Este documento analiza el uso de la categoría "sacramentum" para referirse a la Iglesia en los documentos del Concilio Vaticano II. Examina la génesis de este concepto en la Biblia y en los Padres de la Iglesia, y cómo fue introducido en el Concilio, probablemente influenciado por la teología alemana. Estudia las implicancias teológicas de denominar a la Iglesia como "sacramento", exponiendo su significado y alcance doctrinal.
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Este documento analiza el uso de la categoría "sacramentum" para referirse a la Iglesia en los documentos del Concilio Vaticano II. Examina la génesis de este concepto en la Biblia y en los Padres de la Iglesia, y cómo fue introducido en el Concilio, probablemente influenciado por la teología alemana. Estudia las implicancias teológicas de denominar a la Iglesia como "sacramento", exponiendo su significado y alcance doctrinal.
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VERITAS, vol.
IV, n 21 (2009) 365-395 ISSN 0717-4675
Recibido: 12/Mayo/2008 - Aceptado: 22/Julio/2008 La sacramentalidad de la Iglesia en el Concilio Vaticano II Aproximacin histrico-teolgica
En los documentos del Concilio Vaticano II por primera vez la Iglesia es llamada sacramentum. Sin duda que esta denominacin no ha dejado indiferente a la teologa. Desde una visin histrica-teolgica, la autora, estudiando la gnesis de las Constituciones Lumen gentium, Gaudium et spes, Sacrosanctum concilium y el Decreto Ad gentes, expone las implicancias teolgicas de esta compresin tan particular de la Iglesia que entraa el ltimo concilio.
Palbras clave: Iglesia, eclesiologa, Vaticano II, signo, sacramento.
Abstract
In the documents of the Council Vatican II by the first time Church is called sacramentum. Undoubtedly that this denomination has not made indifferent to the theology. From a historical-theological vision, the author, studying the genesis of the Constitutions Lumen gentium, Gaudium et spes, Sacrosanctum concilium and the Decree Ad gentes, exposes the theological implications of this so particular compression of the Church that contains the last council.
Key words: Church, eclesiology, Vatican II, sings, sacrament.
Magister en Teologa por la Pontificia Universidad Catlica de Chile. Ph. D. (c) por la Faculty of Theology, Research Unit Systematic Theology de la Katolieke Universiteit Leuven (Blgica). SANDRA ARENAS PREZ VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 366 En los documentos del Concilio Vaticano II, la Iglesia es llamada por vez primera en el Magisterio eclesial como sacramentum. Esta denominacin la encontramos explcitamente diez veces, en la Constitucin Dogmtica De ecclesia 1, 9, 48 y 59, Constitucin Pastoral Gaudium et Spes 42 y 45, Decreto Misionero Ad Gentes divinitus 1 y 5, resultar interesante advertir su presencia en la Constitucin Sacrosanctum concilium 5 y 26 toda vez que este documento precede cronolgicamente a la Constitucin De ecclesia. Nuestra aproximacin a ellos ser histrico- teolgica, los analizaremos en su contexto inmediato y remoto para entender el alcance eclesiolgico que esta categora entraa, de dnde proviene, su contenido y posibilidades.
1. Algunas notas histricas de la categora sacramentum aplicada a la Iglesia
Esta denominacin es nueva en el Magisterio y fue introducida en el De ecclesia recin en la segunda sesin del Concilio 1 , no aparece en la Escritura, pero la comprensin bblica y tambin patrstica del concepto griego mysterion es central para entender su alcance doctrinal 2 . Desde la
1 En la reunin general del 30 de septiembre al 4 de octubre [de 1963], habran recomendado esta expresin los cardenales Frings y Ritter, y los obispos De Provenchres, Grauls, Guano, Van Dodewaard y Ramanantoanina, cfr. P. SMULDERS: La Iglesia como sacramento de salvacin, en G. BARANA: La Iglesia del Vaticano II. Estudios en torno a la Constitucin conciliar sobre la Iglesia. Barcelona 1968, Vol. I, 377. El 30 de septiembre Frings sostiene que para exponer la doctrina de la Iglesia con claridad, con sensibilidad pastoral y ecumnica habra que abordarla como sacramento fundamental, cfr. G. CAPRILE: Il Concilio Vaticano II. Roma 1969, Vol. III, 29. El 3 de octubre Ritter es particularmente penetrante: La Chiesa una comunit di fede e di grazia: il sacramento dellunit dei popoli tra di loro e con Dio. stato formulato il desiderio che lo schema accenni allaspetto dinamico della vita della Chiesa, e illustri i modi in cui essa e perennemente diventa il segno e lo strumento dellunione (38). La intervencin de van Dodewaard refiere en primer lugar a la sacrementalidad de la Iglesia La Chiesa come frutto di Redenzione e mezzo di salvezza offerto agli uomini ha una funzione sacramentale.... 2 Rigaux refirindose al redescubrimiento de este concepto y su relacin con la realidad de la Iglesia, dice: los exgetas y telogos del Nuevo Testamento se han dado cuenta de que el empleo de la palabra uotqiov en los libros sagrados encerraba un problema importante a la vez que manifestaba especialmente una afinidad muy marcada con el concepto de Iglesia, cfr. B. RIGAUX: El misterio de la Iglesia a la luz de la Biblia, en G. BARANA: op. cit., Vol. I, 19. Aunque De Mey observa que bajo la influencia de la teologa escolstica y la crtica de la distincin Protestante de visible- invisible Iglesia por el Concilio de Trento, creer en la sacramental naturaleza de la Iglesia desapareci dando espacio a una aproximacin ms jurdica a la Iglesia como societas perfecta, P. DE MEY: Church as Sacrament: A Conciliar Concept and Its LA SACRAMENTALIDAD DE LA IGLESIA EN EL CONCILIO VATICANO II VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 367 Escritura 3 , la enseanza sobre el mysterion-sacramentum trat no de doctrinas particulares sino que hizo comprensible el todo de la economa salvfica y de sus diversas partes 4 . Algunos Padres aplicaron la realidad bblica mistrico-sacramental e incluso la categora de sacramentum a la Iglesia 5 , y por ello, el Concilio en este tema no puede considerarse una fuente autnoma sino derivada de la Revelacin 6 . Adems del fundamento en los datos revelados, el magisterio conciliar se sirve de una cierta eclesiologa que vena desarrollndose en algunos mbitos teolgicos 7 . En el mismo Concilio la teologa alemana habra influido
Reception in Contemporary Theology, The Presence of Transcendente. Thinking Sacrament in a Postmodern Age, ed. L. BOEVE and J. C. RIES, Leuven, Peeters, 2001, 182. 3 Una exposicin amplia y detallada del mysterion en la Sagrada Escritura en R. BROWN: The Semitic Background of the N.T. Mysterion, Biblica 39 (1958), 426-443; D. E. DAL GRANDE: Mysterium-Sacramentum nella Scrittura, Studia Patavina 4 (1957), 389-393; C. H. DODD: The interpretation of the Fourth Gospel, Cambridge 1958, 318-354. Y de este concepto y su relacin con la sacramentalidad de la Iglesia: Y. CONGAR: El pueblo mesinico. La Iglesia, sacramento de salvacin. Madrid, Cristiandad, 1976, 31-34; P. SMULDERS: La Iglesia como sacramento de salvacin, en G. BARANA: op. cit., Vol. I, 382-383 y en la misma obra consultar con provecho el artculo de B. RIGAUX: El misterio de la Iglesia a la luz de la Biblia, 289-307. 4 No abordamos la derivacin de mysterion a sacramentum en la Iglesia. Consultar V. LOI: Il termine mysterium nella letteratura latina prenicena, Vigiliae Christianae 19 (1965), 210-236 y n. 20 (1966), 25-44, con la muy acabada bibliografa patrstica que contiene; Y. CONGAR: op. cit., cap. III: El Mysterion aplicado a los sacramentos traducido por Sacramentum en la Iglesia antigua, 55-65; Ch. MOHRMANN: Sacramentum dans les plus anciens textes chrtiens, The Harvard Theol. Rev. 47 (1954), 140-152; P. VISENTIN: Mysterium-Sacramentum dei Padri alla Scolastica, Studia Patavina 4 (1957) 389-393; tambin P. SMULDERS: op. cit., 382-388. 5 Para compender el mysterion en la literatura cristiana de los primeros siglos, consultar B. STUDER: Misterio, en Diccionario patrstico y de antigedad cristiana, II, 1456- 1457. Una exhaustiva citacin de referencias patrsticas encontramos en LE GUILLOU: Teologa del misterio Cristo y la Iglesia. Barcelona 1967, 68-112; V. LOI: op. cit.; Y. CONGAR: op. cit., cap. III, El Mysterion aplicado a los sacramentos traducido por Sacramentum en la Iglesia antigua, 55-65. 6 Cfr. Y. CONGAR: op. cit., 31 y P. SMULDERS: op. cit., 381. 7 Al usar la analoga de la Encarnacin, Mhler habra puesto de manifiesto la naturaleza visible e invisible de la Iglesia, Symbolik oder Darstellung der dogmatischen Gegenstzen der Katholiken und Protestanten nach ihren ffenentlichen Bekenntnisschriften. J. H. OSWALD con Die dogmatische Lehre von den heiligen Sakramenten der Katholischen Kirche, Mnster 1856, sirve sin duda a M. J. SCHEEBEN en su obra de Mysterien des Christenthums, Freiburg 1865; ste sostuvo que la Iglesia no es un sacramento particular entre los otros que en ella fueron depositados (como su tesoro), sino que es un sacramento global, un supersacramento, es decir, un signo sensiblemente perceptible, la comunin visible con Cristo que opera en ella lo que ella significa. En 1953 O. SEMMELROTH propuso la primera sistematizacin de esta comprensin eclesiolgica en Die Kirche als Ursakrament; luego surgieron los estudios de K. RAHNER: Kirche und Sakramente, en Geist und Leben 28 (1955), 434-453 y P. SMULDERS: A preliminary SANDRA ARENAS PREZ VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 368 decisivamente 8 , no obstante la oposicin de algunos que la calificaron como una definicin cercana a una cierta teologa hertica modernista 9 .
2. Iglesia-sacramentum en Lumen gentium
En Lumen gentium cuatro veces se aplica sacramentum a la Iglesia, en diferentes contextos. El primero en el Proemio orienta toda la exposicin, el segundo en el nmero 9 define a la ecclesia del nmero 1
remark on Patristic sacramental doctrine, the unity of the sacramental idea, Brijdragen 18 (1957), 333-341. Previo al Vaticano II se explor el tema patrstico de la Iglesia como sacramento tambin en ambiente francs, H. DE LUBAC: Meditation sur Lglise, Pars 1954. Moeller no duda en afirmar que en el contexto conciliar hablar de la Iglesia como sacramento era integrar en el texto conciliar dos dcadas de investigaciones eclesiolgicas. En estas investigaciones segn el profesor de Lovaina se destacaran tres cosas: la corriente de la teologa del Cuerpo Mstico, la teologa del signo, la Iglesia como signo de Cristo desarrollada sobre todo en Alemania y la corriente ecumnica que redescubre el aspecto de misterio oculto y manifestado de la unidad, cfr. Ch. MOELLER: La Constitucin dogmtica Lumen Gentium, Teologa y Vida 6 (3) (1965), 210-237, en particular p. 212. Para una historia de la Idea Iglesia como Sacramento ver E. SCHILLEBEECKX: Le Christ, sacrement de la rencontre de Dieu : tude thologique du salut par les sacrements. Paris, Cerf, 1970; L. BOFF: Die Kirche als Sakrament im Horizont der Welterfahrung: Versuch einer Legitimation und einer struktur-funktionalistischem Grundlegung der Kirche im Anschlu an das II. Vatikanische Konzil, Konfessionkundliche und kontroverstheologische Studien, 28, Paderbon: Bonifatius, 1972, especialmente captulos 3, 4, 6 y 8; L. HDL: Die Kirche ist nmlich in Christus gleichsam das Sakrament: Eine Konzilsaussage und ihre nachkonziliare Auslegung Kirche sein: Nachkonziliare Theologie im Dienst der Kirchenreform (FS H J.Pottmeyer), ed. Wilhelm Geerlings and Max Seckler (Freiburg, Herder, 1994), 163-179; L. KOFFEMAN: Kerk als sacramentum: De rol van de sacramentele ecclesiologie tijdens Vaticanum II , Kampen, Van den Berg, 1986; J. MEYER ZU SCHLOCHTERN: Sakrament Kirche: Wirken Gottes im Handeln der Menschen. Freiburg, Herder, 1992, 19-67; H. RIKHOF: Kerk als sacrament: een pleidooi voor een realistische ecclesiologie, Ius propter homines: Kerkelijk recht op mensenmaat, ed. Hildegard Warnink, Leuven, Peeters, 1993, 19-61. 8 Melloni afirma que el uso de esta categora da cuerpo a una de las instancias teolgicas fundamentales del ambiente alemn. Y en el segundo perodo, tambin al interior del grupo de los peritos alemanes (Rahner, Semmelroth, Mrsdorf, Hirschmann, a los que se aaden Kng, Ratzinger y Jedin), prevalecen aportes especficos, cfr. A. MELLONI: Linizio del secondo periodo e il grande dibattito eclessiologico, en G. ALBERIGO: Storia del Concilio Vaticano II, Vol. III, 61. 9 El punto ms discutido en el debate del 1-4 octubre de 1963, es Iglesia como sacramentum de la unidad del gnero humano. El cardenal Ruffini expone su conviccin de que esto proviene del hereje Tyrrell y que por esa razn va a ser refutada como modernista, cfr. Acta Synodalia II, 1, 391-394. Esta oposicin se corresponde con la creacin de un grupo de oposicin a las innovaciones eclesiolgicas, cfr. A. MELLONI: op cit., Vol. III, 67 y L. PERRIN: Il Coetus internationalis patrum e la minoranza, Evento 63 (1964), 173-187. LA SACRAMENTALIDAD DE LA IGLESIA EN EL CONCILIO VATICANO II VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 369 como pueblo de Dios, el tercero en el 48 tensiona la existencia del pueblo peregrino hacia las realidades ltimas adonde debe conducir a toda la humanidad y el cuarto en el 59, en un contexto mariolgico, profundiza la relacin entre la presencia sacramental de la Iglesia, pueblo de Dios, y la inhabitacin del Espritu. La Constitucin abre con una solemne declaracin de principios Lumen gentium 10 cum sit Christus 11 , as y tal como en la Escritura se afirma esta cualidad en l 12 . Su luz resplandece en el rostro de la Iglesia, la que media su acceso anunciando el Evangelio 13 cuyos horizontes son ilimitados. Este acento cristolgico 14 es el contexto inmediato de la Iglesia es en Cristo como (veluti) un sacramento.
