Parto Distócico
Parto Distócico
Parto Distócico
Para que ocurra la dilatación cervical, cada contracción debe generar al menos 25 mmHg
como presión máxima. Se considera 50 a 60 mmHg como la presión contráctil intrauterina
óptima. Las frecuencias de las contracciones son también importantes para generar un patrón
de trabajo de parto normal; un mínimo de 3 contracciones en un periodo de 10 minutos es
usualmente considerado adecuado. La expresión “unidades de Montevideo” se refiere al
resultado de multiplicar el número de contracciones en 10 minutos por el promedio de la
intensidad de las contracciones medida por el IUPC. El desarrollo normal del parto esta
comúnmente asociado con 200 o más unidades Montevideo. Durante el primer estadio del
parto, el arresto de la labor no debe ser diagnosticado hasta que el cérvix este dilatado al
menos 4cm; es decir hasta que la fase latente del parto haya sido completada y un patrón de
contracciones uterinas ha sido establecida como adecuada tanto en frecuencia como intensidad.
Durante la segundo estadio del trabajo de parto; los “poderes” incluyen tanto las
fuerzas contráctiles del útero y los esfuerzos de expulsión voluntarios de la madre (pujar). El
cansancio de la madre, dolor excesivo o anestesia excesiva, u otras condiciones tales como
enfermedad cardiaca o neuromuscular pueden afectar estas fuerzas combinadas haciéndolas
insuficientes en un parto vaginal no asistido. Partos vaginales asistidos con fórceps o vacumm, o
parto por cesárea pueden ser entonces requeridos.
El uso de un IUPC para documentar la fuerza real así como la frecuencia y duración de las
contracciones estimuladas por la oxitocina, es a menudo recomendado una vez que un patrón
de contracción normal ha sido establecido, particularmente si un trabajo de parto prolongado es
sospechado.
La prolongación del primer estadio del trabajo de parto puede ser reducida evitando
intervenciones innecesarias; es decir el trabajo de parto no debería ser inducido cuando el
cérvix no está bien preparado o “maduro” (suave, rotado anteriormente, y con borramiento
parcial). El grado de madurez cervical o de preparación para el trabajo de parto es realizado por
el examen digital del cérvix. La puntuación Bishop ha sido usada para tratar de cuantificar esta
determinación (tabla 7.3). Aún cuando no es específicamente precisa, esto provee de un
excelente esquema para la evaluación cervical y una somera aproximación de la probabilidad de
una inducción exitosa de la labor y parto vaginal.
La inducción de la labor de parto está indicada, si es que los beneficios anticipados del
parto exceden los riesgos de permitir que el embarazo continúe. Por lo tanto, la evaluación
cuidadosa tanto de la madre y el feto es necesaria para tomar esta decisión. Actualmente, la
inducción “electiva” solamente por conveniencia es controversial. La tabla 7.4 resume las
indicaciones mencionadas comúnmente y contraindicaciones de la inducción del parto.
Un prolongado primer estadio del trabajo de parto puede ser correctamente diagnosticado
mediante la diferenciación certera de un verdadero trabajo de parto y un trabajo de parto
falso, siendo esto ultimo mejor tratado con descanso y sedación (tabla 7.5).
Tabla 7.5 Diferencia en las contracciones de una labor verdadera y una falsa labor
Verdadera labor Falsa labor
Intervalos regulares, que se incrementan Duración e intervalos irregulares
gradualmente en frecuencia
Intensidad que se va incrementando Intensidad que no cambia
Ocurre dilatación cervical No hay dilatación cervical
Disconfort abdominal y de espalda Disconfort en el abdomen bajo
No hay alivio a la sedación Alivio a la sedación
Una fase latente prolongada puede ser manejada por descanso o aumento de trabajo
de parto con la oxitocina intravenosa en un embarazo a término una vez que los factores
mecánicos han sido descartados. Si se le permite a la paciente descansar, a veces, ocurrirá uno
de los siguientes sucesos con la aplicación de sulfato de morfina intramuscular: la pacientes
dejará de tener contracciones, en el caso de que no esté en trabajo de parto; entrará en trabajo
de parto activo; o ella continuará como antes, y en ese caso la oxitocina pueda ser administrada
para aumentar las contracciones uterinas. El uso de amniotomía, o ruptura artificial de
membranas esta también indicado para pacientes con una fase latente prolongada. Se cree
que después de la amniotomía, la cabeza del feto proveerá una mejor fuerza de dilatación
comparada con la que podría ofrecer ante una bolsa de agua intacta. Además, puede haber una
liberación de prostaglandinas, las cuales podrían ayudar en aumentar la fuerza de contracción.
