escribiendo extensas cartas e informes al emperador. En este quinquenio demostr sus dotes de mando y aptitudes polticas e introdujo tal severidad en su palacio que pareca un convento y sus cortesanos tenan ms el aspecto de frailes y de monjas que de nobles. Los habituales de la corte atribuan el cambio a la accin proselitista del duque de Ganda, ahora discpulo de Ignacio de Loyola. Vio en su tiempo cmo comenzaron a propagarse las doctrinas protestantes en Espaa y cmo fueron ahogadas con sangre, como en el auto de fe presidido por ella en Valladolid el 21 de mayo de 1559 en el que fueron ajusticiados, entre otros, Agustn Cazalla y el bachiller Herreruelo. El 8 de septiembre de 1559 Felipe II llega a Valladolid, de regreso a Espaa, viudo de su segunda esposa, Mara Tudor, y fallecido el emperador. En ese otoo preside otro auto de fe donde fueron condenados Carlos de Seso, fray Domingo de Rojas, Pedro de Cazalla, varias monjas del convento de Beln y otros condenados a penas menores. La princesa Juana, en 1557, fund el convento de Santa Clara en el palacio de Madrid donde haba nacido, al que dot de rentas y reliquias y en el que se recluy ms
tarde. Es el convento de las Descalzas Reales de Madrid.50 All se retiraba habitualmente en un edificio construido junto al convento; viva como medio monja y medio cortesana, un tiempo en el palacio con su hermano y otro en el convento. Nadie se explicaba cmo una mujer bella y con tantas cualidades armonizaba el fervor espiritual con el ajetreo poltico y diplomtico de una corte como la espaola de aquella poca. El secreto lo saban pocos: era jesuita, la nica mujer jesuita de la historia, ya que Ignacio, con licencia papal, la haba admitido en la Compaa, donde pronunci los votos de pobreza, castidad y obediencia al modo de los escolares jesuitas. Al quedar viuda haba pensado retirarse a las franciscanas, ya que era militante de la religiosidad recogida, e incluso hizo voto de ingresar en la orden de San Francisco. No se sabe si por influencia de Mascarenhas, el P. Francisco de Borja o el P. Antonio Araoz, el caso es que en cuanto estuvo investida con sus poderes de regente, durante el verano de 1554 comunic a los jesuitas de Valladolid su intencin de profesar en la Compaa. Borja se lo comunic a Ignacio, quien siendo contrario a la idea temi oponerse a los deseos de la regente. Era imposible rechazar la solicitud categrica de Su Alteza. La objecin fundamental era cmo se iba a sujetar con votos religiosos a esta viuda tan joven y que formaba parte activa de una poltica matrimonial tan importante para el equilibrio de Europa. Aceptado el hecho, haba que empezar por conmutarle el voto de ingresar en las franciscanas, peticin tramitada en septiembre de 1554, de la que informa Ignacio a Borja: Vna vuestra, sobre scritta para mi solo y sub sigillo secrete, me di el Mtro. Nadal: y hase dado orden, que, sin nombrar la persona, se pidiesse S. S. la comutacin de aquel voto; y oy Mtre. Polanco di vna memoria vn cardenal, desta comutatin, aunque l no sabe quin ha de seruir; y no hay duda sino que luego se conceder. Y la causa os auiso para que podys passar adelante con aquella persona, haziendo cuenta que, antes que esta llegue vuestras manos, el papa haur concedido lo que se le ha de suplicar en su caso. [... De Roma 26 de septiembre 1554. Al P. Francisco. 51 En Roma se rene en consulta extraordinaria los padres ms prestigiosos para tratar el asunto, emitiendo su informe remitido a Francisco e Borja el 26 de octubre de 1554: Informatin sobre la acceptatin de vna persona en la Compaia y el modo della. Juntndose [...] para tratar del modo de admittir Mateo Snchez [la princesa Juana en la Compaia, por virtud de vna bulla de penitentieria, que le conmuta el voto de la relligin de S. Francisco, simple, en la nuestra; mirando de vna parte las constitutiones nuestras, que viedan tal admissin, y el
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GARCA VILLOSLADA o.c., pp. 758-760; MARTNEZ MILLN, o.c. pp. 73-105; Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana, Espasa Calpe, Madrid-Barcelona, vol 28 2 parte, 1926, pg. 3.039 51 Ep. Ig., , vol VII, pg. 685.