10 Las primeras palabras Lumen gentium aunque estn tomadas del discurso que el Cardenal Suenens pronunciara en el aula conciliar en la discusin del proyecto primitivo en 1962, vienen ya del Mensaje Radiofnico de Juan XXIII donde expone el corazn y eje del concilio, Mensaje Radiofnico de Juan XXIII, AAS 54 (1962), 679-680. Cfr. Discurso de apertura del Concilio el 11 de octubre de 1962: AAS 54 (1962), 794. 11 En los Padres de la Iglesia, particularmente en el periodo pre-niceno, encontramos abundantes afirmaciones acerca del Hijo como luz, pero tambin del Padre como primer principio y Luz eterna y al Hijo como resplandor de esa misma luz, cfr. Carta de Atanasio acerca de Dionisio, ROBERTSON (1891): Select writings and letters of Athanasius, Bishop of Alexandria. Edited, with prolegomena, indices, and tables by Archibald Robertson, en SCHAFF-WACE (1980) 1891 : A select library of Nicene and Post-nicene Fathers of the Christian Church. Second Series. Traslated into the english with prolegomena and explanatory notes under the editorial supervision of Philip Schaff, D.D., LL.D, and Henry Wace, D.D., vol. IV. St. Athanasius: select works and letters. W. M. B. Eerdmans Publishing Co. Grand Rapids, Michigan, 1980, 176-187; Cfr. Ad. Haer. IV, 20, 1-5. Esta recurrente imagen de la luz y la comprensin de ella resulta iluminadora para entender la relacin que se establece en Lumen gentium entre Cristo-Luz y el reflejo de ella en el rostro de la Iglesia. Naturalmente la relacin que existe entre la Luz del Padre y su Hijo, no es la misma que existe entre Cristo y su Iglesia, mas vale la analoga. 12 Una nueva comprensin que surgi entre la primera y la segunda sesin. La reelaboracin de los materiales precedentes corrige la frmula del papa Juan XXIII (cfr. AAS 54 (1962), 679-680) con otra de San Cipriano, el cual escribe, cfr. De un. Eccl. 3: PL 4, 497, aunque la referencia no sea explcita. 13 Lumen gentium 1. 14 Y no slo cristolgico sino cristocntrico, tono que -a juicio de Philips- se trasluce en todo el documento, cfr. G. PHILIPS: La Iglesia y su misterio en el Concilio Vaticano II. Historia, texto y comentario de la Constitucin Lumen gentium. Barcelona 1968, Vol. I, 91. Hernndez sita este cristocentrismo en un proceso de evolucin de la eclesiologa, cfr. O. G. HERNNDEZ: La nueva conciencia de la Iglesia y sus presupuestos histrico- teolgico, en G. BARANA: op. cit., Vol. I, 262-263. La Iglesia sera, segn Pablo VI, no slo el efecto de un remoto acto fundacional de Cristo, sino su actual emanacin misteriosa, su continuacin terrestre, cfr. AAS 55 (1963), 847. SANDRA ARENAS PREZ VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 370 El veluti 15 establece un analogado, la Iglesia es una especie de sacramento, precisamente para salvar la diferencia entre ella y los siete signos 16 . Y de qu manera es una especie de sacramento?, como signo e instrumento de la ntima unin con Dios y de la unidad de todo el gnero humano 17 . Los telogos alemanes, en la segunda sesin, solo haban sostenido que la Iglesia es sacramento de la salvacin del gnero humano 18 , el Concilio, sin embargo, quiere explicar desde las clsicas categoras de signum et instrumentum de la teologa sacramental bajo qu respectos la Iglesia es tambin un sacramento 19 . Si un signo se define como aquello que, cuando conocido, conduce al conocimiento de otra cosa (id quod cognitum ducit in cognitionem alterus) 20 y un instrumento, como aquello que media entre una cosa y otra de manera eficaz, la explicacin del ser sacramental de la Iglesia con estas categoras referira a que ella es de hecho, en su visibilidad, la manifestacin y realizacin de la unin ntima con Dios y de la unidad del gnero humano, signo eficaz de una realidad espiritual (cum Deo unionis) y a travs de esta unin, de la unidad de la humanidad entera (totiusque generis humani unitatis). As como no es ella la Luz, ella tampoco es El sacramento de unidad y salvacin. Pero as como a travs de ella brilla la luz de Cristo tambin a travs de ella podemos llegar a la comunin con Dios y con los dems en Cristo. No es llamada sacramento de Dios ni tampoco sacramento de Cristo, el sacramento fundamental es Cristo y la Iglesia es un acontecimiento perceptible que contiene y confiere la gracia 21 de la unidad. La gracia o
15 Muchas interpretaciones han proseguido al concepto latino, su uso atendera al riesgo advertido de aumentar el septenario sacramental, cfr. L. MALDONADO: La sacramentalidad evanglica. Signos de presencia para el camino, Madrid 1987, 70. Philips sostiene que hay quienes manifiestan su extraeza ante esta denominacin, que es, sin embargo, de las ms antiguas: misterio les parece abstruso, y sacramento evoca en su espritu al bautismo, la confirmacin, u otros ritos cultuales, G. PHILIPS: op. cit., Vol. I, 32. De la Iglesia brotan los siete sacramentos, cfr. M. SCHMAUS: The Church as sacrament, en Dogma 5, Westminster, Md.: Christian classics 1984, 243. 16 El mismo cardenal Ruffini, advierte implicaciones pastorales, la gente sostiene- podra decir pero como, el catecismo no ensea que los sacramentos son siete? Y ahora nos dicen que hay otro, el sacramento de la Iglesia?, cfr. Acta Synodalia II, 1, pp. 391-394. No obstante esta observacin, los padres la conservan y la elevan a definicin de la naturaleza de la Iglesia. 17 Lumen gentium, 1: Seu signum et instrumentum intimae cum Deo uniones totiusque generis humani unitatis. 18 Hoc modo Ecclesia sacramentum salutis mundi totius evadit, cfr. Adumbratio schematis germanica (dec. 1962), en Synopsis historica constituitionis dogmaticae Lumen gentium, ed. G. ALBERIGO e F. MAGISTRETTI: Bologna 1975, 383, ln. 88. 19 A. MELLONI: op. cit., Vol. III, 65. 20 Cfr. M. MCGRATH: El signo sacramental, Teologa y Vida 2 (1961), 63-70. 21 Segn la clsica comprensin teolgica del sacramento como signum efficax gratiae. LA SACRAMENTALIDAD DE LA IGLESIA EN EL CONCILIO VATICANO II VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 371 realidad ltima de la que la Iglesia es signo e instrumento se entiende en un doble analogado de comunin. Esto trae consecuencias de la mayor relevancia, por un lado, que la Iglesia-sacramento en su predicacin y en su actividad debe significar eficazmente la comunin y por otro lado, que Ella no puede orientar simplemente hacia s misma la bsqueda humana como si ella fuera la salvacin. El Concilio es enftico en situar a la Iglesia-sacramento en el proyecto de unidad social, ella es sacramento de salvacin porque es sacramento de unidad, se resume el concepto bblico de salvacin que refiere a la unin del ser humano con Dios y consiguientemente, de los seres humanos entre s 22 . Segn la fuerte expresin de San Agustn visibile verbum 23 , en el sacramento el verbo unido al gesto se convierte en palabra visible, as la Iglesia no sera slo una mediacin simblica de la presencia de Cristo sino que en y mediante la Iglesia Cristo-luz est presente y acta con su fuerza salvadora. El Proemio contempla a la Iglesia tal como nos la presenta el smbolo de fe, esto es, como objeto ella misma del acto de fe, como poseedora y propagadora de unidad bajo la asistencia del Espritu 24 , unidad no solo entre los cristianos sino en toda la humanidad histricamente situada. Al comienzo del captulo II 25 , el nmero 9 aborda la sacramentalidad de la Iglesia entendindola como Pueblo de Dios 26 , no una abstraccin sino una comunidad abierta, ampliamente difundida y en permanente extensin 27 . Ser pueblo de Dios describe ms adecuadamente la Iglesia en su desarrollo histrico y en su expansin universal. Ambos, misterio y
22 Aunque implcita, se advierte la enseanza de Cipriano sobre la Iglesia como Sacramentum unitatis, SAN CIPRIANO: Epist. 55, 21: PL 3, 787 A. Se habra inspirado en la carta Deutero-paulina a los Efesios. 23 SAN AGUSTN: Bap. c. Don., 28, 39: PL 43, 196. 24 Ya no argumento de credibilidad, cfr. DH 3014. As el en continuidad con la enseanza de los concilios anteriores referira a una comprensin dinmica del dogma. 25 El captulo II, llamado De populo Dei no se encontraba en el Esquema que la Subcomisin De ecclesia preparara en base a los trece puntos que la Comisin teolgica preparatoria le entreg el 26 de noviembre de 1960. Para esto cfr. A. MELLONI: Linizio del secondo periodo, en G. ALBERIGO: op. cit., Vol. III, p. 126. El contraste entre los dos tipos de captulos ha sido explicado refiriendo a dos irreconciliables posiciones eclesiolgicas de la Iglesia-Pueblo y la pre-conciliar Iglesia-Cuerpo Mstico, cfr. DE MEY: op. cit., 184. 26 Dios reuni a los creyentes en Jess y lo perciben como el autor de la salvacin y el principio de la unidad y la paz, convoc y constituy la Iglesia, para que sea para todos y cada uno el sacramento visible de esta unidad que nos salva (sacramentum visibile huius salutiferae unitatis), Lumen gentium 9. 27 La razones que llevaron a la creacin y colocacin de este captulo antes del que habla de la constitucin jerrquica las encontramos en la correspondiente relatio, cfr. Acta synodalia III, 1, 209. SANDRA ARENAS PREZ VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 372 pueblo, refieren a su verdadera naturaleza 28 . El renovado nfasis en el carcter mistrico de la Iglesia desde la primera mitad del siglo XX no se mostr tan favorable hacia la comprensin de ella como pueblo, sino que contempl la relacin entre Cristo y la Iglesia principalmente en cuanto ella es el Cuerpo Mstico de Cristo 29 . Ahora, y desde la mejor tradicin bblica hay una re-valoracin de la eclesiologa del Pueblo, pueblo que ha sido preparado en la figura histrica de Israel 30 por eleccin gratuita de Dios 31 . Israel se convierte en preparatio et figura de la nueva Alianza, el desierto en el que peregrina la Iglesia actual es la misma historia 32 . La continuidad sita a la Iglesia en una perspectiva histrico-salvfica de carcter sacramental en cuanto pueblo elegido; eleccin y alianza se enmarcan en la voluntad salvfica universal de Dios, aunque parezca una paradoja. Sin embargo, aquello que declara Pedro 33 respecto del justo Cornelio se aplica a quienes vivieron antes de Cristo 34 y a los que actualmente an no lo conocen 35 y por ello la eleccin gratuita de parte de Dios no es excluyente, antes bien, dinamiza la existencia de aquellos que han sido elegidos. Esta perspectiva universalista le es intrnseca al
