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Purificacin Mayobre Rodrguez. Universidad de Vigo. Correo: pmayobre@uvigo.es Web Profesional: http://webs.uvigo.es/pmayobre.

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Tiene gnero la Biotecnologa? A propsito de los discursos de la maternidad en las Nuevas Tecnologas Reproductivas (N.T.R)
Purificacin Mayobre Rodrguez Universidad de Vigo Correo: pmayobre@uvigo.es

1.- Tiene gnero el conocimiento? Mi intervencin la voy a enfocar desde mi mbito de estudio, es decir, la Filosofa. Desde la Filosofa voy a tratar de presentar una serie de reflexiones sobre la ciencia-tcnica, su mtodo y sus procedimientos desde el punto de vista del gnero. Y hago esta reflexin porque creo que interrogarse acerca de si la ciencia es neutral respecto al gnero es uno de los grandes retos que tendr que dirimir la ciencia del siglo XXI1. El punto de partida es que el saber en general se ha desarrollado en Occidente durante ms de dos mil aos con una contribucin mnima de las mujeres. La ausencia de las voces femeninas ha implicado que las preocupaciones de los varones hayan sido las que han ocupado a los cientficos, que la actitud de dominio, control, y explotacin haya sido la que ha predominado en el conocimiento cientfico, que las perspectivas de los varones hayan configurado los mtodos y las teoras, y que los sesgos masculinos no hayan sido puestos en cuestin o hayan sido naturalizados como la realidad tout court. La ausencia de las mujeres y la presumible neutralidad de los saberes provoca una reaccin por parte de la crtica feminista, la que a partir de la dcada de los sesenta comienza a denunciar el sexismo y androcentrismo inherente a varias prcticas culturales: la historia, la literatura, la publicidad, pero la alarma se produce cuando el anlisis feminista dirige su crtica al propio conocimiento cientfico. El privilegio epistmico del conocimiento cientfico sustentado en su objetividad, universalidad, neutralidad y racionalidad se tambalea al admitir que el sexismo y el androcentrismo impregnan la ciencia en cuanto institucin social, ocupacin, prcticas cientficas, lenguaje, contenidos, metodologa, metforas etc. de tal forma que comienza a tener sentido la pregunta : Es neutral la Ciencia respecto al gnero? Y la Epistemologa tiene gnero? Ante estos interrogantes algunas personas contestan: El conocimiento es simplemente conocimiento con independencia del gnero o de cualquier
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Hablar indistintamente de la Ciencia o de la Tcnica ya que hoy es muy difcil distinguir o establecer fronteras entre una y otra pues como afirma H. Jonas en Tcnica, Medicina y tica hay entre ambas una mutua relacin de feedback que las mantiene en movimiento; cada una necesita e impulsa a la otra; y tal como estn las cosas hoy slo pueden vivir juntas o tienen que morir juntas.