priuilegio de nuestras bullas, que no podemos ser forzados tomar tal cargo; y de otra parte entendiendo que fueron admittidas tres personas semejantes al principio, y lo que contenia la bulla arriua dicha, nos resoluimos en lo siguiente, y es: Que poda ser admittida esta persona, y conuena que se admittiese, al modo que se resciuen los scholares de la Compaa, probatin, declarndole que por dos aos (y ms, si al superior paresciese) es lo ordinario estar en probatin, hasta el qual trmino las constitutiones nuestras no obligan hazer voto ninguno; pero si alguno los haze por su uoluntad antes de este tiempo, conformemente al instituto de la Compaa, los haze desta forma [...]. Y el que tiene tal voto es relligioso de la Compania, como en la 6. parte se vey. Mas parezi se declarase esta persona que los tales votos son en su vigor y fuerza todo el tiempo que el superior quiere tener en la Compaa al que los hizo, y no ms.[...] Asimesmo juzgaron los arriua dichos que esta persona, quienquiera que sea, pues con priuilegio tan special, y sola, es admittida en la Compaa, tenga su admissin debaxo de sigillo de secreto y como en confesin; porque, sabindose, no fuese exemplo para que otra persona tal diese molestia la Compania por tal admissin. En lo dems esta persona no tendr para qu mudar hbito, ni casa, ni dar demostratin alguna de lo que basta que tenga entre s y Dios nuestro seor; y la Compaa alguno della abr de tener esta obligatin de tener cuenta con su nima, quanta baste para el diuino seruicio y su consolatin gloria de Dios nuestro seor. Sobre el admittir Mattheo Sancho en la Compaa. Matthei Sancii admissio in Societ. 52
El 1 de enero de 1555 se habla en una carta de que Borja ha conseguido de la Santa Sede para una cierta persona la conmutacin del voto. Y el mismo da 3 le escribe Ignacio a la misma Juana: Mi seora en el Seor nuestro: la suma gracia y amor eterno de Cristo nuestro Seor salude y visite a V.A. con sus santsimos dones y gracias espirituales. Por una letra del P. Francisco de Borja entend cuanto sera servida V.A. que tuvisemos forma, cmo los pos y santos deseos de cierta persona fuesen cumplidos. Y aunque en el negocio huviese dificultad no pequea, pospsose todo a la voluntad que todos debemos y tenemos al servicio de V.A. en el Seor nuestro. Y porque el P. Francisco hablar de lo particular de que V.A. querr ser informada, remitindome a cuanto dir de mi parte, no dir otro, sino que suplico a V.A. humildemente a todos nos tenga por cosa muy suya, pues lo somos en el Seor nuestro; y a la divina y suma Bondad, que a todos nos d su gracia cumplida para que su santsima voluntad siempre sintamos y enteramente la cumplamos.53
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Ep. Ig., vol VII, pp. 686-688. Ep. Ig., vol. VIII, pp. 235.
Juana de Austria se convirti en la nica jesuita de la historia, si bien lo hubo de hacer bajo el nombre del Hermano Mateo Snchez, que despus de la muerte de Ignacio se cambia por Montoya, sin nombre de pila. La princesa agradeci la admisin aportando 3.000 ducados para la fundacin del colegio de Valladolid. Un da que volva de visitar a su abuela Juana en Tordesillas se detuvo en Simancas y quiso hospedarse en la antigua casa de la Compaa, ya que recientemente se haban trasladado los jesuitas a otra. Y aunque el aposentador la haba acomodado en la fortaleza se qued en la casa de la Compaa, diciendo que las cosas de la Compaa tiene S.A. por propias.54 Francisco de Borja, futuro general de la Compaa, que siendo duque de Ganda haba sido tambin jesuita en secreto, fue durante algn tiempo su gua espiritual. La princesa le tom tanto afecto que en febrero de 1556 escribe a Ignacio de Loyola para que no llevase a Roma a los padres Araoz y Borja, de los que no se quera separar. La regente favoreci mucho a la Compaa y la defendi de sus acusadores, como el arzobispo toledano Silceo y el telogo dominico Melchor Cano, a quien orden, como ltima providencia, que se retirara a su dicesis de Canarias. Intervino especialmente en Zaragoza, cortando los alborotos promovidos por algunos eclesisticos contra el establecimiento de los jesuitas en 1555. Recin instalada la Compaa en esta ciudad el Vicario prohibi a los fieles acudir a recibir los sacramentos a lo que llamaban una casa profana, bajo pena de excomunin. Bajo el nombre del Vicario actuaba el arzobispo Don Hernando de Aragn, to de Francisco de Borja. La ciudad se dividi en dos bandos, en pro y en contra de los jesuitas. Doa Juana se dirigi por carta al Virrey, simpatizante de los jesuitas, y, por su medio, enva una carta al arzobispo ordenndole que revocara la provisin de su Vicario. Pero ante la resistencia del Prelado, la princesa escribe a los inquisidores mandndoles intervenir contra los que no obedecan sus rdenes y manda comparecer en la corte a los principales oponentes en el plazo de quince das, y si no quisieran obedecer, los debe llevar presos. La carta fue escrita el 27 de julio y antes de que llegara a sus destinatarios, los cuatro jesuitas que haba en la ciudad entregaron las llaves de su casa al Ayuntamiento y le comunicaron su intencin de retirarse a Pedrola hasta que se calmaran los nimos. All en Pedrola los acogi una hermana de Francisco de Borja, Doa Luisa de Borja y Aragn, casada con el duque Martn de Villahermosa, seor de Pedrola. El pueblo cambi su actitud y el arzobispo por fin se dobleg, retractndose de sus censuras en un documento ledo en todos los plpitos el 8 de septiembre. Al da siguiente los jesuitas volvieron en una procesin organizada por el obispo de Huesca. En octubre de 1572 le lleg la noticia de la muerte de Francisco de Borja en Roma. Al ao siguiente morira ella misma, a los 38 aos, el 7 de septiembre de 1573, sin haber puesto en cuestin su voto de castidad, a pesar de los innumerables proyectos matrimoniales que en torno a ella se forjaron, como el del rey de Francia, Carlos IX, el hijo del duque de Florencia, los archiduques austracos Carlos y Rodolfo, e incluso el ms extrao de todos, que fue unirla a su sobrino Don Carlos.55
Carta de Ruiz del Portillo a Borja, Monumenta Historica Societatis Iesu, Borgia, III, pp. 225226; GARCA VILLOSLADA, o.c., pp. 761-763. 55 GARCA VILLOSLADA, o.c., pp. 763-768.