28 En esta direccin interviene el obispo Manuel Larran el 23 de octubre de 1963, G. CAPRILE: op. cit., Vol. III, 132. La conclusin del captulo I en su primera redaccin trataba de la relacin entre el misterio de la Iglesia y las diversas categoras de personas; estos prrafos fueron trasladados al nuevo captulo II, Cfr. G. PHILIPS: op. cit., Vol. I, 65. 29 En este sentido, la designacin de la Iglesia como pueblo de Dios viene a ser un complemento a la Encclica Mystici corporis y a la primera redaccin del Esquema De Ecclesia, no obstante la advertencia de la presencia de dos divergentes eclesiologas, R. MICHIELS: Lumen Gentium: terugblik dertig jaar later: Twee kerkbeelden naast elkaar, Een werkzame dialoog: Oecumenische bijdragen over de kerk 30 jaar na Vaticanum II, ed. R. MICHIELS and J. HAERS, Nik-reeks, 38; Publicaties van het Centrum loor Oecumenisch Onderzoek, I, Leuven/Amersfoort, Acco, 1997, 133-185. 30 La continuidad entre Israel y la Iglesia ya haba sido expresada en el captulo I con un rico trasfondo patrstico, Lumen gentium 2. 31 Aunque el hecho que la Iglesia sea propiedad de Dios no significa que otros no le puedan pertenecer de manera semejante, cfr. O. SEMMELROTH: La Iglesia nuevo pueblo de Dios, en G. BARANA: op. cit., Vol. I, 463. 32 Desde Agustn se ha vinculado la realidad mistrica de la Iglesia con su existencia peregrina histricamente situada Inter persecutiones mundi et consolationes Dei peregrinando procurrit, SAN AGUSTN: De Civ. Dei, XVIII, 51,2: PL 41,614. 33 Hch 10, 35 y Lumen gentium 9. 34 La Iglesia es ab Adam porque desde entonces Dios se encuentra en dilogo con la humanidad, o ab Abel si se prefiere destacar la totalidad de la respuesta humana como respuesta del justo. 35 Philips afirma que la justicia (dikaiosyne) de que se habla [en los Hechos] designa la rectitud ante Dios, disposicin de la voluntad que supone la gracia divina, que a todos se ofrece, G. PHILIPS: op. cit., Vol. I, 167. LA SACRAMENTALIDAD DE LA IGLESIA EN EL CONCILIO VATICANO II VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 373 pueblo hebreo. Desde la profeca de Jeremas 36 se enfatiza por un lado el carcter ntimo de la unin con Dios 37 y por otro, la universalizacin. Todo se recapitula, en sentido literal, en Cristo 38 , porque incluso los antiguos escogidos, sin llevar el nombre dice San Agustn eran todos cristianos 39 . La nueva ley es el amor 40 y su fin es el mismo Cristo, haciendo participar a toda la creacin en la incorruptibilidad 41 . La vocacin universal del pueblo se describe bajo un triple respecto, como germen de unidad, esperanza y salvacin; como comunidad de vida, amor y unidad e instrumento de redencin, iluminacin y purificacin 42 . La continuidad-unidad del pueblo tiene un correlato con su catolicidad, porque la suya es una catlica historicidad 43 . Dotado de los medios necesarios para ser una comunidad visible y social, la Institucin y sus miembros son la mediacin para alcanzar la unidad, ha sido fundada como sacramento visible de esta unidad que nos salva. La relacin establecida entre plan divino y misin universal no alcanza en el texto promulgado la magnfica formulacin presentada en la segunda sesin 44 , aunque sus elementos fueron trasladados al captulo II en diferentes prrafos. En lugar de aquello se refiere solo a la recapitulacin en
36 Jer 31, 31-34. 37 Aunque este carcter ms espiritual no supone la desestimacin de la organizacin socio-religiosa, cfr. G. PHILIPS: op. cit., Vol. I, 168. 38 La antigua economa con sus prescripciones e instituciones tena como eje a Cristo, y quienes han sido salvados lo han sido misteriosamente, por los mritos del nico Mesas. 39 En la polmica contra los pelagianos, el obispo de Hipona reduce al mnimo la distincin entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, cfr. SAN AGUSTN: Contra 2. Epist. Pel. III, 4, 8: PL 44, 593. 40 La exposicin acenta una y otra vez la continuidad y la novedad en el pueblo de Dios, la antigua ley ha cado, su papel de pedagogo ya ha concluido. Refiriendo a Jn 13, 34 la Constitucin sostiene que ahora rige el mandamiento nuevo desde donde nace una nueva comunidad de todos los seres humanos con Dios en Cristo. 41 La referencia a Col 3, 4 indica el aspecto csmico de la redencin en Cristo que ser ampliamente tratado en el captulo sptimo. 42 La referencia explcita a Mt 5, 13-16 vinculado a la sacramentalidad de la Iglesia aparece en el Concilio tambin en Ad gentes 1 y 36 y en Apostolicam actuositatem 6 y 13. 43 Se evidencia en el segundo captulo completo, y en particular en el nmero 9, la preocupacin de construir una teologa centrada en la historia de la salvacin de manera concreta, preocupacin que manifestara ya Pablo VI en 1963, cfr. PABLO VI: Audiencia del 17 de octubre de 1963, Ecclesia 1163 (1963) 1423. 44 El Padre envi a su Hijo para salvar a los pecadores (cfr. 1 Tim 1, 15) y reagrupar en la unidad a los hijos de Dios dispersos (cfr. Jn 11, 52) y para que sea el principio slido de la unidad del gnero humano (...). La reunin de todos los que creen en Jess -Artfice de nuestra salud y fundamento de toda paz y unidad-, es la Iglesia, reunida e investida por l, con el fin de ser para todos y cada uno, el sacramento visible de esta unidad saludable, Schema constitutionis dogmaticae de Ecclesia, I, cap. I n. 3. SANDRA ARENAS PREZ VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 374 Cristo 45 , la que es abordada mejor en el nmero siete desde la profundidad dogmtica paulina de la relacin Iglesia en el mundo y Cristo. El concepto paulino de pleroma de Cristo, citado en este texto unido al himno de Col 1, 15-20 46 , parece ofrecernos la clave del concepto de sacramento de unidad. En efecto, el trmino puede y de hecho tambin refiere a una realidad interior de la Iglesia 47 aunque su carcter sacramental contempla reunir en la unidad al mundo en cuyo seno ella vive y acta. Su catolicidad, refiere a la plenitud de gracias (el pleroma de Cristo), caracterstica de esta parte de la humanidad reunida ya bajo Cristo-cabeza y, adems, ella tiende a hacer participar a toda la humanidad en el pleroma para reunirla con Cristo-cabeza 48 . Para expresar esta accin salvfica de Cristo por el Espritu en la Iglesia, el Concilio ha elegido el trmino sacramento, en la frmula sacramento de unidad. La unidad est fundamentada en la unidad de Dios 49 , tal como la patrstica lo presenta 50 , esto funda la unidad interior unida a los medios externos, una unidad a la vez carnal y espiritual, externa e interna, y por ello Todos estn llamados a formar parte del pueblo de Dios 51 .
45 Vino, pues, el Hijo, enviado por el Padre, que nos eligi en l antes de la creacin del mundo y nos predestin a ser sus hijos adoptivos porque quiso que tuviera a Cristo como Cabeza (Cfr. Ef 1, 4-5 y 10), Lumen gentium 3. 46 Tanto el himno de Ef 1, 3-14, como Col 1, 15-20 y el prlogo de Jn 1, 1-18 segn Cothenet- atestiguan la importancia que adquiere la preexistencia de Cristo en la reflexin cristiana unido a la recapitulacin de toda la humanidad bajo su cabeza, cfr. E. COTHENET: Las cartas a los Colosenses y a los Efesios, CB 82, Espaa 1994, 39. La clave es el mencionado beneplcito del Padre, su que repercute de Cristo en los creyentes. La disposicin de Dios contempla la Iglesia como cuerpo de Cristo-cabeza, cfr. E. SIMPSON and F. BRUCE: Comentary on the epistles to the Ephesians and Colossians. WMB Eerdmans Publishing Grand Rapids, Michigan 1965, 206-207. 47 La Constitucin nos presenta tambin a la Iglesia como sacramento de unidad de sus miembros, y la Eucarista como el sacramento de unidad por excelencia. 48 El Concilio, como sostiene Witte, quiere expresar que la accin salvfica de Cristo por el Espritu Santo est presente en toda accin eclesial, cfr. J. L. WITTE: La Iglesia, Sacramentum unitatis del cosmos y del gnero humano, en G. BARANA: op. cit., Vol. I, 509. 49 As leemos en Ef 4, 4-6 y encontramos resonancia de esta doctrina en los Padres: SAN IRENEO: Adv. haer. IV, 6, 7 y 9, 3; V, 18, 2, tambin CLEMENTE DE ALEJANDRA: Pedag., I, 6, 42, 1. 50 SAN CIPRIANO: De Orat. Dom., 23, PL 4,553; adems de los textos citados en la nota anterior, cfr. ORGENES: In Jesu Nave hom., VII, 6; GREGORIO NACIANCENO: Oratio XXIII, 3; VI, 13, 21; SAN AGUSTN: Sermo 71, 20, 33; JUAN DAMASCENO: Adv. Iconocl., 12, cfr. Lumen gentium 4. 51 Todos los hombres estn llamados a formar parte del pueblo de Dios. Por lo cual este pueblo, siendo uno y nico, ha de abarcar el mundo entero y todos los tiempos, para cumplir los designios de la voluntad de Dios, que cre en el principio una sola naturaleza humana, y determin congregar en un conjunto a todos sus hijos, que estaban dispersos, Lumen gentium 13. No abordamos la cuestin de quienes son los que LA SACRAMENTALIDAD DE LA IGLESIA EN EL CONCILIO VATICANO II VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 375 Por su unidad ella es sacramento, en cuanto ella es una puede manifestar y realizar la comunin como pueblo de Dios y de manera sacramental. Los siete sacramentos son una especificacin ulterior 52 del sacramento de unidad que es la Iglesia. Sobre esto construye el segundo captulo su doctrina sobre el pueblo de Dios. En el comienzo del captulo VII: De indole eschatologica ecclesiae peregrinantis eiusque unione cum ecclesia coelesti se aborda la salvacin total que se realiza en y mediante la Iglesia, de manera universal 53 . Este tema apareci solo en la tercera sesin aunque sostiene Philips, el primer esbozo de este captulo debe probablemente su origen a la preocupacin de conservar y de promover el culto de los santos en la Iglesia actual 54 .