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otra cuestin ajena al propio conocimiento. Pero tambin se puede contestar que el conocimiento es algo menos y algo ms de lo que a simple vista parece. Se puede pensar que existen buenas razones para considerar que el gnero es pertinente para la epistemologa y para la ciencia2. La acusacin de que el conocimiento no es puro ni desinteresado tiene ya una larga tradicin. Desde el siglo XIX cuando menos- se presentan razones acerca de la contaminacin y manipulacin del conocimiento por causas externas al mismo. Freud, Marx y Nietzsche, los llamados Filsofos de la Sospecha, denuncian la falacia de la verdad de la ciencia, afirmando que tras la aparente racionalidad o neutralidad asoman siempre deseos de carcter inconsciente, econmicos o la voluntad de poder. Por su parte, Walter Benjamn, en su libro Tesis sobre la Filosofa de la Historia, publicado en 1938, mantiene que la historia no es ms que una reconstruccin del pasado construida por los grupos y las clases dominantes, basndose en los datos que ellos consideran relevantes para confirmar su propia historia. Asimismo Jurgen Habermas en Conocimiento e Inters (1982) afirma que no existe el conocimiento desinteresado, que todo conocimiento se mueve por algn tipo de inters, generalmente de carcter tcnico, cuando el verdadero inters de las ciencias debiera ser el inters emancipatorio. Si nos ceimos al mbito de la Filosofa de la Ciencia, ocurre que desde la dcada de los sesenta autores como Kuhn, Feyerabend, Toulmin o Hanson contestan la llamada Concepcin Clsica de la Ciencia, es decir, aquella concepcin basada en una filosofa neopositivista y verificacionista segn la cual el conocimiento cientfico es un saber progresivo, que sigue un desarrollo lineal, acumulativo, neutral y con una separacin clara entre ciencia y tecnologa, estando la primera a salvo del enjuiciamiento moral, mientras la segunda podra hacerse acreedora de tales juicios en funcin de su buena o mala aplicacin. A partir de la publicacin de La Estructura de las Revoluciones Cientficas de Kuhn en 1971, de Observacin y Explicacin de Hanson en 1977 o Historia de la Ciencia y sus Reconstrucciones Racionales de Imre Lakatos en 1977 nadie puede ignorar que en el quehacer cientfico tiene una gran importancia no slo el contexto de justificacin sino el contexto de descubrimiento, as como que existe tambin lo que Hanson denomina una carga terica de los hechos, es decir, que no existe una percepcin de los hechos cientficos sin ideas, teoras e incluso prejuicios y que por lo tanto los factores sociales, culturales o histricos estn incidiendo en el quehacer
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A este respecto ver: Harding, Sandra, Ciencia y Feminismo. Morata, Madrid, 1996; Langton, Rae, El feminismo en la epistemologa: Exclusin y objetualizacin en Fricker, Miranda y Hornsby, Jennifer, Feminismo y Filosofa. Un compendio. Idea Books, Barcelona, 2001, pp. 141 160; Fricker, Miranda, El feminismo en la epistemologa: Pluralismo sin Postmodernismo en Fricker, Miranda y Hornsby, Jennifer, opus cit, pp. 181 199; Wylie, Alison El feminismo en la Filosofa de la Ciencia: Dndole un sentido a la contingencia y a la limitacin, en Fricker, Miranda y Hornsby, Jennifer, opus cit, pp. 181 199; Longino, Helen, Feminist epistemology en Greco, J. y Sosa, E. (eds.), Blackwell Guide to Epistemology, Oxford, Blackwell, 1998; Barral, M. J. y otras (eds.) Interacciones Ciencia y Gnero. Discursos y Prcticas Cientficas de Mujeres, Icaria, Barcelona, 1999.

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cientfico por lo que la objetividad no puede ser identificada con una estricta neutralidad ni con la independencia contextual de los valores epistmicos. A partir de esas aportaciones es difcil no tener en consideracin que la ciencia es una accin ejercida por las comunidades cientficas que usan una serie de teoras, conceptos, mtodos y valores compartidos (incluidos los metafsicos no explcitos) y que las disputas cientficas se dirimen no slo por valores cognitivos sino que en su resolucin intervienen factores ajenos a la propia actividad cientfica. Las razones acerca de que el conocimiento es algo menos y algo ms que el propio conocimiento se ven incrementadas notablemente con las aportaciones del gran terico del poder, de la microfsica del poder, de Mitchel Foucault3. Para Foucault saber y poder estn relacionados dialcticamente ya que toda forma de poder conlleva un discurso que legitima y reproduce las relaciones de dominacin. El ejercicio del poder crea perpetuamente saber e inversamente el saber conlleva efectos de poder. El discurso es una forma especfica de poder, procura la legitimacin del mismo, mientras el poder institucionaliza el saber. Para la teora feminista la complicidad no slo se da entre conocimiento y poder, entre razn y dominacin, entre racionalidad y opresin sino de todos ellos con la masculinidad. Partiendo de la hiptesis de la ntima conexin existente entre saber y poder y de la vinculacin de ambos con la masculinidad se aborda el anlisis de las Nuevas Tecnologas Reproductivas. 2.- El nacimiento del Biopoder o Biotecnologa Segn Foucault el biopoder surge en el siglo XVIII. Hasta el siglo XVII el poder/saber se manifiesta interesado slo por la muerte, es el poder del soberano simbolizado por la espada, que ejerce su derecho sobre la vida en cuanto que es capaz de decidir acerca de la muerte de sus sbditos. Es un poder negativo, de sustraccin de fuerzas hasta su posible aniquilacin. A partir de esa poca, en la sociedad disciplinaria y de control, el poder se va a ejercer sobre la vida convirtindose en biopoder. El biopoder es un poder positivo sobre la vida, un poder de produccin, aumento y organizacin de las fuerzas4.
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Foucault, Mitchel, Las palabras y las cosas: Una arqueologa de las ciencias humanas, Madrid, Siglo XXI, 1997; Foucault, Mitchel, Historia de la Sexualidad, Volumen 1, La Voluntad de saber. Buenos Aires, Siglo XXI, 2003. 4 Esto no quiere decir que un tipo de poder sustituya al otro; de hecho en el siglo XX ocurre el holocausto, genocidios etc., es decir, el saber/poder ejercido sobre la vida de las personas hasta consecuencias extremas.