Antes que la amniotomía sea realizada, la parte presentada debería generalmente estar
firmemente en contacto con el cérvix para minimizar el riesgo de causar un prolapso del cordón
umbilical. La amniotomía es generalmente realizada con una delgada varilla plástica, con un
gancho afilado en su parte final. La parte final de la varilla es guiado al orificio cervical con los
dedos del examinador y el gancho es usado para rasgar y romper el saco amniótico. La claridad
del fluido debería ser observada y reportada, así como la presencia de meconio. La frecuencia
cardiaca del feto debe de evaluarse antes e inmediatamente después de la ruptura de
membranas.
Durante la fase activa del trabajo de parto, los factores mecánicos tales como la mal
posición fetal y la mala presentación, así como la desproporción fetopélvica, deben ser
considerados antes de aumentar las contracciones uterinas con oxitocina. En los casos en el que
el feto falla en el descenso con unas contracciones adecuadas, la desproporción es probable y el
parto por cesárea es aconsejado. Si la desproporción no está presente, la oxitocina puede ser
usada si es que se piensa que las contracciones uterinas son inadecuadas. En casos de
cansancio materno que resultan en un arresto secundario de la dilatación, el descanso seguido
de un aumento de oxitocina es a menudo efectivo. Si es que hasta ese momento no se habían
roto las membranas, la ruptura artificial es también recomendada.
Si la madre o el feto se encuentran en un estado preocupante, la pronta intervención está
justificada. Si esto sucede durante el segundo estadio del parto con el vertex en contacto con la
pelvis, se pueden usar fórceps o extractor vacuum para efectuar un pronto parto vaginal. En
todos los otros casos, el parto por cesárea puede ser necesario. El verdadero estado
preocupante de la madre o del feto en el primer estadio del trabajo de parto comúnmente
requiere cesárea.
PRESENTACIÓN PODÁLICA
La presentación podálica ocurre en alrededor del 2% de los partos a término de un bebé
único y más frecuentemente a inicios del tercer trimestre y segundo trimestre. Además de la
prematuridad, otras condiciones estas asociadas con la presentación podálica incluyen
embarazos múltiples, polidramnios, hidrocefalia, anencefalia, aneuploidia, anomalías uterinas y
tumores uterinos. Las tres clases de presentación podálica –franca, completa e incompleta-
(figura 7.5) son diagnosticadas por una combinación de las maniobras de Leopold, examen
pélvico, ultrasonografía y a veces otras técnicas de imagen.
Las tasas de morbi–mortalidad para el feto y la madre, independientemente de la edad
gestacional o el modo de parto, son altos en la presentación podálica comparado con la
presentación cefálica. Éste riesgo incrementado para el feto viene de factores asociados tales
como anomalías fetales, prematuridad y prolapso del cordón umbilical, así como también
traumas al momento de nacer.
El parto vaginal de un feto en presentación podálica que pesa menos del 2000 gr es evitado
por muchos obstetras debido a la preocupación relacionada a un riesgo incrementado de injuria
al momento de nacer. La práctica del parto por cesárea para estos pequeños infantes en
posición podálica es común. En el otro extremo, el parto vaginal a término de un infante en
posición podálica que pesa más de 4000 gr es comúnmente evitado, debido principalmente a
las preocupaciones relacionadas con el atrapamiento de la cabeza después del parto vaginal del
pequeño cuerpo. Debido al amplio margen de error en la estimación del peso fetal, tanto en el
cálculo clínico como en la ultrasonografía obstétrica, un parto por cesárea es recomendado por
muchos si es que el cálculo del peso fetal es mayor de 3800 gr.
Para evitar los riesgos del parto vaginal y los de un parto por cesárea electivo de un infante
a término en presentación podálica, algunos clínicos tratan de hacer la versión cefálica externa
(figura 7.6). Ésta maniobra resulta exitosa en aproximadamente la mitad de los casos
seleccionados apropiadamente.
Los criterios de selección incluyen un feto normal con un monitoreo del corazón fetal
estable, líquido amniótico adecuado, que no esté la parte presentada en la pelvis, que no hayan
cicatrices operatorias sobre el útero y que no esté en trabajo de parto. Los riesgos incluyen
ruptura prematura de membranas, DPP, accidentes del cordón umbilical y ruptura uterina. La
versión externa a menudo es más exitosa en mujeres multíparas. El uso de tocolíticos en el
tiempo en que se intenta la versión es controversial, pero el uso inmunoglobulina anti-D en
mujeres Rh negativas es recomendado.
Hay tres tipos de parto vaginal del infante en posición podálica (tabla 7.6). Los puntos
claves de un parto vaginal planeado exitoso de un infante en posición podálica son la selección
apropiada de casos y la paciencia durante el parto, permitiendo a muchos de estos partos ser
espontáneos.
A veces se usan las ventosas del vacuum sobre la cabeza del feto en vez de los fórceps. Las
condiciones necesarias para usar la extracción por vacuum son las mismas que para el uso de
fórceps. Debido a que la tracción es aplicada sólo al instrumental, se cree que es de alguna
manera más fisiológico que los fórceps, con un menor posible trauma para la madre, aún
cuando las contusiones o trauma al cuero cabelludo del feto pueden ocurrir.