forman parte del pueblo de Dios. En el Concilio se anuncia en la llamada eclesiologa de los crculos concntricos, entre los nmeros 13-16 la cual ha sido particularmente problemtica en el periodo post-conciliar. Para la comprensin de este tema en el Concilio ver G. PHILIPS: op. cit., Vol. I, pp. 226-270. 52 Seguimos la distincin de Semmelroth entre el carcter sacramental de la Iglesia y los siete signos. Cristo es el sacramento primordial, la Iglesia sacramento radical y las siete acciones sacramentales como especificacin ulterior de la Iglesia-sacramento. En Cristo se verifica del modo ms perfecto la caracterstica singular de todo sacramento, la de significar y contener, ser garanta y prenda de la presencia de Dios. La Iglesia es sacramento radical porque sus acciones salvficas concretas, participan de su naturaleza sacramental, quien a su vez participa de la naturaleza sacramental de Cristo. En la Iglesia y sus acciones sacramentales, Dios es alcanzado anlogamente a como lo es en Cristo por la unin hiposttica, cfr. O. SEMMELROTH: La Iglesia como sacramento original. San Sebastin 1966. Aunque primero la llam sacramento primordial atendiendo a la observacin de que Jesucristo es el verdadero sacramento primordial, el autor llama ms adelante a la Iglesia sacramento radical, cfr. O. SEMMELROTH: La Iglesia como sacramento de la salvacin, en Mysterium salutis IV, 1 [1973], c. IV, 321-370. 53 Cristo, exaltado de la tierra, atrajo hacia a s a todos (Cfr. Jn 12, 32 gr.); al resucitar de los muertos (Cfr. Rm 6, 9) envi su Espritu vivificante a sus discpulos y por l constituy a su Cuerpo que es la Iglesia como sacramento universal de salvacin (Ecclesia ut universale salutis sacramentum constituit); sentado a la derecha del Padre contina su obra en el mundo para llevar los hombres a su Iglesia. Por medio de ella los une ms ntimamente consigo y, alimentndolos con su propio cuerpo y sangre, les da parte en su vida gloriosa, Lumen gentium 48. 54 Cfr. G. PHILIPS: op. cit., Vol. II, 209. El Cardenal Silva Henrquez, durante la discusin del segundo proyecto, haba tenido -segn el mismo Philips- la intuicin ms clara del esquema definitivo, cfr. G. PHILIPS: op. cit., Vol. I, 33. La intervencin del Cardenal Silva en nombre de 44 obispos latinoamericanos tiene, en efecto, gran influencia no slo en la inclusin de un captulo acerca de los santos del cielo y de Mara, sino tambin en la separacin del hasta entonces captulo tercero, reservando un captulo especial acerca del Pueblo de Dios antes que el de la Jerarqua y otro especfico de los Laicos, G. CAPRILE: op. cit., Vol. III, 32, 40 y 81. El captulo VII del documento final debe su origenen gran medida, al deseo de establecer la unidad de la Iglesia de la tierra con sus miembros del cielo, cfr. E. VILANOVA: La intersessione (1963-1964), en G. ALBERIGO: op. cit., Vol. III, 386-387; C. CALDERN: Tareas de las Comisiones SANDRA ARENAS PREZ VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 376 Fue destacada la unidad de la Iglesia de la tierra con sus miembros ya coronados 55 . Lo central para su inclusin fue atender al hecho de que nadie es capaz de comprender la progresin histrica del pueblo de Dios si no tiene una idea del acabamiento celestial de esta historia; e inversamente, nadie puede comprender exactamente las preocupaciones escatolgicas si no advierte el carcter del todo especial de la historia de la salvacin. La historia segn la concepcin teolgica catlica, no se puede comprender sin la tensin escatolgica, hemos de saber adnde vamos. Y viceversa, nuestra representacin de la escatologa es irreal si absorbe la evolucin histrica de la Iglesia, pues en este caso ya no hay movimiento y el tiempo desaparece. Esta era sin duda la preocupacin de los padres. As, este captulo nos permite comprender en plenitud el segundo sobre el pueblo de Dios peregrino 56 . Y ms an, la debida atencin al conjunto de la Constitucin nos conduce a tomar conciencia de que nuestra fe en la naturaleza escatolgica de la Iglesia est fuertemente presente, inspirando, los captulos I 57 y II 58 . El contexto inmediato de la expresin universale salutis sacramentum es justo el prrafo anterior que inaugura todo el sptimo captulo 59 . Citando Hechos 3, 21, se anuncia que la perfecta culminacin de la Iglesia tendr plenitud al final de los tiempos, se vincula a la dimensin csmica de su revelacin, citando tres textos neotestamentarios (Ef 1, 10; Col 1, 20 y 2 Pe 3, 10- 13) 60 que acentuan la unin entre todos los miembros de Cristo, los
conciliares en orden a la tercera sesin del Vaticano II, Ecclesia 1185 (1964), 423. El papa Juan haba pensado que el culto de los santos fuese desarrollado en un documento. 55 Los obispos alemanes quisieron que el captulo fuese eliminado, ya que segn ellos, se trataba de la Iglesia triunfante y se limitaba a considerar la Iglesia militante solo por su relacin con la Iglesia de los santos, cfr. E. VILANOVA: Lintersessione (1963- 1964), en G. ALBERIGO: op. cit., Vol. III, 386-387. 56 Philips sostiene que el segundo captulo de la Lumen gentium y el penltimo se corresponden y garantizan el equilibrio. Ahora ya no consideramos solamente de dnde venimos y lo que se ha hecho, sino tambin hacia dnde vamos y lo que nos espera en el futuro (...), G. PHILIPS: op. cit., Vol II, 212. 57 Revisar nmeros 2, 3, 6 y 8. 58 Ver 9, 13, 14 y 16. Molinari sostiene que todo lo que se dice en De ecclesia en ltimo trmino se integra en esta perspectiva y procede de esta caracterstica de la Iglesia, P. MOLINARI: ndole escatolgica de la Iglesia peregrinante, en G. BARANA: op. cit., Vol. II., 1148. 59 La Iglesia, a la que todos estamos llamados en Cristo y en la que conseguimos la santidad por la gracia de Dios, slo llegar a su perfeccin en la gloria del cielo. Tendr esto lugar cuando llegue el tiempo de la restauracin de todas las cosas (Hch 3, 21). 60 La referencia a los himnos de Efesios y Colosenses, refiere de nuevo al pleroma de Cristo. LA SACRAMENTALIDAD DE LA IGLESIA EN EL CONCILIO VATICANO II VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 377 peregrinos y aquellos que se encuentran ya en la gloria 61 desde la dimensin csmica de la revelacin de Dios en Cristo 62 , por ello se citan los dos himnos paulinos y aqul pasaje de San Pedro. La anticipacin de lo definitivo se da en la realizacin progresiva de la salvacin, la escatologa no es concebida aisladamente sino que hay una influencia activa de la fase final sobre la peregrinacin terrena a travs de la Iglesia 63 , el universale salutis sacramentum. El elemento nuevo es que ella es constituida sacramento por la efusin del Espritu, lo misterioso e invisible la constituye en sacramento visible; a travs de ella Cristo prolonga su obra con un dinamismo ininterrumpido 64 . Existen en ella simultneamente lo eterno y lo transitorio, lo santo y lo pecaminoso, pero en sus instituciones y sacramentos est la presencia del principio divino que la anima. Es el Espritu el que hace de ella un sacramento de salvacin universal 65 . Con esto, el Concilio ha pretendido superar una visin predominantemente jurdica, segn la cual la Iglesia una vez fundada por Cristo subsistira por s misma. Ella no procede nicamente de la misin del Verbo, sino tambin de la misin del Espritu 66 . Por ello la eclesiologa reclama una pneumatologa y toda operacin realizada en y por la Iglesia sacramento universal de salvacin exige, de algn modo, una epclesis al Espritu 67 . Aquello ltimo le da la fuerza al estado actual,
61 Sobre las relaciones entre la Iglesia terrena, la purgante y la celeste, cfr. Lumen gentium 49 y 50. 62 El 17 de octubre de 1963, intervino en la asamblea L. Elchinger quien advirti el riesgo de individualismo en la exposicin, descuidando el elemento comunitario, sin rendir justicia ni a la evolucin histrica ni al aspecto cosmolgico de la escatologa. Sobre el individualismo y el sentido comunitario, cfr. G. CAPRILE: op. cit., Vol. III, 117- 118. 63 P. MOLINARI: op. cit., Vol. II, 1145-1146. 64 Relacionado al primer prrafo del nmero 5. Mons. Ancel, el 2 de octubre de 1963, introduce el tema Iglesia y Reino, G. CAPRILE: op. cit., Vol. III, 36. Para esto consultar T. ZOLEZZI: Reino e Iglesia en la enseanza del Concilio Vaticano II, Teologa y Vida 45 (2004), 438-462. 65 Lumen gentium 4. Para la obra del Espritu en la Iglesia ni en este prrafo ni en el nmero 48 se cita 1 Cor 3, 16 El Espritu habita en la Iglesia y en los corazones de los creyentes como en un templo. Sin embargo, se hace en el nmero 4 en la fundamentacin trinitaria. 66 Segn la comprensin catlica de la economa trinitaria, cfr. Lyon II, en DH 850 y Florencia DH 1300-1308. Fue importante la intervencin del obispo oriental Mons. Ziad quien el 22 de octubre llam la atencin acerca de la escasa importancia que el texto daba a la obra que realiza el Espritu en la Iglesia. Hay consecuencias eclesiolgicas, ecumnicas y pastorales que a su juicio deben llevar a la reelaboracin del esquema para salvar una laguna grave, G. CAPRILE: op. cit., Vol. III, 130-131. 67 Sostiene Philips que el Hijo de Dios glorificado, hecho Espritu vivificante, sigue reuniendo la Iglesia, unindosela sin cesar de manera ms ntima, alimentndola con su carne y con su sangre y hacindola vivir con su propia vida gloriosa () el movimiento SANDRA ARENAS PREZ VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 378 la vida temporal tensiona la existencia con la esperanza en los bienes futuros, esto se materializa en un compromiso terreno donde se realiza nuestra salvacin 68 , porque ella no se realizar sino a travs de nuestras ocupaciones ordinarias 69 . En el ltimo captulo de la Constitucin, se circunscribe a Mara en el misterio de Cristo y de la Iglesia y nuevamente se atiende a la sacramentalidad de esta en orden a la salvacin universal 70 . La inclusin de un captulo mariolgico en el De ecclesia no fue producto de un consenso inicial 71 evidenciando dos fuertes tendencias mariolgicas 72 . A
se origina en lo que para nosotros es el porvenir y que este porvenir ejerce su influencia sobre el presente en que vivimos. Por eso la Iglesia es santa, pero con una santidad, por el momento, inacabada, y tan insensato sera negar esta santidad como su estado de imperfeccin, G. PHILIPS: op. cit., Vol. II, 217. 68 Respecto al tema compromiso terreno en perspectiva escatolgica, Mons. Ancel advirti el riesgo de evadir las responsabilidades histricas, esta actitud de evasin alimentara a su juicio las acusaciones de los marxistas que reprochan a los cristianos el descuido de la tarea terrena y la provocacin, con sus espejismos ultraterrenos, de una alienacin culpable con relacin al mundo, cfr. G. PHILIPS: op. cit., Vol. I, 77. Como dinamismo escatolgico lleno de amor califica Molinari la existencia cristiana, P. MOLINARI: op. cit., Vol. II, 1146-1147. 69 G. PHILIPS: op. cit., Vol. II., 218. 70 Dios no quiso manifestar solemnemente el sacramento (sacramentum) de la salvacin humana antes de infundir el Espritu prometido por Cristo. Por eso vemos a los Apstoles antes del da de Pentecosts perseverar unnimemente en la oracin, con mujeres y Mara la Madre de Jess y hermanos de ellos (Hch 1, 14), De ecclesia 59, ln. 29-32. La traduccin del prrafo en la edicin bilinge de la BAC opta por misterio. Sin embargo, hemos seguido el texto latino que dice sacramentum. 71 Hubo un debate entre dos opciones, tratar de Mara en un Esquema independiente, o incluirlo en la doctrina sobre la Iglesia. Al proyecto independiente del 10 de noviembre de 1962 se enviaron por escrito enmiendas y sugerencias para la inclusin de la doctrina mariolgica en el De ecclesia, cfr. Emendationes a Concilii Patribus scripto exhibitae super schema Constitutionis dogmaticae de Beata Maria Virgine Mater Ecclesiae, 1963, 44. La Comisin doctrinal no las consider y en enero de 1963 envi a los padres el mismo Esquema independiente con otro nombre, cfr. G. BARANA: La Santsima Virgen al servicio de la economa de la salvacin, en G. BARANA: op. cit., Vol. II., 1165-1166. El 29 de octubre de 1963 se acept la inclusin, cfr. Ibd., 1166. El Cardenal Dpfner anuncia que dos padres escogidos por la Comisin de doctrina fidei et morum expondrn los pro y contra de la propuesta de incluir el Esquema mariano. El Cardenal Santo a favor de separar los esquemas y el Cardenal Kning para demostrar la utilidad de unir los esquemas, cfr. G. CAPRILE: op. cit., Vol. III, 160-163. A pesar de la votacin a favor, se evidencia el descontento de muchos en un panfleto que circul entre los padres fuera del aula conciliar. En l se resuman las objeciones, cfr. G. BARANA: op. cit., 1166-1167 y G. CAPRILE: op. cit., Vol. III, 163, nota 11. G. BESUTTI: Note di cronaca sul Concilio Vaticano II e lo schema De Beata Maria Virgine, en Marianum 26 (1964) 1-42. A principios de noviembre de 1963, reelaborando el De ecclesia, una subcomisin particular redact un captulo sobre el Esquema recientemente votado, cfr. G. CAPRILE: op. cit., Vol. IV, 321-325. El texto expone la mariologa no en sus LA SACRAMENTALIDAD DE LA IGLESIA EN EL CONCILIO VATICANO II VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 379 diferencia de los otros pasajes, en este no se vincula explcitamente Ecclesia a sacramento o sacramento universal de salvacin, sin embargo, sus lazos son evidentes. La evidencia est mediada por los nmeros precedentes, los cuales establecen claramente la relacin entre Mara, la historia de la salvacin 73 y la Iglesia. Mara es abordada desde una perspectiva cristocntrica y trinitaria 74 , as en las palabras que refieren al ncleo del Smbolo de fe: El cual [el Hijo de Dios] por nosotros los hombres y por nuestra salvacin, baj de los cielos y se encarn, por obra del Espritu Santo, de Mara Virgen 75 , todo esto est inscrito en una sola e idntica lnea que va del Padre por el Hijo en el Espritu Santo hacia la Iglesia 76 , y a travs de ella, a toda la humanidad. La doctrina mariolgica en este contexto, es el eslabn que une la cristologa con la doctrina de la comunidad eclesial 77 . Esto refiere a la realidad Iglesia- sacramento desde una perspectiva tanto pneumatolgica como teolgico-carismtica. En efecto, inserta en el misterio de Cristo y de la Iglesia, Mara colabora en el plan de salvacin y por ello es modelo y tipo
conclusiones dogmticas, sino ms bien en su evolucin e incidencia en la historia de la salvacin. Finalmente en la sesin entre el 1 y 6 de junio de 1964, se decidi colocar este captulo final, como eplogo de todo el Esquema De ecclesia. Las enmiendas en B. KLOPPENBURG: Votaciones y ltimas enmiendas a la Constitucin, en G. BARANA: op. cit., Vol. I, 233-234. A pesar de su aceptacin, Philips y Balic piensan que no hay gran diferencia entre el primer proyecto y la redaccin final, C. BALIC: El Captulo VIII de la Constitucin Lumen Gentium comparado con el primer esquema de la B. Virgen, Madre de la Iglesia, Estudios Marianos 27 (1966) 135-183, especialmente 148. 72 La primera, optaba por partir de las fuentes, con enfoque ms positivista, para desarrollar desde los datos all contenidos el tratado mariolgico. La segunda, se inclinaba por una mariologa que pusiese en primer plano los privilegios de Mara comenzando por el anlisis exacto de los conceptos y principios, tal como estos atributos se hallaban descritos en las previas encclicas; solo en un segundo momento se busca probar las tesis desde la Escritura y tradicin. Eso se evidenci en el aula conciliar, G. PHILIPS: op. cit., Vol. I, 78. Consultar B. PEREIRA: La Bienaventurada Virgen Mara Madre de Dios, en el misterio de Cristo y de la Iglesia, Teologa y Vida 6 (1965) 238-247. 73 Lumen gentium, 52. 74 Andamiaje trinitario en el origen de Lumen gentium (2, 3 y 4 del captulo I) y al final donde se concluye con una notable doxologa trinitaria (69). 75 Cfr. DH 150. 76 Philips aade La vuelta se opera inmediatamente, gracias a la recirculacin de que ya nos habla San Ireneo, del Espritu Santo en la Iglesia por el Hijo hacia el Padre, cfr. G. PHILIPS: op. cit., Vol. II, 272. 77 El mismo Philips sostiene que se puede reconocer con toda tranquilidad que el tema del captulo VIII rebasa hasta cierto punto el tema de la Iglesia, en cuanto esta exposicin depende explcitamente del misterio de Cristo como de su nico punto de partida. Sin esto la mariologa sera ininteligible, G. PHILIPS: op. cit., Vol. II, 273-274. SANDRA ARENAS PREZ VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 380 de la Iglesia, como miembro y madre 78 de ella 79 . El ser miembro de la Iglesia establece los lmites dentro de los cuales ella es su tipo. Ella es ya miembro de la Iglesia siendo su modelo en primer lugar por ser su madre 80 . La Iglesia comporta un parecido con Mara porque ha sido engendrada con su participacin. Ese es el sentido de la afirmacin conciliar desde palabras de Agustn: Mara ha cooperado con su amor a que naciesen en la Iglesia los fieles que son miembros de Cristo Cabeza 81 . Mara es tambin tipo de la Iglesia 82 , tipo de su maternidad, es en cierto modo tipo de la mediacin de la Iglesia, por la misma razn que la maternidad implica una mediacin en la comunicacin de la gracia 83 . Fue un acierto que el texto conciliar subrayase la maternidad de Mara, porque de esa manera se precis el modo de mediacin 84 . La mediacin de la Iglesia, como la de Mara, depende enteramente de la mediacin de Cristo y, no obstante, comporta una verdadera colaboracin en la obra de la redencin y de efusin de gracia 85 .