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El biopoder, ese poder positivo sobre la vida, se desarrolla y expande a travs de una serie de tecnologas que comienzan a formarse en el siglo XVIII, cuando la teora poltica empieza a incorporar el problema de proteccin de la vida como fundamento originario de la sociedad. Entonces afirma Foucault- el poder empieza a ejercerse a travs de una serie de procedimientos disciplinarios sobre el hombre-cuerpo. Los cuerpos han de ser controlados, educados, gestionados, canalizados y en esa labor de volver dciles y educables a los cuerpos desempean un papel muy importante la escuela, la crcel, el manicomio, el ejrcito. De esta forma el poder mediante una serie de disciplinas impulsadas por esas organizaciones sociales promueve y arranca las fuerzas de sus ciudadanos-cuerpos con un crecimiento paralelo de su utilidad y docilidad. Otra tecnologa del poder que comienza a desarrollarse en el siglo XVIII se centra no tanto en el cuerpo- mquina sino en el cuerpo-especie, el hombre en tanto que ser vivo y soporte de procesos biolgicos. El objetivo de esta tecnologa no es sujetar y gestionar cada uno de los cuerpos sino administrar fenmenos que atraviesan al conjunto de la poblacin: la natalidad, la morbilidad, las condiciones de vida, su duracin, el nivel de salud y de higiene etc. Se trata de establecer controles reguladores que permitan visualizar procesos y acontecimientos que tomados individualmente resultan accidentales u ocasionales. Regularizados mediante estadsticas, estudios demogrficos, cuadros relacionales etc. permiten fijar un nuevo mbito de saber y delimitar un nuevo campo de intervencin del poder. Estas dos tecnologas se integran en el complejo dispositivo de la sexualidad, que permite a la vez el acceso a la vida del cuerpo y a la vida de la especie. Es el campo de intervencin idneo para la intervencin de un poder/saber centrado sobre la vida5. Este poder-saber centrado en la vida alcanza su culminacin en las Nuevas Tecnologas Reproductivas y en la clonacin.

3.- Maternidad y Nuevas Tecnologas Reproductivas Quiero comenzar advirtiendo que voy a hablar de las Nuevas Tecnologas Reproductivas no como una experta en las mismas, pues no lo soy en absoluto, sino como mujer y como intelectual, que reflexiona sobre las tecnologas de control de los cuerpos, sobre las prcticas mdicas y, en
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Garcs, Marina, La vida como concepto poltico: una lectura de Foucault y Deleuze en Athenea Digital, n 7: 87-90 (primavera 2005).