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Permanece la duda de si la admisin de Juana de Austria en la Compaa fue como reconocimiento a su persona o como fruto de una lectura de los signos de los tiempos, en la dinmica primera y genuina de la Compaa, de responder a las necesidades. En la dinmica de esta segunda hiptesis surgieron los coadjutores espirituales (sacerdotes no profesos) y los coadjutores temporales, los hermanos, jesuitas no sacerdotes. Teniendo a Doa Juana por precedente y prolongando audazmente la fase carismtica de Ignacio me sumo a la opinin de Mario Giogia quien cree que se podra aadir otro modo de incorporarse a la Compaa que l llama coadjutores externos, que podran ser laicos o sacerdotes, laicos o laicas, solteros o casados, y podran asumir el proyecto de la Compaa a tiempo completo o tiempo parcial.56 En esta lnea podran ir las posibilidades abiertas por la Congregacin General 34 (1995), en su decreto Colaboracin con los laicos en la misin permitiendo la experimentacin durante 10 aos de modos de vinculacin jurdica de personas individuales, no de asociaciones, con la Compaa.57 5.3. Vida religiosa femenina inspirada en San Ignacio Los intentos de ramas femeninas se frustraron, pero el inters continuo, dando como fruto institutos de vida religiosa femeninos inspirados en la Compaa de Jess, aunque totalmente independientes. La inglesa Mary Ward fund en 1609 la institucin religiosa Beatae Mariae Virginis en Saint-Omer, adoptando la mayor parte de las reglas de la Compaa, pretendiendo establecer un paralelismo con la orden de San Ignacio, entre otras cosas, iniciando colegios para chicas, pero los jesuitas obtuvieron una bula papal en 1631 anulando este intento. Bajo la direccin de dos jesuitas se form a mediados del siglo XVII en Auvernia, una congregacin denominada Hermanas de San Jos, que tambin pretenda situarse en el mbito de la Compaa. Pero parece que la institucin que ms ha conseguido un cierto paralelismo con los jesuitas es la de las damas del Sagrado Corazn a comienzos del siglo XIX en Francia. Otras congregaciones se han inspirado en las reglas de la Compaa, pero siempre con total independencia cannica.58 6. Conclusin No parece que se pueda sostener el mito de la misoginia de Ignacio de Loyola. Fue un hombre de su tiempo y, antes de la conversin, trat a las mujeres como lo hacan los hombres de su tiempo. Despus casi siempre estuvo rodeado por grupos de mujeres. Se ocup de combatir, remediar y prevenir la marginacin de las prostitutas; orientaba espiritualmente a muchas mujeres, y mantuvo con otras una buena colaboracin en tareas apostlicas y sociales. Su habilidad para tratarlas y ganarlas a su causa parece que
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GIOGIA, M., La Compaa de Jess: cuerpo presbiteral estructurado abierto a articularse ms?, en Omnia intelligendo iuxta Constitutiones. El Coloquio de Chantilly: Octubre 1989, Parte II, Centrum Ignatianum Spiritualitatis, vol XXII 1991:1, pp.23-33. 57 Congregacin General 34 de la Compaa de Jess (5 enero 22 marzo 1955), Ediciones Mensajero, Bilbao 1995, pp. 283-302. 58 Cfr. para los institutos femeninos espaoles: GARCIA IGLESIAS, L., Institutos religiosos femeninos de inspiracin jesutica en la Espaa de los siglos XIX y XX, Estudios Eclesisticos, 70 (1995), 501-526; BARRIRE, Ch., Femme, Fondatrice et Ignatienne au XIXe sicle. Portrait dmilie dHooghvorst, ne dOultremont, founfatrice des soeurs de Marie Rparatrice, Vie chrtienne (1997), octubre, 27-32.
se debe al conocimiento profundo que tena de la psicologa de la mujer. Aunque no era partidario de una rama femenina en la Compaa, acept la imposicin del papa, lo que acab como una mala experiencia que reforz su prevencin primera. A pesar de esto, se produjo una vinculacin personal de una de las mujeres ms influyentes de la poca, Juana de Austria, regente de Espaa por cinco aos, que fue la nica jesuita de la historia, lo que constituye un precedente interesante en tiempos en los que la Compaa se plantea la vinculacin con laicos y laicas que asuman su proyecto apostlico.