78 Al principio, la Constitucin declara: La Iglesia catlica, enseada por el Espritu Santo, honra a Mara con filial afecto de piedad como a madre amantsima. Lumen gentium, 53. En esto reproduce ms o menos literalmente una declaracin de Benedicto XIV donde por vez primera se afirma la maternidad de Mara respecto a la Iglesia, Bulla aurea gloriosae Dominae, 27 septiembre 1748, Bullarium romanum, series 2, t. II, n. 61, 428. El Papa Pablo VI tribut explcitamente el ttulo Mater Ecclesiae a la Virgen, en la clausura de la tercera sesin explica su sentido, cfr. AAS 54 (1962) 354-357 en lnea con el Concilio: Madre en el orden de la gracia, Lumen gentium, 61. 79 Lumen gentium, 53. 80 El pasaje de la Constitucin que trata expresamente de Mara tipo de la Iglesia, subraya el paralelismo entre el orden de la virginidad y el de la maternidad, Lumen gentium, 63. En el mismo sentido San Ambrosio, el cual llam por primera vez a Mara tipo de la Iglesia y lo haca desde el punto de vista virginal, cfr. SAN AMBROSIO: Expos. Lc. II, 7: PL 15, 1555. 81 Lumen gentium, 53. La cita patrstica es de SAN AGUSTN: De S. Virginitate 6, PL 40, 399. 82 Lumen gentium, 64. 83 El trmino mediacin, aplicado a Mara se yuxtapuso a otros calificativos como abogada, auxiliadora, socorro, cfr. Lumen gentium, 62. Mediatrix no se aplica en el De ecclesia a la participacin de Mara en la obra redentora in fieri sino a su intercesin maternal en el cielo, esto para salvaguardar plenamente la trascendencia y la unicidad de la mediacin de Cristo, la llamada redencin objetiva, cfr. G. BARANA: op. cit., Vol II., 1173. 84 Juan Pablo II en una Encclica del ao 1987, sostiene que la de Mara es una mediacin maternal, cfr. JUAN PABLO II: Redemptoris Mater, 22. El mismo en el ao 1990, nos ayuda a comprender la relacin entre Cristo, nico Mediador y otras mediaciones posibles las cuales no pueden ser ni paralelas ni complementarias, la de Mara sera privilegiada como la de la Iglesia, cfr. JUAN PABLO II: Redemptoris missio, 5. 85 Si se da una interpretacin demasiado estrecha al texto que declara a Cristo como nico mediador (1 Tim 2, 15), se excluira no solamente la mediacin de Mara, sino tambin la de la Iglesia. En este mismo sentido Barana la mediacin de Mara [en el LA SACRAMENTALIDAD DE LA IGLESIA EN EL CONCILIO VATICANO II VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 381 3. La Iglesia sacramentum-en-el-mundo en Gaudium et spes
Las dos referencias que hace a nuestro tema la Constitucin De Ecclesia in mundo huius temporis 86 en el nmero 42 y 45, estn situadas en el captulo IV de la primera parte que tiene el mismo nombre de la Constitucin, all se revela su objeto formal y fin pastoral. Despus de tres captulos 87 , este captulo determina la razn profunda cuasi consustancial de la relacin entre el pueblo de Dios y el gnero humano. As ser definida la misin divina y humana de la Iglesia como realidad mistrica y rgano social 88 . La Iglesia es aqu el pueblo de Dios constituido y organizado, entidad social visible y comunidad espiritual, esta teologa encarnatoria es la que puede recapitular la materia de los
Concilio] no se halla situada en la lnea de participacin paralela, aunque subordinada, sino en la de consensus de la comunin interna, que no es otra cosa que la prolongacin en el cielo del fiat dado en la Encarnacin y mantenido fielmente hasta el fin, G. BARANA: op. cit., Vol. II, 1173. Cfr. J. GALOT: Mara, tipo y modelo de la Iglesia, en G. BARANA: op. cit., Vol. II, 1186-1187. 86 La Iglesia en el mundo de hoy. El obispo McGrath advierte que el ttulo es el resultado de una eleccin deliberada. No emplea la expresin mundo moderno porque puede aplicarse tambin a los siglos recientes; aqulla, en cambio, se refiere al mundo hic et nunc. Por tanto, este ttulo tiene que traducirse por La Iglesia en el mundo de hoy o por La Iglesia en el mundo, hoy, esto reflejara la cualidad existencial del desarrollo del documento, G. MCGRATH: Presentacin de la Constitucin, en CONGAR y PEUCHMAURD: La Iglesia en el mundo de hoy. Constitucin pastoral Gaudium et spes, Comentarios, Vol. II, Madrid 1970, 17. Cfr. JUAN XXIII: Discurso inaugural del Concilio, 11 de octubre de 1962. AAS, 45 (1962) 680) y Radiomensaje sobre la gran espera del Concilio ecumnico (11 septiembre 1962): AAS, 45 (1962) 680-683. R. TUCCI: Introduccin histrica y doctrinal a la Constitucin pastoral, en CONGAR y PEUCHMAURD: op. cit., 37; LOsservatore romano, 21 octubre 1962, 22-23; cfr. Mensaje del Concilio a todos los hombres. Congregacin general 3 (20 de octubre de 1962): Acta Synodalia I, 1, 254ss. El as llamado esquema XIII desde julio de 1964 fue preparado en francs en Lovaina por el Cardenal Suenens y otros peritos, traducido al latn y discutido fue publicado en Acta Synodalia III, 5, 116-142 y 147-201. El 7 de diciembre de 1965 es aprobado como Constitucin pastoral sobre La Iglesia en el mundo actual Gaudium et Spes, Acta Synodalia IV, 7, 641. La historia de la Constitucin en R. TUCCI: Introduccin histrica y doctrinal a la Constitucin pastoral, en CONGAR y PAUCHMAURD: op. cit., 37-155. P. HNERMANN: Le ultime settimane del concilio, en G. ALBERIGO: op. cit., Vol. V, 427-436 y G. TURBANTI: La redazione della costituzione pastorale Gaudium et spes. Universidad de Bologna 1996, 173-221 y G. CAPRILE: op. cit., Vol. IV, 242-243. 87 En los que fueron expuestas la dignidad de la persona, su carcter esencial comunitario y el sentido de su empresa de construccin del mundo. Los captulos estn precedidos de una exposicin preliminar que aborda en 11 nmeros La condicin del hombre en el mundo de hoy. 88 Gaudium et spes, 42. SANDRA ARENAS PREZ VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 382 captulos I al III. Las abundantes y sucesivas referencias al De ecclesia 89
manifiestan el nivel doctrinal donde se establece este documento 90 . Es constitucionalmente, por su propia naturaleza, como misterio continuado de la presencia de Cristo en la historia como la Iglesia est en el mundo de hoy. Nuestro texto depende en su formulacin del De ecclesia 1, su tono expresa una rica teologa de la comunidad y describe el modo en que la Iglesia puede favorecer al mundo 91 con recursos comunitarios que le son intrnsecos. Estos recursos comunitarios le vienen dados en primer lugar por su origen trinitario que se vuelve a enfatizar 92 . Este origen trinitario no solo marca su origen sino tambin su finalidad. En efecto, la Iglesia tiene un fin salvfico y escatolgico que solo podr alcanzar en el siglo futuro y este fin la hace tender hacia los bienes celestes sin desatender la existencia terrena 93 . En esa existencia terrena es donde, como comunidad social avanza con toda la humanidad derramando su luz al mundo 94 sobre todo cuando eleva la dignidad de la persona y le da consistencia a la sociedad humana, contribuyendo a humanizar su historia. Por su parte, y no menos importante, el aporte del mundo a travs de la actividad de personas y sociedades puede ser una preparacin al Evangelio 95 , ellas siempre interesan a la ejecucin del plan divino universal de salvacin 96 . Desde su realidad histrico-mistrica contribuye a la promocin de la unidad que reconoce como intrnseca 97 . Adems de depender este texto del De Ecclesia 1, contiene formalmente y en gran medida la preocupacin de un captulo elaborado por la comisin preparatoria en 1962 llamado De las relaciones entre la Iglesia y el
89 En particular el analogado de la encarnacin del nmero 8, el 9 y el 38 aludiendo a que la Iglesia informa a la sociedad humana, es como su alma. 90 Se explicita su comprensin mistrica, Gaudium et spes, 40. 91 Respecto de qu sentidos abarca la palabra mundo, consultar un sucinto y profundo estudio bblico de Kosmos y la presencia de esta comprensin en Gaudium et spes, Y. CONGAR: Anejo. Qu sentidos abarca la palabra mundo?, en CONGAR y PEUCHMAURD: op. cit., 46-49. 92 Cfr. en el n.40 la referencia a la exposicin del designio de Dios en Ef 1, 1-14 y 23. 93 Cfr. Gaudium et spes, 34, 39 y 57. 94 La Iglesia irradia la luz de Cristo, como ya hemos dicho. 95 In praeparatione Evangelii iuvare posse, cfr. Gaudium et spes, 40. Esta expresin es de Eusebio aunque ac no es citado, cfr. EUSEBIO DE CESAREA: Preparatio evangelica, I, 1: PG 21, 28 AB. Ha sido recogida tambin en Lumen gentium, 16 (donde s es citado) y Ad gentes, 3 donde adems refieren a la misma idea en los Padres apologistas, Ireneo y Clemente de Alejandra. 96 Cfr. Y. CONGAR: El papel de la Iglesia en el mundo de hoy, en CONGAR y PEUCHMAURD: op. cit., 394. 97 Promotio enim unitatis cum intima Ecclesiae missione cohaeret, cfr. Gaudium et spes, 42. LA SACRAMENTALIDAD DE LA IGLESIA EN EL CONCILIO VATICANO II VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 383 Estado 98 . El modo de abordar esta relacin en nuestro texto escapa a la comprensin magisterial vigente en ese tiempo 99 y se circunscribe a la nocin conciliar de Iglesia, en particular a la comprensin de ella como pueblo de Dios histricamente situado 100 . En esta pretensin hay un reconocimiento expreso de la autonoma de las realidades terrenas 101 que no paraliza, antes bien impulsa a la Iglesia en su especificidad en el mundo, a ella le es propio ser signum et instrumentum de unidad 102 y por ello la promocin de la unidad est vinculada a su naturaleza. Y esta unidad se ejerce eficazmente y aqu se expresa su ser instrumento no mediante el ejercicio de algn poder externo, sino por medio de la fe y la caridad que el Espritu Santo impulsa a aplicar en la vida prctica. La universalidad es tambin propia de su naturaleza y misin, ella est presente en el mundo no ligada a ninguna cultura, sistema poltico 103 , econmico o social pero en la medida en que dependa de ella y no se oponga a su misin, la Iglesia ayuda y promueve todas estas instituciones, en cuanto colaboran a la unidad. Por situarse por encima de esas realidades puede ser un elemento de unin, apoya todo lo que