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general, sobre aquellas prcticas discursivas que ntimamente vinculadas con las instituciones del poder disponen de procedimientos de interdiccin para excluir ciertos discursos y para hacer que otras prcticas discursivas pasen a ser reconocidas como verdaderas y cientficamente vlidas. Debo advertir tambin que no podr presentar ms que una serie de reflexiones fragmentarias y parciales, ya que las nuevas realidades provocadas por las Nuevas Tecnologas Reproductivas como que dos gemelos puedan nacer en generaciones diferentes, que un beb pueda ser engendrado por la aportacin gentica de una tercera o cuarta persona cuya identidad no conocer nunca, que una abuela pueda dar a luz al hijo engendrado por su hija, que un beb pueda tener hasta cinco progenitores distintos (madre ovular, gestante, social; padre gentico y social), las madres de alquiler, que las mujeres postmenopusicas puedan tener descendencia todo esto ha trastocado enormemente el orden de las cosas y del pensamiento, ha perturbado todos los conceptos y categoras mediante las cuales concebamos el parentesco y la filiacin, de modo que provocan a nivel ideolgico, filosfico y epistemolgico lo que podamos llamar una revolucin en trminos kuhnianos. Esta revolucin ideolgica y epistemolgica es muy incipiente por lo que el nuevo paradigma, la nueva interpretacin simblica de toda esa realidad no es ms que inicial, parcial, fragmentaria, pues no disponemos de herramientas tericas para avanzar por lo que, en principio, slo podemos aspirar a que sea un proyecto o interpretacin nmada, pues al cambiar la realidad de una forma tan vertiginosa nuestros esquemas conceptuales quedan enseguida obsoletos, as que no podemos pretender otra cosa que una conceptualizacin nmada, es decir, una interpretacin verstil, sin fronteras, abierta a nuevas posibilidades de redenominacin, de redefinicin y de resignificacin de las cosas. El punto de partida para tratar las Nuevas Tecnologas Reproductivas necesariamente ha de ser el concepto de maternidad 6. Desde el punto de vista filosfico es necesario preguntarse el por qu y para qu de estas Nuevas Tecnologas Reproductivas. Aparentemente parece que la respuesta es satisfacer el deseo de las mujeres infrtiles de tener hijos/as; se presentan, en principio, como unas tcnicas capaces de corregir un fallo de la madre naturaleza que hace que determinadas mujeres sean estriles. Pero Por qu las mujeres quieren ser madres? Por qu tienen que ser madres? La respuesta a esta pregunta es compleja, pero tiene mucho que ver con el ideal de feminidad, con las prescripciones de gnero impuestas por
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Tubert, Silvia, La maternidad en el discurso de las nuevas tecnologas reproductivas en Concha, ngeles de y Osborne, Raquel, Las mujeres y los nios primero. Discursos de la maternidad. Icaria, Barcelona 2004, pp. 111 138; Stolcke, Verena, El sexo de la Biotecnologa en Durn, Alicia, Riechman, Jorge, Genes en el laboratorio y en la fbrica.Trotta, Barcelona, 1998, pp. 97 117.

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las sociedades patriarcales7. A este respecto hay que recordar que la filosofa, la ms alta y pura abstraccin realizada por la mente humana, la madre de todas las ciencias, la filosofa representada en numerosos pinturas y representaciones alegricas como una mujer, ha sido como afirma Alicia Puleo8- una madrastra e incluso una enemiga de las mujeres, ya que por lo menos la filosofa hegemnica ha sido una de las prcticas discursivas utilizadas por la elite dominante para heterodesignar, para definir a la mujer e identificarla con dos figuras antagnicas en la que una es el reverso de la otra: la madre y la prostituta. Ambas figuras surgen de una identificacin ms profunda de la mujer con el cuerpo, con la sexualidad. En el primer caso se trata de la sexualidad orientada a la reproduccin y en el segundo caso la destinada a la bsqueda del placer. En ambos casos se asocia a la mujer con la naturaleza y a la feminidad con la maternidad, dando por hecho que entre feminidad y maternidad existe un determinismo biolgico. A partir de la posibilidad biolgica de la maternidad se instaura un deber ser, una norma cuya finalidad es el control de la sexualidad y de la capacidad reproductora de las mujeres. Esa instauracin no se hace tanto por una serie de normas legales explcitas sino por un complejo mecanismo de produccin de sujetos generizados, que establece que las mujeres adems de la concepcin, gestacin, parto y lactancia (imperativo biolgico) se ocupen casi en exclusiva de la crianza de los hijos/as, del cuidado de los/as ancianos/as, de los enfermos/as e incluso de los iguales (imperativo cultural) y que ese trabajo no tenga ningn tipo de reconocimiento social. La construccin de las identidades generizadas se realiza mediante una serie de tecnologas del gnero9 capaces de crear, de construir, de esculpir (no sin cierta resistencia por parte de los sujetos) las identidades de los sujetos de acuerdo con los ideales de feminidad (y masculinidad) defendidos por las formas culturales hegemnicas de cada sociedad segn las pocas. De esta forma las prcticas discursivas al definir la feminidad la construyen y la limitan, de manera tal que la mujer desaparece tras la funcin materna, que queda configurada como su ideal. Los ideales de feminidad elaborados por las diversas sociedades son variables, pero no descubro nada nuevo si afirmo que en las sociedades patriarcales los saberes hegemnicos, incluidos la medicina o la psiquiatra, postularon un reduccionismo fisiolgico de la mujer, en virtud del cual las mujeres hasta bien entrado el siglo XX eran slo cuerpo, o mejor slo tero, rgano que siempre se consider que tena tal influencia sobre la mujer que determinaba la identidad femenina. Las mujeres estaban destinadas biolgicamente a la reproduccin y el ejercicio de esa funcin era incompatible
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Ver: Warnock, Mary, Fabricando bebs Existe un derecho a tener hijos? Gedisa, Barcelona, 2004.; Giberti, Eva y otras, Los hijos de la fertilizacin asistida . Editorial Sudamericana, Barcelona, 2001. 8 Puleo, Alicia, Perfiles filosficos de la Maternidad, en Concha, ngeles de la y Osborne, Raquel, opus cit, pp. 23 42. 9 Lauretis, Teresa de, La tecnologa del Gnero en Lauretis, Teresa de, Diferencias. Etapas en un camino a travs del feminismo, Madrid, Horas y Horas, 2000, pp. 33 69.

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con el desarrollo de las cualidades intelectivas porque la ejercitacin de esas habilidades debilitaba la capacidad reproductora y pona en peligro la supervivencia de la especie. Esta definicin, representacin o ideal de la feminidad/maternidad, elaborada por los varones-padres se impone como nica forma de conceptualizacin de lo femenino, anulando otras posibles representaciones o definiciones de lo que significa ser mujer. El resultado es que a las preguntas que acucian a las mujeres: quin soy yo?, qu significa ser una mujer?, qu desea una mujer? la cultura hegemnica slo permite una respuesta: una mujer-madre. La imposicin de una nica respuesta a esos interrogantes tiene una serie de consecuencias muy negativas para las mujeres de las que destacamos las siguientes: 1/ La definicin de la identidad femenina como funcin maternal es reduccionista en la medida en que todos los posibles deseos de las mujeres son sustituidos por uno: el deseo de ser madre biolgica, de tener un hijo. 2/ La ecuacin mujer = madre es uniformizadora en tanto la maternidad creara una identidad homognea a todas las mujeres, anulando las posibles diferencias entre ellas con respecto a lo que se puede ser o desear. 3/ La identificacin mujer = madre es una concepcin mistificadora porque encubre las carencias que haran posible la expresin de otros deseos. En los ltimos aos la Teora Feminista, la Filosofa de Gnero, las Ciencias Humanas y las Ciencias Sociales han llevado a cabo una importante labor de deconstruccin de esa concepcin biologicista, poniendo de manifiesto que la identificacin de la mujer con la maternidad y la representacin de la funcin materna como un ideal universal para todas las mujeres no obedece a ninguna esencia femenina sino que se debe a una construccin e interpretacin hecha por el saber-poder patriarcal. Esta importante labor de deconstruccin y desidentificacin fue muy liberadora para muchas mujeres, por lo menos en aquellos pases en los que las mujeres consiguieron una serie de derechos, al permitirles el control de su identidad, de su cuerpo y de su sexualidad, pero casi al mismo tiempo que las mujeres alcanzan ese importante grado de autonoma personal aparecen las Nuevas Tecnologas Reproductivas y la clonacin, cuyos intereses nunca son neutrales y desde el punto de vista del gnero parecen ms bien un retroceso que un avance en los derechos de las mujeres, ya que incrementan notablemente el control patriarcal sobre la reproduccin humana, que queda en manos de los expertos o de empresas con afn de lucro que