98 Corresponda al captulo IX del Esquema De ecclesia original que fuera rechazado ampliamente en la primera sesin. Como bien expone Congar, el tema de las relaciones entre la Iglesia y la sociedad civil no solo fue retirado del Esquema De ecclesia sino prcticamente excluido incluso en las discusiones conciliares, siendo tocado en el captulo IV de Gaudium et spes, pero en condiciones muy distintas que las del texto de 1962, cf. Y. CONGAR: art. cit., en CONGAR y PAUCHMAURD: op. cit., 380. 99 Cfr. Ibd., 379-382. 100 Presente en el captulo II Lumen gentium y en Gaudium et spes, 11 en trminos de reciprocidad de los servicios que se hallan llamados a prestarse el pueblo de Dios y el gnero humano, cfr. Gaudium et spes 11, ln. 8-24. 101 Y en este sentido el captulo IV acepta el principio establecido en el III, adems de los nmeros 36, 56 y 76, esta doctrina la encontramos tambin en el De ecclesia, 36. 102 Los padres citan la expresin completa de Lumen gentium, 1, en un contexto que le asigna fuerza histrica, cfr. Gaudium et spes, 42. 103 A esto refiere Juan XXIII al inicio de los trabajos conciliares con ocasin de la advertencia de algunos padres de Europa oriental y pases comunistas, cf. A. RICCARDI: Il Vaticano e Mosca, Roma-Bari 1992 y G. TURBANTI: Il problema del comunismo al Vaticano II, en Moscou, 237-286. El Papa, en la Alocucin Gaudet Mater Ecclesia del 11 de octubre de 1962, para aclarar su visin sobre la relacin entre el Concilio y los poderes polticos cita el episodio del encuentro de Pedro con el mendigo relatado en el libro de los Hechos, AAS 54 (1962) 793, consultar tambin A. MELLONI: Lallocuzione Gaudet Mater Ecclesia (11 ottobre 1962), Sinossi critica dellallocuzione, en Fede Tradizione Profezia. Studi su Giovanni XXIII e sul Vaticano II, Brescia 1984, 223-283. SANDRA ARENAS PREZ VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 384 apunta a la unidad en las estructuras temporales ofreciendo un principio muy superior, del que ella est informada, el de la caridad 104 . Dentro del mismo captulo IV, ahora en el nmero 45, se insiste en la misma doctrina 105 y se ofrece la clave de todo el captulo. Desde Ap 22, 12-13, se presenta a Cristo como Alfa y Omega de una historia que se nos aparece como misterio. El nmero 45 se divide en tres prrafos, es el ltimo el que proporciona la clave de los otros dos, el segundo desarrolla el tercero y el primero aborda las implicancias eclesiolgicas de la rica teologa encarnatoria que se ha descrito. El conjunto nos hace darnos cuenta que en la economa divina no hay dos misterios separados y superpuestos, el de la creacin de un orden puramente natural y otro de la redencin en un orden sobrenatural. Eclesiolgicamente hablando se sigue que no hay por una parte mundo natural y por otra Iglesia sobrenatural, como dos realidades que compitan. El Verbo de Dios creador y encarnado es el punto al que convergen los deseos de la historia y de la civilizacin y es quien hace del pueblo de Dios un pueblo peregrino vivificado y reunido en su Espritu. Y es en la encarnacin recapituladora de Cristo donde encontramos el valor de lo que realiza hoy el pueblo de Dios. Es esta nos parece la cspide teolgica del documento, porque es dentro de las dimensiones de este misterio donde encontramos sentido a la presencia sacramental de la Iglesia en el mundo y definitivamente, sentido a la historia. Justo en el prrafo final del nmero 44 nos han advertido del enriquecimiento que la Iglesia recibe del mundo por disponer de una estructura social visible que es signo de su unidad en Cristo y condicin de posibilidad del intercambio con el mundo 106 . Ella no slo recibe mucho del mundo sino que la comunidad eclesial depende de las realidades externas por propia disposicin de Dios 107 . Resulta sugerente para nuestros propsitos advertir que es desde este intercambio y no slo desde la ayuda que la Iglesia ofrece al mundo donde se pretende que venga el Reino de Dios y as instaurar la salvacin de todo el gnero humano. De esto la Iglesia es sacramento.
104 Congar afirma que este texto es uno de esos que hay que anotar en el dossier de la caridad como principio social y poltico, Y. CONGAR: art. cit., en CONGAR y PEUCHMAURD: op. cit., 395. 105 La Iglesia, en tanto que ayuda al mundo y recibe mucho de l, tiende hacia una cosa, a que venga el Reino de Dios y se instaure la salvacin de todo el gnero humano. Realmente, todo el bien que el Pueblo de Dios en el tiempo de su peregrinacin terrena puede suministrar a la familia humana, proviene de que esta Iglesia es sacramento universal de salvacin, es decir, manifiesta a la vez que opera el misterio del amor de Dios al hombre, Gaudium et spes, 45. 106 Cfr. Gaudium et spes 44, ln. 12-13. 107 Cfr. Ibd. LA SACRAMENTALIDAD DE LA IGLESIA EN EL CONCILIO VATICANO II VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 385 Por esta y no por otra razn es que la misin de la Iglesia es de carcter religioso (n. 42) y por esta misma razn cristolgica no es lcito concluir que no le ataen de ninguna manera la universalidad de los hechos y los problemas por los cuales transcurre la historia humana. En este sentido es que se ha sostenido el deber de discernir los signos de los tiempos 108
presentes. La Iglesia hace que esta historia sea ms humana. Esta comprensin es coherente con la perspectiva formal cristolgica del texto, segn la cual la encarnacin histrica del Verbo es la va escogida por Dios para que en su amor la creatura retorne a l 109 revelando as el sentido del origen y fin de la historia 110 . En esto consiste todo el papel (munus) de la Iglesia, en servir al designio de Dios que ha establecido en medio de la historia un nuevo principio de existencia, a Cristo, mediante el cual la creacin puede realizar su sentido ltimo y llegar as a su cumplimiento 111 . Su servicio lo realiza desde sus estructuras sociales impregnadas de la presencia de Cristo, en cuanto que ste es el principio, el centro y el fin del universo y de la historia humana 112 .
4. El admirable sacramento de la Iglesia en Sacrosanctum concilium
El nico texto redactado por las comisiones preparatorias que fue aceptado por el Concilio fue la Constitucin De sacra liturgia 113 . Tiene, por
108 La categora de signos de los tiempos se vincula a la valoracin positiva de la historia. Siendo una expresin evanglica, ha sido introducida en el lenguaje comn de los catlicos por el papa Juan XXIII el 25 de diciembre de 1961 en Humanae salutis. El concilio usar esta expresin cuatro veces en distintos contextos: Gaudium et spes, 4; Presbiterorum ordinis, 9; Apostolicam actuositatem, 14; Unitatis redintegratio, 4. 109 Incluso aquellos que an no lo advierten. Esta realidad es bellamente expresada tanto en la Lumen Pentium, 16 como en Gaudium et spes, 22. 110 En el nmero 22 se explicita de manera notable que Cristo se ha unido a todo ser humano revelando su misterio. 111 A esto refiere su ser sacramento universal de salvacin. Y. Congar agrega: La Iglesia es la forma histrica, social, visible y pblica, que adquiere la voluntad divina de salvacin total, Y. CONGAR: El papel de la Iglesia en el mundo de hoy, en CONGAR y PEUCHMAURD: op. cit., 400. 112 Se produce una hermosa confluencia de las ideas bblicas de misterio, de una teologa de la historia, de las realidades terrenas, de la misin total de la Iglesia. En este mismo sentido resultan iluminadoras las palabras del papa Pablo VI al inaugurar la segunda sesin del Concilio, cfr. PABLO VI, Discurso de apertura de la II sesin del Concilio, 29 de septiembre de 1963. AAS 55 (1963) 841-859. 113 En efecto, el Esquema De sacra liturgia fue promulgado el 4 de diciembre de 1963 tras muy pocas modificaciones entre la primera y segunda sesin. Para la gnesis de esta Constitucin, ver H. SCHMIDT: La Costituzione sulla Sacra Liturgia. Testo, Genesi, Commento, SANDRA ARENAS PREZ VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 386 tanto, antecedencia cronolgica al resto y diramos, un lugar fundamental en sentido teolgico de acuerdo al antiguo axioma lex orandi lex credendi. Contribuye a nuestro modo de ver, al giro que se produce en la conciencia de la Iglesia contempornea a partir de las sesiones conciliares entre 1962 y 1965. Precisamente por su antecedencia al De ecclesia llama la atencin encontrar en dos lugares y distintos la categora sacramentum aplicada a la Iglesia. El primero, en el nmero 5, forma parte del inicio del captulo I donde se propone exponer la naturaleza de la Liturgia y su importancia en la vida de la Iglesia. El segundo, en el nmero 26, parte tercera del mismo captulo, postula directa e inmediatamente una eclesiologa del pueblo de Dios. El nmero 5 se sita en un contexto litrgico-eucarstico y eclesiolgico. El prrafo encabeza el Captulo I 114 y se propone tratar la naturaleza de la sagrada liturgia y su importancia en la vida de la Iglesia 115 . La pregunta central es qu es la Liturgia. Ya en el nmero 2 se ha afirmado que la cuestin de la naturaleza de la liturgia es algo eclesiolgico, porque ella expresa y manifiesta en su ms alto grado la autntica naturaleza de la verdadera Iglesia 116 . Siendo una pregunta eclesiolgica se impone preguntarle a la Constitucin qu entiende por Ecclesia. Tanto cronolgica como eclesiolgicamente esta Constitucin es
Documentazione, Roma 1966, 77-123; dos textos de A. BUGNINI: De sacra liturgia in prima periodo Concilii Oecumenici Vaticani II, en Ephemerides Liturgicae 77 (1963) 3-18 y La riforma liturgica (1948-1975), Roma 1983, 14-28. Es tambin ilustrador J. A. KOMONCHAK: La lotta per il Concilio durante la preparazione, en G. ALBERIGO: op. cit., Vol. V, 219-224. La comisin que lo prepar haba sido compuesta en 1960, cfr. Acta synodalia I, 1, 305-306 y cfr. Schema constitutionis De sacra liturgia, in Schemata constitutionum et decretorum ex quibus argumenta in Concilio disceptanda seligentur, Citt del Vaticano 1962, 155-201 y Acta synodalia I, 1, 262-303. No obstante otras intervenciones que consideraron el Esquema ms un tratado litrgico que un documento conciliar, M. LAMBERIGTS: Il dibattito sulla liturgia, en G. ALBERIGO: op. cit., Vol. II, 135-140. Tras un arduo trabajo el Esquema es aprobado como Constitucin De sacra liturgia el 4 de diciembre de 1963, cfr. Acta synodalia, II, 6, 407. 114 Que se titula Principios generales para la reforma y el fomento de la sagrada liturgia y que fuera aprobado en el transcurso de la primera sesin, el 7 de diciembre de 1962. 115 En efecto, su humanidad, unida a la persona del Verbo, fue el instrumento de nuestra salvacin. Por esto, en Cristo se realiz plenamente nuestra reconciliacin y se nos dio la plenitud del culto divino. Cristo el Seor realiz esta obra de redencin humana y de glorificacin perfecta de Dios, preparada por las maravillas que Dios hizo en el pueblo de la Antigua Alianza, principalmente por el misterio pascual de su bienaventurada pasin, de su resurreccin de entre los muertos y de su gloriosa ascensin. Por este misterio, con su muerte destruy nuestra muerte y con su resurreccin restaur nuestra vida. Pues del costado de Cristo dormido en la cruz naci el sacramento admirable de toda la Iglesia, Sacrosanctum concilium, 5. 116 Sacrosanctum concilium, 2. LA SACRAMENTALIDAD DE LA IGLESIA EN EL CONCILIO VATICANO II VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 387 anterior al De ecclesia, y por ello no debemos intentar encontrar desarrollada toda la doctrina eclesiolgica de ese documento en el nuestro. Lo segundo, y no menos importante, es que nuestro documento no desarrolla una comprensin de Iglesia como Cuerpo de Cristo 117 . Este Cuerpo por naturaleza se asocia al culto sacrificial que Cristo tribut al Padre, porque del costado de Cristo dormido en la cruz naci el admirable sacramento de toda la Iglesia 118 . All es donde Cristo realiz la obra de redencin ya preparada por Dios en el pueblo de Israel 119 , pero que llev a cabo perfectamente en el misterio de la pasin, resurreccin y ascensin de Cristo. La voluntad salvfica universal de Dios se realiza a travs de Cristo Dios-hombre, instrumento de nuestra salvacin 120 y con l como cabeza a travs del mirabile sacramentum de la Iglesia. El ser sacramental de la Iglesia es significado e instrumentalmente causado en aquello que ella celebra, como Cuerpo de Cristo. Estos signos sensibles no se reducen a la liturgia eucarstica 121 sino que se extiende al resto de los sacramentos 122 , a la predicacin de su Palabra, mediante la oracin del Oficio divino 123 , cuando la Iglesia suplica y canta salmos 124 . En el nmero 26 la Iglesia es llamada unitatis sacramentum 125 , ubicado en el apartado III del mismo captulo donde se exponen los principios para emprender la reforma de la liturgia 126 .