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mercantilizan con el hecho de traer un nuevo ser al mundo y supuestamente lo hacen con el deseo de tener hijos una pareja esteril. Hay otros aspectos o reflexiones acerca de las Nuevas Tecnologas Reproductivas que queremos plantear con respecto a las mujeres. Se trata de una reflexin sobre el cuerpo que enlaza con el anlisis presentado en el apartado anterior. Decamos siguiendo a Foucault- que progresivamente a partir del siglo XVIII las Ciencias Sociales y Humanas se desgajan de la filosofa (la madre de todas las ciencias) y comienzan a estudiar el cuerpo desde muy diversos puntos de vista. El resultado es que el cuerpo deja de ser un cuerpo uno, unificado y pasa a ser un cuerpo fragmentado, un mosaico de piezas desmontables. A partir de ese momento el cuerpo deja de ser nuestro, cada una de sus piezas pasa a ser objeto de numerosas tecnologas que descomponen el cuerpo en fluidos, imgenes, rganos etc. pasando a ser un cuerpo virtual que puede ser construido o reconstruido virtualmente: prtesis, experiencias genticas, reproduccin asistida y, en otro orden de cosas, ciruga esttica, liposuccin, botox etc. La virtualizacin del cuerpo parece ser la nueva etapa de relacin con los cuerpos, pero por virtualizacin no ha de entenderse el cuerpo desencarnado o desmaterializado sino su reinvencin, su reencarnacin, su multiplicacin. Este hecho es particularmente importante en el caso de las biociencias y biomedicinas. Para la medicina lo importante son los rganos de tal forma que como dice R. Braidotti podemos hablar de rganos sin cuerpos 10. El campo de la sexualidad y la reproduccin es el mbito en el que los rganos sin cuerpos adquieren una gran relevancia: semen, embrin, tero y, sobre todo, vulos, los carsimos vulos tan escasos y difciles de producir. Esta concepcin de rganos sin cuerpos promueve una idea muy peligrosa: el carcter intercambiable de los rganos. De acuerdo con la lgica instrumental del biopoder, si se establece que queda garantizada la continuidad de una funcin vital y se asegura la compatibilidad bsica entre el rgano y el organismo que lo recibe, todos los rganos son iguales para lograrse el objetivo. De ah que en la Nueva Tecnologa Reproductiva, el tero de una mujer valga tanto como el de otra, de cualquier otra. Un tero es un tero En ese caso por qu no lleva una madre los bebs que su hija no logr concebir? Y por extensin, agujero por agujero, por qu no pensar que el abdomen de uno, el otro, bien puede equivaler al tero de otra, yo misma? Embarazos masculinos. Mquinas femeninas de maternidad11. Ante estos interrogantes y ante la lgica que rige estos procesos no queda ms remedio que ser muy cautelosas y sin entrar en la lgica de la oposicin que condena en bloque toda la tecnologa, sin embargo considero
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Braidotti, Rosi, rganos sin cuerpos en Braidotti, Rosi, Sujetos Nmades, Barcelona, Paids 2000, pp. 85 107. 11 Braidotti, Rosi, opus cit. P. 103.