117 Sacrosanctum concilium, 7. Desde la tradicin paulina, patrstica y teolgico- magisterial inmediata al Concilio. 118 Sacrosanctum concilium, 5. 119 Cfr. Sacrosanctum concilium, 5 y Lumen gentium, 2: in historia populi Israel ac foedere antiquo mirabiliter praeparata. 120 En la redaccin original deca causa nostrae salutis y solo despus de la oposicin de algunos padres, se prefiri, en razn del consenso tradicional y teolgico instrumentum nostrae salutis, cfr. M. LAMBERIGTS: Il dibattito sulla liturgia, en G. ALBERIGO: op. cit., Vol. II, 174. 121 Como bien se anota en el nmero 9: La sagrada liturgia no agota toda la accin de la Iglesia (...), ln. 3. Aunque ms adelante, en Lumen gentium, 11 se nos diga que ella es fons et culmen de toda la vida cristiana. 122 Sacrosanctum concilium, 6. 123 Como lo sostiene tambin todo el nmero 85. El sentido de la oracin del Oficio divino es bellamente expuesto en Y. CONGAR: La Ecclesia o comunidad cristiana, sujeto integral de la accin litrgica, en J. P. JOSSUA e Y. CONGAR: La Liturgia despus del Vaticano II. Balances, Estudios, Prospecciones. Constitucin Sacrosanctum Concilium, Madrid 1969, 326. 124 Cfr. Sacrosanctum concilium, 7. 125 Las acciones litrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia, que es sacramento de unidad (unitatis sacramentum), esto es, pueblo santo, reunido y ordenado bajo los obispos. Por lo que pertenecen a todo el Cuerpo de la Iglesia, en l influyen y lo manifiestan, a cada miembro de ste alcanza de modo diverso, segn la diversidad de rdenes, funciones y participacin actual, Sacrosanctum concilium, 26. 126 Sacrosanctum concilium, 22 al 40. SANDRA ARENAS PREZ VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 388 La definicin alude a un texto de Cipriano 127 , aunque la formulacin unitatis sacramentum se califica como plebs sancta; como el captulo II del De ecclesia an no ve la luz y dado que siempre el modelo de Iglesia que se tenga corresponde al modelo de celebracin litrgica al que se adscriba y la celebracin misma produce un determinado modelo eclesial, podemos preguntarnos cul ser a este punto la comprensin de plebs sancta? Advertimos una notable coherencia entre las dos Constituciones, la litrgica y la eclesiolgica, porque el tema dominante de la primera, la participacin de toda la asamblea en la celebracin se encuentra con el tema dominante de la segunda, la teologa del pueblo de Dios. El sujeto de la celebracin es la asamblea, el universum Corpus Ecclesiae como prosigue el mismo nmero 26 128 . Ya en el nmero 14 la Constitucin ha fundado la participacin activa de los fieles en la naturaleza de la liturgia como actividad del Cuerpo y en segundo lugar, en el derecho y en el deber que tiene el pueblo cristiano en su calidad de raza escogida, sacerdocio real, nacin santa, pueblo rescatado 129 . En el Corpus Ecclesiae se distribuyen orgnicamente las actividades del Cuerpo conforme a la diversidad de orden, de funcin y de participacin efectiva 130 . Respecto de esto y atendiendo al nmero 7 del De Ecclesia, podemos afirmar que Cristo-sacerdote es quien est presente en toda accin litrgica de la Iglesia bajo diversos signos manifiestados en la comunidad creyente y orante 131 . Y por ello, toda accin litrgica es obra de Cristo y de su Cuerpo 132 , el pueblo santo del nmero 26 reunido y ordenado bajo el ministro ordenado 133 que acta en la liturgia no solo in persona Christi, sino tambin in persona ecclesiae 134 . El unitatis sacramentum distribuye orgnicamente las actividades entre sus miembros. Decir orgnico refiere
127 SAN CIPRIANO: De cath. eccl. unitate 7; Cfr. Ep 66, 8. 128 Cfr. Sacrosanctum concilium, 26. 129 Ibd., 14. 130 Ibd., 26. 131 Ibd., 7. 132 Ibd. 133 Respecto a la relacin entre sacerdocio comn y ministerial ver Lumen gentium 32, y 10. Pi-Ninot advierte que en la finalidad de la vida cristiana y su cumplimiento la primaca (primatus) debe ser dada al sacerdocio comn, la Iglesia est fundada en ste antes que en el ministerial y en la Iglesia la misin de este ltimo prioritario a nivel de la eficacia sacramental segn el texto de la Comisin teolgica internacional (Cfr. Comisin teolgica internacional, Documentos 1969-1996, 356-362), es la de estar al servicio del sacerdocio comn y no viceversa (cfr. LG 43), S. PI-NINOT: Eclesiologa. La sacramentalidad de la comunidad cristiana, Salamanca 2007, 290-291. 134 Consultar B. D. MARLIANGEAS: In persona Christi-In persona Ecclesiae. Nota sobre los orgenes de estas expresiones en la teologa latina, en JOSSUA y CONGAR: op. cit., 339-346. LA SACRAMENTALIDAD DE LA IGLESIA EN EL CONCILIO VATICANO II VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 389 a organismo y este a unidad de operaciones vitales y unidad de objetivos, una finalidad garantizada por el concurso de varios miembros u rganos, cada uno de los cuales tiene su funcin propia pero que a la vez es parcial, en el sentido que realiza un servicio particular. Y tambin es total en el sentido de que ese servicio beneficia al todo y asegura la integridad de su vida. Es este el ideal de las acciones litrgicas, acciones de la Ecclesia quae est unitatis sacramentum, el pueblo de Dios ordenado y estructurado donde cada miembro ejerce su participacin en el nico sacerdocio de Cristo.
5. La Iglesia misionera, sacramento de unidad y salvacin en Ad gentes
El Decreto misionero Ad gentes surgi como un documento independiente tras pertenecer en principio a un captulo del original Esquema De ecclesia 135 . Formalmente depende del De ecclesia y materialmente contiene su eclesiologa situando la evangelizacin como eje de la misin desde su misma obertura. En el nmero 1 se vinculan explcitamente la sacramentalidad de la Iglesia, su catolicidad y su carcter evangelizador 136 . Una teologa de la misin universal fundada en el carcter sacramental de la Iglesia pone de relieve el lugar de la Iglesia en la historia de la salvacin como tambin el fundamento existencial de su actividad. Esencial y existencialmente se sustenta su misin en Cristo, esta misin explica a la Iglesia porque pertenece a su naturaleza,
135 El captulo X del De ecclesia elaborado por la Comisin teolgica preparatoria se llam Ius et officium Ecclesiae praedicandi Evangelium omnibus gentibus ubique terrarum, fue examinado el 19 de junio de 1962. Su tema central es el deber y el derecho de la Iglesia de predicar el Evangelio. Hay una perspectiva jurdica que prima sobre la teolgica, cfr. Acta et documenta Concilio Oecumenico Vaticano II apparando, Series II, II/II, 672-702. El tema de la misin qued diseminado en varias partes despus de la reelaboracin, cfr. Acta Synodalia II, 1, 231, 233, 256-257. Las intervenciones del Cardenal Suenens y Montini durante la primera sesin tienen gran importancia en su re-elaboracin, cfr. G. CAPRILE: op. cit., Vol. II, 263-265. Al desaparecer del De ecclesia se da origen al Decreto De missionibus. El 13 de mayo se aprob el Esquema que llev por ttulo De activitate Missionale Ecclesiae abordando la misin como una actividad esencial de la Iglesia, cf. Acta Synodalia III, 4, 327-336. El 7 de diciembre fue promulgado, Acta synodalia IV, 7, 11-12. 136 La Iglesia, enviada por Dios a las gentes para ser sacramento universal de salvacin, por ntima exigencia de su propia catolicidad, obedeciendo al mandato de su Fundador, se esfuerza por anunciar el Evangelio a todos los hombres. En efecto, los mismos Apstoles, en quienes la Iglesia est constituida, siguiendo las huellas de Cristo, predicaron la palabra de la verdad y engendraron las Iglesias, Ad gentes 1. SANDRA ARENAS PREZ VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 390 advertimos por ello que en el nmero 1 se vincula el elemento jurdico 137
con el sacramental. La expresin universale salutis sacramentum hace explcita referencia al De ecclesia 48, situando la actividad misionera en la naturaleza sacramental de la Iglesia, el Concilio supera una visin de esta actividad como algo extrnseco a ella, como algo perifrico, vinculndola a su esencia. As, lo que sea la misin que ella realiza en el mundo, eso mismo es la Iglesia. Ella no se ha dado a s misma esta tarea, ha sido enviada (missa) como sacramento universal de salvacin para que todos los hombres y mujeres constituyan, en Cristo, una sola familia y un nico pueblo de Dios 138 . Por tanto, su misin no es neutra, nunca se ha tratado de una pura adaptacin externa de un mensaje yuxtapuesto a otro, sino de un anuncio misionero adaptado que penetra en la esencia y la profundidad de una sociedad, de una raza o un pueblo con la fuerza de la verdad. La Iglesia catlica como sal y luz del mundo 139 est presente mediando sacramentalmente la salvacin universal, la manifestacin histrica es a travs del pueblo de Dios en su unidad-totalidad, a quien se le ha confiado in primis la misin. La jerarqua sostiene Mc Grath tiene en el pueblo sus funciones propias y especficas, si se diera prioridad a la jerarqua, la unidad se vera absorbida en ella y en torno a ella 140 . No obstante, el esfuerzo misionero es inscrito en la tradicin remontndose hasta los Apstoles quienes nos recuerdan los padres citando a Agustn praedicaverunt verbum veritatis et genuerunt Ecclesias 141 , pero el conjunto de los Doce representa al nico pueblo de Dios. La relacin jerrquico-carismtica ser abordada pneumatolgicamente en el nmero 4. Nuestro nmero y el Decreto tiene como fundamento el nmero 17 del De ecclesia 142 el que surgi como respuesta a la peticin de darle fundamento teolgico a la misin. Su teologa pone de manifiesto el principio fontal de la misin apostlica, el envo del Hijo por el Padre 143 , esta misin apostlica es continuada por la Iglesia como algo esencial en su realidad histrica.
137 Aquel expreso mandato positivo de Jess en Mc 16, 16. 138 Cfr. Ad gentes, 1. 139 La referencia de Mt 5, 13-16 vinculado a la sacramentalidad de la Iglesia tambin en 1 y 36, en Lumen gentium, 9 y en Apostolicam actuositatem, 6 y 13. 140 Cfr. Acta Synodalia II, 3, 203-204 y 256-258. 141 SAN AGUSTN: Enarrat. In Psalmos 44, 23: PL 36, 508. 142 El nmero 17 de Lumen gentium est relacionado con el 13. Entre ambos ofrecen una presentacin teolgica de la Iglesia como nico instrumento universal de salvacin enviado a todos los hombres y mujeres. A travs de la misin se realiza cada vez ms plenamente la catolicidad de la Iglesia, cfr. Acta Synodalia III, 1, 200-201 y II, 2, 69-70 y 161. 143 Lumen gentium, 17. LA SACRAMENTALIDAD DE LA IGLESIA EN EL CONCILIO VATICANO II VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 391 En el nmero 5 del Decreto se profundiza en este aspecto de la sacramentalidad de la Iglesia vinculado a la apostolicidad de la misin 144 . El contexto atiende a los principios doctrinales de la actividad misionera de la Iglesia. Los nmeros 2 al 4 muestran su origen trinitario, el 5 la misin en general y el 6 se aborda ella en sentido estricto. En adelante se completa esta teologa situando las misiones en el engranaje de la historia humana como historia de salvacin con tensin escatolgica. La reelaboracin de la primera seccin del texto, de sus fundamentos teolgicos fue confiada a Congar 145 miembro del grupo de peritos para el De missionibus, despus de superar varias dificultades en la elaboracin de este apartado 146 , fue entregado un Esquema 147 . Este texto es la base del actual captulo I 148 y por tanto de nuestro nmero 5, an considerando importantes modificaciones de las que fue objeto. Tal vez la ms importante afecta directamente a nuestro tema por cuanto refiere a quin es el sujeto de la misin. Ya hemos observado que se concibe al entero pueblo de Dios como el encargado de la misin, no obstante el encargo inmediato de Cristo a los Doce; sin embargo, en virtud de la apreciacin del papa Pablo VI pareciera que la redaccin original de Congar no dejaba este punto del todo claro situando el origen de la misin en el pueblo de Dios y no en la apostolicidad de la Iglesia 149 . El tema de fondo es sin duda la necesidad de la misin y para abordarla es preciso remontarse a su origen. Los nmeros precedentes nos ayudan, del 2 al 4 el Decreto fundamenta la misin en la actividad econmica Dios Trino 150 . La teologa de las misiones divinas tan bien desarrollada por Agustn y la escolstica del siglo XIII relaciona, desde la Escritura, las misiones con las Procesiones intratrinitarias. Con la venida del Verbo
144 Despus, cuando hubo completado en s mismo el misterio de nuestra salvacin y de la restauracin de todas las cosas con su muerte y resurreccin, el Seor, habiendo recibido toda potestad en el cielo y en la tierra, antes de ascender al cielo, fund su Iglesia como sacramento de salvacin y envi a los Apstoles al mundo entero, como tambin l haba sido enviado por el Padre (...), Ad gentes, 5. 145 Fue ayudado por Seumois y Glazik. 146 Para la fase final de la historia de redaccin del Decreto Ad gentes consultar J. ANDERSON: Vatican II pneumatology of the Paschal Mystery. The historical-doctrinal genesis of Ad gentes I, 2-5, PUG, Roma 1988, 101ss. 147 El Esquema Congar puede ser consultado en E. BORDA: La apostolicidad de la misin de la Iglesia. Estudio histrico-teolgico del captulo doctrinal del decreto Ad gentes. Athenaeum Romanum, Roma 1990, 241-248. 148 Las modificaciones obedecieron a las observaciones hechas por J. Ratzinger, Lecuona y F. Legrand, cfr. E. BORDA: op. cit., 249-257. 149 El texto completo enviado por el papa se puede consultar en E. BORDA: op. cit., 83. 150 Ad gentes, 2. Eclesiologa trinitaria desarrollada ya en Lumen gentium, especialmente los nmeros 2 al 4. SANDRA ARENAS PREZ VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 392 y del Espritu, su misin visible, se produce algo decisivo en la historia de la humanidad que la transforma en historia de la salvacin 151 . En este plan la Iglesia coopera para lograr la comunin de los seres humanos entre s y con Dios, no solo a travs de las formas religiosas en las que encuentra una salida la bsqueda humana de l 152 , porque ellas pueden tener a veces otras formas y pueden entraar un valor de preparacin evanglica 153 . Por tanto la misin no es nicamente expansin de la Iglesia aunque no puede prescindir de ella, es tambin reunin de todo lo que existe como simiente, y en eso anticipa de alguna manera la escatologa y esto porque la misin del Hijo fue una encarnacin, una hominizacin. Esto a nivel teolgico atiende a la nocin de catolicidad y se expresa con mayor fuerza al final del nmero 3 diciendo que lo que obr el Seor para la salvacin de todos debe extenderse y surtir efectos en toda la humanidad y la historia 154 . Este es el objetivo de la misin de la Iglesia unida a la de Cristo y al Espritu. De ello habla el nmero 4. El Espritu es como el alma de la Iglesia no solo en un sentido institucional, la acompaa y acta en su accin apostlica y no solo en los ministerios instituidos, sino tambin en los carismas que sin oponerse a los primeros, conservan su originalidad; los impulsa a todos a la misin la cual no se funda en la indigencia de los destinatarios 155 . Todo el pueblo es sujeto de la misin 156 y aunque la misin tenga cierta naturaleza apostlica, la jerarqua no es la fuente de la que debe derivar toda la actividad misionera de la Iglesia 157 . La inclusin del texto de Ef 4, 16 para reforzar esta doctrina se debe a la sugerencia del Cardenal Bea 158 , toda la Iglesia es enviada, es esta su naturaleza ntima, su ontologa sobrenatural.
151 Adems la teologa y el magisterio nos dicen que estos hechos constitutivos de la historia de la salvacin, por los cuales Dios se comunica a su creatura estn en ntima relacin con las Procesiones por las cuales las Personas divinas se originan una de otra, cfr. DH 1300-1308 y antes en Lyon II en DH 850. 152 Ad gentes, 3. 153 En sintona con la tradicin patrstica y magisterial, cfr. SAN IRENEO: Adv. Haer., III 18,1: El Verbo ha estado siempre con el gnero humano y l revela al Padre a quien quiere y como l quiere, IV 6,7. Tambin JUAN XXIII en Mater et Magistra. Cfr. AAS 53 (1961), 444. 154 Ad gentes, 3. 155 La necesidad de la misin en Ad gentes no se funda en primer lugar en la situacin de los no cristianos y el consiguiente deber de anunciarles a Cristo; la razn ltima radica en el decreto de salvacin del Padre, y su modelo ltimo en la fidelidad con la que Cristo sirvi a esta voluntad. La Iglesia, continuadora de la misin de Cristo debe difundir y propagar este mensaje salvador, cfr. en particular el nmero 7. 156 Cfr. Ad gentes, 5. 157 Es claro sino tambin en virtud de la vida que Cristo infunde en sus miembros, cfr. Ad gentes, 5. 158 Cfr. Acta synodalia IV, 4, 398. LA SACRAMENTALIDAD DE LA IGLESIA EN EL CONCILIO VATICANO II VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 393 Conclusiones
El Concilio Vaticano II ha utilizado la categora de sacramento para la Iglesia en el sentido de un hecho visible puesto por Dios mediante el cual la voluntad salvfica divina universal es simultneamente manifestada y hecha presente en el contexto histrico de los hombres y mujeres. Si bien en Lumen gentium se encuentran las afirmaciones ms importantes que determinan esta comprensin sacramental de la Iglesia, esta eclesiologa se explicita, desarrolla y completa con los otros documentos. La comprensin se inscribe ciertamente en el uso que el pensamiento cristiano desde la Escritura (con la categora de mysterion) y de la ms temprana tradicin, ha dado a la palabra sacramento, queriendo expresar con l la unidad polar entre lo humano y lo divino, lo invisible y lo visible, que se realiza tanto en la historia del antiguo como en la del nuevo pueblo de Dios y especialmente en la Encarnacin del Verbo. Dentro de esta comprensin el Concilio aplica a la Iglesia la categora de sacramento distinguindola de los siete ritos desde el mismo Proemio Lumen gentium, al adjetivar su sacramentalidad como signo e instrumento de unidad. La significacin eficaz de la unidad se desprende del sello trinitario que marca su origen y finalidad como tambin sus estructuras visibles mientras peregrina. El signo de unidad que debe mostrar se convierte en el principal aporte que puede hacer a la sociedad humana. Aunque su unidad es sobrenatural y su misin de orden religioso, esto no la distancia del mundo. Ahora bien, su unidad sacramental es de carcter institucional el que se manifiesta sobre todo cuando sus formas histricas se han formalizado, o sea, cuando su predicacin y enseanza, su vida cultual y sacramental y su servicio a los pobres en la comunidad y en la sociedad adquieren una figura objetiva independiente relativamente de los distintos fieles, y resulta vinculante y representativa. Queremos decir que cuando la accin eclesial convierte en norma el contenido de la fe de la comunidad y cuando la actividad se realiza en sentido vicario y en nombre de toda la comunidad, ella trasciende a los individuos, anuncia el Evangelio, confiesa su fe, ora y celebra, sirve a los hombres y mujeres, da normas e instrucciones y de esta manera se convierte en signo eficaz de la gracia divina que se hace presente en sus estructuras y las trasciende. Lo misterioso e invisible de la Iglesia es lo que la constituye en sacramento visible, por su intrnseca realidad reconoce que ha sido constituida sacramento por la efusin del Espritu Santo y por ello se explicita que toda eclesiologa reclama una pneumatologa; toda operacin realizada en y por la Iglesia sacramento universal de salvacin exige de algn modo una epclesis invocando al Espritu. La Iglesia no es SANDRA ARENAS PREZ VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 394 nicamente la Iglesia del Verbo encarnado, su sacramentalidad depende igualmente de Pentecosts. Por esta simultnea dependencia ella es en Cristo el signo e instrumento de salvacin del universo entero. Existen en ella simultneamente lo eterno y lo transitorio, lo santo y lo pecaminoso, pero en sus instituciones y sacramentos est la presencia del principio divino que la anima, la presencia del Espritu. Este hecho la hace un sacramento santo de salvacin universal. El pueblo de Dios peregrino esclarece y eleva el sentido interior de nuestra existencia terrena y de nuestro trabajo temporal, en esa existencia terrena es donde como comunidad social avanza con toda la humanidad derramando la luz de Cristo al mundo que resplandece en su rostro, sobre todo cuando eleva la dignidad de la persona y le da consistencia a la sociedad humana contribuyendo a humanizar su historia. Situndose por sus principios de existencia por encima de las realidades que dividen a las personas, la Iglesia por s misma se convierte en un elemento de unin y de humanizacin valorando todo lo que apunta a la unidad en las estructuras temporales ofreciendo un principio muy superior, el de la caridad, del que ella est informada. El pueblo de Dios debe manifestar y realizar el misterio del amor de Dios al ser humano situando a Cristo como principio, centro y fin de la historia, como salvador y recapitulador de todas las cosas. Por esta y no por otra razn es que la misin de la Iglesia es de carcter religioso y por esta misma razn cristolgica no es lcito concluir que no le ataen de ninguna manera la universalidad de los hechos y los problemas por los cuales transcurre la historia humana. Manifestando y realizando la unidad con Dios en cuanto sus hijos e hijas y la unidad de toda la humanidad por medio de la promocin de esta, suscitando obras destinadas al servicio de todos cuando fuere necesario y fundamentalmente realizando la unidad de la humanidad entera por el carcter universal que le es intrnseco, Ella vive su sacramentalidad. Afirma adems el Concilio que el ser sacramental de la Iglesia es significado e instrumentalmente causado en aquello que celebra, como Cuerpo de Cristo. Ella da culto y es fuente de gracia y reclama el compromiso concreto en la vida de los que participan en el culto y en la vida de la comunidad eclesial. La naturaleza genuina del admirable sacramento de la Iglesia es expresada y manifestada de manera suma por los fieles a travs de la liturgia, especialmente de la eucarista, porque en ella se ejerce la obra de nuestra redencin. Una redencin universal de la que se desprende la misin universal de la comunidad eclesial, su extensin continua, que se convierte en un elemento determinante de su sacramentalidad. En efecto, la actividad misionera de la Iglesia en el Concilio, es la expresin, la efusin de su fuerza dinmica y de su vitalidad. Todo el pueblo de Dios, en razn de su pertenencia y de su LA SACRAMENTALIDAD DE LA IGLESIA EN EL CONCILIO VATICANO II VERITAS vol. IV, n 21 (2009) 395 orientacin sacramental a Cristo tiene un deber misionero de anunciar e instaurar el Reino de Dios en la tierra. La Iglesia catlica como sal y luz del mundo debe estar presente mediando sacramentalmente la salvacin universal, de esta manera vive su catolicidad, la misin le es esencial como una realidad histrica, como algo propio del tiempo mientras peregrina y que tiende a la consumacin final. En su condicin histrica es por su origen y por su naturaleza misionera con el deber de mediar eficazmente la comunin.
Sumario: 1. Algunas notas histricas de la categora sacramentum aplicada a la Iglesia; 2. Iglesia-sacramentum en Lumen gentium; 3. La Iglesia sacramentum-en-el- mundo en Gaudium et spes; 4. El admirable sacramento de la Iglesia en Sacrosanctum concilium; 5. La Iglesia misionera, sacramento de unidad y salvacin en Ad gentes; Conclusiones.