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que en el gobierno actual del sexo, de la vida, de la muerte, el biopoder est siguiendo un camino un tanto perverso, porque si bien todos los teros son iguales, sin embargo se crean falsas simetras de las que conviene resaltar las siguientes : 1.- Mi tero, el tero de mi madre confundiendo las generaciones, pretendiendo borrar el paso del tiempo y dando una falsa idea de juventud en virtud de la cual las mujeres postmenopusicas pueden engendrar. 2.- Tambin se crea una falsa simetra de clase o etnia: las mujeres que alquilan un tero son las mujeres de clase alta y de etnia blanca, en tanto que las mujeres de color o clase social baja son las que arriendan su tero. 3.- Todava es mayor la falsa simetra creada entre un varn y una mujer: abdomen = tero; donante de semen = donante de vulo / tero, invisibilizando la enorme diferencia que existe entre la donacin de semen y de vulo y restando importancia al hecho de que el lugar de manipulacin son los vulos, los teros, los cuerpos de las mujeres. Para concluir: Con estas reflexiones parciales y fragmentarias no he querido adoptar una postura maniquea o de negacin a priorstica de las Nuevas Tecnologas Reproductivas pero tampoco adoptar la actitud de adhesin entusiasta que difunden ciertos medios de comunicacin y sobre todo las empresas que se dedican a aplicarlas . Creo que es necesario pensar con calma sobre una realidad que es totalmente nueva y debatirla entre los diversos agentes sociales, particularmente con los colectivos de mujeres ya que son los cuerpos de las mujeres el material de experimentacin. Creo que es necesario crear una tica de los cuerpos, un nuevo estatuto corporal en el que las nuevas tecnologas, el trfico de rganos, la clonacin, las transformaciones genticas no transformen en mercancas los cuerpos de las mujeres/hombres ms pobres para que las personas pudientes puedan construir cuerpos virtuales, cuerpos ideales, cuerpos flamantes.

Bibliografa:

Barral, M. J. y otras (eds.) Interacciones Ciencia y Gnero. Discursos y Prcticas Cientficas de Mujeres, Icaria, Barcelona, 1999. Concha, ngeles de y Osborne, Raquel, Las mujeres y los nios primero. Discursos de la maternidad. Icaria, Barcelona, 2004. Braidotti, Rosi, Sujetos Nmades, Paids, Barcelona, 2000.

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Durn, Alicia, Riechman, Jorge, Genes en el laboratorio y en la fbrica.Trotta, Barcelona, 1998. Foucault, Mitchel, Las palabras y las cosas: Una arqueologa de las ciencias humanas, Siglo XXI, Madrid, 1997. Foucault, Mitchel, Historia de la Sexualidad, Volumen 1, La Voluntad de saber. Siglo XXI, Buenos Aires, 2003. Foucault, Mitchel, El nacimiento de la clnica. Siglo XXI, Mxico, 1987. Fricker, Miranda y Hornsby, Jennifer, Feminismo y Filosofa. Un compendio. Idea Books, Barcelona, 2001. Garcs, Marina, La vida como concepto poltico: una lectura de Foucault y Deleuze en Athenea Digital, n 7: 87-90 (primavera 2005). Giberti, Eva y otras, Los hijos de la fertilizacin asistida. Editorial Sudamericana, Barcelona, 2001. Harding, Sandra, Ciencia y Feminismo. Morata, Madrid, 1996. Irigaray, Luce, El cuerpo a cuerpo con la madre. La Sal, Barcelona, 1985. Jonas, Hans, Tcnica, medicina y tica : sobre la prctica del principio de responsabilidad. Paids, Barcelona, 1997. Lauretis, Teresa de, Diferencias. Etapas en un camino a travs del feminismo, Horas y Horas, Madrid, 2000. Longino, Helen, Feminist epistemology en Greco, J. y Sosa, E. (eds.), Blackwell Guide to Epistemology, Oxford, Blackwell, 1998. Mariaux, Vernica, Tener presente a la madre, Duoda. Revista de Estudios Feministas, 7, 1994. Rich, Adrienne, Nacemos de mujer: La maternidad como experiencia e institucin. Ctedra, Madrid, 1996. Tubert, Silvia, Mujeres sin sombra. Maternidad y tecnologa. Siglo XXI, Madrid, 1991. Warnock, Mary, Fabricando bebs Existe un derecho a tener hijos? Gedisa, Barcelona, 2004.

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